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LOS CAPUCHINOS EN ECUADOR

Cien años ... y más de historia

HNO. ANGEL LEGARREA


LOS CAPUCHINOS EN ECUADOR
Cien años ... y más de historia

HNo. ANGEL LEGARREA


Curia Provincial de Capuchinos. Burlada (Navarra)
Mayo, 1992
INTRODUCCION

Los datos históricos de la presencia de los Capuchinos en


Ecuador están recogidos en las distintas fuentes que hemos
podido recopilar hasta ahora y que reseñamos en la bibliografía.
Ahora bien, para una comprensión exacta de la historia no
basta con la simple lectura de esos datos históricos. Se hace
necesaria la comprensión de los mismos en el contexto de la
época en que se dieron. Desde · este punto de vista podemos
preguntarnos: ¿Qué significa la presencia de los Capuchinos en el
conglomerado ecuatoriano? ¿Cuál ha sido nuestro desempeño
histórico en el país?
Estamos conscientes de que nuestro trabajo no basta para dar
respuesta a estas preguntas, pues las limitaciones son muchas. No
pretendemos, por tanto ser exhaustivos.
De igual manera, tampoco pretendemos responder a estas pre-
guntas de una manera objetiva. Creemos que la objetividad no
existe tratándose de un trabajo histórico, pues todo lo miramos
irremediablemente desde la subjetividad que somos cada uno.
En cambio nos parece importante dar a conocer los principios
desde donde nosotros leemos los datos históricos, para que el
lector pueda comprender -lo cual es diferente de aceptar- los
posibles juicios que hagamos a lo largo del estudio.
Nos colocamos en la perspectiva histórica del pobre, es decir,
del que ve la historia desde los derrotados de la tierra. Lamenta-
blemente la mayoría de las fuentes de que disponemos no nos
favorecen en nuestro intento. Con todo creemos que es importan-
te abrir caminos en este sentido.
Quedaremos satisfechos si conseguimos apuntar con claridad
algunas hipótesis de lectura que nos ayuden a abrir caminos de
futuro y estimulen el deseo a los jóvenes capuchinos de conocer
la savia histórica que corre por las venas de nuestra Orden.
3
I. PRIMER PERIODO: 1873-1896
DESDE LA LLEGADA HASTA LA EXPULSION

l. Ubicación sociopolítica y eclesial


1.1. Algunos historiadores piensan que García Moreno fue, y
quizá todavía siga siendo, el político más prominente de la
historia republicana del Ecuador. Recogemos de él lo que parece
más importante en una perspectiva de proyecto para el pueblo
aunque lo tengamos que ver desde la óptica del poder y de los
partidos políticos.
En su primer mandato, la acción de García Moreno se extendió
a todos los aspectos de la vida sociopolítica e incluso eclesial:
pacificó el país y mantuvo a raya a los militares; estableció las
elecciones directas; organizó la división en provincias y así
multiplicó la presencia del poder público e hizo que la adminis-
tración, a través de la organización municipal, llegara a donde
nunca antes. Fueron muy positivos los resultados en cuanto a lo
fiscal, lo legal y lo educativo. Estableció el derecho al voto
singular, personal, directo y libre, frente a la costumbre anterior,
según la cual sólo votaban los ilustres y los económicamente
potenciados. Amplió las garantías personales y reglamentó la
libertad de imprenta. Esa misma libertad hizo que los ataques al
mandatario fueran fuertes y numerosos, políticos, ideológicos,
personales y calumniosos. Había entre los opositores y el manda-
tario dos visiones diferentes: una prospectiva, la del presidente y
otra regresiva, la de los adversarios.
García Moreno quería sacar a la república de treinta años de
empantanamiento entre el legalismo y el militarismo. Una nueva
ley de hacienda dio principio a la vida fiscal ecuatoriana. Canceló
las deudas del Estado en poco tiempo. La diferencia entre García
Moreno y los militares era clara: éstos buscaban los ingresos para

4
sus fástos en la fortuna particular y en los bienes eclesiásticos.
García Moreno, gracias a la confianza pública que consiguió y al
crédito fiscal, aumentó los sueldos, hizo obras urbanas y rurales,
multiplicó escuelas y fundó nuevos establecimientos de enseñan-
za secundaria, adecentó locales públicos y cuarteles, hizo cons-
truir vías de importancia y afrontó los grandes gastos para la
defensa nacional y aumentos de pie de guerra. Consiguió hacer
del ejército un instrumento de paz pública y defensa del país y de
los ciudadanos.
El terremoto de Ibarra encontró a García Moreno en el inte~-
medio de sus dos períodos de gobierno. Fue designado encargado
plenipotenciario para la reconstrucción. Esto le permitió dedicar
lo mejor de sus esfuerzos a la ciudad y la provincia. De ahí el
reconocimiento que !barra tendrá por su persona.
Su segunda administración, durante la cual llegaron los Capu-
chinos, fue la más floreciente: honestidad y trabajo: "El atraso,
notable hacia 1860, durante la era garciana va tornándose en
adelantos concretos en todos los órdenes, desde el económico
hasta el moral" 1• La vialidad y, sobre todo, la enseñanza, fueron
algunos de sus éxitos resonados. Reformó desde las primeras
letras hasta las ciencias religiosas, venidas a menos. "Para todos
estos inaplazables menesteres, procuró el presidente la presencia
y actividad de grandes maestros: no importaba que fueran nacio-
nales o extranjeros. Y esto fue motivo de acusación y de odio al
presidente" 2•
1.2. La división ideológica que propiciaba el ambiente repu-
blicano se polarizó fundamentalmente entre la ideología liberal y
la ideología conservadora. Los liberales estaban más aliados con
los círculos militares y los conservadores cerraban filas, sobre
todo, alrededor de la Iglesia Católica.
Desde los tiempos de la Independencia existía ya en la Iglesia
la división ideológica entre patriotas y partidarios de la Corona.
Causa por la cual con el triunfo de las armas se producían cambios
de superiores en las comunidades, lo que contribuía al relajo de
5
costumbres. Además había muchos párrocos religiosos, por la
escasez de sacerdotes, lo que dificultaba la observancia de las
Reglas. El Jansenismo, el Regalismo y la Enciclopedia, con sus
ideas, dejaron honda huella en los seglares y en el Clero: abando-
no de los Sacramentos como la Eucaristía y decaimiento en el
fervor. Hay que señalar entre las causas del relajamiento de
costumbres "la opresión de algunos superiores a los súbditos de
partido contrario y la pobreza de las comunidades que, no tenien-
do para todos, recurría cada cual a su propio cuidado, pidiendo a
las personas de fuera del convento. Los enfermos muchas veces
iban a curarse en casas particulares aflojándose de esta manera la
observancia regular" 3•
García Moreno no pretendió utilizar a la Iglesia para conseguir
réditos personales. Su gran afán fue mejorar el estado general del
país. Y lo consiguió en grandes cuotas que la historia le reconoce.
Conservador y católico practicante, buscó en la Iglesia católica el
apoyo que necesitaba. En su afán de renovar la sociedad en todos
sus ámbitos pidió ayuda, incluso al Papa, para traer al Ecuador
personal religioso, que colaborase en esa magna tarea. Buscó las
distintas órdenes religiosas que le ayudasen en campos específi-
cos: educativo, social, de caridad, popular... Para éste último
llamó a los Capuchinos.

2. Presencia de los Capuchinos.


a. Periodización
1873: Los primeros Capuchinos llegan al Ecuador.
1875: Llegan otros doce religiosos Capuchinos desde Burdeos.
1876: El Padre General confirma al Ecuador como Comisariato.
1896: Los Capuchinos son expulsados de Ecuador.
b. Momentos de la presencia
Los Capuchinos llegaron al Ecuador en 1873, llamados por el
propio Presidente de la República, el Conservador Gabriel García
6
Moreno, durante su segundo mandato, "para hacer la guerra al
vicio" (Carta al padre Miguel de Prats, julio 22 de 1873).
A través de su embajador en Panamá, Jiménez Arce, hace
llamar a los apóstoles de masas, que habían sido expulsados de La
Antigua, Guatemala, después de haber hecho gestiones persona-
les con el Papa y con el General en Roma.
La amplia visión del Presidente sobre la globalidad de las ne-
cesidades hace que el proyecto de renovación moral y espiritual
esté inscrito en otro más amplio: la restauración del Ecuador en
todos los niveles.
Por este tiempo vienen al Ecuador, invitados por el Presidente
García Moreno, los Jesuitas, expulsados en tiempos de Urbina
(1862); llegan los padres Lazaristas, entre los cuales está el pa-
dre Pedro Schumacher, futuro Obispo de Portoviejo (1872); los
Hermanos Cristianos, que fundarán escuelas y colegios (1863);
las religiosas de los Sagrados Corazones (1862); las del Buen
Pastor (1870); las Hermanas de la Caridad (1871); las de la
Providencia (1872); los religiosos de la Congregación del Santí-
simo Redentor (1870); y... (lamentable olvido de la reseña histó-
rica del Anuario La Iglesia en el Ecuador 1949) los Capuchinos
que, a fuer de menores, no constan como ingresados al país. Más
adelante en el mismo Anuario, fuera de la reseña histórica, en el
capítulo Ordenes y Congregaciones Religiosas Masculinas, en la
p. 247 dirá: "Los Padres Capuchinos llegaron a Ecuador expresa-
mente llamados por García Moreno".
El deseo (y la presión) de García Moreno es que los Capuchi-
nos funden un convento en !barra y otro en Manabí, para atender
a las necesidades del pueblo.
Los Capuchinos encajarán bien en el ambiente general de las
provincias de Imbabura y Carchi, bastiones del conservadurismo.
Serán las autoridades, civiles y eclesiásticas, las que los reclamen
y los apoyen en todo momento. El pueblo no sólo les acogerá sino
que les ayudará con sus propias manos y hasta con sus bienes
materiales.
7
No así en la provincia de Manabí, de corte más liberal, de
donde se recluirán a Colombia junto al Obispo Schumacher.
Tampoco resultarán con éxito las pretendidas fundaciones de
Ambato y Riobamba. De ahí se retirarán tres capuchinos italianos
por problemas con el obispo, capuchinos que hasta hoy no se sabe
cómo llegaron al país ni por qué se fueron.
Las tierras del norte eran mucho más seguras para el clero por
el ambiente político 4 • Desde el primer momento los frailes se
dedican a la construcción material del convento de Ibarra y a la re-
construcción espiritual de la ciudad y su provincia: "Padres,
coristas y hermanos legos, sin olvidar los unos sus horas de
confesonario ni abandonar los otros sus clases de filosofía, que
explicaba el padre Serafín de Arenys de Munt, se dieron con
verdadero ahínco, admiración de las gentes, a levantar su defini-
tiva vivienda conventual" 5•
Recorrieron todo el norte del Ecuador dando misiones popula-
res. El Gobernador de lmbabura en 1875 escribe: "Desde que
estos virtuosos sacerdotes se establecieron en este lugar, se notó
diariamente el mejoramiento de costumbres en los pueblos que
ellos han misionado ... El aspecto personal de ellos es una predi-
cación constante y la austeridad de su vida un ejemplo viviente de
abnegación y de desprendimiento. No cuentan con otros recursos
que aquellos que la piedad deposita en sus manos, los cuales
comparten con los pobres y muchas familias necesitadas" 6 •
De cómo vivían aquellos Capuchinos da testimonio también el
propio Obispo Schumacher: "Estos religiosos, sean viejos o sean
jóvenes, con su capucha y su tosco sayal, son la alegría misma;
viven en celdas pequeñas y pobres, que carecen de candados en
las puertas y de vidrio en las ventanas y que se asemejan en un
todo a las habitaciones de las gentes más infelices; se levantan a
las doce de la noche a rezar maitines y lo hacen con tanta presteza
que suena la campanilla y a los minutos están en la iglesia: lo que
es posible porque duermen con el hábito ... De pan, carne, huevos,
anda el convento casi siempre escaso, porque no siempre reciben
8
limosnas de esta clase y entonces, como no pueden comprar,
tienen que pdvarse, porque el dinero les está prohibido" 7 •
El Señor bendijo los esfuerzos de estos años con la profesión
de veintitrés nuevos Capuchinos.
Acusados de conservadores y revolucionarios, los Capuchinos
serán expulsados del país en el año 1896. Su destino irá unido al
· de Mons. Schumacher ideológica y físicamente. Todos irán a
parar al sur de Colombia. Allí morirá Schumacher y desde allí
regresarán, sin permiso del gobierno, pero con la anuencia del
Obispo de lbarra en 1933.

c. Significado de esa presencia.


En tiempos de García Moreno regía el modelo de Cristiandad.
A modo de ejemplo señalamos el Concordato que hizo con la
Santa Sede, la Consagración del Ecuador al Sgdo. Corazón de
Jesús, la condecoración que obtuvo del Papa y la intervención
directa de su persona para traer nuevas órdenes y congregaciones
reltgiosas al país. Por parte de la Iglesia también tenemos algunos
signos elocuentes como el del Arzobispo de Quito entre los años
1861-1865, llmo.Sr.Dr. José María Riofrío y Valdivieso cuyo
lema fue: "In hoc signum vinces"; el apoyo directo de personas de
Iglesia a la ideología conservadora incluso partidista, como, por
ejemplo, Mons. Schumacher, el cual defiende el principio de que
el católico debe intervenir en la política, contra quienes utilizan
el principio contrario para ocultar sus propios intereses y, ampa-
rados en la autonomía de la política, atacar y destruir a los
católicos. El Obispo une la intervención en la política con la
defensa del partido conservador, por ser éste el que defiende los
sagrados intereses de la religión católica. Niega, por la práctica
que conoce en carne propia, que en el liberalismo pueda militar
un católico. Defiende el sistema de cristiandad -la cruz y la
espada juntas- apelando al mismísimo Constantino.
Este es el obispo al cual los Capuchinos le guardaron fidelidad
hasta la muerte.
9
Aunque no disponemos de fuentes escritas suficientemente
claras, abrigamos la sospecha, bien fundada, de que los Capuchi-
nos se integraron, al menos mayoritariamente, al proyecto de
Cristiandad de la época: llamados por el presidente, conservador-
católico; apoyados por él en todo momento (véanse las cartas
personales del Presidente a los Capuchinos); colocados en la
provincia que él mismo había restaurado; acogidos por gobiernos
seccionales que apoyan al presidente; queridos por un pueblo en
su mayoría conservador; apoyando a Mons. Schumacher, paladín
de la "cristiandad", acompañándolo y guardándolo consigo en los
momentos más duros de su vida.
Para Eulogio Zudaire la expulsión de los Capuchinos del
Ecuador en 1896 por el gobierno liberal se debe a "su influjo
social en las provincias de Imbabura y del Carchi, de arraigada
tradición conservadora y católica, tal vez integrista, mal avenida
con el radicalismo liberal" 8•
Es digna de ser recalcada, la fidelidad que nuestros hermanos
guardaron a la persona de Mons. Schumacher. Este gesto, unido
a su postura personal, les acarreó el destierro del país. No parece
que este hecho tuviera mucha relevancia a nivel nacional, hasta
porque los Capuchinos llevaban muy poco tiempo en el país y no
eran apenas conocidos sino en las provincias del norte. En éstas
el pueblo sí tomó partido en defensa de los frailes.
Nos parece aleccionador el hecho de que los frailes se contex-
tualizaran tanto en el ambiente que entraran a defender una
ideología conservadora, incluso partidista, por entender que así
posibilitaban más "la defensa de la religión". Para ellos lo primor-
dial no era el partido político sino la fe anunciada a través de las
misiones, de los Ejercicios Espirituales, el establecimiento de la
Orden Tercera, la administración de los Sacramentos... Si se
equivocaron o no al defender una ideología y un partido ¿quién
podrá juzgarlo? Pero del coraje de apostar, aun a riesgo de
equivocarse o ser malinterpretados, nos queda una gran lección
para las generaciones del presente y del futuro.

10
II. SEGUNDO PERIODO: 1897-1949
DESDE LA EXPULSION HASTA LA CONSTITU-
CION DE ECUADOR COMO CUSTODIA

l. Ubicación sociopolítica y eclesial


1.1. Sin lugar a dudas, los tres personajes más importantes de
la política republicana del Ecuador son Gabriel García Moreno,
Eloy Alfaro y José María Velasco Ibarra.
Ya hemos visto que con Gabriel García Moreno, Ecuador vivió
momentos de cambio y renovación profunda, no sólo en lo admi-
nistrativo, sino también en lo educacional y hasta en lo religioso.
Entre los mandatarios siguientes, algunos llevarán con dema-
siada frecuencia al pueblo a la guerra civil. Tomarán el poder por
la fuerza, convocarán a una Asamblea Constituyente para que ela-
bore una nueva Constitución y, al final de cada Asamblea, se
harán proclamar presidentes constitucionales.
El general Eloy Alfaro, militar de la provincia de Manabí,
dominará la escena política al final del s. XIX y en los comienzos
del XX. Durante su primer gobierno serán expulsadas varias
órdenes religiosas, entre ellas la de los Capuchinos.
La última época del s. XIX y la primera del XX se va a carac-
terizar, en lo político, por una oposición sistemática entre libera-
les radicales y conservadores. La religión será el punto álgido de
esta oposición. Frente al ataque frontal de los primeros contra
ésta, estará la defensa a ultranza de los segundos. Los conserva-
dores estarán dispuestos a defender la fe incluso con las armas, al
observar que quienes las tienen las utilizan contra la religión.
En la Carta política que elabora la Asamblea Constituyente de
1896, se dice: "La religión de la República es la católica, apostó-
lica y romana, con exclusión de todo culto contrario a la moral.
11
Los poderes públicos están obligados a protegerla y hacerla
respetar". Y en la misma Carta política se prohíbe: "que los
religiosos extranjeros no pudieran entrar en el país y que los
superiores extranjeros no pudieran intervenir en la administra-
ción de los bienes eclesiásticos" 9•
¿Cómo se explica esto? Por el surgimiento de una nueva casta
política: la de los progresistas. Los progresistas eran intelectuales
católicos que clamaban por la suficiencia de las leyes, el respeto
a las garantías constitucionales, la suavidad en los métodos
gubernativos, la libertad de opiniones. Estaban en contra de los
católicos conservadores y en contra de los liberales por el radica-
lismo de ambos. Así se explica que acojan en la Constitución a la
religión católica y que excluyan del país a los religiosos. Y, ya en
el terreno de los hechos, no sólo expulsarán a los religiosos
extranjeros, sino también a los propios nacionales.
Esto nos ayudará a entender la postura contra los Capuchinos
y las dificultades que tuvieron éstos para poder regresar y aun
después.
Solamente en 1933, cuando José María Velasco Ibarra, de for-
mación conservadora, triunfe por primera vez en la contienda po-
lítica, los Capuchinos harán un esfuerzo serio por regresar de
Colombia. Como este regreso será clandestino y Velasco Ibarra
durará en el gobierno menos de un año, en el siguiente gobierno,
el de Federico Páez, verán tambalear sus esperanzas de perma-
nencia.
1.2. Son dos las figuras eclesiásticas que más influyeron en la
vida de los Capuchinos antes del destierro y durante el mismo: el
Dr. Pedro Schumacher, Obispo de Manabí y el Dr. Federico
González Suárez, Obispo de Ibarra y de Quito.
Como ya se ha dicho, el Dr. Schumacher es, sin duda, el más
alto defensor de los intereses religioso-conservadores en todo el
país. Llegará a excomulgar a Felicísimo López, el cual, en la
primera Asamblea Constituyente de Eloy Alfaro, conseguirá,

12
contra Schumacher, que se coloque en la misma un texto con el
cual se impida a los religiosos extranjeros entrar en el país, e
incluso el que puedan administrar los bienes eclesiásticos.
El clero estaba dividido por causa de la ideología política.
Basta examinar el escrito del Dr. Schumacher: Con Dios, por la
Religión y la Patria, escrito desde Colombia, en respuesta a una
carta del Obispo de !barra, recibida con aplausos y comentarios
por la prensa liberal radical. Para defender la Religión hay que
apuntarse al conservadurismo, según Mons. Schumacher. Así lo
hicieron los Capuchinos.
Cómo sería el ardor de este Obispo que, al contarnos él mismo
haber sido calumniado por los liberales, dice que lo acusan de
"dirigir batallas, entrar a la cabeza de las tropas en las poblaciones
de Manabí, llevando en una mano un rifle y en la otra una tea in-
cendiaria; me dieron a profusión los títulos de sargento, coronel
y aun de general" 10• Su fogosidad oratoria le animará a defender
a los que empuñan las armas por la Religión. Y citará como
ejemplo a dos Santos Capuchinos 11 •
Caso bien diferente es el de Mons. González Suárez, que repre-
senta una línea de pensamiento y de acción opuesta a la de Schu-
macher. Los liberales lo han tildado de conservador y los conser-
vadores -quizás con más razón que sus opositores- de liberal.
Autores más benignos lo llamarán progresista, es decir católico
liberal. De hecho fustigará duramente a ambos grupos.
Fue uno de los más grandes enemigos de los religiosos. Estos
no le deben muchos favores como no sea el de que hubiera
ayudado a liberarles de muchas de sus posesiones, apoyando en
el Senado, del que formaba parte, la ley de manos muertas por la
cual todas las posesiones de tierras de los religiosos pasaban a una
entidad que creó el presidente Leónidas Plaza: la Asistencia
Pública. "Injurió y desacreditó a los Padres Capuchinos, con el fin
de impedir la reinstalación de esa Comunidad en el Ecuador" 12.
Los Superiores de las órdenes religiosas de todo el país
13
dirigieron una carta al Papa explicándole la tensión que había con
el Obispo González Suárez.

2. Presencia de los Capuchinos

a. Periodización
1890: La Custodia Ecuador-Colombia adscrita a la Provincia
Santa Madre de Dios o de Aragón.
1933: Regreso clandestino de los Capuchinos al Ecuador.
1934: Se nombra la nueva familia conventual de lbarra.
1935: A punto de ser expulsados de nuevo.
1936: Queda insubsistente la orden de expulsión.

b. Momentos de la presencia
Desde 1890 los Capuchinos de Ecuador pertenecían a la
Custodia Ecuador-Colombia, formada desde Roma por decreto
de 19 de marzo. No les entusiasmó el nombramiento pues espe-
raban que se respetase el Comisariato de Ecuador. Esta Custodia
dependerá de la Provincia de Aragón que incluye a Navarra y
Cataluña. Razón por la cual vamos a encontrar en Colombia tanto
Capuchinos catalanes como navarros. Mientras pertenecieron a la
Custodia, y antes de la expulsión, vivían indistintamente en el
norte de Ecuador (fundamentalmente en Ibarra, Tulcán y Porto-
viejo) o en el sur de Colombia (Túquerres, Pasto, Samaniego). El
padre Angel de Villava, por ejemplo, colaboró para el nacimiento
de la Prefectura del Caquetá.
Los Capuchinos son expulsados de Ecuador durante el primer
período presidencial de Eloy Alfaro. Entre ellos habrá ecuatoria-
nos y españoles llegados a la Custodia. Salieron de Portoviejo,
como ya se ha dicho, junto con el obispo Schumacher, amenaza-
dos por el liberalismo radical. Y de !barra y Tulcán empujados
por el decreto de expulsión n. 97 de la Inspección General del
Ejército, !barra 16 de marzo de 1896.
14
En 1907, por decreto de 23 de enero, la Custodia Ecuador-
Colombia pasará a ser Comisariato General. Algunos religiosos
se regresan a Cataluña. Y en 1910, desligado de la misión del
Caquetá, el Comisariato General se transformará en Comisariato
Provincial dependiendo esta vez de la Provincia de Cataluña.
Cuando los frailes pertenecientes al Comisariato quieran re-
gresar al Ecuador, serán objeto de graves acusaciones y durante
mucho tiempo se les dificultará el regreso: "pasaba el tiempo y
crecían las dificultades que impedían nuestro regreso, siendo una
de ellas el prejuicio de nuestros gratuitos enemigos de que éramos
revolucionarios, lo que jamás podrán probarnos, pues nunca
hemos acaudillado un movimiento armado para derrocar al go-
bierno liberal de Alfaro" 13 •
Con ocasión de que el padre Florencio de Artabia, Comisario
Provincial, visita el Ecuador en 1933, hace venir de Colombia al
padre Clemente de Tulcán. Con el pretexto de que visite a su
familia, le encarga ir afianzándose en el país, recuperar, en lo
posible, lo dejado con la expulsión y abrir caminos de apostolado.
El padre Clemente, vivió un tiempo con su familia. Con el
apoyo del Obispo Pasquel, recuperó la dirección y la Capellanía
de la Orden Tercera. Después, pasó a vivir con los Hermanos
Cristianos. Por invitación de un vecino del lugar conoció Mariano
Acosta, situada en las estribaciones del páramo nororiental de
Imbabura, y comenzó allí a trabajar pastoralmente siempre con el
permiso de los superiores. Incluso nuestros adversarios, afirma el
padre Clemente, dicen que "si venimos a misionar está bien, que
se nos tolere, porque somos más necesarios en las regiones
abandonadas y no en las poblaciones civilizadas" 14 •
Su trabajo se multiplicaba y crecía cada día. Poco a poco se
iban afianzando: la misión de Mariano Acosta, la Capellanía, los
Ejercicios espirituales, los trabajos materiales (se cambia de casa
para vivir con más independencia), el aumento de los hermanos ...
todo ayuda para que de nuevo se instale la Fraternidad en lbarra.
Pero el riesgo continúa. Los hermanos no se sienten seguros. El
15
1 de enero de 1934 organizan una Hora Santa, con numerosa asis-
tencia, porque "en todo momento debíamos confiar más en Dios
que en los hombres; por esto, para pedir a Dios que nos dé aciertos
y nos sostenga en medio de nuestros enemigos, hicimos esa
oración solemne y colectiva ante su Divina Majestad, esperando
que se cumpla en nosotros su soberana voluntad" 15.
Razón tenían los frailes en sentirse inseguros. El 22 de febrero
de 1936 se vuelve a dar la orden de destierro, durante el efímero
gobierno de Federico Páez, quien fuera puesto por los militares
como sucesor de Velasco lbarra. Orden que fue revocada gracias
a los buenos oficios de distinguidas señoritas y caballeros de la
ciudad de Ibarra, el día 27 de febrero de 1936. A partir de esa
fecha los Capuchinos volverán a tener carta de ciudadanía en el
Ecuador.
Al comienzo de 1937, en medio de una gran multitud, será
entronizado el Sgdo. Corazón de Jesús en el convento de lbarra,
recordando la consagración que hiciera García Moreno. Nueva
ratificación de cómo sentían los frailes en el terreno ideológico-
político.
A su regreso al Ecuador los Capuchinos seguirán pertenecien-
do al Comisariato Provincial Ecuador-Colombia hasta que en
1951 se dé el decreto de fundación de la Custodia del Ecuador. El
Obispo de Ibarra solicitó directamente al Provincial de Navarra
que le enviara algunos Padres para lbarra, razón por la cual el
padre Comisario se molestó de que se hicieran trámites para traer
frailes sin contar con el Superior del Comisariato. Por esta razón
se originó una cierta tensión entre los frailes a la cual era ajeno el
Obispo. Tensión que terminó con la solicitud del padre Ruperto
de Arizaleta para que se independizara el Ecuador nombrándolo
como Custodia, cosa que sucedió con el rescripto de 29 de enero
de 1951.

c. Significado de esa presencia


¿Los Capuchinos tomaron parte en la política? ¿Fueron revo-
16
lucionarios y asesinos como lo afirma González Suárez?: "Esos
religiosos no sólo toman una parte muy activa en la política sino
que fomentan los odios y ahondan las divisiones en los partidos";
"las últimas revoluciones ... a ellos se les debe" y "esos padres
están con sus manos empapadas con sangre ecuatoriana" 16•
Ya hemos anotado más arriba que, por su ideología conserva-
dora, buen pudieron influir en la política, incluso partidista,
aunque no tenemos datos concretos hasta el momento. Sin duda
fueron las diferencias ideológicas las que llevaron a González
Suárez a enfrentar a nuestros religiosos, como lo hizo con otros
grupos, y a afirmar tamaños despropósitos. "No habrá tranquili-
dad en esta provincia -dice González Suárez a Franco- mientras
permanezcan en ella los imprudentes capuchinos que no cesan de
predicar contra el liberalismo" 17 •
¿Son únicamente las diferencias ideológicas las causantes de
las acusaciones de González Suárez o responden verdaderamente
a un tipo de actuación de los Capuchinos?
A juicio de Wilfrido Loor, son acusaciones "completamente
infundadas".
El Obispo Ezequiel Moreno dice que es grande gloria para
Schumacher y los padres capuchinos "el que los insulten, per-
sigan y destierren esos hombres (liberales)". "Esa persecución es
la prueba más clara de que cumplen como buenos con la sublime
misión del apostolado católico... Les insultan esos hombres
porque no son como ellos; que si lo fueran los alabarían y
ensalzarían ... Los desprecian porque predican la Fe en su integri-
dad, sin subterfugios repugnantes ni transigencias criminales...
Los maltratan y destierran, porque son verdaderos apóstoles de
Jesucristo, que enseñan todo y sólo lo que la Iglesia enseña sin
temor a las calumnias, a los desprecios, a las persecuciones, a las
cárceles y a la misma muerte ... " 18 •
Y no duda en aconsejar a sus sacerdotes que se metan en
política y apoyen a un partido que sea "íntegramente católico"
cuando tiene de frente otro liberal 19 • En los funerales de Mons.
17
Schumacher, Ezequiel Moreno exclama: "Si Jesucristo no reina
en muchas naciones (como el Ecuador), los verdaderos culpables
son los católicos liberales, los resabiados de liberalismo y los
tolerantes y suaves con él (alusión directa a Mons. González
Suárez, prelado de !barra). ¡Qué pecado tan horrendo!. .. Es el
gran pecado de la época y el ilustradísimo señor Schumacher lo
señaló, condenó y luchó contra él" 20 •
Nada tiene de extraño que los Capuchinos, en este ambiente, se
vieran incentivados a manifestar en su predicación y actividad
diarias ideas conservadoras y participaran activamente en la
defensa del partido conservador.
En esa época, entre el sur de Colombia y el norte de Ecuador,
!barra y Pasto llegaron a ser campo de doctrinas encontradas. La
diferencia entre las gentes no la marcaba el ser ecuatoriano o
colombiano, sino el ser conservador o liberal 21 •
La política de partidos es siempre una preocupación minorita-
ria. Los Capuchinos tuvieron siempre la característica de lo
popular, aun en los momentos en que más rodeados se vieron de
los sectores gobernantes y político-partidistas.
Quizá sea su influjo social popular la causa por la que las
personas políticamente influyentes los querían tener siempre de
su lado. Y por eso mismo tan defendidos y alabados por los
sectores conservadores, como agredidos y calumniados por los
liberales radicales y progresistas.
Siempre habrá que destacar, se comulgue o no con la ideología
en la que se movieron nuestros hermanos, su fidelidad a la fe y a
los sectores populares más que a la política.
En ningún momento se les siente aprovecharse de la influencia
que gozan en los sectores pudientes para el enriquecimiento del
patrimonio de la Orden y sí se les encuentra buscando el beneficio
popular (carretera y agua para Mariano Acosta, por ejemplo). Se
les siente presentes en las desgracias populares: con ocasión de la
destrucción de Túquerres por un terremoto, el padre Bernardino
18
de San Isidro hace una colecta en Ibarra y se va a Túquerres con
una comisión. Es notorio asimismo su empeño por dar de comer
a los pobres: tratan de organizar el Pan de San Antonio a través
de apones voluntarios y como no les da resultado forman grupos
de voluntarios para ir a pedir por las casas e instituciones y
conseguir así su propósito.
Para los Capuchinos, más importante que la política es el
pueblo. Podrán militar en la política, quién sabe, por convenci-
mientos de defensa de la Religión, pero si regresan al Ecuador es
para poder llegar al pueblo y anunciarle la Buena Noticia de la
Salvación. De hecho, una de sus principales preocupaciones será
buscar un lugar donde misionar. Y encontrarán Mariano Acosta.
El Obispo Mosquera, hombre de correrías apostólicas más que de
despacho, se hará acompañar casi siempre de los Capuchinos para
dar las misiones populares.

19
III. TERCER PERIODO: 1950-1990
ECUADOR CUSTODIA Y VICEPROVINCIA

l. Ubicación sociopolítica y eclesial


1.1. Comenzó esta década gobernando el independiente, Galo
Plaza Lasso, descendiente de liberales. Será el primer presiden-
te en completar el período presidencial desde 1924. Epoca de
tranquilidad política la de Plaza Lasso, abiena a organizaciones
internacionales.
D. José María Velasco Ibarra continúa siendo la figura política
de la época. Su presidencia del 52 será la única en que consiga
terminar el período presidencial. Su ministro de gobierno será el
católico conservador Camilo Ponce Enríquez, quien ganará la
presidencia en las elecciones siguientes. Se dice de su gobierno
que ha sido uno de los mejores de la república.
Completamos la descripción enumerando los últimos gober-
nantes y su período: de 1960 a 1961, de nuevo gobernará Velasco
Ibarra en la que será su cuarta administración. Le sustituye Carlos
Julio Arosemena Monroy en los años 1961 a 1963, el cual fue
derrotado por una Junta Militar que gobernó hasta 1966. De
marzo a noviembre de 1966 fue presidente interino D. Clemente
Yerovi y, asimismo, presidente constitucional interino, Otto
Arosemena Gómez entre los años 1966 a 1968. Este año vuelve,
por quinta y última vez a la presidencia José María Velasco !barra
que fue depuesto en 1972 por el General Guillermo Rodríguez
Lara y éste, a su vez, sustituido en 1976 por un Consejo Supremo
de Gobierno Militar. Convocadas nuevas elecciones, triunfa Jai-
me Roldós Aguilera perteneciente al partido Concentración de
Fuerzas Populares. Muerto Roldós en accidente de aviación, le
sustituye Oswaldo Hurtado, el cual, en 1984, completando el
20
período, entregará el poder al ingeniero León Pebres Cordero.
Cuatro años más tarde, triunfará el actual presidente, Rodrigo
Borja, de las filas de Izquierda Democrática.
1.2. El modus vivendi, firmado el 24 de julio, marca las
relaciones Iglesia-Estado desde 1937. Sobresale en la década de
los cincuenta la fundación de la Universidad Católica en 1946. Es
muy notable en esta época la influencia que tiene la Iglesia en la
educación. Se organizan las provincias eclesiásticas y la Confe-
rencia Episcopal Ecuatoriana.
Pero el acontecimiento eclesial más importante, será el Conci-
lio Vaticano II, 1962-1966. Además en América Latina, Medellín
y Puebla serán dos referencias ineludibles a la hora de hablar de
la vida de la Iglesia en este período.
En todo el mundo se van a dejar sentir los vientos nuevos que
entran al abrir las ventanas, como decía Juan XXIII. En América
Latina su influencia será especialmente incisiva. La influencia
del Concilio se sentirá a través de los Documentos de Medellín y
Puebla. Este ambiente de cambio y renovación, unido .a los
vientos revolucionarios que soplan en el campo social en muchas
partes del Continente, hará de la década de los sesenta, una época
irrepetible en la historia.
No podemos dejar de reseñar la figura histórica de Mons. Leó-
nidas Proaño, Obispo de Riobamba, por la talla internacional que
tuvo y por la influencia en los Capuchinos. Mons. Proaño fue, en
esta época paladín de la opción por el marginado, de la defensa de
los Derechos Humanos. El fue una de las figuras que más influjo
tuvo en toda América Latina para devolver la dignidad a los
pobres. Como buen profeta fue proscrito y relegado, perseguido
y encarcelado. Supo ser fiel hasta la muerte.

21
2. Presencia de los Capuchinos
a. Periodizaci6n
1951: Custodia de Ecuador.
1970: Viceprovincia de Ecuador
1970-1976.
1976-1979.
1979-1985.
1985-1990.

b. Momentos de la presencia
Llegados los nuevos refuerzos de la Provincia de Navarra al
Ecuador y constituido el Ecuador como Custodia separada de Co-
lombia -29 de enero de 1951-, aquellos primeros frailes pusieron
manos a la obra de la reconstrucci6n con ánimo encomiable.

b.1. 1950-1961
Podemos decir que entre 1950 y 1961 hay un gran espíritu de
apostolado misionero. Las misiones populares son continuas y
por muchas partes del país, (fue famosa la misión en Riobamba).
A la vez se van fundando conventos, haciendo las casas y
rehaciendo las iglesias con el mejor espíritu de sencillez y ale-
gría 22• Es de destacar el testimonio evangelizador que dan
nuestros hermanos no clérigos que ejercieron la mendicación.
Años exigentes material y espiritualmente 23 •
De esta época son las fundaciones de Pifo, Quito y Gualea.
Esta última como zona de misión, junto con Peñaherrera y
Mariano Acosta. Resulta importante destacar la ubicación geo-
gráfica que ocupan estos lugares de fundación.
La Parroquia de la Concepción de Quito estaba situada al
extremo norte de la ciudad, en el puro campo. Allí ·se construy6
lo que debió ser el seminario de filosofía y teología. Hoy está

22
entregado a la Curia Arzobispal y ahí funciona el Seminario
Menor San Luis.
Pifo es una parroquia rural situada en la confluencia de
caminos que viniendo uno de Quito y el otro del norte se unen allí
para seguir juntos por la ruta de la canela hacia el Oriente donde
está situada la Misión de Aguarico en la que trabajan nuestros her-
manos. Parroquia con una gran mayoría de indígenas.
La Zona de Gualea, situada al noroccidente del Pichincha, ex-
tensa región geográfica que no disponía, en su mayor parte, de
carretera sino de caminos de herradura.
Por su ubicación todos ellos lugares muy poco frecuentados
por gente de Iglesia, lugares de acción pastoral popular e indíge-
na.
Debemos consignar también la fundación de la desaparecida
parroquia de Santa Ana, en aquel entonces suburbio de Guaya-
quil, cuya fundación fue lenta y en base a una pequeña ermita
donde lo único que había era la imagen de la Santa.
La fundación capuchina en Playas sigue a la de Santa Ana. Los
frailes comienzan por instalarse en la academia militar. Después
ocupan viejos locales de la antigua iglesia. Al poco tiempo el
Obispo encarga a los frailes el cuidado pastoral de San Antonio,
Data de Villamil y Engabao. Y más adelante encargará Posorja y
Data de Posorja.
Los capuchinos son conocidos en Manabí desde el siglo
pasado. El Obispo solicita la presencia de los Capuchinos en
Ponoviejo para el servicio de la catedral nueva y para las misio-
nes populares. Al final los frailes se hacen cargo de la catedral
vieja viviendo en una casa propia junto a la misma.
La fundación de Sagrada Familia en Guayaquil está unida a la
Sociedad de ·Beneficencia de Señoras, preocupadas por la ense-
ñanza en sectores populares. Abril de 1957 marca la fecha del
convenio entre el Obispo y el Custodio para que aquél entregue a
la parroquia,
23
b .2. 1961-1968
De 1961 a 1968 comienza a cambiar el acento en el apostolado:
conforme se van asentando en las parroquias comienzan a dismi-
nuir las misiones populares y el ministerio se centra más dentro
de las poblaciones. El apostolado se hace más sedentario y menos
itinerante. Se comienza a trabajar en casas de formación que
exigen más estabilidad. "Se camina con seguridad hacia la cons-
titución de una provincia religiosa completa" 24 • Aparece la ne-
cesidad del apostolado de la enseñanza, la cual va a condicionar
la actividad apostólica de los años siguientes.
La influencia del Concilio se deja sentir también en la Vice-
provincia que, como tanto Institutos y Ordenes religiosas co-
mienza a cuestionarse todo lo que se ha venido haciendo hasta el
momento 25 •

b.3. 1969-1976
Entre 1969 y 1976 la Viceprovincia vivirá el período de mayor
efervescencia y búsqueda. Afloran muchas inquietudes en los
hermanos, fruto de todo el movimiento renovador que se siente en
la Iglesia. Se estudian los documentos del concilio y de Medellín.
Se asiste a centros de renovación (IPLA). Se forman otros al
interior de la misma Viceprovincia -el Instituto de Antropología
Pastoral, IAP-, se organizan cursillos, semanas de reflexión,
tanto al interior de la Viceprovincia como de cara al apostolado.
En este tiempo comienza a tomar fuerza dinamizadora la
opción por los pobres y es a partir de ella que surgen intentos
serios de renovación en muchos hermanos de la Viceprovincia.
Quizá el momento cumbre de todos estos años esté en el I
Consejo Plenario de la orden, celebrado en Quito el año 1971. No
creemos que sea exagerado afirmar que la exposición hecha en
ese Consejo Plenario por parte del Ecuador fue una exposición
incisiva que determinó favorablemente las reflexiones posterio-
res y los Documentos finales de dicho Consejo Plenario. Docu-
mentos (los finales) que, en su contenido doctrinario, tienen
24
actualidad aún hoy por haber calado hondo en la intuición que
profundizó sus raíces en aquellos años y por el compromiso
apostólico que marcan: La, opción cristológica por el pobre. De
ahora en adelante éste será el caballo de batalla de todas nuestras
diferencias fundamentales, como lo será para el resto de la
Iglesia, de las Ordenes y congregaciones religiosas.
La importancia histórica de aquella exposición estriba en que
su contenido no es precisamente la ponencia escrita de una per-
sona sino "el fruto de la reflexión de la Viceprovincia que duró
dos años... pero que ya llevábamos cuatro años cuestionán-
donos" 26 •
· Son de esta época las fraternidades de trabajo (Guayaquil), de
contemplación (Playas), de inserción (Alcedo). Caminos que se
intentan abrir por fidelidad a los signos de los tiempos.
En la Zona Noroccidental del Pichincha se organiza todo un
plan de evangelización y promoción humana, las comunidades
con catequistas populares, líderes seglares, cooperativa de desa-
rrollo y crédito, cursos de formación con Mons. Leónidas Proa-
ño... En Ayacucho, Manabí, un hermano está entregado con alma,
vida y corazón al servicio pastoral y promoción humana del
pueblo. En Tulcán, Carchi, otro hermano organiza la construc-
ción de casas a un costo muy popular. En el Oriente nuestros
hermanos enfilan sus baterías a servir a las minorías étnicas. Más
tarde, Alejandro Labaka y la hermana capuchina Inés Arango
morirán en manos de una de ellas.
No podemos olvidar el trabajo popular que algunos de nuestros
hermanos han realizado con la Tercera Orden Franciscana. Tra-
bajo no sólo de esta época. Los capuchinos se distinguieron por
este apostolado en el que antiguamente llegaron a formar en
Imbabura y Carchi a cinco mil Terciarios (Fuente: padre José
Antonio Recalde).
En las parroquias se trabaja con el ánimo de formar Comuni-
dades Eclesiales de Base, grupos, catequistas seglares.

25
En la práctica, la casi totalidad de los trabajos pastorales se
realizan en medios sociales de clase popular.
Todo esfuerzo de renovación no se da sin tensiones al interior
del grupo. Se hace un intento de dejar un convento, pero la tensión
entre los hermanos es fuerte y no se toma la decisión final.
El autor de Actividad en ultramar, cap. VII de La Provincia
Capuchina de Navarra-Cantabria-Aragón, 1950-1975, capta bien
esta etapa de la Viceprovincia cuando dice: "Se trabaja intensa-
mente por redescubrir nuestra identidad en la época social y
eclesial que se abre paso con decisiones". "Aparecen también
tensiones... ponen a prueba la unidad... Se descubre la vida
fraterna... Se vive más cerca del pueblo... La misma evangeliza-
ción va encontrando expresiones nuevas ... " 27 • Se buscará el vivir
la vida religiosa en fraternidades de nuevo signo: de oración, de
trabajo con el pueblo... En el apostolado se buscará la formación
de líderes entre los laicos, grupos de reflexión, comunidades
eclesiales... en fin, época ésta que estuvo marcada por grandes
inquietudes y algunas realizaciones 28 •
El I Consejo Plenario de la Orden será, a decir de un buen
conocedor de la Historia de la Iglesia en América Latina -Enrique
Dussel-, el primer gran intento de asumir con decisión las direc-
trices del Concilio y de Medellín por parte de una Orden religiosa
en esta época.
b.4. 1976-1979
Las decisiones y nuevos rumbos que se van tomando en torno
al problema vocacional, que a todos preocupa, hace que el dina-
mismo apostólico de la Viceprovincia y todo lo que constituye las
inquietudes apostólicas, comience a ceder en importancia frente
al primer y gran problema: la implantación de la Orden. Esto no
quiere decir que se va a acabar el apostolado, pero sí que va a
quedar en un segundo plano de importancia lo cual se acusará
unos años más tarde cuando comience la reflexión sobre la
importancia que tiene el apostolado y la misión para la identifi-
cación del religioso. ·
26
Se marcan entre los hermanos claras diferencias de pensa-
miento, en la pastoral, en la vivencia de la vida religiosa e incluso
en el problema vocacional. Este último, a pesar de ser el primero
en importancia, tampoco despega con la rapidez deseada. En
1979 el Viceprovincial informa al Capítulo. Y ese informe
"apenas difiere del que presentó al Capítulo provincial de Navarra-
Cantabria-Aragón. Novedad, tal vez, su desencanto con respecto
a los delegados vocacionales, de los que afirma que no tomaron
conciencia de su misión. Vuelve a insistir en la necesidad de
formar equipo vocacional, aunque le parece arduo y difícil.
Propugna la persistencia de los seminarios ambientales, aunque
las experiencias habidas hayan sido tan poco halagüeñas" 29 •

b.5. 1979-1985
Se trabaja con ilusión. Hay un buen ambiente fraterno. No se
tocan los problemas de fondo y se consigue que, a pesar de las di-
ferencias, los hermanos sigan con los intentos de renovación
pastoral los unos y la vida de apostolado tradicional los otros.
Asambleas anuales, reuniones de zona, dos veces al año, cos-
tumbres que ya se establecieron tiempo atrás y que cuentan con el
beneplácito de la gran mayoría de los hermanos, aunque en ellas
afloran, de vez en cuando, esas diferencias y tensiones ideoló-
gicas.
Se sigue sintiendo la inquietud de la renovación. Merecerían
capítulo aparte las entregas de las siguientes posesiones: el
convento de Quito, que, como signo de desprendimiento, se
regala al Sr. Cardenal, el colegio de Tulcán, la escuela de Playas.
Se quiere cerrar una fraternidad más, pero no es posible. Se re-
nueva la pastoral juvenil. Otra vez aparecen las misiones popu-
lares de nuevo estilo, se comienza a hablar del tema Justicia y Paz.

b.6. 1985-1990
Las tensiones persisten, pero dominadas quizás por la escasez
de fuerzas vivas que insistan en los nuevos caminos para una

27
nueva evangelización. Por ejemplo, al hablar de pobreza nos
fijamos más en las cosas que en las personas, en nosotros mismos
que en el pueblo. Si se continúa hablando de la opción por los
pobres nos fijamos más en lo que nos impide hacer una opción
completa y completamente coherente que en el entusiasmo por
caminar en esa dirección.
Algún hermano piensa que el problema de las tensiones fue
creado por una mínima parte de religiosos como lo fue también en
otras épocas pasadas y con otras personas. Dice, además, que lo
fundamental estuvo no en reconocer positiva o negativamente la
validez de muchas propuestas sino en la posibilidad de llevarlas
en el momento a la práctica. Fue una visión realista de la vida
desde las necesidades y desde los recursos humanos. Porque hay
que tener en cuenta que en la Viceprovincia influyen notablemen-
te tres factores: la subida progresiva de la edad media, la pérdida
de personal por muerte o retorno a la Provincia y la opción
prioritaria, reiterada en cada Capítulo, de la tarea vocacional.
La tarea vocacional ocupa, durante todo este período, un lugar
privilegiado en el quehacer de la Viceprovincia. Con mucho es-
fuerzo se van estableciendo las distintas etapas de la formación.
Aunque no todos los hermanos concuerdan en la metodología que
se sigue, es, sin duda ninguna, el trabajo de mayor envergadura
realizado por la Viceprovincia.
Además, en este tiempo se dieron el nuevo intento de inserción
que se hace desde la fraternidad de El Tejar, la participación de
algunos hermanos en CRIMPO, el proyecto de pastoral indígena
en la Parroquia de Pifo, que se vio definitivamente truncado con
la supresión de la presencia capuchina en esta parroquia, signos,
todos ellos, de inquietudes que sienten algunos hermanos al
interior de nuestro grupo capuchino.
Se creó en todo el grupo una gran inquietud y mentalidad de
pobreza personal, de cercanía al pueblo, de trabajo con las etapas
de formación y de otros aspectos más que la Viceprovincia estaba
necesitando.
28
Se entregan las parroquias de Santa Ana y de Pifo. Todas las
entregas de conventos, escuelas, colegios, parroquias, que se han
realizado en tiempos diferentes tienen, asimismo, distintas lectu-
ras desde la opción por los pobres.
En otros campos de la pastoral, y aunque su trabajo fue un
tanto solitario como capuchino, es digno de reseñarse en estos
años la labor del padre Carlos de la Vega, digno discípulo de la
primera época de los Capuchinos, quien desde las cooperativas de
vivienda apoyó eficazmente a sectores populares para que pudie-
ran tener una casita. La popularidad del padre Carlos se dejó
sentir en el Congreso Nacional cuando algunos diputados fueron
a conocer cómo es que se podían construir viviendas de esa
categoría "con tan poca plata". Sus funerales fueron un aconteci-
miento social sin precedentes en la historia de Tulcán.
Más callada, pero no menos importante, es la figura del padre
Bemabé de Larraul. Del padre Bemabé ya se han escrito algunas
biografías. En su patria de origen la gente le llamaba aita santua
(padre santo). Llegado al Ecuador en 1962 no pasó mucho tiempo
para que el pueblo, asimismo, sin conocer su historia pasada,
comenzara a tildarlo de santo y a atribuirle un sinfín de milagros
populares. Su fama iba desde las más altas esferas eclesiásticas -
fue confesor del Cardenal Pablo Muñoz Vega que todavía vive-
hasta los últimos rincones del país -hacía misiones populares en
los lugares más apartados de la provincia de Pichincha-.
La figura y el testimonio de Alejandro Labaka, Capuchino,
Obispo y mártir, (y de la monjita Inés Arango) sobresale en la
vida de nuestra Viceprovincia. El gobernó entre los años 1961-
1965, antes de pasar a la misión. Su labor material y espiritual y
su influjo social fue muy notable. Nuestro homenaje y reconoci-
miento a la labor y al testimonio de los mártires Alejandro Labaka
e Inés Arango. Sus pasos sean nuestro camino.
No podemos, ni debemos, dejar de señalar, a fuer de sinceros,
una característica que nos la han hecho ver muchas gentes que nos
han visto desde fuera: la alegría fraterna y la convivencia de los
29
hermanos. Tenemos diferencias, es cierto, tensiones y problemas
al interior de nuestra Viceprovincia, pero cuando tantas personas
coinciden en sentirse a gusto en medio de nosotros y lo manifies-
tan públicamente, es porque algo positivo estamos transmitiendo.
Al finalizar esta época, en Tulcán los hermanos se dedican al
apostolado y a la enseñanza. !barra es casa de formación -unos
cuarenta aspirantes- y lugar de culto y apostolado. En el Tejar se
dedican al trabajo manual, estudio y apostolado. En Quito está
situada nuestra casa central para acoger a todos los hermanos. En
ella viven el Viceprovincial y Secretario. Pifo es parroquia y
noviciado. En la Zona Noroccidental del Pichincha los hermanos
atienden cinco parroquias eclesiásticas. En Cuenca, la casa de
formación de los postnovicios, está enclavada en nuestra parro-
quia de Totoracocha, de unos veinte mil habitantes. Portoviejo es
lugar de culto y apostolado. La fundación de Guayaquil compren-
de el Colegio Guillermo Rohde y la parroquia Sda. Familia. Y en
Playas, balneario y lugar de descanso para muchos hermanos,
trabajan apostólicamente en la cabecera parroquial y los recintos.

c. Significado de esa presencia


Lo primero que debemos notar en este tercer período es la gran
diferencia que existe con los frailes de épocas anteriores respecto
a las ideologías políticas conservadoras. No queremos decir que
los frailes no tengan ideología y pensamiento político, sino que
como grupo se adquiere una distancia frente a esos valores.
A nuestro juicio los Capuchinos van adquiriendo criterios en
cuanto a dónde tienen que estar ubicadas nuestras casas. Casi
todas ellas se construyen en lugares populares, aunque en algunos
casos esos lugares se transforman pronto y pasan a estar situadas
fuera del ambiente donde se deseó en un principio. Podemos decir
lo mismo de la pastoral: en la práctica funciona en lugares
populares, incluso indígenas, aunque algunas de ellas son de tipo
muy tradicional. En términos generales podemos decir que nues-
tra presencia está enmarcada de cara al pueblo pobre y sencillo,
30
aunque no siempre hayamos respondido a los desafíos que éste
nos ha marcado.
La tensión que se ha sentido en estos años en la Viceprovincia
ha sido una tensión sana, tratando de buscar una fidelidad evan-
gélica. Y, aun dentro de esa tensión, se ha sentido .una vida de
hermanos.
Es digno de hacerse notar el esfuerzo de los hermanos por la
implantación de la Orden. Este es un tema que necesita más pers-
pectiva histórica para poder hacer un juicio crítico. Constatamos
que, en la Viceprovincia, ha absorbido la atención y los esfuerzos
más arduos.
Los Capuchinos hemos sido vistos como progresistas en el
contexto socio-eclesial del Ecuador, no tanto porque como grupo
hayamos respondido a grandes desafíos, cuanto por algunos
gestos que, aun teniendo poca repercusión al interior de la
Viceprovincia, nos han creado una imagen hacia afuera. Pudo
contribuir a esta idea, entre otros detalles, el acercamiento de
muchos Capuchinos a la persona de Mons. Leónidas Proaño, el
cual colaboró con frecuencia en muchos de nuestros trabajos y
reflexiones, tanto al interior de la Orden como en nuestro queha-
cer pastoral; el Instituto de Antropología Pastoral y el Instituto
Nacional de Catequesis, amén de otros trabajos más particulares
de algunos hermanos.
La costa y la sierra han sentido el influjo de los Capuchinos en
los sectores de la educación, de la salud, de la juventud, de los
sectores populares.
El esfuerzo que hace la Viceprovincia en esta etapa está
todavía por valorarse en toda su profundidad y envergadura, pues
resulta imposible recoger toda la riqueza de la vida y del trabajo
de los hermanos cuando la mayoría de ellos están todavía presen-
tes en el lugar de los hechos.

31
CONCLUSION

Terminamos aquí este esbozo de la vida de los Capuchinos en


el Ecuador. Hemos pretendido hacer una presentación con apre-
ciaciones y valoraciones sobre nuestra presencia y nuestras actua-
ciones. No nos hemos entretenido demasiado en los datos histo-
riográficos que se pueden encontrar en lo que ya está escrito.
Como decíamos en la introducción, nuestra exposición ha que-
rido ser hecha desde el punto de vista del pobre. Es, sobre todo,
en la tercera parte donde se nota más el esfuerzo de los hermanos
en este sentido. Esfuerzo que, aunque muy lentamente, va llevan-
do a toda la Viceprovincia hacia esta opción.
Sin embargo, es necesario seguir buscando más fuentes que
nos ayuden a profundizar en esta perspectiva.
Por otra parte, falta algo demasiado importante, a nuestro
juicio, que no aparece en este trabajo: el testimonio del pueblo.
El desafío, pues, no está terminado. Creemos que la pista está
abierta, sobre todo en la honradez con que hemos querido hacer
los planteamientos para encontrar el camino de la verdad históri-
ca. Pero el pueblo tiene que recuperar su voz y decírnosla. Y
nosotros debemos escucharla. He ahí un desafío histórico funda-
mental para encontrar los caminos de futuro.

32
NOTAS

<1l SALVAT EDITORES, Historia del Ecuador, Estella (Navarra), 1982, tomo
6, p.110.
<2l Op. cit. p. ll5.
<3l Anuario La Iglesia en el Ecuador 1949, Quito, 1949, p. 115.
<4 l Cuando el Dr. Schumacher, Obispo de Portoviejo, acompañado de tres
sacerdotes del clero secular y de los capuchinos Gaspar de Cebrones y
Angel de Aviñonet, tiene que dejar la diócesis por el radicalismo
antirreligioso "rehusó toda escolta porque nadie pudiera considerarle
jefe de guerrillas antiliberales, hasta que, después de haberse jugado la
vida él y su comitiva clerical, en el pueblo de Calceta, tuvo que aceptar
la salvaguarda de un piquete de soldados constitucionales. Con ellos
entró en Quito el 20 de julio, en apoteosis triunfal de arcos, repique de
campanas y tronar de artillería. Quito, como las provincias de la sierra
en general, se sintió mucho más tradicional, religiosa y conservadora
que su rival costeña. Apenas había logrado serenarse su ilustrísima de
las últimas jornadas, en que tres patrullas de sediciosos les iban a los
alcances, cuando tuvo que reemprender su marcha, auténtica fuga, por
el avance de los alfaristas que entraban en la capital el día 5 de
septiembre.
El Obispo Schumacher hurtóse a sus perseguidores tan a tiempo, que el
31 de agosto había conseguido ganar el convento capuchino de Túque-
rres, en la república neogranadina o de Colombia. De Ibarra en ade-
lante, según escribió el fugitivo, no había enemigo que temer". EULorno
ZUDAIRE, Viceprovincia Capuchina de Ecuador, Quito, 1984, p. 64.
<5 ) Op. cit. p. 23.
<6l Op. cit. p. 25.
(7) Op. cit. pp. 64-65.
<B) Op. cit. p. 65.
<9l SALVATEDITOREs,tomo7,p.8.
<10l PEDRO S CHUMACHER, Con Dios, por la Religión y la Patria, en Wilfrido
Loor, Estudios Históricos Políticos, Ed. Ecuatoriana, Quito, 1939, p.
289.

33
01 l "Convido a mis lectores a que entren conmigo en el claustro del
convento de los padres Capuchinos de esta ciudad de Pasto; · ahí les
mostraré dos santos canonizados por la Iglesia, que no son de la opinión
de los de la carta y de su compafiera de Citolegia.
Fijémonos, primero en este cuadro que representa una batalla rei'iida
entre el ejército cristiano de Austria y los fieles turcos; en medio de la
pelea vemos a un religioso capuchino, que con los ojos centelleantes y
una cruz en la mano, alienta a los soldados cristianos. Este capuchino
es un Santo, es San Lorenzo de Brindis. Vamos al otro cuadro; ahí
vemos correr en derrota un ejército de herejes, y son protestantes
rebeldes, que se habían alzado en armas contra su príncipe legítimo, el
archiduque de Austria, para alcanzar lo que llamaban "libertad religio-
sa", libertad que consistía en quitar a los católicos sus templos, sus
bienes y su culto. Esos herejes corren derrotados, porque vieron
aparecer en el cielo a S. Fidel de Sigmaringa, a quien habían quitado la
vida poco antes. Este Santo Capuchino, con la espada en la mano,
animó a los católicos y aterró a los protestantes, de modo que la victoria
quedó a los defensores de la Religión.
Ambos santos Capuchinos, lejos de creer que es locura defender el
Evangelio con el rifle y la espada, animaron a los defensores de la
Religión, les dieron valor y victoria; pues yo prefiero ser de su opinión,
y no seguir la de la carta liberal de !barra". Op. cit. p. 286.
<12l Op. cit p. 320.
<13> CLEMENrE DE TuLcAN, Historia del Convento de Capuchinos de /barra;
sin editorial, p. 12.
<14) Op. cit. p. 33.
<15l Op. cit. p. 62.
<16) Vale la pena transcribir el telegrama que recoge Wilfrido Loor sacado
de la publicación "El Día", publicado por Petronio el 24 de octubre de
1929: "Telegrama de Tulcán -marzo 3- Excmo. Señor: Por un telegra-
ma que ayer recibí de !barra sé que ha llegado a esa ciudad y que ha de
pasar a Quito, con plena autorización de V.E., el R.P. Alfonso, Superior
de los Capuchinos que residen en la vecina República de Colombia.
Ignoro el asunto que pretende tratar en Quito ese Padre; pero si acaso
le pidiera a V.E. permiso para que los Capuchinos regresen al Ecuador,
le ruego a V.E. que no condescienda con semejante pretensión. Si V.E.
condescendiera con el regreso al Carchi o Imbabura, hará con solo eso

34
un gravísimo daño a la tranquilidad pública. Esos religiosos no sólo
toman parte muy activa en la política, sino que fomentan los odios y
aumentan las divisiones en los partidos. Las últimas revoluciones, las
invasiones y las guerras incesantes en la frontera a ellos se les debe. No
suelen guardar armonía con la autoridad episcopal y por el contrario
son factores de cismas escandalosos. Contra mi antecesor, en la
diócesis de !barra, el ahora digno Arzobispo de Quito, publicó uno de
ellos un libelo infamatorio; y contra mí ellos son los que más calumnio-
sas publicaciones han hecho por la prensa en Pasto. Yo no soy enemigo
de los religiosos; pero sí soy y seré enemigo de todo lo que contribuya
a perturbar la paz y la tranquilidad pública en nuestra nación. Esos
padres están con sus manos empapadas con sangre ecuatoriana. Puede
ser que esta mi actitud me cueste la vida: no importa, me sacrifico por
el bien público. De V.E. obsecuente servidor y sincero amigo-. Fe-
derico, Obispo de Ibarra". Wilfrido Loor, Op. cit. pp. 8-9.
c > Op. cit. p. 66.
17

os> Op. cit. p. 122.


o9> "Los sacerdotes pueden y deben meterse a veces en política y apoyar al
partido que sea íntegramente católico cuando éste tiene de frente otro
liberal; los buenos cristianos están en el deber de unirse para defender
el reinado de Jesucristo (ayuda de los colombianos al partido conserva-
dor ecuatoriano), y no les asuste el principio de no intervención y el
acudir a las armas, porque la no intervención como la entienden los
liberales está condenada por la Iglesia, y en ocasiones es lícito defender
la Fe en los campos de batalla". Op. cit. p. 125.
czo> Op. cit. p. 132.
(21 > Op. cit. pp. 130-131.

en> "La CER realizó una exposición de las actividades de los religiosos en
el Ecuador, que demostró que el ochenta por ciento de la labor educa-
cional y asistencial de la iglesia en el Ecuador estaba realizada por el
elemento religioso". VARIOS, Historia General de la Iglesia en América
Latina, Sígueme, 1987, tomo VIII, p. 404.
c23 J Cfr. VARIOS, La Provincia Capuchina de Navarra-Cantabria-Aragón,
1950-1975, Verbo Divino, Estella, 1975, p. 426.
C l "Pobreza, escasez de recursos y necesidades ineludibles en casas y
24

personas eran compañeras constantes en la vida diaria. Página de


roturación de campos apostólicos y de vivencia de elevado espíritu
35
franciscano". Op. cit. p. 426.
<25 l Op. cit p. 427.
<26l "El custodio Sanios de Egüés, en su Relación de visita, inserta la
siguiente novedad: 'En vista del resultado casi nulo obtenido hasta el
momento en e'f Seminario Seráfico, y como experiencia, se ha dado una
nueva modalidad al Seminario, convirtiéndolo en Colegio particular,
con cantcter vocacional'. Más que una cláusula aseverativa es un
acucioso interrogante, cuya solución habrá de buscarse con afanosa
diligencia. Y en la Breve Relación de la Custodia de Ecuador, que
eHtrega a los capitulares de NCA (julio 1969), después de ponderar la
atención prestada al estudio de las nuevas Constituciones capuchinas,
primero por los seis comisionados y luego por todos los religiosos
reunidos en asamblea general (junio 1969), y de enaltecer el impacto
que en todos ellos habían causado esos estudios y las consiguientes
discusiones, concluye: La Asamblea general aprobó el ofrecimiento de
dos religiosos que se han ofrecido a hacer una experiencia: vivir pobres
entre los pobres". Euwmo ZUDAIRE, Op. cit. p. 563.
cz7l Op. cit. pp. 427-428.
<2SJ "Ambicioso, aunque de vida efímera, el Instituto de Antropología
Pastoral (IAP): cursos de teología a distancia, coordinados por Santia-
go Ramírez; culminación del cooperativismo en Tulcán y en la Zona
noroccidental del Pichincha; incardinación de San Miguel de los
Bancos al programa pastoral de la Viceprovincia; experiencia de
Alcedo, El Chota, Guayaquil y Playas, cesión del Colegio San Loren-
zo de Brindis para la Escuela Nacional de Catequesis (dirigida por un
Capuchino); renuncia a las (escuelas) de Manabí y Sotomayor, al des-
entenderse de ellas las misioneras de la AMF; devolución de la
parroquia de La Concepción a la Arquidiócesis, con cuya participación
se liquidan los solares de la Viceprovincia en Quito, salvo el de la
nueva casa de gobierno y albergue, a la vera de la calle Záparos".
EULOGIO ZUDAIRE, Op. cit. p. 565.
<29 l Op. cit. p. 582.

36
BIBLIOGRAFIA
WILFRIDO LOOR, Estudios Históricos Políticos, Ed. Ecuatoriana, Quito, 1939.
BERNARDINO EcHEVERRfA, Anuario de la Iglesia en el Ecuador 1949, Ed. Fr.
Jodoco Ricke, Quito, 1949.
A/bum FF. Minorum Capuccinorum Commisariatus Aequatoris-Colomhiae
S.P.N. Francisci, Túquerres, 1922.
ALFREDO RoMo, Un pasado que es vida, mimeografiado, 34 pp.
CLEMENTE DE TULCAN, Establecimiento de la Orden Capuchina en el Ecua-
dor, Ed. Fray Jodoco Ricke, 1956.
CLEMENTE DE TULCAN, Historia de los Capuchinos de /barra, sin editorial ni
fecha, 186 pp.
EULoGio ZuoAIRE HuARTE, Viceprovincia Capuchina de Ecuador, Ed. Don
Bosco, Quito, 1984.
JosÉ ANroNio RECALDE, Los primeros capuchinos ecuatorianos... En OPI,
Boletín Informativo, capuchinos, nº 309, pp. 26-29.
V ARIOS, Primer Consejo Plenario de la Orden de los Hermanos Menores
Capuchinos, Buenos Aires, 1971.

BIBLIOGRAFIA GENERAL
Boletín Oficial de la Provincia Navarra-Cantabria-Aragón. Curia Provin-
cial de Capuchinos.
Anales de la Custodia.
Revista Fraternidad, 1970 - 1990.

37
INDICE

Introducción .......... ....... ......... ... ........ ..... .. ....... ... .......................... 3
l. Primer periodo: 1873-1896
Desde la llegada hasta la expulsión .............................. ;. 4
1 . Ubicación sociopolítica y eclesial .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ... .. .. .. .. . 4
2. Presencia de los Capuchinos ...................................... 6
11. Segundo periodo: 1897-1949
Desde la expulsión hasta la constitución de Custodia .... 11
1 . Ubicación sociopolítica y eclesial .. .. .. .. .. .. .. ..... .. .. .. .. .. .. . 11
2. Presencia de los Capuchinos ...................................... 14
111. Tercer periodo: 1950-1990
Ecuador Custodia y Viceprovincia .. ... .. ... . .. .. .. .. .. .. .. .... . .. .. .. 20
1 . Ubicación sociopolítica y eclesial .. .. .. . .. .. .. ... .. .. .. .. .. ... .. . 20
2. Presencia de los Capuchinos ...................................... 22
Conclusión . .... .. ..... ........ .... .... ... .. ... ..... ........................... ... ........... 32
Notas .......................................................................................... 33
Bibliografía .................................................................................. 37

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