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Derecho Civil IV

Tema 2

TEMA 2. EFECTOS PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO.

1) Régimen económico matrimonial.


Concepto y clases.
2) Régimen matrimonial primario.
3) Las capitulaciones matrimoniales.
A) Concepto y naturaleza.
B) Sujetos y capacidad.
C) Forma, contenido y modificación.
D) Publicidad.
4) Donaciones por razón de matrimonio.

1) Régimen económico matrimonial. Concepto y clases.


Los efectos patrimoniales del matrimonio integran el régimen económico patrimonial, una serie de reglas que
ordenan los intereses económicos que derivan de la celebración del matrimonio, no solo en el ámbito de la
relación de los cónyuges entre sí o ante terceros. Estas normas aparecen recogidas en el Libro IV del CC, a
diferencia de los efectos personales (Libro I), en el Título III de ese Libro IV (del régimen económico
matrimonial), abarca los arts. 1315 a 1444 CC.
Se ocupan de varias cuestiones:
- Determinar cuál es el régimen económico al que queda sujeto el matrimonio en cada caso.
- Establecer las disposiciones generales que dan contenido al régimen matrimonial primario.
- Regular la vía prevista para establecer el régimen económico del matrimonio, las capitulaciones
matrimoniales.
- Regulación de cada uno de los regímenes económicos matrimoniales. El CC contempla y regula tres
regímenes económicos matrimoniales típicos. Depende de cuál sea el régimen económico aplicable en
cada caso al matrimonio, cuestiones tales como la titularidad de los bienes, a quién pertenecen los
bienes del matrimonio, a quién corresponde administrar y disponer de los bienes existentes del
matrimonio, y la responsabilidad por las deudas que contraen los cónyuges. Contra qué bienes pueden
actuar los acreedores para satisfacer sus deudas. La otra idea es que mientras que en el régimen de
gananciales concurren o coexisten un patrimonio común a los cónyuges (el ganancial) y unos
patrimonios privativos, en los regímenes de partición de ganancias y separación de bienes, solo hay
patrimonio privativo. La diferencia entre estos últimos se da cuando se extingue. Cuando se extingue
el régimen de participación de las ganancias nace en uno de los cónyuges el derecho a recibir una parte
de lo obtenido por el otro.
o Régimen de gananciales.
o Régimen de separación de bienes.
o Régimen de participación en las ganancias.

Vamos a determinar el régimen aplicable en cada caso. En nuestro ordenamiento se parte de la necesidad de
que cada matrimonio quede sometido a un determinado régimen económico. Se puede afirmar que no hay
matrimonio sin régimen económico que determine el estatuto de las relaciones de los cónyuges entre sí y con
terceros. En el ámbito del régimen económico matrimonial, se reconoce la vigencia del principio de la
autonomía de la voluntad, admitiendo la liberad de pactos, permitiendo que sean los propios cónyuges los que
establezcan el régimen económico al que quedará sujeto su matrimonio. En este sentido, el art. 1315 CC que el
régimen económico será el que los cónyuge estipulen en sus capitulaciones matrimoniales, sin otras
limitaciones que las establecidas en ese CC. La libertad de pactos no es absoluta sino que tiene algunos límites.
Para la validez de los pactos del régimen económico matrimonial, se deben incluir en capitulaciones
matrimoniales. Las capitulaciones son un contrato que está sujeto a una forma determinada que impone la ley.

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A través de las mismas, los cónyuges tienen varias posibilidades:


- Elegir libremente uno de los regímenes económicos típicos que regula el CC.
- Establecerse a un régimen no típico, configurándolo los cónyuges en todos sus términos.
- Pactar un régimen económico típico, pero introduciendo modificaciones en la regulación legal.
Cualquiera que sea el régimen económico que se pacte, será el que regirá tanto en la relación de los cónyuges
entre sí como con terceros.
Nada obliga a otorgar capitulaciones matrimoniales o que habiéndose otorgado, no sean eficaces. En estos
casos, el CC impone un determinado régimen económico matrimonial. El régimen que impone es el de
gananciales. Por esta razón, al régimen de gananciales se le denomina régimen legal supletorio de primer grado.
El art. 1316 CC señala que las faltas de capitulaciones, el régimen legal será es el de la sociedad de gananciales.
Puede ocurrir que se otorguen capitulaciones matrimoniales, pero los cónyuges no determinen otro régimen
sustitutorio. En estos casos, para cubrir ese vacío, el art. 1435 dispone que se aplicará el régimen de separación
de bienes, que es régimen legal supletorio de segundo grado, cuando no hayan pactado otro.

En definitiva, el régimen a aplicar será el establecido por las partes en las capitulaciones o en su defecto, lo que
establece el CC.

El CC reconoce libertad de pactos a la hora de determinar el régimen económico. También se reconoce para
modificar el régimen económico que se aplicaba hasta entonces. Los cónyuges, mediante pacto entre ellos,
podrán modificar el régimen económico de su matrimonio. El art. 1325 establece que en capitulaciones
matrimoniales podrán modificar o sustituir el régimen económico de su matrimonio. En lo que a los cónyuges
se refiere, para la validez de la modificación del régimen económico matrimonial basta el pacto de los cónyuges
materializado en capitulaciones matrimoniales. En lo que a terceros se refiere, hace una importante matización
en el art. 1317 CC, estableciendo que la modificación no perjudicará en ningún caso los derechos ya adquiridos
por terceros. De acuerdo con esta norma, los terceros que sean titulares de derechos que hayan nacido antes
de la modificación del régimen económico, esa modificación es irrelevante. Esos terceros cuentan con el mismo
patrimonio responsable que cuando surgieron sus créditos.

2) Régimen matrimonial primario.


El CC, en el título III del Libro IV, hay un primer capítulo de disposiciones generales, que incluye artículos hasta
el 1324. Estos otros artículos ofrecen una serie de normas que plantean la convivencia conyugal y pueden tener
trascendencia patrimonial. Son normas que se aplican cualquiera que sea el régimen económico al que se sujete
el matrimonio. Al conjunto de estas normas es lo que se llama régimen matrimonial primario. Las cuestiones
básicas de las que se ocupan son cinco:
1. Levantamiento de las cargas del matrimonio (1318 CC). Este artículo no especifica qué debe entenderse
por cargas del matrimonio. Pero de otros artículos del CC (art. 1362 CC) se deduce que cargas del
matrimonio es sinónimo de sostenimiento de la familia. Por familia se entiende el grupo formado por
los cónyuges y los hijos comunes que conviven en el hogar familiar y también los hijos de uno solo de
los cónyuges siempre que convivan en el hogar familiar. El sostenimiento de las familias abarca la
observación de todas las necesidades ordinarias y extraordinarias de los integrantes del grupo familiar.
No se reduce únicamente a los alimentos, tiene un contenido más amplio. La norma que aparece en el
art. 1318 CC incide en la esfera interna de los cónyuges entre sí. Es una norma que parte de la obligación
de ambos cónyuges al mantenimiento de la familia, al levantamiento de las cargas del matrimonio. Este
artículo ofrece dos reglas:
a. Los bienes de los cónyuges están sujetos al levantamiento de las cargas del matrimonio. No se
especifican cuáles son los bienes, ya que depende del régimen económico al que esté sujeto el
matrimonio. Cuando el régimen económico de matrimonio sea el de gananciales, es el
patrimonio común el que está destinado preferentemente al levantamiento de las cargas del
matrimonio. Cuando el régimen económico sea el de separación de bienes o participación en
ganancias, cada uno de los cónyuges contribuirá con su patrimonio al levantamiento de las
cargas. Se trata de una manifestación del deber de socorro, de los arts. 67 y 68 CC.

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b. Prevé la intervención judicial como medio para garantizar el cumplimiento del deber de
contribución a las cargas del matrimonio. Contempla la hipótesis del cónyuge que incumple su
deber de contribución. El art. 1318 CC legitima al otro cónyuge para acudir al juez a fin de que
adopte las medidas cautelares que procedan. Las medidas concretas que adopte el juez dentro
de las que prevé la ley de procedimiento.
2. Potestad doméstica. Es un aspecto dentro de las cargas del matrimonio. Hace referencia a la atención
de las necesidades ordinarias de las familias. La potestad doméstica se define como la competencia
para realizar eficazmente actos y ordenar pagos, dirigidos a la atención de las necesidades ordinarias
de las familias. La potestad doméstica está relacionada con actuaciones que representan gastos
módicos. La atención de las necesidades ordinarias de las familias implica una actuación continuada. Si
para cada uno de esos actos se exigiera tajantemente la intervención de los dos cónyuges, entorpecería
el funcionamiento de la vida familiar, de manera que se hace necesario arbitrar un mecanismo que
evite ese inconveniente y que no implique un riesgo para los terceros. De la potestad doméstica se
ocupa el art. 1319 CC que ofrece tres normas:
a. Regla de atribución de potestad doméstica: cualquiera de los cónyuges podrá realizar los actos
encaminados a satisfacer las necesidades ordinarias de las familias conforme a los usos y
circunstancias de estas. Esta norma legitima a uno y otro cónyuge para decidir y tomar la
iniciativa en todos los ámbitos o aspectos a los que se extiende la gestión doméstica. Si se
legitima a cualquiera de ellos, lo que cualquiera de ellos haga en este ámbito concreto va a ser
plenamente eficaz, sobre todo, en relación con los terceros implicados. En la práctica, hay un
reparto de competencias entre los cónyuges. Si existe ese reparto de competencias, los
cónyuges deben respetarlo y ninguno de ellos deberá invadir la esfera de competencias del
otro cónyuge. Si uno de los cónyuges invade la esfera de competencias del otro, será una
cuestión a resolver en la esfera interna. El tercero no puede resultar en ningún caso
perjudicado.
b. Responsabilidad frente a terceros por las deudas que se contraen en el ejercicio de la potestad
doméstica. En definitiva, qué patrimonio va a responder frente a los terceros acreedores.
Dispone que cuando el régimen aplicable al matrimonio sea el régimen de gananciales,
responden de las deudas solidariamente el patrimonio ganancial y el patrimonio privativo del
cónyuge que lleva a cabo el acto de gestión doméstica. La responsabilidad del patrimonio
ganancial se justifica porque el patrimonio ganancial está destinado preferentemente a
levantar las cargas del matrimonio. La responsabilidad de patrimonio privativo del cónyuge se
justifica porque ese cónyuge es quien contrae la deuda frente al tercero acreedor. Que se trate
de una responsabilidad solidaria quiere decir que el acreedor puede actuar indistintamente
contra bienes gananciales y bienes propios del deudor. Este mismo artículo compromete al
patrimonio privativo del otro cónyuge no deudor. Lo hace responsable de manera subsidiaria,
cuando no existan bienes gananciales no el cónyuge deudor tenga bienes privativos. Cuando el
régimen económico sea el de separación de bienes, de las deudas que contrae el cónyuge
responden frente a tercero acreedor el patrimonio propio del acreedor, y subsidiariamente, el
del otro cónyuge.
c. Norma de equilibrio interno entre los patrimonios conyugales. Se sitúa en el momento en que
la deuda ha sido satisfecha y se ha pagado por uno de los cónyuges con sus fondos privativos.
Esta norma determina las consecuencias que va a tener en la esfera interna, remitiéndose al
régimen económico del matrimonio. Quien hubiera aportado fondos propios, tendrá derecho
a ser reintegrado de conformidad con su régimen económico matrimonial. Esto significa que,
si el régimen es de gananciales, el cónyuge que aporte fondos propios tiene derecho a ser
reintegrado al patrimonio común. Si el régimen es el de separación de bienes o participación
de ganancias, el cónyuge que aporte fondos propios debe ser reintegrado en la parte que le
corresponda.
3. Protección de la vivienda habitual y los muebles de uso ordinario de la familia. Se contempla en el art.
1320 CC. Expresa protección de la sede física de la familia. Este artículo parte de la necesidad de

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asegurar al cónyuge el espacio propio de convivencia frente a iniciativas unilaterales del otro que
puedan provocar la pérdida del uso del alojamiento familiar. Este artículo pone de manifiesto que para
le ley es superior el interés familiar frente al individual. La finalidad de este artículo es que la sede física
quede jurídicamente bajo el control de los dos cónyuges, impidiendo que uno de ellos deje a otro sin
vivienda. Exige el consentimiento de ambos o autorización judicial para disponer de los derechos de
uso de la vivienda habitual y los muebles de uso ordinario. El consentimiento de ambos se exige con
independencia de quién sea el titular ordinario de los bienes de la familia. Además, no importa a estos
efectos cuál sea el régimen económico al que se sujete el matrimonio, no importa el momento de
adquisición de estos bienes, no importa el título de adquisición, tampoco el derecho que faculte para
usar de tales bienes. La autorización judicial está pensada para los supuestos en los que uno de los
cónyuges se niega indebidamente a dar su consentimiento o para cuando uno de ellos está
imposibilitado por la causa que sea para prestar el consentimiento (ej: accidente). En estos supuestos,
el juez autorizará el acto de disposición que pretende uno de los cónyuges, siempre que quede a salvo
el interés familiar (ej: uno de los cónyuges, propietario, pretende vender ese inmueble, pero
reservándose el usufructo vitalicio para él y su cónyuge; ej: caso de matrimonio que atraviesa una
situación económica difícil y en uno de sus inmuebles, que es la vivienda familiar, es más fácil vender
que el otro inmueble que tiene el matrimonio). Los bienes de especial protección son la vivienda
habitual de la familia y los bienes de uso ordinario de las familias. La vivienda habitual es el inmueble
en el que se establece la residencia familiar. Quedan excluidos de la protección de este artículo los
inmuebles de uso exclusivamente profesional y también las viviendas de segunda residencia. La
disposición de estos dos bienes depende de quién sea titular de los mismos. En cuanto a los bienes de
uso ordianrio, se conoce con la expresión de ajuar doméstico, que lo forman todos los objetos que hay
dentro de la vivienda habitual de la familia, destinado al uso indistinto de los distintos integrantes de la
familia. Por otra parte, los actos relativos a la vivienda habitual de la familia y ajuar doméstico, los actos
para los que se requiere consentimiento de los cónyuges o autorización judicial son los actos de
disposición. Los actos de disposición son aquellos que provocan la pérdida de uso de la vivienda habitual
y ajuar doméstico, como actos de enajenación de bienes (ej: venta), actos de constitución de
gravámenes (ej: hipotecas) y los actos de renuncia (ej: uno de los cónyuges titular de usufructo con
derecho a usar el inmueble, para su renuncia, necesita del consentimiento del otro). La sanción que
procede cuando uno de los cónyuges lleva a cabo un acto de disposición sin contar con el
consentimiento del otro ni autorización, resulta del art. 1322 CC. Lo que establece el art. 1320 CC como
sanción es la nulidad del acto de disposición que lleva a cambio uno de los cónyuges, pero es relativa,
o lo que es lo mismo, anulabilidad (plazo de 4 años). Cuando el cónyuge cuyo consentimiento se omitió
ejercita el ejercicio de acción de nulidad, el acto queda sin efecto, pudiendo recuperar el bien. El tercero
que contrató con ese cónyuge no podrá consumar su adquisición. En ese mismo artículo hay una norma
que matiza las consecuencias de la acción de nulidad, protegiendo a los terceros adquirientes de buena
fe. La manifestación errónea o falsa del disponente sobre el carácter de la vivienda, no perjudicará al
adquirente de buena fe, que es el tercero que contrató con uno de los cónyuges confiando en la
veracidad de la información que le daba sobre que el inmueble no constituía la vivienda habitual de la
familia. A la vista de ese artículo, si no se puede demostrar por otra vía, ese tercero queda mantenido
en su adquisición.
4. Derecho de predetracción. Derecho de dar al cónyuge sobreviviente del ajuar de la familia. Cuando el
matrimonio se disuelve por la muerte de uno de los cónyuges, se le asegura al otro el mantenimiento
del ajuar de la vivienda habitual de ambos. El art. 1321 CC establece que fallecido uno de los cónyuges,
las ropas, el mobiliario y enseres que constituyan el ajuar de la familia común de los esposos, se
entregarán al cónyuge sobreviviente, cualquiera que sea el régimen económico del matrimonio.
También queda a disposición de ese cónyuge, aunque esos bienes pertenecieran privativamente al
otro. Quedan excluidos las alhajas, los objetos históricos y otros de extraordinario valor. Si esos bienes
son privativos del fallecido, se distribuyen entre los herederos del otro cónyuge. Se entregarán sin
computarlo en su haber, es decir, que la entrega de estos bienes no se consideran pago de una parte

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de lo que pueda corresponder al sobreviviente ni tampoco se considerará pago de parte de la herencia


que le pueda transmitir el fallecido.
5. El valor de la confesión de un cónyuge sobre el carácter privativo de un determinado bien. El art. 1324
CC señala que para probar entre cónyuges qué determinados bienes son propios o privativos, será
bastante la confesión del otro cónyuge. De acuerdo con este artículo, cuando uno de los cónyuges
declara o manifiesta qué determinado bien pertenece al otro, esa confesión es medio de prueba
suficiente entre los directamente implicados, los cónyuges. Si uno de los cónyuges procede a comprar
un inmueble, y comparece el otro cónyuge no como parte del contrato sino para manifestar que lo
adquiere ese bien el otro de forma privativa, cuando se extinga el régimen de gananciales, ese inmueble
no va a entrar en el reparto. Para demostrar qué bien le corresponde, basta la confesión que hizo el
otro. La declaración sobre el carácter privativo de un bien, vincula al cónyuge confesante que la hace y
a los herederos voluntarios del confesante (es decir, los que no tienen derechos hereditarios
reconocidos en la ley), no pudiendo reclamar el otro el bien que haya sido materia de confesión. El
alcance de la confesión es distinto para los acreedores del cónyuge confesante y herederos forzosos
del confesante. Respecto a los acreedores de este cónyuge, si la confesión no tiene base cierta y el bien
pertenece al cónyuge confesante, los acreedores del cónyuge confesante verían disminuida la garantía
básica del patrimonio de su deudor. Respecto a los herederos forzosos, que son los que tienen derechos
reconocidos por la ley. Si la confesión no tiene base cierta, se puede frustrar los derechos de legítima.
La confesión, por sí sola, no perjudicará ni a herederos forzosos ni a los acreedores del cónyuge
confesante. Si no se puede demostrar por otra vía que ese bien materia de confesión pertenece al
cónyuge favorecido, esa confesión es irrelevante para los acreedores, como si no hubiera existido. Si el
régimen es de gananciales, se adquiere la presunción de ganancialidad. Si es de separación de bienes o
participación en las ganancias, el bien se entiende que pertenece por mitad ordinaria.

3) Las capitulaciones matrimoniales.


A) Concepto y naturaleza.
Los artículos 1325 a 1335 CC: las capitulaciones matrimoniales son un contrato por razón de matrimonio cuyo
fin primordial es determinar voluntariamente el régimen económico que va a regular los intereses patrimoniales
de los cónyuges. En el art. 1326 CC dispone que las capitulaciones podrán otorgarse antes o después de
celebrado el matrimonio. En cualquier caso, la celebración de matrimonio juega un papel esencial en los efectos
matrimoniales. Si las capitulaciones se otorgan antes que se celebre el matrimonio, hasta que no se celebre, no
produce efectos. El matrimonio juega un papel esencial en las capitulaciones.

Señala el art. 1325 CC que se podrá modificar o sustituir el régimen económico del matrimonio y cualesquiera
otras disposiciones por razón de matrimonio. Se distingue un contenido propio y un contenido posible. El
contenido propio lo integran los pactos o estipulaciones relativos al establecimiento del régimen económico
matrimonial. Las capitulaciones son manifestación de la autonomía de voluntad de los cónyuges. El contenido
posible de las capitulaciones son otras disposiciones distintas al señalamiento del régimen económico del
matrimonio, aunque se hagan en consideración a un matrimonio, pueden proceder de personas distintas y
podrían haberse realizado a través de cualquier otro documento. Por ejemplo, contenido posible es el
reconocimiento de filiación, de un hijo. Otro contenido posible son las donaciones por razón de matrimonio.

Cuando el CC regula las capitulaciones matrimoniales, se ocupa de varios aspectos: la capacidad, también la
forma de las capitulaciones, otros artículos sobre su contenido, la publicidad, el régimen de ineficacia.

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B) Sujetos y capacidad.
Distinguimos tres tipos de sujetos: sujetos esenciales, sujetos accidentales y sujetos asistentes.
- Sujetos esenciales: los cónyuges o futuros cónyuges, que son las partes imprescindibles del contrato. Su
presencia o intervención es necesaria siempre para pactar o modificar el régimen económico del matrimonio.
- Sujetos accidentales: personas distintas de los cónyuges que intervienen en las capitulaciones, prometiendo
algún derecho. Cuando intervienen, no son parte de las estipulaciones referidas al régimen económico
patrimonial. El CC los llama otorgantes. La intervención de estos sujetos no es necesaria y cuando intervienen
no son parte de los pactos relativos al régimen económico matrimonial sino que solo son parte en los actos
relativos a los derechos que conceden o prometen.
- Sujetos asistentes: llamados a prestar apoyo a uno o a los dos cónyuges cuando esa ayuda sea necesaria (ej:
discapacidad intelectual), para completar la capacidad de uno u otro.

Cuando el CC regula la capacidad, la prefiere a los sujetos esenciales, a los cónyuges. La capacidad de las demás
personas, se refiere exclusivamente a los cónyuges o futuros cónyuges. En nuestro ordenamiento, la capacidad
para otorgar capitulaciones, viene ligada a la capacidad para contraer matrimonio. En el CC hay actualmente un
artículo relacionado con la capacidad para otorgar capitulaciones matrimoniales, el art. 1329 CC. Este artículo
está tácitamente derogado por la Ley de Jurisdicción Voluntaria. Este artículo se refiere al menor no
emancipado que con arreglo a la ley pueda casarse. Ese menor no emancipado era el menor que teniendo al
menos 14 años, obtenía la dispensa judicial del impedimento de edad. La ley de Jurisdicción Voluntaria, al
reformar el art. 48 CC, eliminó la dispensa judicial de impedimento a partir de los 14 años. El resultado en
definitiva es que pueden otorgar capitulaciones quien tiene capacidad para contraer matrimonio, los mayores
de edad y menores emancipados. Hasta la ley 8/2021, que regula medidas de apoyo a las personas con
discapacidad, había otra norma en el CC, el art. 1330 que se refería a los incapacitados judicialmente, que solo
podrán otorgar capitulaciones con asistencia de los padres o tutores. A estos efectos, el art. 56 CC prevé un
dictamen médico sobre la actitud del sujeto cuando alguno de los contrayentes presta una anomalía o
deficiencia psíquica. La incapacidad judicial fue sustituida por el procedimiento de provisión de apoyos, y la
medida judicial prevista para las personas con discapacidad es la curatela. El curador asiste o da apoyo,
autorizar, consentir. La cuestión que se plantea es si la capacidad para otorgar capitulaciones es la misma que
la capacidad para contraer matrimonio.

Las personas con discapacidad intelectual podrán contraer matrimonio y otorgar capitulaciones, pero si están
sujetos a un curatela, el acto de otorgamiento de capitulaciones requiera asistencia, la persona con
discapacidad puede otorgar en su nombre, con el apoyo del curador. Un incapacitado judicialmente que pueda
contraer matrimonio válido también podrá otorgar capitulaciones, pero con matizaciones que hace el art. 1330
diciendo que puede otorgarlas con la asistencia de los padres, tutor o curador.

C) Forma, contenido y modificación.


Además de la capacidad, hay otro requisito que establece el CC que hace depender las capitulaciones. Este es
un requisito de forma determinada a las capitulaciones. El art. 1327 CC establece que, para su validez, las
capitulaciones habrán de constar en escritura pública. Es un requisito de carácter esencial, de manera que, si
esa forma no se cubre, no va a surtir efecto ni entre los cónyuges ni respecto de los terceros. El régimen
económico que se aplicará al matrimonio será el de régimen de gananciales (en defecto de capitulaciones).

Hay otros artículos relacionados con el contenido de las capitulaciones matrimoniales. Lo que hacen es
establecer los límites a la libertad de pactos de los cónyuges, consagrada en el art. 1315 CC, sin más limitaciones.
Esta libertad de pactos implica para los cónyuges varias facultades.

La primera facultad es la de establecer el régimen económico al que queda sujeto su matrimonio. La segunda
facultad de la libertad de pactos es la de modificar en cualquier momento el régimen económico que se viene
aplicando al matrimonio. El art. 1325 CC establece que pueden modificar en sus capitulaciones matrimoniales
su régimen económico. La tercera facultad es la de incorporar una condición o término en relación al régimen

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económico que se acuerde (ej: régimen de separación de bienes que cuando tengan hijos se sustituya por
gananciales).

La libertad de pactos tiene algunos límites, no es absoluta. Esos límites los concreta el código en el art. 1328 CC,
que dispone que será nula cualquier estipulación contraria a las leyes o a las buenas costumbres, o limitativas
de los derechos de los cónyuges. Se señalan tres límites: la ley; las buenas costumbres; y el principio de igualdad
conyugal.

Con el término leyes se hace referencia a las normas imperativas del ordenamiento. Por ejemplo, será nulo el
pacto por virtud del cual los cónyuges acordaran eximir al otro de la obligación de contribuir al levantamiento
de las cargas del matrimonio.

El segundo límite es el de las buenas costumbres, que representan el modelo de conducta que se corresponde
con los valores imperantes en la sociedad.

El tercer límite es el principio de igualdad conyugal, que lleva a rechazar las estipulaciones o pactos
discriminatorios o que impliquen la pérdida definitiva de un derecho. Por ejemplo, pacto por el que se
encomienda a un cónyuge de la gestión de todos los bienes del matrimonio. Será necesario un poder de
representación.

Cuando se vulnera uno de estos límites, procede una sanción. Será nula cualquier estipulación contraria a las
leyes, buenas costumbres y limitativas del principio de igualdad. Es una nulidad parcial, de la concreta cláusula.
Depende del régimen económico, la cuestión referente a la gestión de los bienes del matrimonio y la
responsabilidad frente a terceros por la deuda que contraen los cónyuges. Esta última circunstancia pone de
manifiesto que el régimen económico matrimonial no solo interesa a los cónyuges, sino que también es una
cuestión que interesa a los terceros. Aconseja prever un sistema de publicidad que permita a los terceros
conocer en cada caso el régimen económico.

D) Publicidad.
En nuestro ordenamiento, la publicidad del régimen económico matrimonial viene ligada a la publicidad de las
capitulaciones matrimoniales debido a que las capitulaciones son la vía para establecer o modificar el régimen
económico. A diferencia de otros ordenamientos que cuentan con registros especiales, nuestro ordenamiento
se sirve de instrumentos generales de publicidad. En particular, se sirve del Registro Civil. Actualmente, con la
entrada en vigor de la Ley del Registro Civil de 2011, se afirma que la publicidad del régimen sigue ligada a las
capitulaciones, pero no de forma exclusiva. El art. 1333 CC establece que en toda inscripción de matrimonio en
el Registro Civil se hará mención de las capitulaciones matrimoniales y pactos y otros hechos que modifiquen
el régimen. Esta mención está prevista tanto para las capitulaciones matrimoniales como para las capitulaciones
matrimoniales que modifiquen el régimen económico del matrimonio. Está prevista para otros hechos que
modifiquen el régimen económico del matrimonio, por ejemplo, una sentencia que decrete la separación legal
de los cónyuges. Si el régimen que se aplicaba era el de gananciales, la sentencia provoca la extinción del
régimen y su sustitución por un régimen más adecuado a este matrimonio.

El término mención que usa el art. 1333 CC pone de relieve que el Registro Civil no proporciona información
completa del contenido de la escritura pública. Aparecen los datos de la escritura pública de capitulaciones
matrimoniales, y hace una mera indicación de cuál es el régimen económico del matrimonio.

Si nos trasladamos al art. 60 Ley Registro Civil, se declara que junto a la inscripción del matrimonio se inscribirán
el régimen económico legal o pactado, así como los demás hechos que puedan afectar al mismo. Se habla de
régimen económico legal y pactado. Diferencia dos supuestos:
1- Cuando no se hayan otorgado capitulaciones matrimoniales, se inscribirá como régimen económico
matrimonial, el régimen legal. Será supletorio el de la legislación aplicable, que es el régimen de

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gananciales (no en todas las CCAA, las que tengan un derecho civil propio, se considera su propia
legislación).
2- Cuando se hayan otorgado capitulaciones matrimoniales, antes del matrimonio. El régimen económico
que se establecerá en el Registro Civil será el pactado en esas capitulaciones matrimoniales. La Ley del
Registro Civil establece que, autorizada la escritura pública, el notario remitirá una copia de esa
escritura para su constancia por parte del encargado del Registro. Puede ocurrir que cuando la copia
llegue al Registro Civil, todavía no se haya inscrito el matrimonio. En este caso, el encargado del Registro
practicará un asiento de anotación provisional, que será definitivo cuando se celebre el matrimonio.
Este artículo 60 dispone que en ningún caso el tercero de buena fe resultará perjudicado sino desde la fecha de
la inscripción del régimen económico matrimonial o sus modificaciones. Esta norma del art. 60 está pensada
para el régimen económico pactado en capitulaciones matrimoniales. De acuerdo con el art. 60, el régimen
económico pactado se podrá hacer valer a los terceros de buena fe a partir de la fecha de inscripción en el
Registro Civil. Por tanto, existiendo inscripción, ningún tercero podrá alegar desconocimiento del mismo. Si el
régimen económico no está inscrito en el Registro Civil, los terceros podrán confiar legítimamente en que el
régimen aplicable sea el régimen de gananciales, no haciéndoles valer un régimen distinto. La falta de
inscripción del régimen equivale para los terceros de buena fe al no otorgamiento de capitulaciones
matrimoniales. Cuando no se otorgan capitulaciones, será el régimen de gananciales.

RÉGIMEN DE INEFICIACIAS
El CC distingue dos ineficacias:
- Ineficacias por invalidez. Se da cuando las capitulaciones no reúnen todos los requisitos que establece
el CC cuando la regula o cuando en las capitulaciones se rebasa alguno de los límites del 1328 CC. El
régimen de invalidez de las capitulaciones se regirá por las reglas de los contratos. Se traduce en que
es aplicable la doble categoría de nulidad y anulabilidad que rige en el ámbito de los contratos. Son
supuestos concretos, por una parte, cuando se hayan otorgado por medio de uno de los vicios del
consentimiento. También serán anulables cuando se hayan otorgado sin la intervención o asistencia de
las personas llamadas a desarrollar el apoyo necesario. Son supuestos de nulidad absoluta la no
observancia de la forma y cuando las capitulaciones rebasan alguno de los límites del art. 1328 CC
(nulidad absoluta, pero parcial).
- Ineficacia en sentido estricto. Se produce cuando atendiendo a las capitulaciones cumple los requisitos
del CC, pero falta el requisito básico para su vigencia. Ese presupuesto básico es el matrimonio. El art.
1334 CC establece que todo lo que se estipule bajo supuesto de futuro matrimonio quedará sin efecto
en el caso de no contraerse este en el plazo de 1 año, plazo de caducidad.

Como posibles contenidos de la capitulaciones pueden ser la promesa de mejorar, las donaciones por razón de
matrimonio y el reconocimiento de la filiación.

4) Donaciones por razón de matrimonio.


El CC dedica los arts. 1336 a 1343 a las donaciones por razón de matrimonio. El art. 1336 CC ofrece la definición
de las donaciones por razón de matrimonio, que son las que cualquier persona hace antes de celebrarse el
matrimonio en consideración al mismo, y en favor de uno o de los dos esposos. Tiene cabida el típico regalo de
bodas. En esta definición del CC aparece mencionada tres características esenciales de las donaciones por razón
de matrimonio:
- Ser auténticas donaciones. Actos jurídicos que se realizan con ánimo de liberalidad. Justifica que la
norma del 1336 CC, que señala que estas donaciones se rigen por las reglas ordinarias en cuanto no se
modifiquen por los artículos siguientes.
- Ser donaciones prenupciales. Son donaciones ordinarias, sujetas a todas las normas reguladoras de las
donaciones ordinarias.
- Se hace en consideración a un concreto matrimonio útil, en consideración al mismo. Esto significa que
el matrimonio es el motivo terminante de la donación, que justifica el régimen especial que dispensa a
las donaciones del CC con respecto al régimen de donaciones ordinario.

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Derecho Civil IV
Tema 2

El donante por razón de matrimonio puede ser cualquier persona, incluidos los futuros cónyuges. Sin embargo,
el donatario debe ser al menos uno de los futuros cónyuges. Puede haber donaciones por razón de matrimonio
a favor de quien se va a casar.

Las donaciones por razón de matrimonio se pueden hacer en capitulaciones matrimoniales o fuera de esas
capitulaciones. Si se hacen en capitulaciones matrimoniales, realza la exigencia de forma del art. 1327 CC. Si las
donaciones se hacen fuera de las capitulaciones, rigen las normas generales en materia de forma de las
donaciones ordinarias (art. 632 y 633 CC). El CC distingue en las donaciones ordinarias si se trata de un bien
mueble o inmueble.

El CC establece un régimen especial a las donaciones por razón de matrimonio. Lo que vamos a ver son las
normas específicas que el CC dedica a este tipo de donaciones. Esta norma específica afecta o alcanza a cuatro
aspectos:
1- La capacidad.
2- El objeto.
3- Los efectos.
4- El régimen de ineficacia.

Empezando por la capacidad, el donante es un tercero que pretende favorecer a uno o los dos, rigen las normas
reguladoras de las donaciones ordinarias. Aquí si hay una norma específica que aparece en el art. 1338 CC.
Partimos de que el CC, que establece que la capacidad para realizar donaciones por razón de matrimonio queda
ligada a la capacidad para contraer matrimonio. Ese artículo se refiere al menor no emancipado que con arreglo
a la ley pueda casarse. Este artículo 1338 CC está tácitamente derogado por la Ley de Jurisdicción Voluntaria de
2015. Como resultado, tanto si el donante es un tercero como uno de los cónyuges, rigen las normas de
donaciones ordinarias. El donatario, en relación a su capacidad de aceptar donaciones, dispone el art. 1338,
que para aceptar esas donaciones se estará al Título II del Libro III del CC.

El segundo aspecto de las normas es el del objeto, lo que se puede donar por razón de matrimonio. El art. 1341
CC contiene una norma que no difiere en nada de la que recoge el art. 634 CC respecto a las donaciones
ordinarias, que dice que podrá comprender todos los bienes presentes del donante o parte de ellos. El art. 1341
CC, en su apartado 1, dispone que por razón de matrimonio los futuros esposos podrán donarse bienes. Su
apartado 2 ofrece una norma que no coincide de la que establece el art. 635 CC para las donaciones ordinarias.
El art. 635 CC establece que la donación no podrá comprender bienes futuros. Sin embargo, el art. 1341 CC en
su apartado 2 permite a los futuros cónyuges donarse entre sí bienes futuros, entendiéndose por tales los que
llegue a tener el donante en un momento posterior a la celebración del matrimonio. Se pueden donar tanto
antes de celebrarse el matrimonio que se haga en capitulaciones matrimoniales y en caso de muerte. Por
ejemplo, cuando una de ellas dona la mitad de los bienes que tenga de sus ex parejas. Cuando se realiza una
donación de estas características para el caso de muerte, lo que hace el donante es regular su sucesión. Por
esta razón se viene entendiendo que este art. 1341 encierra un pacto sucesorio de los que excepcionalmente
prohíbe. Solo admite, excepcionalmente, algunos pactos sucesorios. Esta idea la confirma el art. 1341 CC en la
medida marcada por las disposiciones referentes a la sucesión testada. Los límites que afectan a las sucesiones
testadas son la legítima.

El tercer aspecto se relaciona con los efectos. Consideraremos el art. 1339 CC, que contempla la donación por
razón de matrimonio que hace un tercero a favor de ambos cónyuges. Establece que los bienes de los cónyuges
le corresponderán pro indiviso, por partes iguales, salvo que el donante haya establecido otra cosa. En base al
art. 1339 CC, van a ser titulares ambos cónyuges, cada uno de ellos titular de una cuota y esas cuotas serán
iguales salvo que el donante haya establecido otra forma de participación. También consideramos el art. 1340
CC que se refiere a la obligación de saneamiento, en el ámbito de las donaciones por razón de matrimonio que
se tiene en cuenta que la donación es un contrato gratuito que exime como norma general al donante de la
obligación de saneamiento frente al donatario.

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Derecho Civil IV
Tema 2

En el marco de las donaciones por razón de matrimonio, el art. 1340 CC tiene en cuenta que es una donación y
tiene en cuenta que es un contrato gratuito y exime al donante por razón de matrimonio de la obligación de
saneamiento por vicios ocultos. Tiene en cuenta que es una donación por razón de matrimonio. En
consecuencia, obliga al donante de mala fe al saneamiento por vicios ocultos.

Hay que hacer referencia régimen de ineficacia, que lo regulan los arts. 1342 y 1343 CC. El art. 1342 CC dice
que quedarán sin efecto las donaciones si no se contrajera matrimonio en el plazo de un año. La no celebración
del matrimonio en plazo de un año actúa como condición resolutoria. El art. 1343 CC contempla la revocación
de las donaciones por razón de matrimonio. Es el supuesto de ineficacia sobrevenida. Se le concede cuando
concurra causa legal para ello. En el marco de las donaciones ordinarias, las causas de ineficacia son:
- Supervivencia o sobrevivencia de hijos.
- Cumplimiento de las cargas impuestas.
- Ingratitud del donante.
Las donaciones por razón de matrimonio son revocables por las causas generales, salvo por la causa de
supervivencia o sobrevivencia de hijos. Se introduce el nuevo supuesto de ingratitud, aplicable a las donaciones
por razón de matrimonio.

El art. 1343 CC establece que se considerará incumplimiento de cargas, que facultará al donante para revocarla,
la anulación del matrimonio por cualquier causa, o por separación o divorcio imputable al cónyuge donatario
los hechos que motivan la separación conyugal. Esto que establece el art. 1343 CC sobre la separación no se
puede aplicar desde 2005, pues se eliminó las causas de separación y de divorcio. No hay que alegar causa
alguna.

Por otro lado, en las donaciones por razón de matrimonio dispone ese mismo art. 1343 CC que se considerará
incumplimiento de cargas la anulación del matrimonio siempre que el cónyuge donatario hubiera obrado de
mala fe (es una especie de sanción por la mala fe). Se considera como ingratitud cuando el cónyuge donatario
incurra en causa de desheredación del art. 855 CC y en los casos de separación de divorcio sean imputables al
cónyuge donatario (no se aplica desde 2005).

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