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EL COMPORTAMIENTO CRISTIANO SIN FE NO ES UN BUEN COMPORTAMIENTO

Lectura Efesios 4:17

Efe 4:17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que
andan en la vanidad de su mente

Los creyentes formamos parte de un cuerpo, la Iglesia, que debe manifestar un estilo de vida o una
conducta que realmente evidencie de que somos nuevas criaturas

La conducta anterior a la conversión (EFESIOS 4:17-19)


Desde el principio mismo de su argumento Pablo quiere que los lectores se den cuenta del contraste
entre lo que habían sido como paganos y lo que eran ahora como cristianos, entre su vida vieja y su
vida nueva. Destaca sobre todo el factor intelectual en la manera de vivir "ya no andéis", por medio
de palabras como "mente", "entendimiento", "ignorancia" y "corazón".

¿CUÁL ES EL ORIGEN DE LA OSCURIDAD DE LAS MENTES PAGANAS?


Si comparamos estos tres versículos con Ro. 1:18-32 observamos un paralelismo total que podemos
resumir en cuatro estados:

Obstinación (ROM 1: 18-22). "La dureza de su corazón" dice Pablo. el verbo poroun significa
petrificar, endurecerse y como resultado se vuelve insensible. ¿No consiste acaso la conversión en
el cambio que Dios opera en un corazón de piedra para volverlo un corazón de carne, o sea,
sensible? (Ez. 11:19).

Oscuridad (ROM. 1: 17-18). Viene dada por tres situaciones: la vanidad de la mente, el
entendimiento entenebrecido y la ignorancia que en ellos hay. La primera es el vacío,
la nada, la segunda las tinieblas y la tercera tiene una causa moral, la dureza. Este es el estado en
que nos encontrábamos cada uno de nosotros hasta que la luz del evangelio iluminara nuestro
corazón y el Espíritu Santo nos regenerara para darnos vida.

Muerte Se refiere a la vida verdadera cuya fuente es Dios y sin la cual el hombre queda en muerte.
Estábamos muertos en delitos y pecados (EFESIOS 2:1).

Desenfreno (EFESIOS 4: 19). Es la etapa final y la consecuencia de lo anterior: la dureza de


corazón lleva primero a la oscuridad de la mente, luego a la muerte del alma bajo el juicio de Dios,
y finalmente a la vida vacía. Cuando habíamos perdido toda sensibilidad nos entregamos a
la aselgia (lascivia) que significa indecencia pública de tipo vergonzoso para cometer toda clase de
impureza. Quizás pensamos que nosotros no habíamos caído en tal desenfreno, pero seguro que
había otras cosas semejantes en nuestra vida.

LA CONDUCTA A PARTIR DE NUESTRA CONVERSIÓN (EFESIOS 4: 20-24).

El v. 20 que actúa como bisagra entre el texto anterior y el actual, AL QUERER DECIR: "no fue
ésta la enseñanza que vosotros recibisteis acerca de Cristo". En contra de la insensibilidad,
oscuridad, y desenfreno paganos, Pablo despliega un proceso completo de educación moral cristiana
utilizando tres expresiones paralelas que se centran en tres verbos: "aprender", "oír" y "ser
enseñados" con referencia a la verdad que está en Jesús (EFESIOS 4:20-21).

¿CUÁL ES LA VERDAD QUE LIBERA A LOS CRISTIANOS Y GUÍA A LA RECTITUD?

LA FE DEL CRISTIANO
Antes de salir de Egipto, Moisés era de sangre caliente, tanto que golpeó a un hombre con una
piedra, y por eso Dios hizo que Moisés saliera al desierto, para que se refinara su voluntad y
su sangre caliente, así como sus buenas intenciones, su entusiasmo, su espíritu elevado y su
temple heroico para proteger los intereses de su pueblo. Todo esto tenía que ver con la
voluntad, la sangre caliente y la naturalidad del hombre, y Dios quería refinar estas cosas en
Moisés. Si eres de sangre caliente, si siempre quieres actuar con tu naturalidad y con tu
espíritu elevado, si siempre quieres resolver los asuntos usando los métodos del hombre,
entonces no tienes verdadera fe en Dios, y no confías en Dios ni crees en Su soberanía con
verdadera fe, y por eso es difícil que Dios te use, y Dios no puede lograr nada contigo.
Cuando Dios desea utilizar a alguien, perfeccionará su fe, le hará comprender la verdad y
entender Su voluntad, le hará capaz de obedecerle verdadera y completamente, desprovisto de
cualquier falsedad, y sin ninguno de los llamados: protagonismo, altivez de espíritu, grandes
aspiraciones y elevados sentimientos del hombre, ni ninguna de las buenas intenciones y
entusiasmo del hombre, todo lo cual pasa por convicción. Cuando alguien está sin estas cosas,
entonces es capaz de obedecer verdaderamente a Dios, y ya no habla ni actúa basándose en
sus imaginaciones o en lo que considera bueno.

Despojarse del viejo hombre (EFESIOS 4: 22). . Por tanto, la idea es que como ya nos
hemos despojado de la vieja naturaleza, lo que ahora nos corresponde es vivir de acuerdo con la
nueva, es decir, conforme a la verdad que está en Cristo.

Vestirse del nuevo hombre (EFESIOS 4: 24). Así como hemos abandonado nuestra vieja naturaleza
y nos hemos vestido la nueva como un ropaje de luz que es creación de Dios ahora hemos de vivir
conforme a ella en justicia y santidad, es decir, con toda rectitud moral y apartados de aquella vida
de desenfreno que era propia de nuestra condición. Pablo pinta el retrato de dos hombres, uno viejo
y corrompido, y otro nuevo creado según Dios, los cuales son incompatibles.

Renovarse en el espíritu de nuestra mente (EFESIOS 4: 23). Mientras los verbos despojarse y
vestirse estaban en pasado consumado, éste se halla en el presente, lo que indica que además del
rechazo del viejo y la asunción del nuevo, en la conversión está implícita una renovación diaria
continua. Si la degradación pagana se debía a la vanidad de nuestras mentes, entonces la justicia
cristiana depende de la renovación constante de nuestras mentes.

Ejemplos de conducta cristiana (25-32)


Como hemos dejado nuestra vieja naturaleza y vestido de la nueva, nuestra conducta nueva debe ser
completamente coherente con la clase de persona que hemos llegado a ser.

EFESIOS 4:25-32
Desechar la mentira y hablar la verdad (v.25). El creyente debe ser conocido como una persona
honesta, confiable, cuya palabra no se pone en duda: la razón es que los demás son nuestro prójimo
a los que debemos amar y además en la iglesia somos miembros los unos de los otros y no podemos
mentirnos, sino decir la verdad.

Si os airáis, no pequéis (v. 26-27). Está tomado del Sal. 4:4; El uso del condicional implica algo así
como el enojo cristiano, pero cuidado porque en el v. 31 la "ira" es una de las cosas que debemos
quitar de nosotros. Hay una ira mala y una buena, la de Dios que surge de su justicia. Cuando se
trata de enfrentarnos al mal debe haber ira santa y no transigir. No dar lugar al diablo, porque la
línea de separación entre la ira correcta e incorrecta es muy fina y el diablo se aprovecha.

No hurtar, sino trabajar (v. 28). El octavo mandamiento prohíbe el hurto, pero el apóstol va más allá
de la prohibición y extrae implicaciones positivas. Es necesario que trabaje con sus manos para
ganar su sustento y además deberá compartir con el que tiene necesidad. En lugar de vivir de la
comunidad, contribuirá a ella.

No utilizar la boca para el mal, sino para el bien (v.29-30). El habla, es una de las capacidades
humanas que reflejan nuestra semejanza con Dios. Así que no debemos pronunciar palabras
corrompidas. Pablo usa el término sapros (corrompida) que se utiliza en griego para hablar de los
árboles y las frutas en descomposición. Cuando se aplica al habla sugiere algún tipo de daño en el
que escucha. En lugar de ello debemos utilizar palabras que edifiquen, es decir, para ayudar a los
demás a crecer y no dañarlos. Antes había dicho que no demos lugar al diablo y ahora que no
contristemos al Espíritu Santo.

Quitar todo tipo de actitud y acción desagradable (v. 31-32). El cristiano debe caracterizarse por una
conducta semejante a la Dios y Cristo (ef. 4:32), siendo benignos, misericordiosos y perdonadores.
Por tanto, debido a la misericordia de Dios y a sus acciones generosas hacia nosotros, debemos ser
imitadores de Dios. Así como un niño imita a sus padres, también nosotros debemos imitar a
nuestro Padre Dios, como Jesús dijo (Mt. 5:44,48).

NOTA: UNA VEZ QUITADO Y DESPOJADO DE TODA CONDUCTA CARNAL, SURGE UN


COMIENZO DE FRUTOS Y EL NUEVO HOMBRE REFLEJA UN ANDAR DIFERENTE, CON
ACTITUDES COMO:

Andar en amor (EFESIOS 4: 2-7).

El modelo de conducta en amor es Cristo, el cual se entregó en el sacrificio de la cruz como ofrenda
por todos nosotros. Esta autoentrega por los demás es agradable a Dios, como olor fragante y llama
la atención que el amor sacrificial por los otros se transforma en sacrificio agradable a Dios. El tipo
de conducta que señala Pablo tiene una base teológica, es decir, está basada en Dios pues tenemos
que imitar al Padre, aprender de Cristo y no contristar al Espíritu. Al mismo tiempo señala una
perversión:

La corrupción del amor (v.3). Del amor genuino pasamos a lo opuesto, la fornicación (porneia) de
donde viene pornografía y a toda inmundicia, cubriendo juntas toda clase de pecado sexual, en otras
palabras, toda relación sexual fuera del marco del amor establecido por Dios, el matrimonio, que
lógicamente es el de un hombre y una mujer, porque la Biblia no contempla otro tipo de
matrimonio. A ello une Pablo la avaricia que en este contexto se tratadla degradación de usar el
cuerpo de otro para la propia satisfacción egoísta. Así que no sólo no debemos caer en estas
prácticas inmorales, sino ¿si siquiera deben ser objeto de conversación como corresponde a los que
forman parte del pueblo santo de Dios. Ésta era una demanda muy alta en Asia, ya que lo común era
la inmoralidad, debido al culto a Artemisa, la Diana de los efesios, diosa de la fertilidad cuya
adoración consistía en orgías sexuales.

La degradación del amor (v.4). De la inmoralidad pasamos a la vulgaridad. Las palabras deshonestas
son aquellas en que se pronuncian obscenidades y las necedades y truhanerías aluden a las historias
que se cuentan que tienen como motivo aspectos relativos al sexo con una doblez de sentido, es
decir, para expresarlo coloquialmente, son los chistes verdes, que como dice John Stott "es la forma
más baja del ingenio". Cuando se tiene una mente sucia se expresa mediante una conversación
sucia. Todas estas cosas no convienen, sino que por contra debe haber acciones de gracias. El
contraste entre la vulgaridad y las acciones de gracias es que la primera se centra en nosotros y las
segundas en Dios como el antídoto apropiado a aquélla. Una es la actitud pagana y la otra la actitud
cristiana.

La exclusión del reino (vv..5-7). Después de denunciar las acciones y las palabras, el apóstol pasa a
mencionar a las personas que las practican por cuanto el ejercicio es una señal de que las tales
todavía no se han despojado de su antigua manera de vivir. Las personas inmorales por lo general
no sufrirán las consecuencias de sus actos aquí en la tierra, pero no tendrán posibilidad de heredar
en el reino de Cristo y de Dios. Convertir la perversión sexual en un ídolo excluye de tener parte en
el reino perfecto de Dios. Los destinatarios conocían estas cosas "sabéis esto", por tanto, nadie os
engañe, es decir, les previene contra las palabras vanas de los falsos maestros que intentaban
persuadirlos de lo contrario, una posible referencia a los maestros gnósticos que no daban valor a lo
que se hacía con el cuerpo. Cuidado con aquellos que se llaman cristianos y que dicen hoy que si
dos personas se aman y son del mismo sexo no importa lo que hagan. La verdad es que por todas
estas cosas viene la ira de Dios sobre los desobedientes. Cierra este argumento con la prohibición de
participar en las cosas que hacen. El apóstol no está prohibiendo la asociación con ellos, sino que
prohíbe el compartir sus prácticas porque se corre el riesgo de compartir su condenación como se le
advirtió a Lot en Sodoma.
Andar en luz (vv. 8-14)
El apóstol amplía lo que ha dicho antes sobre el compromiso, con las inmoralidades de la gente
pagana. Toda la porción encierra un rico simbolismo sobre las tinieblas y la luz. La oscuridad
representa ignorancia, error y maldad, la luz representa la verdad y la rectitud, ideas que ya estaban
en 4:18. Antes, los destinatarios eran como los paganos, tinieblas, ahora son luz en el Señor porque
el cristiano no tiene luz propia, sino que la recibe de Cristo. De acuerdo a lo que son así deben
comportarse, como hijos de luz. (v.8).
El fruto de la luz (w.9-12). ¿Cuál es la consecuencia práctica de ser luz? Pues dar el fruto adecuado
que se presenta en una tríada. La frase "fruto del Espíritu" que está en pocos mss. Es una
asimilación a Gá. 5:22, pero los mejores tienen "fruto de luz" porque Pablo sigue con la metáfora.
Si vivimos en bondad, justicia y verdad comprobaremos lo que es agradable al Señor. Pero al vivir
en luz, forzosamente chocaremos con aquellos que viven en tinieblas y en modo alguno podemos
participar de lo que hacen. Es más, nuestra actitud va en la línea de demostrar lo que son y, por
tanto, reprenderlas, quizás sin decir nada porque es suficiente no participar como hace la luz con las
tinieblas. Las malas obras deben ser denunciadas, porque es vergonzoso hablar de lo que ellos hacen
en secreto.

La manifestación de la luz (vv. 13-14). Como las tinieblas ocultan las realidades del mal, la luz las
hace visibles y eso siempre es bueno. Entonces se ve el mal tal como es. Por otro lado la luz cambia
lo que ilumina y quiere decir que los cristianos al llevar una vida recta actúan como un freno y de
alguna manera influyen en lasque hacen mal. Cierra su argumento con una cita de Is. 60:1 arreglada,
que algunos toman como parte de un himno bautismal que recuerda nuestra conversión.

Andar en sabiduría (vv. 15-20).


Pablo añade una exhortación general a que nos comportemos como personas sabias en oposición a
necias o impías y lo hagamos con diligencia, es decir, es una cuestión que debe preocuparnos y
atender convenientemente. Por tanto, hay que aprovechar el tiempo (kairós) y no malgastarlo en
cosas vanas, sino aprovechar cada oportunidad. Como sinónimos de la sabiduría y la necedad, ahora
coloca la insensatez y el entendimiento.

En la plenitud del Espíritu (vv.. 18-20). Primero nos presenta nuestro deber: no embriagarnos;
segundo buscar la plenitud del Espíritu y luego describe cuatro consecuencias de esta condición
espiritual, hablando, cantando, alabando y dando gracias. Debemos notar que la frase está en
imperativo "sed llenos "y no es una propuesta sino un mandamiento, es obligatorio y no optativo.
Esta frase está en plural, o sea va dirigida a toda la iglesia y no a unos pocos privilegiados. En tercer
lugar se halla en voz pasiva: ser llenados por el Espíritu. No es por una técnica o por un método,
sino por dejarse llenar de él. ¿Cómo? En el pasaje paralelo de Col. 3:16, dice que la Palabra de
Cristo more en abundancia en nosotros. Obedecer la Palabra es dejarse llenar por el Espíritu. Por
último, la frase está en tiempo presente y esto es importante porque significa que se trata de una
acción continuada y no algo que sucede una sola vez. Las consecuencias serán: la comunión
fraternal, la adoración y la gratitud y si tomamos el v. 21 el sometimiento mutuo.

Imitemos la fe de Moisés
“Por fe Moisés, ya crecido, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón.” (HEB. 11:24)

1, 2. a) ¿Qué decisión tomó Moisés a los 40 años? (Vea la ilustración del principio.) b) ¿Por qué
eligió Moisés sufrir con el pueblo de Dios?

MOISÉS sabía lo que Egipto podía ofrecer. Pertenecía a la casa real y conocía las
mansiones de los ricos. “Fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios”, que
seguramente incluía astronomía, matemáticas, arquitectura y otras ciencias y artes
(Hech. 7:22). Tenía a su alcance riquezas, poder y privilegios con los que un
egipcio común tan solo podía soñar.
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Aun así, a la edad de 40 años tomó una decisión que debió dejar perpleja a la
familia real, que lo había adoptado. Ni siquiera eligió la vida “normal” de cualquier
egipcio, sino una vida junto a esclavos. ¿Por qué? Porque tenía fe (lea Hebreos
11:24-26). Gracias a esa fe, vio más allá del mundo material que lo rodeaba.
Como era un hombre espiritual, tuvo fe en “Aquel que es invisible”, Jehová, y en
que él cumpliría sus promesas (Heb. 11:27).
3. ¿Qué tres preguntas se responderán en este artículo?

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Nosotros también tenemos que ver más allá de lo que contemplan nuestros ojos
físicos. Debemos ser “de la clase [de personas] que tiene fe” (Heb. 10:38, 39).
A fin de fortalecer nuestra fe, examinemos lo que está escrito sobre Moisés
en Hebreos 11:24-26 y busquemos las respuestas a estas preguntas: ¿Cómo lo
impulsó la fe a renunciar a los deseos mundanos? Cuando otros lo rechazaron,
¿cómo le ayudó la fe a valorar el privilegio de servir a Jehová? ¿Y por qué “miraba
atentamente hacia el pago del galardón”, es decir, de la recompensa?

RENUNCIÓ A LOS DESEOS MUNDANOS


4. ¿Qué vio Moisés en cuanto a los placeres o las ventajas que produce el pecado?

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Con los ojos de la fe, Moisés vio que los placeres o las ventajas que produce el
pecado son temporales. Otros quizás razonaran de forma distinta. ¿Por qué?
Bueno, habían visto que Egipto, con toda su idolatría y espiritismo, se había
convertido en una potencia mundial, mientras que los siervos de Jehová no eran
más que esclavos. Sin embargo, Moisés sabía que Dios podía cambiar la
situación. A quienes vivían para los placeres parecía irles bien, pero él tenía fe en
que los malvados serían destruidos. Por eso no cayó en la trampa de “disfrutar
temporalmente del pecado”.
5. ¿Cómo podemos evitar la trampa de “disfrutar temporalmente del pecado”?

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¿Cómo podemos evitar la trampa de “disfrutar temporalmente del pecado”?
Recordemos que ese placer es momentáneo. Con los ojos de la fe, veamos que
“el mundo va pasando, y también su deseo” (1 Juan 2:15-17). Meditemos en el
futuro de los pecadores que no se arrepienten; están “en suelo resbaloso” y les
espera un terrible final (Sal. 73:18, 19). Cuando nos veamos tentados a pecar,
preguntémonos: “¿Qué futuro quiero?”.
6. a) ¿Por qué renunció Moisés a “ser llamado hijo de la hija de Faraón”? b) ¿Por qué cree usted
que Moisés tomó la mejor decisión?

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La fe de Moisés también determinó lo que eligió ser. “Por fe Moisés, ya crecido,
rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón.” (Heb. 11:24.) No pensó que podría
tener un puesto importante en la corte y servir a Dios usando su riqueza y poder
para ayudar a sus hermanos israelitas. Más bien, amaba tanto a Jehová que
estaba determinado a servirle con todo su corazón, alma y fuerzas (Deut. 6:5).
Y su decisión le ahorró mucha angustia. Gran parte de los tesoros de Egipto
acabaron en manos de los propios israelitas (Éx. 12:35, 36). El faraón fue
humillado y murió por el poder de Jehová (Sal. 136:15). En cambio, Moisés siguió
con vida y Dios lo usó para guiar y poner a salvo a toda una nación. Su vida tuvo
verdadero sentido.
7. a) Según Mateo 6:19-21, ¿por qué debemos mirar más allá del futuro inmediato? b) Relate una
experiencia que destaque la diferencia entre los tesoros materiales y los espirituales.

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Si eres un joven siervo de Jehová, ¿cómo puede ayudarte la fe a decidir lo que
vas a hacer con tu vida? Es bueno que pienses en el futuro. Pero ten fe en las
promesas de Dios y haz tus planes pensando en un futuro eterno, no en
uno temporal (lea Mateo 6:19-21). Mira la decisión que tomó Sophie, una bailarina
que recibió ofertas de becas y codiciados puestos en compañías de ballet de todo
Estados Unidos. “Me encantaba que me admiraran —admite—, y hasta me creía
superior a mis compañeras. Pero no era feliz.” Entonces vio el video Los jóvenes
preguntan... ¿Qué haré con mi vida? “Comprendí que el mundo me había dado el
éxito y la admiración de los fans a cambio de mi devoción completa a Jehová —
cuenta—. Oré con todo mi corazón, y decidí dejar la danza.” ¿Cómo se siente ella
ahora? “No extraño mi antigua vida. Soy muy feliz. Mi esposo y yo somos
precursores. Ni somos famosos ni tenemos muchos bienes; pero tenemos a
Jehová, varios estudios bíblicos y metas espirituales. No me arrepiento de nada.”
8. ¿Qué consejo bíblico ayudará a los jóvenes a decidir qué hacer con su vida?

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Jehová sabe qué es lo que más te conviene. Moisés preguntó: “¿Qué está
pidiendo de ti Jehová tu Dios sino que temas a Jehová tu Dios, de modo que
andes en todos sus caminos, y lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu
corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus
estatutos que te estoy mandando hoy, para bien tuyo?” (Deut. 10:12, 13). Ahora
que eres joven, elige un camino que te permita amar a Jehová y servirle “con todo
tu corazón y con toda tu alma”. Puedes estar seguro de que esa decisión será
“para bien tuyo”.

VALORÓ EL PRIVILEGIO DE SERVIR A JEHOVÁ


9. ¿Por qué a Moisés debió de resultarle difícil su asignación?

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Moisés consideró que “el vituperio del Cristo” constituía una “riqueza más grande
que los tesoros de Egipto” (Heb. 11:26). Fue comisionado como “Cristo”, o
“Ungido”, en el sentido de que Jehová lo eligió para sacar a su pueblo de Egipto.
Sabía que era una misión difícil y que hasta sufriría “vituperio”, o sea, el rechazo
de otros. Un israelita ya le había dicho con desprecio: “¿Quién te nombró a ti
príncipe y juez sobre nosotros?” (Éx. 2:13, 14). Más tarde, Moisés mismo le
preguntó a Jehová: “¿Cómo es posible que Faraón me escuche[?]” (Éx. 6:12).
A fin de prepararse para soportar el rechazo, le expresó sus temores a Jehová.
¿Cómo le ayudó él a cumplir su difícil misión?
10. ¿Cómo capacitó Jehová a Moisés para cumplir su asignación?

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Primero, Jehová le dio a Moisés esta garantía: “Yo resultaré estar contigo” (Éx.
3:12). Segundo, fortaleció su confianza explicándole un aspecto del significado de
su nombre: “Yo Llegaré a Ser lo que yo quiera” (Éx. 3:14, nota).* Tercero, le
concedió poderes milagrosos que demostraban que él de veras lo había enviado
(Éx. 4:2-5). Y cuarto, le dio a Aarón como su compañero y portavoz para ayudarle
a cumplir su cometido (Éx. 4:14-16). Al final de su vida, Moisés estaba tan seguro
de que Dios capacita a sus siervos para cumplir cualquier asignación que pudo
decirle a Josué, su sucesor: “Jehová es el que marcha delante de ti. Él mismo
continuará contigo. No te desamparará ni te dejará enteramente. No tengas miedo
ni te aterrorices” (Deut. 31:8).
11. ¿Por qué valoró tanto su comisión Moisés?

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Al ver que Jehová lo apoyaba, Moisés valoró mucho su difícil comisión y la
consideró “más grande que los tesoros de Egipto”. Al fin y al cabo, ¿qué era servir
al faraón comparado con servir al Todopoderoso? ¿Qué era ser príncipe de Egipto
comparado con ser el “Cristo”, o ungido, de Jehová? Moisés fue recompensado
por su actitud. Disfrutó de una relación muy especial con Jehová, quien le infundió
un poder “grande e imponente” para dirigir a los israelitas a la Tierra Prometida
(Deut. 34:10-12).
12. ¿Qué privilegios nos da Jehová?

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Nosotros también tenemos una comisión. Mediante su Hijo, Jehová nos ha
asignado un ministerio, tal como hizo con el apóstol Pablo y otros
cristianos (lea 1 Timoteo 1:12-14). Todos nosotros tenemos el privilegio de
proclamar las buenas nuevas (Mat. 24:14; 28:19, 20). Algunos son ministros de
tiempo completo, y hay cristianos maduros que han sido nombrados siervos
ministeriales y ancianos para servir a sus hermanos en la congregación. Pero
nuestros familiares no creyentes y otras personas tal vez pongan en duda el valor
de los privilegios que Jehová nos da o hasta nos critiquen por los sacrificios que
hacemos (Mat. 10:34-37). Si lograran desanimarnos, podríamos empezar
a preguntarnos si vale la pena esforzarnos tanto o si realmente podemos cumplir
nuestra asignación. En ese caso, ¿cómo nos ayudará la fe a perseverar?
13. ¿Cómo nos ayuda Jehová a cumplir nuestras asignaciones teocráticas?

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Roguémosle a Jehová con fe que nos apoye. Contémosle nuestros temores.
Después de todo, él es quien nos ha dado nuestra comisión, y él nos ayuda a
llevarla a cabo. ¿Cómo? Igual que ayudó a Moisés. Primero, nos da esta garantía:
“Yo ciertamente te fortificaré. Yo cierta y verdaderamente te ayudaré. Sí, yo
verdaderamente te mantendré firmemente asido con mi diestra de justicia” (Is.
41:10). Segundo, él fortalece nuestra confianza en sus promesas: “Lo he hablado;
también lo haré venir. Lo he formado, también lo haré” (Is. 46:11). Tercero, nos da
“el poder que es más allá de lo normal” (2 Cor. 4:7). Y cuarto, nuestro amoroso
Padre nos ayuda a aguantar en nuestra asignación rodeándonos de una
hermandad mundial de verdaderos siervos suyos que continuamente están
“consolándose unos a otros y edificándose” (1 Tes. 5:11). A medida que Jehová
nos capacita para cumplir nuestras asignaciones en su servicio, nuestra fe en él
crece y comprendemos que esas asignaciones son un tesoro más valioso que
cualquier tesoro de este mundo.

“MIRABA ATENTAMENTE HACIA EL PAGO DEL


GALARDÓN”
14. ¿Por qué estaba seguro Moisés de que recibiría su “galardón”?

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Moisés “miraba atentamente hacia el pago del galardón” (Heb. 11:26). En efecto,
dejó que lo que sabía del futuro, aunque no era mucho, lo guiara en sus
decisiones. Al igual que su antepasado Abrahán, estaba seguro de que Jehová
puede resucitar a los muertos (Luc. 20:37, 38; Heb. 11:17-19). Como esperaba
recibir bendiciones en el futuro, no consideró que sus cuarenta años como fugitivo
y sus otros cuarenta en el desierto eran tiempo perdido, una vida malgastada.
Aunque no sabía en detalle cómo se cumplirían las promesas divinas, con los ojos
de la fe vio su “galardón”.
15, 16. a) ¿Por qué debemos concentrarnos en el premio? b) ¿De qué bendiciones anhela disfrutar
bajo el Reino?

15
¿Y nosotros? ¿Miramos “atentamente hacia el pago del galardón”? Como
Moisés, no conocemos todos los detalles del cumplimiento de las promesas
divinas. Por ejemplo, no sabemos “cuándo es el tiempo señalado” para que
comience la gran tribulación (Mar. 13:32, 33). Pero sabemos mucho más sobre el
Paraíso futuro que Moisés. Aun sin conocer todos los detalles, las promesas de
Dios sobre cómo será la vida bajo su Reino son más que suficientes para que
“[miremos] atentamente” hacia el premio. Tener una clara imagen mental del
nuevo mundo nos impulsará a poner el Reino en primer lugar. ¿Por qué? Pues
bien, así como no compraríamos una casa de la que tuviéramos muy poca
información, tampoco invertiríamos nuestra vida en una esperanza que no fuera
real para nosotros. ¿Nos ayuda la fe a ver con claridad cómo será la vida bajo el
Reino de Dios? Así debería ser.

¡Qué emocionante será hablar con siervos fieles como Moisés! (Vea el párrafo 16)
16
A fin de que esa imagen mental se vuelva más nítida para nosotros, miremos
atentamente hacia nuestra vida en el Paraíso. Usemos la imaginación. Al estudiar
los relatos sobre personajes que vivieron antes de Cristo, pensemos en lo que les
preguntaremos cuando resuciten y en lo que ellos nos preguntarán sobre nuestra
vida durante los últimos días. ¡Y cuántas cosas más podemos imaginar! Por
ejemplo, la emoción que sentiremos al conocer a antepasados nuestros que
vivieron hace siglos y contarles todas las cosas que Dios hizo por ellos; lo mucho
que descubriremos y disfrutaremos observando a los animales salvajes en un
entorno de paz; lo cerca que nos iremos sintiendo de Jehová a medida que
avancemos hacia la perfección...
17. ¿Cómo nos ayuda tener una clara imagen mental del premio?

17
Hacernos una clara imagen mental del premio nos ayuda a seguir adelante, a
mantener el gozo y a tomar decisiones teniendo presente el futuro eterno que nos
aguarda. Pablo escribió: “Si esperamos lo que no vemos, seguimos aguardándolo
con aguante” (Rom. 8:25). Él dirigió estas palabras a ungidos, pero pueden
aplicarse a todos los cristianos. Aunque aún no hemos recibido el premio de la
vida eterna, nuestra fe es tan fuerte que seguimos esperando con paciencia “el
pago del galardón”. Como Moisés, no consideramos que hayamos malgastado los
años que hemos servido a Dios. Más bien, estamos convencidos de que “las
cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son
eternas” (lea 2 Corintios 4:16-18).
18, 19. a) ¿Por qué debemos luchar por no perder nuestra fe? b) ¿Qué examinaremos en el
próximo artículo?

18
La fe nos permite percibir “realidades aunque no se contemplen” (Heb. 11:1).
La persona física no tiene fe, así que no ve el gran valor de servir a Jehová. Para
ella, los tesoros espirituales “son necedad” (1 Cor. 2:14). Nosotros, sin embargo,
esperamos disfrutar de la vida eterna y presenciar la resurrección, cosas que el
mundo no alcanza a ver. Al igual que los filósofos que llamaron a Pablo ignorante
“charlatán”, hoy la mayoría de la gente piensa que la esperanza que predicamos
es una completa insensatez (Hech. 17:18).
19
Puesto que vivimos en un mundo sin fe, debemos luchar por no perder nuestra
fe. Supliquémosle a Jehová que “[nuestra] fe no desfallezca” (Luc. 22:32). Como
Moisés, tengamos muy presentes las consecuencias del pecado, el inmenso valor
de servir a Jehová y la esperanza de la vida eterna.

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