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María Florencia Rodríguez

TEORÍA DEL IMAGINARIO SOCIAL ARGENTINO


ESA OSCURA MANCHA TEMÁTICA

Alumna de 3° año del profesorado de Lengua y Literatura. Cedsa


Teoría del imaginario social argentino
Esa oscura mancha temática
Para comenzar voy a citar a Elsa Drucaroff, escritora y crítica literaria, autora del
ensayo “Los prisioneros de la torre”, eje central de nuestro trabajo. En dicho
ensayo que le llevó años escribir debido a la cantidad de obras de la narrativa de
postdictadura, la autora expone y distingue a aquella literatura surgida o publicada
a partir de los años 90 en Argentina y aquella surgida a partir del 2004,
denominada nueva narrativa argentina. En dicho corpus ella examina de manera
exhaustiva algo que crece constantemente y parece no tener fin. En su análisis
intenta discernir el universo creado por jóvenes después del sueño socialista y
después de la masacre (dictadura militar) y hace una distinción entre la primera
generación de autores de la década del 90 y de la segunda generación 2004 para
definirlos como los representantes de la nueva literatura argentina debido a que en
la misma existen rasgos realmente novedosos que la diferencian de la “vieja” por
así llamarla. Esos rasgos son entonaciones, manchas temáticas que son
tendencia generalizada en el corpus de obras. Por lo tanto el trabajo que se
relatará a continuación está íntegramente enfocado en el ensayo de dicha autora
bajo mi punto de vista personal y abocándome a la macha temática del filicidio.

El imaginario filicida de la postdictadura

La literatura es un sistema de textos pactado socialmente y con determinadas


funciones estéticas, comunicativas y modeladoras –o sea, que propone modelos.
La literatura, entonces, es una especie de simulación del que todos, autores y
lectores, tenemos conciencia. Mediante ella se simula decir y lee algo verdadero
sobre algo que no existe, salvo en la literatura. La ficción, por lo tanto, no es lo
contrario de lo real, sino que representa la imagen que de lo real puede
construirse. La literatura no es un laboratorio, son muchos, en palabras de
Ducraroff.
Para hacer alusión a esto comparto el siguiente fragmento:
En una época, el país donde estaba la cárcel había pretendido ser una nación,
pero a las naciones las alimentaba alguna variante legendaria del origen,
la proyección o el destino, y ese país era apenas una gran planicie donde distintas series de
Hombres habían caído como lluvia de polen o de piedras.
En algún tiempo ese estado había presumido de riqueza
Y ejercido un paternalismo severo pero abrigador.
De vez en cuando, como todos los padres, mataba a algunos hijos para protegerse,
Aunque eso era menos grave que la tenencia del estado a desaparecer,
Como quien tiene demasiadas deudas y se va suicidando de a poco para que nadie lo note”

(Cohen Marcelo “La ilusión del monarca” en Fin de lo mismo, Buenos Aries, Alianza Editorial, 1992)

Como dije anteriormente el presente trabajo se aboca exclusivamente a la mancha


temática del filicidio en la narrativa de pos dictadura por lo cual elegí un fragmento
de un autor que retracta fehacientemente mediante su pluma el trauma de un
pasado reciente donde las características de un nación frustrada muestra la
pulsión político-social destructiva sobre la juventud. Filicidio se define como
muerte dada por un padre/madre a su propio hijo, en este caso sería el imaginario
filicida de Cohen, una nación que devora a sus hijos.
La narrativa actual, se interroga constantemente por la historia; el trauma de la
dictadura retorna con horror, aunque se transforme y contamine con múltiples
sentidos ajenos a él; es el efecto siniestro de una hybris heredada, casi a la
manera de los hijos que en la tragedia griega saben que no tienen chance, están
marcados por las transgresiones que no protagonizaron. Y como a esos hijos, los
precios por la desgracia del ayer se les presentan de modos múltiples, no
evidentes, mezclados con sus propias pasiones y sus propios terrores y conflictos
en los mundos imaginarios que escriben.
Puedo describir una y cientos de obras analizadas por Drucaroff que abordan la
mancha temática del filicidio pero sus mayores antecedentes se encuentran en
dos autores de la generación de militancia que los de postdictadura aprecian:
Fogwill y el citado Marcelo Cohen. Los Pichyciegos, obra que será analizada a lo
largo del trabajo se considera el texto fundador, pero la mancha esta
explícitamente teorizada en el breve pasaje significativo citado anteriormente: “La
ilusión monarca” de Cohen publicada a comienzos de la década del 90.
Filicidio en la NNA
Las ficciones de la NNA constituyen una y otra vez, casi siempre de modo
metafórico o connotativo pero a veces con escalofriante evidencia, situaciones de
filicidio. La evidencia de filicidio se encuentra en los siguientes hechos reales
acontecidos en Argentina que se gace necesario y fundamental rememorar: la
sociedad argentina apoyó en los años 70 un proyecto político revulsivo y un sector
demasiado importante alentó y festejó el surgimiento de una guerrilla armada
porque ésta de algún modo, era representativa de un movimiento de trabajadores
que querían el regreso de su líder, de una clase media que cada vez más
simpatizaba con la transformación social y hasta de un empresariado que
apostaba por un desarrollo industrial independiente del imperialismo
norteamericano. Apoyaron y alentaron, por eso Perón puede hablar de la “juventud
maravillosa” refiriéndose a la izquierda armada, sin perder influencias ni adeptos.
Ellos enviaron a sus hijos al combate pero no los acompañaron, más bien
después, cuando todo se puso muy mal, renegaron de ellos. Si antes los dejaban
solos en la acción, ahora los abandonaron por completo. En 1975 clamaron al
cielo para que de una vez se terminara con la guerrilla y cuando en 1976 las
fuerzas armadas ocuparon el gobierno para iniciar la cacería de los militantes,
aplaudieron o miraron para otro lado. La democrática Unión Cívica Radical habló
de la guerrilla fabril meses antes del golpe, el revolucionario Partido Comunista
aclaró que el 24 de marzo de 1976 tomaban el poder generales democráticos con
un argumento u otro, todos callaron cuando había que callar o dijeron “por algo
será” cuando correspondía decirlo. En 1883, la mayoría afirmó que no había
sabido lo que los militantes estaban haciendo y elaboró la teoría de los demonios,
tres formas de dejar solos a los hijos, primero, aliento y aplausos para que ellos
hicieran solos lo que los padres no estaban dispuestos a hacer, después, espaldas
aireadas mientras masacraban a los hijos, quienes, siguiendo esa lógica extrema
típica de los muy jóvenes, alucinados en su soledad y aislamiento generacional,
enceguecidos de obstinación, se enredaron en una lucha torpe y condensada de
antemano, y por último, las vestiduras rasgadas, el lamento por el genocidio que
ya ocurrió, la angelización de las víctimas inocentes y la demonización de los
sobrevivientes como parte de los otros demonios, la descarga de la
responsabilidad por la masacre sobre los militares en masa.
Teniendo en cuenta estos hechos, de aquí parte la NNA, con autores que
nacieron en esa época aunque no tuvieran conciencia ciudadana y con aquellos
que nacieron después pero herederos de este pasado traumático, quienes reflejan
en sus obras el imaginario social argentino con un estilo cargado de socarronería,
ironía y la tendencia de las nuevas tecnologías. Una narrativa que debió surgir
luego de la censura, la persecución y la barbarie de autores obligados a guardar
su pluma, víctimas de una cultura vacía. La NNA a partir de estos hechos buscó re
significar y construir su camino basando sus obras nutridas de vida en la historia
vivida y poniendo su foco hacia ese pasado para recordar el horror de lo
acontecido desde la reflexión y la autoconciencia, buscando legitimar las voces de
quienes fueron callados. Esta literatura fue acusada por varios críticos literarios
como de ser un invento del marketing y también en palabras de Beatriz Sarlo
quien la cuestiono de literatura frívola y alejada de la realidad por lo cual a modo
de refutación cito el siguiente fragmento de Elsa Drucaroff

“la narrativa argentina de las generaciones de post dictadura refiere a un trauma nacional,
generacionalmente compartido, que puede leerse en procedimientos y temáticas de las obras y
remite, no necesariamente de forma explícita ni necesariamente desde los contenidos, a los
efectos de un hecho histórico concreto: la dictadura militar”.
(Los prisioneros de la torre. Introducción p.24)

Hablemos de filicidio
Son varias las obras analizadas por Drucaroff que se detiene en esta oscura
mancha temática pero mi análisis va a hacer referencia a una de las obras
fundamentales de la NNA “Los Pichyciegos” de Fogwill, para evidenciar esta
mancha temática del filicidio y haciendo hincapié en lo que expresaba
anteriormente Beatriz Sarlo con respecto a la NNA.
Leyendo la obra mencionada, me introduje de lleno en lo que fue la guerra de
Malvinas, podría decir que reviví en carne propia la lucha por sobrevivir a una
guerra sin sentido, al fatídico, nefasto y repugnante poder de una nación que
mandó a sus hijos a la muerte y que en vísperas de un mundial de futbol intentaba
tapar lo que ya no no se podía. La mancha temática del filicidio aparece como
pulsión política-social destructiva sobre la juventud. Una obra que
metafóricamente relata como una nación mata a sus hijos de manera innecesaria.
Los pichiciegos, obra ambientada en la guerra de las Malvinas cuya narración
principal transcurre a finales de mayo y principios de junio de 1982 y finaliza
cuando los británicos ya han desembarcado en las islas y los soldados argentinos
son hechos prisioneros y trasladados a la Argentina. Su primera edición, bajo el
nombre de Los Pichycyegos. Visiones de una batalla subterránea, data de 1983.
Fogwill escribió la novela en medio del ambiente bélico creado por la guerra, entre
el 11 y el 17 de junio de 1982, es decir, que la terminó tres días después del final
de la guerra. En los últimos capítulos hay pasajes intercalados que parecen
anticipar hechos relativos a la redacción y edición del propio libro. El aporte de
Fogwill radica en construir un relato ficcional más ajustado a la realidad que lo que
primaba en el imaginario colectivo Argentino -manipulado por el poder de facto y
transmitidos por medios de comunicación hegemónicos-. La historia narra las
vivencias de un grupo de soldados que fueron enviados por la dictadura militar a
guerra de Malvinas y como desertores se encuentran en un refugio subterráneo
con el único objetivo de sobrevivir a la guerra. Los jóvenes pertenecen a diversas
regiones de Argentina y en su lucha por la sobrevivencia se comparan con una
mulita, ya que uno de ellos comenta que el animal adquiere diversos nombres
según la región, que los mismos son atrapados y el sistema de defensa que
utilizan ya que también viven en cuevas subterráneas y son ciegos. Por tal motivo
y haciendo alusión metafóricamente se autodenominaron pichiciegos como si de
forma inconsciente o no aceptable supieran el destino que les esperaba, el de ser
cazados, el de morir asfixiados cuando la nieve cubriera el lugar, el hambre o el
frio entre otras cuestiones.
La macha temática del filicidio no solo aparece como propulsión política-social
destructiva, sino como deseo o actitud filicida de los padres. Dicha actitud de este
imaginario social argentino hoy se sigue reflejando en los hechos que acontecen
diariamente como por ejemplo: aborto legal entre otras cuestiones. Drucaroff diría
que es necesario interpretar socialmente esta mancha temática y es lo que a
continuación detallare en la obra mencionada.
El texto escoge ciertas significaciones que asocian a sus personajes con víctimas
sacrificiales de los adultos del poder político.
“después volvió a hablar el jefe: que no había más pilas, que las pilas eran uno de los grandes inconvenientes
de esa guerra, pero que ni ellos-él y el turco- ni él-el oficial- tenían la culpa de esa guerra. Que ellos eran
patriotas, que debían volver pronto a la Argentina, porque la Argentina necesitaba “prosperar” porque “era un
gran país”. “prosperar” decía el traductor, y “ocuparse de prosperar” era mucho mejor que hacer guerras

contra países más fuertes…( Los pichiciegos capítulo 3 página 39)

En este fragmento está bien marcado el filicidio como propulsión política


destructora, una nación que manda a sus hijos a la muerte con una guerra sin
sentido sabiendo que enfrentaban un país demasiado fuerte para lo que la
Argentina estaba preparada.
Especialmente potente filicidio es el fragmento que sigue, en el que los
adolescentes escuchan un brutal bombardeo desde su pichicera y para conjurar el
miedo conversan sobre el animal que les ha dado su nuevo nombre:
. […] pero [los pichis] volvieron a pedirle al santiagueño que contara cómo
era el pichi, porque los divertía esa manera de decir, y él les contaba
cómo había que matarlo ,cómo lo pelaban y le sacaban el caparazón
duro y cómo se lo comían. Contaba las comidas y quería describir cómo era el gusto
del pichi, por qué era mulita en un lugar, y peludo en otro. Cuestión de nombres, se dijo.
—¿Saben cómo se cazan los peludos en La Pampa? —preguntó alguien.
Nadie sabía. Fumaban quietos. Muchos seguían sin hablar, por respeto a las vibraciones, a las
explosiones; tenían miedo.
—¡A tiros ha de ser! —contestó uno.
—No —dijo el otro; era un bahiense
— se lo caza con perros: va el perro, lo olfatea, lo persigue y el animal hace una cueva en cualquier lado,
para disimular la suya, donde esconde las crías, y en esa cueva falsa se entierra y queda con el culito afuera.(…)
(Los pichiciegos capítulo 2 página 28)

Pichiciego, explica la novela, es otra denominación de la mulita, el típico animalito


argentino que se llama de diferentes modos en diferentes lugares de la patria, y se
juega con el hecho de que en la pichicera conviven jóvenes de todo el país que le
conocen nombres distintos. Pequeñez, falta de poder que se compensa con
astucia para sobrevivir, omnipresencia en el territorio argentino son semas que
habitan esa palabra que genera la metáfora, el país que mata a sus hijos. Los
pichiciegos comparten significados no sólo con las víctimas de la explotación sino
además con las víctimas cazadas, humilladas y luego asesinadas y para conjurar
el miedo conversan sobre el animal que les ha dado su nuevo nombre.

-¿Cuántos muertos?-pregunto alguien desde lo oscuro.


-cien-aposto uno.
-mil-exagero otro.
-dos mil-duplico el primero.
-trescientos-corrigieron. (…)
(Los pichiciegos. Capítulo 4 página 49)

Y así la nación que mata a sus hijos, vio caer distintas series de hombres como
lluvias de polen o piedras.
Entonces refutando a Sarlo. ¿Esta obra está muy alejada de la realidad, es frívola,
no es de calidad? En palabras de Ducraroff, sostiene que Sarlo Tardó mucho
tiempo en hacer una crítica sobre Fogwill, en la primera publicación lo pasó
desapercibido y recién nueve años más tarde cuando la obra se vuelve a reeditar
sostuvo su parecer, o sea llego tarde. Fogwill ha penetrado con lentitud y
persistencia la literatura argentina durante los años 90. Sedujo antes que a nadie a
los escritores, a los críticos jóvenes y a los estudiantes.
Para finalizar, Hoy sabemos que la literatura en sí no responde a una trama
generacional sino más bien a una mirada profunda, seria que cala hondo en el
desgarramiento social, en este caso. Ya sean los nacidos en la década del ’60 o
los que aparecieron en este mundo en la del ’70, la narrativa argentina necesita de
voces que sean capaces de simbolizar aquello que nos duele. Y esto que nos
duele es comprender a través de la misma esas manchas temáticas que forman
parte de nuestro imaginario social porque la literatura en sí, está ligada a la
realidad política y social de la sociedad que llega a nosotros los lectores a través
de la reflexión, la crítica y el cuestionamiento. La mancha del filicidio es una
realidad que se manifiesta en los hechos reales ocurridos desde 1976 hasta la
democracia pero sigue vigente como una herencia arraigada en los argentinos.
Aborto, maltrato infantil, violencia de género, FILICIDIO. La inmensidad de obras
y autores analizados por Drucaroff retractan fehacientemente dicha realidad que
crece y parece no tener fin y es aquí donde las manchas temáticas que se
manifiestan en cada obra provocan una distinción con respecto a la literatura
anterior.

Bibliografía:
- Discutiendo con Sarlo. Capítulo 5 “los prisioneros de la torre”. Elsa
Drucaroff. 2011Buenos Aires. Emecé
- Elsa Drucaroff “Los prisioneros de la torre” 2011Buenos Aires. Emecé
- Generación pos dictadura: características, la autoconciencia, contexto
sociopolítico y la estratificación de las vivencias. Literatura Argentina II.
2022. Cedsa
- Hijos y padre. El imaginario filicida de la posdictadura. Capítulo 9. “los
prisioneros de la torre”. Elsa Drucaroff. 2011Buenos Aires. Emecé
- Introducción y conocimiento. “Los prisioneros de la torre”. Elsa Drucaroff.
2011Buenos Aires. Emece
- Nueva narrativa Argentina: narrativa de las generaciones de pos dictadura
Literatura Argentina II. 2022. Cedsa.
- Rodolfo Fogwill. “Los Pichyciegos” 2006. Buenos Aires. Interzona.
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