Está en la página 1de 3

Pontificio Instituto Teológico Juan

Pablo II para las Ciencias del


Matrimonio y de la Familia
Maestría en Ciencias de la
Familia

LAS VIRTUDES HOY EN DÍA

Profesor: Mtro. Carlos Lepe Pineda


Alumno: Carlos Oscar García Velázquez
ID: 00539857

Trimestre: 2°
Maestría: Ciencias de la Familia
Fecha: 04/02/24
Periodo: 202413
Cada individuo es lo que es como consecuencia de sus orígenes, de su crianza y
educación, dígase en el área de lo ético, lo moral y lo religioso. Esto propicia en la
persona el desarrollo de su conciencia moral, ya sea laxa, escrupulosa, o
conforme a la Ley Divina. Ahora bien, me atrevería a decir que encontramos en el
hombre de hoy una resistencia al diálogo de su conciencia con la Ley de Dios,
impidiendo que se desarrolle en él una sana conciencia moral. Esta resistencia en
el hombre a mi parecer, es consecuencia de una actitud muy individualista y en
muchos casos poco racional o razonable, es decir, primero yo, después yo y por
último yo. Esta actitud del hombre posmoderno ha generado una concepción
equívoca de la antropología, lo mismo que una visión desvirtuada de lo que es el
ser humano en su carácter ontológico, como criatura de Dios, hecho a su imagen y
semejanza, teniendo como consecuencia la pérdida o disminución de su dignidad,
lo mismo que del concepto de nostridad. La conciencia moral les necesaria al
hombre, dado que es ahí donde se manifiestan y potencializan las virtudes
morales, mismas que le ayudan a hacer lo que es correcto y agradable a los ojos
de Dios.

Para que se pueda propiciar un desarrollo de la conciencia moral en nuestra


sociedad, es indispensable reconocer que una actitud individualista nos puede
llevar de un pecado personal a uno social, es decir, pensar egoístamente que
mientras yo esté bien que se hunda el mundo. Pensar de este modo tiene como
consecuencia una falsa conciencia moral, ya que sólo busca un bien personal,
obnubilando el diálogo del hombre con Dios que quiere decirle que haga siempre
el bien y evite el mal.

Ahora bien, mi propuesta consiste en promover una actitud empática en las


personas, que se reconozca en el a alter ego a un prójimo, aún igual, hecho a
imagen y semejanza de Dios. Con esta propuesta, sí se puede desarrollar una
conciencia moral más cristificada, donde la persona busque siempre lo que es
bueno y conforme a la Ley Divina, y al mismo tiempo se procure el bien de sus
semejantes. Dicho lo anterior de una manera evangélica, traten a los demás como
les gustaría ser tratados.
Habiendo hecho una promoción de la conciencia moral a partir de la
empatía, se puede también fomentar y vivir las virtudes. Para comprender mejor
esta propuesta, es necesario valorar la aplicación práctica de las virtudes, sobre
todo en un mundo carente de valores y de empatía, donde se ha ido perdiendo el
respeto por los demás. Si sólo planteamos las virtudes como lo que perfecciona la
inteligencia y voluntad de aquellos que las poseen, nos quedamos minimizados en
comprender que si bien estamos llamados a vivir las virtudes como un camino de
libertad y gozo que nos eleva hacia nuestra perfección sobrenatural, de igual
manera nos perfecciona a aplicar esas virtudes en beneficio de los demás.
Aunque el hombre virtuoso es agradable a los ojos de Dios, es una realidad
metafísica el hecho de que ni Dios, ni los seres angélicos necesitan de nuestras
virtudes para aumento de su gloria, en cambio nuestros semejantes si requieren
de que las pongamos al servicio de ellos, como por ejemplo las virtudes de la
justicia o la caridad.

Para concluir, completaré mi propuesta señalando que la familia juega un


papel vital en el desarrollo de una conciencia moral, lo mismo que para que se
adquieran y fomenten las virtudes. Es la familia la primera escuela en todo sentido,
es ahí donde se conoce por primera vez la fe, donde se nos debería enseñar a
amar a Dios y a nuestros semejantes. Es así que la familia se convierte en
maestra, los padres enseñan a sus hijos la importancia de hacer el bien y evitar el
mal en virtud de su salvación y en beneficio de sus semejantes. Aunque la
salvación se experiementa de un modo personal, el camino hacia esa salvación no
se puede desarollar de un modo individualista. Caminamos juntos al encuentro del
Señor, cada uno con su conquista de virtudes.

También podría gustarte