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CONTAMINACION POR RUIDO

El ruido es un sonido desagradable que se ha ido acrecentando con el desarrollo


de la humanidad, de la industria en general y de la urbanización. Este es uno de
los contaminantes del medio ambiente que presenta mayor problema para la salud
del hombre y de los animales.

Nadie es inmune al ruido, aunque aparentemente nos adaptamos a él ignorándole,


la verdad es que el oído siempre lo capta, y el cuerpo siempre reacciona, a veces
con extrema tensión, como cuando oímos un sonido extraño en medio de la
noche.

Otros peligros más serios causados por el ruido han sido menos atendidos quizás
por ser más sutiles. Pero debemos estar atentos a las molestias que el ruido nos
ocasiona, pues pueden presentar otros males físicos y emocionales.

CONCEPTO DE RUIDO

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el ruido como todo sonido no


deseado, desagradable, cuya sensación y percepción alteran el bienestar de la
persona. Ley 64-00 sobre medio ambiente es la encargada controlar, mediante la
aplicación de normas regulatorias y sanciones penales, el ruido abusivo de las
bocinas de colmados y de los llamados “disco Light”

La policía nacional no debe ni puede esperar a que un ciudadano interponga una


querella quejándose de que, un colmado u otro tipo de negocios que tenga
bocinas al aire libre, pase el día entero de todos los días con una algarabía
grandísima violando la cantidad de decibeles permitidos por las normas de salud y
que son aceptados por la legislación vigente como anormales y perjudiciales para
la salud física y emocional de los individuos en las residencias aledañas afectadas
por esa contaminación sónica.

CONTAMINACIÓN SÓNICA EN EL MEDIO AMBIENTE

Ley 64-00 define la contaminación sónica como los “sonidos que por su nivel,
prolongación o frecuencia afecten la salud humana, la calidad de vida de la
población y el funcionamiento de los ecosistemas, sobrepasando los niveles
permisibles legalmente establecidos.

“El ruido afecta el estado anímico del individuo y atenta contra la convivencia. Se
ha comprobado que incide negativamente en la presión arterial”, los
otorrinolaringólogos agregan que el ruido provoca daños irreversibles en el oído,
como la hipoacusia o sordera. También puede adelantar la presbiacusia, que es la
pérdida progresiva de la audición propia de las edades avanzadas.

Es entre los contaminantes ambientales uno de los más influyentes en la salud y la


conducta. La tortura con el sonido es un acto violento, que genera violencia, que
se usa en las guerras como arma para debilitar la moral del enemigo y alterar el
sistema nervioso central.

Estamos ante un caso de contaminación sónica, un delito ambiental: un ambiente,


interior o exterior, se considera contaminado por ruido cuando la exposición
sonora allí existente, origina molestias comprobadas, riesgos para la salud,
perjuicio para los bienes (pérdida de valor de la propiedad privada), los recursos
naturales o el ambiente en general.

Tenemos una población que ha visto deteriorar su salud por motivo de los efectos
de la falta de sueño, la rabia y el irrespeto a la paz pública.
Es con toda seguridad, el elemento contaminante más habitual en nuestras
ciudades, pero esto no quiere decir que estemos obligados a soportar más allá de
los niveles máximos establecidos en la normativa de requisitos generales para la
protección contra ruidos, salvo en casos de emergencias o situaciones especiales.
El hecho de estar sometido a un nivel de ruidos elevado produce determinadas
enfermedades físicas y psíquicas graves. Episodios de ansiedad, aumento de la
presión arterial, estrés, obsesión y depresión, son enfermedades habituales en las
personas que sufren un exceso de ruido. Estas situaciones, lejos de irse
atenuando con el tiempo, se ven agravadas y deben ser tratadas por médicos
especializados

La contaminación ambiental constituye uno de los principales problemas a nivel


mundial, y como tal, República Dominicana sufre sus embates y consecuencias.
Contaminación de los recursos hídricos, atmosférica, de suelos y la no menos
importante contaminación acústica, producto de los ruidos, que año tras año van
aumentando de volumen, provocando serios daños a la salud de los dominicanos.
Ese sonido desagradable al oído humano, cuya media de aceptación se
encuentra entre los 50 y 60 decibeles, máximo, en República Dominicana ha
aumentado de volumen y capacidad, provocando problemas físicos, emocionales
y sociales, cuyo impacto se desconoce a largo plazo.

Las calles repletas de vehículos despilfarrando ruido y bocinazos a cualquier hora


del día y de la noche; los comedones que son un capítulo aparte, y ni qué decir de
cualquier desaprensivo en cualquier esquina haciendo tronar su equipo de música,
en muchos casos en plena competencia, y ni hablar de los políticos en tiempos de
caravaneo electoral, sin que haya una autoridad en capacidad de impedirlo.

“Es parte de la cultura de los dominicanos”, dicen no pocos para justificar ser parte
de esa vocinglería irritante, sin embargo, desde la perspectiva de la antropología,
“se trata de un problema social y cultural creado, no natural. El ruido ha sido
creado, inventado, aprendido y asimilado en República Dominicana”.
Con esa explicación, José Guerrero, director del Instituto dominicano de
investigaciones antropológicas enfatiza que el ruido en el país es parte de la vida
cotidiana, a tal punto que “el silencio es el mayor miedo del dominicano y se ha
constituido en una especie de terror. El dominicano le huye al silencio como el
diablo a la cruz”.

Y ciertamente, a pesar del grave daño que causa la contaminación acústica o


sonora, no se le ha dado la importancia debida, no obstante la existencia de leyes
que regulan su nivel, por ello, tanto en la capital como en ciudades del interior,
existen lugares particularmente emblemáticos cuando de ruido se trata.

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