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FUENTES DEL DERECHO CIVIL COLOMBIANO

El sueño de un marino: el viejo continente trajo consigo una cultura diferente, otra manera de ver la
realidad, de percibir y entender el comportamiento humano; el nuevo mundo, prurito hasta ese
entonces, fue la quintaesencia del choque de dos antípodas cuyos baluartes conformaron la historia y
desarrollo del “Derecho”: en América concurrieron las teorías, métodos y principios más importantes
de la matriz europea. El decurso y transformación de esta transculturación generó un compendio, o
cuerpo legal de control de la conducta y relaciones entre los sujetos integrantes de la nueva formación
social centro-periferia1.

No resta advertir que así las cosas, la regulación respecto de cómo proceder, actuar y control de casi la
totalidad del comportamiento cotidiano, hacen parte de la herencia de un código español denominado
“Legislación de Indias” que permaneció hasta la entrada en vigencia del código civil actual, (1825-
1873), sin embargo debido a las marcadas diferencias políticas y económicas, entre los colonizadores y
los habitantes locales americanos, imposibilitó adoptar, stricto sensu, una autoridad normativa
genérica, toda vez que una “Legislación Especial” tomaba la batuta en la regulación de las tierras
conquistadas que al encontrar diversidad y gran volumen de información, surgió el menester de reunir y
compilar en un solo texto la juridicidad ad hoc (1503); tiempo después (1680), la recopilación o
documento es denominado “Recopilación de Leyes de los Reinos de Indias”, en donde no sólo se
tocarían temas legales sino una pluralidad de aristas formales y objetuales yuxtapuestas, y en algunos
momentos, abigarrada.

El imperativo de orden tuvo que ser prioridad, dada la importancia de la información, al sumarse la
complejidad jurisprudencial fáctica que con el paso del tiempo revistió en 1825 en el llamado
“Derecho Español o Castellano”. A partir de allí habría de establecerse la discriminación de cada una
de las disciplinas normativas tanto jerárquica como procedimentalmente, dando complexión a las
“Siete Partidas” o “Libro De Las Leyes”, legado del Derecho Romano y redactado en castellano que
compila el conocimiento en libros especializados donde tres de los siete libros atienden al Derecho
Civil2.
Sin embargo, siempre en busca de la unificación legislativa, y apartir de la inspiración teologal, este
compendio abarco la totalidad del saber jurídico en su momento, asimilando el derecho como tal, desde
puntos de vista como derecho canónico, dogmas, sacramentos, organización de la iglesia, poder
imperial, de reyes, diferenciado con el poder espiritual y temporal, derechos y deberes del d pueblo con

1
Carrejo, Simón. (1972). Derecho Civil: Bogotá: Editorial Temis S.A.
2
Quiroz Monsalvo, Aroldo. (2015). Manual Civil General. Sujeto de Derecho (Tomo I). Colombia: Ediciones Doctrina y Ley LTDA.
Dios, el Rey y la Tierra, derecho de familia, sucesiones, la universidad, procedimientos civiles, imperio
judicial demandante, demandado, actos, contratos, intereses, derecho penal, procesal y delitos.

La evolución enmarca con el pasar del tiempo, el intento de recopilar tantísima información y de
carácter tan primordial, por lo que para el 14 de marzo de 1567 aparece la Nueva Recopilación, cuyo
objeto adicional, a la indagación para recoger en un solo texto el basto contenido en cuanto a derecho y
regulación se refiere, consistió en simplificarlo, en un caso mediante legislación emanada por la corte,
leyes y autos acordados hasta el momento de su redacción, dando pie a la entrada en vigencia de la
Novísima Recopilación.

La Legislación de Indias y Derecho Español, no fueron las únicas reglamentaciones en circulación,


más aun en 1825 al empezar a tomar fuerza las leyes emitidas por el Congreso que siempre primarían
sobre otras legislaciones.

El espíritu de republica, clamó la necesidad de presentar una normatividad organizada y discriminada,


acorde a cada asunto tratado; en este punto de la historia figuran Francisco de Paula Santander y Simón
Bolívar quienes con la finalidad de establecer y armonizar la normatividad hasta entonces, comisionan
la elaboración de un texto que compilara de manera organizada y codificada, tomando como referencia
el código francés (Napoleónico), sin embargo la disolución de la Gran Colombia frustró dejando en
stand by el intento.

Es el humanista Andrés Bello, quien no desiste de esta labor, continúa de manera personal y en secreto
si bien se puede llamar, en la producción y transformación del documento, que despierta interés y
aprobación por parte del Gobierno de Chile, poniéndolo en ejercicio para 1855 y adoptado por el estado
gobernado por Santander en 1858, con ciertas modificaciones, con expansión a varios de los estados
colombianos en diferentes periodos; fue el 26 de mayo de 1873, bajo el mando del presidente Murillo
Toro, que se expide un Código Civil de la Unión que regir de manera uniforme en todos los estados, el
cual es sancionado en 1887 por la ley 57 con modificaciones varias, adoptadas para la época.

No sobra resaltar que la labor de Bello no correspondió única y exclusivamente al copiar y pegar, ya
que el código francés fue una de la tantas fuentes que influyeron la elaboración de nuestro código, que
como tal se encuentra elaborado a partir del Derecho Romano (Corpus Juris Civilis), su
transformación y asimilación con el pasar del tiempo por otras culturas encajando el derecho francés
que dio origen al derecho escrito; Derecho Germánico (Códigos de Austria y de Prusia), antiguo
Derecho Español (Siete Partidas y Novísima Recopilación) y Derecho Francés (Código Francés).

Andrés Bello, se encarga de encarnar la legislación europea y antigua Derecho adaptándolo y


absorbiendo la mejor esencia de cada fuente hallada.

Al profundizar acerca de las corrientes que dieron luz al código civil, estas se reflejan en cuatro libros:

El derecho de personas, donde definitivamente es aplica el derecho de familia puro en toda su


concepción, la doctrina del domicilio, principio a fin de la personalidad humana, muerte presunta,
personas jurídicas, posesión, se encuentran contenidos en el primero de los libros, que adicionalmente
cuenta con gran influencia de la corriente germana.

La inspiración a manera de legado, tradición, acentúa y regulación en cuanto al matrimonio, como


acuerdo de voluntades, testamento, sucesiones entre otras, infundida por el derecho romano, germánico
y español, estableciendo la norma en cuanto a bienes, posesión de propiedad y acciones reales se
refiere, lo cual se materializa en el libro segundo.

A su vez el libro tercero, establece el criterio que implica un proceso de sucesión por causa de muerte,
tomando como referencia el código de Prusia, de Austria, instituciones romanas y las antiguas leyes
españolas.

Corresponde al último, cuarto libro y no menos importante, el de las obligaciones y contratos, como
único libro que absorbe la corriente francesa, como pauta en la construcción de la teoría general de las
obligaciones y mayor parte de los contratos. El código de Napoleón y obras de Pothier, sirvieron a
Bello para la elaboración de un documento fundada.

Así toma forma el compendio, denominado Código Civil, con 2545 artículos, registrados uno a uno, e
interpretando su contenido hasta el artículo 73, a partir del cual registra la concepción y regulación de
derechos de personas, familia, propiedad, sucesión y contratos es máxima expresión; es de resaltar que
el texto, pese a la época de redacción, es completamente claro y explicito, no obstante lo anterior,
enmarca su defecto, respecto de las contradicciones entre unos textos legales y otros, situación que
deriva del hecho de que Andrés Bello hubiese tomado de manera indistinta diferentes fuentes para su
formulación.
Se halla finalmente la unificación y codificación de la norma, conforme al propósito planteado en cada
una de las partes que componen el compendio Código Civil, susceptible de mejoras, sin perder la
esencia de la búsqueda inicial, armonizando el comportamiento humano a partir de la igualdad como
personas, el vinculo entre sí, materializado en el matrimonio y la libertad para ello, con los aditivos en
cuanto al género femenino como parte del mismo, a partir del cual emerge la familia como núcleo de la
sociedad, que sugiere la necesidad de establecer propiedad de bienes como fuente de riqueza en procura
tanto del interés personal al obtener doctrinas benéficas como el interés general, evidente en la función
social a partir de la cual surge la necesidad de intercambios, negocios o transacciones legalizados a
través de contratos suscritos por voluntad propia y espontanea, bajo las libertades derechos y
obligaciones contempladas para tal efecto.

En este contexto, así como define el estamento para la conformación de una familia, expone las
facultades para efectos de la ausencia de cualquiera de los socios que dieron origen al contrato marital,
o en vida si así lo prefiere, para la libre disposición con la que cuenta para disponer de sus bienes, que
absolutamente deben contar con respeto, en caso contrario se establece que la falta de respeto o daños
que esto pueda generar deben ser reparado

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