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Historia del Himno

Nacional Mexicano

La historia del Himno Nacional revela el temperamento


poético, musical y heróico del pueblo mexicano.
Durante la guerra de Independencia, surgieron varias
composiciones que no tenían motivos heroicos, pero que
fueron entonadas por el pueblo. De entre todas ellas, hubo
dos que lograron destacar sobre las demás.
La primera fue de Torrescano que apareció tres meses
antes de la consumación de la Independencia en 1821. Era
una canción heroica, bonita y animada pero no llegó a ser
aceptada por completo. El pueblo la substituyó por otra que
era fogosa y valiente, compuesta por José María
Garmendia, pero no tenía la elevación poética ni la visión
nacional necesaria para penetrarse en el alma de los
mexicanos.
Así transcurrieron más de dos décadas con el cambio de
canciones como himno sin que ninguna fuera aceptada
plenamente.
En 1849, Henri Hertz, pianista de origen austriaco, llegó a
nuestro país con el fin de dar varios conciertos, él notó la
falta de himno nacional y se ofreció para componer la
música a una letra que podía surgir de un concurso poético.
El 10 de agosto de ese mismo año se llevó a cabo el
certamen. Para el 4 de septiembre ya se contaba con un
ganador, Andrés Davis Bradurn y cuya primera estrofa era:

Truene, truene el cañón que el acero

en las olas de sangre se tiña

Al combate volvamos que ciñan

nuestras sienes laurel inmortal.

Henri Hertz compuso la música. El valor poético de ese


trabajo era muy superior a sus antecesores pero no agradó
al pueblo, por lo que corrió la misma suerte de las canciones
populares de las décadas pasadas.
El presidente Santa Anna ordenó la convocatoria de un
segundo concurso, el cual fue publicado el 14 de noviembre
de 1853 y firmado por Sebastián Lerdo de Tejada.
Se dice que Francisco González Bocanegra fue a visitar a
su novia, Guadalupe González, quien le insistió para que
participara en el concurso. Este se encerró en una
habitación de la casa de la novia hasta que terminó la
composición ganadora.
El jurado estuvo integrado por Bernardo Couto, Manuel
Carpio y Joaquín Pesado. En cuanto a la música, también
tuvo sus variantes. La primera de ellas estuvo compuesta
por Juan Bottesini, pero resultó un poco apagada por lo que
las estrofas se disolvían entre las notas melancólicas.
Una vez elegida la letra, y con el fracaso de la primera
música, se invitó a Jaime Nuno, músico español conocido
por el presidente Santa Anna en Cuba hacia el año 1851.
El Himno Nacional Mexicano fue entonado por primera vez
en el Teatro Santa Anna de la capital de la República, el 15
de septiembre de 1854 por el tenor Salvi.

Se advierte que desde hace varios años no se cantan las


estrofas IV y VII. Las causas son que la IV glorifica a
Santa Anna, quien era presidente en el momento de la
composición y la VII invoca el nombre de Iturbide, primer
gobernante del México Independiente.

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