Está en la página 1de 2

EPISTEMOLOGÍA

No existe distinción entre razón y fe. Existe una verdad revelada por la religión y la razón puede
ayudar a conocerla. Se debe creer para comprender, lo que indica un dominio de la fe; pero
también se debe comprender para creer, en alusión al papel de la razón.

La razón y fe son complementarias: la razón ayuda al hombre a alcanzar la fe, la fe orienta a la


razón, y la razón esclarecerá lo obtenido por la fe. Establece así unas condiciones en las que se
puede conocer la verdad.

Afirma la necesaria certeza de la propia existencia, para lo que plantea la pregunta: ¿puedo
razonablemente dudar de mi existencia aun suponiendo que todos mis juicios estén
equivocados? A lo que responde que no, ya que si se equivocase no dejaría de existir. Así, la
mente tiene conocimiento de sí misma por sí misma. Distingue entre conocimiento sensible y
racional.

El sensible es el grado más bajo del conocimiento y genera doxa, pues se somete a la
modificación de lo mutable y los sentidos. Cualquier deficiencia se trasmitirá al alma.

El racional se divide en superior e inferior. Por un lado, el inferior es de lo que hay de universal
en la realidad temporal. Es la ciencia y aunque depende del alma se produce en contacto con la
realidad sensible.

Por otro lado, el superior se denomina sabiduría, y es el conocimiento filosófico de las verdades
universales, formas arquetípicas e inmutables que existen de forma eterna e inmutable en la
inteligencia divina.

Para conocer las ideas se requiere así de la iluminación divina. Según la interpretación
ontologista, significa que el alma contempla las ideas de la mente divina. Según otras
interpretaciones, es un poder que Dios concede a la razón o el símil de platón entre Sol y Bien,
en el que la idea de Bien ilumina y permite que las ideas sean captadas.

DIOS
Dios es la verdad a la que aspira el conocimiento y también es el fin al que tiende la vida del
hombre y encuentra su razón de ser en la beatitud. Así propone 3 pruebas.

Propone 3 pruebas de la existencia. En primer lugar, el mundo es perfecto, y si se habla de algo


malo son acciones del hombre. Por otra parte, existe un consenso general acerca de la idea de
Dios creador. Finalmente, los grados de bien se comparan respecto a lo más perfecto: Dios.

Respecto a la creación, es un acto libre de Dios. Las esencias de todo se encuentran en la mente
de Dios como ejemplares: es la teoría del ejemplarísimo.
Esto se complementa con la teoría de las rationes seminales: los materiales se componen de
materia y forma, pero no todos se han creado en acto desde el principio. En el momento de la
creación, Dios depositó semillas que dadas las circunstancias germinan en nuevos seres.

ÉTICA
La felicidad es el objetivo, pero inalcanzable en la vida mortal dado el carácter trascendente del
humano.

Se asocia la idea de Bien con la de Dios. Permanece así la visión de felicidad como visión
beatífica de la que gozan los bienaventurados del cielo tras la práctica de la virtud. Así se
requiere de la gracia de Dios para alcanzar la salvación, haciendo imposible la salvación como
simple práctica de la virtud.
El problema del mal lo resuelve explicando que todo lo creado es bueno, lo que ocurre es que
hay diferentes grados de perfección: no hay nada malo, sino menos bueno.

Sobre la libertad explica que la voluntad es libre. El libre albedrío es la capacidad de elegir
independientemente de los motivos. Es un don de Dios, pero es medio bien, porque se puede
abusar de la voluntad, dando lugar al mal.

La causa primera del pecado es la voluntad. El pecado de Adán y Eva hace culpable a todos los
hombres. Sin embargo, no se pierde el libre albedrío. La opción contra Dios no suprime la
libertad, pero sí algunos fines que no pueden ser logrados por el mismo hombre y requieren de
la gracia de Dios.

Para hacer el bien se requiere de un Dios consistente en la gracia, y el libre albedrío. Sin libre
albedrío no hay problemas y no querría el bien, y si lo quisiese no lo podría llevar a cabo. Así, la
libertad es usar bien el libre arbitrio.

POLÍTICA
Es el primero en concebir la historia de forma lineal: desde la Creación hasta el Juicio Final.
Expone una explicación histórica basada en la lucha entre 2 ciudades: la del Bien y la del Mal.

Establece principios teológicos como base del orden social y cultural. La vida moral y política
se relacionan, pues aquellos a los que les guía Dios forman parte de la ciudad de Dios,
comunidad en búsqueda de la salvación del alma que no fundamenta su autoridad en la fuerza,
sino en la caridad.

Distingue 2 grupos: los que priorizan el amor propio (ciudad terrenal, Babilonia) y los que aman
a Dios por encima de todo (ciudad de Dios, Nueva Jerusalén). Estas coexisten y generan una
lucha ética que progresa hacia el triunfo de la ciudad de Dios (Providencialismo).

Aboga por la obediencia de las leyes del Estado, aunque propone la sumisión del derecho civil a
las leyes de la Iglesia, siendo la ciudad de Dios el modelo ideal, donde reina el orden, justicia y
paz. La iglesia no debe gobernar pues su reino no es de este mundo.

Explica que los cristianos forman parte de ambas ciudades, y son miembros del Estado, pero
con el deber de comportarse excelentemente, no solo por amor al país, sino por amor a Dios.

También podría gustarte