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TEMA 4.

PARTICIPACIÓN EN EL ÁMBITO ELECTORAL

1. ¿Qué influye en la participación electoral?


¿por qué en unos países se vota más que en otros? (¿Por qué se vota
menos?)
Evolución histórica de la participación en democracias consolidadas
La participación electoral no solo decrece, sino que hay diferencias
importantes entre democracias consolidadas, ¿A que se deben esas diferencias
entre países?

¿Qué afecta a la participación electoral?

Nivel macro: (el nivel de) la participación es disimilar en distintos países ¿por
qué el nivel de participación es diferente?
La literatura comparada ha puesto el énfasis en factores institucionales;
pero sabemos poco. No está clara la relación entre variables institucionales y
participación electoral, y cuando identificamos patrones consistentes,
carecemos de micro-fundamentos convincentes (no sabemos explicar porqué).
Vamos a ver algunos de los factores explicativos que afectan a la
participación electoral (seguimos a Blais 2008):
• Institucionales (voto obligatorio, normas facilitadoras, sistema electoral)
• Contexto electoral (elecciones reñidas)
• Vínculos partidistas (modelos de partido)
• Socio-económicos (riqueza, coyuntura económica)

I. Factores institucionales

El voto obligatorio

Sabemos: la obligatoriedad del voto incrementa la participación electoral (ver


gráfico de líneas); su impacto depende de la aplicación de la norma
No sabemos:
Ni hasta qué punto la aplicación debe ser estricta para que funcione.
Ni el grado de consciencia (la percepción de la ley y su implementación) por
parte de los ciudadanos (los micro-fundamentos).

Si el sentido del deber es una motivación crucial a la hora de votar (Blais,


2000), la mayoría de la gente debería estar predispuesta a votar y, si el voto se
impusiera de una forma moderada, bastaría con multas de baja cuantía para
obtener una participación electoral elevada.
Asimismo, de acuerdo con la teoría de la elección racional, los factores
que determinan la decisión de votar o no votar deberían ser muy distintos
cuando existe un coste monetario concreto asociado a la abstención.
El debate sobre el voto obligatorio: ¿Un derecho ciudadano o una
obligación cívica?
Algunos argumentos entre sus defensores:
• Si la democracia es el gobierno del pueblo, entonces es la
responsabilidad de todos los ciudadanos a elegir a sus
representantes.
• Aumentar el carácter representativo o democrático de los
gobiernos elegidos, aumentando la legitimidad de sus decisiones.
• La votación, voluntariamente o no, tiene un efecto educativo
sobre los ciudadanos.
• (…)
Algunos argumentos comunes entre contrarios al voto obligatorio:
• Se produce un choque con la libertad asociada a la democracia
(no votar como una elección democrática)
• Puede ser contraproducente y desalentar el interés por la
política de los electores que se ven obligadas a participar:
aumento de votos nulos, votos al azar, etc ...que conducen a la
disminución de la legitimidad (o dificultan interpretación del
significado político de las elecciones)

Edad mínima, normas facilitadoras y nivel de participación

El que la propensión a votar se incrementa con la edad es un hecho


comprobado, así que cabría esperar que la participación fuera más reducida
cuando la edad mínima para votar es de 18 años en lugar de 21. Las
investigaciones que analizan la participación en democracias avanzadas
contemporáneas no incorporan esta variable por la sencilla razón de que la
edad mínima para votar ya es de 18 años en casi todas partes, por lo que no
hay variación.

Algunos autores han demostrado que la reducción de la edad mínima


para votar ha producido en la mayoría de las democracias una reducción de tres
puntos porcentuales en la participación.
Un debate incipiente en la UE y España es la reducción a 16 años

Carecen de opinión, son más susceptibles de manipulación, voto azaroso


Argumentos a favor: Propiciaría mayor atención a los problemas específicos de
los jóvenes (posible aumento de temas en la agenda política–dominada por
temas de mayores-) , y tal vez mayor representatividad política de los gobiernos
(decisiones). Aumentaría el interés por la política desde una edad más temprana
Experiencia de socialización democrática (adquisición del sentido de
responsabilidad)
La evidencia sobre normas facilitadoras es más limitada y ambigua.
Resulta razonable asumir que la gente es más susceptible de votar si es fácil
hacerlo. Ejemplos de normas facilitadoras: voto en festivo, accesibilidad de las
urnas, duración de la votación, voto por correo, Voto electrónico¿?).

Para Blais, la cuestión no es si las facilidades para votar influyen en la


participación sino, más bien, cuáles son más importantes y hasta qué punto
marcan la diferencia. Sabemos poco.

Un ejemplo de normas facilitadoras u obstaculizadoras: la regulación


del voto desde el exterior en 2011. Desde 2011 para votar desde el extranjero
es preciso inscribirse (“rogar el voto”). Esta exigencia, junto con determinadas
trabas burocráticas (solicitud presencial en consulados) y falta de información,
impidió el voto de miles de ciudadanos en los últimos comicios (en un
momento de aumento de residentes en el exterior por motivos económicos). La
medida ha generado un movimiento de protesta (http://mareagranate.org/).
Según la información de este movimiento, los datos indican una clara caída de
la participación exterior: antes del voto rogado votaba, de media, el 35% de los
españoles en el extranjero; después, entre el 3% y el 5%. En 2015 votaron 88.900
personas, lo que supone un 4,9% del censo electoral.

La influencia del sistema electoral : ¿A mayor proporcionalidad


mayor nivel de participación? Sí, en ciertos casos, y en determinados
momentos

Los estudios limitados a democracias consolidadas (sociedad


industrializadas avanzadas y tb. alguno en países postcomunistas), han
confirmado que la participación electoral es mayor cuando hay
representación proporcional (RP). Pero cuando se incluyen democracias no
consolidadas el efecto es débil (y no se ha confirmado en las investigaciones
sobre América Latina). Los datos disponibles pueden interpretarse de dos
formas distintas.
La visión más optimista considera que la RP incrementa la participación,
exceptuado quizás en América Latina (…).
La visión más escéptica establece que, fuera de Europa, no existe una
correlación generalizada entre el sistema electoral y la participación. Blais 2008
se inclina hacia la segunda postura. Además, señala que aquellos estudios que
tienen resultados positivos han sido incapaces de especificar cómo y por qué la
RP fomenta la participación electoral (pero, mira más adelante, las referencias
al estudio Gallego et al. 2012)

¿A qué se refiere con la (des)proporcionalidad del sistema electoral?


El grado de correspondencia entre la proporción del voto obtenido por
los distintos partidos políticos y la proporción de escaños que obtienen.
Favorece sistemas multipartidistas (a mayor proporcionalidad mayor
número de partidos efectivos)
¿Qué rasgos del sistema electoral influyen en su proporcionalidad?
• El sistema de elección (sistemas de mayoría, sistemas de representación
proporcional),
• el número/tamaño de los distritos,
• las fórmulas de reparto,
• Existencia de umbrales…)

¿Cómo es el sistema electoral español? ¿Es un sistema proporcional o


mayoritario?
Pensando en el congreso (350 escaños), hay una serie de factores de distorsión
que reducen la proporcionalidad (tiene efectos mayoritarios):
El distinto tamaño poblacional de los distritos (provincias 50 + Ceuta y
Melilla): A todas se asignan dos diputados y el resto en función de la
población (e.g, así Madrid elige 32 y Soria 2)
La fórmula D’hondt de reparto tiene efectos proporcionales en distritos
grandes y mayoritarios en los pequeños. Si en las circunscripciones
grandes -Madrid, Barcelona o Valencia- la proporcionalidad es muy alta,
ocurre lo contrario en las pequeñas, en las que se eligen entre dos y
cinco diputados. Son 26 provincias que suman entre todas 102 escaños,
casi un tercio del arco parlamentario. Aquí, D’Hondt ha favorecido hasta
ahora un reparto casi exclusivo entre PP y PSOE.
El resultado global ha sido gobiernos mayoritarios con porcentajes de voto a
partir del 35% que animo la institucionalización de un sistema bipartidista

¿Cómo es el sistema de partidos español? ¿Es/era un sistema bipartidista?

La cuestión del bipartidismo tiene que ver con el grado de fragmentación del
sistema de partidos (número de partidos relevantes). Se mide de manera
cualitativa o cuantitativa. De acuerdo con la propuesta (cualitativa) de Sartori,
desde los 90s España podría ser considerado un sistema pluralismo limitado (o
incluso bipartidista en la práctica), en los 80s ha sido considerado como de
“partido predominante”] en 2015 hablaríamos de “sistema plural”.

Sistema electoral (proporcionalidad) y nivel de participación.


Explorando el mecanismo explicativo
¿Por qué en unos países/zonas sí hay una relación y en otros no (por qué
no hay relación clara en las nuevas democracias y sí la encontramos en las
consolidadas)?
Gallego, Rico y Anduiza (2011): sugieren que la desproporcionalidad no
se asocia con el nivel de participación en las primeras elecciones de las
democracias, pero que la relación se hace más evidente según la democracia se
consolida”, debido a un proceso de aprendizaje de los agentes (mecanismo
explicativo).

Maurice Duverger en Influencia de los sist. electorales en la vida política :


“Existe una tendencia natural hacia el bipartidismo”, consecuencia de dos
factores que influyen de manera conjunta.
• Factor mecánico del sistema electoral: se refiere al omnipresente sesgo
a favor de los principales partidos (impacto que tiene en el ratio
escaños/votos); mayor en sistemas mayoritarios que en los de
representación proporcional.
• Factor psicológico (afecta al voto) que se refiere a la tendencia a los
votantes a darse cuenta del sesgo y dejar de votar a terceros partidos.
Ese aprendizaje puede dar lugar al voto útil (en línea con Duverger) o a la
abstención (afectando sentimiento de eficacia pca. externa). Además de
afectar a la decisión de los votantes, afecta tb. a las decisiones de
movilización de los partidos.
Sistema electoral (proporcionalidad) y nivel de participación
Gallego, Rico y Anduiza (2011, Disproportionality and voter turnout in new and
old democracies, Electoral Studies)
¿Cómo llegan a esa conclusión? Estrategia y resultados

Primero, relacionan medidas de desproporcionalidad con participación


electoral en 457 elecciones en 53 países desde 1945. Comprueban que a
medida que avanza el tiempo desde las primeras elecciones la participación
cae en democracias con sistemas más desproporcionales.
Segundo, comparan dos elecciones en España (1979 y 2008), observando
cómo cambia el voto a partidos pequeños y grandes en distintas provincias
(según el tamaño del distrito) y concluyen que en 1979 la probabilidad de
votar a un partido pequeño, frente a uno grande, no variaba entre los
distritos mientras si lo hacían en 2008. Es decir: demuestran un efecto hacia el
bipartidismo (según se aprende cómo funciona el sistema electoral)
También confirman que la relación entre desproporcionalidad y nivel de
participación: en los distritos pequeños cae la participación en el tiempo.

Sobre variables institucionales y el nivel de participación. Síntesis


Podemos afirmar con seguridad que el voto obligatorio incrementa la
participación electoral, pero no sabemos si basta con una ligera sanción o si
dicha sanción debe ser impuesta.
La mayor parte de la literatura respalda el punto de vista según el cual la
“representación proporcional” fomenta la participación, pero se necesitan
mejores explicaciones sobre el cómo y el porqué, y el patrón es ambiguo
cuando el análisis va más allá de las democracias altamente consolidadas. No
obstante, como señalan estudios como el de Gallego et al., la idea del
aprendizaje y del efecto psicológico de Duverger resulta bastante plausible.
Es difícil no creer que la participación sea mayor en aquellos contextos en
los que es relativamente fácil votar, pero los datos empíricos sobre el efecto de
las iniciativas facilitadoras del voto no arrojan resultados coherentes.
Con todo, se debe avanzar en nuestros conocimientos sobre el impacto de las
instituciones en la participación….

II. Contexto electoral y nivel de participación electoral (elecciones


reñidas)

Blais: Se ha demostrado que la competitividad de las elecciones incrementa


la participación electoral (en 27 de los 32 estudios que han analizado esta
relación, en varios contextos y con diversas metodologías)
“cuanto menor la distancia que separa a los principales partidos (en términos de
intención de voto) y más incierto el resultado, mayor es la participación
electoral” Motivos:
(1) mayor interés del electorado y
(2) mayores esfuerzos movilizadores por parte de los partidos.
En EEUU a mayor gasto electoral de los partidos, mayor participación. Incidencia
particular en las personas menos interesadas (más tendentes a abstenerse).

Sin embargo, la magnitud del efecto es más reducida de lo esperado;


Blais 2008:“Mi análisis internacional indica que la participación se ve reducida
en uno o dos puntos (porcentuales) cuando la diferencia entre el partido más
votado y el segundo se incrementa en 10 puntos”
Tal vez por problemas de medición: Por un lado, las decisiones de votar y
movilizar se basan en percepciones sobre previsiones de resultados y no en
resultados (pero llevaría a tener en cuenta los sondeos previos); por otro lado,
habría que considerar la competitividad a nivel de distrito electoral.

III. Modelos de partidos y nivel de participación


(vínculos/anclajes partidistas y declive en el voto)

Los vínculos partidistas: Tradicionalmente la participación electoral ha


sido superior en países donde partidos y votantes (grupos sociales) han
mantenido vínculos fuertes.
El declive en la participación electoral puede ser, en parte, consecuencia
del debilitamiento generalizado de esos vínculos partidos-electores (menor
afiliación, menor simpatía –como hemos visto en tema 2); cambio que se refleja
en cambios en los modelos de partidos -del partido de masas , al “atrapa-todo”
o catch-all (Kirchheimer), al partido cártel (Katz y Mair) y, de nuevo al proceso
de des-cartelización (Kitschelt) –Véanse diapositivas complementarias y el
capítulo de Chulia)

La fuerza de los anclajes de los partidos en la sociedad: cuanto más


fuertes sean mayor influencia en la orientación del voto (y en la decisión de
votar): proporcionan pistas a los electores sobre cómo interpretar cuestiones
políticas y optar entre candidatos. Este proceso de identificación se puede
producir a través de varios mecanismos (ambos aumentan la participación):
– Los partidos representan segmentos sociales tradicionalmente
muy definidos y cerrados (partidos demócrata-cristianos o
socialistas) voto de clase –orientación religiosa) existen fuertes
vínculos entre partidos y grupos sociales.
– Penetración organizativa de los partidos (un gran número de
afiliados, organizaciones sociales vinculadas a partidos, caso de los
partidos en Escandinavia, PCI en Italia).

IV. Factores socio-económicos y nivel de participación (Perspectiva


comparada)

¿Se vota más según aumenta el nivel de desarrollo socio-económico?

Sabemos que a nivel individual la propensión a votar se encuentra


asociada a varias características sociodemográficas y especialmente a la edad y
la educación. Sería natural asumir, del mismo modo, que las variaciones
transnacionales de la participación están asociadas a las diferencias
socioeconómicas entre países.
La hipótesis de que la participación electoral es mayor en países
económicamente avanzados goza de un fuerte apoyo. La relación no es lineal y
la principal diferencia tiene lugar entre los países más pobres y todos los demás
(efecto umbral).
¿Varía la participación electoral en función de la coyuntura
económica?
Blais: Hay que concluir que no existe una relación clara entre la coyuntura
económica y la participación electoral. Posiblemente debido a un efecto
anulador de tendencias opuestas (e.g. el deterioro económico puede incentivar
tanto como desincentivar la participación electoral)
Blais concluye que dada la coherencia del modelo de recursos
individuales en el campo de la participación política (Verba et al.), cabría esperar
más análisis sistemáticos de cómo la pobreza o el analfabetismo afectan a la
participación electoral.
En esa línea, vamos a ver dos ejemplos de trabajos que abordan la
cuestión de la desigualdad socio-económica y voto.
Ejemplo estudio sobre participación electoral y desigualdad
Mahler (2008), analiza la relación entre desigualdad económica,
participación electoral, y redistribución de ingresos (mediante gasto social) en
(13) democracias consolidadas entre 1979 y 2000. Confirma algo que ya
sabíamos por estudios previos: la desigualdad económica pre-existente se
asocia positivamente al gasto público de los gobiernos.
Pero va más allá, concluyendo que:
1. (2) La desigualdad en la participación electoral entre los distintos grupos
de renta está relacionada con el nivel general de participación. “A mayor
diferencia de voto entre los distintos grupos de ingresos menor nivel
de participación” (i.e.: en las sociedades más desiguales
electoralmente se vota menos)
2. (3) Controlando por niveles de desigualdad previos, el nivel de
participación electoral está asociado al gasto redistributivo
(transferencias a los grupos con menos ingresos), sugiriendo que el
mecanismo subyacente a esta relación tendría que ver con la
movilización electoral de los sectores con menos ingresos, que estaría
condicionando las sensibilidad de las políticas de los gobiernos a las
tendencias de desigualdad en el mercado electoral (i.e. la movilización
electoral de los menos favorecidos tiene efectos redistributivos)Ç

Participación electoral e ingresos. ¿Está sesgada la participación


electoral en función de las diferencias de ingresos (en función de los
grupos de ingresos)?
SÍ: a mayor desigualdad participativa en el voto, menor participación electoral
global. “Independientemente del nivel de riqueza global, en las sociedades
electoralmente desiguales se vota menos”

Participación electoral y redistribución por parte del gobierno


“Controlando por la desigualdad previa a la formación de los gobiernos, el nivel
de participación electoral se asocia positivamente al gasto redistributivo de los
gobiernos en las democracias consolidadas”

“La movilización electoral de los menos favorecidos tiene efectos


redistributivos”
Nos desviamos por un momento de la perspectiva comparada que
estamos siguiendo hasta ahora pero seguimos abordando la cuestión de la
pobreza/exclusión social y el nivel de participación electoral
El trabajo de Gómez y Trujillo, refleja la disparidad en los niveles de
participación según el contexto socioeconómico (a nivel de barrios) (secciones
censales en municipios con más de 20.000 hab). Se centran en más de cien
puntos negros en los que la mayoría de sus habitantes no hace efectivo su
derecho a participar en unas elecciones. Barrios donde la abstención llega a
veces hasta el 80%. Estos agujeros negros de la democracia tienen un
denominador común: son espacios desconectados de la vida social, económica
y política de su sociedad.

“No encontramos ningún efecto concluyente que nos empuje a creer


que la integración política se activa a través de las prestaciones
económicas” I.e. necesidad de “empoderar”, adoptar medidas para evitar la
segregación electoral:
-Reformulación de los principios del Plan Extraordinario de Fomento de la
inclusión Social y la lucha Contra la Pobreza.
-Implementación de programas se incidencia electoral a cargo de las
organizaciones del tercer sector que trabajan habitualmente con los excluidos
sociales.
-Concesión del derecho a voto a toda la población inmigrante.
-Reforma de Ley de Financiación de Partidos Políticos.
-Los poderes públicos tendrían que tomar medidas específicas para incorporar
al censo electoral a minoría gitana excluida.
2. ¿Por qué vota la gente lo que vota? (del voto de identidad al voto de
opción) Cambios en el vínculo electores-partidos
Cambios en el sujeto político: Cambios en las bases sociales de apoyo a
los partidos. Cambios en las líneas de división social.
Cambios en los modelos de partidos: Del partido de masas (Duverger) al
partido cartel (Katz y Mair) o el descartelizado (Kitschelt)”, pasando por el
“atrapa-todo” (Kirchheimer).

Dos aproximaciones a esta pregunta (Chuliá 2007)


Centrada en la demanda electoral (bottom up): la orientación del voto
refleja la posición social (definida a partir de su identidad de grupo y/o intereses
particulares –nivel económico, adscripción religiosa/cultural/étnica…
i.e. resultados electorales (y el propio sistema de partidos) vienen determinados
por los rasgos de la sociedad (voto de identidad)
Centrada en la oferta electoral (top-down): la orientación del voto se
explicaría en función de lo que propone el sistema político (en función de sus
propiedades) a los ciudadanos (lo que hacen/proponen los partidos, rasgos de
candidatos, programas y estrategias de competición partidista)
i.e, el sistema político (la oferta) incide en las decisiones de los electores (voto
de opción)
Esta segunda opción gana peso a partir de los 70s “el componente electivo ha
ganado peso en la vida política de las democracias contemporáneas..”

El componente electivo ha ganado peso en la vida política de las


democracias contemporáneas. [Estamos por tanto indagando sobre la
capacidad de elección del nuevo sujeto político, que, más cualificado y
competente que nunca, ¿podría decirse, en buena lógica, que es cada vez más
libre?]. Centrado en el debate sobre las razones explicativas del voto, se ubica
en la línea que señala la creciente prevalencia en la democracia de audiencias
del voto como ejercicio de libertad individual, sujeto a incentivos selectivos
cambiantes, frente a lo que cabe interpretar como una progresiva disminución
del voto de carácter adscriptivo, sujeto a incentivos de carácter comunitario más
estables.

I. Teorías que analizan las elecciones desde la demanda electoral


(centradas en la sociedad)

La aportación de la escuela sociológica al estudio del comportamiento


electoral centra atención en “la demanda electoral”, lo que piden los electores
en función de su posición en la sociedad: las personas votan a un partido
determinado como consecuencia de la posición que ocupan en la estructura
social. Predominio de un voto de carácter adscriptivo, motivado por incentivos
(estables) relacionados con el contexto o comunidad en el que se encuentra el
votantes (e.g. la adscripción religiosa, clase, etnia).
Principal formulación teórica: Teoría de los cleavages/ clivajes (Lipset y
Rokkan) Formulada originalmente por los sociólogos Lipset y Rokkan (1967,
Party systema and voter alignements).
Presupone la existencia de vínculos fuertes entre partidos políticos y
votantes (en tanto que miembros de determinados grupos) basados en criterios
de clase, confesión religiosa, ubicación territorial. Estos vínculos que se
configuran (heredan) en el seno de las familias de origen y en entorno
inmediato y se incorporan a la cultura política de las personas.

• Ese vínculo es estable, resistente a cambios coyunturales en el entorno


político, social, económicos (impermeable a la información) Punto de
partida (cierto determinismo estructural): Lo importante no es a qué
partido se vota sino qué partidos existen. La investigación se orienta
hacia la explicación histórica de los sistemas de partidos (¿qué partidos
han existido en determinado país y por qué?). Interés en explicar la
estabilidad de los sistemas de partidos

Anduiza y Bosch 149: Entre los siglos XVI- XIX se producen tres fenómenos
que afectan profundamente su estructura social. La configuración del Estado-
nación (revoluciones nacionales), la Reforma protestante y la Revolución
Industrial. Simplificando (tal vez demasiado) podría decirse que la formación del
Estado-nación da lugar a dos tipos de conflictos: (1) En el que enfrenta el centro
dominante con la periferia dominada (2) El que enfrenta unas comunidades
culturales (religiosas) con otras (reforma protestante católicos vs. protestantes)
3) y el que opone a los súbditos del poder civil vs súbditos del poder
eclesiástico.
La revolución industrial da lugar a dos conflictos: burguesía vs. trabajadores
y terratenientes vs. burguesía. Estos conflictos dan lugar a distintos clivajes
(clivaje religioso), el de origen (centro-periferia) y el de clase social (burguesía vs
trabajadores).

Dalton: la revolución postindustrial dará lugar a un nuevo clivaje de tipo


cultural: materialismo vs postmaterialimo
El caso es que las sociedades aparecen divididas, atravesadas por distintos
conflictos, fundamentales en la estructura social.

Ejemplos: sociedades con importantes minorías católicas que dan lugar a


partidos con denominaciones religiosas (Holanda, Alemania). Sociedades en que
el estado se opone al control eclesiástico de la moralidad, etc. : Francia, Italia
(no surgen en paises donde el estado confiere a la iglesia esa capacidad, e.g.
escuelas, etc.. España, Irlanda…)
Nuevos clivages: ejemplo aparición e partidos de nueva política (e.g verdes,
ecologistas, animalistas). Partidos centrados en la inmigración como nuevo
clivaje cultural (vinculado a partidos de extrema derecha)

La configuración histórica de los clivajes (Lipset y Rokkan)


Desde esta perspectiva, las sociedades aparecen divididas, atravesadas por
distintos conflictos, fundamentales en su estructura social. En el siglo XIX, con la
extensión del sufragio universal y la política parlamentaria, cada “bando” fue
organizándose en un partido político. Si en una sociedad había bandos según
denominación religiosa aparecían partidos católicos o protestantes… las
denominaciones de muchos partidos reflejan ese origen (obrero, trabajadores,
nacional, democristiano,…)
Es decir, los partidos se forman sobre una estructura social establecida. Se
presentan como el partido de tal o cual bando, estableciendo lazos (afectivos)
con un sector de la sociedad porque su propia existencia se debe a ese
determinado sector (…). De esto se deduce que la existencia de unos partidos u
otros en un país es una cuestión históricamente contingente (reflejo de
conflictos históricos). Los partidos serían consecuencia de líneas de división
(política) históricas o clivajes.

Alineamiento sectores sociales y partidos. Ejemplo: conflicto de clase


Allí donde históricamente se han producido conflictos de clase, es probable
que los obreros se organizaran y aparecieran partidos de clase obrera (e.g.
Partido Comunista, socialista), dándose un proceso de alineamiento:
compenetración (afectiva/identitaria) entre la clase obrera y ese partido
(modelos de partidos de masas).

Una vez que queda claro que los partidos representan sectores (bandos), la
pregunta de a qué partido vota cada ciudadano es menos relevante: vota a su
partido, no al de su adversario. El voto deviene una cuestión de identidad, no de
elección.

Esta aproximación sociológica sintoniza (y se vio reforzada por) con el


enfoque dominante en este periodo conductismo (psicología) (explicación de
comportamientos como resultado de actitudes socialmente determinadas). La
posición social requiere que vaya acompañada de valores políticos para que
ejerza influencia.
Y teorías de la comunicación política (que basadas en teorías del
comportamiento como la de la disonancia cognitiva de Festinger (50s-
exposición selectiva a la información), establecen “efectos mínimos de los
medios de comunicación (prensa/radio) –y de las campañas electorales”.
Ejemplo: Lazarsfeld, Berelson y Gaudet (The People Choice) “ una persona piensa
políticamente de acuerdo con lo que es socialmente”
Desde esta perspectiva: la identificación con un partido, apenas está sujeta a
revisión crítica y a modificación en función de nueva información (The American
Voter, Campbell et al, 1960). Asociado a un escenario de baja volatilidad

En síntesis: ¿Por qué los clivajes influyen en el voto? ¿Qué es lo que hace
que un obrero vote a un partido obrero? ¿en qué se basa ese alineamiento?
Tres motivos:

(1) La posición social determina el entorno (contexto) en el que el votante


recibe pistas (atajos informativos) que influyen en su comportamiento: un
obrero vivirá rodeado de obreros que orientaran ese voto. Igualmente la
existencia de un partido obrero implica la existencia de estímulos que
refuerzan su identidad de obrero y a votar en función de la misma.

(1) La posición social es un indicador de los valores de las personas. Es


probable que entre los obreros sea más frecuente encontrar valores
como el de la igualdad que entre los burgueses…

(1) No hace falta ningún mecanismo explicativo: votan diferente que los
burgueses porque sus intereses objetivos son distintos… (igualmente
tendrían intereses específicos los católicos, etc..)

Previsión de resultados: Dada que las posiciones sociales son relativamente


estables, los electores votarán, de acuerdo con su posición, de manera reiterada
al mismo partido.
Visión coherente con la estabilidad de los sistemas de partidos tras la II GM,
y ofrece una explicación de la permanencia de los partidos (hipótesis de la
congelación de los clivages); Lipset y Rokkan 1967; Bartolini y Mair 1990)

En general, ofrece una explicación del voto muy potente, ya que, los
mecanismos causales están explícitos: la gente vota de acuerdo con sus
intereses “objetivos” (según su posición en la estructura social).
El índice de Alford mide la potencia del voto de clase= % de clase trabajadora
(obreros) que votan partidos obreros (de izdas) menos el % de burgueses
(clases medias) que votan partidos de izdas.
100= voto determinado totalmente por la clase;
0= clase irrelevante para explicar el voto

Explicaciones descenso voto de clase


Cambio social (demanda):
-desaparición del obrero tradicional (movilidad ocupacional-movilidad social)
-Aparición nuevas clases sociales (e.g. nuevas clases medias-postmaterialismo)
-Reducción diferencias de clase objetiva (Edo bienestar) y subjetiva
(aburguesamiento)
-Heterogeneidad ideológica de las clases
Cambio en partidos (oferta):
-Los partidos de masas han sido sustituidos/evolucionado por catch-all parties
(partidos atrapa-todo)
-Dificultad para identificar grupos electorales a los que atribuir intereses
comunes a largo plazo (mayor relevancia de temas vs. bases)
-Edo bienestar permite programas electorales no partidistas (confrontación),
pudiendo proclamar intereses de la mayoría

Cambios en los modelos de partidos


Partido de masas (Duverger, Neumann): Vinculados a clivajes históricamente
configurados.
Representantes de sectores sociales (predefinidos)
Basan su fuerza en los militantes, quienes los financiaban a cambio de bienes y
servicios específicos.
Los programas se diseñan atendiendo a las bases.
Votante se identifica con partido.
Los partidos movilizan lealtades

Partido catch-all (Kirchheimer): Debilita la relación con el militante (se fortalece


con los grupos de interés), no depende de ellos ni financieramente
(subvenciones públicas), ni programáticamente.
Oferta ideológica más moderada y pragmática, orientada al votante mediano) ni
para movilizar (directamente mass media)
Votante opta por el partido (democracia de audiencias). Los partidos buscan
fidelizar y convertir votantes carentes, cada vez más, de compromiso partidista

Partido “cártel” (Katz y Mair): Mayor indefinición ideológica y simbiosis


partido-Estado. (La idea de “cartel” implica consenso entre los principales
partidos para reducir la competencia, reparto de espacios de poder dentro del
Edo, etc…). Lo que les haría menos sensibles a las demandas votantes (y
explicaría la desconfianza).

¿Hacia dónde evolucionan los partidos? La visión de la “cartelización” de


los partidos políticos (y en el fin de la política de los partidos) ha sido
cuestionada (por autores como Kitschelt) (Seguimos a Chuliá, 2007).
Según esta visión, Katz y Mair infravaloran la intensidad de la competencia
partidista. La evidencia empírica revela la importancia en las campañas
electorales y los esfuerzos de los partidos para diferenciar su oferta electoral.

Según ocupen gobierno u oposición buscan estimular el voto por resultados


(llamado retrospectivo o económico), el voto prospectivo, el voto ideológico, el
voto temático o el voto por candidato. Importancia de la oferta ( en cuya
concreción juegan un papel cada vez más importante los asesores; indicador de
la relevancia creciente de la oferta).

También asistimos a estrategias para re-establecer el vínculo con militantes y


votantes (e.g. primarias, consultas a militancia, etc.)
Kitschelt considera que la crisis de los partidos (atrapa-todo) implica
realmente un proceso “descartelización”: desde los 50s-60s estos partidos, en
un contexto de crecimiento del Estado, habrían desarrollado relaciones
clientelistas con distintos sectores del electorado ( rent-seekers voters).
La crisis de los partidos convencionales (y la inestabilidad en los sistemas de
partidos) sería,consecuencia, en parte, del debilitamiento de esas redes
clientelares (causada, entre otros por, la liberalización de la economía) y, en
parte, del comportamiento de los sectores excluidos, que habrían optado por la
salida (abstención) y, tal vez de manera creciente, por la voz (voto a nuevos
partidos y otras formas de participación).
Así, no estaríamos ante el fin de los partidos ideológicos, como sugieren
Katz y Mair, sino en un proceso de adaptación de los partidos, ante cambios
profundos en el entorno y en el sujeto político. La forma en la que cristalicen
estos cambios dependerá de las decisiones de los actores (en función también
de las instituciones que regulan la competencia electoral):

II. Aproximaciones que analizan el voto desde la oferta electoral (voto


de elección)

A partir de los 80s, la literatura especializada habla de un proceso de


desalineamiento (descongelación de los clivajes).
La evidencia de los estudios desde los 70s indica la pérdida de consistencia
de las preferencias tradicionales de los votantes:

– Aumenta heterogeneidad social de los electores de un mismo


partido (y por eg. Lluis Orriols señala para España una
convergencia ideológica de las clases)

– Se agrandan diferencias del voto entre distintas generaciones.

– Decrece la importancia electoral de temas que tradicionalmente


vertebraban el voto, y surgen nuevos temas, intereses (e.g.
desciende el voto de clase: Inglehart) / Se cuestiona la incidencia
de ideología izd-derecha y, especialmente, la identificación
partidista (ecologia, inmigracion)

Cambios en el comportamiento electoral y mayor atención a la oferta


Y se comienza a hablar de un cambio electoral de amplio alcance que pasa a
ser cuestión central de la sociología política desde los 80s, vinculado al paso a la
sociedad industrializada avanzada y las transformaciones en el ciudadano como
sujeto político (como hemos visto en tema 2)

Parece que las bases de la movilización política se hacen más


individualizadas y tienden a centrarse en temas específicos, que se reflejaría
en un nuevo electorado:

Frente al votante de clase (o altamente identificado con el partido), crece el


votante sofisticado (con mayores habilidades cognitivas, que distingue las
cuestiones en términos ideológicos y las diferencias en las propuestas
electorales …. Y que decide su voto por razones coyunturales (+
expuesto/receptivo a los mensajes políticos, )

A nivel de resultados electorales esto implicaría: mayor volatilidad y


procesos de des-alineamiento y re-alineamiento (nuevas divisiones, nuevos
partidos). Lo que llevaría a mayor frecuencia de ciclos de estabilidad-
inestabilidad, en los sistemas de partidos.

El voto y los factores de la oferta electoral (importancia de las instituciones)


De manera creciente el voto parece verse influido por:
• Movimientos estratégicos de los partidos (agenda, orientación hacia
distintos “electorados”)
• Evaluaciones del contexto de cada convocatoria en función, por ejemplo
de:
– Carácter disputado de las elecciones
– Valoración de la situación económica y política (voto de resultados
o económico)
– Valoración de los candidatos y de las campañas
– Temas específicos (voto temático- públicos temáticos)

Chulia 2007: 198 “En la democracia de audiencia los votantes “eligen” más
cuando participan en las elecciones, pero también lo hacen los partidos y sus
líderes.
Las elecciones/opciones de unos desencadenan elecciones/opciones en
otros en un proceso dinámico que se retroalimenta continuamente.
Pero si lo cleavages sociales han perdido, al menos parte, de capacidad de
estructurar las elecciones políticas, las instituciones siguen manteniéndola en
tanto generadoras de incentivos (estímulos) y desincentivos (penalizaciones)
para todos los actores que intervienen en el proceso político.” (i.e. importancia
de las instituciones!)
Al tiempo que desde la sociología política se intenta dar cuenta de estos
procesos de cambio en comportamiento electoral y en sus consecuencias
electorales, desde el campo de la comunicación política se revisa la cuestión de
la influencia de los medios de comunicación, cuestionándose la teoría de los
efectos mínimos .

Nuevos resultados empíricos vienen a subrayar la influencia de los medios en la


configuración de las opiniones y en comportamiento electoral. En concreto,

La teoría de la fijación de la agenda (McCombs y Shaw) “mediante la distinta


atención a los temas, los medios influyen en los juicios de los ciudadanos sobre
la importancia de los temas (tienen capacidad para establecer los temas a los
que la gente da importancia y sobre los que discute) (vs. teorías previas de los
60s de los efectos mínimos basada en disonancia cognitiva y exposición
selectiva)

La teoría de la espiral de silencio (Noelle-Neumann): los medios generan


climas de opinión, destacando unas visiones/opiniones sobre determinado
tema y silenciando otras). Por tanto, no hay victoria electoral sin la ayuda de los
medios de comunicación (pasan a ser piezas claves en la competición partidista)
. La oferta electoral y las estrategias electorales cobran relevancia para explicar
la orientación del voto, que empieza a concebirse en mayor medida como un
voto de opción.

3. ¿Por qué cambia la gente de voto?

Micro: volatilidad, votantes swing


“La volatilidad como tal no es problemática para la democracia y un
cierto grado de cambio de voto entre partidos refuerza las credenciales
democráticas de una elecciones” (Blondel 1968)
Más que en cuántos cambian, nos centramos en quién cambia La volatilidad
¿es consecuencia de votantes sofisticados o de “votantes flotantes”
(imprevisibles)

¿Cuántos cambian? Sobre el aumento de la volatilidad en las


democracias consolidadas.

La teoría del sistema de partidos (de los clivajes) de Lipset-Rokkan (Lipset y


Rokkan 1967; Bartolini y Mair 1990):
Los sistemas de partidos tienden a ser estables porque las bases
electorales de los principales partidos tienden a permanecer estables entre las
elecciones como se si hubiesen congelado en una tendencia fija de
alineamiento electoral correspondiente a clivajes (cleavages) existentes en la
sociedad des los 1920s. Escenario de baja volatilidad electoral y visión del
votante que cambia como “flotante” (patrones no descifrables)
La hipótesis de la congelación de los sistemas de partidos (Lipset y
Rokkan 1967; Bartolini y Mair 1990; ha sido cuestionada, fundamentalmente con
la aparición de nuevos partidos en Europa. Autores como Dalton (1984) hablan
de procesos de desalineamiento e inestabilidad en los sistemas de partidos
políticos (véase tb Ersson y Lane 1998). [El cambio de voto se asocia a votante
sofisticado]
Mair 1990, ante la evidencia del aumento de la volatilidad, introduce la
distinción entre volatilidad de inter-bloques e intra-bloques- ver más adelante):
“los votantes cambian entre amigos más que entre enemigos”; considera que la
volatilidad está “confinada ideológicamente”.

El nivel de sofisticación política de los votantes afecta si los votantes


cambian de partido de una elección a otra. Los conmutadores no son como los
típicos "votantes flotantes" descritos por los estudiosos de la Columbia School.
Aunque los votantes con el más alto nivel de conocimiento sobre política tienen
menos probabilidades de cambiar, un ligero patrón curvilíneo es una
representación más correcta para describir el vínculo entre la sofisticación y la
volatilidad entre elecciones.
Como tal, la modificación de la hipótesis del votante flotante propuesta
por Converse (1962) para describir la volatilidad de la campaña parece ser válida
para conmutar entre elecciones también. La teoría predice un doble efecto de la
pericia política cuando se mira el cambio en general. Sólo se espera que los
votantes con un nivel mínimo de conocimiento de la política estén abiertos a los
partidos cambiantes de una elección a otra. A medida que el nivel de
conocimiento de los votantes sobre la política aumenta, sin embargo, los
votantes deben volverse resistentes al cambio.
Nuestros resultados aportan evidencia de este último mecanismo: parece
como si las actitudes políticas bien desarrolladas de los más conocedores
causan una resistencia al cambio. Si los votantes son novatos políticos o
expertos políticos no sólo afecta a su probabilidad de cambiar de partido,
también tiene un impacto en la distancia ideológica puenteada. Cuanto mayor
es el nivel de conocimiento de los votantes sobre la política, más
ideológicamente limitan su elección de votos.

¿Cómo opera, entonces, el conocimiento político en el cambio de voto?


Bajo conocimiento, escasa atención, más estabilidad. Más conocimiento,
mayor exposición a nuevas informaciones, mayor tendencia a cambiar. Pero hay
un perfil, que suele coincidir con alto conocimiento de fuertes vínculos, por lo
que la posibilidad de cambio se reduce (relación curvilínea)
En cuanto al cambio, la distancia es menor, entre los más informados.
¿La volatilidad es consecuencia de votantes sofisticados o “votantes
flotantes”? Conclusiones del trabajo Dassonneville y Dejaeghere sobre el perfil
de los que cambian de partido ( swing voters o party switching) en una muestra
amplia de elecciones parlamentarias recientes:

Los votantes con nivel moderado de sofisticación política (conocimiento


político) son más propensos a cambiar que los que tienen bajo conocimiento
(rechaza hipótesis de votante flotante). Relación curvilínea conocimiento –
cambio de voto.
Entre los que votantes que cambian, según aumenta el nivel de
sofisticación, se reduce la distancia ideológica de los partidos entre los que
cambian. Además, la probabilidad de cambiar de partido, no parece variar
según sexo; disminuye con la edad, con la satisfacción demo y sentido de
eficacia externa.

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