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III. LOS TRATADOS INTERNACIONALES Y EL DERECHO DE LA UNIÓN EUROPEA.

La Constitución Española no se pronuncia acerca de la posición en el sistema de


fuentes que ocupan los tratados internacionales ni el derecho europeo, sin embargo,
lo que sí regula es su recepción en el ordenamiento español en el Capítulo III (De los
Tratados Internacionales) del Título III, De las Cortes Generales.

RECEPCIÓN DE LOS TRATADOS INTERNACIONALES EN DERECHO ESPAÑOL

Los Tratados Internacionales (en adelante TTII), que supongan la atribución a una
Organización Internacional el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución,
se incorporan al ordenamiento español previa autorización mediante ley orgánica, tal
como dispone el artículo 93 CE. Corresponde a las Cortes Generales o al Gobierno,
según los casos, la garantía del cumplimiento de estos tratados y de las resoluciones
emanadas de los organismos internacionales o supranacionales titulares de la cesión.

Dice el 94 CE que se requerirá previa autorización de las Cortes Generales para prestar
consentimiento de obligarse a cumplir lo dispuesto en dichos TTII, cuando versen
sobre las siguientes materias:

a) Tratados de carácter político.

b) Tratados o convenios de carácter militar.

c) Tratados o convenios que afecten a la integridad territorial del Estado o a los


derechos y deberes fundamentales establecidos en el Título I.

d) Tratados o convenios que impliquen obligaciones financieras para la


Hacienda Pública.

e) Tratados o convenios que supongan modificación o derogación de alguna ley


o exijan medidas legislativas para su ejecución.

El Congreso y el Senado serán inmediatamente informados de la conclusión de los


restantes tratados o convenios.

También se requerirá previa autorización de las Cortes Generales para prestar


consentimiento para la denuncia de los tratados y convenios internacionales.

En el caso de que un TTII contenga estipulaciones contrarias a la CE, dice el 95 que se


exigirá la previa revisión constitucional por el Tribunal Constitucional mediante
requerimiento del Gobierno o de cualquiera de las Cámaras, para que el TC declare si
existe o no contradicción

Finalmente (96 CE), los TTII válidamente celebrados, pasan a formar parte del
ordenamiento español una vez publicados oficialmente en el BOE, y solo podrán ser
derogados, modificados o suspendidos conforme a la forma prevista en los propios TTII
o atendiendo a las normas generales de Derecho Internacional.

PARTICULARIDAD DEL DERECHO EUROPEO. RELACIONES ENTRE EL DERECHO DE LA


UNIÓN Y EL DERECHO DE LOS ESTADOS MIEMBROS.

El derecho de la Unión Europea se incorpora al derecho español de acuerdo con las


normas de recepción de los Tratados Internacionales vistas en los párrafos anteriores,
sin embargo, la relación entre ambos ordenamientos, debido a la idiosincrasia de la
Unión Europea como la Organización Internacional más avanzada del mundo, se han
de tener en cuenta Principios que articulan la relación del Derecho de la Unión con los
ordenamientos estatales. Tales principios son: Efecto Directo, Primacía y
Responsabilidad.

- EFECTO DIRECTO:

El derecho de la unión europea es un derecho autónomo, pero al mismo tiempo es un


derecho que se integra en los ordenamientos nacionales, dicha nota de autonomía
implica la capacidad de este para surtir efectos jurídicos por su propia autoridad, sin
necesidad de que cada EEMM adopte medidas que interioricen las normas europeas
en el sistema jurídico nacional. Es decir, el derecho europeo goza de aplicabilidad.

Sin embargo, no debemos la aplicabilidad no debe identificarse con el efecto directo,


ya que todas las normas de derecho europeo son aplicables, pero tan solo las normas
con efecto directo permiten a los particulares hacer valer plenamente los derechos
que les confieren aquellas, incluso desplazando o anulando normas nacionales que lo
impidan.

Pese a que la distinción entre aplicabilidad y efecto directo no se encuentra recogida


en la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, la doctrina la emplea con frecuencia,
teniendo en cuenta además que este tribunal sí que ha previsto unos requisitos para
apreciar el efecto directo en la insigne sentencia Van Gend en Loos, que atribuye esta
cualidad a las normas “suficientemente precisas, incondicionales, que no acarreen una
obligación de hacer y que no se acompañen de reserva alguna de los Estados que
supedite su efectividad a un acto positivo de derecho interno”. Podemos resumirlos en
dos requisitos acumulativos que el Tribunal de Justicia analiza individualmente en cada
caso: precisión e incondicionalidad.

En todo caso tendrán efecto directo las normas de derecho originario 1, los acuerdos
internacionales2, los reglamentos3 (derecho derivado), y excepcionalmente4 las

1
Asunto Van Gend en Loos, entre otros.
2
216.3 TFUE y Asunto Mangold, entre otros.
3
288.2 TFUE.
4
Asunto Van Duyn; Asunto Gharehveran; entre otros.
directivas (también derecho derivado) cuando además de reunir los requisitos
mencionados, el efecto directo se derive de situaciones de incumplimiento por parte
de los estados, ya que las directivas como regla general no podrán ser directamente
aplicables al tratarse de instrumentos de armonización compuestos por normas que
han de ser necesariamente completadas por los Estados Miembros.

- PRIMACÍA:

Los estados miembros están obligados a cumplir el derecho de la unión, y en caso de


que existan normas nacionales incompatibles con las europeas, estos deberán aplicar
la norma europea en detrimento de la norma nacional. Este principio fue recogido en
la sentencia Costa/Enel.
Para la resolución de conflictos en base al principio de primacía debe atenderse a dos
vertientes del mismo. En primer lugar, su vertiente normativa, en la que este proclama
la obligación de alinear todas las normas y actos nacionales con el contenido de la
unión europea; y en segundo lugar, su vertiente aplicativa, el cauce concreto para
hacer valer la primacía de la norma europea. Tanto en una como en otra, dependerá
del caso concreto, y en función del tipo de normas en conflicto y de la resolución
práctica del mismo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se ha pronunciado en
numerosas ocasiones, dando lugar a una jurisprudencia muy rica y variada.

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