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VIDRIERAS: también llamadas vitrales, son una composición hecha a base de vidrio (cristal)
pintado o esmaltado de diferentes colores que se juntan mediante una rejilla o varillas hechas sobre
todo de plomo. Tienen fines decorativos y dan luminosidad al espacio interior de los edificios
religiosos. Se representaban motivos geométricos, así como escenas religiosas. Se encuentran en
ventanas y puertas; y generalmente en iglesias y catedrales. Su época de mayor esplendor fue
durante el gótico, entre los siglos XIII y XV. Sustituían a los muros de los edificios, permitiendo la
iluminación interior, al igual que decoraban, sustituyendo a los murales de las paredes. Además
ayudaban a crear sensación de amplitud en el interior de los edificios. Destacan las vidrieras de la
famosa “Catedral de Notre Dame” de París (Francia) o las de la “Catedral de León, en España.
CATEDRAL GÓTICA: al igual que la orden de Cluny propagó el arte románico, la orden del Císter
lo hará con el arte gótico y se extendió del siglo XII al XVI. Las catedrales góticas eran edificios
con más vanos (huecos, ventanas,…) y menos masa. Predominaba el uso del arco apuntado
(distribuye el peso hacia los laterales), así como el uso de la bóveda de crucería (dos arcos
apuntados cruzados). Los arcos quedaban visibles llamándose nervios (ojivas), que se cruzaban en
el centro o clave. Las bóvedas se apoyaban en arcos formeros y arcos fajones y los espacios entre
los nervios se llamaban plementería. Luego evolucionaría la bóveda de crucería a la estrellada
(con más nervios), así como la evolución de los arcos apuntados a los de carpanel, escarzano y
conopial. También se usaron unas finísimas columnas llamadas baquetones con un mismo capitel
(capitel corrido) que unía a todos los baquetones. El uso de arbotantes (arcos rampantes),
contrafuertes y pináculos en el exterior del edificio para aguantar el peso de los empujes laterales.
Para desaguar los tejados, los arbotantes estaban acanalados y expulsaban el agua a través de las
gárgolas. Se construyeron grandes ventanales con vidrieras, creando por tanto grandes vanos en
los muros, ganando los edificios verticalidad. Además poseían planta de cruz latina con 3 ó 5
naves, con el transepto más corto y adelantado. La cabecera llegó a ocupar casi la mitad del
templo. El ábside tiene girola (a veces doble), con capillas radiales y de forma poligonal debido a
las bóvedas de crucería. El interior del templo se dividía en niveles (arcadas que separan las
naves, triforio y claristorio) y en el presbiterio aparecía el coro (recinto reservado a los clérigos).
Algunos ejemplos destacados son la “Catedral de Chartres” (Francia) o la “Catedral de Burgos”
(España).
Este estilo crea edificios muy altos y luminosos y con plantas más abiertas. Su estructura se apoya
en los pilares, los arbotantes y los contrafuertes, y no en los muros, de modo que en estos se pueden
abrir grandes vanos (ventanas). Sus elementos arquitectónicos más destacado fueron las bóvedas de
crucería (de 4 nervios, de 6 nervios o estrelladas), el uso de arbotantes (arcos rampantes) que
sostienen el peso de los muros y lo desvían a los contrafuertes, algunos de ellos exentos al edificio.
También están los pináculos o agujas en el exterior del edificio que tiene función decorativa y se
construyen grandes ventanales con vidrieras (vitrales), creando grandes vanos en los muros
cubiertas por estas estructuras, ganando los edificios verticalidad y luminosidad. Suelen tener planta
de cruz latina con 3 ó 5 naves, con el transepto más corto y adelantado. La cabecera llega a ocupar
casi la mitad del templo, el ábside tiene girola (a veces doble), con capillas radiales. Las fachadas
son monumentales y están ricamente decoradas con temas religiosos.