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DERECHO DE PERSONAS

1. NOCIÓN GENERAL DEL DERECHO CIVIL

La naturaleza de las normas siempre ha estado condicionada


por las circunstancias del devenir histórico, ya que a través de los siglos
han sido influidas por la posición que los hombres ocupan en cada
sociedad y época.

De aquí que las normas civiles hayan constituido siempre un


sistema circunstanciado y que su contenido haya sido determinado por
las variables económicas, políticas, sociales, culturales, etc., de cada
lugar y momento histórico, pero conservando, como resultado de su
evolución en el tiempo una continuidad que permite seguir hasta
nuestros días el desarrollo en la regulación de ciertos fenómenos
jurídicos de carácter permanente.

Debido a esa historicidad, el conocimiento del Derecho Civil


debe iniciarse retrospectivamente, la denominación Derecho Civil
proviene desde la antigua Roma, de las voces ius civile; ius era la
palabra con la que los romanos designaban al Derecho creado por los
hombres, en oposición fas o Derecho sagrado; y civile, aquella con la
que se hacía referencia a los ciudadanos romanos; originalmente servía
para designar el Derecho de los ciudadanos romanos, por lo que
también se le denominaba ius quiritio. Este Derecho se contraponía al
ius gentium, ius naturale y ius sacrum; esto es, al Derecho que regía a
los extranjeros, a las naciones no romanas como opuesto el ius civile del
ius gentium en cuanto que el primero sólo se aplicaba a los ciudadanos
romanos y el segundo, a las relaciones con los extranjeros.

Para los romanos el ius civile comprendía el conjunto de


reglas de Derecho propias de cada pueblo, que contenía la singularidad
de cada uno de ellos y daba a cada legislación un carácter único, en el
caso de Roma, se entendía por el jus civile al conjunto de las
instituciones propias de los ciudadanos romanos, de las cuales no
participaban los extranjeros. Se formaba por las fuentes formales: la
ley, los plebiscitos, los edictos de los magistrados, los senado consultos
y las Constituciones imperiales.

D. en D. Israel Reyes de la Rosa


DERECHO DE PERSONAS

UBICACIÓN DENTRO DEL DERECHO EN GENERAL

Al realizarse la romanización del Imperio por la concesión de


la ciudadanía a los habitantes del mismo, la codificación de Justiniano y
la aceptación de la personalidad de la iglesia romana, todo Derecho
Privado fue Derecho Civil, contrapuesto al ius canonici, es decir, a las
disposiciones emanadas de los Concilios y Jerarquía eclesiástica, en
especial en relación con el bautismo, el matrimonio y las defunciones,
así como con la capacidad de lo bautizados.

Durante la Edad Media surgen nuevas manifestaciones


jurídicas a consecuencia de la desaparición del Imperio de Occidente, las
invasiones bárbaras, la creación de los feudos, los fueros de villas y
ciudades, así como la creación de los gremios, en especial el desarrollo
del comercio y la banca. Así, nacen otras formas de regulación jurídica
distintas del Derecho común fundado en las reglas compiladas en el
Hábeas Cristianas, se desarrolla un Derecho gremial como el de los
mercaderes, para el intercambio de bienes y servicios, que da
nacimiento al Derecho Mercantil; un ius canonici en todo lo relativo al
Derecho Familiar y un sistema de propiedad de la tierra con base en los
fueros feudales.

Es entonces cuando el Derecho Civil adquiere su


característica de Derecho común, supletorio de los Derechos especiales
y aplicable a todos los hombres, con independencia de sus fueros
especiales (nobleza, eclesiásticos, militares, comerciantes, o
extranjeros) y, por tanto, opuesto o supletorio de todas las otras
regulaciones jurídicas.

La formación de los Estados nacionales con el poder de las


monarquías, la seglarización que trajo consigo el Renacimiento, pero
sobre todo la Revolución Francesa, recuperan para el Derecho Civil
materias que le habían restado la iglesia y los gremios, con sus fueros y
privilegios.

Domat, jurista clásico francés, precisa en el siglo XVIII la


distinción entre el Derecho público y el Derecho Privado, dando a este
último la connotación que llega a nosotros a través de la codificación
napoleónica, del Derecho Civil con las características de un Derecho
Privado, nacional o común.

D. en D. Israel Reyes de la Rosa


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Es privado en cuanto a que los sujetos de las relaciones por


él reguladas son los seres humanos como tales, independientemente de
su ocupación o función social, título profesional o nacionalidad, y
comprende la regulación de su estatus personal desde su nacimiento
hasta su muerte, incluidas sus relaciones familiares y patrimoniales.

Es nacional en cuanto que cada Estado y Nación han


regulado estas relaciones atendiendo a las características de su
sociedad, a sus costumbres e idiosincrasia.

Es común en cuanto que independientemente de azares


políticos o racistas –que aún subsisten,– es el Derecho que iguala a
todos los hombres en sus relaciones como seres humanos, sin atención
a raza, religión, riqueza o saber.

Dentro del Derecho Moderno, corresponde al Código


Napoleónico de 1804 constituirse en la codificación prototipo y
antecedente de todos los Códigos de las culturas latinas y, por ende, de
la legislación civil mexicana. Se puede afirmar que los Códigos Civiles
que han regido a México desde 1870 son resultado de la influencia de
esa codificación francesa. En particular, lo es también el Código Civil
vigente para el Distrito Federal, que data de 1928, y su antecedente el
Código Civil del Distrito Federal de 1884.

En el Código actual es importante destacar la intención del


legislador de hacer prevalecer en éste el principio de solidaridad, en
contraposición al individualismo de los Códigos civiles anteriores, así, se
observa que pondera entre otros, el principio de territorialidad para su
aplicación; la exención de la sanción ante la ignorancia de la ley por
notorio atraso intelectual, lejanía de las vías de comunicación y extrema
miseria; que faculta a los habitantes del Distrito Federal, para usar y
disponer de sus bienes sin perjuicio de la colectividad; que reconoce y
protege la propiedad privada y ordena sus usos disposición con las
limitaciones y modalidades de ley; que establece la expropiación por
causa de utilidad pública y que iguala la situación jurídica de todas las
personas; todo ello, tratando de armonizar siempre el interés público
con el interés privado.

D. en D. Israel Reyes de la Rosa


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DEFINICIÓN DE DERECHO CIVIL

Dada la amplitud y diversidad de la regulación de esta


materia, los autores no han logrado una definición universal de Derecho
Civil, pero todos o casi todos coinciden en considerarlo como la rama del
Derecho Privado, común a todos los hombres, que regula sus relaciones
como seres humanos, miembros de una familia y sujetos de un
patrimonio, incluida la regulación de sus bienes y sus regulaciones
interpersonales de carácter pecuniario, así como la liquidación de su
patrimonio después de la muerte.

Partiendo de tal descripción de su contenido, puede decirse


que el Derecho Civil comprende una regulación alrededor de la persona
(personalidad y capacidad); del régimen de los bienes (derechos reales),
de las obligaciones y contratos, de la familia y de las sucesiones.

Tradicionalmente los Códigos Civiles han comprendido


aquellas normas que expresan los principios fundamentales del Derecho
Objetivo, sus ámbitos de vigencia y las que disponen sobre los efectos
de la ignorancia de la ley, su interpretación y suplencia.

El concepto de Derecho es un término analógico, esto es que


tiene diversos contenidos y los principales que se usan en el Derecho
Civil son: el Derecho como norma objetiva que es la que se encuentra
en las leyes y códigos; y el Derecho como facultad o atribución otorgada
por la norma a determinado sujeto y se denomina derecho subjetivo.

2. EL ACTO JURÍDICO

El acto jurídico es una manifestación de voluntad del


hombre, hecha con el propósito de producir consecuencias jurídicas. Se
ha dicho también que es la realización querida, o al menos, previsible,
de un resultado exterior.

D. en D. Israel Reyes de la Rosa


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El acto jurídico como podrá apreciarse, presupone, además


de la actividad del hombre, el propósito primordial de producir efectos
de derecho.

CLASIFICACIÓN DOCTRINAL DE LOS ACTOS JURÍDICOS

Diversos sistemas se han formulado para clasificar los actos


jurídicos; nosotros seguiremos el siguiente:

a) Unilaterales y bilaterales.
b) Mortis Causa e Intervivos.
c) A título gratuito y a título oneroso.
d) Solemnes y no solemnes.
e) Simples y compuestos.
f) Abstractos y causales.
g) De enajenación y de adquisición.
h) Lícitos e ilícitos.

Actos jurídicos unilaterales y bilaterales. Esta clasificación obedece a que


proceden de la declaración de la voluntad de una, de dos o más partes.

Actos jurídicos mortis causa e intervivos. Los primeros producen efectos


después de que muere el autor; los segundos en cambio los producen
durante la vida de quien lo realiza.

Actos jurídicos a título gratuito y a título oneroso. Aquellos que producen


una ventaja sin exigir una reciprocidad a cambio, se llaman gratuitos o
de beneficencia; mientras que los que requieren de un cambio recíproco
equivalente son onerosos.

Actos jurídicos solemnes y no solemnes. Si para que la ley les reconozca


validez se requiere una forma especial serán solemnes y formales
aquellos que no requieren de una forma preestablecida.

Actos jurídicos simples y compuestos. Cuando los actos jurídicos


producen una sola relación jurídica, se llaman simples; y compuestos
cuando producen varias.

D. en D. Israel Reyes de la Rosa


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Actos jurídicos abstractos y causales. Los abstractos son aquellos que


son independientes de la causa, no hay relación entre el nexo y la
causa. Las causales en cambio están íntimamente vinculadas con la
causa que los produce, es decir, la causa constituye un elemento
imperante en el acto jurídico.

Actos jurídicos de enajenación y de adquisición. Los primeros producen


una disminución en el patrimonio de las personas, a diferencia de los
segundos que lo acrecentan.

Actos jurídicos lícitos e ilícitos. Cuando al efectuar el acto, el individuo


comete una violación de la norma jurídica, estamos presentes ante un
acto ilícito. Si no lesiona la norma jurídica, al realizar su conducta, será
entonces el acto jurídico lícito.

DEFINICIÓN LEGAL DEL ACTO JURÍDICO

Es todo suceso que contenga una declaración o


manifestación de voluntad, realizada con el propósito de producir
consecuencias jurídicas.

1. Esenciales
ELEMENTOS DE LOS
ACTOS JURÍDICOS
2. De validez

ELEMENTOS ESENCIALES DEL ACTO JURÍDICO

1. La DECLARACIÓN O MANIFESTACIÓN de voluntad con la


finalidad de producir consecuencias de derecho.
La declaración o manifestación de voluntad puede ser
expresa o tácita. Es expresa cuando se manifiesta
verbalmente, por escrito o por signos inequívocos. Es
tácita cuando resulta de hechos o de actos que la
presupongan o que autoricen a presumirla, excepto en los
casos en que por ley o por convenio, la voluntad deba
manifestarse expresamente.

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2. El OBJETO de la manifestación o declaración volitiva o de


las consecuencias que en ellas se pretenden, siempre que
sean físicas y jurídicamente posibles.
Es posible físicamente el objeto del acto jurídico, cuando
ninguna ley de la naturaleza se oponga a su realización o
existencia.
El objeto del acto es posible jurídicamente, cuando el
propio objeto sea determinable, esté dentro del comercio
y ninguna norma de derecho constituya un obstáculo
insuperable para su realización.

3. La SOLEMNIDAD en los actos regulados en la ley. Por


solemnidad se entiende a todos aquellos actos en los que
debe observarse una formalidad especial y por escrito,
otorgándose ante un funcionario determinado, bajo la
sanción de inexistencia si no se cumple. Los únicos actos
solemnes regulados por la ley son el matrimonio, el
testamento y el reconocimiento de hijo.

ELEMENTOS DE VALIDEZ DEL ACTO JURÍDICO

1. La CAPACIDAD en el autor o autores del acto. Ya establecimos


anteriormente, que la capacidad es la idoneidad para ser sujeto
de relaciones jurídicas y realizar hechos y actos jurídicos
concretos. Todos los sujetos que intervienen en un acto jurídico
deben ser capaces, es decir, deben tener la facultad de obligarse
por su propia voluntad y que la regla jurídica le reconozca este
derecho.

2. La AUSENCIA DE VICIOS en la voluntad. Son vicios en la


voluntad: el error,1 mismo que se da a través del dolo2 y la mala
fe;3 y la violencia.4

1
Por error se entiende el falso concepto de la realidad jurídica o fáctica, que anula el acto jurídico cuando
recae sobre el motivo determinante de la voluntad del autor o autores del mismo, si en el acto de la
celebración se declara que éste se celebró en el falso supuesto que lo motivó y no por otra razón. Art. 27 C. C.
2
Se entiende por dolo en los actos jurídicos, cualquier sugestión o artificio que se emplee para inducir a error
o mantener en él al autor o autores de dichos actos. Art. 30 C. C.
3
Se entiende por mala fe la disimulación del error, una vez conocido. Art. 30 C. C.
4
Hay violencia cuando se emplean fuerza física o amenazas que importen peligro de perder la vida, la
integridad, la salud, la dignidad humana, la honra, la libertad, o una parte considerable de los bienes del autor
del acto, de su cónyuge, de sus parientes colaterales dentro del cuarto grado, de sus ascendientes, de sus
descendientes o de las personas unidas por íntimos y estrechos lazos de amistad, o de amor o de afecto, con el

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El error.- Constituye un vicio de la voluntad; sin embargo, no


todo error que ha influido en la voluntad origina la nulidad del
acto; por lo que hay que distinguir si se trata de un error de
hecho, de derecho o de cálculo. El error de hecho recae sobre un
punto del hecho; el de derecho se motiva en una creencia falsa
respecto a una regla jurídica; y el de cálculo, llamado también
aritmético, consiste en un concepto falso sobre la cantidad de que
se trate. Ahora bien, para llegar al error se requiere de dos
medios para darse: el dolo y la mala fe.
Puede decirse que el dolo es todo engaño cometido en la
celebración de un acto jurídico, o bien es toda alteración de la
verdad, engaño o fraude dirigidos a impulsar a otro a que se
realice un acto jurídico; es maquinación fraudulenta para arrancar
a otro el consentimiento de un acto jurídico. El dolo se clasifica en
malo, bueno, determinante e incidental.
El dolo malo es el que se caracteriza por la falta de honradez
encaminada a provocar el engaño; el dolo bueno se integra por
las alabanzas, los halagos, sobre las cualidades de la mercancía
para tratar de influir en el ánimo de una persona en la
celebración del contrato.
El dolo determinante, llamado también principal es el que da
origen a un error que es la causa por la que se celebró el acto, es
decir, el error, por el cual el negocio no se hubiera celebrado. El
dolo determinante ocasiona la nulidad del acto, invalidándolo.
El dolo o mala fe de una de las partes y el dolo que proviene de
un tercero, sabiendo aquélla, anulan el contrato si ha sido la
causa determinante de este acto jurídico.
El dolo incidental influye en forma secundaria, de manera que a
pesar de haberse conocido se hubiera realizado el negocio. Este
dolo influye determinantemente en la voluntad de la otra parte
para la realización del acto de tal manera que no nulifica el
mismo.
La violencia.- Es una fuerza o presión que se ejerce sobre la
voluntad de una persona para obligarla a la realización de un acto
jurídico. En la violencia se emplean medios contrarios al natural
modo de proceder para orillar a las personas a celebrar actos
ajenos a su voluntad. La violencia puede ser física o moral, la
primera se produce por la fuerza material, la segunda mediante
el miedo o amenazas.

citado autor del acto. Art. 28 C. C.

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Para que se invalide el acto, es necesario que la violencia sea


considerable, de manera que la persona que acepta celebrar un
negocio obligado por este vicio de la voluntad, lo hace porque
prefiere el mal menor.

El dolo o mala fe de alguno de los autores del acto jurídico, y el


dolo que provenga de un tercero sabiéndolo aquél, anulan el
acto, si han sido el motivo determinante del mismo.

Si todas las partes en un acto jurídico proceden con dolo, o mala


fe, ninguna de ellas puede alegar la nulidad del acto, ni reclamar
indemnización. (art. 31)

Las apreciaciones generales que uno de los autores el acto


expusiere sobre los provechos y perjuicios que naturalmente
puedan resultar de la celebración o no celebración del mismo, y
que no importen engaño o amenaza para alguna de las partes, no
serán tomadas en cuenta al calificar el dolo o la violencia.

No es lícito renunciar para lo futuro la nulidad que resulte del dolo


o de la violencia.

El autor del dolo o de la violencia es responsable de la reparación


del daño e indemnización de los perjuicios ocasionados a la
víctima.

Si habiendo cesado la violencia o siendo conocido el dolo, el que


sufrió dichos vicios ratifica el acto, no puede en lo sucesivo
reclamar por los mismos. (art. 32)

3. La LICITUD en el objeto, motivo o fin del acto, ya que no debe


ser contrario a las leyes de orden público o de interés social,
normas prohibitivas, ni a las buenas costumbres.

4. La FORMA. En los actos jurídicos civiles cada uno se obliga en la


manera y términos en que aparezca que quiso obligarse, y se
considera válida toda declaración de voluntad, sin que para la
validez del acto o de la declaración se requieran formalidades
determinadas, fuera de los casos expresamente designados por la
Ley.
Cuando la ley requiera determinada forma para un acto jurídico,
mientras que éste no revista dicha forma no será válido, salvo

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disposición en contrario, pero si la voluntad del autor o autores


del acto consta de manera fehaciente, bien sea por escrito o de
alguna forma indubitable, cualquiera de los interesados podrá
exigir que se dé al acto la forma legal, exceptuándose el caso de
los actos revocables. Cuando se exija la forma escrita para el
acto, el documento relativo debe ser firmado por todos los que
intervengan en el mismo. Si alguno de ellos no puede o no sabe
firmar, lo hará otro a su ruego y en el documento se imprimirá la
huella digital del interesado que no firmó.

4. INEXISTENCIA Y NULIDAD DE LOS ACTOS


JURÍDICOS

Para que el acto jurídico pueda tener existencia, debe estar


integrado por sus elementos esenciales, que son: una manifestación de
la voluntad, un objeto físico y jurídicamente posible y en los casos del
matrimonio, testamento y reconocimiento de hijo exista la solemnidad.

De lo anterior se desprende claramente que el acto jurídico


es inexistente cuando no reúna los requisitos esenciales necesarios para
su formación, y se da en los siguientes casos:

1. Cuando no contiene una declaración de voluntad expresa o tácita.


2. Cuando falte el objeto o éste sea imposible.
3. Cuando tratándose de los actos del estado civil, no se observen las
solemnidades requeridas por el código familiar o no se otorguen ante los
funcionarios que se indiquen en cada caso.
4. Cuando la ley deniega todo efecto jurídico al acto.

Los actos jurídicos deben necesariamente de reunir ciertos


requisitos para que sean jurídicamente válidos, es decir, deben estar
integrados por sus elementos para que puedan producir los efectos que
la ley le atribuye. La validez de un acto es la virtud o potencia de
producir efectos por su conformidad con la ley; invalidez, la carencia o
privación de esa virtud por no reunir las condiciones requeridas por la
norma.

Cuando el acto jurídico, carece de algún elemento de


validez, provocará la nulidad, ya sea relativa o absoluta. La nulidad es la

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ineficacia con que la ley sanciona un acto jurídico, porque fue celebrado
en violación de las prescripciones dictadas por ellas. La nulidad absoluta
por regla general no impide que el acto produzca provisionalmente sus
efectos, los cuales serán destruidos retroactivamente cuando se
pronuncie por un juez la nulidad. La nulidad es relativa cuando no reúne
todos los caracteres enumerados; siempre permite que el acto produzca
provisionalmente sus efectos.

NULIDAD ABSOLUTA:

1. Cuando haya ilicitud en el objeto, motivo o fin del acto.


2. Habiendo lesión jurídica.

LESION JURÍDICA.- Es cuando explotando o aprovechando de la suma


ignorancia, notoria inexperiencia, extrema necesidad de otro, obtenga
un lucro indebido y excesivo, que sea evidentemente desproporcionado
a lo que él por su parte se obliga.

NULIDAD RELATIVA:

1. Por incapacidad de cualquiera de los autores del acto.


2. Cuando el error, dolo, o la violencia vicien la voluntad.
3. La falta de forma establecida por la ley, si no se trata de actos
solemnes.

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