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1. LA CONSTITUCIÓN. REMISIÓN
Para estudiar las fuentes se parte de la Ley General Tributaria, en concreto el art.7 se dedica a
esta cuestión: “1. Los tributos se regirán: a) Por la Constitución. b) Por los tratados o convenios
internacionales que contengan cláusulas de naturaleza tributaria y, en particular, por los
convenios para evitar la doble imposición, en los términos previstos en el artículo 96 de la
Constitución. c) Por las normas que dicte la Unión Europea y otros organismos internacionales
o supranacionales a los que se atribuya el ejercicio de competencias en materia tributaria de
conformidad con el artículo 93 de la Constitución. d) Por esta ley, por las leyes reguladoras de
cada tributo y por las demás leyes que contengan disposiciones en materia tributaria. e) Por las
disposiciones reglamentarias dictadas en desarrollo de las normas anteriores y,
específicamente en el ámbito tributario local, por las correspondientes ordenanzas fiscales.”
La Constitución es la fuente más importante tanto desde el punto de vista jerárquico como
desde el punto de vista de su contenido. Tiene un indudable valor normativo porque sus
previsiones se proyectan sobre el resto de normas del ordenamiento. Es el TC el que aclara el
contenido de las disposiciones de la constitución sino de otras normas jurídicas expulsando del
ordenamiento jurídico leyes contrarias a la misma. Los tribunales ordinarios en caso de duda a
la hora de aplicar la ley pueden plantear una cuestión de inconstitucionalidad. En la CE se
recogen una amplia gama de cuestiones que afectan a diversas materias. En ella aparecen una
serie de principios, por ejemplos los de justicia tributaria y así mismo se incorpora el principio
de legalidad. También la CE atribuye el poder tributario a los distintos titulares del mismo y
diseña las líneas del ejercicio del poder tributario.
Por lo tanto la constitución es la que perfila los rangos esenciales de otras fuentes normativas
sometidas a ellas.
Los Tratados Internacionales o Convenios son muy relevantes y el art. 96 CE señala que “una
vez publicados oficialmente formarán parte del Derecho nacional, y sus disposiciones solo
pueden ser derogadas, modificadas o suspendidas en la forma que se prevea en los mismos o
de acuerdo con las normas generales del Derecho Internacional.”
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En la propia CE se distinguen tres tipos de tratados internacionales, los cuales pueden tener
contenido financiero. Dos de ellos requieren previa autorización de las Cortes Generales y el
tercero solo necesita que tanto Congreso como Senado sean informados de su conclusión. Con
respecto a los dos primeros tipos de Convenio, hay que decir que las características de la
autorización son diferentes:
Tratados que requieren autorización por ley orgánica. Es a los que se refiere el art. 93
de la CE: “Mediante ley orgánica se podrá autorizar la celebración de tratados por los
que se atribuya a una organización o institución internacional el ejercicio de
competencias derivadas de la Constitución. Corresponde a las Cortes Generales o al
Gobierno, según los casos, la garantía del cumplimiento de estos tratados y de las
resoluciones emanadas de los organismos internacionales o supranacionales titulares
de la cesión.” También en materias fiscales.
El Derecho Comunitario también es fuente, teniendo una gran importancia. Nos lo viene a
decir el art. 7 de la Ley General Tributaria. Hay que tener en cuenta también el art. 93 CE.
En la UE tenemos:
Derecho derivado: son las normas derivadas de los organismos de la UE con poder normativo
en materia financiera y tributaria, en caso de conflicto con el derecho interno, estas
disposiciones gozan de primacía sobre las normas nacionales a las que desplaza (principio de
primacía del derecho comunitario, fundamentado en cuestiones de competencia). También
cobra importancia aquí el principio de eficacia directa del derecho comunitario, como regla
general las normas comunitarias son directamente aplicables de manera uniforme y en todos
los EEmm. Varias de estas normas son de gran importancia porque a través de ellas se regulan
cuestiones de naturaleza financiera. En particular, en el ámbito tributario tienen especial
relevancia las directivas, los reglamentos y las decisiones:
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impuestos aduaneros y el más importante es el Reglamento que establece el Código
aduanero comunitario (reglamento del 2008).
Las Directivas son normas de alcance general dirigidas a los EEmm que contienen un
mandato para que el Estado en cuestión legisle o reglamente mediante una norma de
derecho interno que trasponga al ordenamiento jurídico lo que la Directiva quiere que
se haga. Las directivas obligan al Estado Miembro en cuanto al resultado que deba
conseguirse, dejando a las autoridades nacionales libertad para la elección de la forma
y medios. El paradigma de las directivas en materia tributaria son las relativas al
impuesto sobre el valor añadido o con los impuestos especiales clásicos. Si el legislador
no traspone correctamente el mandato de las directivas y existe una controversia o
divergencia entre el mandato de la Directiva y la trasposición, prevalecerá el contenido
de la Directiva por el efecto directo de la misma.
Las Decisiones no tienen un carácter normativo, sino que son ordenes al destinatario
de las mismas para que realice una conducta concreta. Cuando la decisión tiene por
destinatario a un EEmm y contiene un mandato de regular uan determinada materia
en un sentido determinado es una orden de normativizar una parcela del
ordenamiento jurídico. El estado tiene la obligación de cumplirla.
La ley, en nuestro sistema de fuentes, ocupa un lugar destacado. Artículos en los que se regula:
133,134 y 135 CE.
Las leyes orgánicas, se regulan en el artículo 81.1 CE: “Son leyes orgánicas las relativas al
desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueben los
Estatutos de Autonomía y el régimen electoral general y las demás previstas en la
Constitución.” La LOFCA es una de ellas.
En principio la materia financiera queda fuera de estos artículos, por lo que su regulación no
requeriría ley orgánica pero la CE prevé casos en los que sí que es necesario LO y alguno de
estos casos afecta a nuestra materia, como los Estatutos de Autonomía, habla también de “las
demás previstas en la Constitución”, concretamente:
A la que se refiere el art. 135.2 sobre el déficit estructural máximo de Estado y CCAA.
El art. 136.4 que se refiere a la composición, organización y funciones del Tribunal de
Cuentas.
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El artículo 157.3 que dice que mediante LO podrá regularse el ejercicio de las
competencias financieras enumeradas en el 157.2 (ley orgánica de financiación de
CCAA).
Son pocas las LO previstas en la CE porque en principio no entran dentro de esta materia
reservada a LO, pero las que entran son importantes.
Las leyes ordinarias, son la fuente principal del derecho tributario y financiero, la ley básica
disciplinadora de este derecho es la LGT de aplicación con carácter general en todo el territorio
nacional. Esta Ley tienen carácter codificador porque lo que aparece en esta norma sirve para
todos los tributos. Ej de otras leyes: la ley del IRPF, ley del impuesto de sucesiones y
donaciones, ley de impuestos especiales, ley de presupuestos del Estado...
Debemos resaltar una cuestión en materia tributaria sobre este tipo de leyes y es que está
prohibido la iniciativa legislativa popular, así lo dice el art. 87.3 CE: “Una ley orgánica regulará
las formas de ejercicio y requisitos de la iniciativa popular para la presentación de
proposiciones de ley. En todo caso se exigirán no menos de 500.000 firmas acreditadas. No
procederá dicha iniciativa en materias propias de ley orgánica, tributarias o de carácter
internacional, ni en lo relativo a la prerrogativa de gracia.”
Las leyes autonómicas, como reconocimiento de la potestad legislativa de las CCAA, tienen los
mismos caracteres y el mismo rango que las leyes ordinarias aprobadas por las Cortes
Generales, aunque si que existen ciertas notas que contienen una singularidad. Como norma
podemos decir que la diferencia entre norma estatal o autonómica es cuestión de las
competencias que tienen atribuidas.
En todas las CCAA nos encontramos una ley de Hacienda Pública para establecer, igual que
ocurre en el ámbito estatal, las normas y principios que se aplican a sus propios impuestos,
tasas, gastos, etc. (resumen de las leyes estatales pero en aplicación autonómica).
¿¿¿¿¿¿¿No existe una referencia específica a ellas en la CE, pero se deduce su existencia en la
medida en que el propio art. 152 de la CE contempla la existencia de una Asamblea Legislativa
autonómica y la posibilidad de aprobar leyes. Hay muchas leyes de este estilo, las leyes de
impuestos que cada CCAA publica, leyes de tributos propios, leyes de tributos cedidos, leyes de
las agencias tributarias...
Hay una cuestión importante: cuando se produce una impugnación por parte del Gobierno de
una ley autonómica ante el TC produce automáticamente la suspensión, aunque el TC tiene un
plazo de 5 meses para ratificar o levantar la suspensión. Pero si la ley impugnada es una ley
aprobada por las Cortes Generales no hay esa suspensión.????????
La ley de presupuestos es una ley ordinaria que presenta peculiaridades. Antiguamente era la
ley por excelencia del Derecho financiero y tributario era esta ley, ya que en ella aparecía
todos los ingresos y gastos. Actualmente los ingresos aparecen regulados en sus propias leyes
con una vigencia indefinida pero no necesitan de la convalidación por la ley de presupuestos.
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Sin embargo en materia de gastos esta ley sigue siendo una ley limitativa, imperativa y
autorizante de tal manera que no hay gasto posible si no esta previsto en la LGP, la
administración no puede gastar más que en las cantidades establecidas y en los destinos
específicos de esa ley. El art. 134.7 CE establece que la LPG no puede crear tributos aunque
podrá modificarlos cuando una ley tributaria sustantiva lo prevea, este precepto trata de
encauzar jurídicamente las relaciones entre la ley de presupuestos y el ordenamiento
regulador de los tributos, esto quiere decir que las modificaciones que afectan a normas
tributarias generales no los puede modificar una ley de presupuestos, pero si puede hacer
pequeñas modificaciones a leyes ordinarias.
En definitiva es una ley donde se prevén los ingresos y se autorizan los gastos que un Gobierno
puede hacer en un momento determinado y en las cuestiones que se reflejan en el mismo.
También existen otras normas dictadas por el Gobierno con rango de ley: decretos leyes y
decretos legislativos.
5. EL DECRETO-LEY
Los decretos leyes son unas normas con fuerza y rango de ley que es aprobado por el poder
ejecutivo, Gobierno, para casos excepcionales, es decir, el ejercicio de esta potestad que
confiere la aprobación de un decreto ley se condiciona a aquellos supuestos en los que se
acredite una extraordinaria y urgente necesidad. Se regula en el artículo 86.1 CE. “En caso de
extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas
provisionales que tomarán la forma de Decretos-leyes y que no podrán afectar al
ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los derechos, deberes y libertades de
los ciudadanos regulados en el Título I, al régimen de las Comunidades Autónomas ni al
Derecho electoral general.” Esto se completa con los apartados 2 y 3 según los cuales el
decreto ley debe ser convalidado por el Congreso de los Diputados en un plazo de 30 días y
puede durante este mismo acto puede tramitarse como un proyecto de ley.
Las notas por las que se caracteriza el decreto ley como fuente del derecho, es un acto
normativo con fuerza de ley que emana del gobierno, solamente puede realizarse de urgencia
y extraordinaria necesidad y es una norma provisional por proceder de un órgano que no tiene
potestad legislativa entonces su incorporación definitiva al ordenamiento jurídico se produce
cuando se convalida expresamente en el congreso de los diputados.
Mediante decreto ley no se pueden regular las materias expresamente excluidas por el art.86
CE.
¿Cuándo hay una extraordinaria y urgente necesidad? La doctrina del TC debe ser solicitada
por el gobierno, no puede entenderse de manera restrictiva sino en cada momento el
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Gobierno tiene la posibilidad de discernir con flexibilidad la concurrencia o no de tales
circunstancias. Pero es necesario que exista una necesaria conexión entre la situación de
urgencia y la medida concreta adoptada. Esta actuación del gobierno demás va a estar
sometida al control del TC.
El TC defiende la admisibilidad del decreto ley en materia tributaria al entender que el ámbito
del decreto ley se tiene que poner en relación no con el ámbito de la reserva de ley sino con el
deber de contribuir que recoge el artículo 31.1 de la CE. O lo que es igual, no puede entrar a
regular la materia sustantiva de este deber. En definitiva no puede alterar el régimen general
ni aquellos elementos esenciales de los tributos que incidan en la determinación de la carga
tributaria. Por ejemplo: no puede incidir sobre la tarifa del impuesto sobre la renta.
Aunque existen ámbitos prohibidos si que hay otros permitidos, se puede usar para regular
cualquier aspecto del ordenamiento tributario con excepción de que no se puede emplear
para introducir modificaciones trascendentales y tampoco se puede utilizar el decreto ley si
como consecuencia de este la capacidad económica se ve seriamente afectada. Mediante el
decreto se pueden aprobar determinados gastos para atender situaciones de urgencia.
Es siempre una materia polémica pero si es bien cierto que hoy en día hay un gran número de
ellos.
¿¿¿¿¿Desde los primeros tiempos de la vigencia de la CE hasta ahora el uso del decreto ley
para regular aspectos del sistema tributario ha sido una práctica usual porque pueden darse
situaciones de urgencia. Ante esto, la doctrina se ha dividido:
Postura de aquellos que siguiendo una interpretación literal del art.86.1 rechazan la
utilización de la ley en la creación o modificación de tributos de cualquier tipo de
tributos
Las CCAA hasta hace pocos años no pudieron dictar decretos leyes pero hoy en día ya pueden
hacerlo.
6. EL DECRETO-LEGISLATIVO
Los Decretos legislativos son aquellos que el Gobierno dicta como consecuencia de una
expresa denegación del poder legislativo. Se regulan en el artículo 82 CE. Son disposiciones
normativas con fuerza de ley, aprobadas por el poder ejecutivo en virtud de una atribución
expresa previa realizada por el poder legislativo. Esta delegación se otorga por un determinado
plazo, de manera que, si trascurrido ese plazo no se ha aprobado el correspondiente decreto
legislativo, la potestad atribuida decae. La norma delegada recibe de la norma delegante la
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posibilidad de desplegar la fuerza y eficacia normativa que es propia de la ley, en definitiva lo
que se hace es transferir el ejercicio, pero nunca la titularidad, de la potestad de dictar normas
con valor y fuerza de ley.
Los caracteres del decreto legislativo por los que aparece configurada: ha de otorgarse de
forma expresa mediante (el TS ha admitido que la autorización para dictar un decreto
legislativo pueda concederse por decreto ley), las materias sobre las que se puede realizar son
las regulaciones de cualquier materia siempre que esta no este reservada a LO, tampoco
puede delegarse la posibilidad de modificar la propia ley delegante ni tampoco se puede
delegar la posibilidad de dictar normas de carácter retroactivo (art. 82 y 83).
En la ley delegante se debe fijar necesariamente el plazo para el ejercicio de esa delegación
por parte del gobierno sin que quepa la posibilidad de concederse por plazo indeterminado, el
destinatario siempre es el Gobierno sin poder subdelegar esta facultad y se sigue el
procedimiento previsto, una vez aprobado este tiene valor de ley siempre que no rebase el
ámbito normativo cubierto por la ley delegante.
Tipos de legislativos:
Por reglamento entendemos toda disposición de carácter general que aprobada por el poder
ejecutivo pasa a formar parte del Ordenamiento Jurídico erigiéndose como fuente del
derecho. Tanto esta nota de generalidad como su calificación como fuente del derecho son
caracteres que también concurren en la ley, pero mientras la ley no está sujeta más que a la
CE, el reglamento tiene un doble límite: constitución y leyes. La función específica del
reglamento coexiste en desarrollar y complementar las leyes y en regular la organización y
servicios de la administración.
Cuando el reglamento se dedique al desarrollo de una ley debe sujetarse a los dictados
de la ley.
El ejercicio de esta potestad y los medios de impugnación siguen las mismas líneas que
hemos visto al analizar la potestad reglamentaria en el ámbito de la administración
central. Los órganos competentes para hacerlos cumplir son los tribunales de justicia
de las CCAA.
Reglamentos de las entidades locales: a diferencia de lo que ocurre en las CCAA, las
entidades locales no tienen potestad legislativa, razón por la cual la potestad
normativa reglamentaria tiene una gran relevancia en este ámbito. La potestad
reglamentaria de las potestades locales se desarrolla a través de las ordenanzas
municipales que son su principal manifestación e instrumento clave en materia
tributaria.
Para diferenciar entre orden y reglamento hay que determinarlo según su contenido y no
según su rúbrica pero se sabe que el reglamento solo crea derecho de aplicación general
mientras que la orden ministerial sirve para interpretar. Las órdenes ministeriales son sobre
todo de obligado cumplimiento para los funcionarios dependientes. Una orden ministerial
debería ser interpretativa, no creando un derecho nuevo sino interpretándolo. Hay veces que
las órdenes ministeriales traen problemas porque se confunden con los reglamentos. Hay que
verificar en cada caso en la orden ministerial si estamos ante un instrumento reglamentario o
uno interpretativo.
Las circulares son órdenes de funcionario superior a funcionario inferior. Son actos
administrativos de mero trámite interno, no vinculan a los administrados a ningún efecto. Las
circulares y demás disposiciones administrativas no son fuente del derecho sino que son
ordenes de los altos funcionarios de la administración que dirigen a sus subordinados a la
aplicación de las normas tributarias.
En la práctica son muy útiles para los funcionarios y hay veces que so pretexto de mandar o de
aclarar reglamentan e incluso interpretan.
El que existan estas circulares tienen sus ventajas porque nos permite conocer cuál es el
parecer de la administración. Y de cara a la seguridad jurídica decimos que sirve para
fundamentar una posible tacha de desviación de poder si se apartan de este mandato.
También sirven para integrar y completar el contenido de normas reglamentarias cuando así lo
prevean y gocen de la misma publicidad.
Se puede reaccionar ante ellas por tres vías: se pueden ignorar haciendo nuestra propia
actuación, podemos impugnar ese acto administrativo o podemos impugnarlo ante los
tribunales de lo contencioso administrativo.
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Pueden ser ilegales si van más allá de su contenido doméstico o vulneran la jerarquía.
9. EL DERECHO SUPLETORIO.
Aparte de estas circulares, el artículo 7.2 LGT nos dice cuál es el carácter supletorio. “Tendrán
carácter supletorio las disposiciones generales del derecho administrativo y los preceptos del
derecho común.”
La remisión a las normas del derecho común obliga a tener en cuenta el art. 1.1 CC según las
fuentes del ordenamiento jurídico son las leyes, la costumbre y los principios generales del
derecho.
¿El ordenamiento financiero y tributario está encuadrado dentro del derecho público por lo
que esta adscripción al ordenamiento del derecho público es más intensa en lo referido a los
procedimientos a través de los cuales se aplican las normas tributarias. Esto implica que
debemos tener en cuenta el derecho público y sobre todo el derecho administrativo porque a
veces este actúa como derecho supletorio y en ocasiones actúa de manera directa.
Y cuando el art. 7 habla de los preceptos del derecho común, tenemos que entenderlo no solo
con relación al derecho civil, sino que hay otras disposiciones del derecho mercantil que
pueden tener que aplicarse supletoriamente.?
9.1 LA COSTUMBRE.
La costumbre no aparece entre las fuentes del derecho tributario pero en el 7.2 se remite al
derecho común como fuente supletoria de este. El artículo 1.3 del CC dice:” La costumbre sólo
regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no sea contraria a la moral o al orden público y
que resulte probada. Los usos jurídicos que no sean meramente interpretativos de una
declaración de voluntad tendrán la consideración de costumbre.”
En Derecho Tributario su importancia es nula porque en este tiene que estar regulada por ley
según el principio de legalidad.
Para que la costumbre sea admitida como fuente del derecho, este Código nos dice que:
Son derecho supletorio. El artículo 1.4 del CC establece: “Los principios generales del derecho
se aplicarán en defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del
ordenamiento jurídico.” En materia tributaria lo podemos utilizar como principios
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informadores, orientadores del ordenamiento jurídico pero siempre partiendo de nuestra ley,
por ello no lo consideramos como fuente del derecho como tal.
En cuanto fuente los principios generales del derecho juegan un papel meramente subsidiario
en defecto de ley o costumbre, debido a que están destinados a llenar los vacíos normativos
que puedan producirse.
9.3 PRECEDENTE.
Se entiende por uso la reiteración de las conductas y comportamientos por parte de los
órganos administrativos. No es fuente del derecho pero no significa que no tenga eficacia o
valor para los particulares porque un precedente se puede alegar para forzar a la
Administración a que actué en una determinada dirección.
10. LA JURISPRUDENCIA.
De acuerdo con el art. 1.6 del Código civil: “La jurisprudencia complementará el ordenamiento
jurídico con la doctrina que, de modo reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y
aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del derecho.” Aunque no se trata de una
fuente jurídica en sentido estricto nadie puede dudar hoy de la importancia de la
jurisprudencia, como complemento esencial en algunos casos cercano a la innovación del
ordenamiento jurídico. Se engloba dentro de las fuentes indirectas.
Según reitera la doctrina para que las resoluciones puedan constituir jurisprudencia se
requiere una serie de requisitos: en nuestra materia, las resoluciones han de emanar de ¿¿?¿?
¿?¿ la Sala de lo contencioso administrativo como consecuencia de un recursos de casación, es
decir deben emanar del Tribunal que se encargue de esa materia; tiene que existir al menos
dos sentencias que se pronuncien en el mismo sentido aunque bastaría una sola cuando se
haya producido un cambio de criterio que puede producirse por los Tribunales; además las
distintas sentencias tienen que tener una misma ratio decidendi, es decir la razón que utilizan
para decidir los argumentos fundamentales para decidir un litigio deben ser los mismos.
El principio de seguridad jurídica justifica por sí solo la existencia en nuestro sector del
ordenamiento jurídico de una legislación que sea claramente inidentificable y que por ella
misma evite el confusionismo tanto en forma de vacío como de promiscuidad legislativa.
Tenemos una codificación en el ámbito tributario, con carácter general, muy reciente, pero el
deseo de los que empezaron a codificar era conseguir un texto legal en el que estuvieran todos
los principios comunes a todos los tributos. Todas esas aspiraciones doctrinales culminaron
con la codificación en el ámbito tributario que se entiende que se realizó con la primera Ley
General Tributaria de 1963, la cual ha sido una pieza básica en el ordenamiento tributario
español durante 50 años. En 2003 se aprobó la nueva ley tributaria, ley que está en vigor con
algunas disposiciones modificadas.
A parte de la codificación en materia tributaria que es básicamente este texto de la LGT, hay
Codificación también en materia presupuestaria y de gasto público, lo cual se hizo con la Ley
General Presupuestaria (47/2003).
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