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Mª Belén Imbuluzqueta Psicología Social.

Tema V
INTRODUCCION
Walter Lippman introdujo el término estereotipo en el ámbito de las Ciencias Sociales al definirlos como «imágenes
en la mente»
Los estereotipos son las definiciones de los grupos dentro de un contexto cultural determinado, al igual que existen
definiciones o significados para otros conceptos a los que se atribuyen características definitorias (agua, silla, etc.).
La estereotipia es un proceso fundamentalmente automático y poco consciente es una manera sencilla de entender
el mundo social y darle un significado.
Esta introducción señala la relevancia de la investigación en psicología social y cómo se ha centrado en la
categorización social, estereotipia y la teoría de la identidad social (Tajfel y Turner en 1979) para comprender
mejor estos procesos. Estos conceptos se relacionan con otros temas presentes en el manual, como cognición social,
estereotipos, identidad social, autoconcepto, psicología de grupos, prejuicio y procesos de atribución.
l. CÓMO SE FORMAN LOS ESTEREOTIPOS
1.1. Aprendizaje de estereotipos a través del proceso de socialización
Los estereotipos son la definición de los grupos dentro de una cultura estos deben ser adquiridos a través del
proceso de socialización. El siguiente ejemplo ilustra perfectamente esta cuestión. Una mujer blanca criada en el sur
de Estados Unidos escribió «No recuerdo cuándo o cómo, pero en la misma época que había aprendido que Dios es
amor, también sabía que yo era mejor que un negro, y que la gente negra tiene su sitio y que de él no debe salir»
1.1.1. La teoría socio-cognitiva del desarrollo del género
Este planteamiento ilustra claramente cómo la exposición a comportamientos estereotipados de género en los
medios de comunicación y jugar con juguetes sexo-típicos pueden influir en el desarrollo de estereotipos de género
en niños pequeños. Para esta teoría el desarrollo de género reside en dos mecanismos:
1) Modelado: exposición a los medios de comunicación, donde niños y niñas observan comportamientos sexo-
típicos.
2) Enseñanza directa: se evaluó en qué medida los padres y madres ayudan a entender a sus hijos e hijas lo que
están viendo en la televisión.
1.2. Desarrollo de estereotipos a través de la experiencia personal
Los estereotipos también pueden ser aprendidos por experiencia directa con miembros de otros grupos, pero esto
no quiere decir que no estén sesgados (véase el concepto de sesgo en el capítulo. Pero, ¿por qué estas primeras
interacciones dan lugar a la percepción estereotípica de todos los miembros de la categoría? Dos procesos han sido
propuestos para explicar este efecto:
1) el efecto de la saliencia estimular
2) el heurístico de accesibilidad
1.2.l. Efectos de la saliencia estimular
Cierto tipo de información atrae más que otra, es más saliente dentro del conjunto estimular, si nos
encontramos con un miembro de otro grupo que a nuestro entender desarrolla conductas inusuales, podremos
extenderla al grupo en su conjunto. Este proceso se puede producir incluso cuando no tenemos información sobre el
exogrupo, generando un estereotipo a partir de la nada
1.2.2. El efecto del heurístico de accesibilidad
Cuando las personas se encuentran por primera vez con un miembro de otro grupo su interacción se puede
constituir en la base de los estereotipos, incluso cuando persiguen formase una impresión acertada. Rothbart et al.
(1984) muestran como el heurístico de accesibilidad (véase Capítulo 2) sesga los procesos de formación de
estereotipos.
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2. POR QUÉ USAMOS ESTEREOTIPOS
Empleamos estereotipos debido al proceso de categorización. La investigación ha mostrado que existen tres
categorías sociales predominantes que se activan automáticamente ante la presencia de miembros de otros grupos:
edad, sexo y etnia. Pietraszewski (2020) señala que la investigación no ha conseguido realizar, por el momento,
ninguna manipulación experimental que modifique la categorización por edad, sexo o etnia.
2.1. La perspectiva de la Psicología Evolucionista
Sugiere que la categorización por sexo y edad se debe a la constancia de estas diferencias en grupos humanos a lo
largo de generaciones. En el caso de la categorización racial, se propone que puede estar relacionada con la
Psicología de Coalición, que se basa en la coordinación social para cooperar o competir. Además, se subraya que la
raza es una dimensión social arbitraria en lugar de una dimensión biológica, respaldada por la teoría de la
dominancia social.
2.2. La perspectiva de la Psicología Social Cognitiva
Los estereotipos sirven para explicar, racionalizar y justificar el mundo social y la conducta intergrupal (Tajfel y
Turner, 1979). De esta manera, los estereotipos no solo describen a las personas y sus relaciones, sino que también
atienden a distintos motivos y cumplen una serie de funciones que se pueden diferenciar a nivel interpersonal e
íntergrupal (Yzerbyt y Corneille, 2005).
2.2.1. Nivel interpersonal
Señala que los estereotipos desempeñan un papel fundamental en la explicación, racionalización y justificación del
mundo social y la conducta intergrupal. A nivel interpersonal, facilitan la toma de decisiones en situaciones
complejas y guían las interacciones con los demás. A nivel motivacional, los estereotipos están relacionados con
cinco motivos básicos que influyen en la pertenencia a grupos y en nuestra evolución como especie.
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2.2.2. 2.2.2. Nivel intergrupal
La categorización social cumple un papel importante en la motivación de las personas por obtener identidades
sociales positivas de los grupos a los que pertenecen. Los estereotipos que exageran las diferencias entre grupos se
utilizan para asignar evaluaciones a los grupos de pertenencia en relación con la evaluación de grupos externos. Esto
se relaciona con la satisfacción de las necesidades de autoestima y puede explicar sesgos, estereotipos y conductas
discriminatorias en el mundo real.
3. Modelos de estereotipos
3.1. Modelos de prototipos
Este modelo se basa en definiciones clásicas que se apoyan en el proceso de categorización a un nivel macro.
Propone que el proceso de categorización es consciente y se relaciona con la teoría de la identidad social y las
propuestas de Allport (1954).
3.2. Modelos basados en ejemplares
Similar al modelo de prototipos, se enfoca en la categorización a nivel macro y procesos conscientes, como los
propuestos por Allport y la teoría de la identidad social.
3.3. Modelos de redes asociativas
Adhiere al paradigma cognitivo y propone un proceso de categorización a nivel micro, considerando que es
eminentemente automático. Se basa en:
1. Nodos: La información se almacena en la memoria en estructuras mentales discretas llamadas "nodos", cada uno
de los cuales representa un concepto único, como un nombre, un lugar, un objeto, un rasgo de personalidad, una
respuesta afectiva, una evaluación, o cualquier otro tipo de dato en bruto.
2. Enlaces: Estos nodos están interconectados mediante enlaces que representan asociaciones entre conceptos. La
fuerza de estos enlaces entre nodos depende de las experiencias de los individuos y se basa en la asociación
percibida entre conceptos. Nuevos enlaces entre nodos pueden desarrollarse si se perciben asociaciones
previamente no reconocidas
3.4. Modelos de procesamiento distribuido en paralelo
También se enfoca en el proceso de construcción de estereotipos, pero desde la perspectiva de que los seres
humanos están sujetos a motivaciones y estrategias, lo que se conoce como "estratega motivado."
4. El modelo del contenido del estereotipo
Propone que los estereotipos se desarrollan en torno a dos dimensiones fundamentales, lo que resulta en un espacio
bidimensional de percepción de grupos. Estas dos dimensiones son:
1. Estatus Relativo del Grupo: Esta dimensión se refiere al estatus de un grupo en comparación con otros grupos.
Los grupos con un estatus alto son percibidos como más competentes, poderosos y prestigiosos, mientras que los
grupos con un estatus bajo son vistos como menos competentes y pueden ser etiquetados como vagos o perezosos.
2. Percepción de Cooperación: Esta dimensión se relaciona con si los miembros de un grupo se perciben como
cooperativos, amigables y dignos de confianza, o si se considera que son competitivos o incluso peligrosos.
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4.1. Las puntuaciones de competencia y afecto predicen la conducta con los miembros del exogrupo
El modelo sugiere que la percepción de cordialidad (la ausencia de conflicto) está relacionada con conductas activas,
ya sea de ayuda o agresión. Por otro lado, la percepción de competencia (la capacidad del grupo para lograr sus
objetivos) se relaciona con conductas pasivas, como cooperación conveniente o abandono. La estructura social
percibida, según este modelo, influye en la formación de estereotipos. Estos estereotipos, a su vez, predicen las
emociones, que son factores proximales que influyen en el comportamiento hacia los miembros del exogrupo. Esto
proporciona una comprensión más detallada de cómo los estereotipos afectan las interacciones sociales y los
comportamientos hacia los grupos.

4.2. Subfactores del modelo del contenido del estereotipo


Se ha centrado en las dos dimensiones clásicas de competencia y cordialidad. Sin embargo, otros autores han
establecido que estos dos factores son demasiado amplios y que pueden estar compuestos de subdimensiones. De
esta manera la dimensión de competencia se ha divido en dos componentes, habilidad y asertividad, mientras que la
de cordialidad en sociabilidad y moralidad
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5. Estereotipos de género
Existe una amplia evidencia de que las mujeres generalmente han sido estereotipadas como más cordiales (p. ej.,
amables y cariñosas) y menos competentes (p. ej., inteligentes y habilidosas) que los varones (Williams y Best, 1982;
Eagly et al., 2000; Wood y Eagly, 2012; Ellemers, 2018).
Si bien los estereotipos de género han sido resistentes al cambio a lo largo del tiempo (Haines et al., 2016), otras
investigaciones están poniendo de manifiesto que los estereotipos de mujeres y hombres se superponen cada vez
más en las sociedades occidentales, especialmente en la dimensión de competencia.
5.1. La hipótesis de la similitud de género
Sugiere que, en su mayoría, hombres y mujeres son similares en la mayoría de las variables psicológicas, pero no
idénticos en todas ellas. Esta hipótesis ha sido objeto de debate a lo largo del siglo pasado y ha sido respaldada por
una gran cantidad de investigaciones que demuestran que las diferencias de género en muchas áreas son bastante
pequeñas o inexistentes.
Es importante destacar que, aunque se observaron algunas diferencias de género en estas áreas, la magnitud de
estas diferencias generalmente fue pequeña. Además, en muchas áreas, como las habilidades cognitivas y la
comunicación, no se encontraron diferencias significativas. Por lo tanto, la hipótesis de la similitud de género sugiere
que, en su mayoría, hombres y mujeres son más similares que diferentes en términos de características psicológicas
y capacidades. Estas diferencias, cuando existen, no justifican las generalizaciones excesivas sobre las diferencias de
género en el comportamiento y las habilidades.
5.2. La teoría del rol social
A diferencia del modelo del contenido del estereotipo, una predicción clave de la teoría del rol Social es que la
información del rol anula el efecto del género en los estereotipos. Es decir, si mujeres y hombres ocupan el mismo
rol social, el efecto del género en las inferencias de rasgos estereotípicos se debilita o desaparece (Bosak et al., 2012;
Koenig y Eagly, 2014; Gustafsson-Sendén et al., 2020)
Como se ha señalado en el modelo del contenido del estereotipo, ambas dimensiones son los dos factores más
importantes a través de los que organizamos nuestra percepción de miembros de otros grupos. Sin embargo, desde
este modelo de prototipos se encuentra que los individuos solemos organizar los estereotipos de género en torno a
subtipos. Las distintas revisiones identifican cuatro subtipos femeninos principales en las culturas occidentales: ama
de casa, mujer sexy, mujer de carrera y feminista/atleta/lesbiana (Deaux y LaFrance, 1998). Los dos primeros
encarnan atributos de cordialidad, mientras que los dos segundos los de competencia. La mujer típica es la más
cercana al subtipo de ama de casa o mujer sexy. Sin embargo, los subtipos masculinos son menos claros, aunque los
dos principales son el «hombre de negocios» y el «hombre macho». Aquí el énfasis se sitúa más en la competencia
que en la cordialidad. El hombre típico cae entre los dos polos.
Comportarse de forma contraestereotípica puede tener consecuencias negativas tanto sociales como económicas.
Tal y como señalan Rudman y Glick (2001 ), las mujeres que se comportan de forma asertiva y son altamente
competentes pueden generar la percepción de que violan los rasgos comunales o de cordialidad propios de su
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género, ya que deben ser amables, comprensivas y sentirse preocupadas por los demás. Sin embargo, el estereotipo
de los varones es de altas puntuaciones en agencia/competencia: competente, decisivo e independiente. Como
consecuencia, las mujeres competentes pueden no gustar y ser vistas como personas sin habilidades interpersonales
y, por lo tanto, es menos probable que sean contratadas que los hombres con características similares.
Según Rudman y Glick, esta asimetría se basa en el hecho de que los estereotipos de género son más prescriptivos
de cómo deben comportarse las mujeres que cómo deben comportarse los hombres.

6. Estereotipos sobre las personas mayores


Los estereotipos sobre las personas mayores suelen ser negativos y pueden incluir creencias de que son
dependientes, lentos o tienen mala memoria. Estos estereotipos pueden influir en cómo las personas mayores
perciben su propia vejez y en cómo se comportan a medida que envejecen.
En resumen, tener percepciones positivas sobre el envejecimiento y no asimilar los estereotipos negativos
relacionados con la vejez puede tener un impacto positivo en la salud y la longevidad de las personas mayores. Estos
resultados subrayan la importancia de abordar y combatir los estereotipos negativos sobre la vejez en la sociedad
para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
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6.1. Efectos de la activación consciente del estereotipo: la amenaza del estereotipo
La amenaza del estereotipo se define como toda aquella situación en la que miembros de grupos estereotipados
muestran un rendimiento inferior al de otros individuos de otros grupos. Esto se debe a que dentro del esquema
estereotípico existen rasgos que denotan un peor rendimiento en un área específica (Steele y Aronson, 1995). Este
descenso en el rendimiento se ha comprobado en distintos grupos como, por ejemplo, los afroamericanos en tareas
de habilidad intelectual, las mujeres en pruebas de matemáticas o las personas mayores en pruebas de memoria; y
en todos estos casos lo que se produce es un proceso de asimilación conductual al estereotipo del grupo.
El paradigma clásico consiste en comparar el rendimiento en memoria de adultos mayores en una condición en que
se les proporciona una información negativa de su propio grupo, con otra condición de control en la que no se les
proporciona ninguna información.
En definitiva, el principal resultado de la investigación es que muestra cómo aquellos adultos mayores con una
menor asimilación crónica al estereotipo negativo del grupo son inmunes a una situación de amenaza del
estereotipo, o asimilación conductual situacional, ya que recuerdan un número similar de palabras tanto en la
condición en que se les indica un peor rendimiento de su grupo como en la condición positiva y control. Asimismo,
responden a una cuestión no resuelta en la investigación de Levy et al. (2002), donde un factor más estable como es
que la asimilación crónica del estereotipo del grupo es la responsable de promover efectos situacionales de
asimilación conductual al estereotipo del grupo, ya que el rendimiento solo se encuentra negativamente afectado
para aquellos adultos mayores que muestran una mayor asimilación crónica del estereotipo negativo del grupo

6.2. Efectos de la activación automática del estereotipo


La activación automática de estereotipos negativos en los
adultos mayores puede tener un impacto significativo en una
variedad de comportamientos y respuestas, lo como su
capacidad para caminar, escribir, recordar información,
mantener el equilibrio y responder al estrés. Estos hallazgos
resaltan la importancia de ser conscientes de cómo los
estereotipos pueden influir en la vida de las personas
mayores y subrayan la necesidad de abordar estos
estereotipos negativos para promover un envejecimiento
saludable y positivo.
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6.3. Influencia de los estereotipos sobre los profesionales de atención a adultos mayores
La influencia de los estereotipos no se limita a los adultos mayores mismos, sino que también se extiende a los
profesionales de atención a adultos mayores. Estos profesionales, como personal de salud y cuidadores, también
pueden verse influenciados por los estereotipos relacionados con la vejez, lo que a su vez puede afectar su
comportamiento y, en última instancia, influir en la conducta y el bienestar de los adultos mayores a quienes
atienden.
Primer paso: Estereotipos sostenidos por profesionales En una primera fase de investigación, se examinó si los
profesionales de la salud y los cuidadores mantienen estereotipos relacionados con la vejez. Los resultados indicaron
que, en general, estos profesionales perciben a los adultos mayores como menos competentes pero más cordiales.
Este patrón de estereotipia hacia los adultos mayores se asemeja a lo que se conoce como prejuicio paternalista,
donde se considera que el grupo estereotipado es amigable pero carece de competencia.
Segundo paso: Impacto en el comportamiento de los profesionales En una segunda fase de investigación, se evaluó
si la conducta de los profesionales de atención a adultos mayores estaba relacionada con la conducta observada en
los adultos mayores en los centros de atención. Los resultados revelaron que la conducta de los profesionales influía
en la conducta de los adultos mayores. En otras palabras, la forma en que los profesionales interactuaban con los
adultos mayores afectaba directamente a cómo se comportaban los adultos mayores en los centros de atención.
Relación entre estereotipos y comportamiento de los adultos mayores Además, se descubrió que las creencias
estereotípicas de los profesionales sobre los adultos mayores estaban relacionadas con la conducta de los adultos
mayores. En particular, los adultos mayores que residían en centros donde los profesionales percibían a las personas
mayores como más competentes mostraban un mejor funcionamiento y un mayor nivel de actividad. Por ejemplo,
estos adultos mayores presentaban un mejor aseo personal y tenían más interacciones sociales positivas entre ellos.
Influencia de la dimensión de competencia La influencia positiva del comportamiento de los profesionales sobre el
comportamiento de los adultos mayores estaba relacionada con la dimensión de competencia del estereotipo. En los
centros donde los profesionales creían que la sociedad atribuía más competencia a los adultos mayores, el impacto
de su comportamiento positivo en los adultos mayores era más fuerte. Esto sugiere que las creencias estereotípicas
de los profesionales pueden tener un efecto directo en el comportamiento y el bienestar de los adultos mayores que
atienden.
Impacto en la práctica clínica En otro estudio realizado en profesionales de Geriatría y Gerontología, se observó un
patrón de prejuicio paternalista hacia los adultos mayores. Este patrón incluía comportamientos que limitaban el
acceso de los adultos mayores a ciertos servicios de atención médica de alta tecnología y programas preventivos.
También se observó que los profesionales utilizaban un lenguaje paternalista al hablar con los adultos mayores, lo
que reflejaba altos niveles de cordialidad pero una percepción de baja competencia en este grupo.
En conjunto, estos resultados muestran que los profesionales de
atención a adultos mayores pueden transmitir y reforzar estereotipos
hacia los adultos mayores. Estos estereotipos pueden influir en la
conducta de los adultos mayores y, en última instancia, contribuir a la
percepción de los adultos mayores sobre sí mismos. Por lo tanto, es
importante que los profesionales de atención a adultos mayores sean
conscientes de sus propias creencias estereotípicas y trabajen para
brindar una atención justa y de alta calidad que promueva el bienestar y
la autonomía de los adultos mayores

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