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Prevención
En la actualidad, no existe ninguna medida que ayude a prevenir la
aparición de las varices.
No obstante, García León destaca que un estilo de vida saludable; realizar
ejercicio físico; y evitar el sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo,
contribuyen a que, si una persona tiene riesgo de desarrollar varices, estas
estén más controladas.
Tipos
Existen diferentes formas de clasificar las varices. La principal, a nivel
médico, es la clasificación CEAP (Clinical-Etiological-Anatomical-
Pathophysiological, en inglés), que establece una graduación de las varices
en función de la presentación clínica, de la etiología, de la anatomía de la
vena y de la patofisiología de la misma.
A nivel general, García León indica que se pueden establecer dos tipos:
Varices superficiales. Es el tipo más frecuente. Conocidas
como telangiectasias o arañas vasculares, son varices de pequeño
tamaño, muy visibles, que suelen causar preocupación. “Este tipo de variz
no suele tener mayor significación patológica y suele ser un problema
principalmente estético, no suele provocar problemas en la piel de
oscurecimiento o de dermatitis, ulceraciones o flebitis”, añade.
Varices tronculares. Pueden presentar diferentes grados de dilatación y
son las varices propiamente dichas: venas dilatadas y que pueden ser
más o menos visibles.
Diagnóstico
La primera recomendación que deben seguir los pacientes para que se les
realice el diagnóstico es acudir a un especialista de cirugía vascular. El
experto está plenamente capacitado para, solo con la clínica y una
exploración física, dar un primer diagnóstico que suele ser bastante certero.
A continuación, la realización de un eco-Doppler venoso suele dar
información más concreta de la anatomía de la variz y sobre las opciones
terapéuticas que se pueden establecer.
Tratamientos
El tratamiento farmacológico de las varices está enfocado a aliviar los
síntomas y evitar que el trastorno vaya a más. Algunos fármacos venotónicos
que se administran por vía oral resultan eficaces. Los más empleados
son Daflon (diosmina), Venosmil (hidrosmina) y Venoruton (oxerutinas),
entre otros.
Para aliviar los síntomas, los expertos recomiendan asimismo una serie de
medidas:
Utilizar medias de compresión. Estas prendas ayudan mecánicamente
a impulsar la sangre desde los capilares hasta el corazón, impidiendo que
se produzcan estiramientos o heridas. A pesar de la incomodidad que
puedan suponer, su uso está especialmente indicado en los meses de
verano, ya que con temperaturas superiores a los 25 grados existe riesgo
de empeoramiento de los trastornos asociados al retorno venoso.