Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
evangelización
Como vimos en clase, todo signo está relacionado con el objeto y con el intérprete.
Como agentes pastorales, es importante tener en cuenta que no basta con transmitir
los conocimientos del catecismo, o transmitir la experiencia del encuentro con
Jesucristo, sino que debemos tomar en cuenta que cada persona interpreta la
información que recibe de una manera distinta. El autor Pierce menciona que hay 3
tipos de intérpretes: emocional, energético y lógico. Normalmente, en la realidad de la
Iglesia, los fieles suelen interpretar las realidades cristianas de manera emocional. Por
ejemplo, podemos tener a un miembro de la Iglesia que diga con respecto a la
comunión eucarística: La eucaristía me permite unirme a Dios; por eso lloro, por eso
me alegro mucho, porque yo me uno a Dios de una manera muy íntima. Si vemos
esto, vemos una interpretación muy emocional, que no es suficiente, puesto que el
encuentro con Dios en la sagrada comunión no solo nos debe impulsar a sentir
emociones, sino que nos debe llevar a un actuar de acorde al cristianismo, a cumplir
los valores cristianos. Esto último se refiere a ser un intérprete energético. Finalmente,
cuando crecemos en nuestra fe, es necesario que tengamos una interpretación lógica,
en la cual tengamos una fe arraigada en el misterio de la Eucaristía.
Así como este ejemplo, la filosofía del lenguaje nos ayuda a tener cuidado, como
agentes pastorales, de la transmisión de los contenidos de fe. Nos ayuda a caer en la
cuenta de que nuestros fieles no son teólogos como nosotros, tampoco han tenido
años de estudios filosóficos y de humanidades, sino que son personas que desde su
realidad, tratan de conocer las realidades de la fe católica, por lo que debemos de
adecuar la fe.
Así mismo, la filosofía del lenguaje nos permite situarnos en qué contexto es que
vamos a predicar o a dar una catequesis. Es distinto una predicación en un sector
social alto, que a darlo en un lugar con muchas precariedades. La importancia del
mensaje y del destinatario que lo recibe es un aporte de la filosofía del lenguaje.