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Resencion Rojos
Resencion Rojos
En el capítulo segundo, “El terror rojo”, nos pone desde la perspectiva de los rebeldes.
Mientras la guerra está activa, observan a su paso los horrores que los seguidores del
marxismo dejan a su huida, aunque esta idea cuenta con alguna alteración, ya que se
contabilizaba toda muerte a causa del enemigo. Esto para el mayor uso propagandístico
contra la represión republicana, llegando a traducirse artículos publicados en España,
para enviarlos a Lisboa o Londres y así advertir de que quien está liderando estos
ataques contra los pilares básicos de la España tradicional es el brazo soviético,
influyendo en la mente de la ciudadanía para aumentar la masa de antiespañolas.
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En ella, ve como el ideario marxista no es más que un cuento utópico, descritos de una
forma clasista y diferenciando a los abanderados que toman las calles al desfile de la
Internacional. Este desfile, la venganza roja, como él la nombra, cuenta como los
trabajadores toman la ley por su cuenta. No pasaría mucho tiempo hasta iniciar una caza
arbitraria, donde ya no solo se tomaban falangistas, sacerdotes o militares, sino
burgueses pacíficos e incluso obreros no sindicados, entrando en acción las conocidas
como Checas.
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Ibárruri, donde se contaba que en realidad era un hombre disfrazado de mujer para
utilizarlo como símbolo de la propaganda republicana.
Este humor que se utiliza para la desvalorización moral del enemigo es claramente
identificado en el capítulo sexto “Humorismo del enemigo” y séptimo “El humor que
fluye de la radio”.
Otro ejemplo de esta parodia son las transmisiones de “aquí es la emisora de la flota
republicana”, donde daban discursos ilusorios de los líderes republicanos, como Largo
Caballero, Manuel Azaña o Indalecio Prieto, caracterizándolos como cobardes que
mandan a morir a sus iguales sabiendo de su derrota. Con esto, vemos que toda
representación de un republicano ya sea miliciano o político, es de un sujeto analfabeto,
envidioso y en rasgos generales como el esperado “enemigo rojo” que es.
Como nos ha orientado, se puede tener claro que la propaganda puede desarrollarse
como un arma más dentro de un conflicto armado, no únicamente para exaltar las
emociones de las tropas aliadas o alentar movimientos de masas como lo fue la
propaganda nazi, sino también para la desvalorización del enemigo y mermar su moral.
Aunque en este caso conocemos la actividad de uno de los dos bandos, sabemos que en
el lado republicano se llevó a cabo de igual manera, siendo la propaganda como
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procesador de la realidad, donde los valores e ideas propagadas por el discurso político
enlazados en la construcción imaginaria del enemigo conformado por estereotipos,
crean esa desvalorización de su contrario.