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Introducción
Este trabajo presenta los diferentes tipos de argumentos que existen en la retórica jurista e incluye
algunas de las reglas que definen estos argumentos.
Es necesario conocerlos todos a cabalidad para poder así reconocerlos y utilizarlos en forma eficaz
en nuestras presentaciones durante los procedimientos que se puedan dar durante el ejercicio de
nuestra labor de profesional de las ciencias jurídicas.
Resumen
La retórica es un arte importante en la carrera de Ciencias Jurídicas, porque implica reglas que son
dirigidas a elaborar discursos para convencer.
Al analizar los tipos de argumentos, podremos entender el estudio del discurso genético, o sea
construir o hallar pruebas y argumentos para usar en nuestros discursos. Así mismo podremos
seleccionar el vocabulario adecuado para transmitir nuestro mensaje a través de un texto jurídico.
El discurso jurídico tiene una estructura interna compuesta por el exordio o sea introducción, la
narración de los hechos, la argumentación o presentación de razones o pruebas y el epílogo, el
cual constituye la parte final del texto del jurista. Los argumentos ayudan a construir el discurso
jurídico para evitar argumentos falsos y así ser mejores abogados.
El argumento dialéctico parte de premisas que se supone son probables pero que no lo son
realmente. El argumento apodíctico es demostrativo porque se deduce de una conclusión que
emana de principios que son primeros y verdaderos además de otra serie de proposiciones que
parten de principios evidentes ya que se conocen tanto la esencia de las cosas como sus causas.
Según Aristóteles, existen tres tipos de argumentos: apodícticos, dialécticos y sofísticos, también
llamados erísticos. Los argumentos sofísticos son para él razonamientos cavilosos llenos de
conclusiones ambiguas, equívocas y paradójicas. Por ello, implican una habilidad dudosa para
refutar o sostener tesis contradictorias.
Con los argumentos erísticos se defiende algo falso y se trata de confundir al adversario. Son
refutaciones falsas mientras que el paralogismo es una falacia, una refutación falsa pero sin tener
conciencia de su falsedad.
El homónimo designa que un término es ambiguo. Ejemplo: “mesa” puede ser un mueble y puede
ser un conjunto de personas dialogando sobre un tema.
El argumento “a contrario sensu” dice que si se toma como premisa la verificación de un hecho en
el que se cumplan todas las condiciones legales establecidas, entran en vigor las consecuencias
jurídicas prescritas. De igual forma, en un hecho en el cual no se cumplan dichos requisitos legales,
no se pueden aplicar las consecuencias.
El argumento “a fortiori” dice que “con mayor razón sucede esto”. Se necesita usar adjetivos como
“mayor que”, “menor que”, “a mayor razón”. Ejemplo: Si alguien es inocente porque no se aplica
la norma a un caso concreto, con mayor razón a tal sujeto se aplicará tal cuestión en función de
tales argumentos.
Argumento “sedes materiae” menciona el lugar y sede topográfica donde se lleva a cabo el
enunciado normativo. Ejemplo: El argumento, a nivel de sedes materiae, se ubica topográfica y
territorialmente en tal espacio de tal ley.
Argumento “ab autorictate” tiene que ver con la estructura de autoridad hablando jurídicamente.
Ejemplo: De la autoridad emana un enunciado normativo especificado en tal ley para establecer
los procedimientos.
Argumento económico es aquel por el que se excluye la atribución a un enunciado normativo que
ya ha sido atribuido a otro preexistente o jerárquicamente superior. Se usa para evitar la
redundancia de un enunciado.
La falacia o sofisma es una reputación aparente con la cual se trata de defender algo falso para
confundir al contrincante. Hay falacias lingüísticas y extra lingüísticas. Las lingüísticas pueden ser
causadas por equivocación u homonomia, anfibolía, falsa conjunción, falsa disyunción o
separación y la falsa acentuación.
Las extra lingüísticas son: confusión de lo relativo con lo absoluto, petición de principio, y reunión
de varias cuestiones en una. Es el uso de una expresión de un sentido absoluto a partir de un
significado relativo. Es una falacia que implica probar en forma absurda lo que no es evidente por
sí mismo.
Conclusión
Existen varios tipos diferentes de argumentos y todos ellos tienen su propia forma, estructura y
organización, así como el momento adecuado para ser utilizado.
Es esencial conocer todos estos argumentos, tanto por su nombre como su definición para así
poder utilizarlos eficazmente.