MODALIDADES DE CUIDADO

DE HIJAS/OS POR PARTE DE MUJERES TRABAJADORAS

POR CUENTA PROPIA EN LA CIUDAD DE EL ALTO
Modalidades de cuidado de hijas/os por parte de mujeres trajadoras por cuentra propia en
la ciudad de El Alto

Elaborado por:

Rodolfo Soriano y Fernanda Sostres

Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza

El Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza es una Institución de Desarrollo Social que trabaja en el
Alto desde 1983 promoviendo la igualdad y equidad entre hombres y mujeres.

Directora Ejecutiva:

Carla M. Gutierrez G.

Fotografía

Jorge Poma Mariaca

Impresión:

MAXGraphic

Depósito Legal:

4-1-4086-2023

Dirección:

Avenida Juan Pablo II, calle Eulert # 280 zona 16 de Julio. El Alto, La Paz - Bolivia.
Teléfonos: 2840351 - 2840441 – 2841963
Correo: gregorias@gregorias.org.bo

El Alto - agosto 2023

 Índice
n
Í dice
Presentación.........................................................................................................................................................................................................................5
Introducción..........................................................................................................................................................................................................................7

Primera parte: dinámica de mujeres madres que laboran por cuenta propia.......................................................................................
9

I. Precisiones conceptuales................................................................................................................................................................................ ....

11

A. Sobre el cuidado.........................................................................................................................................................................................................................
11
B. Sobre el trabajo por cuenta propia................................................................................................................................................................................... 13
C. Una lectura del trabajo por cuenta propia desde la trayectoria de las mujeres....................................................................................... 18

II. Aspectos metodológicos......................................................................................................................................................................................

21

A. Focalización del trabajo...........................................................................................................................................................................................................

21
B. Preguntas centrales..................................................................................................................................................................................................................
22
C. Propuesta de trabajo................................................................................................................................................................................................................
22

III. Resultados del trabajo de campo.........................................................................................................................................................................

25

A. Perfil de las mujeres entrevistadas..................................................................................................................................................................................

25
B. Las modalidades encontradas de cuidado de hijos/as.......................................................................................................................................... 27
C. Descripción y valoraciones de cada modalidad......................................................................................................................................................... 28

IV. Análisis..............................................................................................................................................................................................................................
34

A. Análisis de tendencias.............................................................................................................................................................................................................
35
1. Por la edad de la mujer...................................................................................................................................................................................................
35
2. Por la ausencia o presencia de pareja..................................................................................................................................................................... 35
3. Frecuencias de modalidades por rubro de ocupación................................................................................................................................... 35
4. Tipo de horario según rubro de ocupación.......................................................................................................................................................... 38
5. Modalidades según el tipo de horario..................................................................................................................................................................... 39

B. Lectura crítica a las hipótesis de partida........................................................................................................................................................................

39

V. Conclusiones.............................................................................................................................................................................................................
43

Bibliografía.............................................................................................................................................................................................................................................
50

3
4
rP esentación
D urante 40 años de trabajo de las
Gregorias en la ciudad de El Alto, hemos
visto pasar por nuestras aulas y pasillos,
a miles y miles de mujeres que acuden al Centro
con la esperanza de iniciar un emprendimiento
propio o mejorar el que ya poseen, muchas de
ellas no lo han hecho solas, porque también en
estas aulas y pasillos han jugado miles de niñas y
niños que han estado al cuidado de sus madres.
Mujeres trabajadoras con sueños, desafíos y
esperanzas, que han tenido que aprender a que
sus diferentes tareas convivan junto a las de
cuidado y las de su actividad económica; alistar
a sus hijas/os para el colegio mientras preparan
la comida para la venta, observar como juegan
las/os niñas/os mientras pasan una capacitación
para su negocio, terminar los tejidos mientras
vende en la feria y sus niñas/os aprenden a
vender.
Tras diversas reflexiones con las mujeres
trabajadoras por cuenta propia y el equipo de
trabajo del CPMGA coincidimos en la necesidad
de reconocer al cuidado como un derecho,
y a las acciones que sostienen el cuidado
como un trabajo que sostiene la vida y que
históricamente ha sido realizado por las mujeres,
5
Presentación
un trabajo no pago, no reconocido, no valorado
y ausente de protección social, que requiere
generar corresponsabilidad de cuidado en las
familias, reconocimiento de este trabajo por la
sociedad y el Estado como garante de derechos
y el establecimiento de sistemas integrales de
cuidado entre otros.
Este es un estudio cualitativo que desde la
reflexión, planteó inicialmente identificar nuevas
modalidades de cuidado como servicios para
mujeres trabajadoras por cuenta propia en la
ciudad de El Alto, pero que en realidad nos ha
evidenciado que los mandatos del patriarcado
sobre las mujeres las cohesionan socialmente
a asumir totalmente este trabajo, y que habrá
en adelante que tomar decisiones y acciones
articuladas para lograr que el cuidado sea una
responsabilidad de toda la sociedad.
Carla M. Gutierrez G.
Directora Ejecutiva
Centro de Promoción de la
Mujer Gregoria Apaza
6

n
I troducción
E l Centro de Promoción de la Mujer Gregoria
Apaza (CMPGA) trabaja desde hace 40 años
en la defensa y promoción de los derechos
de las mujeres y, particularmente, de aquellas que
viven en la ciudad de El Alto. En atención a este
propósito el Centro se ha propuesto indagar sobre
el cuidado, término que apela en el ámbito familiar
a un trabajo cotidiano desarrollado generalmente
por mujeres y que garantiza la subsistencia de los
miembros de la familia y, en especial, de aquellos
que por su edad y capacidad requieren el resguardo
y protección de otros; aunque en los hechos todas
las personas requieren del cuidado y protección.
Es más, consecuente con su misión, el CPMGA
reconoce y explicita el cuidado como un derecho
parte de los derechos sociales (educación, salud,
vivienda, empleo y seguridad social).
Por el interés del Centro de visibilizar e incidir
en los aspectos que limitan el disfrute de sus
derechos este estudio se centra en las trabajadoras
por cuenta propia que habitan y desarrollan sus
actividades generadoras de ingreso en El Alto y
en las estrategias de cuidado desarrolladas para
proteger a sus descendientes menores de 15
años de edad. La focalización en esta población
1 Proyección de población al 2021. https://www.aldeasinfantiles.org.bo/noticias/2021/enero/plan-municipal-vigencia-el-alto
7
Introducción
es intencional: se considera que más del 57% de
las mujeres alteñas laboran como cuenta propia
(Encuesta urbana de empleo, CEDLA 2008; citado
por Jiménez y Contreras, 2014:167) y que de un
millón de habitantes cerca del 38% del total son
niños, niñas y adolescentes1.
Independientemente del peso poblacional
involucrado en el cuidar y en ser o no cuidado,
se enfrenta una problemática que se dirime y
“resuelve” puertas adentro. El silencio en torno
al cuidado y sus efectos, tanto en quien cuida,
como en quienes reciben o merecen protección
no disminuye ni aminora la relevancia en la vida
cotidiana y en la dinámica social. En el cuidar, se
combinan tareas y sentires y, en la mayoría de los
casos, se asume como una responsabilidad de las
mujeres dejando de lado la posibilidad de compartir
dicho compromiso con aquellos miembros de la
familia que están llamados a asumirlo; menos
aún es una responsabilidad facilitada y asumida
por los servicios públicos especializados (centros
infantiles y de actividades extraescolares). El acceso
a los mismos y a sus beneficios dependen de la
casuística y/o se supeditan, cuando son privados, a
la disponibilidad de recursos económicos.
El vínculo estrecho entre mujer y cuidado determina
el modo y el momento en que las mujeres se
insertan al mercado laboral. Su “opción” por un
trabajo autónomo, o por cuenta propia, devela su
constante doble esfuerzo por armonizar, aunque en
los hechos no sea así, el cuidado de los suyos con
sus actividades generadoras de ingreso.
El conflicto entre vida laboral y familiar que viven
todas las mujeres, pero más dramáticamente
las mujeres de los estratos sociales menos
favorecidos, restringe el derecho al trabajo, a la
educación, a la participación, etc., en igualdad de
condiciones, al mismo tiempo que condena a sus
niños, niñas y adolescentes a arreglos precarios
de cuidado y protección. Es un círculo vicioso a
través del cual se reproduce la desigualdad y la
pobreza de una generación a otra. Desde esta
perspectiva se leyó esta realidad heterogénea
y abigarrada en la que las mujeres son sus
protagonistas. Es una lectura que complementa
el estudio: El ecosistema para emprender de
mujeres trabajadoras por cuenta propia de
escasos recursos en la ciudad de El Alto (2021)
de Carla Gutiérrez.2
Las próximas páginas dan cuenta de las
modalidades que emplean las mujeres
trabajadoras por cuenta propia3 de El Alto para
cuidar a sus descendientes mientras laboran. La
conciliación entre uno y otro trabajo es un desafío
constante que se traduce en el despliegue de
distintas estrategias que se van adecuando a la
edad de los hijos y a sus diversas y cambiantes
ramas de actividad. Se trata de identificar estas
modalidades, sus ventajas y limitaciones, a fin
de establecer pautas que guíen el accionar
institucional dirigido a que el cuidado, labor
trascendental para la sostenibilidad de la vida, sea
de corresponsabilidad familiar y social. El texto se
organiza en dos partes. En la primera se presenta
el enfoque y el tratamiento metodológico, así
como los resultados alcanzados. La segunda
parte está destinada a plantear los retos y las
posibles rutas de acción institucional4.
Los autores agradecen el apoyo del equipo del
CPMGA y muy especialmente a las veintiocho
mujeres madres que nos brindaron su tiempo para
narrar sus experiencias no exentas de momentos
dramáticos.

2 Este estudio se realizó en 2019 en el marco del Proyecto Fortaleciendo emprendimientos de economía social y solidaria bajo enfo-
que de género, ejecutado del 2018 a 2020 con apoyo de Diakonia y financiamiento de ASDI.
3 Las/los trabajadores por cuenta propia forman parte tanto de la economía formal como de la llamada economía informal. En
ambos casos se identifican por ser independientes de un empleador y su remuneración depende directamente de sus propias
decisiones operativas (OIT, 2022).
4 Cabe subrayar que sobre la base de los resultados de este estudio se abrió un espacio de reflexión con el equipo del CPMGA. En esta
segunda parte se presenta estas reflexiones conducidas a escudriñar aspectos que hacen a la situación de esas mujeres y diseñar
o esbozar acciones pertinentes a dicha situación.

8
Dinámica de mujeres madres que
Laboran por cuenta propia
9
10
rP ecisiones
conceptuales
A. Sobre el cuidado
La categoría cuidado incluye acciones y relaciones
destinadas al mantenimiento cotidiano de la
vida: tareas domésticas, relaciones familiares,
atención de salud, crianza de niños, amor
maternal, reproducción social, etc., son algunos
de los términos con que se designan el trabajo
cotidiano que se realiza en el ámbito familiar y
conducido a garantizar la subsistencia de los
miembros que por su edad y capacidad requieren
el resguardo y protección de otros, aunque en los
hechos todas las personas requieren del cuidado.
Si bien el cuidado es un término ambiguo por
sus múltiples significados en este documento
se refiere específicamente al que se despliega
al interior del hogar y que demanda una
cotidiana atención no remunerada e involucra
una dimensión emocional que se expresa, entre
otros, en la preocupación permanentemente
por el bienestar del otro. Es un trabajo que
exige un esfuerzo físico y psicológico e implica
el desarrollo de conocimientos y habilidades
que involucran sentimientos y afectividad,
capacidades que supuestamente son naturales
en las mujeres.
Las acciones cotidianas del cuidado exigen haber
garantizado previamente lo que se denomina
11
I. Precisiones
conceptuales
“prerrequisitos del cuidado” como la alimentación
o la limpieza, entre otros (Pérez Orozco, Amaia,
2009: 6). La separación conceptual entre las
acciones de cuidar y los prerrequisitos del cuidado
(o tareas domésticas) es útil para la formulación
de estrategias e intervenciones específicas dada
su distinta naturaleza. Ambas son prestaciones
no merecedoras de reconocimiento ni de
remuneración y que se despliegan en paralelo:
los quehaceres domésticos están asociados a la
calidad de la vivienda y al acceso a servicios básicos
(luz, agua potable, gas, alcantarillado, etc.), mientras
que el cuidado está dirigido a garantizar el bienestar
físico y emocional cotidiano de las personas. En
suma, el cuidado implica relaciones interpersonales
que articulan sentimientos, responsabilidades
(Lamaute-Brisson, Nathalie, 2013: 72).
Este conjunto de acciones y sentires no es
homogéneo, varían de acuerdo a los recursos
disponibles y a los modos de pensar o referentes
culturales. Esto implica que no todas las personas
que necesitan protección sean efectivamente
cuidadas tal como lo requieren y con la calidad
merecida; otro tanto sucede con las personas –
mayormente mujeres – que deben cuidar a otros,
especialmente familiares o dependientes, sin
disponer del tiempo y de los recursos necesarios
(psíquicos, físicos y económicos) para asumir esta
responsabilidad. En otras palabras, el cuidado
encierra distintas dimensiones socioeconómicas,
culturales, políticas y filosóficas; por lo mismo, esta
construcción social es promotora de una cadena de
desigualdades de género y de inequidades sociales
afectando a las mujeres y a su entorno social.

Existen mujeres que pueden delegar en otras

partes esta responsabilidad o acceder a servicios
especializados, pero para otras esta opción no
existe y deben acudir – cuando es posible – a
su entorno inmediato. El cuidado exigirá de
las familias más pobres soluciones por cuenta
propia, distribuyéndose las tareas entre sus
propios miembros o depositando en los propios
niños o dependientes el autocuidarse sin tener
las capacidades. En estas familias – sin eximir de
esto a las otras – estas responsabilidades pasan
de las madres a las abuelas, a las hijas mayores
o a los propios niños y niñas, sin respetar sus
necesidades y los derechos que les corresponden.

Esta organización del cuidado al interior de las

familias se asienta, en algunos casos, sobre la base
de una triple división del trabajo articulada con las
relaciones de parentesco que conforma el hogar5.
Esta organización encubre tensiones, conflictos que
5 La triple división del trabajo se traduce en:1) una división del
trabajo por sexo entre adultos y entre niños en la cual
las mujeres y las niñas son ampliamente requeridas; ii)
una división intergeneracional del trabajo entre padres
e hijos, y entre abuelos, hijos y nietos, y iii) una división
intrageneracional entre niños y niñas del hogar, por un
lado, y niños trabajadores domésticos, por otro lado, o
entre niños y niñas del hogar (Lamaute-Brisson, 2013: 72).
varias autoras denominan “crisis de los cuidados”:
un momento histórico en que se reorganiza
de manera simultánea el trabajo salarial
remunerado y el doméstico no remunerado,
mientras que persiste una rígida división sexual
del trabajo en los hogares y la segmentación de
género en el mercado laboral (Rico, 2011: 108).
En otras palabras, a pesar de las trasformaciones
familiares y de la creciente participación de las
mujeres en los mercados de trabajo, el cuidado
y la protección se sustenta en un modelo de
familia tradicional.
Esta situación coloca a las mujeres en el desafío
de conciliar las responsabilidades de cuidado con
el trabajo generador de ingresos; “armonización”
que se logra básicamente insertándose en el
mercado como cuenta propia. Son las menos
las que concilian uno y otro trabajo a través de la
compra de servicios de cuidado (contratación de
una trabajadora del hogar, acceso a una guardería
privada o a servicios extraescolares).
B. Sobre el trabajo por cuenta propia
De acuerdo a la Encuesta urbana de empleo
(CEDLA, 2008; citado por Jiménez y Contreras,
2014) el trabajo por cuenta propia concentra al
43% de la población alteña económicamente
6 Otras definiciones amplían este concepto: “Aquellos en los que la remuneración depende directamente de las ganancias y en los que
los titulares o las titulares toman decisiones operativas o son responsables del bienestar de la empresa”. Para la Unión Europea, un
trabajador autónomo es aquel que no tiene contrato laboral, y realiza una actividad económica regular que le garantiza ingresos.
13
activa; situación compartida por el 31% del total de
hombres y por el 57% de mujeres. Esta categoría
ocupacional, cuantitativamente significativa,
encubre una amplia heterogeneidad; de ahí, que
es importante considerar algunas dimensiones
que permitan su delimitación.
Definición básica
Se denomina trabajador por cuenta propia
a toda persona que realiza una actividad
económica de forma independiente y directa,
es decir que no depende de un empleador,
aunque emplee a terceras personas para
llevar a cabo su actividad6.
Desagregación del concepto “por cuenta
propia”
En términos generales, pero teniendo
como centro el tema de la investigación
– las modalidades de cuidado de mujeres
trabajadoras por cuenta propia –, cabe
considerar las siguientes variables de
desagregación:
I. Factores que inciden en la inserción al
mercado por cuenta propia
Se distinguen dos motivaciones:
 a) Por vocación de emprendedora
discriminación antes citados.
Se trata de mujeres, las menos, que
encuentran en el autoempleo la posibilidad
de desarrollar sus habilidades o intereses.
Es una alternativa al empleo formal que
le proporciona a la trabajadora no solo
autonomía económica sino también ciertos
márgenes de libertad en el manejo de su
tiempo y en la toma de decisiones.
b) Por falta de empleo en el “sector
moderno o formal”
La escasa extensión material del capitalismo
boliviano, unida a sus características
asociadas principalmente con la explotación
de recursos naturales (minerales,
hidrocarburos, tierra y territorio) y con las
finanzas, limitó la generación de empleo
y el trabajo asalariado. La estrechez del
mercado interno y la falta de competitividad
externa conducen a que gran número de
personas encuentren otros mecanismos
para amortiguar el desempleo y entre estos
“inventarse” su propio empleo utilizando
aquello de lo que dispone – que es su
propio esfuerzo y sus habilidades – aunque,
generalmente, con escasa disponibilidad de
capital.
A estos factores se sumaría, como una variante,
la herencia del negocio familiar y que no deja
14
de estar entrecruzada por los factores de
II. Ocupaciones/actividad e ingreso
En la categoría de trabajadores por
cuenta propia ingresan un abanico de
actividades que van desde profesionales
independientes (solos o asociados),
comerciantes mayoristas o minoristas,
micro, pequeños e incluso empresarios
medianos, prestadores de servicio
especializados o genéricos.
Un estudio (Barroso, José Luis, 2021)
distingue algunas variables en las actividades
por cuenta propia:
a) Las mujeres vinculadas a las actividades
productivas se caracterizan por ser
propietarias de emprendimientos de
transformación simple de productos
que, mayoritariamente, responden a
actividades micro empresariales. Por
lo general, estas mujeres inician sus
actividades a una edad adulta (aunque
pueden ser habilidades que fueron
aprendidas de los padres), luego de
haber adquirido experiencia en los
procesos de producción de bienes o
servicios en establecimientos formales
o informales.
15
 b) Las mujeres dedicadas a las actividades
vinculadas al comercio minorista
desarrollan su actividad en mercados,
ferias rotativas, ferias zonales y
centros de abasto donde ofrecen
a la venta alimentos, artesanías,
confecciones, entre otros. Inician sus
actividades a temprana edad, desde
niñas o adolescentes, acompañando
a sus madres y aprendiendo el oficio
que desarrollarán o no a futuro.
La actividad define la carga y la flexibilidad
del horario (la vendedora de una feria
como la 16 de julio deberá estar jueves y
domingo de 5:00 a 21:00, la albañil quizás
todos los días en horario rígido, la artesana
según la carga de trabajo, etc.).
para cuidar; dinero para cuidar y servicios
de cuidado infantil” (Ellingstaeter, 1999:41,
citado por Pautassi, 2007:10) son los
dispositivos del cuidado. A mayores
recursos y tiempo las familias y en especial
las madres tendrán libertad de optar
por servicios especializados o contratar
personas (niñeras, maestras de apoyo
escolar, empleadas domésticas) para que
desarrollen algunas tareas de cuidado.
Cuando los recursos y el tiempo son
limitados el cuidado de los descendientes
exige desplegar un conjunto de estrategias
al interior de las familias.
III. Por el lugar de trabajo:
Se distinguen tres esferas:

En este universo los ingresos son dispares: a) En el domicilio de la propia

puede representar una fracción del salario trabajadora, donde desarrolla
mínimo nacional o, en el otro extremo, dos actividades productivas o de servicios,
o más veces este monto7. tales como elaboración de ropa,
adornos, juguetes, muebles, comida,
Estos dos últimos aspectos, jornada de etc.; servicios como mecánica de
trabajo e ingresos, son sustanciales a la autos, cosmetología, computación,
hora de definir una estrategia de cuidado y traducción, etcétera. La venta puede
es así porque la disponibilidad de “tiempo hacerse en el sitio directamente, en
7 Un estudio de Alianza por la Solidaridad (2019), titulado Mujeres trabajadoras de la ciudad de El Alto. Entre la informalidad, la
explotación y la violencia, al tiempo de ratificar la dificultad de extraer información a las mujeres sobre ganancias e inversión se
señala que en el universo estudiado (500 encuestas y 15 entrevistas) se obtuvo la siguiente tendencia: el 1% afirma que su capacidad
de ganancia diaria es de más de Bs 400 (el salario mínimo nacional actual equivale a cerca de Bs. 100 por día), el 27% de las mujeres
señala que es de Bs. 200 a más, el 19% entre Bs 50 a Bs 80 y otro porcentaje igual de Bs. 80 a Bs 100, el 18 % respondió que ganan
entre Bs. 100 a 200, el 12% afirmó ganar de 30 a 50 Bs, el 2% de 10 a 30 Bs. y un 2,5 % no respondió.

16
 otro lugar o por entrega a terceros. exceden sus beneficios, y ello aplica tanto
a los costos directos como a los costos de
b) En el domicilio de los clientes: Son transacción (especialmente el tiempo y las
ejemplos los servicios de construcción, capacidades necesarias para, por ejemplo,
electricidad, mantenimiento de llevar una contabilidad según criterios
computadoras, acompañamiento de contables).
personas mayores.
Cabe destacar que el grado de formalidad
c) En un lugar especializado: Espacio o informalidad no es relevante en la
en el que se desarrollan actividades caracterización de las mujeres madres
productivas, de comercio o de trabajadoras por cuenta propia con relación
servicios como talleres de costura, al cuidado de sus descendientes.
peluquería, asesoramiento técnico
en oficinas, cuidado de personas
(como una guardería) o puesto de
venta en ferias, mercados, tienda, Ventajas y desventajas del
etcétera.
trabajo por cuenta propia
IV. Por el grado de formalidad
Según definiciones generales, el trabajo
por cuenta propia tiene varias ventajas:
En los hechos una trabajadora por
cuenta propia puede cumplir con las
+ Es su propio/a jefe/a, no depende
tres formalidades (legal, empresarial e
de un tercero para decisiones.
impositiva), solo una o ser totalmente no
+ Es un trabajo que tiende a ser
formal, sin que el mayor o menor “grado”
flexible tanto en la elección del
de formalidad marque diferenciación entre
rubro, el horario o jornada de trabajo
unas y otras.
como al lugar donde desempeña el
mismo.
Valga la oportunidad para destacar que,
+ Control de sus finanzas.
en muchos casos, la informalidad no debe
+ Reconocimiento personal por su
leerse como una decisión de ilegalidad, sino
trabajo.
que se aplica cuando los costos de cumplir
la normativa (registros, patentes, impuestos)

17

Las desventajas generales
son las siguientes:
– Riesgo económico y personal.
– Inseguridad en los ingresos a obtener
en el tiempo y el monto esperados.
– Demanda tiempo, energía, dedicación
y gran capacidad para resolver
problemas en medio de un escenario
de incertidumbre.
– Exige un aprendizaje permanente y
sobre la marcha.
– No exenta de conflictos en el entorno
laboral (ferias, mercados, etc.) o con
los posibles clientes.
C. Una lectura del trabajo por cuenta
propia desde la trayectoria de las
mujeres
Así como el término “trabajadoras por cuenta
propia” es genérico, ambiguo y encubre una
profunda heterogeneidad, también las razones
para la participación en estas actividades tienen
sus especificidades: no son pocas las historias
de mujeres que trastocan esa ruta ya que su
ingreso a estas actividades se da tras la llegada
de hijos. Es un paso que, en algunos casos, ha
significado renunciar a un puesto estable y bien
18
remunerado, aunque en otros el embarazo fue
motivo de despido de su fuente laboral o su no
contratación. Esta motivación no excluye que, en
algunos casos, su presencia como cuenta propia
responda a su propia trayectoria – vinculada a la
imposibilidad de insertase en el sector “moderno
o formal” de la economía –, a la de su familia y
que se mantendrá con la llegada de los hijos.
Si se entiende que los trabajadores “por cuenta
propia” son por naturaleza independientes es
posible considerar que esta condición es la
motivación de las mujeres madres para incidir
o mantenerse en esta categoría ocupacional. En
efecto, e independientemente de la motivación
inicial o de origen, la maternidad se constituye
en un factor decisivo para transitar o continuar
como cuenta propia. El “poder” de la maternidad
se traduce, sin duda, en cambios y ajustes en
la vida de las mujeres, cambios que pueden
significar el abandono definitivo o transitorio
de los estudios, de su participación en el
escenario público, en la interrupción definitiva
o momentánea de su trayectoria profesional.
Con la llegada de los hijos el interés se centra
en las posibilidades de “armonizar” el trabajo
del cuidado con las actividades generadoras de
ingresos. Esta constatación es tan universal como
lo es el sentido y la fuerza de la maternidad que,
como construcción social, está impregnada de
significados. El sacrificio, el amor y el cuidado a
los otros son los términos que mejor representan
ese “deber ser” de la maternidad y que argumenta
el abandonar aspectos de su vida previa y recrear edad son los que demandan mayor atención, pero,
sus aspiraciones y actividades en función de las a la vez, se “acomodan” mejor a las actividades
necesidades de cuidado de sus descendientes. económicas de la madre. Independiente del lugar,
la capacidad de control por parte de la madre
En el relato de las trayectorias laborales va disminuyendo a medida que crecen los hijos
las mujeres destacan ese “deber ser” de la desestructurando la armonización entre una y
maternidad donde la urgencia y la necesidad otra actividad. En todos los casos trabajar en y
de obtener ingresos para criar son razones para desde la casa significa para los niños mantenerse
su inserción o continuidad como trabajadoras en un espacio seguro y evita a las madres
por cuenta propia; de lo contrario seguirían en consumir tiempo en el traslado desde el hogar al
su hogar cuidando a los suyos, lo que las sitúa trabajo a favor de un tiempo para el cuidado.
como “buenas madres”. A pesar que la inserción
al mercado laboral respondería a una emergencia En suma, las situaciones de las mujeres
económica la “opción” por una actividad madres por cuenta propia y el ensamblaje
económica por cuenta propia estaría – en su con sus responsabilidades de cuidado es tan
decir – supeditado a las posibilidades de trabajar heterogénea como lo es la propia actividad y,
y, al mismo tiempo, a mantener el control sobre el consecuentemente, también es diversa la carga
cuidado ya sea de forma directa o indirecta. horaria y la diferenciación de ingresos que pueden
o no permitir el acceso a servicios externos de
Por lo mismo, trabajar y generar ingresos en y cuidado.
desde su hogar es la alternativa más apta para
armonizar con el cuidado de sus descendientes.
Al contrario, laborar en el domicilio de los
clientes o simplemente la calle (en una obra
de construcción, un taller, es decir en un lugar
especializado) les implica un esfuerzo mayor y
que les exige “adecuar” ese espacio a la atención
y cuidado de los niños sin descuidar sus tareas.
En los tres casos la conciliación entre sus labores
reproductivas y generadoras de ingreso tiene un
límite y más evidente cuando se trata de lugares
especializados, límite que depende de la edad de
los hijos: los niños/as menores de dos años de

19
20
Aspectos
metodolóig cos
A. Focalización del trabajo
Teniendo en cuenta que el interés de esta lectura
es destacar las estrategias o modalidades de
cuidado que despliegan las mujeres madres por
cuenta propia y dada la amplitud de las categorías
con las que dialoga el estudio se ha acotado el
campo de análisis de la manera siguiente:
Respecto al “cuidado”.
El cuidar y ser cuidado alude a una interacción
social entre uno y otro y que implica el vínculo
entre las personas que por su edad y condiciones
dependen para sobrevivir de la atención de otros
– niñas/os, adolescentes, ancianas/os, personas
con discapacidades y enfermas –, es decir, la
dependencia es un campo amplio y donde la
atención es tan específica como diversas son las
necesidades de dichas personas. Pero más allá
de este aspecto es evidente que, en los hechos, el
sentido común – alimentado por las condiciones
materiales y subjetivas del hogar – relativiza o
niega la situación de dependencia de aquellos
miembros que se suponen con capacidad de
autocuidarse y, en algunos casos, de cuidar a otros.
Lo dicho obliga a centrarse tan solo en los niños y
adolescentes menores de 15 años de edad como
sujetos del cuidado, sabiendo de antemano que el
paso de la dependencia a la independencia es una
21
II. Aspectos
metodológicos
eventualidad y conectada a las condiciones de las
familias.
Respecto a las trabajadoras por cuenta propia.
Se ha señalado la heterogeneidad que se esconde
bajo esta categoría, lo que obliga a considerar como
cuidadoras a aquellas trabajadoras por cuenta
propia en edad reproductiva (18 a 45 años de edad)
y con ingresos económicos limitados.
Esta priorización, sin embargo, esta matizada. Entre
las protagonistas del estudio se ha considerado a
aquellas, las menos, que se ubican en tramos de
edad superior al rango establecido: mayores de 45
años de edad.
Asimismo, si bien el foco de atención son las
trabajadoras por cuenta propia no se dejan de
considerar algunos casos de trabajadoras del sector
formal estatal de la economía y que se desempeñan
como maestras.
Estas dos excepciones tienen un interés preciso:
en el primer caso (mujeres mayores a 45 años) el
propósito es el de observar continuidades y rupturas
en las modalidades de cuidado entre distintas
generaciones. En el segundo caso es un recurso
para reafirmar/rechazar las particularidades
de las estrategias de cuidado desplegadas por
las cuentapropistas y su conexión con el tipo de
trabajo generador de ingresos.
B. Preguntas centrales
La reflexión sobre el accionar y vínculos del CPMGA
con las mujeres trabajadoras por cuenta propia se
constituyó en el insumo para la formulación de
preguntas que contribuyeran a desentrañar cómo
articulan sus actividades generadoras de ingresos
con la llegada y crianza de sus hijos, asumiendo,
a priori, que el ingreso – o permanencia – de las
mujeres como cuenta propia es parte de ese
acomodo que les permite realizar al mismo tiempo
y/o simultáneamente ambos trabajos.
Este punto de partida conllevó a otras suposiciones:
• La trayectoria laboral de las mujeres está
definida por sus responsabilidades de
cuidado. En este marco, el trabajo por
cuenta propia aparece como una opción
para armonizar ambas responsabilidades.
• Todas las mujeres afirman, y respondiendo
a pautas y mandatos que enmarcan las
prácticas cotidianas, que su inserción en
el mercado no atenta contra el cuidado
de sus hijos; al contrario, la generación de
ingresos es “funcional” a ese buen cuidar.
• Las diversas ocupaciones que desarrollan
22
las mujeres trabajadoras por cuenta
propia y las condiciones también disímiles
(jornada y lugar de trabajo y distancia
entre este y el hogar) afectan positiva
o negativamente en el cuidado de sus
descendientes. Cabe suponer que las
responsabilidades y demandas de cuidado
condicionan la selección de la ocupación
de la mujer y no al revés.
• La carga del cuidado es variable a lo largo
del tiempo y según la composición de la
familia.
• Si bien la carga de las tareas de
cuidado varía con la edad de los hijos,
no es precisamente la edad el factor
determinante para seguir considerándolos
sujetos de cuidado o, al contrario, con
capacidad de cuidar a otros.
C. Propuesta de trabajo
El estudio se orientó a identificar las modalidades
de cuidado aplicadas por mujeres trabajadoras
por cuenta propia de la ciudad de El Alto, así
como las visiones y valoración de las madres
respecto a sus ventajas y limitaciones con
relación al cuidado y al desarrollo de sus
actividades económicas (objetivo). En este
camino se intentó entender e interpretar, sobre
la base de un referente empírico, la interrelación
entre las actividades generadoras de ingreso y
las responsabilidades de cuidado, entendiendo,
a priori, que el trabajo por cuenta propia es parte
inherente de las estrategias dirigidas a criar y
proteger a sus descendientes.

En este marco se propuso realizar un estudio

exploratorio de carácter cualitativo y se recurrió
a entrevistas colectivas semiestructuradas (ver
formato de boleta en anexo) aplicadas a veintiocho
trabajadoras madres.
24
eR sultados del
trabajo de campo
A. Perfil de las mujeres entrevistadas
Entre el 2 y el 8 de junio se entrevistó a 28
mujerestrabajadoras (26 cuentapropistas y dos
maestras) contactadas por el CPMGA con hijos
cuyas edades oscilan entre los 0 a 15 años.
Datos generales
• Edades entre 20 a 58 años con un promedio
de 40 años.
• El 68% tiene pareja actualmente.
• El promedio de hijos asciende a 2,3, variando
entre 1 a 6 hijos, y con diversas edades.
• Trabajan un promedio de 5,7 días a la semana
(entre 1 a 7). El 68% trabaja más de 5 días en la
semana.
• La jornada de trabajo transita entre un
horario flexible (que representa al 43%) y
uno rígido (39%). En medio de estos dos
extremos un 18% plantea que su horario
es más o menos flexible algunos días a la
semana y rígido otros días.
• La jornada de trabajo también es variable: un
46% afirma que dedica todo el día al desempeño
de su trabajo, el 43% hace referencia a medio
tiempo – solo en las mañanas o en las tardes – y
el 11% conjuga ambas modalidades según el día.
• El promedio de trabajo es de 8,1 horas al día, con
25
III. Resultados del
trabajo de campo
variaciones que van desde 4,5 horas hasta un
máximo de 15. La mitad trabaja 8 horas o más.
• La distancia entre su hogar y el lugar de
trabajo es variable: el 39% trabaja en su
casa o a un par de cuadras, mientras que el
36% tarda entre media hora y una hora en
trasladarse de un lugar a otro. El resto está a
una distancia promedio de unos 10 minutos.
Tipos de ocupación
El CPMGA ha convocado a mujeres insertas en
un abanico relativamente amplio de ocupaciones
y con una gran diversidad de situaciones
económicas: desde aquellas que se las puede
situar en una posición económica de cierto
bienestar (el caso de profesionales o algunas
microempresarias) hasta aquellas que viven en
la precariedad (que laboran en el comercio con
puestos en la calle o tiendas de barrio o tejedoras
de macramé, etc.).
La lista que se presenta a continuación muestra
la ocupación de cada mujer el momento de
la entrevista, pero un buen número fueron
cambiando a lo largo del tiempo (dato clave
considerando que la edad de los hijos determina
las necesidades de cuidado). Sin embargo, al momento de detallar las modalidades de cuidado, se ha
tenido la precaución de informarse de las condiciones de lugar de trabajo y horario que tenía cada
mujer en esas etapas.

Rubro % del total Ocupación específica

Artesanía cintas + tejedora

Costura
Tejedora
Tejidos y afines 25% Tejedora a máquina
Tejedora chompa, manta, palillo, crochet
Tejedora palillo y máquina
Tejidos a máquina
Cafetería + almuerzo
Comidera
Alimentación 18% Comidera
Comidera (tucumanas)
Venta de alimentos (jawitas)
Abogada
Contadora
Profesionales 14%
Agronomía
Consultora en trabajo social
Construcción
Microempresa 11%
2 en producción de alimentos

26
 Celulares y escritorio
Comerciante 11% Prendas de vestir
Tienda de barrio + jugos
Maestras 7% 2 maestras normalistas del nivel primario
Niñera
Servicios 7%
Peluquería
Pintora
Construcción 7%
Albañil

Las profesionales son trabajadoras por cuenta propia o profesionales independientes y oscilan entre el sector formal y el sector informal
de la economía. La excepción es la Ingeniera Agrónoma que trabaja por contrato. En el caso de las maestras son empleadas del Estado.

B. Las modalidades encontradas de cuidado de hijos/as

A continuación, se presentan los resultados de Es importante destacar que cada mujer ha
las entrevistas, siendo necesario aclarar que al aplicado diversas modalidades (la mayoría
ser un estudio cualitativo los datos deben ser aplicó dos y algunas han llegado incluso a cinco)
leídos como tendencias generales en la población dependiendo de su trabajo y de la edad de los
entrevistada. hijos, por lo que la suma de porcentajes es
superior al 100%.
Ante la pregunta ¿cómo hace para atender a sus
hijos mientras trabaja? las respuestas indican
nueve modalidades que pueden clasificarse en
cinco grandes grupos, donde la mayoría indica
claramente que están con ella, sea porque los
lleva al trabajo o porque trabaja en y desde
el hogar. Cabe subrayar que las modalidades
identificadas, por lo que estas madres afirman,
son de larga data o al menos ellas consideran que
son parte de la “tradición” del cuidar.

27
 % de
Modalidad
mujeres
En casa mientras trabaja 43%
Están con ella (86%)
Los lleva al trabajo 43%
Se quedan solos en casa En casa solos 39%
Quedan con parientes (abuelos/as,
29%
suegros/as, cuñadas, otros)
Se quedan en casa (47%)
Con su hermano/a mayor 11%
Con niñera 7%

Van a otra casa De mamá, hermano/a o vecinas 14%

Van a guardería / centro infantil 11%

Salen a otro lugar (18%)
Van a cursos extracurriculares 7%

Como se observa el acceso a servicios especializados de cuidado es de una minoría y también son las menos
las que cuentan con una trabajadora del hogar o niñera.

C. Descripción y valoraciones de cada modalidad

De manera general, se observa que la modalidad más frecuente es mantener a los niños junto a la
madre (86% de las respuestas); seguida por dejarlos en casa solos (39%) o acompañados de otros
parientes, sean abuelos o hermanos mayores. Aquellos que son trasladados a otro lugar “fuera de
casa” usualmente van al domicilio de un pariente o vecinas y es la modalidad menos usual acudir a
una guardería o a cursos extracurriculares.

A nivel de detalle se tiene lo siguiente:

28
Están con ella

 Con ella en casa mientras trabaja

Esta modalidad, muy frecuente, se aplica

obviamente en los casos en que la madre trabaja en
su propio hogar y en actividades manufactureras y
artesanales propias de microempresas o servicios
profesionales. Aquí ingresan también actividades
de comercio (en tiendas de barrio).

Esta radiografía del momento actual difiere, en

la mayoría de los casos, de su trayectoria laboral
previa a la llegada de los hijos. No son pocas las
que renunciaron a un trabajo fijo para emprender
otras alternativas laborales que les permitan estar
en su hogar cerca de sus hijos. En solo una frase
las madres ponderan su tránsito a un trabajo
autónomo: permite flexibilidad para atender
a la wawa. Sin embargo, esta potencialidad no
oculta el gran esfuerzo que significa compartir
en un mismo espacio dos actividades de distinta
naturaleza: Requiere hablar mucho con los hijos,
para que respeten y se involucren en el trabajo.

29
  Lleva al niño al trabajo

La posibilidad de llevar a los niños al trabajo se limita,

aunque no siempre, a los casos en que estos son pequeños.
El cuidado y atención (amamantarlos, cambiarles de pañal,
etc.) se combina con la propia actividad que se desarrolla en
lugares como la calle o un mercado, en talleres u obras de
construcción, es decir en espacios no siempre adecuados
para la crianza. Y ellas así lo reconocen:

Una limitante es el ambiente: por ejemplo, los ruidos

de la fábrica asustan al niño.

En el caso de construcciones es prácticamente

imposible llevar niños por lo peligroso de la actividad,
salvo que el contratista sea amigo o pariente.

A pesar de la “libertad” de la que gozan las comerciantes

de una feria, mercado, calle, el temor constante y
acrecentado día a día es que se roben a sus hijas.

Estas profundas desventajas se cotejan con fortalezas

tales como: Si el negocio es propio tiene la ventaja que
(los hijos) aprenden del negocio.

En el caso de las maestras de escuela sus experiencias

están igualmente marcadas por la edad de los hijos.
Cuando eran pequeños era absolutamente imposible
llevarlos con ellas al trabajo de aula, contrarrestando
esta limitante acudieron a contratar una niñera quien
tenía la tarea de llevar al bebé a la escuela para que
la madre lo amamantará o cuidarlos las horas que
ellas estaban en la escuela. Esta dinámica se aligeró
cuando los niños llegaron a la edad escolar y entonces
se llevaban a sus hijos al mismo establecimiento donde
ellas trabajaban.
30
Se quedan solos en casa

 Se quedan solos en casa

Esta modalidad, muy frecuente, es habitual abandonar a mis wawas pero no me

cuando los niños son mayores de once a
doce años para arriba pero no excluye a
niños de 6 o 7 años de edad que aprendieron
a autocuidarse a edades tempranas.
Se han obtenido las siguientes valoraciones:
 Una ventaja es que ellos aprendieron a
cuidarse: mi hijo aprendió a cocinar y a
lavar, pero tenía que hablarles mucho
para que sean responsables.
 Les permite desarrollar más confianza y
autonomía a los niños.
quedaba otra.
Es una modalidad donde los riesgos
son permanentes, más cuando se
depositó el autocuidado a niños de 6
o 7 años. Este es el caso de una madre
que trabajaba en el turno de noche en
una fábrica. Dejaba a sus dos niños
de 5 y 6 años solos, luego de darles
la cena y acostarlos. Este itinerario se
cortó abruptamente un día en que
volvió del trabajo y su casa se había
incendiado por un corto circuito. Los
vecinos sacaron a los niños.

 Algo clave es que vivan cerca parientes

o vecinos de confianza (la vecina los
chequeaba desde su terraza).

 Como tenía que dejarles todo listo y

no tenía tiempo pagaba a una pensión
para que les den la comida y le pedía
que vea que coman todo.

Sin embargo, más allá de las ponderaciones

esta estrategia genera en la madre
incertidumbre y culpabilidad: No quería

31
Se quedan en casa
 Quedan con parientes (abuelos/as,
suegros/as, cuñadas, otros)
La presencia y participación de parientes en
el cuidado de los niños se alienta por dos vías:
en algunos casos la mujer trabajadora y sus
hijos comparten la vivienda con abuelos, tíos
y/o hermanos; en otros casos la pareja se ve
obligada a mudarse a la casa de sus allegados
a fin de contar con el apoyo de la familia
ampliada en la crianza de los hijos.
Estas situaciones son valoradas y también
muestran desventajas:
 Mi hermana me apoya mucho.
 Gracias a mi papá (o mi mamá o mi suegra)
logré salir adelante con mi trabajo.
Sin duda alguna existen experiencias que llevan
a enfrentar las diferencias generacionales
en la crianza: Mi padre es muy machista; el
tipo de educación que les dan a los chicos,
diferente de la que una quiere. Pero a más
de esto surgen problemas cotidianos y en la
mayoría de los casos vinculados al cuidado o
no cuidado: Mis hermanas trataban mal a mis
hijos; mis cuñadas eran malas gentes; no los
atienden igual que a sus primos.
32
 Con su hermano/a mayor
La identificación de las personas
dependientes es un tema arbitrario, ceñido
a las condiciones de vida y a las urgencias
de la familia. En este sentido, el salto de la
dependencia a la independencia de los hijos
puede ser al inicio de la escolarización (a los
6 años aproximadamente) o, en otros casos,
en la adolescencia (aprox.14 años).
La valoración sobre esta estrategia es
positiva cuando el que cuida muestra
cualidades para desempeñar estas tareas:
Me quedo tranquila pues su hermano es
responsable. Pero no siempre es así y, por
lo mismo, recurren a esta opción por no
contar con otras posibilidades.
 Con niñera
Se demanda solo por necesidad y en casos de
urgencia – es usual que al poco tiempo corten
con esta relación –. Cuenta con una percepción
negativa de las mujeres-madres.
Tuve mala experiencia porque maltrataba
a mi hija; me robaba; no cuidan como una
quiere.
Van a otra casa
 De mamá, hermanas o vecinas
Se da cuando no quedan otras
opciones, por ejemplo, cuando se sale
muy temprano a trabajar y se deja a
hijos/as donde la hermana para que
esta los lleve a la escuela o si son los
abuelos recogen a los niños/as y les
cuidan hasta la noche cuando regresa
la madre o el padre.
 Cursos extracurriculares
Esta opción tiene limitaciones: Le
tengo que decir a la vecina “me lo
vas a ver”; es una ayuda, pero en la
noche tengo que llevar a los niños a
la casa.
Salen a otro lugar
 Van a guardería / centro infantil
Al igual que en el caso de la
contratación de una niñera el acceso a
un centro infantil no es la mejor opción,
es un último recurso y solo debido
a la imposibilidad de la madre de
compatibilizar sus restantes tareas con
el cuidado. Las imágenes y estereotipos
en torno a estos centros contribuyen
a alentar la desconfianza y a que se
33
33
mantenga la subvaloración de estos
servicios. La valoración general de
esta modalidad es negativa:
Mi hija se enfermaba mucho y me
la llevaban al trabajo.
No cuidan como una quiere.
Mi esposo nunca confió en la
guardería.
Los cursos extracurriculares,
complementarios a la escuela, además
de ser limitados demanda gastos, de
ahí que no sorprende que tan solo
dos entrevistadas tengan experiencia
al respecto y, en ambos casos, es
altamente valorada: aprenden
muchas cosas y se desarrollan como
personas. Es un reconocimiento a su
función sociopedagógica pero no se
plantea, o al menos no se verbaliza,
que estos espacios sean promotores o
deberían serlo del cuidado y protección
a aquellos niños en edad escolar.
34
Análisis
A. Análisis de tendencias
1. Por la edad de la mujer
 El grupo de madres jóvenes (20 a 39 años)
aplican ocho modalidades, pero no mandan
a sus hijos a la guardería. Los niños de este
grupo de madres, con raras excepciones, son
menores de 15 años y varios se ubican en el
primer tramo de edad.
 En el grupo mayor (40 a 58 años) se aplican
todas las modalidades y en este grupo la
modalidad “en casa solos” es la que más
se aplica (el 82%), lo que coincidiría con la
mayor edad de los hijos; aunque como ya se
ha mencionado hay niños que a muy corta
edad también se quedan solos.
2. Por la ausencia o presencia de pareja
La ausencia o presencia del progenitor en el hogar
no modifica la búsqueda de estrategias de cuidado
por parte de la madre, lo que estaría indicando el
aporte, cuando existe, puntual y esporádico del
padre en la esfera del cuidado. Como algunas acotan
la intervención del padre se “incrementa” en la etapa
escolar llevando y trayendo a los niños de la escuela
al hogar, ayudándoles en sus deberes escolares,
35
IV. Análisis
controlando el uso de celulares, entre otros.
 Quienes no tienen pareja aplican seis
modalidades, aunque las principales son
“Los lleva al trabajo”; “En casa con abuelos”
y “En casa con ella mientras trabaja”.
 Quienes tienen pareja aplican las nueve
modalidades, aunque concentradas
básicamente en “Los lleva al trabajo” y “En
casa con ella mientras trabaja”.
En suma, se está afirmando que la presencia
o no de una pareja/padre no aminora de
manera sustantiva la carga de trabajo y de
responsabilidades de la madre con relación a los
hijos. Su presencia o ausencia no determina las
estrategias implementadas por la madre.
3. Frecuencias de modalidades por rubro de
ocupación
Cuando se analiza las modalidades aplicadas
por rubro se observa un alto grado de
heterogeneidad que sugiere que la dinámica
de cada rubro (además obviamente de las
circunstancias de cada mujer) presenta
condicionamientos para elegir determinadas
modalidades. A continuación, se presenta el detalle
de las distintas modalidades según rubro.
 En el rubro de alimentación:
Se aplican cuatro modalidades (44% de las
identificadas)
 La mayoría (80%) los deja “en casa solos.”
 En otra casa (mamá, hermano o vecinas) (40%)
 Solo en un caso “los lleva a su trabajo” o
están “en casa con ella mientras trabaja”.
Habría que indagar si esta actividad económica
le permite a la mujer madre imbricar el trabajo
generador de ingresos y la atención a sus
descendientes. Es común que la alimentación
de la familia sea suministrada en el puesto de
trabajo, más si se ofrece las comidas principales:
almuerzo y cena.
 Las comerciantes:
Aplican cinco modalidades (56% de
identificadas)
 No hay una tendencia clara: el 66% “los lleva
al trabajo” pero también se da en menor
medida “Dejarlos en casa con abuelos” y “en
casa con ella mientras trabaja.”
La explicación puede ser que el comercio es una
actividad que demanda cambios en tiempo y
lugar: puede estar todo el día en la feria (jueves
y domingo), atender la tienda en mañanas o
tardes, vender en su casa y trasladarse a otro
lugar para adquirir productos.
 Las constructoras:
Aplican tres modalidades (33% de las
identificadas)
 “Los lleva al trabajo” y solo si el contratista
es amigo o pariente y cuando los niños
son muy pequeños y no se movilizan
fácilmente. Coinciden en considerar a
esta actividad como altamente peligrosa
para los niños.
 En un caso “en casa con abuelos” y en otro
“en casa solos”.
 Las maestras normalistas
Aplican cuatro modalidades (44% de las
identificadas)
las
 Cada una aplica distintas modalidades
según su circunstancia y su horario que
es fijo: “a otra casa de vecinas” (cuando
enseñaba en una comunidad) o guardería
(si estaba en la ciudad), “los lleva al trabajo”
(cuando pudo inscribirlos en el colegio
36
 donde enseñaba) o “en casa solos” cuando  En el rubro de tejidos y afines
ya eran más grandes.
Aplican cuatro modalidades (44% de las
 Las microempresarias identificadas)

Aplican siete modalidades (78% de las identificadas).
 Aplicaron una vez cada una de las siete y dos
además acudieron como estrategia “en casa
mientras ella trabaja”.
 El 100% aplica “en casa con ella mientras
trabaja”
 Casi el 30% aplica “los lleva al trabajo”
cuando trabajan en fábricas.

 Las profesionales.

Aplican cinco modalidades (56% de las

identificadas)

 El 100% de profesionales ha dejado a sus

hijos “en casa con abuelos – suegros”

 El 75% los dejó “en casa solos” cuando

fueron más grandes (desde los 6 años).

 En un caso dejó “con niñera” y en otro caso lo

mandó a “guardería”.

 Las que trabajan en servicios

Aplican tres modalidades (33% de las

identificadas)

 Todas los llevan al trabajo cuando son menores

de 6 años y los dejan solos o con su hermano
mayor cuando sobrepasan esta edad.

37
 En el gráfico siguiente se puede apreciar las diferencias entre rubros:

abuelos / suegros / hermanos-as

(su mama, hermano o vecinas)

guardería / centro infantil

Modalidad

hermano/a mayor

extra curriculares
Rubro
mientras trabaja
En casa con ella

Manda a cursos
En casa con su
En casa solos

En casa con

En casa con

A otra casa
Los lleva al

Manda a
trabajo

niñera
Alimentación    

Comercio     

Construcción   

Maestra    

Microempresa       

Profesional     

Servicios   

Tejidos y afines    

4. Tipo de horario según rubro de ocupación  En el rubro de servicios (peluquería, venta

de comida) y comercio en puestos fijos el
Si bien el rubro no es el único criterio que incide horario es rígido. Lo mismo sucede con
en la jornada de trabajo (una misma tejedora las empleadas (maestras) y consultoras
puede trabajar en su casa con horario flexible o independientes. Cabe destacar que la
rígido) de acuerdo a las entrevistadas existe una permanencia en el lugar de trabajo en
cierta relación: horas fijas es autoimpuesta con el fin de
establecer una clientela. Obviamente no es
 En el rubro de tejidos y afines el horario la misma situación de las empleadas que
tiende a ser flexible. su permanencia en el lugar de trabajo está
definida por el contratante.

38
5. Modalidades según el tipo de horario
Si se relaciona las estrategias de cuidado con el
tipo de horario se destaca:
 Todas las mujeres que tienen a los hijos/
as “en casa con ellas mientras trabajan”
cumplen un horario relativamente flexible.
 Ninguna de las que cumplen un horario
rígido trabaja en casa. De este grupo casi la
mitad “los lleva al trabajo” y un tercio los deja
“en casa solos”.
 Entre aquellas que tienen un horario que
varía según los días 66% aplican las tres
modalidades principales: “los lleva al trabajo”
“en casa con abuelos” y “en casa con ella
mientras trabaja”.
B. Lectura crítica a las hipótesis de
partida
Las hipótesis iniciales se confirman, aunque
algunas exigen ser profundizadas en el futuro.
El estudio plantea el desafío de desentrañar
el vínculo entre la elección de una ocupación,
la inserción como cuenta propia y la llegada y
crianza de los hijos. Se asume, a priori, que el
ingreso – o permanencia – de las mujeres como
cuenta propia es parte de las estrategias de
cuidado. Esta ubicación en el mercado le otorga
la libertad de generar ingresos sin descuidar
39
la atención de los suyos; sin embargo, es un
ensamblaje permanentemente en riesgo de
quebrarse: la propia dinámica económica pone
límites a la reivindicada autonomía, mientras que
las exigencias familiares – en sí poco flexibles
– pueden acrecentarse por efectos de hechos
inesperados.
Este punto de partida conllevó a otras
suposiciones:
 Hipótesis: Las MTCP representan una
población diversa y cada ocupación
afecta de distinto modo las labores de
cuidado, fundamentalmente por la carga
horaria y el lugar de trabajo.
A partir de los datos recogidos es evidente que
la diversidad de rubros, carga horaria, distancia
entre el hogar y el lugar donde desarrollan sus
actividades generadoras de ingreso definen
el grado de flexibilidad que tiene la mujer
trabajadora para atender personalmente las
labores de cuidado.
 Hipótesis: Si bien la carga de cuidado varía
con la edad de los hijos, no es precisamente
la edad el factor determinante para seguir
considerándolos sujetos de cuidado o, al
contrario, con capacidad de cuidar a otros.
Como se sabe la consideración de quiénes son
dependientes o independientes es arbitrario y
condicionado a las posibilidades de la madre
de brindar atención. Indistintamente de la edad
se les puede considerar capaces de cubrir sus
necesidades más vitales y proteger a los más
pequeños. Esta relación no es privativa del mundo
por cuenta propia, es indicador de situaciones
familiares precarias.
Los resultados de las entrevistas muestran que
habría dos grandes categorías: los menores
de 0 a 5 años, y niños/as de 6 en adelante. En
el segundo grupo se ubican los potenciales
cuidadores o con capacidad de autocuidarse,
suponiendo que su ingreso a la escuela – además
de brindarles mayor independencia – les hace
más responsables.
 Hipótesis:Esprobablequelasdisponibilidades
de tiempo y carga de tiempo del cuidado
condicionen la selección de la ocupación
de la mujer y no al revés.
Todo indica que la inserción de las mujeres
en el mercado como cuenta propia es una
decisión propia (o familiar) condicionada por
sus obligaciones de madre y, en algunos casos,
aprovechando “oportunidades” que les brindan
sus allegados, aunque ello implique mantenerse
en la precariedad.
Las historias de vida de varias de las entrevistadas
muestran que a lo largo del tiempo dejaron su
actividad laboral para cambiarla por otra más
40
adecuada a sus obligaciones de cuidado: por
ejemplo, dejar el trabajo en fábrica u oficina para
cambiarla por trabajo independiente, desde casa.
Afirmación que se ratifica por los testimonios:
 El horario fijo es un obstáculo para tener
hijos (Rosemary Ch.)
 Dejé un trabajo de 8 horas en fotocopiadora
por no poder atender a mis wawas: no
deja tiempo para involucrarme con ellos
(Elizabeth)
 Antes trabajaba de mesera, me pagaban
bien pero no veía a mis hijos: no se puede
tener trabajo rígido (Lilian).
 Hipótesis: La carga de tiempo y esfuerzo de
las tareas de cuidado puede variar según la
composición y actitud de la familia.
La imposibilidad de compatibilizar las demandas de
cuidado con la necesidad de generar ingresos obliga
a estas madres a compartir/negociar las tareas del
cuidado con otros miembros de la familia.
Como ya se mencionó anteriormente, en las
entrevistas se señaló la posibilidad de comprar
servicios o contratar a una persona en la que se
le delega parte de esta responsabilidad es una
opción limitada a muy pocas por el gasto y a lo que
se suma la preocupación por el cumplimiento del
cuidado con la necesaria dedicación emocional.
Frente a esto su recurso es encargar a miembros
de la familia esta responsabilidad.
La escasa participación del progenitor en estas
tareas, más cuando son pequeños, confirma lo
que varios estudios destacan: el apoyo del padre
es significativa cuando los descendientes están
en edad escolar. Él los ayudará en las tareas
escolares, se hará cargo de llevarlos y recogerlos
de la escuela.
las 9 identificadas. En este contexto se asume
el supuesto que los niños y niñas están bien
cuidados por el solo hecho de tener a la madre
al lado. Asimismo, se comparte la visión que
la generación de ingresos es “funcional” a ese
cuidar, es decir que el “buen cuidar” significa
proveer medios inmateriales y materiales…

Frente a la escasa o parcial incidencia del padre  Hipótesis: Aspectos culturales (tradiciones y
en el cuidado de sus hijos, que se asume como visiones) pueden condicionar las formas y
natural, se acude, además de a otros hijos, a la valores del cuidado
familia ampliada independientemente de la edad
o condiciones (abuelas y abuelos). Este recurso El abordaje del estudio permitió constatar la
es más usual y valorado cuando estos miembros persistencia de arreglos usuales de cuidado y en los
comparten el mismo techo. que prima la prescripción de género imponiéndose
la concentración de responsabilidades y tareas en
 Hipótesis: Todas las mujeres afirman, las mujeres madres. Este mandato es universal
respondiendo a pautas y mandatos que como parte de la identidad mujer-madre.
enmarcan las prácticas cotidianas, que a
pesar de estar en el mercado de trabajo De momento se podría decir que un rasgo
resuelven el cuidado de sus hijos; es más, se “destacado” es la débil o inexistente demanda
argumenta que gracias a sus ingresos sus de participación de la pareja en el cuidado,
hijos comen, estudian, tienen un techo… mientras deposita en los otros hijos/as el cuidado
y protección de los más pequeños o se les “obliga”
Es decir, son conscientes que la decisión de a autocuidarse.
insertarse en el mercado laboral tiene más
beneficios para sus descendientes que costo Si bien para las madres tener al lado a sus hijos
para la familia y los propios dependientes. Esto y cuidarlos constantemente es absolutamente
no excluye que estén permanentemente en valorado, es posiblemente que esto incida en
la búsqueda de encontrar la mejor manera no valorar la calidad de atención que puedan
de conciliar sus necesidades de trabajo con el brindar los demás, especialmente los servicios
cuidado a los hijos – como se dijo las entrevistadas especializados al primar una imagen “negativa”
aplicaron más de una modalidad: desde 2 a 5 de de los mismos.

41
Reconociendo que la crianza es un proceso social
y cultural, y por ende existen una multiplicidad
de formas de criar poniendo en juego distintas
concepciones de niñez, maternidad o paternidad,
también se debe considerar que las estrategias
creadas y recreadas por las mujeres madres para
conciliar la generación de ingresos con el cuidado
– que posiblemente anidan formas y prácticas de
crianza propias de las familias – se “acomodan” a
su condición de género, a la dinámica urbana y a
las posibilidades reales que encuentran.

Por último, se debe hacer una acotación

metodológica: El abordaje del tema cultural,
a pesar de haberse planteado, sobrepasó los
términos establecidos en el estudio. Por lo mismo
es un desafío analizar en las modalidades de
cuidado rasgos o pautas propias de una población
con raíces en lo rural y andino.
oC nclusiones
V. Conclusiones

El trabajo por cuenta propia encubre una la edad y generación de la cuidadora,

profunda heterogeneidad, en esta diversidad todas han desplegado un conjunto de
las mujeres madres recrean su ocupación en estrategias del cuidado: las de mayor
función de conciliar la generación de ingresos edad relatan la llegada de sus hijos y
con lo reproductivo: “Las mismas actividades la historia de crianza en los mismos
se pasan de un lado a otro de una línea divisoria términos de aquellas que hoy están
artificial entre lo productivo y lo reproductivo” entre los 20 a 40 años de edad. No
(Anderson, 2008: 94). se observan cambios con el paso de
los años y no parece tener mayor
Sin lugar a dudas, la inserción en el mercado incidencia el nivel de instrucción de la
como cuenta propia constituye la clave para madre y del padre de familia; pesan
lograr este ensamblaje; sin embargo, como ya más los mandatos de género.
se mencionó en varias ocasiones, este campo
laboral no aminora y en muchos casos acrecienta  Tránsito por dos o más
el doble esfuerzo de las mujeres por lo que modalidades: Tal como se destacó
deben hacer al mismo tiempo y en condiciones las mujeres madres entrevistadas
generalmente poco óptimas para una actividad y han desplegado en conjunto nueve
más para la crianza8 modalidades que pueden clasificarse
en cinco grandes grupos. La mayoría
En las modalidades que despliegan las mujeres coincide en señalar, y especialmente
madres se evidencian dos aspectos centrales: cuando los hijos/as son menores de tres
años de edad, que siempre están con
 línea de continuidad: Además de ellas, sea porque los llevan al trabajo o
la prescripción de género del trabajo porque desarrollan su ocupación en su
del cuidado e independientemente de casa.
8 Aquí merece recuperar las trayectorias de aquellas mujeres, las menos, que fueron empleadas (de privados o del Estado) que “indujeron” a que su
empleo se “acomode” a sus necesidades de cuidar y cuando no lo lograron transitaron al espacio de los cuentapropistas. Ejemplos claros son las
maestras normalistas que ante la llegada de los hijos buscaron ser asignadas a una provincia, espacio de mayor “libertad” en relación a lo urbano y
que les permitía llevar a su bebé a la escuela o dejarlo al cuidado de otra persona bajo su control permanente.

43
Estas particularidades del cuidar dependen
básicamente de la edad de los hijos/as y de la
composición familiar con sus características de
edad y sexo; las menos – y por tiempo limitado –
han acudido a servicios de cuidado públicos o a
la compra de servicios de cuidado (contratación
de una niñera, acceso a una guardería privada o a
servicios de educación extraescolares).
De lo dicho se puede extraer dos ideas clave:
 Si bien el ensamblaje en el trabajo
por cuenta propia, entre las
actividades generadoras de ingresos,
las reproductivas y de cuidado, es
favorecido por la independencia y
flexibilidad de la jornada y el lugar
de trabajo. Lo dicho no excluye que
sea un acomodo circunstancial,
tanto en términos del propio trabajo
(entrega de pedidos en día y hora
convenidos; presencia en las ferias en
determinadas horas para garantizar
el puesto de venta) como de las
condiciones del cuidar (que varían por
las particularidades de los receptores
del cuidado).
 Independientemente de las
distintas estrategias desplegadas
no siempre estas benefician a quien
recibe cuidado y a la cuidadora. Las
historias de las mujeres dan cuenta
44
de momentos críticos en el proceso
de crianza: accidentes domésticos
cuando los niños/as estaban solos
en la casa, muerte de los cuidadores
(abuelos, por ejemplo), enfermedad
de la madre, etc. El itinerario de la
maternidad, desde las voces de las
mujeres, está teñido de momentos de
conflicto cuando, por diversas razones,
no logran cuidar a quien deben cuidar
como corresponde… Son relatos
que enfatizan en su “incapacidad”
de responder adecuadamente a las
necesidades de protección.
En este marco y con base en la información empírica
se pueden extraer las siguientes ideas fuerza:
Cada mujer aplica, según sus condiciones
laborales y según la edad de sus hijos/as, más
de una modalidad de cuidado.
Dos tercios de las mujeres utilizan dos o
más modalidades y casi un 10% aplica 4 o 5
modalidades según su circunstancia.
ha aplicado más de una modalidad de cuidado.
Número de modalidades aplicadas por mujer
5
4
3
2
1
0% 5% 10%1 5% 20%2 5% 30%3 5% 40%4 5% 50%
% del total
El trabajo por cuenta propia refiere a un
universo heterogéneo cuyas ventajas, referidas
a la independencia y flexibilidad, se relativizan
frente a las exigencias que tienen las mujeres
como madres y amas de casa.
De los datos recogidos se puede concluir
que cuando se trata de cuidar las
cuentapropistas comparten las mismas
estrategias y especialmente concentradas
en dos modalidades: “los lleva al trabajo” o
“en casa solos”. Ambas evidencian un déficit
del cuidado, así como una sobrecarga física
y emocional para las cuidadoras. Sobre todo,
en el segundo caso se le asigna a otra niña
o niño o adolescente la responsabilidad de
cuidar o autocuidarse, cuando son ellos
los que también requieren atención y
protección.
En principio, para la mayoría de las mujeres
entrevistadas, las guarderías y/o centros
infantiles no son una opción para el cuidado
de los hijos/as.
Las entrevistadas, sin excepción alguna,
destacan aspectos negativos respecto a los
servicios públicos de atención a niños/niñas
de corta edad. Independientemente que
tuviesen o no experiencia, para la mayoría
son objeto de desconfianza absoluta debido
a que, supuestamente o no, la violencia es
uno de los aspectos manifiestos junto al
45
descuido: “No tenemos ninguna confianza,
por lo que se oye en las noticias”, “por lo
que se sabe de otras mamás” (“accidentes,
caídas, golpes, no darles los alimentos o
pañales que se pide a los padres, se habló
de un bebé fallecido”). No es significativo
si esta opinión deriva de la propia vivencia
o de una ajena, la falta de confianza existe
y encuentra a cada paso motivos para
ser mayor: “Una guardería cercana fue
cerrada por maltrato”.
Esta visión compartida del servicio relativiza
la importancia del acceso geográfico. Si bien
varias indicaron que no hay una guardería
en su barrio – y si existe son privadas y con
alto costo –, al analizar si en caso que se
instalaran guarderías públicas cercanas a
su hogar enviarían a sus hijos pequeños la
respuesta es un “no” generalizado.
Esta visión instalada y que tiende a reforzarse
amerita deconstruir el sentido de un servicio
público, tarea nada fácil y que interpela a los
gobiernos locales, en este caso al Gobierno
Autónomo Municipal de El Alto (GAMEA)
para que “materialice la calidad” de este
servicio y no solamente promover una
mayor oferta, en sí indispensable. También
debería interpelar a las familias y sociedad
para que asuman y demanden calidad en la
atención para garantizar el bienestar de los
más pequeños.
Las trabajadoras por cuenta propia y sus
trayectorias laborales

Las historias laborales de las mujeres

entrevistadas demuestran que, en general,
son trayectorias no lineales en toda la
extensión del término. Son itinerarios
marcados por cambios y bifurcaciones
siendo un hito la maternidad.

A continuación, algunos ejemplos:

 Trabajaba en una empresa, pero la

dejó en el segundo embarazo. Luego
el marido perdió una pierna y tuvo
que dejar su trabajo. Hoy tiene una
microempresa en la que trabaja
toda la familia, incluyendo el esposo.

 La maternidad y la llegada de su
primer hijo “la obligó” (se auto-
obligó) a cortar sus estudios – estaba
por egresar de ingeniería mecánica
– y a renunciar a su trabajo fijo
donde se desempeñaba como
administradora. Tras la llegada de
su segundo hijo empezó a trabajar
desde su casa como consultora y,
después, a crear una microempresa.
En la actualidad cuenta con cuatro
pequeñas empresas en diferentes
rubros, el crecimiento y organización
le ha permitido delegar tareas a sus
 empleados – entre los que se incluye
el esposo – y le permite destinar
tiempo a sus hijos.
 Trabajaba en una empresa de corte
y confección, pero el ruido asustaba
a la wawa, donde aguantó hasta
que por problemas con los dueños, y
una vez que el marido egresó como
profesor de música, decidió trabajar
tejiendo a máquina (con lo que
aprendió en la empresa) en su casa
y ahora solo vende por Market Place.
 Empezó a trabajar en una agencia de
ropa como empleada, luego se mudó
a una provincia donde trabajó de
peluquera. Ahora trabaja en casa en
La Paz.
 El esposo que era profesional la
despreciaba y solo quería que haga de
ama de casa y mamá. Tras la ruptura
empezó a tejer aprovechando una
red de amigas que tienen tienda de
ropa.
 Una maestra que empezó su trabajo
en el área rural pasó años dejando
a los niños con vecinas cerca de su
casa, luego pasó a la ciudad y los
llevó al colegio donde enseñaba.
47
 Empezó a trabajar en obras de
construcción (el marido la abandonó
en el embarazo) en las que podía
llevar a su wawa pues el contratista
era su cuñado. Luego se fue a trabajar
a Villazón, también en el rubro de la
construcción, por casi 2 años. Este
trabajo, donde ganó bien, la obligó
a dejar a sus hijos al cuidado de su
hermana. Ahora que sus hijos son
jóvenes se dedica a hacer prendas de
lana en su propia casa, al tiempo que
cuida de sus nietos.
En suma, los itinerarios laborales de las
mujeres definitivamente signados por
la maternidad, devela la persistencia de
estereotipos: hombre “proveedor” y mujer
responsable de las tareas de hogar, a pesar
que hombres y mujeres comparten la
responsabilidad de suministrar los recursos
económicos a sus familias. No son pocos
los casos en los que la mujer gane más
que el hombre (yo no le decía a mi esposo
que ganaba más que él para que no se
sienta mal) o que ella trabaje y él no. La
salida de la mujer al mercado laboral no ha
incidido significativamente en la variación
de su papel central en la crianza y en las
tareas domésticas, lo que hace que sus
trayectorias laborales estén marcadas por
los acontecimientos del ámbito privado.
Los criterios que priman en las modalidades
del cuidado guardan estrecha relación con
la supuesta mayor capacidad de las madres
para el adecuado cuidado.
Se destacan dos criterios clave que
estructuran las modalidades de cuidado:
quién cuida (la propia madre, nadie, otros
miembros de la familia y los familiares,
encargadas de guardería, profesores de
cursos extracurriculares y, ocasionalmente
o en caso de emergencias, las vecinas o
aquellas mujeres que comparten el mismo
lugar de trabajo – y el lugar donde se cuida –
en el propio hogar o fuera del mismo –.
Más allá que prefieren ser ellas las
responsables del cuidado y mejor si es en
el propio hogar – relevando la capacidad y
habilidad de la madre para el buen cuidar
–, en la valoración de los otros miembros
de la familia, nuclear o ampliada, como
cuidadores – y más cuando estos son
externos (no familiares) y a los que se acude,
generalmente, en momentos particulares y
de emergencia – intervienen dos aspectos:
el primero referido a la figura de la madre
como guardiana y transmisora de valores
y por lo que debe vigilar que los que cuidan
comulguen con sus principios; el segundo, y
no por eso menos importante, es el control
del proceso de cuidar y por lo que prefieren
el propio hogar; de lo contrario hay cierta
48
incertidumbre (aunque niños y niñas estén
en el hogar de los abuelos, tíos, …).
La valoración de las mujeres trabajadoras
sobre su responsabilidad y el desempeño en
el cuidado de sus hijos
Un tema para el debate se vincula a las
valoraciones de las mujeres madres sobre
el cuidado que proporcionan a sus hijos,
afirmaciones tales como:
 Es clave que los hijos tengan tiempo
con su madre y el trabajo nos quita
tiempo, aunque no tenemos otra
opción que trabajar.
 Debemos dar a nuestros hijos cariño,
la comida, ver sus tareas, controlar
el celular si son ya jóvenes, la ropa y
sobre todo la comunicación.
 El tiempo dedicado a nuestros hijos
se refleja en la calidad de persona
que se forma, que son trabajadores
y responsables: varias mujeres
mencionaron que sus hijos son
primeros en el colegio, y en otras
actividades extracurriculares.
En estas valoraciones se perfila el significado
de una “buena madre”. El éxito alcanzado
por sus hijos/as son la prueba de ese
cuidado y atención otorgados por esa madre y
en este decir se transita entre el “deber ser” y lo
que “es”, que no siempre es tan ejemplificador
como quisieran: algunas mujeres ante esta
pregunta respondieron con sollozos y llanto
contenido y cuyo significado no se tradujo en
palabras, evidenciando que acumulan para sí
tanto la responsabilidad total del cuidado como
los éxitos y fracasos de sus descendientes.
En síntesis, las mujeres trabajadoras por
cuenta propia despliegan y transitan por
varias modalidades del cuidar que las van
diseñando para “cubrir” las tareas que las
mujeres madres “deben” proveer a sus
descendientes mientras cumplen con las
exigencias que demandan sus actividades
generadoras de ingreso.

Si se conviene que el cuidado está librado

a las condiciones materiales y humanas
de las familias y en especial de las madres,
y que estas tareas y sentires definen las
trayectorias laborales y profesionales de
esas mujeres, es posible afirmar que la
salida de las madres al mercado de trabajo
ha generado un punto de inflexión que
afecta tanto a la cuidadora y al receptor o al
que debería serlo. Lo que se ha constatado,
y más en un escenario de precariedad, es el
vacío o ausencia de cuidados; aspecto que
afecta a las madres que no puedan cuidar tal
como ellas quisieran y a sus descendientes
que no reciben el cuidado que requieren en
los diferentes momentos de su ciclo vital. Sin
lugar a dudas esta apreciación no coincide
plenamente con el decir de algunas mujeres;
no obstante, es innegable que su dinámica
no les permite cubrir estas exigencias en
toda su magnitud, lo que les impulsa a crear
estrategias de cuidado “adicionales” a su
propio esfuerzo y tiempo.

49
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