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No obstante, las oxidaciones biológicas son procesos muchos más complejos que la

combustión, pues se producen sin que haya un aumento importante de la temperatura


y con la captura de parte de la energía libre en forma de energía química de enlace.

Esta captura se produce en gran medida mediante la síntesis de ATP, y posteriormente


la hidrólisis del ATP puede acoplarse a muchos procesos biológicos que requieren
aporte de energía para poder realizarse.

Además, a diferencia de la oxidación directa de glucosa por oxígeno (combustión), en


la oxidación biológica no se produce una transferencia directa de los electrones al
oxígeno. Lo que se produce es una serie de reacciones de oxidación-reducción
acopladas, de tal manera que los electrones pasan a transportadores electrónicos hasta
que llegan al oxígeno. Esta secuencia se conoce como cadena de transporte
electrónico.
El ATP es la molécula que utiliza la célula para transferir energía. Esto es debido a la
capacidad de transferir su grupo fosforilo y a la gran cantidad de energía que se libera
al hidrolizarse el enlace fosfoanhídrido.

ΔGreal = -50 kJ/mol, ya que


depende de [S], [P] y T

Esta energía se libera gracias a que el ATP tiene una gran repulsión de carga en su
molécula, haciendo que sea inestable, y con una alta tendencia a reenlazarse; además
las moléculas con enlaces fosfoanhídrido tienen menor resonancia que sus productos
de hidrólisis (mayor resonancia implica mayor entropía).

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