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FORMA DE LOS NEGOCIOS JURIDICOS.

La forma es la exteriorización de la voluntad del sujeto con relación al objeto


del acto jurídico, es decir, que es el elemento aglutinante entre sujeto y el
objeto, que me permite unir a los mismos. Este es el concepto de forma
ESCENCIAL, y es la que debe concurrir en todo acto jurídico ya que sin ella no
hay acto jurídico posible. En este sentido la forma constituye un elemento del
acto jurídico

La forma esencial se diferencia de la forma LEGAL, impuesta o formalidad.


Este último concepto hace referencia a determinadas solemnidades o
requisitos que la ley exige para determinados actos jurídicos, ya sea a
efectos de su prueba o de su validez. Los mismos no constituyen un
elemento del acto jurídico, sino que son formalidades exigidas a efectos de
su validez o prueba.

En cuanto a las ventajas de la forma legal se puede mencionar mayor


seguridad jurídica, y en cuanto a las desventajas, los procedimientos son más
extensos y más costosos.

Si no hay una forma legalmente impuesta, las partes pueden convenir la que
consideren conveniente. Este principio es conocido como el de la libertad de
formas, que quedó plasmado en el art. 284.

Art. 284: Libertad de formas. Si la ley no designa una forma determinada


para la exteriorización de la voluntad, las partes pueden utilizar la que
estimen conveniente. Las partes pueden convenir una forma más exigente
que la impuesta por la ley.

Es decir, que si la ley no exige determinada forma a efectos de la validez o


prueba, las partes pueden utilizar la que consideren conveniente. A su vez las
mismas, pueden utilizar una forma más exigente que la impuesta por la ley.
Pero no podrían utilizar una forma menos exigente, es decir, las partes por
su propia voluntad no pueden restar virtualidad al requerimiento legal que
constituye parte del orden público.
 Clasificación de los actos jurídicos en relación a sus formalidades.

Formales y no formales.

Son actos formales aquellos que tienen una forma específica requerida por la
ley, sea para su validez o para su prueba. Es decir, que hay una norma que
establece cuál debe ser su forma. Dentro de los actos formales se
encuentran aquellos en que la formalidad se requiere a los fines probatorios
(ad probationem o no solemnes). Es decir, que prescribe la formalidad a
efectos de probar el acto, pero no tiene efecto sobre la validez. Son las
formas exigidas a efectos de la prueba, si estas no se cumplen, el mismo no
se podrá probar. Por lo tanto, no se invalida el negocio, pero no se puede
acreditar su existencia y contenido. Por ejemplo: Si la forma exigida por la ley
para determinado acto jurídico es por instrumento público , pero se realiza
por instrumento privado, el acto no va a ser invalido, pero no va a poder ser
prbado, porque no se cumple la forma exigida para su prueba.

También dentro de los mismos se encuentran los ad solemnitam, o solemne.


Cuando los actos formales son solemnes la formalidad esta prescripta en
razón de la validez del acto, es decir que cunado la ley exige una formalidad
de tipo solemne, el acto jurídico no va a ser válido si no se cumple con ella,
por lo que su consecuencia será la nulidad.

Los actos no formales son aquellos en los que cualquier medio para expresar
la voluntad puede ser utilizado, es decir, que pueden ejecutarse bajo
cualquier solemnidad.

Actos formales solemnes relativos y absolutos

Los actos solemnes relativos comprenden a los actos convertibles, es decir,


aquellos en los que en caso de no cumplirse la formalidad exigida por la ley,
el acto valdría como otro negocio jurídico, que impone a las partes elevarlo a
la forma requerida.

Los actos solemnes absolutos son aquellos que no admiten la conversión, y


por lo tanto la omisión de la forma exigida determinada provoca la nulidad
del acto. Aquí no solo no se produce el efecto jurídico buscado en forma
inmediata por las partes, sino también de cualquier otro efecto jurídico. Por
lo tanto la consecuencia es la nulidad.

Ejemplo: testamentos.

 La conversión del negocio jurídico: art. 285

Cuando se trata de un negocio jurídico formal no solemne, o de solemnidad


relativa, y las partes omiten darle la forma que se requiere por el
ordenamiento jurídico, el mismo le reconoce la eficacia de otro negocio
jurídico con requisitos formales menores.

A tal efecto es mencionable el art. 285.

Art. 285: Forma impuesta. El acto que no se otorga en la forma exigida por la
ley no queda concluido como tal mientras no se haya otorgado el
instrumento previsto, pero vale como acto en el que las partes se han
obligado a cumplir con la expresada formalidad, excepto que ella se exija
bajo sanción de nulidad.

El negocio celebrado con una forma insuficiente valdrá como causa fuente de
la obligación de elevarlo a la forma legal. Esta obligación constituye una
prestación de hacer que, en caso de no cumplirse voluntariamente puede ser
demandada judicialmente. En todo supuesto de conversión, los efectos del
acto se producen a partir del otorgamiento de la forma requerida por la ley, y
no desde el momento de la celebración del acto

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