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Escrituras de la resistencia armada al franquismo | Marie-Claude Chaput, Canela Llecha
Llop, Odette Martinez-Maler

La guerrilla antifranquista en
la poesía del exilio
republicano de 1939:
epopeya, elegía y memoria
José-Ramón López García
p. 307-331

Texto completo
1 En la órbita de la llamada memoria histórica, los discursos culturales de los últimos años han
propiciado una recuperación de la guerrilla en la actual sociedad democrática. Las propuestas
narrativas, cinematográficas y teatrales que han abordado este ámbito cuentan ya con análisis
en los que la literatura del exilio republicano paulatinamente ha ido ganando un espacio
mayor. No obstante, en estos estudios sobre guerrilla antifranquista y literatura, los poemas
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de los exiliados apenas si se han sumado como simples notas informativas, como ejemplos de
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de consigna que escasamente trasciende el valor testimonial o de explicitación del
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deseas activar político de sus autores. Sin embargo, soy de la opinión que este conjunto de
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poemas, movilizado desde la complejidad de las culturas del exilio, ostenta significados de
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alcance.
2 Para demostrar dicha aseveración, mi objetivo en el presente trabajo es doble. Por un lado, y
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ningún ánimo de exhaustividad, dar un primer paso en la configuración del corpus poético
guerrillero. Un corpus que ha de ponerse en diálogo con lo escrito por parte de los propios
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guerrilleros, por los poetas latinoamericanos solidarios con la causa republicana (Raúl
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González Tuñón, Nicolás Guillén, Efraín Huerta, Pablo Neruda…) y por otros sistemas
literarios que compartieron la experiencia partisana con guerrilleros españoles (Louis Aragon,

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Paul Éluard, Vasko Popa… )1, así como con los poetas españoles del interior, si bien, resultado
lógico de la dictadura, los ejemplos son aquí más escasos y tardíos (Gabriel Celaya, Eugenio de
Nora, José Agustín Goytisolo, José Ángel Valente…). Por otra parte, y en paralelo con el
cambio de expectativas de los exiliados a medida que la dictadura franquista se afianzaba en el
poder, me interesa determinar de qué modo se hizo frente a la progresiva disolución de la
lucha armada guerrillera y si ello dio lugar a formas alternativas de representación.
3 De este modo se podrán observar dos aspectos. Primero, cómo este corpus actualiza debates
estético-políticos surgidos en la guerra civil en las nuevas condiciones de la segunda guerra
mundial, posguerra y guerra fría. En segundo término, cómo se plantean memorias
alternativas a los tres discursos hegemónicos principales: por un lado, el discurso del régimen
franquista, denigratorio o anulador de lo que suponía la guerrilla; por otro, el planteado por el
Partido Comunista de España a mediados de los cincuenta cuando la política de
«reconciliación nacional» supuso un cambio de estrategia que marginó la guerrilla como
centro de la resistencia antifranquista2 ; por último, el desarrollado en democracia,
mayoritariamente regido por el tratamiento de la memoria como espectáculo y objeto de
consumo en el mercado del ocio3. En este sentido, la poesía guerrillera antifranquista plantea
otro tipo de memoria frente a estos procesos de desideologización, bien sea la maniobra
franquista de asimilar la guerrilla al bandolerismo y la delincuencia, bien sea la relegación de
lógicas políticas cuyo centro era el ejercicio de la violencia, bien sea la estrategia mercantil de
fomentar proyecciones nostálgicas y sentimentales del pasado carentes de auténtico peso
histórico y político.

La pervivencia épica
4 Aunque el final del estado de guerra no se declaró hasta 1948, guerra civil y guerrilla aparecen
frecuentemente como «dos universos históricos disociados», partición que coloca a la guerrilla
«al margen de la épica de la guerra civil4». La poesía exiliada sobre los guerrilleros muestra
esta continuidad en sus esenciales dependencias con el Romancero de la guerra civil, un
aparato estético definido por el concepto global de la epopeya que mostró su efectividad en la
traslación de los valores revolucionarios y de transformación social5. Por su parte, la mayoría
de la comunidad exiliada estableció una relación causal entre guerra civil y segunda guerra
mundial y, en buena lógica, pensó que al triunfo de los aliados correspondería la caída de la
dictadura en España6. La guerrilla explicitaba estos vínculos y desde mediados de los años
cuarenta se convirtió en símbolo central de estas continuidades.
5 Como fenómeno determinado, no en exclusiva pero sí básicamente, por los comunistas
españoles, el grueso de poetas que conforman el corpus literario sobre las guerrillas está
marcado por la militancia en el PCE o por su condición de compañeros de viaje7. La fidelidad
política exigía al poeta comunista la inclusión de determinados referentes en su obra, pero
quienes entendían la escritura como parte consustancial de su identidad también procuraron
no hacer de ello una vivencia ajena. Durante la guerra civil ya se había planteado que era un
reduccionismo pensar que la simple inclusión de un símbolo revolucionario (en este caso el
guerrillero) garantizaba per se la cualidad revolucionaria de una praxis poética8. El objetivo
era ser capaces de integrar un doble compromiso: con el referente político y con el signo
poético.
6
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Este corpus mantiene una profunda dependencia con el desarrollo histórico de la guerrilla.
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Usualmente sey señala la existencia de una primera etapa (1939-1944) en la que estos
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combatientes,
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hacia las montañas. Una segunda fase (1944-1951) se inicia con el regreso al interior de los
maquis españoles, es decir, los antiguos soldados republicanos que tras su aportación decisiva
en el seno de la Resistencia francesa contra los nazis y organizados sobre todo por el PCE,
vuelven a España para desarrollar una militarización y un programa político más efectivo en
los distintos núcleos resistentes9. En los primeros años, la presencia de la guerrilla en la poesía
exiliada es escasa, por no decir nula, salvo composiciones escritas durante la guerra civil y que
se dan a conocer o reeditan en el exilio10. El guerrillero obedece aquí a las especificidades de la
guerrilla durante la guerra civil, pero mantiene su validez como referente de un discurso épico

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que resulta aún operativo y que constituirá el ejemplo central de inspiración para la poesía
posterior sobre el tema11.
7 La Unión Nacional Española (UNE), creada oficialmente en noviembre de 1942 por los
jóvenes mandos comunistas en Francia, actualizó el proyecto político del Frente Popular y
creó el XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles en Francia, luego convertido en la Agrupación
de Guerrilleros Españoles (AGE), haciendo de la guerrilla su «brazo armado12». En sus filas
hallamos algunos nombres (Cristino García, José Vitini) que luego desfilarán por el panteón
poético de la resistencia. Por iniciativa de Jesús Monzón y con el horizonte de expectativas que
abría el avance aliado y la política de Charles de Gaulle y Jean Moulin, en septiembre
de 1943 se constituyó la Junta Suprema de Unión Nacional (JSUN). La UNE pretendía la
unión de todos los partidos contrarios a la dictadura, incluidos católicos y monárquicos, pero
su propuesta fue interpretada más bien como una argucia del PCE para capitalizar la
resistencia antifranquista. De hecho, en noviembre de 1943, el PSOE de Indalecio Prieto
promovió en México la Junta Española de Liberación y, en octubre de 1944, nació la Alianza
Nacional de Fuerzas Democráticas, ambas con el objetivo de neutralizar la influencia de los
comunistas.
8 El fracaso en octubre de 1944 de la operación «Reconquista de España» no implicó la
renuncia a la guerrilla como mecanismo para alcanzar la caída de la dictadura franquista.
Además, el desarrollo de otras resistencias partisanas en Europa contribuyó a
internacionalizar la cuestión española en la complejidad geopolítica de la segunda guerra
mundial. En febrero de 1946, la ejecución del jefe guerrillero y antaño héroe de la Resistencia
Cristino García tuvo como respuesta del gobierno francés el cierre de fronteras y cese de
relaciones diplomáticas con la dictadura franquista. No obstante, en un marco de
enfrentamiento al comunismo acelerado a partir de 1947 con el inicio de la guerra fría, los
guerrilleros españoles acabaron situados en una tierra de nadie. De hecho, desde finales
de 1948 el PCE se empezó a cuestionar esta vía de actuación, tanto por la influencia de las
directrices marcadas por Moscú como por hallarse muy debilitado tras las campañas de unas
autoridades francesas cada vez más cercanas al gobierno franquista y que en diciembre
de 1951 restablecieron las relaciones diplomáticas con España13. La disolución de las unidades
guerrilleras culminó en 1952 después de la renuncia a la lucha armada como principal línea de
actuación, cambio táctico reafirmado en 1956 con la declaración del PCE «Por la
reconciliación nacional, por una solución democrática y pacífica del problema español». Hasta
ese momento, no se produjo una renuncia expresa de las guerrillas en el plano político y
tampoco los poetas exiliados dejaron de tenerlas presentes, pero existía una lógica conciencia
de su agotamiento y de los vasos comunicantes con las aspiraciones y anhelos de la comunidad
exiliada14.
9 Esta dinámica histórica explica que los años 1944-1948 asistan a la eclosión poética de la
guerrilla, en sintonía con el interés del PCE por promover una literatura sobre la materia de
corte realista y épico15. Tras un cierto periodo de convivencia, los poetas más afines al PCE
sustituyeron esta temática por la retórica de la paz, las acciones políticas del interior
(movilizaciones sindicales y estudiantiles) o las protestas ante la injerencia estadounidense en
territorio español. La guerrilla pierde entonces su lugar central y, como mucho, se hará su
mención a título del glorioso pasado resistente, no como un modo a reivindicar de lucha
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y fases tuvo su correspondiente expresión en este corpus que, en primer
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término, que en el panorama global de los movimientos partisanos europeos. Algunos
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poemas se centrarán en el papel desempeñado por los antiguos combatientes republicanos en
la Resistencia francesa, en los maquis o en formaciones de los ejércitos aliados. Jacinto-Luis
Guereña, singularizado por la práctica de su bilingüismo poético en francés y español,
compone una «Elegía a los guerrilleros muertos en tierras de Francia» que celebra el sacrificio
de los combatientes españoles en la consecución del objetivo común de derrotar al fascismo,
ideal que permite solventar cualquier barrera entre los combatientes: «Los rincones
geográficos no existían / ni tampoco los obstáculos de otro lenguaje hablado, / la libertad es la
lluvia que fertiliza y crea16.» Por su parte, marcando desde buen principio en este corpus una

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polaridad entre la épica y la elegía, Antonio Aparicio nos traslada en «Narvik» a la lucha
contra las tropas nazis en los frentes noruegos, una campaña de 1940 en la que murieron más
de quinientos combatientes españoles integrados en la 13a Semibrigada de la Legión
Extranjera Francesa. El paisaje desolador de las tumbas bajo la nieve convierte al poema en un
estremecedor lugar de memoria con el que hacer frente a un olvido cuya vasta dimensión
futura parece haberse intuido entonces: «Narvik. / Tumbas en la nieve. […] / Y la nieve sobre
ellos. / Y el olvido. / Juan Andalucía, Pedro / Valencia, Manuel del Miño, / Rafael
Extremadura […] Batallón de las batallas / españolas en olvido. / Por ellos, al Sur de Europa, /
crecen llantos, mueren lirios17.» No obstante, la épica se impone en el momento en que,
inserta en la derrota internacional nazifascista, la lucha guerrillera funda la convicción de un
retorno reparador. Como ejemplifica Luis Álvarez Yuste en «Los maquis y guerrilleros», en la
celebración epopéyica no hay espacio para las múltiples dificultades por las que hubieron de
pasar los guerrilleros españoles, observados de manera reticente por la Resistencia francesa:
«Ya se alejan los tiranos / que esclavizaron a Francia. / Ya el horizonte está claro […] / ¡aquí,
la bestia Hitleriana / la venció el Maquis Francés! / ¡¡Y GUERRILLEROS DE ESPAÑA! !18».
11 Precisamente Álvarez Yuste, autoproclamado «El poeta de los guerrilleros», se centrará en las
iniciativas de la UNE en Nuestra Lucha. Poesías (1945), conjunto de romances que se ponen
al servicio de la épica unionista y sus proclamas frentepopulistas y antisectarias. El inicial
«¡Despierta España!» invoca la unidad popular como medio para alcanzar el propósito común
de derrota del fascismo; portadora de «todas las ansias del Pueblo», del mismo programa que
«Estos guerrilleros llevan», la UNE es «sagrada» y asumida por todos con patriotismo19. Los
guerrilleros, convertidos en la quintaesencia del sueño de una clase obrera unida («Realidad
de un sueño», p. 21), muestran la superación de cualquier disensión interna entre
«hermanos» («A Unión Nacional», p. 27). De este modo, anarquistas, comunistas y socialistas
se enlazan en una única identidad republicana y la derrota del fascismo se antepone a
cualquier otra problemática, una descripción tan ajena a las tensiones de la resistencia interior
como a la heterogeneidad política de los exiliados sumados a la Resistencia francesa («Nuestra
lucha», p. 11-12). Reflejo del cierre de filas que definió a la ejecutiva del PCE en torno a las
medidas de Jesús Monzón hasta el fallido intento de invasión de finales de 1944, tampoco se
entrevé ningún tipo de crítica hacia estas decisiones en el soneto «A la Junta Suprema de
Unión Nacional Española» de Rafael Alberti20. Presidida por la imagen del toro, usual ya
desde el Romancero dada su polivalencia simbólica de bravura y sacrificio, la patria se
describe como una entidad permanente («tú siempre estás») que metamorfosea en luz los
elementos negativos (llanto, sombra, desorientación, tiniebla) y que ahora acude y a la vez
reclama («Vienes. No llamas. Ya contigo vamos») la vuelta de sus hijos pródigos («fuertes y
uno» en el «aquí» del exilio) para alcanzar la victoria y levantar «la vida de la muerte». El
poeta exiliado proyecta en la figura del guerrillero este ideal de acción (unitario, inmediato y
popular) que el presente requiere pero que sus circunstancias personales le impiden realizar,
una especie de sublimación de su imposible actuación directa en el interior. Así lo expresa
Herrera Petere en «A una guerrillera española», soneto escrito en México en noviembre
de 1944 donde la guerrilla, «total presencia de la especie humana», es una posibilidad de
redención, ordenamiento y comunión en lo popular capaz de fusionar la pulsión individual del
Eros con la transformación colectiva de la polis: «Yo quisiera luchar y no morirme, / siempre
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vivir en ti, niña serrana / […] / que vienes a ordenarme y a vivirme. […] hacer arder el hielo en
calentura
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contigo las quey al poblado21.»
al llano
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12 Sometidas a un imaginario androcéntrico y patriarcal, las mujeres (a menudo emparejadas
con figuras infantiles) ocupan usualmente el espacio marginal de la espera y la desprotección:
madres que asumen con dignidad y convicción política la muerte de sus hijos y esposas o
novias fieles y leales. Por ejemplo, César M. Arconada narra en un romance la historia de un
pobre niño y su madre enferma salvados de la crueldad de una pareja de la Guardia Civil
gracias a la providencial aparición de la partida del guerrillero Manuel Ponte22. No obstante,
también hay lugar, aunque menor, para la guerrillera combatiente, caso del romance de María
López de Kent, que muestra a una «Generala» igualada a sus compañeros varones, presente a

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lo largo y ancho del país en ciudades y colinas, y que se inserta en una genealogía femenina de
la resistencia que incluye tanto a las milicianas de la guerra civil como a la militancia y
sacrificio heroico encarnados en la comunista Lina Odena23. Las serranillas de la lírica
tradicional que recoge Herrera Petere se ajustan a la ambientación geográfica mayoritaria de
los guerrilleros y, además, favorecen un desarrollo dramático en clave afectiva, amorosa o
erótica ante la separación de los amantes o esposos. María Enciso, maestra, periodista y
militante del PSUC, demuestra una notable habilidad en el uso de esta tradición popular que
recrea en clave simbolista a partir de los modelos de Rosalía de Castro, Antonio Machado y
García Lorca. «La tierra y el hombre», primera sección de su libro De mar a mar: poemas
(1946), está dedicada «A los guerrilleros, vigilantes en las veredas de España», y dos poemas
los tienen como protagonistas24. En «Canción de los guerrilleros», único romance del libro, la
protagonista sigue la convención de las cantigas de amigo y mantiene una conversación con su
madre para hacerla partícipe de sus anhelos. En un juego constante de oposiciones, Enciso
confronta el combate militar y el amoroso, la lucha por la libertad popular y la prisión pasional
(«Él se fue para ser libre, / y aquí quedó prisionero») y, de modo implícito, pone en plano de
igualdad a ambos sexos: «Madre, no bajan del monte, / los que al monte se subieron […] Y si
no viene a buscarme / yo me marcharé a su encuentro.» Por su parte, «El guerrillero»
actualiza motivos épicos del Romancero de la guerra civil como la simbiosis del héroe con los
elementos naturales, expresión de una armonía simbólica que recrea el esperanzado futuro del
regreso a la patria y que trasciende la muerte individual: «Si la muerte te ampara, no te
importa, / que la tierra germina / en libre y generosa primavera, / y el viento reproduce su
semilla.» Este horizonte de expectativas funda un humanismo cuyo surgimiento atribuye al
inicio de la guerra civil: «Eres el guerrillero. El hombre nuevo / de límpido mirar y clara
historia25.»
13 Este horizonte positivo quedará quebrado cuando, tras la derrota del eje, las decisiones de los
aliados y su oficioso segundo pacto de no-intervención defrauden a exiliados y resistencia
interior. En «¡Pueblos libres! ¿Y España?», Alberti se erige en la voz indignada que reclama
esa intervención extranjera, momento en que no olvida mencionar a la guerrilla («¡Sagrados
héroes, santas servidumbres, / guerrilleros del frío y de las cumbres!»), exponente máximo de
una lucha por la Libertad que, a pesar de la actitud de estos «pueblos libres», se mantiene en
el interior y en el exilio: «Y mientras allí mueren, aquí estamos, / pero aquí como allí
permaneceremos, / y el precio de la deuda que pagamos / nos lo deben, que a nadie lo
debemos» (p. 380-381)26.
14 La pasividad de la comunidad internacional no supuso renunciar a la reconquista armada y
tanto a las campañas guerrilleras como al canto de los poetas les quedaban años de intensa
actividad. Correspondiente a este periodo es Víspera heroica. Canto a las guerrillas de
España, cuatro sonetos y tres romances dedicados a Pedro Garfias que inauguran la poesía
política de Juan Rejano27. Posteriormente, y eliminando uno de los romances, recibió el título
definitivo de Fulgor violento, cambio revelador de cómo la inicial visión épica (heroica) y
abierta al futuro (víspera) se reformula luego en una temporalidad breve (fulgor) donde la
estrategia armada (violento), cuando menos, se problematiza. La alternancia formal de Rejano
es heredera de las polémicas literarias de la guerra civil sobre qué formas artísticas se debían
emplear para ayudar de manera más efectiva a la consecución de los objetivos políticos, y en
qué☝ medida
🍪 ello afectaba o no a la búsqueda de un nuevo lenguaje revolucionario y a la
autonomía
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guerra,lasforma
que cuya elección implicaba un tono, un modo concreto de observación y
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celebración de la realidad, el épico. En todo caso, la dualidad es en Rejano un reflejo de la
dialéctica que ha de llevar a la resolución histórica deseada, aquella que la figura del Héroe
objetiva mediante un antagonismo de estirpe barroca usual en el poeta cordobés: «Muriendo
vive, y muere defendiendo / a larga vida el suelo en que ha soñado / La muerte no halla hueco
en su costado. / No muere el que en la sangre está naciendo» (p. 219).
15 Para Cernuda, en su acerba valoración nacional de «Ser de Sansueña» (1948) de Vivir sin
estar viviendo (1944-1949), la guerrilla era síntoma de una «tierra imposible» que ha perdido
toda la gloria heroica de su pasado imperial, esa España «madrastra» de la que forma parte a

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su pesar y donde «es extremo todo»: «La nobleza plebeya, el populacho noble, / La pueblan;
dando terratenientes y toreros, / Curas y caballistas, vagos y visionarios, / Guapos y
guerrilleros. Tú compatriota, / Bien que ello te repugne, de su fauna28.» Sin embargo, en su
reseña a Víspera heroica, Max Aub entiende la guerrilla como atributo positivo del ser
español, pues interpreta el uso alterno del soneto y del romance de Rejano como expresión, en
el plano formal, de la extrema «dualidad» del carácter nacional español, el mismo que
caracteriza al heroísmo de unos guerrilleros parientes del Cid, el Príncipe constante y los
cervantinos defensores de Numancia29.
16 La inmediata interpretación que se hizo de la guerra civil como una segunda guerra de
independencia, así como la identificación del enemigo con el invasor, se desplazaron por igual
a la guerrilla30. También, consecuentemente, un arsenal de símbolos y mitos de probada
eficacia durante la guerra en España, especialmente los de la guerra antinapoleónica (con el
levantamiento popular madrileño de 1808 a la cabeza) y la relectura por parte de la tradición
liberal de modelos de resistencia autóctonos: los obstinados «españoles» bajo dominio
romano, Sagunto, el Cid Campeador, la Numancia cervantina, Goya o los Episodios
Nacionales. Los guerrilleros patriotas y liberales del XIX, que ya habían sido convocados en la
genealogía del miliciano, sufren una nueva actualización en el contexto de las guerrillas
antifranquistas y la volverán a sufrir cuando el imperialismo estadounidense se denuncie
como el nuevo invasor de la patria vendida por Franco31.
17 El Empecinado fue probablemente el guerrillero que mejor se adaptó a la reformulación de la
guerra civil como guerra de independencia32. En «A don Juan Martín El Empecinado» (1945),
Lorenzo Varela no plantea simplemente una continuidad histórica entre la lucha y
aspiraciones revolucionarias del presente y del pasado33. Dividido en tres secciones
compuestas por sonetos (El Labrador, La Palabra y La Muerte), el propio guerrillero es quien
relata su historia de hombre de orígenes humildes y campesinos («soy labrador, no soldado»)
empujado a la guerra por la invasión de ese extranjero que le arrebata su libertad y le
convierte en un «empecinado». La identificación histórica entre las guerrillas de ambos siglos,
no obstante, se deja de lado cuando las motivaciones positivas y emocionales de la lucha de
este «señor de cumbres y vientos» se plantean en un nivel metapoético: no se trata de un
empecinado de la acción guerrillera sino de la palabra, transmutada en una «honda con
pedradas» (un «Rayo desde el profundo / me parte el alma en palabras»). El poema se cierra
con una profecía sobre su ejecución que es, en realidad, una victoria sobre la Muerte, ya que El
Empecinado avisa de que, por encima de ella, se descuajará «la sangre de mi pueblo en los
enebros» y pervivirá «la luz de mi linaje», remachando el enlace entre pasado y presente. Es
decir, a pesar del uso de un referente histórico real y de un mensaje claramente inscrito en la
visión épica, Varela privilegia una perspectiva simbólica y abstracta que rompe con las
expectativas lectoras y sitúa la resistencia guerrillera y su genealogía en un ámbito más
cercano al mito y la poesía. Es algo presente en otras de sus composiciones, como sucede en
Catro poemas para catro grabados (1944) cuando enaltece la figura mítica de Maria Pita, la
heroína coruñesa que en 1589 se opuso al asedio de los ingleses a su ciudad34. También en
«Manuela Sánchez», asimismo escrito en gallego e incluido en Lonxe (1954), que lejos de ser
un poema elegiaco, convierte a la célebre guerrillera lucense en una proyección mítica,
maternal y protectora de su pueblo («Pomba, ponla, mai, señora, / guía, vara, mai de nós»),
☝ 🍪su identidad personal («Hoxe non quero saber como te chamas») para ingresar en un
diluida
tiempo
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quero máis lasque
que te lembrar de novo / no cume mais antergo das mámoas proteitoras, /
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ergueita, xurdia, forte, lanzal coma ninguén» (p. 164-165). Un tratamiento similar recibe la
figura de Manuel Ponte Pedreira, el guerrillero gallego asesinado el 21 de abril de 1947, en
«Manuel Ponte», otro poema recogido en Lonxe. La muerte del guerrillero es acogida en duelo
por una naturaleza («osos brancos do luar», «eixos da terra», «choraron as serras»,
«choraron os toxos / e chorou o pan») que convierte el lamento en una promesa humana:
«coma un xuramento de homes a xurar: / ¡Po-la túa morte a loitar, a loitar!», invocación a la
lucha que concluye en la vindicación de una palabra esencial: «E por iso estala coma estala un
cantar / a espada das verbas ardentes do lar. / ¡Po-la túa morte a loitar, a loitar!» (p. 158).

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18 Como parte de la disputa por el capital cultural entre el exilio y el franquismo, Herrera Petere
también traza una explicación del ser nacional de raigambre idealista. En «Si del amor
movidos», enaltece a los guerrilleros como representantes de una tradición española que
hunde sus raíces en Castilla y que permite, algo estrambóticamente, identificar su persona y
aspiraciones con la de infanzones y comuneros35. Tal y como afirma en otro poema compuesto
en cuaderna vía, los guerrilleros son el mayor exponente de los valores quijotescos («En las
cumbres se ocultan, por los llanos campean / heroicos guerrilleros, hidalgos que alancean») y
sirven de modelo a ese «pueblo Quijote» llamado en rebelión hasta constituir una «guerrilla
andante36».
19 Algo distinto es el planteamiento que expone Rejano en una conferencia sobre la guerrilla
impartida en noviembre de 1946 en el Centro Andaluz de México, un recorrido histórico y
literario del tema (desde el pasado ibérico a la actualidad) que observa en la lucha de la
guerrilla esa unidad de acción imprescindible para la derrota del franquismo que está lejos de
darse en la comunidad exiliada37. A través del guerrillero, Rejano traslada una creencia
prototípica de los discursos del nacionalismo español: «El hombre ibérico el de ayer y el de
hoy no admite, en la nómina de su aprendizaje, la derrota. Antes que ella, prefiere la muerte»,
actitud que «corre por su sangre histórica», base de errores e infortunios y «uno de sus más
claros documentos de identificación». Designados como «los del monte» o «los de la sierra» e
integrada por campesinos (apenas un5% del movimiento desarrolló una estrategia de guerrilla
urbana), no extraña que las localizaciones naturales sean usuales en el tratamiento de las
guerrillas, un escenario que obedece también, dado que el campesino es el agente de partida
del proceso revolucionario, a una comprensión de la guerrilla como proyecto vinculado a la
cuestión agraria. En este sentido, además de traducir una actitud psicológica del pueblo
español, el guerrillero sería para Rejano la plasmación de una osmosis con el territorio que, de
hecho, convierten esta dimensión telúrica, en su «principal arma» (p. 11), tal y como afirma
mediante una cita de Juan Martín el Empecinado, el Episodio Nacional galdosiano de 1883.
De esta convicción proviene el tratamiento dado por Rejano en Víspera heroica a la
articulación naturaleza-guerrillero: «Y al dar venganza sus aceros, / la piedra, el hombre, el
agua, liberados, / levantan su canción a los luceros.» Son «Ágiles robles de sangre», que
acogen en sus filas a campesinos y soldados que, por igual, se tornan en «raíces» que vuelven
a crecer en las montañas. Otras proyecciones simbólicas habituales, como la imagen del toro-
patria, se desarrollan en estos enclaves naturales. Así, el sacrificio y lucha de un «Toro de
soledad», que «muge entre las serranías» y asoma por los cuatro puntos cardinales del país,
garantizan el éxito final de la guerrilla. Pero a Rejano le interesa asimismo describir la
resistencia maquis como manifestación de una voluntad colectiva y por ello no olvida sumar a
«los hombres / de la ciudad», ligados al ámbito natural por su capacidad de manufacturación
de materias primas (acero, madera, trigo). Todos confluyen en las imágenes ascensionales del
último soneto, contrapuestas al horadar victorioso en la tierra del asta del toro que anunciará
«la soledad del héroe amanecido». De modo parecido, en el poema homenaje que Jorge
Semprún dedica a Cristino García y Ramón Vía, se retoma el motivo de la muerte fecundante
proveniente del Romancero de la guerra civil y se aboga por la lucha fraternal de un
proletariado encarnado en los hombres «del campo, de la mina / de las ciudades tristes», para
terminar fusionando al propio yo en los valores luminosos y vitales que implican estas
☝ 🍪 «mira alegre la vida vida mía / que se prepara entre la muerte fría /la muerte de
muertes:
38
Cristino
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20 Encontrolar las quede este corpus, el guerrillero comparte su presencia con las categorías que
gran parte
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organizan al pueblo español resistente o pasa directamente a ser presentado como símbolo de
todo este pueblo. Rejano explica la absoluta consciencia de este manejo simbólico en su
conferencia de 1946. Tras definir como guerrilleros, como «soldados de la causa republicana»
a cuantos sufren la represión franquista y mencionar los asesinatos de Cristino García, Ramón
Vía y Casto García Rozas, concluye que la función de este «símbolo doloroso» no ha de ser
emocional o elegíaca, sino de acicate en la resistencia presente, «para avivar la llama del deber
en nuestros corazones» (p. 14-15). José María Quiroga Pla aplica un humanismo universalista
en su poema «Camaradas, Compañeros...», dedicado «A la memoria de Cristino García, de

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Ramón Vía, de nuestros innumerables mártires39». El sacrificio de los guerrilleros españoles


es una comunión popular que, en perfecta lógica con el internacionalismo comunista,
trasciende la simple situación española y se suma a cuantos en los cinco continentes acaban
siendo «camaradas todos, / todos mis compañeros». El primer poema publicado en lengua
francesa por Jacinto Luis Guereña, «Complainte pour José Vitini», explicita asimismo este
componente internacionalista a través del comunista asturiano caído en la lucha, un «homme
gagné par l’héroïsme» que ejemplifica el itinerario del perfecto guerrillero: combatiente en las
filas republicanas, en la resistencia maquis contra los nazis, en las guerrillas españolas y
fusilado en Madrid en 1945 a pesar de la intensa campaña desarrollada en Francia para lograr
la conmutación de su pena40. En «Esa luz y esa sangre de España que nos llama…», extenso y
desigual poema de Juan Miguel Romà, se desarrolla un maniqueo combate entre la sombra y
una luz portadora de «nombres incontables» de guerrilleros (Cristino García, Ramón Vía,
Manuel Ponte, Manuela Sánchez, Rozas…) que convocan «a todos» (campesinos,
intelectuales, obreros, comerciantes, científicos, poetas) para recordar la necesidad de la lucha
y de la unidad tanto de la España del interior como del exilio. La sección final explicita la
arcadia comunista a la que está llamada la España vencedora, aquella en la que todos guiarán
«el barco de nuestra patria inmóvil y creciente por el gran-camino-de-las-realizaciones» a
imitación de «la enorme, inmarcesible» Unión Soviética, un paisaje de «centrales
hidroeléctricas», de «grandes pantanos» que irrigarán la tierra donde «millares de hombres
trabajarán unidos» y «será acción la palabra»41. En un poema escrito en fecha desconocida,
Garfias sintetiza mucho mejor que Romà la unión guerrillero-pueblo, conjugando la
renovación permanente del pueblo con la capacidad del héroe (guerrillero o preso) como
activo presente de la historia: «Encima de la loma un guerrillero / clava con ojos duros / la
historia en su momento, / indiferente al río / inhumano del cielo […] / El guerrillero canta / la
aurora del día nuevo […] / al día y al niño que nacen… / ¡El siempre renovado, inmortal
Pueblo!» (p. 527-528).
21 A pesar de estar fuertemente marcados por el referente histórico y por la condición
testimonial y encomiástica, en estos poemas también hay espacio para una reivindicación
simbólica del lenguaje. Así sucede en las coplas del año 1949 en que «Juan Panadero ensalza
en la memoria de José Gómez Gayoso y Antonio Seoane a los héroes caídos en la Resistencia
española», en las que todos los personajes históricos (los ya mencionados y otros como
Agustín Zoroa, Manuela Sánchez y un largo etcétera) surgen desde una expresa voluntad
nominalista en la que el yo individual se funde en el colectivo guerrillero: «Ahora yo quiero
nombrar, / no mi nombre, porque el mío / es como el de los demás / ¿A quién nombraré
primero?» (p. 608)42. Se trata, no obstante, de un gesto que surge de la fusión del Logos
poético con la Historia, como muestra la inicial y efectiva comparación con el referente de la
guitarra: «La caja de mi guitarra / no es caja, que es calabozo, / penal donde pena España […]
/ Las cuerdas son los barrotes / la ventanita de hierro / por donde pasan mis voces» (p. 605-
606). Los dos niveles se van entrelazando y desembocan de nuevo en el motivo de la sangre
fructificadora, si bien Alberti plantea una mayor complejidad al insinuar un cuestionamiento y
crisis, que lo es tanto del verso como de la lucha guerrillera, aparentemente eliminados al
cierre de las coplas: «No quiero seguir nombrando / más sangre, pues mi guitarra / también
se está desangrando. / Más aunque su voz se muera, / su voz seguirá cantando / a la España
☝ 🍪 / Siempre seguirá cantando / y seguirá maldiciendo / hasta que el gallo del alba /
guerrillera.
grite
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22 Lascontrolar las que a la resistencia guerrillera del pueblo español quedarán en ocasiones
invocaciones
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supeditadas al culto a la personalidad. Así, en «Oda española a Dolores Ibárruri», Juan
Rejano califica a Pasionaria como «Capitana» de unos guerrilleros que siguen ocupando el
espacio central de la resistencia, que son «los mejores soldados», la «altiva raza / de leones del
risco», «¡Huracanes / de las crestas indómitas»; con ellos inauguró su vocación poética («Os
di la infancia / de mi canto al sonar vuestros clarines») y a ellos permanece fiel («y ahora os
entrego / su madurada sangre»). De igual modo, Juan Panadero envía a la líder comunista
«Su corazón guerrillero, / desde el corazón de España» y congrega resistencia interior y
exiliada al cierre de sus coplas: «por ti es más certero el tiro / del fusil del guerrillero, / Por ti

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el monte lo sostiene, / por ti marcha hacia la aurora, / por ti de la aurora viene43.» En «Canto
jubilar a Stalin», Rejano considera que las esperanzas universales de distintos colectivos (de
los obreros alienados de las urbes industrializadas a los guerrilleros españoles) recaen en el
prócer soviético44. «Agustín Zoroa», poema de Herrera Petere escrito tras la ejecución del líder
guerrillero en el penal de Ocaña en diciembre de 1946, compendia los principales intereses de
este corpus en su fase épica: necesidad de continuidad en la lucha, reivindicación y sentido
positivo de estas muertes, confianza esperanzada en un futuro de violenta venganza,
reparación y fructificación, además de la habitual fusión del orden histórico y utópico con la
naturaleza: «Con troncos de árboles recios / Plantaremos en Ocaña un nombre: / Zoroa. Las
verdes llamas / han de abrir los horizontes / de esperanza en la llanura. / Guardias civiles y
torres / arderán por ti, Zoroa45.»
23 En suma, hasta inicios de los años cincuenta, un valor central del corpus poético guerrillero lo
constituye su condición de espacio privilegiado para mantener la épica de la guerra civil. En
estos poemas, el guerrillero y sus acciones forman parte de un proceso histórico abierto,
renuente a la celebración nostálgica, en el que la victoria y el retorno son posibles y lo son, por
encima de la hegemonía ideológica indudable del PCE, desde una comprensión abierta y
plural del Frente Popular republicano, origen de su posterior condición marginal cuando este
frentepopulismo no interese, por motivos diferentes, ni al exilio ni al franquismo, ni a la
transición ni a la democracia46. En tanto que poesía en guerra (problemática porque el sujeto
exiliado lucha en un terreno y temporalidad distintos), se reproducen esquemas muy similares
a los de la contienda civil: fomento de imágenes que proyectan la guerrilla como un sujeto
colectivo, nacional; presentación idealizada de los héroes que refuerza el maniqueísmo de
fondo entre dos bandos; presentación de la violencia y el sacrificio como condición inevitable
para alcanzar la transformación revolucionaria… Estos poemas dibujan una experiencia total y
plena, sin espacio para los conflictos en el seno de las guerrillas, sin alusiones a las penosas
condiciones de vida a las que se vieron sometidos y trazando un ideal de vida solitaria, austera
y ascética que redunda en la condición pura de los héroes. Es, en definitiva, una poesía
condicionada por la perspectiva épica, mítica y heroica, que solo cuando entra en la recreación
figurada de la intimidad (especialmente la erótico-amorosa) o en la dimensión simbólica del
lenguaje abre otras posibilidades de lectura.

De la épica a la elegía
24 Jorge Marco considera que tras la desmovilización de la guerrilla en 1952 «los poetas dejaron
de cantar las gestas de la Resistencia» y se abrió un amplio paréntesis de silencio hasta los
años setenta47. No obstante, dicho silencio se consolida más bien en la década siguiente
cuando, tras un proceso de progresivo vaciamiento del valor épico, la memoria guerrillera se
agota en un tratamiento elegíaco o monumental. La onomástica de los héroes históricos se
reduce de modo drástico en favor de la abstracción del combatiente anónimo, representado
con mayor asiduidad en el momento de su muerte. En 1952 Herrera Petere publica «Un
guerrillero muere en la sierra», donde la mayor incidencia en la perspectiva individual de la
muerte no descuida la preservación del valor colectivo del sacrificio y del ideal épico: «Tengo
temor de un tiro en la cintura, / pero creo en un cielo hecho de brazos / de pechos sudorosos y
de madres / dolientes con hijos enterrados48.» Corroborando este momento de inflexión, el
☝🍪
hermoso soneto de Adolfo Sánchez Vázquez «Guerrillero en la noche», fechado en «Barcelona,
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diciembre y
de 1938» tras la derrota republicana en el Ebro, se publica por primera vez en
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España en
deseas activar 1952, en la Antología de poetas andaluces contemporáneos preparada por José Luis
Cano. Serena reflexión existencial ante una derrota que incluso la naturaleza asume como
propia, sus versos decantan el imaginario guerrillero (valor, humanismo, telurismo) de la
épica a lo elegíaco: «cuando en la flor transida no adivinas / más que el cauce mortal de tu
existencia / y eres la vida misma, su presencia, / la norma de la luz donde caminas, // arde el
ciprés al roce de tu mano […] // Los campos toman tu color humano; / el agua su tristeza
transparenta / y hasta el aire ya tiene sentimiento49.» La tendencia se manifiesta incluso en
poetas tan combativos como Gabriel García Narezo; su «Elegía serena para un guerrillero
muerto» es la imagen extática de una muerte que no trasciende al propio sujeto: «tu muerte

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guerrillero, que llega y en ti queda. […] Guerrillero dormido, brazo yacente, sombra […] /
abiertos ojos yermos a quienes nada asombra. […] / Nada se asombra al verte, dormido
guerrillero50.»
25 El cambio de las estrategias políticas de oposición a la dictadura hace que el guerrillero pierda
su condición de modelo activo en el presente. En las coplas finales de «A la manera de Juan
Panadero, celebrando el xxx aniversario del Partido Comunista de España», Alberti propone
la usual identificación guerrillero-exiliado51. Sin embargo, abstraída de su circunstancia
histórica real, la guerrilla consuma su proceso de simbolización en el imaginario
antifranquista cuando la resistencia interior se identifica sin recato con el PCE y ya no con el
Frente Popular republicano, pues la lucha armada ha dejado de ser propiedad exclusiva de los
guerrilleros. Aunque se adhiera a la dialéctica del «vencer o morir» que encarna el «corazón
del guerrillero», también Juan Rejano muestra una consunción de la epopeya en lo elegiaco
que asoma desde el título de su poema de 1953, «Elegía en llamas52». Un Rejano que suma «la
pena del guerrillero / que te buscaba en la aurora» a quienes lloran la muerte de Stalin
(patriotas, madres, labradores, niños, obreros…), prácticamente en los mismos términos de
César M. Arconada cuando incluye a la guerrilla en el colectivo de «sencillos hombres hoy sin
gozo» a los que supuestamente el ideario de Stalin llevará «luchando a la victoria53». También
García Narezo en Aurora encadenada. Poemas españoles de ira y esperanza (1955), dedica su
«Camarada en la ausencia» a «un héroe de la lucha española» con el que se acaba abrazando
en la esperanza de la futura victoria54. No obstante, varios poemas del libro aluden a la España
vendida por Franco e invadida por los yanquis, reencarnación del enemigo extranjero que
moviliza el sentimiento patrio de una nueva guerra de la independencia contra el invasor. Lo
mismo sucede en Gibraltares (poema en sonetos) (1954) de José Álvarez-Santullano,
denuncia de la alianza franquista con Estados Unidos, quien reclama un renovado «pacto» de
«intelectuales con obreros» que retome la herencia republicana, momento en el que los
españoles, con el ejemplo pasado de los comuneros, se convierten en «guerrilleros / agónicos
de fe» de un ejército que avanza hacia la «paz Universal y Soberana55». Similar es la
«Presentación de España al Estado Mayor yanqui» de Jorge Semprún (España es una
insobornable nación de guerrilleros) donde, a diferencia de lo ocurrido en las primeras
muestras del corpus, el carácter colectivo y la pluralidad política quedan reducidos a la
condición comunista56. Las guerras de Corea y Vietnam o la Revolución cubana, con el
imperialismo norteamericano como enemigo a batir, permitirán retomar la temática
guerrillera a poetas como Alberti, García Narezo, Rejano…, dinámicas políticas diferentes que
solo puntualmente se relacionarán con la guerra civil y la dictadura franquista57.
26 A finales de los cincuenta, Rejano promueve como intelectual orgánico la causa de la
«reconciliación nacional». Ahora la «convivencia civil» pasa a ser el modo de «acción» que,
mediante huelgas y protestas, permitiría romper con la dinámica histórica de confrontación
(«sin necesidad de una nueva guerra civil, de nuevos derramamientos de sangre»), una
«rebelión pacífica» que, definitivamente, deja atrás los fulgores violentos de la guerrilla58. En
el plano poético, «El guerrillero», incluido por Rafael Alberti en El matador. Poemas
escénicos (1962), es un buen ejemplo de la desactivación de la guerrilla como referente de
combate en el presente y su desplazamiento al ámbito de la memoria elegíaca. Con precisos y
constantes cambios de acción, asistimos a la dramatización del trágico reencuentro de un
☝ 🍪 con su mujer, a la que visita en medio de la noche antes de partir «a otras sierras»
guerrillero
para
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cookies y por los disparos de la Guardia Civil al cierre del poema. La tensa escena está
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presidida las que
la nana con la que se intenta dormir al hijito de la pareja, canción que se alterna
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con la sensualidad erótica de la cita de los amantes y elementos todos que se fusionan en las
interjecciones finales de la nana para confirmar la condición trágica de referencias anteriores
(la luz del candil, los golpes en la puerta y en el cristal, la lluvia y el viento…): «Y entró, negra,
la noche. / ¡Ea! / ¡Ea! / ¡Ea!» (p. 956). La muerte del guerrillero lo es también del discurso
esperanzado y redentor que transmite a su pequeño hijo como programa de cambio futuro:
«Cuando vuelva, serás grande. / Voy a traerte un regalo, / que ya no será un fusil, / ni siquiera
una escopeta / de juguete, / porque entonces no habrá más / hombres malos en la tierra. /
Será un gallito de oro / que cante a la madrugada / porque mi niño ha dormido / sin llorar

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toda la noche» (p. 956). La conclusión trágica clausura, en suma, las condiciones de
posibilidad de la guerrilla.
27 Sin embargo, no hay que pasar por alto la publicación en 1960 de Versos del Maquis de Celso
Amieva, libro arraigado en las vivencias del propio autor en las filas de la Resistencia francesa.
Su tardía publicación convierte la memoria del poemario en un ejercicio incómodo, a
contracorriente de las dinámicas que empezaban a consolidarse y que cuajarían en
deformados relatos hegemónicos sobre la guerrilla. Esta experiencia en el maquis singulariza
al libro en el corpus guerrillero y sus marcas textuales aúnan de modo directo el valor
testimonial y la condición épica: enumeraciones onomásticas de los participantes y lugares en
que se desarrollaron los enfrentamientos, transcripción de declaraciones de los guerrilleros,
citas literarias, prosaísmo… Al igual que en algunas muestras de los años cuarenta, el libro
trasciende la epopeya nacional, caso de su poema inicial «El grupo Manouchian», inscrito en
la misma línea que «Strophes pour se souvenir» que Louis Aragon incluyó en Le Roman
inachevé (1955) y que dio lugar a la canción de Léo Ferré L’Affiche rouge. El poema de Amieva
activa la memoria sobre la condición internacionalista y solidaria de los combatientes contra
el nazismo y el fascismo, vinculando la reivindicación de Missak Manouchian, de Olga Bancic,
del maquis español Celestino Alfonso Pierrot (todos ellos ajusticiados por los nazis) con la
noción prometeica del poeta de León Felipe y con la lucha de clases:
No lo olvidéis poetas.
Sólo añado una cosa
por si os interesa conocer la estética de Missak Manouchian
poeta prometeico
sabed que ella se resume en esta frase que nos legó Alfonso en una carta.

28 El español Alfonso:
Soy extranjero, pero estimo que todo obrero consciente debe asumir, donde quiera que esté, la
defensa de la clase obrera59.

La memoria de los «niños de la guerra»


29 Desmintiendo el tópico de su desinterés político, también los llamados «niños de la guerra» o
integrantes de la «segunda generación» aportan interesantes perspectivas sobre la guerrilla,
tal y como ejemplifican Nuria Parés y Tomás Segovia60. En su libro Canto llano (1959), Nuria
Parés incluye el poema «Apuntes para el retrato de tres guerrilleros», tríptico impresionista
que potencia la sensualidad a partir del detallismo corporal (dientes, pecho y mano organizan
su distribución tripartita) de unos retratos transmitidos con la engañosa simplicidad de sus
combinaciones métricas y estróficas61. Sin necesidad de alusión política explícita, estos
guerrilleros se construyen desglosando su dimensión individual en sintéticas biografías que
integran los componentes telúricos habituales («Se hizo hombre y en una mordedura / gustó
el amor y desangró a la amada»). Este marco permite mostrar, con trasfondos lorquianos y
hernandianos («Tenía un dardo en el pecho / y no lo advertía nadie…»), la condición trágica
de estas existencias mediante contraposiciones que cuajan en un delicado equilibrio acerca de
la significación de su lucha: «Era una mano noble, / era una mano pálida / como la rosa fría /
que se abre con el alba. / […] Era una mano suave / tierna y samaritana / que acariciaba,
☝🍪
dulce, / ¡tan dulce! la culata…» Se consigue así una proyección simbólica de los personajes que
universaliza la particular historicidad de los maquis españoles. Imágenes todas, como se nos
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controlar del poema, fijadas en un juego ecfrástico («… pintar a estos tres hombres / con
las que
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fondos activar
de montañas») que traslada una dimensión íntima donde la atemporalidad y
abstracción del espacio posibilitan la permanencia y acceso a los valores políticos esenciales de
aquella lucha que se produjo en el espacio nacional del que se fue exiliada.
30 En el año 2000, Tomás Segovia publicó «Guerrillero en paz», dedicado a Francisco Martínez
«Quico62». Esta intervención se produce una vez que la transición democrática ha insertado en
la sociedad española una noción teleológica de la historia sin lugar para opciones políticas del
pasado como la de la guerrilla en tanto que lucha armada63. Segovia decide plantear una
relación distinta con la temporalidad histórica hegemónica y con su propia temporalidad
personal determinada por el exilio. Este retrato-homenaje se inicia con una descripción del
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antiguo guerrillero leonés que recoge la usual fusión con la naturaleza. No obstante, ello no
comporta colocar al sujeto en un ámbito telúrico o mítico ajeno al tiempo, sino que contribuye
a su afirmación como un presente compacto que contiene la perspectiva de aquello que es
«justo»: «Este hombre pequeño erguidamente / De noble color monte / De reciedumbre de
tomillo grande […] / Acodado a mirar hasta el sinfín / En el alto pretil frondoso de lo justo.»
En este punto se produce el desplazamiento de los valores del observado al observador,
cuando ese presente revela una condición «insobornable» idéntica a la nostalgia que con
magistral complejidad recorre la poética de Segovia: «Está aquí bien plantado en el eje del
tiempo / En el claro entre humos donde se alza desnuda / La compacta presencia del presente
/ De este presente insobornable / Es mi nostalgia insobornable.»
31 Segovia no propone simplemente la lucha contra el olvido, pues advierte el riesgo de llevar a
cabo una domesticación de la memoria. Como aquel guerrillero de Sánchez Vázquez que era
«la vida misma, su presencia, / la norma de la luz donde caminas», el cuerpo de este
guerrillero se despliega entonces como una epifanía y desvela que el acto de recordar ese
pasado de guerrilla antifranquista es presente, no únicamente rememoración. Verdad
luminosa que pisa el mundo, es una memoria activa y presencial que se despliega ante
nuestros ojos. Es actualidad indómita, resistente a cualquier pretensión de quedar encerrada
en el redil de las explicaciones complacientes o de someterse a un olvido que su propia
presencia echa por tierra. Guerrilla y exilio se concilian en ese gesto insumiso que el poeta
observa en el guerrillero y que quisiera asimismo trasladar a su nostalgia como acto de
presente y no de simple memoria64:
Lo que deja eclipsarse la memoria domada
Es el cuerpo radiante de la verdad del hombre
La luz de su evidencia perpetuamente digna
De pisar este mundo
Lo que es difícil recordar es el ahora
Lo que cuesta tener presente es el presente
Cuya límpida vida nunca consta
Es esa actualidad siempre indomada
Siempre ya fuera del redil de un salto
Dado siempre ya antes
La que la fiel nostalgia hoscamente indomada
Salvajemente añora.

32 En este sentido, «Guerrillero en paz» puede ponerse en relación con el ensayo «La palabra
inobediente», en el que Segovia defiende la posibilidad de un lenguaje resistente al poder que
vendría a ser «en el ámbito del lenguaje algo parecido a lo que vemos en otros ámbitos muy
diferentes donde por ejemplo un ejército nunca controlará del todo a una guerrilla o donde la
resistencia civil escapará siempre al control policial65». La guerrilla, como este lenguaje, ocupa
el espacio de los márgenes, aquel que, en el mismo sentido en que parece incidir a la hora de
representar al viejo guerrillero, Segovia considera garantía de una presencia de lo humano66.
Similar a esa añoranza salvaje de su fiel nostalgia indomada, esta palabra inobediente y
errante «explora, rastrea y salta cercas a la caza del sentido» sin importar escandalizar a los
alineados en «la corrección política, la corrección poética, la corrección académica, la
corrección cronológica, la corrección establecida y hasta el consenso en general» (p. 67).
☝🍪
Segovia entiende la guerrilla como una heurística cognoscitiva, una condición de posibilidad
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«fuera
te permite controlar las que
quedarse
deseas activaren la simple «protesta» sino venir acompañado de «la posibilidad de resistir al
pensamiento dominante en el nivel no controlado de la palabra inobediente»; no se trata de
generar un «juicio aislado», sino de oponernos al «adoctrinamiento» que este pensamiento
dominante ejecuta mediante sus mecanismos de difusión (televisión, cine, publicaciones
populares) para justificar «el derecho del más fuerte, llámese tigre, león, cocodrilo o marine, a
zamparse al más débil, llámese gacela o cebra, palestino o iraquí, chileno o afgano» (p. 122).
Frente a los adoctrinamientos masivos acerca de la guerrilla antifranquista, discursos
creadores de un centro cerrado sobre sí mismo que, de varios modos, no han dejado de borrar
y traicionar lo humano, «Guerrillero en paz», como otros muchos poemas de este corpus,

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ejerce el mismo papel resistente que llevó a cabo la guerrilla: aportar una lógica reivindicativa
de la marginalidad que garantiza la pervivencia de esta memoria.

Notas
1. Acerca de las relaciones franco-españolas, véase Martín Gijón Mario, La Resistencia franco-española (1936-
1950), Badajoz, Diputación de Badajoz, 2014.
2. Secundino Serrano afirma que «el PCE expulsó al maquis de su pasado», convirtiéndolo en «un
acontecimiento marginal» visto antes como una «rémora» que como un activo a reivindicar de su historia;
Maquis. Historia de la guerrilla antifranquista, Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 2001, p. 15-16.
3. Gómez López-Quiñones Antonio, La guerra persistente. Memoria, violencia y utopía: representaciones
contemporáneas de la Guerra Civil española, Vervuert, Iberoamericana, 2006.
4. Aróstegui Julio y Marco Jorge, «Introducción», in El último frente: la resistencia armada antifranquista en
España, 1939-1952, Aróstegui Julio y Marco Jorge (dir.), Madrid, Los Libros de la Catarata, 2008, p. 7 y 10.
5. Remito al imprescindible estudio de Salaün Serge, La poesía de la guerra de España, Madrid, Castalia, 1985;
para la cuestión de la epopeya, p. 235-269.
6. Las declaraciones al respecto son innumerables. Véase lo escrito por Lorenzo Varela en «Carta a un amigo
maquis», Correo Literario, Buenos Aires, 20, 1° septiembre de 1944, p. 1.
7. Heine Hartmut, «El Partido Comunista Español y la organización del fenómeno guerrillero», in El último
frente: la resistencia armada antifranquista en España, 1939-1952, op. cit., p. 81-98.
8. La mejor expresión de estas inquietudes es la «Ponencia colectiva presentada ante el Congreso de Escritores
(Valencia, agosto de 1937)», Hora de España, Valencia, VIII (agosto 1937), p. 81-95.
9. Véase Moreno Francisco, «Huidos, guerrilleros, resistentes. La oposición armada a la dictadura», in Morir,
matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco, Casanova Julián (dir.), Barcelona, Crítica, 2002,
p. 197-295; y Preston Paul, «The Urban and Rural Guerrilla of the 1940s», in Spanish Cultural Studies. An
Introduction: the Struggle for Modernity, Graham Helen y Labanyi Jo (dir.), Oxford, Oxford University Press,
1995, p. 229-237.
10. Sobre la guerrilla durante la guerra civil, Rodríguez Velasco Hernán, «Las guerrillas en el Ejército Popular
de la República (1936-1939)», Cuadernos de Historia Contemporánea, 33 (2011), p. 235-254.
11. Así, cuando Pedro Garfias edita Poesías de la guerra española (México D.F., Minerva, 1941), incluye
«Guerrilleros» (1938), poema que enaltece la lucha solitaria del guerrillero «sobre la sierra», variante de la
guerra común que sus «hermanos» llevan a cabo «a golpes de taller y de trinchera» y contribución al objetivo
final de alcanzar una «aurora» que los reunirá a todos; Garfias Pedro, Poesías completas, ed. Francisco
Moreno Gómez, Madrid, Alpuerto, 1996, p. 271. Se cita siempre por esta edición.
12. Véase Marco Jorge, «Encender la guerra de guerrillas: El PCE y la guerrilla antifranquista (1939-1952)», in
Violência e sociedade em ditaduras ibero-americanas no século xx Argentina, Brasil, Espanha e Portugal,
Marco Jorge, Gordim Da Silveira Helder y Valim mansan Jaime (dir.), Porto Alegre, Editora Universitária da
Pontificia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, 2015, p. 101-122.
13. En septiembre de 1950, en pleno apogeo anticomunista y como reacción a una supuesta invasión de Europa
preparada por la URSS, se organizó la operación «Bolero-Paprika», que supuso el arresto y deportación de casi
un centenar de cuadros del PCE, el cierre de sedes y publicaciones ligadas al partido y su paso a la clandestinidad;
Denoyer Aurélie, «L’opération Boléro-Paprika: origines et conséquences. Les réfugiés politiques espagnols: de
l’expulsion à leur installation en RDA», in Résonances françaises de la guerre d’Espagne, AA. VV., Lavardac,
Éditions d’Albret, 2011, p. 295-312.
14. Así, Juan Rejano dedica a la operación «Bolero-Paprika» un indignado artículo que evoca el papel decisivo de
los republicanos en la creación del maquis y protesta por el «sarcasmo» de esta situación de doble exilio;
«Destierro sobre destierro», El Nacional, México D.F., 20 de septiembre de 1950, p. 3-4.
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15. Véase Aznar Soler Manuel, «El Partido Comunista de España y la literatura del exilio republicano (1939-
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1953)», in cookies y literario español de 1939, Aznar Soler Manuel (dir.), Sant Cugat del Vallès, Associació
El exilio
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d’Idees-GEXEL, 1998, tomo II, p. 25.
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16. Guereña Jacinto-Luis, «Elegía a los guerrilleros muertos en tierras de Francia», Méduse-Medusa, Pau,
1 (1945), p. 24, publicada en versión bilingüe española y francesa.
17. AparicioAntonio, «Narvik», Fábula del pez y la estrella, Buenos Aires, Losada, 1946; in Corazón sin
descanso. Poesía reunida, ed. Sol Aparicio de Léger y José María Barrera López, Sevilla, Renacimiento, 2004,
p. 124-125. Gesto parecido al que, contemplando las tumbas de los guerrilleros españoles en la meseta de Glières,
en el Vercors francés, realiza José Ángel Valente en el memorable «Cementerio de Morette-Glières, 1944»,
incluido en Poemas a Lázaro (Madrid, Índice, 1960).
18. Álvarez Yuste Luis, «Los maquis y guerrilleros», poema inédito sin fecha. En
<http://www.lbocanegra.eu/index.php?id=laypoe&sez=litg#me>.

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27/1/24, 15:43 Escrituras de la resistencia armada al franquismo - La guerrilla antifranquista en la poesía del exilio republicano de 1939: epopeya, e…
19. Álvarez Yuste Luis, Nuestra Lucha. Poesías, París, s/ed., 1945, p. 8. El poemario
puedeconsultarseen<http://www.lbocanegra.eu/index.php?id=laypoe&sez=litg#me>. Se cita siempre por esta
edición.
20. «A la Junta Suprema de Unión Nacional», España Popular, México D.F., 202, 11 de agosto de 1944, p. 6;
incluido luego en Signos del día, recogido por primera vez en Poesías Completas (Buenos Aires, Losada, 1961); in
Obras completas. Poesía 1939-1968, ed. Luis García Montero, Madrid, Aguilar, 1988, vol. 3, p. 379. Se cita
siempre por esta edición.
21. Herrera Petere José, «A una guerrillera española», Boletín de la Unión de Intelectuales Españoles, París,
2-3 (enero-febrero 1945), p. 4. En «A los guerrilleros españoles», poema sin fecha, Herrera Petere plantea esta
identificación amor-guerrilla convirtiendo al guerrillero sacrificado en quintaesencia de la vida, el amor y la
pureza: «¡Oh rebeldías de amor en bravos montes! / La vida sois, temblando, en nieves plenas / de pureza moral
que el cielo brilla»; apud. Martín Gijón Mario, Una poesía de la presencia. José Herrera Petere en el
surrealismo, la guerra y el destierro, Valencia, Pre-Textos, 2009, p. 169.
22. Arconada César M., «Romance del niño bueno y el civilón patilargo», Nuestro Tiempo, México D.F, 2, 1° de
octubre de 1951, p. 21-24.
23. López de Kent María, «A la guerrillera española», Mujeres Antifascistas Españolas, París, 21, 1° de junio
de 1948, p. 10.
24. Enciso María, De mar a mar: poemas, prólogo de Concha Méndez, México D.F., Isla, 1946; existe reedición:
Madrid, Molinos de Agua, 1982. Ambos poemas se difundieron en el exilio francés: «Canción de los guerrilleros»
en Unión de Mujeres, Toulouse (1947) y en Ahora, Toulouse, 17, 1° de mayo de 1946, p. 3, y «El guerrillero» en
Mujeres Antifascistas Españolas, París,5, 15 de febrero de 1947, p. 6.
25. Cfr. su ensayo «La poesía y la guerra», in Raíz al viento, México D.F., EDIAPSA, 1947, p. 71-75.
26. Alberti Rafael, «¡Pueblos libres! ¿Y España?», Las Españas, México D.F., 2, noviembre de 1946, p. 5. Fue
publicado como folleto destinado a recaudar fondos para la resistencia interior: ¡Pueblos libres! ¿Y España?,
Buenos Aires, Comisión de Ayuda al Español Demócrata, 1946.
27. Rejano Juan, Víspera heroica. Canto a las guerrillas de España, ilustraciones de Arturo Souto, México D.F.,
Gráficas Panamericana, 1947. Las ventas del libro estaban destinadas a «la ayuda del pueblo español»; in Poesía
Completa, ed. Teresa Hernández, Córdoba, Delegación de Cultura de la Diputación de Córdoba, 2003, p. 218-
226. Se cita siempre por esta edición.
28. Cernuda Luis, Poesía completa. Obra completa. Volumen I, ed. Derek Harris y Luis Maristany, Madrid,
Siruela, 1993, p. 418.
29. Aub Max, «Poesía guerrillera», El Nacional, México D.F., 23 de octubre de 1947, in Los tiempos mexicanos
de Max Aub. Legado periodístico 1943-1972, ed. Eugenia Meyer, Madrid, Fundación Max Aub/FCE, 2007,
p. 220-223.
30. Núñez Seixas Xosé Manoel, ¡Fuera el invasor! Nacionalismo y movilización bélica en la guerra civil
española (1936–1939), Madrid, Marcial Pons, 2006. Por ejemplo, Pedro Garfias, autor de «Guerra de
independencia» (1937) («Que ya la guerra civil / es guerra de independencia»), subtitula Poesías de la guerra de
España (1941) «De la Guerra Civil a la Guerra de Independencia».
31. Así lo plantea, por ejemplo, Rafael Alberti en «Lealtad de la poesía española en la lucha por la independencia
patria», España y la Paz, México D.F., II, 14, 15 de junio de 1952, p. 4-5.
32. A ello contribuyó la visión realizada por Antonio Machado en 1938, quien lo caracterizó antes por su
«idiosincrasia moral» que por los valores guerreros e independientes de otros partisanos decimonónicos de
honestidad más dudosa; SánChez García Raquel, La historia imaginada: la Guerra de la Independencia en la
literatura española, Madrid, CSIC, 2008, p. 106.
33. Varelalorenzo, «A don Juan Martín el Empecinado», Correo Literario, Buenos Aires, 40, 1° de septiembre
de 1945. Recogido en Poesía completa, ed. Xosé Luis Axeitos, A Coruña, Ediciós do Castro, 2000, p. 244-246. Se
cita siempre por esta edición.
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34. En «Coplas a Maria Pita», Herrera Petere recurre al personaje para establecer una identificación entre la
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y las y del presente, capaces de romper con las «cadenas» que ahogan su voz: «¡Capitana María
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Pita! / ¡Capitanas españolas!», Mujeres Antifascistas Españolas, París, 16, 1° de enero de 1948), p. 6.
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35. «Si del amor movidos…», Independencia, París, II, 2, 30 de abril de 1947, p. 3. Véase Martín Gijón Mario,
Una poesía de la presencia, op. cit., p. 161-163.
36. «Invocación a Don Quijote», Boletín de la Unión de Intelectuales Españoles, París, 36-37, noviembre-
diciembre 1947, p. 3.
37. El texto de esta conferencia sin título (quince páginas mecanografiadas) puede consultarse en el sitio web de
la Fundación Juan Rejano:
<http://www.fundacionjuanrejano.es/uploads/Biblioteca_Virtual/Manuscritos_y_mecanoscritos/Actos_publicos/Discursos/Que_significa_la_
(Discurso). pdf>. Fragmentos de su parte final se recogen en la crónica del acto «Canto a las Guerrillas, de

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27/1/24, 15:43 Escrituras de la resistencia armada al franquismo - La guerrilla antifranquista en la poesía del exilio republicano de 1939: epopeya, e…
nuestro camarada Juan Rejano. Ciclo de conferencias en el Centro Andaluz», España Popular, México D.F., VII,
321, 22 de noviembre de 1946, p. 2.
38. Semprún Jorge, «La muerte se vuelve vida», Independencia, París, 6, 30 de abril de 1947, p. 8.
39. Quiroga Pla José María, «Camaradas, compañeros...», Independencia, París, 7, 31 de mayo de 1947, p. 5.
40. Guereña Jacinto-Luis, «Complainte pour José Vitini», Esprit, 120, 3, marzo de 1946, p. 458-465. Juan
Miguel Romá homenajeó asimismo a esta figura en «Romance del teniente coronel José Vitini», incluido en sus
Romances de sombra y fuego, Perpiñán, Imprimerie Labau, 1946.
41. Romà Juan Miguel, «Esa luz y esa sangre de España que nos llama…», Boletín de la Unión de Intelectuales
Españoles, París, 45-46-47, agosto-septiembre-octubre de 1948, p. 9-10. Más logrado es el soneto que Romà,
deportado a Córcega tras la operación Bolero-Paprika, dedica a Manuela Sánchez; «A Dolores Ibárruri. A
Manuela Sánchez», Nuestro Tiempo, México D.F., 2, 1°de octubre de 1951, p. 44-45.
42. Inicialmente titulado «Coplas para las guitarras españolas de hoy» y precedido por la dedicatoria: «En
memoria de José Gómez Gayoso, Antonio Seoane y tantos otros héroes caídos en nuestra resistencia», se publica
en Héroes de Galicia y de España, Buenos Aires, s/ed., 1949, p. 97-102, que incluye «Esbozo para un canto a las
guerrillas españolas» de Raúl González Tuñón y «Así cantan los pinos de Veramar. En memoria de Manuel
Ponte», romance compuesto por un combatiente anónimo de la AGE gallega.
43. Rejano Juan, «Oda española a Dolores Ibárruri» (también publicado como libro-poema Oda española,
México D.F., Nuestro Tiempo, 1949) y Alberti Rafael, «Juan Panadero envía su saludo a Pasionaria», ambos en
Nuestro Tiempo, México D.F., 2, 1° de septiembre de 1949, p. 41-46. García Narezo, con ocasión del cincuenta y
seis aniversario de Pasionaria, recurre al mismo lugar común: «De ti nace la senda que lleva a la encrespada /
unidad guerrillera que su valor dispone / frente al turbio enemigo, junto al pueblo que espera», «Una canción
para Dolores», Nuestro Tiempo, México D.F., 4, 1° de diciembre de 1951, p. 28.
44. «Canto jubilar a Stalin», Nuestro Tiempo, México D.F., I, 4-5, 1° de septiembre de 1950, p. 41-46.
45. Apud. Martín Gijón Mario, op. cit., p. 165-166.
46. Véase Arroyo Rodríguez Daniel, Narrativas guerrilleras. El maquis en la cultura española
contemporánea, Madrid, Biblioteca Nueva, 2014, p. 53-96.
47. Jorge Marco atribuye este silencio a la prolongación del exilio y desgaste de la Resistencia, a la crisis del PCE
que afectó también a los guerrilleros supervivientes y a la nueva política de Reconciliación Nacional que
cuestionaba la anterior estrategia de la vía armada e insurreccional; «Ecos partisanos. La memoria de la
resistencia como memoria conflictiva», Historia del presente, 17, 2011/2012, p. 79-91.
48. Herrera Petere José, «Un guerrillero muere en la sierra», in «Poemas breves», Nuestro Tiempo, México
D.F., 6, julio 1952, p. 30.
49. SánchezVázquezAdolfo, Poesía, prólogo de María Dolores Gutiérrez Navas y epílogo de Adolfo Castañón,
México D.F., FCE/Centro Cultural de la Generación del 27, 2005, p. 102.
50. García Narezo Gabriel, Desde esta orilla, México D.F., Nuestro Tiempo, 1956, p. 36.
51. «A la manera de Juan Panadero, celebrando el xxx aniversario del Partido Comunista de España»,
Cuadernos de Cultura, Madrid, 4, abril de 1952, p. 7-11
52. Rejano Juan, «Elegía en llamas», España y la Paz, México D.F., 1° de octubre de 1953, p. 4.
53. Rejano Juan, «En la muerte de Stalin» y Arconada César M., «Y los pueblos de España…», Nuestro Tiempo,
México D.F. 4, julio de 1953, p. 7 y50.
54. García Narezo Gabriel, Aurora encadenada. Poemas españoles de ira y esperanza, México D.F., Librería
Madero, 1955, p. 73-75.
55. Álvarez-Santullano José, «Gibraltar (Poema en doce sonetos)», Nuestro Tiempo, México D.F., 8, marzo
de 1953, p. 45-50. Se recogerán luego en Gibraltares (poema en sonetos), Ediciones España Republicana, La
Habana, 1954, p. 34 y 36. Los ingresos por la venta de este libro se destinaban a la «lucha por el pueblo español».
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56. Semprún Jorge, «Presentación de España al Estado Mayor yanqui», Nuestro Tiempo, México D.F., 3, 1° de
noviembre de 1951, p. 19-23.
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El militarlas que Bayo fue autor de La guerra será de los guerrilleros (1937) y Ciento cincuenta preguntas a
Alberto
deseas activar (1958) y participó durante su exilio en guerrillas centroamericanas y cubanas. En varios poemarios
un guerrillero
que autoeditó en México en 1958, refleja sus experiencias en Cuba, Mis versos de rebeldía, Sangre en Cuba y
Fidel te espera en la Sierra. En este último, el romance «¡Unidos!» (p. 154) advierte a los guerrilleros cubanos de
la necesidad de una política de unidad mediante el contraejemplo de la división que definió a los españoles y que,
ante el regocijo de Franco, les llevó al fracaso.
58. «La reconciliación en marcha», España Popular, México D.F., 856, 16 de septiembre de 1957, p. 1 y 4. Véase
asimismo «Una conferencia de Juan Rejano. Introducción al estudio de los materiales del III Pleno del Comité
Central», España Popular, México D.F., 864, 1° de febrero de 1958, p. 1.

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27/1/24, 15:43 Escrituras de la resistencia armada al franquismo - La guerrilla antifranquista en la poesía del exilio republicano de 1939: epopeya, e…
59. Amieva Celso, Versos del maquis, México D.F., Ecuador 0°0’0’’, Finisterre, 1960; reeditado en El paraíso
incendiado, España 1936-1939; La almohada de arena; Versos del maquis, ed. José María Naharro-Calderón,
Llanes, El Oriente de Asturias. 2011. Véase, en este mismo volumen, el trabajo de Yasmina Yousfi López acerca de
Amieva.
60. Deben sumarse otros casos como el de Kepa de Derteano y Basterra (1923- 2005), poeta vasco autor de El
guerrillero y otros poemas, Caracas, Edime, 1974, libro que se abre con «El guerrillero», p. 21-27.
61. Parés Nuria, Colofón de luz, México D.F., Pangea, 1987, p. 71-73.
62. Segovia Tomás, Misma Juventud, Valencia, Pre-Textos, 2000, p. 41-42.
63. Moreno-Nuño Carmen, «Introduction», in Gómez López-Quiñones Antonio y Moreno-Nuño Carmen,
«Armed Resistance: Cultural Representations of the Anti-Francoist Guerrilla», Hispanic Issues On Line, 10,
2012:
<http://hispanicissues.umn.edu/ArmedResistance.html> (Última consulta: septiembre 2014).
64. El poema es «un manifiesto que aboga por el reconocimiento y la rehabilitación de los resistentes al
franquismo», que «echa luz sobre esas fosas de la memoria que gangrenan la historia del país y aboga por la
rehabilitación del destino de los que fueron puestos al margen de ella»; Rodrigues Judite, «En el “buque
Todavía”: del deber de memoria en la poesía de Tomás Segovia», Laberintos. Revista de estudios sobre los exilios
culturales españoles, 15, 2013, p. 231-232.
65. Segovia Tomás, «La palabra inobediente», Recobrar el sentido, Barcelona, Trotta, 2005, p. 68.
66. «El centro indudablemente tiene sentido y tiene valor, pero el pensamiento del margen es la convicción de
que lo que de veras traiciona y borra lo humano es la exclusión, que es la tentación del centro a cerrarse sobre sí
mismo. Mientras que el margen sólo podría cerrarse para hacerse centro, justamente. Reivindicar la presencia
del margen como margen es no querer cerrar lo humano», «Reflexiones al margen», in Recobrar el sentido, op.
cit., p. 138.

Autor

José-Ramón López García


GEXEL-CEFID-Universitat Autònoma de Barcelona
Salvo indicación contraria, el texto y otros elementos (ilustraciones, archivos adicionales importados) se puede
utilizar bajo licencia OpenEdition Books License.

Referencia electrónica del capítulo


LÓPEZ GARCÍA, José-Ramón. La guerrilla antifranquista en la poesía del exilio republicano de 1939: epopeya,
elegía y memoria In: Escrituras de la resistencia armada al franquismo [en línea]. Nanterre: Presses
universitaires de Paris Nanterre, 2017 (generado el 27 janvier 2024). Disponible en Internet:
<http://books.openedition.org/pupo/23522>. ISBN: 978-2-84016-426-5. DOI:
https://doi.org/10.4000/books.pupo.23522.

Referencia electrónica del libro


CHAPUT, Marie-Claude (dir.) ; LLECHA LLOP, Canela (dir.) ; y MARTINEZ-MALER, Odette (dir.). Escrituras
de la resistencia armada al franquismo. Nueva edición [en línea]. Nanterre: Presses universitaires de Paris
Nanterre, 2017 (generado el 27 janvier 2024). Disponible en Internet:
<http://books.openedition.org/pupo/23297>. ISBN: 978-2-84016-426-5. DOI:
https://doi.org/10.4000/books.pupo.23297.
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Freán Hernández, Cahiers de civilisation espagnole contemporaine (de 1808 au temps présent),
publicado el 13 juillet 2019 22h00. Sitio web: https://journals.openedition.org/ccec/8246; DOI:
https://doi.org/10.4000/ccec.8246

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