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LEY DE LA COMISION INTERAMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, aplica la ley en uno de los órganos que tienen
por función, aspectos atinentes a la protección de los derechos y libertades fundamentales, en
todos los Estados que forman parte de la Organización de los Estados Americanos

La Organización de los Estados Americanos, tal como hemos visto, ha sido fundada en 1948 en
ocasión de celebrarse la Novena Conferencia Interamericana, llevada a cabo en la ciudad de
Bogotá. A la fecha, la Carta de la OEA cuenta con treinta y cinco Estados partes.

Esa misma Novena Conferencia Interamericana, había recomendado al Comité Jurídico


Interamericano, la elaboración de un proyecto de estatuto, para la creación y el
funcionamiento de una Corte Interamericana de Derechos Humanos, basada en un proyecto
presentado por el gobierno de Brasil .

No obstante aquella resolución, debió esperarse hasta la adopción de un instrumento


convencional, para la creación de un tribunal interamericano de derechos humanos.

En efecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha sido creada por la Convención


Americana sobre Derechos Humanos , tratado elaborado en la ciudad de San José de Costa
Rica el 22 de noviembre de 1969, y que, conforme al cumplimiento de las disposiciones de su
texto, entró en vigor el 18 de julio de 1978.

La Corte está constituida por siete jueces, los cuales deben ser nacionales de los Estados
miembros de la Organización de los Estados Americanos. Los magistrados son elegidos a título
personal, entre juristas de la más alta autoridad moral, y de reconocida competencia en
materia de derechos humanos; y duran seis años en sus funciones

Como veremos en los acápites siguientes, ciertas actuaciones de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos, comprenden a todos los Estados miembros de la Organización de los
Estados Americanos, sin importar que los mismos, hayan o no ratificado el Pacto de San José
de Costa Rica.

En sentido concordante, Cecilia Medina menciona que «... aunque la Corte es calificada en su
Estatuto como un órgano de la Convención, sus funciones exceden claramente ese tratado.

Para los casos contenciosos (es decir, cuando un Estado es acusado de violar alguno de los
derechos establecidos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos), el gobierno
demandado puede designar un juez ad hoc cuando en la Corte no exista un miembro de su
nacionalidad .

El «juez es, sin duda, una institución típica del viejo Derecho Internacional clásico (propia de
los procesos de arbitraje), donde la preeminencia de la soberanía estatal frente a las
Organizaciones Internacionales, era absoluta.

Consideramos que, a la luz de la evolución experimentada en los campos del Derecho


Internacional de los Derechos Humanos, y del Derecho Internacional Contemporáneo, la
existencia de jueces no encuentra fundamento alguno, en un tribunal internacional para
proteger los derechos y libertades fundamentales de la persona.
Efectivamente, la supervivencia de esta institución en un proceso por derechos humanos,
puede derivar en la politización del mismo, en desmedro de la jurisdicción que debe reinar en
todo juicio, que debe ser más estricta aun cuando la materia de que se trata es la dignidad
humana .

La competencia contenciosa y constructiva

En su tarea contenciosa y constructiva, la Corte Interamericana de Derechos Humanos puede


conocer en casos contra Estados, y juzgar si éstos han violado alguna disposición de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos; sólo la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos y los Estados, pueden llevar un caso ante la Corte 252.

Según Héctor Fix Zamudio, el procedimiento contencioso de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos se inspira esencialmente en el establecido para las controversias
sometidas a la Corte Internacional de Justicia y a la Corte Europea de Derechos Humanos, en
cuyos lineamientos procesales existe un paralelismo, que con algunos matices han sido
recogidos por la Convención Americana y por el Reglamento de la Corte Interamericana.

En sentido concordante, y citando una de las similitudes, Juan Carlos Hites subraya que la
facultad de aceptación de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana, tal como
sucede en la Corte Internacional de Justicia y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, se da
a través de la "cláusula opcional», que da a los Estados la posibilidad de realizar la declaración
pertinente en cualquier momento.

Para que un Estado sea demandado ante la Corte Interamericana, es necesario que éste,
además de haber ratificado la Convención Americana sobre Derechos Humanos, haya hecho
una declaración especial de aceptación de la competencia contenciosa.

De los 35 Estados miembros de la OEA; 25 han ratificado el Pacto de San José de Costa Rica; y,
hasta el momento, sólo 17 de los 25 Estados partes del Pacto, han hecho la declaración de
reconocimiento de competencia contenciosa de la Corte.

Héctor Gros Espiell aclara que el sometimiento de un caso a la Corte Interamericana, no


constituye una apelación; ya que el Tribunal «... no actúa en vía de apelación o como forma
atípica de un recurso de casación, de revisión o de nulidad, sino en ejercicio de una función
jurisdiccional propia..

La víctima o sus representantes, no pueden actualmente ser partes en un caso contencioso de


la Corte Interamericana (no poseen el llamado «locus aunque sus abogados actúan como
«asesores de la comisión» en los casos. En efecto, Juan Antonio Carrillo Salcedo y Ana Salado
Osuna hacen notar que, desde el primer caso sometido a la Corte Europea de Derechos
Humanos, la Comisión Europea permitió al abogado de la víctima a intervenir como asesor de
su delegación, y que igual práctica ha sido seguida en el sistema interamericano, desde el caso
Velásquez Rodríguez
Pero en el desarrollo del sistema interamericano, no se ha alcanzado aún un instrumento
como el Protocolo IX Anexo al Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos
y las Libertades Fundamentales, y menos aún, se plantea la posibilidad de seguir los pasos del
Protocolo XI que, como ya mencionamos, revoluciona a todo el mecanismo establecido dentro
del Consejo de Europa.

De la falta de acceso directo del individuo al Tribunal, o de la posibilidad de defender su caso


por sí («locus stand») ante la Corte Interamericana pueden derivarse situaciones de
indefensión; creemos que «... La imposibilidad de la víctima o de sus representantes de
acceder por sí a la Corte Interamericana, ha tenido consecuencias negativas para la protección
a los derechos humanos en el sistema... La legitimación activa del individuo delante de las
jurisdicciones internacionales, en particular los tribunales de derechos humanos, es un paso
necesario para garantizar la eficacia de cualquier sistema de protección.

Al menos, tal como el destacado profesor Candado Trinado afirma al respecto: La


preocupación de la Corte en asegurar un proceso equitativo y justo debe necesariamente
abarcar la cuestión de asegurar igualmente alguna forma de locus stand de las presuntas
víctimas (o sus representantes legales) ante la propia Corte, en casos que ya le hayan sido
enviados por la Comisión.

En igual sentido, Juan Méndez sostiene que «... El desarrollo progresivo de la protección de los
derechos humanos en el plano internacional exige que se considere seriamente la ampliación
del ámbito procesal de las víctimas en los procesos de responsabilidad estatal, como ya lo está
haciendo el Consejo de Europa..

Se ha dado un importante paso, con la última reforma integral al reglamento de la Corte


Interamericana, por medio de la cual, en lo que nos ocupa aquí, la víctima o sus representantes
tendrán plena participación en la etapa de reparaciones, hecho que sucede desde la entrada
en vigencia de dicha modificación substancial, el 1 de enero de 1997 .

Si la Corte Interamericana, concluye que un Estado ha violado alguno de los derechos o


libertades protegidos por la Convención Americana sobre Derechos Humanos, dispone que se
garantice al lesionado (cuando ello es posible) el derecho o libertad de que se trate.

Asimismo, en su sentencia, la Corte determina que se reparen las consecuencias, de la medida


o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos, y establece el pago de una
justa indemnización para la parte lesionada

En cuanto al contenido que puede tener la indemnización que disponga el tribunal, la propia
Corte Interamericana ha sostenido en sus sentencias que «... La reparación del daño
ocasionado por la infracción de una obligación internacional consiste en la plena restitución
(restituido in integran), lo que incluye el restablecimiento de la situación anterior y la
reparación de las consecuencias que la infracción produjo y el pago de una indemnización
como compensación por los daños patrimoniales y extramatrimoniales, incluyendo el daño
moral.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha realizado diferentes aplicaciones legales
del Derecho Internacional, y recurriendo a distintas fuentes para la determinación de
indemnizaciones que contemplen el principio de la «reparación integral

La Corte Interamericana, en su función contenciosa, ha dictado muchas resoluciones y


sentencias valiosas; es dable señalar, en este sentido, a las decisiones tomadas en dos de los
casos hondureños (Velásquez Rodríguez y Godínez Cruz), que han sentado jurisprudencia
respecto a muchos aspectos, tanto procedimentales, como de fondo.

Otro de los fallos técnicamente ricos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es la


sentencia sobre reparaciones dictada en el caso Aloeboetoe; particularmente en los aspectos
referentes a la determinación de la indemnización, la aplicación normativa, y los modos de
cumplimiento de aquella.

La Convención Americana sobre derechos humanos, también determina que la parte del fallo
que disponga indemnización compensatoria, se podrá ejecutar en el respectivo país, por medio
del procedimiento interno vigente, para la ejecución de sentencias contra el Estado.

La disposición citada, en palabras de Víctor Rodríguez Recia, no tiene analogía con ninguna
otra de la Convención Europea sobre Derechos Humanos, y es la que permite materializar en
última instancia el cumplimiento del fallo indemnizatorio y de allí su viabilidad..

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