Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
provoca una considerable dilatación capilar como con- condroblastoma, osteoblastoma y displasia fibrosa. Estos
secuencia del aumento de la presión venosa. Se cree que estudios genéticos pueden ser interesantes para diferen-
este aumento de la presión venosa se debe a una trombosis ciar el QOA primario de los secundarios u otros tumores,
venosa o a una comunicación arteriovenosa anormal. como el sarcoma telangiectásico. Por lo tanto, el QOA pri-
Biesecker et al [6] midieron la presión intraquística en mario es un tumor y no una lesión seudotumoral (lesión
seis QOA. Demostraron que la presión intraquística era reactiva que simula un tumor), como se pensaba ante-
idéntica a la de las arteriolas. En su opinión, la hiperpre- riormente. Estos reordenamientos cromosómicos están
sión venosa se debe a una fístula arteriovenosa causada presentes con independencia del tipo (clásico, sólido) y
por una lesión inicial. Entonces, esta perturbación hemo- la localización (ósea o extraósea) del QOA. La transloca-
dinámica evoluciona por sí sola y puede hacer desaparecer ción detiene la maduración normal de los osteoblastos
la lesión inicial. Los autores plantean la hipótesis de que y está implicada en la producción de metaloproteinasas
el QOA es siempre secundario a una lesión preexistente. de la matriz (MMP) a través de la activación del factor
Esta lesión, al crear una fístula arteriovenosa, iniciaría el nuclear kappa B (NF-B). Las MMP desempeñan un papel
QOA. La hiperpresión expansiva así creada provocaría la central en la inflamación y la angiogénesis, promoviendo
reabsorción del hueso adyacente. Esta hipótesis supone el crecimiento y la rápida expansión de los QOA [17] . Esto
que el QOA, por su propia expansión, podría hacer des- explica el efecto de los agentes angiostáticos, citostáti-
aparecer la lesión iniciadora en dos tercios de los casos, cos y osteogénicos para promover la curación. A pesar
apareciendo así como un QOA primario. Esta teoría sigue de la activación del gen USP6, el QOA no tiene potencial
siendo controvertida [11] . maligno. Éste es un campo que está en constante evo-
Ratcliffe y Grimer [12] sugieren que un traumatismo lución. En 2020, Panagopoulos et al [18] informaron de
puede iniciar el desarrollo de un QOA. El «estímulo una nueva translocación cromosómica t(12;17)(q21;p13)
inicial» sería una alteración del flujo vascular intraóseo y responsable de una fusión LUM-USP6.
la hiperemia que se produce durante la fase de consolida-
ción. El mecanismo de la transición de callo fisiológico a
QOA sigue siendo desconocido. Es difícil explicar con esta
teoría por qué los QOA ocurren tan raramente después de
Anatomía patológica
las fracturas. Aspecto macroscópico
Essadki et al [13] propusieron una teoría para la forma-
ción de los QOA diafisarios. Se cree que el QOA comienza La corteza aparece azulada, adelgazada y a veces incluso
en la superficie del hueso, en la unión de los sistemas vas- ausente. El periostio está intacto. En las formas activas, la
culares óseos perióstico y medular. Esto sería secundario a abertura del quiste provoca la liberación de un líquido
un asincronismo en la dirección de la circulación sanguí- hemático no coagulado, a veces con hemorragia no pul-
nea, lo que daría lugar a una oposición del flujo sanguíneo sátil [2] . En las formas inactivas, el quiste puede contener
entre los sistemas medular y perióstico en una zona de líquido sérico, similar al de un quiste óseo esencial [2, 19–21] .
penetración de este último. Al estar las presiones muy pró- En el corte, se observa la estructura esponjosa caracterís-
ximas, esta situación provocaría una ralentización de la tica del quiste con múltiples cavidades hemáticas que van
circulación sanguínea y un aumento de la presión local, desde unos pocos milímetros hasta 2 cm de diámetro,
responsable de la lisis ósea y del aspecto insuflado. La creando una formación multilocular [2] . Estas cavidades
infrecuencia del QOA diafisario podría explicarse por esta están rodeadas por un tejido blando, gris o parduzco, que
hipótesis. En efecto, las diáfisis tienen muchas menos recubre la pared, donde se puede identificar un compo-
inserciones ligamentosas o fasciales que las metáfisis. nente óseo. La cantidad de tejido es muy variable: hay
Para Campanacci et al [2] , el QOA no es un tumor. Su QOA sólidos y quísticos, con tejido limitado a una fina
histología y su evolución están a favor de una repara- capa en la pared y algunos tabiques [2] .
ción tisular por una hemorragia local; se desconoce el
«primum movens» de esta hemorragia. Se producirá una
fase de reparación con presencia de tejido osteolítico que Aspecto microscópico
«alimenta» la hemorragia. Se establece entonces un cír-
Predominan los lagos vasculares. Están separados por
culo vicioso que explica la expansión de los QOA. A veces
tabiques fibrosos, a veces anastomóticos. Los tabiques
el fenómeno disminuye y desaparece. Los QOA maduran,
están formados por tejido conjuntivo joven de celula-
se estabilizan y a veces curan de manera espontánea.
ridad variable. El índice mitótico puede ser alto. Este
Se han descrito varios casos familiares de QOA [3, 14] ,
índice mitótico no se correlaciona con la tasa de reci-
incluyendo gemelos monocigotos, hermanos, un padre y
diva [19, 22] . Este tejido conjuntivo contiene numerosos
su hija. Se ha descrito un caso en un padre y su hijo, con
fibroblastos, siderófagos, finos capilares sanguíneos, con
ambos afectados a la misma edad y en la misma localiza-
algunas pequeñas trabéculas osteoides y células gigantes
ción. Dos casos congénitos en recién nacidos pusieron de
multinucleadas que actúan como elementos osteolíticos
manifiesto la posibilidad de un defecto hereditario. Algu-
(similares a los osteoclastos). Este tejido conjuntivo es más
nas enfermedades hereditarias, como el síndrome de Goltz
celular y proliferativo en las formas activas, mientras que
o la enfermedad de Van Buchem, se asocian a veces a un
es más fibroso y maduro en las formas inactivas [2] . Suele
QOA [3] , lo que aboga por un factor hereditario.
haber osteogénesis reactiva.
Se ha descrito una translocación cromosómica espe-
cífica, 17p11-13 o 16q22, que implica a TRE17/USP6
(proteasa específica de la ubiquitina) [15–17] , en el QOA pri- Formas sólidas
mario. La translocación USP6 se encuentra en alrededor
del 75% de los casos. Oliveira et al [16] encontraron estos Esta entidad fue descrita por Sanerkin et al [23] . Repre-
reordenamientos de los genes USP6 y/o CDH11 en 36 de senta el 5-7% de todos los QOA [2, 24] . Estas formas son
52 QOA primarios. Estos reordenamientos sólo se encon- frecuentes en los huesos planos (pelvis, sacro) y en la
traron en células fusiformes y nunca en células gigantes, columna vertebral. No hay especificidad clínica para las
células endoteliales u osteoblastos. La presencia de estos formas sólidas. Desde el punto de vista radiológico, sue-
reordenamientos en un solo tipo de célula indica que no len tener un aspecto agresivo y pueden ser sugestivas de
se trata de una anomalía congénita, sino adquirida. Es malignidad (Fig. 1A). Los QOA sólidos se caracterizan por
posible que las células fusiformes con estos reordenamien- la ausencia o el tamaño muy pequeño de las cavidades
tos sean las «promotoras» de la formación del QOA. Estos hemáticas. Desde el punto de vista macroscópico, consis-
reordenamientos no se encontraron en los 17 QOA secun- ten en un tejido fibroso o granuloso, carnoso y friable, con
darios asociados con tumor de células gigantes (TCG), focos hemorrágicos. La osteogénesis reactiva los separa del
Descargado para Bruno Hazleby Soto (brunohazlebysoto@gmail.com) en University of Concepción de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 10, 2023.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Quiste óseo aneurismático E – 14-190
Figura 1.
A. Quiste óseo aneurismático sólido con aspecto borroso de
la cortical y espolón de Codman, que podría hacer pensar en
un tumor maligno.
B. Aspecto insuflado de las corticales que están bien delimi-
tadas.
C. Niveles líquidos en la resonancia magnética.
A B C
B
Figura 2.
A. Clasificación de Capanna y Campanacci de la afectación de los huesos largos en cinco tipos. De izquierda a derecha: el tipo 1 es una
forma central sin afectación cortical; el tipo 2, una forma central con aspecto insuflado y adelgazado de la cortical; el tipo 3, una forma
metafisaria excéntrica que alcanza la cortical sin trastorno de modelado; el tipo 4, una forma subperióstica que se desarrolla en los tejidos
blandos, sin afectación cortical, y el tipo 5, una forma subperióstica que se desarrolla en los tejidos blandos y que deforma la cortical.
B. Clasificación de Capanna en tres grados: inactivo, activo y agresivo (de izquierda a derecha).
Descargado para Bruno Hazleby Soto (brunohazlebysoto@gmail.com) en University of Concepción de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 10, 2023.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Quiste óseo aneurismático E – 14-190
normal. No hay correlación entre la histología y los resul- es una técnica poco invasiva, fácil de usar y rentable.
tados gammagráficos [2, 11] . En un análisis retrospectivo de 23 QOA evaluados ini-
cialmente por BAAF, Creager et al [37] concluyeron que
esta técnica no tiene suficiente especificidad para diag-
Arteriografía nosticar con exactitud un QOA, aunque la presencia de
No tiene interés diagnóstico. Se utiliza en algunas locali- características clínicas y radiológicas típicas, con células
zaciones para cartografiar la vascularización del tumor. Lo mesenquimatosas ricas en sangre sin células malignas, es
más frecuente es que preceda a la embolización arterial [3] . altamente sugestiva de un diagnóstico de QOA. Un caso
diagnosticado como QOA mediante BAAF resultó ser un
carcinoma. Layfield et al [38] , en 101 pacientes con sarcoma
Diagnóstico diferencial óseo, concluyeron que el 29% de las muestras aspiradas
eran insuficientes para el diagnóstico. Por esta razón, la
American Academy of Orthopedic Surgery recomienda la
Quiste óseo esencial biopsia quirúrgica para el diagnóstico de QOA [35] . En la
Distinguir entre QOA y QOE es a menudo difícil, sobre región epifisaria, la biopsia permite descartar el TCG o el
todo porque las dos lesiones pueden estar asociadas. Una osteosarcoma telangiectásico.
lesión metafisaria excéntrica, el aspecto insuflado y la tra-
beculación son los mejores argumentos a favor de un
QOA. Sullivan et al [32] revisaron en doble anonimato las
Resección quirúrgica en bloque (sub
RM preoperatorias de 14 pacientes con un diagnóstico o extraperióstica)
difícil de un quiste óseo para determinar si se trataba de un
La resección es el tratamiento quirúrgico con menor
QOE o un QOA. Ocho niños tenían un QOE y seis tenían
tasa de recidiva: siete recidivas para 173 resecciones en
un QOA. Correlacionaron los resultados de la RM con el
una revisión de las publicaciones [39] . Todas las recidivas
resultado patológico. La presencia de niveles líquidos den-
se produjeron en resecciones marginales, mientras que
tro del quiste es sugestiva de un QOA. Otros criterios a
ninguna se produjo en resecciones amplias. Esta cirugía
favor de un QOA son la presencia de tabiques dentro de
no está exenta de complicaciones (hemorragias, dolor,
la lesión y una disminución de la señal T1 asociada a un
problemas de crecimiento). Es el tratamiento de elec-
aumento de la señal T2.
ción para las lesiones excéntricas o en un hueso que
no soporta carga (costillas, metacarpianos, metatarsianos,
Sarcoma anaplásico telangiectásico peroné, marco obturador, arco posterior de la columna
vertebral) [39] . Debe combinarse con la reconstrucción
El sarcoma anaplásico telangiectásico u osteosarcoma mediante un injerto óseo si compromete la solidez o la
telangiectásico es el diagnóstico diferencial más grave. continuidad de un hueso que soporta carga [36] . La diferen-
Puede imitar a un QOA. Un cuidadoso análisis micros- cia con una resección «oncológica» por un tumor maligno
cópico, junto con los datos iconográficos, permite un es que la abertura del foco no presenta ningún peligro y
diagnóstico adecuado. Esto subraya la importancia de la que la exéresis, cuando es completa, deja al niño con una
biopsia quirúrgica antes de cualquier tratamiento. vaina perióstica intacta que permitirá, en unos meses, una
buena restitución ósea. Éste es el caso de las lesiones de
Tumor de células gigantes la clavícula o del peroné [27] . En los adultos, o en lesiones
muy avanzadas, a veces no es posible aislar el periostio.
El TCG es poco frecuente en la infancia, no se localiza En estos casos excepcionales, para la reconstrucción es
en las diáfisis y no es subperióstico [2] . Sin embargo, este posible usar peroné vascularizado [9] .
tumor puede verse en niños pequeños y puede adoptar la
apariencia de un QOA [4, 20] . También hay raros casos de
TCG metafisarios con un cartílago de crecimiento toda- Resección quirúrgica intralesional
vía fértil [2] . En las vértebras, el TCG es más común en el (raspado o saucerización) ± adyuvantes
cuerpo, mientras que el QOA es más frecuente en el arco
posterior. La edad del paciente y el estudio por imagen
locales
tienen un valor de orientación real. El principio consiste en penetrar en el quiste a través
de una ventana más o menos grande, raspar con cuidado
su cavidad y extirpar su pared. Se puede asociar o no un
Otras lesiones injerto óseo, incluso una osteosíntesis. No hay diferencia
En la columna vertebral, el QOA puede confundirse con en términos de recidiva, tanto si el injerto es autógeno
un osteoblastoma, un granuloma eosinófilo, un heman- como alógeno [21, 39] . Una revisión de las publicaciones [39]
gioma óseo o un tumor maligno. de series con al menos 20 casos (es decir, 984 QOA), encon-
tró 600 QOA tratados mediante raspado ± injerto con
una tasa de recidiva del 30%. Esta tasa de recidiva tras
Tratamientos el raspado varía mucho en las publicaciones: entre el 22-
71% [22, 24] . Es preciso distinguir entre un raspado con
Biopsia: ¿una obligación? una pequeña corticotomía [40] , que es similar a una biop-
sia «amplia», un raspado con una gran ventana cortical,
La combinación de la radiografía convencional y la que permite un raspado de muy buena calidad [41] , y una
RM da una sensibilidad del 82,6% y una especificidad saucerización (con una gran ventana ósea que permite
del 70% [34] . El estudio por imagen sigue ofreciendo un la extirpación completa de todo el tejido tumoral) [42] ,
diagnóstico de probabilidad y debe confirmarse por una para entender la amplia variación en la tasa de recidiva
biopsia [2–4, 20, 36] . La punción no es un argumento de diag- del raspado en las publicaciones. Cole [40] trató los QOA
nóstico fiable. El líquido de color cetrino se encuentra a mediante raspado con una pequeña ventana ósea. Sólo
menudo en un QOE, pero también puede encontrarse en seis de los 13 QOA se curaron, mientras que cuando
un QOA inactivo [3, 4, 20] . Por el contrario, el líquido sangui- practicó una saucerización, todos los QOA se curaron.
nolento puede estar presente en un QOA, pero también Basándose en la curación espontánea tras una biopsia ais-
en un QOE fracturado [4, 20] . La biopsia se justifica sobre lada, ya descrita en las publicaciones [5, 20, 43, 44] , Reddy et
todo cuando hay QOA secundarios asociados a tumores al [45] propusieron lo que denominan «curopsia» (biopsia
malignos. La biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF) con intención de curar), que es en realidad una biopsia
amplia con raspado incompleto. Se trataron 102 pacien- Inyección intraquística y escleroterapia
tes con «curopsia» y 88 con biopsia convencional seguida
de raspado ± tratamientos adyuvantes, lo que dio lugar a Las inyecciones percutáneas intralesionales de agentes
un grupo de control no homogéneo. De los pacientes con esclerosantes son una alternativa prometedora al trata-
«curopsia», el 81% tuvo una evolución favorable frente al miento quirúrgico [58] .
90% del grupo con raspado. Las recidivas en ambos gru-
pos se trataron con éxito repitiendo el raspado, excepto Ethibloc
en un caso. El seguimiento de este estudio es realmente La inyección de Ethibloc, aunque es eficaz, se ha sus-
muy corto (a veces sólo 6 meses). Como los quistes pue- pendido debido a la falta de disponibilidad del producto.
den curarse tras una simple biopsia, estos resultados deben Ethibloc es una emulsión compuesta por una proteína
interpretarse con precaución. La tasa de recidiva tras el de maíz disuelta en alcohol, combinada con un agente
raspado ha llevado a muchos autores a combinar el ras- de contraste y aceite de adormidera, que es el responsa-
pado con un tratamiento adyuvante para reducir esta tasa, ble de la consistencia viscosa. Ethibloc tiene propiedades
como la fenolización [46] , la cementación [47] , la criotera- esclerosantes capaces de obliterar las múltiples arterio-
pia [28, 36, 48] , la coagulación con gas argón [49] o el uso de las parietales del quiste. Se han descrito complicaciones
una turbina para extirpar y quemar la pared del quiste [50] . muy variadas según los autores: celulitis local, fístulas
Estos tratamientos adyuvantes suelen ser eficaces para cutáneas, abscesos, embolias pulmonares y hasta un falle-
reducir la tasa de recidiva [39, 47, 49, 51, 52] . cimiento cuando el producto se usó en una zona de alto
riesgo [39, 59] .
Descargado para Bruno Hazleby Soto (brunohazlebysoto@gmail.com) en University of Concepción de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 10, 2023.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Quiste óseo aneurismático E – 14-190
suspenderse debido a una reacción de hipersensibilidad. pérdida de sangre peroperatoria fue inferior a 100 ml en
Gladden et al [70] plantearon la hipótesis de que la com- todos los casos. Se observó la curación en 11 casos con un
binación de metilprednisolona y calcitonina podría ser seguimiento medio de 3,9 años (seguimiento mínimo de
sinérgica para curar el QOA. Esta combinación reúne 2 años). Sólo dos pacientes tuvieron una recidiva. Según
una acción angiostática y una actividad inhibidora de los autores, este método mínimamente invasivo puede
la formación de fibroblastos por los corticoides, más un promover la curación espontánea del QOA [72] .
efecto inhibidor de los osteoclastos asociado a los efec-
tos estimulantes de la formación de hueso trabecular de Médula ósea
la calcitonina. Los autores comunicaron un QOA C1 que Se ha descrito la inyección de médula ósea autóloga con
recibió dos inyecciones con 6 meses de diferencia. La cura- resultados satisfactorios en cuatro niños [42] . Esta inyec-
ción se produjo a los 2 años y 7 meses sin complicaciones. ción se combinó con saucerización y sobre todo con la
Chang et al [71] trataron a ocho pacientes con una combi- sutura del periostio sobre sí mismo. Según los autores, este
nación de calcitonina y esteroides. En el 50% de los casos procedimiento facilita la reosificación del hueso y evita
se consiguió la curación y en el 50% se produjo una reci- los injertos óseos. Bollini et al [27] demostraron que con
diva. No se observaron complicaciones. Oliveira et al [58] la resección subperióstica del tercio medial de la clavícula
trataron 47 QOA con calcitonina y metilprednisolona y la sutura del periostio sobre sí mismo, la clavícula se
bajo anestesia local y sedación. Se introdujo una aguja reconstruía ad integrum sin injertos ni médula ósea. Por lo
de biopsia de diámetro 11 con control ecoscópico hasta tanto, es difícil atribuir estos buenos resultados a la inyec-
llegar a la parte lítica del tumor. Las paredes del quiste ción de médula ósea en lugar de a la saucerización y la
se destruyeron con la punta de la aguja para eliminar los sutura del periostio sobre sí mismo.
tabiques. Se aspiró el contenido hemático. A continua-
ción, se conectaron a la aguja, mediante un conector de
tres vías, una jeringa de 5 ml que contiene una solución Radioterapia
de 200 UI de calcitonina y 120 mg de metilprednisolona y
otra jeringa que contiene 10 ml de agua destilada. La dosis Es eficaz, con una tasa de recidiva local equivalente a
era siempre la misma, con independencia del tamaño de la la de la resección intralesional [73] . Sin embargo, el riesgo
lesión. La solución se inyectó en la lesión y se enjuagó con de complicaciones graves, como la detención del creci-
agua destilada. Según la clasificación de Rastogi et al [63] , miento y, sobre todo, la aparición de sarcomas inducidos
el procedimiento se repite si no se produce una cicatriza- por la radiación en niños pequeños, ha hecho que se aban-
ción satisfactoria de la lesión después de 2 meses (lesión done este tratamiento [28] . Un estudio reciente [74] revisó,
residual >50%). Así, se aplicaron 131 inyecciones (media: con una media de seguimiento de 20,5 años, a 12 pacien-
2,8/paciente), con una reducción media del área lítica ini- tes tratados con radioterapia por QOA con un resultado
cial del 83,7%. Se administró una sola inyección en nueve satisfactorio. Teniendo en cuenta el gran número de trata-
pacientes (19,1%), dos inyecciones en 14 casos (29,7%), mientos eficaces para el QOA y los riesgos potenciales de la
tres en 10 casos (21,2%), cuatro en siete casos (14,8%), radioterapia, no parece lógico proponer este tratamiento
cinco en cinco casos (10,6%), seis y siete inyecciones en hoy en día.
un caso (2,1%). La duración media del tratamiento fue de [32]
10,3 meses (2-59,5 meses). De los pacientes, el 91,4% (n = Fósforo
43) tuvo un resultado excelente o bueno y el 72,3% (n = Bush et al [75] propusieron la inyección intraquística
34) tuvo una curación completa del quiste. Hubo cinco de fósforo32 , un agente utilizado para tratar la sinovitis
recidivas (10,6%). Para los autores, dos o tres inyeccio- reumática y la hemartrosis recurrente en los pacientes
nes con un intervalo de 2-3 meses pueden curar de forma hemofílicos. El fósforo32 tiene una semivida de 14,3 días.
eficaz la mayoría de los QOA. Emite partículas beta y, como tal, tiene una penetración de
2,8 mm. Cinco pacientes con QOA (cuatro de columna y
Implantación de partículas óseas uno de acetábulo) se trataron con este método. Tres tienen
parcialmente desmineralizadas (de tipo un tiempo de seguimiento de más de 2 años. El fósforo32
se introdujo en el quiste con control tomográfico. En cua-
proteínas morfogenéticas óseas)
tro pacientes fue necesaria una única inyección. Para el
Al observar que la evolución natural del QOA termina quinto paciente, se aplicó una segunda inyección 6 meses
con la osificación de su contenido, Docquier y Delloye [72] después. En un caso (lesión del acetábulo), el producto
plantearon la hipótesis de que un estímulo adecuado se difundió a la circulación sistémica. En el seguimiento
podría hacer que el QOA pasara de su fase de reabsor- más largo (1 año y 5 meses), no parecía haber secuelas
ción osteolítica a una fase de reconstrucción, como puede derivadas de esta complicación.
observarse a veces en la clínica de forma espontánea
o tras una biopsia. Dado que las células estromales del
quiste tienen capacidad de osteogénesis, basta con intro- Tratamientos medicamentosos
ducir un osteoinductor en el quiste para detener la fase Tratamiento con bifosfonatos (ácido
de crecimiento activo (reabsorción) e inducir la fase de
estabilización (osteogénesis). Para lograr esta inducción,
zoledrónico)
las células del quiste deben permanecer en su lugar para Los bifosfonatos (ácido zoledrónico) se han utilizado
provocar la osificación. Por lo tanto, el tumor no debe con éxito en muchos tumores óseos: QOE, displasia
rasparse. Hay que conservar el tejido tumoral del QOA fibrosa, TCG, histiocitosis de células de Langerhans,
y aprovechar su potencial osteogénico intrínseco para osteomielitis multifocal crónica recurrente. Inhiben la
favorecer la curación. Docquier y Delloye [72] usan partí- actividad osteoclástica. El ácido zoledrónico se administró
culas óseas alogénicas parcialmente desmineralizadas con por vía intravenosa a un niño de 8 años con un QOA del
efecto osteogénico. Estas partículas de hueso alogénico se sacro inoperable en el que había fracasado el tratamiento
mezclan con la médula ósea autógena para obtener una previo con embolización repetida [76] . El tratamiento con-
pasta que puede introducirse en la cavidad. Las células sistió en siete inyecciones a intervalos de 4 meses durante
de QOA son el estímulo adecuado para inducir la repara- un período de 24 meses. Aunque fueron necesarias siete
ción. En ausencia de raspado, este tratamiento evita una inyecciones para lograr la curación del quiste, se observó
cirugía amplia y la pérdida de sangre. Por lo tanto, se una mejora clínica espectacular inmediatamente después
adapta bien a localizaciones difíciles como la pelvis. De de la primera inyección. Cornelis et al [77] trataron ocho
los 13 QOA, nueve eran agresivos y cuatro activos. Ocho tumores óseos benignos, incluidos cinco QOA, con bifos-
habían sido tratados previamente y habían recidivado. La fonatos intravenosos. El número medio de tratamientos
Descargado para Bruno Hazleby Soto (brunohazlebysoto@gmail.com) en University of Concepción de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 10, 2023.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Quiste óseo aneurismático E – 14-190
Curación espontánea:
Sin curación
vigilancia
Escleroterapia de primera
línea, si es posible
fue de tres (uno a cuatro). Ningún paciente tuvo un segui- vis o a la columna vertebral. Los autores mantienen esta
miento de 2 años (dos pacientes tuvieron un seguimiento opción de tratamiento para los QOA incontrolables, muy
de 6 y 8 meses, lo cual es muy bajo). En esta serie no se destructivos o recidivantes con fracaso de la cirugía o la
observaron complicaciones del tratamiento con bifosfo- embolización. Recomiendan considerar la indicación de
natos. este tratamiento en un comité multidisciplinario. Aun-
que el denosumab no siempre cura la lesión, facilita la
cirugía posterior al reducir su tamaño. Kurucu et al [79]
Denosumab informaron de nueve pacientes, algunos de los cuales se
El denosumab es un anticuerpo monoclonal (inmuno- habían sometido a un tratamiento quirúrgico previo. El
globulina IgG2) humano que se une de forma específica denosumab se administró durante 6-14 meses, con una
al ligando del receptor activador del factor nuclear kB mediana de 15 dosis. Todos los pacientes estaban asin-
(RANKL) con gran afinidad, impidiendo la activación del tomáticos después de 3 meses. La mejora radiológica fue
receptor RANK localizado en la superficie de los osteo- evidente en ocho casos. El tiempo de seguimiento tras la
clastos y sus precursores. El bloqueo de la interacción finalización del tratamiento fue de 10-24 meses (mediana
RANK/RANKL inhibe la formación, la función y la super- de 15 meses). A dos pacientes se les repitió la cirugía y dos
vivencia de los osteoclastos y, por tanto, disminuye la pacientes recidivaron (después de 16 meses). Por último,
reabsorción ósea en el hueso cortical y trabecular. El los autores comunican una recidiva o una progresión de
denosumab es un tratamiento antiosteoclástico que se uti- las lesiones en cuatro de los nueve pacientes.
liza no sólo para tratar la osteoporosis posmenopáusica,
sino también las metástasis óseas, el mieloma múltiple Indicaciones
y el TCG. Como el QOA es muy similar al TCG en su
aspecto patológico, era lógico probar este medicamento Las indicaciones dependen de la edad del niño, de la
en el QOA. Es necesaria una inyección subcutánea cada localización del quiste, de su relación con el cartílago de
semana durante el primer mes a una dosis de 120 mg/día crecimiento, de su tamaño, de su agresividad radiológica y
y después cada mes, combinada con calcio y vitamina D de la costumbre del cirujano (Anexo A). Como cada QOA
por vía oral a diario para limitar el riesgo de hipocalce- es único, no es posible dar una respuesta «universal». En
mia [78] . Existe un riesgo teórico de osteonecrosis de la las publicaciones existen grandes series de casos clínicos
mandíbula (1-2%). Se han observado casos de hipercalce- que, obviamente, no tienen el mismo valor de prueba
mia grave [79] . Lange et al [80] comunicaron dos casos de científica. Además, en las grandes series suele ser difí-
QOA raquídeo en niños (8 y 11 años) tratados con denosu- cil conocer el tipo de lesiones, ya que la mayoría de las
mab porque la embolización no fue posible. Tras 4 meses publicaciones no clasifican sus lesiones. Cualquiera que
de tratamiento, los trastornos neurológicos remitieron y sea el tratamiento de un QOA inactivo, es probable que el
el dolor y el volumen de las lesiones disminuyeron. Dürr resultado sea bueno sin recidivas. Por lo tanto, los QOA
et al [81] comunicaron seis casos. El denosumab se admi- inactivos deben excluirse en un sentido absoluto para eva-
nistró a una dosis de 120 mg los días 1, 8, 15 y 29, y luar de forma objetiva la tasa de recidiva de un método
después cada 4 semanas. En algunos pacientes, la dosis de tratamiento. A pesar de estas dificultades, es posible
se redujo al final del tratamiento. Tres de seis lesiones proponer la siguiente estrategia terapéutica:
se curaron en el seguimiento más largo. Se ha publicado • ningún quiste debe tratarse sin una biopsia previa.
una serie de 9 QOA [78] . La media de edad era de 17 años Dado que algunas lesiones se curan después de una sim-
y en seis de los nueve casos la lesión afectaba a la pel- ple biopsia (en particular a nivel de la pelvis) [44, 45, 65] ,
tiene sentido esperar 3 meses después de la biopsia para tico a largo plazo es casi siempre bueno, excepto en el caso
juzgar la evolución natural. Si la evolución es favora- de los poco frecuentes QOA muy grandes o en algunas
ble, no es necesario ser más agresivo. Si la evolución es localizaciones como la columna vertebral [2] .
desfavorable o si la lesión es agresiva de inmediato y
no es posible esperar, se debe proponer un tratamiento
curativo; Geodas residuales
• las lesiones inactivas (clasificación de Capanna) pueden
A menudo persisten geodas residuales después de la
vigilarse sin tratamiento, siempre que no debiliten un
curación, lo que puede sugerir una recidiva, pero la
hueso que soporta carga. En caso de evolución desfa-
evolución muchos años después muestra que el estado
vorable o de lesiones dolorosas, se puede proponer un
radiológico no cambia [20, 28, 44] . Por ello, a veces es nece-
simple raspado o una escleroterapia (a elección del ciru-
sario esperar antes de una nueva intervención [44] .
jano). Como el riesgo de recidiva es muy bajo, una sola
intervención debería permitir la curación;
• para las lesiones activas o agresivas, cuando la esclero- Transformaciones malignas
terapia con alcohol es posible, éste es el tratamiento
elegido en el servicio de ortopedia infantil del Hospital La transformación sarcomatosa espontánea de un QOA
Lapeyronie. El procedimiento es menos agresivo que es excepcional [3] , la mayoría de las veces secundaria a la
una intervención quirúrgica, su morbilidad es mucho radioterapia.
menor, la tasa de complicaciones es baja y el trata-
miento suele ser eficaz. Esto es aún más cierto en el
caso de las lesiones en contacto con un cartílago de cre-
Complicaciones
cimiento. En efecto, desde el punto de vista quirúrgico, El QOA puede ser responsable de numerosas compli-
o bien se efectúa un raspado eficaz en contacto con el caciones: fracturas patológicas, puentes de epifisiodesis
cartílago de crecimiento, pero existe el riesgo de que se que conducen a desigualdades de longitud o a defor-
produzca un puente de epifisiodesis, o bien un raspado maciones angulares, epifisiodesis iatrogénica por un
cuidadoso en contacto con el cartílago de crecimiento raspado demasiado amplio, paraplejía [3, 20, 30] . En la serie
y existe el riesgo de recidiva. Si la escleroterapia no es de Capanna [82] , hubo 12 complicaciones neurológicas,
eficaz, la cirugía es siempre una opción; incluidas cuatro compresiones medulares.
• para una localización pélvica o raquídea, la cirugía
puede ser difícil y peligrosa en caso de hemorragia
significativa. Si el quiste tiene una arteria nutricia fácil-
mente individualizable, la embolización sigue siendo
un método atractivo, como ha demostrado el equipo
de Rizzoli [55] , pero siempre con el mismo radiólogo y
“ Puntos esenciales
en uno de los mayores servicios de cirugía tumoral del
• El QOA es a veces un tumor secundario, que
mundo. No está claro si sus resultados son totalmente
reproducibles en estructuras pequeñas. Es posible com- puede enmascarar otro tumor benigno o maligno.
binar la embolización y la escleroterapia para aumentar • Antes de cualquier tratamiento, es indispensa-
las posibilidades de curación del QOA [56] ; ble efectuar una biopsia.
• los tratamientos por vía sistémica son atractivos, pero • Excluida la columna vertebral, la escleroterapia
hasta la fecha no existen pruebas científicas, basadas en puede ser el tratamiento de primera línea.
grandes series, de su inocuidad a largo plazo. Es un trata- • En la columna vertebral, el primer tratamiento
miento que debe reservarse para lesiones muy grandes que se propone (si es factible) es la embolización.
e inoperables o para localizaciones inaccesibles a los • La cirugía puede proponerse como tratamiento
tratamientos anteriores.
La Figura 3 resume el tratamiento actual en el servicio
de primera línea, pero lo más frecuente es que se
de ortopedia infantil del Hospital Lapeyronie. plantee ante el fracaso de otros tratamientos.
Evolución y pronóstico
Anexo A. Caso clínico
Evolución
Lesión lítica en el peroné
El QOA evoluciona con una fase de osteólisis y reac-
ción perióstica, una fase de crecimiento con destrucción Un niño consulta por dolor en el tobillo de varios meses
ósea predominante, una fase de estabilización (aparición de evolución. Las radiografías anteroposterior y lateral
de tabiques y una cubierta perióstica) y una fase cica- revelaron una lesión lítica bien definida del peroné, en
tricial en la que la lesión se calcifica y osifica [3] . Se contacto con el cartílago de crecimiento (Fig. A.1). La
ha descrito la remisión espontánea o la remisión tras la tomografía computarizada confirmó la naturaleza quística
biopsia [2, 20, 44, 45] , incluso en caso de lesiones agresivas. de la lesión (Fig. A.1C). Una biopsia con aguja confirmó
Algunos QOA son muy agresivos y siguen creciendo hasta el diagnóstico de QOA. Se efectuó una resección sub-
alcanzar dimensiones monstruosas [2, 9] . Se han descrito perióstica del peroné distal (Fig. A.2A). Para asegurar la
incluso amputaciones en casos antiguos [24] . Para Terzi et estabilidad del tobillo, se desciende el fragmento proxi-
al [57] , los signos de curación son la reosificación periférica mal del peroné mediante transferencia ósea segmentaria
del quiste, la disminución del volumen tumoral, la osifi- o técnica del ascensor (Fig. A.2B). Un clavo estabiliza de
cación intraquística y la desaparición del dolor. Rastogi et forma temporal el peroné en su extremo distal (Fig. A.2C).
al [63] propusieron una clasificación radiológica para juzgar El periostio se cierra sobre sí mismo. Como la resección
el resultado: grado 1, lesión residual inferior al 25%, exce- es subperióstica, el peroné se reconstruye (Fig. A.2D). El
lente resultado; grado 2, lesión residual entre el 25-50%, cirujano optó por una resección subperióstica, pero tam-
buen resultado; grado 3, lesión residual entre el 50-75%, bién era posible un raspado ± adyuvantes. Habría sido
mal resultado, y grado 4, lesión residual superior al 75%, necesario tener mucho cuidado al entrar en contacto
sin respuesta al tratamiento. La mayoría de los autores con el cartílago de crecimiento (raspado con una gasa)
consideran que es necesario un seguimiento de 2 años del para evitar la epifisiodesis iatrogénica. Esta precaución
QOA para descartar el riesgo de recidiva [21, 24] . El pronós- expuso al riesgo de recidiva. En la actualidad, en el servicio
Descargado para Bruno Hazleby Soto (brunohazlebysoto@gmail.com) en University of Concepción de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 10, 2023.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Quiste óseo aneurismático E – 14-190
A B C
Figura A.2.
A. Resección subperióstica a través del cartílago de creci-
miento.
B. Transferencia ósea segmentaria para estabilizar el tobillo.
C. Radiografía anteroposterior en el postoperatorio inme-
diato.
A D. Radiografía anteroposterior tras 6 meses de seguimiento.
B C D
de los autores, este paciente habría recibido una inyec- [11] Kransdorf MJ, Sweet DE. Aneurysmal bone cyst: concept,
ción de alcohol. Este enfoque quirúrgico para una lesión controversy, clinical presentation, and imaging. AJR Am J
tan limitada ya no parece justificado. Una escleroterapia Roentgenol 1995;164:573–80.
habría obtenido una curación sin cicatriz y sin riesgo de [12] Ratcliffe PJ, Grimer J. Aneurysmal bone cyst arising after tibial
epifisiodesis. Este caso muestra que son posibles diferen- fracture. J Bone Joint Surg Am 1993;75:1225–7.
tes estrategias terapéuticas (resección en bloque, raspado, [13] Essadki B, Dkissi M, Moujtahid M, Zryouil B. Le kyste
escleroterapia) para la misma lesión. osseux anévrismal diaphysaire. Hypothèse étiopathogénique et
revue de la littérature. À propos d’un cas. Rev Chir Orthop
1999;85:297–301.
Bibliografía
[14] Leithner A, Machacek F, Haas OA, Lang S, Ritschl P, Radl R,
et al. Aneurysmal bone cyst: a hereditary disease? J Pediatr
Orthop B 2004;13:214–7.
[1] Lichtenstein L. Aneurysmal bone cyst. A pathological entity [15] Panoutsakopoulos G, Pandis N, Kyriazogloui I, Gustafson P,
commonly mistaken for giant-cell tumor and occasionally for Mertens F, Mandahl N. Recurrent t(16;17) (q22;p13) in aneurys-
hemangioma and osteogenic sarcoma. Cancer 1950;3:279–89. mal bone cysts. Genes Chromosomes Cancer 1999;26:265–6.
[2] Campanacci M, Bertoni F, Bacchini P. Aneurysmal bone cyst. [16] Oliveira AM, Perez-Atayde AR, Inwards CY, Medeiros F, Derr
En: Campanacci M, Bertoni F, Bacchini P, editores. Bone and V, Hsi BL, et al. USP6 and CDH11 oncogenes identify the neo-
soft tissue tumors. Vienna: Springer-Verlag; 1990. p. 725–51. plastic cell in primary aneurysmal bone cysts and are absent
[3] Cottalorda J, Bourelle S. Le kyste osseux anévrismal primitif : in so-called secondary aneurysmal bone cysts. Am J Pathol
quoi de neuf en 2006 ? Rev Chir Orthop 2007;93:5–16. 2004;165:1773–80.
[4] Cottalorda J, Bollini G, Panuel M, Scheiner C, Jouve JL, Labriet [17] Ye Y, Pringle LM, Lau AW, Riquelme DN, Wang H, Jiang T,
C, et al. Le kyste anévrismal des os chez l’enfant. Rev Chir et al. TRE17/USP6 oncogene translocated in aneurysmal bone
Orthop 1993;79:272–80. cyst induces matrix metalloproteinase production via activation
[5] Leithner A, Windhager R, Lang S, Haas O, Kainberger F, Kotz of NF-kappaB. Oncogene 2010;29:3619–29.
R. Aneurysmal bone cyst. A population based epidemiologic [18] Panagopoulos I, Gorunova L, Andersen K, Lobmaier I, Lund-
study and literature review. Clin Orthop 1999;363:176–9. Iversen M, Micci F, et al. Fusion of the Lumican (LUM)
[6] Biesecker JL, Marcove RC, Huvos AG, Mike V. Aneurys- Gene With the Ubiquitin Specific Peptidase 6 (USP6) Gene
mal bone cysts: a clinicopathologic study of 66 cases. Cancer in an Aneurysmal Bone Cyst Carrying a t(12;17)(q21;p13)
1970;26:615–25. Chromosome Translocation. Cancer Genomics Proteomics
[7] Bonakdarpour A, Levy WM, Aegerter E. Primary and secon- 2020;17:555–61.
dary aneurysmal bone cyst: a radiological study of 75 cases. [19] Ruiter DJ, Van Rijssel TG, Van Der Velde EA. Aneurysmal
Radiology 1978;126:75–83. bone cysts: a clinicopathological study of 105 cases. Cancer
[8] Szendröi M, Cser I, Konya A, Renyi-Vamos A. Aneurysmal 1977;39:2231–9.
bone cyst: a review of 52 primary and 16 secondary cases. Arch [20] Arlet V, Rigault P, Padovani JP, Mallet JF, Finidori G, Touzet P.
Orthop Trauma Surg 1992;111:318–22. Le kyste anévrysmal des os chez l’enfant. Étude de 28 cas. Rev
[9] Cottalorda J, Kohler R, Lorge F. Évolution inhabituelle d’un Chir Orthop 1987;73:337–48.
kyste osseux anévrismal de l’humérus. Rev Chir Orthop [21] Tilmann BP, Dahlin DC, Lipscomb PR, Steewaart JR. Aneurys-
2004;90:577–80. mal bone cysts, analysis of 95 cases. Mayo Clin Proc
[10] Cottalorda J, Kohler R, Sales de Gauzy J, Chotel F, Mazda 1968;43:478–95.
K, Lefort G, et al. Epidemiology of aneurysmal bone cysts in [22] Freiberg AA, Loder RT, Heidelberger KP, Hensinger RN.
children: a multicenter study and literature review. J Pediatr Aneurysmal bone cysts in young children. J Pediatr Orthop
Orthop B 2004;13:389–94. 1994;14:86–91.
[23] Sanerkin NG, Mott MG, Roylance J. An unusual intraosseus [48] Malawer MM, Dunham W. Cryosurgery and acrylic cementa-
lesion with fibroblastic, osteoclastic, osteoblastic, aneurysmal tion as surgical adjuncts in the treatment of aggressive (benign)
and fibromyxoid elements: “solid” variant of aneurysmal bone bone tumors: analysis of 25 patients below the age of 21. Clin
cyst. Cancer 1983;51:2278–86. Orthop 1991;262:42–57.
[24] Vergel de Dios AM, Bond JR, Schives TC, Mc Leod RA, Unni [49] Steffner RJ, Liao C, Stacy G, Atenda A, Attar S, Avedian R,
KK. Aneurysmal bone cyst. A clinicopathologic study of 238 et al. Factors associated with recurrence of primary aneurysmal
cases. Cancer 1992;69:2921–31. bone cysts : is argon beam coagulation an effective adjuvant
[25] Oda Y, Tsuneyoshi M, Shinohara N. “Solid” variant of aneurys- treatment? J Bone Joint Surg Am 2011;93:e1221–9.
mal bone cyst (extragnathic giant cell reparative granuloma) in [50] Gibbs CP, Hefele MC, Peabody TD, Montag AG, Aithal V,
the axial skeleton and long bones. Cancer 1992;70:2642–9. Simon MA. Aneurysmal bone cyst of the extremities: factors
[26] Song W, Suurmeijer AJ, Bollen SM, Cleton-Jansen AM, Bovée related to local recurrence after curettage with a high-speed burr.
JV, Kroon HM. Soft tissue aneurysmal bone cyst: six new cases J Bone Joint Surg Am 1999;81:1671–8.
with imaging details, molecular pathology, and review of the [51] Wang EH, Marfori ML, Serrano MV, Rubio DA. Is curettage
literature. Skeletal Radiol 2019;48:1059–67. and high-speed burring sufficient treatment for aneurysmal bone
[27] Bollini G, Jouve JL, Cottalorda J, Petit P, Panuel M, Jacquemier cysts? Clin Orthop 2014;472:3483–8.
M. Aneurysmal bone cysts in children: Analysis of twenty- [52] Garg S, Mehta S, Dormans JP. Modern surgical treatment of
seven patients. J Pediatr Orthop B 1998;7:274–85. primary auneurysmal bone cyst of the spine in children and
[28] Marcove RC, Sheth DS, Takemoto S, Healey JH. The treatment adolescents. J Pediatr Orthop 2005;25:387–92.
of aneurysmal bone cyst. Clin Orthop 1995;311:157–63. [53] De Christofaro R, Biagini R, Boriani S, Ricci S, Ruggieri P,
[29] Cory DA, Fritsch SA, Cohen MD, Mail JT, Holden RW, Scott Rossi G, et al. Selective arterial embolization in the treat-
JA, et al. Aneurysmal bone cysts: imaging findings and embo- ment of aneurysmal bone cysts and angioma. Skeletal Radiol
lotherapy. Roentgenol 1989;153:369–73. 1992;2:523–7.
[30] Capanna R, Bettelli G, Biagini R, Ruggieri P, Bertoni F, Campa- [54] Green JA, Bellemore MC, Marsden FW. Embolization in
nacci M. Aneurysmal cysts of long bones. Ital J Orthop Trauma the treatment of aneurysmal bone cysts. J Pediatr Orthop
1985;11:410–7. 1997;17:440–3.
[31] Shiels WE, Bebe AC, Mayerson JL. Percutaneous Doxycy- [55] Rossi G, Mavrogenis AF, Facchini G, Bartalena T, Rimondi
cline treatment of juxtaphyseal aneurysmal bone cysts. J Pediatr E, Renzulli M, et al. How effective is embolization with N-
Orthop 2016;36:205–12. 2-butyl-cyanoacrylate for aneurysmal bone cysts? Int Orthop
[32] Sullivan RJ, Meyer JS, Dormans JP, Davidson RS. Diagnosing 2017;41:1685–92.
aneurysmal and unicameral bone cysts with magnetic resonance [56] Guarnieri G, Ambrosanio G, Vassalo P, Granato F, Setola
imaging. Clin Orthop 1999;366:186–90. FR, Greco B, et al. Combined percutaneous and endovascular
[33] Munk PL, Helms CA, Holt RG, Johnston J, Steinbach L, Neu- treatment of symptomatic aneurysmal bone cyst of the spine:
mann C. MR imaging of aneurysmal bone cysts. AJR Am J clinical six months. Follow-up of six cases. Neuroradiology
Roentgenol 1989;153:99–101. 2012;23:74–84.
[34] Mahnken AH, Nolte-Ernsting CC, Wildberger JE, Heussen [57] Terzi S, Gasbarrini A, Fuiano M, Barbanti Brodano G, Gher-
N, Adam G, Wirtz DC, et al. Aneurysmal bone cyst: value mandi R, Bandiera S, et al. Efficacy and safety of selective
of MR imaging and conventional radiography. Eur Radiol arterial embolization in the treatment of aneurysmal bone cyst
2003;13:1118–24. of the mobile spine: a retrospective observational study. Spine
2017;42:1130–8.
[35] Park HY, Yang SK, Sheppard WL, Hegde V, Zoller S, Nelson
[58] Oliveira MB, Meohas W, Silva RR, de Carvalho GS, Mello
S, et al. Current management of aneurysmal bone cysts. Curr
FC, Paschoal ME. Percutaneous treatment of aneurysmal bone
Rev Musculoskelet Med 2016;9:435–44.
cyst with calcitonin and methylprednisolona. Acta Ortop Bras
[36] Schreuder HW, Veth RP, Pruszczynski M, Lemmens J, Koops
2018;26:314–9.
HS, Molenaar WM. Aneurysmal bone cysts treated by curet-
[59] Topouchian V, Mazda K, Hamze B, Laredo JD, Penneçot GF.
tage, cryotherapy and bone grafting. J Bone Joint Surg Br
Aneurysmal bone cysts in children: complications of fibrosing
1997;79:20–5.
agent injection. Radiology 2004;232:522–6.
[37] Creager AJ, Madden CR, Bergman S, Geisinger KR. Aneurys- [60] Ulici A, Florea DC, Carp M, Ladaru A, Tevanov I. Treatment of
mal bone cyst: fine-needle aspiration findings in 23 patients the aneurysmal bone cyst by percutaneous intracystic sclerot-
with clinical and radiologic correlation. Am J Clin Pathol herapy using ethanol ninety five percent in children. Int Orthop
2007;128:740–5. 2018;42:1413–9.
[38] Layfield LJ, Armstrong K, Zaleski S, Eckardt J. Diagnostic [61] Hardy LM, El Sayed L, Alves A, Brunelle F, Ouchrif Y, Naggara
accuracy and clinical utility of fine-needle aspiration cytology O, et al. Percutaneous alcohol-based sclerotherapy in aneurys-
in the diagnosis of clinically primary bone lesions. Diagn Cyto- mal bone cyst in children and adolescents. Orthop Traumatol
pathol 1993;9:168–73. Surg Res 2020;106:1313–8.
[39] Cottalorda J, Bourelle S. Current treatments of primary aneurys- [62] Ghanem I, Nicolas N, Rizkallah M, Slaba S. Sclerotherapy
mal bone cyst. J Pediatr Orthop B 2006;15:155–67. using Surgiflo and alcohol: a new alternative for the treatment
[40] Cole WG. Treatment of aneurysmal bone cysts in childhood. J of aneurysmal bone cysts. J Child Orthop 2017;11:448–54.
Pediatr Orthop 1986;6:326–9. [63] Rastogi S, Varshney MK, Trikha V, Khan SA, Choudhury
[41] Dormans JP, Hanna BG, Johnston DR, Khurana JS. Surgical B, Safaya R. Treatment of aneurysmal bone cysts with per-
treatment and recurrence rate of aneurysmal bone cysts in chil- cutaneous sclerotherapy using polidocanol. A review of 72
dren. Clin Orthop 2004;421:205–11. cases with long-term follow-up. J Bone Joint Surg Br 2006;88:
[42] Hemmadi SS, Cole WG. Treatment of aneurysmal bone cysts 1212–6.
with saucerization and bone marrow injection in children. J [64] Brosjö O, Pechon P, Hesla A, Tsagozis P, Bauer H. Sclerothe-
Pediatr Orthop 1999;19:540–2. rapy with polidocanol for treatment of aneurysmal bone cysts.
[43] Cottalorda J, Chotel F, Kohler R, Sales de Gauzy J, Louahem Good results in 37 of 38 consecutive patients. Acta Orthop
D, Lefort G, et al. Aneurysmal bone cysts of the pelvis in chil- 2013;84:502–5.
dren: a multicenter study and literature review. J Pediatr Orthop [65] Varshney MK, Rastogi S, Khan SA, Trikha V. Is sclerotherapy
2005;25:471–5. better than intralesional excision for treating aneurysmal bone
[44] Louahem D, Kouyoumdjian P, Ghanem I, Mazeau P, Perrochia cysts? Clin Orthop 2010;468:1649–59.
H, L’Kaissi M, et al. Active aneurysmal bone cyst in children: [66] Gupta G, Pandit RS, Jerath N, Narasimhan R. Severe live-
possible evolution after biopsy. J Child Orthop 2012;6:333–8. threatening hypersensitivity reaction to polidocanol in a case
[45] Reddy KL, Sinnaeve F, Gaston CL, Grimer RJ, Carter SR. of recurrent aneurysmal bone cyst. J Clin Orthop Trauma
Aneurysmal bone cysts: do simple treatments work? Clin Ort- 2019;10:414–7.
hop 2014;472:1901–10. [67] Shiels WE, Mayerson JL. Percutaneous Doxycycline treatment
[46] Capanna R, Sudanese A, Baldini N, Campanacci M. Phenol as of aneurysmal bone cysts with low recurrence rate: a prelimi-
an adjuvant in the control of local recurrence of benign neo- nary report. Clin Orthop 2013;471:2675–83.
plasms of bone treated by curettage. Ital J Orthop Traumatol [68] Clayer M. Injectable form of calcium sulphate as treatment of
1985;11:381–8. aneurysmal bone cysts. ANZ J Surg 2008;78:366–70.
[47] Ozaki T, Hillmann A, Lindner N, Winkelmann W. Cementa- [69] Szendroi M, Antal I, Liszka GY, Konya A. Calcitonin therapy
tion of primary aneurysmal bone cysts. Clin Orthop 1997;337: of aneurysmal bone cysts. J Cancer Res Clin Oncol 1992;119:
240–8. 61–5.
Descargado para Bruno Hazleby Soto (brunohazlebysoto@gmail.com) en University of Concepción de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 10, 2023.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Quiste óseo aneurismático E – 14-190
[70] Gladden ML, Gillingham BL, Hennrikus W, Vaughan LM. [77] Cornelis F, Truchetet ME, Amoretti N, Verdier D, Fournier C,
Aneurismal bone cyst of the first cervical vertebrae in a child Pillet O, et al. Bisphosphonate therapy for unresectable symp-
treated with percutaneous intralesional injection of calcitonin tomatic benign bone tumors: A long-term prospective study of
and methylprednisolone. A case report. Spine 2000;25:527–30. tolerance and efficacy. Bone 2014;58:11–6.
[71] Chang CY, Kattapuram SV, Huang AJ, Simeone FJ, Torriani [78] Palmerini E, Ruggieri P, Angelini A, Boriani S, Campanacci
M, Bredella MA. Treatment of aneurysmal bone cysts by per- D, Milano GM, et al. Denosumab in patients with aneurys-
cutaneous CT-guided injection of calcitonin et steroid. Skeletal mal bone cysts: A case series with preliminary results. Tumori
Radiol 2017;46:35–40. 2018;104:344–51.
[72] Docquier PL, Delloye C. Treatment of aneurysmal bone cysts [79] Kurucu N, Akyuz C, Ergen FB, Yalcin B, Kosemehmeto-
by introduction of demineralized bone and autogenous bone glu K, Ayvaz M, et al. Denosumab treatment in aneurysmal
marrow. J Bone Joint Surg Am 2005;87:2253–8. bone cyst: Evaluation of nine cases. Pediatr Blood Cancer
[73] Feigenberg SJ, Marcus Jr RB, Zlotecki RA, Scarborough 2018;65:e26926.
MT, Berrey BH, Enneking WF. Megavoltage radiotherapy [80] Lange T, Stehling C, Fröhlich B, Klingenhöfer M, Kunkel P,
for aneurysmal bone cysts. Int J Radiat Oncol Biol Phys Schneppenheim R, et al. Denosumab: a potential new and inno-
2011;49:1243–7. vative treatment option for aneurysmal bone cysts. Eur Spine J
[74] Zhu S, Hitchcock KE, Mendenhall WM. Radiation therapy for 2013;22:1417–22.
aneurysmal bone cysts. Am J Clin Oncol 2017;40:621–4. [81] Dürr HR, Grahneis F, Baur-Melnyk A, Knösel T, Birkenmaier
[75] Bush CH, Adler Z, Drane WE, Tamurian R, Scarborough MT, C, Jansson V, et al. Aneurysmal bone cyst : results of an off
Gibbs CP. Percutaneous radionuclide ablation of axial aneurys- label treatment with Denosumab. BMC Musculoskeletal Disord
mal bone cysts. AJR Am J Roentgenol 2009;194:W84–90. 2019;456:1–6.
[76] Simm PJ, O’Sullivan M, Zacharin MR. Successful treatment of [82] Capanna R, Albisinni V, Picci P, Calderoni P, Campanacci M,
a sacral aneurysmal bone cyst with zoledronic acid. J Pediatr Springfield DS. Aneurysmal bone cysts of the spine. J Bone
Orthop 2013;33:e61–4. Joint Surg Am 1985;67:527–31.
Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Cottalorda J, Louahem D, Jeandel C, Delpont M. Quiste óseo
aneurismático. EMC - Aparato locomotor 2022;55(1):1-13 [Artículo E – 14-190].