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TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE BOGOTA D. C.

SALA CIVIL

Bogotá, D. C., Mayo veintitrés (23) del año dos mil dos (2.002).

Correspondería dictar la sentencia que en derecho corresponda,


sino fuera porque se incurrió en causal de nulidad que lo impide. En efecto:

En el sub-lite se demanda a la sociedad Carlos Adolfo Mesa


Baquero y Cía Ltda., y en el certificado de existencia y representación legal figura
como dirección para notificaciones judiciales la calle 93 No. 12-62 Oficina 303, sin
que en dicha dirección se haya intentado realizar la diligencia. Aunado a que en el
directorio telefónico del año 2.000 figura como dirección del aquí demandado el
bien objeto del gravamen, sin que en dicha dirección tampoco se haya intentado
realizar la notificación de éste. De modo que no procedía su emplazamiento en los
términos del artículo 318 del Código de Procedimiento Civil, como se hizo.

La irregularidad aludida configura la causal de nulidad prevista en


el artículo 140 -9- del Código de Procedimiento Civil, que resulta insaneable por el
curador ad-litem, ya que el nombramiento de éste se hizo con base en una
actuación irregular.

Por lo expuesto, declárase la nulidad de lo actuado a partir de la


sentencia calendada el 1 de marzo de 2002 y de toda la actuación posterior que
de ella dependa. Ejecutoriado este auto remítase el expediente al a-quo para que
reponga la actuación anulada.

NOTIFIQUESE

RODOLFO ARCINIEGAS CUADROS


Magistrado
TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE BOGOTA D. C.
SALA CIVIL

Bogotá, D. C., Mayo veintitrés (23) del año dos mil dos (2.002).

Correspondería dictar la sentencia que en derecho corresponda,


sino fuera porque se incurrió en causal de nulidad que lo impide. En efecto:

Se aduce como título ejecutivo la promesa de compraventa


suscrita por MEGACENTRO S.A. como prometiente vendedor, y Patricia Cuellar
Moreno y Cesar Augusto Mejía como prometientes compradores. Los segundos
demandaron ejecutivamente por obligación de hacer a la primera para que ésta
suscribiera la escritura pública que perfeccione el contrato de promesa de
compraventa de fecha 30 de septiembre de 1.995. Correspondiéndole la
demanda al Juzgado Treinta y tres Civil del Circuito el que libró mandamiento de
pago a favor de Cesar Augusto Mejía y en contra de Megacentro S.A. (Auto del 18
de febrero de 1.999, fl. 20 C1). Despacho que tramitó el proceso sin haber
vinculado a la señora Patricia Cuellar, y dicto sentencia el 29 de noviembre de
2.001.

Ha sido criterio de la H. Corte Suprema de Justicia que en los


procesos que tratan sobre la existencia, validez, nulidad, simulación o resolución
de los contratos forman litisconsorcio necesario tanto en lo activo como en los
pasivo todas las personas que le dieron vía jurídica (Ver por ejemplo Sentencia del
10 de octubre de 1.988 con ponencia del H. Magistado Rafael Romero). En el
caso sub-examine, el presente proceso versa sobre el cumplimiento del contrato
de la promesa de compraventa, y por ende, todos quienes hicieron parte de él
deben ser parte del proceso.

De lo expuesto se concluye que no se vinculó al proceso a Patricia


Cuellar Moreno, quien tiene la calidad de litisconsorte necesaria por activa y por
ende, se configuró la causal de nulidad prevista en el numeral noveno del artículo
140 del C. de P.C., es decir, “cuando no se practica en legal forma la notificación a
personas determindas, o el emplazamiento de las demás personas aunque sean
indeterminadas, que deben ser citadas como partes ...”.
La H. Corte Suprema de Justicia ha precisado que en casos como
el que aquí se analiza se debe decretar la nulidad de lo actuado a partir de la
sentencia de primera instancia. En efecto, ha afirmado que:
“4.- No obstante las anteriores consideraciones, la Corte, en aras de la
claridad que debe existir en materia jurisprudencial, reitera que en reciente
pronunciamiento1 rectificó el sendero hermenéutico referente al tema en
cuestión. En efecto, primeramente, estimó que, para determinar la existencia
de la figura del litisconsorcio necesario en las hipótesis no incluidas
expresamente en la ley, se debía realizar, en cada caso concreto, un análisis
pormenorizado de la naturaleza y alcance personal de la relación sustancial
sobre la cual recae la controversia, en aquellos eventos en que la ley
expresamente no la consagraba.

Igualmente, rectificó la doctrina de la Corporación respecto de la conducta


procesal del juez de segunda instancia, cuando éste constataba la falta de
integración del contradictorio en casos de litisconsorcio necesario. Con base
en la tesis revisada, si el juzgador de segunda instancia encontraba esa
específica irregularidad procedimental, no podía proferir sentencia de mérito,
sino que debía pronunciar un fallo inhibitorio.

Ahora bien, en la actualidad, y de acuerdo con la nueva hermenéutica que la


Sala le dio al artículo 83 del C.P.C., si se detecta y, de suyo, verifica la
problemática descrita, lo que le está vedado al ad-quem es resolver de mérito
la cuestión sometida, es decir, que debe abstenerse de fallar el asunto, anular
tanto la actuación de segunda instancia como la sentencia apelada, para que
el a-quo disponga “la citación oportuna de las personas que debieron formular
la demanda o contra quienes se debió dirigir ésta, para los fines que atañen
con la defensa de sus intereses” (sentencia del 6 de octubre de 1999,
expediente 5224).

Así las cosas, como se observa, lo que se le impone en esas circunstancias al


fallador es la obligación de utilizar las herramientas procesales admisibles
para corregir ese yerro procedimental, en aras de obtener una verdadera
sentencia, que resuelva el fondo de la litis. Expresó sobre el particular la Corte
que “la medida procesal que le corresponde adoptar al fallador de segunda
instancia está dada por la consagración de la causal 9ª del artículo 140 del C.
de P.C., la cual se produce, entre otros eventos, cuando se deje de notificar o
emplazar a una de “las demás personas que daban ser citadas como partes”,
situación que atañe con los litisconsortes necesarios, quienes deben ser
citados al proceso justamente para que se pueda resolver de mérito sobre la
cuestión litigiosa; situación que se da tanto frente aquellos litisconsortes que
mencionados en la demanda y en el auto admisorio de la misma no fueron
notificados de éste; como frente a quienes deben ser citados, y no lo han sido,
a pesar de que por la ley o por la naturaleza del litigio deben demandar o ser
demandados; todo en aplicación de lo dispuesto en el artículo 83 del C. de
P.C.”. (ibídem pag. 25)” (S-032 de 2.000. Carlos Ignacio Jaramillo. 23 de
marzo de 2.000)

La irregularidad aludida anteriormente configura la causal de


nulidad prevista en el artículo 140 - 9 - del Código de Procedimiento Civil, que
1
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil y Agraria,
sentencia del 6 de octubre de 1999, expediente 5224.
resulta insaneable. Por lo que el a-quo deberá citar al proceso a la señora Patricia
Cuellar Moreno y dar cumplimiento a lo normado en el art. 83 del C. de P.C.

Por lo expuesto, declárase la nulidad de lo actuado a partir de la


sentencia calendada el 29 de noviembre de 2001. Ejecutoriado este auto remítase
el expediente al a-quo para que reponga la actuación anulada.

NOTIFIQUESE

RODOLFO ARCINIEGAS CUADROS


Magistrado
TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE BOGOTA D. C.
SALA CIVIL

Bogotá, D. C., mayo treinta (30) del año dos mil dos (2.002).

Correspondería admitir la apelación concedida por el Juzgado 14


Civil del Circuito, sino fuera porque se observa que la concesión de tal recurso es
prematura. En efecto:

La Universidad Antonio Nariño presentó incidente de desembargo,


procediendo el a-quo a fijar caución, la que una vez prestada fue admitida y se
procedió a correr traslado del incidente, proveído contra el cual la parte
demandante interpuso los recursos de reposición y en subsidio de apelación,
siendo resuelta la reposición mediante auto del 21 de marzo de 2.002, proveído en
el que se concedió la apelación subsidiaria.

Pero nótese que el numeral quinto del artículo 137 del C. de P.C.
preceptúa que “sobre la procedencia de las apelaciones que se interpongan en el
curso de un incidente, se resolverá en el auto que conceda la apelación que se
interponga contra el auto que decida el incidente. Si no se apela éste, aquéllas se
tendrán por no interpuestas”.

Por lo que resulta claro que la concesión del recurso de apelación


en el presente caso, resulta prematura como quiera que el incidente no se ha
resuelto.

En consecuencia, inadmítese el recurso de apelación concedido por


el Juzgado 14 Civil del Circuito contra el proveído del 21 de marzo de dos mil dos.

En firme este proveído, devuélvase la actuación al a-quo.

NOTIFIQUESE

RODOLFO ARCINIEGAS CUADROS


Magistrado
TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE BOGOTA D. C.
SALA CIVIL

Bogotá, D. C., junio seis (6) del año dos mil dos (2.002).

Correspondería admitir el grado jurisdiccional de consulta respecto


la sentencia dictada el 18 de abril de 2.002 por el Juzgado 23 Civil del Circuito de
esta ciudad sino fuera porque ésta no es susceptible de dicho grado. En efecto,
determina el artículo 386 del C. de P.C. que “.. deben consultarse las sentencias que
decreten la interdicción y las que fueren adversas a quien estuvo representado por
curador ad litem ...”. En el caso sub-lite, el 16 de abril de 2002, el Juez de
conocimiento profirió sentencia en la que declaró probada la excepción de
prescripción y como consecuencia declaro terminado el proceso. Por lo que resulta
evidente que no se encuentra presente el supuesto que la sentencia haya sido
adversa a quien estuvo representado por Curador ad litem.

Por lo expuesto, declárase inadmisible el grado jurisdiccional de


consulta concedido por el Juez de conocimiento.

Ejecutoriada esta providencia regrese el proceso al a-quo para lo de


su cargo.

NOTIFIQUESE

RODOLFO ARCINIEGAS CUADROS


Magistrado
TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE BOGOTA D. C.
SALA CIVIL

Bogotá, D. C., Junio seis (6) del año dos mil dos (2.002).

Correspondería admitir el grado jurisdiccional de consulta respecto


de la sentencia dictada por el Juzgado 28 Civil del Circuito el 22 de marzo de dos mil
dos, sino fuera porque dicha providencia no es susceptible de dicho grado.

Determina el artículo 386 del C. de P.C. que “.. deben consultarse


las sentencias que decreten la interdicción y las que fueren adversas a quien estuvo
representado por curador ad litem ...”, por lo que de conformidad con la norma
anteriormente citada la regla general es que las sentencias adversas a quien estuvo
representado por Curador ad litem deben consultarse.

No obstante lo anterior, la Ley 9 de 1.989 en su artículo 52, en el


tercer inciso, suprimió el grado jurisdiccional de consulta para la sentencia favorable
a las pretensiones de la demanda de pertenencia, cuando quiera que se gane por
prescripción una vivienda de interés social. Y el artículo 138 de la Ley 388 de 1.997,
en su numeral segundo determina que el artículo 52 de la Ley 9 de 1.989 fue
sustituido expresamente, normatividad que remite al artículo 94.

Pero del análisis del artículo 94 de la Ley 388 de 1.997 se encuentra


que la temática de la consultabilidad de las providencias no se reguló. En efecto, el
artículo 94 modificó el procedimiento a seguir respecto de las pertenencias de
viviendas de interés social, en lo tocante a la prueba respecto de que viviendas eran
o no de interés social y lo atinente a que no se requería inspección judicial. La
referida norma preceptúa que:

ARTICULO 94. MODIFICACION DE LOS PROCEDIMIENTOS DE


PRESCRIPCION ORDINARIA Y EXTRAORDINARIA DEL DOMINIO.
Se introducen las siguientes modificaciones a los procedimientos de
prescripción ordinaria y extraordinaria de dominio, regulados por la Ley
9ª de 1989 y el Código de Procedimiento Civil:
1. Los procesos de pertenencia de soluciones de vivienda de interés
social, que se ajusten a lo previsto en el artículo 51 de la Ley 9ª de
1989, se tramitarán y decidirán en proceso abreviado, de conformidad
con lo establecido en el Código de Procedimiento Civil, en la Ley 9ª de
1989 y en las disposiciones adicionales contenidas en la presente ley.

2. Corresponde a los municipios y distritos, directamente o a través de


los fondos municipales de vivienda de interés social y reforma urbana,
prestar la asistencia técnica y la asesoría jurídica para adelantar los
procesos de pertenencia en las urbanizaciones que hayan sido objeto
de la toma de posesión o liquidación previstos en la Ley 66 de 1968, y
respecto de las viviendas calificadas como de interés social que
cumplan lo establecido en el artículo 51 de la Ley 9ª de 1989.

3. El juez que tenga a su cargo los procesos de prescripción ordinaria o


extraordinaria de dominio, solicitará el avalúo de los inmuebles objeto
del proceso para la definición del carácter de interés social, el cual debe
ser rendido en un término no superior a 15 días hábiles.

5. El juez de conocimiento podrá abstenerse de la práctica de la


inspección judicial a que se refiere el numeral 10 del artículo 407 del
Código de Procedimiento Civil, y en su lugar dar aplicación a lo
dispuesto por el inciso final del artículo 244 del mismo Código.

Por lo que resulta evidente que el artículo 52 de la Ley 9 de 1.989


respecto de la temática de la consultabilidad o no de las sentencias favorables a
las pretensiones de la demanda de pertenencia, cuando quiera que se gane por
prescripción una vivienda de interés social no fue subrogado y en estricto sentido
la referida norma no fue sustituida sino adicionada. En este sentido ha precisado
esta Corporación que:
“En suma, el artículo 52 de la ley 9ª de 1989, no fue derogado , ni
sustituido sino que solamente fue adicionado por el artículo 94 de la ley
388 de 1997, como ésta misma regla lo expresa nítidamente.

Vigente el artículo 52 de la ley 9ª de 1989, subsiste la exclusión de la


consulta para las sentencias que declaren el dominio sobre viviendas de
interés social, conclusión que se acompasa cabalmente con el propósito
de hacer expedito el acceso a la propiedad según lo disponen los artículo
58 a 60 de la Constitución Política Nacional. Para ello quiso el legislador
eliminar requisitos y tramites innecesarios, postulado que ilustra de
antaño la protección a la pequeña propiedad de interés social, expresada
legislativamente en el decreto 508 de 1984, ley 9ª de 1989, ley 2ª de
1991, ley 3ª de 1991 y en la ley 388 de 1997, que consagró el
procedimiento abreviado. Todo para cumplir el mandato constitucional de
facilitar el acceso a la propiedad privada, como ya se dijo, consagrado en
los artículos 58, 59 y 60 de la Constitución Política Nacional.” (Tribunal
Superior de Bogota. M.P. Edgardo Villamil. Auto del 15 de abril de
2.002).

Por lo expuesto, declárase inadmisible el grado jurisdiccional de


consulta concedido por el Juez de conocimiento.

Ejecutoriada esta providencia regrese el proceso al a-quo para lo de


su cargo.

NOTIFIQUESE

RODOLFO ARCINIEGAS CUADROS


Magistrado

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