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Otros peligros más serios causados por el ruido han sido menos atendidos quizás
por ser más sutiles. Pero debemos estar atentos a las molestias que el ruido nos
ocasiona, pues pueden presentar otros males físicos y emocionales.
CONCEPTO DE RUIDO
Ley 64-00 define la contaminación sónica como los “sonidos que por su nivel,
prolongación o frecuencia afecten la salud humana, la calidad de vida de la
población y el funcionamiento de los ecosistemas, sobrepasando los niveles
permisibles legalmente establecidos.
“El ruido afecta el estado anímico del individuo y atenta contra la convivencia. Se
ha comprobado que incide negativamente en la presión arterial”, los
otorrinolaringólogos agregan que el ruido provoca daños irreversibles en el oído,
como la hipoacusia o sordera. También puede adelantar la presbiacusia, que es la
pérdida progresiva de la audición propia de las edades avanzadas.
Tenemos una población que ha visto deteriorar su salud por motivo de los efectos
de la falta de sueño, la rabia y el irrespeto a la paz pública.
Es con toda seguridad, el elemento contaminante más habitual en nuestras
ciudades, pero esto no quiere decir que estemos obligados a soportar más allá de
los niveles máximos establecidos en la normativa de requisitos generales para la
protección contra ruidos, salvo en casos de emergencias o situaciones especiales.
El hecho de estar sometido a un nivel de ruidos elevado produce determinadas
enfermedades físicas y psíquicas graves. Episodios de ansiedad, aumento de la
presión arterial, estrés, obsesión y depresión, son enfermedades habituales en las
personas que sufren un exceso de ruido. Estas situaciones, lejos de irse
atenuando con el tiempo, se ven agravadas y deben ser tratadas por médicos
especializados
“Es parte de la cultura de los dominicanos”, dicen no pocos para justificar ser parte
de esa vocinglería irritante, sin embargo, desde la perspectiva de la antropología,
“se trata de un problema social y cultural creado, no natural. El ruido ha sido
creado, inventado, aprendido y asimilado en República Dominicana”.
Con esa explicación, José Guerrero, director del Instituto dominicano de
investigaciones antropológicas enfatiza que el ruido en el país es parte de la vida
cotidiana, a tal punto que “el silencio es el mayor miedo del dominicano y se ha
constituido en una especie de terror. El dominicano le huye al silencio como el
diablo a la cruz”.