Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1Cfr. IMODA, F. (2003). Desarrollo Humano: Psicología y Misterio. Ediciones Universidad Católica de Salta. Salta. 2003,
págs. 33 – 65.
1
su naturaleza, su pecado, sus deseos y su libertad; y por otro, la visión de un Dios comprometido
con ella, ofreciéndole su Gracia y dejándola que aprenda a caminar con sus propios recursos.
La relación de ayuda también tendrá que facilitar la elección de los valores reconocidos y
apreciados. Probablemente al entrar al seminario un seminarista trae consigo un conjunto de
valores que ha ido formulando a lo largo de toda su vida. El acompañamiento debe impulsar la
“relectura” de esos valores para fortalecer su conciencia y elección. Uno de los desafíos más
significativos de la formación es que la persona pueda ir adhiriendo vitalmente a esos valores. Es
un proceso lento y que requiere de paciencia.
del valor como son: las motivaciones de fondo, las consecuencias de esa elección en la vida
concreta, especialmente en la relación interpersonal, y los costos que esa elección conlleva. Y esto,
porque en el “Yo actual/latente” influyen una serie de factores inconscientes que brotan de
manera distorsionada en el actuar y que, no reconocidos y no asumidos, obstaculizan la
internalización del valor.
2 Cfr. BIANCHIOTTI, R. Queremos ver a Jesús. Guadalupe. Buenos Aires. 2009, pág. 20
2
Para lo anterior, V. Percassi3 propone la confrontación entre los valores proclamados y las
actividades prioritarias y pone el ejemplo de un novicio que se ha propuesto la vivencia de los
valores del Reino y la opción preferencial por los pobres como estilo de vida. Sin embargo,
descuida la vida comunitaria y las responsabilidades que le impone la vida religiosa. En este caso,
es evidente la inconsistencia entre los ideales y la vida concreta. Esto, se da con cierta frecuencia
en la formación sacerdotal. A menudo nos encontramos con religiosos y consagrados que se
proponen valores acordes al evangelio pero que no logran vivenciarlos con profundidad.
la conciencia” del seminarista de manera que, este pueda conocer y desarrollar el conjunto de
operaciones de la conciencia, pero sobre todo estimulándolo a que se apropie de su interioridad y
no viva como extranjero en su propia tierra. Ese es el “humus” que riega el Espíritu Santo para ser
trasformado y santificado.
3Cfr. PERCASSI, V. Los procesos de apropiación de los valores: conocer, apreciar, elegir. Traducción: Fátima Godiño. En:
Tredimensioni 4 (2007) 135-143.
4Cfr. SEGUEDONI, I. “Dare buoni consigli non basta: formare la coscienza” en Tredimensioni 4 (2007) 144-152.
Traducción: Miguel Ángel Hernández Ocampo para el Curso de Psicología Evolutiva, Facultad de Teología “Monseñor
Mariano Soler”, Montevideo (2012). En: apuntes de Psicología del Desarrollo Moral. Escuela para formadores. Córdoba.
2014, pág. 73,2.
3
Nos parecen particularmente relevantes las preguntas que se formula Ivo Seguedoni5 en
relación a la ayuda que obtiene la persona en el acompañamiento para
4
necesaria coherencia vital con su significado7. Así, los valores no quedarán solo en la región de las
ideas, sino sobretodo en una adhesión vital que genere cambios de vida y conformación con los
mismos.
7Cfr. RULLA, L. En: apuntes de clase Psicología del Desarrollo Moral. Escuela para formadores. Córdoba. 2014. IPDM.
pág. 13.
8Cfr. CUCCI G. – ZOLLNER H. Pedofilia, una herida abierta en la Iglesia. Guadalupe. Buenos Aires. 2010, pág. 139.
5
6