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REFLEXIONES SOBRE SUSTENTABILIDAD Y EDUCACIÓN

Luis Palacios Ortega

INTRODUCCIÓN
Las motivaciones para escribir este ensayo son que, desde nuestra perspectiva de
educadores, reflexionemos hacia comprender los principios a partir de los cuales
los seres humanos seamos capaces de transformar nuestra actual cultura
depredadora, por una cultura respetuosa de toda forma de vida, sustentada en
una relación armónica con el entorno natural y planetario en el que habitamos y
sobre cómo transformar la educación para actuar desde una nueva percepción,
formal o informal, hacia generar estrategias pedagógicas a fin de educar seres
humanos comprometidos con el respeto a la vida y a la naturaleza y contribuir al
avance de una sociedad sustentable.

He centrado mi atención en compartir las reflexiones que, desde mi visión como


educador, dejan los conceptos rescatados de diversos autores y mi experiencia,
en una temática que como educador ha llamado siempre mi atención y hoy
considero más vital que nunca. Además, creo necesario que los educadores
deben ser críticos acerca de la responsabilidad que implica manejar en el discurso
conceptos como “sustentabilidad”, “educación sustentable” y otros que han
permeado en la sociedad, la mayor parte de las veces, de manera irresponsable y
ambigua.

Un ejemplo de ello es que el 24 de julio de 2014 el gobernador de Veracruz en


turno, Javier Duarte de Ochoa, mientras declara ante los medios de comunicación
que: “en Veracruz, el desarrollo urbano y el ordenamiento territorial son prioritarios
y esenciales para el impulso económico, social y sustentable de la entidad” 1, la
Federación de Colonos de la Rivera Veracruzana, denuncia ante la Comisión
Nacional del Agua (CONAGUA) y la Procuraduría Federal para la Defensa del

1
Diario AZ, Xalapa, Ver., 25 de julio de 2014, General, p. 3A
Ambiente (PROFEPA), que la Plaza comercial “El Dorado”, ubicada en Boca del
Río, Ver., en terreno vendido por el mismo Gobierno del Estado, descarga y
contamina el río Jamapa con aguas negras y residuales2.

Este escrito no tiene la intención de abundar acerca del concepto de


sustentabilidad, de dónde surge y lo que implica social, política y
económicamente, considero relevante analizar lo que este concepto representa
para la actividad educativa en todos los niveles. Este análisis parte de tres ideas
centrales, las que representan una preocupación personal y que deseo incorporar
en mi práctica docente. La primera idea es que estamos enfrentando un punto de
quiebre, un momento de inflexión civilizatoria3. En tal circunstancia se abren, en mi
óptica, dos alternativas entre las cuales escoger: una de ellas es seguir igual, lo
cual implica seguir incrementando la actual degradación ambiental y social hasta
su lógico desplome; la otra es cambiar radical y conscientemente.

La segunda idea, y que es el dilema que hoy se nos presenta, es continuar o no


avanzando ineludiblemente hacia una cultura única, global; una globalización
hegemónica de naturaleza casi exclusivamente económica, de la cual se
desprende nuestra área de acción: la educación estandarizada, moldeada por los
mercados financieros, con su marcado carácter autoritario, de competencia,
excluyente de millones de seres humanos y que en la educación, por ejemplo,
privilegia la evaluación como proceso punitivo.

La tercera idea es la de educar hacia formas de globalización democrática y


ecosistémica4, con procesos de integración social, cultural, política y económica,
donde se expresen y se desplieguen las distintas dimensiones de la existencia

2
Diario AZ, Xalapa, Ver., 25 de julio de 2014, General, p. 6A
3
Cada vez que la percepción humana capta un cambio, se producen inflexiones civilizatorias. Grandes revoluciones que
dan origen a una nueva mirada, a verdades en que se afincan los nuevos paradigmas que trae el conocimiento. En una de
esas etapas estamos, ésta es global. En los tiempos de inflexión civilizatoria, las debilidades para enfrentar nuevas
demandas quedan al desnudo. (http://www.wilsontapia.cl/tiempos-de-inflexion/ )
4
Enfoque ecosistémico: Es una estrategia para la ordenación integrada de la tierra, el agua y los recursos vivos, que
promueve a conservación y el uso sostenible de manera equitativa. Se basa en la aplicación de métodos científicos
adecuados, centrados en los niveles de organización biológica que abarcan los procesos, las funciones y las interacciones
esenciales entre los organismos y su ambiente, y que reconoce a los humanos, con su diversidad cultural, como un
componente integrante de los ecosistemas. (www.fao.org/.../asuntos...ecosistemico/es/)

2
humana y se recoja toda la enorme diversidad cultural, producto de la historia de
las civilizaciones, desarrollando así ecosistemas humanos que respondan a lo
local, buscando ampliar el horizonte evolutivo.

Un horizonte evolutivo diferente al que el hombre ha desarrollado hasta hoy, cuyo


producto principal es conocido como "la aldea global” 5, en la que los elementos
más cruciales (el transporte, las comunicaciones y todas las demás industrias; la
agricultura, la medicina, la educación, el ocio, la protección del medio ambiente, e
incluso la institución democrática) dependen profundamente, para bien o para mal,
de la ciencia y la tecnología, disponiendo las cosas de tal modo que nadie, a
menos que sea científico, se sienta identificado con ellas. Esto es una garantía de
desastre, ya que “podríamos seguir así una temporada pero, antes o después,
esta mezcla combustible de ignorancia y poder nos explotará en la cara” (Sagan,
2000, p.36).

La ciencia y tecnología que nos han permitido alterar el entorno global, deberían,
en mi opinión, someterse a la precaución y la prudencia, aunque seamos los
mismos humanos los que no lo han hecho hasta ahora. Seguimos
desarrollándolas como siempre, pero cuando las debilidades que siempre hemos
tenido se unen con una capacidad de hacer daño a una escala global, resulta un
riesgo. Esto exige algo más: considerar “una ética emergente que también debe
ser establecida a una escala planetaria sin precedentes” (Sagan, 2000, p. 272),
por lo que considero necesario iniciar este escrito identificando algunas de las
creencias instaladas que generan los procesos ecocidas6 globales crecientemente
insostenibles, esto plasmado en la llamada “cultura global”.

5
“El concepto de Aldea Global que propuso McLuhan en los 60´s, suponía flujos de comunicación unidireccionales, en que,
como en cualquier aldea, todos podían hablar con todos. Somos parte de un mundo en que se impone una monocultura que
funciona en base a intereses mercantiles, antes que políticos o sociales, cuantitativos antes que cualitativos, y en la que
parecen no tener cabida los elementos que pudieran desarrollarse por fuera de la lógica de mercado".
(http://www.azc.uam.mx/csh/sociologia/sigloxx/aldea.htm)
6
El neologismo ecocidio se define como deterioro del medio ambiente y los recursos naturales como consecuencia de la
acción directa o indirecta del humano sobre los ecosistemas. Reflexionando sobre la palabra ecocidio podemos tener
infinidad de ejemplos sobre las consecuencias de las acciones del hombre, no solo sobre los ecosistemas sino también,
como al ser afectados, estos se va degradando la vida sobre la tierra poniendo en peligro la existencia humana.
(http://es.metapedia.org/wiki/Ecocidio)

3
I.- ACERCA DE LA “CULTURA GLOBAL”
En la cultura occidental existe una idea de dominio de la naturaleza que tiene sus
orígenes en los mitos que originaron la cultura judeo-cristiana y que nos han sido
heredados por el Catolicismo. En el Génesis capítulo 1, versículos 26 y 29,
aparece lo siguiente: “Y dióles Dios su bendición, y dijo: Creced y multiplicaos,
henchid la tierra y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces”. Es necesario
preguntarse si se podría situar aquí el cuidado del hombre a esas criaturas, así
como qué significa el señorío y la dominación o qué exigencias y
responsabilidades derivan del mismo.

A partir de esas consideraciones los seres humanos vivimos en una cultura de


total ausencia de límites, el mundo que conocemos, y padecemos, es producto de
no delimitar la acción del hombre en él. El “progreso” y el “avance” de la ciencia, la
tecnología, la sociedad de la información y el conocimiento han crecido de una
forma desmedida, sin que alguien pueda objetarlo o limitarlo, a pesar del
conocimiento de los “daños colaterales” que éste provoca.

La ideología del progreso se ha configurado a partir de los enormes avances que


en la vida cotidiana introduce el desarrollo de la ciencia y la tecnología modernas,
esta ideología se transmite a la población a través de un aliado estratégico, la
educación. La creencia en la posibilidad de un progreso indefinido, de un progreso
ascendente y sin fin de la historia humana, ha roto así con el conocimiento
generado por civilizaciones locales durante siglos, de que la historia y los procesos
vitales obedecen a un carácter cíclico. Una reflexión crítica en ese tenor es
realizada por Guillaumín (2010):

El desarrollo, con la ayuda de la educación, convirtió lo local en algo


irrelevante. Si queríamos progresar teníamos que poner los ojos en lo que
estaba fuera de nuestras vidas, experiencias y saberes. La educación se
encargó de que aprendiéramos el nuevo alfabeto único del desarrollo al
tiempo que nos hacía olvidar los alfabetos propios (p. 8).

4
La ideología dominante, propia del capitalismo, se ha instalado en nuestras
sociedades, destruyendo las formas de vida comunitaria, de reciprocidad, de
solidaridad y el espíritu de convivencia y colaboración, que caracterizaron a
muchas de las sociedades anteriores al desarrollo industrial, al llamado progreso.
Se ha construido una obsesión al consumo, a la escasez, la carencia, la
indigencia, a la cual se llega a temer, incluso más que a la propia muerte,
convirtiendo los satisfactores en elementos culturales, en elementos de carácter
destructivo, ya que están referidos hacia la necesidad humana fundamental de
seguridad. Por lo tanto, si creemos que la escasez es el principal peligro que
enfrentamos, tenderemos a apropiarnos, incluso destructivamente, de aquello que
consideremos satisfactor, riesgo de pérdida o de carencia, y a acumular incluso
desmedidamente para poder así asegurarnos frente a un futuro incierto.

La eficiencia mecanicista es otra creencia en nuestra cultura, que confía


ciegamente en la interpretación del mundo bajo una óptica reduccionista, derivada
de explicaciones monocausales, en las que se cimenta el concepto de eficiencia.
Esta concepción mecánica, si bien es válida para algunos pocos fenómenos, se ha
generalizado. Creo necesario transitar hacia una forma de explicación y operación
que sea capaz de dar cuenta de lo multicausal y lo sinérgico, de lo subjetivo en
relación a lo objetivo, de lo cognitivo en correspondencia con lo afectivo.

La separatividad7 es resultado del individualismo y la competencia a ultranza


instalados por el capitalismo, bajo una óptica y concepción separativa disociada
del mundo. Nos vemos a nosotros mismos como entes aislados, como entes
independientes y autónomos y como hemos ido perdiendo la noción de
pertenencia y de sentirnos parte de entidades mayores a nosotros mismos, somos
incapaces de percibir las sutiles y misteriosas tramas de relaciones que nos

7
El problema de la separatividad, que es una de las dicotomías existenciales humanas y que forman parte de la naturaleza
del hombre. La separatividad, el aislamiento, la soledad pueden llevar a la locura o al suicidio. Por eso los seres humanos
se aferran desesperadamente a muchas formas de relaciones que les impiden enfrentar la experiencia de separatividad.
Pudieran resolverla positivamente, porque es perfectamente posible, pero si se asustan o se angustian pueden recurrir a
formas patológicas de apego.
(http://alexandercayo.blogspot.mx/2010/09/la-definicion-de-amor-de-erich-fromm.html)

5
acercan o nos distancian de otros seres humanos, de los seres vivos y del
universo.

Toda comunidad humana tiende de manera natural a desarrollar una visión


etnocéntrica8, a considerarse el centro del universo, tendencia que ha sido
acentuada y enfatizada hasta límites casi patológicos. Producto de lo anterior, al
que es diferente, incluso se le llega a considerar como un peligro para la
existencia propia, por lo que se resulta incapaz de aceptarlo como un “legítimo
otro”. Sólo estamos dispuestos a aceptarlo cuando el otro diferente se hace igual a
nosotros, esto es cuando asume nuestras creencias, nuestros valores, nuestras
necesidades (teléfono celular, computadora, auto o ropa), y nuestra visión
respecto a la realidad y la comprensión de ésta.

II.- ¿Y LA EDUCACIÓN?
Los valores de una cultura occidental corresponden a un sistema de creencias
socialmente aceptadas, en las cuales ésta opera. Para cambiar los
comportamientos y valores que nos han formado como sociedad depredadora,
biocída, ecocída, etnocéntrica, será necesario cambiar conjuntamente las
creencias que los sustentan y que han llevado a ellos, en mi opinión, cambiar de
fondo a partir de la educación: ¿desescolarizar, repensar el rol de la escuela en la
sociedad, educación sustentable?, resulta ocioso en este momento tratar de
contestar estos cuestionamientos o saber qué opción es la adecuada, sin embargo
es evidente que el entorno ecológico nos da mensajes claros de que es momento
de hacer algo en ese sentido.

La educación como parte de los sistemas políticos (y ahora también económicos)


de cada nación es depositaria de la responsabilidad de transmitir la cultura, en
este momento histórico la cultura globalizadora. Se ha obligado a la educación a
privilegiar los standares internacionales, lo que las directrices de los Organismos

8
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) dice sobre el etnocentrismo: tendencia emocional que
hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de los otros grupos, razas o sociedades.
(http://www.rae.com)

6
Internacionales imponen, las “competencias” que deben tener los docentes y las
que deben formarse en los estudiantes, todo esto a golpe de reformas de carácter
político, las cuales tienen la finalidad de “cumplir” con los requerimientos de las
“evaluaciones internacionales”. La aprobación de esta, o estas, se convierte en un
free pass hacia recursos económicos vía préstamos del Fondo Monetario
Internacional o del Banco Mundial.

México no ha sido la excepción. Nuestro país se ha empeñado (literalmente) en


pertenecer a un “club muy exclusivo”, la OCDE9. Se ha permitido a esta
organización internacional evaluar, opinar y recomendar cambios en el enfoque
educativo nacional con total desconocimiento de los ámbitos locales, la
idiosincrasia y demás componentes de nuestra cultura nacional. La actual reforma
educativa 2012 (producto de la presión de estos organismos) ha incorporado al
discurso educativo conceptos acerca de la sustentabilidad, siempre desde el punto
de vista comercial más que ecológico, y a la educación cursillos que pretender
“remediar”, según esta percepción político-educativa, la situación ecológica que
vive el planeta.

Al realizar el análisis del documento citado no encontré la conceptualización o


definición de los conceptos resaltados, ni el cómo lograrlo desde el punto de vista
metodológico, además, no considera las limitantes a las que se enfrenta la
actividad docente, el contexto, la idiosincrasia, la economía local, entre otras.
Conceptos como modelo de desarrollo alternativo, educación ambiental, relación
del individuo con la biósfera, perspectiva holística, prácticas escolares
sustentables o abordaje multidisciplinario, terminan quedándose en una redacción
de palabras “rimbombantes” carentes de significatividad.

Me queda claro, a partir de estas reflexiones, que a la educación, como


transmisora de la cultura, le corresponde atacar estas problemáticas. La pregunta
que subyace es, ¿qué cultura se transmitirá?, ¿la de continuar a la espera de

9
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

7
aquellas soluciones donde pagaremos el menor costo o donde la solución nos
será impuesta por otros, y así nos negamos a reconocer la magnitud de los
fenómenos, adaptándonos a ellos, o la de asumir un cambio radical de creencias,
valores y conductas?

Hoy todas las decisiones con respecto al futuro del planeta son tomadas desde el
mercado o desde una lógica política, propia de democracias representativas con
procesos electorales periódicos, trienios o sexenios, ambas marcadas por una8
visión de corto plazo. La otra pregunta fundamental es ¿quién piensa el largo
plazo?, más aún cuando la ciencia y la tecnología han sido subordinadas al
mercado y al poder político. Las visiones a largo plazo que fueron provistas en el
pasado, por ejemplo por las culturas locales, fueron desplazadas y desvaloradas a
partir de los avances de la ciencia y la tecnología modernas, nuestra civilización se
ha quedado situada en una mirada de corto plazo impuesta, como he mencionado,
desde el mercado y la política.

III.- DOCENCIA Y VALORES PARA LA SUSTENTABILIDAD


Es necesario comprender que el mercado, la ciencia, la tecnología y la política
actual son ámbitos “educadores en valores”, valores no necesariamente
compatibles con lo humano o lo ecológico. La economía global10, la sociedad del
conocimiento11, la sociedad de la información12, resultantes del “progreso”, han
privilegiado valores que se adoptan como propios: la moda, el consumo, sus
consecuentes satisfactores y todo lo que represente “ser actual”, “estar de moda”,
“no desconectarse del mundo”, “educación para todos”, “Mover a México”, etc.,

10
Sistema económico en el que las fronteras estatales ya no existen. La globalización de la economía es visible en tres
aspectos: El registro legal de las empresas en países que no son el de origen, la existencia de supermultinacionales y la
mundialización del comercio, la producción y las finanzas. Las empresas ya no tienen tantas barreras a la hora de comprar
productos extranjeros, ni a la hora de vender, en resumen, la economía se ha globalizado.
(http://iglesiasoviedo.blogspot.mx/2011/05/economia-global.html)
11
Se caracteriza porque el conocimiento es el principal componente de cualquier actividad. La información y el
conocimiento son el principal recurso de toda actividad y también se constituyen en su producto. Esta sociedad considera a
las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como un factor de cambio social.
(http://www.sined.mx/socconocimiento.html)
12
Es aquella en la cual la creación, distribución y manipulación de la información forman parte importante de las actividades
culturales y económicas. Un estado de desarrollo social caracterizado por la capacidad de sus miembros para obtener y
compartir cualquier información, instantáneamente, desde cualquier lugar y en la forma que se prefiera. Así la información
se convierte en vehículo indispensable para la generación de riqueza, satisfacción y cultura.
(http://genomorro.wordpress.com/2009/07/13/definicion-sociedad-de-la-informacion/)

8
slogans que inyectan en la sociedad una percepción distorsionada de la realidad,
de su realidad y del mundo.

Reflexionando acerca de lo anterior considero que el concepto de desarrollo


sustentable es un concepto equívoco y polisémico, e incluso, gracias al
tratamiento comercial, casi vacío. Las entidades políticas, económicas,
organizaciones civiles, utilizan el concepto de sustentabilidad según conviene a su
particular interés y visión de mundo. La conocida versión de “aquel desarrollo que
atiende las necesidades de las generaciones presentes sin menoscabar las
necesidades de las futuras generaciones”13, no es suficiente, no profundiza, detalla
ni delimita, en mi opinión, los alcances de dicha definición.

Pese a lo anterior, ésta conceptualización permite introducir un criterio para juzgar


a las instituciones y las prácticas ambientales de las sociedades modernas,
cuestionando ideas previas y a abriendo paso a otras concepciones o visiones del
mundo distintas a las dominantes. El lado positivo es que la idea de
sustentabilidad puede ayudarnos a moldear una nueva visión, una nueva
comprensión de lo urgente y necesario para enfrentar los enormes desafíos que
vivimos. El cambio fundamental no está en el plano de la tecnología, ni de la
política o de la economía, sino que está ubicado en el plano de nuestros valores,
son ellos los que determinarán el mundo que habitemos.

Presento a continuación un conjunto de valores que he rescatado. Su clasificación


es una propuesta personal, a partir de mi experiencia y de valorar su pertinencia
en la realidad. Aclaro que, para comprender este enfoque, se debe estar
consciente del trabajo que un docente realiza, por ejemplo, en escuelas unitarias,
9
bidocentes o tridocentes; en comunidades donde la “modernidad” no se conoce y
la sustentabilidad representa tener un poco de recursos económicos para comer,
aunque sea una vez al día. Donde no hay bonos por “productividad”, vacaciones
o aguinaldo. He querido rescatar (tal vez sin lograrlo completamente) en este

13
Bruntdtland, 1986, tomado de http://unesdoc.unesco.org/images/0003/000327/032763sb.pdf

9
escrito algunos olvidados en la cultura global, ya que los considero válidos y
necesarios; otros vigentes, aún en algunos espacios; y otros medianamente
reconocidos en el discurso del “desarrollo”. Mi intencionalidad como académico de
una escuela formadora de docentes alude a educar al educador ante los retos
actuales, y el rescate de ciertos valores al que me refiero en este apartado
representa un reto docente actual, una oportunidad y una responsabilidad de los
mismos me refiero a los siguientes:

 La cooperación, focalizada como una “operación conjunta”. La evolución


humana ha sido producto principalmente de acciones cooperativas
desarrolladas a lo largo de la historia, “es en la cooperación y no en la
competencia donde fue posible desarrollar el potencial evolutivo de nuestra
especie” (Maturana, 1995, citado en Elizalde, 2003, p. 140).
 La convivencialidad, al interior de esa lógica cooperativa, y en un proceso de
retroalimentación se desarrolló la convivencia, en relaciones de respeto y de
confianza mutua, condición necesaria ésta última para el desarrollo de la
condición humana (Maturana, 1995, citado en Elizalde, 2003, p. 141)
 Los bienes comunes es lo que el capitalismo ha necesitado destruir de manera
sistemática a lo largo de su historia. Han sido todos los bienes comunes, es
decir todos los bienes compartidos por diversas comunidades humanas, y que
teniendo su origen en momentos de mayor necesidad, constituían formas
colectivas de enfrentarlos, ya que sólo de ese modo pudo introducir el temor a
la escasez que hizo posible la acumulación en gran escala, que desencadenó
el desarrollo de las fuerzas productivas y del monopolio.
 La redistribución. La asimétrica velocidad de acumulación que ha generado
una creciente desigualdad, hizo que desde hace muchísimo tiempo se venga
planteando como una aspiración política y ética la necesidad de redistribuir los
bienes del mundo. Me parece importante señalar que a partir de esta cultura de
la redistribución, paralelamente debe formarse una ética del consumo, ya que
una forma de consumo es injusta si no permite el desarrollo igual de las
capacidades básicas de todos los seres humanos (Elizalde, 2003, p.223).

10
 Casi nunca reflexionamos acerca de la relación entre la ética del consumo y
nuestras necesidades reales, por lo cual la mayoría de nosotros magnificamos
nuestras carencias. Hace algún tiempo escuche a dos mujeres comentando
acerca de su vida, una de ellas comentó que “necesitaba unos zapatos
urgentemente”, pero no tenía dinero para comprarlos, a lo que la otra amiga le
respondió: “te quejas de no tener zapatos cuando hay gente que no tiene
pies”…Si le dedicáramos alguna reflexión al tema, veríamos que podemos
10
desechar una gran cantidad de “necesidades” creadas por el mercado global y
como consecuencia, nuestra vida se simplificaría, atenderíamos lo importante
en lugar de dejarlo de lado por lo “urgente” o por lo “necesario”.
 La reciprocidad, la solidaridad y la gratuidad. Es necesario transformar las
formas de intercambio. Considero que una forma óptima es de acuerdo a los
ciclos naturales, a diferencia de lo que vivimos actualmente. Deben
encontrarse otras formas de intercambio inmediato, a diferencia de lo que
pasa con el dinero, por ejemplo, el cual ha ampliado sustantivamente el ritmo y
la escala de los procesos económicos. El educar en estos valores (la
reciprocidad, la solidaridad y la gratuidad) implica la responsabilidad que se
debe asumir frente a los sujetos débiles, luchar por derechos no sólo para uno
mismo sino también para aquéllos que no los tienen reconocidos.
 En cuanto a la gratuidad sabemos que la mayor parte de la existencia social
está construida sobre la base del establecimiento de procesos de
institucionalización de las relaciones sociales, la creación de diversas normas y
pautas de conducta que regulan los ámbitos de actuación de las personas,
gran parte de aquellas reforzadas por grados diversos de control social. Lo
anterior implica la casi absoluta desaparición de la gratuidad en esas formas de
relación entre las personas.
 Considero que educando a partir de estos valores “será posible el surgimiento
sinérgico de lo gratuito, de lo inefable, y de lo que posiblemente sean los
sentimientos más propiamente humanos: la ternura y la compasión” (Elizalde,
2003, p.151). Como valor resultante: la fraternidad, sustentada ésta en los
valores anteriores, y en la más profunda aspiración de los seres humanos, la

11
de amar y ser amados. No sólo una necesidad humana fundamental sino
también un móvil que explica gran parte de cómo operar el ser humano.
 El operar humano se sustenta, además, en algo inexplicable y absolutamente
incompresible para la política o el mercado, la dignidad humana. Es esa
dignidad la que fortalece al hombre y posibilita recuperar la verdad. Es esa
dignidad la que ha alimentado a lo largo de la historia humana la capacidad de
soñar, propia del ser humano, “es esa dignidad la que ha empujado incluso a
un solo ser humano a confrontar imperios, demostrando que la dignidad
humana es algo irrenunciable” (Elizalde, 2013, p.154).

IV.- REFLEXIONES FINALES


La primera idea planteada al inicio de este escrito es que estamos enfrentando un
punto de quiebre, un momento de inflexión civilizatoria, abriéndose dos
alternativas: seguir igual o cambiar radical y conscientemente. Lo obvio es
contestar que debemos cambiar, que la situación ambiental no pude continuar de
la manera que ha venido dándose, sin embargo no es tan fácil. Quisiera
ejemplificarlo de la siguiente forma: me encuentro en este momento en un
momento de inflexión personal, profesional y de formación doctoral en los tres
ámbitos siguientes:
1) Ser un docente formado en el paradigma mecanicista, con el que debo convivir,
trabajar (planear, evaluar, investigar, tratar la información).
2) Cuidar procesos prediseñados (como el de la formación docente o las reforma
educativas) los que no comparto y que no puedo cambiar.
3) “Influir sutilmente”, producto de mi formación, hacia generar un cambio en la
visión del mundo en los que me rodean, así como generar la conciencia de los
fenómenos políticos, económicos, sociales y ecológicos, aunque a veces siento
estar en medio de un “circo de tres pistas”.

Este momento de inflexión personal me ha obligado a replantear algunos enfoques


personales: comienzo con el mecanicismo, el cual, traducido en un supuesto
“progreso”, ha llevado a la desaparición de culturas y especies vivas. La actual

12
cultura occidental, en su hegemónica versión capitalista globalizada, no respeta
los distintos ritmos, espacios y tiempos biológicos, destruyendo la diversidad en
todas sus formas generando una vocación universalizante que es profundamente
destructiva. El potencial de transformación disponible hoy en manos humanas,
para no tornarse autodestructivo, requiere un profundo cambio cultural, de sistema
de creencias, ciencia, ética, economía, en resumen de una nueva educación.

En relación a la segunda idea, continuar o no avanzando hacia una cultura única,


global, hegemónica, y que la educación estandarizada, como producto moldeado
para los fines de los mercados financieros, autoritaria, de competencia, excluye a
millones de seres humanos: en primera instancia, es necesario reconocer lo grave
que resulta que la propia cultura del desarrollo haya moldeado una dinámica
homogeneizadora global y planetaria, que fomenta la desaparición de la cultura, y
así de nuestra especie. En segunda instancia lo lógico es contestar que lo mejor
para nuestra sobrevivencia, como especie, es no permitir que se imponga la
cultura global, sin embargo el contrarrestar su impacto resulta una tarea poco
menos que imposible, revertir lo que se ha instalado con tal fuerza en nuestra
conciencia no es una labor mínima.

Se requiere mover desde sus cimientos a las empresas trans y multinacionales y


los sistemas económicos a través del trabajo educativo, el trabajo de
concienciación que se realiza día con día en casa, en el aula, en la reunión
familiar, es decir, la influencia sutil, “de a poco”. No podemos dejar sólo en manos
gubernamentales algo que nos interesa y afecta a todos. No seremos capaces de
querer, gustar y disfrutar de la vida en todas sus expresiones, con solidaridad y
responsabilidad con lo existente y lo que va a existir, si no orientamos nuestra
permanente búsqueda del sentido de la existencia humana hacia la formación de
esta conciencia ambiental, partiendo de lo local hacia lo planetario.

La tercera idea que planteo es la de educar hacia formas de globalización


democrática y ecosistémica, con procesos de integración social, donde se otorgue

13
el significado que tienen las distintas dimensiones de la existencia humana y la
diversidad cultural, tendiente a desarrollar ecosistemas humanos que respondan a
lo local, buscando ampliar el horizonte evolutivo. Creo que es relevante incorporar
a esta idea y a la docencia, los aspectos genéticos y culturales, es decir, educar al
educador para considerar la relación existente entre la cultura local y la genética
propia de la misma, relación rota a partir del auge de la educación estandarizada.
Me refiero a esto ya que ambos fenómenos son procesos continuos, no
terminales, ambos determinan un proceso que debe ser complementario a ellos, el
proceso educativo. El progreso, la globalización y la cultura global, reitero, han
dejado de lado los procesos cíclicos naturales, de ahí la importancia y pertinencia
de estos aspectos.

Es necesaria, a partir de lo expuesto, una educación basada también en la ética, a


fin de que las sociedades humanas vivan en armonía con la naturaleza, de la que
dependen para su sobrevivencia y bienestar. El objetivo a largo plazo de la
educación ambiental debe ser fomentar actitudes y comportamientos compatibles
con una nueva visión ética. La educación ambiental debe ser entendida como
educación para la sustentabilidad, partir de un proyecto educativo comprometido
con la mejora de las condiciones de vida de toda la humanidad, sin embargo la
visión debe cambiar, debe iniciar desde el ámbito local hacia el ámbito global.

Considero que una educación ambiental que promueva los valores rescatados en
este documento, resulta clave para comprender las relaciones existentes entre los
sistemas naturales y sociales, así como para conseguir una percepción más clara
de la importancia de los factores socioculturales en los problemas ambientales. En
esta línea, debe impulsar el fortalecimiento de esa conciencia, los valores y los
comportamientos que favorezcan la participación efectiva de la población en el
proceso de toma de decisiones.

La educación ambiental así entendida puede y debe ser un factor estratégico que
incida en el modelo de desarrollo establecido para reorientarlo hacia la

14
sustentabilidad y la equidad. Que los individuos como las comunidades
comprendan la naturaleza compleja del medio ambiente resultante de la
interacción de sus diferentes aspectos: físicos, biológicos, sociales, culturales,
económicos y adquieran los conocimientos, los valores y las habilidades prácticas
para participar responsable y eficazmente en la prevención y solución de los
problemas ambientales y en la gestión de la calidad del mismo.

Por lo tanto, la educación ambiental, más que limitarse a un aspecto concreto del
proceso educativo, debe convertirse en una base privilegiada para elaborar un
nuevo estilo de vida, abierta a la vida social, a fin de que los miembros de la
13
sociedad participen, según sus posibilidades, en la tarea compleja y solidaria de
mejorar las relaciones entre la humanidad y su medio. Esto no será posible sólo
con la implementación de cursos, pláticas u otras estrategias educativas reducidas
a unos cuantos, considero que es momento de multiplicar los esfuerzos de
concienciación.

15
REFERENCIAS

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Veracruzano, Xalapa. Ed. Las ánimas.

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Mínimo Tránsito.

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Creación de nuevas relaciones posibles. Editor: Centro de Investigación
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