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LA MUERTE DE SUS SANTOS ES HERMOSA ANTE DIOS

Salmo 116.15 RVR60


15
Estimada es a los ojos de Jehová La muerte de sus santos.

Cada vez que leemos este versículo deberíamos preguntarnos:

Y só lo hay una respuesta: ¡Debido a que la separació n ha terminado!

¡Debido a que la separació n ha terminado!


El muro que nos separa de Dios, el pecado es derribado y lo que es má s, ya no
vamos a estar separados de nuevo – ¡de ninguna manera o forma! La terrible
maldició n se elimina.
El pecado ya no tiene influencia sobre nuestras almas. Es una sombra lejana ya no
puede atenuar la visió n de Dios.
Por eso cuá n estimada de hecho es la muerte para aquellos que son suyos.

HERMANOS, LOS QUE MUEREN EN EL SEÑ OR SON BIENAVENTURADOS.


Apocalipsis 14.13 RVR60
13
Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en
adelante los muertos que mueren en el Señ or. Sí, dice el Espíritu, descansará n de
sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.

TAMBIÉ N HAY CONSUELO PARA LOS QUE TENEMOS FAMILIA QUE A MUERTO,
QUE AHORA DUERMEN EN JESÚ S.
1 Tesalonicenses 4.13–18 RVR60
13
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para
que no os entristezcá is como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si
creemos que Jesú s murió y resucitó , así también traerá Dios con Jesú s a los que
durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señ or: que nosotros
que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señ or, no precederemos a
los que durmieron. 16 Porque el Señ or mismo con voz de mando, con voz de
arcá ngel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitará n primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señ or en el
aire, y así estaremos siempre con el Señ or. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros
con estas palabras.

TODOS LOS QUE HEMOS CREÍDO EN EL SEÑOR, AÑORAMOS SER REVESTIDOS DE


AQUELLA HABITACIÓN CELESTIAL.
2 Corintios 5.1–4 RVR60
1
Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este taberná culo, se deshiciere,
tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2 Y
por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitació n
celestial; 3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4 Porque asimismo
los que estamos en este taberná culo gemimos con angustia; porque no quisiéramos
ser desnudos, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
Y DE ESTA MANERA LOS QUE HAN MUERTO ESTÁN AUSENTES DEL CUERPO
PERO PRESENTES AL SEÑOR.
2 Corintios 5,6–8 RVR60
6
Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el
cuerpo, estamos ausentes del Señ or 7 (porque por fe andamos, no por vista); 8 pero
confiamos, y má s quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señ or.

Y ADEMÁS, TENEMOS UNA GRAN SEGURIDAD:


1. MAS QUE VIVAMOS O QUE MURAMOS SOMOS DEL SEÑOR.
Romanos 14.8 RVR60
8
Pues si vivimos, para el Señ or vivimos; y si morimos, para el Señ or morimos. Así
pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señ or somos.
2. IREMOS A LA CASA DE NUESTRO PADRE PARA SIEMPRE ESTAR CON ÉL
¨No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
Juan 14.1–4 RVR60
1
No se turbe vuestro corazó n; creéis en Dios, creed también en mí. 2 En la casa de
mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; Voy, pues, a
preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez,
y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 4 Y
sabéis a dó nde voy, y sabéis el camino.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera
dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo,
para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a donde voy, y
sabéis el camino ¨

3. Y LA PROMESA DE LA VIDA ETERNA: EL QUE CREE EN JESÚS, AUNQUE ESTÉ


MUERTO VIVIRÁ.
Juan 11.23–26 RVA
23
Jesú s le dijo: —Tu hermano resucitará . 24 Marta le dijo: —Yo sé que resucitará en
la resurrecció n en el día final. 25 Jesú s le dijo: —Yo soy la resurrecció n y la vida. El
que cree en mí, aunque muera, vivirá . 26 Y todo aquel que vive y cree en mí no
morirá para siempre. ¿Crees esto?

4. LO CORRUPTIBLE SERÁ VESTIDO DE INCORRUPCIÓN, Y LO MORTAL DE


INMORTALIDAD.
1 Corintios 15,50–57 RVR60
50
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de
Dios, ni la corrupció n hereda la incorrupció n. 51 He aquí, os digo un misterio: No
todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un
abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; porque se tocará la trompeta, y los
muertos será n resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupció n, y esto mortal se
vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupció n,
y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que
está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dó nde está , oh muerte, tu aguijó n?
¿Dó nde, oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijó n de la muerte es el pecado, y el
poder del pecado, la ley. 57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por
medio de nuestro Señ or Jesucristo.

5. SOMOS COHEREDEROS CON CRISTO.


He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos
transformados,
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; porque se tocará
la trompeta, y los muertos será n resucitados incorruptibles, y nosotros seremos
transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupció n, y esto mortal se
vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se encuentre vestido de incorrupció n, y esto mortal se
haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita:
Sorbida es la muerte en victoria.
¿Dó nde está , oh muerte, tu aguijó n? ¿Dó nde, oh sepulcro, tu victoria?
Ya que el aguijó n de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señ or
Jesucristo.
5. SOMOS COHEREDEROS CON CRISTO.
Romanos 8.16–17 RVR60
16
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
6. NADA NOS PUEDE SEPARAR DEL AMOR DE DIOS
Romanos 8.38–39 RVR60
38
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni á ngeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna
otra cosa creada nos podrá separa del amor de Dios, que es en Cristo Jesú s Señ or
nuestro.

7. TENEMOS CONSUELO DE UN DÍA VOLVERNOS A REUNIR.


ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra coas creada nos podrá separar del
amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro¨
7. TENMOS CONSUELO DE UN DÍA VOLVERNOS A REUNIR:
2º Samuel 12.23 RVR60
23
Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo
voy a él, pero él no volverá a mí.
¨Mas ahora que ha muerto, ¿Para que he de ayudar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo
voy a él, pero él no volverá a mí.
8. TODO SERÁ NUEVO.
Apocalipsis 21.1–4 RVR60
1
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra
pasaron, y el mar ya no existía má s. 2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva
Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para
su marido. 3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el taberná culo de Dios
con los hombres, y él morará con ellos; y ellos será n su pueblo, y Dios mismo
estará con ellos como su Dios. 4 Enjugará Dios toda lá grima de los ojos de ellos; y ya
no habrá muerte, ni habrá má s llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras
cosas pasaron.
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo de Dios,
dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de dios con los
hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará
con ellos como su Dios.
2 Timoteo 1.10 RVR60
10
pero que ahora ha sido manifestada por la aparició n de nuestro Salvador
Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el
evangelio,
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, y ni
habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

CONCLUSIÓN: De acuerdo a la palabra del Señor, no es un adiós, sino un hasta


pronto, No es un hasta nunca, sino hasta aquel día en donde esperamos
reunirnos todos con el Señor.

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