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Fracturas extracotiloideas
del anillo pélvico en adultos
R. Bernard de Dompsure, B. Bugnas, N. Bronsard
Las fracturas del anillo pélvico presentan un espectro de gravedad amplio, que va desde
las lesiones estables y benignas hasta las lesiones inestables que comprometen la vida del
paciente. Unos conocimientos adecuados de las relaciones anatómicas del anillo pélvico
osteoligamentario permiten realizar la evaluación completa de las lesiones asociadas
para establecer las prioridades terapéuticas. El uso de clasificaciones obliga a realizar un
análisis de las lesiones basado en la estabilidad y/o el mecanismo de producción. La eva-
luación y el tratamiento de los pacientes con inestabilidad hemodinámica que presentan
una fractura pélvica se realizan simultáneamente: estabilización en primer lugar de la
pelvis mediante un medio de contención no invasivo, asociada a una reposición vascular
intensiva y a la búsqueda de otra causa de hemorragia. La persistencia de la inestabili-
dad justifica la realización de una arteriografía con embolización, de un taponamiento
extraperitoneal o de la combinación de ambas medidas. En las fracturas pélvicas abiertas
con lesión de la región perineal, debe realizarse una colostomía de derivación precoz.
El tratamiento multidisciplinario (reanimador, cirujano, radiólogo intervencionista) es
indispensable para la optimización terapéutica. Cuando se ha reanimado y estabilizado
al paciente, el objetivo del tratamiento definitivo quirúrgico es la restauración anatómica
del anillo pélvico para reducir las complicaciones y evitar las deformaciones residuales. La
mejora del pronóstico vial y funcional observada en los últimos años se relaciona con la
aplicación de distintas técnicas de tratamiento precoces, así como con el uso de métodos
de fijación definitivos menos invasivos, que se realizan secundariamente cuando el estado
del paciente lo permite. Incluso con una reducción anatómica pélvica, los resultados a
largo plazo tras una fractura completa del anillo pélvico son modestos. Los problemas
más recurrentes con el dolor y las secuelas neurológicas y urogenitales.
© 2016 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.
Palabras clave: Anillo pélvico; Hueso coxal; Pubis; Articulación sacroilíaca; Hemorragia
Plan Introducción
■ Introducción 1 El anillo pélvico es tanto la piedra angular entre la
■ Anatomía pélvica 2 columna vertebral y los miembros inferiores como el
■ Anatomía radiológica de la pelvis 3 lugar de paso de varias estructuras anatómicas importan-
tes (vasculares, neurológicas, urogenitales y digestivas).
■ Estabilidad pélvica 4
La gravedad de los traumatismos necesaria para fracturar
■ Mecanismos lesionales 5 el anillo pélvico puede ocasionar lesiones asociadas que
■ Clasificación 6 comprometen en ocasiones la supervivencia del paciente.
■
Un tiempo después del traumatismo, una deformación
Evaluación del paciente con traumatismo pélvico 8
residual o una lesión asociada puede comprometer la recu-
■ Tratamiento de una fractura del anillo pélvico 9 peración funcional. La distinción entre lesiones pélvicas
Tratamiento de las lesiones asociadas 9 estables e inestables es necesaria para guiar el tratamiento:
Tratamiento definitivo de las fracturas y de las las lesiones estables (por traumatismo de baja energía)
disyunciones 13 suelen ser poco discapacitantes, mientras que las lesio-
Fractura del anillo pélvico en ancianos frágiles 14 nes inestables (por traumatismo de alta energía) conllevan
■ Resultados 15 una mortalidad elevada (precoz y tardía, relacionadas con
■ Conclusión 16 la hemorragia y la infección o la insuficiencia multi-
visceral, respectivamente) y una incapacidad funcional
Figura 1.
A. Vista ventral de la pelvis: estructuras ligamentarias anteriores.
B. Vista dorsal de la pelvis: estructuras ligamentarias posteriores.
C. Vista transversal de la pelvis: articulación sacroilíaca y estructuras ligamentarias posteriores. 1. Ligamentos iliolumbares; 2. ligamentos
sacroilíacos anteriores; 3. ligamentos sacroespinosos; 4. ligamentos sacrotuberosos; 5. ligamentos sinfisarios; 6. ligamentos sacroilíacos
posteriores cortos; 7. ligamentos sacroilíacos posteriores largos; 8. articulación sacroilíaca; 9. ligamentos sacroilíacos posteriores; 10.
ligamentos sacroilíacos interóseos.
relacionada con la aparición frecuente de lesiones aso- El estrecho superior (constituido principalmente por la
ciadas [1, 2] . Por consiguiente, para mejorar los resultados línea iliopectínea) separa la pelvis mayor (por encima) de
tras un traumatismo pélvico, se requiere una estrategia la pelvis menor (por debajo) (Fig. 2). La pelvis mayor (pel-
terapéutica multidisciplinaria [3, 4] . El papel del cirujano vis falsa) es una cavidad acampanada, limitada por las
ortopédico se basa en unos conocimientos de la anatomía fosas ilíacas internas y los alerones sacros, que contienen
y de la estabilidad pélvica. La clasificación de las lesiones el músculo iliopsoas. La pelvis menor (pelvis verdadera)
puede guiar el tratamiento urgente y la reconstrucción es una cavidad estrecha limitada lateralmente por el seg-
definitiva. El objetivo es la restitución de las relaciones mento isquiopúbico y caudalmente por el piso pélvico,
anatómicas del anillo pélvico a la vez que se minimizan que contiene los órganos genitales internos, el aparato
las complicaciones. urinario inferior y el recto.
El tronco lumbosacro (Fig. 3) está formado por la fusión
de las raíces de L4 y L5 al nivel del alerón sacro e inter-
Anatomía pélvica viene en la formación del nervio glúteo superior y del
nervio ciático; la proximidad de la articulación SI [6] y su
La pelvis es una estructura anular constituida por tres tensado por el alerón sacro (que se comporta como un
huesos (el sacro y los dos huesos coxales) y por tres articu- caballete) explican que las fracturas del alerón sacro o las
laciones (la sínfisis del pubis delante y las dos sacroilíacas disyunciones SI sean susceptibles de lesionar este tronco
[SI] detrás). La articulación SI consta de dos partes, una lumbosacro, lo que causa una pérdida de flexión dorsal
cartilaginosa con un espacio sinovial en situación ante- del tobillo y del gran artejo, así como parestesias del borde
rior y otra fibrosa (ligamentos interóseos) en situación lateral y del dorso del pie. El nervio glúteo superior sale de
posterior. El anillo pélvico carece de estabilidad intrínseca la pelvis por encima del músculo piriforme atravesando la
en ausencia de sus estructuras ligamentarias (Fig. 1). Los escotadura mayor por el arco de Bouisson e inerva los mús-
ligamentos pélvicos más resistentes son los ligamentos culos tensor de la fascia lata y glúteos pequeño y menor;
SI posteriores (cortos y largos) que resisten principal- su lesión provoca una cojera de Trendelenburg. El nervio
mente las fuerzas de cizallamiento transmitidas a través ciático sale de la pelvis atravesando la escotadura mayor
de la articulación SI desde los miembros inferiores hasta por debajo del músculo piriforme (en ocasiones, el con-
la columna vertebral, mientras que los ligamentos sinfi- tingente peroneo pasa a través del músculo piriforme); la
sarios contribuyen únicamente al 15% de la estabilidad afectación del contingente peroneo del nervio ciático es la
pélvica [5] . Si las estructuras ligamentarias están intac- más frecuente. La raíz S1 sale de su túnel óseo para unirse
tas, el anillo pélvico es estable. Los ligamentos situados al tronco lumbosacro; la afectación de S1 se caracteriza por
transversalmente, como el SI posterior corto, el SI ante- una pérdida de flexión plantar del tobillo y de los dedos,
rior, el iliolumbar y el sacroespinoso, resisten las fuerzas asociada a una hipoestesia del talón y de la planta del pie.
rotatorias. Por el contrario, los ligamentos situados verti- Las raíces S2, S3 y S4 envían fibras al nervio ciático, nervio
calmente, como el SI posterior largo, el sacrotuberoso y el glúteo inferior y nervio posterior del muslo; la afectación
lumbosacro, resisten las fuerzas verticales. radicular puede ocasionar un déficit de extensión de la
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A
Figura 5.
A. Radiografía frontal de la pelvis de una inestabilidad posterior completa de la hemipelvis derecha.
B. Representación esquemática de los signos radiológicos que deben buscarse. 1. Ascenso de una cresta ilíaca; 2. avulsión de la apófisis
transversa de L5; 3. separación o elevación sacroilíaca; 4. fractura de la línea arqueada que llega al borde superior de S2; 5. avulsión del
borde lateral del sacro; 6. avulsión de la espina ciática; 7. separación o elevación sinfisaria.
Entrada
Salida
Figura 6. Las dos proyecciones de Pennal, cefálica o inlet (entrada) (A) y caudal u outlet (salida) (B).
en busca de una fractura del marco obturador, de una ano- trucciones 3D), que se define anatómicamente en los tres
malía sinfisaria púbica (ensanchamiento, solapamiento o planos del espacio en translación (craneocaudal, antero-
desigualdad de altura). posterior, mediolateral) o en rotación (flexión-extensión,
La proyección cefálica o de entrada (inlet) de Pennal abducción-aducción, rotación externa-interna) (Fig. 7).
y Sutherland [12] se obtiene inclinando el rayo alrededor Además, la TC identifica las fracturas que han pasado
de 40◦ hacia la cabeza del paciente (Fig. 6A); esta proyec- desapercibidas en las radiografías simples (fracturas poco
ción es perpendicular al estrecho superior. El criterio de desplazadas del cotilo, fracturas transversas del sacro),
éxito de la radiografía es la superposición del promon- informa del tamaño y de la localización de los hematomas
torio sacro sobre la cortical anterior del cuerpo vertebral pélvicos y muestra una hemorragia activa por extrava-
de S1. Esta proyección muestra a menudo las translacio- sación del producto de contraste. La disponibilidad (a
nes anteroposteriores o las rotaciones interna-externa del menudo cerca de la sala de emergencias) y la fiabilidad
anillo pélvico, la diastasis sinfisaria o SI, y las fracturas de (evaluación morfológica más precisa que la radiología
las ramas púbicas. La proyección caudal o de salida (outlet) convencional) hacen que la TC de la pelvis sea una explo-
de Pennal y Sutherland [12] se obtiene inclinando el rayo ración obligatoria en la actualidad para el tratamiento de
alrededor de 40◦ hacia los pies del paciente (Fig. 6B). El las fracturas del anillo pélvico.
criterio de éxito de la radiografía es la superposición de la La identificación en las pruebas de imagen de la
sínfisis púbica sobre el cuerpo vertebral de S2. Esta pro- localización lesional y de la deformación resultante es
yección suele mostrar las translaciones cefalocaudales y indispensable para evaluar la estabilidad pélvica y, des-
precisa la localización de las fracturas verticales del sacro. pués, para guiar el tratamiento de los traumatismos
La proyección lateral del sacro es útil para identificar las pélvicos, tanto en la fase aguda como más adelante,
fracturas transversas del sacro y evaluar la importancia del durante la reconstrucción.
desplazamiento, origen de disociaciones pelvirraquídeas,
que ocasionan déficits neurológicos frecuentes.
La tomografía computarizada (TC) permite precisar no Estabilidad pélvica
sólo la anatomía de las fracturas (exploración más sensible
para identificar las lesiones posteriores), sino también el Las fracturas del anillo suelen clasificarse en lesiones
desplazamiento global de la pelvis (mediante las recons- estables e inestables [13] . Un traumatismo pélvico estable
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se define por su capacidad para resistir la reanudación disyunciones SI y algunas fracturas verticales del sacro,
completa o parcial del apoyo sin deformación progresiva, que ocasionan una inestabilidad posterior completa.
hasta la cicatrización completa de los tejidos blandos o En la práctica, la estabilidad pélvica se determina simul-
la consolidación ósea. Por tanto, la estabilidad pélvica se táneamente por la exploración física y radiológica. En la
mantiene por la integridad ósea y ligamentaria. De forma exploración física, la prueba de compresión de las espi-
experimental, la sección ligamentaria secuencial deter- nas ilíacas anterosuperiores y la prueba de compresión de
mina la contribución de cada ligamento a la estabilidad las alas ilíacas permiten evaluar la estabilidad rotatoria,
pélvica [14] . Por ejemplo, cuando la sección ligamentaria respectivamente, en rotación externa e interna, mientras
sólo afecta a la sínfisis, la diastasis que se produce es menor que la prueba de migración por tracción o impactación
de 2,5 cm, porque la integridad de los ligamentos sacroes- del miembro inferior bajo anestesia y con control fluo-
pinosos y SI anteriores impide una mayor abertura. Si roscópico evalúa la estabilidad vertical [15] . Los signos de
se seccionan estos últimos ligamentos, la diastasis obte- inestabilidad radiológicos son el desplazamiento de la SI
nida es mayor de 2,5 cm, pero la rotación externa se ve mayor de 5 mm o una separación interfragmentaria pos-
limitada por el conflicto de las espinas ilíacas posterio- terior (sacro o ilion) más que una impactación. La TC
res contra el sacro y no se produce un desplazamiento permite evaluar la inestabilidad de la articulación SI [16] ;
posterior o vertical debido a la integridad de los ligamen- la separación completa de las superficies articulares SI
tos sacrotuberosos y SI posteriores. En este caso, la pelvis de delante hacia atrás corresponde a una ruptura de los
sólo presenta una inestabilidad rotatoria y la reducción ligamentos interóseos posteriores y señala una inestabi-
seguida de la estabilización de la sínfisis púbica gracias lidad completa, mientras que la separación únicamente
a la charnela posterior intacta restauran fácilmente la anterior de la articulación SI con respeto de la charnela
integridad del anillo pélvico. Si se seccionan todos los posterior corresponde a una inestabilidad únicamente
ligamentos (sinfisario, sacroespinosos, sacrotuberosos y SI rotatoria (Fig. 8). La combinación de la exploración física
posteriores [incluidos los interóseos]), la pelvis se vuelve y radiológica permite determinar si la pelvis está estable
totalmente inestable y permite un desplazamiento supe- (lo que justifica un tratamiento no quirúrgico) o inestable
rior y posterior de la hemipelvis respecto al sacro, lo (que requiere una reducción y fijación).
que provoca una inestabilidad vertical pélvica. Las avul-
siones de la espina ciática, de la tuberosidad isquiática
o del borde lateral del sacro corresponden a una rup-
tura ligamentaria del piso pélvico. Por otra parte, algunas Mecanismos lesionales
fracturas provocan una inestabilidad equivalente a la rup-
tura de los ligamentos posteriores, como sucede en las Suelen citarse cuatro mecanismos en la producción
fracturas que pasan a través del ala ilíaca, las fracturas- de las fracturas del anillo pélvico. La compresión
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• A2: fracturas aisladas del ala ilíaca o del arco anterior, más rotación interna de la hemipelvis y ocasiona una rup-
que se producen durante un choque directo o gene- tura de las estructuras posteriores ligamentarias u óseas
ralmente en ancianos después de una caída con baja sin comprometer la integridad del piso pélvico (inesta-
energía cinética; bilidad rotatoria). Suele existir una fractura del ala ilíaca
• A3: fracturas transversas del sacro (por debajo de S2) y que deja una medialuna posterior unida por los ligamen-
del cóccix. tos al sacro y a la apófisis transversa de L5. Una LC de
Las lesiones de tipo B son fracturas incompletas del arco tipo III (LC-III) se debe a la disipación de la fuerza late-
posterior que permiten la rotación de la hemipelvis y se ral hacia la hemipelvis contralateral provocando sobre
dividen en tres subgrupos: ésta una deformación en rotación externa (inestabilidad
• B1: fracturas por compresión anteroposterior en rota- rotatoria y a veces completa) que suele corresponder a
ción externa o en «libro abierto» cuya diastasis es mayor un aplastamiento pélvico por un vehículo. Una APC de
de 2,5 cm si se produce la ruptura de los ligamentos tipo I (APC-I) se caracteriza por una separación sinfisaria
sacroespinosos y SI anterior; (clásicamente menor de 2,5 cm) sin abertura significa-
• B2: fractura por compresión lateral en rotación interna tiva de la articulación SI (estable). Una APC de tipo II
en las que las lesiones de los arcos anteriores y pos- (APC-II) se produce con más rotación externa de la hemi-
teriores son homolaterales (B2-1) o contralaterales en pelvis y se caracteriza por una ruptura de los ligamentos
«asa de cubo» (B2-2) que asocian un desplazamiento del piso pélvico (sacroespinoso y sacrotuberoso), así como
rotatorio interno y flexión de la hemipelvis origen de por una abertura significativa de las articulaciones SI que
una desigualdad de longitud de los miembros inferiores puede debilitar los ligamentos SI posteriores (inestabilidad
por migración superior del techo del cotilo. Las lesio- rotatoria horizontal y a veces sagital). Una compresión
nes del arco posterior observadas en las fracturas B2 son anteroposterior de tipo III (APC-III) rompe por completo
las impactaciones sacras y las «fracturas en medialuna» los elementos óseos o ligamentarios posteriores (inestabi-
del ala ilíaca, mientras que al nivel del arco anterior se lidad completa). La VS corresponde también a una ruptura
observan las fracturas horizontales de la rama púbica completa de las estructuras óseas o ligamentarias posterio-
y, en menos ocasiones, las conjunciones púbicas y las res con desplazamiento vertical del ala ilíaca respecto al
tilt fractures, caracterizadas por una basculación caudal sacro (inestabilidad completa). Las lesiones combinadas
del segmento iliopúbico en el periné causante de un (CM) son bastante difíciles de clasificar, pero comparten
conflicto con el aparato urogenital; ciertas características de las categorías ya mencionadas.
• B3: son bilaterales en rotación interna y/o en rotación La clasificación de Burgess et al es útil para predecir cier-
externa y también son parcialmente estables. tas lesiones asociadas, las necesidades transfusionales y
Las lesiones de tipo C son totalmente inestables por la supervivencia del paciente [21] . En lo que respecta al
ruptura completa de las estructuras óseas o ligamentarias riesgo de hemorragia masiva retroperitoneal y de ruptu-
posteriores y también se dividen en tres subgrupos: ras vesicales y uretrales, es particularmente frecuente para
• C1: lesión unilateral subdividida en función de la loca- las APC de tipos II y III, debido al arrancamiento combi-
lización posterior; nado de las estructuras vasculares y de los ligamentos del
• C2: lesión bilateral con una hemipelvis estable vertical- piso pélvico. El riesgo de perforación de las estructuras
mente y la otra inestable; genitourinarias se observa por lo general en las compre-
• C3: lesión bilateral con las dos hemipelvis totalmente siones laterales, debido a la esquirla ósea que se forma por
inestables. la fractura horizontal de la rama púbica.
Burgess et al [20] han modificado la clasificación origi- Las principales correlaciones entre las clasificaciones de
nal de Pennal basada en el mecanismo lesional añadiendo Bucholz, Tile y Burgess se resumen en el Cuadro 1. Las
una nueva categoría para los mecanismos combinados, clasificaciones de Tile y de Burgess son las más utilizadas
además de los principales vectores que son la compresión en la literatura, pero la de Burgess parece tener una mejor
lateral (LC), la compresión anteroposterior (APC) y el ciza- reproductibilidad inter e intraobservador [22, 23] .
llamiento vertical (VS) (Fig. 11). Esta clasificación tiene la La clasificación más frecuente para las fracturas del
utilidad de predecir la inestabilidad, así como las posibles sacro es la de Denis et al [24] : las fracturas de tipo I son late-
lesiones asociadas para guiar las estrategias terapéuticas rales al agujero, a través del alerón sacro, las de tipo II son
adecuadas. Los traumatismos en LC y APC se dividen en transforaminales y las de tipo III son mediales al agujero.
tres subgrupos según el aumento del grado de inestabi- Las fracturas transversas del sacro (a menudo en forma
lidad. Una LC de tipo I (LC-I) provoca una impactación de U o en H) se asimilan al tipo III y suelen observarse
del sacro asociada a una fractura horizontal de la rama después de una caída de un lugar elevado: «fractura del
púbica (estable). Una LC de tipo II (LC-II) se produce con saltador» (Fig. 12).
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Figura 12.
A. Clasificación de Denis.
B. Fractura en H del sacro.
C. Fractura en U del sacro.
Compresión Tracción
Figura 13. Representación de la evaluación dinámica: compresión (A) y tracción (B) de las fracturas del anillo pélvico.
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A B
C D E
Figura 15.
A. Inestabilidad posterior completa e inestabilidad hemodinámica.
B. Fijación temporal mediante pinza pélvica posterior.
C. Inestabilidad posterior completa e inestabilidad hemodinámica
D. Proyección caudal o de salida (outlet) de la fijación temporal mediante fijador externo anterior.
E. Vista cefálica o de entrada (inlet) de la fijación temporal mediante fijador externo anterior.
Cuadro 3.
Comparación de las ventajas e inconvenientes respectivos entre
arteriografía y taponamiento.
Arteriografía más Taponamiento
embolización pélvico
Ventajas Poco invasiva Rápido
Eficaz sobre la hemorragia Simple
arterial Eficaz sobre la
hemorragia venosa
Inconvenientes Procedimiento largo Invasivo
Necesidad de un radiólogo Necesidad de retirar
intervencionista el taponamiento
experimentado Riesgo de síndrome
Riesgo de necrosis compartimental
muscular abdominal
Contención no invasiva +
reposición vascular + Zona 1 Zona 2 Zona 3
ecografía abdominal
Ausencia de hemoperitoneo,
Hemoperitoneo
pero shock persistente
Estabilidad hemodinámica
Sí No
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se realiza un desbridamiento de los tejidos no viables. tracción o una avulsión nerviosa. La reparación nerviosa
Si en el seguimiento se observa que la escisión de los pocas veces se realiza y conlleva un riesgo de agravar la
tejidos desvitalizados es insuficiente, se deben realizar des- semiología. Por lo general, el pronóstico después de la
bridamientos reiterados. Estos desbridamientos repetidos neurólisis es mejor que después de la sutura nerviosa y los
requieren una fijación externa pélvica temporal antes de injertos nerviosos son las reparaciones cuyos resultados
plantear una posible estabilización definitiva cuando la son los más mediocres. Algunos autores [53] recomiendan
viabilidad y la cicatrización de los tejidos blandos progre- la descompresión de las raíces sacras por laminectomía
san. El restablecimiento de la continuidad digestiva por durante la fijación de las fracturas del sacro. Sin embargo,
cierre de la colostomía puede realizarse después, entre la el principio del tratamiento de estas lesiones es la reduc-
6.a y la 12.a semana. Con un tratamiento agresivo de los ción precoz de la fractura pélvica para limitar las lesiones
pacientes que presenten una fractura abierta de la pelvis, de tracción nerviosa.
la mortalidad puede pasar del 50 al 20%, cifra equivalente
a la mortalidad de una lesión completamente inestable y
cerrada de la pelvis. Richardson et al [44] han confirmado Tratamiento definitivo de las fracturas
en su serie la correlación entre rapidez de tratamiento qui- y de las disyunciones
rúrgico y mejora de los resultados de las fracturas abiertas
pélvicas. Tratamiento no quirúrgico
Las fracturas estables y no desplazadas del anillo pélvico
Lesiones genitourinarias (Tile A, Young-Burgess tipo LC-I y APC-I) no necesi-
La incidencia de lesiones genitourinarias después de la tan estabilización quirúrgica y pueden tratarse mediante
fractura del anillo pélvico descrita en la literatura es del apoyo parcial en función del dolor en un paciente que
12% [7] . La aparición de una ruptura vesical es un indica- cumpla el tratamiento. Se debe comprobar la ausencia de
dor de traumatismo grave del anillo pélvico. El 85% de deformación secundaria mediante controles radiológicos
las rupturas vesicales son extraperitoneales [48] y se loca- regulares.
lizan en la pared anterolateral de la vejiga, mientras que
las rupturas intraperitoneales son raras y se localizan en Tratamiento quirúrgico
la cúpula vesical. Si se observa una hematuria macroscó-
Las indicaciones del tratamiento quirúrgico de las
pica, se realiza una uretrografía retrógrada para descartar
fracturas del anillo pélvico incluyen los fracasos del tra-
una lesión de la uretra. Si la uretra es normal, se coloca
tamiento ortopédico, las inestabilidades (radiológicas o
una sonda vesical y se realiza una cistografía en busca
clínicas) y las deformaciones inaceptables a pesar de la
de una ruptura vesical (extra o intraperitoneal). Se debe
inestabilidad.
introducir un catéter suprapúbico sólo en caso de trau-
Las indicaciones quirúrgicas de reducción y de fijación
matismo uretral documentado si el estado del paciente
del arco anterior se establecen en las diastasis púbicas
contraindica una reparación precoz. La ruptura intrape-
superiores a 2,5 cm [54] (correspondientes a una deforma-
ritoneal suele cerrarse mediante sutura directa y sondeo
ción en «libro abierto»: Tile B o Young-Burgess APC-II)
vesical para descomprimir la vejiga en vías de cicatri-
en las radiografías estáticas o dinámicas, para las conjun-
zación. A la inversa, la ruptura extraperitoneal se trata
ciones sinfisarias o las tilt fractures (Fig. 22) y para reforzar
mediante sondeo vesical aislado, salvo en caso de acceso
una fijación posterior en caso de inestabilidad vertical. Por
quirúrgico por fijación púbica, en cuyo caso se asocia la
lo general, las fracturas de las ramas púbicas no requie-
reparación vesical. Las lesiones uretrales son mucho más
ren osteosíntesis salvo si el desplazamiento es mayor de
frecuentes en el varón que en la mujer [49] . Estas lesiones
1,5 cm [54] (lo que corresponde a una ruptura de la fas-
suelen localizarse justo por debajo del diafragma pélvico,
cia iliopectínea) con una lesión posterior asociada. Entre
cuya rigidez puede desgarrar por completo la uretra. El
los métodos de osteosíntesis anteriores, se han descrito
plazo para la reparación es controvertido [50] : los parti-
el fijador externo, la placa sinfisaria y el atornillado de
darios de la reparación diferida refieren una tasa elevada
la rama iliopúbica. Los inconvenientes de la utilización
de impotencia en caso de reparación inmediata, mientras
del fijador externo son las frecuentes infecciones de las
que los defensores de la reparación inmediata informan
agujas, su aparatosidad y su incapacidad de mantener la
que la tasa de estenosis es elevada en las reparaciones
reducción. Sin embargo, es una opción adecuada en las
diferidas.
fracturas abiertas pélvicas o cuando existe contaminación
de las incisiones abdominales [55] . Un estudio biomecá-
Lesiones neurológicas nico reciente ha demostrado la superioridad del montaje
Las lesiones nerviosas provocan lesiones invalidantes supraacetabular para resistir las fuerzas rotatorias respecto
tras la fractura del anillo pélvico que pueden afectar a la al montaje tradicional en el espesor de las crestas ilía-
motricidad y la sensibilidad de los miembros inferiores, al cas [56] . Recientemente se ha introducido una alternativa al
control vesical e intestinal, así como a la función sexual. fijador externo [57] : el fijador interno pélvico subcutáneo,
La prevalencia de un déficit neurológico es de alrededor que permite reducir las molestias y los riesgos infecciosos,
del 10-15% [51] pero esta tasa aumenta con la gravedad aunque provoca irritaciones frecuentes del nervio cutáneo
del traumatismo hasta llegar al 40-50% en los pacientes femoral lateral (Fig. 23).
que presentan un cizallamiento vertical [52] , en relación Las indicaciones quirúrgicas de reducción y de fijación
con las lesiones frecuentes del sacro, que comprometen la del arco posterior se establecen en las fracturas desplaza-
continuidad de las raíces nerviosas. Denis [24] ha demos- das del ala ilíaca cuyo trazo llega a la escotadura ciática
trado que la tasa de lesión neurológica variaba en función mayor o a la articulación SI (fractura en medialuna), en
de la localización de las fracturas del sacro. Una fractura las disyunciones SI, en las fracturas conminutas del sacro
lateral al agujero provoca un 6% de lesiones neurológi- no impactadas, en cualquier lesión posterior con despla-
cas, un 28% si la fractura es transforaminal y un 57% zamiento vertical y en las fracturas en H o en U del sacro
si se extiende medialmente al agujero. Sin embargo, las con disociación pelvirraquídea.
variaciones anatómicas del plexo lumbosacro y la multi- Siempre existe una controversia entre la reducción
tud de lesiones observadas hacen que la correlación entre abierta y cerrada de las lesiones posteriores. Por lo general,
el tipo de fractura y el déficit neurológico sea arbitraria. el inconveniente principal de la reducción abierta era la
Debido a que la predicción del déficit neurológico basada lesión de los tejidos blandos secundaria a la vía de acceso.
en el estudio radiológico es difícil, la exploración neuroló- Sin embargo, en un estudio multicéntrico reciente [58] se
gica detallada es indispensable para descartar una lesión ha demostrado una escasa incidencia de sepsis o de pro-
nerviosa. Las lesiones se deben a una compresión, una blemas cicatriciales (3,9% de los pacientes) con la vía de
A B
Figura 22.
A. Tilt fracture izquierda asociada a una fractura transforaminal derecha.
B. Reducción y osteosíntesis mediante placa sinfisaria y atornillado sacroilíaco.
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Fracturas extracotiloideas del anillo pélvico en adultos E – 14-730
A B C
Figura 24.
A. Fractura en medialuna del ala ilíaca con disyunción sacroilíaca en proyección frontal.
B. Proyección de entrada o cefálica (inlet).
C. Reducción y osteosíntesis con foco abierto.
A B
Figura 25.
A. Fractura vertical del sacro en la zona III de Denis.
B. Atornillado sacroilíaco con foco cerrado.
traumatismos mínimos pueden causar una hemorragia temporal mediante cinturón o pinza pélvica previa a una
catastrófica en los ancianos. Por consiguiente, una frac- embolización arterial, seguida de la estabilización defini-
tura de aspecto benigno puede ser mortal en la población tiva, cuando el estado general del paciente lo permite. Por
geriátrica. El tratamiento inicial de estos pacientes frági- otra parte, las fracturas inestables poco desplazadas o tras
les con inestabilidad hemodinámica debe realizarse sin una reducción cerrada pueden tratarse mediante fijación
ninguna demora. percutánea. En este caso, se evita la incomodidad relacio-
El tratamiento funcional está indicado en las fracturas nada con el fijador externo. Esta opción terapéutica se ha
de baja energía y las fracturas estables de alta energía. difundido ampliamente gracias a la mejora de las pruebas
Consiste en un encamamiento asociado a un régimen de imagen fluoroscópicas [73] . Otros autores proponen una
de cama-sillón hasta la mejoría del dolor, antes de la fijación percutánea guiada por TC [74] o mediante navega-
reanudación progresiva del apoyo sin restricciones. Se ción fluoroscópica (Fig. 16). La fijación del anillo pélvico
puede asociar un tratamiento analgésico suave y deben se realiza mediante un atornillado de la SI aislado o aso-
instaurarse medidas enérgicas dirigidas a evitar las com- ciado al atornillado de la rama iliopúbica. Las dificultades
plicaciones del decúbito. de consolidación de las lesiones del anillo pélvico de los
La mayoría de las fracturas por insuficiencia responden ancianos han justificado técnicas como la sacroplastia o el
también al tratamiento funcional, pero su evolución favo- refuerzo del atornillado mediante cementoplastia [75] . En
rable es lenta. La semiología requiere un plazo de 6 meses los raros casos de inestabilidad vertical grave, se requiere
para mejorar [68] . En raras ocasiones, se produce una evo- un acceso quirúrgico para lograr una reducción adecuada
lución hacia la seudoartrosis, donde de forma excepcional antes de la fijación definitiva. En la mayoría de las oca-
se puede proponer un tratamiento quirúrgico por vía per- siones, se emplea el acceso de la ventana lateral de la vía
cutánea [69] . ilioinguinal [76] .
El tratamiento quirúrgico se reserva a las fracturas ines-
tables de alta energía, debido al elevado porcentaje de
resultados no satisfactorios que se producen después de
un tratamiento funcional [70] . La estabilización del anillo Resultados
pélvico es la opción preferida cuando existe la posibi-
lidad de mejora de la reducción, de disminución de la Los resultados de las inestabilidades rotatorias (Tile B)
hemorragia, de aceleración de la movilización y de mejora son muy superiores a los de las inestabilidades vertica-
de los cuidados de enfermería. Las inestabilidades rota- les (Tile C), respectivamente del 80% frente al 20% de
torias pueden tratarse mediante fijador externo solo [71] , resultados buenos o muy buenos [77] . En un estudio mul-
que proporciona la máxima estabilidad cuando las agu- ticéntrico, se ha documentado un 36% de dolor crónico
jas se colocan en la zona supraacetabular, desde la espina en el conjunto de las fracturas pélvicas, pero este por-
ilíaca anteroinferior [72] . El fijador externo puede evitarse centaje se eleva al 60% en las lesiones Tile C [78] . En lo
en ocasiones en el marco de una fractura del anillo pélvico referente a la reincorporación al trabajo, sólo el 46% de los
en libro abierto cuando se realiza una laparotomía explo- pacientes que han sufrido una lesión Tile C han podido
radora de urgencia, donde la osteosíntesis de la sínfisis regresar al puesto ocupado antes del traumatismo [79] y
del pubis puede realizarse a través de la laparotomía. En un 30% presentaban invalidez. De forma similar, Cole
caso de shock hemorrágico, se realiza una estabilización et al [80] han descrito que sólo el 41% de los pacientes
A B
Figura 26.
A. Lesión inestable de la pelvis que ha pasado desapercibida.
B. Secuela de tipo deformación 6 semanas después.
se reincorporaban al trabajo tras un seguimiento de de los progresos de las últimas décadas para restaurar la
36 meses de la cohorte de pacientes Tile C. Por otra parte, anatomía pélvica y mejorar el pronóstico vital, persisten
las secuelas de una lesión pélvica inestable no diagnosti- muchas lagunas en el tratamiento de las lesiones urogeni-
cada pueden ser devastadoras para el paciente, como un tales y neurológicas.
callo vicioso, seudoartrosis, desigualdad de longitud de
los miembros inferiores, molestias en posición sentada
o cojera invalidante (Fig. 26). Las opciones quirúrgicas
para la inestabilidad y el dolor crónico relacionados con
una lesión no diagnosticada son complejas y los resulta-
“ Puntos esenciales
dos del tratamiento un tiempo después del traumatismo
• Con independencia de la clasificación de las
son aleatorios [81] . Sin embargo, aunque la precisión de
la reducción pélvica se correlaciona con buenos resulta- fracturas del anillo pélvico (en función de la anato-
dos a largo plazo (resultados mediocres para un defecto de mía, el mecanismo o la estabilidad), todas se basan
reducción mayor de 1 cm [82] ), Nepola et al [83] han descrito en la evaluación radiológica inicial.
que algunos pacientes presentan resultados malos a pesar • Hay que recordar que el desplazamiento de
de una reducción anatómica de las lesiones posteriores. La una lesión pélvica puede ser leve, mientras que
preexistencia de lesiones asociadas, sobre todo neurológi- la inestabilidad puede ser grave. Por tanto, la esta-
cas, es un factor indiscutible de mal pronóstico [84] , pues bilidad pélvica se determina simultáneamente por
después del período de recuperación persiste un 21% de la exploración física y radiológica.
déficits como secuela [85] . Los datos recientes de la litera- • El objetivo del tratamiento inicial de la inestabi-
tura confirman que la mayoría de los pacientes (varones
o mujeres) que han sufrido un traumatismo pélvico pre- lidad hemodinámica en pacientes con fractura del
sentan disfunciones sexuales de causas multifactoriales. anillo pélvico consiste simultáneamente en buscar
El 56% de las mujeres refieren dispareunia tras una frac- la causa de la hemorragia (pélvica o extrapélvica)
tura del anillo pélvico [86] y el 19% de los varones refieren y controlarla.
trastornos eréctiles [87] . • Junto con la reposición vascular, la estabilización
provisional no invasiva de la fractura de la pelvis
forma parte integral de las medidas de reanima-
Conclusión ción en caso de inestabilidad hemodinámica.
• El criterio pronóstico principal es el estatus neu-
El tratamiento de las fracturas del anillo pélvico rológico inicial. Los otros criterios secundarios son
requiere unos conocimientos detallados de la anatomía las lesiones asociadas y la calidad de la reducción.
de la pelvis y del mecanismo lesional, así como una
evaluación precisa clínica y radiológica. La toma de deci-
siones depende del análisis de la estabilidad pélvica y
de la deformación. Dada la diversidad de las lesiones
pélvicas y la presencia de lesiones asociadas o de otras
variables (como la edad o las enfermedades concurrentes Bibliografía
previas), la elección del mejor tratamiento debe reali-
zarse de forma individualizada. Debido al aumento de la [1] Gruen GS, Leit ME, Gruen RJ. The acute management of
incidencia de las fracturas por insuficiencia en la pobla- hemodynamically unstable multiple trauma patients with pel-
vic ring fractures. J Trauma 1994;36:706–13.
ción geriátrica, se requieren nuevas estrategias de fijación
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mínimamente invasivas, para limitar las complicaciones Trauma 1991;31:28–31.
quirúrgicas en esta población frágil. La ayuda de la nave- [3] Turen CH, Dube MA, LeCroy MC. Approach to the poly-
gación es prometedora para lograr una fijación pélvica traumatized patient with musculoskeletal injuries. J Am Acad
fiable y reproducible. La disponibilidad de equipos mul- Orthop Surg 1999;7:154–65.
tidisciplinarios en un centro especializado que cuente [4] Biffl WL, Smith WR, Moore EE. Evolution of a multidis-
con medios humanos suficientes y con recursos técni- ciplinary clinical pathway for the management of unstable
cos adecuados garantiza un tratamiento óptimo. A pesar patients with pelvic fractures. Ann Surg 2001;233:843–50.
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Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Bernard de Dompsure R, Bugnas B, Bronsard N. Fracturas
extracotiloideas del anillo pélvico en adultos. EMC - Aparato locomotor 2016;49(4):1-18 [Artículo E – 14-730].
Disponibles en www.em-consulte.com/es
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