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DESPUÉS DE LA MUERTE
En este momento estás vivo, respiras, te mueves o trabajas. Puede ser que vives
cómodamente o que existes en miseria. El sol sale y se pone. En algún lugar nace
un bebé, y a la vez, siempre hay alguien que está muriendo.
TODA LA VIDA ES SOLO UN ARREGLO TEMPORAL.
PERO . . .
¿A DÓNDE IRÁS DESPUÉS DE LA MUERTE?
 
No importa si eres religioso
o si no crees en ninguna religión,
aún necesitas resolver esta
pregunta de mayor importancia,
porque después de una breve vida terrenal,
el hombre va a su destino eterno (Eclesiastés 12:5).
 
PERO, ¿A DÓNDE?
 
El cementerio en donde estarás enterrado no puede sepultar tu alma. Aunque
fuera quemado tu cuerpo en la pira crematoria, el fuego no podría consumir tu
alma. Si perecieras en las profundidades del mar, tu alma no se ahogaría.
 
¡TU ALMA NUNCA MORIRÁ!
EL DIOS DE LOS CIELOS Y DE LA TIERRA HA DICHO:
“TODAS LAS ALMAS SON MÍAS”.
       
Por algún lado en el más allá, tu alma, “tu verdadero ser”, se enfrentará con las
obras hechas, sean buenas o malas, mientras tu cuerpo todavía estaba vivo.
Vea Hebreos 9:27.
Puede ser que adores sinceramente.
Puede ser que te sientas mal por tus acciones malas.
Puede ser que aun restaures lo que fue robado.
Seguramente todo esto es necesario;
 
PERO . . .
No puedes expiar tus propios pecados.
       
El Dios de los cielos, el Juez justo de toda la tierra, conoce tus pecados y tu vida.
Nada se oculta de Él. Con tus pecados, nunca podrás entrar en la dicha de la
gloria.
Pero este mismo Dios celestial es un Dios de amor. Él ha concebido una manera
para la redención de tu vida y tu alma. No necesitas ser arrojado a la fatalidad
eterna y al fuego del infierno. Dios envió a Jesucristo a este mundo para salvar tu
alma. Jesús tomó tus pecados encima de sí mismo cuando sufrió y murió en la
cruz del Calvario. Dios dio lo mejor del cielo como sacrificio por tus pecados. “Mas
él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5).
Estas palabras, hablando de Jesús, se profetizaron muchos años antes de que él
viniera a la tierra.
¿Creerás que Jesús te ama? ¿Orarás y confesarás tus pecados a él? ¿Te
arrepentirás y creerás en Jesús, el Hijo del Dios viviente? Al entrar en un
compromiso total con él, Jesús te dará la paz en tu alma y la vida gloriosa después
de la muerte. Solo entonces puedes estar seguro de un hogar eterno de gran gozo
y consuelo para tu alma.
Pero ¡Oh!, el abismo y el fuego sin fin que esperan a los que en esta vida rechazan
el amor redentor de Jesús. No habrá retorno ni salvación después de la muerte.
“Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego
eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41). “Y al siervo inútil
echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo
25:30).
Dios, en la Santa Biblia, nos advierte del inminente juicio final de todo el mundo.
En estas Sagradas Escrituras es profetizado que antes de aquel notable día del
juicio habrá señales claras y obvias.
Antes de su venida, habrá guerras y rumores de guerras, angustias y naciones en
confusión. Naciones pelearán y parecerán no hallar una manera de solucionar sus
diferencias de actitud y opinión.
Habrá terremotos y pestes en diversos lugares. La Biblia nos dice que los hombres
malos irán de mal en peor. A la vez, la gente no le hará caso a la advertencia, sino
serán amantes del placer más que de Dios. ¿A caso no somos testigos del
cumplimiento de estas profecías en nuestro día? Vea Mateo 24:6-7, 12; 2 Timoteo
3:4.
Recordemos que nuestro justo y gran Juez no estará influido por nuestra riqueza o
pobreza actual, fama o desgracia ni por nuestro color, raza, casta o credo. Algún
día nos pararemos delante de nuestro gran Creador y Señor para ser juzgados
según nuestros hechos. Lea Mateo 25:32-33.
En la eternidad sin fin que está por venir, no habrá ni reloj ni calendario y los siglos
no se calcularán. El humo del tormento del pecador y del impío ascenderá para
siempre jamás. Al mismo tiempo, el goce, los cantos, el éxtasis y la tranquilidad de
los redimidos serán interminables en el cielo. ¡Toma la decisión ahora! Luego
puede ser demasiado tarde: “He aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios
6:2; Mateo 11:28-30).

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2. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en


mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree
en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Juan 11:25-26feresurrecciónpromesas

3. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el


Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que
muramos, del Señor somos.

Romanos 14:8vida
4. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los
muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los
que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el
aire, y así estaremos siempre con el Señor.
1 Tesalonicenses 4:16-17salvacióncieloángeles

5. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré


mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu
cayado me infundirán aliento.

Salmo 23:4miedoestímulopersecución
6. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Filipenses 1:21Jesúsvida

7. Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también


viviremos con él.

2 Timoteo 2:11Palabra de Diosvida eternafiabilidad


8. Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca
sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el
amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de
fuego, fuerte llama.
Cantares 8:6amorcorazón

9. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni


ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni
lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es
en Cristo Jesús Señor nuestro.

Romanos 8:38-39amormediadorángeles
10. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo
todos serán vivificados.
1 Corintios 15:22salvaciónvida

11. Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el


Señor; convertíos, pues, y viviréis.

Ezequiel 18:32conversiónvida eternajusticia


12. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo
de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán
su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá
muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las
primeras cosas pasaron.
Apocalipsis 21:3-4Diosdolorpreocupación

13. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo


deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo
mejor; pero quedar en la carne es más necesario por
causa de vosotros.

Filipenses 1:23-24vida
14. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también
por un hombre la resurrección de los muertos.
1 Corintios 15:21Jesúsresurrección

15. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo


el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Mateo 16:25salvaciónvida
16. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu
presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol
hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Salmo 139:7-8Espíritucieloinfierno

17. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de


lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él,
dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de
mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo
en agua, y refresque mi lengua; porque estoy
atormentado en esta llama.

Lucas 16:23-24infiernocielosufrimiento
18. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto,
expiró.
Lucas 23:46pascuaJesúsPadre

19. Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no


pueden matar; temed más bien a aquel que puede
destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Mateo 10:28miedoalmacuerpo
20. Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este
tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una
casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
2 Corintios 5:1cuerpovidacielo

21. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo,


pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas
Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Romanos 5:7-8pecadosalvación
22. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre
éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y
reinarán con él mil años.
Apocalipsis 20:6resurrecciónreinoMesías

23. Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de


toda la tierra; reconoced, pues, con todo vuestro
corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una
palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro
Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido,
no ha faltado ninguna de ellas.

Josué 23:14fiabilidadcorazónalma
24. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de
vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el
principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay
verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque
es mentiroso, y padre de mentira.
Juan 8:44

¿Dónde Van Los Muertos?


 
Un Estudio Detallado Sobre el Seol/Hades
Y Otros Temas Relacionados
 
 

En la Muerte, el Cuerpo Vuelve al Polvo


Los cuerpos de los que mueren son puestos en reposo de varias maneras

“…murió también el rico, y fue sepultado” (Lucas 16:22)

“Y lo sepultaron (a Abraham) Isaac e Ismael sus hijos en la cueva de Macpela,


en la heredad de Efrón.” (Génesis 25:9).
“Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en
un ataúd en Egipto” (Génesis 50:26).

El cuerpo puede  ser sepultado, echado al mar, puede ser cremado o destrozado en una
explosión, etc.,  pero los restos físicos de la persona finalmente se descompondrán y
volverán al polvo:

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de
ella fuiste tomado;  pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19).

“Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo
polvo” (Eclesiastés 3:20).

“Y el polvo vuelve a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”
(Eclesiastés 12:7).

“Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo” (Salmo


103:14).

“Les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo” (Salmo 104:29).

En Daniel 12:2 los muertos son descritos como lo que “duermen en el polvo.”

 
Un hecho Bíblico, que ni los inconversos pueden negar,
Es que los cuerpos de los muertos vuelven al polvo.
 
 

En la Muerte, el Alma Abandona el Cuerpo


Es fácil saber dónde va el cuerpo de una persona muerta, pero saber dónde va el alma o
la parte inmaterial del hombre, puede determinarse de una sola manera. No podemos ver
el alma. No podemos ver cuando se aparta del cuerpo. Podemos ver el cuerpo sin alma
en una funeraria y sabemos que la persona ya no está, pero no podemos ver a dónde se
fue el alma. La única manera de saber acerca de estas cosas es ir donde el Único que
conoce la respuesta, el Dios viviente. Sólo Su Palabra infalible, la Biblia, puede revelar
esos misterios y hacernos saber lo que hay más allá de la tumba.
 
La Clave para Entender Dónde Va el Alma, es Entender lo
que la Biblia Enseña Sobre el Seol/Hades.
La palabra hebrea que el AT emplea para el lugar donde van los
muertos es Seol; la palabra griega del NT es Hades.
Génesis 37:35—Jacob dijo, “Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol.”

Lucas 16:22-23—“Murió también el rico y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos,
estando en tormento.”
Salmo 16:10—“Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu Santo vea
corrupción.”

El Salmo 16:10 es citado en el Nuevo Testamento, en Hechos 2:27—“Porque no


dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.” Estos dos
pasajes (Salmo 16:10 y Hechos 2:27) demuestran que el término “Seol” del Antiguo
Testamento equivale al término “Hades” del Nuevo Testamento.
 
Nota: A veces las palabras “Seol” y “Hades” son traducidas por la palabra inglesa
“infierno.” Esto puede confundir, porque usualmente pensamos que el INFIERNO es un
lugar de castigo. Por eso es mejor pensar que el Seol/Hades es simplemente el lugar al
cual va el alma de los muertos. Como veremos, el Seol/Hades es también el lugar al que
van las almas de los justos, y para estas personas el castigo no es lo apropiado. El Salmo
16:10 (como también Hechos 2:27) es mesiánico y se refiere al lugar donde fue el alma
de Cristo entre Su muerte y resurrección. Ciertamente, Cristo no fue a un lugar de
castigo (comparar Lucas 23:43).
 
Seol no se refiere al sepulcro.
 
En el Antiguo Testamento, Seol es traducido 31 veces como infierno, 31 veces como
sepulcro y tres veces como abismo. En el Nuevo Testamento, Hades es traducido 10
veces como infierno y una vez como sepulcro.
 
Aunque esta palabra a veces se traduce como “sepulcro,” es mejor entender que
Seol/Hades es el lugar al que van los espíritus de los muertos (donde va el alma de los
que han muerto). Hay varias razones válidas para no identificar el Seol con el sepulcro.
 
La lengua hebrea tiene una palabra común que significa claramente “el sepulcro.”
 
Es la palabra “queber.” Se usa en Génesis 50:5—“He aquí que voy a morir; en el
sepulcro (queber) que cavé para mí en la tierra de Canaán, allá me sepultarás.” Es
posible que haya dos palabras hebreas diferentes para describir una misma cosa (por ej.
“sepulcro”), pero consideremos los siguientes puntos:
 
Seol nunca se usa en plural
 
Si la palabra significara “sepulcro” esperaríamos que se usara en plural. Por ejemplo, “Y
dijeron a Moisés, ¿no había sepulcros (plural de queber) en Egipto? (Éxodo 14:11). Pero
la palabra Seol nunca se usa de esa manera. Queber se usa en plural 29 veces.
 
Cuando se usa Seol, nunca se dice que el cuerpo va allí.
 
Si la palabra significara “sepulcro” esperaríamos que estaría asociada con un cuerpo
muerto o con un cadáver o con huesos. Ejemplo: “Y sepultaron los huesos de Saúl y los
de su hijo Jonatán…en el sepulcro (queber) de Cis su padre” (2 Samuel 21:14). Se dice
37 veces que el cuerpo va al queber. Nunca se dice que el cuerpo va al Seol.
 
Nunca se dice que el Seol se encuentra en o cerca de la superficie de la tierra.
 
Si la palabra significara “sepulcro,” esperaríamos que se describiera como que se
encuentra en o cerca de la superficie de la tierra. Ejemplo: “En el sepulcro (queber) que
cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultaréis” (Génesis 50:5). Este fue un
sepulcro que fue cavado en la superficie de la tierra, lo suficientemente profundo como
para que quepa un cuerpo. Se dice que el queber está ubicado en o cerca de la superficie
de la tierra 32 veces. Seol nunca se usa de esta manera.
 
Seol nunca se refiere al sepulcro de una persona.
 
Si la palabra significara “sepulcro”, entonces esperaríamos que se refiriera al sepulcro de
una persona, como en esta frase, “Ahí está el sepulcro de José.” Pero la palabra nunca se
usa así. Queber se usa muchas veces de esta manera: “El sepulcro (queber) de Cis” (2
Samuel 21:14). El Antiguo Testamento nunca diría, “el Seol de Cis.” Queber se usa para
el sepulcro de una persona 44 veces; Seol nunca se usa así.
 
La Biblia nunca dice que un hombre pone a un muerto en el Seol.
 
Si la palabra significara “sepulcro,” esperaríamos que hubiera versículos que dicen que
una persona es puesta en el Seol, pero no encontramos un versículo que diga eso. Un
cuerpo muerto es puesto en el queber 33 veces, como en este ejemplo: “Y puso el
cuerpo (el cuerpo del varón de Dios) en su sepulcro (queber)” (1 Reyes 13:30).
 
El hombre nunca cava o hace un Seol.
 
Si la palabra significara “sepulcro”, esperaríamos encontrar versículos que hablan de un
hombre cavando un Seol, pero no encontramos algo así. Queber es usado de esta manera
seis veces: “En el sepulcro (queber) que cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me
sepultarás” (Génesis 50:4). El Antiguo Testamento nunca menciona que es cavado un
Seol.
 
El Antiguo Testamento nunca habla de un hombre que toca el Seol.
 
Un sepulcro se puede tocar. En Génesis 50:5 (el versículo citado en el párrafo anterior)
Jacob cavó y preparó su propio sepulcro (queber), y sus manos tienen que haberlo
tocado de alguna manera mientras lo preparaba. La Biblia nunca habla de que el Seol se
toca.
 
El Antiguo Testamento nunca habla de un hombre que desciende al queber (el
sepulcro).
 
La Biblia habla 22 veces de bajar o descender al Seol, pero nunca habla de bajar o
descender al sepulcro (queber). La razón de esto será más evidente más adelante,
cuando hablemos de la ubicación del Seol/Hades.
 
En la Biblia hay tres lugares que hablan de conversaciones sostenidas en el Seol.
 
Ver Ezequiel 32:21; Isaías 14:9-20 y Lucas 16:19-31. Es obvio que es imposible que en
el sepulcro se sostenga una conversación. Una persona muerta no habla al cadáver que
tiene a su lado. Nunca se menciona una conversación en relación con la palabra queber.
 
El Antiguo Testamento hace distinción entre el sepulcro y el Seol, lo cual es prueba
de que no son lo mismo.
 
En Génesis 37:35 Jacob dice, “Descenderé enlutado a mi hijo (José) hasta el Seol.”
 
Esta es la primera vez que la palabra Seol se encuentra en el Antiguo Testamento. Jacob
pensaba que José había sido devorado por una bestia (v.33), de modo que Jacob sabía
que José no estaba enterrado en un sepulcro. Pero parece que creía que sería reunido con
su hijo en el Seol, que en este pasaje no puede referirse al sepulcro.
 
También Isaías 14:15 describe a un hombre que es “derribado hasta el Seol.” Pero en el
versículo 19 leemos que este mismo hombre había sido echado fuera de su sepulcro. De
modo que en estos versículos el sepulcro y el Seol no pueden ser lo mismo. 
 
Seol/Hades no se refiere al infierno, según lo que se entiende
normalmente por infierno
 
La palabra hebrea “Seol” y la palabra griega “Hades” muchas veces se traducen como
infierno.
Esto se presta para confusión por dos razones:
 
1) Cuando pensamos en el infierno, pensamos en el lugar de eterno castigo para los
malvados, los incrédulos, los inconversos. Sin embargo, como veremos en este estudio,
la Biblia indica que tanto los salvos como los malos han estado en el Seol/Hades. Esto
era así durante el período del Antiguo Testamento. El Seol/Hades estaba dividido en dos
compartimientos, uno para los justos y el otro para los malos (Lucas 16:26). Después de
la resurrección de Cristo, en el Seol/Hades solo se encuentran las almas de los que no
son salvos.
 
2) Normalmente se piensa que el infierno es el lugar de castigo eterno, la morada final y
permanente de los malos. Sin embargo, como veremos en este estudio, la Biblia enseña
que el Seol/Hades es solo una morada temporal para los malos, una prisión
momentánea, mientras esperan el juicio final. El lago de fuego es la morada final para
todos los incrédulos, no el Seol/Hades.
 
El Señor Jesús fue al Seol/Hades entre Su muerte y resurrección
 
El cuerpo del Señor fue a la tumba de José (Mateo 27:59-60), pero Su alma fue al
Seol/Hades: Hechos 2:27—“porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que
tu Santo vea corrupción.” El cuerpo de Cristo estaba en el sepulcro, pero Dios no
permitió que viera corrupción. El alma de Cristo fue al Hades, pero estuvo allí
brevemente. En Hechos 2:31 Pedro nos explica: “El (David) viéndolo antes, habló de la
resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio
corrupción.” El alma de Cristo fue al Seol/Hades entre Su muerte y resurrección. El
lugar al que fue el alma de Cristo entre Su muerte y resurrección también es llamado
paraíso (Lucas 23:43). Cristo prometió al ladrón en la cruz que en ese mismo día estaría
con Él en el paraíso. Es obvio que el ladrón no estuvo con Cristo en la tumba de José,
sino que estaba con Él en el paraíso (Seol/Hades).
 
Nota: Hechos 2:27 (donde la palabra griega es Hades) es una cita exacta del Salmo
16:10 (donde la palabra hebrea es Seol). Ambos pasajes hablan del lugar (Seol/Hades)
donde fue el alma de Cristo después de que muriera en la cruz.
 
El Seol/Hades está ubicado en el centro de la tierra
 
Es obvio que el cuerpo de Cristo, entre Su muerte y Su resurrección, estuvo en la tumba
de José. La Biblia también enseña claramente que entre la muerte y resurrección de
Cristo, el alma de Jesús estuvo en el corazón de la tierra: “Porque como estuvo Jonás en
el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el
corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:40). El término “corazón” se
refiere al núcleo o centro de la tierra. La tumba de José no estaba en el corazón de la
tierra, sino estaba en la superficie de la tierra. Mateo 12:40 no está hablando del cuerpo
de nuestro Señor y no está hablando de la ubicación de la tumba de nuestro Señor. El
cuerpo de Jesús fue a la tumba; el alma de Jesús fue al Seol/Hades (Paraíso) en el centro
de la tierra.
 
Puede parecer extraño pensar que el Seol/Hades está ubicado en el centro de la tierra,
pero Mateo 12:40 no es el único pasaje que enseña esto. Efesios 4:9 enseña que antes
de que Cristo ascendiera, Él “había descendido primeramente a las partes más bajas de
la tierra.” Esto está en perfecto acuerdo con Mateo 12:40. El Salmo 16:10, Hechos 2:27
y 2:31 enseñan que el alma de Cristo fue al Seol/Hades. Mateo 12:40 y Efesios 4:9
enseñan que Cristo fue al corazón de la tierra, hasta las partes más bajas de la tierra.
Concluimos entonces que el Seol/Hades está ubicado en el corazón de la tierra o en las
partes más bajas de la tierra.
 
No solo Cristo, sino también otras personas han descendido al Seol/Hades.
 
En Números 16:30-32 Dios hizo algo único con quienes se rebelaron con Coré. Dios
hizo que la tierra los tragara y descendieron al Seol. La mayoría de los hombres muere
antes de descender al Seol/Hades. Estos hombres fueron tragados vivos y llevados de
inmediato a la parte más baja de la tierra. Esto era diferente de la manera en que la
mayoría de los hombres muere (ver Números 16:30 donde Dios explica que estaba
haciendo algo único). En el caso de la mayoría de los hombres, sus cuerpos van al
sepulcro y sus almas van al Seol/Hades. En el caso de los que se rebelaron con Coré,
tanto el cuerpo como el alma fueron al Seol/Hades, de modo que fue una experiencia
única.
 
Filipenses 2:10 enseña que algún día toda rodilla se doblará ante Cristo. Pablo se está
refiriendo evidentemente a los humanos, y esos humanos que algún día doblarán su
rodilla ante Cristo, están ahora en tres lugares (ver v.10): 1) humanos que ahora están
en el cielo (los que son salvos); 2) humanos que ahora están en la tierra (los que aún
viven); 3) humanos que están bajo la tierra, una clara referencia a los malos que están
en el Seol/Hades. Caín, Faraón, Amán, Judas, Hitler y todos los demás hijos del diablo
serán librados algún día del Seol/Hades y doblarán sus rodillas ante Cristo y luego
serán echados al lago de fuego para siempre.
 
Por cuanto está ubicado bajo la tierra, no nos sorprende ver que la Palabra de Dios dice
22 veces en el Antiguo Testamento bajar o descender al Seol. “Descenderé al Seol”
(Génesis 37:35). Deuteronomio 32:22 y Salmo 86:13 habla de las profundidades del
Seol. La altura de los cielos es contrastada con las profundidades del Seol: “Es más alta
que los cielos…es más profunda que el Seol” (Job 11:8). “Si subiere a los cielos, allí
estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí estás tú” (Salmo 139:8). El
mismo contraste ente la altura del cielo y la profundidad del Seol se encuentra en Amos
9:2.
 
En el Nuevo Testamento, el Hades es descrito como estando ABAJO: “Y tú,
Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida” (Mateo
11:23). Nótese el contraste entre ser exaltado a lo más alto y ser abatido hasta lo más
bajo.
 
El Seol/Hades tenía en un tiempo dos compartimientos: uno para
las almas de los salvos, el otro para las almas de los inconversos.
 
Esto se enseña claramente en Lucas 16:19:31. El hombre rico murió, su cuerpo fue
sepultado y él fue al Seol/Hades—ver vs.22-23. En el Seol/Hades era atormentado
(torturado) por una llama (vs.23,24,25,28). Es un “lugar” literal (v.28). Este es el lugar
al que van, después de la muerte, las almas de los que no son salvos. Pero en el
Seol/Hades también hay otro compartimiento ocupado por Abraham y Lázaro (v.23).
Ese era el lugar al que iban los justos que habían muerto. Este compartimiento era un
lugar de consuelo (v.25). Es llamado el “seno de Abraham” (Lucas 16:23). El “seno de
Abraham” es el lugar donde los muertos justos tienen comunión unos con otros y con
Abraham, quien es el padre de los creyentes. El Seol/Hades también es llamado
“paraíso”, donde fueron el ladrón en la cruz y Cristo (Lucas 23:43).
 
Era posible comunicarse entre estos dos compartimientos (vs.24-31). Sin embargo, era
imposible pasar de un compartimiento a otro (v.26). El destino de las personas en los
compartimientos ya estaba fijado y determinado y no podía ser cambiado. La manera de
evitar ir al compartimiento en el que hay llama y tormento y la manera de entrar al
compartimiento en que se es bendecido con Abraham, es oír y escuchar la Palabra de
Dios mientras uno aún está con vida (vs. 27-31).
 
El siguiente diagrama representa el Seol/Hades antes de la resurrección de Cristo, que
muestra los dos compartimientos:
 
 
Lucas 16:19-31 no es una parábola.
 
La gente ha tratado de negar las sencillas verdades que se enseñan en Lucas 16:19-31,
insistiendo que esto es solo una parábola y que, por lo tanto, no tiene nada que
enseñarnos sobre el lugar al que va el alma después de la muerte.
 
Muchos grupos que niegan el castigo eterno (como los testigos de Jehová, los
seguidores de Herbert Armstrong, algunos ultradispensacionalistas, etc.) dicen que este
pasaje es una parábola, porque no creen lo que enseña sobre el Hades. Este pasaje
enseña claramente que el Hades es un lugar de tormento y sufrimiento consciente para
los malos. Esos grupos piensan que si este pasaje es solo una parábola, entonces no
tienen que aceptar lo que enseña sobre la condición del hombre después de la muerte.
La Biblia no dice que esto sea una parábola. Y aunque fuera una parábola, sería una
parábola muy especial, por las siguientes razones:
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1. Sería la única parábola en la Biblia que describe ciertas cosas que están fuera de la
esfera de la experiencia humana. Todas las demás parábolas hablan de cosas que nos
son familiares, como aves, semilla, campos, perlas, trigo, granero, levadura, peces,
etc. (ver Mateo 13, etc.) Este pasaje es diferente, porque habla de lo que sucede a dos
hombres después de la muerte, y este es un campo en el cual ninguno de nosotros ha
tenido experiencia personal alguna. Una parábola es una historia terrenal con un
significado celestial o espiritual, pero Lucas 16 trasciende la esfera de lo terrenal.
 
2. Sería la única parábola de la Biblia que usa un nombre propio (Lázaro).
 
3. Sería la única parábola de la Biblia que menciona repetidas veces a una persona
histórica—Abraham. Además, esta persona histórica sostiene efectivamente un
diálogo con el hombre rico. En esta parábola también se menciona a Moisés, otro
personaje histórico. ¿Qué otra parábola habla de personajes históricos reales?
 
4. Sería la única parábola de la Biblia que describe los lugares a los cuales van los
muertos (Hades, el seno de Abraham, un lugar de tormento).
 
5. Sería la única parábola de la Biblia que menciona ángeles. Comparar Mateo 13 vs.
24-30, 36-43, 47-49 donde se mencionan ángeles en la explicación de la parábola,
pero no en la parábola misma.
 
6. Si el Hades no es realmente un lugar de tormento, entonces esta sería la única
parábola de la Biblia donde el Señor Jesús enseña error en vez de verdad. Eso no es
posible.
 
 
Después de la Resurrección/Ascensión de Cristo, los muertos
justos van inmediatamente al tercer cielo para estar con Cristo.
Ellos no van al Hades.
 
Después de la muerte de Cristo hubo un gran cambio en cuanto a la ubicación del
paraíso, la morada de las almas de los salvos. De acuerdo con Lucas 23:43, el Señor
Jesús y el ladrón en la cruz fueron al paraíso, que, como hemos visto, equivale al
Seol/Hades (el compartimiento de los salvos, el seno de Abraham).
 
En 2 Corintios 12:2,4 leemos que después de la resurrección y ascensión de Cristo, en
los días del Apóstol Pablo, el paraíso equivale al tercer cielo. El paraíso siempre ha sido
la morada de los justos, pero su ubicación ha cambiado. Murieron el ladrón en la cruz y
Jesús y ellos fueron al paraíso, que estaba ubicado en el Seol/Hades. Pablo fue
arrebatado al paraíso que estaba ubicado en el tercer cielo. Parece que en el momento de
la resurrección y ascensión de Cristo tuvo lugar este cambio de ubicación, cuando los
santos que estaban en el Seol/Hades fueron reubicados en el tercer cielo.
 
Varios eruditos de la Biblia creen que Efesios 4:8 describe el momento en que los justos
fueron llevados al paraíso celestial: “Subiendo (Cristo) a lo alto, llevó cautiva la
cautividad.” Los santos en el paraíso en el Seol/Hades estaban esperando que sus
pecados fuesen pagados por medio de la obra acabada de Cristo en la cruz del Calvario.
Una vez que sucedió este gran evento, ellos fueron llevados al paraíso celestial.
 
El siguiente comentario es un tanto técnico pero explica a lo que Pablo se refería con la
frase, “llevó cautiva la cautividad”:
 
 
También le parece claro al escritor que, de acuerdo con el uso en las Escrituras, la
frase “llevaste cautiva la cautividad” se refiere a la liberación de amigos cautivos.
Esta frase ocurre solo dos veces en al Antiguo Testamento—en el Salmo 68:18 que
cita el Apóstol y en el cántico de Débora y Barac (Jueces 5:12): “Levántate, Barac, y
lleva tus cautivos, hijo de Abinoam.”
 
Considerada solo como una frase, puede significar una de dos cosas: (1) llevar como
prisioneros una cantidad de enemigos, o (2) llevar como recapturados una cantidad de
amigos, que habían sido previamente capturados por un enemigo. La segunda parece
ser la interpretación más natural y es obviamente el significado de Jueces 5:12, el
único pasaje en el cual el contexto determina el significado. Se implica claramente
por las palabras,  Jueces 4:16,  que Barac no tomó prisioneros: “Todo el ejército de
Sísera cayó a filo de espada, hasta no quedar ninguno.” La cautividad que llevó Barac
tiene que haber sido el Israel cautivo.
 
Esta, entonces, no es solo la interpretación natural, sino la interpretación  escritural
que sugiere Efesios 4:8-9—que Cristo descendió al Hades, y luego ascendió al cielo
(encima de todos los cielos), llevando a una multitud que ÉL ha liberado (capturado)
de la cautividad.
 
--Del Comentario de las Santas Escrituras de John Peter Lange, vol.12)
 
 
Hoy día, cuando un creyente muere, él no va al Seol/Hades y no va al centro de la tierra,
sino va inmediatamente al cielo a estar con Cristo. Leer con atención 2 Corintios 5:8 y
Filipenses 1:21, 23.
 
Después de la Muerte y Resurrección de Cristo, los muertos injustos
permanecen en el Seol/Hades donde esperan la segunda resurrección,
cuando comparecerán ante el Juicio del Gran Trono Blanco antes de ser
lanzados al lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15).
 
Hoy, cuando muere una persona que no es salva, va al Seol/Hades, el mismo lugar al
que siempre han ido los que no son salvos, el mismo lugar al que fue el hombre rico de
Lucas 16:19-31. Es un lugar de tormento y sufrimiento (Lucas 16:23-25). El hombre
rico no quería que sus hermanos vinieran a un lugar de tanto tormento (Lucas 16:28).
Los inconversos que mueren y van a este lugar de tormento son los que no quisieron oír
y guardar la Palabra de Dios (Lucas 16:28-31). El Hades no es la morada final de los
malos. Es una prisión temporal. El lago de fuego será la morada eterna de todos los que
han despreciado la Palabra de Dios y han rechazado a Su Hijo (Apocalipsis 20:11-15;
Mateo 25:41,46).
 
Las almas que están en cada compartimiento del Seol/Hades esperan un
gran evento. Su ubicación no puede cambiar hasta que tenga lugar el gran
evento.
 
Los creyentes que murieron antes de la muerte de Cristo estaban en el compartimiento
del Hades que es llamado “el seno de Abraham” (Lucas 16:22) y “paraíso” (Lucas
23:43). Estos incluyen a Abraham, Isaac, Jacob, David, Isaías, Daniel, el ladrón en la
cruz, etc. Ellos estaban esperando un gran evento, es decir, el pago total de sus pecados
que tendría lugar en la cruz del Calvario. Una vez que esto sucedió, Cristo los liberó y
los sacó del Hades y los llevó al cielo.
 
Los que están en el compartimiento de los no salvos del Hades, quedarán allí hasta que
tenga lugar un gran evento: el futuro y final juicio de todos los malos. Este juicio
también es llamado el Juicio del Gran Trono Blanco. Cuando suceda este gran evento,
sus almas serán sacadas del Hades, sus cuerpos serán resucitados (la segunda
resurrección—Juan 5:29), y ellos comparecerán ante Dios. Sus obras serán
inspeccionadas mostrando claramente que les faltó la justicia que Dios requiere
(Apocalipsis 20:12-13). Ellos verán que sus nombres no están escritos en el libro de la
vida del Cordero (Apocalipsis 20:15), porque ellos nunca recibieron al Señor Jesucristo
como a Su Salvador (Juan 1:12). Todos los que rechazan a Cristo perecerán
eternamente (Juan 3:16).
 
Esto está ilustrado de la siguiente manera:
 

 
 
Resumen de lo que la Biblia enseña sobre el Hades (por William Newell)
 
Hades significa literalmente “lo no visto”; sin embargo es un lugar, con puertas. Está
en el centro de la tierra. Mateo 12:40. En hebreo es el Seol, como podemos ver
comparando Salmo 16:10 con Hechos 2:27. Los hombres descienden allí—Génesis
37:35. Allí van los espíritus, no los cuerpos—excepto cuando Dios “hizo algo nuevo”
en el juicio de Coré, Números 16:30-33. Allí había “una gran sima,” establecida por
Dios, separando los Suyos de la “cisterna en que no hay agua.” Cristo había
convenido en derramar Su sangre por Sus “prisioneros,”—lo cual los hacía
“prisioneros de esperanza;” y Dios prometió a Cristo que ÉL “les restauraría el
doble,”-no solo librándolos del abismo, como Lázaro, en el seno de Abraham,
liberado como un hijo de fe,--sino sacándolos de la “fortaleza” en la que estaban a la
espera. Ver Zacarías 9:9,11,12.  Cuando Cristo ascendió después de tres días de “las
partes más bajas de la tierra, Él sacó a Sus “cautivos”—los santos del Antiguo
Testamento- en Su ascensión (ver Efesios 4:8-10), de modo que ellos ahora son “los
espíritus de los justos hechos perfectos,” que están en su lugar en el cielo, esperando
la segunda venida del Señor y la resurrección. Es bienaventurado y triste reflexionar
sobre las multitudes que están esperando ansiosamente la venida de nuestro Señor, y
los parlanchines que “no creen en eso”--y el  horrible terror que les espera. Nótese
que las palabras de nuestro Señor en Mateo 16:18 se refieren a la puertas de una
región literal, en el centro de esta tierra, por cuyas puertas nunca entrarán los santos
de la  era de la iglesia. (Apocalipsis).
 
 
 

El Seol / Hades es un lugar con dos divisiones: un lugar de bendición y un lugar de


juicio (Mateo 11:23; 16:18; Lucas 10:15; 16:23; Hechos 2:27-31). La morada tanto de
los salvos como de los perdidos generalmente se llamaba “Hades” en la Biblia. La
morada de los salvos también era llamada “Paraíso” y “El seno de Abraham” en Lucas
23:43 y Lucas 16:22. La morada de los no salvos es llamada “infierno” o “Hades” en
Lucas 16:23. Las moradas de los salvos y los perdidos estaban separadas por “una gran
sima” (Lucas 16:26). Cuando Jesús murió, fue al lado bendito del Seol y, desde allí se
llevó a los creyentes con Él al cielo (Efesios 4:8-10). El lado de juicio del Seol / Hades,
ha permanecido sin cambio. Todos los muertos no creyentes, van ahí para aguardar el
futuro juicio final. ¿Fue Jesús al Seol / Hades? Sí, de acuerdo con Efesios 4:8-10 y 1
Pedro 3:18-20.

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