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Nº2
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Juan Antonio López Férez:
Eurípides: tragedia y educación

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


Sede Bogotá

Facultad de Ciencias Humanas

Agosto de 2003
Eurípides: tragedia y educación*

JUAN ANTONIO LÓPEZ fÉREZ

Lección inaugural de la Facultad de Ciencias Humanas


Universidad Nacional de Colombia
Primer semestre, 13 de febrero de 2003, Bogotá

1. Introducción. La tragedia griega.


Algunos detalles de la representación

Atenas conoció la tiranía de Pisístrato y sus hijos desde 561 hasta 510
a.c. Los tiranos atenienses favorecieron el culto del dios Dioniso. Concreta-
m e nte, Pisístrato hizo construir un templo al pie de la Acrópolis en honor de
Dioniso Eleuterio (Liberador); se trata de una divinidad llegada a Grecia
desde Lidia y Frigia (ambas en la actual Turquía), y que ya está registrada en
las tablillas micénicas (1.500-1.200 a. C.): dios de los campesinos y de las
mujeres ; en general, divinidad liberadora y transformadora de los hombres.
Durante el mandato de Pisístrato se organizaron las Grandes Dionisias,
fiestas a las que estuvieron ligadas las representaciones trágicas desde el co-

Deseo expresar mi agradecimiento al Decano Je la Facultad de Ciencias Humanas


de la Universidad Nacional de Colombia profesor Carlos Miguel Oniz y, de modo
especial, al profesor Jorge Rojas Otálora, Director del Departamento de Literatura,
por haberme invitado a pronunciar la Lección inaugural.
[Una primera versión de este trabajo fue "Tragedia y educación: el teatro de Eurípi-
des", en J. Barrull Pelegrí- J\L Botargues Palasí (ed), História de la mltura:producció cul-
t11ral I co1w1m social, Lérida, 2000, pp. 37-65.]
6 juC1n Antonio López Férez 7
Emipides: tragedia)' educación
mienzo. Caídos los tiranos (tal nombre tiene hoy connotaciones negativas:
cia, que va ligado a la piedad y la moderación; lugar conspicuo ocupa el
en griego clásico ~yrannos es sinónimo de "señor absoluto'', pero, en mu-
amor a la ciudad. Por su lado, Sófocles (497-405 a.C .) sitúa al héroe en el
chas ciudades griegas, los tiranos sirvieron para acabar con las monarquías y
centro ele la tragedia: lo individual, familiar y religioso están por encima del
con los excesos de la oligarquía), los demócratas atenienses continuaron
Estado; pero el héroe sofocleo es incapaz de ceder, ele aprender sufriendo:
protegiendo la tragedia. Todo ello suponía la exaltación de la gloria de Ate-
está solo; no tiene ni la esperanza del héroe ele Esquilo, ni la rebeldía del eu-
nas; el gusto por el fasto y la pompa; el amor por el espectáculo y las distrac-
ciones culturales. ripicleo.
Permítasenos recordar algunos detalles ele las representaciones trágicas
Posteriormente, las victorias griegas, atenienses en buena medida, sobre
antes de entrar de lleno en Eurípicles. El Estado ateniense se encargaba ele
los persas (Maratón, 490 a.C.; Salamina y Platea, 480-479 a.C.) y la constitu-
los gastos ele representación; un alto tribunal seleccionaba cada año a los
ción del imperio marítimo ateniense contribuyeron de modo singular al es-
tres trágicos que habían ele presentar sus obras ante el público. Una institu-
plendor económico de la ciudad ele la Acrópolis, lo que permitió , bajo el
ción de gran importancia era la coregia, desde el 502/1 a.C., en número de
mando ele Pericles, obras como el Partenón y, asimismo, ayuda para asistir
tres anuales. El corego se encargaba ele costear el coro, el maestro de coro
gratis a los espectáculos teatrales: el theorikón.
(chorodidáskalos) su alimentación. ropas y salario y, además, los gastos del
Según los datos de los que disponemos, Tespis, en Ja 61 Olimpiada
flautista. Si alguien, elegido corego, (obligación que suponía un gran dis-
(536/5-533/2 a.C.) , bajo la tiranía de Pisístrato, presentó por primera vez en
pendio económico) no estaba de acuerdo, tenía que buscar a otro y demos-
Atenas una tragedia durante las Grandes Dionisias, que se celebraban del 11
trar que éste era más rico que él: era el procedimiento llamado la antídosis.
al 13 del mes Elafebolión (aproximadamente marzo-abril), al comienzo ele Ja
Normalmente, ninguno protestaba. El corego era intocable durante el año
primavera.
de su cargo: el que obtenía el premio podía erigir un trípode u otro monu-
Muy poco es lo que sabemos ele Jos tragediógrafos desde ese momento
mento público. Así, conservamos en Atenas la linterna ele Lisícrates, del 334
hasta la primera tragedia que se ha conservado: Jos Persas ele Esquilo. Recor-
demos que sólo nos han siclo transmitidas siete tragedias ele Esquilo (de no- a.c.
Los autores trágicos se dirigían al arconte epónimo o al arconte rey, con
venta escritas), siete ele Sófocles (de ciento treinta) y diecisiete, más un dra-
mucha anticipación, para que les concediera corego y coro. Se está de acuer-
ma satírico, de Eurípicles (ele noventa y dos). No obstante, siendo treinta y
do hoy en que se procuraba que tal concesión fuera rotativa entre los solici-
una las tragedias que hoy podemos leer, nos muestran mucho de la diversi-
tantes. Para ciar los premios trágicos (primero, segundo y tercero) una vez
dad y evolución ele tal género literario.
realizadas las representaciones, se elegían por sorteo cinco ciudadanos ele
La primera tragedia griega que nos ha llegado es, pues, los Persas (472
las diez tribus atenienses. Es sabido, por lo demás, que cada tragediógrafo
a.C.) de Esquilo; la última, Edipo en Colono de Sófocles (representada el
presentaba una tetralogía: tres tragedias y un drama satírico. Los espectado-
año 401 a. C.) . Con ésta, puede afirmarse que llegamos al final ele la tragedia,
res se reunían al alba, pues en cada uno ele los tres días antes indicados (11,
aunque, a decir verdad, en el siglo IV se escribieron algunas obras trágicas,
12 y 13 Elafebolión), las representaciones duraban toda la jornada. Recordé-
entre las que sobresale Reso, obra espuria atribuida por algunos a Eurípides.
moslo: tres tragedias más un drama satírico y, además, una comedia. Así
Tras la victoria ele Salamina (480 a.C.), surgió en Atenas una nueva de-
ocurrió, al menos, durante Ja guerra del Peloponeso por problemas econó-
mocracia al frente de la cual hubo hombres ele altos ideales, conocedores ele
micos; es decir, cinco obras, lo que viene a ser un total de unos seis mil ver-
las enseñanzas virtuosas ele Solón, que había dirigido Atenas en el siglo VI
hasta la llegada de Pisístrato . sos cada día.
Al teatro iban atenienses de tocias las clases sociales. Pericles instituyó el
La democracia ateniense evolucionó rápidamente durante el siglo V a.c.
theorikón, impuesto especial para que las clases desfavorecidas tuvieran
Si nos atenemos a los datos suministrados por las tragedias conservadas, po-
asegurada la entrada, que costaba normalmente dos óbolos, es decir, la ter-
dríamos hacer un análisis ele urgencia ele los dos primeros trágicos ele los
cera parte ele una dracma (cantidad respetable que no podía permitirse un
que nos han llegado algunas obras. En Esquilo (525-456 a.C.) tenemos la
ateniense de escasos recll:rsos económicos). Hay algunos aspectos discuti-
tragedia religiosa: el poeta (precisamente, lo es también y, ele modo insigne,
dos. Por ejemplo, aunque es sabido que muchas mujeres no iban al teatro,
el autor trágico) es el maestro por excelencia; sobresale el tema ele la justi-
las fuentes no permiten afirmar que las mujeres no podían asistir a las repre-
8 juan Antonio López Férez Et11ipides: tragedia y ed/fcación 9

sentaciones teatrales. Sí se sabe que acudían algunos pedagogos cumplien- Con las debidas reservas, recordemos que, según la tradición, tuvo por
do su misión: acompañar a los niños. maestros a Anaxágoras, Pródico y Protágoras, tres sabios venidos a Atenas
La capacidad del gran teatro de Atenas era considerable. El teatro de Li- desde países extranjeros. El primero sostuvo que los astros eran ele la misma
curgo (del siglo IV a.C.) podía recibir entre catorce y diecisiete mil especta- naturaleza que la Tierra, y que el Sol es sólo una masa ele roca incandescen-
dores. te; el segundo se ocupó ele cuestiones de sinonimia y del origen de la reli-
Antes de comenzar las representaciones trágicas, se hacía una purifica- gión; el tercero negaba la existencia ele valores absolutos, postulando que el
ción mediante la ofrenda de la sangre de un cerdito inmolado a tal efecto. Se hombre es la medida ele tocias las cosas: en un libro titulado Acerca de los
llevaban a la orquestra (lugar donde evolucionaba el coro) los tributos de las dioses, perdido para nosotros, afirmaba que no podía saber si los dioses
ciudades aliadas y desfilaban los huérfanos de padres muertos por la patria; existen o no, ni cuáles son su forma y naturaleza. Aparte de esos tres talen-
asimismo, se distribuían coronas de oro a los ciudadanos que habían rendi- tos, Eurípicles fue amigo de Sócrates, ele quien se cuenta que sólo asistía a
do servicios especiales a la patria. las representaciones teatrales cuando se escenificaban obras de nuestro trá-
Si la obra gustaba, sonaban los aplausos, y sabemos que, a veces, se ha- gico. A mediados d el siglo V a.c. llegaron a Atenas los sofistas, maestros de
cían algunas repeticiones a petición del público. Pero si desagradaba, los es- retórica que tantas ideas nuevas aportaron, sometiendo a examen y duela
pectadores pateaban, silbaban, chasqueaban la lengua e, incluso, en algún muchas creencias, ideas y comportamientos tenidos por normales hasta
caso, tiraban piedras a los malos actores. aquellos momentos. En Eurípicles se reflejan muchas ele esas inquietudes.
La tragedia ha estado, desde sus orígenes, vinculada a la religión. Se re- Un acontecimiento de extraordinaria importancia halla diversos ecos en
presentaban las obras en las Dionisias urbanas, o Grandes Dionisias (ta me- los dramas euripicleos: la terrible guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), que
gála Dionysia) e, incluso, en las Leneas, o Dionisias campestres (ta Diony- asoló Grecia entera y supuso la caída del imperio ateniense. La convulsión
sia astiká). social, económica, intelectual y moral es enorme. Problemas como la acu-
La representación misma era precedida de procesiones y sacrificios. En mulación de poder, la violencia, la desmesura con los vencidos, la reduc-
la gran procesión de las Grandes Dionisias iban el arconte epónimo (o sea, ción a la esclavitud , y tantos otros aspectos de la confrontación bélica están
aquel cuyo nombre servía para designar el año), los primeros magistrados, presentes, aquí y allá, en muchas obras euripideas. Efectivamente, nuestro
los sacerdotes, mil caballeros, las canéforas (jóvenes que portaban ofrendas autor, siempre audaz y polémico, supo recoger, con alta sensibilidad poéti-
en unas cestitas), los coreutas (miembros del coro: doce, en Esquilo; quin- ca, muchas de las preocupaciones del hombre medio ateniense . A veces da
ce, desde Sófocles), los toros destinados al sacrificio ritual, etc. pasos más atrevidos: pone en escena asuntos inesperados, o hace hablar a
La procesión se dirigía al templo ele Dioniso a buscar la estatua del dios. sus personajes sobre asuntos sorprendentes. En tocio caso, supo captar la
Por la noche, a la luz de las antorchas, la estatua era llevada al teatro. El día si- atención de los espectadores . No se atuvo a los patrones oficiales del estado
guiente estaba consagrado a la representación ele ditirambos (poemas corales ateniense ; en cambio, destacó siempre por sus atrevimientos escénicos. Si
en que se invocaba a Dioniso); los tres siguientes, a las cinco obras a que ya tenemos en cuenta que presentó sus tragedias al concurso anual en veinti-
nos hemos referido (tres tragedias, un drama satírico, y, en ocasiones, una co- dós ocasiones (ochenta y ocho títulos, o noventa y dos, según otro recuen-
media) . to), nos sorprende que sólo obtuviera el primer premio cuatro veces; en la
última ele ellas, ya había muerto. En cambio, Eurípicles prevaleció sobre to-
dos los demás trágicos después de morir. La comedia nueva (Menanclro), la
2. El teatro de Eurípides oratoria del siglo IV en adelante, la historiografía, la novela y otros géneros
literarios le deben muchísimo. Triunfó, luego, en Roma. Desde el Renaci-
Eurípides (484-406 a.C.) fue el tercer gran trágico ateniense del siglo V
miento fue el trágico griego más leído e imitado en las literaturas modernas
a.c. Coetáneo ele Sófocles - sólo doce años mayor que nuestro autor- , se
europeas .
sintió siempre atraído par las innovaciones literarias y culturales, muy nu-
Nos fijaremos en unos cuantos puntos para entender mejor a nuestro
merosas en la Atenas ele la segunda mitad del siglo que le tocó vivir. Eurípi-
autor y su producción poética.
des se relacionó con los círculos intelectuales más inquietos del momento.
10 juan Antonio López Férez Euripides: tragedia y educación 11

2.1. Los dioses (nómói gar tous theous nomízomen) y vivimos, una vez que hemos definido
2.1.1. Zeus lo justo y lo injusto".

Nuestro trágico se manifiesta con frecuencia contra Jos dioses antropo- 2.1.2. Apolo
mórficos . En todo caso, expresa su rechazo, de modo irónico en ocasiones, Era bien conocido por el mito que, tras Ja muerte de Agamenón - jefe
frente a lo que venían diciendo los poetas desde Homero . militar de los griegos durante la guerra de Troya- a manos ele su esposa Cli-
Zeus se nos muestra en Eurípicles como el que todo lo domina, señor de temnestra, fue el propio dios Apolo el que dio órdenes a Orestes (hijo ele
los dioses, ante el cual se someten Apolo (Or. 1634) , Dioniso (Ba.1349), etc. Agamenón y Clitemnestra) para que matara a su madre, y vengara así la san-
En este tratamiento podemos ver la influencia ele la literatura poética ante- gre del padre. En Eurípides leemos críticas contra esa tradición. Tal, enElec-
rior. Ahora bien, indudablemente sorprendería a los espectadores oír que
tra 971-981:
Zeus era "esclavo" (doülos) de Afrodita (Tr. 949) , y que, siendo todopodero-
Orestes: iüh Febo! iGran insensatez dijiste en oráculo!
so (pankrates), no tiene fuerzas para rechazar a Eros, sino que cede y se in- Electra: Si Apolo es torpe, ¿quiénes son los sabios'
clina de grado (.Fr. 431). Orestes: lAcaso me lo dijo un alástor asemejándose a un dios?
Un elemento muy innovador de nuestro trágico es poner en escena el Electra: ¿sentado en el sagrado trípode? No lo creo yo.
Orestes: Tampoco me convencería yo de que esto esté bien profetizado.
Zeus de Jos filósofos: un elemento natural, un ser inexplicable. De una obra
sin identificar (Fr. 941.3) leemos : "lVes ese éter infinito que está en lo alto y No sólo los mortales critican a Apolo. Una divinidad, Cástor, le dice a
abraza, en torno, a la Tierra con húmedos brazos? A ése considéralo Zeus, a Orestes (El. 1245): "Y Febo, Febo - mas soberano mío es; cállome- , aun
ése tenlo por dios" . siendo sabio, no te profetizó cosas sabias (sophós d ' on ou kéchrese soi sop-
Hécuba, la anciana ex-reina de Troya, ahora esclava, afirma (Tr. 885): há)" . Y, algo más abajo, hace referencia a las "torpes" (ásophoi) órdenes de
"Oh, soporte de la Tierra y que sobre la Tierra tienes asiento, cualquiera que la lengua de Febo (El. 1302).
tú seas, muy inescrutable (dystópastos) de entender, Zeus, ya necesidad de Pero las cosas cambian cuando todo sale bien . Al final ele Orestes, en un
la naturaleza, ya razón de los hombres (eíte anánke physe6s eíte noüs tono más bien irónico, se manifiesta el protagonista (Or. 1666): "iOh adivi-
brotón), a ti te dirigía mis súplicas ...". no Loxias! iQué oráculos Jos tuyos! No eras, pues, falso adivino, sino verda-
Para comprender bien estas palabras, recordemos algunos postulados fi- dero".
losóficos entonces de moda. El éter (aither), el aire, es uno de Jos cuatro ele- En Ión, Apolo sale malparado. Este dios había violado años antes a Creú-
mentos de la naturaleza : Empédocles, Anaxágoras y Diógenes de Apolonia, sa, hija de Erecteo, rey ele Atenas . El poeta saca a relucir la violación en varios
entre otros, se ocuparon de la cuestión. Por su lado, la necesidad (anánke) pasajes. Así, en lo. 437 ss.: "Wniéndose a la fuerza (bíai) con doncellas las
preocupó a varios presocráticos; además, el noüs, "inteligencia", era consi- traiciona ... ?" . En lo. 893 leemos que Creúsa gritaba "imadre!", cuando Apolo
derado por Anaxágoras centro ,de todo el acontecer físico y psíquico. Aparte la conducía con desvergüenza dominado por Cipris . Al dios se Je llama "co-
de lo anterior, el ápeiron ("lo infinito") era un principio natural de Anaxi- barde" (kakós) en varias ocasiones: 370, 912, 952, etc. El gran dios ele Del-
mandro. fos, el ele oráculos infalibles y sabios, recibe tantos improperios en Ión que,
Ahora bien, no sólo encontramos lucubraciones filosóficas. Otras veces, la al final de la obra, tiene que aparecer Atenea como dea ex machina (dios, o
incertidumbre religiosa apunta a lo más alto. Así, se tienen dudas de que el figura asimilada, sujeto desde una grúa, machina, que aparece al final de va-
dios supremo sea piadoso, sagrado (hósios) (Heracl. 718 y ss.) . Si el padre de rias piezas euripicleas), pues Apolo no se atreve a aparecer ante el público,
los dioses no tenía un carácter "sagrado" se venían abajo los pilares de la en su propio templo, para evitar reproches a causa de hechos pasados.
creencia popular.
2.1.3. Dioniso
Por lo demás, el debate entre naturaleza (physis) y ley (nómos), tan im-
portante en los círculos avanzados atenienses de la segunda mitad del siglo En los dramas euripideos, no siempre hallamos críticas de los dioses, mi-
V, halla reflejos varios en un pasaje como el siguiente, donde habla la ancia- tos y ritos habituales. Es más, Atenea y Dioniso son tratados siempre con res-
na Hécuba (Hec. 799 y ss .): "en virtud de Ja ley respetamos a los dioses peto. Veamos algunos detalles respecto a este último dios.
12 juan Antonio López Férez Eu tipides: tragedia)' educación 13

Las Bacantes (escrita en el 409 y representada en el 406 a.c., muerto ya lino (Ba . 821), propio de mujer, una diadema asiática, más el tirso y lamo-
el tragediógrafo) es una pieza clave para conocer el culto en honor de Dioni- teada piel ele coao. Aparentemente, el dios le dice eso para que las bacantes
so. La obra obtuvo el primer premio, junto con Ifigenia en Áulide y otra tra- no lo maten si descubren un varón en sus ritos (Ba . 823), pero, en realiclacl,
gedia hoy perdida para nosotros . es para que sirva de escarmiento y risa a los tebanos (Ba . 854), cuando vaya
El culto a Dioniso, procedente de Lidia y Frigia, llegó a Grecia segura- por la ciudad con aspecto de mujer (gynaíkómorphon, Ba. 855) . Penteo, rá-
mente en el 11 milenio, tanto por vía peninsular - entrando por Tracia- , pidamente, ve a Dioniso como un toro con cuernos (Ba. 920 ss.), una de las
como a través de las islas . En Atenas, se hallaba bajo control y protección del formas animales en que el dios solía encarnarse. Tal divinidad se mostraba
Estado desde los Pisistráticlas. No obstante, Eurípicles debió quedar muy im- también como cabra salvaje, coao y león (Ba . 1017-1019). Penteo le pre-
presionado con los rituales dionisiacos tal como eran practicados en Mace- gunta a Dioniso si con tal atuendo se parece a su madre; adquiere modales
donia, donde, sin eluda, acabó de escribir las Bacantes. ele mujer: se le sale un rizo del pelo y le pide a Dioniso que se lo arregle,
De los rituales dionisiacos recogidos por nuestro poeta nos detendre- pues está a sus órdenes (soi gar anakeímetha de, Ba. 934).
mos brevemente en algunos puntos bien conocidos por los especialistas . Se ha explicado este pasaje diciendo que Penteo es aquí la víctima: él,
• La oreíbasía, "marcha por la montaña" (Ba. 116 ss.), danza ritual ele las que tanto se había opuesto al culto de Dioniso, hasta el punto de encerrarlo
bacantes, consistente en una serie ele movimientos corporales, por en me- en una prisión; él, que había encadenado a las bacantes que, al poco tiempo,
dio ele las montañas, que producían en quienes la practicaban una sensa- se soltaron por sí mismas; él, que había señalado los modales poco varoniles
ción satisfactoria. Se han establecido comparaciones con las efectuadas por ele la divinidad; ahora, él, sí, debe llevar el mismo ropaje que el sacerdote
los derviches musulmanes . (Dioniso), porque el atuendo sagrado supone un lazo de unión entre la per-
sona humana y lo sobrenatural. Se comprendería, ele tal modo, el rápido
• El sparagmós, "despedazamiento" ele una víctima animal a manos ele
cambio de personalidad (físico y psíquico) experimentado por Penteo y, asi-
las bacantes. Así, Ba. 735 alude a vacas tebanas descuartizadas por las segui-
mismo, su disponibilidad para aceptar las condiciones impuestas por el
doras ele! dios, pero en Ba . 1125 ss., el mensajero habla del despedazamien-
dios.
to de Penteo (rey de Tebas y primo hermano ele Dioniso, que se había
opuesto radicalmente al culto dionisiaco) por obra ele su propia madre Ága- 2.1.4. Eros
ve, que le arranca el brazo izquierdo; luego, las demás bacantes le descuaja-
Es una divinidad muy importante en Eurípides. Por otro lacio, la relación
ron un pie y el otro brazo, hasta que le dejaron a la vista las costillas: se pasa-
de Eros con Afrodita la tenemos bien establecida ya en Homero (JI. 14. 294) .
ban la carne de Penteo como si fuera una pelota; el desdichado gritaba
Nos fijaremos sólo en algunas innovaciones propias de nuestro trágico. Eros
mientras tanto. Es una escena horripilante, lenta, morosa, con tocio lujo de
es presentado como el dios más fuerte de todos y el más importante para los
detalles. Unos versos después, Ágave (Ba. 1215, 1278) cree llevar en sus ma-
hombres (Fr . 269); no t:¡abaja (es argón) y se da en gentes ricas e inactivas,
nos la cabeza ele un león: en verclacl, es la de su propio hijo.
no en quienes tienen que buscarse medios de vida (Fr. 322) . Tocio hombre
• La omophagía, "acción de comer carne cruda'', aparece mencion ada es sabio para el amor, aunque sea torpe para lo demás (Fr. 162). Aparece do-
ele pasada en Ba. 135 ss. cuando se hace referencia a que Dioniso recorre los tado ele alas y es de múltiples reflejos (Hipp. 1274) . Es un tirano sobre dio-
montes frigios y lidios buscando la sangre del cabrito inmolado, "delicia de ses y hombres (Fr. 136); es como una enfermedad (nósos) (Fr. 339.4;
carne eruela". También en el Fr. 472 .12 se habla ele haber celebrado "los fes- Hipp .764); lanza sus flechas (Tr. 255), que son inevitables (Med. 530); rotu-
tines omofágicos" (omophágous daítas) . En este caso se trata ele una fiesta ra el alma (Hípp . 505, donde leemos hypeírgasmai, "estoy roturado, arado",
en honor de Zagreo, es decir, Dioniso. Los estudiosos están de acuerdo en metáfora tomada del mundo agrícola, referida, de modo elocuente, a los in-
que, en la omofagia, el dios, en cierto modo, está presente en el animal des- cesantes ataques del amor).
pedazado y comido crudo, pasando así a formar parte integrante de la co-
munidad de los creyentes. 2.2. La educación
•El travestimiento ritual. Dioniso, con astutas palabras, convence a Pen- Es relevante el interés ele Eurípides por la educación, aspecto en que
teo de que vaya_a ver a las bacantes, pero le pide que se ponga un peplo ele descuella con mucho entre los demás trágicos. Nos hemos ocupado de este
14 Juan Antonio López Férez EmipMes: tragedia y educación 15

asunto en varios trabajos. En esta ocasión indicaré algunos detalles referen- contemporáneo de Eurípicles: "Pienso que lo primero entre los hombres es
tes a tréph6 , "alimentar", "criar", "educar"; dídásk6 , "enseñar" y paídeú6, la educación (paídeusís) ... Cuando uno siembra en un cuerpo joven la ver-
"educar", junto con sus familias léxicas respectivas . dadera educación, esa vive y florece a lo largo de toda la vida, y no la destru-
• Dentro de los distintos usos de tréph6 hallamos muchas innovaciones yen ni la lluvia ni la sequía" . (87 B 60 D-K.) .
en nuestro autor. Tenemos una teoría general sobre la educación en pasajes Se remonta, pues, al siglo V a.c., la comparación entre educación y agri-
como los que vamos a ver. En Suplicantes 911-917, Adrasto, al final de su cultura (siembra-eosecha; educación transmitida-vicia ele adulto) , que será
discurso fúnebre, hace el elogio de los que han muerto ante Tebas. El ora- expuesta luego por Plutarco en el siglo 11 d.C. de forma precisa y elocuente
dor ensalza a los que dieron su vida, rememorando sus deberes hacia la ciu- (Moralía 2 b. Sobre la educación de los niños 4: "La naturaleza se parece a
dad, la educación recibida y el modo de actuar. Sostiene lo siguiente: la tierra; el educador, al agricultor; y los consejos verbales y preceptos, a la

Pues el ser educado (to gar traphénat) como es debido provoca pun-
semilla").
donor. Cualquier varón que haya ejercitado actos de valor siente ver- La idea predominante en el texto de Hécuba que acabamos de examinar
güenza de ser cobarde. La valentía es enseñable (he d' euandría /di- es que, aunque un terreno malo pueda dar buena cosecha, es decir, es posi-
daktón), pues también un niño aprende a decir y escuchar cosas que
ble el cambio, no sucede lo mismo en la naturaleza humana. En este punto
no sabe. Y lo que uno aprende, eso suele conservarse hasta la vejez.
Por tanto, educad bien a vuestros hijos (pafdas eú paídeúete). concreto podría pensarse que Eurípides sigue las ideas aristocráticas que
postulan que nada cambia, que todo es según el nacimiento y origen fami-
Estamos lejos de lo que afirmaba Sócrates, al decir de Platón: la virtud no
liar, tal como lo expone Píndaro de forma singular. Pero una lectura deteni-
se puede enseñar. En Eurípides, en cambio, la euandría, calidad de hombre
da del pasaje euripideo nos inclina a ver los beneficiosos efectos de la educa-
de bien y, por tanto, la valentía cuando se habla de un guerrero, es un logro
ción.
de la educación, y no una consecuencia del nacimiento, de la familia de don-
•Tenemos tres ejemplos en que el verbo tréph6 aparece referido a la in-
de uno procede.
fancia y educación de Aquiles. El. 448-451: "Donde un padre centauro edu-
Veamos lo que afirma Hécuba, protagonista de la tragedia homónima
caba (tréphen) como luz para la Hélade el retoño de Tetis marina, pie que
(Hec . 592-602):
rápido corre en bien de los Atridas"; L4 708-711: insiste en que Quirón, un
¿No es extraño que una tierra mala, si consigue un tiempo propicio
sabio (sophós) educó (éthrepsen) a Aquiles para que no aprendiera (mé
enviado por la divinidad, produzca buena espiga, y una buena, cuan-
do carece de lo que es menester que obtenga, dé mala cosecha, y, en máthoi) las costumbres de los hombres malvados; y, finalmente, L4
cambio, entre los hombres, permanentemente, el malvado no sea 926-931, donde el propio héroe afirma:
otra cosa sino malo, y el bueno, bueno, y que no tenga corrompida su
naturaleza por causa de la adversidad, sino que sea siempre honesto? Y yo, educado (trapheís) en casa de Quirón, varón muy piadoso,
lAcaso difieren los padres o las enseñanzas? (ar ' boí tekóntes díaphé- aprendí (ématbon) a tener un proceder franco. Y a los Atridas, si
rousin e trophai). Haber sido educado adecuadamente (to tbrepb- mandan justamente, les obedeceré, mas, cuando den órdenes sin ra-
zón, no les obedeceré. Que, aquí y en Troya, mostrando una natura-
thénai kalós) supone, en cierto modo, la enseñanza de lo bueno. Si
leza libre, en lo que a mí toca, daré gloria a Ares con mi lanza.
uno aprende eso, conoce lo deshonroso por haberlo aprendido con
la norma del bien.
La relación entre "educar" (trépheín) y "aprender" (mantháneín) resul-
En este pasaje, Hécuba, recién informada por el heraldo Taltibio de la ta manifiesta. De una lectura atenta de esos textos pueden extraerse algunas
muerte de su hija Políxena, reacciona de forma imprevista, extendiéndose conclusiones. Ante todo, el hecho de confiar la educación de los hijos a al-
en consideraciones de tipo racionalista acerca de la naturaleza humana y los guien ajeno a la familia, realidad en que, a primera vista, podría verse una re-
efectos de la educación. Aparecen aquí temas favoritos de nuestro trágico: la ferencia a los sofistas y al modo en que ciertas familias les encomendaban la
inconstancia de la naturaleza humana y la comparación entre la tierra de cul- formación de sus vástagos varones . Ahora bien, L4 muestra a las claras las
tivo y la naturaleza del hombre. Pero destaca mucho más, por lo que a noso- profundas divergencias de esos pasajes euripideos con los métodos habitua-
tros nos interesa, la imagen del crecimiento esperado de una semilla, ele- les practicados por algunos sofistas. Si éstos tratan de exaltar al individuo
mento ql!e encontramos también en Antifonte el Sofista, poco más o menos por encima de la masa, desarrollando al máximo los talentos personales de
sus discípulos, en Ifigenía en Áulíde todos los personajes, y especialmente
1'

16 ]11a11 A11to11io López Férez 17


Eudpides: tragedia)' educación

la protagonista, actúan con la mirada puesta en el bien común, de acuerdo el destino (Med. 1203), la inteligencia (noús) (Tr. 652-653), Jos ojos (He!.
con la ética tradicional propia de la ciudad griega. 580), un amigo (Fr. 609) , las mujeres (Andr. 943-946, donde Hermíone afir-
En JA se habla mucho ele educación . El verbo trépbo y sus derivados apa- ma ante Orestes: "las mujeres son maestras ele males").
recen once veces, por lo menos . Aquiles es visto como el producto más ela- Detengámonos un momento en este último contexto, para adoptar una 1 111

borado de la educación recibida. Pero Eurípides destaca, ante tocio, las ven- postura prudente ante Ja acusación de misoginia que algunos han lanzado
tajas morales ele la buena educación . Como era conocido por la tradición li- contra nuestro autor. Hermíone, hija ele Menelao y Helena, casada con
teraria, Aquiles había siclo educado por Quirón, el buen centauro al que se Neoptólemo (hijo ele Aquiles), no tiene hijos en su matrimonio. En cambio,
atribuían una serie de preceptos (Cbeíronos bypotbekai) que habían consti- Andrómaca, la esposa de Héctor, ahora esclava de guerra , es madre ele un
tuido una ele las bases firmes ele Ja educación tradicional ateniense. (Sabe- niño ele corta edad, producto ele su unión forzosa con Neoptólemo. Her-
mos por algunas fuentes que Peleo, abandonado por Tetis, había confiado a míone, que no tiene mucha estabilidad psíquica por Jo que se deduce de Ja l 11
Quirón Ja educación ele Aquiles). obra, había recibido varias visitas de mujeres malvadas que le insistieron en
El Aquiles ele JA sobresale por sus virtudes morales: amor a Ja verdad (JA que no consintiera que su marido la compartiera con la esclava en el propio
1005-1007) , odio a Ja mentira y Ja hipocresía (JA 936-93 7) , sencillez en el palacio.
comportamiento (JA 927) . La virtud más apreciada es el dominio ele sí mis- La hija de Menelao se extiende en toda una serie ele consideraciones
mo, especialmente, en la pasión amorosa (JA 543-547; 566-570). Términos para que los maridos sensatos no permitan que otras mujeres visiten a la es-
como sopbrosyne, "moderación", sopbía, "sabiduría", arete, "virtud", aidos, posa que se queda sola en casa, porque ele entre ellas, una destruye un ma-
1 11
"vergüenza", y el verbo aideístbai "sentir vergüenza", se repiten varias veces trimonio, otra desea que, a Ja que nada malo ha hecho, le suceda lo mismo
en esta tragedia. Como puede deducirse, es un cuadro muy distinto ele la que a ella le ha ocurrido, otras, en su libertinaje, buscan la perdición. Her-
ambición personal, del individualismo en grado sumo, ele la teoría extrema míone pide que los esposos pongan cerrojos y trancas en las casas, porque
que postula el predominio del más fuerte sobre el débil, ideas y comporta- nada sano producen las visitas ele mujeres que vienen de fuera, sino muchas
mientos, tocios ellos, a los que podían conducir las recomendaciones y pos- desgracias (Andr. 920-953) . En este contexto más amplio hay que entender
tulados ele ciertos sofistas. las reflexiones de Hermíone sobre las mujeres, en general. Extrapolar el
Aquiles se sabe dotado de un ánimo altivo (JA 919) : Ja arrogancia es uno contenido y hacerlo opinión personal del poeta, acusándolo de misoginia,
de los pocos rasgos del héroe homérico homónimo que pueden encontrar- es excesivo a todas luces.
se en el de nuestro poeta. Pero en Eurípicles, si el famoso héroe está dis- Si contestamos a la pregunta ele a quién se enseña algo, Eurípides aporta
puesto a demostrar su naturaleza, tanto en Áulicle - donde está concentra- una clara innovación literaria. He aquí lo que profiere el irritado Hipólito,
da Ja escuadra antes ele zarpar hacia el territorio troyano- , como en Troya, refiriéndose a las mujeres (flipp . 664-668):
elogia, ante tocio, Ja razón y la cordura (JA 922-925).
iOjalá os muráis! Jamás me saciaré de odiar (misan) a las mujeres; ni
• Eurípicles hace uso frecuente de otros términos relacionados con Ja siquiera aunque alguien afirme que repito lo mismo sin cesar, pues,
en verdad , también e llas son malvadas (kakaz) sin cesar. iO que al-
educación: didásko (25 veces), didáskalos (7), paideúo (9), paideía (2),
guien les enseñe a ser castas (sóphroneín dida.xát6) o consiéntaseme
etc .
injuriarlas sin parar!
Si nos fijamos en los sujetos que enseñan, los encontramos más y más va-
riados en Eurípides que en sus predecesores literarios. Limitándonos a las Las últimas frases son terribles, es cierto, pero aparecen en boca ele Hi-
innovaciones (aspectos no tratados antes ele él) vemos que pueden transmi- pólito, hijo ele Teseo rey ele Atenas. Es un joven casto consagrado a Ártemis,
tir alguna enseñanza Jos siguientes sujetos: el trato (la relación con los de- diosa soltera y casta. El héroe no quiere obedecer los dictados ele Afrodita,

más: Andr. 683-684), Eros ("El amor enseña al poeta, aunque careciera ele diosa del amor, Jo que, en fin de cuentas, provocará su ruina. Se trata, en
inspiración hasta entonces'', Fr. 663.2; "Tengo por maestro ele audacia y osa- suma, del llamado mito de Putifar, según Ja literatura comparada: Ja mujer

día al ele más recursos en las dificultades, Eros, el dios más ineluctable ele to- casada que se enamora perdidamente ele un joven soltero. Pero en Eurípi-

dos", Fr. 430.1 , texto que procede ele la tragedia perdida Hipólito velado), cles estamos ante una circunstancia especial: Fedra, segunda esposa de Te-
seo, se enamora ele su hijastro Hipólito (nacido de Ja unión de Teseo con la
18 juan Antonio López Férez Eurípides: tragedia y educación 19

Amazona) . La nodriza de Fedra hace de celestina, habla con Hipólito y, bajo en escena asuntos de extremo interés en la Atenas del momento: uno de
juramento, Je informa de la pasión amorosa de su madrastra hacia él. El jo- ellos, sin eluda, es tocio lo referente a la educación.
ven héroe, en ese preciso momento, profiere espantosos insultos contra la
2.3. Educación y vocabulario
nodriza. En contexto tan especial hay que situar las palabras de Hipólito. No
hay que hablar, tampoco aquí, de misoginia en las obras de nuestro trágico. La tragedia, a diferencia de la comedia política ele un Aristófanes, no per-
Pasamos ahora a otro texto de otra tragedia. En Andrómaca, Peleo (pa- mite que el autor, por boca del corifeo (portavoz del Coro), por ejemplo, ha-
dre de Aquiles y, por tanto, abuelo de Neoptólemo, antes citado) pone en ble en primera persona y diga ante los espectadores cosas como éstas: "eso
duda el sistema educativo espartano en Jo referente a las mujeres. Peleo in- os enseño yo que tanto os aprecio"; "soy un poeta inteligente y debéis oírme
crepa a Menelao: le llama cobarde (kakós), lo peor que se le podía decir a y hacerme caso"; "me enfrenté con tal político, en tal momento, y aunque
un héroe homérico; es más, le llama "cobardísimo e hijo de cobardes" (ká- quiso hundirme no lo consiguió"; "denuncio ante vosotros esto y lo otro";
kiste kak kakón) (Obsérvense las seis kappas(k), fonema gutural sordo: la "os están engañando, en esto y en esto, políticos sin escrúpulos". Efectiva-
repetición fónica es muy usada por nuestro autor en pasajes muy escogi- mente, el autor trágico está bastante limitado por las convenciones teatrales.
dos). Peleo le recrimina que dejara a su esposa, Helena, sola en el hogar con No obstante, y limitándonos a Eurípicles, en los aganes, o disputas verbales
un frigio (París), siendo como era la más desvergonzada de todas. Y sigue así entre varios personajes, suelen aparecer enfrentamientos o contrastes ideo-

en su perorata (Andr. 595- 601): lógicos que pueden ciar cierta luz sobre el pensamiento del poeta.
Es bien sabido, por otra parte, que los graneles literatos son innovadores
Ni aun queriéndolo, podría ser honesta (s6pbr6n) la muchacha es-
partana, pues, abandonando las viviendas a la par que los jóvenes, y rompen deliberadamente las normas del género literario y de la época en
participa junto con ellos en carreras y ejercicios de palestra, intolera- que escriben, utilizando al máximo las libertades que les ofrece el sistema
bles para mí, con los muslos desnudos y los peplos sueltos iHay que lingüístico en los diversas niveles: fonético, morfológico, sintáctico, léxico,
extraf1arse, pues, de que no logréis educarlas como a mujeres hones-
métrico, estilístico, etc. Por otra parte, se acepta hoy que, sincrónicamente,
tas (sópbronas paideúete)?
es decir, en un momento dado de su historia, cada palabra suele tener un
Si nos fijamos bien, también en este caso, como en Hipólito, la gran in- significado central normal, comúnmente aceptado; y, además de ése, otros
novación ele Eurípicles consiste en llevar al terreno del comportamiento se- significados laterales, latentes, secundarios.
xual las enseñanzas que deben darse a las mujeres. El gran cómico Aristófa- Lo relevante, lo innovador ele un gran literato, y, especialmente, ele un
nes, que tan bien conocía a Eurípides y tanto lo parodió en sus comedias, gran poeta, es el desvío respecto de la norma y, a veces, la creación de una
usó largamente todos esos aspectos de Ja educación que aparecen en nues- norma nueva. Es evidente, y esto no debe olvidarse en ningún momento,
tro trágico . En Tesmoforiantes (vv. 398-408) se parodian varias obras euripi- que una tragedia ática se escribe para ser oída, no para ser leída. El especta-
cleas en todas las cuales el trágico habría puesto de relieve aspectos íntimos dor, medio del teatro ateniense, conoce bien a Homero (desde Pisístrato ha-
(llamados allí "maldades") de las mujeres: a la que está enamorada se le bía lecturas públicas ininterrumpidas ele la Ilíada y la Odisea durante las Pa-
caen las cosas al suelo (referencia a la tragedia perdida Estenebea); el mal nateneas, fiestas atenienses celebradas cada cuatro años), tiene oído fino
color de cara puede deberse a un embarazo no deseado (alusión, quizá, a para percibir la forma y el contenido (ciñéndonos a la tragedia, escucha nue-
Fénix, obra también perdida); los viejos ya no se casan con jovencitas, por- ve tragedias anuales, más tres dramas satíricos. Eso en el gran teatro ele Ate-
que éstas se convierten en amas de todo (no sabemos bien a qué obra se alu- nas. Aparte de las grandes representaciones, había algunas escenificaciones
de aquí). en otros puntos del Ática, especialmente en el Pireo y en ciertos barrios ate-
Precisamente en Jos versos 395-397 de Tesmoforiantes leemos que, en nienses, donde tenían lugar reestrenos. Hemos de contar también las come-
cuanto los maridos llegaban a casa al salir del teatro, tras haber contempla- dias anuales: cinco en las Leneas - luego, sólo tres- , más otras tres que se
do una pieza de Eurípides, miraban por todas partes por si había algún oían tras las tetralogías trágicas, al menos durante los años duros de la Gue-
amante escondido. Si quitamos toda Ja exageración literaria de que podía rra del Peloponeso. Todo eso supone seis comedias anuales, más los rees-
hacer uso Aristófanes dentro de las posibilidades y libertades de Ja comedia trenos . Y no olvidemos el ditirambo, del que ya hemos avanzado alguna
antigua, hemos de estar ele acuerdo, al menos, en que Eurípicles supo poner cosa). Quiere decirse, con todo el paréntesis anterior, que el espectador me-
20 Juan A ntonio López Fürz Emipides: tragedia)' educación 21

dio tenía una cultura auditiva bastante elevada, hasta el punto de poder Hipólito se está definiendo a sí mismo ante los espectadores y usa el léxi-
apreciar los juegos fónicos y verbales con una intensidad que para nosotros co con un sentido claro para él y sus amigos, pero confuso para los oyentes.
es difícil de precisar. Tenemos testimonios suficientes, por otro lado, para De la lectura de la tragedia, queda claro el sentido de la "sensatez" del hé-
poder afirmar que entre los ciudadanos atenienses de la segunda mitad del roe. La sóphrosyne es Ja "castidad" que él reclama para sí, Ja moderación en
siglo V no había prácticamente analfabetos. Así se desprende de ciertos tex- el terreno sexual, como amigo de Ja diosa Ártemis, la casta. Naturalmente,
tos aristofánicos: Nubes 18-24; Caballeros 188-189; etc. esa postura le lleva a rechazar a quienes no son como él, es decir, a los que
Nos vamos a detener e..; dos grupos semánticos que hemos analizado en siguen los dictados de Afrodita y se rinden al amor. La insistencia del prota-
los últimos años: sóphrón y su familia léxica, y, por otro lado, sophía y sus gonista en su pureza y castidad debía ser, sin duda alguna, un motivo harto
derivados. sorprendente para los atenienses del momento.
• sóphrón quiere decir etimológicamente "de mente sana", "cuerdo" El juego semántico con sóphrón y sus derivados lo tenemos en varios pa-
(sáos , "sano", phren "mente"). Así lo leemos desde Homero, los Líricos, Pre- sajes de Hipólito: 494, 731, 949, 995 , 1007, 1026, 1034. La secuencia más
socráticos, Esquilo y Sófocles: tal adjetivo califica al individuo intelectual- clara, quizá, la leemos en el verso 1492, dondeÁrtemis le dice a Hipólito (ya
mente sano, que tiene un comportamiento adecuado hacia los dioses y los a punto de morir, tras haber sido arrastrado por sus caballos y haberse roto
hombres; lo mismo sucede con el sustantivo sóphrosyne, "moderación, cor- la cabeza contra unas rocas), con respecto a Afrodita: "Se quejó de que no la
dura, prudencia", desde Homero. apreciaras y te odió por casto (sóphronounti d 'echtheto) ".
En Eurípides hoy un e levado uso de sópbrón y su familia léxica: ciento • Otro ejemplo relevante lo constituyen sopbía y sus derivados. Por no
doce secuencias; viene a suponer seis veces más que el conjunto de ejem- extendernos demasiado, nos vamos a ceñir a Medea. Recordemos algunos
plos de los otros dos grandes trágicos juntos. Muchos contextos están en la detalles esenciales de la famosa tragedia representada en el 431 a.C, pues
línea de significado que hemos visto, pero en algunos de ellos tenemos otro nos serán necesarios para comprender mejor Jo que queremos decir.
contenido semántico, pues el adjetivo y sus derivados aparecen referidos al Jasón, para conseguir el trono de Yolco (en Tesalia, Grecia peninsular) ,
comportamiento sexual: "moderado", " pruclent~'', "sensato". Con ello tiene ha de apoderarse del vellocino de oro (piel de oveja con su lana) que estaba
lugar un desplazamiento de contenidos, en virtud del cual sóphrón pasa a en la Cólquide, o sea, en los confines orientales del Mar Negro; allí se dirige
tener la acepción de "casto'', y sópbrosyne, la de "castidad". Así lo leemos en con sus compañeros en la nave Argo: es Ja famosa leyenda de los Argonau-
Hipp. 80. El protagonista lleva, en honor de Ártemis, una corona ele flores tas. Medea, hija del rey de tan lejano país, se enamora de Jasón y le ayuda a
cogida ele un prado intacto . Y nos dice: conquistar el vellocino, una vez que el héroe Je ha jurado amor eterno y ca-
La primaveral abeja recorre el prado intacto. Vergüenza lo cuida con sarse con ella. Logran escapar de allí, peroJasón, aun llevando consigo el áu-
rocíos fluviales. Los que nada han aprendido (didaktón) , mas obtu- reo vellocino, tuvo serios problemas para obtener el trono, y, finalmente,
vieron de nacimiento la suerte de ser virtuosos (to sópbronein) en tuvo que refugiarse en Corinto. La tragecliaMedea nos presenta ajasón y Ja
tocio de idéntico modo, pueden coger sus frutos, pero no les es lícito
protagonista en ésta ciudad en la que han vivido felices durante unos años.
a los malos (kakoisi) .
Pero Jasón, olvidando sus promesas ele fidelidad matrimonial, se casa con la
Obsérvese que se habla, metafóricamente, de que quien es virtuoso, o joven hija del rey de Corinto. Meclea, entonces, furiosa y despechada, prepa-
sea casto, puede coger los frutos de ese prado "puro" (akerátou); se nos ra y lleva a cabo una venganza horrible: manda, con sus hijos, habidos con
dice, además, que ser virtuoso es algo por naturaleza y nacimiento; coger los Jasón, unos regalos envenenados que acaban con las vidas ele la nueva espo-
frutos del prado intacto no les está permitido o los malos. Estamos en una lí- sa deJasón y del padre de ésta; a continuación, como acto supremo de odio
nea ele pensamiento propio de la aristocracia, como podemos leer en los haciaJasón, mata a sus propios hijos y escapa por los aires en un carro mági-
poemas de Píndaro ele modo elocuente: todo es por estirpe, por origen y na- co. Medea, una mujer bárbara, reacciona ele modo espantoso al verse trai-
cimiento. En tales supuestos, hay siempre una oposición polar: bueno (yo y cionada en su amor.
los míos) / malo (el otro, los otros). Por su lado, aidós, "vergüenza", "pu- Pues bien, sophía, "saber", "sabiduría", y sus derivados fueron términos
dor", es un ingrediente necesario de la castidad. Todo nos lleva al terreno bastante usados en los últimos decenios del siglo V a. C., pero aparecían, de
del comportamiento sexual.
Emipides: tragedia_)' educación 23
22 Juan A ntonio López Férez
saberes", donde se está aludiendo a los sofistas de la primera generación
modo especial y con especiales connotaciones, en los círculos intelectuales
(no olvidemos que la obra fue representada en el 431 a .C.) .
atenienses (filosóficos, poéticos, culturales). En Medea , encontramos sop-
Con todo, lo más importante es la referencia a Medea como sabia. Sabe-
hía en tres ocasiones. Ahora bien, el uso innovador de nuestro poeta consis-
mos por el mito que Medea es sobrina de Circe, la que transformó en cerdos
te en poner ese sustantivo en labios de una mujer. Así nos dice la heroína
a los compañeros de Ulises; y, asimismo, de Pasífae, la que logró unirse con
(Med. 1086):
el toro de Creta y, con él, engendró al Minotauro. Estas dos hermanas y Ee-
Muchas veces, ya, he marchado por argumentos un tanto sutiles y
tes, padre de Medea, eran hijos de Helio (el Sol), el que todo lo sabe y todo
acudido a lides mayores de las que debe buscar el sexo femenino.
Pues también nosotras tenemos una musa (moúsa) que nos acompa- lo ve. Todos esos datos ayudan a entender el texto. Además, en el 455 a.c.,
ña por causa de la sabiduría (sophías héneka). Mas no todas , pues,
entre muchas, descubrirás corto número de la raza mujeril que no
Eurípides había puesto en escena las Pelíades (de la que sólo nos han llega-
do escasos fragmentos) donde Medea engañaba a las hijas de Pelias (el tío de
r
sea ajeno a las musas.
Jasón que había usurpado el trono) , las cuales hicieron trozos a su padre y lo
El sentido del texto es que el cultivo de la sabiduría no es desconocido cocieron en una caldera con la intención de rejuvenecerlo. Medea, en efec-
por las mujeres, pero sólo en unas pocas se da. Se ha dicho que, en una cul- to, es sabia, sí, pero, en realidad, demasiado, aunque ella lo niegue .
tura como la griega, y especialmente la ateniense del siglo V a C., donde se En el fondo, tocio el discurso de Medea es una trampa, pues lo único que
negaba la instrucción más elemental a numerosas mujeres de "buena fami - pretende es convencer al rey de Corinto (Creonte) de manera que le permi-
lia", una afirmación como la expresada por Medea contiene algo de revolu- ta quedarse en la ciudad un día más antes de verse obligada a partir hacia el
cionario. exilio : una vez obtenida la gracia solicitada, precisamente, en ese día de pla-
Por su lado, sophós es utilizado doscientas catorce veces en Eurípides; zo, conseguirá llevar a cabo su espantosa venganza.
de ellas, veintiuna en Medea : es la tragedia que más e mplea tal adjetivo. Hay Es un texto de enorme riqueza que merece un comentario más extenso
un pasaje donde, en once versos, lo hallamos repetido cinco veces (las po- que el que podemos hacer ahora. Tenemos ante nosotros los dos tipos de
nemos en cursiva) . Habla la heroína con el rey de Corinto (Med. 295- 305): sabio: el que lo es por familia, herencia, nacimiento (como querían la aristo-

iAy, ay' No es ahora la primera vez, sino en muchas ocasiones, Creonte, cracia y la oligarquía), y el que obtiene el saber a fuerza de educación y estí-
me perjudicó mi fama y me ha causado grandes daúos. Menester es mulo personal.
que el hombre sensato de nacimiento jamás haga educar unos hijos Los espectadores, sin duda, debían estar muy atentos para captar esos
demasiado sabios (sophoús), pues, aparte de la acusación de ociosi-
matices y aprender todo lo que nuestro trágico quería enseñarles. Se nos
dad que reciben, se ganan envidia hostil de los ciudadanos. Pues, ense-
úando nuevos saberes (sopbá) a los ignorantes, parecerás inútil de na- muestra un autor preocupado por los nuevos significados y matices que
cimiento, no sabio (sopbós) . Mas, considerado superior a los que apa- iban adquiriendo ciertos vocablos tradicionales en unos momentos de cam-
rentan saber algo complicado, resultarás fastidioso para la ciudad.
bio social evidente. Usa todas esas posibilidades con el propósito de criticar
También yo misma participo de esa suerte: siendo sabia (sophe), a
unos les resulto odiosa, a otros, indolente, a otros, molesta. Y no soy la situación social de su época.
demasiado sabia (sophe).

Es una secuencia muy trabajada estilísticamente, citada ya por Aristóte- ***


les (Rh. 2 . 1394 a) . La innovación principal es la frase "hacer educar unos hi-
Damos las abreviaturas, comúnmente aceptadas, de las tragedias de Eurípides:
jos demasiado sabios". Es una construcción atrevida: la traducción lo refleja
Ale. (Alcestis), Andr. (Andrómaca), Ea. (Bacantes), Cyc. (Cíclope), El. (Electra), Héc.
en cierta medida. Pero lo importante es el "demasiado" (períssós). El mensa- (Hécuba), Hel. (Helena), Heracl. (Heraclidas), HF (Heracles), Hipp. (Hipólito), JA
je es evidente : no conviene pedirles a los maestros que enseñen demasiado. (Ifigenia en Áulide), IT (Ifigenia entre los tauros), lo. (Ión), Med. (Medea), Or. (Ores-
Se ve aquí la idea de mesura, de no cometer excesos; quizá es una alusión tes), Ph. (Fenicias), Supp. (Suplicantes) , Tr. (Troyanas), Fr. (Fragmentos) .
velada a la actuación de ciertos sofistas. Es importante anotar que, en este
ejemplo, el padre se ocupa de la educación que reciben sus hijos; esos ni- Ateniéndonos al contenido y formato de otras lecciones inaugurales ya publicadas
ños, o ya adolescentes, sólo estudian, no trabajan. Ya hemos visto la preten- por la Universidad Nacional de Colombia, seremos muy parcos en la bibliografía,
dida "ociosídad" en la versión que dábamos . Se habla, luego, de dar "nuevos
24 Juan Antonio López Férez

pues se trata de una conferencia general de contenido amplio, resultado ele numero-
sas lecturas y muchos años de enseñanza e investigación. No obstante, para una bi-
bliografía de Eurípides, ordenada por apartados, véase]. A. López Férez (ed.), Histo-
ria de la literatura griega, Madrid, Cátedra, 1988 ("Eurípides", pp. 395-405. El lector
interesado podrá encontrar allí referencias bibliográficas distribuidas así: ediciones
ele las obras completas, ele cada tragedia, con o sin comentario, con o sin traducción,
escolios, estudios particulares: general, técnica dramática, motivos literarios, lengua,
estilo, métrica, mito, léxico , transmisión e influencia, traducciones, instrumentos bi-
bliográficos). Además, acúdase a G. Cambiano - L. Cantora - D. Lanza (ecl.), Lo Spazio
letterario della Grecia antica, Roma, Salerno, 1996, vol. 3. pp. 415-433 ("Euripide"
por S. Fornaro); asimismo, son de interés las pp. 374-385 dedicadas al "Teatro". Posi-
blemente, el mejor trabajo ele conjunto sobre Eurípides sigue siendo el de W. Schmid
- O. Stahlin, Geschichte der griechischen Literatur, l. 3, Munich, Beck, 1940, pp.
309-842.
Reseña Biográfica

JUAN ANTONIO LÓPEZ FÉREZ


El Dr. López Férez es Catedrático de Universidad en Filología griega en la UNED de
España desde 1990; fue Profesor adjunto de Filología griega en la Universidad de Sala-
manca, entre 1979 y 1982, Profesor adjunto de Filología griega en la Universidad
Complutense entre 1968 y 1969 y Profesor ayudante de lengua y literatura griega en la
Universidad Complutense entre 1967 y 1968. Obtuvo su doctorado en Filosofía y Le-
Rector General tras (Filología clásica) en la Universidad Complutense de Madrid en 1974 con califica-
MARCO PALACIOS ción Sobresaliente cum laude por unanimidad.
Aparte de su labor como docente, el profesor López Férez ha desarrollado una
importante actividad investigativa con estancias en la universidad de Oxford entre los
Vicerrector General
años 1983 y 1991. Durante treinta años ha recibido apoyo a sus trabajos de investiga-
ARGEMIRO ECHEVERRY CANO
ción por parte de la Comisión Asesora del Ministerio de Educación y Ciencia de Espa-
ña. En la actualidad es coordinador del proyecto Erasmus en el cual participan 15 uni-
Vicerrector Académico versidades europeas con el objeto de estudiar la lengua científica griega, sus orígenes
LISÍMACO PARRA PARÍS y su influencia en las lenguas modernas europeas.
Entre sus muchas publicaciones se destacan libros en los que ha participado
como editor o autor entre los que se pueden mencionar Tratados hipocráticos 1, Ma-
Vicerrector de Sede drid, Gredas, 1983 (Introducciones, trad., notas y comentarios, con revisión del texto
FERNANDO VIVJESCAS MONSALVE griego de Aforismos y Preceptos); Tratados hipocráticos II, Madrid, Gredas, 1986
(Introducciones, trad., notas y comentarios con revisión del texto griego de Sobre los
Decano de la Facultad de Ciencias Humanas aires, aguas y lugares, Sobre los flatos, Sobre los humores). Galeno: obra, pensa-
miento e influencia, Madrid, UNED, 1991. Estudios actuales sobre textos griegos, Ma-
CARLOS MIGUEL ÜRTIZ SARMIENTO
drid, UNED, 1991. Tratados hipocráticos. Estudios acerca de su contenido, forma e
influencia. Actas del Vil Colloque international hippocratique, Madrid, UNED, 1992.
La épica griega y su influencia en la literatura española, Madrid, Ediciones clásicas,
1994; De Homero a Libanio, Madrid, Ediciones clásicas, 1995. La comedia griega y su
influencia en la literatura espaiíola, Madrid, Ediciones clásicas, 1998. Desde los poe-
mas homéricos basta la prosa griega del siglo IV d.C. Veintiséis estudios filológicos,
Grandes Conferencias Madrid, Ediciones clásicas, 1999. La lengua científica griega. Orígenes, desarrollo e
en la Facultad de Ciencias Humanas influencia en las lenguas modernas europeas. I (Terminología cultural, tratados hi-
pocráticos, medicina y retórica, Galeno, léxicos ideológicos tardíos, sobre el léxico
Editor: JORGE E. ROJAS ÜTÁLORA científico del alemán y del griego moderno), Ediciones clásicas, 2000.
Corrección de estilo y diseño: LEONARDO BEJARANO CASTILLO Es importante destacar la traducción de las tragedias de Eurípides para la Biblio-
Producción editorial: ]AlME SEPÚLVEDA F. teca Clásica de la editorial Gredas de España, acompañada con la introducción y las
notas correspondientes; del mismo modo, es el editor y coautor de la monumental
Historia de la Literatura Griega publicada por la editorial Cátedra de Madrid y que se
constituye en el estudio más completo que se ha publicado hasta hoy sobre el tema en
lengua española.
Texto de circulación restringida y distribución gratuita, editado exclusivamente con
finalidad académica para uso en las aulas de la Universidad Nacional de Colombia.

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