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San Chárbel

… según sus contemporáneos

Padre Hanna Skandar

-1-
Chárbel, loco de Dios
Chárbel, loco de Dios, es el título del primer libro escrito sobre el Santo del
Líbano, Chárbel Majluf, y que habla de su relación con Dios y sus hermanos, los
monjes, de su vida ascética y de las mortificaciones que ha vivido.

Chárbel, loco de Dios, es el título que se podría poner al libro del “Padre
Hanna Skandar”, intitulado “San Chárbel, según los testimonios de sus
contemporáneos”. Es que la vida que ha llevado nuestro gran Santo no es
normal, en el sentido propio de la palabra, porque su conducta, lo que hizo,
y toda su vida fueron contradictorios con la lógica de los hombres. Las
contradicciones radicales que rigieron su vida, suscitan en nosotros el
asombro, el interrogante y la perplejidad. ¿Es que es normal que un
hombre se despoje, a ese punto, de su humanidad y de sus emociones
para vivir como si estuvieran en otro mundo? ¿Es que es normal que
renuncie tanto a su afectividad, hasta el punto de rehusar el encuentro con
su madre y sus hermanos, cuando vienen a verle, y enviarlos sin
recibirlos? ¿Es que, por el voto de obediencia, que consiste en despojarse
de su propia voluntad para obedecer a sus superiores, que representan a
Dios, le obligue, también, a someterse a los monjes más jóvenes, todavía
en período de formación, y aún a los mismos empleados, a los sirvientes y
a los obreros que trabajan con él en el campo? En fin, ¿Es que es normal
que él se abstenga de comer, cuando tiene hambre, aguardando la orden
formal de hacerlo, sabiendo que las horas de comida en los conventos y
eremitorios son fijas, y que la obediencia a la campana que llama a los
monjes, ya a la oración, ya al trabajo, o ya sea a comer, es lo mismo que
las órdenes dadas por los superiores?

En efecto, si tratamos de comprender y de interpretar la conducta de


San Chárbel, según nuestra lógica humana, seremos incapaces de
obtenerlo. Así que toda interpretación y explicación, humanamente
hablando, nos serían imposibles, cuando se trata de poner en la mente de
los que nos preguntan, la razón de la esperanza y de la fe que hay en
nosotros (I P. 3,15).
-2-
La vida de Chárbel en su eremitorio de San Pedro y San Pablo, en
Annaya, es única, por cualquier lado que se le mire. Fue un hombre que
abandonó el mundo para vivir con Dios, a tal punto que se volvió loco de
Dios. Muy a menudo, la locura se caracteriza por una atracción total hacia
el otro, o ante un pensamiento, o de una opinión, hasta el punto de
convertirse en una obsesión del hombre que se sale de lo real.

Ése era el estado de Chárbel, para quien Dios significaba todo y, más
tarde, era para él una necesidad devolverle ese todo, dado que Dios
representaba su único ideal al cual tender, después de haber confiado su
suerte a Dios que vino a ser su único objetivo. Chárbel, en adelante, podía
hacer milagros en nombre de Dios. Los obraba como intermediario y su
intercesión. Por la oración alejaba las langostas de los campos del
convento, curaba las enfermedades que los superiores encomendaban a
sus oraciones, y alumbraba la lámpara llena de agua y no de aceite.

Frecuentemente escuchamos muchas de esas cosas


tiqueteadas ”verdades a medias”, donde se critica la vida de los monjes, de
los ermitaños y anacoretas, preguntándose cuál es su utilidad en la
sociedad donde viven, en particular en la que nosotros vivimos, sociedad
materialista y consumidora, donde el valor del hombre se mide por la
producción de su trabajo, por lo que el hombre queda reducido a un simple
producto, exactamente como una máquina que se tira a un lado, una vez
usada durante el tiempo para la que fue ideada, para reemplazarla por
otra. ¡Lástima! Eso es, exactamente, lo que llega a ser, muy
frecuentemente, el hombre, cuyo valor está ligado a su capacidad
productiva, y que se desprecia cuando ya se ha vuelto incapaz de producir
en esta sociedad materialista.

Ésa es la clasificación de la gente en la sociedad, entre productores y


no productores, de que hacen parte los ermitaños y anacoretas que,
después de haber abandonado el mundo, no ofrecen nada, y nada
producen a la sociedad.

-3-
Puede ser que así sea, si se mira la vida actual que llevan esas gentes;
pero cuando se restablece el curso del tiempo, se descubre que su manera
de ver las cosas no es nada correcta.

Esas personas que uno mira, a menudo con desconfianza y ligereza,


son las que, a la larga, sirven a la sociedad; son las que se eternizan en la
historia y de las que la gente se recuerda con admiración. Mientras que los
poderosos del mundo, contemporáneos suyos, son objeto de críticas
mordaces, e incluso de maldición, por las desgracias y calamidades que
perpetraron.

¿Quién puede, por ejemplo, acordarse de los nombres grandes, de los


poderosos, de los sabios e inteligentes que vivieron en la época de
Chárbel Majluf? Para hacerlo, hay que recurrir a los libros de historia, a los
archivos y manuscritos para saber que existieron y que hicieron obras
laudables. Mientras que la abrumadora mayoría de la humanidad conoce,
hoy día, a Chárbel Majluf, los milagros, los prodigios realizados por su
mediación, y cuyos relatos han desbordado la memoria de los tiempos y
culturas, pues la Iglesia lo ha elevado a los altares; y en diferentes países
se construyen iglesias a su nombre.

¡Quién hubiera podido conocer una pequeña aldea llamada Annaya, sin
San Chárbel! Gracias a él ha venido a ser un lugar importante de
peregrinación al que fluyen turistas de todos los países, no sólo para orar,
sino por los restaurantes y hoteles que atraen su atención.

¡Chárbel, ebrio de Dios! Pues que él escuchó la palabra de Cristo y la


vivió a la letra. Cristo dijo:”el que ama a su padre, a su madre, a sus
hermanos y hermanas más que a mí, no puede ser mi discípulo”. Es por
eso por lo que Cristo fue para Chárbel todo su amor, que lo sedujo y del
que vino a ser un loco hasta el final.

Que tomemos la palabra de Cristo en serio, en nuestra vida, y que


cambiemos radicalmente nuestra vida por la mejor, y así contribuiremos a
mejorar la vida de nuestra sociedad para que sus hijos vivan los valores
morales y el espíritu del cristianismo, a la letra y con rectitud, adhiriéndose,

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así, a la construcción de un mundo mejor, donde nuestra única meta sigue
siendo Dios.

Líbano 5/ 1 / 2008

Monseñor Jorge Abu Yaude

-5-
Introducción
Este libro está sacado, principalmente, de seis libros precedentes 1,
inéditos a causa de la repetición fastidiosa y el desorden de los
acontecimientos. Es por eso por lo que me he decididoo a poner en orden
53 testimonios que, aproximadamente, ocupan 600 páginas de formato
A4, transcribiéndolos todos con absoluta fidelidad, y reuniéndolos en una
historia común, según los testimonios repetitivos de los testigos, y apoyado
en otras fuentes y referencias 2, para llenar el vacío y aclarar un punto
cualquiera. Prefiero contar los sucesos valiéndome de diversas fuentes, sin
criticarlos, ni analizarlos ni comentarlos, dejando, así, campo abierto a los
estudiosos para que lo hagan en el futuro.

Los testimonios están ordenados de la forma siguiente: El primer


capítulo relata un suceso cuasi-histórico de la infancia de Chárbel, y que
aconteció hasta su ingreso en la Orden: su ordenación sacerdotal, su
estadía en el convento de Santiago Al Hosen, luego sus traslado al
convento de Annaya y su aislamiento en el eremitorio.

El segundo capítulo comprende 26 temas sobre la vida del Santo que


contiene, cada uno, la definición del tema, según los testigos; y, luego, las
versiones y los acontecimientos que le conciernen.

El capítulo tercero relata la historia de su última misa, su agonía, su


entierro, la luz que salía de su tumba, la apertura de la misma, los análisis
efectuados de su cuerpo y los informes de los médicos.

Se menciona el nombre del testigo en la rúbrica, al final del testimonio.


Para cada punto he tenido siempre cuidado de señalar, someramente, las
fuentes y las referencias que he expuesto con detalle, al fin del libro.

Vista la semejanza entre la vida de Chárbel y la de Cristo, he


confirmado, a veces, un episodio de la vida del Santo con otro similar del
Evangelio. Algunas veces, un acontecimiento de la vida de nuestro Santo
ha sido encabezado con un título tomado el Evangelio.

-6-
Finalmente, he querido publicar, en un anexo, la correspondencia de
San Chárbel con el Señor Raimundo Nader, titulada “Palabras de San
Chárbel”, hasta donde se ajuste a sus ideas conocidas, en forma y fondo,
al simbolismo. Además ello va bien con su lectura espiritual y sus
oraciones3 con las que ha vivido en su medio, de una manera admirable.
También, el lector encontrará un gozo en leerlas, y hallará que se adaptan
perfectamente con las enseñanzas de la Iglesia, sin que tenga ninguna
intención de adelantarme a su juicio.

Líbano, 21 de julio de 2008

Padre Hanna Skandar O.L.M.

Convento de Nuestra Señora de la Fortaleza

Menjez-Aqqar- Líbano

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Capítulo I: Comienzo del viaje
A: José Antonio: en Bqaakafra
1-Una familia santa

“Su padre se llamaba Antonio Zaarur, “Abu Hanna”, de Bqaakafra. Su


madre, Brígida Elías Jacob Al Chidiac, de Bcharri. Tenía dos hermanos:
Juan y Anunciación; y dos hermanas: Kauna y Rosa. Él era el menor de la
familia. José era el nombre civil y, Chárbel, el nombre religioso, cuando
entró en la Orden.

Su papá era un sencillo trabajador, como el resto de los habitantes de su


aldea”4, “que vivía del cultivo de su tierra; y su mamá se ocupaba de los
trabajos domésticos. Ambos eran piadosos y se preocuparon por darle
una educación cristiana”5.

2- La muerte del padre, durante el trabajo forzado

“En aquella época, el ejército del príncipe del Líbano6, obligaba a los
dueños de bestias de carga a trabajos forzados, para transportar las
rentas del príncipe, toda clase de granos a Beit-Eddine. En el curso del
año 1831, Antonio Zaarur tenía una mula y trabajaba en la localidad de
Magdlaya7. Fue requerido para el trabajo forzado a transportar el producto
de dicha aldea a Biblos, para enviarla, después, a Beit–Eddine. En el
camino de regreso de Biblos hacia Bqaakafra, llegó a la aldea de Guerfin,
donde cayó enfermo, murió y fue sepultado” 8. “Esto sucedía el 8 de agosto
de ese mismo año9, cuando Antonio Zaarur entregaba su alma a Creador,
en la aldea de Guerfin, en la ciudad de Biblos, cuando efectuaba su trabajo
forzado de transportar los productos dese Magdlaya a Beit-Eddine” 10.
Entonces, su viuda se ocupó de los niños, ayudada por su cuñado Antonio
Zaarur”11

-8-
3- Nacimiento y bautismo de Chárbel

La casa del abuelo de San Chárbel, donde nació, todavía se encuentra


en Jalidie. Fue restaurada, hace ya como unos quince años, y
transformada en iglesia. Dicen que Brígida venía con su familia y “Abu-
Hanna”, portando con ellos sus reses, para pasar allí el invierno, durante
cuatro meses, huyendo del frío y de la pobreza. Ella ayudaba a sus padres
en la recolección de las aceitunas. Fue allí donde nació José, San Chárbel,
en invierno, y fue bautizado en la antigua iglesia de Nuestra Señora de
Jalidié”12 “o, bien, Nuestra Señora de Bqaakafra”13.

“Cuando San Chárbel estaba en Bqaakafra, no se llevaban, todavía,


registros en la iglesia”14. En efecto, el registro n°1 empezó en el año
183015. Es por eso por lo que Chibli declara:”Yo no encontré en los
registros de bautismos de la aldea de Bqaakafra la mención del
nacimiento y del bautismo del Padre Chárbel. Pero sí encontré la mención
de los bautismos16 de sus hermanos, del deceso de su padre y de su
madre. Deduje de todo esto, que el Padre Chárbel nació el “ocho de
mayo”18 de 182817. Otra hipótesis señala su nacimiento en 1833 19. Pero lo
más probable, según la lógica, es que su nacimiento haya sido a
comienzos de la primavera de 1832, unos meses después de la muerte de
su padre. Esto es lo más probable, por dos razones: su mamá era todavía
joven, pues trajo al mundo a
Antonio, en su segundo matrimonio, el ocho de septiembre de 1834 20 y, a
Noé, el tres de julio de 183721.
José era el menor de la familia y, entonces, es probable que su mamá
estuviera encinta cuando la muerte de su padre.

4- Nuevo matrimonio de la mamá

Dos años y dos meses después de la muerte de Antonio Zaarur, Brígida


se volvió a casar22: “Yo, el Padre Jorge, bendije el matrimonio de Lahud
Ben–Jorge Abrahán, con Brígida, hija de Elías Al-Chidiac, de Bcharri, en
presencia de los testigos, en el mes de octubre de 1833”.. 23. “Después,
Lahud fue ordenado sacerdote24, con el nombre de Padre Abdel Ahad 25;

-9-
pero no se encargó de la parroquia de Bqaakafra, sino, más bien, de una
parroquia en la zona de Baalbek26. Brígida lo acompañó a Chlifa y a Btedii,
donde él tenía algunas tierras28.

5- Huérfano de madre y tutela del tío

“Después del segundo matrimonio de su madre, Chárbel vivió, como


huérfano, al cuidado de Antonio 29, su tío paterno, junto con sus hermanos y
hermanas30, quedando bajo su tutela31.Su madre venía, de vez en cuando,
para verlos. Los niños se entretenían, los unos con los otros, bajo lo
custodia de su tío Antonio y sus parientes lejanos” 32.

6-La escuela del convento de san Hochab

“El Padre Chárbel aprendió a leer y a escribir con los curas de la aldea,
sus contemporáneos: Jorge, Benedicto, Antonio, Juan y José, de la familia
Majluf34, en la escuela del convento de San Hochab, en ése, entonces 35.
“Mi abuelo me contó: “cuando él era muy joven, llevaba siempre en la
mano el libro de oraciones”. Oí hablar a mi abuelo de su buen humor, de
su obediencia a sus padres y su cariño por sus hermanos” 36. “José crecía
en edad y en conocimiento, en fervor y en bondad. Era un ejemplo
viviente, en palabras y en obras, entre los chicos de su aldea. Oraba
mucho, se confesaba y comulgaba con frecuencia” 37

7-Hilaridad ante una catástrofe

“José era sagaz e inteligente por naturaleza, rayana en chanza” 38, por
supuesto en el campo político”39. “El lunes, 12 de septiembre de 184240,
llovía abundantemente, y los torrentes se precipitaban sobre Achagura 41,
en Bcharri. Él describió la escena en unos versos populares 42, con sus
amigos, cuando apenas era un niño43:

“La quebrada Tum Al Mezrab45


inundó44 la región de Achagura.
Dijeron los pastores46 beduinos,

- 10 -
vecinos del riachuelo Al Qadib:
Dios hará que cese tanta lluvia
y a nosotros se digne bendecir.

Para el lobo es buena coyuntura


una oveja y un cordero secuestrar.
Al inicio47 del torrente, por ventura,
de Bcharri las gentes se pusieron a contar
que eso no era más que una nube pasajera,
eso no podría mucho tiempo durar.
Y una taza de café48 donde el vecino,
mientras pasa, se fueron a gustar.

Pero cuando el torrente inundó a Bcharri,


aterrorizada la gente empezó a gritar:
“pronto, las palas para encauzar el oleaje
y las pequeñas brechas taponar”49.

Limpio quedó el valle a causa del torrente,


que ni los muros quiso perdonar.
Gritaban y lloraban las pobres gentes:
“¡Qué escena, Dios nuestro!” Quiéranos salvar.

Cuando el torrente llegó a Hadchit,


de gloria se llenó con su gran estruendo.
Desplomáronse los muros que había allí,
y los mejores edificios abajo se vinieron.

Al valle de Qanubín llegó su fuerza,


derramando sus aguas por doquier.
Los habitantes se escondieron en las cuevas,
estupefactos, aterrados, sin saber qué hacer.

En el valle bajo de Fradíss, el torrente


su fuerza, su furia y su pujanza redobló.
En la aldea del santo patrono la imagen
portaron con suma devoción las gentes,
y exclamaban todos compungidos:
sálvanos, imagen de nuestro patrón, clemente.

- 11 -
De Bqarqacha los aterrados pobladores,
junto con sus niños, jóvenes y doncellas,
a Salomón50 Aarida elevaron corazones,
y por él prometían hacer obras buenas.

Y aquel pobrecito de José Hanna,


con ésa su dentadura torcida,
no pudo aguantarse ya las ganas51,
y corrió con toda prisa a la letrina.

Desde allí llamó a su tío Sergio,


que al punto vino para auxiliarlo,
sacudió de las faldas el sucio ruedo,
y arregló lo que se había desgarrado.

La cara de los habitantes de Bqaakafra


palideció al instante por tanta furia,
escaparon en sus bestias de carga,
que convirtieron en lanchas para su fuga.

Y también los de Hasrún y de Bazrúm,


desencajados de miedo ante tal bravura,
exclamaban: cortemos de los árboles las ramas,
y pongámonos a taponar ranuras.

El torrente invadió a Hadat y a Qnat.


Allí, de una granja dicen que murió uno,
que de Hamtura54en sus jardines frescos,
como secándose, colgado de un muro
encontraron, frío, solo y tieso.

Los dueños del molino Chahla,


huyeron en despavorida fila.
Se descompuso de miedo el molinero,
y acabó de llenar con su carga la letrina.

Los dueños del molino Blatt,


confundidos por tal revuelta,
a grandes voces gritaban:
traednos barro para tapar las grietas.

- 12 -
¡Dios Santo qué gran escena!
Cuando el torrente pasó por Yura.
Arrastró los árboles más grandes
que había en la región de Kura.

Ahora está en Tursa con su enorme fuerza.


A su paso los árboles se doblan.
¡Qué podemos hacer, oh gentes;
jamás hemos visto semejante cosa!

Su vida maldecían las gentes de Rakifa,


al ver sus hermosos terrenos desolados
por el ímpetu y la furia del torrente.
Al descubierto dejó sus tristes letrinas,
brotando sus perfumes malolientes.

Por Kosba, a rienda suelta, corría,


mucho más violento que antes,
derribando sin piedad, y a porfía,
la enorme corpulencia de sus árboles.

Su orgullo era irresistible en Bsarma.


Allí, ni las orejas de los jarros perdonó.
Los coladores rodaron con las aguas,
y las jarras en añicos convirtió.

En Kfarqahel55 los habitantes renegaban,


y bien lo merecían por lo pecadores que son.
El más sólido de sus muros derrumbaba,
y ni rastros de sus ruinas les dejó.

Llegado el torrente a Dahr el Aain,


Sin piedad sus dos orillas carcomió.
Y las gentes compungidas exclamaban:¡ay!,
nos golpea la terrible maldición de Dios.

En Abu Ali56 las olas alto se elevaban.


La muerte allí muchos encontraron,
y, por ende, sus bien construidas casas,
- 13 -
por fuerza de su suerte abandonaron.

Al arribo del torrente a Al Mina,


un ruido loco , en furia convertido,
amenaza por doquier la ruina:
era un visible de Dios castigo.

Enfureciéronse las aguas de la mar,


los límites de la marea alta traspasaron,
y si eso hubiera durado un poco más,
en sus aguas ni un solo barco57 habría quedado.

8-“La roca del santo” y la vaca

“Los hijos se repartieron la herencia de su padre. A José le


correspondió la vaca que llevaba al campo 58. “Yo solía llevar a pastar la
vaca de mi padre, y la ordeñaba” 59.”Y labraba, también, sus propiedades.
Se aislaba siempre, lejos de los otros chicos de su edad que cuidaban
rebaños. Desde su infancia evitaba frecuentar la gente, buscando siempre
la soledad. Dejaba pastar su vaca y la vigilaba desde un lugar de
propiedad de su familia, llamada la roca de “Al Bhaiss” 60, a una media hora
de la aldea. Allí encontró una roca parecida a una cueva 61, “donde entraba,
con su libro de oraciones en la mano. La frecuentaba tanto para aislarse,
que la gente la llamó “la roca del santo”, nombre que se conserva hasta
nuestros días62.

“Cuando la vaca se saciaba de comer hierba, la dejaba reposar,


diciéndole: “Descansa tú, ahora, “Flor”, que me toca el turno a mí. Voy
a orar”63. “Entonces se ponía a rezar. Y aun cuando la vaca volvía a pastar,
le decía:”No comiences, otra vez; espera que yo termine mi oración,
pues yo no puedo hablar contigo y con Dios, al mismo tiempo. Dios
es más importante”64.”Y pasaba largo rato en la oración” 65. “De ahí, la
fama de santo, entre las gentes de pueblo, desde su juventud, fama que
aumentó en la Orden. Cuando se separaba de los otros pastores, no era
solamente por la oración, sino para evitar las conversaciones ociosas.
Además, no perdía de vista la vaca, no fuera que hiciera daños en
propiedades ajenas”66.

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9-El santo y la gruta

“Desde pequeño, Chárbel se inclinaba a la oración y a la adoración. En


la iglesia hacía, todo erecto, la genuflexión. Rezaba en privado 67, “y se iba,
luego, a la gruta”68, para orar allí, lo que suscitaba la admiración y, algunas
veces, la burla de los compañeros” 69. “Esta gruta, situada al sur de
Bqaakafra, se llama, hasta hoy día, “la gruta del santo” 70 “Era propiedad de
la familia71. “Allí se refugiaba muy a menudo” 72, “llevando un puñado de
incienso que quemaba delante de la imagen de la Virgen María, a los pies
de la cual depositaba un ramo de flores” 73. “Sus grandes aficiones eran la
oración, la misa, las procesiones, su evasión de la gente y su buena
conducta, todo lo cual le valió el apodo de “el santo”, por los muchachos
de la aldea”74. “Al comienzo, fue a manera de buerla” 75. “Después, Dios
hizo realidad la predicción, haciéndolo santo” 76.

10-Las desgracias
-Muerte de la “segunda madre”

“La esposa de Antonio Zaarur77 murió el 9 de septiembre de 1839,


habiendo recibido los últimos sacramentos” 78.

-Revolución contra los egipcios

“Dos encontraron la muerte en los acontecimientos de 1840: Tobías


Gabriel, fusilado en Aaïnata, y Miguel Al Bani, asesinado por el ejército de
Abraham Bacga, el 4 de septiembre de 1840, en la montaña de Makmel” 79.

-El cólera

“Antonio Elías murió atacado del cólera 80, en Aïn Majal”, en una finca
perteneciente a Mender, el 10 de enero de 1847” 81.|

-Poesía82
“Brotad lágrimas de mis ojos,

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al llegar el ocaso de mi vida.
Súbita la muerte me golpea,
y mis párpados cierra con sevicia.
Los míos me rechazaron con enojo.
Para mis funerales trajeron sacerdotes,
e, inerte, de tierra cubrieron mis despojos.
Oh pecador, en el piélago sumergido,
no eres más que una triste sombra
que pasajera pasa por la vida.
A tus puertas llamó ya la muerte.
¿De qué te sirvió la juventud vivida?”83

11-Las alegrías
-Matrimonio de su hermana Kauna

“Yo, el subscrito cura párroco, Benedicto, bendije el matrimonio de


Antonio, hijo de Juan Nehme, con Kauna, hija de Antonio Zaarur, el 19 de
marzo de 1845”84.

-Matrimonio de su hermano Juan

“Yo, el subscrito cura párroco, Antonio, bendije el matrimonio de Huan,


hijo de Antonio Zaarur, Con Miriam, hija de Abu Elías Al Juri, el 3 de mayo
de 1845”85.

-La hija de su hermano Juan

“A poco menos de una año, el 7 de abril de 1846, fue bautizada


Galieh86, hija de Juan Zaarur, nacida a fines de marzo. Su padrino fue José
Ben Miguel Pablo. Su madrina, la esposa de Antonio Nehne” 87.

- 16 -
B: Chárbel, el monje
-Los dos tíos maternos de Chárbel

“San Chárbel tenía dos tíos maternos: José y Antonio, hijos de Elías Al-
Chidiac, que no tuvo más que hijos. Ambos entraron en la Orden. El
primero tomó el nombre de Agustín y, el segundo, se llamó Daniel. Ambos
fueron ermitaños en San Pablo, en Kozhaya. Yo, personalmente, visité el
eremitorio para ver al Padre Daniel, que era el más joven, habiendo
tomado el hábito primero que su hermano, el mayor, que se había quedado
para cuidar de su padre, ya anciano y solo, en la casa. A la muerte de su
padre, se juntó con el más joven, cumpliendo, así, dos obligaciones
santas. Ambos fueron ermitaños virtuosos. En San Chárbel se cumplió el
proverbio: “aunque el niño cambie, a su tío materno se parece” 88.

Los dos monjes nacieron en Bcharri, en Jalidie, donde la familia


pasaba el invierno. Daniel entró al noviciado, en el convento de San
Antonio, en Hub. Pronunció sus votos el 29 de febrero de 1838 89, y allí
permaneció hasta el 25 de septiembre del mismo año 90. Fue ordenado
sacerdote el 20 de junio de 1841 91. Después de su ordenación sacerdotal,
fue trasladado, turnándose, entre Kfifane, al lado de San Hardini, el 24 de
agosto de 184192, y Maifuq, en 185193. Vivió con San Chárbel en Kfifane, y
era el director espiritual de San Naamtallah Al Hardini 94. Allí permaneció
hasta el 1°de noviembre de 1859 95. Después vino al convento de Nuestra
Señora de Maifuq, y allí permaneció hasta el 12 de noviembre de 1868 96..

Agustín entró al noviciado en el convento de San Antonio de Kozhaya,


pronunció los votos el 1° de julio de 1841, a la edad de 23 años 97. Allí
mismo adelantó sus estudios98. Fue ordenado sacerdote el 23 de marzo de
184799, y se quedó allí100, para ser removido, después, al convento de
Nuestra Señora de Maifuq, en fecha ignorada. Su nombre figuró ya en el
convento susodicho el 16 de septiembre de 1859 101, para quedarse hasta
el 12 de noviembre de 1868102. Antes de 1871103, los dos monjes fueron
enviados al convento de Kozhaya, donde permanecieron hasta el 2 de
noviembre de 1874104. Daniel entró en el eremitorio de Sam Pablo-Guebta,

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perteneciente al convento. Y el 8 de febrero de 1875 105, lo siguió su
hermano Agustín.

“El Padre Agustín de Bcharri murió como ermitaño, habiendo recibido


los últimos sacramentos. Murió, atacado de hidropesía, en olor de
santidad, el 1° de noviembre de 1884”106.

El Padre Daniel de Bcharri murió también ermitaño, de ya muy


avanzada edad, recibidos los últimos sacramentos, el 23 de marzo de
1895”107. Virtuoso como era, entregó su alma al Creador, diciendo: “Mi
deseo es desintegrarme para estar con Cristo” 108.

2-Camino hacia la Orden, en el convento de Kozhaya

“Oí decir a mi abuelo que su hermano, Chárbel, se quedó en la aldea


hasta los 18 años; que no le entusiasmaban las diversiones ni la amistad
con los demás jóvenes; que prefería buscar, siempre, la soledad y la
oración y que iba con él, mi abuelo Juan, a visitar a los tíos. Una vez los
tíos le pidieron a José que les trajera de Bcharri algo que ellos
necesitaban. Entonces mi abuelo Juan les respondió: “Queridos tíos, se
me antoja pensar que José no volverá a casa si regresa donde ustedes”.
“Dios lo quiera, respondió uno de ellos. Que entre en la Orden. ¿Qué hay
en este mundo?”109.

“Un día, el Padre Daniel fue a Bqaakafra. Cuando quiso regresar al


convento de Kozhaya, pidió a Juan Antonio Zaarur que le permitiera a su
hermano José que lo acompañara. Juan respondió: “mi querido tío, mucho
me temo que José se quede en el convento”. José acompañó a su tío.
Ocho días después de su regreso, entró en la Orden” 110.

3-En el convento de Maifuq: sígueme (Mc.2,14)

- 18 -
“Un día, el Padre Daniel Al Chidiac fue a Bqaakafra. De regreso al
convento de Nuestra Señora de Maifuq, llevó consigo a José, su sobrino,
quien entró en el noviciado” 111. “Es de saber que, en aquella época, el
noviciado era de tres años, y debía hacerse en un convento lejos de la
región”112. “Nuestro joven entró en la Orden el 8 de agosto de 1851 113,
cambiando del nombre de José de Bqaakafra por el de Chárbel, después
de haber pasado ocho días vestido de civil.

Después de tomar el hábito de la Orden, quitándose el vestido


mundano, abandona el cuerpo; y tomando el hábito monacal, opta por la
vida del espíritu. Chárbel sabía bien que había abandonado un padre y
una madre, según el cuerpo, y se había entregado a los padres 114
espirituales115.

“Durante el período de noviciado cumplió, a la perfección, sus


obligaciones, y se distinguió por la obediencia y el silencio” 116.El novicio
debía guardar silencio”117. “Era feliz en su vocación. Su conducta era
ejemplar en la observancia de la Regla y las Constituciones monásticas.
Fue modelo de obediencia a los superiores y de caridad para con sus
hermanos”118.

4-No miró hacia atrás (Lc.9, 62)

“El primero que lo alcanzó fue su tío y tutor, Antonio; después, su mamá
y, más tarde, sus hermanos Juan y Asunción, pues todos habían ido para
impedir que entrara en la Orden, y devolverlo a casa. Él rehusó volver con
ellos. Después fue su madre, Brígida, acompañada de su cuñado, Antonio
Zaarur, quienes se presentaron en Maifuq, donde él hacía su noviciado,
para suplicarle que volviera a la aldea. Su madre acechaba la salida de los
novicios, cuando se dirigían al campo. Cuando lo vio entre ellos, corrió y le
agarró la sotana. Mientras tanto, él miraba hacia el suelo. Ella le
dijo:”vuelve conmigo a casa”. Él aprovechó un descuido de su mamá, se
zafó de ella y se reunió con sus hermanos, los novicios. Como unas doce
veces, ella y el tío Antonio, intentaron devolverlo a Bqaakafra” 119
- 19 -
“Sucedió que, una vez, un hombre de Maifuq fue a Bqaakafra. Mi
abuelo le preguntó, delante de mí: “¿Has visto a nuestro monje en el
convento de San Marón?” Él respondió: “¿A quién?”. Mi abuelo le dijo: “Al
Padre Chárbel”. El hombre le contestó:” ¡Bienaventurado, bienaventurado!
Cuando era todavía novicio en Maifuq, era para nosotros un regalo del
Espíritu Santo. Cuando usaba la pica detrás del arador, sus ojos estaban
clavados en tierra. No miraba a nadie, ni con ninguno hablaba” 120.

5-El nombre de Chárbel

Etimológicamente, Chárbel, nombre siríaco, se deriva de dos palabras:


“Charb”, que quiere decir, “cuento o historia”; y “El”, que significa Dios.
Chárbel significa, pues, cuento o historia de Dios. Ese nombre lo llevó un
mártir siríaco que fue obispo de Edesa, hoy en Turquía. Fue crucificado en
el año 121121. Muchos monjes de la Orden Libanesa Maronita llevan este
nombre, como el Padre Chárbel Medlege, que fue elegido superior general
entre 1784 – 1787122. Las ruinas de la iglesia de San Chárbel 123 se
encuentran aún en Bqufa, vecina de Baghlett, en Bcharri, parte de cuyas
tierras pertenece a la familia Chidiac, que desciende de la madre de San
Chárbel, y pudo haber sido propiedad de su abuelo materno, y haber
tenido conocimiento de San Chárbel, que fue patrono de la iglesia en
ruinas, y allí haber orado.

6-No te entristezcas por José (Lc.23,28)

“Cuando Brígida perdió toda esperanza del regreso de su hijo José a


Bqaakafra, sintió tan grande tristeza que las consecuencias aparecieron en
su cara. Pensaba todos los días en José. Después, acaecida la muerte de
su hija Rosa, los habitantes del pueblo le decían: “No te aflijas tanto por
José124. Ya Dios te ha probado bastante por la muerte de tu hija Rosa, en
plena juventud”125. Rosa falleció el 22 de noviembre de 1851, habiendo
recibido los últimos sacramentos126.
- 20 -
7-Rosa, la piadosa

“Ponía mucho fervor en la oración. Se arrodillaba rectamente y


levantaba los brazos para el rezo del rosario, en una camándula larga que
mantenía siempre en el bolsillo. Cuando los habitantes de la aldea la veían
rezar, después de que se comprometió en matrimonio con Antonio Juan El
Jaisssi, le decían: “tu rezo del rosario es largo. ¿Cuando te cases, crees
que tu suegra te dejará rezarlo?” Ella respondía: “Pues que me muera,
antes de entrar en su casa”. Efectivamente, su deseo se cumplió, pues
murió virgen, apenas comprometida en matrimonio. A menudo repetía:
“Señor, que el bien se realice y el mal se aleje. Prefiero morir antes de
casarme, si este matrimonio no te agrada”. Dicen que su primo Antonio
Pedro Zaarur vio salir una paloma de la ventana de la casa donde ella se
confesó, antes de morir. Cuando su novio venía a visitarla, mientras ella
estaba arrodillada, con los brazos extendidos, le decía a su sobrina, la hija
de Juan: “Ponte detrás de mí, con los brazos extendidos, para ocultarme a
su vista, a fin de terminar mi oración”127.

8-Una aventura loca (Mt.18, 8-9)

“El superior general y su consejo prohibieron el trabajo común de


monjes y mujeres en el proceso de los gusanos de seda, aun con
detrimento de las rentas del convento” 128.Por eso se tomó la costumbre en
Maifuq, de enviar los novicios a pelar y deshojar las ramas de las moreras,
mientras que las señoras y las muchachas trabajaban en otro sitio,
alimentando los gusanos de seda. Sucedió que una de las muchachas que
trabajaba en el convento, habiendo notado la decencia de Chárbel, que se
distinguía de los otros, quiso hacerle una chanza. Desde lo alto donde ella
estaba, le lanzó un gusano”129. Después bajó, recogió el gusano y se lo
puso en la mano”130. “Esa misma noche abandonó el convento de Maifuq, y
se fue al de San Marón, en Annaya, que está aislado y lejos de la
civilización. Por eso se lee en los anales del convento de Maifuq, frente al
- 21 -
nombre del hermano Chárbel, el término “fachaha” (colgó los hábitos) 131.
Pero cuando él contó al superior del convento de San Marón lo que había
pasado, éste consultó al Abad General, a petición del novicio, pues no era
costumbre admitir en un convento al que abandonaba otro, sin la
autorización del Superior General. Pero el Abad General aprobó su
admisión en el convento de Annaya132, para terminar allí su segundo año
de noviciado133.
“Y se dice que abandonó el convento de Maifuq para entrar en el de
San Marón, en Annaya, a causa de los muchos habitantes alrededor del
primer convento. La expresión “fachaha” molestó mucho a mi abuelo que,
más tarde, supo la verdadera causa por la que abandonó a Maifuq. Fue
movido por el deseo de alejarse de la gente” 134, pues el convento de
Annaya estaba más lejos de la gente de la aldea que Maifuq. Y, según la
opinión de otros, fue porque en ese convento de San Marón, en Annaya,
se encontraba uno de su aldea, el Padre Efrén 135 de Bqaakafra”136.

9-Tus palabras dan vida eterna (Jn.6, 68)

“Una vez, mientras los novicios salían del convento de San Marón para
el trabajo del campo, su madre lo vio, pues acechaba su paso, se precipitó
sobre él, lo agarró por la sotana, le insistió volver con ella a casa, creyendo
que no tenía vocación para monje. Pero cuando se dio cuenta que sí la
tenía, le dijo: “o te quedas y permaneces en la Orden para ser un buen
monje, o vienes inmediatamente conmigo a casa” 137. Chárbel le respondió:
“tu deseo será cumplido”138.

10-Mi carga es ligera (Mt.11, 30)

“El 1° de noviembre de 1853, los hermanos José Abdilli 139 y Chárbel de


Bqaakafra, ambos de 20 años, pronunciaron sus votos solemnes delante
del superior Antonio Al Beni” 140. “En esa época sólo se pronunciaban los
votos solemnes”141.
11-Nos veremos en el cielo (Mc.3, 31-35)
- 22 -
“Contó Brígida: “Fui una vez al convento de Annaya para verlo, después
de sus votos solemnes. Le insistí que quería verlo, pero él no quiso
hacerlo, cara a cara. Solamente me respondió con algunas palabras,
desde adentro, mientras yo permanecía afuera. “¿Es, así, que me privas
de verte, hijo mío?”142, le dije, extrañada de su reproche y comportamiento.
Él me respondió: “Si no te veo ahora, nos veremos en el cielo”. Su
mamá regresó a casa triste y bañada en lágrimas” 143.

“No hablaba con la gente, así fueran parientes u otros. Si eran mujeres
las que querían verlo, él se las arreglaba ante el superior u otros para que
no lo obligaran a recibirlas. Pero si lo obligaban a hacerlo, se guardaba
muy bien de mirarlas a la cara, y siendo muy breve con ellas” 144, pues “se
han de evitar las mujeres, aun si son de la familia” 145, dicen las
Constituciones.

12-Yo los aliviaré (Mt.11, 28

“Estaba muy apegado a sus votos y a sus obligaciones. Nunca recibió


ni el más mínimo reproche en toda su vida. Todo en él era perfecto: en sus
trabajos, en su comportamiento, en su aspecto que inspiraba el respeto y
la piedad”146. “No conoció la tibieza, ni al final de su vida. Al contrario,
avanzaba más en bondad, fervor y piedad” 147. “Practicó todas las virtudes,
de tal manera que aventajaba a todo mundo y a los mismos monjes. Las
vivió firme y continuamente, sin debilidad ni desmayo, con prontitud y
alegría”148. “No tenía otro deseo que no fuera el pensar en Dios, ni más
lengua que para hablar del Él, ni más voz que para bendecirlo” 149.

“Era un monje proverbialmente ejemplar en la observancia de la Regla y


en el cumplimiento de sus obligaciones, de tal manera que cuando alguien
le pedía un favor difícil a otro, éste le respondía: ¿Es que tú crees que yo
soy el Padre Chárbel para que me pidas eso? No puedo vivir ni trabajar
como él”150. Y nosotros, los laicos, cuando veíamos al Padre Chárbel en
su invariable forma de arrodillarse, en su silencio continuo, en sus
- 23 -
constantes oraciones, en su recogimiento en la misa, en el trabajo duro,
como si fuera el más desdeñable de los peones, en su vestimenta pobre,
despreciando las cosas de esta vida, nos decíamos: “Dichoso él”. Este
monje vivió como los santos y los ermitaños antiguos de que nos habla el
martirologio. Y se reforzaba nuestra fe, reprochándonos nuestro apego a
este mundo pasajero”151.

13-El ermitaño Eliseo, director espiritual de Chárbel

Eliseo, el santo, descubrió el carisma del Chárbel, cuando lo conoció,


como novicio, en Annaya. Parece que Chárbel, desde el principio de su
vida monástica, frecuentaba al ermitaño Eliseo, en su eremitorio, “para
tenerlo como director espiritual”152.

Después de los votos solemnes, parece que se decidieron dejar a


Chárbel y al hermano José Abdilli como hermanos legos, y no como
estudiantes de teología. “Chárbel se quedó tres años en Annaya” 153.

Después de que el Vaticano nombró a los directores de la Orden, entre


otros, a San Naamtallah Al Hardini, como consejero general, es muy
probable que el ermitaño Eliseo haya pedido a su hermano que enviara a
Chárbel al convento de Kfifane para estudiar teología y aspirar al
sacerdocio154, habiendo visto en él, inspirado, un sacerdote santo.

14-Chárbel, alumno de San Naamtallah Al Hardini

“Fue elegido para abrazar el santo estado sacerdotal” 155. Sus superiores
lo enviaron al instituto de teología de San Cipriano, en Kfifane, para hacer
los estudios necesarios del sacerdocio. Por ése, entonces, el Padre
Naamtallah Al Kafri156, hombre de bondad y de ciencia, era el encargado
del instituto. En ese ambiente de ciencia y de santidad, el hermano
Chárbel encontró lo que anhelaba: desplegar sus esfuerzos y su asiduidad
por asimilar, lo mejor posible, el estudio de la teología moral y dogmática,
como también las lenguas árabe y siríaca, pero adquiriendo otra ciencia
mejor: las virtudes monásticas y la perfección cristiana” 157. “Cuando el
- 24 -
Padre Al Kafri tenía que ausentarse, era el Padre Naamtallah Al Hardini
quien ocupaba su lugar”158.
“Era uno de los mejores alumnos” 159 “y de los más brillantes
estudiantes”160, “inteligente y excelente en teología moral” 161, lo mismo que
en teología dogmática. Supe esto en mis charlas con alguien que elogiaba
sus virtudes, durante la “Positio” de la causa de canonización del Padre
Chárbel. Y cuando yo le objetaba, diciendo:”puede ser que pareciera
virtuoso a causa de su simplicidad y de su educación pueblerina”, me
respondía, con firmeza, que Chárbel nunca fue un bobalicón, sino un
muchacho de viva inteligencia, superando a otros en ciencia y
conocimientos teológicos, en cuanto lo permitían las circunstancias de la
época”162.
“Sus superiores y profesores testimonian plena satisfacción con
respecto a él, alabando sus virtudes y su perfecto comportamiento
monástico”163, “de tal manera que jamás recibió amonestación alguna o
castigo. Pasaba por ser un buen ejemplo para todos” 164. “Se arrodillaba
siempre en el mismo lugar. En la iglesia no había bancos ni reclinatorios.
Su genuflexión sola hablaba perfectamente de su recogimiento, hasta el
punto que los otros estudiantes también se recogían al ver semejante
actitud”165. Todo eso los incitaba a llamarlo el “santo” 166. “Al Hardini dijo de
él: “tengo un estudiante santo. Es el hermano Chárbel de
Bqakafra”167.”Chárbel estaba presente cuando acaeció la muerte de Al
Hardini”168.

15-Madre piadosa169
“Algunas mujeres de Bqaakafra trabajaban con los capullos de gusanos
de seda y en la rueca, para confeccionar camisas. Cuando Brígida, la
mamá de Chárbel, escuchaba la campana que invitaba a la oración, la
víspera del domingo, abandonaba su trabajo para participar en la oración;
y no volvía a su trabajo hasta el lunes siguiente. Tenía la costumbre,
diariamente, de no probar alimento alguno hasta el medio día, hábito que
mantuvo hasta el fin de su vida. Y, por un voto que había hecho, se
abstenía, también, de producto de animal. De vez en cuando, iba al
convento de los carmelitas de Bcharri a confesarse. Comunicó a su
confesor sobre su voto de ayunar diariamente y de abstenerse de comida
proveniente de animal, durante toda su vida. Su padre espiritual le autorizó
el ayuno, pero no la abstención de carne, diciéndole: “tú estás obligada a
- 25 -
comer de la carne que preparas para tu familia, pues no puedes hacer dos
clases de alimentos. Oblígate a comer. Más bien, reza, todos los días, un
rosario”170.

16-Servir, y no ser servido (Mc.19, 45)


“El 22 de julio de 1859 recibieron las órdenes menores, de acolitado y
lectorado, a los pies del altar de San Cipriano, en Kfifane, los hermanos
Atanasio, de Tula; Chárbel, de Bqaakafra; Iklinos Aldaruni y José Aldaruni,
monjes de la Orden Libanesa Maronita. Al día siguiente, recibieron las
órdenes mayores: diaconado y sacerdocio, en la iglesia de Bkerke” 171,
ordenación conferida por la imposición de manos del obispo José Al
Marid”172.

17-No hay retorno a Bqaakafra


“Después de su ordenación sacerdotal, Rosa, su sobrina, vino,
acompañada de algunos familiares, para felicitarlo y para pedirle,
insistentemente, que viniera a su aldea para celebrar una misa. Y él
respondió: “El monje que, habiendo entrado al convento, vuelva a su
aldea, deberá hacer, de nuevo, su noviciado” 173. “En efecto, después
que dejó a Bqaakafra, para entrar en la Orden, nunca más volvió a ella” 174.
“Durante todo el tiempo que pasó con los monjes en el convento, fue un
ejemplo de obediencia, castidad y pobreza” 175, “superando, en eso. a los
otros monjes”176.

18-En el convento de Santiago Al Hosson


“Después de haber terminado sus estudios y haberse ordenado
sacerdote, lo enviaron al convento de Santiago Al Hosson 177, en la
localidad de Batrún, donde pasó un tiempo consagrado a la vida eremítica,
ascética y de oración”178. El 30 de septiembre de 1859, el Padre Chárbel y
la comunidad eligieron al Padre Juan, de Bqaakafra, como delegado al
Capítulo general”179,180. “Poco después”181, muy probablemente, el padre
Eliseo lo habría pedido, de nuevo, para Annaya, a fin de aprovechar sus
dones, aconsejarlo e intimar con él182.

- 26 -
El Padre Daniel Al Hadassi183, hombre de Dios, vivía en ese convento,
del que llegó a ser superior entre los años 1845-1847, y el período 1853-
1856184. Fue él quien comenzó la construcción de la iglesia 185, en la cual,
probablemente, colaboraría Chárbel.

19-En el convento de Annaya


“En 1820, la Orden construyó algunas celdas y una capilla en un sitio
(Al Hara) aireado”186.”En 1828, se tomó la decisión de construir el convento
de Annaya”187, a pesar de los daños causados por la armada de Abraham
Pacha y la resistencia de los chiítas188. En efecto, “los trabajos comenzaron
el 8 de mayo de 1839, construyendo pozos, los sótanos y la iglesia. El 20
de octubre de 1841 finalizaron los trabajos” 189. Así, pues, Chárbel fue
trasladado a Annaya, bajo obediencia”190, y su nombre figuró191 ya en
Annaya, en los consejos locales y en las elecciones de delegados de los
conventos de los años 1868192,1871193, 1874194. Y él trabajaba con los
novicios”195.

20-El milagro de 1865


“En 1865, las langostas invadieron la región de Batrún. El gobierno no
hizo nada para solucionar el problema” 196.”En vano se esforzaron los
monjes para ahuyentarlas”197. Entonces, “el Padre Roque, de Mechmeche,
superior del convento, mandó al padre Chárbel a bendecir agua y asperjar
las propiedades del convento, a fin de impedir que las langostas acabaran
con las cosechas y los árboles. Chárbel caminaba por los campos,
asperjando y dirigiéndose a las langostas, diciendo: “comed, benditas,
las cosas silvestres, y no las comestibles”. Así, Dios protegió los
sembrados y las moreras del convento, de los perjuicios que causan las
langostas”199.

C: Chárbel, ermitaño
1-La entronización de Chárbel en el eremitorio

- 27 -
En 1798, los hijos de Abu Ramia, Pedro y sus hermanos, de Ehmej, se
posesionaron de su propiedad, llamada “Al Muruy (los prados), de los
dignatarios de la familia Melhem, según un título de venta que le dio el
convento de la Transfiguración, situado en el Monte Tabor, y que los chiítas
llaman “Nabi Rass” (cabeza de profeta). Los hijos de Abu Ramia ofrecieron
los susodichos terrenos, a su vez, a su hermano José 200, y, con la gente de
la aldea, le ayudaron a construir la iglesia de San Pedro y San Pablo. José
había dejado el mundo para vestir el hábito monacal de la Orden de los
Adoradores, de mano del Patriarca Juan Al Helu. Cuatro años después,
David entra en esa misma Orden, y es ordenado sacerdote. En 1814,
ambos entran en la Orden Libanesa Maronita, y donan las propiedades a
su nueva Orden”201.Inmediatamente, el convento de San Pero y San Pablo
se convirtió en eremitorio, el año 1828”202.
El eremitorio está situado en una colina, a la altura de 1378 metros,
sobre el nivel del mar. Edificado de un solo piso con dos pabellones, a
oriente y a occidente. Cada uno comprende tres celdas, techadas con
listones de madera. El techo de la iglesia es de piedra, de forma
abovedada. Hay dos hornacinas, a derecha e izquierda del altar. Hay otra
hornacina en la pared occidental y, al sur, una ventana con vidrieras. El
altar está levantado adyacente a la pared oriental, consagrado a los
patronos del eremitorio, los santos Pedro y Pablo, cuya imagen se
suspende en lo más alto del vértice. El piso de la iglesia está embaldosado
de piedras sencillas. El coro, elevado unos 25 centímetros, está cubierto
de losas de piedra de la montaña. El altar es de madera sencilla. Cuando
uno entra, se puede ver, a la izquierda, un nicho, practicado en el muro,
donde está el vaso de aceite encendido del Santísimo Sacramento. En la
pared occidental, la puerta común de acceso a la iglesia, exterior al
eremitorio, por donde pueden entrar los visitantes.
“El corredor, que separa la iglesia de las celdas, termina en un pórtico
que da al norte, abierto por una arcada. Al oriente, se encuentra el acceso
a la cocina del eremitorio. Un muro la separa de una pieza oscura y triste,
que sirve de depósito de leña para el invierno. Hay, también, un pozo que
recoge las aguas de la lluvia. La iglesia está construida con piedras
talladas, mientras que las del eremitorio son toscas, rodeada de una
muralla que se eleva a una altura desigual de dos a tres metros. Está
expuesta a tempestades y rayos. Raros son los eremitorios que se le
asemejan, sobre las cimas de montañas habitadas del Líbano” 203.

- 28 -
2-Su primer anacoreta
El primer ermitaño de nuestra Orden fue el padre Eliseo Al Hardini, un
hombre de Dios. Obtuvo el permiso del padre Ignacio Blaibel, entonces
superior general, el 29 de noviembre de 1829. Al comienzo, vivió en el
eremitorio de Kozhaya, durante unos seis meses. Después, por orden de
los superiores, fue trasladado al de San Marón, en Annaya, donde
permaneció 44 años y medio”204.”Amaba el trabajo manual. Fue él quien
embaldosó el eremitorio, trayendo, él mismo, al hombro, las losas, desde
un lugar lejano. Fue él quien, también, plantó el viñedo, al oriente del
eremitorio, después de haber cortado los árboles, limpiado y arado la
tierra.205. Dios hizo milagros por su intercesión”206.

3-Opinión de dos profesores de Chárbel, a propósito del


anacoretismo
Una vez, San Naamtallah Al Hardini, visitó a su hermano, el anacoreta
Eliseo. En la conversación, dijo el padre Eliseo: “Es mucho mejor, y más
conveniente, abandonar la vida del convento” 207, “para vivir en el eremitorio
conmigo”208, “donde pasarías el resto de tu vida en calma y tranquilidad,
lejos de todo ruido, en la oración y con un espíritu sosegado y sereno” 209.
“Pasaríamos nuestras vidas juntos” 210, y tú vivirías en paz y tranquilo” 211 “El
padre Naamtallah le respondió: “Los que luchan en la vida
comunitaria”212,”junto con los monjes, tienen una gran recompensa” 213 y
mucho más mérito”214. “Allí hay que soportar, ser paciente, doblegar su
propia voluntad, aceptar las flaquezas de los débiles. Los maestros de
espiritualidad consideran la vida comunitaria como un martirio perpetuo,
donde el monje no debe hacer lo que le plazca ni lo que le convenga a su
temperamento y a su modo de ser. Sobre todo, debe procurar no herir ni
entristecer a sus cohermanos; debe controlar con atención su
comportamiento para no escandalizarlos. Éstas son las obligaciones del
monje, hermano. En cambio, el ermitaño está solo, ahorrándose las
tentaciones del mundo exterior; pasa su tiempo en la oración, en este
surco de la viña del Señor” 215, “y vive a su antojo; mientras que, en el
convento, el monje vive bajo la obediencia. Además, al ermitaño no hay
quien lo provoque ni moleste. En cambio, en la comunidad uno está
siempre expuesto a ello. Por otra parte, en el convento todo aquel que se
dedique a la práctica de la virtud, da el buen ejemplo a los demás” 216. “No
obastante, debo decir: cada uno tiene su vocación, pues no todos son

- 29 -
iguales: quien para la oración, quien para la vida de comunidad” 217. En
cuanto a mí, ésta es la vocación que yo abracé, desde hace mucho
tiempo”218.

4-La situación de la Orden, poco antes de la entrada de Chárbel al


eremitorio
Después del Capítulo general de 1832, durante el cual intervino el
patriarca maronita para nombrar superior general al hombre de Dios, el
padre Benito Hulel219, comenzó a aparecer cierto espíritu de clanes, hecho
que, más tarde, se convirtió en regionalismo 221. Aunque, conservando algo
el espíritu monástico, esta tendencia al regionalismo fue creciendo. Los
conventos de Biblos y del norte hicieron causa común entre los monjes de
las dos regiones, hasta la designación del padre Efrén Yaya como superior
general, en 1862.

5-Mandato del superior general, Efrén Yaya.


El superior general era partidario de la pertenencia a la región 222.
Procedió a trasladar a casi todos los monjes del norte de la región de
Biblos223, para fundar el convento de San Simón Al Qarn y la escuela de
Ban, al norte224. Abdicó como superior, y dejó la administración general en
Tamich, para quedarse él, el mayor tiempo posible, en el convento de
Kozhaya y en el de San Simón Al Qarn225, en el norte.

6-El convento de Annaya, hasta el ingreso de Chárbel en el eremitorio


Los monjes de Biblos, en especial los de Mechmeche 226,se encargaron
de la administración del convento de Annaya, y comenzaron a restarle
importancia al ermitaño, el padre Eliseo Al Hardini, que era casi un superior
en su eremitorio y un excelente administrador. El patriarca maronita
propuso su nombre al superior general, en 1856 227,para solucionar el
conflicto entre los dos bandos enemigos, dentro de la Orden, en aquel
tiempo, ya que era uno de los monjes más célebres en ciencia, en virtud y
en lo tocante a administración228. Él invirtió los ingresos de las promesas
del eremitorio en la compra de 50 lotes de tierra, y la aceptación de 7
terrenos, ofrecidos como votos, entre los años 1833 y 1870 229, excepto los

- 30 -
terrenos vendidos después de su muerte 230.Después de 1870, fecha en
que compró el último terreno, estalló un disputa entre él y el padre Roque
de Mechmeche, superior del convento de Annaya, malentendido que debió
continuar con el nuevo superior, el padre Abdel Massih 231, apoyado por los
padres Roque y Antonio de Mechmeche. Ellos enviaron una pandilla que
golpearon e hirieron al hermano Abdallah Al Bany 232que ayudaba al
ermitaño. Después de este incidente, el superior general intervino,
pidiéndole al ermitaño que dejara la administración de las propiedades.
Pero los monjes, queriendo acapararlo todo, enviaron al padre Antonio de
Mechmeche a que arrebatara, a la fuerza, las cabras al pastor. El ermitaño
envió una carta al patriarca, pidiéndole que, por las entrañas de Cristo, lo
socorriera233.

7-Eliseo pide a Chárbel, con la audacia de los santos


Aunque la adhesión a la región agrupó a los monjes de la Orden en
cinco grandes grupos, cada uno de ellos se formó de un pequeño equipo
que los uniera por el parentesco de sangre y, en especial, por la
pertenencia al mismo pueblo234 y los mismos intereses235. Eliseo, santo
como era, que amaba su Orden, y que lamentó mucho lo que allí pasó, se
interesó por el convento de Annaya y los de la Orden. No se fue al norte
para huir de la persecución. Más bien, al contrario, pidió al superior
general, el padre Efrén Yaya, quien respetaba al ermitaño por sus virtudes,
su administración y por ser el hermano del “Santo de Kfifane”, para que le
dejara al padre Chárbel, demanda que tuvo éxito, dejando, así, al padre
Chárbel, sin trasladarlo al norte. El padre Eliseo hizo, también el mismo
pedido al superior del convento, el padre Roque de Mechmeche que, en
principio, se negó. Después, por el milagro de Chárbel con la lámpara de
aceite226, probablemente en 1869, accedió a su demanda. “El padre
Chárbel fue inmediatamente trasladado” 237 para suceder, oficialmente, al
padre Eliseo, en la víspera de su muerte y entierro, para llegar a ser, un
día, dos colosales, dos marcas de santidad.

8-Agua en la lámpara de aceite


“Cuando estaba en el convento, durante el tiempo del padre Roque de
Mechmeche, Chárbel trabajaba en el campo como el último de los
peones. Un atardecer, encerró las cabras”238, durante el tiempo de la siega,

- 31 -
cuando un grupo de segadores voluntarios comían en el convento. Los
sirvientes se afanaban en poner las mesas, y el encargado de la despensa
en servir a los segadores”239. Fue en ese momento cuando vino el padre
Chárbel a pedirle, delante de todo el mundo, que le llenara de aceite la
lámpara. El dispensario gruñó, diciéndole: “¿Por qué no vino durante el
día?” Él le respondió: “Porque estaba en el campo”. El dispensario
rearguyó: “como penitencia, no te daré aceite esta noche. Vete de aquí”. Él
obedeció y se fue a su celda”240. Pero los sirvientes le obstruyeron el paso,
atravesando un enorme banco. El padre Chárbel tropezó y cayó por tierra,
sin quejarse”241. “Sebastián, trabajador del convento, que apenas tenía 13
años242, lo alcanzó y le pidió la lámpara so pretexto de llenársela de aceite.
Pero, en realidad”243, le echó agua de una caneca de lata donde
mezclaban ceniza con agua”244. “El padre Chárbel tomó la lámpara, la
encendió, y alumbró”245. “En ausencia del padre Chárbel, habían prohibido
gastar aceite”246, orden dada por el padre superior, en privado, al
encargado de la despensa”247. Los monjes no debían utilizar sus lámparas
después del toque de la campana para dormir. Durante la noche, el
superior se levantó, por alguna necesidad. Al salir, vio una luz” 248, y se
dirigió hacia la celda del padre Chárbel, que estaba iluminada. Le dijo:
“¿Fue que no oyó la campana? ¿Acaso no hizo voto de pobreza?” Al
instante, el padre Chárbel se arrodilló, y le pidió perdón, diciéndoles: “volví
del campo, y tenía que cumplir con mis oraciones” 249.”Además, yo no
estaba al tanto de esta prohibición”. Sebastián, que estaba junto a la
celda”250, dijo al padre superior: “Yo quise llenarle de aceite la lámpara al
padre Chárbel, pero el encargado de la despensa no quiso dármelo. Al
volver, vi la caneca del agua y la ceniza, y se la llené de esa agua”. “El
superior la abrió, la vació, y comprobó que, efectivamente, era agua.
Entonces no pudo ocultar su emoción y se puso a contar lo sucedido,
hecho que se difundió en todo el convento” 251.
“Por la mañana, el superior llamó al padre Chárbel, y le dijo: “Si quiere ir
al eremitorio para ayudar a los ermitaños, no hay ningún inconveniente”.
“El padre Chárbel le respondió: “Hay una gran diferencia entre mi deseo
y una orden del superior. Si usted me lo manda, obedezco y voy”. “El
superior le dijo: “Vaya”. El padre Chárbel se arrodilló y le pidió su
bendición. El superior recitó una oración y lo bendijo. Se levantó,
expresándole su gratitud, recogió sus libros de espiritualidad y los del oficio
divino, los envolvió en un colchón, ató todo con una cuerda, se echó el
bulto a la espalda, entró a la iglesia para visitar al Santísimo, y se dirigió
hacia el eremitorio”252.

- 32 -
9-¿Por qué lo enviaron al eremitorio?
“El padre Chárbel sentía un vivo deseo de retirarse del mundo. Esta
tendencia se hizo más clarividente después de su ordenación sacerdotal.
Su demanda no fue en el sentido de que lo dispensaran del trabajo
manual, cosa que hacía ya desde antes de ser sacerdote. Su presencia en
este convento campestre, lejos de todo poblado, no fue porque él lo
pidiera, sino por orden de los superiores. Él cumplía la misma disciplina de
todos los monjes que, después del oficio divino, en el coro, y la meditación,
se iban a trabajar al campo, como lo hacían los antiguos monjes.
Pero, puesto que, en esos últimos tiempos, era menos frecuente ver
trabajar a los monjes en el campo, por la necesidad de su presencia en las
parroquias, la asiduidad del padre Chárbel de permanecer, ya en el
convento, ya en el campo, era una cosa rara que reflejaba su convicción
de vivir esta clase de vida. Yo creo que su amor por el silencio y su
preferencia por evitar el trato, no sólo con la gente, sino, también, con sus
hermanos, sin él pedirlo, decidió a los superiores a satisfacer sus deseos,
pues ellos realizaban su pasión por la pobreza absoluta y las raras y duras
mortificaciones a las que se sometía. Lo dejaban en el convento, sin
confiarle ministerios parroquiales”253, “para no distraerlo en sus reflexiones
sublimes, y quedar, así, sosegado, en el convento, para dar el buen
ejemplo en la oración, en la misa, en el trabajo, en las charlas teológicas y,
algunas veces, oír confesiones de hombres” 254. “Lo enviaron al eremitorio
cuando vieron que él vivía como ermitaño, antes de entrar en él” 255. Su vida
como anacoreta, en el eremitorio, no fue sino la prolongación de su vida
comunitaria en el convento, después de su noviciado. No había ninguna
diferencia. Con razón lo han llamado “milagro de anacoretas” 256.
“En el convento llevó una vida de ermitaño. Nunca le oí decir: “estoy
cansado; tengo hambre; tengo sed” 257. “Después de su ingreso en la
Orden, vivió como ermitaño”258, “pues su vida en el convento era la de un
ermitaño”259. “Cuando se enroló como anacoreta, lo hizo por obediencia a
sus superiores, y no porque él lo pidiera, pues no tenía preferencias
particulares. Ya llevaba vida eremítica dentro del convento. Sus méritos
como ermitaño no eran mayores de los que tenía en el convento” 260.
Por otra parte, sus cohermanos no podían soportar su santidad, “pues,
por su ejemplo, monjes y ermitaños, tradicionalistas o no, sentían como un

- 33 -
reproche. Así, si alguno de ellos tenía ganas de comerse una uva, con sólo
ver al padre Chárbel se sentía avergonzado, y la volvía a tirar” 261.

10-Atyudante del padre Eliseo


“Fue el ermitaño, Eliseo Al Hardini, quien pidió la admisión del padre
Chárbel en el eremitorio, al que fue admitido de inmediao” 262.”Después de
mi toma de hábito monacal263, me enviaron al convento de Annaya, cuando
ya el padre Chárbel se había ido para el eremitorio. Allí ayudaba al padre
Eliseo y a otro ermitaño”264.”En su trabajo era siempre obediente y, en
particular, al padre Eliseo Al Hardini”265. ”El padre Chárbel ayudaba a sus
hermanos ermitaños”266, en especial, al padre Eliseo, a quien le llevaba la
comida del convento, el agua, y le ayudaba la misa. Algunas veces, volvía
al convento para decir su misa, pues no siempre había alguien en el
eremitorio para que se la ayudase. Así permaneció durante seis años” 167.

11-Les bendijo la jarra de agua


“Antes del ingreso del padre Simeón de Ehmej a la Orden 268, las
langostas invadieron toda la región. Vinieron los habitantes de Ehmej
donde el Padre Chárbel para que le bendijera agua para asperjar sus
viñedos y sus campos, a fin de preservarlos del daño que causaban.
Habiendo bendecido agua, fue el padre Simeón, en persona, quien llevó y
roció los viñedos cercanos al eremitorio. Las langostas su fueron, y los
viñedos crecieron bella y perfectamente”269.

12-El padre Eliseo recomienda al padre Chárbel para ser su sucesor


“Después de 44 años y medio, pasados en el eremitorio de Annaya,
murió el padre Eliseo, por achaques de la edad, el 13 de febrero de 1875,
a la edad de 76 años, fortalecido con los últimos sacramentos. Permaneció
consciente hasta el postrer momento de su vida. Fue sepultado en un
ataúd de madera, el domingo 14 de febrero, a las ocho de la mañana, en el
cementerio del convento de San Marón. Mucha gente concurrió y participó
en sus funerales”270.El entonces superior, Elías de Mechmeche, admitió 271
al padre Chárbel, oficialmente, como ermitaño 272, con el padre Libaos273Al
Ramaty, cumpliéndose, así, la realización de sus deseos” 274.

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13-Chárbel transgrede las preocupaciones económicas del Padre
Eliseo
“Según la costumbre de los ermitaños, antes de él, no era permitido
cortar leña en los bosques del eremitorio, cercanos al convento, prefiriendo
ir más lejos, en los lugares abandonados. El padre Chárbel violó esta
costumbre de sus antecesores, dejando el asunto al buen saber y
prudencia del superior. Durante toda su vida se sometió a una obediencia
ciega. Y lo mismo pasaba con la cuestión de recoger las donaciones y las
cosas por el estilo, para comprar terrenos en provecho del convento. El
padre Chárbel las entregaba al trabajador para que éste las llevara al
superior. Él dispondría de ellas como lo creyera conveniente, sin dar razón,
convencido de que su decisión sería, por excelencia, la mejror” 275.

14-Muerte de la mamá de Chárbel276


“El 2 de junio de 1875, la esposa del cura párroco, Abdel Ahad Majluf,
entregó su alma al Creador, en la fe de la verdadera Iglesia de Cristo,
habiendo recibido los últimos sacramentos, y en la presencia del padre
José Majluf. Ella pertenecía a la cofradía de la Inmaculada Concepción.
Fue sepultada en el cementerio”277.

15-Una luna entre las estrellas


“Su vida de ermitaño no difería de la que llevaba en el convento. Sólo
que seguía la Regla de los ermitaños” 278.. Nunca faltó a la más mínima
obligación de los ermitaños” 279. Aprovechó la ocasión de responder a su
más vivo deseo de ir más allá, en el ascetismo y la mortificación,
contentándose con una sola comida al día” 280; “aún sobrepasando la Regla,
para más penitencia, llevando el cilicio y el cinturón de púas de hierro
sobre su cuerpo, claro está, con el permiso 281 de los superiores”282. Él era
ermitaño. Nunca vi, en toda mi vida, un anacoreta que le igualara en la
virtud y en la observancia de la Regla, ni tampoco entre los monjes
piadosos”283. “Superó a todos los ermitaños” 284 “porque él era como la luna
entre las estrellas”285. “Un ermitaño excelente, más que los mejores monjes
y común de las gentes, algo así como se distingue el roble grande del
cardo”286. “Su vida fue angelical y celestial” 287. “Se encarnaban en él la
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pureza, la seriedad, la fe viva y el amor a Dios y al prójimo. En él relucían
los tres votos monásticos, en fondo y en forma. Para nosotros, y para los
que lo conocieron, no tenemos la menor duda con respecto a su
santidad”288.

16-Siervo de los ermitaños (Jn.13, 14)


“El padre Macario de Mechmeche289 entró en el eremitorio de Annaya, el
25 de abril de l880, con la autorización del padre general, Martín de
Gosta”290. El padre Chárbel, entonces, iba al convento para prepararles a
los otros dos ermitaños, los padres Macario y Libaos, su comida y
bebida”291 “para una semana. La metía en un talego de piel de cabra, y se
la echaba a la espalda”292, “pues él les servía” 293, “y se consideraba como
el sirviente de su compañero ermitaño, el padre Macario de
Mechmeche”294.

17-Regrea al eremitorio
“El padre Chárbel estaba encargado de vigilar el huerto, sembrado de
pepino cohombro, y protegerlo de los chacales. Un día, por la mañana, el
padre Macario vio que el huerto había sido arrasado. Regañó al padre
Chárbel por su negligencia, a lo que él respondió: “Vi que los chacales
chiquitos tenían hambre. Me dio lástima, y los dejé comer”. El padre
Macario, exasperado, le dijo: “váyase a dormir al convento” 295. Llegó
tarde”296, “entró en su celda, todavía desocupada. La lámpara, no utilizada
desde hacía años, estaba, también, vacía” 297. “Fue donde el cocinero para
que se la llenara de aceite. Éste le respondió: “El despensero se fue, y no
tengo aceite”. Le suplicó que le diera, aunque fuera un poquito, nada más.
El cocinero cogió la lámpara, la llenó de agua y se la devolvió” 298. “Y,
¡toma!, la lámpara alumbró, y por más largo rato que si fuera aceite. Yo me
aseguré después con los que la habían llenado 299 de agua”300.”Después de
ausentarse por dos horas, el despensero, el hermano Francisco, entró a la
celda del padre Chárbel, al observar la lámpara encendida. Se acercó, la
examinó, y encontró agua en ella. El hermano se asustó, sin atreverse a
decirle nada”301. “Delante de mí, le contó al padre Elías de Mechmeche:
“Se encontró agua, en lugar de aceite, en la lámpara del padre Chárbel, y
la lámpara alumbró. Yo mismo la examiné, y encontré agua” 302. Después

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del milagro de la lámpara, el superior ordenó al padre Chárbel que
regresara al eremitorio, del que lo había echado el padre Macario” 303.

Capítulo II: Los trabajos del la vida


A: Descripción del padre Chárbel
I Introducción
“Era puro de corazón, de conversación agradable y abierta, claridad al
hablar, sin trabas y sinceramente” 304. “Era admirable por su mansedumbre,
más que la de un cordero, y más delgado que un alma que fluye por el
cuerpo. Yo lo traté y conversé con él. Me pareció un abismo de virtudes,
una mina de cualidades”305.
“Era esbelto, erecto, dedos largos” 306 “y delgados”307, “cuello y boca
proporcionados”308, “nariz larga y delgada, cabellos largos, a la usanza de
los ermitaños”309, “débil y flaco de cuerpo” 310, “antebrazos flacos”311, “cara
fina”312 “y delgada”313 “pero desenvuelta”314 “e iluminada, marcada por una
majestad divina. Atraía hacia sí todos los corazones” 315. “Su frente
arrugada hablaba de su alegría, mansedumbre y serenidad de corazón” 317.
“Su rostro reflejaban la piedad y el amor de Dios, al mismo tiempo, sobre
todo, mientras oraba. Una luz celestial iluminaba su rostro, pues del Señor
le venía su fuerza, su riqueza y su gozo permanentes” 318. “Rostro muy
pálido”319, “moreno claro”320 o “trigueño”321, “tostado por el sol”322. “A fuerza
de mortificaciones y vigilias, se volvió esquelético, casi sólo piel sobre los
huesos”323, pero “caminaba como las perdices” 324, “aun durante las vigilias.
Era apasionado en todo lo que hacía” 325. “De barba corta y rala”326, más
bien “mediana”327, “de un color natural rubio, surcado de canas en el centro
y en las sienes”328, “no muy cuidada y le colgaba como trenzada” 329.
“Cuando apenas nos conocimos, él tendría unos treinta años 330. Todavía
no había encanecido. Su cabello se conservó más o menos negro hasta su
muerte”331. “Siempre se sintió joven. En su rostro 332 no aparecía ningún
cabello blanco”333. Su talla, de hombros a pies, era de 149 cms.” 334, “y de
160 centímetros, de pies a cabeza”335.

II Relatos y acontecimientos
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1- Muy pálido
“En mi primera visita al eremitorio, llamé a los ermitaños. El padre
Chárbel entró y se sentó frente a mí, sus ojos bajos y las manos cruzadas
sobre sus rodillas. No levantaba los ojos para mirarnos, a mí y al hermano
que me acompañaba. No hablaba, no hacía ninguna pregunta. A nosotros
nos respondía breve y dulcemente. Seis años después, volví, por segunda
vez. Estuvo igual en su comportamiento, en su actitud, en la manera de
sentarse y de hablar. No observé ningún cambio; sólo una palidez de cara
aterradora. Si uno, al hablarle, no se diera cuenta de que movía los
párpados, creería que estaba muerto”336. “De tal manera su cuerpo se
derretía, como una vela, en el amor de Dios, hasta volverse delgado y
pálido. Su tez, a fuerza de trabajar bajo un sol ardiente, estaba
bronceada”337.

2-Su jornada
“Cuando, muy temprano, en la mañana, sonaba la campana para
levantarse, yo venía a la iglesia para asistir a la misa con los monjes. Veía
al padre Chárbel arrodillado, erguido, junto a la puerta, detrás de todos.
Así, en esta actitud, permanecía, con su libro en la mano, la otra sobre el
pecho y su mirada clavada hacia el suelo. Después se tiraba al campo,
armado de una cuerda y de un pico, hasta la puesta del sol. Caminaba
hacia su trabajo, rosario en mano, desgranando avemarías, sin mirar a
derecha o a izquierda y sin hablar con nadie. A veces, yo salía al campo
para darme un paseo, respirar un poco de aire y desaburrirme del trabajo
de la zapatería. Encontraba al padre Chárbel trabajando en el campo,
usando, a veces, su pico, sin levantar la cabeza, golpeando la tierra, con
todas sus fuerzas, a tal punto que el sudor le chorreaba de su frente,
empapando su sotana. Otras veces, construía muros para encerrar los
campos. Portaba las piedras, arrancaba la maleza y preparaba la tierra
para la siembra. Al medio día, al sonar la campana para la oración, se
retiraba a uno lugar escondido, se arrodillaba sobre el cascajo y extendía
las manos para orar. Después de una pausa, volvía a su trabajo, siempre
en silencio perfecto. A su alrededor no se escuchaba sino el golpe de la
pica chocando contra las piedras, o el eco de las piedras que levantaba del
suelo para la construcción de los muros, y que él mismo amontonaba en la
cantera. El silencio era su amigo íntimo y su compañía. A la tarde juntaba
la maleza, hacía una gran carga con la leña que llevaba a la espalda, y

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regresaba, curvado bajo el peso, al convento, siempre rezando, rosario en
mano. Durante todo el tiempo que viví en el convento, nunca lo vi en el
comedor, pues yo me ausentaba los domingos. Y durante la semana, yo no
entraba al comedor de los monjes. Cuando nevaba o llovía, lo mismo que
los domingos o días festivos, en verano, él no salía de la iglesia sino para
la celda”338.

3-Lo que yo vi con mis propios ojos


“Él comía una sola vez al día, según la Regla de los ermitaños. En la
tarde, a la hora de comer, lo llamaba su compañero. Entonces, él venía,
cruzados los brazos, la cabeza baja, mirando hacia a el suelo, encalada la
capucha hasta los ojos. Se quedaba de pie, hasta que su compañero lo
mandara sentarse. Y él se sentaba, después de orar. Se sentaba en el
suelo, un pie cruzado sobre el otro. Recogía el borde de su sotana debajo
de los pies para esconderlos. Siempre de brazos cruzados, inclinada la
cabeza y la mirada, aguardando que el compañero de dijera:”come”.
Entonces ponía su plato de barro ante sí, hacía la señal de la cruz con
mucha unción y recogimiento, como si estuviera en la iglesia, y comenzaba
a comer, en silencio, tranquilo y decentemente. Nunca pedía más, ni se
quejaba de que estuviera demasiado salada, simple o sin gusto. Vivía el
Evangelio:”comed lo que os pongan”. No miraba a su alrededor ni lo que
su compañero comía. Su comida eran legumbres y cereales, cocinados
con aceite y, alguna vez, con mantequilla. Después de comer, uno de sus
compañeros lo mandaba a lavar los platos. Entonces él se levantaba, de
inmediato, de un solo golpe, rezaba e iba a cumplir la orden. Y, según oí
decir, se tomaba el agua de fregar los platos 339, cosa que yo no vi, pues él
no se mortificaba para que lo vieran, sino que se esforzaba, más bien, de
que fuera en secreto. Era por eso por lo que nosotros, astutamente,
acechábamos su vida y sus milagros. Y si algo caía al suelo del plato de
uno de sus compañeros, o migajas de pan, las recogía, sin que se dieran
cuenta, y se los comía, aunque estuvieran untados de tierra. Si su
compañero se olvidaba llamarlo a comer, no pedía ni reclamaba su
comida, igual que la olla que no reclama que la llenen de los ingredientes,
si han olvidado meterlos. Así era el padre Chárbel. Nunca lo oí, ni oír decir
de él, que prefiriera tal o cual comida, o que le diera asco algún alimento, o
hablar algo de comer”340.

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4-El recibimiento de visitas
“Conocí al padre Chárbel el año de 1897, cuando yo tenía 24 años. En
aquella época, uno iba, cada verano, a visitar amigos y lugares en altas
montañas, por entonces carentes de grandes hoteles, de automóviles y de
carreteras asfaltadas. Para ir allí, uno se servía de caballos o de mulas.
Aquel año, mi amigo Chikri Beik Arqach, regresó de París, después de
graduarse en Derecho. Con él, decidí hacer una excursión a Mayruba,
donde el dignatario Asunción Al Jasen. Nos fuimos por Al Aakura y Al
Laqluq, atravesando la montaña. Estando ya cerca del eremitorio, nos
llegamos hasta allí para ver al ermitaño, que ya era célebre por su virtud y
su santidad, en toda la región. Descendimos a Uwaini, y de allí nos
dirigimos al eremitorio de San Pedro y San Pablo. Paramos para
descansar debajo de un roble, lleno de gente, desde hacía algunos días,
aprovechando su sombra, para obtener la bendición del anacoreta.
Mientras nuestro guía nos preparaba la comida, venía del campo un monje
alto y flaco, portando una hoz y una carga de hierba en las manos. Nos
saludó sin levantar la cabeza. Le pedimos permiso para descansar y
comer. Nos lo permitió, de buena gana y contento. Después, se puso a
servirnos, a ofrecernos agua y uvas, pero sin acompañarnos. Lo invitamos
a comer, pero se excusó con delicadeza y decencia, diciendo: “gracias, yo
ya comí en el convento”. De su conversación con Chikri Beik, me acuerdo
lo siguiente: “Es Dios quien nos ha creado. Es Él quien cuida de nosotros.
Dios es el todopoderoso. Nosotros no tenemos ningún mérito. Que Dios te
acompañe”. Y, cuando le describimos, prolijamente, la belleza de los
paisajes que se extendían ante nuestra vista, de la montaña al mar, el
ermitaño nos respondió: “Es un regalo de Dios al Líbano. Es un regalo del
cielo para glorificar aquí su santo nombre. Todo lo que poseemos, a Él le
pertenece”. No nos aceptó regalos o presentes. El ermitaño escuchó lo
que decía el licenciado Arqach sobre la labor de los ermitaños y la gente
piadosa de Francia, y respondió: “Francia es la hija mayor de la Iglesia”,
En ese momento sonó la campana del convento de San Marón,
anunciando el Ángelus. Le pedí que lo rezara, como él lo acostumbraba,
seguido de las letanías de la Virgen y el culto de veneración a María. Muy
recogidos, y de rodillas, repetimos, tras él, la oración. Él cantó en voz baja,
cubierta la cabeza con su capucha, mirando hacia el suelo, los ojos
cerrados, como si fuera un ángel transportado por el Espíritu al cielo. Al
momento de marcharnos, el ermitaño se puso de pie, con modestia y
delicadeza sin par, irradiando una mirada más allá del espacio, las manos
cruzadas sobre el pecho, y pronunciando las palabras “que Dios os

- 40 -
acompañe”. Me acuerdo que Chikri no paraba de hablar del ermitaño,
diciendo:”Estos piadosos ermitaños, en las cimas de las montañas,
construyen el secreto de la existencia del Líbano con su pureza y
bondad”341.

5-Chárbel actuó con sencillez


“Un día, yo lo acompañé cuando él llevaba sobre sus espaldas arbustos
espinosos para cercar el viñedo. Vio en el suelo un pequeño sobre que
contenía papel de cigarrillos, que llevaba la imagen de un jinete. Unos
pasos después, se devolvió para recogerlo. Cuando llegó al eremitorio,
puso el sobre al lado de otras imágenes, y se arrodilló para orar. Le dije:
“¿Qué es lo que hace usted?” . Me respondió: “Es San Jorge, y oro ante
su imagen”. Yo le contesté, riéndome: “¡Pero si es un sobre con papeles
para cigarrillos!”. Y me lo devolvió para que lo botara” 342

B: Chárbel, el apóstol (Mc.4, 18; Mt.10)


I Introducción
1-Los funerales
“Cuando se dirigían a él para participar en los funerales de los
pueblos”343 vecinos, él participaba en ellos, ya por buena voluntad, ya bajo
orden de ebediencia”344. “Llegado al lugar, se dirigía directamente a la
iglesia, mientras el superior, acompañado de los monjes, pasaba primero
por la casa de los parientes del fallecido, para acompañar el féretro a la
iglesia”345. “Una vez terminado el funeral, él retornaba rápido al eremitorio,
sin comer. Y si le ofrecían dinero, lo llevaba en su puño al superior, sin
mirar cuánto era”346.

2-Las misas
“Si el superior le mandaba celebrar la misa a los arrendatarios
asociados, los domingos y días de fiesta, él obedecía, y regresaba al
convento sin hablar con nadie”347.

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3-Ministerio (Ac.26, 17-18)
“El padre Chárbel no era cura párroco ni misionero. Pero cada vez que
se presentaba la ocasión para el servicio de las almas, él respondía con
gozo. Algunas veces confesaba a los que se lo pedían, de entre los
cohermanos, monjes, sacerdotes y hombres, según me han contado
algunos. Sus consejos eran estimados como útiles y extraordinariamente
santificadores. Cuando lo llamaban para visitar enfermos y afligidos, se
esforzaba, lo mejor posible, para consolar a los padres, y los invitaba a
abandonarse en las manos de Dios”348, “orando por ellos y por los
enfermos”349, “rogando, igualmente, por los bienhechores y los pecadores,
recordándolos a todos en sus misas. No predicaba, pero prodigaba sus
consejos y sus directrices a quienes se lo pedían” 350.

II Relatos y acontecimientos
1-Feliz y contenta
“Un día, el otro ermitaño, el padre Macario, me llamó. Por aquel,
entonces, yo era todavía un simple laico que vivía en Al Uwaini, cerca del
eremitorio. Cuando llegué, vi un hombre de Bqaakafra, el hermano del
padre Chárbel, acompañado de su esposa, que habían venido para visitar
la ermita y para bautizar su niño. El padre Chárbel conversó solamente
tres minutos con su hermano, rehusando, por sistema, hablar con su
cuñada. Pero ella estaba muy contenta, a pesar de que el ermitaño no la
recibiera. Era que toda la familia del padre Chárbel, igual que toda la suya,
era una familia santa y, a su ejemplo, buscaba la santidad. El hijo, del que
yo fui padrino, fue bautizado por el padre Macario, sin la presencia del
padre Chárbel. Después de largo tiempo, su cuñada volvió a visitar el
eremitorio. Al pasar por la ruta de Uwaini, me vio, cuando yo ya era
sacerdote, y me dijo: “Tu ahijado murió. Antes de morir me decía: “Llévame
donde mi tío, el padre Chárbel, para verlo”. Me entristecí, y lloré. Entonces,
ella me dijo:”feliz él que está en el cielo”. Lo dijo sin derramar una
lágrima”351.

2-Rehusó bautizar

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“Una vez, mi madre llevó a mi hermano Pedro para que su tío, el
ermitaño Chárbel, lo bautizara. No quiso recibirla, dirigiéndole algunas
palabras desde el otro lado de la puerta, cerrada, sin que ella lo pudiera
ver. No quiso, tampoco, bautizar al niño. Fue el otro ermitaño quien lo hizo.
Además, no permitió a mi mamá y a su prima hermana entrar en la iglesia
para participar en su misa, sino que tuvieron que seguirla, desde fuera, por
la pequeña mirilla, practicada en la puerta de la iglesia” 352.

3-Bautizadlos (Mt.28, 19)


Yo, el suscrito, padre Chárbel de Bqaakafra, afirmo haber bautizado a
Miguel, hijo de Rafael Rizkalluh Chababi, el 8 de diciembre de 1873” 352
“Pedro, hijo de Challita, recibió el santo bautismo de mis manos, el 7 de
septiembre de 1887. Efectuado por el padre Chárbel, el ermitaño” 354.

4-Sanad los enfermos (Mt.10, 8)


“Una vez, el patriarca Pablo Masaa dio una orden de enviar al padre
Chárbel a Futuh Kesserwan”355, “en Gadress”356, “para orar y bendecir los
hijos enfermos del dignatario, Salem Addahdad. Éste tenía cinco hijos, de
los cuales tres murieron de tuberculosis, y los dos sobrevivientes,
aquejados del mismo mal. Suplicó al superior que le enviara al padre
Chárbel para pasar en su casa cierto tiempo, a fin de orar por sus hijos y
curarlos. Él fue, acompañado del padre José Al Kfuri, el hermano Pedro de
Mechmeche”357”y Abdallah José Aun”358. Se quedaron cerca de un mes en
la casa del susodicho dirigente. Desde su llegada, el padre Chárbel pidió
que sacaran las mujeres de la casa, para ellos quedarse allí. No abandonó
la vivienda del dignatario mencionado sino después de la sanación de los
dos enfemos”359. “Después de su regreso al eremitorio, yo me presenté allí
para preguntarle, expresamente: ¿cómo está?, ¿qué vio por el camino?”. Y
me respondió: “Fui de aquí para allá, y regresé de allá hacia aquí” 360.

5-Convertirse a Dios (Ac.20, 21)


“Un año, con ocasión de la Semana Santa, el padre Elías de
Mechmeche, superior del convento de San Marón, en Annaya, envió al
padre Chárbel a Mazraat Kfarbaal, donde había arrendatarios-asociados
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del convento, para ayudarles a cumplir sus deberes espirituales durante la
Cuaresma, ya que su cura párroco no gozaba de muchos conocimientos
teológicos. Él aceptó, y de muy buen talante, pasando toda una semana en
servicio pastoral, por obediencia”361.

6-Cumplo el ministerio que recibí del Señor (Ac.20, 24)


“Yo sé que él llevaba una vida angelical, cultivando sus deberes
sacerdotales, a los que se dedicaba con una extrema exactitud. No
hablaba con ninguno de los monjes, a menos que le dirigiera la palabra.
Entonces, respondía. No recuerdo haberlo visto abrir una conversación.
Pasaba su tiempo entre la iglesia y el trabajo del campo. En caso de que
tuviera que ausentarse de éste, pedía el permiso, a no importa cual
hermano o trabajador. Nunca pedía salir del convento para algún trabajo
ministerial o para otra clase cualquiera de trabajo. Una vez, celebró la misa
en Kfar Baal. Alguien le dio dinero, que él dejó en su mano. Una vez en el
convento, se la dio al superior, diciéndole: “tenga este dinero que me
han dado”362.

7-Nos pedía que le copiáramos libros


“El padre Chárbel nos pedía, a mí y a mi hermano Miguel, más tarde
monje, que fuéramos los domingos para copiarle los libros de San Antonio
y San Cipriano, para regalarlos, a los que le pidieran, para ponerlos en sus
casas, y como una bendición para sus gusanos de seda. Yo tenía, en ése,
entonces, como unos diez y ocho años,y continué frecuentándolo durante
cuatro años363.

8-Se precipitaban sobre él (Mc.3, 9-10)


“Cuando llegaba a alguna aldea para participar en los funerales, él se
iba derecho a la iglesia, donde se quedaba hasta que todo el mundo
hubiere salido. Después, volvía enseguida al convento. ¿Habrá que hablar
de la solicitud de las gentes a su alrededor y su estima por él? Desde que
lo sentía llegar, se precipitaban sobre él para que les bendijera el agua” 364.

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9-Mi alimento, vosotros lo desconocéis (Jn.4, 32)
“Una vez, acompañó a los monjes para participar en unos funerales en
la aldea de Mechmeche. Después del entierro, los padres del difunto
invitaron a los sacerdotes a almorzar, menos al padre Chárbel porque ellos
sabían cómo era de reacio, y, más bien, él prefería dar la media vuelta
hacia el convento”365.

10-Banquete del amor


“Una vez, el padre Chárbel recibió orden del superior de ir a celebrar la
misa a los habitantes de Kfar-Baal. Mi abuelo le pidió que celebrara la misa
por sus difuntos. El padre Chárbel aceptó. Después de la misa, mi abuelo
le dio cierta cantidad de dinero, envuelto en un pañuelo. Cuando el padre
Chárbel se dio cuenta que contenía dinero, lo rechazó, y le dijo: “déselo
usted, personalmente, al superior”366.

11-Joven, levántate (Lc.7, 14)


“Mi padre estaba aquejado de tifoidea, recibiendo tratamiento de
personas peritas en medicina. Se agravó, de tal manera, que perdieron
toda esperanza de sanación, y suspendieron el tratamiento” 367. “Perdió el
conocimiento, y entró en agonía”368. “Sus hermanos y parientes recurrieron
al superior del convento”369, “el padre Elías de Mechmeche”370, “a fin de
que enviara al padre Chárbel para que orara por él. El superior satisfizo su
solicitud, y el padre Chárbel vino a nuestra casa” 371, en la noche”372.
Hombres y mujeres llenaban la casa. Cuando las mujeres supieron de su
llegada, salieron de la casa, menos la mamá que se cubrió con una
sábana. Apenas entró, llamó tres veces a mi padre, por su nombre,
diciendo: “Ricardo”. Mi padre abrió los ojos. El padre Chárbel añadió:”No
temas”. Él amaba a mi padre, pues le ayudaba la misa, cuando había
necesidad. Oró, bendijo el agua con que asperjó a mi padre, y le dio de
beber. Al salir, dijo: “No hay nada que temer”. En efecto, mi padre
recobró el conocimiento, comió y bebió. Poco después, se recuperó del
todo, y se levantó de la cama”373.

12-Dadle de comer (Mc.5, 43)

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“Una vez, mi tío, el médico Nayib Beik Al Juri, atacado de tifoidea, se
moría. Mi abuelo, que también era médico, creyó que la situación de mi tío
era desesperada e incurable. Mi abuelo, entonces, envió a alguien por el
padre Chárbel para rogarle que viniera a bendecirlo, con la esperanza de
que sanara. El padre Chárbel respondió al mensajero que iría por la
noche. El mensajero le explicó que el enfermo estaba en un punto tan
grave, que no se podría tardar. Respondió: “Vamos inmediatamente,
pero no quiero que nadie me vea”374. “El no quería llamar a atención de
las gentes, por humildad”375. “Cuando llegó, la fiebre estaba ya tan alta que
había perdido el conocimiento. Después de que el padre Chárbel oró, tomó
un pañuelo, lo empapó de agua, y le frotó la frente. Al momento, abrió los
ojos”376, después de días de haber perdido el conocimiento, y pronunció
dos palabras: “padre Chárbel”377. Su madre le dijo: “Bésale la mano” 378. El
padre Chárbel se dirigió a todos los presentes, diciendo: “Dad gloria a
Dios. El enfermo se ha curado”379. “Dadle de comer”. Titubearon,
puesto que el niño estaba atacado de tifoidea, y las gentes creían que la
comida podría causarle la muerte al enfermo. Pero el padre Chárbel
insistió para que le dieran de comer. Después se regresó. Entonces le
dieron el almuerzo. Comió, y se recuperó, poco después. Su padre, que es
mi abuelo, volvió a la casa, y le contaron lo que el Padre Chárbel había
hecho. Él respondió: “Ya no hay posibilidad. Si le dieron de comer, ya no
hay esperanzas”. Pero el niño se curó, creció, y se hizo médico. Vivió
hasta los 85 años. Trató muchas veces al padre Chárbel en su vida” 380.

13-Talita, levántate (Mc.5, 41)


“Otra vez, el padre Chárbel fue llamado para bendecir a Jorge Gabriel,
de mi aldea, Ehmej, atacado de una grave enfermedad. Por orden del
superior, pasó una noche en su casa, en oración. Dios lo sanó, gracias a
las oraciones del padre Chárbel”381.

14-Ruega por ellos (Mc.6, 5)


“Me acuerdo que, una vez, las langostas invadieron la región. Entre
otras, Ehmej. Los cuidanderos del campo se amontonaron en el convento
para pedirle al superior que enviara al padre Chárbel para que rogara
sobre las langostas a fin de alejarlas. Él bendijo agua, asperjó las
langostas, y se fueron. Al mismo tiempo, había en el pueblo enfermos en

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una casa, atacados de fiebre tífica. Le pidieron al padre Chárbel que
viniera a bendecirlos. Respondió que no podía hacerlo sin la autorización
del cuidandero a quien el superior le había confiado. El guardián
respondió:”¿Cómo puedo yo ordenarle eso, puesto que usted es monje?”.
El padre Chárbel le dijo: “El superior me ha confiado a ti. Yo te
obedezco. Yo voy a donde tú me mandes”. Entonces el guardián le
mandó ir con él para orar por los enfermos”382.

15-Lázaro ha muerto (Jn.11, 14)


“Una vez, mi abuelo paterno, Pedro Sebastián Al Juri, que hacía el
oficio de médico, según el tratamiento popular, sin autorización, fue
llamado a Amchit para reconocer a un enfermo, hijo único en la familia de
una de las autoridades de ese pueblo, de nombre Gabriel Salomón Abbas.
Mi abuelo pasó allí, cuatro o cinco días, esforzándose en sanar al
enfermo, usando todos los medios. Cuando ya no tenía esperanzas de
curación, envió un mensajero a su hijo, que es mi padre, para decirle: “ve
al eremitorio de San Pedro y San Pablo, y pide al ermitaño, el padre
Chárbel, que te acompañe a Amchit para rezar por el enfermo”. Mi padre
fue inmediatamente, y llegó después del medio día. Le explicó al padre
Chárbel la misión que le habían encomendado. Al principio vaciló. Después
aceptó, con la condición de obtener el permiso del superior, el padre Elías
de Mechmeche. Dada la autorización, el padre Chárbel tomó su lámpara
para iluminar el camino, pues él no salía del eremitorio sino cuando caía la
noche, para no ver ni ser visto por nadie. Fue su costumbre durante toda la
vida de ermitaño. Prefirió marchar a pie, diciéndoles a su compañero, el
padre Elías de Mahrrin, y al arriero: “Tengo miedo de caer si monto a
lomo de asno, pues no tengo práctica”. Después de caminar largo
trecho, dijo: “Cumplamos la orden de obediencia”. Llegados a un lugar,
situado encima de Mahrrin, el padre Chárbel se paró estupefacto. Mi padre
le preguntó: “¿Qué le pasa?. Démonos prisa”. Él respondió a mi padre, que
le llevaba no menos de 20 metros de distancia, montado a lomo de
caballo: “¡Escucha, escucha!. Dicen que murió”. Entonces mi padre
paró su caballo y le dijo: “¿Con quién está hablando, padre Chárbel?”. El
padre repitió: “Dicen que ha muerto”. Mi padre le replicó: “¿Por qué dice
eso?. ¿Con quién habla usted?”. En ese momento él se dirigió a mi padre,
diciéndole: “Reza el Ángelus. Oremos por el hombre, pues ya murió”.
Después se arrodilló y comenzó a orar. Entonces mi padre, conturbado,
hizo la señal de cruz, se apeó del caballo y se acercó al padre Chárbel,

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con gran unción. Y, sacudido por una emoción sin par, le rogó,
repetidamente, que siguieran el camino, después de haberse fijado en la
hora en que él le dijo las anteriores palabras. El padre Marón le dijo al
padre Chárbel: “Continuemos nuestra marcha, por obediencia al superior”.
Después de vacilar un poco, el padre Chárbel aceptó, cuando mi padre le
hizo comprender las dificultades que podrían encontrar si se devolvieran, a
hora tan tarde de la noche. Entonces continuaron caminando, a pasos
lentos e indecisos, como reza el proverbio popular libanés: “Un paso
adelante y otro atrás”. Pero él repetía: “Es inútil ir allí. No hay necesidad
de continuar el camino, pues la misión por la que el superior nos dio
la orden de llevar a cabo, ha terminado, ya que el enfermo ha
muerto”. Pero, en vista de que mi abuelo había pedido, insistentemente,
la presencia del padre Chárbel, por una parte, y, por la otra, la incredulidad
de mi padre concerniente al deceso del enfermo, insistió en que el
ermitaño continuara la marcha. Y, he aquí que, llegados a unos 500 metros
de la casa del enfermo, se escuchaban los gritos y los llantos. De verdad,
el enfermo había muerto. En ese momento, mi padre comenzó a
preguntarle al padre Chárbel cómo había sabido la muerte del enfermo, si
ellos estaban a una hora y media de distancia 384 de Amchit, desde donde
no se podía escuchar nada ni ver el pueblo. Pero el padre Chárbel nada
respondió. Seguía orando. Llegados a la casa, mi padre se enteró que la
hora del deceso coincidía con el momento en que el padre Chárbel se paró
en el camino y dijo: “Dicen que ya murió”. Entonces mi padre les contó lo
que había pasado por el camino. Se asombraron y se lamentaron de no
haber llamado más temprano al ermitaño. Esta noticia se desparramó por
todo Amchit y sus alrededores. Mi padre contó esta historia una veintena
de veces, delante de mí y delante de otros, entre los cuales había
sacerdotes y autoridades. A raíz de estos acontecimientos, los habitantes
de Huyula, de Bachtilda y de Almat, todos musulmanes chiítas, venían
donde el padre Chárbel para que los bendijera; y le traían sus enfermos,
pidiendo para ellos la salud. En cuanto al padre Chárbel, jamás oí decir de
él, a nadie, que él hablara de estos sucesos y de otros que se cumplieron
por su intercesión. Eran cosas que las gentes se transmitían” 385.

16-Murió el enfermo
“José, hijo de Elías Antonio, de la aldea de Mechmeche, fue atacado de
una grave enfermedad. Los padres del enfermo pidieron al superior que
les enviara al padre Chárbel para orar por él. Fue, por obediencia.

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Habiendo llegado a la mitad del camino, se paró, estupefacto y en silencio,
como unos cinco minutos. Después dijo al mensajero: “Me devuelvo al
monasterio386.¿Para qué ir a Mechmeche, si el enfermo acaba de dar
el último suspiro?”387. Pues, bien, el enfermo había fallecido a la misma
hora en que el padre Chárbel se regresó del camino” 388.

17-Corrieron los chiítas (Jn.4, 39-42)


“Me acuerdo que, una vez, las langostas invadieron las propiedades de
la aldea de Turzaya, repartida en dos barrios: en uno, vivían los cristianos
y, en el otro, los musulmanes chiítas. Los cristianos y los colonos-
asociados del convento vinieron donde el padre Chárbel, a decirle: “Le
rogamos, nos ayude”. Él los mandó donde el superior, quien dio la orden
de acompañar a los habitantes. Entonces bendijo el agua y la roció,
ayudado de otro monje. Las langostas huyeron, entonces, y se refugiaron
en las propiedades de los musulmanes chiítas que corrieron donde el
padre Chárbel, rogándole alejara las langostas de sus campos. Él continuó
rociando sus propiedades con el agua bendita. Las langostas abandonaron
toda la zona que fue asperjada con el agua bendita” 389.

18-No hay más que el padre Chárbel, capaz de atajar esta calamidad
“Uno de mis parientes, en Ehmej, Sassine Al Juri, me contó que
miríadas de langostas invadieron la región, en el tiempo en que el padre
Chárbel estaba en el eremitorio, y devastaron, al mismo tiempo, árboles y
sembrados de Almat, aldea cercana a Ehmej. Todo el mundo repetía: “No
hay más que el padre Chárbel, capaz de atajar esta calamidad”. Gabriel
Sassine se apresuró a ir donde él. Bien, bendijo el agua, salió del
eremitorio y roció agua en dirección de Ehmej. Al regresar Gabriel a
Ehmej, encontró que las langostas habían tomado otra dirección. Sus
plantaciones fueron asperjadas”390. Me acuerdo, también que, una vez, las
langostas invadieron la región, entre otros lugares, Ehmej. Sus vigilantes
pidieron al superior que autorizara al padre Chárbel para que los
acompañara, a fin de espantar las langostas. Bendijo el agua, asperjó los
lugares, y las langostas se alejaron de sus tierras” 391.

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C: Trabajo y oración
I-Introducción
“El novicio debe ser silencioso, calmado y dinámico en su trabajo. No
se escoge el trabajo fácil ni las cosas buenas, para dejar las malas a los
demás. Debe escoger para él lo peor, y dejar los buenos a los demás. Esto
debe hacerse con humildad, aceptando los ministerios y trabajos más
bajos del convento, para librarse de su amor propio, sin lo cual no
hubiera existido el infierno”392. Es por eso por lo que Chárbel no tenía
otro ministerio en el convento, más que la misa, la oración y el trabajo en
el campo. Se dedicaba, en especial, a amontonar las piedras para la
construcción de muros de sostén en las parcelas donde preparar los
cultivos”393. Antes de entrar a su eremitorio, ayudaba al pastor de cabras a
cuidar el rebaño, llevar a pastar las cabras y a ocuparse de ellas” 394. No
conocía la ociosidad. Andaba siempre activo en sus oraciones y actos de
piedad. Silencioso, no hablaba nada” 395, “detestaba el descanso, le huía al
sueño, y su pasión era la mortificación y el trabajo” 396. Toda su vida
monástica, unos 50 años, se resume en oración, trabajo y silencio” 397.
Trabajaba con los hermanos y los obreros en el campo y en los viñedos.
Era virtuoso y respetuoso, asiduo en el trabajo hasta que sonara la
campana para la oración. Entonces pedía permiso al hermano responsable
del trabajo, o bien, a un simple trabajador, en ausencia del hermano,
esperando que le permitiera ir a la iglesia para el oficio divino” 398. “Se
arrodillaba en el suelo durante el rezo de las oraciones” 399.
“Trabajaba arduamente y con amor, sin reposo y sin mirar a su
alrededor. Perseveraba en su trabajo hasta que su compañero lo invitaba a
parar. Sus manos eran un solo callo, a fuerza de trabajo” 400. Y cuando
deseaba una bocanada de aire, se iba a recoger el cascajo en el
viñedo401.Yo no le veía sino trabajando en el viñedo del eremitorio o en el
campo”402, “como si estuviera condenado a trabajos forzados” 403, “como
una máquina que nunca para. En ello ponía toda el alma. Si paraba, era
para hacer la señal de la cruz, para volver, después, con renovadas
fuerzas, rezando sin interrupción, mientras trabajaba” 404. “Cuando un
obrero del convento le pedía desplazar la máquina del arado a otra parte,
inmediatamente él la cargaba” 405. “No se excusaba para ir al trabajo, así
hiciera frío o calor. Y cuando lo mandaban transportar una carga de
arbustos espinosos u otros objetos, se alzaba todo lo que podía, y aún
más, sin decir que está pesado o liviano”406.

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II Relatos y acontecimientos
1-¿Cómo pasaba el día?
“Celebraba su misa temprano, en la mañana, y se dirigía, sin tardar, al
trabajo, una vez recibida la orden del superior o del responsable del
trabajo. Se iba a un campo cercano o lejano o, bien, al viñedo, sin hablar
con nadie en el camino, y sin mirar para ningún lado. Si alguien lo
saludaba, diciendo: “gloria a Dios” (como era la costumbre), él respondía:
“que Dios te bendiga”. Una vez llegado al lugar del trabajo, cogía su pica
y comenzaba la tarea con entusiasmo y amor, como si fuera un trabajador
bien pagado que buscaba aumentar su salario. No importaba si el
responsable del trabajo fuera sacerdote, hermano o trabajador. Todos
representaban para él la autoridad establecida por Dios. Si los otros se
sentaban para descansar, tomar agua fresca y distraerse cambiando
palabras, él se apartaba, sin hablar o beber, atento sólo a la reanudación
de su trabajo, con dedicación. Si no lo obligaban a descansar, no lo hacía.
Los monjes y los obreros lo veneraban, respetaban sus virtudes y evitaban
palabras ociosas delante de él. Si el responsable del trabajo se quedaba
en el campo hasta más tarde, el padre Chárbel seguía, a su lado,
continuando su tarea con el mismo entusiasmo del principio, y aún
aumentaba su esfuerzo a lo largo del trabajo, sin advertirle al responsable
que ya era tarde. Como ya dije, nunca ponía objeción a nada. Si el
responsable tardaba en llamar al padre Chárbel y a los otros monjes a
comer, él no se preocupaba ni decía jamás que tenía hambre o que estaba
cansado. Esos términos no le pasaban por la cabeza. Si hacía calor
durante la siega, o frío en el invierno, jamás se quitaba la capucha. No le
interesaban las conversaciones profanas y las cosas a propósito de la
actualidad, ni se preocupaba por lo que sucediera en el país o en la Orden,
ni lo que se refiriera a la administración. Su sólo interés se concentraba en
su deber por cumplir la obediencia. Lo demás lo dejaba al cuidado de la
Providencia divina. Por eso digo que se diferenciaba de los otros monjes.
Como él evitaba el trato con mujeres y lo relacionado con el mundo, los
demás, sabedores de su temperamento, no lo abordaban, apartándose de
él, por respeto a sus virtudes”407.

2-Corría a la iglesia para orar (Mt.14, 23)

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“El padre Elías de Mechmeche me llamó, de eso hace ya como 40 o 50
años408, para que le construyera un horno para el convento de San Marón,
en Annaya. Le pedí obreros que me ayudaran en la construcción. Entre
otros, estaba el padre Chárbel. Trabajó conmigo seis días, durante los
cuales fue un ejemplo de perfección. Desde que comenzó el trabajo, me
dijo: “¿Qué quiere usted, maestro?”. Y yo le respondí: “Piedras y
pedazos de ladrillos”. Me los traía con entusiasmo y energía, levantando
sobre su pecho las piedras pesadas para ponerlas sobre el andamio. Y las
pequeñas, afiladas, en brazadas sobre la mano, de tal suerte que la
sangre le corría debajo de las uñas. Yo le decía: “¡No, no, maestro, tenga
cuidado, no se fatigue de esa manera, vaya con calma!”. No respondía y
continuaba con su pesado trabajo. Así pasó conmigo una semana,
trabajando a ese ritmo, sin pronunciar una sola palabra y sin hacer ninguna
pregunta, sino: “¿Qué quiere usted?”. Me daba lástima de él. Entonces
yo hacía lo posible por aligerarle el trabajo. Y mientras nosotros
descansábamos para fumar un cigarrillo, él corría a la iglesia para orar” 409.

3-Derecho a la iglesia
“Como el pan se hacía en el convento, en la noche, por turno, el padre
Chárbel, también, como el resto de los hermanos, venía al convento, a la
tarde, y se dirigía, directamente, a la iglesia para permanecer allí hasta
media noche, esperando que la masa fermentara. Entonces lo llamaba el
hermano despensero para que ayudara a los demás cohermanos, hasta
que hubieren terminado la elaboración del pan. Entonces, él volvía al
eremitorio para celebrar la misa”410.
4-No perdía la menor oportunidad
“Antes de entrar en el eremitorio, él trabajaba con los monjes en el
campo. Cuando venía al convento para llevar el almuerzo a los
trabajadores, dejaba los recipientes en la cocina, y se iba a la iglesia para
vacar allí, delante del Santísimo Sacramento, aprovechando la menor
ocasión, antes de ir al trabajo”411.

5-Callado, por más que lo hicieran trabajar (Mt.5, 11-12,41)


“La mayoría de los monjes responsables del convento era de
Mechmeche. Sólo el padre Chárbel era de la región de Yebb (norte). Por
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más que le dieran trabajo, permanecía en silencio, y a nadie decía “no”, ni
se quejaba. Ninguno le tenía lástima. El despensero 412, el hermano
Francisco, hermano del superior, le hacía trabajar duramente, y siempre
regañándolo. El padre Chárbel le obedecía, igual que si fuese el superior,
aunque sólo era un hermano lego, y él (Chárbel) era sacerdote. Cuando
volvía del campo, agotado, con una carga pesada de leña, curvadas las
espaldas, el hermano Francisco lo mandaba a traer agua o hacer otro
trabajo cualquiera. Una vez, le ordenó regar las plantas de tabaco con un
balde. De tal manera transportó baldados de agua, todo el día, que se le
pelaron las manos”413.

6-Las piedras rozan su piel


“Un día, en el campo, yo le cargaba piedras directamente sobre la
espalda, sin que él se protegiera con algún costal o un paño grueso.
Continuó así hasta que se le rompieron la sotana y la camiseta, y las
piedras rozaban su piel. A mí me daba lástima porque él era sacerdote. Se
presentó ante el superior y le dijo con humildad y en voz baja: “Mire,
padre, mi sotana”. Y el superior mandó que le dieran otra sotana” 414.

7-Trabajaba con gozo y paciencia


“Yo lo vi portar una carga de leña y piedras en un canasto sobre la
espalda. Trabajaba con la pica en el viñedo hasta la tarde, sin descansar ni
abandonar el trabajo, hasta que su compañero lo llamaba a comer o para
hacer otro trabajo. Si su ayudante le mandaba llevar una carga superior a
sus fuerzas, él no protestaba. Si le encargaban un duro trabajo, lo hacía
con gozo y paciencia, sin renegar y sin enojo. No lo eludía. Trabajaba
escondida la cabeza en la capucha que se calaba hasta los ojos. No se la
quitaba ni siquiera para secarse el sudor”415.

8-¿Qué desea usted que yo trabaje?


“Era un monje de trabajo, de oración y silencio” 416. Ninguno escuchaba
su voz. Nosotros, los colonos-asociados que trabajábamos con los monjes
en el campo, no recordamos haberle escuchado pronunciar una palabra,
fuera de: “¿qué desea usted que yo trabaje?”, cosa que decía al

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comienzo, de brazos cruzados, delante del responsable del trabajo, la
cabeza inclinada y los ojos bajos”417. “Cuando era el momento de la
oración, se arrodillaba en el mismo lugar donde se encontraba. No cedió,
en toda su vida, a la distracción y al descanso!418.

9-Hace el signo de la cruz


“El don de sí consiste en hacer el signo de la cruz, cada vez que
comiences un trabajo. Luego, ofrece este trabajo a Dios, diciendo: “Señor
mío y Dios mío, te ofrezco mi corazón y mi alma, como también este
trabajo. Dame, Dios mío, la fuerza de llevarlo a cabo, según tu voluntad, y
que sea una ofrenda para dar gloria a tu divinidad” 419. Por eso, cuando iba
con nosotros, los novicios, para trabajar en el campo, lo hacía como si
fuera uno de nosotros, haciendo, de cuando en cuando, el signo de la cruz,
conservando, profundamente, el silencio. No me hablaba ni una palabra, ni
a mí ni a ninguno. Cuando uno le preguntaba, a propósito de cualquier
cosa, respondía, “sí o no”, o bien, brevemente, como era su costumbre. Se
cansaba mucho en el trabajo del campo, sin importarle el descanso de su
cuerpo”429.

D: La pobreza de Chárbel (Mc.10, 21)


I.Introducción
1-Pobreza material
“¿Por qué el hombre se afana tanto tras el oro? ¿Para valorarse? ¡Pero
si el hombre es mucho más valioso que el oro: es hijo de Dios y su valor
reside dentro de sí mismo!”421. Por eso él observaba escrupulosamente la
virtud de la pobreza”422. “El monje no debe poseer nada” 423. “Su mano
jamás tomó, con agrado, una moneda, plata u oro. Utilizaba las cosas más
despreciables, no permitiendo que las desecharan o arrojaran, cualquier
cosa que fuera, para observar el voto de pobreza, en el comer” 424, “en el
beber y en su vestido, gastado y viejo. Todo lo enviaba a los
reponsables”425. Cuidaba celosamente las pertenencias del convento” 426,
“sin botar nada, por minúsculas que parecieran las cosas” 427, “aunque fuera
un tallo de legumbre. Si veía una uva bajo la vid, o un pedazo de pan en el
camino, los recogía y los llevaba a la cocina. La Orden no hizo gasto

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alguno para comprarle un hábito nuevo, porque él lo pidiera. Sus hábitos
eran siempre usados, no poniéndose más que lo que sus hermanos ya no
utilizaran”428. Era pobre como un mendigo. Y aún, un pobre no aceptaría su
comida, su cama y sus vestidos”429. Las riquezas del mundo las
consideraba como polvo que pisan las gentes” 430.

2-Pobreza interior
“Vivía la pobreza externa”431, “superando en eso aún a las personas
más pobres. Efectivamente, su apariencia era de una pobreza sin igual.
Pero su verdadera pobreza residía en su apariencia de tonto perezoso, a
pesar de su riqueza en dones divinos y sus excelsas virtudes” 432. Estaba
desapegado a su familia, a la que jamás hizo una visita, en toda su vida, ni
habló ni pidió noticias de ella. Cuando su hermano lo visitaba, una o dos
veces al año, lo recibía por poco rato, y eso, con el permiso de su
compañero. Había renunciado a su voluntad, no sólo en lo concerniente a
lo que mandaba la Regla, sino en todas las cosas. Así estaba él despojado
de su propia voluntad. Aunque gozaba de inteligencia, no mostraba su
sabiduría, ni en palabras ni en escritos. Nunca pronunció uno de esto
términos: “Esto es mío, eso es nuestro o del convento”. Yo comparo al
padre Chárbel con un fantasma humano que lo empuja a la iglesia, al
trabajo, a comer o a cualquier otro quehacer del convento; fantasma que
no deja rastro alguno. Mientras trabajaba, con todas sus fuerzas, no
importaba qué clase de trabajo, o mientras oraba elevándose con
fervoroso ardor, en la iglesia, interrumpía todo eso cuando su compañero
se lo pedía para cumplir con el nuevo trabajo que le pidieran, como una
sombra que camina al lado de su dueño. Era ermitaño, pero su voluntad y
su entendimiento estaban al arbitrio de su compañero. Era la indigencia
absoluta”433. “Su sola riqueza era el amor a Dios” 434. Fuera de esto, “no
había huella alguna que demostrara que vivía en este mundo” 435.

3-La observancia del tiempo


“No se mantenía ocioso. Cada vez que podía, oraba por los
necesitados y sus difuntos. Evitaba el ocio para no caer en la trampa del
demonio”436. “De ahí, su atención al tiempo, sin perder ninguna ocasión, la
más pequeña que fuera, para hacer algún trabajo que beneficiara la
Orden”437, y obtener méritos para la vida eterna, teniendo, por cierto, que

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el trabajo se nos ha dado para santificarnos” 438. Cuando no tenía un trabajo
que cumplir, se entregaba a la oración y la meditación” 439, libre el corazón
de toda atadura a las cosas del mundo”440.

II. Relatos y acontecimientos


1-Tome eso
Cuando participaba en los funerales, y le daban dinero, se lo traía al
superior, a su regreso al convento, diciéndole, textualmente: “Tome eso”.
Lo que llevaba era, o bien, una libra otomana, o dos piastras otomanas. A
los demás sacerdotes solían darles tres piastras otomanas. En tanto que al
padre Chárbel le daban una libra. De todas formas, él no sabía distinguir
las monedas. Si no encontraba al superior en su cuarto, lo ponía en una
canasta de mimbre que el superior tenía debajo de la cama. Una vez,
Gabriel Lahud, de Amchit, estaba en el convento de Annaya. Encontró en
el corredor al padre Chárbel, y le pidió que celebrara una misa a su
intención, y le dio una libra otomana. Él la tomó. Esperó que el hombre se
alejara del cuarto del superior. Entonces entró él y le dijo que Gabriel le
había pedido una misa. Y añadió: “Tome esto”. El superior le replicó:
“Celebre la misa y quédese con el dinero”. El padre Chárbel le dijo: “En
cuanto a la misa, ya está anotada en el cuaderno del convento; pero
esto yo no lo dejo conmigo. Tómelo”. Y el superior cogió la libra”441.

2-Quíteme ese diablo de encima


“El padre Chárbel acompañó a los monjes del convento para
corresponder a la invitación a un funeral. Cada uno de ellos recibió tres
piastras otomanas. De regreso, el padre Chárbel quiso darle las piastras al
superior. Éste le dijo: “Guárdelas con usted. Puede ser que necesite
comprar un pañuelo u otra cosa”. Obedeció la orden del superior. Pero, por
la noche, no sufriéndolas más consigo, se las volvió a llevar, diciéndole:
“Tómelas, que yo no quiero dejar este demonio conmigo” 442.
“Un hombre le pidió que le celebrara una misa, y le dio una piastra
otomana. Como de costumbre, se la llevó al padre superior, el padre
Roque de Mechmeche443, quien le dijo: “Tómela para usted”: Por
obediencia, él la llevó al eremitorio, poniéndola sobre una tabla, en su

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celda, y se olvidó de ella. Después de algún tiempo, la vio, por azar. La
devolvió al superior, diciéndole: “Padre, tome este maldito demonio,
lejos de mí”444.

3-Déselo al padre Macario


“Voy a contar un episodio que sucedió conmigo, en julio de 1898,
cuando yo estaba en el convento de San Antonio de Kozhaya, donde
residía el padre Antonio Alwan, que acababa de pronunciar sus votos” 445.
“Apenas salí del convento, me acuerdo que hablé de las virtudes del padre
Chárbel con un pariente mío. Mi pariente quiso enviarle dinero para que
celebrara una misa a intención del hermano 446 Antonio Alwan. Me dio una
libra otomana para que se la mandara. Yo, a mi vez, confié ese recado al
padre José Al Hasruni, rogándole que le diera la libra, personalmente, al
padre Chárbel, para una misa a intención del hermano, arriba
447
mencionado” . El padre José Al Hasruni contó que, cuando fue al
eremitorio, encontró al padre Chárbel, y le dijo: “Tenga la bondad de recibir
este dinero para que celebre una misa por la intención del hermano
Antonio de Aito. Él me respondió: “Désela al padre Macario”. Le repliqué:
“El interesado me pidió que se la diera a usted, en su propia mano” 448, por
lo que no se la puedo dar a otro”. Entonces alargó la mano, cerrando los
ojos, y mirando al suelo. Puse el dinero en la palma de su mano. Hecho
esto, se fue donde el padre Macario, lo llamó con una voz como si
estuviera en la iglesia, diciéndole: “¡Padre Macario, padre Macario!,
tenga este dinero”, tendiéndole la mano lejos de él, como si llevara un
escorpión, y se lo entregó, sin mirar y sin saber su cantidad” 449.
“Si alguno de los visitantes deseaba darle dinero para el eremitorio, a
fin de pagar una promesa, tranquilamente respondía, sin mirar ni el dinero
ni su cantidad: “Vaya donde el padre Macario”450. “Y, he aquí un ejemplo,
entre muchos otros: “Un día, vino un visitante para darle cierto dinero para
una misa a su intención. Le dijo: “Rece por mí. Aquí tiene este dinero que
le doy, para usted, personalmente. No es para el eremitorio”. L respondió:
“Póngalo en el altar con su promesa, pues yo no tengo necesidad de
él”. Como el hombre insistía, después de mucha brega, él lo tomó en su
mano, y la cerró. Luego fue, directamente, a llevarle el dinero, sin mirarlo,
a su compañero, el padre Macario”451.

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4-Al amanecer
“Una vez, vino hacia mí, al amanecer. Yo era, por entonces, el superior.
Y me contó que unos visitantes que habían pasado por el eremitorio, le
había dado cuatro piastras otomanas, diciéndole: “Cómprese con esto lo
que necesite para usted, personalmente”, y me contó cómo había pasado
toda la noche, víctima de una tentación por el enemigo del bien, para que
guardara consigo el dinero. Pero que, por la gracia de Dios, él había
vencido. Yo le dije: “¿Necesita usted algo?”. Me respondió: “Si gusta,
facilíteme algunos pañuelos para enjugarme el sudor, y que me sirvan
como toallas”. Le di cuatro pañuelos negros”452.

5-No quiero ver el dinero (Mc.10,23-25)


“Rosa Juana Antonio Zaarur, la esposa de mi tío Challita, sobrina del
padre Chárbel, y tía de mi mamá, me contó que su mamá tenía un cubilete
de plata, de ésos que las mujeres se ponían en la cabeza, como adorno.
Después de que murió su hija, Rosa, lo vendió por 300 piastras,
equivalentes a dos monedas otomanas de oro. Ella llevó ese dinero a su
tío, el padre Chárbel, pidiéndole, a cambio, que celebrara misas por el
descanso del alma de su madre, que era, al mismo tiempo, cuñada del
ermitaño. Él no quiso recibir el dinero, hablando a su sobrina desde el
interior de su celda y sin verle la cara, diciéndole: “Dele ese dinero al
padre Superior”. Ella le replicó: “Yo quisiera dárselo a usted, para que
usted mismo celebrara las misas”. Él contestó: “Las misas las anoto en
mi cuaderno, pero no cojo el dinero. Vaya, déselo al superior, sin que
yo lo vea”. Ella obedeció”453.
6-Voy a celebrar las misas
“Mi mamá fue al eremitorio, después de la muerte de su padre, Juan,
hermano del padre Chárbel. Le pidió que celebrara unas misas por el
descanso del alma e su padre. Él le respondió: “Las misas, yo las voy a
celebrar; pero el dinero, déselo al superior”. Ella hizo como él le había
mandado”454.

7-Morí para el mundo, el día que me retiré de él (Mt.6, 24)

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“Nuestra segunda visita fue a causa de la muerte de mi abuelo, Juan
Antonio Zaarur Majluf, hermano del ermitaño, el padre Chárbel. Su deceso
ocurrió el 25 de enero de 1897455. El difunto no tuvo hijos varones. Así que
su hija no podía heredar sino la mitad de su padre. Entonces los familiares
de su padre intervinieron, pretendiendo que la otra mitad les tocaría a
ellos, ya que el hermano del difunto era monje y ermitaño, no teniendo
derecho a herencia, según la Regla de la Orden. Pero mi madre les
respondió: “Mi tío, el padre Chárbel, me legará”. Y se fue directo al
eremitorio para ponerlo al tanto de la muerte de su padre y pedirle que le
escribiera un testamento, cediéndole, voluntariamente, su parte de la
herencia de su hermano. Yo la acompañé al convento de San Marón, en
Annaya, un día de primavera. Llegados al eremitorio, no pudimos
entrevistarnos con él, cara a cara, sino que nosotros nos quedamos, de
pie, al lado de la puerta de la iglesia, y él se quedó dentro. Le preguntó qué
quería de él. Ella le avisó la muerte de su hermano y le pidió un testamento
escrito de sucesión voluntaria, explicándole que los familiares de su padre
reclamaban la mitad de la herencia. Yo oí que le contestó: “Sobrina, mi
hermano murió hace apenas unos meses, mientras que yo morí para
el mundo el día que tomé el hábito y pronuncié mis votos solemnes,
en el convento de San Marón, en Annaya, hace 44 años. El que ha
muerto, ni hereda ni puede legar. Por lo tanto, tu solicitud no cae bajo
mi competencia. Yo no puedo hacer cesión de algo que no poseo”.
Así que nos regresamos con las manos vacías” 456. “Estas expresiones
llegaron a ser, más tarde, un lema que las gentes se transmitían para
indicar el despojo del padre Chárbel, su justicia y su verdadero espíritu
monástico”457. Su sobrina, queriendo poner fin a la igualdad de derechos
que pretendían sus familiares, y asegurarse para ella toda la herencia,
insistió en que él escribiera la cesión voluntaria a su favor. El padre
Chárbel tomó un pedacito de papel, sobre el que escribió algo, y se lo
entregó. Cuando llegó a Bqaakafra, abrió el papel, en el que leyó: “Yo no
heredo ni lego”458. Por lo que se refiere a sus familiares, no se acercó, ni
de cuerpo ni de corazón”459.

8-Depositen la ofrenda de la promesa sobre el estante


“Una vez, sus dos hermanos lo visitaron y le propusieron que tomara
algunas monedas turcas, pero él las rechazó. Le insistieron que era dinero
de promesa para el eremitorio. Él las aceptó, diciéndoles: “Depositen la
ofrenda de la promesa sobre el estante”, sin mirar el dinero. Un día que

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vine a visitarlo en el eremitorio, me dijo el padre Chárbel: “Mis dos
hermanos vinieron a visitarme y han dejado ese dinero para el
eremitorio. Está sobre el estante. Cójalo”. Yo lo cogí, y encontré que
eran ocho piastras otomanas”460.

9-Dios proveerá (Mt.6, 25-34)


“No conocía, ni por asomo, el dinero. No distinguía entre una moneda y
otra, ni jamás la utilizó, en toda su vida, No le interesaba la abundancia o
la escasez del dinero de las promesas, ni tampoco las rentas del
eremitorio. Oraba por la abundancia de las cosechas, sin preocuparse por
esterilidad o fecundidad, diciendo: “Dios proveerá”. Practicaba la pobreza
en todas las cosas: en su celda, en su indumentaria, en su comida, su
bebida, su cama y los utensilios de trabajo” 461.

E: Indumentaria de Chárbel
I.Introducción
“La indumentaria, el colchón y las cobijas del monje, deben
corresponder a la pobreza”462. “A este respecto, él se vestía como el último
de los pobres”463 y de los novicios”464. “Nunca portó un hábito nuevo” 465,
“prefiriendo, humildemnte”466, “usar los hábitos abandonados de sus
cohermanos”467, “uno de esos hábitos remendados” 468, “y desechados que
dejan ver sus hilos”469, hecho de lana libanesa, gruesa, desteñido” 470,
“rojizo”471, pero “siempre limpio”472. “Él mismo lo lavaba”472 y “lo remendaba,
sin mucho cuidado”473, “como cosiendo costales474 con hilos de plantas” 475,
“haciendo puntadas de cinco centímetros” 476. “No tenía hábitos apropiados
para verano o invierno, sino uno sólo de lana, y una camisa tosca” 477 “que
utilizaba hasta que le dieran otra, ya usada, de algún cohermano” 478.
“Su cinturón, como el de los otros monjes, era de cuero” 479, “todo rayado
por las piedras y arbustos que cargaba” 480. “Portaba un pantalón
bombacho, negro”481, “una camisa burda”482, “chaleco, cortado de una
sotana vieja, y encima, el hábito monacal” 483. “A pesar del frío glacial,
jamás usó medias”484. “Se ponía la capa sólo en la iglesia y cuando salía
del eremitorio; nunca para trabajar. La capucha la llevaba siempre, en
invierno y en verano, de día y de noche. Únicamente se la quitaba en la

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misa, conforme mandaba la liturgia”485. “La capucha le cubría la cabeza, los
ojos, las orejas, parte de las mejillas y el cuello” 486. “No se recogía la
sotana sobre el cinturón, para no dejar ver los pantalones, como hacían los
demás monjes en el trabajo”487.
“Sus gruesos zapatos eran usados y remendados” 488, “terminados en
una lengüeta detrás, arriba” 489. “Sus pequeñas toallas para las manos eran
de tela tosca490. Su indumentaria era pobre pero limpia, roída, desde los
gruesos zapatos hasta el solideo” 491. “No pedía nada, ni aun lo necesario.
En caso muy apurado, lo pedía con toda sencillez, con humildad y
sumisión”492.
“Odiaba la suciedad493. Sin embargo, no lavaba los vestidos sino
cuando el superior se lo ordenaba, llevándolos puestos, incluso, todo un
año”494. “No se lavaba la cara”495 sino una vez por semana o, en ocasiones
excepcionales, y eso, pidiendo permiso al superior” 496.

II Relatos y acontecimientos
1-Sin rayas rojas
“El padre Chárbel le pidió al hermano zapatero, quien añadía rayas
rojas a los gruesos zapatos, según una costumbre monástica de su
tiempo, que a él no se las pusiera”497.

2-Para remendar
“Me confiaron la ropería, por cierto tiempo, del convento de San Marón,
durante el tiempo del padre Ignacio de Mechmeche. Me mandó ir al
eremitorio para revisar la ropa de los ermitaños, y ver qué hacía falta.
Entré en la celda del padre Chárbel, y no encontré nada servible. Le
mandé quitarse esos trapos. Él, viendo que yo los iba a rasgar, me suplicó
que se los dejara para remendarlos y ponérselos, a fin de observar la
pobreza. Después, el superior me mandó hacerle dos hábitos nuevos. No
los quiso recibir, excusándose de no poder llevar un hábito nuevo, y
pidiéndome que le expusiera al superior su deseo de que le enviara un
hábito usado, conveniente para su clase de trabajo, y sin que le mandara
las camisas, pues que él portaba el cilicio y, encima, una especie de
chaleco, cortado de un hábito raído, para ocultar el cilicio” 498.

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3-Lo extiendo en el suelo, debajo de mi cama
“recién profeso, fui, un día, a visitarlo. Lo encontré lavando su ropa,
frotándola con los pies. Viendo el cilicio entre la ropa lavada, le pregunté:”
¿Qué es eso”. Me respondió: “Lo extiendo en el suelo, debajo de mi
cama”, bregando a ocultarme su virtud”499.

4-Vístame como yo vivo


“Una vez que él estaba donde el padre Roque de Mechmeche, con un
hábito muy raído, le dijo: “Deje que yo viva como mi hábito, o vístame
como yo vivo”. Pienso que querría decir: “O bien, usted me envía al
eremitorio que cuadra bien con este hábito que llevo o, bien, tenga la
bondad de darme un hábito mejor para ponerme cuando yo esté con
usted”. Esta interpretación fue sostenida por la reacción del superior que
entró, rápidamente, en su celda, se quitó su hábito, y se lo dio, diciéndole:
“Te lo puedes poner”500.

5-¿Por qué vive así, tan desaliñado?


“Una vez, habiéndolo visto ponerse unos zapatos rotos, le dije: “¿Por
qué vive así, tan desaliñado? Mande hacer unos zapatos gruesos,
apropiados, pues sus pies son como los del camello”. No respondió. 501.

F: Su colchón, su sueño y el nobiliario de su celda


I.Introducción
1-La celda del padre Chárbel en el convento
“Estaba situada en la parte occidental del convento. Su longitud, del
corredor oriental al muro occidental, era de tres metros con 25 centímetros.
Su extensión, de norte a sur, era de dos metros con 25 centímetros. Su
altura, de tres metros. Su techo estaba confeccionado con madera sencilla,
ramas y barro. Una ventana, practicada en el muro occidental, tenía una
altura de 80 centímetros de alto por 40 de ancho. Su piso estaba

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recubierto con losas de piedra. Su puerta, al oriente, tenía una altura de un
metro con 75 centímetros, por 80 centímetros de ancho. La puerta daba
hacia la ventana y puerta de la iglesia, frente al altar mayor” 502.

2-Su celda en el eremitorio


“Su longitud, de oriente a occidente, es de tres metros. Su ancho, de
norte a sur, es de dos metros con 10 centímetros. Su altura es de dos
metros con 40 centímetros. Una ventana, abierta en el muro sur, es de
madera sencilla, formada de dos postigos, con vidrio” 503,”siempre cerrada,
con una cortina negra para que nadie pudiera ver del exterior” 504, “y él no
pudiera ver sino la montaña de Ehmej y la cadena de montañas
desiguales. En el muro oriental hay una hornacina, a manera de
armario”505, “y en la que él ponía la lámpara de aceite” 506. “El piso está
embaldosado con piedra de la montaña. Los muros de piedra, recubiertos
en el interior con barro. La puerta, de madera sencilla, es de 80
centímetros de ancho por un metro con 70 de alto, provista de un picaporte
de madera, por fuera, y de una manecilla, también de madrea” 507. “Su
celda estaba vacía”508, “siempre abierta”509, “tiznada por el humo”510. “La
cama es de madera. Debajo había colocado una canasta de mimbre donde
ponía sus libros de espiritualidad” 511 “y de teología, y un botijo con agua
para beber”512. “No permitía que nadie entrara allí, como no fuera que
alguien lo hiciera clandestinamente”513.

3-Su cama
“Su jergón estaba relleno”514 “de hojas de arbustos de agalla y de roble
y de cortezas de árboles, que cubría con una especie de tapiz, una tela de
pelaje de cabra, y todo eso cubierto con una tela vieja de fieltro flexible. Un
tronco de madera, envuelto en un trapo negro, sacado de una sotana vieja,
le servía de almohada. Sobre este lecho áspero, sin colchón y sin cobijas,
dormía, lo mismo en verano que en invierno”515. “Gastado el jergón sobre el
que dormía”516, “se acostaba sobre una tela burda puesta sobre dos
tablas”517, elevadas dos cuartas del piso”518, “amarradas con una tira,
arrancada de una tela basta”519. “A menudo, dormía sobre tierra”520.

4-Su sueño
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“No se quedaba con los demás monjes hasta tarde, pues él vivía en el
convento como ermitaño. Odiaba el descanso; no le apetecía el sueño; era
enemigo del ocio y del reposo; le fascinaba la mortificación y el trabajo” 521.
Se iba a dormir hacia las ocho y media, después de rezar las Completas y
otras oraciones”522. “Se levantaba a media noche, como mandaba la Regla
de los ermitaños”523, para rezar el oficio divino, costumbre que practicó
toda su vida”524. “Después, no volvía a dormir más” 525, salvo algunas
ocasiones para descansar sólo una hora más, y volver a la meditación y a
la oración. Sus noches en vela no eran sino una oración a Dios y la
práctica de sus deberes espirituales”526, “en la iglesia”527.
“Se levantaba muy temprano”528, “antes del alba”529, para ir a orar a la
iglesia y celebrar la misa. Jamás se tardaba. Era el primero de todos en
llegar a la iglesia”530. “Durante el día, no conocía el descanso” 531,
ocupándose siempre en el trabajo y la oración” 532. “La mayor parte del
tiempo lo pasaba en la iglesia, delante del Santísimo Sacramento” 533. “Y
durante la noche, en la lectura de libros de teología, la meditación y sus
oraciones vocales”534. “Nunca conoció las diversiones”535. “Más bien
prolongaba sus vigilias, vacando en la oración” 536.

II Relatos y acontecimientos
1-Agotado de sueño (Mc.4, 38)
“Noté que estaba agotado de sueño, a causa de sus prolongadas y
continuas vigilias. Mientras permanecía de rodillas, todo erguido, algunas
veces lo dominaba el sueño, inclinando la cabeza y doblando, poco a
poco, su cuerpo, hasta casi tocar el suelo. Cuando se daba cuenta,
entonces se volvía a enderezar, venciendo su debilidad física, elevando los
ojos al cielo y suspirando desde lo más hondo de su corazón. Nadie lo vio
jamás descansar o cerrar los ojos a la sombra de cualquier árbol” 537.

2-La almohada de lana (Mt.8, 28)


“Su celda no tenía ni cerradura ni llave. Eso lo sabían todos los monjes
del convento de Annaya que lo frecuentaban. Su cama era un viejo jergón
deshilachado; le servía de almohada un tronco de madrea, enrollado en un
trapo, cortado de un hábito raído; no tenía ni sábanas ni cobijas. Un día,

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mientras el padre Chárbel trabajaba en el campo, el hermano Pedro Al
Fradisi538 aprovechó, entró en su celda, cogió el leño, lo botó y lo
reemplazó por una almohada de lana. De regreso a su celda, se dio cuenta
del cambio; se fue donde el hermano, suplicándole que le devolviera el
tronco de madera, y le insistió hasta que su reclamo tuvo éxito” 539.

G: La comida de Chárbel
I.Introducción
1-En el convento
“La comida del monje debe ser sencilla en el uso de los ingredientes, y
sólo dos veces al día: el almuerzo y la cena” 540. “En el convento, el padre
Chárbel comía las dos veces con sus cohermanos, en el comedor” 541. “Se
contentaba con los pedazos de pan quemado o mal cocido. Cuando
estaba en el campo, se alimentaba de lo que dejaban sus cohermanos y
los peones que trabajaban con él” 542. “Muchas veces llegaron a olvidarse
de llamarlo para almorzar. Entonces, él continuaba en el trabajo” 543.
“Durante el tiempo que permaneció en el convento, y se me ocurría ir a
ayudarles a los monjes en el campo, donde también trabajaba el padre
Chárbel, me di cuenta que él no comía hasta que se lo mandara el
responsable. Aguardaba a que el responsable le diera su porción.
Entonces se retiraba a un rincón. No comía nada fuera de las comidas” 544,
“siempre frugales”545. “Fuera de esto, no se permitía comer ni manjares, ni
bebidas ni frutas”546. “No cogía sino las migajas de pan o el pegado de la
olla”547.
“Cuando se tardaban en servir la comida, no se quejaba. No le
repugnaba ninguna comida, ni pedía cosas especiales al cocinero o al
despensero. Al contrario, pedía que a él le reservaran las sobras de la
comida, para humillarse más. Se limitaba a sólo lo necesario” 548. “No se
aficionaba ni al tabaco ni al alcohol” 549, “ni tampoco llevaba comida a la
celda”550.
“Jamás dijo: “No como de eso porque me sienta mal”. Nunca habló de
si la comida tenía buen o mal sabor. No comía fuera del convento, a no ser
que estuviera en el campo trabajando. Cuando recogía uvas o higos, no
probaba ninguna fruta. Durante la comida, comía tranquilamente y con

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cuidado”551, “como si estuviera en la iglesia”552. “No hablaba con nadie, baja
la mirada, como si estuviera meditando, sin decir: esto está salado, eso
está simple, aquello está quemado. No tomaba bebidas alcohólicas 553 ni
café”554. En fin, no comía sino por necesidad; no por placer” 555. “A menudo,
después de lavar los platos, se tomaba el agua de fregar. Lo hacía con
gozo”556. “Sus platos eran de barro y las cucharas, de palo” 557
“Algunas veces estuvimos juntos en el trabajo, y él nos ayudaba. A
pesar del mucho calor, él no apagaba la sed; en tanto que nosotros
bebíamos demasiado, por la fatiga y el calor” 558. “Él, habitualmente, no se
preocupaba ni por comer ni por beber. Estaba en este mundo como si no
fuera de él, desapegado de todo lo que existe. Todos sus anhelos, sus
predilecciones y sus sentimientos estaban dirigidos a Dios” 559.

2-En el eremitorio
“Allí no comía sino una sola vez al día, a las tres de la tarde, después
del oficio divino de esa hora. Era una comida frugal: ensalada, aceitunas y
las cáscaras de las papas que recogía en el convento. Las lavaba, las
cocinaba y se las comía. Así era su vida, marcada por el recogimiento y la
piedad. Durante las comidas no pedía nada hablando, sino que indicaba
con la vista”560. “Nunca, allí, comió carne. Sus platos eran siempre
preparados con aceite, salvo en las grandes solemnidades, como:
Navidad, Pascua, San Antonio y San Pedro y San Pablo, patronos del
eremitorio, en que la cocción se preparaba con mantequilla” 561. “Por otra
parte, no iba a comer si su compañero del eremitorio no lo llamaba, así se
quedara todo el día en ayunas” 562. “No se preocupaba por la comida, y ni
sabía dónde la ponían”563. “Comía modesta y austeramente, sin
disfrutarla”564. “Si a su compañero se le olvidaba llamarlo, era capaz de
quedarse sin comer hasta el otro día. Era célebre por este hecho” 565.
“Cuando iba al convento para recoger las provisiones, comenzaba por
escoger, para él, el pan mohoso” 566 que se echaba a los perros” 567, y los
sobrados de las comidas anteriores” 568. “A su compañero le llevaba el buen
pan y la buena comida. Y cuando llenaba la jarra de agua para su
compañero, lo hacía del manantial de Annaya, a una media hora, a pie;
mientras que él tomaba el agua del pozo del eremitorio” 569
“El eremitorio estaba rodeado de huertos, viñedos, higueras, perales…,
que le tomaban gran parte de su trabajo, del que recogía frutas que
enviaba al convento, y de las que él se privaba” 570, no comiendo sino unas
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pocas. En el almuerzo, sólo las comía si el padre Macario se las daba” 571.
“No bebía agua sino durante la comida, y absteniéndose de bebidas
refrescantes”572. “Nosotros, los monjes, nos admirábamos de su tren de
vida, llevado hasta el ascetismo extremo” 573. “Cuando oraba, trabajaba o
comía, se sumía en un éxtasis profundo, hasta que su compañero lo
llamaba a la realidad”574.

II Relatos y acontecimientos
1-El pan está sobre la ventana (Jn.4, 31-34)
“Cuando regresábamos tarde del trabajo del campo, el hermano
Francisco le daba por comida, solamente, cuatro panes duros y pequeños.
Los metía debajo del brazo, entraba a la iglesia y los ponía sobre la
ventana. Después se arrodillaba para orar. Allí se quedaba largo rato,
hasta una hora y media, y terminaba por dormirse. Y cuando el hermano
Francisco entraba a la iglesia para tocar la campana que anunciaba el
oficio de media noche, encontraba que los panes estaban todavía sobre la
ventana, y los llevaba a la despensa. Era que Chárbel olvidaba el hambre
cuando se ponía delante de Dios. No me atrevería a afirmar que dejaba el
pan, a propósito, o por olvido. A menudo, él había llegado a tomar una sola
comida al día, a pesar del trabajo extenuante. No lo dejaban ni un minuto
sin imponerle un trabajo. Lo sacaban de la iglesia, contrariamente a su
deseo, donde querría quedarse para orar, para confiarle otro servicio” 575.

2-No comía uvas


“En el tiempo de nuestro noviciado, veníamos al convento para la
vendimia. Sedientos, nos íbamos a recoger uvas para apagar la sed,
llamando, en vano, al padre Chárbel, que trabajaba en el viñedo, para
compartir las uvas con nosotros. Daba la espalda” 576 y “se abstenía de
comer577.

3-El agua de fregar


“Habiendo sido yo destinado a trabajar en la despensa, el superior me
autorizó comer con los monjes, a donde el padre Chárbel no acudía sino

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una sola vez al día. Tomaba tres panes pequeños que desmenuzaba sobre
la sopa578, y comía, sirviéndose de la cuchara, con delicadeza y
moderación, absteniéndose de mirar a derecha o izquierda. Cuando su
vecino terminaba de comer, él cogía su plato para lavarlo. Vertía el agua
de fregar en su propio plato y la tomaba por mortificación y para vencer su
amor propio. Mientras nosotros hacíamos la siesta, después del almuerzo,
el padre Chárbel se iba para la iglesia para adorar el Santísimo
Sacramento. Esto mismo hacía mientras tomábamos el desayuno, pues él
no comía más que una sola vez al día”579.

4-Trigo machacado, en mantequilla


“En vano el padre superior invitaba al padre Chárbel a su misma mesa,
cuando comía en el comedor con los monjes, los días lluviosos. El padre
Chárbel prefería siempre el último puesto. Me pedía, también, el superior,
que le llevara un plato de trigo machacado, en mantequilla, preparado
especialmente para él. Se lo ofrecía al padre Chárbel, y ni lo tocaba” 580.

5-Sin aceite
“Una vez, lo vi regresar al convento, después del trabajo, llevando
conjuntamente legumbres y yerbas para comer. Yo intervine, haciéndole
saber: “Maestro, esas hierbas no son comestibles”. Él me respondió: “No
importa”. Después las picó todas juntas, rociándoles un poco de sal. En
ésas llegó el padre Macario y, como de costumbre, empezó a preparar la
comida. Viendo al padre Chárbel ocupado en las legumbres, le dijo: “¿Les
echó aceite? Él respondió: “No, eso no importa; se pueden comer sin
aceite”. Era en tiempo de Cuaresma. Así, él comió de la hierba que come
el ganado”581.

6-Dos días sin comida (Lc.4, 46; Mc.8,2)


“No iba a comer hasta que el responsable no lo autorizara. Así era
siempre”582. “Una vez, el padre Macario tuvo que ir al convento para
cumplir un servicio que le habían encomendado, por obediencia. Le
insistimos que se quedara a dormir. Pero él respondió: “Tengo que
regresar al eremitorio para llamar al padre Chárbel a comer”. Le respondí:

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“¿Y es que él no sabe comer solo, hasta tal punto que usted tiene que
llamarlo, cada vez, para ir a comer?” Me contestó: “No es posible que él
coma si yo mismo no lo llamo y le pongo la comida con mis propias manos.
Si uno lo deja dos días sin llamarlo a comer, no reclama ni se acerca para
comer por su propia iniciativa”583.

7-El pan quemado


“El padre Macario bajaba al convento para ayudar a hacer el pan,
ocasión que aprovechaba para recoger el pan quemado o mal cocido:
“Esto es para mi maestro”, refiriéndose al padre Chárbel, pues éste hacía
lo mismo cada vez que venía al convento para la cocción del pan. En su
régimen alimenticio, buscaba la mortificación” 584. En su celda no
conservaba nada de comer ni de beber”585.

8-¿Cómo comía?
“Lo vi cuatro o cinco veces, cuando llegaba, después de llamarlo su
compañero, el padre Macario, para su única comida en 24 horas. Nada
que no sea por obediencia. Él le obedecía como si fuera su superior. Lo vi
llegar, a paso lento, por su comida, los brazos cruzados, la mirada baja,
con recogimiento, quedándose de pie, a distancia, esperando que su
compañero le ordenara sentarse. Después, oraba y se sentaba en tierra,
cruzando los pies y cubriéndolos con el hábito, sin comer hasta que su
compañero se lo ordenara. En su plato no vi sino tallos marchitos de
verdolaga, llenos de granos de semilla, y apenas unas cuantas hojas. Y no
comenzaba a comer otro pan, hasta que no recogiera de su plato todas las
migajas quemadas. Otra vez, lo vi comer solamente la ensalada. Una
tercera vez, el trigo machacado, cocinado con tomate. En verano, cuando
terminaba su comida, su compañero le mandaba comer uvas; entonces no
se comía sino tres o cuatro, nada más”586.

9-Los tallos de verdolaga y perejil


“Me acuerdo que una vez, yo estaba con mis compañeros, los novicios,
en el trabajo, cerca del eremitorio. Se nos ocurrió preparar “tabule”
(ensalada típica libanesa). Deshojamos el perejil y la verdolaga, y botamos

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los tallos. El padre Chárbel se agachó para recogerlos, después los picó,
los revolvió con aceite, los salpicó con sal, y se puso a comerlos” 587.

10-Con todo gusto


“Una vez, el padre Macario le dijo: “Mire, el poco resto que quedó de
comida se lo dejé para la gata, en su plato, pues me olvidé de usted”. Él
respondió: “Padre, no hay ningún inconveniente. Me contentaría, y con
todo gusto, comer lo reservado al más pequeño de los animales” 588.

11-Un tarro oxidado


“Una vez, fui al eremitorio. Vi al padre Chárbel comiendo
tranquilamente, con cuidado y delicadeza, la mirada hacia el suelo,
recogiendo las migajas y los pedacitos de pan quemado para comerlos.
Después de terminar de comer, se levantó, cogió el plato de su compañero
y el suyo propio, una escudilla de madera, los lavó y echó el agua de
fregar en un tarro oxidado, y lo llevó a su celda. Le pregunté al padre
Macario: “¿Qué es lo que hace el padre Chárbel con el agua de fregar y
llevarla consigo?” Me contestó: “Se la toma. Eso lo hace todos los días”. Y
me preguntaba: “¿Cómo podrá vivir con esa clase de comida con que se
alimenta?”589.

12-Conmovido hasta las lágrimas


“Por la tarde, a la hora de comer el padre Chárbel y su compañero, el
padre Macario, me senté con ellos para verlos comer: un guiso de papas,
quemado. Vi al padre Chárbel escoger el pan quemado y las migajas, y
meterlos cuidadosamente en su escudilla. Me dio lástima de él, hasta el
punto que las lágrimas corrían de mis ojos. Entonces me dije: “Mientras
este ermitaño hace todas esas penosas mortificaciones, nosotros, los otros
monjes, buscamos los manjares más deliciosos y la cama más
confortable”590.

13-Sin que se comiera una sola uva

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“Cuando el superior del convento de San Marón, el padre Ignacio
Attanury591, me mandó coger las uvas del viñedo del eremitorio, allá, el
padre Macario ordenó al padre Chárbel que me ayudara, sin que él se
comiera una sola uva. Cuando lo encontré solo en el eremitorio, le pedí
que me acompañara a coger uvas. No me respondió. Esperaba la orden
de su compañero”592.

14-Nadie me lo ordenó
“Reunidos todos para almorzar, en los viñedos, monjes y obreros, se
olvidaron llamar al padre Chárbel. Lo mismo pasó al día siguiente: él no
comió. Habiéndose dado cuenta el superior de semejante olvido, llamó al
padre Chárbel, y le dijo: “¿Ha comido hoy?” Respondió: “No” El superior
continuó: “Y ayer, ¿comió usted?” Contestó: “Tampoco” “¿Por qué?”, le
preguntó el superior. Y él respondió: “Nadie me lo ordenó”.
Inmediatamente, el superior mandó que le dieran de comer” 593.

15-No como por placer


“Les aseguro que aun si se quedara dos días sin comer, no reclamaría
su comida. Él no iba a comer si su compañero no se lo mandaba. Yo
mismo fui testigo, un día que ya se había pasado la hora de comer. Lo
invité, y me respondió: “Yo no como por placer. Espero la orden de mi
compañero”594.

16-Váyase a rezar
“Un día que yo estaba presente, a la hora de comer, habiendo
terminado, el padre Chárbel se cruzó de brazos, se inclinó ante su
compañero, y le preguntó: “¿Y ahora qué quiere que yo haga, padre?” Y
él le respondió: “Váyase a rezar”. Así se comportaba en todo lo que
hacía”595.

17-Abundan las provisiones (Mc.6, 30-44)

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“Le oí contar a mi abuelo que, un día, faltaron las provisiones en el
convento. Uno de los monjes puso al corriente al superior, de ese asunto.
Entonces llamó al padre Chárbel, le pidió que asperjara con agua bendita
el granero, y que rezara. Él obedeció y, he aquí, que el granero abundó de
trigo”596.
“Entre otro de sus milagros, fue aquel en que vinieron a faltar las
provisiones del convento. El superior llamó al padre Chárbel, el ermitaño,
que oró y bendijo el granero, y las provisiones se multiplicaron. Este
prodigio se repitió varias veces, según el testimonio de muchas personas,
entre las cuales está el de algunas que todavía viven, como el padre
Ignacio de Mechmeche, el padre Nehemtallah de Mechmeche, el hermano
Pablo Nassif de Maifuq y otros” 597. “También sucedió lo mismo cuando el
superior supo que los tanques de aceite estaban vacíos, y que se llenaron,
gracias a las oraciones del Padre Chárbel”598.

H: Sobriedad de Chárbel
I.Introducción
“Vivía con sobriedad en cualquier situación en que se encontrara, sin
buscar jamás cambiarla, deseando sólo la complacencia de Dios. Allí
donde la obediencia lo enviara, encontraba su descanso y su gozo, sea
barriendo, cocinando o cavando. Veía en todos los trabajos un signo de la
voluntad de Dios”599.
“Su compañero velaba, solícitamente, por él, pidiéndole al superior todo
lo que él necesitaba”600. “Se privaba aun de las cosas ordinarias y
necesarias de la vida cuotidiana, y aceptaba las menos buenas y las más
difíciles”601. “Era calmado, dócil, de una amabilidad fascinante, dominando
sus tendencias y caprichos”602.
“Puro, como un niño, huía del esnobismo, del desprecio y la adulación.
Con sus cohermanos era indulgente, y severo consigo mismo” 603. “La
rectitud era lo más importante de su conducta. Nunca era injusto cuando
se trataba de los demás; empero, consigo mismo, su ascetismo era cada
vez mayor. Jamás hablaba de sí mismo y nada hacía por su propia
iniciativa: ni el trabajo, ni la oración comunitaria, ni siquiera el oficio divino.
Todo lo sometía a la obediencia. Una vez que le ordenaran algo, lo cumplía
con gozo”604. Su alegría era permanente, y asiduas sus mortificaciones. Y

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así continuó hasta el último suspiro. Durante toda su vida, nunca se
quejó”605.”Llevó una sencillez extrema en el comer, en el beber y en el
vestir. No se juntaba con nadie, pues nada entendía de la relación con los
demás, sino sólo lo que la obediencia le mandara hacer” 606.

II. Relatos y acontecimientos


1-¡Oh, padre General!
“En el tiempo de su superiorato, el padre general, Benigno Al Matni,
hizo una visita al convento, ocasión durante la cual quiso comer con los
hermanos estudiantes. El padre Chárbel, ermitaño, vino a saludarlo, y fue
invitado por él: “Padre Chárbel, le dijo del superior, usted estará hoy con
nosotros para comer. Vamos a darle una buena comida”. El padre Chárbel
respondió: “Nosotros hemos pronunciado el voto de obediencia aun
para las cosas difíciles; pero lo que usted me pide ¡cuán fácil es! En
este aspecto la obediencia está muy bien”. El padre general creyó que
el padre Chárbel comería lo que pusieran en la mesa, a fin de compartir
con él. A la hora de comer, llamó al padre Chárbel. Se presentó de brazos
cruzados. “¿Quiere usted comer con nosotros? Prosiguió el superior
general. Perplejo, el ermitaño, se puso a frotarse las manos, y respondió
con voz baja y recogimiento: “¡Padre General, padre General!”. Por una
parte, no quería oponerse a la orden dada o, mejor, su deseo; y por la otra,
él no deseaba comer los manjares preparados para el superior general y
sus compañeros. Entendió el padre general, y lo dejó en libertad. Así, el
ermitaño regresó a su eremitorio”607.

2-¡Mire lo que me dio el hermano lego!


“Ahora me viene a la memoria que llevaban al eremitorio pañuelos, a
manera de exvotos”608. “Una vez, el padre Chárbel le llevó un montón al
superior, quien le dijo: “Déselos al hermano”. Se los entregó al hermano,
pero mirando al superior, le dijo: “Maestro ¿Tuviera la bondad de darme
un pañuelo para enjugarme las manos?” Él respondió: “Pero si los
tenía todos consigo, ¿por qué no se quedó con uno?” Y él le contestó: “Yo
no cojo nada sin su permiso”. Entonces el superior le ordenó al
hermano: “Dele uno”. El hermano escogió uno nuevo, rojo. Sonriendo dijo
el padre Chárbel al superior: “Mire, usted, lo que me dio el hermano”. El

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superior le dijo, entonces: “Pues escoja el que quiera” 609. Y escogió uno
azul, el más feo de todos”610.

I: La inteligencia de Chárbel
I.Introducción
“Aparentaba estupidez”611 “e ingenuidad. Pero, en realidad, era
perspicaz e inteligente. Cuando uno le preguntaba, él respondía con
claridad y precisión, aparentando poquedad e indolencia” 612. Si él debía
hablar, no decía más que lo estrictamente necesario, que edificara al
prójimo y lo llevara a la salvación de su alma. Sus conversaciones giraban
siempre sobre temas religiosos, orientando todas sus obras a su salvación
eterna y a la del prójimo” 613. “En sus respuestas teológicas, su punto de
vista se comprobaba auténtico, lo que testimoniaba la presencia de
espíritu, a pesar de su absoluto silencio” 614. “En cuanto a su sagacidad, se
demostraba en sus trabajos, poniendo cada cosa en su lugar” 615. “A pesar
de la superioridad de su juicio y la fuerza de su experiencia, se hacía
esclavo de todos. Alcanzó un grado, en su mortificación, del dominio de
sus instintos, a un punto donde ha confirmado lo que el profeta David dice
en sus salmos: “Como un animal ante ti, pero siempre estaré contigo” 616.
“Era sencillo de corazón y de intención, no teniendo más que una meta:
Dios. Sólo me falta añadir una sola cosa: no crea que él fuera tonto y
apático, sino que estaba dotado de la ciencia de los santos: es por eso por
lo que no cometió ninguna falta de la que pudieran reprocharle los
superiores o sus cohermanos”617. “Fue que él no dio a los superiores y a
los demás ninguna ocasión de encontrar la más mínima laguna en su
comportamiento. Nunca oí decir que el superior lo haya reprendido, un día,
por una falta, la más mínima que fuera. Su observancia al reglamento era
de una exactitud asombrosa, lo que demostraba que lo entendía
perfectamente”618. “Su palabra en el Espíritu se elevaba sublime, porque él
caminaba hacia la perfección, por el camino ideal, del que no se alejaba un
paso. En su tren de vida, él ponía cada cosa en su lugar, sin proferir
ninguna palabra inadecuada. Su prudencia lo protegió contra la
superstición y las exageraciones odiosas, incitando a su imitación a
superiores y monjes”619.
“No crean que por romper con la gente y con los asuntos del mundo,
era por eso indolente y apocado. Más bien, era un hombre inteligente y

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perspicaz. Su simplicidad tenía raíces en su cristianismo, su piedad,
alimentada en la sabiduría; exento de escrúpulos y desórdenes; sin la
menor anomalía en su trabajo o en su comportamiento. Por otra parte,
aquel que ha gozado de la plena satisfacción de sus superiores, de sus
compañeros, de los empleados, de los vecinos y de los visitantes, sin que
suscitara una queja hacia su persona, debió haber tenido, sin duda alguna,
una sabiduría extraordinaria. Más aún, yo manifestaba, con mucha
veneración, cierto temor hacia él, evitando la broma excesiva” 620. “Él se
destacaba en su relación con Dios, hasta el punto que, en la iglesia, no
miraba ni a derecha ni a izquierda, así lo amenazaran con cortarle la
cabeza. En cuanto al acatamiento a la autoridad, hacía de ello un objeto
extremo. Era puntual cuando se trataba de la liturgia y sus ritos santos.
Celebraba, en el eremitorio, con su compañero, a tiempo, diariamente,
todas las ceremonias religiosas” 621.”Bajo las falsas apariencias de un
hombre ingenuo, era inteligente cuando estudiaba en Kfifane” 622. “En
cuanto a sus mortificaciones y el dominio de su cuerpo, eran rigurosos,
continuos y perpetuos. No le causaron enfermedad alguna, lo que
demuestra que él lo hacía en su momento oportuno” 623. “Sin ser artificial en
la práctica de las virtudes, se entregaba a ellas con sencillez, sinceridad y
fidelidad”624.
“Era serio y discreto, de un comportamiento equilibrado, infundiendo su
respeto y su estima a todos los que lo conocían. Jamás fue piedra de
escándalo para nadie, ni fue persona que se burlara de los otros. Todo el
mundo lo tenía por santo, a quien le pedían su bendición” 625. Era sabio,
pero lejos de la sabiduría del mundo, y sí, de una sabiduría
sobrenatural”626.

II Relatos y acontecimientos
1-Pidan y se les dará
“El padre Chárbel tenía una voluntad de hierro muy elevada, que le
permitía doblegar sus inclinaciones y emociones. Él me decía: “Hermano,
el mundo es una trampa. Dios conoce todo nuestro interior. El que le
pide esa gracia con confianza, no quedará frustrado. Pida lo que
usted necesite”.
“Durante todo el tiempo que yo pasé en el convento de San Marón, ni
yo, ni los superiores ni persona alguna, le conocimos algún fallo. Le
- 75 -
gustaba que le pidieran un servicio, y no solamente de parte de los
superiores y de los cohermanos, sino, también, de los trabajadores del
convento. Un obrero le pidió llevar, una vez, los utensilios de trabajo a otra
parte. Y él los llevó al campo. Yo mismo soy testigo de las muchas órdenes
que le dieron. Nunca oí decir que alguien se haya quejado de él o, bien, lo
hubiera acusado ante el superior. Tanto los superiores como los
cohermanos lo respetaban y le pedían oraciones en casos de enfermedad
o angustia. Su piedad influenciaba mucho en todos” 627.

2-Aquí no hay ladrones


“Una vez, vino al convento un hombre, un día domingo, para participar
en la misa de los colonos-asociados que se reunían todos los domingos y
días de fiesta. Dejó su bastón junto a la puerta, y entró en la iglesia. En
ese tiempo, el padre Chárbel no estaba todavía en el eremitorio. Después
de la misa, el hombre no encontró su bastón. Comenzó a gritar y a levantar
la voz, profiriendo injurias. El padre Chárbel salió de la iglesia y le dijo,
dulce y gentilmente: “Hermano, nadie levanta la voz en el convento”. El
hombre, en su exceso de rabia, repitió: “Me han robado el bastón. ¿Es que
hay ladrones en el convento?” El padre Chárbel sonrió, y le respondió con
serenidad: “No, hermano, aquí no hay ladrones. Mire, allá, esa tina de
piedra tallada, colocada desde la construcción del convento; nadie se
la ha robado”. El hombre se quedó todo avergonzado. Todos los allí
presentes soltaron la carcajada, pues la tina era una piedra enorme que
pesaba dos toneladas y media. Ni veinte hombres eran capaces de
moverla”628.

3-Un maestro ingenioso


“Su inteligencia era notable en la precisión con que efectuaba sus
trabajos. No recuerdo que algún compañero u obrero que trabajara con él,
en el campo, se hubiera quejado de su incompetencia en el trabajo, o que
se hubiere dirigido a él, directamente o por tercera persona, para hacerle
algún reproche. Había la costumbre, entre los monjes y los obreros que,
cuando un hermano era torpe o inhábil, le ayudaran. Pero iban donde el
superior a decirle: “Por favor, padre superior, no nos mande a tal hermano,
porque él es más lo que estorba que lo que sirve”. Su prudencia se
manifestaba, en su más grande esplendor, no dando a los demás algún

- 76 -
motivo de que le reprocharan el más pequeño escrúpulo o alucinación; y
por medio de la transparencia de su conciencia, que alcanzaba la
culminación de la sublimidad de sus virtudes, no dejaba ningún resquicio a
los demás de tacharlo de ideas fijas o la menor fobia. Todas las cosas
emanaban de él según las normas de la sabiduría. Pero ¡qué prudencia
humana podría igualar la del abandonar el mundo! Es verdad que él no
hizo estudios especializados, pero fue un maestro ingenioso en las cosas
espirituales, más allá de monjes de la orden, los más insignes por su
ciencia y experiencia”629.

J: La biblioteca y la cultura de Chárbel


I.Introducción
1-Sus libros
“Hacía sus meditaciones en los siguientes libros: Reflexión; Preparación
a la muerte, de San Alfonso María de Ligorio; Confesiones, de San
Agustín”630; “La perfección cristiana”631; la Teología moral; Imitación de
Cristo, imprimida en letras siríacas, libro al que estaba apegado con
pasión”63. “Leía mucho los libros siguientes: libros de teología” 633; “Jardín
de los monjes”634; “Biografía de San Antonio, el Grande” 635; “La lámpara
monástica; las Santas Escrituras”636; “La escala de las virtudes, de Juan
Clímaco; Anacoretismo; San Basilio; San Efrén; Tratados de San Isaac de
Nínive; Desprecio de las vanidades del mundo, por el maestro Didokos
Stalde, de la orden de San Francisco; Las glorias de María, de San Alfonso
María de Ligorio; el Martirologio; las Reglas del novicio y Reglas y
Constituciones de 1732”.

2-Su cultura
“El padre Chárbel era un hombre de pura santidad, que uno tomaba por
ingenuo, pero, a nivel espiritual, era erudito” 638. “Yo, personalmente, sabía
que era sagaz e inteligente” 639, “versado en teología mística, en siríaco,
que él traducía al árabe, además de sus conocimientos del árabe. Sus
respuestas eran acertadas y convincentes” 640, pues en la teología moral y
en la mística él era discípulo del famoso padre Al Kafri” 641. En sus diálogos
teológicos con los padres, hablaba con agrado” 642 de cuestiones sobre

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teología ascética, tratando asuntos sobre las almas y el misterio de la
reconciliación”643, o hablaba de la abundancia de su corazón, inflamado de
cosas espirituales y divinas”644.

II: Relatos y acontecimientos


1-Charlas espirituales
“Cuando yo trabajaba en el convento, frecuentaba el eremitorio para
ayudarle al padre Chárbel. Y cuando él venía al convento para la
elaboración del pan, nos hablaba de cosas espirituales, de las que
sacábamos provecho. Él era más claro que los otros en sus respuestas, y
con más precisión de conocimientos. Hablaba con dulzura de expresión,
lleno de humildad. Y, sabio como era, no respondía sino sólo a lo que le
preguntábamos”645. “Conversaba con nosotros de las cosas espirituales,
demostrando la profundidad de su fe, y citando versículos de las Santas
Escrituras y de libros espirituales. Nos pedía que mencionáramos otro
versículo que comenzaba por la letra final de su cita. Después, nos
explicaba el sentido”646.

2-Lea este capítulo


“Conocí, personalmente, al padre Chárbel, en septiembre de 1897, en
el eremitorio de San Pedro y San Pablo, con ocasión de una visita que hice
al convento de San Marón, en Annaya, algunos meses después de mis
votos solemnes. Me acompañaba el padre Abraham 647 Al Halqani”648, “mi
compañero de escuela”649, fallecido más tarde, en olor de santidad. A
nuestra llegada”650, “al atardecer”651, “entramos en la capilla del eremitorio
donde el padre Chárbel estaba arrodillado, recogido, sin moverse, inmóvil
en su posición”652. “Visitamos el Santísimo Sacramento” 653, rezamos un
momento, observamos al padre Chárbel que persistía en la misma
actitud”654. “Después salimos por un corredor estrecho donde había
instalada una estufa en piedra tosca, y vimos al otro ermitaño, el padre
Macario Sauma de Mechmeche, preparando la comida en una marmita de
barro cocido”655. “Los ermitaños no comen sino una sola vez al día, hacia el
atardecer. Su comida era un potaje de lentejas, garbanzos, frisoles y trigo
machacado, que se llama “majluta”, una especie de sopa” 656. “Nos recibió
con una sonrisa radiante y pura en su rostro, que hablaba de su corazón

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casto, semejante al corazón de un niño. Nos sentamos sobre dos piedras
labradas, bajo un arco de piedra”657. Una vez picada la cebolla, llamó al
padre Chárbel”658, y lo saludamos. Nos respondió en voz baja, apenas
perceptible, mirando hacia el piso, pronunciando una sola palabra: “Paz”.
Entonces el padre Macario le dio una sartén metálica en la que había
puesto un poco de aceite y la cebolla picada, diciéndole: “Tenga y fría esta
cebolla”659. “Él la tomó sin mirarnos. Volvió el padre Macario trayendo una
canasta”660 “de mimbre”661 “en la que había puesto dos platos, un poco de
pan y verdolaga”662, “perejil, unos panecillos conocidos con el nombre de
“hogaza de monjes”, algunos en pedazos, otros quemados. Le dijo al
padre Chárbel: “Deshoje esta verdolaga”. Tomó la sartén con el frito, vació
el contenido en la marmita de barro, después llenó dos escudillas de barro
mientras el padre Chárbel deshojaba la verdolaga, poniendo en un plato
los tallos, al lado de la canasta.
“El padre Macario nos invitó a comer. Le agradecimos, pero no
compartimos con ellos. Él se dirigió al padre Chárbel, diciéndole: “Coma”.
Él oró y, después, comenzó a comer con cuidado, sentado en el suelo, las
piernas cruzadas, silencioso y mirando en frente de sí. Se comió los tallos
de verdolaga que el otro no comía. No probó las hojas de verdolaga,
sazonadas con sólo aceite. El padre Macario salió al viñedo y nos trajo
racimos de uva, de la mejor calidad. Entre tanto, el padre Chárbel ya había
acabado su comida. Se quedó en la misma posición, los brazos cruzados,
la cabeza inclinada, en silencio, esperando alguna orden. Su compañero le
dijo: “Vaya a visitar el Santísimo Sacramento, y vuelva, después, a lavar
los platos”. Al anochecer, nos dijimos adiós, conmovidos y muy
emocionados. Regresamos al convento, estupefactos por lo que habíamos
presenciado.
“En el verano de 1898, pasé mis vacaciones en el convento de Annaya,
en compañía de los hermanos escolásticos. Un día, hacia las seis de la
tarde, nos fuimos a visitar al ermitaño. Encontramos al padre Chárbel en la
capilla, arrodilladlo, completamente erguido, sobre una estera redonda de
mimbre, en el mismo lugar como lo había visto la primera vez, el año
anterior, delante del Santísimo Sacramento. Lo miraba, y lo veía inmóvil,
como una estatua, su rosario en la mano, mirando fijamente hacia el altar.
Tuve la impresión de que estaba en éxtasis 663. Él no nos miró. Nosotros
rezábamos, mirándolo, esperando a que él nos viera. Pero no hizo el más
mínimo movimiento para voltearse y mirarnos” 664. Entonces, salimos al
patio, del lado occidental, hablando y haciendo bulla. El padre Chárbel
abrió la puerta, y se paró, en silencio, mirándonos” 665, con los brazos
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cruzados y una resplandeciente sonrisa en la cara” 666, como diciéndonos:
“No hagan bulla, pues me distraen en mi oración y en mi soledad”.
Nosotros, llenos de veneración”667, nos acercamos a él para pedirle la
bendición y besarle la mano”668. Cuando cada uno se iba acercando para
saludarlo, él doblaba la rodilla derecha, inclinaba ligeramente su cuerpo,
tocando rápidamente, con la punta de los dedos, a cada uno de nosotros,
impidiéndonos que le besáramos la mamo. Nos saludó sonriente,
repitiendo una sola palabra, en voz baja, como si balbuciera” 669: “Paz”.
“Recibidos un minuto por él, lo vimos cerrar la puerta para volver a la
oración, en tanto que nosotros nos fuimos al bosque” 670, al occidente,
caminando sobre la punta de los pies, intercambiando nuestras
impresiones, en un cuchicheo, para no estorbar su oración en su soledad.
Nos sobrecogió el recogimiento y el gozo de haberlo visto. Después, yo me
separé de mis cohermanos y volví solo al eremitorio, a la capilla” 671, “con
deseos de verlo y hablarle. Abrí la puerta de la capilla, y ya no estaba; fui
al corredor, y tampoco672; le di la vuelta al eremitorio, y no lo encontré” 673.
Entonces me monté a la terraza y, he aquí, que lo vi sentado sobre una
piedra cilíndrica674, cerca del muro de la iglesia, como si huyera de
nosotros675. Tenía en la mano la biografía de San Antonio, el Grande.
Cuando me acerqué a él, me alargó el libro, diciendo: “Lea este capítulo”.
Yo lo leí676, de pie, delante de él677, que escuchaba. Apenas terminé la
lectura, tomó el libro y se fue sin decir nada 678, a la iglesia. Yo pensaba que
me había hecho hacer la lectura para comentarla 679. Era la manera de
recibir a los monjes”680.

K: La confesión de Chárbel
I.Introducción
1-Revelación de los pensamientos
“Fuera de la confesión, el novicio debe revelar sus pensamientos al
superior o al maestro de novicios, cada noche, si es posible. Chárbel se
arrodillaba delante del director espiritual, humilde y devotamente, la
cabeza descubierta, besaba la tierra, y decía con todo respeto: “Padre, mi
corazón está lejos de Dios. Soy del todo imperfecto y lleno de faltas
ante Dios”. Después exteriorizaba sus pensamientos, los buenos y los
malos, pidiendo a su director espiritual los consejos pertinentes que él
debía cumplir”681.

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2-Confesión semanal
“Aborrecía el pecado y huía de las ocasiones que a ello lo llevaran” 682.
“Aun le molestaba recordarlos. Todos los que lo conocieron dan testimonio
de que no cometió ningún pecado leve, voluntario.” 683. “Lo que todo mundo
decía era que, durante su vida, jamás transgredió los diez mandamientos,
y los de la Iglesia. Más aún, sufría cuando alguien los cometía” 684. “Hacía,
también, a diario, un examen de conciencia sobre todos los actos del día,
como lo hace el comerciante prudente para saber si ha ganado o perdido.
En el primer caso, daba gracias al Señor, pidiéndole más gracias, a fin de
hacer más esfuerzos en el trabajo para incrementar, así, su salario y su
recompensa. En el segundo caso, cualquier mínima falta le hacía tomar la
resolución eficaz para remediarla y repararla” 685. “Sus confesiones eran
frecuentes, tanto cuando estaba en el mundo, como cuando se hizo monje
y sacerdote”686. “Se confesaba una vez por semana” 687. “Él se confesaba
semanalmente”688. “Pero los monjes lo hacían los domingos y los días de
fiesta”689. “Era de sabiduría y prudencia, sin escrúpulos, dotado de la
verdadera ciencia llamada “discernimiento de espíritus” ( que consiste en un
690
conocimiento sobrenatural de los secretos del corazón. Nota del traductor)” . “No rechazó
ningún buen consejo en toda su vida”691.
“Durante su permanencia en el convento de Kfifane, tenía dos
directores espirituales: el padre Naamtallah Al Kafri, elegido, más tarde,
superior general, y a San Naamtallah Al Hardini” 692. “Al principio de su vida
anacorética, el padre Eliseo fue su director espiritual. Muerto éste, lo fue el
padre Libaos Al Ramaty, trasladado, más tarde, al eremitorio del convento
de Qattara. Y, en fin, hasta su deceso, fue el padre Macario quien tomó el
cargo de su director espiritual”693.

3-Al servicio de los fieles


“El 20 de febrero de 1863 obtuvo, del patriarca Pablo Masaad, la
autorización para oír confesiones” 694. “Pero él no confesaba a los fieles
sino cuando se lo mandaba el superior”695, pues él no estaba designado
para tal servicio. Pero confesaba y daba directrices a aquellos que se lo
pedían. Éstos dan testimonio y elogian su celo por su bien y la influencia
eficaz para sus almas”696. “También todos ponderan el mérito de su
sabiduría en sus consejos acertados”697, “no buscando más que la
construcción de los demás y su progreso espiritual” 698. “Y en casos
necesarios no era parco en los consejos que daba a los que lo
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frecuentaban”699. “Yo mismo, personalmente, viví la experiencia de la
fuerza de sus sabias orientaciones, la primera vez que me confesé con
él”700 “y muchas otras veces” 701.”También lo escogí como director
espiritual”702.
“Él oraba por los pecadores. Les enseñaba directrices salvíficas cuando
escuchaba sus confesiones”703. “Los amonestaba enérgicamente por sus
pecados, infundiéndoles respeto, muy firmemente” 704. Uno de sus
penitentes arrepentidos me contó que fue a confesarse con el padre
Chárbel, y que sus orientaciones le penetraron en el alma, más que de
aquellos otros confesores con quienes él se había confesado antes” 705.
“Era más clarividente en el espíritu que los doctores” 706.
“Evitaba confesar mujeres, por conservar la virtud de la castidad. Sin
embargo, lo hacía sin protestar a una orden del superior” 707.

II: Relatos y acontecimientos


1-Para derramar la esperanza en sus corazones
“Su ejemplo ejercía una influencia grande en los demás” 708, “monjes y
laicos”709. “Se esforzaba para sembrar la esperanza en los corazones” 710.
“Si un monje enfermaba gravemente, pedía al superior que le enviara al
padre Chárbel para administrarle los últimos sacramentos” 711, “confesión y
comunión”712, y para reconfortarlos y derramar en sus corazones la
esperanza, a fin de que pudieran admitir su partida de este mundo con la
esperanza de la resurrección”713. “Él se iba a pasar toda la noche a la
cabecera del enfermo, sentado en una silla, sin alejarse de él más para
rezar el oficio divino, en caso que lo permitiera la situación” 714. “Cuando el
superior le confiaba misiones, él las cumplía con todo agrado” 715.

2-Sólo un monje
“El hermano Sergio de Ehmej falleció de muerte natural, habiendo
recibido los últimos sacramentos, en presencia del cura párroco, José Issa
y el padre Chárbel de Bqaakafra, el 14 de marzo de 1874” 716.

3-Un director prudente


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“Él fue, durante toda su vida, un ejemplo de sencillez, en palabras y
obras. En sus conversaciones espirituales, se distinguía por la sabiduría y
prudente dirección. Me acuerdo que, una vez, me dijo: “No pronuncie una
palabra capaz de causar un pecado. Si es para bien, dígala; si no,
absténgase de decirla”717.

4-Mi recogimiento después de sus consejos


“Cuando el padre Chárbel salía de la capilla para ir a su celda, yo lo
alcancé para pedirle que me confesara. Él regresó a la capilla, diciéndome:
“Sígame”. “Después de la confesión, me puse a mirar el interior de la
capilla y vi fisuras en el techo y los muros que podrían causar desagües.
Entonces le dije: “Padre, usted pasa toda la noche en esta capilla, y el
eremitorio está expuesto a tempestades. Basta un trueno para sacudirlo
violentamente, y se derrumbará sobre usted. ¿Por qué no lo restauran?” Él
me contestó: “No nos preocupemos de eso”. Le repliqué: “Le advertiré
yo mismo al padre superior para que lo reparen”. Él me respondió: “No le
diga nada, hijo mío. ¿Dónde puedo yo encontrar un lugar más santo
que este altar para morir?”. Me afectó profundamente esta respuesta,
tanto como el sentimiento que me asaltó al escuchar sus consejos en la
confesión. Después, él se retiró a su celda, y nosotros también nos
fuimos”718.

5-Reunía todas las cualidades de un confesor


“Fue famoso por su santidad, en comparación con todos los demás. Era
inteligente y competente en sus consejos y sus orientaciones. Regocijaba
los corazones de los que se confesaban con él. Yo mismo fui muchas
veces a su confesonario. Y ahora deseo, con todo mi corazón, tener la
suerte de encontrar un sacerdote como él para confesarme todos los días,
hasta el fin de mi vida. Porque el padre Chárbel gozaba de una rara
memoria, hasta el punto que el penitente tenía la impresión de que conocía
el mundo invisible, de tal suerte que se acordaba de casos de penitentes,
cualquiera hubiera sido el tiempo transcurrido sin retornar. Además de su
conocimiento y su precisión en la dirección de las almas, conocía,
perfectamente, el remedio. Tenía la gracia de atraer al penitente, no
obstante el rigor de su amonestación por el pecado cometido y la severa

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penitencia que le imponía” 719. “Reunía todas las cualidades de un
confesor:
- Muy atinado en sus consejos, sus preguntas y amonestaciones.
- Un juez versado en teología ascética y mística.
- Un excelente médico que aplica el tratamiento adecuado.
- Un padre cariñoso que abre los brazos al pecador, convirtiéndolo en
un apasionado por la conversión y la confesión” 720.

6-Muy conmovedoras
“Escuchaba las confesiones de los hombres, estrictamente de los que
le pedían que fuera con él. Ordinariamente los mandaba donde su
compañero del eremitorio. Sus orientaciones eran muy conmovedoras para
aquellos que lo escuchaban en el confesonario. Así me lo contó mi papá
que se confesó con él unas siete veces. Tenía, entonces, 25 años” 721.
“Comprobó que sus consejos eran muy eficaces para la salvación de las
almas”722.

L: Al servicio de todos
I.Introducción
“Que algunos detalles y obras de los monjes sean considerados bajos
y envilecedores por sus cohermanos, es por lo que algunos de ellos se
burlaban de su ingenuidad” 724, “cuando él personificaba el ejemplo cristiano
por su humildad, esforzándose en ocultar su virtud y esconder sus buenas
acciones. Le disgustaba y temía los elogios que de él hacían los demás” 725.
“Él representaba la modestia, alejándose de la gente y de sus
cohermanos, prefiriendo esconderse, aislarse en el silencio, humano en
apariencia, pero, en realidad, viviendo en el cielo. Cuando las gentes le
pedían su intercesión, él les decía, alejándose: “Confíen en Dios. Es Él el
que dispone”726.
“Cuando se le hacía la advertencia de alguna cosa, aun si él no tuviera
la culpa, se arrodillaba con los brazos cruzados, pidiendo perdón, la
cabeza clavada hacia tierra, y no se levantaba hasta que no recibiera la
orden de pararse”727. “Cuando lo amonestaban, se arrodillaba, de
inmediato, en silencio, los brazos cruzados, sin pretender justificarse; y no
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se levantaba hasta recibir la orden y la bendición del superior para ir al
trabajo”728. “Si alguno le decía: “Usted es santo”, él sonreía, movía la
cabeza y fruncía el ceño”729. “Se consideraba como el último de los
hombres y el más grande de los pecadores. Cuando uno le pedía sus
oraciones, respondía” “Yo soy un pecador”730.
“Él llegó a ser la “humildad personificada, cuidándose de hablar jamás
de sí mismo. Era, por tanto, como un muerto en el mundo” 731. “Cuando
algunos de sus cohermanos se burlaban de él y del rigor de su ascetismo,
entre otros, el despensero que le echó agua a la lámpara en vez de
aceite”732. “Había gente que lo despreciaba por su vestimenta miserable” 733.
“Se dejaba humillar hasta el anonadamiento, y hubiera deseado el
aniquilamiento total, mostrándose como sin voluntad, sin cerebro, tonto,
despreciable por su vestido, por su comer, por su sueño, por su modo de
arrodillarse, por su cama, por su celda y por su trabajo extenueante” 735. “Se
olvidaba de sí mismo”73
“Aceptaba con agrado los desprecios de los demás y gozaba cuando lo
insultaban”736. “No hizo nada que atentara contra el pudor. No obstante ser
sacerdote, conocedor de la teología mística, viejo en la orden y modelo de
virtudes, se dedicaba a trabajos manuales duros y, sobre todo, a los más
bajos. No reclamaba ni funciones ni actividades misioneras que podrían
convenir a su estado sacerdotal, sino trabajos” 737. “Ni tampoco pidió para sí
puestos que lo encumbraran honoríficamente ante los demás. Él escogía
siempre la parte más pequeña y el puesto más bajo. Se le oyó decir: “No
merezco estar entre mis cohermanos, ni obtener sus
consideraciones, pues soy el último de todo el mundo” 738. “Se
consideraba el más bajo de todos los monjes, en la esencia y en la forma,
atribuyéndose toda ruindad”739. “Cuando trabajábamos juntos en el campo,
se comportaba como si fuera el siervo de cada uno de nosotros” 740,
escogiendo los servicios y trabajos más despreciables, como barrer, lavar
los platos, servicios que no solían mandarle a sacerdotes” 741, y él los hacía
al instante y con gusto”742. “Cuando los monjes intentaban besarle la mano
y obtener su bendición, se esforzaba para no permitirlo” 743.

II: Relatos y acontecimientos


1-Extranjero

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“El padre Chárbel era un extraño en el convento. Originario del norte del
Líbano, de la región de Yebbe, y no de la región de Biblos, como era el
caso de todos los otros monjes. Sin embargo, él estaba sometido a una
obediencia especial a la de los que se encontraban con él en el
convento. Monjes y laicos le daban órdenes, sea para burlarse o a
manera de diversión. Pero él nunca incumplía una orden. Nadie lo
defendía ni lo respetaba, fuera del superior que se enfurecía contra los que
lo hacían sufrir o se burlaban de él. Él no hacía sino dedicarse al trabajo, a
la oración y a la obediencia, sin indignarse contra los burleteros. No
hablaba sino raramente, y casi nada, y eso para responder a sus
interlocutores”744.
“Jordania, qué de desprecios aquí.
¿No los has soportado por mí?
De la fierra quisiera desaparecer
y por ti, Jesús, la última de todos ser”.
(Poesía de Santa Teresita)

2-Que Dios me dé la fuerza para obedecer745


“Cuando mi tío, Abdu El Ahad Al Hussaini, fue superior del convento de
los Santos Sergio y Baco, en Kartaba 746, me consagré a su servicio. Un
día, fuimos al convento de San Marón, en Annaya, donde los monjes y los
empleados estaban dedicados a preparar un horno para hacer la cal. El
padre Chárbel se dedicaba a traer la leña. Fue, entonces, cuando al padre
Roque Juan de Mechmeche se le ocurrió bromear, delante de todos los
presentes con el padre Chárbel. Le dijo:”Todos los monjes, de común
acuerdo747, hemos decidido arrojarlo a la hoguera porque falta leña; y el
cuerpo humano atiza mejor la madera. El fuego y la carne alimentan bien
el horno. Así, la piedra caliza se cocerá más rápidamente”. Apenas oyó
eso, el padre Chárbel se puso de rodillas, diciendo: “Que Dios me dé la
fuerza para obedecer”. Es como si dijera: “Estoy dispuesto a sacrificar mi
vida en aras de la obediencia”. Muy afectado por eso, el padre Elías de
Mechmeche, por entonces asistente general 748, reprendió al padre Roque,
diciéndole: “¡Tenga vergüenza! ¿Por qué bromea de esa manera con el
padre Chárbel? ¿No sabe, acaso, que él lleva consigo el espíritu de Dios?
Dios nos bendice por su intercesión”. Entonces el padre Roque le pidió
- 86 -
perdón. El padre Chárbel respondió: “Que Dios perdone a todo
mundo”749.

3-Soy el más grande de los pecadores


“Nadie se daba cuenta de su presencia, a causa de su gran amor a la
vida retirada. Cuando los visitantes venían a pedirle su bendición y sus
oraciones, él los recibía sin mirarlos, diciéndoles:”Pídanle al Señor que
les dé según su fe”. Si uno le decía: “Usted es santo”, se entristecía y
contestaba:”Soy el más grande de los pecadores”. En el eremitorio él se
dedicaba a trabajos despreciables y a hacer aquellas ocupaciones que lo
envilecían. Siendo él el superior del eremitorio, se sometía, no obstante, a
su compañero, el padre Macario, más joven que él. Era el padre Chárbel
quien lavaba los platos y barría el eremitorio. Si sucedía que el superior
amonestaba a algún monje en su presencia o, bien, le hacía una
advertencia, aun no siendo él el culpable, se arrodillaba, según la
costumbre monacal, pedía perdón, como si tuviera la culpa, y no se
levantaba hasta recibir la orden del superior” 750.

4-Los sobrados del gato


“Quiero contarles un hecho que yo vi, con mis propios ojos, y del que
quedé muy conmovido. Fue una escena que recuerdo siempre con mucha
emoción, respeto y admiración. El padre Chárbel comía con su
compañero, en mi presencia. Su plato contenía trigo machacado, cocinado
con hierbas del campo. Habiendo terminado el padre Macario, limpió la
sartén con un pedazo de pan que arrojó al gato. Éste, no teniendo hambre,
lamió el pan sin comerlo. El padre Chárbel, que estaba lavando los platos,
volvió para coger el pedazo de pan del pasadizo, donde lo podrían pisar.
Lo pasó por la cabeza para sacudirle el polvo, hizo la señal de la cruz y se
lo comió, sin notar mi presencia, porque él nunca levantaba la mirada. En
ese momento comprobé que él no miraba a nadie. Más aún, él me
preguntaba muy a menudo: “¿Quién es usted?” Yo le recordaba mi
nombre, y él volvía a preguntármelo otra vez, porque no levantaba la vista
para mirarme”751.

5-¿Para qué esas cosas?


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“Buscó ser despreciado de todos, durante toda su vida, fija la mirada en
el suelo. No miraba ni a sus cohermanos, ni los paisajes naturales. Un día
que yo estaba con el padre Nehemtallah de Mechmeche 752, mirando a
Beirut con unos binóculos, pasó a nuestro lado, el padre Chárbel, armado
de una cuerda para amarrar un tercio de leña. Le dije: “Mire con estos
binóculos que muestran a Beirut muy cerca de usted”. Me respondió: “No,
no; ¿Para qué esas cosas?”. Y continuó hacia su trabajo”753.

6-No lo molesten
“Le oí al padre Elías de Mechmeche advertir a todos los empleados del
convento que no molestaran al padre Chárbel, ni de palabra ni de otro
modo, diciéndoles: “Es un hombre de Dios. Él tiene consigo el espíritu de
Dios. Respétenlo”. El padre Elías lo amaba y lo apreciaba mucho por sus
extraordinarias virtudes. Una vez dijo, estando yo presente: “He bregado
mucho por evitarle el trabajo tan duro que el padre Chárbel hace en el
campo, y por darle una ocupación más suave en el convento, para que
descanse. Pero es que apenas acaba el trabajo del convento que le doy,
se va, inmediatamente, para el campo”754.

7-Insultos: “Dichosos serán ustedes cuando los insulten y los


persigan” (Mt.5, 11)
“Una vez estaba a punto de rezar el oficio divino, cuando el padre
Ignacio de Mechmeche lo llamó, y le dijo, muy severo: “deje de rezar y
venga aquí”755. “Él obedeció con toda piedad” 756. Soportaba los insultos y
las burlas de los demás, con toda humildad, paciencia y alegría” 757. “El que
se humilla será ensalzado y el humilde de corazón encontrará reposo a su
alma. De aquel que digan toda clase de males, será grande su
recompensa en el cielo. Es por eso por lo que yo me regocijo, y contento a
mi Señor”758 (Santa Teresita del Niño Jesús).

-Alégrense y regocíjense porque será grande su recompensa en los


cielos (Mt.5, 12)
“Mientras nosotros recogíamos las uvas en el viñedo del eremitorio, el
superior me pidió que fuera a llenar la jarra al pozo del eremitorio. Apenas

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llegué, amarré la cuerda al asa de la jarra. Con el afán, la tiré,
descuidadamente, al pozo, sin darme cuenta que el padre Chárbel estaba
detrás de mí mirando, y me dijo: “Hermano, San Antonio escogió el
discernimiento. En tanto que usted arriesga quebrar la jarra tirándola
con fuerza al pozo. Y eso va contra la pobreza”. Yo le contesté con
dureza: “¡Váyase a su iglesia. Usted vive en el eremitorio dándoselas de
santo!”. Él me respondió, gentil y dulcemente, con la cabeza baja:
“Perdóneme, hermano, por el amor de Cristo”. Y cada uno nos
retiramos por nuestro lado; él, a la iglesia y yo, al viñedo” 759. “Cada vez que
un incidente llevaba a protestas, era él quien se adelantaba al hermano
para decirle: “Perdóneme”760.

-Así persiguieron a los profetas que vinieron antes que ustedes (Mt.5,
12)
“Un día, mientras yo trabajaba en la viña del eremitorio con algunos
obreros del convento, vi al padre Chárbel arrancando las cepas de la viña,
del camino de las vacas. En ésas, pasó una vaca y pisoteó una, y la
quebró. Intervino el padre Macario diciéndole: “He ahí una cepa quebrada
a causa de su negligencia” 761.”¿Qué fue lo que hizo? ¿Por qué las dejó a
los pies de las vacas?”762. Inmediatamente se arrodilló, los brazos
cruzados, diciendo”763: “Perdóneme, por el amor de Cristo”764.
Silencioso, rogaba y pedía perdón por su mala acción” 765.
“Me contó el padre Macario, también, que, un día, el padre Chárbel le
respondió: “¡Si yo soy un burro, padre. Téngame paciencia y
sopórteme, por el amor de Cristo!”766.

M: No se oirá en las plazas su voz (Mt. 12, 19)


I.Introducción
“El monje debe guardar, con discernimiento, el silencio” 767. Por eso “él
hablaba muy raramente. No dejaba escuchar su voz sino leyendo el
Evangelio, en las palabas de la consagración” 768 y “en el coro”769. “No se
dirigía ni a hombres, ni a mujeres ni a monjes” 770. “Vivía la Regla. No se le
veía sino en la capilla o en el trabajo, sin dejar escuchar una palabra. No
buscaba el entretenimiento con visitantes o arrieros. En el trabajo no

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conversaba con nadie”771. “No se distraía, preocupado por las noticias de la
gente o de alguna persona en particular. Si alguien le preguntaba algo,
respondía amable, calmada y brevemente” 772.
“Pasaba en silencio las reuniones de regocijo, por mortificación. Pero
estaba dispuesto a hablar cuando le preguntaban asuntos espirituales o
teológicos. Entonces sí, allí se explayaba con agrado en sus respuestas!
773
. “Si no, su vida sería semejante a la de los enclaustrados que viven en
silencio”774. “Su lengua no estaba dedicada más que para vacar en la
oración con Dios y meditar en Él” 775. “Era un monje contemplativo: sólo
trabajo, oración y silencio”776. “Sus palabras eran una lección de humildad
profunda”777, de tal suerte, que se tomaban como palabras venidas del
cielo, como de un hombre que vivía en otro mundo” 778. “Fuera de sus
conversaciones con los superiores”779, “no se permitía hablar con los
demás, sino de asuntos espirituales”780.
“En la capilla, como en el eremitorio, se asemejaba a un ángel. No se
sentía”781 “sino en la misa”782. “Silencioso en el trabajo” 783, “de un mutismo
asombroso”784. “Yo me extrañaba cómo podría vivir así, en el silencio, la
austeridad, la oración y el trabajo. Yo no comprendía el significado y los
detalles de todo eso, como lo entiendo hoy. Terminé por comprender que
era santo. Es la palabra que repiten todos aquellos que lo conocieron” 785.
“La renuncia a hablar era para nosotros un fenómeno extraño. Y el padre
Chárbel vivió así cincuenta años, entre el convento y el eremitorio, en el
silencio, en el trabajo y en la oración. Austero en el vestir y en el comer, sin
conocer el descanso y los gozos humanos”786.

II: Relatos y acontecimientos


1-Cuando es necesario
“Nuestra Regla obliga guardar el silencio después del rezo del oficio de
Completas, en el comedor y en la capilla. Durante ese tiempo, él no
respondía a los monjes, sino cuando era necesario hacerlo. Los
cohermanos lo imitaban y lo presentaban como un modelo para los
novicios, durante la vida y después de muerto. De entre todos los monjes,
ninguno lo igualó en la observancia de la Regla” 787.

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2-Una mecha que nunca se extingue (Mt. 12, 19)
“Si alguno de los novicios infringía la Regla, él no lo acusaba ante el
superior. Se hacía el sordomudo, sin meterse en nada, ciñéndose,
solamente, a las órdenes que le daban” 788.

3-Me perdí del camino


“Un día fue a Mechmeche para participar en un funeral, y no volvió
hasta el atardecer. Le pregunté por qué había tardado, y me respondió:
“Me perdí del camino. La neblina era muy densa y fui a dar a Huyula.
Volví a tomar el camino, orientándome, poco a poco, hasta llegar al
convento”. Le repliqué: “¿Y fue que no encontró a nadie por el camino?”
Me respondió: “Sí, con muchos”. Insistí: “¿Entonces, por qué no preguntó
por dónde iba el camino al convento?” Se quedó callado. En efecto, él no
preguntaba ni se dirigía a nadie, así se extraviara del camino. Era un caso
particular. Ni místicos ni ermitaños han vivido como él. Nunca he visto un
caso parecido, ni antes ni después de él, entre monjes, laicos, sacerdotes
y obispos. ¡Dios resplandece entre sus santos! El caso de este monje era
extraordinariamente asombroso”789.

4-Muy, muy parco en palabras


“Lo conocí muy, muy parco en palabras. Una vez me preguntó: “¿De
dónde viene usted?” Y otra vez me preguntó: “¿Dónde estudia usted?”
Respondí: “En Kfifane”. Él continuó: “Dice el Evangelio: “Ustedes son,
en verdad, mis discípulos”. ¿Cuál es la función gramatical de “en
verdad”? Le respondí, según sabía. A mi vez, le hice una pregunta
gramatical. Me respondió: “Hermano, yo no sé”790.

5-No pronunció ni una palabra


“Conocí, personalmente, al padre Chárbel, entre 1893 y 1895, pues yo
hacía una visita de inspección a los ermitaños de mi orden, en compañía
de otros cuatro monjes: el padre Abraham Harfuche, el padre José
Guebale, y no recuerdo el nombre de los otros dos. Nos recibió el padre
Macario, a quien le pedimos que llamara al padre Chárbel. Vino. Lo
saludamos besándole la mano y le pedimos su bendición. Él nos preguntó:
“¿De dónde vienen, hermanos?” Le respondimos, y cada uno se
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presentó diciendo su nombre, su convento y su pueblo natal. Él nos
preguntó: “¿Habrá fallecido alguno de nuestros cohermanos en los
conventos que ustedes han visitado, para celebrar una misa por el
descanso de su alma?” Le respondimos que no. Y él se retiró a su celda,
dejándonos con su compañero, quien nos dijo: “Permítanme preparar la
comida. Es la hora de comer; y ustedes comerán con nosotros”. Tomó una
vasija de barro; metió allí pedazos de pan duro con algunas legumbres y
les echó un poco de vinagre, de cebolla y ajo. Después llamó al padre
Chárbel a comer, invitándonos a compartir con ellos. Le agradecimos, pero
no aceptamos. Mientras comían, el padre Chárbel no pronunció ni una
palabra”792. En tanto que el padre Macario continuó conversando con
nosotros”793

6-¿Practicas tus deberes religiosos?


“Una vez vino su hermano de Bqaakafra para visitarlo. Tocó a la
puerta. Fue el padre Chárbel para ver quién tocaba, sin abrir la puerta. El
visitante respondió: “Soy el hermano del ermitaño Chárbel”. El ermitaño le
contestó: “Espere un momento para decirle a mi compañero a ver si él
permite que le abra la puerta”. Fue donde el padre Macario, y le dijo: “Mi
hermano está en la puerta. ¿Me permite que le abra?” “Claro que sí, le
respondió. Recíbalo”. Durante su encuentro con él no hacía sino repetir la
misma cosa: “¿Cómo está usted? ¿Está usted bien? ¿Practica usted
los deberes religiosos, lo mismo que su familia?” Y poco después lo
despidió”794.

7-Como San Néstor


“Él hacía como San Néstor que, en el momento de ingresar al
convento, encontró un burro en la puerta. Y se dijo: “Néstor, Néstor, tú y
este burro sois iguales. Si el burro pudiera hablar, tú también podrás
hablar en el convento”.
“Después de mi experiencia personal con el padre Chárbel, me pareció
inteligente, conocedor de la teología mística y apasionado por el estudio.
En todo caso, se portó como Néstor: un burro en su silencio; un filósofo en
su oración y en su tren de vida; y un anacoreta en el convento. Nunca le oí
decir: “Estoy cansado; tengo hambre o tengo sed” 795.

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8-A la escucha del amado (Lc. 10, 39)
“No obstante que el padre Chárbel no era tonto ni malhumorado, y de
temperamento taciturno, punto débil de los que odian el trato con la gente,
hay que decir que él habría decidido que su lengua no hablara sino para
alabar a Dios, contestar a los superiores, por obediencia, y la
disponibilidad para cumplir alguna misión de caridad al prójimo, en asuntos
espirituales. Es por eso por lo que hablaba tan poco, no tomando la
iniciativa en el hablar, sino raramente. Más que todo, no lo hacía sino para
responder a una pregunta. Así, que él se distinguía de entre los ermitaños,
no solamente por la observancia del reglamento del eremitorio, sino
también por su silencio perpetuo y su trabajo continuo. Su vida era una
cadena ininterrumpida que constaba de tres eslabones: la observancia a la
Regla, la oración y el trabajo, a lo que añadía el silencio. Se parecía a los
monjes contemplativos silenciosos, más que a un monje libanés. Todos los
otros ermitaños se asombraban de su perpetuo gran silencio” 796.

9-No me contestaba
“Cuando yo le ayudaba a arrancar los arbustos espinosos y los troncos
de árbol, no abría la boca ni me dirigía la palabra. Y cuando yo me aburría
con tanto silencio, le hablaba, pero él no me contestaba” 797.

10-Nada lo distraía
“Frecuenté a los monjes y a los ermitaños, todos venerables, pero
ninguno se parecía al padre Chárbel. Los otros ermitaños, los que ya han
fallecido, hablaban con nosotros; y los que aún viven, tampoco dejan de
dialogar con la gente, cuando los visitan, gustando de tener noticias. En
tanto que el padre Chárbel no conversaba con nadie, ni se distraía con
nada, ni le miraba la cara a nadie”798.

11-La gente lo creía mudo


“El padre Chárbel era un ángel con cuerpo humano, un filósofo sin
teorías, un ideal de santidad y de perfección. Tenía lengua, pero la gente lo

- 93 -
creía mudo”799, como un niñito en brazos de su madre; con la sola
diferencia de que no se le escuchaba su voz” 800.

12-Escasamente hablaba
“Durante el tiempo que pasé en el convento de San Marón, en vida del
padre Chárbel, no pude ver en él sino al hombre silencioso, aislado, no
solamente de la gente, sino también de los monjes. No se movía sino por
orden de obediencia, como si fuera un robot. No me hablaba, por lo que no
les puedo contar anécdotas de su vida. No se interesaba por nada, como
para poder contarles su trato con la gente” 801. “Trabajaba cuatro o cinco
horas con los novicios, que charlaban a su alrededor, mientras él
permanecía en silencio. No hablaba sino raramente” 802.

13-No me conversaba
“Nunca conversó conmigo, a diferencia de los otros ermitaños que sí
me hablaban. Jamás lo vi mezclándose con los visitantes o con otros. Y
cuando alguno le pedía que lo bendijera, él lo hacía, asperjándolos
primero”803.

N: Voy completando lo que aún falta al total de los


sufrimientos de Cristo (Col, 1, 24)
I.Introducción
“El monje debe dar gracias a Dios, más por la enfermedad que por la
buena salud, confiando que es una prueba para su bien” 804. “El padre
Chárbel adolecía de atroces dolores de estómago, pero no seguía ningún
tratamiento, y ni siquiera tomaba un calmante cuando el dolor se le hacía
insoportable, repitiendo siempre: “Que se haga la voluntad de Dios” 805.
“Soportó cólicos crónicos que se le agravaban en la estación de las nieves,
sin quejarse ni hacerse ningún tratamiento. Nunca habló a nadie de su
estado de salud, ni pidió que lo visitara algún médico” 806, “ni probaba gota
de algún refresco en el estío, ni algo caliente en el invierno, a pesar del frío
cortante del eremitorio”807. “Jamás dijo que estaba enfermo” 808. “Portaba el
hábito en verano y en invierno, y no se calentaba al calor del fuego, como
- 94 -
lo hacían los otros ermitaños, pasando el tiempo orando en la capilla,
arrodillado y a menudo en pleno piso, sin alfombra” 809. “Permanentemente
llevaba puesto el cilicio”810, “directamente sobre la piel; no sobre la
franela”811. “Yo me preguntaba cómo podía soportar eso, sobre todo en
verano”812. “Se ponía un cinturón con púas, ceñido directamente a la
carne”813. “Según testimonio de sus compañeros, se azotaba” 814. “No me
entreguéis al mundo ni me seduzcáis con las cosas materiales; dejad que
pueda contemplar la luz pura; entonces seré hombre en pleno sentido.
Permitidme que imite la pasión de mi Señor”815.

II: Relatos y acontecimientos


1-Un cese contra la pobreza sobre mi conciencia
“Cualquier cosa que viniera, sea de Dios o de los hombres, él lo
aceptaba con paciencia y serenidad, como el cólico 816 crónico del que fue
aquejado. Nunca se hacía un tratamiento médico, soportando sus dolores
con una paciencia asombrosa, ocultando sus sufrimientos a los demás,
con discreción”817. “Pues, bien, una vez, mientras nosotros trabajábamos
en el viñedo del eremitorio, el hermano Elías Al Mahrini, responsable del
campo, el obrero Salomón Al Manzili y yo, y estando también el padre
Chárbel y el padre Macario, su compañero del eremitorio, resultó que el
padre Chárbel comenzó a agarrarse, a doblar la espalda, a apretar el
hacha, dejando escapar un gemido a causa del sufrimiento. Le pregunté al
padre Macario: “¿Qué le pasa al ermitaño? ¡Lo veo sufrir!” Me respondió:
“Lo cogió una crisis de cólico renal”. Le repliqué: “Que se vaya a reposar.
Pediremos otro obrero que lo reemplace”. El padre Macario me contestó:
“Él quiere dominarse a sí mismo”. Mientras nosotros continuábamos el
trabajo y otro trabajador nos había dejado atrás en el surco, he aquí que el
padre Chárbel se dirigió hacia una cepa para desviarla del camino de los
bueyes, dando gemidos más agudos que antes, lo que quería decir que el
mal se había agravado. Le dije: “Vaya despacio, maestro, yo atajo los
bueyes”. Y me respondió con una voz entrecortada: “Maestro, eso sería
un cese contra la pobreza sobre mi conciencia”, siguiendo su trabajo
todo el día, a pesar de su dolor. Por la tarde nos fuimos a comer lentejas
con ensalada de verdolaga. Yo vi al padre Chárbel recogiendo los tallos de
verdolaga, partirlos y comerlos”818. “Al amanecer, noté que él se debatía a
causa de un dolor insoportable. A mi pregunta, el padre Macario me
respondió: “Le vuelve el cólico”. Entonces tuve compasión de él y le rogué

- 95 -
que dejara el trabajo. Él no quiso dejarlo, perseverando todo el día en la
labor con aplicación constante, como si gozara de buena salud” 819.

2-Bañado en lágrimas
“Acerca de esto, ustedes pueden notar que toda su vida fue una
continuación de sufrimientos, hasta el punto que su cuerpo se adaptó a su
alma y allí encontró reposo, de tal suerte que sometió completamente sus
sentidos al dominio de su espíritu. La negación de sí mismo se volvió en él
algo natural, como una escapatoria donde él encontraba satisfacción, tras
largos años de practicar la mortificación. Yo me recuerdo que, en mayo de
1897, nosotros estábamos trabajando en el viñedo del eremitorio. Llegó la
hora del desayuno. Pero el padre Chárbel continuó en la construcción de
los muros que rodeaban el viñedo. Le pedí a su compañero, el padre
Macario, que lo llamara para desayunar. Me respondió: “Él sólo come
después de medio día”. A la hora del almuerzo, continuaba su trabajo de
los muros. Volví a pedirle al padre Macario que le ordenara venir a comer
con nosotros, por piedad a su fragilidad. Pero me respondió, diciendo: “Él
comerá después”. En la tarde llevamos los bueyes a pastar al bosque. Un
momento después volví al eremitorio para tomar agua. Entonces vi al
padre Chárbel comiéndose los tallos de verdolaga que había recogido y
picado. Ante esta escena, los ojos se me llenaron de lágrimas. Le achaqué
al padre Macario la responsabilidad sobre el padre Chárbel, diciéndole:
“Tenga compasión del ermitaño. Usted le deja comer los tallos de
verdolaga después de un trabajo extenuante, su enfermedad y sus
dolores. Me respondió “Él es feliz comiéndose eso; déjelo”. Después me
dije a mí mismo: “¿A qué distancia de su virtud estamos nosotros?”
Verdaderamente él ha hecho suyas todas las penitencias de los padres del
desierto (del alto Egipto). Él superó, y con mucho, todo aquello que leímos
en el libro “Jardín de los monjes” y en el de “La perfección cristiana” 820.

3-Me conmovió de pura piedad


“Lo vi, una vez, cargar leña sobre sus espaldas, del fondo del bosque
hasta el viñedo. Y, además, lo hacía con bultos pesados que subía al
eremitorio. Allí me conmoví de pura piedad por ese anciano que ya
pasaba los 65 años. Le eché la culpa al padre Macario, su compañero,
quien se disculpó, diciendo: “Así quiere él vencerse a sí mismo” 821.

- 96 -
4-Arroz y mantequilla en el eremitorio
“Una vez, el padre Macario le dijo: “Usted sufre de los riñones. Déjeme
prepararle una sopa de arroz en mantequilla. Él respondió con una voz
muy baja: “¿De arroz en mantequilla en el eremitorio? No”822.

5-Dolor unido a la pasión de Cristo


“Cuando le preguntaban por qué se amarraba una rama de uva
alrededor de su cabeza y pelaje de cabra en su muñeca, algunas veces
respondía: “Tengo dolor de cabeza, unido a la pasión de Cristo” 823.

6-Nadie se daba cuenta de sus padecimientos


“Oí decir que los ermitaños habían cocinado hierbas silvestres, entre
ellas, una muy nociva. El padre Chárbel la comió, y se enfermó, sin
quejarse. De todos modos, se le notó su malestar. Era que nadie se
enteraba de sus sufrimientos y enfermedades” 824.

7-Pisaba, descalzo, los arbustos espinosos


“Cuando él vivía en el eremitorio, lo vi con un hábito deshilachado
llevando un bulto de arbustos espinosos que él había amarrado con una
cuerda, pisándolo, descalzo, y sangrándole los pies” 825.

8-Medias de lana
“Una vez, el superior le mandó ponerse medias, hechas caseramente
con hilos gruesos de lana, para protegerse los pies de la humedad, pues él
sufría de cólicos estomacales. Las llevó una sola vez, por obediencia, y no
volvió a ponérselas en toda la vida”826.

9-Se calentaba poco

- 97 -
“Cuando hacía mucho frio, en invierno, el padre Macario lo llamaba a la
cocina para que se calentara. Por obediencia, él lo hacía por breves
momentos. Después, se retiraba para irse a dormir a su celda, mientras su
compañero dormía al lado del fuego, dado el frío cortante que hacía en el
interior del eremitorio”827.

10-Me burlé de él
“Una vez, cuando él arrancaba los arbustos espinosos del campo para
plantar un seto del viñedo, lo vi que se retiró a un lugar aislado, creyendo
que nadie la veía. Se quitó el hábito para sacarle las pulgas y los piojos. La
curiosidad me llevó a acercarme más para mirarlo sin hábito. Y vi que
llevaba el cilicio debajo, sin franela. Comencé a reírme de él, sin
comprender el sentido de su austeridad, hasta después de su muerte y las
manifestaciones de sus milagros”828.

11-No debo darme el lujo de complacerme con dulces


“Una vez, el padre Macario le propuso hacerle una tisana con hierbas
amargas, como un calmante contra los dolores que lo aquejaban. Él
aceptó, a condición de que no pusiera azúcar. Su compañero le dijo: “¡Pero
si las hierbas son muy amargas, imposible beberlas sin azúcar!”. El padre
Chárbel le replicó: “Yo no tengo el derecho de complacerme con
dulces! Mi Señor Jesús bebió hiel y vinagre en la cruz, como
calmante para su sed y sus dolores” 829. “A través de mis lágrimas me
sonrío cuando contemplo tu pasión, oh Jesús” 830.

12-La hemiplejía
“Le oí contar a mi tía, Rosa, que, cuatro años antes de la muerte del
padre Chárbel, fue atacado de hemiplejía, de la que se curó” 831.

O: Eterna paz

- 98 -
I.Introducción
“Su fortaleza era excepcional, pues le venía del cielo y no de la tierra.
Uno lo veía siempre sonriente y amable como si todo caminara sobre
rosas”832. “Jamás oí decir que irrespetara a alguien, discutir o quejarse de
algún trabajo, en verano o en invierno” 833. “Cuando los rayos se
precipitaban sobre el pararrayos del eremitorio, no se movía un ápice en la
capilla, donde rezaba”834. “Soportaba todas las dificultades, a pesar las
tribulaciones que le causaban, convirtiéndolas en dones sobrenaturales.
Se sometía a mortificaciones que no eran obligatorias, como: ayuno
continuo, largas vigilias, vivir sin calefacción, no obstante el frío
glacial”835.”Soportaba los cólicos que, a veces, lo atacaban durante las
horas de trabajo. Su compañero, el padre Macario, le decía: “Váyase a
descansar y a orar delante del Santísimo Sacramente”. Él obedecía. No se
fastidiaba ni se quejaba de sus dolencias” 836. “Realizaba su trabajo bajo el
efecto del dolor, en silencio” 837, “sin intentar atenuarlo”838, repitiendo: “¡Oh
Jesús; oh María!”839.

2-Ante las provocaciones


“Cuando lo llamaban, él se presentaba y saludaba, según su
costumbre, empleando la expresión: “¡Gloria a Dios!”. Cruzaba los
brazos, y no se sentaba hasta que se lo ordenaran. Si no, se quedaba de
pie. Si alguno lo saludaba, diciendo: ¡Gloria a Dios!” 840, él respondía: “Que
Dios lo bendiga”841. “Era sereno, serio, de carácter dulce, dócil como una
paloma”842; “más aún, era la docilidad, la gentileza y la amabilidad en
persona. El que lo veía, lo amaba espontáneamente” 843. “Si alguien venía a
molestarlo, lo soportaba con magnanimidad y afabilidad, también” 844. “Al
verlo en la oración, en su diálogo íntimo con la Omnipotencia divina, uno
se quedaba asombrado ante tal actitud recogida, edificante y ejemplar, que
despedía su devoción y su piedad, en todos sus rasgos, todo el tiempo.
Cuando oraba, su rostro resplandecía con una luz celestial” 845. “En el
eremitorio, cuando él se encontraba con alguien por el largo y estrecho
pasadizo, él se pegaba contra la pared, no dejando que su hábito tocara al
que pasaba”846.

3-En todo

- 99 -
“Vivía en la presencia de Dios. Exterior e interiormente testimoniaba
que él no se preocupaba sino de Dios. En su oración, su misa y su trabajo,
estaba con Dios. Que lo alabaran o lo insultaran, que los monjes
estuvieran contentos o no con él, le importaba poco. Él permanecía
imperturbable, absteniéndose ante las seducciones del mundo y sus
vanidades, atenido a su comprtamiento” 847. “Lo único que le interesaba era
cumplir sus obligaciones, sin la menor intención de granjearse la alabanza
de los demás, y no permitiéndose halagar a nadie. Si demostraba el
interés por algún cohermano, lo hacía solamente en cumplimiento del
mandato de la caridad. Revelaba la simplicidad monástica en sus palabras,
sus trabajos y su vestido. No acusaba a ninguno de sus cohermanos o
trabajadores ante los superiores, ni se metía con nadie” 848.

II: Relatos y acontecimientos


1-Dios arregla las cosas
“No se dejaba llevar de las emociones, como la tristeza, por ejemplo.
Cualquier cosa que ocurriera en el convento: tribulaciones de algún
cohermano, o cosas divertidas, él guardaba siempre el mismo talante ante
todas las situaciones. . Confiando en Dios, repetía esta expresión: “Dios
arregla las cosas; es la voluntad de Dios” 849.

2-Peregrino hacia la eternidad


“Yo sé que él tenía absoluta esperanza en Dios porque abandonó el
mundo y se consagró a su servicio. Toda su vida estuvo repleta de obras,
ajenas de todo artificio mundano y de toda vanidad, teniendo sólo por meta
la eternidad. No se permitió ninguna satisfacción de cosas mundanas ni se
entristeció por cosas terrenas, soliendo decir: “Que se haga la voluntad
de Dios. ¿Qué tenemos en este mundo? Aquí no somos más que
peregrinos hacia la eternidad”850.

3-Corazón y mente en el cielo


“No hablaba de las cosas de la tierra. Más bien le entretenían las
conversaciones sobre el cielo. Nada le atraía de la tierra, ni deseaba más

- 100 -
riquezas para el convento, como la posesión de tierras. No manifestaba
gozo ante una abultada colecta, o su buena salud o cualquier otro
acontecimiento divertido. Su rostro llevaba siempre el cariz del abandono
a la voluntad divina. No hablaba ni de la familia, ni de parientes, ni se
atribuía algún trabajo digno de agradecimiento ni de ninguno esperaba
ayuda alguna. Nunca anduvo en búsqueda de la satisfacción de un
superior llevando a cabo un servicio que le hubiere pedido. En una
palabra, su corazón y su mente estaban orientados al cielo. Para él todo
aquello que dependiera de lo humano, lo consideraba como un
desecho”851.

4-Recen por él
“Manifestaba una inmensa confianza en Dios. Es por eso por lo que,
cuando los padres de un enfermo venían a suplicarle, pidiéndole que
rezara por la curación de su enfermedad, él respondía, a veces: “Su hijo
enfermo goza de salud. Recen por él”, como si la voluntad de Dios le
hubiera inspirado que les comunicara eso. Otras veces les replicaba:
“Imploren, recen por él”. Al decir esto, él se unía a su oración y les
recomendaba confiar en Dios. En otras ocasiones, los consolaba con el
consejo de armarse de paciencia y abandonarse en las manos de Dios.
Esto que acabo de relatar, lo dije para resaltar el cumplimiento de sus
obligaciones, de su observancia a la Regla y su extraordinaria ascesis,
para mostrarles la virtud de su esperanza en sus más bellas
manifestaciones. No se regocijaba si a alguno de los sacerdotes lo
ascendían, ni tampoco se entristecía por la muerte de algunos de sus
cohermanos, ni se preocupaba de la pobreza o la riqueza de sus
familiares. En definitiva, vivía la ecuanimidad interior, tanto en el gozo
como en la tristeza y en la tribulación como en el bienestar” 852.

5-Que se haga su voluntad


“No se confiaba de nadie, sino de sólo Dios. Para él, la vida no valía
nada. No se apegaba ni al dinero, ni a las propiedades ni a la familia. Ante
los desastres, no se alarmaba, repitiendo su habitual expresión: “Que se
haga su voluntad”. Jamás se juntó con los demás. Su trato con los
superiores era para lo estrictamente necesario: se le ordenaba, y él

- 101 -
obedecía sin vacilar. Supe que, una vez, vinieron sus familiares para
visitarlo, y él ni los miró”853.

6-El reguero de las brasas


“Le oí decir al padre Simeón de Ehmej, ermitaño, que vivió algún
tiempo con el padre Chárbel en el eremitorio del convento de San Marón,
que el padre Chárbel era un monje ejemplar en sus mortificaciones, en su
oración, en su pobreza, en su obediencia y en sus virtudes monásticas.
Según el padre Simeón, los ermitaños debían celebrar sus misas
separadamente. El padre Chárbel ayudaba las misas de sus compañeros.
El padre Macario de Mechmeche y el antes mencionado, el padre Simeón
de Ehmej, a cambio, le ayudaban su misa, por turno. De esto los eximió a
los dos el frío del invierno. Un día, cuando hacía un frío glacial y se
acumuló una nieve muy compacta, el padre Chárbel les ayudó sus misas,
los cuales, justo acabada sus misas, se fueron a calentarse al fuego,
mientras el padre Chárbel se preparaba para celebrar la suya. Estos dos
ermitaños, al calor del fuego, se adormecieron. Cuando, de pronto, la
estufa se chocó contra la pared. Brincaron las brasas y la ceniza que se
regaron sobre los durmientes. Se despertaron aterrorizados, y salieron a
toda carrera hacia la capilla, donde encontraron al padre Chárbel revestido
para la misa, de pie, delante del altar, esperando que alguien viniera a
ayudársela. A su llegada, no manifestó ninguna contradicción. No
pronunció ni una palabra de protesta. Ellos tomaron el incidente de las
brasas como una advertencia para que se despertaran, a fin de ayudarle la
misa a su compañero anacoreta”856.

7-Trabajaba para que los monjes descansaran


“No se preocupaba de complacer a los monjes y a los que lo conocían
sólo por granjearse elogios y en busca de alabanzas. En lo que hacía, no
deseaba otra cosa que el descanso de los monjes y el bien del convento,
convencido que con ello glorificaba a Dios y trabajaba por la salvación de
su alma. Cuando un cohermano le mandaba efectuar un trabajo, como la
elaboración del pan, por ejemplo, o bien, cualquier otro trabajo, pensaba
que era porque se encontraba fatigado y necesitaba descanso. Entonces,
él pedía permiso a su compañero para reemplazarlo y efectuar por él el
trabajo, hasta media noche, si era el caso, no permitiéndose abandonar a

- 102 -
los otros trabajadores hasta cumplida enteramente la misión confiada, y
siendo que él estaba en ayuno” 857. “A cualquiera que le pedía un servicio,
le respondía: “A sus órdenes, hermano”858.

P: Nadie les podrá arrebatar la alegría (Jn. 16, 22)


I.Introducción
1-Alegre
“Era siempre dócil y alegre”859, “feliz en Dios”860, “afable”861, “contento de
vivir así. No se aburría ni con el frío ni con el calor” 862, “no se quejaba de
nada”863. “Era sobrio”864, “paciente, alegre, exento de aburrimiento, de
tristeza, de problemas y de aflicciones” 865. “Vivió en una ascesis
espontánea, fácil y gozosa hasta el último día de su vida” 866, “con asiduidad
y llena su alma de alegría”867; “alegría en todos los trabajos que hacía” 868,
“sin interrupción, a tal ritmo que no muchos podían seguirlo. Siempre feliz y
risueño”869, “en progreso continuo, rápido y fácil” 870. “No vacilaba ni
renegaba”871. “Llevaba su tren de vida con equilibrio y gozo” 872.

2-Servía con gozo


“Se consideraba servidor de los demás, haciendo gozosamente no sólo
lo que le mandaban los superiores, sino también, lo que los otros le
pedían, comprendidos los novicios y los empleados. Se comportaba con
ellos como el asno con su dueño”873. “Obedecía con gozo y vivacidad a un
empleado o sirviente del convento” 874; “amable y respetuoso con todo el
mundo. Manifestaba satisfacción en todos los servicios que le pedían, aun
de los subalternos, como los empleados” 875 “y los obreros que trabajaban
en el convento o en el viñedo del eremitorio” 876, “servicios que él realizaba
a la perfección, con facilidad y alegría” 877, “igual que todos los servicios y
trabajos”878. “Encontraba satisfacción cuando le mandaban hacer un
trabajo difícil por otro cohermano. Lo realizaba con afabilidad” 879.
“Cuando el superior lo mandaba a visitar enfermos para orar por ellos y
bendecirlos, lo hacía con disponibilidad y gozo. Tenía gran celo por la
salvación de la gente, recibiendo gentilmente a los hombres que quisieran
confesarse con él, haciendo lo mejor posible por llevarlos a la
conversión”880.
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3-Los gozos del alma
“Cuando uno le hablaba de un gran acontecimiento o de un hecho
risible, respondía brevemente con una sonrisa amable” 881, “pues raramente
uno lo veía reír. Diferente era cuando se encontraba forzado, por
obediencia, a hacer alguna charla teológica. Tomaba una postura afable 882,
dirigiéndose a cada persona con amabilidad” 883. No paraba mientes en el
interés que uno le ponía, para que no fuera un obstáculo en su amor a
Dios. Gozosamente realizaba sus obligaciones” 884. “Nunca se aburría con
las cosas espirituales; más aún, encontraba satisfacción en ellas” 885. “Ante
el Santísimo Sacramento lanzaba profundos suspiros que expresaban su
intenso amor a Dios, oculto en el Sagario” 886. “Cuando comía y bebía el
cuerpo y la sangre de Cristo, parecía que participara del banquete más
placentero del mundo, comiendo y bebiendo en una mesa celestial” 887. “No
disfrutaba, ni descansaba ni gozaba sino en la capilla, delante del
Santísimo Sacramento”888, “en la misa y en la oración”889.

4-Una felicidad contagiosa


“Yo sentía un gozo enorme cuando le ayudaba la misa, sin saber por
qué. ¡Loado sea Dios!”890. “Algunas veces, después de media noche, yo
rezaba el rosario con él, en la capilla. Lo rezaba de rodillas, con todo el
gozo y el ardor que lo inundaba, y a mí me penetraba. Yo anhelaba, con
todas las veras de mi alma, que me llamara para participar con él el rezo
del rosario”891, “pues junto con él, un ardor inusual invadía mi alma 892.
Silencioso como era, comprometía a todo el mundo en el silencio, e
imponía moderación en las conversaciones. Todos eran felices trabajando
con él”893.

II: Relatos y acontecimientos


1-La delicia misma
“Apenas llegué al eremitorio, le mostré al padre Chárbel la autorización
del superior general, dirigiéndose a él, para que me predicara unos retiros
espirituales antes de mi ordenación sacerdotal. El padre Chárbel me dijo:
“¿Eres maestro en Israel894 y necesitas de uno como el padre Chárbel

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para predicarte unos retiros? En fin, estoy a su disposición en lo que
usted desea”. Hubiera querido que esos retiros hubieran durado más de
una semana. Al escuchar sus palabras, tenía la impresión de estar
saboreando el maná895 con miel, porque sus palabras taladraban las rocas.
Para su oyente, eran la delicia misma. Por eso me prometí pasar todas mis
vacaciones con él, en el eremitorio, él tiempo que él viviera. Después de
haber tomado esta resolución, pasé con él mis vacaciones durante cuatro
años seguidos. Cada vez él me recibía con una amabilidad angélica” 896.

2-Respondió sonriendo
“Muy a menudo, nos acompañó para sembrar el trigo con nosotros, al
pedírselo el responsable del trabajo, y con el permiso del superior del
convento. Un día, todos, novicios y trabajadores, después de haber
terminado la siembra de un campo, más arriba de la fuente, pasamos a
otro campo y transportamos inmediatamente todas las herramientas y las
cosas necesarias. Unos trabajadores y yo nos encargamos de los bueyes
y del arado, mientras que los otros, novicios, el padre Chárbel y el resto de
los trabajadores, debían transportar todo lo que se necesitara” 897.
“Nosotros sabíamos hasta qué punto el padre Chárbel profesaba la
obediencia. Por curiosidad, quisimos ponerle a prueba esa virtud” 898. “En
honor a la verdad, debo decir que el siguiente hecho sucedió delante de
mí”899. “Juntamos los picos, la jarra del agua, el botijo, la canasta grande
con las semillas y el cubo de la comida” 900. “A manera de diversión, le pedí
que llevara todas esas cosas. Él respondió: “A sus órdenes”901.
“Comenzamos a cargarle todo eso, pieza por pieza, cosa que él aceptó
gustosamente. Se terció los picos al hombro, y sobre el otro se puso la
canasta; la jarra en una mano y el cubo por el brazo hacia el codo” 902. “Le
dijimos: “lleve, también el botijo”. Nos respondió: “¿Y cómo lo llevo?”. Le
replicamos: “Tómelo con el dedo meñique”. Él obedeció” 903. “Quedaron por
tierra algunas cosas que ya no podía llevar. Y nos comenzamos a reír. Él
nos miró y nos dijo, sonriendo: “¡Ay de aquellos que cargan fardos
pesados sobre los demás, y ellos mismos no están dispuestos a
moverlos con un dedo”, y partió satisfecho y contento con su carga.
Nosotros llevamos el resto”904.

3-Con gozo y alegría

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“el padre Chárbel no sólo renunció a los bienes y a los honores del
mundo, sino que también inmoló su voluntad, que es lo que más le cuesta
al hombre. La repudió con menosprecio, siguiendo el mandato e Cristo,
que dijo: “El que no renuncia a todas las cosas y aun a sí mismo, es decir,
a su propia voluntad, no puede ser mi discípulo”. De allí, su ciega sumisión
al superior, como la de un niñito a sus padres. Él se sometió a los
cohermanos, aun al más joven de ellos, y no solamente en lo que fuera
agradable y útil, sino también, en aquello que contradecía su opinión. Se
prestaba a realizar las órdenes sin preguntar ni rechazar. Más aún, con
gozo y alegría. Todo el mundo sabía que cuando terminaba el trabajo
confiado por su compañero o por un trabajador del eremitorio, se paraba,
los brazos cruzados, y decía: “Padre, o hermano, ya terminé el trabajo.
¿Qué quiere que haga, ahora?”905.

Q: Un amor asombroso (Jn. 1, 13)


I.Introducción
1-Su corazón en Dios
“En el juicio final, el pecador no se preocupará por la severidad del
juicio sino por la asombrosa admiración ante la grandeza del amor
divino. Cualquiera que comparezca vacío de amor ante el Señor,
morirá de vergüenza”906. Es que “él demostraba lo que sentía en su
corazón. Decía: “Para ti es mi corazón, Dios mío”. Él se lo ofreció
enteramente, sin dejarse arrastrar ni un día por el amor terreno” 907. “Su
alma se inflamaba del fuego del amor de Dios. El tiempo que pasaba
delante del Santísimo Sacramento le enternecía demasiado su corazón.
No es de extrañarse, pues el amante vive fascinado de estar a la sombra
del amado y gozar de su compañía. El corazón del hombre está allí donde
se encuentra su tesoro”908. Lo dice el libro de los Proverbios. El padre
Chárbel pasaba gran parte de su tiempo, sin despreciar el más mínimo
momento libre, delante del Santísimo Sacramento, de rodillas y en éxtasis,
sin inmutarse, como el día aquel en que un rayo cayó en el eremitorio” 909.
“Prefirió su amor a Dios al suyo propio, que entregó a Dios. A nada se
apegó: ni al vestido, ni a la comida, ni al descanso, sacrificándolo todo por
amor al Altísimo. Tal punto alcanzó su amor a Dios, que deseaba
despreciarse y considerarse una nada”910. “Durante toda su vida jamás se

- 106 -
interesó por ganar la admiración del superior o la amistad de algún
cohermano”911, “ni tener noticias de su familia, ni de los demás ni de los
propios monjes”912. “Nunca se dejó arrastrar por una conversación con los
que lo rodeaban”913, “ni tampoco se afanó en algún trabajo por complacer a
alguien o complacerse a sí mismo. Lo realizaba por obediencia” 914. “No
existía para sí mismo sino, enteramente, para Dios” 915. “En su amor a Dios
alcanzó un grado de sublimación tan elevado, que nos será muy difícil
comprenderlo. No tenía voluntad sino para vivir siempre en la presencia de
Dios, en la capilla, todo el tiempo que la autoridad le permitiera, para estar
en meditación con Jesús, su amado”916.

2-Un corazón para todos


“Prestaba ayuda al prójimo con sus oraciones, sin pretender ganarse su
alabanza”917. “No tenía amistades particulares”918, “ni prefería a uno más
que a otro de los cohermanos, sino que a todos los consideraba hermanos
suyos, en Cristo”919, “bien que se inclinaba por los más virtuosos. No
experimentó un sentimiento puramente humano” 920. “Reemplazaba a sus
cohermanos en los trabajos penosos, para procurarles descanso físico” 921,
haciendo él los oficios más humildes” 922. “Cargaba las cajas de uvas sobre
sus espaldas, lo mismo que la leña, sin que fuera mandado por el superior,
sólo llevado del amor hacia los demás” 923, “porque él estaba allí para amar
a Dios y al prójimo, y no para odiarlos. Él vino para padecer y ser
despreciado, y no para ser alabado y descansar. Ha venido para servir y
no para ser servido”924.
“Oraba por la conversión de los pecadores y por el retorno a Dios de los
extraviados del camino. No tenía enemigos” 925. A veces atrasaba su misa
para que los pastores de cabras, que venían de lejos, pudieran participar
de la Eucaristía, especialmente los domingos y los días de fiesta” 926.
“Manifestaba cariño y piedad hacia los pobres y los enfermos. Les
permitía, a los hombres, entrar a calentarse y a secarse sus ropas
empapadas por la lluvia. Las mujeres no venían en los días fríos y
lluviosos, pues sabían que el padre Chárbel no las dejaría entrar al
eremitorio”927. “Era caritativo con todo el mundo, pobres y ricos” 928,
hablando con los visitantes de cosas espirituales. A su compañero le
dejaba la carga de la recepción de la gente y la comida. Y cuando los
visitantes venían al eremitorio en su ausencia” 929, “ofrecía”930 a un pobre o
a algún hambriento”931 su propia comida, bien frugal, y él se quedaba en
- 107 -
ayunas”932. “De esto he sido testigo muchas veces” 933. “Lo hacía a ejemplo
de Cristo, de quien se dijo: “Oh carpintero libre, cuya abnegación fue tu
tesoro; generoso, diste tu pan a los menesterosos” 934.

II. Relatos y acontecimientos


1-La familia de Chárbel (Mt. 12, 46-50)
“Una vez, su hermano y su hermana vinieron a visitarlo al eremitorio.
Su compañero, el padre Macario, le avisó de su llegada. Él respondió:
“Usted es mi hermano y mi hermana. Ofrézcales de comer y de beber.
Luego despáchelos para que regresen al pueblo; y dígales que rezo
por ellos para que se libren de las trampas del mundo”. Y no los
recibió. Es de saber que, desde su entrada al convento hasta su muerte en
el eremitorio, nunca volvió a la aldea donde su familia” 935.

2-¿Quiere almorzar?
“El reverendo padre Benito Masaad, de Aachkut, me contó que, una
vez, vino al eremitorio a la hora del almuerzo de los ermitaños. Los dos le
preguntaron si quería almorzar. Él aceptó. Pero sólo había comida para
dos personas. Discretamente, el padre Chárbel se retiró, dejando su parte
al visitante, y contentándose, después, con el raspado de la olla. Los
ermitaños sólo comen una vez al día”936.

3-Esfuércense por conseguir el alimento que perdura (Jn. 6, 27)


El padre Chárbel rezaba mucho por los enfermos y por la conversión de
los pecadores. Daba consejos encaminados a conseguir la salvación.
Consejos específicos para cada circunstancia particular. No dejo de
recordar las palabras que él me dijo una vez: “No se preocupe por nada
de este mundo, sino por el más allá y por el juicio, pues el que nos ha
de juzgar conoce todo. No necesita que nadie se lo diga”. Se apiadaba
por las almas del purgatorio, en particular, por aquellas que no tenían a
nadie en la vida. Rezaba e invitaba a los otros a orar por ellas” 937.

4-Se compadeció de ella

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“Una vez, cuando yo era un niño, acompañé a mi mamá, en noviembre,
para participar en su misa del eremitorio. Ya de camino, nos cogió un
diluvio y nos empapamos todo. Entré a la capilla y comencé a preparar las
cosas para la misa del padre Chárbel. Me vio todo empapado de agua, de
pies a cabeza. Me mandó ir a la cocina para secarme la ropa. Como yo no
quise, él se compadeció de mí y me trajo un par de zapatos que me
quedaron muy grandes. Al comienzo de la misa él dio la vuelta para
incensar, y vio a mi mamá, de pie, al otro lado de la puerta, participando en
la misa, bañada en agua de la lluvia. Él se compadeció de ella y me mandó
que la hiciera entrar a la capilla para que siguiera la misa, desde el fondo.
Fue un caso raro, pues él no permitía que las mujeres entraran en la
capilla. El frío glacial y el viento impetuoso lo hicieron compadecerse, y la
mandó entrar”938.

5-Caridad con sus cohermanos


“Una de sus más esclarecidas virtudes fue la caridad con sus
cohermanos. No acusaba a nadie; era severo consigo mismo, pero
clemente con los demás. Durante su largo período de vida monástica, en
el convento de San Marón, en Annaya, fue querido por todo el mundo,
extraños o no, viendo su imparcialidad y su discreción con unos y otros. En
el convento se entregaba a realizar toda clase de trabajos inconclusos. Por
aquella época, el superior, el padre Antonio de Mechmeche, dijo: “Tengo en
el convento dos monjes excelentes, no solamente los mejores de nuestra
Orden, sino, también, de entre todas las órdenes de la Iglesia. Son el
padre Chárbel y el hermano Elías Al Mahrini”939.

6-Su caridad con el prójimo


“Su caridad se manifestaba en los consejos que daba a los que se lo
pedían y a los que venían de lejos a confesarse. Consejos encaminados a
su salvación. Era cariñoso con los enfermos y con los que sufrían. Les
bendecía el agua, toda la que quisieran, para el alivio de sus males y para
asperjar el campo. Cuando el superior le confiaba misiones, él las cumplía
aun fuera del convento o del eremitorio. Algunas veces salía de noche para
orar a la cabecera de los enfermos y curarlos por su intercesión. Era
amable con todo el mundo, cuando daba consejos y directrices a sus

- 109 -
cohermanos, sirvientes y colonos asociados. Les ayudaba en sus
trabajos”940.

7-Como la madre que mira por su bebé


“Antiguamente había la costumbre de que, cuando un monje envejecía
o se enfermaba, si había otro monje en el convento, pariente suyo o del
mismo pueblo, éste se encargaba de cuidarlo. El padre Chárbel se limitaba
solamente a visitarlo, como los otros monjes. En cambio, se le dedicaba,
día y noche, a atender a los enfermos viejos que no tenían cohermanos de
la familia o del mismo pueblo, como una mamá que cuida a su bebé. Me
acuerdo que había en el convento de San Marón un monje llamado Moisés
de Ehmej941 que estaba enfermo y era viejo y minusválido. Había un monje
de su pueblo, el padre Eliseo 942, pero ya viejo y chocho. Entonces el padre
Chárbel, que se encargó de cuidarlo, no se separaba de él. Por la noche
se acostaba a sus pies, en pura tierra. Un día que salió de la celda de su
enfermo para ir a la capilla a orar y a celebrar la misa, noté que su sotana
estaba llena de gargajos en la espalda. Le llamé la atención, y le dije: “Es
indigno celebrar la misa con el hábito sucio. Fue y se lo cambió. Era que el
enfermo escupía toda la noche, mientras el padre Chárbel dormía, por
tierra, cerca de él”943.

8-Chárbel “el amante apasionado”


“Tu amor es mi único sufrimiento, y cada vez que lo siento en mí, mi
alma te desea más ardientemente. Déjame morir, Jesús, por amor a ti” 944.
“El corazón del padre Chárbel estaba enamorado de Jesús, y no concebía
vivir sin él. Por eso repetía siempre: “Dios es mi amor, y eso me
basta”945. “Todo lo que hacía lo realizaba por amor a Dios. El que ama, se
entrega. De ahí, el sacrificio de su cuerpo, su voluntad, su mente y sus
sentimientos al amor divino. Por Él, purificó su corazón del amor de su
familia y de parientes; abandonó las glorias del mundo; se privó de sus
delicias; no se resentía, no juzgaba, no descansaba y no se entregaba a
otro gozo más que el de la capilla, delante del Santísimo Sacramento. En
los días que nevaba y hacía frío, haciéndose imposible el trabajo exterior, y
no habiendo nada que hacer adentro, pasaba su tiempo con Dios en largas
visitas al Santísimo Sacramento. El que ama, piensa siempre en el amado
y gasta las horas en su presencia. Toda la vida del padre Chárbel estuvo

- 110 -
llena de Dios. Cuando alguien le dirigía la palabra, era como si lo
despertara de un profundo sueño. Durante su trabajo, él estaba siempre
inmerso en meditación con Dios. Yo no pienso que se haya apegado a algo
de este mundo, o que hubiera dicho: “esto es mío, quiero aquello”. Su
corazón jamás se inclinó por alguien. Cuando el amor de Dios alcanza su
máxima intensidad, el cuerpo languidece y se derrite de pasión por el
amado. Así, el padre Chárbel se gastó hasta quedar en sólo huesos con
piel”946.

9-Déjeme hacerlo por usted


“Su amor por el prójimo no tenía nada de atracción humana. Cuando
veía a un empleado o a un cohermano efectuar un trabajo subyugante, él
corría a decirle: “Déjeme hacerlo por usted”. Y se afanaba por hacer el
trabajo duro, así no estuviera obligado a hacerlo, como la elaboración del
pan y otros trabajos. Para ello pedía permiso al superior, y venía a
ayudarnos, sin tener preferencia por este o aquel trabajo. A todo mundo le
brindaba devoción, como si todos fueran su superior. No se juntaba con los
visitantes. Se contentaba con rezar por su intención. Por orden del
superior, iba a visitar los enfermos para orar por ellos” 947.

10-Por el amor de Dios


“Por el amor de Dios, él se sacrificaba con alegría y gozo, y daba
pruebas de este amor fundamental cuando soportaba los trabajos
extenuantes en lugar de sus cohermanos y trabajadores, para aliviarles su
fatiga. En compensación, lo hacía por amor a Dios y al prójimo. Amaba a
todos por igual, sin distinguir entre superior, súbdito, sirviente o
cohermano. Evitaba molestar a los otros. Más aún, se empeñaba en
reemplazar a los demás para aliviarlos de un trabajo penoso a fin de que
descansaran. Oraba, también, por ellos para obtener gracias del cielo y la
salvación de su alma. Nunca rechazaba a alguien que viniera a pedirle
ayuda espiritual”948.

11-Amor ilimitado

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“A mí y a los novicios que éramos de su mismo pueblo, no nos
mostraba afecto especial. Por el contrario, se abstenía de hablar con
nosotros. Una vez, el superior del convento, el padre Elías de Mechmeche,
le dijo: “Padre Chárbel ¿es que usted no se inclina, en especial, hacia los
novicios que son de su mismo pueblo, más que hacia los otros? Es una
propensión natural del hombre”. Como de costumbre, respondió: “No; ni
interior ni exteriormente. Todos los cohermanos son iguales para
mí”949. “Sobre todo, se aplicaba a los trabajadores del convento, a los que
jamás les daba órdenes. Al contrario, les obedecía cuando le mandaban
hacer un trabajo”950.

12-No nos miraba


“”El padre Efrén y yo951, ambos de Bqaakafra, fuimos al convento de
Annaya para ingresar en la Orden, creyendo que allí seríamos felices y
afortunados de tener la presencia del padre Chárbel que nos cuidaría y
protegería. Y, he aquí, que fue todo lo contrario. Ni siquiera nos miraba ni
conversaba con nosotros. No tuvo el menor gesto de cariño hacia nosotros
que éramos de su mismo pueblo”952.

13-Lloró por un chiíta (Lc. 19, 41)


“Al padre Chárbel le interesaban mucho las almas, y sufría a causa de
su extravío, lejos de Dios. He aquí que el padre José Beiruti, de la aldea de
Qartaba, actualmente cura de una parroquia en la localidad de Baalbek,
me contó que, una vez, entró al eremitorio y halló al padre Chárbel llorando
amargamente, golpeándose la cabeza con las manos y presa de un dolor
infinito. Le preguntó el motivo de su lamento, y no respondió. Le preguntó
por segunda y por tercera vez. Ante la insistencia, le contestó: “Lo que le
voy a contar es confidencial. A nadie se lo cuente hasta después de
mi muerte. Hoy ha muerto un hombre de Ilmat (chiíta). Se fue al
infierno”953. Un momento después, se escucharon tiros de fusil, venidos
de Ilmat; y se regó la noticia de que un hombre rico, venido de América,
había muerto”954.

14-Aun los animales

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Cogen las serpientes con las manos (Mc. 16, 18)
“Durante el tiempo de la poda de las vides, subí a la viña del eremitorio
para trabajar allí con todo el personal del convento, monjes y obreros.
Vimos una tremenda serpiente moteada. Todos nos precipitamos para
matarla. No pudimos, a pesar de nuestros esfuerzos, pues la víbora
serpeaba por la parcela, dando unos silbidos odiosos y asustadores. A
veces levantaba la cabeza y otras, la cola. Sin poder hacer nada, y muerto
del miedo, grité: “¿Dónde está el padre Chárbel? Llámenle. No lo veíamos
porque él estaba trabajando en la ladera de otro campo. Cuando oyó, vino
y se plantó, justo delante de la serpiente. Nos dijo: “No se acerquen a
ella”, pues todos estábamos armados: uno, de una piedra; otro, de un
pico; un tercero, de una picana. Él se volvió hacia la serpiente, y le dijo,
tendiendo la mano: “Vete de aquí”. Ella se deslizó delante de él que
seguía haciéndole señas con la mano, hasta que desapareció. Después, él
volvió a su trabajo. Le dimos gracias a Dios de habernos librado de ese
peligro. Según su costumbre, el padre Chárbel no mataba ni animales, ni
insectos venenosos, ni hormigas ni escorpiones. Era muy sensible. Yo he
leído biografías de santos que, algunos de ellos, no mataban insectos o
animales, convencidos de que si Dios los había credo, los utilizaba por
algo”955.

-El niño juega con la víbora


“Una vez estábamos trabajando en un viñedo cercano al eremitorio. A la
hora de comer, llamaron al padre Chárbel para que fuera a comer con los
ermitaños. Una tremenda víbora apareció y se metió por el muro. Nos
lanzamos, listos a tumbar el muro para matarla. El padre Chárbel no nos
dejó, diciendo: “No permito que la maten. Todas estas criaturas,
venenosas o no, fueron creadas por Dios para un fin útil; así que no
hay por qué matarla”957. Luego le mandó, diciendo: “Vete, oh bendita”. Y
ella salió del muro, pasando por en medio de nosotros, y salió por la puerta
del viñedo. Éramos unos ocho obreros que ayudábamos a los ermitaños
en el trabajo de la viña”958.

-Habitará el lobo con el cordero (Is. 11,6)

- 113 -
“Cuando yo era estudiante, pasé, una vez, mis vacaciones en el
convento de Nuestra Señora de Maifuq. Yo compartía mi cuarto con el
hermano Bartolomeo de Áitu. Vi chinches sobre el colchón y la cama,
delgados y flacos. Caminaban por mi cara y mis manos, sin picarme.
Admirado, pregunté a Bartolomeo sobre cosa tan extraña. Me respondió:
“¿No ves agua bendita en la botella, bendecida por el padre Chárbel?
Cuando asperjo mi cuarto con esta agua, los chinches enflaquecen y se
vuelven impotentes para picar”959.

-¡La pobrecita!
“Había una colmena de abejas cerca del eremitorio. Tres abejas
cayeron en el cubo de agua para beber. El padre Chárbel comenzó a
sacarlas del agua, una por una, en la punta del dedo, poniéndolas al sol
para que se secaran. Una de ellas lo picó. Él se quitó el aguijón del dedo, y
puso la abeja al sol para que secara sus alas y pudiera volar. Le dije:
“Maestro, la abeja morirá sin el aguijón”. Me respondió: “Es verdad,
¡pobrecita!” Y entró a la capilla”960.

R: Libertad y audacia de Chárbel


I.Introducción
“Si permanecen fieles a mi palabra, conocerán la verdad, y la
verdad los hará libres. Todo el que comete pecado, es esclavo del
pecado (Jn. 8, 32-33). A tenor de esta enseñanza, “nada le interesaba de
este mundo”961, “ni las intimidades con los demás. Él se dedicaba a cumplir
sus obligaciones, no buscando, jamás, la complacencia de nadie” 962. “En
especial, gozaba de una audacia absoluta en su observancia a la verdad
divina”963, “sin quejas ni preferencias, de cara a los demás. No le daba
ningún valor a la dignidad. Se gozaba cuando lo insultaban, y permanecía
indiferente ante alabanzas y desprecios de la gente. Una frase suya llegó a
hacerse célebre: “El que recibe la recompensa no es aquel que se
alaba o es alabado por la gente, sino aquel a quien Dios alaba” 964. “No
se afanaba por recibir a los obispos y a las dignidades cuando venían de
visita. En resumen, vivía en la tierra, pero su pensamiento y su corazón
estaban en el cielo, despreocupado de lo que pasaba a su alrededor, como

- 114 -
si viviera solamente un exilio sobre la tierra, seguro de que su patria era el
cielo”965.

II: Relatos y acontecimientos


1-No se apegaba a nada
“Su corazón no se apegaba a nada, aun a sus devociones personales u
obligaciones espirituales. A la orden de la obediencia, dejaba el oficio
divino, o no importa qué ejercicio espiritual estuviere haciendo. Y lo dejaba
con gozo. Me recuerdo, a título de ejemplo que, una noche, él rezaba con
su compañero el oficio de media noche, en la capilla, cuando un mensajero
vino a decirle: “Lo llama el superior” 966. Sin dudarlo, suspendió el oficio de
coro, y se fue por el campo donde el superior que lo mandaba bendecir el
agua y asperjar las cabras, aquejadas de un ataque a la vesícula biliar” 967.
“Asperjado el rebaño con el agua bendita, sanaron las cabras” 968. “A pesar
de la insistencia del superior para que durmiera en el convento, él pidió
permiso y volvió al eremitorio”969.

2-¿Por dónde le puede penetrar el pecado en el alma?


“El padre Chárbel era un hombre que observaba bien la Regla. En la
panadería, él guardaba silencio, mientras los otros bromeaban. Algunas
veces, a pesar de su mutismo permanente, no perdía la oportunidad para
dar alguna lección espiritual, con un sello profundo de sabiduría para no
herir al prójimo”970. “Sus respuestas eran raras, pero perspicaces en el
conocimiento de situaciones que atañen a la Orden y fuera de ella. Los
monjes contaron que, una vez, en invierno, mientras él ayudaba en la
panadería, vino el sacerdote Juan Chehade, natural de la aldea de
Mechmeche. Era el vicario patriarcal de la región de Biblos, honrado en su
posición, de una familia noble y rica, y reputado por sus conexiones con
las grandes personalidades del país. Era muy pagado de sí mismo,
corpulento, que llevaba una vida asaz incompatible con el estado
sacerdotal, y que tampoco iba con la pobreza de las gentes. Sobre su
sotana llevaba una capa de gruesa piel que solamente usaban los
príncipes y los nobles. Entró en la panadería para ver qué hacían allí.
Después, conversando con los monjes, salió a colación el tema sobre el
pecado”971| “y sus causas. El sacerdote felicitó a los monjes por estar lejos

- 115 -
de esos problemas”972. “Entre tanto, el padre Chárbel guardaba su silencio
habitual, atento al diálogo. Sus manos, ocupadas en el trabajo y en el
silencio, daban consejos y predicaban más elocuentemente. De repente,
todo mundo se volvió hacia él, que tomó la palabra, contrario a su
costumbre. Lanzando furtivas miradas al sacerdote Juan, dijo con una
ligera sonrisa “Y a usted ¿por dónde le puede penetrar el pecado en el
alma?”974.”Con ese vestido de piel gruesa que usted lleva puesto, no
puede atravesarlo”. Todos rieron cambiando sus miradas y recogiendo
como filigrana la lección que daba el padre Chárbel a dicho sacerdote. Por
otra parte, este suceso fue una prueba de que el padre Chárbel, en su
aislamiento del mundo, en su silencio y su abstención de todo lo que
pasaba fuera de la Orden, comprendía, al vuelo, a partir de una palabra
escuchada, lo que pasaba entre sus contemporáneos y lo que hacían. Se
colige su desagrado por las comodidades del sacerdote” 975.

3-Allá, donde es precepto, que se anuncie la fiesta


“Una vez, el superior, Roque de Mechmeche, dijo al padre Chárbel,
antes de la misa: “Celebre la misa solemne, y anuncie que la fiesta de la
Ascención, la semana entrante, es un día de precepto”. Él obedeció
inmediatamente. Pero, he aquí, que terminó la misa sin anunciar el día de
fiesta. El superior le dijo: “¡Usted no anunció la fiesta de la Ascención para
el jueves entrante! ¿No sabe, acaso, que es un día de precepto? Hágalo
mañana, si los colonos-asociados vienen a la misa”. El padre Chárbel
respondió, amable y humildemente: “Mi padre, es un día de fiesta de
precepto en otra parte. Pero para los que no tienen día de precepto, ni
los domingos ni los días solemnes, es inútil anunciárselo. Que se
anuncie allá donde el día sí es de precepto”. Al decir esto aludía a la
decisión del superior de hacer trabajar a los novicios los domingos y días
de fiesta para sufragar y remediar, con los múltiples trabajos, las
necesidades del convento, ante la carestía de la vida que reinaba ese año.
Desde luego, el padre Chárbel no se plegó a las medidas tomadas por
el superior. Y ninguno se atrevía a llamarlo a trabajar durante esos días
santos, por respeto a su virtud y su santidad. Lo que él dijo fue por
defender el derecho y la ley divina que es necesario conservar, sin tener
miedo de nadie. Por su parte, el superior captó perfectamente la intención
del Padre Chárbel y se dio cuenta de su error, señalado por el ermitaño de
una manera suave y que él consideraba como una insinuación

- 116 -
profundamente justa. A raíz de eso, suspendió sus medidas tomadas de
hacer trabajar a los novicios y a los empleados los domingos y días de
fiesta. Todo el personal consideró ese aviso como portador de la voz de
Dios, y se alegró.”976.

4-Ciudadano del cielo (Filip. 3, 20)


“Profeso, hacía poco tiempo, le puse a prueba su virtud, diciéndole:
“Sígame a la terraza”. Él obedeció. Allí le di unos binóculos mandándole
que mirara a Beirut. Me respondió: “Mírelo usted solo”. Y se fue”977.

S: Un adorador justo
I.Introducción
1-Vuelto hacia su Señor
“Estaba capacitado para practicar a la perfección los actos de adoración
que la creatura debe al Creador” 978. “Estaba atado a sus leyes y
mandamientos”979 “con un corazón siempre elevado y las manos
extendidas hacia Él, dando testimonio de la veneración que le es
debida”980, “con perseverancia hasta la muerte”981.

2-Hacia el prójimo
“A nadie ha perjudicado”982, “ni faltado a la justicia con nadie, ni a nadie
molestado. Más aún, se consideraba el servidor de todos y de su fiel
Señor”983. “Observaba minuciosamente sus votos, por lo que imponía un
respeto a todos los cohermanos, respeto que le manifestaban con
devoción, cuando venía al convento. Se reunían a su alrededor y le
saludaban besándole la mano. Por su parte” 984, él los trataba de la mejor
manera”985, “prodigándoles una amabilidad extrema” 986. “A nadie hacía mal,
ni de frente ni a sus espaldas, ni en sus bienes ni en su reputación” 987.

II: Relatos y acontecimientos

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1-En la capilla, hasta que todos salieran
Después del oficio divino de Completas, él se iba para su celda, y no sé
si dormía o pasaba el tiempo en oración. Al sonar la campana a media
noche, se apresuraba, antes que todos los demás monjes, para ir a la
capilla”988. “Después del oficio de media noche, los monjes se volvían
acostar, hasta que sonara la campana para el oficio divino de Laudes,
mientras que él prolongaba su vigilia, a la luz de la lámpara del Santísimo
Sacramento, sumergido en la meditación hasta el amanecer, en que
volvían los monjes para el oficio de Laudes. Y después, era el último en
salir”989.

2-Vigilia de rodillas
“El padre Chárbel aparentaba dormir, mientras los otros monjes lo
hacían realmente. Se levantaba a la misma hora de los demás. La verdad
era que dormía muy poco, pasando las noches en oración. Se los digo
porque, a menudo, uno lo veía en la capilla, mientras los otros monjes
dormían. Casi todo el tiempo él era el encargado de tocar la campana a
media noche”990. “De hecho, él no dormía en la noche. Cada vez que yo
me despertaba, en la noche, veía su celda iluminada, y él, sentado o
arrodillado, rezando en sus libros”991. “Nunca se acostaba después del
oficio divino de la media noche. Se quedaba de rodillas, sobre una estera
de mimbre, para más mortificación, el resto de la noche” 992.

3-Oración por los novicios


“Me acuerdo que, en 1888, el superior del convento del noviciado, en
Naame, les hizo una visita a los ermitaños, entre ellos al padre Chárbel,
que estaba sentado con sus compañero comiendo una ensalada de tallos
de verdolaga. De regreso a Naame, el superior nos dijo que había pedido a
los ermitaños que rezaran por los novicios. Lo prometieron” 993.

4-“Rezaba, también, por las almas del purgatorio” 994


“El padre Chárbel se persignaba repetidamente. Le pregunté: “Padre
Chárbel, ¿por qué se persigna tantas veces, contrariamente a su
costumbre? ¿Se saca gran provecho de ello?” Y con una mirada de gozo,
- 118 -
me respondió: “Hoy es el día de los difuntos. El signo de la cruz, ese
día, es un rico tesoro de indulgencias que, al ganarlas, se pueden
ofrecer como sufragios para aliviar a esas pobres almas de quien
nadie se acuerda. Cada vez que uno hace la señal de la cruz, con fe, y
estando en estado de gracia, se ganan 50 días de indulgencia. Si uno
entra a la capilla o sale de ella, tomando agua bendita y haciendo la
señal de la cruz, también en estado de gracia, se ganan 100 días de
indulgencias. Cada vez que se pronuncia el nombre de “María”, se
ganan 25 días de indulgencias. Si, por ejemplo, se hace el signo de la
cruz 20 veces al día, se ganan mil días de indulgencias que,
ofreciéndolas por el descanso de una o varias almas que sufren en el
purgatorio, ¡cuánto se habrá aliviado su sufrimiento. Y cuánto uno
habrá ganado, en cambio, como compensación, por hacerlo muchas
veces! ¿Es que eso le fatiga? No.
El hombre que se fatiga en labrar su tierra, la riega con el sudor de
su frente y, después, espera un año, o casi, para sacar un poco de
cosecha. Si la recolección es abundante, se llenará de gozo. O, mejor,
vuela a invocar a la Virgen, llamándola por su nombre y diciéndole
con devoción “María”, cien veces por día. Y, he aquí, que se ganará
2.500 días de indulgencias, sin fatigarse, sin molestarse. Y, después,
puede continuar su trabajo normalmente, sin que nada le interrumpa.
Así mismo será el beneficio y se asegurará el descanso de las almas
del purgatorio y se acortará el tiempo de su sufrimiento. Y, además,
parapetado tras ese gran nombre, se fortificará contra toda tentación
satánica. Si el hombre se habituara al signo de la cruz y a la
invocación de la Virgen, disminuiría toda suerte de tentación. Es que
el signo de la cruz es un medio eficaz para rechazar los demonios. El
nombre de la Virgen los vence y los lanza al abismo de la muerte. Si
usted quiere escucharme, practique siempre la devoción de ayudar a
las almas del purgatorio. Haciendo eso, es como prestarle a Dios. Las
santas Escrituras dicen: “El que da a un pobre, le presta a Dios”, que
no deja de dar la recompensa por un vaso de agua fresca, ofrecido en
su nombre. Cuánto más será la recompensa al bienhechor del alma
más querida para él, que sufre. Su salvación estará garantizada; y ella
tiene necesidad de acortar el tiempo de su purificación” 995.

- 119 -
T: Por fidelidad al amado
I.Introducción
“Todo el que mira con malos deseos a una mujer, ya ha cometido
adulterio con ella en su corazón” (Mt. 5, 28). “La gente tiene la tendencia
de buscar la felicidad en el pecado (el adulterio). Pero el pecado no les da
sino pesadumbre, tristeza, miseria y vacío. Sólo Jesucristo puede darle la
verdadera felicidad”996. En eso “el padre Chárbel ha observado una
castidad angélica que practicó en sus mortificaciones, su desinterés con
respecto a la comida, la bebida y el vestido. Su hábito gastado era claro
testimonio que hablaba de su castidad” 997, “de su desprecio por la vida
confortable”998. “Que yo sepa, jamás se lavó los pies 999. Su capucha le
cubría los ojos. Practicó de tal manera la mortificación, que se convirtió en
una sombra, débil y enclenque. Con muchos otros podemos decir: “No era
ya una figura humana, sino un ángel terrestre: de tal manera mortificaba
sus pasiones1000 humanas”1001. “No miraba a nadie, quien quiera que él
fuese”1002. “Su mirada era siempre baja, hacia la tierra, evitando frecuentar
la gente para consagrarse enteramente al Creador” 1003. “Si tenía que hablar
con los hombres, era por pocos minutos” 1004, sin mirarlo. En la capilla
bajaba los ojos y se quedaba en una actitud meditabunda” 1005. “A las
mujeres no las miraba en absoluto” 1006. “El monje debe eliminar
absolutamente sus sentidos”1007.
“Uno nunca veía mujeres en el eremitorio y sus alrededores. Él las
ahuyentaba aunque vinieran decentemente y con la simplicidad de su
vestido de la época y del lugar” 1008. “Muy a menudo, encontraba mujeres en
la ruta principal o en el camino que conduce al viñedo, o cuando iba por
agua potable a la fuente. Entonces, cambiaba inmediatamente de camino.
Pero, para su bien, por respeto a él, eran ellas las que se quitaban del
camino cuando lo veían”1009. “Todas sabíamos que allí se encontraba un
ermitaño llamado padre Chárbel, que eludía encontrarse con una mujer,
quien quiera que fuera”1010. “Si me acuerdo bien, nunca recibió a una mujer
que visitara el eremitorio”1011, “quitando, así, toda causa capaz de herir su
pureza”1012.

II: Relatos y acontecimientos


1-La misa del domingo

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“Nunca permitía entrar a las mujeres al eremitorio. Si no había más
remedio, cuando sabía que ellas no habían podido participar en la misa del
domingo, en ninguna parte, las dejaba entrar al corredor adyacente, al lado
de la puerta de la capilla. Y cuando los visitantes venían acompañados de
sus mujeres, él se retiraba a su celda, y no salía hasta que se hubieren
ido”1013.

2-Empleo del género masculino


“Yo sé que cuando las mujeres venían al eremitorio a pedir agua
bendita, o cualquier otro servicio, él les respondía desde la ventanilla de su
celda, pero empleando en género masculino: “¿Qué desea usted?”1014 (el
árabe distingue los dos géneros para “usted”). “Sabiendo el objeto de la
visita, los enviaba a su compañero”1015.
“Una vez que subí al eremitorio, vi allí a una mujer, de pie, fuera de la
clausura. Le pregunté quién era. Y me respondió que era la hermana del
padre Chárbel. “Dígale, me dijo, que venga a verme”. Entré y le avisé la
visita de su hermana. Él me respondió: “Dígale al padre Macario”. Éste le
ordenó que la recibiera. Entonces se puso detrás de la puerta cerrada,
dándole la espalda, y diciéndole: “¿Cómo está usted?”1016 (usando el
género masculino). “Y luego se retiró a la capilla. Lo que no entiendo es
por qué usó el término masculino”1017.

3-Levánteme el canasto
“Una vez, durante la vendimia, el padre Chárbel transportaba, a las
espaldas, los canastos llenos de uvas, desde el viñedo hasta el lagar,
mientras hombres, mujeres y niños cogían los racimos. Volvió el padre
Chárbel por otro canasto lleno, colocado lejos del muro. No habiendo
hombres para ayudarle a cargarlo sobre las espaldas, se quedó de pie, los
ojos bajos, esperando la llegada de un hombre para que le ayudara.
Habiendo esperado buen rato, volvió la espalda, cuerda en mano, y habló
con una voz apenas oíble: “Levánteme1018 el canasto”. Una mujer se
acercó y le ayudó. Mis compañeros y yo (éramos todavía unos niños) nos
extrañamos de que el padre Chárbel se dirigiera a las mujeres usando el
género masculino, como si fueran hombres”1019.

- 121 -
4-¿Dónde está la hija del Señor Beik?
“Mi mamá, hija del Señor Rachid Beik Al Juri, prefecto de la región, me
contó que, una vez, fue con sus amigas, parientes nuestras, de visita al
eremitorio. Después de visitarlo, salimos al patio, frente a la ermita, para
descansar y almorzar. Poco después, escucharon que tocaban la puerta
desde el interior, y gritaban: “¿Dónde está la hija del Señor Beik?” “Soy
yo, respondió mi mamá, ¿qué desea?” Entonces se abrió la ventanilla
practicada en medio de la puerta, sacó la mano al exterior, sin mirar, y le
dio un plato de miel. Para mi mamá, fue la única vez que oyó la voz del
padre Chárbel, a pesar de sus visitas frecuentes al eremitorio” 1020.

5-Las bendijo
“Una vez que yo estaba en el eremitorio, había un grupo de hombres y
mujeres en la capilla. Vino el padre Macario a decirles a las mujeres que
se salieran, pues el padre Chárbel iba a celebrar la misa. Al salir, ellas
pidieron la bendición al padre Chárbel. Se colocaron debajo de la
ventanilla, baja la cabeza y cubiertas con mantillas. El ermitaño sacó la
mano por la ventanilla y las bendijo”1021.

6-El cuerpo se parece a un burro


“Los monjes le oyeron repetir siempre: “Este cuerpo se parece a un
burro. Si uno lo sacia de comida, se sacude; si lo hace aguantar
hambre, se vuelve dócil”1022.

7-Pongan las botellas en el piso y retírense


“Cuando las mujeres venían para que le bendijera las botellas de agua,
y él se encontraba en el eremitorio, les respondía desde el interior:
“Pongan las botellas en el piso y retírense”. Después él llenaba las
botellas con agua bendita, las volvía a poner en su sitio y desaparecía.
Cuando una mujer lo encontraba por el camino, él se asustaba, cambiaba
de camino y corría entre los espinos, sin mirar a nadie” 1023.

- 122 -
8-Quédese afuera
“Cuando las mujeres traían sus niños para que el padre Chárbel los
bendijera, él le pedía al otro ermitaño que lo acompañara, y les decía a las
mujeres: “Quédense afuera”. Después, él rezaba y bendecía a los
pequeños. Cuando un niñito no quería desprenderse de los brazos de su
mamá, él enviaba a su compañero, diciéndole a la mamá que se
alejara”1024.

9-Hasta que él se hubiere ido


“Las mujeres estimaban sobremanera al padre Chárbel, tanto que
cuando sabían de antemano que él iba a pasar por el sitio donde ellas
estaban, desaparecían hasta que él se hubiere ido” 1025. “Yo vi la escena
con mis propios ojos”1026. “Me acuerdo que, una vez, estando yo en el
campo con el responsable del trabajo, el hermano Elías Al Mahrini y el
trabajador Salomón Al Manzili, al suroeste del convento, cuando vimos a
las mujeres que salían del convento, después de la misa, corriendo y
escondiéndose detrás de los árboles y las rocas. Le pregunté al hermano
Elías por qué corrían, y me respondió: “Puede ser que el padre Chárbel
viene del eremitorio al convento”. Como ellas sabían que el ermitaño
evitaba ver las mujeres, ellas se escondían por respeto a él.
Efectivamente, un rato después, se acercaba el padre Chárbel al convento.
Apenas desapareció, ellas retomaron el camino hacia sus casas” 1027.

10-Me acosó una tentación


“El padre Chárbel se encontraba, una vez, en una propiedad del
convento, entre Annaya y Laqluq, para celebrarle la misa al hermano Pablo
de Mechmeche, responsable de los trabajos del campo. Mientras el
hermano trabajaba la tierra, escuchó al padre Chárbel, que trabajaba un
poco más lejos, gritar como un niño pequeño, pidiendo socorro. El
hermano dejó su trabajo y corrió para ver qué le pasaba. Lo encontró sano
y salvo. Le dijo: “¿Qué le pasa? Él respondió: “Nada”. Después, apenas el
hermano retornó a su trabajo, volvió a escuchar los gritos. Se acercó a él y
le dijo: “¿Usted está loco? ¿Por qué esos gritos? Dígame 1028,¿Qué le
pasa?”1029 “Él respondió, calmadamente y en voz baja: “Me acosó una
tentación1030, perdóneme y ruegue por mí”1031.

- 123 -
11-¿Por qué esta manía?
“Su amor por Dios aniquiló cualquier otro amor terreno en su corazón,
aun el amor a su familia. Le pertenecía al Altísimo para ocuparse
enteramente de su amor. Purificó su corazón del amor a los suyos. Como
yo pasaba el verano en el convento de San Marón, en Annaya, me fui a
hacerles una visita a los ermitaños. Estando cerca del eremitorio, encontré
cierto número de mujeres que esperaban. Me saludaron y me dijeron:
Estamos aquí desde hace mucho rato. Venimos de Bqaakafra, a un día de
marcha, para ver al padre Chárbel que no quiere recibirnos”. Les pregunté:
“¿Quiénes son ustedes”. Me dijeron: “Ésta es su hermana, y nosotros la
acompañamos. Le rogamos, padre, que lo convenza para que sólo le
permita a su hermana besarle la mano. Lo echa de menos, pues hace
mucho tiempo que no lo ve”. Me conmoví y me apresuré a ver al padre
Chárbel que estaba en la capilla. Le supliqué que atendiera a su pobre
hermana, venida desde tan lejos, para satisfacer su cariño, aunque sólo
fuera un guiño. Me respondió: “No salgo”. Después volví a pedirle: “Su
hermana le suplica que saque la mano por la ventanilla para besársela y
se volverá a su casa. Me lo ha prometido”. Me contestó: “No sacaré la
mano por la ventanilla”. Por tercera vez le supliqué, diciendo: “Su
hermana le ruega, entonces, que coja su pañuelo, toque con él las
imágenes de San Pedro y San Pablo”. Me respondió: “Hágalo usted
mismo, y dele su pañuelo”. Yo proseguí: “¿Y por qué esta manía?”. No
me respondió. Entonces tomé mi pañuelo en la punta de un largo bastón,
lo pasé por las imágenes, colocadas muy alto, y se lo di a su hermana que
partió triste, con lágrimas en los ojos. Yo me quedé estupefacto de tal
comportamiento tan cruel, sin poderle encontrar sentido. Cuando el padre
Chárbel salió de la capilla, me puse a discutir con él. Le dije: “Usted no
debió hacer regresar a su pobre hermana toda desolada. ¿Dónde está el
cariño por los suyos? ¿Dónde está su piedad?” No respondió nada. Es
ahora cuando comprendo el por qué de su silencio. Y es que en su
corazón no había lugar para amores terrenos. En el suyo sólo latía el amor
a Dios”1032.

12-Con su sobrina, también


“Una vez, cuando yo tenía diez años, y no obstante mi enfermedad,
acompañé a mi mamá para ir a visitar al eremitorio. El padre Chárbel me
- 124 -
tomó de la mano y me entró. A mi mamá y a una señora enferma que nos
acompañaba para pedirle su sanación, no las recibió. Sólo habló con ellas
de detrás de la puerta”1033.
“Otra vez, mi mamá fue al eremitorio para visitar a su tío, el ermitaño.
Él le habló brevemente desde el interior, sin verla. Como mi mamá insistía
en asistir a su misa, él le permitió seguirla a través de la ventanilla de la
puerta de la capilla. Pero cuando tomó el cáliz para bendecir, levantó los
ojos por miedo de mirarla a ella”1034.

U: Prisionero1035 de su amado
I.Introducción
“No hacía nada por su propia iniciativa, sino por obediencia a la
autoridad, que representaba a Dios, y por merecer el premio que se da al
que obedece”1036. “El monje debe ver a Cristo en su superior” 1037. Por eso
era extrañamente asombrosa su obediencia, tomando por costumbre no
comenzar un trabajo sino después de haber recibido la orden de
trabajar”1038. “Era una obediencia ciega, proverbial. Cuando el superior lo
llamaba para no importa cuál oficio, abandonaba, al instante, lo que
estuviere haciendo, para obedecer”1039, sin tardar un segundo. No recuerdo
jamás haber visto al padre Chárbel enfadarse o entristecerse al recibir una
orden, o que lo contrariara. No. Era un instrumento mudo en las manos de
sus superiores”1040.
“Cuando estaba en oración, se quedaba orando hasta que su
compañero le ordenara ir a trabajar. Y allí se quedaba hasta que venía a
decirle: “Basta ya”. No empezaba a comer hasta que no le dijeran:
“Coma”1041. “Y le obedecía al más joven y a un obrero” 1042. “En resumen,
toda su vida se puede expresar en esta frase: “Se le mandaba, y él
obedecía”1043. “En el convento, se sometía al superior; en el campo, al
capataz del trabajo, cualquiera que fuese, así fuera un peón; en el
eremitorio, a su compañero o a su reemplazante. Si un obrero le decía
“haz esto”, él lo hacía. Nadie sabía qué le gustaba o qué le repugnaba.
Cuando se le pedía abandonar la oración para realizar una misión fuera
del eremitorio, lo hacía de la misma manera que si le mandaran ir a orar o
efectuar una actividad espiritual en la que se gozaba. Nunca hizo nada por
propia iniciativa”1044.

- 125 -
“su sometimiento no era porque fuera tonto o por simple costumbre,
sino por devoción y virtud”1045, y hasta hubiera deseado someter a la
obediencia sus pulsaciones arteriales”1046.

II: Relatos y acontecimientos


1-Está muy bien hecho
“Una vez, puestos los ornamentos, comenzó la misa. Y como ya todos
los monjes habían celebrado la suya, vino el superior a atajarlo, diciéndole:
“Espere, que hay gente que va a venir a participar en la misa”. Él obedeció,
de pie, junto al altar, como una hora. Después me llamó para que le
ayudara la misa, y a preguntarme si la gente que debía venir a la misa ya
había venido. Le respondí: “Déjeme avisarle al superior y pedirle permiso.
Me contestó: “Eso está muy bien hecho”. Se quedó, así, esperando,
hasta que vino el superior a decirle: “Continúe la misa”. Y era que él nada
hacía por su propio gusto, ni siquiera comer. Esperaba la orden del otro
ermitaño o, bien, del hermano encargado de los asuntos del eremitorio” 1047.

2-Dígale al padre Macario


“Cuando le pedíamos comida, él nos respondía:”Yo no sé; vayan a
comer con el padre Macario”. Si queríamos comer uvas, nos enviaba,
también, donde su compañero” 1048. “Si un obrero le pedía un racimo de
uvas, le respondía: “Yo no sé; vaya a pedírselo al padre Macario”. No
daba ni una hoja de uva por su propio parecer, ni jamás pedía permiso al
superior para dar cualquier cosa a alguien” 1049.

3-Con la herramienta levantada


“Yo hacía mis retiros espirituales para mi ordenación en el convento de
San Marón, en Annaya. Estando parado en el extremo del eremitorio, vi al
padre Chárbel trabajando en el viñedo. Me dio lástima de él y le pedí al
padre Macario que lo llamara a descansar y a comer. El padre Macario
estaba preparando el almuerzo junto a mí. Listo el almuerzo, su
compañero lo llamó: “¡Padre Chárbel!”. No oyó. Entonces lo llamó, otra
vez, más fuerte. Apenas escuchó, se quedó con la herramienta levantada

- 126 -
para atender la orden. Cuando su compañero le dijo que viniera a comer,
de una, dejó la herramienta, y vino”1050.

4-Nadie me lo ha mandado
“Recuerdo haber escuchado a los que trabajaban con él que, una vez,
los monjes y los obreros suspendieron el trabajo para ir a almorzar,
olvidándose de él. Él continuó trabajando. Por azar, pasó por allí el
superior del convento y le preguntó si ya había comido. Los otros estaban
cerca. Él respondió: “No, todavía no he comido”. “¿Y por qué?, continuó
el superior. “Porque nadie me lo ha mandado”, respondió. Entonces el
superior preguntó a sus compañeros: “¿Por qué no lo han invitado a
comer? “Se nos olvidó”, respondieron”1051.

5-Obedecía a los novicios


“Una vez los novicios estaban trabajando, cuando sonó la campana
para la oración. Ellos suspendieron el trabajo y se pusieron a rezar, sin
llamar al padre Chárbel que siguió trabajando. Cuando le preguntaron que
por qué no rezó con ellos, contestó: “Ustedes no me lo mandaron”.
Creyeron que se estaba burlando de ellos, y se enfadaron. El segundo día
tampoco lo llamaron a la oración, y él continuó trabajando. Entonces
comprendieron que él no hacía nada sin que se lo ordenaran. En efecto, al
tercer día, cuando lo llamaron a compartir con ellos la oración, dejó todo y
obedeció”1052.

6-Sólo por broma


“Un día le dijo el padre Chárbel a su compañero, el padre Macario: “En
el convento necesitan leña, y aquí no hay 1053. ¿Dónde quiere que la
vaya a cortar? El padre Macario, con cierto arrebato 1054, le contestó, a
título de broma: “Pues vaya al bosque de Al-Mahal”, a tres horas de
camino. Y el padre Chárbel fue a la montaña indicada, en donde cortó la
leña y la transportó al eremitorio, desde el medio día” 1055 “hasta la
noche”1056, llegando “con un bulto1058, fatigado y empapado de sudor” 1057.
“El padre Macario le preguntó: “¿A dónde fue a buscar leña? ¿Por qué ha
tardado tanto y viene todo cansado?” Él respondió: “De la montaña Al-

- 127 -
Mahal, como usted me lo mandó”. El padre Macario le dijo: “Pero por
qué ha ido hasta allá, teniéndola aquí, alrededor del eremitorio?” Y
Contestó: “¿No me mandó usted ir a Al-Mahal? Usted me lo ordenó, y
yo obedecí”1059. “El padre Macario se asombró de ese tormento que debió
haber soportado”1060.

7-No dice “no”


“El Señor Rachid Al-Juri, prefecto de la región, solicitó al
superior que le enviara al padre Chárbel para bendecir agua y
asperjar los campos donde hacían estragos las langostas. En
efecto, el ermitaño gozaba de la reputación de rechazar las
langostas con sus oraciones. El superior, pues, le mandó que
fuera. Él, sin preguntar el motivo de la orden y sin objetar nada, se
puso en marcha hacia Ehmej. Ya en el lugar, y en presencia de
todos los habitantes del pueblo, bendijo el agua, y se regresó. En
cuanto a nosotros, los monjes de la Orden, en donde
encontramos monjes venerables, conocidos por su devoción y
observancia a la Regla, protestamos, a veces, una orden del
superior, ya sea por razón de salud o por un motivo cualquiera. En
tanto que el padre Chárbel nunca rehusaba nada, bajo ningún
pretexto, ni por salud ni por otra causa, aun cuando fuera evidente
para todo mundo que debiera excusarse”1061.

8-Pómgase de acuerdo con el padre Macario


“Le pedí, una vez, que celebrara una misa a mi intención, y le
ofrecí el estipendio de la misa. No lo quiso recibir. Me mandó
donde el padre Macario, diciéndome: “Póngase de acuerdo con
el padre Macario. Si él me lo ordena, diré la misa a su
intención”. Y así hice”1062.

V: Su esperanza, sedienta del amado


I.Introducción
“Era firme su esperanza en Dios. Consideraba la vida, y todo lo
que contenía, como una basura, con tal de ganar a Cristo.
Cuando había cambios en la Orden” 1063, no demostraba ni alegría
ni tristeza. No se preocupaba por saber si los monjes más

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cercanos a él ocupaban cargos importantes, para contar con ellos.
No se disgustaba tampoco por los cambios de categoría de los
responsables y de los empleados, o la destitución de aquellos por
los cuales él tenía cierto interés” 1064. “Cualquiera que fuera el
acontecimiento que sucediera en la Orden, no influía en su vida
espiritual o en su trabajo”1065. “No se interesaba por los asuntos
del convento, sino sólo lo que la obediencia le mandara hacer.
Cuando veía algún fallo en algo que la autoridad no le hubiere
encargado, no intervenía para nada. No manifestaba gozo por el
progreso material del convento, ni tampoco tristeza por
pérdidas”1066. “No hablaba de compras de terrenos, ni de asuntos
políticos que interesaran a la Orden. En el eremitorio y en el
convento vivía como si no existiera” 1067. Todos sus pensamientos
estaban dirigidos a Dios. Nadie le oyó hablar de asuntos de la
vida, o de sus deseos, o de algún cohermano, ni tampoco de sus
parientes, ni de una alegría por algún hecho ni de nada del
mundo. No le paraba mientes a nada, pasara lo que pasara” 1068.
“Toda su preocupación iba dirigida a la salvación de su alma y la
de los demás. Su única inquietud era complacer a Dios. Por este
anhelo de la salvación de su alma, soportó tribulaciones y
dificultades y se impuso un rigor extremo”1069.

II: Relatos y acontecimientos


1-Más capaces que yo

“Nunca puso su confianza en lo humano. Me acuerdo que, una


vez, le dije que el consejero general 1070 quería nombrarlo superior.
Él, admirado, respondió: “En la Orden hay muchos monjes más
capaces y aptos que yo. Ya es bastante generoso de parte de
la Orden recibir a un holgazán como yo”1071.

2-Trabajen por la gloria de Dios

“Hacía sus trabajos para glorificar a Dios y para obtener la


felicidad eterna. Nos repetía: “Trabajen por la gloria de Dios, y
su recompensa será la felicidad eterna”. Esa esperanza en él

- 129 -
lo impulsaba a despreciar las cosas de esta vida perecedera y a
practicar las mortificaciones y la austeridad” 1072. “Me repetía
siempre esta frase: “Esta vida es perecedera. Nada nos puede
dar”1073.

3-Las luces del cielo son más bellas

“El padre Chárbel poseía la virtud de la esperanza hasta la


heroicidad, pues había abandonado todo para encerrarse en el
convento y, después, en el eremitorio, donde llevó una vida
rigurosa, llena de ascetismo, de vigilias, de mortificaciones
perpetuas, en un ambiente muy riguroso, sobre la cima de una
montaña, sin flaquear ni desperdiciar cosa alguna en el curso de
los años. Y aún iba siempre más lejos, hasta el punto de que
nadie lo pudiera igualar, como no fuera que gozara de una
esperanza sin límite en Dios. Oí decir que un monje lo llamó una
noche y le dijo: “Mire cómo brillan las luces de Beirut”. Y sin
voltear a ver, respondió: “Las luces del cielo son mejores y
más bellas”. Y entró en su celda”1074.

4-Un asunto que yo no sé

“Se desinteresaba del éxito obtenido por su familia y de las


pérdidas que sufrieran. Una vez, su compañero, el padre Macario,
me contó que su hermano había venido para visitarlo, y quiso
ponerlo al corriente de la casa y de las cosechas. El padre
Chárbel le respondió: “Son asuntos que yo no sé y de los que
no me interesa hablar”. Y tomó el pico para irse al trabajo en el
viñedo. Era un hombre que existía sólo en cuerpo en esta vida,
pero su corazón y su mente vivían en el cielo. No lo afectaba ni el
gozo ni la tristeza”1075.

5-Dios proveerá

“Siempre tenía los ojos cerrados, como si quisiera apartar su


mirada, su mente y su corazón de las cosas de la vida. Vivía en
- 130 -
oración continua, en el cielo, solamente. Cuando los rayos de una
tempestad caían en el eremitorio, situado en la cima de una
montaña, o una desgracia ocurría en el convento, su reacción era
el abandono en las manos de Dios: “Dios lo permite; es su
voluntad”1076. “Siempre que uno le hablaba de un enfermo o de
cualquier problema o necesidad, él decía: “Dios proveerá.
Confiemos en Él”1077. “Cuando alguien le pedía alguna cosa, él lo
convencía de que se refugiara en Dios y se lo pidiera” 1078.

W: Refugio de fieles y pobres


I.Introducción

“Cuando yo lo conocí, él era ya ermitaño. Pero antes, había


oído hablar de su reputación, de boca de monjes y laicos y aún de
chiítas”1079, que afluían en número hacia él, llevando los niños
para que rezara por ellos, y con botellas de agua en la mano para
que se las bendijera”1080. Las llevaban a casa para sanar las
enfermedades, alejar de ellos todos los desastres, conservar sus
animales y sus propiedades”1081 de enfermedades y epidemias,
para aumentar la fertilidad de sus cosechas” 1082, “y para asperjar
sus casas”1083. “Nada hacía él sin ser mandado por su
compañero”1084. “Entonces, por obediencia, recibía a la gente con
cariño, amor y amigablemente, compadeciéndose por su
situación y orando por ellos” 1085. “Les bendecía el agua” 1086, “de
donde salía como una fuerza prodigiosa” 1087. “Después, él volvía a
lo suyo, dejando los visitantes al cuidado de su compañero, quien
repartía el agua bendita”1088. “El padre Macario nos daba el agua
bendecida por el padre Chárbel”1089.

“Los enfermos, los lisiados, los afligidos, los desafortunados


venían a él, en gran número, de todas partes, para pedirle favores
a Dios por su intercesión, pues ellos creían en su santidad, y que
Dios los auxiliaría por su oración” 1090. “No se juntaba con los
visitantes, pero oraba por ellos”1091.

“Su devoción influía mucho en los laicos que lo requerían para


que fuera a visitar sus enfermos y orara por su salud” 1092. “Cuando
el superior le ordenaba visitar un enfermo y orar por él” 1093,
obedecía, sin esconderse detrás del pretexto de que era ermitaño,

- 131 -
y cumplía la orden en silencio”1094, como era su costumbre. Oraba
por la salud de su cuerpo y, en especial, le daba más importancia
a su alma. En estos casos rechazaba cualquier ofrenda monetaria
o regalos. Estos servicios los prestaba por amor a Dios” 1095. “El
mayor servicio que él prestaba al prójimo era su oración perpetua,
para obtener la gracia de la salvación de su alma. A nadie que
vino a él a pedirle auxilio espiritual, lo devolvió sin atenderlo. Todo
visitante que entraba en el eremitorio, salía de él dando testimonio
de la santidad del ermitaño, feliz de haberlo encontrado y
fascinado de su visita”1097.

II: Relatos y acontecimientos


1-En silencio

“Todos creemos que él es santo, en quien nos refugiamos en


caso de enfermedad o desgracia. Muchos llevan su nombre para
obtener su bendición. Yo, personalmente, creo que Chárbel es un
gran santo en el cielo. Intercede por nosotros en silencio, sin
darnos cuenta del bien que nos hace, como lo hacía cuando
estaba en vida”1098.

2-Todos a la imagen de Cristo

“El padre Chárbel no se juntaba con los demás. Pero era


caritativo con todo el mundo. Oraba por los enfermos, por los
viajeros y por los necesitados. Se compadecía e intercedía con
fervor para que el Señor tuviera piedad de sus siervos enfermos.
En cuanto a su relación con sus cohermanos en el convento, en el
eremitorio y con todo aquel que se relacionara con él, ninguno de
ellos ignoraba que su corazón los abrazaba a todos por igual, sin
distinción, brindándoles su caridad. A todos consideraba como
hermanos, a la imagen de Cristo, venerando a unos y a otros” 1099.

3-Regalaba su comida

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“Se compadecía de los pobres, en la medida de sus
posibilidades. Cuando recibía a un pobre en el eremitorio, le pedía
a su compañero que le diera su comida. En invierno, cuando
hacía frío, entraba a los hombres al eremitorio para que se
calentaran al fuego”1100.

4-Soy un pecador

“A la gente que pedía oraciones, les decía: “Yo soy un


pecador. Que la oración de los santos les alcancen lo que
piden”1101. “Cuando alguien le pedía que orara por él y le
demandaba una gracia espiritual, respondía:”Yo soy el más vil;
un pecador”1102.

5-Tú puedes ser santo

“Cuando alguien le pedía que rezara por él, le respondía “Ore


usted, también. ¿Qué diferencia hay entre usted y yo? Dios lo
escucha a usted como me escucha a mí”. Y al que le decía que
él era santo, le contestaba: “Somos iguales. ¿Qué importa ser
santo?”1103.

6-Confía en Dios

“Cuando le pedían una oración, decía tranquilamente: “Que la


oración de los santos lo acompañe” 1104. “Refúgiese en Dios;
Él proveerá de sus cosas”. Y se alejaba de ellos”1105. “A los
visitantes que le pedían su bendición y su oración, él lo hacía sin
mirarlos, diciendo: “Pídanle al Señor que les dé lo que desean,
según su fe”1106.

7-Su oración curaba a los enfermos

“Cada vez que el señor Rachid Al-Juri, prefecto de Ehmej, se


enfermaba, mandaba llamar al padre Chárbel para que rezara por
su sanación, pues él creía en su santidad. También lo hacían los
- 133 -
habitantes de la localidad”1107 “que pedían su oración en casos de
enfermedad o adversidades. Mucho influía su oración” 1108 “sobre
todo mundo, pues él curaba las enfermedades por su
devoción”1109. “Habitualmente, cuando alguien de Ehmej se
enfermaba, los habitantes mandaban a traer agua bendecida por
el padre Chárbel”1110. “Muchos de ellos le pedían sus oraciones,
pues eran efectivas para sanar las enfermedades y aliviar las
desgracias. Los enfermos que no podían ir al eremitorio, se
proveían de agua bendecida por él, y se curaban” 1111. “Quien
quiera se asperjaba o bebiera de esa agua, se curaba” 1112.

X: Su pasión por la oración


I.Introducción
1-Confidencias con el amado

“Siempre se adelantaba a sus cohermanos al ir a la capilla, y


era, después, el último en salir”1113. “Cuando se levantaba, se
dirigía inmediatamente a la capilla, donde se quedaba hasta cinco
horas”1114 “arrodillado, hasta el punto que se le endurecían las
rodillas”1115, “bien erguido, infatigable, sin apoyarse en nada” 1116,
“sin mirar a derecha o a izquierda” 1117. “Nunca lo vi sentarse en la
capilla”1118. “Participaba en la oración, junto al atril, compartiendo
todas las oraciones”1119 “y las inflexiones repetidas”1120. “No
recuerdo que haya faltado jamás a la oración comunitaria, salvo el
caso en que la obediencia le hubiere mandado hacer algún
trabajo”1121. “Se entregaba a la oración mental, además del oficio
divino”1122, que lo rezaba a tiempo. Su oración vocal, tres horas
diariamente, la hacía, una parte, en el día; la otra, en la noche” 1123.
“Su oficio divino lo recitaba palabra por palabra” 1124. “La oración en
el coro, la hacía en el breviario extenso, según lo ordenara su
compañero, concienzudamente, como si estuviera en presencia
de un rey”1125, “y como en éxtasis”1126. “De día, jamás lo vi recitar el
oficio sentado, sino arrodillado”1127, “orando con mucha
devoción”1128. “Cuando trabajaba en el campo, oraba de
rodillas”1129, apoyándose en los talones, con el breviario delante,
por tierra, y él, de brazos cruzados”1130.

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“Jamás faltaba al oficio de la media noche, que lo hacía con su
compañero. Prolongaba sus vigilias en la oración” 1131. “Cuando yo
ayudaba las misas y después fui monje, lo veía, muchas veces,
de rodillas, todo erguido, orando en la capilla” 1132, “durante gran
parte de la noche”1133, “según el reglamento del eremitorio.
Después se iba a reposar, algunas veces, durante una hora, para
volver a la meditación, la oración y la lectura” 1134. “Su estado llegó
a ser tan sublime, que se hizo íntimo de Dios y confidente de los
ángeles, pasando la mayor parte de la noche en oeración” 1135.
“Según la costumbre, los monjes se levantaban a media noche
para el oficio divino. Después, algunos volvían a dormir. En tanto
que otros, como el padre Naamtallah el Hardini y el padre
Chárbel, no se acostaban, ocupando su tiempo en la oración,
hasta la hora de celebrar la misa. Después, cada uno se iba a sus
ocupaciones. En seguida, se iban al trabajo” 1136. “Él pasó su vida
en la meditación, la oración y demás deberes religiosos” 1137. “Era
cosa de todos los días, no de manera ocasional. Su oración
estaba cimentada sobre un intenso amor a Dios que le robaba el
pensamiento y el corazón, de tal manera que Dios vivía presente
en su mente, durante la oración, en el trabajo, a la hora de comer
y durante el sueño. Para resumir, él no vivía ya para sí mismo,
sino para Dios”1138, “no hablando de cosas de la tierra, no dejando
entrar en su alma más que las cosas espirituales” 1139. Vivía en el
convento como si estuviera en retiros espirituales” 1140. “Parecía un
hombre, pero vivía en el cielo”1141.

2-Amaba tiernamente el misterio del amor


“El que ama una cosa o a una persona, piensa en ella, habla a
menudo de ella y de lo que hace, la busca siempre para estar
permanentemente con ella. Así era el padre Chárbel. Siempre
silencioso, con sus pensamientos puestos en Dios, su amado.
Raras fueron sus frases pronunciadas que no tuvieran el nombre
de Dios. Aprovechaba cualquier resquicio de tiempo para irse a la
capilla, para estarse en unión con el misterio de Dios. En su
corazón no había sitio para algo que no fuera Dios” 1142,
sobrepasando, con mucho, a los otros ermitaños, en sus vigilias
nocturnas, ante el Santísimo Sacramento. Muy a menudo yo lo
veía, humilde y recogido, delante del Santísimo Sacramento” 1143,

- 135 -
“meditando”1144, “con la mirada fija en el tabernáculo, durante
horas, sin moverse, como una estatua”1145.

“La mayor parte de sus vigilias las pasaba en la capilla” 1146,


“visitando al Santísimo”1147. “Siempre que se perdía, uno lo
encontraba en la capilla”148, “delante del Santísimo Sacramento,
en actitud extática”1149.

“Desde que sonaba la campana, a media noche, él se


levantaba y precedía a todo mundo en la capilla, y era el último en
salir de ella”1150. “Allí permanecía hasta la mañana, arrodillado
ante el Santísimo Sacramento. Uno lo escuchaba suspirar y gemir
incesantemente”1151, y canturrear su oración. Su rostro, con unos
rasgos capaces de derretir las rocas, imprimían en los que lo
miraban, la piedad y el respeto” 1152. “Verlo delante del Santísimo
Sacramento era reavivar el corazón en el amor divino, y
arrepentirnos plenamente de nuestras faltas… No tenemos otra
voluntad sino la tuya, oh Jesús” 1153. “Mi cielo está escondido en
una pequeña hostia donde Jesús, mi esposo, se oculta por amor.
En esta hoguera divina voy a sacar la vida, allí donde mi dulce
Salvador me escucha, noche y día”1154 (Sta. Teresita).

3-Amaba tiernamente el rosario

“Desde su infancia, José rezaba el rosario”1155. “Estando ya en


la Orden, en sus idas y venidas al trabajo del campo, él
continuaba rezándolo”1156, “con la mirada baja”1157. “Todo el mundo
sabía que el padre Chárbel no tenía otra pasión que por el oficio
divino, su capilla”1158, y su asiduidad en rezar el rosario, después
de media noche”1159.

“Algunas veces, porque él me lo pedía, yo lo acompañaba en


el rezo de su rosario y en sus visitas al Santísimo Sacramento. Él
se arrodillaba, todo erguido, inmóvil, las manos cruzadas sobre el
pecho, poniendo las rodillas sobre una estera de mimbre que él
mismo fabricaba. En esa misma postura se quedaba todo el
tiempo que durara el rosario, al que seguía, sin pausa, la visita al
Santísimo Sacramento. Era profundamente devoto del Santísimo

- 136 -
Sacramento y de la Virgen María”1160. “Yo lo acompañaba al rezo
del rosario”1161.

II: Relatos y acontecimientos


1-El escapulario de Nuestra Señora del Carmen

“El padre Chárbel me manifestó, una vez, el deseo de que le


enviara un escapulario de tres piezas: el cordel, la imagen de la
Inmaculada Concepción de Nuestra Señora y la pasión de
Cristo1162, para colgárselo a cuello. Lo hice, y se lo envié con un
hombre de Aarabat, Kozhaya, que tenía que ir al convento de San
Marón, en Annaya. Le recomendé que le pidiera al padre Chárbel
que me mandara un papel mencionando tres nombres de sus
parientes de Bqaakafra, y me lo trajera a su regreso para
asegurarme de que el escapulario sí había llegado a su
destinatario. Le manifesté al mensajero, además, que me trajera
del padre Chárbel una bendición o un recuerdo. De regreso, el
hombre me dio un pedacito de papel, plegado a manera de sobre,
y me dijo: “Fuera del papel, el ermitaño no envió nada más”. Abrí
el papel en el que vi algunas palabras escritas a mano: “El padre
Chárbel, ermitaño de San Marón, en Annaya, monje de
Kozhaya1163, al que le pide una bendición o un recuerdo. Que
la bendición de San Pedro y Dan Pablo descienda sobre
usted”. Fue eso lo que me mandó. Me puse contentísima con
este papel que llevaba un escrito de la mano del ermitaño. Las
palabras estaban escritas en árabe, con mala caligrafía. Mi
superiora, en aquel tiempo, la Madre Sara de Ghosta, me
aconsejó que lo guardara bien, pues “ese papel que lleva la
escritura del ermitaño, es una reliquia. Guárdala contigo”. “Yo
envolví el papel en una tela, la cosí y me la colgué al cuello. Más
tarde, cuando mi hermana viajó a América, se la ofrecí para que la
preservara de los peligros del mar.

“En otra ocasión, le envié al padre Chárbel, con un habitante


de Aarabat que debía ir al convento de Annaya, diez escapularios
de Nuestra Señora y otros de Kozhaya, para colgar al cuello. Esto
lo hice de mi propia iniciativa. Le pedí al hombre que me trajera

- 137 -
una botella de agua bendecida por el ermitaño. De regreso, el
hombre me dijo: “Le entregué los escapularios, y aquí tiene el
agua bendecida por él. La cogí y me fui a mi cuarto, la destapé
para asperjarme con ella, pues yo sufría de reumatismo. Antes de
asperjarme, una idea se me vino a la cabeza. Me dije: “El
mensajero no entregó los escapularios al ermitaño, ni esta botella
viene de él”, como si la duda fuera inspirada.

“Un día, la mamá del mensajero vino al convento de Al-Qarn, y


le dije, con astucia: “Su hijo no dio los escapularios al ermitaño.
Se los guardó para él. Después llenó la botella con agua de la
fuente Al-Fuskain, en Al Aarabat”. Me respondió que era verdad.
Que él se los había llevado consigo para América, pero que le
enviaría el precio de ellos y el de la botella. Entonces me dije:
“Fue el padre Chárbel quien me inspiró lo que el hombre había
hecho, pues nadie antes me lo había contado” 1164.

2-Soy yo (Mr. 6, 50)

“Antes de hacerme monje en este convento, ayudaba las


misas y era el sacristán. Entré a la capilla, una vez, hacia la media
noche, para ver si la lámpara del Santísimo seguía aún prendida.
Me puse a buscarla a tientas. Comencé a tantear en la oscuridad
para volverla a encender, cuando me tropecé con alguien y me
entró miedo. Él me dijo: “No tema, soy yo”. Reconocí su voz. Era
el padre Chárbel que estaba arrodillado en la capilla, meditando, a
media noche”1165.

3-¿Qué ocurre a su alrededor?

“Estaba siempre ocupado en su oración mental, pensativo,


unido al cielo, especialmente durante la celebración de la
Eucaristía. Quien lo viera, se daría cuenta de que todos sus
sentimientos, todo su cuerpo y todas sus facultades estaban en
Dios, ignorando todo lo que fuera terreno. A fuerza de concentrar
todos sus pensamientos en Dios, se olvidaba de que aún existía
en este mundo. Estaba siempre en silencio y en sosiego, de tal
manera que no sabía lo que pasaba a su alrededor. La pregunta
- 138 -
que me hizo, un día que trabajábamos en el viñedo, da testimonio
de ello. Me preguntó cuántas parejas de bueyes trabajaban en el
viñedo. Le respondí: “Tres. Usted trabaja con nosotros todo el día
¿y no se ha dado cuenta del números de bueyes que trabajan?” Y
guardó silencio1166.

4-Fusionado con los ángeles, se dirigía a Dios

“Durante la oración, lo veía como fuera de sus sentidos,


extasiado en Dios, insensible a todo lo que lo rodeaba: personas y
cosas, de tal suerte que no se daba cuenta que había alguien que
lo acompañaba en su oración. Cuando a mí me tocaba responder,
y lo hacía en voz baja, seguía la oración él solo. Yo me lo figuraba
ya en el cielo, entretenido con Dios, frente a frente, todo oídos y
de corazón a corazón, como si su cuerpo no fuera ya de este
mundo. Pero su alma, me daba la impresión de que estaba
fusionada con los ángeles, tributando con ellos la gloria y la
alabanza a Dios”1167.

5-Semana Santa

“Si el superior o el cocinero la llamaban para ayudar en la


elaboración del pan, se daba prisa, en silencio, para hacer su
trabajo. Lo mismo cuando se le mandaba participar en el oficio
divino, durante la Semana Santa, en el coro, pues tenía buena
dicción y leía con soltura”1168.

6-Entréguese a Dios

“Un día, mi hijo, Jorge, estaba muy mal de salud. Fui al


eremitorio y le pedí agua bendita al padre Chárbel. Él me dijo:
“Siéntese, un momento. Dios dispone las cosas”. Como yo le
insistiera en mi pedido, me contestó: “Cálmese. Entréguese a
Dios, y Él lo recompensará”; y no me dio el agua bendita. Me
regresé triste y extrañado de haberse negado a darme el agua
bendita, contrario a su costumbre. Cuando me acercaba al
pueblo, oí los gritos y el llanto que salían de mi casa. Fue,
- 139 -
entonces, cuando comprendí que mi hijo había muerto. En ese
momento me recordé que el padre Chárbel me había dicho:
“Siéntese, un momento… Dios lo recompensará”, y por qué
me había negado el agua bendita, como si él hubiera sido
inspirado por el Espíritu de la muerte de mi hijo, y no me lo quiso
decir”1169.

7-Ya no es necesario

“Mi hermano, Jorge, estaba gravemente enfermo de tifoidea, y


los médicos lo habían desahuciado. Mi abuelo, Miguel Pedro
Ramia, recurrió al ermitaño, pues creía en la eficacia de su
oración. Entonces me dio una piastra otomana que le enviaba al
ermitaño para que dijera una misa a la intención de mi hermano.
Tomé el dinero y me fui al eremitorio donde encontré al padre
Chárbel arrodillado en la capilla, orando, y le dije: “Mi abuelo me
envía a darle a usted este dinero para una misa por la sanación
de mi hermano”, Él me respondió: “Ya no es necesario. Dele el
dinero a mi cohermano”. Lo dejé en el piso, delante de él, y me
fui. Al llegar al pueblo, escuché el llanto y las lamentaciones que
salían de mi casa. Había muerto mi hermano”1170.

8-Que Dios lo bendiga

“Mi hijo mayor, Antonio1171, cayó repentinamente enfermo,


cuando apenas tenía mes y medio. Mi hermano, Pedro, fue
donde el ermitaño a traer agua bendita. Cuando se la pidió, él le
dijo: “Que Dios lo bendiga”. Antes de volver mi hermano a la
casa, ya había muerto el niño”1172.

Y: La fe de Chárbel

I.Introducción

- 140 -
“La fe de Chárbel se reflejaba en su misa” 1173, que celebraba
como si viera a Cristo detrás de las formas, hablándole de
corazón a corazón”1174, celebrándola con mesura, recogimiento y
respeto extremos, como si Dios estuviera delante de él” 1175.
“Derramaba abundantes lágrimas durante la misa” 1176, “para la
que se preparaba largo rato con la meditación y la oración,
arrodillado y bien erguido, delante del Santísimo Sacramento” 1177.
“Cuan larga era su preparación, así era su acción de gracias,
después”1178. “Cuando pronunciaba las palabras de la
1179
consagración y el “oh Padre de verdad” , se llenaba de respeto
profundo y reverencia extrema” 1180. “Cuando celebraba la misa, se
presentaba con hábitos limpios, signo evidente de su creencia en
la Encarnación del Hijo de Dios y su presencia sobre el altar. No
se lavaba las manos sino sólo para celebrar su misa 1181.

“Su fe se reflejaba en la manera como hacía sus oraciones, en


el tiempo dedicado a sus meditaciones, en su buena
pronunciación en el oficio divino” 1182, que rezaba palabra por
palabra, en voz baja y candorosa” 1183. “Dedicaba la mayor parte
de su tiempo a la oración y la meditación. Siempre que no tenía
un trabajo manual, se iba para la capilla” 1184 “para meditar en Dios
y sus perfecciones, de tal manera absorto, que le hacía falta algún
tiempo para que volviera a la realidad, al sentir que alguien le
hablaba”1185. “Yo me decía: “Es un ángel y no un hombre” 1186
“Cuando se ponía a hablar de cosas espirituales. Se inflamaba de
celo. Hablaba de la abundancia de su corazón y con el fervor de
su fe. En toda su vida no se le vio un signo de aburrimiento, de
retroceso, de pereza ante las cosas espirituales, sino que se
entregaba a ellas con fervor, como si se gozara en las cosas que
amaba su corazón”1187.

“Su obediencia al superior o a su reemplazante, nos muestra


una prueba evidente que veía a Dios en la persona del superior y
a través de su voz. En su voz oía la voz divina” 1188. “Tenía un
respeto infinito por sus superiores”1189, sin considerar si éste o
aquél eran dignos o no”1190.

“En su trabajo, el espíritu de fe se mostraba en su mismo


comportamiento, como si estuviera celebrando la misa” 1191. “Nada
hacía por su propia voluntad, pues su fe estaba cimentada en la
- 141 -
autoridad, la única que hablaba por Dios. Esta obediencia se
basaba en una fe viva que se revelaba en todos sus movimientos:
en la misa, en la oración, en el comer, en el dormir” 1192. “Todos sus
actos eran cincelados con cuidado y vivacidad, dando auténtico
testimonio de una ferviente fe” 1193. “Todos los que lo conocían y lo
contemplaban celebrando su misa o recitando su oficio divino,
salían emocionados de su piadosa actitud, pues veían la calidad
de la devoción y la piedad, reflejados en su rostro radiante de una
luz celestial. Era la más grande prueba de su enorme fe en
Dios”1194, “fe que resplandecía en sus trabajos, que imponía
respeto a su adoración a su Dios, delante del cual se arrodillaba
sobre una ruda estera de mimbre, por largas horas, en la capilla,
bien erecto e inmóvil como una piedra”1195.

“Dios lo premió con el don de discreción de espíritu ante su fe


tan viva, como lo atestiguan los acontecimientos. Era, por tanto,
una hoguera ardiente de fe”1196. “Todo aquel que frecuentó al
padre Chárbel, entendió que él vivía más en la fe que en su propio
cuerpo. La vida no le interesaba más. Todo su ser, sus
pensamientos, sentimientos y latidos del corazón, todo eso estaba
dirigido hacia el cielo. Mortificó su cuerpo con la austeridad, privó
su vista de todos los encantos del mundo, todo en él
desembocaba sobre la meditación. Al contemplarlo durante la
misa y sus oraciones, uno leía sobre su rostro lo que había de fe
en su corazón”1197.

II: Relatos y acontecimientos


1-El rayo

“Un día, el padre Chárbel estaba de rodillas, muy erguido, en la


capilla, absorto en su oración, delante del Santísimo Sacramento,
cuando un violento rayo cayó en el eremitorio, quemando una
casulla nueva, tejida con hilos de plata, que estaba puesta sobre
el altar. El rayo atravesó por mitad de la capilla, pasó al lado de él,
quemándole el borde del hábito, sin hacerle daño. Los monjes del
convento y yo, corrimos al eremitorio para ver qué había pasado
allí. Comprobamos que el rayo había caído en el lado sur,

- 142 -
derrumbando piedras de los muros de contención de un trozo del
viñedo. Después penetró en la capilla, quemando los manteles del
altar y las casullas que allí estaban, arrojando el cáliz a otro sitio,
dañando las imágenes, abriendo las puertas y derramando un olor
que mareaba a los dos compañeros del padre Chárbel, a los que
encontramos en la cocina, casi desmayados. Se estaban
calentando al lado del fuego. Vueltos en sí, creyeron que el padre
Chárbel se encontraba muerto. Corrieron a la capilla, donde él
rezaba, como si nada hubiera pasado. Entonces el superior le
dijo: “Al menos, padre Chárbel, ¿no podía apagar el fuego sobre
los manteles y las casullas?” Él respondió:”Mi padre, ¿apagar
qué? Tan pronto como comenzó, tan pronto acabó”. Es decir,
que todo se realizó por la velocidad del relámpago, no pudiendo
hacer nada. Y siguió su oración”1198.

2-Gusanos de seda, salvados de la muerte

“Cuando yo era el superior del convento de San Sergio, en


Qartaba, la sequía, ocho años seguidos, extinguía los gusanos de
seda que, una vez llegados al cuarto grado y nueve días, morían.
Envié a uno de los monjes al ermitaño Chárbel, del eremitorio de
Annaya, para que trajera agua bendecida por él. Al llegar,
asperjamos los gusanos. Así se salvaron las cosechas durante mi
trienio y los años siguientes”1199.

3-Mi cosecha fue inmejorable aquel año

“Una vez, la epidemia atacó los gusanos de seda en mi casa, a


causa de la enfermedad que les entró a las hojas de morera. Los
gusanos se ponían amarillos, se ponían sobre los bordes de las
bateas y caían por tierra. Corrí al eremitorio, traje agua bendecida
por el padre Chárbel, y en cuanto asperjaba los gusanos de seda,
se restablecían inmediatamente, volviendo sobre las bateas y
comiendo las hojas de mora. Escuchaba el zumbido peculiar que
hacen al comer. Ese año mi cosecha fue inmejorable, gracias al
padre Chárbel”1200.

- 143 -
4-No se lo diga a nadie (Mt. 1, 44)

“Sebastián Agustín Obeid, de Ehmej, me contó que, un año,


los ratones se multiplicaron tanto en la casa, que terminaron por
atacar los gusanos de seda de su casa, casi a punto de
exterminarlos. Trajo agua bendecida por el padre Chárbel y
asperjó los gusanos. Al día siguiente vino a ver las bandejas, y
encontró los ratones muertos. Alguien fue y le contó al padre
Chárbel lo sucedido. Y él le respondió: “No se lo diga a
nadie”1201.

5-Como si se dirigiera a un personaje importante

“Yo lo veía arrodillado, rezando su oficio divino que él hacía, en


el coro, muy a menudo, con la comunidad, alrededor del atril.
Cuando se encontraba solo en la capilla, se ponía delante del atril
y recitaba el oficio en voz alta, pronunciando cuidadosa y
claramente las palabras, como si se dirigiera a una persona muy
importante, visible a simple vista, yendo lentamente, sin mirar ni a
derecha ni a izquierda. Uno lo escuchaba canturrear con
recogimiento y respeto reverncial” 1202, “y recitando su oficio divino
en el breviario, cuando su compañero le ordenaba hacerlo en el
coro. Lo recitaba concienzudamente, como en presencia de un
rey de muchísima importancia. La fe, el recogimiento y la piedad,
parecían encarnarse en el acto que él realizaba” 1203.

6-La mula del convento

“Una vez, la mula del convento tuvo un cólico. Se tiró por tierra,
los ojos desorbitados, a punto de morir. Los monjes y el mulero
ensayaron muchos remedios para salvarla, pero en vano. Al fin,
llamaron al padre Chárbel que se colocó al lado de su cabeza y
oró. Apenas terminó su oración, la mula, de un salto, se puso de
pie!1204.

7-Aleja las langostas

- 144 -
“Me recuerdo bien que, a la edad de doce años 1205, las
langostas invadieron el país; entre otras zonas, la población de
Ehmej. El prefecto de la región1206, en aquél, entonces, el señor
Rachid Al-Juri, fue donde el superior del convento de San Marón,
en Annaya, para pedirle que les enviara al padre Chárbel a Ehmej
para alejar las langostas por medio de su bendición. El ermitaño
obedeció. Los habitantes habían ya llenado los jarros de agua. En
mi presencia, él bendijo el agua que los habitantes llevaron, y se
pusieron a asperjar sus viñedos y sus campos. Las langostas
cesaron de dañar sus tierras. Eso lo vi yo con mis propios
ojos”1207.

8-¿Acaso soy un Dios para impedir la muerte?

“Un hombre de mi familia, Chmuti, de Batrún, poseía un rebaño


de ovejas que fue atacado de una epidemia mortal: fiebre
amarilla. A causa de ello perdió gran cantidad. Habiendo oído
hablar de la reputación del padre Chárbel, fue a pedirle agua
bendita, explicándole la enfermedad de sus ovejas. El ermitaño le
dijo: “¿Acaso soy un Dios para impedir la muerte?” El hombre
volvió la espalda para regresarse. Entonces, el padre le dijo:
“¿Tienes un recipiente para llenarlo de agua?” Después
bendijo el agua con la que se asperjó el rebaño, y se alivió. Más
tarde, notó que los gusanos de seda disminuían mucho en su
casa. Volvió donde el padre Chárbel, trajo agua bendita y los
asperjó. Encontró, después, insectos, ratones, erizos y una gran
serpiente muertos cerca de los gusanos de seda” 1208.

9-El arca de Noé (Jn. 17,15)

“Todos los habitantes de mi aldea, Ehmej, y los chiítas de


Almat, nuestros vecinos, cuentan que las langostas, un año,
invadieron en gran número la región, acabando con todo. El
superior del convento, Elías de Mechmeche, ordenó al padre
Chárbel ir a asperjar los terrenos del convento para impedir que
las langostas entraran en ellos. Él obedeció. Sólo se le olvidó un
terreno situado entre las propiedades de los chiítas. Las langostas
entraron en la región y devoraron todo lo que había, verde y seco,
- 145 -
menos las propiedades del convento que fueron asperjadas, a
excepción del terreno que fue olvidado. Éste quedó arrasado
totalmente”1209. “Todo el mundo, y también los chiítas, no se
cansan de repetir el extraño suceso, maravillados de ver todos los
valles, montes y colinas, despojados por completo, menos los
terrenos del convento, que permanecieron verdes, salvos del
perjuicio, como el arca de Noé en medio de una devastación
todal”1210.

10-El viñedo pertenecía a la iglesia parroquial de Ehmej (Jn.


15, 15)

“Cuando las langostas invadieron el país, hace más de treinta


años, mi papá envió a mi hermano, Pedro, donde el padre
Chárbel, rogándole que bendijera agua para asperjar el viñedo de
la iglesia, del que mi papá era encargado. No me acuerdo bien de
los detalles. Es mi hermano el que los conoce mejor que yo. Lo
que sí sé es que el viñedo y las sementeras asperjados se
escaparon del perjuicio de las langostas, que arrasaron con todo,
aquel año. Los habitantes de Ehmej venían a ver este viñedo, y
también el padre Elías de Mechmeche, superior del convento del
que yo era trabajador”1211.

11-Las posibilidades de los santos

“En mi tiempo de noviciado, cuando leía las biografías de los


santos, en especial el libro de la “Perfección cristiana”, del padre
Rodrigo, jesuita, yo ponía en duda algunos hechos y virtudes que
les atribuían a ermitaños y a santos, creyendo que en eso había
mucha exageración. Eran cosas que superaban la capacidad
humana. Pero, a fuerza de frecuentar al padre Chárbel y de
testimoniar sus virtudes, ahora tengo la certeza de que la gracia
divina hace prodigios en las almas, y que lo que han dicho y
escrito en las biografías de los santos es poco comparado con lo
que yo he visto, con mis propios ojos, en este gigante que es el
padre Chárbel. Gigante en la austeridad y la mortificación de sí
mismo”1212.

- 146 -
Z: Su misa, el grado máximo de su amor

I.Introducción
1-En el convento

“El sacerdote, en la misa, es el vicario de Cristo. La ofrenda es


verdaderamente el cuerpo y la sangre de Cristo. Durante la misa
hay tres adoraciones: contemplación de la pasión de Cristo, la
ofrenda a Dios Padre y la comunión. Y para la comunión se
requieren seis cosas: una confesión sincera, un acto de fe, la
esperanza de que todos los pecados del mundo se perdonen por
una gota de su sangre, un acto de amor, un acto de contrición por
nuestra indignidad, y agradecimiento después de la comunión” 1213.

“Después de las misas de sus cohermanos sacerdotes, en las


que él participaba, celebraba la suya. Muchas veces yo le ayudé
sus misas1214, tanto en el altar de San Jorge, incrustado en el
muro sur, como en el de Nuestra Señora, recostado en el muro
norte, y algunas veces en el altar mayor, cuando el superior se lo
mandaba. Celebraba su misa con esmero y recogimiento, armado
de tres pañuelos negros que colgaba de un candelero, a la
derecha del altar. Con uno se sonaba la nariz, sobre todo en
invierno; después del evangelio, con el segundo; y el tercero era
para después de la consagración, si fuere necesario” 1215. “Su misa
tardaba una hora, y a veces más, en una íntima confidencia con el
Todopoderoso divino. A pesar de la duración de su misa, nadie se
aburría, concienzudamente como celebraba. Uno comprendía
palabra por palabra la lectura del Evangelio, sin que levantara
mucho la voz”1216. “Sin embargo, algunos evitaban ayudarle la
misa, pues la prolongaba por el cuidado que en ella ponía” 1217.
Después de la misa volvía a su puesto, detrás de la puerta, de
rodillas, bien derecho, durante unas dos horas, sobre el piso, en
verano y en invierno. Después lavaba los pañuelos antes de ir a
trabajar al campo”1218.

- 147 -
2-En el eremitorio

“Yo iba al eremitorio para participar de su misa y, algunas


veces, se la ayudaba. Tanto en el convento como en el eremitorio,
su misa era la misma en todos sus detalles, ya en los días de
fiesta como en los días de trabajo” 1219, “celebrando con
recogimiento extremo, en presencia de un gran número de fieles
que participaban para recibir su bendición” 1220. “Yo lo veía,
después del oficio divino, arrodillado, erguido, junto a la puerta. En
invierno se arrodillaba sobre una estera de mimbre para
protegerse de la humedad. Y en verano, en la tierra escueta. Yo
salía de la iglesia mientras él permanecía arrodillado, erguido,
absorto en la acción de gracias” 1221. “Cuando le ayudaba la misa,
yo observaba su pulcritud en los gestos, su voz baja, el cuidado y
el aspecto reverencial. Los domingos y los días de fiesta decía la
misa a las diez. Los días de trabajo, en la mañana. Después de la
misa yo me iba a trabajar y él, después de la acción de gracias, se
iba al viñedo. Así, nunca podía saber cuánto tiempo prolongaba
su acción de gracias, pero puedo asegurar que toda su vida era
una preparación a la misa y una acción de gracias” 1222, absorto en
la meditación, como en éxtasis”1223.

3-Cara a cara

“Estaba siempre en éxtasis durante sus devociones religiosas,


en particular, cuando invocaba al Espíritu Santo, en la comunión
y en la elevación de los sacramentos, durante la misa. Allí se
ensimismaba profundamente en meditación y oración,
dirigiéndose a la misericordia de Dios, insensible a todo
movimiento o ruido que se produjera junto a él” 1224. “Después de
las palabras de la consagración, miraba al Santísimo Sacramento
con una mirada intensa”1225, “un aspecto reverencial, como si viera
al Dios de la Gloria, cara a cara” 1226 “y mirara, a simple vista, al
Dios encarnado y oculto”1227, “dirigiéndose a una persona
sumamente poderosa, viéndola con sus propios ojos” 1228,
“contemplando a Dios, arrebatado por el Espíritu” 1229, “como si él
palpara con sus sentidos la vida del mismo Hijo de Dios” 1230.
“Cuando elevaba el Santo Sacramento, recitando: “Padre de la
- 148 -
verdad”, parecía exaltado por el Espíritu como si mirara a Dios,
cara a cara”1231.

4-Su pulcritud en la misa

“Se preocupaba por la limpieza para celebrar la misa” 1232. “Con


este fin, tenía un hábito y un par de zapatos convenientes que
guardaba sólo para la celebración eucarística, los que se quitaba
inmediatamente después de la misa”1233. “Lo mismo que la toalla y
jabón, que no utilizaba en otras ocasiones, por respeto a las
celebraciones divinas”1234. “No se lavaba sino los labios. Se lavaba
las manos antes de la misa, de manera admirable” 1235. Fuera de
eso, nunca metía las manos en el agua” 1236. “Tenía un cuidado,
fuera de lo común, por los objetos de la iglesia” 1237.

II: Relatos y acontecimientos


1-Como un imán

“Cuando yo era casi una niña, venía de Ehmej con mis padres
al eremitorio para participar en la misa de los domingos y días de
fiesta. Muy a menudo participábamos en la misa del padre
Chárbel. Yo no lo veía sino en la misa. Nuestra familia cuenta que
los cimientos del eremitorio fueron puestos por un miembro de
nuestra familia, y por eso era por lo que nosotros le teníamos una
predilección especial. Más aún, una pasión, pues nos recordaba
a nuestro tío. Una razón más era que nosotros vivíamos en
Uwaini, cerca al eremitorio, aldea donde no había iglesia. Y, por
otra parte, la santidad del padre Chárbel atraía las almas como un
imán. Era también frecuentado por numerosos visitantes, todos
los domingos y días festivos. Todos los que participaban en la
misa del padre Chárbel, salían emocionados, no queriendo salir
de la iglesia. Sobre todo cuando pronunciaba las palabras de la
consagración, uno se sentía abrasado por su recogimiento y su
triste voz. El fervor, el cuidado y la manera reverencial, le daban
ritmo a todos sus movimientos. Después de la misa, él se
arrodillaba sobre el mero suelo, todo erguido y la cabeza baja,

- 149 -
como una estatua. Cuando incensaba la asamblea, no miraba a
nadie”1238.

2-¿Toma usted sopa de cereales?

“El padre Chárbel era un sacerdote respetuoso que


impresionaba a las almas por su aspecto venerable y su
recogimiento, particularmente durante la misa. Su compañero, el
padre Macario, me contó que si un sacerdote venía al eremitorio
para celebrar la misa con rapidez, el padre Chárbel se le acercaba
y le decía, después de la liturgia: “¿Por qué se apresura tanto?
¿Toma usted sopara de cereales?” Era un ángel en cuerpo
humano. Nunca oí decir de su vida religiosa en el convento, que
fuera menos santo y menos virtuoso que en el eremitorio” 1239.

3-Comulgue

“La primera vez que le hice una visita en el eremitorio, a la


edad de quince años, fue por acompañar a mi mamá, Rosa, que
quería ver al padre Chárbel. No quiso recibirla. Cuando ella le
manifestó su deseo de besarle la mano, él le respondió desde el
interior de la capilla, con la puerta cerrada: “Comulgue en la
misa, y tendrá en la boca y en su corazón al mismo Hijo de
Dios, y eso le bastará. ¿Para qué besar mi mano cuando el
Hijo de Dios está en su corazón?” Al ayudarle la misa, no me
cansaba de mirar al ermitaño, de pie, en el altar, durante una hora
y media. Después nos regresamos, dejándolo a él en la capilla,
sin que mi mamá pudiera besarle la mano o verlo cara a cara” 1240.

4-Le corrían las lágrimas

“Su amor abrasaba de fuego ardiente. En el altar, su pecho


parecía un horno encendido. Sus ojos brillaban, las lágrimas
corrían, enrojecían sus mejillas y los suspiros se escapaban de su
pecho como un vapor caliente”1241, “como si viera a Cristo con sus
ojos. De eso doy testimonio porque le ayudaba la misa muchas
veces”1242. “Cuando pronunciaba las palabras de la consagración:
“Esto es mi cuerpo; ésta es mi sangre”, vi que le salían lágrimas
- 150 -
de los ojos, en dos ocasiones. Una vez, una lágrima cayó sobre el
corporal. Después de consumir el cuerpo y la sangre y hacer las
abluciones, vio la mancha de su lágrima, y se conturbó creyendo
que era una gota de sangre que había caído. Yo le dije: “¿Qué le
pasa? Es una lágrima caída de sus ojos, después de las palabras
de la consagración”. Pero él siguió perturbado y tomó el corporal
para mostrárselo al superior a fin de tranquilizar su conciencia” 1243.

5-Cogía el cáliz con sus dientes

“Al final de su vida, mientras consumía la preciosa sangre,


tomaba el cáliz largo rato entre los dedos. Sus oraciones en la
capilla dejaban ver a un hombre enamorado con frenesí del amor
divino. Ese amor se notaba en la misa, a través de sus lágrimas,
en especial cuando tomaba la preciosa sangre, asiendo tan
fuertemente el cáliz entre sus dientes, que dejaba en él impresas
sus huellas”1244.

Capítulo III: hacia el cielo

A: Él cargó con nuestras enfermedades1245 (Mt.


8,17; Is. 53,4)
1-Sanación del hermano Pedro Jawad de Mechmeche

“Yo sufría una enfermedad del pecho y del estómago, desde


hacía dos años, lo que me causaba dificultad para respirar,
parecido al asma, a tal punto que perdía el aliento cuando
recitaba el Ángelus. Me hice tratamientos médicos, sin ningún
resultado. Me sentía fatigado, día y noche, hasta que el padre
Chárbel me bendijo. Me curé inmediatamente, para no volver a
sentir nada, ¡y mire que hago trabajos duros! A mis sesenta años,
todavía continúo con trabajos penosos”1246.

2-Salvó a un joven de la muerte

- 151 -
“Cuando mi hermana cortaba hierbas de lo alto de una
pendiente rocosa, llamada “Pendiente de la iglesia”, en Ehmej, dio
un paso en falso, y cayó desde lo alto de la roca, a una altura de
unos veinte metros. Al dar contra el suelo, perdió el conocimiento,
se quedó sin movimiento, muda, su cuerpo lleno de contusiones,
la cara repleta de heridas, fría y amarillenta y nulo el pulso. Los
habitantes del pueblo la pusieron sobre un jergón y la llevaron a
casa, creyéndola ya muerta. Cuando supe del accidente, todo
perturbado, me fui corriendo al eremitorio para contarle nuestra
desgracia al padre Chárbel y rogarle que intercediera ante Dios
por ella. Me dio agua bendita. Pero como me vio tan apenado, me
dijo: “Su hermana está todavía viva y va a sanar. Tome esta
agua bendita y aspérjela”. De regreso a la casa, la encontré
todavía sin sentido, y la gente se amontonaba alrededor de ella,
llorando. La asperjé con el agua bendita y su cuerpo entró en
calor, abrió los ojos y habló. Dos días después se levantó de la
cama, completamente sana”1247.

3-Sanación de un mudo (Mc. 7, 32-37)

“Tengo un hermano llamado Assaad Juan Paz que, de repente,


se enfermó, a lo que siguió la pérdida de la palabra, durante dos
meses. Mis padres me escribieron al convento de Annaya.
Entonces los superiores me dejaron ir a visitarlo. En mi pueblo,
Qartaba, los habitantes creían que se había vuelto loco, y me
aconsejaron que lo llevara al convento de Kozhaya donde
exorcizaban a los posesos. Pero yo lo llevé al eremitorio,
pidiéndole al padre Chárbel que rezara sobre su cabeza, y
preguntándole si se iría a curar o no. Me respondió: “Éntrelo a la
capilla”. Lo hice arrodillar sobre la grada del coro. Vino el padre
Chárbel con el Evangelio en la mano, la estola colgada al cuello,
puso agua bendita en su mano, lo hizo beber, lo tocó con algunas
reliquias de mártires, y me dijo: “No se preocupe; va a sanar”.
Después nos fuimos a nuestro pueblo, Sebastián Antonio Moisés,
mi hermano, el mudo, y yo. A los diez minutos de camino, mi
hermano gritó en voz alta, llamándome: “hermano”. Después, a
cierta distancia de nosotros, unos monjes se dirigían hacia el
eremitorio, y mi hermano comenzó a nombrarlos: “hermano Pedro
- 152 -
de Maifuq, hermano…” Y pasó todo el día cantando, lleno de
júbilo, hasta que llegamos a nuestra casa de Qartaba” 1248.

4-Otro mudo

“Mi hijo, Antonio, es monje en el convento de Maifuq. Más


tarde, cuando ingresó en la Orden, tomó el nombre de Pedro. Era
mudo de nacimiento hasta los ocho años, pero oía bien.
Estábamos muy tristes a causa de su mudez. Un día lo llevamos
al eremitorio de San Pedro y San Pablo, pidiéndole al padre
Chárbel que rogara por él. A partir de ese momento, el niño
comenzó a hablar progresivamente. Y, hoy día, habla como todo
el mundo”1249.

5-El loco de Ehmej

“Yo habitaba con un hombre de Ehmej, llamado Gabriel


Sebastián. Se casó con una chica del pueblo, a pesar de la
oposición de los padres de ésta. Se enloqueció después de su
matrimonio. Se rasgaba la ropa, profería blasfemias y salía
desnudo por los campos. Un día, a poca distancia de mí, lo vi
desnudo con un revólver en la mano apuntando contra su pecho.
La bala salió sin hacerle daño. Corrí detrás de él hasta su casa,
donde lo encontré destrozando las cuentas del rosario de su
esposa y profiriendo maldiciones. Como yo fui su testigo de
matrimonio, aconsejé a sus familiares que lo llevaran donde el
padre Chárbel. Sus padres pensaban, más bien, llevarlo a la
cueva de San Antonio de Kozhaya, donde metían, de ordinario,
los locos para su sanación. Pero, siguiendo mi consejo, sus
padres lo llevaron, en puros cueros, al eremitorio. Delante de la
capilla, se negó a entrar. Uno de los ermitaños, el padre Libaos,
se lo ordenó, pero él rehusó. Le avisé al padre Chárbel del caso
de ese hombre. Salió y se lo mandó, diciendo: “Entre a la
capilla”. Y obedeció, sin la menor resistencia, y fue a sentarse
indecorosamente. El ermitaño le dijo: “Póngase de rodillas”. Y
se arrodilló, los brazos cruzados, como un ángel. Entonces el
ermitaño leyó el Evangelio y oró sobre su cabeza. Se curó en el
acto. Le corrían lágrimas de los ojos. Gabriel miró a sus padres y
- 153 -
les pidió que le trajeran ropa. Salió de la capilla vuelto en sí del
todo, bien cuerdo. Actualmente está en América” 1250.

6-Salvó los niños de la muerte

“Mi mamá me contó que mi papá, Noé, fue una vez a donde su
hermano, el padre Chárbel, al eremitorio de Annaya. El ermitaño
le dio un escapulario de San Antonio para colgarlo en el cuello.
Pero su primo, Abraham Juan Abraham, de Bqaakafra, se lo pidió
para mi papá para que se lo pusiera en el cuello de su hijo
Nehemtallah, pues, maltrecho por el deceso de de tres hijos que
murieron apenas nacidos, estaba temeroso de una eventual
muerte de su hijo Nehemtallah, y se lo colgó al cuello. El niño
sobrevivió y está actualmente en América. Abraham guardó el
escapulario que pasaba de un niño al otro, y todos éstos han
sobrevivido”1251.

7-Tu hijo ya está bien

“Jorge Pedro, mulero del convento, fallecido después, me


contó que su primo, José Antonio Gabriel de Kfar Baal, guardaba
cama por una fiebre, desde hacía veinte días, perdiendo el
conocimiento. Él, Jorge Pedro, corrió donde le padre Chárbel para
pedirle agua bendita y para que rogara por el enfermo. Antes de
hablarle al ermitaño, cerca de la puerta, éste le dijo: “Apenas
regrese a su casa, encontrará a su pariente enfermo bien de
salud, habiendo recobrado ya el conocimiento y sentado en
su cama”. Y así sucedió. El muchacho se extrañó de cómo pudo
saber el padre Chárbel que el propósito de su visita fuera por la
salud del enfermo”1252.

8-Su hijo está bien de salud

“Me acuerdo de un hecho del que yo fui testigo ocular. Marón


Abi Ramia, de Turzaya, había venido donde el padre Chárbel, al
eremitorio, para pedirle agua bendita, y para que rogara por su
hijo que estaba muy enfermo e inconsciente. Después de haber
- 154 -
visto al ermitaño, dio media vuelta. Viéndole tan apurado, afligido
y ansioso, tuvo lástima de él, y dijo1253: “Llámenlo y díganle que
vaya despacio, pues su hijo está bien de salud”. Cuando el
hombre llegó a su casa, encontró a su hijo despierto y bien de
salud, aun cuando el médico que lo trataba, Wakim Beik, de
Biblos, había perdido toda esperanza de sanación” 1254.

9-Una estéril da a luz (Mc. 7, 24-30)

“Fui al eremitorio de Annaya, tres meses antes de la muerte del


padre Chárbel, con la esperanza de que, por su intercesión, mi
esposa pudiera dar a luz. Antes de regresarme, el padre Macario
me trajo, de parte del ermitaño, una bendición. Cuatro meses
después, mi esposa quedó encinta. Dio a luz una niña y, después,
otras tres niñas y, por último, un varón”1255.

10-La sanación de una hija de Uwaini (Mc. 7, 24)

“Cuando me retiré del trabajo con el padre Elías, volví al


mundo. Mi esposa dio a luz una niña con complicaciones en la
bilis y dificultad para tomar el seño. Cuando el padre Chárbel rezó
sobre su cabeza, sanó y volvió a tomar la lecha materna” 1256.

11-¿Quién me ha tocado? (Mc. 5, 30)

“Me acuerdo que Mariana, viuda de Miguel Nehme, de Ehmej,


sufría de una hemorragia, desde hacía tres meses. Los médicos
Nayib Beik Al-Juri, de Ehmej; Wakim Najle, de Biblos y Jorge Baz,
de Biblos, la sometieron a tratamientos, sin ningún resultado.
Entonces ella me dio un real tuco y me recomendó que fuera
donde el padre Chárbel para que se lo entregara y me enviara un
cinturón bendecido por él. Él me dio un chal que estaba sobre la
imagen de Nuestra Señora del Rosario, recomendándome que se
lo ciñera, y sanaría. En cuanto al real, no lo quiso. Me dijo:
“Póngalo sobre el altar y espere a que venga el padre Macario
para que se lo entregue”. La mujer se ciñó el chal, y se curó
inmediatamente”1257.
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12-Su hermano mayor1258

“Personalmente, yo no conocí al padre Chárbel, tío de mi


mamá, pues él, desde que entró en el convento y se hizo
ermitaño, más nunca volvió a la aldea, y yo jamás fui donde él.
Habiendo quedado huérfano, mi abuelo Juan Zaarur, hermano del
ermitaño, me llevó a su casa para encargarse de mí. Y le oí hablar
de él. Durante el carnaval, mi abuelo se acordaba de él, y decía,
llorando: “Nosotros comemos carne, pero mi pobre hermano no la
prueba jamás”. En verano, repetía, todo emocionado: “Nosotros
comemos uvas; y mi pobre hermano, que se ocupa del viñedo,
llenando grandes canastas de racimos, no las come nunca”.
También nos decía: “En el convento, él vivía una vida miserable:
se comía las sobras que dejaban los monjes y las migajas de
pan”. Algunas veces mi abuelo le hacía una visita y le llevaba
dinero para que celebrara misas por el descanso de las almas de
sus padres, y él respondía: “Hermano, dele el dinero al
superior”, y no lo tocaba”1259. “Mi abuelo Juan pensaba siempre
en su hermano, el padre Chárbel. Una vez, nos sentamos para
comer carne. Al mirar la comida, lloró, diciendo: “¿Cómo puedo
comer carne, cuando el monje1260 no la prueba? Y dicho eso, se
resistía a tomar un solo bocado. En su vejez, muy a menudo,
lloraba, diciendo: “Yo ya no puedo volver más donde mi hermano”.
“Y continuó diciendo que su abuelo, Juan, estaba a punto de morir
y que su familia se reunió a su alrededor; los miró, y dijo: “Estoy
enfermo y me voy a morir viéndolos a todos a mi lado. Eso me
consuela. Pero cuando muera el monje ¿quién va a estar a su
cabecera?” Le respondimos: “El que es adorado, no abandonará
al que lo adora”1261. “Y entregó su alma el día de la conversión de
San Pablo, once meses antes de la muerte del padre Chárbel” 1262,
y fue enterrado al lado de la iglesia de San Sebastián, en
Bqaakafra”1263.

B: Su última misa

1-Una enfermedad súbita

- 156 -
“Un domingo, fui con un grupo de personas para participar de
la Eucaristía, en el eremitorio de San Pedro y San Pablo, del
convento de San Marón, en Annaya. El padre Chárbel comenzó la
misa. Pero, una vez terminadas las palabras de la consagración,
lo atacó una enfermedad súbita. El padre Macario, su compañero,
se apresuró, le quitó los ornamentos y le ayudó a arrodillarse en la
capilla1164. “Por fin, continuó la misa. Pero apenas elevó los santos
sacramentos, se quedó rígido. Su compañero notó que el padre
Chárbel prolongaba el tiempo más de lo habitual. Entonces fue
hacia él y lo encontró con muchos dolores. Le quitó suavemente
lo hostia de la mano, la puso sobre la patena y, ayudado por el
hermano Pedro, ayudante del eremitorio, lo hizo sentar en una
silla, cerca del altar. Después de una media hora le pasó la crisis y
terminó el sacrificio de la misa”1265, “a pesar de su enfermedad”1266.

2-No se vayan

Al domingo siguiente, volví con algunas señoras a la misa del


eremitorio. Cuando entramos en la capilla, encontramos al padre
Chárbel prosternado, orando. A nuestro pedido, un hombre nos
dijo la hora de la misa. No podíamos esperar mucho rato, pues
hacía un frío cortante. Nos dijo que no nos fuéramos. Era el padre
Chárbel quien pronto celebraría la misa. Poco después, el
ermitaño se revistió y comenzó la misa. Antes de las palabras de
la consagración, le volvieron los mismos síntomas. Le quitaron los
ornamentos y esperó en la capilla. Nosotras nos dispusimos para
volver a casa, pero el padre Macario nos atajó, diciendo: “No se
vayan, pues el padre Chárbel descansa de un ataque al corazón,
pero ya volverá a la misa”. Después, el ermitaño continuó su
misa”1267.

3-¡Qué lindo ese niño!

“Después de las palabras de la consagración” 1268, “Raquel, hija


de José Sebastián, vio un precioso niño en lugar de la hostia
elevada entre las manos del ermitaño. Gritó a su tía: “¡Mira, tía,

- 157 -
qué niño tan bello!”. Su tía la hizo callar, poniéndole la mano en la
boca, para no hacer bulla y molestar al ermitaño” 1270.

4-Oh Padre de la verdad

Llegó a elevar el cáliz y la hostia, mientras recitaba la oración


que comienza: “Abo dqudcho”, es decir, “Padre de la verdad”,
cuando lo sacudió una tremenda crisis. Se quedó inmóvil algunos
minutos, el cáliz y la hostia elevados” 1271.”Sorprendido el padre
Macario, notó que el padre Chárbel se ponía amarillo, los pies se
inmovilizaron en la misma posición. Se puso la estola, se acercó
temblando, y le dijo: “Suelte el cáliz”. Pero las manos del padre
Chárbel se crisparon fuertemente, petrificado como una roca. El
padre Macario le repitió una segunda vez: “Suelte el cáliz, padre
Chárbel; deme el cuerpo; no tenga miedo; suéltelo”. Y le arrancó
el cáliz y la hostia. Cuando el padre Chárbel abrió, con gran
esfuerzo, sus manos, lo hicieron sentar. El padre Macario
enrojeció y temblaba de pavor”1272. “Después de un descanso,
continuó la Eucaristía”1273.

5-El ermitaño parte el niño en dos

“Mientras el padre Chárbel partía el pan, Raquel sollozó. Su


tía le preguntó por qué lloraba. Ella le respondió: “¿No ve que el
ermitaño está partiendo al niño en dos?” 1274. De nuevo la hizo
callar, mientras que el padre Chárbel continuaba la misa” 1275.
“Después, él sintió escalofrío y malestar de corazón. Llamó a sus
compañeros, el hermano Pedro Jawad de Mechmeche y el padre
Macario quien le quitó los ornamentos y lo hizo sentar” 1276.
“Después de un largo reposo, mi cuñada” 1277 “se acercó y
preguntó al padre Macario: ¿Puede todavía continuar la misa?”
“Le respondió: “ceo que no”. Entonces se fue”1278.

6-Bebió la preciosa sangre

Después de reposar por tercera vez, continuó la misa.


“Queriendo consumir la preciosa sangre, se lo impidió el retorno
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de la crisis. Con todas sus fuerzas mantuvo el cáliz, lo acercó a
los labrios y lo apretó con los dientes. Así se quedó, rígido.
Cuando el padre Macario le arrebató el cáliz, el padre Chárbel ya
había consumido, felizmente, la Sangre de Cristo” 1279.

7-Quiero celebrar

“Le quitaron los ornamentos, lo llevaron al interior del


eremitorio, inconsciente. Con todo, repetía: “Padre de la verdad.
Jesús, María y José”1280. “Su compañero lo acostó sobre un
tejido de piel de cabra, en la cocina” 1281, “para calentarlo, pues el
frío era glacial y la nieve se acumulaba ya a una altura de más de
un metro. Cuando lo cubrieron, tiró lejos la cobija” 1282. “Y cuando
volvió en sí, decía: “Quiero celebrar la misa. Prepárenme el
altar”. “También decía, en siríaco-aramaico: Alabado sea el
Señor del cielo, alabado en lo más alto de los cielos” 1283 y
“Señor, ten piedad de mí” 1284. No cesaba de repetir esas frases
durante los seis últimos días de su vida”1285.

C: Sus últimos días


1-Un bocado de pan mojado

“Fui nombrado para estar al servicio del padre Chárbel


durante su última enfermedad, hasta su muerte. Después de
insistirle mucho, apenas si comía un pedazo de pan mojado en
agua y un poco de sopa de legumbres, negándose,
sistemáticamente, a tomar leche, yogur y carne, durante el tiempo
de su enfermedad. No se quitó ni la capucha, ni el hábito, ni el
cilicio ni el cinturón de púas. Tendido sobre una tela de piel de
cabra, mantuvo la misma posición, sin quejarse ni agitarse.
Únicamente se le oía la expresión: “¡Oh, oh, oh Dios!”. Balbucía
palabras que yo no le entendía 1286. “Cuando adivinaba que tenía
alguna necesidad fisiológica, le ofrecía el recipiente. Y cuando
trataba de levantarse el hábito, se turbaba, levantaba la voz y
hacía señas con la mano sana, diciendo: “No, no, no”. Y yo le

- 159 -
respondía: “No tenga cuidado; yo soy su hermano”. Él guardaba
silencio, y me dejaba hacer”1287.

2-Su mano bendecía

“Con su mano, bendecía a toda persona que entraba” 1288 a


pedir su intercesión, silencioso, sosegado. No se le veía ni
turbación ni queja, soportando la enfermedad con una paciencia
admirable”1289, “aunque aguantaba sufrimientos atroces, paciente
y enérgico. Era un abandono total a la voluntad divina. Invocaba a
San Pedro y San Pablo”1290, “patronos del eremitorio, hasta que la
enfermedad hubo llegado a su culminación, en que perdió el
conocimiento”1291.

3-Simón el cirineo (Lc. 23, 26)

“Cuando me llamaron para visitarlo y darle asistencia médica,


ya había perdido el conocimiento. De cuando en cuando, notaba
que dejaba escapar palabas invocando los nombres de Jesús,
María y José. En sus últimas horas, me acompañó el padre
Miguel Abi Ramia que yo había llamado para que lo asistiera
espiritualmente”1292 “y le diera su bendición. Nos quedamos a su
cabecera la mayor parte de la noche del 24 de diciembre de 1898.
Por la mañana, regresé a casa con Sebastián” 1293.

4-Su amor ardiente

“Inflamado de amor”1294, “repetía, muchas veces, durante todo


el tiempo que pasé a su lado: “Oh Padre de la verdad; los
nombres de Jesús, María y San Pedro y toda la letanía de
Santiago, o gran parte de ella”. “Yo rezaba la oración de los
agonizantes, muchas veces, y le daba la absolución cada vez que
creía que estaba para entregar su alma al Creador” 1295.

5-Vino mezclado con mirra (Mc. 12, 23)

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“Si se prolonga la enfermedad de un ermitaño, puede regresar
al convento o, bien, abstenerse de comer carne y afrontar la
muerte como un verdadero anacoreta” 1296. “Su enfermedad
empeoró. Llamaron al doctor Nayib Al-Juri quien pidió que le
dieran una sopa con carne para fortalecer su debilidad física.
Cuando él sintió el olor, refunfuñó y discutió, negándose a comer.
Pero cuando le hicieron saber que era una orden del superior,
Padre Antonio de Mechmeche, obedeció y comió un poco” 1297.

6-Le leían libros de espiritualidad

“Después pidió que viniera rápido su compañero, el padre


Macario, a quien le pidió que le administrara los últimos
scramentos”1298. “Recibió estos sacramentos con intensa devoción
y recogimiento, administrados por su compañero y el sacerdote
Miguel Abi Ramia, quienes se turnaban en el cuidado y en leerle
libros de espiritualidad”1299, costumbre que se seguía cuando
enfermaba un ermitaño, y dirigiéndole palabras de consuelo para
aliviar su angustia, y que fueran benéficas para sanación de los
sufrimientos del alma e incremento del amor divino” 1300.

7-La última bendición

“Cuando estaba en agonía, subí al eremitorio, donde lo vi


acostado sobre un jergón, rodeado de monjes y laicos. Oíamos
que repetía: “Jesús, María”, pero ya hablaba con mucha
dificultad. Pronunciaba esos nombres entrecortados. Me senté a
su lado”1301. “El hermano Pedro Jawad de Mechmeche le pidió que
lo bendijera. Él levantó la mano para bendecirlo. Se volvió hacia
él, dejó levantada su mano y se detuvo en hacer el signo de la
cruz. El hermano repitió su demanda, sin efecto, durante unos tres
minutos”1302. “Continuó mirándolo y poniendo su mano sobre su
cabeza. Todos estábamos extrañados de eso, sin que nadie
encontrara explicación”1303. “Me imaginé que sería porque la
capucha del hermano Pedro estaba ligeramente levantada,
mostrando la extremidad de su cabellos rubios. Le murmuré al
oído para que se calara bien la capucha, de manera que
escondiera la cabeza, como es debido” 1304. “Al momento, me la
- 161 -
bajé hasta los ojos. Él sonrió ligeramente y me bendijo. Todos
quedamos estupefactos. Efectivamente, él no concebía que un
monje se levantara la capucha, aunque fuera muy poco” 1305.
“Estando a su lado, él puso su mano, en estado inconsciente,
sobre la mía. Cuando volvió en sí, la retiró estremecido, como si lo
mordiera una serpiente”1306.

8-Se desmayó a fuerza de llorar

“El padre Chárbel se moría. En voz alta le pedí al padre


Macario que levantara la mano y le diera la absolución. No pudo a
causa del llanto. Salió sollozando”1307, “no queriendo acercarse y
desmayándose a fuerza de llorar”1308. “Incapaz de ejercer su
ministerio sacerdotal, yo lo reemplacé, como un deber hacia el
agonizante. Me alegro de esta oportunidad excepcional de haber
podido ser útil en la agonía de un santo” 1309. “Miserable como soy,
le di la última absolución”1310.

9-En tus manos encomiendo mi espíritu

“En la última hora de su agonía, estando presente el sacerdote


Miguel Abi Ramia; el auxiliar del superior, padre Marón de
Mechmeche1311y Sebastián Antonio Moisés, el auxiliar le preguntó
si quería que llamaran al médico de Biblos. Él respondió que no,
haciendo el signo con la cabeza. Después abrió y cerró la boca, e
inclinó la cabeza, entregando su alma al Creador, tranquilamente
y en paz”1312, “diciendo: “Señor, en tus manos encomiendo mi
espíritu”1313. “Murió venerable y lleno de virtudes, habiendo
llevado una vida de bondad” 1314, después de seis días de
agonía”1315.

10-Una hemiplejía

“A mi saber y entender, su muerte se debió a una hemiplejía.


Su muerte coincidió con la del patriarca Juan de Al-Hajj” 1316, el 24
de diciembre”1317, la víspera de Navidad, a la edad de 65 años,
más o menos”1318. Después de su muerte yo recé las letanías de
- 162 -
la Virgen María con el sacerdote Miguel, el padre Macario y el
hermano Pedro, su auxiliar en el eremitorio, después de enviar un
mensajero al convento para llevar la noticia de su fallecimiento. Yo
volví a mi casa, acompañado del padre Miguel” 1319.

11-Parecer del doctor Antonio Issa

“San Chárbel había sufrido un dolor agudo de estómago,


producido por un cólico renal que le provocaba vómito.

“El santo trabajaba mucho en el campo, sin tomar agua en


todo el día, lo que causaba insuficiencias urinarias, provocando el
cólico renal. Y por falta de tratamiento médico, lo llevó, algunas
veces, a una alta tensión arterial, seguido del dolor de cabeza,
cuyo resultado provoca, muy a menudo, una hemorragia cerebral.
30 de septiembre de 2004”1320.

D: Hacia la tumba

1-Se repartieron su ropa (Jn. 19, 24)

“Queriendo cambiarle el hábito, el padre Miguel 1321 de


Mechmeche puso objeciones: “Hermano, vuélvaselo a poner
hasta que llegue el superior, no sea que digan que los que le
cambiaron el hábito se llevaran lo que tenía”. Le respondí que si
era un ermitaño ¿qué podría poseer? Y al quitarle el hábito, se le
veía debajo el cilicio, una especie de saco, confeccionado con piel
de cabra, que cubría sus manos y el pecho y descendía hasta el
muslo, y desde el codo hasta la muñeca. Le había añadido un
pedazo de sotana vieja para ocultarlo a las miradas de los
demás”1322. “El cilicio estaba pegado a su piel que transpiraba
mucho”1323. “Según pude ver, jamás se lo quitó en su vida” 1324.
“Más tarde lo cogió el padre Macario, y después se lo dejó al
hermano Pedro Jawad de Mechmeche”1325. “Comprobamos que su
capucha, que nunca se quitó durante su enfermedad, estaba
amarrada al cuello con un hilo de pelo de cabra, pues su
complemento, la tela blanca que desciende por la espalda para

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que quede bien fija a la cabeza, no existía ya, por el mucho
tiempo de uso y a causa del sudor. La reemplazó por otra tela
doble, sacada de un hábito viejo, que aparecía abultada y pesada.
Pensamos que contenía el dinero del ermitaño. La descosimos y
lo que encontramos fue cascajo para sostener con su peso la
capucha en la cabeza, lo que le causaría dolor en las espaldas,
cuando dormía o hacía movimientos. Estábamos conmovidos. Su
cuerpo estaba endeble”1326. “Tenía una cicatriz causada por el
cinturón con púas de hierro con que se ceñía” 1327, de un espesor
de tres dedos”1328. “El hermano Pedro Jawad de Mechmeche le
quitó del cuello una cadena que llevaba una cruz y un
medallón”1329.

2-La última noche

“Le cerraron los ojos y la boca; las manos se las cruzaron en el


pecho, llevando una cruz, la que le acompañó en su vida y en sus
luchas. Repetían: “Ha muerto el santo; feliz él. Que Dios nos
conceda una muerte como la suya. Que, por su intercesión, Dios
tenga misericordia de nosotros”1330. Su cuerpo fue trasladado a la
capilla del eremitorio, tendido sobre un jergón de pelo de cabra,
en el suelo, delante del altar, la cabeza hacia el occidente, frente
al público”1331.
“Así pasó el padre Chárbel la noche de Navidad de 1898, en la
capilla, según su habitual devoción. Sólo que esta noche dormía
el sueño de la muerte, y su alma despierta a la vigilia de la
eternidad. Velaron su cuerpo su compañero, el padre Macario, el
hermano Pedro Jawad de Mechmeche, el hermano Francisco de
Qartaba y un grupo de monjes del convento de San Marón que se
apresuraron a ir al eremitorio para besar su mano, pasando una
parte de la noche arrodillados junto a él, orando” 1332. “Yo también
acompañé a los monjes del convento”1333.
“Los que velaban decían: “Henos aquí, incómodos por una sola
noche con este frío terrible que hace. ¿Cómo pudo él resistir 23
años en este eremitorio? Feliz él que, delante de Dios, recibirá la
recompensa por su admirable martirio continuado” 1334.

3-Navidad de 1898
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“La nieve se había acumulado un metro de altura, y en algunos
lugares hasta metro y medio, cerrando todos los caminos. Los
monjes, perplejos, decían: “¿Es que podremos llevar mañana el
cuerpo a la tumba del convento con este clima hostil y con nieve
tan densa? ¿Podremos llevar la noticia de su fallecimiento a los
pueblos de alrededor?”.
“Y, como los ángeles de Dios que anunciaron aquella noche el
nacimiento del Salvador a los pastores de Belén, ellos mismos
anunciaron por los pueblos vecinos de Annaya el nacimiento para
el cielo del padre Chárbel”1335. “Los monjes del convento de San
Marón, los colonos asociados, los habitantes de los pueblos
vecinos, todos, madrugaron, a pesar de la nieve que seguía
cayendo. Creyeron que no podrían llegar al eremitorio para
transportar el cuerpo del padre Chárbel al convento de San
Marón, y que, por tanto, los que estaban en el eremitorio se verían
obligados a enterrarlo en el patio, junto a la capilla. Algunos
colonos asociados se envolvieron con sus vestidos de invierno,
cubrieron sus cabezas con turbantes, no dejando ver más que los
ojos y se calzaron las botas que les llegaban hasta las rodillas.
Con las palas en la mano comenzaron a desmontar la nieve del
camino, con un raro coraje, para llegar al eremitorio y transportar
a su santo al convento. A las ocho de la mañana, un grupo de
jóvenes se arremolinó en el eremitorio. Buscaron unas angarillas
provistas de un paño de piel de cabra” 1336. “En eso sería
transportado el cuerpo del padre Chárbel” 1337. “El padre Macario
llegó llorando con los hermanos y monjes, llevando el cuerpo que
depositaron sobre las angarillas. Los jóvenes lo levantaron sobre
sus hombros”1338. “Yo también ayudé a portarlo con los demás. Mi
tío Chehade ayudó, también, a llevar las angarillas” 1339. “Yo estaba
entre ellos llevando el cuerpo hasta el convento” 1340. “Todo el
mundo estaba listo para descender desde el eremitorio hasta el
convento de San Marón, por un sendero escabroso que los
jóvenes habían despejado de la nieve que aún continuaba
cayendo, con gran riesgo de volver a cubrir el camino. Todos
temían una eventual caída de las angarillas; de tal manera era
difícil transitar por el sendero, con peligro de despeñarse a causa
de la nieve. El padre Macario dijo: “Confiemos en Dios y no
tengamos miedo. El padre Chárbel nos facilitará el camino” 1341.

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4-Traspaso el cuerpo al convento

“Cuando lo sacamos fuera del eremitorio se disiparon las


nieblas, y el sol apareció delante de nosotros, mientras que
detrás, seguía nevando”1242. “El cortejo avanzaba sin fatiga ni
dificultad, como si se caminara por un sendero tapizado. Todos
decían: “Es uno de los milagros del padre Chárbel” 1343. “Su rostro
tenía un aspecto natural. Llegados al convento, lo entramos en la
iglesia”1344 “y lo depositamos en un ataúd”1345, según la costumbre
de los monjes. El superior estaba ausente”1346.

5-Las exequias

“A las nueve de la mañana” 1347 tuvieron lugar las exequias en el


convento”1348, “estando presente sólo los monjes y los colonos
asociaos, a causa de la mucha nieve por los caminos” 1349.
“Además estuvieron los chiítas de Hyula y sus alrededores. Todos
estaban tristes. Habían venido para venerarlo y obtener su
bendición”1350. “Se arrodillaban delante de él, le besaban la mano,
le arrancaban algo del hábito y pelos de la barba, como una
bendición para sus casas. Las exequias fueron sencillas pero
emotivas. La asamblea repetía las palabras de las Santas
Escrituras: “Noble es delante del Señor la muerte de los
justos”1351. “En esta ocasión no se pronunció ninguna oración
fúnebre, como si el padre Chárbel hubiera querido morir en
silencio, como una realización de humildad, como lo fue su
vida”1352.

6-El cementerio

“Está situado al oriente de la iglesia. Su longitud es de seis


metros por tres de ancho. Su longitud va de norte a sur, y su
anchura de oriente a occidente. Su muro occidental es adyacente
al de la iglesia. Su altura es de un metro con treinta centímetros,
en el costado sur, cerca del muro de la iglesia; y de un metro en el
ángulo del muro oriental, cuya altura es de setenta centímetros.
Va disminuyendo más hacia el norte. El muro norte es de sesenta
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centímetros; el techo está cubierto de tierra. Está dividido en dos
secciones, separadas por un muro de piedra, de oriente a
occidente. Se entra por dos puertas, practicadas en el muro
oriental, cubiertas de tierra. El padre Chárbel fue enterrado en la
sección sur”1353.

7-El entierro

“Algunos monjes eran partidarios de que se enterrase en un


lugar especialmente preparado para él, ya que el cementerio
común de los monjes estaba anegado por el agua de la lluvia.
Para éstos, él era digno de estar en una tumba privada porque era
santo”1354. “Insistían en ponerlo en un sarcófago para conservar
sus huesos como reliquias”1355. “Pero otros monjes, entre ellos el
asistente del superior, opinaban que debía enterrarse en el
cementerio común de los monjes” 1356, “ya que el parecer de los
primeros iba contra la ley de la Regla” 1357. “El asistente del
superior justificó su parecer, diciendo: “Si es santo, él conservará
su cuerpo”1358.

“Descendimos al cementerio, el espacio de dos gradas, y


excavamos delante de la puerta, pues la tierra en el exterior
descendía con una inclinación muy pronunciada y faltaba la
enorme losa que la bloqueaba”1359. “El cierre hermético de las
esquinas, para entrar en el interior, era puro lodo y se llenaba del
agua que caía del techo”1360, “y penetraba por todas partes” 1361,
“pues la tierra estaba muy baja con relación a la superficie y
acumulaba el agua y el lodo la mayor parte del año” 1362. “Durante
el trabajo, había que entrar por turno” 1363. “La cornisa en el
interior”1364 “se elevaba de la tierra una vara” 1365, “sobre la cual no
había ni huesos ni cráneos” 1366. “Se habían consumido”1367.
“Parecía el rincón de una tumba”1368. “Para el padre Chárbel
pusimos piedras, sobre las cuales”1369 “colocamos dos planchas
de madera cubiertas con un paño de piel de cabra” 1370, “vista la
gran estima espiritual que todo mundo tenía de él en su corazón,
y también por el riesgo de ser anegado de agua y de lodo” 1371.
“Enterramos su cuerpo con un hábito puesto” 1,372, “según la
costumbre de los monjes”1373, “sin jamás pensar que no sería
consumido. Su boca fue cerrada con una tira amarrada a la
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cabeza. Algún laico se la llevó, y la boca volvió quedar abierta.
Nos dijimos: “La tierra volverá a ser tierra” 1374. “Todos los
presentes decían: “Feliz él. Es un santo en el cielo” 1375.

8-Se nos olvidó la pala

“Después de cerrar la puerta con una enorme losa,


apretándola con tierra y nieve, alguien dijo: “Lástima, se nos
olvidó la pala en la tumba”. “Un laico respondió: “Eso no es nada;
el padre Chárbel estaba acostumbrado a recoger, al fin de la
jornada, las palas, los picos y el arado que sus compañeros le
dejaban en el campo, para que él los llevara al convento” 1376.

9-Las oraciones de los difuntos, las misas y los rosarios


debidos

“Cuando un monje muera en un convento, que el superior


escriba al abad general y a los otros superiores de conventos para
informarlos del fallecimiento, sin tardar, para que se digan las
oraciones y misas de difuntos, según la costumbre, que manda lo
siguiente: En el convento donde está su cuerpo, que se diga por
el descanso de su alma la liturgia de las exequias y la misa
solemne. Que cada monje celebre tres misas, y los hermanos
conversos tres rosarios. Que se celebre una misa solemne en el
aniversario de su muerte. En cuanto a los otros conventos, cada
monje celebrará una misa por el descanso de su alma, y los
hermanos conversos un rosario”1377.

“El superior del convento de Hub me mandó celebrar una misa


por el descanso del alma del padre Chárbel” 1378. “El superior del
convento de Ydaide hizo lo mismo, aplicando la Regla” 1379. “En
otras partes se mandó diez misas por el descanso del alma del
padre Chárbel de Bqaakafra”1380.

10-Lágrimas amargas

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“El padre Macario lloró amargamente. Con su partida perdió un
padre clemente, un hermano, un compañero compasivo y un
servidor obediente. Junto a él, gozaba de su intimidad. Lejos de
él, todo se había vuelto soledad. Estaba afligido por la ausencia
de ese ángel celestial. Se acuerda de él y lo invade la nostalgia,
apoderándose de él la tristeza. Lo vio en un sueño circundado de
felicidad en el cielo”1381. “Este venerable padre, Macario, decía:
“Yo no soy digno de estar en este eremitorio donde el santo padre
Chárbel ha vivido”1382. “Contó: “Yo vi a mi mamá llorar
amargamente. Al preguntarle la razón, ella respondió: “Mi tío, el
padre Chárbel, murió durante el ayuno de Navidad por el frío y la
nieve”1383. “Cuán grande fue mi aflicción cuando recibí el papel
donde me avisaban su muerte. He derramado abundantes
lágrimas durante mucho tiempo”1384.

11-Bienventurado, tú, padre Chárbel

“Me acuerdo bien que, cuando le llegó la esquela que le


avisaba la muerte del padre Chárbel al padre Nehemtallah Al-
Quaddum Al-Kafri., asistente del superior general de la Orden,
reputado por su ciencia y sus virtudes, residente del convento de
Kfifane, dijo, ante el superior del convento y el rector de la
escuela, pues yo estaba entre ellos: “¡Bienaventurado, tú, padre
Chárbel. Te has ganado el cielo!”1385.

E: Luz de resurrección

1-Una extraña luz

“En la primera noche de su entierro, comenzamos a ver, desde


nuestras casas, al otro lado del convento, como a una distancia
de diez minutos de marcha, del lado sur, una luz brillante,
diferente de la normal, parecida a una luz eléctrica. Aparecía y
desaparecía, guardando el mismo ritmo, todo el tiempo que uno la
miraba”1386. “Al principio, unos decían que eran relámpagos” 1387.
“Con esa luz, uno veía mucho mejor que de día la cúpula y el
muro oriental de la iglesia, adyacente al cementerio. Fuimos al

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convento a contarle a los monjes este fenómeno, y no nos
creyeron”1388. “Nadie quería darles importancia a los colonos
asociados”1389. “Le informaron al superior quien, manifestando su
incredulidad, les dijo: “Cuando vuelva a aparecer la luz, que
alguien venga y me lo diga. O, bien, envíenme una señal”. La
señal concertada fue un tiro de fusil. A cada rato, el superior, el
padre Antonio de Mechmeche, salía del convento con los monjes,
pero pocos fueron los que vieron algo” 1390. “Entonces, el superior
fue a nuestra casa, frente al convento, por el lado sur, y vio
perfectamente la luz”1391 “con los colonos asociados, Antonio
Chehade, Elías Abi Salomón y Mgamés de Kfun” 1392.
“Cada vez que íbamos a la casa de nuestros amigos, que
quedaba frente al cementerio, veíamos la luz maravillosa. Otro
testificó que todos los que pasaban allí parte de la noche, la
veían”1393. “Un tercero garantizó, diciendo: “Yo también la he
visto”1394. “Estos decires se multiplicaron, según los testimonios de
los colonos asociados quienes afirmaron que el fenómenos se
repitió todas las noches, durante un mes y medio” 1395. “La
describieron, al principio, como una luz ordinaria. Después, que se
alargaba y se agrandaba, a medida que se elevaba” 1396. “Una vez
que la noticia se regó por todos los alrededores, los habitantes de
Mechmeche, de Ehmej, de Kfarbaal, del pueblo de los chiítas,
como Heyula, Ras Osta, Mazraat Al-Ain y otros, fueron muchos
los que vinieron para ver la luz. La contemplaron y contaron a los
monjes esta visión”1397. “Raya de Mechmeche vio la luz, pues su
casa estaba situada sobre una colina que daba al convento de
San Marón, en Annaya”1398.

2-El diario de Annaya

“Durante la enfermedad y muerte del padre Chárbel, el


superior estuvo ausente”1399. “Regresó al convento una semana
después. Se arrodilló en el lodo, del lado sur del cementerio, y
comenzó a orar. Detrás de él, lo hicieron también los monjes. Se
levantó, y dijo: “Con la muerte del padre Chárbel, hemos perdido
el pararrayos que alejaba las tormentas de la Orden, de la
comunidad y del Líbano”. Tomó el diario del convento, y
escribió”1400: “El 24 de diciembre de 1898, el ermitaño, el padre
Chárbel de Bqaakafra, falleció de una hemiplejía, administrado los
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últimos sacramentos. Fue enterrado en el cementerio del
convento, a la edad de 68 años, en el trienio del padre Antonio de
Mechmeche. Lo que ocurra después de su muerte servirá de
testimonio de su buena conducta, en especial, la observancia de
los votos, hasta llegar a decir: “su obediencia fue angelical y no
humana”1401.

3-Algunos monjes no vieron

“El padre Ignacio de Mechmeche declaró: “Yo no vi nada. Oí


decir que los colonos asociados vieron una luz sobre la tumba,
después de su muerte”1402. “El padre Nehemtallah de Mechmeche
dijo: “Yo no la vi con mis propios ojos. Pero supe que los colonos
asociados del convento, cuyas casas están frente al monasterio,
vieron una luz brillante encima de la tumba, muchas veces” 1403. “El
padre Elías de Ehmej, informó: “Oí decir a los colonas asociados y
a los vecinos que, muchas veces, vieron una luz encima del
cementerio”1404. “El hermano Pedro Jawad de Mechmeche, contó:
“Oí decir a los colonos asociados del convento y a los habitantes
de haciendas, al frente del convento, que, durante la noche,
aparecían llamas brillantes que salían del cementerio.
Personalmente, yo nada vi”1405. “El padre Antonio Alwan de Aito,
dijo: “Inmediatamente después del entierro, los colonos asociados
del convento comenzaron a ver una brillante luz encima de la
tumba e informaron a los monjes. Este tema sobre la luz se
propagó rápido”1406. “El padre José de Ehmej, anunció: “Oí decir
que, muchas veces, se vio una luz encima del cementerio. Los
testimonios vienen de los colonos asociados del convento, de los
monjes y de los chiítas”1407. “El hermano Pedro de Maifuq, aclaró:
“El padre Chárbel fue sacado de su tumba, sobre la que aparecía
una luz, luz que gran número de colonos asociados y otros han
observado”1408.

“Después de un tiempo de ausencia, volví para hacer la visita


al convento, y me dirigí a la tumba. Las gentes afluían allí, pues
creían en su santidad, ya desde vida. Al principio, eran visitantes
de los pueblos vecinos. La noticia de la luz que salía de la tumba
se difundió. Los vecinos la vieron”1409.

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4-El padre Chárbel me deslumbró

“Una noche, al fin de la velada, el superior, padre Antonio de


Mechmeche, mandó al hermano Pedro de Mechmeche, que fuera
a traerle agua del manantial, situado arriba del cementerio. Tomó
una jarra, una lámpara, y salió. Como tardaba más de veinte
minutos, cuando la distancia no da para más de cinco, abrieron la
ventana oriental del salón que da sobre el manantial, y lo
llamaron. Contestó, inmediatamente, desde el cementerio,
diciendo: “El padre Chárbel se me apareció en forma de astro. Es
eso lo que me ha impedido regresar. Y también la lámpara se me
apagó”. Le llevaron otra lámpara prendida, y lo encontraron
sentado a la puerta del cementerio, temblando, su hábito lleno de
lodo y la jarra intacta en la mano. Él les contó, en mi presencia,
que, cuando descendía al manantial, vio una luz en forma de astro
multicolor que lo deslumbró y cayó por tierra”1410.

5-El padre Chárbel es un asno

“Antonio Chehade de Ehmej, colono asociado y vaquero del


convento, me contó que él sufría de un dolor de garganta, dolor
en la cadera y en los hombros”1411. “En vano yo, y otros médicos,
lo hemos sometido a tratamientos durante siete años”. “Un día, los
visitantes venidos de Qartaba para visitar la tumba del padre
Chárbel, a fin de pedir su sanación, se le aceraron. Él se burlaba
de ellos. El hermano Elías Al-Mahrini y los agricultores que
estaban con él1412, se le enfrentaron, diciéndole: “No diga
tonterías”. Y él continuó:”Gente idiota. ¿Cuándo el padre Chárbel
se volvió santo?” “Cuando los visitantes que venían a pedir su
intercesión fueron ya muchos, algunos le decían: “Ruega al santo
padre Chárbel para que te cure”. Y él respondía: “¿Pedirle yo la
sanación a ese idiota? ¡Yo no creo en su santidad. Mejor se la
pido a nuestra asna y no a él”. Su esposa lo recriminaba,
diciéndole “renegado”1414.

“Después de regresar del campo, me puse a darles de comer a


las vacas. Me pareció ver un fantasma delante de mí. Me acerqué
y vi al ermitaño con una estola al cuello” 1415, la mirada desdeñable
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y con una muleta en la mano” 1416, y me dijo: “¿Qué es lo que tú
has dicho de mí hoy, en el campo?”, agarrándome por el cuello.
Todo turbado, respondí: “Yo no he dicho nada; sólo bromeaba.
Pero, le ruego que me cure” 1417. “Me abracé a él, diciéndole:
“Padre, se lo suplico”1418. “Él me golpeó en el pecho”1419 “con la
muleta”1420, y en el sitio donde yo sentía dolor en la cadera, en el
pecho y en los hombros, diciéndome cada vez: “El padre
Chárbel es un asno”. Después desapareció por el campo. Y yo
me alivié”1421. “Ahora no siento más nada”1422.

6-Mahmud Hamadeh, o Abu Sabta

“El ocho de febrero, víspera de la fiesta de San Marón, patrono


del convento, vino el prefecto de la región de Al-Munaitra,
Tursaya, el jeque Mahmud Hamadeh, chiíta, o Abu Sabta, de
Almat, escoltado por algunos policías, en persecución de unos
bandidos”1423, de Heyula. Entre los de la escolta había uno que
era cristiano, secretario de la dirección, llamado Abdallah
Muwad”1424. “Creyendo que los forajidos estaban escondidos en
los bosques que rodeaban el convento, amarraron sus caballos en
mi casa, y se dirigieron hacia el convento, en medio de la
noche”1425. “Llegados a Al-Chuaab1426, en una noche lluviosa y
lúgubre, no pudieron continuar su camino. Entonces se
regresaron hacia el convento. Antes de llegar, vieron, de lejos” 1427,
una luz que aparecía, al principio, muy débil y, después, brillante
como un astro, cerca de la puerta del convento, al oriente de la
iglesia”1428, “como si el muro oriental del convento se estuviera
quemando”1429. “Después resplandecía, subiendo en forma
circular para, al fin, desaparecer”1430.

“Creyeron que los bandidos estaban escondidos allí” 1431 “y se


comunicaban por signos. El prefecto esperaba detenerlos en el
convento. Cuando llegó, despareció la luz. Ya los policías habían
tomado posiciones alrededor del convento” 1432. “Se dirigieron
hacia donde habían visto la luz, y no encontraron a nadie.
Llamaron a la puerta”1433. “Yo respondí: “La puerta está cerrada;
ya es tarde de la noche; los monjes están dormidos; éste no es el
momento para darles hospedaje”. Ellos replicaron: “Ábranos.
Cuando nos haya visto, no discutirá más” 1434. “Después, Sebastián
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Moisés Al-Uwaini, explicó que, cuando les abrió, lo interrogaron y
buscaron, sin encontrar a nadie, fuera de los que vivían en el
convento”1435. “Otro, añadió: “Hemos escuchado tocar la puerta
del convento, tarde de la noche. Al abrir, hemos visto a Abu Sabta,
el chiíta, prefecto de la región, el jeque Mahmud Hamadeh,
acompañado de cinco policías. Los colonos asociados y yo,
escuchamos el diálogo que se desarrolló en el cuarto del asistente
del superior. El prefecto le dijo: “¿Por qué no nos abrió
inmediatamente la puerta?”. “Él respondió: “Porque nosotros
dormíamos”. El jeque replicó: “¿Cómo así que ustedes dormían, si
mis policías y yo vimos la luz del costado oriental, cerca de la
puerta, que aparecía y desaparecía? Eso prueba que alguno en el
convento estaba despierto”. Él le respondió: “Donde ustedes
vieron la luz, es el cementerio donde está enterrado el padre
Chárbel. Los colonos asociados y otros, la ven, algunas noches,
encima de su tumba”1436. “El jeque Mahmud, dijo: “Cuando se
presente la primera oportunidad, informaré a Su Beatitud, el
patriarca; y yo publicaré esta noticia en la periódicos, pues yo he
sabido de la muerte de obispos y patriarcas, he visitado muchas
tumbas, pero jamás he visto cosa igual que me deslumbrara los
ojos”1437. “Después, el jeque redactó una nota verbal de esto que
había visto, y lo mandó a Su Beatitud, el patriarca Elías Al-
Howayek. Aseguró que la luz no venía de una lámpara o de fuego
encendido, sino que salía de la tumba del padre Chárbel” 1438.

F: Tu justo no verá la corrupción (Act. 2, 27)

1-La aventura en la fiesta de San Marón, en 1898

“Al día siguiente del paso de Mahmud Hamadeh por el


convento, yo descendí a la tumba acompañado del hermano Elías
Al-Mahrini, Sebastián Al-Uwaini y el mulero del convento, en la
ausencia del superior que se encontraba en Biblos. Abrimos la
tumba”1439 “que estaba llena de agua hasta el nivel de la
plancha”1440, “sobre dos piedras”1441 “donde reposaba el cuerpo”1442
“del padre Chárbel”1443. “La tierra estaba hecha un lodosal” 1444. “El
cuerpo estaba cubierto de un hábito raído y lleno de gusanos,
desde el cuello a los pies”1445. “Di gracias a Dios que conservó el

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cuerpo de su servidor, el padre Chárbel, a pesar de los gusanos
que lo cubrían”1446. “Parecía un monje acostado de espaldas, sus
manos cruzadas al pecho y su cuerpo en buen estado” 1447. Pero el
goteo continuo caía sobre su cara”1448, “proveniente del techo de
la tumba”1449, “de la alcantarilla de la iglesia” 1450 “y del techo del
convento”1451, “lo que afectó su barba, deteriorando una parte,
dañando su nariz y sus labios abiertos” 1452 y blanqueando
ligeramente su ojo derecho”1453, “hundido en comparación con el
otro ojo”1454. “Según el padre Damián de Mechmeche, fue eso lo
que deterioró el ojo derecho” 1455. “Sebastián Al-Uwaini cogió un
pedazo de madera con la que quitó de la sotana los gusanos.
Después, uno lo cogió de las manos, otro de los pies, y lo
sacudieron para verificar si la contextura del cuerpo era firme. Lo
volvieron a poner como estaba, y cerraron la puerta con las
piedras. El asistente mandó decir al superior lo que ellos habían
hecho y lo que hizo el chiíta que avisó de la luz que vio la noche
en el convento con sus hombres” 1456. “Según el padre Elías de
Ehmej, fue digno de aplauso que nosotros hubiéramos abierto la
tumba esa noche”1457.

2-Tentativas de robo

“Cuando se desparramaron los rumores de la aparición de la


luz, comenzaron a llegar de los pueblos vecinos visitantes con sus
enfermos. Algunos trataron de abrir, a la fuerza, la puerta de la
tumba. Al fin tuvieron éxito. Halaron el cuerpo, le quitaron pelos de
la barba, le arrancaron uñas de la mano, cortaron pedazos de
hábito, cogieron tierra de la tumba, como una reliquia. Entonces
los monjes pidieron autorización al superior para abrir la tumba,
autorización que les fue concedida”1458.

3-En presencia del superior

“Entonces los monjes abrieron la tumba, y encontraron el


cuerpo incorrupto. Yo mismo, con los colonos asociados,
comenzamos a excavar para poder abrirla. Vimos, con nuestros
propios ojos, intacto al padre Chárbel, conservado el hábito, lo
mismo que todo su cuerpo, a pesar del moho que lo cubría a
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causa del agua, del goteo y la humedad. Monjes y colonos
asociados estaban maravillados”1459.

“El superior nos dijo: “Agarren el cuerpo por los dedos de los
pies; si se desprenden del cuerpo, déjenlo en su puesto. Yo entré
con otros: el hermano Gabriel de Mechmeche 1460, Sebastián
Antonio Moisés, el hermano Pedro de Maifuq 1461, el hermano
Gabriel de Maifuq1462 y muchos otros que no me acuerdo” 1463.
“Para entrar, tuve que agacharme porque la puerta era baja. Mis
pies se enterraron en el lodo como unos cinco centímetros. Sobre
la cornisa no había ni lodo ni agua. Encontré el cuerpo del padre
Chárbel tal como lo habíamos depositado el día de su entierro. Su
hábito estaba seco. Examiné su cuerpo, cubierto de moho de un
color azulado. Las plantas de los pies estaban callosas a causa
del trabajo y la falta de cuidado. Se desprendieron los callos, y en
su lugar apareció una piel muy suave y flexible. El hermano Elías
Al-Mahrini, que pidió permiso para entra después de mí, recogió
los dos callos. El cuerpo del padre Chárbel y sus músculos
guardaban flexibilidad, igual que cuando estaba vivo. Me acuerdo
bien de la mano que yo le levanté para mostrársela al superior.
Sus dedos pulgar e índice no tenían moho, contrario del resto del
cuerpo. Entonces el superior nos mandó salir y cerrar la
tumba”1464.

4-Me extrañé

“La pala que habíamos olvidado en el cementerio cuando su


entierro, la encontramos, pero con el mango podrido. El cuerpo y
los vestidos del padre Chárbel los encontramos intactos. Me
acuerdo bien que su pantalón estaba seco, con manchas de
sangre”1465. “Todos los que estaban conmigo nos extrañamos
cómo el cuerpo y la ropa quedaron intactos en el lodo, mientras el
mango de la pala se pudrió”1466 por el agua y la humedad”1467.

5-La curación de Al-Uwaini

“A causa de un rayo que cayó en mi casa, hace dos años,


comencé a sentir dolor de espalda. En vano me sometí a
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tratamientos. Mi espalda seguía siempre mal. Si tuviera que
caminar dos horas, debía descansar dos días. Cuando oí que Su
Beatitud había dado autorización para abrir la tumba del padre
Chárbel, me apresuré, esperando mi sanación, consciente como
estaba de su santidad. Pasé mi mano por su espalda y por su
pecho. Luego me froté la espalda con la mano, diciendo: “Ésta es
tu hora”, queriéndole decir: “ahora es el momento en que puedes
obrar. Moriste entre mis manos, y nada te pedí. Ahora, sáname”.
Después, los monjes debían ir a Ehmej para participar en las
exequias de David Josaad. Yo los acompañé, a pie, como dos
horas para ir y volver. De regreso a casa, mi mujer me dijo: “Te
veo muy bien. No te has cansado, como de costumbre. ¿Es que
te ha curado el padre Chárbel?” Entonces fue cuando me vine a
dar cuenta del hecho. Tanteaba el lugar donde me dolía antes: en
la joroba que tenía en las espaldas, me levantaba, me sentaba,
me movía a derecha y a izquierda. En fin, me sentí ya sin ningún
dolor, como antes”1468.

6-Aplanamiento de la terraza

“Insistieron al superior para que permitiera sacar el cuerpo del


padre Chárbel y enterrarlo en una piececita en el muro de la
iglesia, un lugar seco, para protegerlo de la humedad y del
deterioro. El permiso les fue negado. Le plantearon el problema a
Su Beatitud, informándole sobre la luz y el acopio de visitantes a
su tumba, y solicitándole su parecer. Su Beatitud ordenó dejar el
cuerpo allí donde fue enterrado. Que sacaran el agua, que
elevaran de la tierra el cuerpo y que tomaran todas las
precauciones para impedir la penetración del agua en el interior
de la tumba. Cuando se pusieron en práctica sus directrices, yo
estaba ausente. Se abrió la tumba, achicaron el agua, alzaron el
cuerpo sobre dos planchas que descansaban en trípodes de
madera y echaron tierra sobre la terraza, la cual aplanaron con un
rodillo de piedra para impedir el goteo del agua. Por primera vez vi
su cuerpo intacto, menos debajo de las axilas. La piel estaba muy
picada, no sé si por las ratas o a causa de la humedad” 1469.

7-¿Qué hago?
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“El superior del convento de Annaya le escribió al patriarca
para decirle: “El 24 de diciembre del año pasado, vuestro hijo, el
padre Chárbel de Bqaakafra, ermitaño del eremitorio de nuestro
convento de Annaya, ha muerto. Después, una luz no cesa de
aparecer sobre su tumba todas las noches. Son muchos los que
la ven brillar, como un faro. Se ilumina de este lado; en cambio, el
otro, queda oscuro. Aunque proviniere de un fenómeno natural, no
hay ninguna duda de una intervención divina, dada la bondad que
animó la vida del fallecido, y los milagros que realizó en vida. En
realidad, la verificación hecha, hace cuatro días, de que el cuerpo
está incorrupto, mientras los otros estás descompuestos, y como
el lugar es húmedo, propongo poner su cuerpo en un ataúd
revestido de asfalto, si Vuestra Beatitud lo permite, y de ponerlo
en el muro de la iglesia donde no hay humedad. Eso sería más
conveniente para su conservación. De todas maneras, la decisión
es de Vuestra Beatitud”1470.

G: Fuera del cementerio


1-Traspaso del cuerpo

“Después de cierto tiempo de haber pedido permiso de abrir la


tumba, por segunda vez”1471, llegó la orden, dada por Su Beatitud,
de sacar el cuerpo del cementrio1472 y de colocarlo en un lugar
aislado para que nadie viniera a verlo. Se abrió el cementerio y se
retiró el cuerpo, en presencia del Padre Marón de Mechmeche,
asistente del superior; del padre Antonio de Mechmeche; del
padre José de Mechmeche1473; del padre Macario, su compañero
del eremitorio; del hermano Pedro de Mechmeche; del hermano
Elías de Mechmeche1474 y del padre José de Ehmej. El cuerpo se
depositó en la nueva iglesia, mientras se encontraba un lugar
aislado, fuera de la vista de los visitantes. Pedimos cambiarle los
vestidos, que eran los mismos del fallecimiento, y de limpiar su
cuerpo de moho, pero el asistente del superior, el padre Marón, se
opuso, mandando que dejaran el cuerpo en la iglesia hasta la
mañana”1475.

- 178 -
2-Una luz alrededor del cuerpo

“A media noche, según su costumbre, el hermano Elías Al-


Mahrini, fue a hacer su visita al Santísimo Sacramento. Después
de rezar el rosario y demás oraciones, vino corriendo a mi cuarto,
me despertó, y me dijo, temblando: “He visto algo muy extraño,
como jamás lo he visto en mi vida. Ven a ver”. Se trataba de una
luz que salía del tabernáculo y rodeaba el cuerpo del padre
Chárbel. Se posaba abombada, y volvía al tabernáculo”. “Corrí
con él a la iglesia, pero yo no vi nada. Lo regañé, pero él
aseguraba e indicaba con el dedo, como si estuviera viendo algo
con sus ojos. Yo no veía absolutamente nada. Me parecía que él
estaba viendo visiones”1476.

3-Agua debajo del cuerpo

“El padre Marón, muy de madrugada, fue a la iglesia para


celebrar su misa, pero el mal olor que despedía el moho, le
disgustó. A mi llegada al convento, todo el mundo me dijo: “Hoy, el
padre Chárbel desterró al padre Marón, el asistente del superior, y
no le dejó celebrar la misa en la iglesia”. Entramos, y vimos un
agua estancada debajo de su cuerpo, con un olor a moho que se
expandía muy fuerte. Pusimos su cuerpo en la clausura del
convento, sobre un paño de pelo de cabra, y sacamos el moho
con un trapo que yo me llevé a casa. Al principio, se sentía el olor
a moho; después, comenzó a despedir un buen olor. Lo guardé
como un tesoro precioso. Muchos me pidieron un pedazo, como
reliquia, y yo les daba. Un mes después, con mucho pesar mío,
me lo robaron de la casa”1477.

4-Estado del cuerpo

“Encontramos que su cuerpo estaba intacto en todos sus


miembros, de pies a cabeza, flexible” 1478, “fresco, blando y
suave”1479, “como si aún estuviera allí su alma” 1480. “Sus cejas, su
cabello”1481, su barba y el pelo del pecho 1482 “se conservaban,
aunque un tanto grises. Las manos todavía tenían huellas de
moho, de una blancura intensa, como algodón. La cara
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también”1483. “Pero el estómago, de un color negruzco y
ahuecado. Tenía una cicatriz en el lugar donde se ponía el
cinturón metálico con púas”1484. “No tenía herida; sólo una
cicatriz”1485.

“Después de haber sacado el moho del cuerpo” 1486, el rostro y


las manos parecían pertenecer a un ser viviente que dormía” 1487,
“sin huellas de corrupción, fuera de un mal olor” 1488 que despedía.
Le quitamos la ropa sin tener que rasgarla, pues sus miembros
estaban flexibles como los de un ser viviente” 1489. “Cuando le
quitamos el lodo del cuerpo, vimos que tomaba, al fin, el color
natural de la piel, dejando ver las dos rodillas con piel tierna” 1490.
“Le pusimos, de nuevo, sus vestidos” 1491. “Después nos dio por
exponerlo desnudo al sol, sobre la terraza, todo el día, para
secarle la humedad”1492. “Fuera del cuerpo del padre Chárbel,
nunca había visto un cadáver intacto. Todos atribuimos su
incorrupción a causa de su santidad”1493.

5-Brota sangre y agua

“El cuerpo del padre Chárbel fue expuesto al sol para que se
secara, antes de ponerlo en el desván. Sebastián Antonio Moisés,
habiéndolo visto desnudo, le pinchó la cadera con una pluma y, al
momento, salió sangre roja y limpia. Entonces cogió un frasco y lo
llenó”1494 y lo conservó para él. Cada vez que encontraba algún
objeto del que se hubiere servido el padre Chárbel, se lo
llevaba”1495. “Los monjes reprendieron a Sebastián, y secaron la
sangre con un algodón y le curaron la herida. Se estancó la
sangre”1496.

6-El relato de Uwaini

“Supe que los monjes habían decidido sacar el cuerpo para


exponerlo al sol, sobre la terraza del convento, para después
volverlo a poner en la tumba. Todo eso a causa del agua que salía
de él y de los malos olores. Llegué al convento estando todos
presentes, con Pedro Sebastián al-Juri de Ehmej que practicaba
la medicina sin diploma. Sacaron el cuerpo de su sitio, lo
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transportaron a la terraza del convento, y lo pusieron sobre una
estera, después de desnudarlo del todo, para exponerlo a sol y al
viento. Conmovido, dije a los monjes: “¿Por qué exponen así el
cuerpo? Escriban a Su Beatitud, el patriarca, y que él decida lo
que crea conveniente. Es inútil solear el cuerpo y empaparlo en
alcohol, pues no está descompuesto. Ustedes ven bien que todos
sus miembros están intactos, aún los órganos genitales”. Después
yo comencé a girar el cuerpo ante ellos, sin encontrar la menor
corrupción. Lo giré sobre uno de los costados y sangró” 1497,
sangre caliente”1498, “de su cadera, donde había una especie de
herida. Yo tomé un frasco que llené de sangre y me lo llevé a
casa”1499. “Eso fue todo lo que me llevé”1500, y lo y conservé como
un año. Cada vez que daba un remedio a un enfermo, metía en el
frasco un alambre o una pajilla, creyendo que ése era el mejor
remedio para curar”1501. “Yo estoy firmemente convencido de la
santidad del padre Chárbel, hasta el punto que creo en una
sanación por su intercesión. Son muchos los que han vuelto a mi
casa para expresarme su gratitud por su sanación. En el fondo de
mí mismo, yo estoy cierto de que se han curado” 1502. “Sucedió que
me hermano, el padre José de Ehmej, se enfermó y, después de
tratarse con los mejores médicos, no obtuvo resultado. Me pidió,
entonces, el frasco de sangre, esperando que por su intercesión
obtuviera mejor resultado. Nunca me lo devolvió” 1503. “Cuando le
pregunté, me respondió: “Podría ser verdad. Pero ya no me
acuerdo mucho”1504.

H: En un pequeño cuarto
1-Al sol

“Antes de ponerlo en el pequeño granero, lo montaron sobre el


techo de la iglesia, dentro del ataúd, expuesto al sol, pues el
cuerpo estaba muy húmedo, creyendo, así, que, con el calor, se
secaría; sobre todo ese día que hacía mucho calor. A la tarde ya
se había secado un poco. Le cambiaron la ropa” 1505. “Poco
después, a intervalos, lo asoleaban sobre el techo. De todas
maneras, continuó supurando1506. “El hermano Pedro de Lehfed,
agregó: “Yo mismo vi, una vez, el cuerpo expuesto al sol, sobre la

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terraza del convento, pero, en ese tiempo, yo era un niño, vaquero
del convento. No sabía por qué lo ponían en el techo. Por mi poca
edad, no me interesaba ese asunto”1507.

2-Por temor de que se lo lleven

“Encima del hábito monacal le revistieron una casulla


blanca”1508, lo depositaron en un ataúd sencillo, de madera, sin
tapa, ya que lo pondrían en un lugar estrecho, situado en lo alto
del muro norte de la iglesia, entre la bóveda y lo alto de la
escalera del muro exterior, pequeño cuarto reservado a guardar el
carbón y los ornamentos viejos para la misa. Lugar que les
gustaba llamar el “escondite”1509. “La entrada fue cerrada con
bloques de piedra, revocados con arcilla” 1510, de manera que los
turistas y los visitantes1511, movidos por sus virtudes y su vida de
santidad, no se lo pudieran llevar” 1512. “Allí quedó el cuerpo más
de seis meses. Las gentes afluían de todas partes, y de Qartaba,
para visitar al padre Chárbel a quien llamaban “el santo”. Los
monjes les impedían subir hasta el cuartico donde yacía” 1513. “El
padre Nehemtallah declaró: “Yo no sé si el permiso del patriarca
fue por escrito u oral. No existe el documento en los archivos del
convento. El fin era aislar el cuerpo de los otros muertos para que
se reconociera”1514.

3-Curación de un niño enfermo (Mc. 7, 31-44)

“Una vez, un hombre acompañado de su niño mudo, vino de la


localidad de Al-Futuh. Ante la persistencia de su demanda, lo
subieron a donde yacía el cuerpo del padre Chárbel. El hombre y
su hijo se arrodillaron, oraron y besaron la mano del santo.
Cuando bajaban la escalera oscura, el niño mudo gritó a su padre:
“Papá, sostenme, por favor”. El padre exclamó: “Gracias, padre
Chárbel”1515.

4-Desapareció la luz

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“Después que el cuerpo del padre Chárbel fue sacado de la
tumba, desapareció la luz”1516, para no aparecer más”1517. “El
cuerpo quedó en esa piececita, como un año” 1518. “Por orden de
Su Beatitud, fue trasladado a otro cuarto aislado, cerca de la
puerta del convento, durante mi ausencia”1519.

5-La sangre salía de la piececita

“El cuerpo fue depositado en lo alto, en un cuarto pequeño,


cuya puerta fue bloqueada con arcilla. Salía sangre y agua en
abundancia”1520, que corría por la escalera y se esparcía en la
iglesia, lo que molestaba a los monjes” 1521. “Su mal olor sólo se
sentía cuando salía del cuartito. Después de mí, fue el padre José
Al-Kfuri el encargado del cuerpo”1522.

I: Bajo el cuidado del padre José Al-Kfuri


1-En la terraza del convento

“Dos días después de mi llegada, el superior me encargó del


cuidado de su cuerpo. Abrí el ataúd, que no estaba bien cerrado y
vi al padre Chárbel con el hábito monacal raído. El olor que sentí
no era maloliente. Era soportable. El cuerpo estaba sano, como el
de un monje muerto hacía una hora, apenas. Su barba, sus
bigotes, sus cejas y sus cabellos estaban bien conservados.
Aparte de uno de sus ojos, no presentaba otra deformación. Sus
articulaciones, su piel y su carne estaban flexibles. Su color era de
un moreno normal. Tres días después, lo puse en un cuarto, al
lado noroccidental, donde lo subí con el hermano Egidio Al-
Tannuri para tenderlo, desnudo, en la terraza del convento,
exponiéndolo al viento, a fin de que la sangre que brotaba
abundantemente de su espalda y su cadera, se secara. Le ponía
debajo de él dos sábanas blancas que cambiaba todos los días,
pues siempre las encontraba empapadas de agua y sangre (era
más sangre que agua). Rara vez le dejé las sábanas dos días sin
cambiarlas. El sudor viscoso salía por todos los poros del cuerpo.
En esta brega anduve cuatro meses, exponiéndolo, durante la

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noche”1523, al viento seco del este, que secaba la tierra y hasta los
árboles, sin que pudiera afectar el cuerpo, que se quedaba
igual”1524. Los monjes se contrariaban, algunas veces, y se
asustaban”1525. Todo eso yo lo hacía de mi propia iniciativa, pues
el superior tenía trabajo en las propiedades del convento, situadas
entre las montañas y la costa. Comprobando que la supuración de
sangre continuaba abundantemente de su pecho, y que cuatro
meses, de primavera hasta finales del verano, no se acababa este
fenómeno que me ocupaba, diariamente, en cambiar dos
sábanas, pensé sacarle el estómago. Así yo creía parar la
supuración, por una parte. Por la otra, le pondría fin a la idea de
que el estómago había absorbido mucha agua cuando el cuerpo
estuvo enterrado en la tumba”1526.

2-Nuevo enterramiento

“Sebastián Moisés Al-Uwaini, contó: “Cuando se retiró el


cuerpo del padre Chárbel de la tumba, supuraba abundante agua
rojiza como si se estuviera lavando carne. Emanaba un mal olor.
Los monjes querían que, a toda costa, se detuviera aquello. Lo
que no sé es por qué recurrieron a Pedro Sebastián, un hombre
que, ignorándola, practicaba la medicina. Examinó el caso y
aconsejó asolearlo para secarlo. Lo expusieron un tiempo al calor
del sol. Yo mismo lo lavé en alcohol, recomendado por el mismo
médico. Después lo devolvieron al antiguo ataúd, sin tapa, en un
lugar a ras del suelo. Pero siguió supurando más que antes” 1527.

“Los visitantes acudían, en gran número, y se quejaban del


olor que se expandía. Yo mismo lo sentí, en ocasiones. Entonces
derramé por tierra, alrededor del ataúd, un perfume. Gasté dos
frascos”1528. “El padre Elías de Mechmeche propuso1529 volver a
enterrar el cuerpo, idea que fue rechazada por la comunidad” 1530.
“Entonces pedí consejo al superior, el padre Miguel Al-Tannuri,
quien sugirió volverlo a poner en la tumba. Le respondí que no
sería conveniente para nuestra reputación volverlo a enterrar, ya
que todo mundo había participado en el traspaso, y a causa de los
milagros que se han efectuado. Más bien aconsejé que se le
extrajeran las vísceras esperando que, de esa manera, se secara,

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no supurara más ni hubiera mal olor. Creo que me dijo: “Haga lo
que le plazaca”15341.

3-Extracción del estómago

“Consulté a Sebastián Antonio Moisés, que vivía en el


vecindario del convento. Me respondió que él no se atrevería a
tocar al padre Chárbel, pues ya desde vida hacía milagros. Que
temía la muerte de sus hijos. Y yo le repliqué que nuestra
intención no era de ofenderlo al extraer el estómago, sino para
parar la supuración de sangre. Él aceptó” 1532. “Los dos Nos
comprometimos a guardar el hecho bajo secreto” 1533. “Entré,
acompañado de Sebastián, durante el día, no recuerdo a qué
hora. Con una lanceta él lo abrió por la cadera, debajo de los
costados, metió la mano, extrajo el estómago y los intestinos que
se nos antojaron parecidos a los de un cordero degollado hace
una hora, pues tenía lo mismo que se encuentra en el estómago
de los animales, después de la matanza. No tenía ninguna
descomposición ni gusanos. Su olor era el mismo que se seguía a
las matanzas. Yo metí todo eso en una olla metálica. La herida
hecha por la lanceta no sangró. En cuanto al estómago y los
intestinos, no me acuerdo si despidieron sangre y agua” 1534. “El
corazón, los pulmones, el hígado y la vesícula estaban sanos” 1535,
“como los de un cordero acabado de sacrificar. El agua
sanguinolenta salió en abundancia”1536. “Llevamos todo eso1537a
una iglesia en ruinas, sin techo, llamada “San Jorge”. Cavamos en
un rincón y lo enterramos”1538. “Ya era noche. Yo me dije: “Si llevan
el cuerpo a Roma para examinarlo, por lo menos guardamos algo
de él”1539. “Tapamos la olla metálica. Después de algún tiempo, no
me acuerdo cuánto, encargué”1540 “al hermano Egidio Al-
1541
Tannuri” , “el cual me acompañaba, que fuera a ver cómo
estaba el estómago. Él regresó y me dijo que había encontrado la
olla vacía. No me acuerdo si él estaba solo. El cuerpo continuó
igual, manando sangre y transpirando un líquido viscoso, durante
todo el tiempo de mi permanencia en el convento, dos años y
ocho meses. Puse al superior al corriente de todo lo que había
hecho”1542. “Más tarde, Sebastián fue solo, cavó y se llevó el
estómago”1543. “A este respecto, el hermano Antonio Al-Qadi nos
contó que Sebastián colocó las entrañas en un recipiente y las
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puso a hervir. Las distribuía como reliquias a los enfermos, como
consta en las preguntas que le hizo el comité: “Se dice que usted
empleaba la sangre”1544 de su cuerpo para el tratamiento que
prescribía a los enfermos, los cuales sanaban gracias a ella. Así
que la cantidad que usted cogió debió ser importante” 1545.

Sentí mucho pesar por el corazón. “Me acuerdo que saqué el


hígado, el corazón que estaba rojo, manando sangre con agua, y
no tenía mal olor. Después, no se me quita de la mente lo que
hice. Me he reprochado siempre no haberlo conservado conmigo,
como un precioso tesoro. Le pedí con insistencia que me dejara el
corazón o una parte de lo que habíamos extraído, y me fue
negado”1546.

4-Expulsó las langostas

“En el trienio del padre Miguel Al-Tannuri 1547, como superior del
convento de Annaya, las langostas invadieron, de repente, todos
los terrenos del convento, dos horas antes del ocaso. No obstante
los esfuerzos de los monjes y los colonos asociados, cubrieron las
sementeras y los árboles. El superior llamó al padre Macario, el
ermitaño, y le dijo: “El padre Chárbel, cuando vivía, expulsaba las
langostas. Usted va a coger un recipiente lleno de agua, lavará
sus manos, asperjará las sementeras, las moreras y los árboles
del convento, en cuanto sea posible. El padre Macario obedeció. A
la mañana, las langostas se habían ido. Un hecho llamó nuestra
atención mientras el ermitaño asperjaba las sementeras. Un
terreno cultivado por un colono asociado del convento, Sebastián
Zahra, dijo al ermitaño: “Yo mismo lo defenderé. No entre usted
para que no pise las semillas”. Mientras las langostas partieron,
una parte cayó sobre el terreno en cuestión y acabó con todo. En
vano se afanó el colono por hacer tiros de fusil y de quemar
arbustos espinosos en todo su campo. Los demás terrenos se
salvaron. Sólo devoraron las hierbas y las cortezas de los
arbustos silvestres. Al hacer eso, las langostas fueron útiles para
las propiedades del convento”1548.

5-Sanación de una parálisis


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“A partir de haber dado a luz a mi hija mayor, Abla, fui aquejada
de una enfermedad en mis manos, pies, y el resto del cuerpo,
durante un año y medio. Los dolores eran atroces. Mi suegra,
Yalila, me asistía. Cuando mi hija lloraba y no había nadie que
me la trajera, yo me inclinaba hacia ella, la levantaba con los
dientes y la ponía sobre mi pecho para alimentarla, pues yo era
incapaz de cogerla con las manos.

“Una vez se me cayó del pecho y fue a dar a la estufa que


contenía brasas. En vano me esforzaba para salvarla. Yo era
como el que tiene un sueño y trata de caminar y no puede
moverse. Ensayé levantarme tres veces, pues mi hija única
estaba a punto de quemarse y yo no podía moverme. Grité con
todas mis fuerzas, y un hombre, Fares Lahud, que aplanaba la
terraza con un cilindro de piedra, corrió y la sacó del fuego. Quiero
decir que mi enfermedad no se debe a un género de depresión
nerviosa, curable por estímulos emocionales. ¡Que hay que
motive más que ver a mi niña caer en un hornillo con brasas para
sensibilizar mis nervios y los sentimientos maternales para aliviar
los sufrimientos y me lancen a salvarla! Pero, no, yo permanecía
quieta, con una impotencia que empeoraba mi salud. La parálisis
no sólo afectaba mis manos y mis pies sino todo mi cuerpo,
afectando también la mandíbula inferior, dejándome incapacitada
para comer durante cuatro meses. Durante tres meses viví de
sólo leche. Me hice múltiples tratamientos con muchos doctores,
sin sacar ningún provecho. Me entregué a la tristeza y a las
lágrimas, desesperada por sanar.

“Un día pasó por mi casa una mujer chiíta, de la aldea de


Ferhet, pidiendo limosna. Me preguntó qué me pasaba. Llorando,
le conté mi mal. Ella me dijo que había cerca de ellos un santo
que hacía milagros. Se llamaba Chárbel, del convento de San
Marón. Me dijo que me fuera allá y sanaría de mi enfermedad. El
padre Roque de Mechmeche se encontraba en nuestro pueblo. Lo
llamé y le pregunté si era verdad lo que esa mujer chiíta me había
dicho. Él me respondió que sí, que era verdad. Y me recomendó
que fuera a visitarlo. Al instante, decidí hacerle una visita a su
tumba, y le hice una promesa. Puse a mi marido al corriente de la
visita y de la promesa. Él llamó a un mulero para que me llevara a
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Annaya, en compañía de mi tía Rosa. Sufrí mucho en el camino.
El mulero me sostenía de u n lado, y mi tía y otra señora, del otro,
a lo largo del camino. No me podía ni cambiar la ropa, ni comer.
De eso se encargaba mi suegra.

“Llegamos al convento. Me bajaron junto al cementerio,


llorando de dolor y de fatiga porque pasé cinco horas a lomo de
mulo, desde mi pueblo, Yahchuch, hasta el convento. Todo eso
me afligía y me causaba sufrimiento. Entramos, por primera vez,
al cementerio, donde yacía el cuerpo del santo. El superior, el
padre Miguel Al-Tannuri, vino y se conmovió por mi situación. Me
dio ánimo, y me dijo: “Sea firme en la fe. Usted va a sanar hoy”.
Me trajo agua con la que habían lavado la mano del santo, y unos
trapos mojados en su sangre. Mi tía y su hija llamada Karimah,
hija de Azar Karam de Yahchuch, me frotaron el cuerpo, las
manos y los pies con el agua y la sangre. Sentí, inmediatamente,
la fuerza en la mano derecha; comencé a doblar los dedos y a
apoyarme en ellos. La mano izquierda, que estaba más baldada y
me causaba más dolor que la otra, volvió a tomar más
normalidad, pudiéndome apoyar un poco en ella. Cuando entré al
convento, sentí que todo el cuerpo se volvía más fuerte. Y
comprobé que estaba curada, gracias a la intercesión del padre
Chárbel. Salí sola del cementerio. Poco después, volví a montar
en el mulo para regresar a casa, sin comer nada, como había sido
mi promesa: de no probar bocado antes de mi sanación. Mi
alimento era la oración y el ayuno. El superior no cesaba de
reanimar mi esperanza y reforzar mi fe. Al montarme, de nuevo,
en el mulo, no tuve necesidad de ayuda. Solamente sentía como
un hormigueo en la mano izquierda. Al llegar a la aldea de Sannur,
ya no sentía el menor mal. Estaba segura de mi curación, y movía
mis manos y mis pies normalmente, regocijada en mi gran alegría.
Me bajé del mulo, y caminé como un cuarto de horas. Llegué a
casa el mismo día, completamente curada. Desde mi llegada a
Yahchuch, yo misma baño a mi niña. Desde entonces, no dejo de
rezarle a San Chárbel, todos los días”1549.

6-Ratones en el ataúd

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“Algunos monjes me dijeron que su mano y sus pies
presentaban deterioros, causados por los ratones. El costado
opuesto a sus manos fue cubierto, entonces, con una lata de zinc,
en lugar de la malla que mostraba que por ahí habían entrado los
ratones al ataúd1550.

7-Continúa manando

“El padre José hizo, inútilmente, esta operación y extracción,


pues el cuerpo continúa manando”1551. “El olor no proviene del
cuerpo sino de la supuración que persiste después de ocho
meses de la operación. Es suficiente prueba de que estamos ante
un hecho extrañamente maravilloso que nos lleva, a nosotros y a
los laicos, a una fundamental creencia en la santidad del padre
Chárbel. Los visitantes vienen de todas partes a pedir su
intercesión. El padre José declaró: “Si hubiera sabido la ineficacia
de la extracción de las vísceras, no lo hubiera hecho, de ninguna
manera. Me encuentro maravillado de cosa tan extraña en su
cuerpo, no sabiendo de dónde proviene esta supuración y este
olor. El cuerpo está reducido a sólo piel y huesos” 1552. “Yo sentía
un olor fuerte antes de cambiarle los hábitos mojados y
manchados de sangre. Pero después se sentía un ligero olor en el
cuerpo, quedando aún el olor fuerte en la ropa que se quitó.

“El postulador de la causa trajo un alba para ponerle sobre el


cuerpo, durante una semana. Se la quitaron ayer para examinarla
y hacer una verificación. El testigo olfateó el olor, y declaró: “Este
fuerte olor es el mismo que yo traté de quitar. Las manchas rojas,
un tanto amarillentas, son como éstas, La única diferencia es que
está más empapada”1553.

“El resultado es que no hay absolutamente nada de qué sacar


provecho, pues la sangre, la supuración y el olor están igual que
antes. La sangre no sólo no cesa de salir de la cadera, sino que,
por el contrario, ahora es más abundante”1554.

8-Extracción del cerebro

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“El examen médico mostró que el cráneo fue abierto por el
occipital. El hueco fue cortado con un instrumento muy afilado y
fue extraído el cerebro. Yo creo que este acto fue hecho por uno
de los visitantes para tenerlo como una reliquia, durante el
período de dos años y ocho meses en que yo asumí la
responsabilidad del cuerpo. Sin el grande interés que yo tomé
para conservarlo, los visitantes se lo hubieran disputado a
pedazos para obtener una reliquia, en especial, después de la
supuración de la sangre y el agua, y del milagro de Tabarya. La
mayoría de los visitantes sabía de sus milagros durante su vida, y
por eso trataban de tener cualquier cosa de él, para pedir su
intercesión. Se me antoja pensar que Sebastián Antonio Abi
Moisés estuvo tras el hecho, vista su firme creencia en la santidad
del padre Chárbel, para utilizar lo que él cogía como medicina
para curar sus enfermos”1555. “Yo baso mi hipótesis por el apego
de Sebastián al padre Chárbel. Veneraba mucho sus virtudes, y
habiéndole verdaderamente conocido muy bien, creía en su
posibilidad de hacer milagros. Cuando vivía el padre Chárbel, él le
pedía agua bendita para mezclarla con el remedio que daba a los
enfermos, los cuales se beneficiaban de ella. Él atribuía la
sanación al gua que bendecía el ermitaño. Después de la muerte
del siervo de Dios, Sebastián se dirigía a él con un “Padre
Nuestro” y un “Ave María”, antes de preparar el medicamento,
pidiendo su intercesión por la salud del enfermo. También me
pidió él, pasar algunos trapos por el cuerpo del padre Chárbel,
para guardárselos. De donde yo deduzco que, después de mi
partida del convento, Sebastián extrajo el cerebro” 1556 “o, bien, los
médicos, clandestinamente, por incredulidad, lo hubieren
extraído”1557.

9-Restauración del ojo y de la punta de la nariz

“Puse un poco de yeso, u otro material parecido, en su ojo


izquierdo y en la punta de la nariz, pues cuando lo enterraron en
la tumba, el techo goteaba constantemente, causándole una ligera
deformación. Esta intervención le ha dado casi el aspecto normal.
En otros lugares no presentaba ningún deterioro. Después que
me hice cargo del cuerpo, desde su traslado hasta el día en que
dejé esta responsabilidad, quedó en la misma situación con
- 190 -
respecto a las blandura de su piel, antes o después de la
extracción de las vísceras. No noté ninguna diferencia. Para
nosotros es un misterio sorprendente”1558.

10-Una imprudencia
“Los monjes no depositaron el cuerpo sino en lugares que
favorecían su corrupción, ya en la tumba, ya en la planta baja. Yo
mismo, que me considero de los que entienden, ayudé a su
deformación, con imprudencia e ingenuidad, tanto con mi
proceder de exponer el cuerpo durante cuatro meses sobre la
terraza, al viento nocturno, como con la extracción de las
vísceras”1559.

11-El paralítico de Tabarya (Mc. 2, 1-12)

“Un paralítico, de nombre Asunción Antonio Al-Azzi, fue llevado


a la timbra del padre Chárbel, transportado en una bestia de
carga. En mi presencia, lo bajaron delante de la puerta del
convento, incapaz de mover sus manos y sus pies. Lo llevaron al
cuarto donde yacía el cuerpo, al constado noroccidental. Sus
compañeros me explicaron que estuvo aquejado de esta
enfermedad desde que era un niño. Después de poco rato, lo
bajaron delante de la puerta y comenzó a mover las manos y los
pies. Fácilmente los extendía y los recogía. Después
emprendieron el camino de regreso hacia su pueblo. En
primavera, volví a ver que venía al convento, a pie. Le pregunté si
se llamaba Asunción Al- Azzi, y si era el mismo que, en el verano
pasado, había venido al convento. Me respondió que sí, que era
el mismo, y que había sido curado de su enfermedad; que venía a
dar gracias a San Chárbel, pues sin él, no hubiera caminado
nunca, en toda la vida. En efecto, todos los años venía dos veces,
en verano y en primavera, trayendo cosas, según la promesa que
había hecho a San Chárbel. Después se volvía a casa sin probar
bocado, por mortificación. Le pregunté que por qué no comía en el
convento, y me respondió que porque había hecho una promesa
de no comer nada”1560. “Me nombraron el hospedero del convento.
Entonces Asunción Al Azzi venía a mí, desde Tabarya, trayendo
un bulto con cereales, capullos de gusanos de seda y otras cosas.
- 191 -
Me las daba diciendo: “He aquí lo que recogí para el convento,
como agradecimiento al padre Cahárbel” 1561. “Cada vez, el
superior le decía: “Hijo, lleva para tu casa algo de lo que recoges,
pues tú eres pobre”1562.

“Nos pidió que le indicáramos la casa donde nació el padre


Chárbel y fuera educado. Al preguntarle el por qué de esa visita,
nos contó que él era paralítico y que el padre Chárbel lo había
curado. Que él recorría, todos los años, los pueblos del Líbano,
dando testimonio en gratitud para con el padre Chárbel, y
recogiendo limosnas para ofrecerle. Nosotros lo recibíamos bien,
especialmente mi mamá. Con este fin, continúa viniendo a
Bqaakafra, tres veces al año”1563.

J: Casa de huéspedes
1-Las mujeres, afuera

“Los sentimientos de la fe llevaron a los peregrinos a venir, a


pie, al convento de Annaya, a través de una distancia que supera
los 50 kilómetros. Entre otros, había mujeres, niños, pobres,
enfermos, incapaces de viajar a lomo de bestias de carga.
Algunos peregrinaban con pies descalzos, para que Dios tuviera
piedad de ellos y los premiara con la sanación de sus
enfermedades: enfermedades incurables, crónicas, de cojera y de
parálisis. Los peregrinos llegaban al convento después de dos o
tres días de marcha, exhaustos. No se podían demorar mucho
tiempo, dado que el convento estaba retirado, en plena campiña.
Por otra parte, estaba prohibido a las mujeres entrar en el
convento, y aún entrar en la iglesia. No había sitio para recibir la
gente, sino un sótano oscuro, situado a la derecha de la entrada,
que se llamaba “Casa de huéspedes”, donde los visitantes eran
recibidos. Los hombres entraban en la iglesia, y las mujeres se
quedaban en la Casa de huéspedes, participando de la misa, de
pie, detrás de la ventana de la iglesia, practicada en el muro sur,
igual que lo hacían las mujeres de los colonos asociados del
convento”1564.

- 192 -
2-Insistencia de los visitantes

“Los hombres insistían en ver y tocar el cuerpo del padre


Chárbel, para ser bendecidos. Los monjes les respondían que era
imposible porque el cuerpo yacía en el pequeño cuarto, el llamado
“el escondite”. Por otra parte, el patriarca había prohibido
exponerlo delante de los fieles por temor a la idolatría. Los
hombres se arrodillaban en la primera grada de la escalera o,
bien, detrás del muro norte, en el interior de la iglesia, orando e
implorando. En tanto que las mujeres se ponían de rodillas fuera
del convento, cerca del muro norte exterior de la iglesia. Allí, a
cielo descubierto, lloraban, invocaban, suplicaban y besaban el
muro, cogiendo un puñado de tierra para llevar a casa a sus
enfermos”.

“Los monjes se apiadaban de los visitantes, en especial el


padre José Al-Juri, que tenía cara de ser el más duro y terrible.
Permitía el acceso a los hombres al pequeño cuarto para ver al
padre Chárbel en su sencillo ataúd. Los visitantes, afligidos de
estar privados de ver su cuerpo, rogaban a los monjes, llorando,
poder verlo”1566.

3-La casa de huéspedes transformada en capilla

“Después de dos años, aumentaba el número de visitantes, y


todos pedían ver su cuerpo. Entonces, el padre José Al-Juri
propuso al consejo del convento transformar en capilla la casa de
huéspedes. Así, las mujeres podrían participar de la misa, en
presencia del cuerpo, que sería puesto en un armario cuyo frente
fuera de vidrio, de manera que los visitantes pudieran verlo. Él se
encargaría de atajar toda veneración prohibida por la Iglesia. La
propuesta fue elevada al superior general, quien pediría la
autorización del patriarca. Así vino a convertirse en capilla la casa
de huéspedes para la celebración de la Eucaristía, los domingos y
días de fiesta”1567.

“Depositamos el cuerpo en un local exterior, a la derecha de la


puerta del convento. En 1901, erigimos un altar transportable” 1568,
- 193 -
sobre el cual se celebraba la misa para las mujeres de los colonos
asociados del convento y las visitantes 1569, “para que las mujeres,
como yo”1570, “pudiéramos participar de la misa cuando hacía frío,
y que no cabíamos en la ventana exterior de la iglesia; eso, por
una parte; y por la otra, la prohibición que había de entrar en la
iglesia”1571.

4-Descripción del cuerpo

“Dos años después de la muerte del padre Chárbel, vine con


mi tía, Rosa, y otras mujeres del pueblo, para visitar su tumba.
Nos la abrieron. Puse mi mano sobre la suya. Estaba tierna y su
cuerpo sano, su barba tal como era, su cara color de rosa y su
cuerpo transpiraba. Pasé mi mano por él y, luego la pasé por mis
cabellos”1572. Su cuerpo manaba de la misma manera durante
todas las estaciones. Vi sus hábitos húmedos, como los de uno
que está vivo, cuando suda. Sentía el moho y el mal olor” 1573. “A
cada rato le cambiaban la ropa para lavarla” 1574, “como se lava la
ropa de los vivos”1585. “No tenía un día fijo para cambiarle la ropa:
cada semana, cada dos semanas o una vez al mes. En verano
estaba obligado a hacerlo más frecuentemente, pues el olor de la
supuración era continuo, tanto en verano como en invierno” 1576. El
cuerpo yace todavía sano y sudoroso. Las gentes que visitan su
tumba creen, como nosotros, que el cuerpo se conserva por un
milagro, pues el padre Chárbel era santo” 1577. “Eso no solamente
lo manifestaban los maronitas, sino también los chiítas vecinos y
los musulmanes”1578.

5-El cuerpo puesto de pie

“El padre José Al-Juri preparó un armario con un frontis de


vidrio. Allí puso el cuerpo, de pie”1579, sostenido por dos muletillas
debajo de las axilas. Siempre sudaba. A cada rato yo le cambiaba
el vestido. En aquel tiempo, lo revestían con el hábito monacal y
una estola al cuello. La parte superior del armario era de vidrio, en
marco de madera, que se abría en dos hojas, como si fuera una
ventana”1580.

- 194 -
“Vine para verlo muerto. Me llevaron a su celda donde se
encontraba su ataúd, que era de madera, apoyado sobre el muro.
Su cuerpo estaba allí, parado sobre sus dos pies. Su cuerpo
parecía el de un ser vivo, sus ojos cerrados, vestido con un alba
blanca, empapada por el sudor y la sangre. Le cogí la mano para
besarla, y la encontré más suave que la mía. Su piel era tierna, de
un color natural, pálido por la muerte”1581.

“Fue grande la alegría de los fieles al verlo de pie, pues se lo


imaginaban vivo entre ellos. Los monjes, por el contrario, una
parte no estaba de acuerdo con esa posición que la encontraban
infantil y que podría hacer menospreciable el cuerpo de San
Chárbel”1582.

6-Sanación de una niña y resurrección de un niño

“Mi niña, llamada Ester, se enfermó a la edad de tres años, de


convulsiones epilépticas y se desmayaba. La llevé donde
Sebastián, el hombre que practicaba la medicina sin título 1583, pero
sin resultado alguno. Su estado empeoraba y se multiplicaban las
crisis. Hice una promesa a San Chárbel, y sanó. Luego tuve un
niño que vivió un año, y murió el 17 de abril del año 1901. Mi
tercer niño, al cumplir un año, se enfermó, igual que el anterior.
Así se quedó más de ocho días, desmayándose por no tomar el
pecho. Iba empeorando progresivamente. Los primeros días de su
enfermedad no se despertaba y era muy poco lo que tomaba del
pecho. Terminó por perder el conocimiento, y yo perdí toda
esperanza de verlo sano. Tenía los mismos síntomas de muerte
que su otro hermano. No sabiendo qué hacer, decidí llevarlo a la
tumba de San Chárbel, cuya misa, cuando vivía, alegraba mi
corazón y me llenaba de recogimiento. Entonces llevé al niño, yo
sola, no queriendo que nadie me ayudara para que, por mi
cansancio, Dios tuviera compasión de mí y lo sanara. En el
camino, una señora me encontró, se apiadó de mí y tomó al niño
en sus brazos. Otra señora que se nos cruzó, tomó al niño y dijo:
“¿A dónde van con él? No se fatiguen más. El niño está
muerto”1584. “La mamá gritaba y lloraba de ver a su hijo muerto
entre sus brazos. Lo pellizcaba y lo sacudía con fuerza para que
reaccionase, pero no daba señales de vida. Estaba a punto de
- 195 -
regresarse, llorando por su hijo muerto, viendo que era inútil
continuar el camino. La animaron para que siguiera, con la
esperanza de que el padre Chárbel lo resucitara” 1585. “Eso sucedía
en Farchaa, una finca de Mechmeche, a una hora de marcha del
convento. Le dije a la que llevaba el niño: “Contemos con Dios.
Vamos donde el padre Chárbel”. Llegadas al convento, llamé a mi
primo, el padre Elías de Mechmeche” 1586. “Descendí al cuarto
donde yacía el cuerpo del padre Chárbel. Vi a mi prima
arrodillada junto al ataúd, llorando, acompañada de dos señoras,
de pie, detrás de la puerta. Sobre la grada del altar vi un niño” 1587,
“El padre se dirigió hacia mí, diciéndome: “¿Tú estás loca?
¿Cómo se te ocurre traer un niño muerto hasta aquí?” Me tocó, y
yo no le respondí”1588. “Las dos señoras le contestaron: “Su prima
ha venido a pedir la intercesión del padre Chárbel para el alivio de
su hijo enfermo”. “Entré y encontré al niño con la boca cerrada, y
muerto. Lo giré muchas veces, le abrí la boca, y no sentí que
tuviera señales de vida”1589. “Le dije a mi acompañante que
pusiera al niño por tierra, como se ponen los muertos, con la cara
hacia occidente, sobre la grada, junto al ataúd del santo; que si el
padre Chárbel verdaderamente era santo, lo resucitaría” 1590.
“Entonces abrí el ataúd, lavé la mano del padre Chárbel, cogí el
agua con una cucharilla, y la metí en la boca del niño, una primera
vez, una segunda vez. A la tercera, tragó el agua y respiró. Su
mamá y sus compañeras suspiraron profundamente” 1591. “Le
pusieron una vela en la mano; después, el padre me lo entregó.
Le di el pecho y se alimentó. Volví a mi casa contenta, acariciando
al niño, en compañía de la señora que me ayudó en el camino. Mi
hijo es ya un joven, sano y lleno de vida” 1592.

7-La mano misteriosa

“El hombre de Dios, Abraham Al-Haqlani, aplanaba la terraza,


sobre el techo de su cuarto, situada al lado del convento de
Annaya, con un cilindro de piedra. Llegó al bordo del techo,
cuando se desencadenó una tempestad que lo precipitó al piso,
con cilindro y todo, desde una altura de 40 m4tros. Sus hermanos,
los monjes, corrieron en su ayuda. Apenas llegaron, se quedaron
estupefactos al encontrarlo corriendo hacia la puerta del convento,
sano y salvo. Asombrados, le preguntaron las circunstancias del
- 196 -
accidente. Él les respondió que mientras caía con la aplanadora
de piedra, pidió socorro al padre Chárbel, y sintió como una mano
que lo cogía y lo depositaba en tierra, alejando de él la aplanadora
de piedra”1593.

K: En la capilla

1-Traspaso del cuerpo

“Después de haber oído hablar de la santidad del padre


Chárbel, vista la afluencia de visitantes, y si a eso se agrega mi
creencia personal en su santidad, fabriqué un ataúd en madera de
nogal, digno de él, en el que yace actualmente” 1594. “Yo mismo lo
transporté, a lomo de mula, desde Beirut” 1595, a principios del
otoño de 1909”1596, “pidiendo a los monjes que lo pusieran en un
ataúd conveniente”1597. “El cuerpo fue trasladado a una pieza más
espaciosa, situada al sur de la primera” 1598, “en el sótano, en el
ángulo suroriental del convento, a la derecha de la puerta. El piso
está levantado en piedra. Se ve como una cueva abovedada” 1599.
“Se le colocó en posición horizontal, en una esquina, en este
nuevo ataúd cerrado”1600. “Los vecinos y los colonos asociados
vinieron a participar de la ceremonia del traspaso del cuerpo.
Ningún epitafio se puso sobre su tumba, desde su entierro hasta
su traspaso. Eso es lo que yo digo en mi testimonio, pues yo
participé en el traslado de su cuerpo a la capilla. Lo revestimos de
un alba, pero el cuerpo continuaba supurando un líquido peculiar
que mojaba el alba y los vestidos. Eso nos obligaba a cambiarlo
constantemente. Las gentes afluían para visitarlo, le besaban la
mano, pedían su bendición para sanar de sus enfermedades y
atraer el beneplácito divino por su intercesión” 1601.

2-Sanación de un riñón

“Después de la primera guerra mundial, sentí un dolor


insoportable en la cadera, por lo que fui ingresado al hospital de la
Universidad Americana, donde pasé cuarenta días. En una feliz

- 197 -
operación, me extrajeron un cálculo renal. Un año después, me
volvió el mismo mal, en el mismo sitio de la operación. Mi mamá y
mi hermana Galia fueron a visitar la tumba del padre Chárbel,
donde oraron con fervor, solicitando mi sanación. Mi mamá le
pidió a uno de los monjes que le diera una reliquia que hubiera
tocado el cuerpo del padre Chárbel, para colgármela al cuello. El
monje le respondió que le daría algo más precioso. Y le dio una
tela que se ponía el padre Chárbel debajo del cuello. Después
lavó su mano, puso el aguan en una botella, y se la dio. Al regreso
de mi mamá, me colgué la tela al cuello y bebí el agua. Tres días
después, soñé que fui transportado a la casa del padre Chárbel,
donde vivía un monje que no me dirigía ni una palabra. A la
mañana, evacué un cálculo del tamaño de un fríjol y, después, no
he vuelto a sentir nada”1602.

3-Una mujer estéril da a luz

“Cuando mi mamá visitó el convento de San Marón, en


Annaya, encontró en el camino a Nehme, casado son su prima,
hacía 27 años. No habían podido tener hijos. Él le dio a mi mamá
un dinero, como ofrenda al convento, y para que le trajera una
reliquia del padre Chárbel, con la esperanza de que su esposa le
diera un hijo. De regreso, mi mamá le dio a Nehme y a su esposa
una reliquia como la que me había traído a mí. En menos de un
año, tuvieron un hijo único, al que llamaron Antonio” 1603.

4-Visita a la sepultura

“Los visitantes venían en gran número, de todas partes y


ponían su confianza en él, pues creían en su santidad y en su
bondad. Los que poseían animales, se los ofrecían al convento.
Muchos, de comunidades cristianas y no cristianas, afluían para
visitarlo y ser curados de sus enfermedades” 1604. “Muchos de
ellos, cuando llegaban a lo alto del convento, continuaban su
camino gateando”1605.

- 198 -
L: Curó todas las enfermedades (Mt. 8, 6)

1-Sanación del hermano José de Maifuq

“Mientras comía, al hermano José de Maifuq se le atravesó un


hueso en la garganta. Sufrió durante una semana. Llamó al
médico Nayib Beik Al-Juri, quien no encontró huellas del hueso.
En todo caso, el hermano continuaba sufriendo. Una noche, vino
a mí, gritando: “Se lo ruego, me voy a morir”. Le respondí:
“Hermano, ¿Qué quiere que haga? Prenda una lámpara de aceite
y póngala cerca del ataúd del padre Chárbel. Espero que él lo
curará”. Fue, inmediatamente, la prendió y se arrodilló, apoyando
las manos sobre el ataúd. Tosió, y el hueso salió de la garganta.
Vino y me lo mostró. Era como una aguja de largo y delgado
como un hilo. Lo guardé un tiempo conmigo” 1607.

2-Sanación del padre Elías de Ehmej

“Una vez, por la noche, estando sentado, sentí un intenso dolor


en el costado derecho, dejándome incapacitado para caminar sin
bastón. Miré el lugar donde me dolía, y vi mi carne agujereada,
como si me hubieran hundido un clavo. Me levanté lentamente,
apoyado en un bastón. Llegué a la tumba del padre Chárbel, eché
agua en su mano y con ella me froté el lugar dolorido. Me alivié,
inmediatamente, y volví sin bastón a mi cuarto” 1608.

3-Una sanación de la tiroides ((Mc. 1, 29-31)

“Cuando regresé de San Marón a Kozhaya, encontré al


hermano Bartolomeo de Aito1609 aquejado de tiroides, casi a punto
de morir. Le hable de San Chárbel, y le di un pedazo de su
capucha, que se puso con mucha fe sobre su cabeza, y oró. Al día
siguiente, se curó”1610.

4-Una sanación de parálisis

- 199 -
“Yo, personalmente, fui atacado por un reumatismo en la
rodilla. La enfermedad se agravó hasta llegar a convertirse en
parálisis. Me vieron muchos médicos. Entre otros, el doctor Al-
Unaisi de Jaj, Nayem de Lehfed, pero sin ningún resultado.
Entonces recurrí a la intercesión del padre Chárbel. Cogí un poco
de agua bendita y una tela tocada a su cuerpo; bebí el agua y
pasé la tela por mi rodilla. Y Dios me sanó”1611.

5-Sanación de Sebastián Al-Uwaini

“En mayo de 1925, sentí un agudo dolor de estómago. Me


sometí a un tratamiento con el doctor Jorge Chokrallah, sin
resultado alguno. Él me propuso que lo acompañara a Beirut para
tomarme una radiografía. Pensaba, como yo, en un posible
cáncer. Le respondí: “Mañana veremos”. Y me fui. Me aislé, le
recé al padre Chárbel, pidiéndole la sanación, y prometiéndole
una limosna de dos piastras para el convento. En la noche, vi, en
sueños, al padre Chárbel. Quemó un pedazo de su hábito, cogió
las cenizas, las revolvió con agua y me las dio a beber. Me
desperté con el alba, sufriendo enormemente. Encontré a mi
hermano que se disponía a celebrar la misa. Quise participar en
ella y después me iría a visitar la tumba del padre Chárbel. El mal
empeoró al final de la misa. Me apresuré a ir a su tumba. Mi
esposa y mis hijos se me unieron. Apenas oré y di mi ofrenda, le
rogué al hermano encargado de cuidar su cuerpo que me diera
una telita del hábito del padre Chárbel. Hice como lo vi hacer a él
en el sueño, y bebí el agua. En el camino de regreso sentí menos
dolor. Entré, de paso, por casa de mi hija, María, casada con mi
sobrino Antonio Pedro Moisés, para descansar un poco. Me
ofreció algo para comer, pues hacía 17 días que no probaba
bocado. Acepté. Me dio calabacines rellenos. Comí un poco de
pan con dos calabacines. Proseguí mi camino, sintiendo que el
dolor disminuía progresivamente, hasta la tarde. En la casa comí
bien, no sintiendo después ningún dolor” 1612.

6-La curación del padre José de Ehmej

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“Hacía más de tres años tenía un dolor en la garganta. Seguí
los tratamientos médicos de los doctores Jorge Chokrallah,
Nayib Beik Al-Juri y Gabriel Al-Twaily. A veces, gozaba de un alivio
provisional. Después, el mal me atacaba, de nuevo. Un día cogí
un pedacito del hábito del padre Chárbel, y me lo colgué al cuello.
Y, ahora, después de tres años, no siento nada más. La tela sigue
siempre colgada a mi cuello”1613.

7-Sanación de una inflamación en los ojos

“Tuve una enfermedad en los ojos, acompañada de una


mancha roja. Me levantaba por la mañana con los ojos pegados a
causa de las legañas”1614, sin poderlos abrir antes de lavármelos.
No me afectaba la vista. Durante el invierno disminuía el mal, para
tomar más fuerza a comienzos de la primavera hasta el otoño.
Así, durante tres años. En vano consulté al doctor Nayib Beik Al-
Juri, después del tratamiento que me hizo Sebastián Antonio
Moisés. Ese año hice una promesa al padre Chárbel: que si él me
curaba, daría 50 piastras sirias al convento, y que trabajaría un
día, cada año, gratuitamente, en las propiedades del convento, y
daría testimonio ante la comunidad de mi sanación. Después, lo
visité y me llevé a casa el agua con que le lavaron sus manos. Me
lavé los ojos con esa agua, durante diez días. Desaparecieron las
legañas y el mal se borró en mes y medio (1926). No sentí más el
dolor, aunque siguió la mancha roja en el ojo” 1615.

8-Sanación de un hemipléjico

“Mi primo Jorge Richa de Ehmej, se enfermó de hemiplejía. A


pesar de tratamientos médicos, durante siete meses, no pudo
caminar. Le trajeron una tela de los hábitos del padre Chárbel, la
cual amarró en su cadera. De inmediato, sintió la mejoría y fue
sanando progresivamente. Hoy día está del todo restablecido” 1616.

9- Sanación del hermano del monje Pedro Jawad de Amchit

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“Tuve una crisis espasmódica1617 en los hombros, hasta el
punto que no podía mover las manos. Fui a la tumba del hombre
de Dios, el padre Chárbel, abrí el ataúd, pasé un pedazo de tela
por su santa mano, me froté con ella los hombros, y no volví a
sentir el dolor”1618.

10-Sanación de la esposa de José Al-Juri de Amchit

“La esposa de José Al-Juri, de Amchit, fue aquejada de


endurecimiento de sus miembros y de crisis espasmódicas. La
llevaron a Beirut, dos o tres veces. Después, un comité de
médicos se reunió para deliberar, pero en vano. Me contó su
situación, y le dije que le iba a enviar un pedacito del alba del
padre Chárbel, esperando que él la alivie. Ella y sus padres me
dijeron que la tela fue el tratamiento para su curazón. 1619.

M: Los objetos de Chárbel


1-El cilicio y el agua bendita de Chárbel

“Cogí el cilicio que llevaba el ermitaño. Repartí pedacitos, como


reliquias, por medio de los cuales se curó mucha gente de sus
enfermedades”1620. “También tenemos agua que él había
bendecido mientras estaba en vida, y todavía la conservamos.
Está guardada como un tesoro muy preciado en Bqaakafra” 1621.

2-Han descuidado al padre Chárbel

“No queda nada de sus hábitos raídos o de su cilicio de pelos


de cabra sobre el que dormía. Era todo lo que él tenía. Su celda
en el convento, que algunos monjes recuerdan que estaba
dedicada para conservar lo suyo, hoy día está abandonada. Han
metido en ella leña y objetos viejos, de tal manera que un establo
de vacas sería más aseado que su celda. Creo que si entras, te
burlarías de nosotros a causa de nuestra falta de cuidado hacia la
memoria del padre Chárbel. En cuanto a su celda en el eremitorio,

- 202 -
no pienso que sea mejor tratada”1622. “No se encuentra ningún
recuerdo suyo, ninguna mención, ningún nombre, ningún hábito
suyo: ni en el convento ni en el eremitorio. Nadie puede saber si
vivió en el convento y en el eremitorio, salvo los monjes
contemporáneos suyos, o los que oyeron hablar de él. Su nombre
no aparece allí. Su nombre, que se ha conservado, se ha
menospreciado, menos entre los que lo conocieron mientras vivía
o cuando murió”1623.

“Si no fuera por la fama de su santidad, tal vez los monjes no


hubieran puesto mayor atención. La mayoría de ellos son
ingenuos. Ellos, y yo, el primero, no hemos cumplido nuestro
deber para con el padre Chárbel, pues, hasta ahora, hemos
tardado en examinar sus virtudes sublimes y sus milagros que ya
se hicieron famosos. La prueba de nuestra falta a ese deber
radica en que no hemos hecho nada para conservar sus hábitos u
otras cosas1624.

3-Reliquias

“Yo veía frecuentemente su cuerpo en buen estado. Pero los


visitantes han desfigurado sus manos, pues le arrancaron las
uñas o algo para llevar a sus casas como reliquia. Queda muy
poco de sus cabellos y de su barba, pues los peregrinos se los
arrancaban”1625. “Cuando, una vez, vi que no quedaba mucho de
sus cabellos ni de su barba, pedí una explicación. Me dijeron que
todo el que venía a visitarlo, le arrancaba pelos de la cabeza o de
la barba, como reliquia”1626.

“Lo que yo sé fue que pedí a los monjes una reliquia del santo,
ya que era grande mi admiración por él. Y todo lo que me dieron
fue un pedacito del hábito con que lo revistieron, con las huellas
del sudor que manaba. Y todos los visitantes recibían lo mismo:
un pedacito de tela del hábito que cubrió su cuerpo en el ataúd,
pues los monjes se vieron obligados a cambiárselos, al menos,
cada semana”1627. “Los visitantes, después de mucho insistir,
reciben un pedacito de tela tocada a sucuerpo” 1628.

- 203 -
4-Los visitantes

“Cuando vinieron aquí unos sacerdotes, encargados de una


visita apostólica1629 a la Orden, se admiraron y dijeron que nunca
habían visto cosa parecida. Se arrodillaron junto al ataúd y
oraron”1630. “Los peregrinos se arrodillaban a orar junto al ataúd, y
pedían, con insistencia, una reliquia. Yo les daba pedacitos de su
hábito o del agua con que se le lavaba la mano o, bien, un poco
de incienso”1631. “Nadie cogía nada de su cuerpo, ni yo tampoco.
Yo no daba nada a nadie. Sin embargo, algunos monjes
visitantes, le arrancaban pelos de la cabeza, por lo que yo
protestaba y les cerraba el ataúd. Los monjes no daban a los
visitantes sino telitas del hábito que portó su cuerpo, y eso
después de mucha insistencia” 1632. “Algunas veces, los monjes se
fastidiaban, pues se creían con derecho a que los atendieran y les
dieran hospitalidad en el convento aislado, cosa que demandaba
un oneroso trabajo a los monjes”1636.

N: El doctor Jorge Chokrallah


1-Introducción

“El doctor Chokrallah es un antiguo amigo mío. Padeció una


enfermedad cardíaca, hace veinte años. En el verano se venía a
mi casa de Al-Uwaini. Vivir allí le hacía mucho bien para su salud.
Me compró un terreno donde construyó una casa para pasar el
estío. En esa ocasión conoció a los monjes y trataba sus
enfermos. Le hizo un examen minucioso al cuerpo del padre
Chárbel y, entre otras cosas, me dijo: “Esto no es natural, sino
divino”1634. “Obtuvo su doctorado en química y farmacología en
1891, y comenzó sus estudios de medicina en 1907” 1635.

2-Me quedé estupefacto

“Cuando vi su cuerpo, por primera vez, me quedé estupefacto,


pues, en calidad de médico, jamás había escuchado ni leído en

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los libros de medicina de una cosa parecida. Lo examiné,
empujado, personalmente, por una curiosidad científica, bregando
a descubrir dónde radicaba el secreto de este cuerpo. Después de
un examen general, lo encontré incorrupto. Algunos de sus
miembros se mostraban flexibles, lo mismo que sus
articulaciones. Todavía tenía algo de sus cabellos y de su barba, a
pesar de que los visitantes se los arrancaban para tenerlos como
reliquia. El resto de sus órganos no habían sufrido deterioro, a
excepción de un ojo dañado por el agua que le caía cuando
estuvo enterrado en la tumba del cementerio. Su estómago lo
encontré como el de los demás cadáveres, pero sin daño
aparente. Ni siquiera me di cuenta que lo habían abierto. Estaba
ligeramente disecado por el paso del tiempo” 16.

3-El plasma o supuración de las cicatrices

“La cosa más extraña que me dejó perplejo fue lo que vi con
mis propios ojos: unas manchas sobre las vestimentas blancas,
causadas por una materia viscosa que salía por los poros de su
cuerpo, cuyo color y densidad correspondían a la del plasma
normal, que sale de cuerpos vivos cuando tienen heridas. El olor
es el mismo del plasma que sale de los cuerpos en caso de
enfermedad”1637.

“Él no sentía el mal olor, sino el olor a moho. Notó el cuerpo


tierno, como si acabara de morir. Con pañuelos enjugábamos la
supuración, y los conservábamos como reliquia. Yo mismo llené
un frasco, del que la gente llevaba para conseguir la sanación” 1638.
“Cuando me hice cargo de cuidar su cuerpo, yo veía la supuración
y sentía el olor y enjugaba el sudor y la sangre” 1639.

4-El enigma del cuerpo

“El postulador de la causa preguntó: “¿Las circunstancias


naturales, como el frío glacial, la abundancia de agua o, bien,
razones anteriores a la muerte, como abstención de la carne, la
poca comida, la mortificación del cuerpo, limitarse a comer
legumbres, todo eso podría explicar la conservación del cuerpo
- 205 -
después de la muerte?” “Él le respondió: “Yo, personalmente,
jamás he experimentado esas razones. Ni tampoco he leído que
tales circunstancias puedan tener su influencia. Después de
examinar el cuerpo, he consultado a médicos competentes de
Beirut, y de Europa, pues yo viajo con harta frecuencia, y nadie
pudo darme una explicación. El caso de este cuerpo es único en
la historia de la medicina. No paro de averiguar para saber si ha
habido un caso parecido, de que un cuerpo se haya conservado
en estas mismas circunstancias”1640.

5-Imposible

“Preguntó, también: “¿Cree usted que este hecho sería natural


o sobrenatural? ¿No cree usted que un monje ingenioso haya
descubierto un medicamento capaz de conservar el cuerpo?”
“Respondió: “”Mi convicción personal, basada en el estudio y la
experiencia, y después de haber examinado este cuerpo, dos o
tres veces por año, después de 17 años (1909), diría que este
cuerpo se conserva por una fuerza sobrenatural. En cuanto a la
suposición de que un monje hubiera descubierto un medicamento
capaz de conservarlo de tal manera, formulo lo siguiente:
Primeramente, si eso fuera verdad, el inventor de este
descubrimiento extraño merecería la admiración y la estima del
medio científico, sobrepasando a Pasteur. Por otra parte, los
médicos hacen todos los esfuerzos posibles en este campo para
la conservación de los cuerpos. Y con tantos esfuerzos, no han
logrado conservarlos sin mal olor, más de dos semanas. En
cuanto a la supuración de este cuerpo, no se les ocurrió nunca a
los médicos pensar en ello; a lo que se añade la imposibilidad de
que los cuerpos, en el supuesto de que estén momificados por los
médicos, pudieran supurar. Es sabido que el cuerpo sano de un
hombre vivo contiene cinco litros de sangre, de los cuales
solamente tres litros de plasma podrían ser segregados, una tasa
estimada en el 60%. El resto, el 40%, contiene sales, glóbulos,
materias sólidas. Si el cuerpo segregara el plasma natural,
conservado después de la muerte, y si los poros segregaran dos o
un gramo cada día, se sigue de ahí que la cantidad de plasma
segregada sobrepasa la almacenada en el cuerpo, al momento de
la muerte. Es decir, ocho años después de su muerte, la cantidad
- 206 -
de plasma debería haberse acabado; eso, si consideramos que el
suero que emanó se conservó del todo y no haya perdido nada a
causa de la evaporación. Ahora bien, yo observé que el cuerpo
supuraba más de un gramo por día, pues el ritmo de la secreción
no sería abundante si el cuerpo agregara un solo gramo cada día.

“En segundo lugar, usted conoce mejor que yo la falta de


formación médica, especialmente entre monjes y, sobre todo en
este convento donde los monjes pasan el día en el campo, en la
oración, en el trabajo. A mi modo de ver, la sencillez de los
monjes, su negligencia, su descuido del cuerpo del padre Chárbel,
todo eso sería favorable para la corrupción del cuerpo, si no
hubiera una fuerza sobrenatural para protegerlo.

“Quiero también agregar que, durante la guerra, he visto morir


gente de hambre, después de vivir sin comer largo tiempo. Sus
estómagos estaban vacíos y secos, y sus cuerpos deteriorados
después de siete horas de muertos. Lo mismo en los enfermos de
tifoidea que sobrevivían unos 25 días, bebiendo sólo agua,
segregada por el cuerpo, y apenas a pocas horas de su muerte,
sus cuerpos comenzaban a descomponerse. Lo otro: el frío, el
agua, la humedad y el calor ayudan a la descomposición del
cuerpo. Todos estos factores no constituyen elementos
protectores. Por el contrario, destruyen el cuerpo. Y todos estos
fenómenos rodearon el cuerpo del padre Chárbel. Suponiendo
que los monjes hubieran descubierto el antiguo método de
momificación egipcia, ¿cómo hubieran sido capaces de hacer
supurar el cuerpo? En una palabra, el cuerpo del padre Chárbel
está conservado por una gracia sobrenatural. Y yo estoy
dispuesto a dar una suma de diez mil francos, como premio, suma
considerable para mis posibilidades, al que sea capaz de
conservar un cadáver en el estado en que está éste” 1641.

6-Irealizable desde el punto de vista médico

“El postulador de la causa le preguntó: “¿Esta secreción no


podría realizarse por la introducción de plasma en el cuerpo, por
inyección?” Él respondió: “Médicamente es irrealizable, pues el
plasma se encuentra en el cuerpo del hombre y no se produce
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farmacéuticamente. A este propósito, yo estudié farmacología y la
practiqué, antes que la medicina. Tengo mis diplomas de la
universidad de Lyon. ¿Quién puede dar su sangre durante 27
años para introducirla en el cuerpo del padre Chárbel? Y lo que es
más, la operación de la extracción del plasma de la sangre no la
pueden hacer sino especialistas, dotados de todos las
instrumentos necesarios. Si eso fuera factible, no se guardaría el
secreto. ¿Quién de los monjes, de los que usted no ignora su
simplicidad, aunque se obtuviera ese plasma, ¿estaría a la altura
de poder realizarlo? Admitamos que todo esté disponible. Sería
imposible inyectarlo en un cuerpo después de 27 años de muerto.
Más aún, sería imposible después de un mes de muerto, pues las
venas y las arterias por donde debe pasar el plasma, se secan
poco después de muerto. También los poros se cierran, e impiden
la supuración”1643.

“También le preguntó: “¿La extracción del corazón y del hígado


tienen que ver algo en este caso, o qué resulta de ahí?”
“Respondió: “La extracción del corazón y del hígado no tienen
nada que ver. La extracción del estómago, por donde comienza la
descomposición, la retardaría por un tiempo”1644.

O: Otros exámenes

1-Cosas que no existen en medicina

“Fui nombrado superior del convento de San Marón, en


Annaya, en 1910. El cuerpo del padre Chárbel yacía en un ataúd
en la esquina de la iglesia. Como aún continuaba la supuración
del líquido, llamé a los doctores: Jorge Chokrallah, amigo mío y
vecino de la casa de mi padre; a Nayib Beik Al-Juri, de Ehmej; a
Wakim Najle, de Biblos y a un médico armenio, todos ellos
fallecidos. Cuando llegaron, trasladaron el cuerpo a un cuarto del
convento, cerca de la iglesia. Lo colocaron sobre una sábana,
encima de una mesa, y cada uno lo examinó por separado.
Sebastián y yo nos quedamos en el cuarto. Le abrieron el
estómago, debajo del pecho hasta la mitad, para descubrir la
causa de la secreción del líquido. Después de un examen

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concienzudo en el interior, le volvieron a poner los hábitos.
Cuando salieron, los oí hablar del tema, en secreto. El doctor
Chokrallah, dijo: “Doy 50 libras otomanas al que me explique qué
es esta materia que supura y su causa”.”El doctor Nayib Beik Al-
Juri, dijo: “Yo no lo sé”. Lo mismo dijo el armenio” 1665. A mi
pregunta, respondieron que no podían dar una respuesta médica.
El médico Jorge Chokrallah, dijo: “No nos pregunte por cosas del
cielo, que no existen en la medicina de la tierra” 1646.

2-La cal viva

“Desde que fui nombrado superior del convento, en 1910, supe


que el médico Nayib Beik Al-Juri había sido llamado para
examinar este cuerpo. Después del examen mandó que lo
pusieran de pie. Fijaron el cuerpo de pie, en un armario, con cal
viva para que absorbiera la sangre y el plasma segregados, y así
se secara el cuerpo. Después de cierto tiempo, este médico, que
no era maronita sino de nombre, volvió a encontrar el cuerpo
como estaba. Mandó quitar la cal viva que le habían puesto
debajo de los pies, y dijo: “Puse la cal creyendo que deterioraría el
cuerpo que continúa en estado de conservación, gracias a una
fuerza que escapa al conocimiento científico. Sin duda, la
santidad del padre Chárbel tiene que ver en esto” 1647.

3-El médico Elías Al-Anaissi

“Vi, en el convento de Annaya, el cuerpo del padre Chárbel.


Cuando me acerqué, sentí un olor corporal indescriptible. Es
como el que exhala un ser vivo. Después de haber examinado y
mirado bien, observé una materia que salía de los poros. Es un
fenómeno extraño e inexplicable científicamente, en un cuerpo
inerte, después de muchos años. Repetí el examen del cuerpo,
varias veces, en diferentes períodos, y estaba tal cual lo reporté el
16 de septiembre de 1926”1648.

4-Los exámenes de 1927

- 209 -
“Después de que salieron todos los testigos, la comisión de
jueces se quedó sola para examinar el cuerpo. El color del cuerpo
parecía ser rojo-amarillento; la piel estaba seca en la mayor parte
del cuerpo, suave en las manos y en la espalda; los músculos
estaban secos, notoriamente visibles bajo la piel que, endurecida
como estaba, seguía manando por los poros invisibles, una
sustancia sólida del color del plasma, cuyo olor era el del plasma
en descomposición. Esta sustancia, parece, se corrompía
después de su secreción por los poros invisibles. Una parte de los
cabellos y pelos, no depreciable, existen todavía en los lugares
cabelludos de su cuerpo, como: el pecho, la barba, la cabeza y
aún en las manos, firmemente arraigados, como en un cuerpo
vivo. Se veía el cuello con sus huesos, un cartílago y su piel,
como en los seres muertos. Los ojos y la nariz han sufrido una
deformación, a causa del goteo del techo de la tumba. Los huesos
estaban bien conservados y aún las uñas. Las articulaciones,
móviles y flexibles; el pecho y la espalda tenían el aspecto de un
cuerpo acabado de morir; el estómago, hundido; se le veía una
cicatriz que va de la base del esternón hacia el muslo izquierdo,
de una longitud del diez centímetros. Fue hecha por mano de
hombre. En el estómago aparecen las huellas de un cinturón de
hierro, de un color más destacado que el de la piel. Puede ser el
indicio de que el padre Chárbel llevara un cinturón de hierro con
púas; El órgano sexual, todavía aparente; las rodillas guardan las
huellas de callosidad, que demuestran largas horas de estar
arrodillado; las plantas de los pies y las manos, sobre todo la
izquierda, los miembros más expuestos a la vista y a ser tocados,
presentan rasguños causados, como es de suponer, por manos
humanas; la carne aparente debajo de las heridas es de color
blanco rojizo; en la parte inferior del occipucio, debajo del cráneo,
se encuentra una abertura de cuatro centímetros de largo por uno
de ancho, practicada con un cuchillo; todas las deformaciones que
ha sufrido el cuerpo, han sido practicadas por mano de hombre,
menos los ojos y la nariz, debido al goteo del agua. El médico
Jorge Chokrallah abrió el estómago, de izquierda a derecha, y de
la mitad hacia el pecho. Se observaron pocas entrañas. Los
intestinos, el estómago y el hígado habían sido extraídos. En
cuanto a la piel, los diferentes tejidos siguen flexibles y
conservados. Se abrió la piel, y la comisión observó que las capas

- 210 -
cutáneas estaban sanas, como las de un animal sacrificado hacía
dos días, sin corrupción”1649.

P: Hasta el año cincuenta

1-Traslado del cuerpo

“En 1927, yo pertenecía a la comunidad del convento 1650,


cuando la Santa Sede ordenó que pusieran el cuerpo del padre
Chárbel en una tumba. La hicieron en el muro interior del
convento, en la planta baja, al lado de la puerta, hacia el sur” 1651.
“Antiguamente había sido utilizado como gallinero. Revocaron las
cuatro paredes con arena y cal, cubiertas con una capa de
cemento. El piso, igualmente, lo cubrieron con el mismo material.
Después pintaron las paredes con cal. Así, el desván se convirtió
en una tumba”1652. “Allí se quedó desde 1927 hasta abril de 1950.
Se escribió como epitafio solamente esta expresión: “Aquí yace el
padre Chárbel”1653.

2-Supuración en la pared

“En febrero de 1950, algunos visitantes se dieron cuenta que


había humedad debajo del muro donde se encontraba el ataúd.
Le avisaron al superior, el cual, con los monjes, pensaron que se
había infiltrado el agua de la lluvia en el interior de la tumba, y que
habría deteriorado el cuerpo. Por la noche, el superior,
acompañado de los monjes y dos trabajadores, desmontaron dos
o tres piedras de la tumba, y comprobaron que estaba seca.
Entonces abrieron el ataúd, cubierto de zinc, y encontraron los
hábitos empapados, el ataúd echado a perder, y acumulado el
líquido que salía del cuerpo. Se oxidó el zinc, y el agua se
infiltraba por el muro. Volvieron a cerrar la tumba, después de
haber enjugado el cuerpo con una sábana blanca, sobre la que
quedó impresa la imagen de su cuerpo. Por aquel, entonces, yo
era el superior general. Le llamé la atención al superior del
convento por haber tomado esa decisión sin haber pedido
permiso de la autoridad. Él se excusó diciendo que sólo intentaba

- 211 -
saber la procedencia del agua, temiendo que se infiltrara de
afuera y deteriorara el cuerpo”1654.

3-Versión de Emanuel Jorge Emanuel

“El padre general mandó, aquel día, abrir una puerta que diera
a la iglesia para que las mujeres pudieran entrar, pues les estaba
prohibido el acceso allí. El padre superior, Pedro Abi Yunes, me
pidió, a principios de febrero de 1950, que empezara los trabajos
de excavación para cumplir la orden. Le pregunté: “¿Puedo
excava debajo de la tumba para ver qué pasa allí?” Me respondió
que hiciera como yo quisiera.

“Comencé a desmontar las piedras. En realidad, al principio


comenzamos este proyecto para comprobar si la humedad había
hecho daño al cuerpo. Después entre, lámpara en mano, y vi el
agua que salía del ataúd y que vino a formar un pequeño charco.
Le pedí a mi compañero que me trajera la ponchera que se usaba
para los bautismos, con algunos trapos. Volví para quitar la tapa
del ataúd. ¡Allí yacía un hombre delante de mí!. ¡Sí, un hombre!
Un hombre muerto con sus manos blandas. Tuve el atrevimiento
de besarlas. De sus manos manaba agua, como si fuera un
hombre vivo que sudara. Y mientras más las enjugaba, más
abundantemente transpiraban. Corté de su carne un pedazo de
20 centímetros de largo por cinco de ancho. Después cogí otro
pedazo más pequeño que el anterior y me lo metí al bolsillo.
También le arranqué un diente y los dos caninos. Al día siguiente
de nuestra llegada a Beirut1655, las gentes se amontonaban en
Annaya, de una manera frenética, no explicándome cómo habían
podido saber lo que pasó 1656. Llegaron por miles, hubo muchos
milagros y se efectuaron curaciones por su intercesión, que
publicaron en periódicos y se dejó constancia en los anales del
convento. Hasta nuestros días, todo el que entra al convento
puede ver, al lado de la puerta, un cuarto lleno de muletas que han
dejado allí los paralíticos después de haber sido curados por
intercesión del padre Chárbel”1657.

4-Reabren la tumba
- 212 -
“Por entonces, se le pidió al patriarca que se formara una
comisión de médicos para examinar el cuerpo. Nombraron a los
doctores: José Hitti, Chikri Milane y Teófilo Marón. Se reunieron el
22 de abril del mismo año 1950, la comisión, el superior general y
el obispo José Agl, vicario patriarcal. Un gentío innumerable se
aglomeró, no sabiendo cómo pudieron conocer la noticia. Se
presentó, también el postulador de la causa, el padre Vicente
Awad. Se abrió la tumba”1658, “estando yo presente”1659. “El ataúd
lo pusieron en la iglesia, y los médicos lo abrieron delante de
todos los arriba mencionados. Encontraron empapados los
hábitos, el colchón, la almohada y la casulla. Algunos estaban
podridos. Todo eso se conserva en el convento de San Marón.
Los médicos certificaron que el agua no provenía del exterior sino
del cuerpo del padre Chárbel. Sacaron del cuerpo un pedazo
pequeño para examinarlo en el laboratorio. Dejaron un informe
minucioso de todo lo que observaron. No me acuerdo si el informe
lo hicieron inmediatamente después del este examen o después
del segundo examen que se llevó a cabo en agosto de 1950” 1660.

5-Examen del cuerpo y cierre de la tumba

“Después del examen del cuerpo, lo revistieron con nueva ropa


y otra casulla. Lo metieron en el ataúd, lo depositaron en la tumba
y se cerró la entrada con piedras y cemento, después de haber
sellado el ataúd. Los hábitos cambiados se los dieron al
postulador de la causa para que cuidara de ellos, lo mismo que
cierta cantidad de tierra mojada con el plasma emanado del
cuerpo. En agosto de 1950 reabrieron la tumba. El examen se
desarrolló delante de una comisión de clérigos: el obispo Pablo
Aql, el postulador de la causa, padre Vicente Awad; el padre
Abdallah Nayem (más tarde obispo) y yo, superior general de la
orden, con mi consejo, sacerdotes y monjes, la comisión de
médicos, los mismos de la comisión anterior, más el doctor
Merched Jater, de la facultad de medicina de Damasco; un
médico armenio, venido especialmente de Egipto para el examen
del cuerpo; el médico Elías Al-Juri, ministro de Salud, por ése,
entonces, y otros. Estaba presente, también, el delegado del
prefecto, Kesruwan Tufiq Haider, acompañado del presidente de
- 213 -
la república, Vicente Lahud; la esposa del ex presidente de la
república, Señora Laura Juri, y otros. Después de haber prestado
juramento en la capilla, abrieron la tumba delante de estos
testigos y sacaron el ataúd. Entonces los médicos entraron en la
tumba. A la cabeza iba el doctor Merched Jater. Examinaron los
muros, los cuales encontraron secos y verificaron la hermeticidad.
Encontraron una secreción de color vino tinto sobre el costado de
los pies, debajo del ataúd. Abrieron el ataúd y vieron la casulla, el
colchón y las almohadas todos empapados del plasma emanado
de su cuerpo. Sobre la capucha había moho. El cuerpo se
conservaba siempre como antes, en sano estado. El médico
Teófilo Marón cortó un pedazo del pecho y lo metió en un frasco
de vidrio. Los de la comisión y los asistentes vieron supurar el
plasma por los cuatro lados del corte. Después le cambiaron las
vestimentas y la casulla, como también el colchón y la almohada.
Después de sellar el ataúd, lo volvieron a poner en la tumba, la
cual fue cerrada como antes. Se hizo un informe minucioso que
describía el examen, y fue firmado por los médicos y la comisión
clerical. Una copia se dejó en el ataúd y la otra se le entregó al
postulador de la causa. Ahora me acuerdo que cuando abrieron la
tumba, el 23 de abril de 1950, el sobre metálico donde metieron el
informe, estaba podrido y se desmoronó al tocarlo. Pero el
informe mismo, no estaba deteriorado sino apenas los bordes
untados del plasma, lo que le daba un color castaño” 1661.

6-Exhibición del cuerpo y visitas

“El traslado del cuerpo se llevó a cabo por decreto y decisión


de la Iglesia. Por ser el último traslado, se permitió su
exposición1662. Yo pedí permiso para besarle la mano, ya que
estuve a su servicio durante dos años, permiso que me fue
negado por el obispo Abdallah Nayem, delegado patriarcal,
alegando que “el ataúd estaba cerrado y ya no se podía abrir. La
tapa era de vidrio.

“El patriarca sirio católico, con algunos obispos, vinieron a


visitarlo, lo mismo que los obispos Nayem Aql y otros obispos
maronitas. El patriarca Antonio Arida vino para la celebración de la
misa, en el eremitorio, en la fiesta de San Pedro y San Pablo” 1663.
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“Las multitudes afluían, de todos los niveles sociales: grandes
y pequeños, analfabetas y cultos, cristianos y no cristianos del
Líbano, de los países árabes, de Europa, de América y de los
cuatro ángulos del mundo. Una gran parte de visitantes estaba
aquejada de diferentes enfermedades; enfermos que tenían
necesidad de auxilio y ayuda divinos. Vinieron también dos
cardenales: Tabuni y Agayanián, y una cantidad de sacerdotes,
como también el presidente Asunción Al-Juri, ministros, diputados,
hombres de Estado1664, de todas las confesiones: cristianas y no
cristianas1665. Los grupos no cesaban de acudir a su tumba, en
especial los domingos y días festivos, impulsados por su creencia
en la santidad del padre Chárbel y la eficacia de su intercesión,
tras el gran número de sanaciones que se siguieron. No creo que
haya otro motivo humano para impulsar a las gentes a venir a
visitar su tumba”1666.

Q: La imagen de Chárbel

1-Tetimonio del hermano Elías Nuhra de Edde

“El lunes, 8 de mayo de 1950, fiesta de San Juan Evangelista,


patrono de nuestra congregación de Misioneros Libaneses, me
dirigí, por orden del prefecto de la Escuela de los Apóstoles, en
Jounieh, el padre José Merhi (futuro obispo), a visitar el convento
de San Marón, en Annaya, con los padres Pedro Chalhub,
Sassine Zaidan, los hermanos profesos, los novicios, los
escolásticos y los empleados. Éramos cuarenta personas. Nos
fuimos en un bus de la escuela. Llegamos al medio día, visitamos
la iglesia, la tumba del padre Chárbel y el convento. Había una
muchedumbre, y numerosos enfermos. Las oraciones en la iglesia
no se interrumpían. Las multitudes participaban de los oficios con
fe y fervor. Por nuestra parte, visitamos la capilla de San Marón.
Después visitamos al Santísimo Sacramento. Después de eso,
una parte de nosotros subimos al eremitorio de San Pedro y San
Pablo. Allí me dio por tomar una foto a algunos hermanos que
estaban conmigo: el novicio José Antonio de Abrín; a su derecha,
el hermano escolástico Juan Gosen de Der Baachtar; detrás,

- 215 -
había un árbol adyacente al eremitorio; a su derecha, el hermano
Pablo Azbek de Qartaba; sentado, delante de él, el padre Elías
Abi Ramia de Ehmej, responsable del eremitorio. La foto fue
tomada con una cámara “Kodak Broni”. El 9 de mayo hicimos
desarrollar la película… y, he aquí, que delante de José Challita,
apareció la imagen de un monje venerable, al que se le veía la
cabeza, la barba blanca, calada su capucha, su mano derecha
con los dedos ennegrecidos, como los de una momia. Tenía como
un cuerpo transparente, vestido con el hábito monacal, negro,
como los monjes libaneses. Detrás de él, las piedras y la hierba
de la tierra se veían a través de su cuerpo, como si el monje
colocado delante de esos objetos fuera de vidrio. Se podía ver al
lado de José Challita, debajo de la barba del monje, hasta la
rodilla. El monje, por su tamaño parecía arrodillado. En un primer
plano, adelante, estaban los dos jóvenes. Detrás, de pie, en un
segundo plano, su capucha y su cuerpo transparente” 1667.

2-El testimonio de José Challita Antonio

“Visité el eremitorio del padre Chárbel, el 8 de mayo de 1950.


Los visitantes de la congregación de Kreim, me preguntaron si
quería una foto con ellos. No tuve inconveniente. Me puse de pie,
con los brazos cruzados. Inmediatamente apareció un monje
delante de mí, y me dijo: “Yo quiero fotografiarme con ustedes;
me voy a poner delante de usted”. El hermano Elías Nuhra
tomó la foto. De repente, el monje desapareció. Después que
desarrollaron la película, el monje, al que yo solamente vi,
apareció en la foto. Los que lo conocían dijeron que era el padre
Chárbel. El testimonio fue dado el 5 de noviembre de 1073” 1668.

3-Testimonio de los que lo conocían

“El postulador de la causa, el padre Vicente Awad, mostró la foto


a las siguientes personas: A Eliseo Nakad, hijo de Rosa, la hija de
Juan que era hermano del padre Chárbel; al hermano Jorge
Nehemtallah de Lehfed; al padre Elías de Mechmeche; al padre
José de Ehmej; al hermano Pedro Jalife de Maifuq; al hermano
Pablo Yunnan de Mechmeche; al padre Antonio Nehme y al padre
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José Saad Juri de Mechmeche. Todos ellos conocieron al padre
Chárbel cuando estaba vivo, y todos certificaron, bajo juramento,
que el de esa foto era el padre Chárbel 1669. La señora Nohad Al-
Chamy, dijo: “Ésa es la imagen del padre Chárbel” 1670.

4-El superior general, Ignacio Al-Tannuri

“Ampliamos la foto del padre Chárbel y recogimos como otras


treinta fotos de antiguos monjes de la Orden. Después fuimos
donde el padre Al-Tannuri y le pedimos que si podía identificar a
cada uno de los de la foto. Al llegar a la del padre Chárbel, la
contempló, luego la acercó y, un momento después, le corrieron
abundantes lágrimas de los ojos. La besó, mojándola con sus
lágrimas. Nosotros estábamos convencidos de que era la foto
milagrosa del padre Chárbel, aparecida en la toma del fotógrafo.
Le preguntamos: “Padre, ¿es que esa foto le recuerda algún
pariente suyo, puesto que lo ha conmovido tanto? Respondió
sollozando como un niño: “No, es la foto del padre Chárbel. ¿De
dónde la sacaron? Él nunca fue fotografiado en su vida” 1671.

R: Derramaré mi espíritu (Act. 2, 17)

1-Curación de un enfermo y de una paralítica

“Cuando abrieron la tumba, el 22 de abril de 1950, vi en el


corredor a un joven de Maifuq, llamado Emilio Pedro, que se
apoyaba en dos muletas a causa de una enfermedad en la rodilla.
Le dije que pidiera la intercesión del padre Chárbel. Mientras
nosotros estábamos en la iglesia para examinar el cuerpo,
escuchamos aplausos y algarabía. Era que el joven había sanado
de su enfermedad. También supe de un hombre de Bmariam, se
me escapa su nombre, que trabajaba como telefonista. Había
venido de visita al convento de Annaya, justo el día del examen
del cuerpo. Como no pudo entrar en la tumba, se contentó con
pasar su sombrero sobre el muro, como para que le sirviera de
reliquia. Luego regresó a su pueblo. Su sobrina, paralítica, y sus
padres, sabiendo que estuvo visitando la tumba del padre

- 217 -
Chárbel, le preguntaron si había traído alguna reliquia. Él les dio
el sombrero que había pasado sobre el muro. Frotaron con él a la
paralítica, y se sanó y caminó”1672.

2-Les llegaron hasta el fondo del corazón (Act. 2, 37)

“Las multitudes afluían y venían, especialmente después del


examen, para visitar la tumba, de todas las confesiones, gentes
sencillas, gobernadores y trabajadores, todos con el ánimo de
sanar de sus enfermedades y la de sus enfermos y de
enfermedades crónicas. Pero el gran milagro fue el que, decenas
de ellos, alejados de los sacramentos, en especial del de la
reconciliación, desde su visita a la tumba, los invadía el fervor y el
arrepentimiento, y con lágrimas se acercaban a la confesión.
Muchos se han mantenido firmes en su arrepentimiento hasta
ahora”1673.

3-Sanación de un paralítico (Mc. 2, 1.20) y de una hemorroisa


(Mc. 5, 25-34)

“Un soldado de Zahle que tenía una enfermedad cardíaca y


fracturas en la columna vertebral, fue sanado después de
confesarse y recibir la comunión, gracias a la intercesión del
padre Chárbel.

La cuñada del padre Lattuf Al-Andari estuvo aquejada de una


hemorragia durante dos años, y estuvo a punto de morir. Sanó por
la intercesión del padre Chárbel “1674.

4-Una curación de reumatismo

“Nehme José Abraham, uno de los colonos asociados del


convento de San Marón, fue atacado de reumatismo, en 1941, a
la edad de cinco años. Los médicos consultados dijeron que se
necesitarían muchos años para sanar del mal. Su mamá recurrió
a la intercesión del padre Chárbel y pidió una reliquia de su
tumba. Yo le entregué una telita y agua con la que habían lavado
- 218 -
sus hábitos. Ella mojó la telita en esa agua y la pasó por las
articulaciones del niño. Al momento comenzó a moverse. Al día
siguiente ya estaba bien del todo. Yo vi a este niño antes y
después de la curación”1675.

5-Al paso del Señor, Jesús

“Yo, personalmente, fui a la montaña de Biblos. Era


maravilloso el espectáculo. Decenas de autobuses, centenares de
automóviles trasportando multitudes. Eso me hizo pensar en la
muchedumbre que, hace dos mil años, se precipitaba detrás del
Señor, Jesús. ¡Es una escena que da la impresión de una fe
profunda! Los milagros de conversión que se realizan, sobrepasan
a los de sanación corporal”1676.

6-Jesús está vivo

Más de 500 milagros de sanación, algunos de ellos de suma


notoriedad física permanente, como el caso de la señora Nohad
Al-Chami y el señor Raimundo Nader, están señalados en los
registros del convento de Annaya, sin contar las decenas de miles
en el Líbano y en el extranjero que no figuran en los registros. El
punto importante en la obra del alma es la conversión. Así, el
santuario del padre Chárbel se considera, entre los santuarios
internacionales, como uno de los que atrae a los pecadores a la
penitencia y a la reconciliación con Dios, lo que lleva al alivio de la
conciencia. Jesús está siempre vivo. Él sana las heridas de la
humanidad sufriente. Él perdona los pecados que causan la
muerte ineludible, y les da la vida eterna.

Conclusión

“¡Frente a esta cantidad de testimonios, el lector sagaz no


puede no anonadarse profundamente delante de este santo,
maravillándose de su vida y después de su muerte! Puede ser
que no seamos capaces de imitarlo ni de llegar a la altura de la

- 219 -
práctica de sus virtudes, pero no deja de atraernos fuertemente al
amor de Dios y del prójimo, en la medida de la posibilidad de cada
uno de nosotros, y según la vocación particular a la que Dios nos
haya llamado, repitiendo con fe y devoción: “¡Oh Dios, tú eres
maravilloso en tus santos”!1677.

Los testigos

1. Ignacio Daguer Al-Tannuri, superior general. Pronunció sus


votos en el convento de Naameh el 8/10 de 1896 1678. Fue ordenado
sacerdote el 25/3 de 18931679. Elegido superior general para los
períodos de 1913 a 1929. Se ocupó de la causa de canonización de
los santos Al-Hardini, Chárbel y Raquel, ante la Santa Sede, en
1925. Hombre virtuoso1680. Empeñó las propiedades de la Orden al
Estado francés, por un millón de francos, durante la Primera Guerra
mundial, para alimentar a los hambrientos. Hizo muchos milagros
durante su vida. Antes de morir1681, dijo: “Conocí, personalmente, al
padre Chárbel, en su eremitorio, supremamente bien 1682. Murió el
14/2 de 19571683.

2. Ignacio Hunan de Mechmeche, sacerdote. Pronunció sus votos


en 18711684: “Tengo 74 años1685. Conocí al padre Chárbel antes de
que yo entrara a la Orden, pues yo ayudaba las misas del padre
Elías de Mechmeche, cuando apenas tenía 12 años. Después de
terminar mi noviciado en el convento de Kozhaya, pasé cierto tiempo
en el convento de San Marón, donde traté mucho con él; y con él
rezaba el rosario. Él fue mi director espiritual hasta su muerte” 1686.
Murió el 22/9 de 19301687.

- 220 -
3. Efrén Nakad, sacerdote. Pronunció sus votos en el convento de
Annaya, en 1874. Fue ordenado sacerdote en 1880 1688. “Soy
ermitaño en el eremitorio de Kozhaya. Tengo 76 años 1689. Cuando
entré de monje, en el convento de San Marón, en Annaya, el padre
Chárbel era ya sacerdote y miembro de la comunidad. Allí pasé dos
años y medio. Después tomé el hábito” 1690. Murió en el eremitorio de
San Pablo-Guebta1691.

4. Elías Abi Ramia de Ehmej, sacerdote. Pronunció sus votos en el


convento de Kozhaya, en 1896. Fue ordenado en 1898 1692. “Tengo 55
años1693. Mis padres tienen tierras cerca del eremitorio, y desde niño
iba allí, donde lo conocí. Yo tenía como seis años cuando conocí al
padre Chárbel. Y como yo era hijo único, mis padres me enseñaron a
leer muy temprano. Frecuentemente iba al eremitorio para ayudarle
la misa al padre Chárbel. Lo conocí durante 17 años 1694. Después
volví a ese convento para pasar tres años, antes de su muerte” 1695.
Murió el 21 de marzo de 19671696.

5. Elías Abi Gosen Al-Mahrini, hermano. Pronunció sus votos en


el convento de Annaya, el 25/12 de 1871 1697. “Tengo 80 años1698. Lo
conocí hace 60 años, pues cuando entré al convento de San Marón,
en Annaya, él era ya sacerdote. Con él rezaba el rosario. Allí vivimos
juntos como 30 años”1699. Murió en el convento de Kfifane, el 19 de
diciembre de 19321700.

6. Antonio Alwan de Aito, sacerdote. Pronunció sus votos el 8/1


de 18981701. “Tengo1702 45 años. Conocí al padre Chárbel en el
convento de San Marón1703, pues yo comencé mi noviciado hacia
1896. Después me quedé allí un segundo año como profeso.
Después de mi profesión me sentía mal y cansado. Entonces el
superior me permitió hacer la convalecencia en el convento de
Yebbe1704, quedando, canónicamente, destinado al convento de San
Marón, al que volví a principios de 1899, si mal no recuerdo. Poco
después de la muerte del padre Chárbel 1705, su cuerpo fue retirado de
la tumba, estando yo presente1706. Oí hablar muchas veces de él,
entre otros, al hermano Francisco de Mechmeche 1707. Muerto el 21/1
de 1960, en el convento de Ydaide1708.

- 221 -
7. Antonio de Hsarat, sacerdote. “Soy ermitaño en el eremitorio
de Annaya. Tengo1709 unos 60 años”1710. Fue ordenado sacerdote el 4
de mayo de 1896. Después de la autorización del superior, entró en
el eremitorio de Annaya, donde pasó 26 años. Avisó a su superior de
su muerte, tres días antes. Antes de entregar su alma al Creador,
dijo: “Ha llegado la hora”. Murió el 12 de febrero de 1946 1711.

8. Antonio Chebli, sacerdote de Maifuq, Biblos. Pronunció sus


votos en el convento de Kfifane, el 2/5/1920 1712. “Tengo 61 años1713.
No conocí, personalmente, al padre Chárbel. Pero desde 1921 me
ocupé de reunir información sobre su vida, de las gentes que lo
habían tratado y frecuentado y en quienes yo tenía plena confianza.
Y aunque mi trabajo no tuviera un carácter oficial y los testimonios no
fueran bajo juramento, les advertí de la importancia de su testimonio.
Ellos aseguraron que no decían más que la verdad 1714. Murió en el
convento de Nuestra Señora del Socorro, el 18/12/1964 1715.

9. Antonio Nehme de Lehfed, sacerdote. “Tengo 77 años1716.


Conocí, personalmente, al padre Chárbel, en 1895, año en que yo
era escolástico en el convento de San Cipriano, en Kfifane. Después
de sufrir una herida y que la llaga supuraba, los superiores me
mandaron al convento de San Marón para ser tratado por uno de
nombre Antonio Al-Uwaini que recibía enfermos, pese que él no
había hecho estudios de medicina. Fui tratado por él durante 40 días,
durante los cuales yo veía al padre Chárbel en su eremitorio, cerca
del convento y, a veces, en el convento mismo, donde él venía para
ocuparse de ciertos trabajos, sobre todo, en la elaboración del pan,
durante la cuaresma. Después volví al convento de San Marón para
pasar los meses de agosto y septiembre de ese mismo año, cuando
lo conocí mejor. Más tarde, tuve la ocasión de hacerle una visita en el
convento y en el eremitorio y de hablar con él. Y oí, también, hablar
de él1717. Murió en el convento de Nuestra Señora el 5/12/1968 1718.

10. Bernardo Helu de Ehmej, sacerdote. Pronunció los votos en


1895 y fue ordenado sacerdote en 1906 1719. “Tengo 47 años1720.
Conocí al padre Chárbel en el eremitorio, cuando yo era escolástico
y venía a vacaciones de verano al convento de San Marón. Subía al
eremitorio y le ayudaba la misa. Yo escribía textos antiguos de San
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Antonio y San Cipriano, a manera de escapularios, para los
ermitaños. En ese monasterio pasé vacaciones de verano durante
cuatro años, en vida del padre Chárbel1721. Murió el 5/6/19421722.

11. Pedro Jawad de Mechmeche, hermano, al que llamaban el


ermitaño1723. Pronunció los votos en el convento de Kozhaya, en el
año de 18961724. Vivió con San Chárbel unos dos años1725. Sobre
todo, vivió con él un mes en Kesruwan 1726. “Tengo unos 60 años1727.
No sé leer ni escribir; sólo el rezo del oficio divino y leer las epístolas
en karchuni (escritas con letras siríacas). Conocí al padre Chárbel en
el eremitorio de San Pedro y San Pablo, cerca del convento de San
Marón, donde estuve en calidad de hermano converso, para hacer
los trabajos que me mandara la obediencia, ya sea en el campo o en
el viñedo o, bien, en el convento. Conocí al padre Chárbel cinco años
antes de morir. Yo iba al eremitorio para participar y ayudarle la misa,
hacia el medio día. O, bien, para hacerle una visita y participar en
sus rezos. También lo veía cuando yo trabajaba en el viñedo del
eremitorio; y lo veía en el convento cuando él iba allí 1728. Después de
la muerte del padre Chárbel, la obediencia me mandó vivir en el
eremitorio para ayudar al padre Macario que vivió con el padre
Chárbel 30 años. Él me habló de las virtudes de este hombre
justo”1729. Murió el 17/9/1942, a la edad de 82 años 1730.

12. Pedro Damián de Mechmeche, sacerdote. “Tengo 78 años1731.


Conocí al padre Chárbel un año antes de su muerte, al siguiente día
de mi llegada al convento de San Marón. En ése, entonces, él estaba
en el eremitorio de San Pedro y San Pablo. Fui algunas veces al
eremitorio. Los que lo han conocido me hablaron de él, entre otros, el
padre Elías de Mechmeche y el padre Antonio de Mechmeche 1732.

13. Pedro Al-Juri Juan de Mechmeche, sacerdote. Pronunció los


votos en el convento de Kozhaya, en 1896, y fue ordenado sacerdote
en 19031733. “Tengo 51 años1734. Conocí, personalmente, al ermitaño,
cuando yo era todavía hermano. Más tarde fui sacerdote de este
convento, cinco años antes de su muerte” 1735. Murió en el convento
de Yrabta, en 1967, a la edad de 91 años 1736.

14. Pedro Antonio Moisés. Se casó el 6 de noviembre de


1883 . “Tengo más de 70 años1738. Yo era un joven de 15 años
1737

cuando comencé a aprender zapatería con el hermano Francisco de


- 223 -
Borachtar1739, el hermano zapatero del convento. Viví diez años en
este convento, donde el padre Chárbel estuvo todo este tiempo.
Cuando entró al eremitorio, yo me fui para mi casa de Uwaini que
distaba a un cuarto de hora del eremitorio, a pie. Desde entonces,
iba todos los días para participar en la misa del padre Chárbel. Dejé
a Uwaini cuatro años antes de su muerte. Durante este tiempo no iba
al eremitorio sino para la misa de los domingos1740.

15. Pedro Daher: “Vivo en este convento desde la edad de 13


años. Era el encargado de las vacas y de las cabras. Después fui
mulero y, más tarde, colono asociado, residente cerca del convento.
Soy un vecino permanente. Fui nombrado cuidandero de las
propiedades del convento”1741.

16. Pedro Elián de Mechmeche, hermano. Pronunció los votos el


21/5/19151742. “Maronita. Tengo 26 años1743. Desde hace dos años y
medio soy sacristán y el que atiende las visitas ”1744. “Muerto en el
convento de Nuestra Señora del Socorro, el 13/12/1954” 1745.

17. Pedro de Maifuq, hermano. “Tengo 66 años1746. Viví en el


convento de Annaya dos años antes de la muerte del padre Chárbel
y un año después de su muerte”1747.

18. Pedro Saliba Sibrini. Pronunció los votos en el convento de


San Moisés, en 1895. Fue ordenado sacerdote en 1904 1748. “Tengo
49 años1749. Tenía entre doce y trece años cuando conocí al padre
Chárbel. Yo vivía en Kfarbaal, y soy hijo de uno de los colonos
asociados del convento. Algunas veces iba al eremitorio para asistir a
las misas. Después me quedé en el convento como trabajador. Yo lo
veía trabajar en la elaboración del pan. Me quedé en el convento
durante tres años, antes de entrar en la Orden. Después me ausenté
tres años para volver, luego, por un año. Desde que comencé mis
estudios de teología, volví allí para las vacaciones de verano ”1750.
Muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro en 1945 1751.

19. Pablo de Lehfed, hermano: “Viví en este convento como unos


19 años. Antes de comprometerme con la Orden, pasé allí más de 10
años, como trabajador. Supe de la muerte del padre Chárbel en la
víspera de Navidad de 1898, lo que me dejó afligido. En este
convento yo ayudaba al padre Antonio de Mechmeche” 1752.
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20. Pablo Majluf, sacerdote: “Soy el cura párroco de la parroquia
del Bqaakafra. Tengo 53 años1753. Oí hablar del padre Chárbel, pues
era mi tío. Es decir, mi papá y el padre Chárbel eran hermanos de la
misma madre. Él era de nuestra aldea, Bqaakafra, de nuestra familia
Majluf y de nuestra comunidad maronit”1754.

21. David Gabriel David: “Tengo 44 años1755. Muy joven frecuenté


el eremitorio, durante cinco años. Iba allí una o dos veces por
semana; algunas veces cada mes, cuando los ermitaños me
llamaban para copiarles libros espirituales y hacer los escapularios
de santos, pues yo tenía buena caligrafía en karchuni (árabe escrito
en caracteres siríacos), cuando apenas tenía quince años. En esa
ocasión yo ayudaba la misa1756.

22. Gabriel Marón Gabriel, cura párroco: “Tengo 70 años1757, soy


sacerdote célibe. Mi testimonio presenta dos aspectos: uno, de mi
conocimiento personal; el otro, de lo que he sabido de él. Por mi
parte, lo conocí durante tres años, a la edad de los diez a los trece
años. Iba al eremitorio con mis amigos llevando los gusanos de seda
para pasar allí el invierno, ocasión que me permitió ver al padre
Chárbel1758.

23. Jorge Emanuel Sassine: “Tengo 45 años1759. Desde joven


estoy en el convento. Para ése, entonces, el padre Chárbel estaba
ya en el eremitorio. Al comienzo yo residía allí como trabajador.
Después de mi matrimonio no dejé de ir allí, como obrero, siendo un
colono asociado del convento1760. Conocí al padre Chárbel como
ermitaño, doce años antes de su muerte. Yo pasaba la mayor parte
de mi tiempo en el convento. Muy a menudo, el superior me
encargaba de llevar cosas al eremitorio donde, algunas veces,
asistía a su misa y lo veía trabajar en el viñedo. Algunas veces comí
con él”1761.

24. Juan Antonio Al-Jaisi: “Soy de Bqaakafra, maronita, casado,


analfabeta, piadoso y trabajador. Tengo 70 años 1762.No conocí,
personalmente, al padre Chárbel, pero oí hablar de él a los
habitantes de Bqaakafra, a los más viejos que yo, y también a los
que son de mi misma edad, y al cura párroco, Rafael Nade, que
estuvo un tiempo en nuestra parroquia. Todos ellos hablan de su
- 225 -
vida, entes y después de entrar en la Orden, hasta su muerte. No
hay ningún parentesco entre mi familia y la suya. Solamente él es de
mi misma aldea”1763.

25. Juan Najle Al-Hussaini: “Tengo 67 años1764. Cuando mi tío, el


padre Abdel Ahad Al-Hussaini, era el superior en el convento San
Sergio y Baco, en Qartaba, yo le ayudaba la misa. Hice muchas
visitas al convento de Annaya, donde veía siempre al padre
Chárbel”1765.

26. Juan Abdu Al-Yayi, sacerdote. Pronunció los votos en el


convento de Naame, en 18891766. “Tengo 60 años1767. Conocí al padre
Chárbel desde hace 41 años, pues yo estaba en ese convento como
ayudante del superior, el padre Emanuel Al-Yayi 1768. En ese tiempo, el
padre Chárbel estaba ya en el eremitorio de San Pedro y San Pablo.
Lo visitaba para copiarle algunas oraciones. Después entré en la
Orden para hacer el noviciado en ese mismo convento, donde me
quedé un año más, durante el cual visitaba al padre Chárbel. Lo que
yo sé de él está basado en mi experiencia personal. Después, lo que
sé, lo oí de mis hermanos, los monjes, que lo visitaron durante largo
tiempo, hasta su muerte”1769. “Murió en Nuestra Señora del Socorro,
en 19301770.

27. Hawchab Tedros Challita Naakad: “Mi mamá, Rosa, era hija
de Hawchab Majluf. Su mamá, Galia, era hija de Juan, que era
hermano del padre Chárbel de Bqaakafra, aldea natal del padre
Chárbel. Soy maronita, de 66 años 1771. No lo conocí,
personalmente, pero sí por el lado de su hermano Juan, abuelo de
mi mamá. También conocí al padre Rafael Challita Naakad, al
padre Efrén Naakad, de la Orden Libanesa Maronita y al
sacerdote Pablo Majluf, pues todos ellos conocieron al padre
Chárbel, y me han hablado de él”1772.

28. Roque Al-Juri de Mechmeche, sacerdote. Pronunció los votos


en el convento de Naame, en 1888. Fue ordenado sacerdote en
19001773. “Tengo 51 años1774. Conocí al padre Chárbel en el
eremitorio, cuando yo era todavía seminarista, y venía en las
vacaciones de verano al convento de Annaya, lo que me permitía
visitar el eremitorio”. Murió en 1937, en el convento de Nuestra
Señora del Socorro”1776.
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29. Sebastián Antoni Moisés, conocido bajo el nombre de Uwaini.
“Fue confirmado el 19 de junio de 1867 1777; casado el 24 de
febrero de 1889”1778. “Tengo 68 años1779. “Lo conocí,
personalmente, hacia el año 1869 y hasta su muerte, en 1898. Fui
al convento de San Marón para ayudar al tío de mi papá, el padre
Iklinos, ya anciano. También ayudé en la cocina al hermano
Francisco de Mechmeche, durante dos años. El padre Chárbel
estaba en ese convento. Viví permanentemente con él y los
demás monjes, ayudando en el comedor. Me sacaron de la
despensa para ir a ayudar al padre Elías de Mechmeche, durante
ocho años, tiempo en el cual el padre Chárbel residía siempre en
el convento. Todos los domingos y los días de fiesta iba al
eremitorio para asistir a la misa. Algunas veces me confesaba con
él. Mantuve este ritmo unos 18 años, hasta su muerte” 1780.

30. Simón de Ehmej, sacerdote. Ermitaño en el eremitorio de


Maifuq. Pronunció los votos el 17 de enero de 1874. Fue
ordenado sacerdote el 26 de febrero de 1887 1781. “Tengo 74
años1882. Conocí al padre Chárbel antes de entrar yo en la Orden,
cuando él acompañaba a los monjes del convento de San Marón
para participar en los funerales. Después, una vez ya en la Orden,
viví 16 años en el convento de San Marón, cuando el padre
Chárbel había entrado ya en el eremitorio. Lo veía a menudo y lo
acompañaba en el eremitorio, pues yo era el encargado de
hacerle compañía cuando el superior lo necesitaba para alguna
misión espiritual”1783. “Murió el 15 de junio de 1933”1784.

31. Simón Jorge Gata de Biblos: “Yo era cantero. Tengo 75


años1785 y soy maronita. Leo y escribo bien y soy piadoso” 1786.

32. Chebli José Fayad Chebli: “Soy maronita de Maifuq. Tengo 85


años1787. Conocí al padre Chárbel durante dos años y medio,
cuando él era ermitaño. Durante ese período estuve ayudándole
al superior del convento de San Marón, el padre Emanuel Al-Yayi.
También los que lo han conocido me hablaron de su vida, entre
otros, mi suegro Juan Marón de Maifuq, mi papá José Fayad
Chebli y Jalil Bu Richa de Maifuq”1788.

- 227 -
33. Aziz Juan Al-Chidiaq. Nació en 1919, registro No. 33 de
Bcharri, residente en Jalidie (durante el invierno). Era encargado
de los venían de la iglesia de Nuestra Señora de Jalidie 1789.

34. Aida Chidiaq: “Nacida en Jalidie, registro No. 34 de Bcharri.


Oyó contar a su mamá, fallecida a los 85 años, hace un lustro.
Ella era de la familia Chidiaq, de la rama de los Al-Juri, origen de
la mamá de San Chárbel, según se lo contó su papá, que lo oyó
de su abuelo”1790.

35. Iid Challita Naakad: “Soy de Bqaakafra, maronita, de 46


años1791. El padre Chárbel era el tío de mi mamá1792.

36. Fuad Alejandro Al-Juri, alcalde de Aley:”Tengo 46 años1793.


Soy de Ehmej. No conocí, personalmente, al padre Chárbel. Mi
papá me habló muchísimo de él, pues lo visitaba y se confesó con
él, al menos siete u ocho veces. También oí hablar de él a los
habitantes de la región que lo conocieron. Entre otros, de los que
obtuve información, puedo citar a mi tío, el doctor Nayib Beik Al-
Juri que atendió al padre Chárbel hasta su muerte; A Sebastián Al-
Uwaini, que practicaba la medicina sin haberla estudiado; al padre
Miguel Abi Ramia; a José Sebastián Jalife, todavía vivo, y a mi
mamá1794.

37. Francisco Paz Al- Sokhn, de Qartaba, hermano. Pronunció


los votos en el convento de San Moisés, en 1893 1795. “Tengo 54
años1796. Conocí al padre Chárbel cuando él estaba en el
eremitorio, dos años antes de su muerte. Yo era el encargado de
la sacristía y de los visitantes. Cuando él murió, yo estaba aquí, y
ayudé a cuidarlo durante los últimos seis días de su enfermedad.
Estuve presente cuando murió y participé en sus funerales.
Después me encargaron la responsabilidad del cuarto donde fue
depositado su cuerpo, y ocuparme de los peregrinos que venían a
solicitar su intercesión. Un año y medio duré en ese servivio” 1797.
“Murió en el convento de Qartaba, en 1933” 1798.

38. Francisco Saliba Al-Sabrini, sacerdote. “Pronunció sus votos


en el convento de Naame, en 1888, a la edad de 18 años. Fue
ordenado sacerdote en 1904” 1799. “Tengo 58 años1800. Conocí al
ermitaño en el convento de Annaya, 13 años antes de su
- 228 -
muerte”1801. “Falleció en 1933, en el convento de Nuestra Señora
del Socorro”1802.

39. Luis Blaibel. sacerdote. Pronunció los votos en el convento de


Naame, en 1888. Fue ordenado sacerdote en 1890 1803. “Tengo 57
años1804. La primera vez que vi al padre Chárbel fue en 1889,
cuando yo era seminarista en Maifuq. Y, después, en 1895,
cuando fui secretario del padre general, Martín Al-Daruni” 1805.
“Falleció en el convento de Bharsaf, en 1938” 1806.

40. Marón Daher Abbud: “Tengo más de 60 años1807. Soy colono


asociado del convento, y vivo muy cerca. Yo venía al convento
para asistir a la misa los domingos y días de fiesta, y para ayudar
a los monjes en el trabajo. Conocí al padre Chárbel en el
convento, 15 años antes de entrar en el eremitorio. Después
continué viéndolo allí”1808.

41. Benito Tabet, sacerdote, hijo de José Tabet, de Deir Al-Qamar.


“Tengo 80 años1809. Estoy en la Orden desde hace 64 años. He
escrito unas 40 obras. Mis informaciones sobre el padre Chárbel
vienen, en parte, de mi conocimiento personal y, en segundo
lugar, de lo que escuché a otros de él. Lo conocí entre los años
1893 y 1895, es decir, ni antes ni después de esas dos fechas, sin
poderlas detallar más. Hablé con él en el eremitorio de San
Marón, en Annaya, impulsado por mi deseo de conocer los
ermitaños de mi Orden”1810. “Falleció el 14/5/1964”1811.

42. Miguel Abi Ramia, sacerdote secular. “Soy sacerdote


maronita, de Ehmej. Tengo 54 años1812 y soy el cura párroco de la
parroquia de Ehmej. Tenía nueve años cuando comencé a
frecuentar el eremitorio, cerca de mi casa, a un cuarto de hora, a
pie”1813.

43. María, viuda de José Chamún: Soy de Mechmeche y tengo


60 años1814. Soy maronita, analfabeta y piadosa1815. En mi juventud
venía con mis familiares de Ehmej para asistir, los domingos y
días de fiesta, a la misa del eremitorio. A menudo participábamos
de la misa del padre Chárbel1816.

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44. Moisés Antonio Moisés: “Soy de Ehmej, maronita, de 78
años1817. Viví siempre en el convento, trabajando en sus
propiedades, con los monjes. Conocí al padre Chárbel en el
convento, antes de entrar en el eremitorio. Después, él fue
ermitaño”1818.

45. Natividad, viuda de Antonio Chehade: “Soy maronita y


piadosa, de la aldea de Annaya, de 67 años 1819 y analfabeta. Me
ocupo de mi casa”1820.

46. Nehemtallah de Mechmeche, sacerdote. Ordenado en


18911821. Conocí al ermitaño en el eremitorio de este convento. Lo
visitaba a menudo, pues yo fui miembro de la comunidad 15 años;
es decir, yo estaba en el convento cuando su muerte 1822, y
participé en sus funerales”1823. “Falleció en el convento de Nuestra
Señora del socorro, en 19401824.

47. Rosa Hawchab Antonia Majluf: “Mi mamá era Galia Juana
Zaarur Majluf. Tengo 87 años 1825. El padre Chárbel era tío de mi
mamá; es decir, él era hermano de su papá1826.

48. José Abrahán Al-Hasruni, sacerdote. “Pronunció los votos en


el convento de Annaya, el 20/3/1898. Fue ordenado sacerdote en
1904”1827. “Tengo 49 años1828. Frecuenté al padre Chárbel durante
dos años, del 12 de noviembre de 1896 hasta el 4 de noviembre
de 1898, en el eremitorio de San Marón, en Annaya, cuando yo
era novicio y, después, monje. Cada vez que la oportunidad se
presentaba, pedía permiso para ir donde el padre Chárbel, al
eremitorio de San Pedro y San Pablo. Cuando él veía mi deseo de
compartir con él su oración, me llamaba y comenzábamos a rezar
el rosario, o hacer la visita al Santísimo Sacramento. Algunas
veces le ayudaba la misa” 1829. “Falleció en el convento de Jrabta,
en 1961, a la edad de 80 años”1830.

49. José Elías Bu Salomón: “Conocí al padre Chárbel durante


mucho tiempo, cuando estuve en ese convento. Después, en el
eremitorio, hasta su muerte. Tengo 65 años 1831, y pasé más de 55
años al servicio de los monjes”1832.

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50. José Abi Yunes de Ehmej, sacerdote. “Pronunció los votos en
1893 y fue ordenado sacerdote en 1905” 1833. “Tengo 54 años1834.
Conocí al padre Chárbel antes de yo entrar a la Orden. Lo
frecuenté alrededor de diez años. Después fui monje en la
comunidad de San Marón, cuando él era ya ermitaño en el
eremitorio de San Pedro y San Pablo”1835. “Falleció el
30/8/1962”1836.

51. José Sebastián Jalife: “Tengo 70 años1837. Conocí al padre


Chárbel unos cuatro años, como ermitaño”1838.

52. José Andari Al-Juri, sacerdote. Pronunció los votos en el


convento de San Moisés, el 15/10/1893 y fue ordenado sacerdote
el 13/4/18971839. Tengo 57 años1840. En 1899 viví en el convento de
Annaya, desde comienzos de abril, durante dos años y ocho
meses, sin interrupción. Fui encargado de cuidar el cuerpo del
padre Chárbel después de su exhumación. En el momento de su
entierro yo no conocía el estado de su cuerpo, ni tampoco cuando
su exhumación, llevada a cabo 15 días antes de mi llegada” 1841.
“Falleció en el convento de Nuestra Señora del Socorro, en
1948”1842.

- 231 -
Referencias
1 Ver Fuentes
2 Ver Fuentes y Referencias
3 En los libros del tiempo litúrgico, es decir, el breviario, libro de fiestas, Tiempo de
Navidad, del Bautismo, de la Semana Santa, la Resurrección, los Cultos y la visita al
Santísimo Sacramento.
4 P. Antonio Chibli, Causa de canonización de Chárbel, 1955. Pag.228.
5 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p.288.
6 Bachir II Alchehabi, el Grande.
7 Una aldea situada en Zgarta y Trípoli.
8 Ermitaño de Annaya, p.10.
9 Era la costumbre de los párrocos de Bqaakafra de inscribir en un registro, señalando el
año una sola vez, y para no repetirlo, decían:”En el mismo año”. De donde Chibli dedujo
que la muerte tuvo lugar en 1831, refiriéndose a la fecha del año siguiente de 1832;
pero puede ser que el deceso haya tenido lugar entre 1831 y 1833, antes del
matrimonio de su madre, pues la confusión de fechas en el registro de Bqaakafra era
una cosa habitual.
10 Registro No. 1, Bqaakafra, antes de la numeración, primera página rasgada.
11 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.288.
12 Testimonio de Ida, Aziz Chidiac y Habib Aarida.
13 Ebrio de Dios, p. 44
14 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 121.
15 Ver registro No. 1, Bqaakafra comienzo del registro de matrimonios y decesos.
16 Chibli dio su testimonio después de unos 35 años de averiguaciones. En su libro
Ermitaño de Annaya, no menciona las fechas de bautismo de sus hermanos. No
obstante, tuvo en cuenta el deceso de su padre y el nuevo matrimonio de su madre
porque los encontró. Pero a propósito de las fechas de bautismo de sus hermanos, es
imposible, pues el registro comenzó en 1830. Por otra parte, según Chibli, José, que es
el quinto hijo, nació en 1828. Entonces, ¿cómo podría encontrar la fecha de su
bautismo? Sólo queda pensar que Chibli lo olvidó.
17 Padre Antonio Chibli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 228.
18 Ebrio de Dios, p. 44.
19 Diario de Annaya, p. 8; Al Tannuri, p. 1; Rosa Majluf, Causa de la canonización de
Chárbel, 1955, p. 256.
20 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 8.
21 Registro No. 1 Bqaakafra, p. 2.
22 Ermitaño de Annaya, p11.
23 Registro No. 1, Bqaakafra, matrimonios y decesos.
24 Hasta el 25/10/1845, registro No.1, Bqaakafra, p.25S, se llamó siempre Lahud
Abraham; el 23/4/1851, Antonio (que era el hijo mayor de Lahud), tomó el nombre de
Antonio Al-Juri Abdel Ahad, registro No. 1, Bqaakafra, p. 28, lo que quiere decir que su
ordenación tuvo lugar entre las dos fechas.
25 Ermitaño de Annaya, p. 11.
26 No se menciona para nada al padre Abdel Ahad en el registro de Bqaakafra,, ni en el
de los bautismos, matrimonios y decesos, a excepción de tres decesos en la localidad
de Baalbek que él no presidió (registro No.1,Bqaakafra, matrimonios y decesos, p.113;

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parece que fue nombrado cura párroco de los habitantes originarios de Bqaakafra,
resientes de Baalbek, es decir, Deil Ahmar y aldeas vecinas.
27 Puede ser que su nuevo marido haya trabajado en Baalbek antes de su ordenación
sacerdotal, al menos en invierno. Así se explica que el bautismo de dos hijos haya sido
en Bqaakafra y por lo que no se haya mencionado el de su hija. Lo que llama la
atención es que no haya estado presente cuando la muerte de su esposo.
28 Testimonio de Artemio Nakad, de 96 años, manifestado a nosotros, en junio de 2006, en
Bqaakafra. Hasta nuestros días, la familia Zaaëter vive en Deir Al Aahmar, localidad que
limita con Chlifa. Son de la familia Majluf, de Bqaakafra.
29 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.
30 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 116.
31 Para más información sobre el ambiente de la aldea, en general: costumbres, trabajos,
habitación y problemas, ver a Adib Al Kassis, La aldea libanesa en el pensamiento de
Chicri Juri y Antonio Jayat, Líbano, 2001; y Anis Fraïha, La aldea libanesa, una
civilización en vía de desaparición, Líbano, Imprenta Jarrous, sin fecha.
32 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 288.
33 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 288
34 Ver registro No. 1, Bqaakafra.
35 Ver Guía de la gruta de San Chárbel.
36 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 288.
37 Al Tannuri, p. 2.
38 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119
39 Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 85.
40 Durante quince horas se desbordó el río de Abu Alí, cuyas aguas cubrieron el puente,
destruyeron la puerta de hierro (Bab Al Hadid) Asswaïqa, el matadero, el mercado Haraj,
Al Mahalla; atacó con rabia el barrio cristiano. Los comercios y los almacenes quedaron
sepultados; en todos los lugares llegó hasta el techo. Las casas, por la fuerza del oleaje,
se derrumbaron sobre los habitantes y sobre todo lo que contenían; las bestias, los
caballos, los asnos y los camellos se desbocaron; los sicomoros y los álamos fueron
arrancados de cuajo. Cada árbol tenía una cuarta de espesor. Hombres, mujeres y
niños encontraron la muerte en su fuga; los almacenes, con su contenido, fueron
averiados: muebles, objetos de cuero, colchones, cobijas, provisiones, oro, plata. La
pérdida se estimó en 3.000 sacos de oro (el saco equivalía a 500 piastras); las pérdidas
de los huertos, en comida, en los molinos y en árboles frutales pasaron de 2.000 sacos
de plata. Más de 100 mujeres murieron a causa del terror, cosa rara en nuestros días. El
agua se desbordó por encima del puente. Todo duró una media hora. Si Dios no hubiera
cuidado sus criaturas, todos hubieran perecido en el agua que arrastraba un barro muy
pesado y negro. Si la inundación hubiera durado todavía un cuarto de hora más, hubiera
afectado las dos terceras partes de la región; y si hubiera sucedido de noche, hubiera
aumentado las pérdidas. Sin la ayuda de Dios, el Omnipotente, nuestros cuerpos
hubieran perecido con los de los que encontraron la muerte. A Él la alabanza en todo
tiempo, ahora y por los siglos de los siglos. Amén (José Abraham Yasbek, Papeles
libaneses, vol. II, Casa editora Araëd Al Líbano, Beirut, 1983, p. 52-53, en un
documento encontrado entre las hojas de papel de Paz Khaïrallah). Maaluf continúa en
la revista La Grace, vol. I, p. 329, diciendo: “Cuando el agua se calmó, el Bajá, por su
propia cuenta, trajo buzos que sacaron los tesoros, arrastrados por la inundación, con lo
que ganó mucho dinero (del P. Pierre Saadé, Convento del oro, Kfifane, libro III,
Líbano 2004, p. 321).
41 Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 84.
42 Juan Al Jaisi, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.
43 Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 85.

- 233 -
44 Chárbel empleó, en árabe, el diminutivo de “torrente”, pues las gentes, al comienzo, no
le dieron ninguna importancia.
45 Tum Al Mezrab y Dahr Al Qadib son dos cumbres de la montaña más alta del Líbano, a
una altura de 3080 metros.
46 Son pastores beduinos.
47 Es decir, al comienzo del torrente estaban tranquilos, sin prever lo que podría pasar.
48 “Vamos donde cualquiera”: una expresión en el norte del Líbano que significa devolver
una visita, ir a tomar un café.
49 Para impedir que el agua inunde sus casas y propiedades.
50 Se llama Salomón Aarida de Bqarqacha, desaparecido en la inundación. Una operación
de salvamento se llevó a cabo en su búsqueda. Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p.
85, rúbrica 2.
51 En el texto árabe, por pudor, usó el eufemismo.
52 Era el hábito que llevaban los habitantes de la Bekaa, y no el pantalón.
53 A causa de la subida de las aguas utilizaron la barca y los animales; camello, caballo,
mula, asno.
54 El convento de Hammatura está situado en frente de la aldea de Kosba. Está construido
en las rocas.
55 Antiguamente los habitantes, descendientes de la línea de príncipes, eran dominantes;
toda recién casada debía pasar su primera noche de boda allí.
56 El río Kadicha, en el lugar donde desemboca en el mar, se llama Abu Alí.
57 Según los papeles que poseía el doctor, padre Gabriel Abi Samra, Positio de la causa
de canonización de Chárbel, 1926, p. 118-119. Un torrente tuvo lugar el 23 de mayo
de 1882; causó daños agrícolas y pérdidas en el ganado; nunca hubo cosa parecida:
duró 48 horas. Diario de Annaya, p. 1.
58 Padre Efrén Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 122.
59 Chárbel respondió a una pregunta que le hiciera el padre Juan Al Jajy: “¿Qué trabajas
en casa de tu padre?”. P. Juan Al Jajy, Positio de la causa de canonización de
Chárbel, 1926, p. 46.
60 Id Nakad, Camino de la santidad, año I, p. 208.
61 Rosa Majluf, Causa para la canonización de Chárbel, 1955, p. 188.
62 Id Nakad, Camino de la santidad, año I, p. 208.
63 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel,1926, p. 114.
64 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119.
65 Id Nakad, Positio de la cusa de canonización de Chárbel, 1926, p. 114
66 P. Efrén Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.
67 Juan Al Jaisi, Positio de la cusa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119
68 P. Benedicto Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 11.
69 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel,1955, p. 255.
70 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 37
71 Guía de la gruta de San Chárbel en Bqaakafra.
72 Al Tannuri, p. 2.
73 Guía de la gruta de San Chárbel, en Bqaakafra.
74 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119.
75 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.
76 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119.
77 Tío y tutor del padre Chárbel.
78 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 108.
79 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 108.
80 Una enfermedad contagiosa. Para impedir el contagio se aislaba al enfermo de la gente,
vista la falta de medicina. Ver Viaje al Líbano y a Siria, de Monseñor Misseline,

- 234 -
canciller del emperador de Austria y jefe de la corte papal, del papa Pío IX, traducido y
comentado al árabe por el padre Ignacio Al Juri, monje libanés.
81 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 112.
82 Traducción en verso.
83 De los papeles en posición de Monseñor Antonio Zaarur.
84 Registro No. 1, Bqaakafra, matrimonios y decesos, p. 7.
85 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 7.
86 Galia, hija de Juan Zaarur, nació el 1º de enero de 1864. Es una prueba que la hija
murió. Registro No. 1, Bqaakafra, p. 54.
87 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 24.
88 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 115.
89 Diario de Hub, p. 29.
90 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-593
91 Monjes de nuestra aldea, p. 50.
92 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, T-661.
93 Ermitaño de Annaya, p. 82.
94 El antiguo Diario de Kfifane, p. 9.
95 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-495
96 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-481; K-536; T-219.
97 Monjes de nuestra aldea, p. 51.
98 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-547; el 31/11/1841.
99 Monjes de nuestra aldea, p. 50.
100 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, T-481, el 1/11/1847.
101 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-504.
102 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-481; K-536;T-219.
103 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-613.
104 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-553.
105 Archivos de Bkerke, cajón 1875.
106 Diario de Kozhaya, p. 119, No. 232.
107 Diario de Kozhaya, p. 119, No.213.
108 Revelación de lo escondido, p. 60.
109 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p.288.
110Id Nakad, Camino de la santidad, p. 208-209
111Ermitaño de Annaya, p. 82.
112Una carta enviada el 30/8/1848, cuya copia ha sido enviada al convento de San
José Elburye, Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-113 y Y-598.
113Diario de Maifuq, p. 5.
114El superior y Maestro de novicios.
115Reglas del novicio, p. 92-93.
116Padre Pablo Damián de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de
Chárbel, 1955, p. 89.
117Reglas del novicio, p. 98.
118P. Elías de Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 157.
119Id Nakad, en Camino de la santidad, año I. p. 250.
120 Id Nakad en Camino de la santidad, año I. p. 250.
121 Ver el martirologio maronita, según el rito de la Iglesia maronita de Antioquía,
preparado y ordenado por el P. Pablo Daher, publicado por el Instituto litúrgico de la
Universidad del Espíritu Santo, 23, Kaslik, Líbano, 1996, p. 243.
122 Monjes de nuestro Pueblo, p. 198.
123 Esta iglesia se ha señalado en el registro de compra de terrenos del convento de
Kozhaya, entre los años 1822 y 1825; dos terrenos en Bqufa, uno en la vecindad de la

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iglesia de San Chárbel, p. 178, que se cambió por otro en Wata Al Ramatt, pp. 183, 214,
215.
124 Afligirse tanto, es decir, tristeza con la que el afligido se abstiene de la alegría en
las visitas, en las comidas preferidas del difunto, sujeto de la aflicción.
125 Ermitaño de Annaya, p. 75.
126 Registro No. 1, Bqaakafra, los difuntos, p. 112.
127 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 116;
Ermitaño de Annaya, p. 73.
128 Una carta enviada el 30/8/1848, cuyo destinatario era la comunidad del convento
de San José Elburye, Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-113 y Y-598.
129 P. Antonio Chibli, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1955, p.
230. Eso quiere decir que cambió de convento en la época del trabajo con los gusanos
de seda, es decir, en mayo, lo más probable del año 1852, y no en 1853 (porque se
encuentra la expresión: terminó el segundo año de noviciado; ¡El año no son cinco
meses! Estuvo en Maifuq nueve meses y 17 en Annaya, como novicio.
130 P. José Jachane, Los cuatro astros, p. 40.
131 Esta expresión quiere decir: abandonó el convento por su propia voluntad.
Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 296; Anales de Maifuq, p. 5.
132 P. Antonio Chibli, Causa de canonización de Chárbel,1955, p. 230.
133 Eremitorio de Annaya, p, 82.
134 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 289.
135 Pronunció sus votos el 1/11/1833, en el convento de Hub. Se ordenó el
20/8/1838. Murió en septiembre de 1871. Fue superior de Annaya entre 1848 y 1850.
Monjes de nuestra aldea, p. 54 y 251.
136 P. Emanuel Al Hach, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 296.
137 Camino de santidad, año I, p. 251
138 Id Nakad, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 294.
139 Muerto como hermano lego, en Kfifane, en 1896, Monjes de nuestra aldea,
página 126.
140 Anales de Annaya, p. 8.
141 Naamtallah Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 201.
142 Camino de la santidad, año I, p. 251.
143 P. Simón de Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926,
página 41.
144 Reglas del novicio, p. 101, la castidad.
145 Constituciones 1732, castidad. Qarali habla de esta ley, diciendo: “Nadie ignora
que son muchos los padres y ermitaños que han decepcionado a sus madres y a sus
parientes próximos cuando se abstienen de hablar con ellos, de mirarlos o
frecuentarlos. Lo leemos en la biografía de San Simeón, el estilita, P. Bimine y sus
hermanos y muchos otros”. (La lámpara monástica p. 72).
146 Pedro Hawad de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de
Chárbel, 1926, p. 36.
147 Juan Al Jaji, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p.45.
148 José Jalife, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 282.
149 Lo oculto desvelado, p. 135.
150 P. Francisco Saliba Sabrini, Positio de la causa de canonización de Chárbel,
página 22.
151 Pedro Moisés, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 158.
152 P. Elías Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 158.
153 ¡5 años! Eso quiere decir que estuvo durante un largo período, pero no 5 años.
Máximo, 3 años. Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 289.

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154 Lo que confirma la hipótesis es que los hermanos profesos que fueron
ordenados sacerdotes con Chárbel, hayan, también, pronunciado sus votos con él, el
mismo año: Atanasio Tula de Jebbe, el 27/3/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 75;
Eklimos Al-Danuri, el 27/4/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 95; José Al-Danuri, el
25/12/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 95; esto muestra que ellos fueron hermanos
conversos, y puede ser, vista su buena conducta, que hayan decidido ordenarlos
sacerdotes; de ordinario, los estudiantes de teología hacían sus estudios solamente
durante 3 años.
155 Al-Tannuri, p. 2
156 El padre Esteban pronunció sus votos en el convento de Kozhaya, el 17/6/1855.
Murió el 8/9/1908, Monjes de nuestra aldea, p. 158; fue una prueba que el Santo
tardase en juntarse al escolasticado de Kfifane. No entró, como quiere la tradición, en
1853.
157 Al-Tannuri, p. 2.
158 P. Antonio Chibli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.229.
159 Padre Juan Andari, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 36.
160 P. Antonio Chibli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 230.
161 P.Naamtallah Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 201.
162 Es el sustituto de Aley, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 257.
163 P. Naamtallah Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 201.
164 P. Elías Ehmej, causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 157.
165 P. Simón Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926,
página 41.
166 Antonio Alwan, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 126.
167 P. José Jachan, Los cuatro astros, p. 41-42.
168 Diario del padre Naamtallah Al-Kafri, de la obra del padre Pierre Saade,
Convento del oro, Kfifane, libro I, Líbano, 2001, p. 191.
169 Quise hablar aquí de la piedad de la madre por la influencia que ella ejerció
sobre su hijo.
170 Id. Naakad, Camino de la santidad, año I, p. 255.
171 Archivos de Bkerke, registro de ordenaciones, p. 7.
172 Diario de Kfifane, p.21.
173 Hauchab Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926
p.182.
174 Camino de la santidad,, año I, p.249.
175 Padre Simón Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel 1926,
página 41.
176 Rosa Majluf, Causa de la santidad, 1955, p. 291.
177 Cerca de Bcheele y Duma.
178 Pedro Damián de Mechmeche, Causa de la santidad de Chárbel, 1955 p. 89;
Al Tannuri, p. 2; Lo oculto desvelado, p. 120.
179 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-501.
180 Al Tannuri, p. 2; y Testimonio del hermano Antonio Al-Qadi relatado ante
nosotros, “hace algunos meses”.
181 Testimonio del hermano Antonio Al-Qadi, relatado ante nosotros.
182 Donde puede ser tres años, pues es el período del Capítulo de 1859 a 1862. El
documento del consejo de Santiago, realizado en 1862, no existe; de donde no se sabe
si el Padre Chárbel estuvo en el convento, o no. Su nombre no figura entre los
participantes del consejo del convento de Annaya por ese mismo año (archivos de
Nuestra Señora del Socorro, R-482); puede ser que haya un índice que se encuentre
aún en el convento de Santiago. Por otra parte, su nombre no figura más en los dos

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consejos, tenidos en 1865, respectivamente en Santiago (archivos de Nuestra Señora
del Socorro, K-542) y en Anaya (archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-537). Yo
creo que esto se colige por dos razones: El padre Naamtallah Tubia llamó a San
Chárbel para decirle: vaya a cuidar el viñedo contra los chacales y envíenos al padre
Antonio de Mechmeche, su guardián (pronunció sus votos en 1850, ordenado sacerdote
en 1859 y muerto en 1906; Monjes de nuestra aldea, p. 180-181), pues él debe
participar en el consejo local. Y el padre Chárbel fue directamente. Esta versión es
conforme al consejo de 1865, por dos razones: 1- La presencia del padre Antonio de
Mechmeche por la primera vez en el convento de Annaya; anteriormente, era miembro
de la comunidad de Nuestra Señora de Machnaqa (archivos de Nuestra Señora del
Socorro, R-468). 2-El consejo tuvo lugar el 20 de septiembre, época de madurez de las
uvas.
183 Pronunció sus votos en el convento de Hub, en 1835, fue ordenado sacerdote en
1838 y muerto, en olor de santidad, el 26/1/1884,Monjes de nuestra aldea, p.83
184 Monjes de nuestra aldea, p. 252.
185 Ver archivos del convento de Santiago Al Hosson
186 Luces monásticas, vol. II, tomo II, centro de publicaciones artísticas, de la
Universidad del Espíritu Santo, Kaslik, Líbano, p.32.
187 Lo oculto desvelado, p. 107.
188 Padre Emanuel, de Qartaba, muerto el 15/11/1841, de viruela, Diario del
convento de Annaya, p. 49; Hermano Germán Amchite, muerto el 15/12/1841, de
viruela, Diario del convento de Annaya, p. 49; Hermano Samuel Tannurine, muerto el
8/1/1841, de viruela, Diario del convento de Annya, p.49; Hermano Alejando Tartej,
muerto el 23/9/1842, fusilado por los chiítas, Diario del convento de Annaya, p. 49. En
cuanto a las vejaciones de los chiítas contra el convento de Qartaba, el superior del
convento escribió al patriarca para informarle: “…Por precaución, después de las
vejaciones perpetradas contra nosotros, le planteamos nuestra necesidad de
proveernos de municiones de guerra para cualquier caso imprevisto” Archivos de
Bkerke, el 3/1/1841, cajón del patriarca José Hubech, según el padre Pierre Saade,
convento del oro Kfifane, libro III, Líbano. 2004, p.501.
189 Es decir, el actual convento; inscripción en lo alto de la puerta antigua del
convento de Annaya.
190 Al Tannuri, p.2.
191 Padre Chárbel de Bqaakafra, como era conocido entre los monjes, firmó.
192 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, T-232.
193 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-612
194 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-580.
195 Al Tannuri, p. 2.
196 Vida y correspondencia del obispo José Prefer, obispo honorífico de
Laodicea, sede de San Juan Marón. Faraya, 1818-1889; Personalidades en la historia
del Líbano, Miguel Abi Fadel, D. Juan Najud, 2005, p. 110.
197 Rosa Majluf, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 292
198 Pronunció sus votos en el convento de Annaya en 1837, fue ordenado sacerdote
en 1841, y muerto de Maifuq en 1886 (Monjes de nuestra aldea, p. 251; expulsado de
la Orden por el patriarca Pablo Masaad, archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-
1476
199 Ignacio de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de Chárbel,
1926, p. 66
200 Fue él quien fundó la Orden de los adoradores en el convento de la
Transfiguración, después de que se encargó de la Orden Libanesa Maronita
201 Archivos de Annaya, p.5-6

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202 Lo oculto develado, p. 107.
203 Positio de prohibición de veneración, p. 37.
204 Lo oculto develado, p. 107.
205 Lo oculto develado, p. 111.
206 Lo oculto develado, p. 112-113.
207 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85.
208 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90.
209 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85.
210 Padre José Abraham Hasruni,Positio Al-, p. 100.
211Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90
212 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85.
213 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90.
214 Padre José Abraham Hasruni, Positio Al-Hardini, p. 100.
215 El viñedo del eremitorio. Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85-86.
216 Padre José Abraham Hasruni, Positio Al-Hardini, p. 100.
217 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 86.
218 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90.
219 Era caritativo con los pobres. Dios ha realizado, gracias a su intercesión,
muchos milagros, durante su vida y después de muerto; fallecido en 1864, Diario de
Saintsassine-Baskinta, p. 14.
220 De los clanes adheridos a personas, en particular a los padres: Ignacio Blaibel,
Emanuel Al-Achqar, Al-Matni y Arsenio Al Nihaui.
221 Ver los consejos locales, archivos de Nuestra Señora del Socorro; en Hub:
todos los monjes eran de Tanurín; en Qartaba, todos eran de Qartaba; en Annaya (la
mayoría de Mechmech; esta tendencia en la designación de monjes tuvo lugar durante
los mandatos de los padres Emanuel Paz Al Matni y Emanuel Al Achkar Al-Chababi que
llegaron, respectivamente, a ser superiores generales de la Orden; fueron ellos los que
llevaron a cabo la intervención de Roma que designó tres veces a Al-Hardini como
consejero general. Fue la primera intervención de Roma.
222 Puede ser que él se oponía a la actitud del patriarca que contrariaba a José
Karam; (Ver José Karam, su memorándum al gobernador y a los pueblos
europeos). Según el padre Marón Karam, Bkerke habría luchado contra tres
personalidades del norte: José que fue exilado, el obispo José Al-Debes acusado de
relaciones con una mujer, Efrén Geagea, destituido de su cargo y expulsado de la
Orden. Por otra parte, por oposición a los superiores generales: Emanuel Al-Matni,
Emanuel Al-Chabai y Arsenio Al-Nihawi.
223 Ver archivos de Nuestra Señora del Socoro, los capítulos generales de 1865 a
1874.
224 Monjes de nuestra aldea, p. 201.
225 Ver las cartas, archivos de Nuestra Señora del Socorro, entre los años 1862 a
1874, pues todas están dirigidas al padre Lorenzo Al-Chabai y no a él. Demuestran su
presencia en el norte y no en Tamich
226 Ver archivos de Nuestra Señora del Socorro, consejos del convento de Annaya
en los años del anacoretismo de Alichaa; la mayoría eran de Mechmech; Ver visita
canónica de 1897; Bkerke, el patriarca Juan El Hajj, Actas 18, No 227, p. 23; Ver Efrén
Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
227 Capítulo de Al-Chawadih, conocido por este nombre en la Orden.
228 Ver los capítulos generales de la Orden, padre D. Elías Aaazzi.
229 Ver archivos de Annaya, p.18-24 y 31.
230 Ver el Padre Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 42, la causa de la venta, parece,
fue un problema causado por el padre Roque de Mechmeche que había firmado una

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letra de cambio, en 1871, a nombre de Jairallah Chehade que, a su vez, la vendió a
William Vicente de Beirut; éste último pudo apropiarse de los bienes del convento,
después de una sentencia judicial pronunciada por el tribunal de Beirut; reclamó ser
recompensado en dinero contante, o si no, obtener su valor con las propiedades del
convento. El padre Elías de Mechmeche (superior del convento de Annaya entre los
años 1875-1884 y 1895-1897, Monjes de nuestra aldea, 251), envió una carta al
patriarca maronita, Bkerke No. 181, solicitando su ayuda, diciéndole: “El padre Roque
no recibió dinero, aunque firmó la letra de cambio; este problema surgió a raíz de la
persecución del padre Roque contra Alichaa que quería por este medio compensar sus
pérdidas ante el tribunal para cogerse el dinero…
231 Designado superior entre 1871-1875, Monjes de nuestra aldea, p. 251.
232 Pronunció sus votos el 9/2/1859, en el convento de Kozhaya, fallecido el
2/1/1912, en el convento arriba mencionado (Monjes de nuestra aldea, p. 42); era de
los partidarios del norte. Fue expulsado de la Orden (archivos de Nuestra Señora del
Socorro D-580).
233 Ponemos a su buen cuidado los asuntos que ya le hemos mencionado a su
Beatitud, después de los cuales ha ordenado que se examinaran las acusaciones
llevadas por el padre Abdel Massih, superior del convento, contra nuestro servidor, hijo
de su Beatitud, el hermano Abdallah Al-Baaini; el superior y sus partidarios no cesan de
oponerse a nosotros; eso viene del enemigo del bien para turbar nuestra conciencia en
medio de estos adversarios que creen poder sacarnos del eremitorio, pues el padre
Roque está contra nosotros. No encontramos ninguna razón para este ataque. Nos
parece que lo que hemos hecho en el eremitorio no contraría la Regla (han sacado
como pretexto las limosnas ofrecidas al eremitorio para la compra de tierras), ni
tampoco los mandamientos de Dios; los arriba mencionados, no contentos con
maltratarnos, han incitado a personas abyectas para que nos ataquen de noche, en el
eremitorio, golpeando a nuestro servidor, un monje, hiriéndolo. Le hemos escrito al
superior general a raíz de los acontecimientos, y él nos ordenó abandonar lo relativo a
las tierras. Por su bondad, nos dejó el cuidado de los olivares de Aain Kfaa, sólo para
nuestras necesidades urgentes, y también las cabras para hacernos una alfombra o un
cilicio para portar y para ofrecer hospitalidad a los visitantes del eremitorio. Todo el
tiempo nos maltratan, atribuyéndose la autoridad patriarcal. Tenemos conciencia de que
somos hijos muy cercanos de su Beatitud, por lo que le pedimos su preciosa bondad de
protegernos de ellos. Uno de los susodichos, el padre Antonio de Mechmeche, fue
donde el encargado de las cabras, lo amenazó, profirió injurias contra nosotros y
arrebató las cabras. Rogamos a su Beatitud, por las entrañas de Cristo, acoger nuestra
solicitud, y devolvernos el monje a nuestro servicio, pues estamos contentos de él.
Todas estas cosas son causadas por los celos del demonio. Nos ponemos en sus
manos, listos a obrar todo lo que nos mande, pues es inspirado por el Espíritu Santo; y,
obedientes, besamos el suelo que pise su beatitud. Que Dios proteja su pureza. 21 de
diciembre de 1872. El hijo de su Beatitud, Eliseo Al-Hardini, servidor del eremitorio de
Annaya, libanés (Archivos de Bkerke, cajón 1872).
234 Ya, el fundador de nuestra Orden, Abdallah Karaaly, nos había puesto en
guardia, en su libro La lámpara monástica, tomándolo de San Basilio: “No es justo que
haya hermanos en el convento, manejados por acuerdos de cuatro, de tres y de dos;
pues el que ama a uno más que al otro, muestra que su amor es imperfecto”. p. 150.
235 El padre Marón Karam explica esta realidad, diciendo: “El primer conflicto en la
Orden comenzó en 1832, destituyendo a Blaibel de superior general, movimiento al que
se le mezcló la autoridad civil, de donde comenzó a progresar la fuerza “motriz” cuyo fin
primordial era desembocar en un puesto para realizar sus objetivos y sus intereses
particulares, armándose de “la pertenencia a la región” para aspirar a superior general;

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una vez conseguido eso, el superior general se debía a sus partidarios, en detrimento
del bien y del interés general de la Orden; conjugar sus esfuerzos para fortificar la
posición de los monjes de su región, gastar el dinero de la Orden a su cuenta y
distribuirlo a sus partidarios en las otras regiones para ganarlos a su propia causa y
asegurar sus votos en los próximos escrutinios, y así por el estilo…” Nehemtallah
Kassab Al-Hardini, el Santo de Kfifane, 1810-1858, tratado de estudio histórico global,
Padre Marón Karam, publicado por los padres José Aazzi y José Mukarzel, (La Iglesia
en oriente, 5) Nisbay, Líbano, 1998, p. 153-154.
236 En el momento del milagro, Sebastián Al Uwaini tenía 13 años (el sustituto de
Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 274) recibió la confirmación el
19/6/1867, (registro de Ehmej, p. 30) tenía entonces 10 años; certifica que entró al
convento de Annaya a los 12 años para estar al servicio del tío de su padre; el padre
falleció (ver Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4) el
4/3/1869 (Monjes de nuestra aldea, p. 181); se quedó en el convento al servicio del
despensario, el hermano Francisco de Mechmeche, alrededor de dos años (Ver
Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4). En ese tiempo,
Chárbel estaba al servicio del ermitaño, el Padre Eliseo, donde permaneció seis años
(Padre Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124) todas sus pruebas
indican la probabilidad que el milagro de la lámpara se realizaría en julio (mes de las
cosechas), de 1869.
237 Padre Ignacio de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de
Chárbel, 1926, p. 63.
238 Lo culto develado, p. 139.
239 Hermano Elías Mahrini, en Camino de la santidad, año 2, p. 468.
240 Sebastián Al Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
241 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
242 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 274.
243 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
244 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 258, palabra
libanesa tomada del dialecto, que quiere decir la ceniza que se recogía en recipientes y
se la mojaba con agua; se volvía rica en potasio y servía como lejía, pues en ese tiempo
no había todavía detergentes..
245 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
246 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 258.
247 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955 p. 259.
248 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
249 Sebastián Al Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
250 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
251 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 259.
252 Hermano Elías Mahrini, en Camino de la santidad, año 1 p. 469.
253 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Ch´rbel, 1926, p. 80.
254 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
255 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 80.
256 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 141.
257 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 80.
258 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
259 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
260 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
261 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.
262 Padre Ignacio de Mechmeche, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 63.
Estas palabras no se ajustan a la realidad, pues Chárbel nunca fue considerado como

- 241 -
sirviente del eremitorio, sino como ermitaño y compañero de los ermitaños. Por
humildad, él hacía el servicio a los ermitaños trabajando en el eremitorio (el ermitaño
padre Juan Jawand).
263 El 17/1/1874, Monjes de nuestra aldea, p. 38.
264 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 30.
265 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.
266 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 67.
267 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
268 Alrededor o antes de 1871.
269 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
270 Diario de Annya, p. 52.
271 El 15 de febrero, fecha conocida por la tradición como la entronización de
Chárbel en el eremitorio.
272 No hemos podido encontrar un documento oficial que autorice al padre Chárbel
la entrada al eremitorio, como fue el caso del ermitaño Eliseo y de los otros. Queda,
pues, siempre abierta la pregunta a los procedimientos seguidos en cuanto a la entrada
de Chárbel al eremitorio, no como sirviente de los ermitaños, sino en calidad de
ermitaño y compañero de ellos. (Padre ermitaño Juan Jawand).
273 Pronunció sus votos en 1855, entró en el eremitorio de San Pedro y San Pablo
del convento de San Marón, donde estaba el padre Eliseo y se quedó allí 5 años; con el
padre Chárbel vivió 18 años, y murió en el eremitorio de Qattara el 7/8/1914 (Lo oculto
develado, p. 115-117; diario de Qattara, p. 174).
274 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
275 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 108.
276 Hemos señalado aquí la muerte pues ella falleció al principio de la vida
monástica de Chárbel.
277 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 108.
278 Hermano Elía Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
279 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
280 Padre Simón de Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
281 ¿O el permiso?
282 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
283 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
284 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
285 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
286 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
287 Padre Simón de Ehmej, Ermitaño de Annaya, 1926, p. 30.
288 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
289 Pronunció sus votos en 1871, fue ordenado sacerdote el 25/2/1875, murió el 10
de octubre de 1914, Diario de Annaya, p. 60. Su cuerpo se encontró incorrupto (Lo
oculto develado p. 145).
290 Lo oculto develado, p. 144.
291 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 66.
292 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 189.
293 Padre José Ehmej, Causa dela santidad de Chárbel, 1955, p. 66.
294 Padre Antonio Nehme, Positio de la foto de San Chárbel, p. 8.
295 Eso no quería decir que el padre Macario tuviera la potestad de echarlo. sino,
más bien, que la obediencia proverbial de Chárbel lo indujera a hacerlo. (Padre
ermitaño Juan Jawand).
296 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 85.

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297 Tal como lo contó Marón Karam delante de nosotros, según el testimonio del
padre José Abraham Al-Hasruni.
298 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 85.
299 El plural puede ser para mostrar que más de una persona estaba presente
cuando le llenaron de agua la lámpara.
300 El cura párroco Miguel Ramia, Lo oculto develado, p. 139.
301 Ermitaño de Annaya, p. 31.
302 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 136.
303 Tal como el padre Marón Karam lo contó delante de nosotros, según el
testimonio del padre José Abraham Al-Hasruni.
304 Al-Tannuri, p. 4.
305 Al-Tannuri, p. 6.
306 Según los papeles que tomé del padre Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, p.
110, aparecidos en el periódico “-Taillar”, testimonio de Al-Hasruni.
307 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.
308 Según los papeles que tomé de Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, p. 110,
aparecidos en el periódico “Al- Taillar”, testimonio de Al-Hasruni.
309 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
310 Sebastián Al Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4
311Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, p. 2.
312 Según los papeles que tomé de Pedro Abi Yunes, escritos a máquina,
aparecidos en el periódico “Al-Taillar”, testimonio de Al-Hasruni.
313 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 2.
314 Padre Juan Andari, testimonio 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Pierre
Saade, t. 2, 2001, p. 204.
315 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.
316 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
317 Camino de la santidad, año 1, p. 208.
318 Hermano Elías Mahrini, Ebrio de Dios, p. 148.
319 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 34-35.
320 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
321 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
322 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
323 David David, Positio de la santidad de Chárbel,, 1826, p. 67.
324 Es decir, que camina rápido.
325 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p.35.
326 Sebastián Al-Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 4.
327 David David, Positio de la santidad de Chárbel, p.67.
328 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
329 Padre Efén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p.124.
330 Antes de la muerte de su tío, el hermano Eqlimos de Ehmej, el 4/3/1869, Monjes
de nuestra aldea, p. 180-181.
331 Sebastián Al-Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
332 Alrededor de 1880.
333 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.
334 Positio de prohibición de veneración, p. 18.

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335 Comentario del doctor Geffray, profesor de la facultad de medicina de Beirut.
336 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 139-140.
337 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
338 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.
339 Tomaba el agua de enjuagar los platos por amor a Jesús. Es como la mamá que
se come los sobrados de su niño. Algo así como dos amantes, el uno de la boca del
otro. La época del padre Chárbel era un tiempo señalado de pobreza y de ignorancia,
comparado con nuestro tiempo. La casa era construida de tierra, sin baños, ni
conductos de agua, ni electricidad ni cocina. Los utensilios de la cocina eran de barro;
los platos, las ollas y las cucharas eran de madera. No había detergentes para lavar. El
agua y la ceniza eran su jabón. Se enjuagaban los platos con agua pura, pues las
comidas solían ser de cereales cocinados con aceite de oliva. Se utilizaba un caldero y
todo se cocinaba con leña.
340 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, p. 87-88.
341 Según los papeles de Pedro Abi Yunes, p. 103-105, aparecidos en el periódico
“Al-Bairaq”, 1950, como conocí al monje Chárbel, en su eremitorio, memorias Najle
Chaker Kanaan, hace 53 años.
342 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
343 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 80.
344 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 105.
345 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 228.
346 Padre Roque Mechmech, Positio de la saantidad de Chárbel, 1926, p. 105.
347 Padre Efén Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
348 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 236.
349 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955,
página 203.
350 José Jalife, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 280.
351 El cura párroco Miguel Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 45.
352 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117; Ermitaño de
Annaya, p. 68-69.
353 Registro No. 1 bautismos, Annaya, 1843-1904, p. 33.
354 Registro No. 2 bautismos, Annaya, 1871-1944, p. 2, No. 2.
355 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
356 Monje de la Orden Libanesa Maronita, Muerto vivo, Líbano 1987, p. 68 rúbrica.
357 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23. Esta
visita se efectuó después de los votos del hermano Pedro Hawad de Mechmech en el
convento de Kozhaya, el 7/11/1896, Monjes de nuestra aldea, p. 181.
358 Monje de la Orden Libanesa Maronita, Muerto vivo, Líbano, 1987, p. 68, rúbrica.
El padre José Aún, hijo de Abdallah José Aún, nacido en 1927, registro 18 Gadras, me
contó: “Desde su tierna edad, mi padre era activo. Esta cualidad permitieron al dirigente
Paz Al-Dahdah y a su hermano, el obispo Nehemtallah Al-Dahdah y al conde Rachid Al-
Dahdah confiarle la misión de ir a pedir al padre general la autorización para que el
padre Chárbel viviera un mes en el palacio del prefecto de la región de Kesruwan;
estadía que fue seguida de una segunda vez en otra ocasión. Mi padre lo acompañaba
día y noche. Él decía la misa en la capilla del palacio, como era la costumbre los
domingos y días de fiesta. Algunas veces, y con la autorización de Monseñor Paz Al-
Dahdah, el hermano del prefecto, celebraba la misa en las casas”.
359 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
360 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
361 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.

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362 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
363 Padre José Jalife, Positio de la santidad de Chárbel, p.276.
364 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 29.
365 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 35-36.
366 José Abi Yunes, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 149.
367 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.
368 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 71.
369 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.
370 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
371 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.
372 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
373 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.
374 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.
375 Padre Antonio Chebli. Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 245.
376 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.
377 Juan Jater, Ermitaño de Annaya, p. 108.
378 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.
379 Juan Jater, Ermitaño de Annaya, p. 108.
380 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.
381 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 68.
382 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p.
206.
383 El padre del sustituto de Aley.
384 El tiempo para recorrer la distancia a pie.
385 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 268-270. Padre José
Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 68 y Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p.53. Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
p. 22. Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p50-51. Padre
Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43. Padre Juan Jaji, Positio
de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45. Hermano Pedro Mechmech, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p.39. El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la
santidad de Chárbel, 1955, p. 205.
386 Al-Tannuri, p. 10.
387 Hermano Pedro Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 39.
388 Al-Tannuri, p. 10.
389 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 196.
390 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 270.
391 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 205
392 Regla de los novicios, p. 100, 102 y 103.
393 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
394 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
395 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
396 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de chparbel, 1926, p. 57.
397 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
398 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
399 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
400 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
401 Padre Juan Jai, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45
402 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
403 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 136.

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404 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.126.
405 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 68.
406 Padre José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
407 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.
408 Hacia el año 1880,
409 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.2.
410 Padre Nehemtallah Nehmeh, Ermitaño de Anaya, p.54.
411Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 37.
412 Pronunció sus votos en 1853 (Monjes de nuestra aldea, p. 180); muerto el
13/3/1903 (Diario de Annaya. 56).
413 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 125.
414 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 125.
415 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
416 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
417 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
418 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
419 Reglas de los novicios, p.110.
420 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.
421 “Palabras de San Chárbel”
422 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 238.
423 Constituciones 1732, la pobreza.
424 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.
425 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
426 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.
427 Hermano Elías Mahrini, Positio de la Santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
428 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 91.
429 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.78.
430 Padre Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 36.
431 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.140.
432 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.78.
433 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926. p. 77.
434 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
435 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de veneración, p. 24.
436 Reglas de los novicios, p. 105.
437 Al-Tannuri, p. 5.
438 Lo oculto develado, p. 132-133.
439 Padre Elás Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 163.
440 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
441 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.
442 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 134.
443 Eso significa que Chárbel entró al eremitorio antes del trienio del padre Roque
de Mechmeche, 2n 1871.
444 Lo oculto develado, p. 123.
445 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 113.
446 Todavía no se había ordenando sacerdote.
447 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 133.
448 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 113.
449 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 109.
450 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
451 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.

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452 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 66.
453 Hawchab Nakad. Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 182.
454 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 71.
455 Su muerte no se registra en los libros de Bqaakafra. Se señala otra fecha del
fallecimiento, el mismo día, pero en 1898, y no en 1897. Rosa Majluf, Causa de la
santidad de Chárbel, 1955, p. 292.
456 Eliseo Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, p. 3.
457 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, 262-263.
458 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 71.
459 Constituciones 1732, pobreza.
460 Padre Nehemtallah Nehme, Ermitaño de Annaya, p. 52.
461 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23-24.
462 Constituciones 1732, el hábito de los monjes.
463 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
464 Ermitaño de Annaya, p. 30.
465 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 7.
466 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,p. 18.
467 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
468 Padre Pedro Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
469 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1026,
página 35.
470 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
471 Moisés Moisés. Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 69.
472 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 112.
473 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 18.
474 Sacos enormes; el más grande contenía 130 kilos de trigo.
475 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
476 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.44.
477 Constituciones 1732, hábito de los monjes.
478 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.
75.
479 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
480 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
481 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
482 Ermitaño de Annaya, p. 36.
483 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
484 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 19.
485 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18-19.
486 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
487 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
488 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 19.
489 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30
490 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
491 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
492 Ermitaño de Annaya. p. 30.
493 Ermitaño de Annaya, p. 39.
494 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
495 Negligencia y falta de cuidado de su cuerpo, ocupémonos del alma…es un
pensamiento monástico del tiempo de Chárbel.

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496 Reglas de los novicios, p. 104.
497 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.
498 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
499 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.44.
500 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
501 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 70.
502 Positio de prohibición de veneración, p. 36.
503 Positio de prohibición de veneración, p. 36-37.
504 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
505 Positio de prohibición de veneración, p. 37.
506 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
507 Positio de prohibición de veneración, p. 37.
508 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
509 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 238.
510 Padre Benito Tabet, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 7.
511Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
512 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
513 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
514 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p.105.
515 Al-Tannuri. p. 3.
516 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109.
517 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
518 José Jalife, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 281.
519 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 50.
520 Al-Tannuri. p. 5.
521 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
522 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
523 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.
524 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
525 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 18.
526 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.
527 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
528 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
529 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
530 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
531 Hacer la siesta.
532 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
533 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
534 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, 49-50.
535 Como los juegos de cartas.
536 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
537 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
538 Pronunció sus votos en Maifuq en 1868, muerto en el convento de Bsurma en
1919; Monjes de nuestra aldea, p. 146.
539 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123 y
Ermitaño de Annaya, p. 80-81.
540 Constituciones 1732, comedor.
541 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 232.
542 Camino de la santidad, año 2, p. 466.

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543 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
544 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
545 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
546 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 120.
547 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.
548 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 17.
549 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 192.
550 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 238.
551 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
552 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
553 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
554 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 112.
555 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
556 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
557 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 164.
558 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
559 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 74.
560 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
561 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 17.
562 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
563 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
564 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
565 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
566 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 30.
567 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 242.
568 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
569 Ermitaño de Annaya, p. 30.
570 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
571 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
572 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
573 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 44.
574 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
575 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.
576 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.
577 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 191-192.
578 Una mezcla de garbanzos, lentejas y trigo machacado.
579 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.
580 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.
581 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
582 Regla de las novicios, p. 96.
583 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29. Y
hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
584 Padre Antoni Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 128.
585 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 191.
586 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
587 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 127. Y
Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
588 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
589 Padre Pedro Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29-30-
590 Padre Simón Anunciación, Ermitaño de Annaya, p. 86.

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591 Fue designado superior del convento entre 1891-1893, Monjes de nuestra
aldea, p. 251; fallecido en el convento de Hub en 1899, Monjes de nuestra aldea, p.
73.
592 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
593 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 243.
594 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
595 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
596 José Jalife, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 283.
597 Padre José Hasruni, Camino de la santidad, año 2, p. 11.
598 Testimonio de Sofía, la nuera del padre Ramia.
599 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
600 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.
601 Al-Tannuri, p. 75.
602 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 132.
603 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
604 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p. 76.
605 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 283.
606 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
607 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955; y padre Antonio
Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 232.
608 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 193.
609 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.
610 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.
611Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
612 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
613 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p.
204.
614 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
615 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
616 Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Jebbeh, notas,
página 417.
617 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 42.
618 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.
619 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
620 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
621 Al-Tannuri, p. 5
622 Ermitaño de Annaya, p. 64.
623 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 44.
624 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 74.
625 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 130.
626 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 162.
627 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955. p. 68.
628 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30-31.
629 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.
630 Padre Antonio Nehme, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 214-215.
631 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 231.
632 Ermitaño de Annaya, p. 33.
633 Al-Tannuri, p. 3.
634 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
635 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 35.
636 Padre Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.

- 250 -
637 Para todos los detalles sobre esta biblioteca, ver el artículo del superior general
Elías Jalife, “Fuentes de la espiritualidad en la Orden Libanesa Maronita en Hojas
monásticas, año 26, número 77, 2004, p. 5-12.
638 El cura párroco Miguel Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 44.
639 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 105.
640 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
641 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
642 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
643 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 145.
644 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
645 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 129.
646 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 129.
647 Visitó los enfermos de viruela, muy extendida, para consolarlos y administrarles
los sacramentos; Los monjes en el Líbano, p. 78.
648 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 33.
649 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de ordo Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
650 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
651 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t, 2, 2001, p. 204.
652 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
653 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t, 2, 2001, p. 204.
654 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
655 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
656 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
657 Paddre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
658 Padrw Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
659 Padre Juan Andari, testimonio eo 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
660 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
661 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
662 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
663 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de orp Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
664 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
665 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
666 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
667 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
668 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
669 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
670 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
671 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
672 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p 34.

- 251 -
673 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
674 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1055, p. 34..
675 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
676 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
677 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
678 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
679 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, p. 204.
680 Ebrio de Dios, p. 137.
681 Reglas de los novicios, p. 137.
682 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, p. 105.
683 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 42.
684 Al-Tannuri. p. 4.
685 Lo oculto develado, p. 133
686 Al-Tannuri, p. 3.
687 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
688 Constituciones 1732, confesión.
689 Archivo Bkerke, Patriarca Juan Hage, fol. 17, No. 5227, p. 24.
690 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
691 Al-Tannuri, p. 4-5-
692 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 105.
693 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 158.
694 Lo oculto desvelado, p. 120.
695 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 228.
696 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
697 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 44.
698 Padre Antonio Nehme, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 217.
699 Al-Tannuri, p 5.
700 Padre Benito Tabet, Causa de la santidad de Chárbel, 1955. p. 12.
701 Padre Elías Ehmej, Causa de santidad de Chárbel, 1955, p. 159.
702 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
703 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p.
203.
704 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 234.
705 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 73-74.
706 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
707 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel,. 1926, p. 105.
708 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 231.
709 Padre Simón Ehmej, Camino de la santidad, año 2, p. 467.
710 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 235.
711Ermitaño de Annaya, p. 31.
712 Padre Simón Ehmej, en Camino de la santidad, año 2, p. 467.
713 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 235.
714 Ermitaño de Annaya, p. 31.
715 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 111.
716 Diario de Annaya, p. 50.
717 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.

- 252 -
718 Padre Benito Tabet, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 105.
719 Ermitaño de Annaya, p. 43.
720 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
721 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 262.
722 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161.
723 Constituciones 1732, Humildad.
724 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 17.
725 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 7.
726 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.
727 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
728 Reglas de los novicios, p. 99.
729 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
730 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43.
731 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
732 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
733 Lo oculto develado, p. 131.
734 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 91.
735 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
736 Lo oculto develado, p. 131.
737 Padre Nehemtallah Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 161.
738 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 20-21.
739 Padre Juan Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.
740 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 135.
741 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 243.
742 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 167.
743 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 193.
744 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137.
745 Obras completas, Teresa de Lisieux, cerf y ddb, 1992, p. 713.
746 Según el parecer del ermitaño, el Padre Juan Jawand: “la expresión significa que
eso es imposible. Los monjes la utilizan cuando se les pide una cosa imposible”.
747 Entre 1871-1875, Monjes de nuestra Aldea, p. 250.
748 Es decir, los monjes y los obreros trabajaban en el horno.
749 Designado consejero general los dos años 1876 y 1878, Monjes de nuestra
aldea, p. 209.
750 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137; y padre
Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 78.
751 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.
752 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 131.
753 Ordenado sacerdote en 1891, muerto En Nuestra Señora del Socorro en 1944,
Monjes de nuestra aldea, p. 181.
754 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
755 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 137 y padre
Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 136.
756 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
757 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955. 48.
758 Lo oculto develado, p. 130.
759 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
760 Constituciones 1736, Humildad.

- 253 -
761 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 39
762 Ebrio de Dios, p. 138.
763 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 39.
764 Ebrio de Dios, p. 138.
765 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 39.
766 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
767 Constituciones 1732, Silencio.
768 Pedro Moisés, Ermitaño de Annaya, p. 56.
769 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
770 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
771 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
772 Hermano Pedro Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
773 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p. 74.
774 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
775 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
776 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
777 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 128-129.
778 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 57.
779 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.
780 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 235.
781 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
782 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95.
783 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
784 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.
785 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 133.
786 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
787 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
788 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
789 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.
790 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 131.
791 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 6.
792 Constituciones 1732, Silencio.
793 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 6.
794 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 31.
795 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
796 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63
797 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926p. 70.
798 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 70.
799 Padre Elías Mahrini, en Camino de la santidad, año 2 p. 466.
800 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 76.
801 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
802 Padre Bernardo Ejmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132.
803 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
804 Constituciones 1732, Enfermos.
805 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 30.
806 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p. 78.
807 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87-88.
808 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.
809 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.231-232.

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810 Padre Francisco Sabrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
811Padre Juan Jai, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
812 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.
813 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
814 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 192.
815 San Ignacio de Antioquía, Carta a los romanos, 6-7.
816 Puede ser que fuera el cólico renal.
817 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbe, 1826, p. 109.
818 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 106-107.
819 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109.
820 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109-110.
821 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
822 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132.
823 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
824 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
825 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
826 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
827 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 78.
828 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
829 Carta del padre José Abraham Al-Hasruni al periódico “Al-Tayyar”, según los
papeles que estaban en posesión del padre Pedro Abi Yunes, p. 110.
830 Obras completas, Teresa de Lisieux, p. 684.
831 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 290.
832 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 57.
833 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.
834 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.
835 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 47.
836 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 133.
837 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 165.
838 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 238.
839 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.
840 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91.
841 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
842 Ermitaño de Annaya, p. 34.
843 Padre Salomón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
844 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 236.
845 Ermitaño de Annaya, p. 35.
846 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
847 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98-99.
848 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
849 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
850 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
851 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
852 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
853 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
854 El padre Simón Ehmej cuenta una historia semejante que nos ha dejado antes
Chebli, publicada en su libro, Ermitaño de Annaya, p. 32-33.

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855 Eso demuestra que el padre Simón de Ehmej fue ermitaño de Annaya, durante
un cierto tiempo, antes de ir a Maifuq.
856 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 35.
857 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
858 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 76.
859 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1855, p. 243.
860 Ermitaño de Annaya, p. 39.
861 Al-Tannuri, p. 5; Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel,
1955, p. 46.
862 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.
863 Ermitaño de Annaya, p. 39.
864 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
865 Al-Tannuri, p. 5.
866 Elías Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 165.
867 Padre José Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 75.
868 Padre José Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 77.
869 Chebli Chebli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 194.
870 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 219.
871 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 136.
872 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 117.
873 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 105-106.
874 Ermitaño de Annaya, p. 30.
875 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 204.
876 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 268.
877 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 219.
878 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68; Padre
Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, p. 20; Hermano Elías Mahrini,
Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
879 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 75-76.
880 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 42-43.
881 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
882 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
883 Reglas de los novicios, p. 102.
884 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
885 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
886 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
887 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
888 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
889 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
890 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
891 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57-58.
892 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
893 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.
894 Hace alusión a propósito de Jesús con Nicodemo, (Jn. 3,9).
895 Algunas cosas deliciosas.
896 Al-Tannuri, en Camino de la santidad, No. 10, 1957, p. 666-667.
897 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.

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898 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
899 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
900 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
901 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
902 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 135.
903 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 112.
904 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
905 Al-Tannuri, p. 5.
906 “Palabras de San Chárbel”.
907 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
908 Lo oculto develado, p. 135.
909 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 42.
910 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
911Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
912 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
913 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
914 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 36.
915 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 235.
916 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
917 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
918 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
919 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
920 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
921 Padre Elías Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
922 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161.
923 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 43.
924 Reglas de los novicios, p. 106-107.
925 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161.
926 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 160-161.
927 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 216.
928 Padre Elías Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 160.
929 Lo oculto develado, p. 138.
930 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.
931 Lo oculto develado, p. 138.
932 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.
933 Lo oculto develado, p. 138.
934 Oficio divino, tiempo de Navidad, oración de la tarde (vísperas), de la mañana
(laudes), USEK, Líbano, 1977, p. 131.
935 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
936 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 236.
937 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 73.
938 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161; y
Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
939 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
940 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 215.
941 Pronunció u votos en Hub en 1822, murió en 1881 en el convento de Annaya,
Monjes de nuestra aldea, p. 38-39; diario de Annaya, p. 54.

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942 Pronunció sus votos en Hub en 1819, a la edad de 21 años, muerto en 1877 en
el convento de Annaya, Monjes de nuestra aldea, p. 38-39; diario de Annaya, p. 53.
943 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 125.
944 Obras completas, Teresa de Lisieux, p. 714.
945 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
946 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58-59.
947 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
948 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64-65.
949 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123; Ermitaño
de Annaya, p. 80.
950 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 12.
951 Es el padre Rafael Nakad el que cuenta.
952 Padre Antonio Nehme, Ermitaño de Annaya, p. 53.
953 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 111.
954 Padre Pedro Yunes quien da testimonio delante de nosotros.
955 Ermitaño de Annaya, p. 53-54.
956 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
957 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
958 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
959 Padre Simón Asunción, Ermitaño de Annaya, p. 85-86.
960 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
961 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
962 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
963 Camino de la santidad, año 2, p. 467.
964 Al-Tannuri, p. 6.
965 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 35.
966 El padre Nehemtallah Nehme.
967 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
968 Padre Nehemtallah, Nehme, en Camino de la santidad, año, 1, p. p. 507-508.
969 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
970 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 112.
971 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
972 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 112.
973 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
974 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 112.
975 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
976 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90; y padre
Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124-125; y padre Antonio
Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 237.
977 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
978 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 131.
979 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 204.
980 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 191.
981 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 112.
982 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 131.
983 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 164.

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984 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 191.
985 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página p. 204.
986 Padre Antonio Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 217.
987 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 45.
988 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
989 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 36.
990 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
991 Ermitaño de Annaya, p. 36.
992 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.
993 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 140.
994 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.
995 Hermano Elías Mahrini, en Positio de prohibición de veneración, año 2,
página 466.
996 “Positio de prohibición de veneración”.
997 Sebastián Uwaini, Positio de prohibición de veneración, p. 7.
998 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de veneración, p. 51-52.
999 La falta de aseo muestra la negligencia para con su cuerpo, a fin de evitar
tentaciones sexuales.
1000 La tendencia sexual.
1001 Padre Pablo Sibrini, Positio de prohibición de veneración, p. 31.
1002 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de prohibición de veneración, p. 71.
1003 Positio de prohibición de veneración, p. 35.
1004 Padre Benito Tabet, Positio de prohibición de veneración, p. 20.
1005 Padre Antonio Alwan, Positio de prohibición de veneración, p. 129.
1006 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de prohibición de veneración, p. 71.
1007 Positio de prohibición de veneración, Castidad.
1008 Padre Juan Jaji, Positio de prohibición de veneración, p. 46.
1009 Padre Ignacio Mechmech, Positio de prohibición de veneración, p. 65; y José
Salomón, Positio de prohibición de veneración, p. 100.
1010 Natividad Chadi, Positio de prohibición de veneración, p. 23.
1011 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95.
1012 Constituciones 1732, Castidad.
1013 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
1014 El “tu”, en árabe, es diferente para el masculino y el femenino. Chárbel,
dirigiéndose a las mujeres, usaba el masculino.
1015 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 99.
1016 Emplea el género masculino.
1017 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
1018 Utiliza un imperativo masculino, en árabe.
1019 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96-97.
1020 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 264.
1021 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 205.
1022 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1023 Padre elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91.
1024 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 192.
1025 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 113.
1026 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 166.
1027 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 113-114.
1028 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 32.

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1029 Ebrio de Dios, p. 96.
1030 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 32.
1031 Ebrio de Dios, p. 96.
1032 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88; y Causa de
la canonización de Chárbel, 1955, p. 160.
1033 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 116.
1034 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 71.
1035 El móvil primordial, en la vida de Chárbel, es el amor. Él obedece a su
amadísimo Jesús y a aquellos que lo representan. Él fue su prisionero. Cerró los ojos
para este mundo e hizo callar su lengua para escuchar al Amado. Vivió castamente y se
abstuvo de mujeres y de la belleza para serle fiel a Él.
1036 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1037 Constituciones 1732, Obediencia.
1038 Ermitaño de Annaya, p.54.
1039 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
1040 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
1041 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
1042 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.
1043 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.
1044 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.
1045 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 149.
1046 Al-Tannuri, p. 6.
1047 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
1048 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 78.
1049 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1050 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 219.
1051 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91; Causa de
la canonización de Chárbel, 1955, p. 166; y cf. Lo oculto develado, 124.
1052 Padre Antonio Chebli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1053 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
1054 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1055 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
1056 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1057 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p 114.
1058 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1059 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
1060 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1061 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.
1062 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 99.
1063 Padre Francisco Sabrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1064 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1065 Padre Francisco Sabrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1066 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1067 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1068 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
1069 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 159.
1070 El consejero de la región de Biblos.
1071 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1072 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
1073 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 276.
1074 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 42.

- 260 -
1075 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1076 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1077 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 203.
1078 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
1079 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
1080 Chebli Chebli , Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 190.
1081 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
1082 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 160.
1083 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 231.
1084 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
1085 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
1086 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
1087 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43.
1088 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página. 37.
1089 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95.
1090 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.
1091 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
1092 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 231.
1093 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
1094 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
1095 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 231.
1096 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
1097 Lo oculto develado, 138.
1098 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.101.
1099 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
1100 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 280.
1101 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
1102 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46; y padre Simón
Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43.
1103 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 78.
1104 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
1105 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.
1106 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.
1107 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
1108 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68.
1109 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 196.
1110 Ermitaño de Annaya, p. 97.
1111 El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 462.
1112 Padre Nehemtallah Nehme, Ermitaño de Ennaya, p. 52.
1113 Reglas de los novicios, p. 95.
1114 Ermitaño de Annaya, p. 64.
1115 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.
1116 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1117 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 159.
1118 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1119 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1120 Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Biblos, nota
de la página467.

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1121 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1122 Durante las 24 horas hay 7 tiempos para el oficio divino. El oficio de media
noche comprendía cuatro partes. Se rezaban en el breviario, el libro de fiestas, el de
cuaresma y el de la Semana Santa.
1123 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1124 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1125 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
1126 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1127 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1128 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1129 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
1130 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 204.
1131 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
1132 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1133 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
1134 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
1135 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p. 110.
1136 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.46.
1137 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1138 Lo oculto develado, p. 133-134.
1139 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44; y padre José
Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
1140 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1141 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.
1142 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1143 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
1144 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
1145 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
1146 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
1147 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
1148 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1149 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
1150 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
1151 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
1152 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
1153 Reglas de los novicios, p. 110-111.
1154 Obras completas, p. 713.
1155 Juan Jaisi, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.
1156 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.
1157 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
1158 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
1159 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1160 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109.
1161 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1162 Era una costumbre de las hermanas de nuestra Orden, la rama femenina, de
confeccionar estos escapularios para distribuirlos entre los fieles; Ermitaño de Annaya,
página 87, nota 1.

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1163 Los monjes son apodados, los monjes de Kozhaya, por pertenecer a este
famoso convento. Es, en efecto, uno de nuestros más grandes conventos en el Líbano;
Ermitaño de Annaya, p. 87, nota 2.
1164 Hermana Muyahida Al Jayassi, Ermitaño de Annaya, p. 87-88; pronunció su
votos el 20 de octubre de 1889; Diario de Áitu, p. 14; muerta el 2 de enero de 1945;
Diario de Áitu, p. 166, No. 44.
1165 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1166 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39-40.
1167 Al Tannuri, en Camino de la santidad, 1957, No. 10, p. 665-666.
1168 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 108.
1169 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 37.
1170 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 277; y Fuad Juri,
Causa de la canonización de Chárbel 1955, p. 268-271.
1171 Antonio Moisés se casó el 24 de febrero de 1889, Registro de Ehmej, p. 67, No.
98; tuvo una niña el 7 de diciembre de 1889, Registro de Ehmej, p. 39, No. 144.
1172 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14; Y padre José
Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 78.
1173 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
1174 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1175 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
1176 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 202.
1177 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 234.
1178 Al-Tannuri, p. 3.
1179 En el texto original figuran las palabras siríacas “Oh Padre de la verdad”.
1180 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1181 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1182 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1183 Al-Tannuri, p. 3.
1184 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 159.
1185 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 234; y
Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.
1186 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1187 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1188 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1189 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
1190 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 89.
1191 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1192 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1193 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1194 Al-Tannuri, p. 4.
1195 Paddre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
1196 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
1197 Al-Tannuri, p. 3.
1198 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.p. 215; y
Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 190; padre Juan Andari,
p. 41; y padre Antonio Nehme, en Camino de la santidad, año 1, p. 507-508.
1199 Padre Antonio Nehme, en Camino de la santidad, año 1, p. 507-508.
1200 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 97.

- 263 -
1201 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 97.
1202 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
1203 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
1204 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
1205 Según la edad del padre José, en los Monjes de nuestra aldea, p. 39, la
desbandada de las langostas tendría lugar en 1886.
1206 Reparticiones administrativas en los distritos del tiempo del gobierno otomano,
en la época de Mutasarrifia.
1207 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68.
1208 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 52.
1209 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68; y padre
Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132.
1210 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1211 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.
1212 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 108.
1213 Reglas de los novicios, p. 111-117.
1214 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 29.
1215 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.
1216 Pedro Moisés, Ermitaño de Annaya, p. 56.
1217 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1218 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.
1219 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 85.
1220 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
1221 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.
1222 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
1223 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132-133.
1224 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1225 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
1226 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.
1227 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
1228 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
1229 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
1230 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
1231 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1232 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 75.
1233 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64;
padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88; y padre José
Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
1234 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1235 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
1236 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
1237 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
1238 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1239 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página, 34.
1240 Eliseo Nakad, Positio de la foto de Chárbel, p. 3.
1241 Al-Tannuri, p. 4.
1242 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.

- 264 -
1243 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4-5.
1244 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.
1245 No habiendo podido fijar las fechas, bien determinadamente, he preferido
reunirlas en el capítulo como preludio al paso de Chárbel hacia el Padre.
1246 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 39.
1247 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 96.
1248 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1249 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69-70.
1250 Camino de la santidad, año 1, p. 511; padre José Ehmej, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p. 286; Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.
77; Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. p. 86; Al-Tannuri, p. 9,
su matrimonio no ha sido señalado en el registro de Ehmej, puede ser a causa del
desacuerdo con sus padres políticos; sobra decir que se casó después de haber
anulado su matrimonio, muy a pesar de sus padres, y así se podría celebrar la
ceremonia de su matrimonio en otra parroquia; el bautismo de su hijo, Sebastián, tuvo
lugar el 6/1/1885, 25 días después de su nacimiento, registro de Ehmej, p 9, No.
51;eso quiere decir que más probablemente su sanación tuvo lugar en 1884.
1251 El cura párroco Pablo Majluf, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 121.
1252 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 53.
1253 Puede ser que otro compañero estuviera con el padre del enfermo.
1254 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 167.
1255 Nehme Mdawar, Ermitaño de Annaya, p. 109.
1256 Sebastián Uwaini, Camino de la santidad, año 2, p. 3-4.
1257 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 205.
1258 Este testimonio se sitúa, entre los milagros de Chárbel, en sus últimos días
sobre la tierra.
1259 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 287.
1260 Su hermano, el padre Chárbel, Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 72.
1261 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 72.
1262 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 292.
1263 Ermitaño de Annaya, p. 11.
1264 Qafa, la esposa de Uwaini, en Camino de la santidad, año 2, p. 5.
1265 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 69.
1266 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 5.
1267 Qafa, Camino de la santidad, año 2. p. 6.
1268 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 6.
1269 Nacido el 25/10/1886, su edad, en el tiempo del milagro, 12 años y dos meses;
Registro de Ehmej, p. 15, No. 92.
1270 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70; Al-
Tannuri, p. 11.
1271 Al-Tannuri, p. 11.
1272 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 6.
1273 Al-Tannuri, p. 6.
1274 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.
1275 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70.
1276 Al-Tannuri, p. 11.
1277 Qafa, la esposa de Uwaini.
1278 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70.

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1279 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página. 37.
1280 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1281 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
1282 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la Santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
1283 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1284 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 74.
1285 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1286 Las palabras pronunciadas fueron en siríaco, que el hermano testigo ignoraba.
1287 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1288 Hermano Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel,
1955, p. 113.
1289 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 113.
1290 Lo oculto develado, p. 136.
1291 Al-Tannuri, p. 7.
1292 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1293 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1294 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1295 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1296 Regla de los ermitaños, canon 12.
1297 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1298 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1299 Al-Tannuri, p. 7.
1300 Regla de los ermitaños, canon 5..
1301 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 41.
1302 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72
1303 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 41.
1304 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1305 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 41.
1306 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.
1307 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.
1308 El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 461.
1309 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1310 El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 461.
1311 El padre Marón Nun pronunció sus votos en 1868 en el convento de Maifuq, a la
edad de 19 años; fue ordenado sacerdote en 1874, y muerto en el convento de Nuestra
Señora del Socorro en 1911, Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1312 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1313 Lo oculto develado, p. 136.
1314 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.
1315 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1316 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.

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1317 Según la computadora, el 25/12/1898 era un sábado, y deducimos que los
últimos días que San Chárbel estuvo enfermo fueron seis días, del domingo, la última
misa, el 18/12/ al 24/12, sábado, la fecha de su muerte.
1318 Al-Tannuri, p. 7.
1319 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.
1320 Tenemos en nuestro poder la carta del médico.
1321 Su nombre no fue señalado en el libro, Monjes de nuestra aldea, sino citado
como: hermano en visita canónica, archivos de Bkerke, 1898, (Bkerke, el patriarca Juan
Al Haij, página 18, No. 5227), con el el hermano Roque de Mechmech, ordenado
sacerdote en 1900; también puede ser, al mismo tiempo, el hermano Miguel, cuyo
nombre no está citado en el diario; a no ser que haya sido mencionado sacerdote
solamente en el testimonio del hermano Francisco.
1322 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
1323 En tiempo de Chárbel no se usaba la ducha… si acaso una vez al año, o nunca.
En la casa, la familia vivía en un solo cuarto, con el burro (que era el vehículo de la
familia), la vaca y las gallinas (que eran el ganapán de la familia); de donde se
desprende cómo podría contagiarse una peste en la Edad media, junto con otras
enfermedades, en particular las epidemias, pulgas, chinches y piojos que atacaban a los
hombres y las bestias, en ausencia de los cuidados higiénicos.
1324 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.
37. A este respecto la cosa parece incierta, pues Chárbel lavaba su cilicio; cf., Padre
Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44. Otra referencia: el hombre
de Dios, Daniel Al Hadase: “Sufría cuando tenía que quitarse el cilicio para lavarlo.
Algunas veces acudía a su asistente o a algún otro, cercano suyo, para que le ayudara
a quitárselo, pues se encontraba pegado a la piel. Cuando se le levantaba con un poco
de fuerza, sangraba. A la hora de su muerte, los monjes destrozaron el cilicio con un
cuchillo para poder cambiarle el vestido” (Padre José Hasruni, Historia de los
conventos de la región de Biblos, p. 358).
1325 Padre Nehemtallah Mechmech, Oisitio de la santidad de Chárbel, 1926,, p. 75.
1326 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
1327 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1328 Ermitaño de Annaya, p. 26.
1329 Jorge Chokrallah, Positio de la prohibición de culto, p. 6.
1330 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 37.
1331 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 39.
1332 Positio de prohibición de culto, p. 43-45..
1333 Padre Pedro Damián Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 97.
1334 Positio de prohibición de culto, p. 46.
1335 Positio de prohibición de culto, p. 47-48.
1336 Positio de prohibición de culto, p. 50-51.
1337 Padre Antonio Chebli, Positio de prohibición de culto, p. 247.
1338 Positio de prohibición de culto, p. 48-51.
1339 Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 27.
1340 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1341 Reliquia de la tumba de San Chárbel, p. 51.
1342 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 97.
1343 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 51.
1344 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel,
página 97.

- 267 -
1345 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1346 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
pagina 97.
1347 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p.57.
1348 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 247.
1349 Positio de prohibición de culto, Jorge Sassine, p. 10; Natividad Chehade, p.
22; Padre Nehemtallah Mechmech, p. 29.
1350 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 9.
1351 Al-Tannuri, p. 7.
1352 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 57.
1353 Positio de la prohibición de culto, p. 33.
1354 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1355 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1356 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1357 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926 p. 25.
1358 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1359 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1360 Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 28.
1361 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1362 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de culto, p. 24.
1363 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p.11.
1364 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1365 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1366 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1367 Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 28.
1368 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1369 Jorge Sassine, Positio de la prohibición de culto, p.11.
1370 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1371 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1372 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1373 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1374 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1375 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.
1376 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 41.
1377 Constituciones 1732, p. 58,
1378 Padre José Andari, Positio de prohibición de culto, p. 14.
1379 Padre Antonio Hsarat, Positio de prohibición de culto, p. 13.
1380 Registro de misas, Annaya, 1898-1907.
1381 Ermitaño de Annaya, p. 26.
1382 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 30.
1383 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 73.
1384 Al-Tannuri, en Camino de la santidad, 1957, p. 667.
1385 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 36.
1386 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1387 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.
1388 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1389 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1390 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

- 268 -
1391 Natividad Chehade, Positio de prohibición de culto, p. 23.
1392 Ermitaño de Annaya, p. 37.
1393 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1394 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.
1395 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1396 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1397 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1398 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 249.
1399 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1400 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 47-49.
1401 Diario de Annaya, p. 56.
1402 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 66.
1403 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 79.
1404 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92.
1405 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1406 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129-130.
1407 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de culto, p. 24.
1408 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1409 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137.
1410 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1411 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1412 Puede ser cultivar las cebollas en febrero.
1413 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.
1414 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1415 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1416 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, 27.
1417 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.
1418 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1419 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1420 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1421 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.
1422 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 14.
1423 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1424 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1425 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1426 Lugar próximo al convento.
1427 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1428 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1429 Jorge Chokrallah, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
1430 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1431 Jorge Chokrallah, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
1432 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1433 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1434 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1435 Jorge Sassine, Positio de la prohibición de culto, p. 11.
1436 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1437 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1438 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 80.
1439 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, p. 138.
1440 Padre elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

- 269 -
1441 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.
1442 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.
1443 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.
1444 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.
1445 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 138.
1446 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.
1447 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.
1448 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955. p. 173.
1449 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 98.
1450 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 213.
1451 Ermitaño de Annaya, p. 27.
1452 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1453 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
1454 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1455 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 98.
1456 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 137.
1457 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.
1458 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1459 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1460 Pronunció sus votos en 1891; murió en el convento de Annaya en 1939, Monjes
de nuestra aldea, p. 181.
1461 Pronunció sus votos en 1893; murió en 1952 en el convento de Annaya, Monjes
de nuestra aldea, p. 186-187.
1462 Pronunció sus votos en 1898; murió en 1951 en el convento de Qattara, Monjes
de nuestra aldea, p. 186-187.
1463 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1464 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1465 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1466 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página38-39.
1467 Padre Antonio Hsarat, Positio de prohibición de culto, p. 14.
1468 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1469 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1470 Archivos Bkerke, fol. 13/2/1899.
1471 Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11
1472 En el encabezamiento de la carta del superior del convento de Annaya, dirigida
al patriarca, está escrito: respuesta recibida,
1473 Fallecido el 26 de diciembre de 1929, Diario de Annaya, p. 60.
1474 Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, muerto en el
convento de Nuestra Señora del Socorro en 1959, Monjes de nuestra aldea, p. 181-
182,
1475 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 11.
1476 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p, 26.
1477 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1478 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1925, p. 11; y orge
Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11.
1479 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 52.

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1480 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1481 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1482 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1483 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 52.
1484 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1485 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1486 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1487 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1925, p, 52.
1488 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1489 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.
1490 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 53.
1491 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.
1492 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130; y padre
José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 52.
1493 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 73.
1494 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1495 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.
1496 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 27.
1497 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1498 Lo oculto develado, p. 137.
1499 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1500 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1501 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 11-12.
1502 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1503 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1504 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 26.
1505 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 139.
1506 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 99.
1507 Hermano Pablo Lehfed, Positio de prohibición de culto, p. 31.
1508 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1509 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1510 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 139.
1511 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1512 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 273.
1513 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1514 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.
1515 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1516 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.
1517 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1518 Jorge Chokrallah, Positio de prohibición de culto, p. 4.
1519 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1520 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 36.
1521 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 157.
1522 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 36.
1523 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 14-15.
1524 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.
1525 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 89.
1526 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1527 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1528 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

- 271 -
1529 Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, fallecido en 1959;
Monjes de nuestra aldea. 181-182.
1530 Padre [Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.
1531 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.
1532 Padre José Andari, Positio prohibición de cuilto, p. 15.
1533 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1534 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1535 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 12.
1536 Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.
1537 El postulador de la causa tachó la siguiente línea: El susodicho padre José le
tocó una mano, llevando un pañuelo en la otra para empaparla en la sangre que brotaba
de su cadera, durante la noche.
1538 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1539 Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.
1540 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1541 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.
1542 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1543 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.
1544 El patriarca Elías Howayek, que pidió consultas médicas a Sebastián Moisés
Uwaini, decía: “nadie muere entre sus manos”. Los auditores interpretaron lo dicho
como que Sebastián Uwaini trataba a los enfermos con las supuraciones del padre
Chárbel; Bendición de la tumba del Santo, p. 100.
1545 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1546 Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.
1547 Fue designado superior del convento de Annaya entre 1899-1901; Monjes de
nuestra aldea, p. 251.
1548 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.
1549 María Zwain, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 81-82.
1550 Hermano Pedro Elian Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1551 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.
1552 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 21.
1553 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.
1554 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.
1555 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 142.
1556 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 143.
1557 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 219.
1558 Padre José Andari, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 143.
1559 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.
1560 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.95-96.
1561 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 104.
1562 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1563 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117.
1564 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 192-195.
1565 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 195.
1566 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 195-196.
1567 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 196, 197.
1568 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1569 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1570 Natividad Chehade, Positio prohibición de culto, p. 23.
1571 Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 28.

- 272 -
1572 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 294.
1573 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,p. 12.
1574 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1575 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p.
222.
1576 Hermano Pedro Elian Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1577 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39,
1578 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 47.
1579 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 197.
1580 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173-174.
1581 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 7.
1582 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 198
1583 Practicó la medicina sin haberla estudiado.
1584 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1585 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92-93.
1586 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1587 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92-93.
1588 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p. 94.
1589 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93.
1590 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1591 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93.
1592 María Chamún, Positio de santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1593 Padre Luis Wehbeh, Los monjes en el Líbano, p. 78.
1594 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 28.
1595 Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 28.
1596 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 129
1597 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 4.
1598 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173
1599 Positio prohibición de culto, p. 33.
1600 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 98-99.
1601 Hawchab, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, 1926, p. 184-185.
1602 Hawchab, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, 1926, p. 185.
1603 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.
1604 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1605 Jorge Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1606 Pronunció sus votos en 1898, murió en 1932, Monjes de nuestra aldea, p 187.
1607 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1608 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93; y Causa de
la canonización de Chárbel, 1955, p. 175-177.
1609 Pronunció sus votos en 1865, murió en 1914, Monjes de nuestra Aldea, página
40-41.
1610 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.
1611 Chebli Chebli, Causa dela canonización de Chárbel, 1955, p. 199.
1612 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14-15.
1613 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1614 La legaña causada por la oftalmía.
1615 José Nassif, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 68-69.
1616 Moisés Moisés, Positio prohibition de culto, p. 70.

- 273 -
1617 El que habla es el hermano Pedro Jawad Mechmech.
1618 Positio prohibición de culto. 10.
1619 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 54.
1620 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 41-42.
1621 Iid Nakad, Positio prohibición de culto, p. 117.
1622 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1623 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.
1624 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 79.
1625 Padre Francisco Sibrini, Positio prohibición de culto, p. 27.
1626 Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 10.
1627 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 6.
1628 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.
1629 Los padres: Galliador, Galalin y Francisco María, encargados de una visita
apostólica en nuestra Orden.
1630 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1631 Hermano Pedro Elián Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1632 Hermano Pedro Elían Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1633 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1634 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1635 Sebastián Uwaini, Positio de l santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1636 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.
1637 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.
1638 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 38-39.
1639 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.
1640 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.
1641 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5-6.
1642 A contar de la muerte de Chárbel, en 1898, hasta 1926, fecha del testimonio del
médico Chokrallah.
1643 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 7.
1644 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 7.
1645 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1646 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 81.
1647 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1648 Ermitaño de Annaya, p. 28.
1649 Examen del médico, Positio prohibición de culto, p. 19.
1650 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 82.
1651 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54.
1652 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54.
1653 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54-55.
1654 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
1655 Donde el superior y el padre Vicente Awad para informarle acerca de los
acontecimientos, ya que la apertura de la tumba se hizo sin ninguna autorización, lo que
podría repercutir negativamente en la causa de canonización de San Chárbel.
1656 Crimen que ha reanimado su víctima, Señor Salomón José Abraham, revista
Chárbel- Rebeca- Nehemtallah, No. 279, año 2003, p. 16-23.
1657 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 54 y 99.
1658 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 55.
1659 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.

- 274 -
1660 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 55.
1661 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 174.
1662 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 119.
1663 Padre Antonio Aalún, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.248-249.
1664 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 142.
1665 El primer ministro Riad Beik Solh: “El padre Chárbel es para todo el Líbano y
para todas las confesiones libanesas, no solamente para los maronitas”.
1666 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de canonización de Chárbel, 1955,
página 100.
1667 Hermano Nuhra Eddeh, Positio de la foto de San Chárbel, p. 5-6.
1668 José Antonio, museo de la casa de San Chárbel, Bqaakafra.
1669 Cf. Positio de la foto de San Chárbel.
1670 Testimonio delante de nosotros, principios de febrero de 2007.
1671 Camino de la santidad, 1957, p. 664-665.
1672 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 58-59.
1673 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 59.
1674 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 62-63.
1675 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 224.
1676 Padre Vaillaume, en Ebrio de Dios, p. 38.
1677 Ermitaño Padre Juan Jawand, el 4/4/2006..
1678 Monjes de nuestra aldea, p. 73.
1679 Monjes de nuestra aldea, p. 71.
1680 Monjes de nuestra Aldea, p. 203.
1681 Cf. Padre Tannuri, Padre Libaos Daher.
1682 Al-Tannuri, p. 7.
1683 Monjes de nuestra aldea, p. 74.
1684 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1685 El día en que él testificó.
1686 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1687 Diario de Annaya, p. 60.
1688 Monjes de nuestra aldea, p. 54.
1689 El día en que él testimonió.
1690 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 122.
1691 Monjes de nuestra aldea, p. 54.
1692 Monjes de nuestra aldea, p. 38-39.
1693 El día en que él testimonió, en 1926.
1694 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 156-157.
1695 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
1696 Diario de Annaya, p. 70.
1697 Monjes de nuestra aldea, p. 185.
1698 El día en que él testimonió.
1699 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
1700 Diario de Kfifane, No, 11.
1701 Monjes de nuestra aldea, p. 41.
1702 El día en que dio testimonio en 1926.
1703 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 128.
1704 En el norte del Líbano.
1705 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 144-145.
1706 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 128.
1707 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 125.
1708 Monjes de nuestra aldea, p. 185.

- 275 -
1709 El día en que dio su testimonio.
1710 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición d culto, p. 13.
1711 Diario de Annaya 65.
1712 Monjes de nuestra aldea, p. 187.
1713 El día en que dio su testimonio.
1714 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 226-228.
1715 Monjes de nuestra aldea. p. 187.
1716 El día en que dio su testimonio.
1717 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 211-
212.
1718 Monjes de nuestra aldea, p. 171.
1719 Monjes de nuestra aldea, p. 38-39.
1720 El día en que dio su testimonio.
1721 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 131.
1722 Diario de Maifuq, p. 328.
1723 Al-Tannuri, p. 9.
1724 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1725 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 33.
1726 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
1727 El día en que dio su testimonio.
1728 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 33-34.
1729 Ermitaño de Annaya, p. 39.
1730 Diario de Annaya, p. 62.
1731 El día en que dio su testimonio.
1732 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
pagina 87-88.
1733 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1734 El día en que dio su testimonio.
1735 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel,
1955, página 112.
1736 Monjes de nuestra aldea, p. 182.
1737 Registro de Ehmej, p. 63, No. 75.
1738 El día en que dio su testimonio.
1739 Pronunció sus votos en Hub en 1853; murió en el convento de Annaya en 1885;
Monjes de nuestra aldea, p. 93.
1740 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.
1741 Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 27
1742 Monjes de nuestra aldea, p. 181-182..
1743 El día en que dio su testimonio.
1744 Hermano Pedro Elián Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1745 Monjes de nuestra aldea, p. 181-182.
1746 El día en que dio su testimonio.
1747 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.
1748 Monjes de nuestra aldea, p. 113.
1749 El día en que dio su testimonio.
1750 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.
1751 Monjes de nuestra aldea, p. 113.
1752 Hermano Pablo Lehfed, Positio prohibición de culto, p. 31.
1753 El día en que dio su testimonio.

- 276 -
1754 El cura párroco Pablo Majluf, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.
1755 El día en que dio su testimonio.
1756 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
1757 El día en que dio su testimonio.
1758 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 200.
1759 El día en que dio su testimonio.
1760 Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11.
1761 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95-97.
1762 El día en que dio su testimonio.
1763 Juan Jaisi, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117.
1764 El día en que dio su testimonio.
1765 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 135-136.
1766 Monjes de nuestra aldea, p. 77.
1767 El día en que dio su testimonio.
1768 Fue nombrado superior entre 1886-1890, Monjes de nuestra aldea, p. 251.
1769 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
1770 Monjes de nuestra aldea, p. 77.
1771 El día en que dio su testimonio.
1772 Hauchab Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 1778-179.
1773 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1774 El día en que dio su testimonio.
1775 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 104.
1776 Monjes de nuestra aldea, p. 181.
1777 Registro de Ehmej, p. 30.
1778 Registro de Ehmej, p. 67, No. 98.
1779 El día en que dio su testimonio.
1780 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 3-4.
1781 Monjes de nuestra aldea, p. 38-39.
1782 El día en que dio su testimonio.
1783 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
1784 Diario de Maifuq, p. 324-327.
1785 El día en que dio su testimonio.
1786 Simón Jorge Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 1; conoció al
padre Chárbel cuando le ayudó en la construcción del horno (Ver Simón Jorge Gata).
1787 El día en que dio su testimonio.
1788 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 188-189.
1789 Dio su testimonio delante de nosotros, el 8/3/2006, en Jalidie.
1790 Dio su testimonio delante de nosotros, el 8/3/2006, en Jalidie.
1791 El día en que dio su testimonio.
1792 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 115.
1793 El día en que dio su testimonio.
1794 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 256.
1795 Monjes de nuestra aldea, p. 152.
1796 El día en que dio su testimonio.
1797 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página
101-102.
1798 Monjes de nuestra aldea, p. 152.
1799 Monjes de nuestra aldea, p. 113.
1800 El día en que dio su testimonio.
1801 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 16.

- 277 -
1802 Monjes de nuestra aldea, p. 113.
1803 Monjes de nuestra aldea, p. 45.
1804 Rl día en que dio su testimonio.
1805 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 139.
1806 Monjes de nuestra aldea, p.45.
1807 El día en que dio su testimonio.
1808 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
1809 El día en que dio su testimonio.
1810 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 5-6.
1811 Monjes de nuestra aldea, p. 102.
1812 El día en que dio su testimonio.
1813 El cura párroco Miguel Ramia. Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
1814 El día en que dio su testimonio.
1815 María Chamún, p. 94.
1816 María Chamún, p. 95.
1817 El día en que dio su testimonio.
1818 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
1819 El sía en que dio su testimonio.
1820 Natividad Chehade, Positio prohibición de culto, p. 22.
1821 Monjes de nuestra aldea, p. 181.
1822 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.
1823 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 29.
1824 Monjes de nuestra aldea, p. 181.
1825 El día en que dio su testimonio en 1926.
1826 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1855, p. 286-287.
1827 Monjes de nuestra aldea, p. 85-86.
1828 El día en que dio su testimonio en 1926.
1829 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 107-108.
1830 Monjes de nuestra Aldea, p. 86.
1831 El día en que dio su testimonio.
1832 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
1833 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1834 El día en que dio su testimonio en 1926.
1835 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
1836 Diario de Annaya, p. 67.
1837 El día en que dio su testimonio.
1838 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 276.
1839 Monjes de nuestra aldea, p. 167.
1840 El día en que dio su testimonio.
1841 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 14.
1842 Monjes de nuestra aldea, p. 167.

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Apéndice: “Palabras de San Chárbel”

El 10 de noviembre de 1994, la Orden Libanesa Maronita y los maronitas


celebraron el tercer centenario de su fundación. Para esta ocasión, se organizaron,
en todo el país, festividades oficiales y populares, religiosas, espirituales, artísticas,
intelectuales y sociales, de las que se hicieron muchas publicaciones.
La noche de este 10 de noviembre, como era su costumbre, El señor Raimundo
Nader, un joven casado, rezaba, a la intemperie, delante del eremitorio de San
Chárbel. Esa noche fue diferente de todas las otras noches. La experiencia
particular que allí vivió y que le hizo descubrir el amor de Dios, en su providencia, va
a transformar completamente su vida. Ésta es su historia:
“Estaba orando, igual que lo hago desde hace muchos años, delante del

No sabría decir si estaba de pie, sentado o en otra posición. Lo que sí sé era que
estaba en presencia de un ser supremo, irradiado de luz. Me sentí envuelto en un
amor de inmensa ternura y, a la vez, en contacto con todo el universo, como si yo
fuera uno solo con el cosmos.
Me sentí empeñado en una especie de diálogo extraordinario con esta persona
luminosa, de una manera extraña, pues me hablaba sin palabras, sin sonidos, pero
más elocuente que toda lengua. Se dirigía directamente a mi alma y a mi corazón,
sin que los oídos oyeran ni captaran mis sentidos, como si fueran palabras vanas.
Me dije: “Estoy soñando”. La persona me respondió haciéndome comprender, sin
equívocos, que yo no soñaba. Pensé que yo estaba inconsciente. De la misma
manera, precisa y maravillosa, me explicó que yo estaba, en este momento, en el
punto culminante de vigilia, como jamás lo estuviera en toda mi existencia.
Yo me preguntaba dónde estaba, qué era esa luz, quién era el que me hablaba.
Era presa de un sentimiento de plenitud y de quietud, de una intensidad tal que mi
felicidad no tenía límites.
Mi serenidad era perfecta, bañada por un amor transparente que superaba
millones de veces todo lo que se encuentra en los corazones de todos los humanos:
un amor fuerte y grandioso, que no se puede comparar con el de los hombres. Esto
era otra cosa: un amor divino que sólo esta luz podría comunicar.

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Cuando se apoderó de mí este sentimiento maravilloso y que yo me fundí en él,
oí que me dijo: “Soy yo”. Tuve la impresión de conocerlo siempre, desde mi
nacimiento o, tal vez, desde antes. Me pareció que él me conocía perfectamente,
desde que me formé en el seno de mi madre, y aún antes de que fuera formado,
como si conociera mejor que yo mismo todas las partículas de mi cuerpo, las que se
encuentran en las células de mi cerebro, los pensamientos de mi alma y las
emociones de mi corazón. Sentí que estaba desnudo ante esa luz y que me
transportaba de una parte a la otra. Nada se le escapaba de mí. Sentía que se
infiltraba por todos los poros de mi ser.
Me preguntaba cómo podría hacer para que esta luz se quedara en mí para
siempre y que yo me fundiera en ella. Y si ella desapareciera, pues que me llevara
consigo. La luz me contestó, a su manera, como diciéndome: “Yo estoy siempre
aquí y en todo lugar: No voy a ninguna parte. Estoy siempre en el tiempo y fuera del
tiempo, en el espacio y fuera de él”.
Esta experiencia se repitió 22 veces hasta el día de hoy. Y cada vez, el Señor
Raimundo Nader recibía un mensaje del que gran parte publicamos aquí. Faltan
seis mensajes que aún quedan inéditos:
1. Cristo es la verdad del amor encarnado
“Desde antes de los tiempo existía el amor. Por él todo fue creado desde toda
la eternidad. Sin él nada existiría. Desde el principio, el amor es el fundamento
del universo, la ley y el término de toda cosa. Nada subsiste, todo perece sin el
amor. Dios es amor y verdad. Dios es el verdadero amor. El mundo de Dios es el
Amor, el de la verdad. No hay verdad fuera del amor. El hombre no se realiza
sino a través del amor. No conocerá la verdad sino en Dios. Le pertenece a Dios
porque es hijo del amor, hijo de Dios, y su verdadera patria es Dios.
Hay un camino que conduce al mundo de Dios. Cristo es el camino. Él es la
verdad encarnada. Él es la manifestación de la verdad, de la vida. Todo hombre
está llamado a transitar por ese camino mientras dure su viaje desde este
mundo al del más allá. Igual que por el viaje por este mundo, el hombre debe
proveerse. Pero la provisión y el arma serán sólo el amor. Pero este amor tiene
que abarcar gratuitamente a todos los hombres, sin condiciones y sin límites. Es
así como Dios lo ama. Ámense, pues, mutuamente en este amor que es el amor
de Dios.
Olvidado de sí mismo, el hombre no puede ofrecer este amor. Lo obtiene de
Dios en Jesucristo por el Espíritu. Para esto tiene que orar. Sólo por la oración
se adquiere el amor de Dios Padre, fuente del amor; del Dios Hijo, Jesucristo,
amor encarnado; de Dios Espíritu, Espíritu de amor. Oren, pues, para alcanzar
este amor, a fin de amar gratuitamente a todos los hombres, sin límites ni
condiciones, como Dios los amó a ustedes. Serán, entonces, los hijos de Dios.
El hombre nació del corazón de Dios y tornará a ese corazón.

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2. Cumplan el propósito para e quel fueron creados

¿Por qué descienden los hombres siendo que el amor del Señor es un
ascenso?

Las gentes soportan fardos pesados que les curvan las espaldas hasta hacer
que sus frentes toquen el suelo. Les impiden enderezarse y elevar la cabeza
para ver la faz de Dios. Tratan de liberarse. Cada uno se deshace de ella para
cargar otras por el mismo estilo que, a la postre, lo sujetan con cargas más
pesadas aún.

Sólo Cristo puede aliviar a los hombres de su carga. Un esclavo no puede


liberar a otro esclavo. El hombre nace atado a cadenas y coyundas y queda
maniatado a ellas a lo largo de la vida. Son muchos los que mueren sin poder
zafarse de ellas.

La gente se acostumbra a sus cadenas, y las acarician como si fueran partes


integrantes de sus vidas; no importa que se les haga difícil zafarse de ellas El
brillo de las cadenas les enceguece los ojos para que no vean más la faz del
Señor. El jaleo ensordecedor no les deja oír su voz. Están tan gozosos de su
brillo, de sus trabas y sus estruendos que se enamoran de ellos. Mucho le brillan
sus cadenas, tanto que no les parecen esclavizantes. En vez de sacarles brillo,
destrúyanlas; en vez de hacer de ellas músicas sonoras, desátenlas para que
queden libres.

El Señor sufre de ver las gentes, pues por ellas se hizo hombre, murió y
resucitó, a fin de darles vida y la felicidad eterna. Encadenados, buscan la
felicidad allí donde no se encuentra.

Su felicidad en este mundo, no es de este mundo; pues si de este mundo


fuera, en él se quedarían.

Su felicidad no reside en la materia, pues ésta no la puede dar. ¿Por qué los
hombres corren en busca del oreo? ¡Bien vale más el hombre que el oro! Es hijo
de Dios y su valor está en sí mismo. El oro no libera al hombre de sus cadenas;
sólo lo hace brillar un poco más.

Su felicidad no viene del hombre, pues éste no la posee, y nadie da de lo que


no tiene.

Solamente Jesús puede dar la verdadera felicidad. Los hombres sólo viven
entre el asfalto y el cemento. Sus almas se han vuelto como el asfalto, y sus
corazones endurecidos como el cemento. De sus mentes no manan sino ideas
de sombras, y sus almas están vacías de todo amor. Los hombres están hechos
a la imagen de una materia inerte y sin vida; algunos se parecen a las rocas que
se mueven emanando olores a pecado. Altivos como son, se empeñan en

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procurar la felicidad en el pecado que, a la postre, no les da más que angustia,
tristeza y miseria de la vida. Se han vuelto orgullosos frente a ellos mismos,
unos contra otros y en contra del Señor. ¿Es que no saben que el Señor puede
pulverizarlos al guiño de un ojo? Pero grande es el amor de nuestro Dios. Él
ama a los hombres con amor infinito porque ellos son sus hijos e hijas. Él ha
querido que sean luz del mundo, a imagen suya.

Todo hombre es una luz creada por nuestro Señor para iluminar el mundo. Es
una lámpara hecha para alumbrar y dar luz. El que sostiene una lámpara es
para esclarecer la oscuridad. La lámpara está hecha para alumbrar en la
oscuridad. Pero las lámparas, los hombres, no se interesan sino por las
apariencias: pintan sus vasos y los llenan de adornos, siendo que Dios los creó
transparentes y delgados para propagar la luz. Pero se volvieron gruesos y
oscuros para disimular la luz; y el mundo quedó sumergido en las tinieblas. Las
lámparas que nuestro Señor hizo para portar la luz al mundo se transformaron
en obras de arte, adornadas y coloreadas, pero sin luz. ¿Para qué sirve una
lámpara que no alumbra la oscuridad? Una lámpara en la oscuridad no se ve si
no ilumina.

No importa cuán hermosa sea una lámpara, pues su luz es mucho más bella.
El mundo se pierde en la oscuridad. Sean ustedes su luz. Vuelvan delgados y
transparentes sus vasos a fin de alumbrar al mundo y realizar la meta para la
que Dios los Creó.

Nuestro Señor ha reservado una meta que cada criatura debe realizar en la
vida: contemplen todas las criaturas de la tierra, y cuiden porque cada una haga
con precisión y honestidad su trabajo. No hay ninguna miserable. La menos
estimada de todas es, ciertamente, más feliz que un hombre que peca. El
hombre pecador, a la hora de la cuenta, se avergonzará ante la grandeza del
amor de Dios. Este amor que creó el universo y que dio la vida es el único tesoro
acumulado que permanecerá para acompañarle en la otra vida. Todos los
tesoros de ustedes, todo su dinero y realizaciones que pensaron serían sus
posesiones en este mundo, y aun sus huesos, no les pertenecerán más. Todo
aquel que comparezca vacío de amor ante el Señor, morirá de vergüenza. Ésa
es su muerte verdadera, y no la que aconteció al entregar su alma.

Si el hombre no se transforma en amor, morirá; pues Dios es amor, un amor


eterno. Dejen llenar de amor sus corazones y que sea la humildad la que
gobierne sus mentes. Oren y conviértanse. Oren a Jesucristo, y Él los
escuchará. Ábranle sus corazones, y Él entrará en ellos para colmarlos de paz.
Oren desde lo más hondo de sus corazones; que no sea mero murmullo y
movimiento de labios.

No se cansen buscando la verdad fuera de Cristo. La verdad no existe fuera


de Él. Sólo Cristo es la verdad. Cuando conozcan a Cristo, conocerán la verdad,

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y ésta los hará libres. Cristo quiere que sean libres. No tengan miedo; tengan
valor. Sepan que Cristo ha vencido el mundo.

3. Su trabajo en este mundo

Cristo es el camino. Sean firmes y perseveren caminando por él. No dejen


que nada los desvíe de él. Concedan a cada hermano un pequeño momento.
Muéstrenle el camino; oriéntenlo hacia la luz. Si quiere marchar a su lado,
déjenlo que camine adelante. Si quiere que usted le dé la mano, ofrézcale las
dos; si intenta desviarse del camino o rezagarse, déjelo libre, pues largo es el
camino y mucho el trabajo. Siembren de oraciones la tierra, de incienso y de
amor. Siembren en las rocas porque ellas pueden contener un poco de tierra,
capaz de hacer germinar la semilla. Si hay que triturar la roca, golpéenla sin
cejar; si se quiebra al primer golpe, acabará por partirse cuando le dé cien. Si la
dejan, otros tomarán su puesto, trabajarán y sembrarán. Hay un tiempo para
sembrar y un tiempo para cosechar.

No teman golpear la roca, pues los brazos son suyos. Pero ni la tierra ni el
hacha son suyos. No protesten, no se quejen, no se agiten. Las espigas que se
están trillando para quitarles la paja no se quejan bajo el peso del rastrillo que
golpea porque se está preparando para hacerse alimento y pan.

Tampoco se quejan las uvas cuando se machacan y se exprimen, pues se


van a convertir en el vino que contenta. Sin la cruz no habría ni pan ni vino. El
que quiera volverse pan y vino, debe llevar la cruz. Lleven, pues, la cruz y
caminen hacia la luz.

El hombre en este mundo que quiere pasar de la orilla oscura a la ribera de la


luz eterna, debe atravesar los mares de este mundo a bordo de numerosos
barcos:

1- Los hay muy hermosos, lujosos y confortables. Son los que siguen la
indicación del viento, y su proa se deja gobernar al juguete de las olas.
No afrontan ni los vientos ni las olas, pues no tienen dirección fija ni
meta que alcanzar. Estos barcos atraen la mayor parte de las gentes
que no van lejos, pues no les interesa llegar a buen destino. Ninguna
travesía del mar del mundo es eterna. Se acaba el viaje, y con él
terminan los pasajeros de este barco en el fondo de las aguas, no lejos
de la orilla de donde zarparon
2- Una especie de segundo barco cuyas velas son delgadas y endeble el
maderaje, se hace trizas en alta mar cuando arrecien las olas y la
tormenta. Así terminan sus pasajeros que van a dar en algún lugar del
mar profundo.
3- Y hay un tercer barco de maderas fuertes y de resistentes velas, de
seductoras y bellas formas, pero su piloto ladino conduce a los

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pasajeros a las orillas de la muerte. Y todos encuentran la muerte sobre
estas riberas letales, sin retorno.
4- Y también existe el navío del Señor, de maderas finas, de velas muy
sólidas, cuyo piloto está lleno de sabiduría, de valor y de mucho amor.
Este bajel atraviesa los mares profundos, afronta los vientos y las
tempestades por violentaos que ellos sean y atraviesa la alta mar en su
largura. No será un cómodo viaje, pero su arribo será seguro.
Permanezcan firmes en el barco del Señor. No teman las tempestades ni las mareas
altas. No se dejen seducir por los barcos de lujo, ni menos subir a bordo de ellos
porque perderán la meta. Mejor que por el viaje mismo, preocúpense por llegar al fin.
No dejen que la profundidad del mar los seduzca con mágicos encantos. Estos mares
les sirven sólo de travesía, no para vivir en ellos. No pueden, al mismo tiempo, estar a
bordo del buque y en la profundidad del agua. No se puede estar, a la vez, a bordo de
dos navíos.
Sean firmes a bordo del barco del Señor y fortalezcan a sus hermanos en cada
puerto donde arriben. Llamen a las gentes que los acompañan en el viaje y compartan
con ellos cuando lleguen a la meta. Háblenles del piloto y de las riberas de luz. Pero
miren que no sean sus palabras las que inciten a subir a bordo del buque del Señor,
sino, más bien, su confianza, su fe en el piloto y el gozo que transforma todos sus
rostros.
Asegúrense de que el viaje a bordo de este barco los lleve a obtener un rostro
luminoso para continuar viviendo de esa luz y por ella, pues el hombre es una criatura
universal cuyos límites son los de la luz y no una criatura terrena en los límites de la
tierra y el agua. El hombre fue creado de tierra y de luz. El que viva en la tierra, a la
tierra tornará y morirá; pero el que viva en la luz, a la luz volverá y vivirá. No dejen que
la tierra los limite, pues los linderos de su patria en este mundo se extienden hacia los
lugares donde el mar termina y comienza el cielo, No se dejen esclavizar de la tierra;
permanezcan libres. La libertad consiste en zafarse del pecado; si se liberan del
pecado, no hay nada que los esclavice; pero si son esclavos del pecado, considérense
ustedes mismos como esclavos, aunque porten en la mano el poder real. Permanezcan
en gracia y humildad. Sean verdaderos testigos de Cristo. Devuelvan bien por mal,
pero no tomen el amor como pretexto para huir del enfrentamiento contra el mal. El
labrador no para su trabajo al encontrar las piedras, como una excusa para no trabajar.
No tengan miedo: el mal se destruye a sí mismo.
Comprométanse totalmente con la Iglesia y adhiéranse a sus enseñanzas. Oren sin
cesar. Honren a su madre, la Virgen María, armados de de su rosario, pues su nombre
disipa las tinieblas y erradica el mal. Sean monjes de corazón en este mundo, aun si no
portan el hábito monacal. Llenen la tierra de incienso y de oración. Sean santos para
que santifiquen la tierra. Es largo el camino de la santidad. No duden de que si el
pensamiento de Dios está en sus mentes y su amor en sus corazones, su fuerza
fortalece sus brazos y llegarán a la meta final. Estén seguros de que cada vez que
oren, yo rezo por su santificación. Así, el nombre del Señor será glorificado.

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4. Hay que vencer la debilidad

A cada cerradura, su propia llave. A cada puerta, una cerradura que no abre con otra
llave. La muerte cerró la puerta y el pecado la bloqueó. La cruz es la llave que libera la
cerradura del pecado y el cerrojo de la muerte. La cruz abre la puerta del cielo y no hay
otra llave para ello.
La puerta del cielo se encuentra allí donde se unen el cielo y la tierra, en la cima del
calvario. Es conocida la puerta, palpable y visible. El que tenga sus dos ojos, la puede
ver. Algunos piensan que no tiene cerradura y que se abre con sólo empujarla. Pero
cuando uno se acerca a ella, se da cuenta que tiene una cerradura que no abre sino
con su llave.
La propia llave no la podemos conocer sino cuando la introducimos en el cerrojo. No
más que una sola llave: la cruz de Cristo. No se fatiguen ensayando otras llaves para
abrir las puertas del cielo o querer fabricarla. Muchos son los que pasan su vida
concibiendo sus propias llaves, esperando poder abrir la puerta. Otros muchos,
también, se burlan de la cruz de Cristo. Ante esta puerta, brilla la claridad y se
comprueba cuán falsas son todas las llaves.
Toda su vida es un viaje encaminado hacia esta puerta. Allí se llegará al final de la
peregrinación, con la propia llave en la mano para abrir y entrar. Si no, se quedarán
fuera, sin poder entrar, pues otras llaves son de fabricación. Quedarán decepcionados.
Lleven la cruz de Cristo que ésa es la llave del cielo.
Lleven la cruz de Cristo con gozo, ardor y coraje. No lloren, no se lamenten cada
vez que les vaya mal. Los lloros y los lamentos no van con la historia de la salvación, lo
mismo que la puerta del cielo no se franquea con golpes de pecho y empujándola con
gritos y lamentaciones. Son las lágrimas de conversión las que hacen la historia de la
salvación. Una sola lágrima basta para abrir la puerta del cielo, la lágrima del
arrepentimiento que humedece la mejilla del que cree con fervor.
Lleven la cruz de Cristo y sigan sus pasos. La Virgen caminará a su lado como lo
hizo con su Hijo. Cuando se sientan heridos, digan: “Por los padecimientos de Cristo”.
Cuando los persigan, los maltraten y los ofendan, digan: “Gloria al Señor”.
Es preciso vencer su debilidad y no tomarla como pretexto para dejarse llevar. Si
llevan la cruz de Cristo, ningún sufrimiento los doblega, ni abate ninguna fatiga.
Caminen con firmeza, con paciencia y en silencio. Cuando lleguen a la puerta,
comprobarán que el gozo del arribo supera, con mucho, los sufrimientos y las fatigas
del camino.
La felicidad de su llegada a la meta superará el cansancio del camino. El camino del
calvario en este rincón del mundo es largo, y la cruz de Cristo en este Oriente la llevan
ustedes a la espalda. Sus enemigos son numerosos porque ellos lo son de la cruz. No
los tomen como enemigos. Háblenles siempre el lenguaje de la cruz, aun si se vuelven
hostiles por eso. Los meses y los años futuros serán muy difíciles, muy duros, amargos

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y tan pesados como la cruz. Sopórtenlos orando. Que su oración emane de su fe; que
su paciencia dé cauce libre a la esperanza y que la cruz engrandezca su amor.
La violencia regirá toda la tierra. El planeta se herirá con puñales de odio y de
ignorancia. Todos los pueblos que lo habitan se tambalearán bajo el peso del dolor. El
pavor se abatirá sobre la tierra como las grandes tempestades. La tristeza desbordará
en el corazón de cada hombre. Hombres ignorantes y hostiles llevarán el destino de
todos los pueblos, y los precipitarán en el desespero, en la miseria y en la muerte, a
causa del rencor ciego que ellos llaman “justicia”, y a causa de una lúgubre ignorancia
que la llaman “fe”. El rencor y la ignorancia dominarán los cuatro puntos cardinales.
Resistan y permanezcan firmes en la fe y en el amor. Cambiará la faz de la tierra pero
ustedes conservarán la faz de Cristo. Fronteras, comunidades y regímenes serán
borrados y escritos de nuevo, y pueblos serán exterminados bajo el poder del hierro y
del fuego. Pero ustedes manténganse en un amor sin límites. Salvaguarden su
comunidad eclesial y que su régimen sea el evangelio. Sean el ancla que salva los
barcos de navegar a la deriva. Sea su corazón el puerto de salvación de todo hombre
perdido, desamparado, que pide protección. Por sus oraciones ustedes pueden hacer
llover la misericordia e irrigar la tierra con su amor. Oren para ablandar los corazones
endurecidos, para abrir los que caminan entre sombras, para olvidar las catástrofes y
los horrores. En fin de cuentas, no tengan miedo: la luz de Cristo se elevará
resplandeciente; la cruz y la Iglesia se iluminarán. Resistan con su fe en Cristo; no
tengan miedo; confíen en el Dios de la resurrección y de la vida. A Él sea la gloria, por
siempre.

5. El centro del universo


Todo el universo gira alrededor de la cruz. Pero el hombre cree que el universo gira
en torno a su persona. La cruz es el centro del universo. Todo el que quiere estar en el
centro del universo debe estar clavado en la cruz. El que no viva el misterio de la cruz
no puede comprender el misterio del universo.
Todo hombre tiene una forma y una entidad en el espacio y en el tiempo. Es como
un trozo de hielo que si uno lo quiere conservar, tiene que preservarlo del fuego. ¿Para
qué sirve este tronco de hielo si quiere conservar su forma y su esencia? Si no se
derrite, no podrá penetrar en la tierra para irrigarla, y los hombres no podrán apagar su
sed. No teman al fuego que los puede derretir para transformarlos en agua viva que
alimente la tierra. Que su amor sea como el agua que penetra por doquier. No la dejen
quedarse como masa sólida, tal como la tienen ustedes mismos, una forma
inexplotable que no irriga ningún lugar.
La sal que no se derrite, es inútil para salar. La sal dañada trastorna el agua y daña
los alimentos. La buena sal se derrite y se confunde con el agua. No le da a la comida
ni forma ni color, pero le da sabor. Ustedes son la sal de la tierra. Si hacen de su vida
una propiedad privada, será vacía. Pero si la dan, su valor aumentará. Llegará a su
plenitud cuando sea propiedad de todos. El pan es el mismo, sea que esté en la mesa
del rico o en la mesa del pobre. El pan delicioso, acabado de salir del horno, no

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pregunta quién lo quiere comer. El hombre bueno es el buen pan. Sin la Cruz, la
historia del hombre se vuelve vacía, efímera. Con la cruz, estará firme y duradera. Es
ella la que los santifica en el tiempo.
Para Dios, el comienzo de la creación y el fin del universo se desarrollan juntos, en
el presente. Si santifican el momento presente de su vida por el amor, realizarán el
misterio de la eternidad. Por el amor, el hombre permanece eternamente en Dios.
Santifiquen el tiempo. Santifiquen su vida por el amor, santifiquen cada momento de su
vida. No dejen que el tiempo los distraiga, pues ustedes no pueden parar. Sólo pueden
estar preparados cuando les llegue su hora. Quien aleja a Dios de su vida, de su mente
y de su corazón, el tiempo lo apabullará y lo hundirá en la muerte. Eso no significa que
Dios no exista. Como la luz muestra a los ojos que sí existe, así Cristo revela su
existencia a la mente y el corazón.
Sin la luz, el ojo del hombre no ve que existe. Sin Cristo, el hombre no ve la
existencia. Dios creó la materia y estableció el orden de las cosas. Él creó la mente,
puso el espíritu y le dio la vida. Y como está allí por el espíritu que comprende el orden
establecido y realiza la materia por la lógica y el análisis, está allí lo mismo por el
espíritu que realiza el amor de Dios, el misterio del universo. Vive de la fe de la oración
y de la verdadera adoración.
Hay flores que se recogen en primavera para adornar; otras envejecen para dar
nuevas semillas en otoño; y las hay cuyos pétalos son diseminados por el viento y cuyo
perfume se percibe desde lejos hasta llenar la tierra. En cada movimiento Dios ha
manifestado su sabiduría. Rueguen, pues, para comprenderla y vivirla según su
voluntad, no para cambiarla. La voluntad el Padre busca siempre su bien.
Perfúmense del olor del roble y del tomillo. No lleven los colores de este mundo ni
se embriaguen de sus perfumes. Las caricias de los dedos de Dios en ustedes son más
importantes que todo aquello que brindarles pueda ese mundo efímero. Caminen con
paso firme por el camino de la santidad. Dejen que Cristo viva en ustedes; entonces
vivirán en el corazón del misterio del mundo, en la fuente de la luz.

6. Su viaje por este mundo es un camino hacia la santidad


Todos los hombres están dotados de dos oídos, pero son pocos los que oyen. Entre
los que oyen son pocos los que comprenden. También, entre los que entienden y
comprenden, muy pocos son los que viven conforme a lo que han entendido. Pocos
son los que avanzan hacia el reino y por la puerta estrecha.
Escuchen, comprendan y den testimonio. Presten oído a la voz del Señor.
Comprendan la verdad y den testimonio de ella. Vívanla. Guarden silencio para poder
oír y para comprender la voz del Señor. Pero procuren entender los ecos de sus
propios pensamientos y no escucharse sino a sí mismos. Despójense de sus ideas y
dejen que los purifique la palabra de Dios, suprimiendo lo que se tiene que eliminar, y
escribiendo de nuevo lo que se tiene que escribir.

- 287 -
El hombre es parte de un todo. Esta parte debe escuchar el todo, como una gota de
agua en el río. La gota no puede ser un río aun si contiene todo lo que comprende el
río. Éste está formado de tantas gotas de agua en que todas siguen el mismo
movimiento. La gota de agua en un conjunto forma un río; pero fuera del conjunto no es
más que una gota. Presten oído a este proceso del universo del que ustedes hacen
parte. Verán que es un peregrinaje hacia el corazón del Padre, como la corriente del río
hacia el mar. No se permitan estar fuera de este movimiento. La gota de agua que se
sale de su curso no podrá nunca desembocar en el mar.
Escuchen y entiendan la verdad. Déjenla penetrar hasta el fondo del alma. Rompan
todas las capas de cortezas y pulvericen todo el resto en donde el mundo los envolvió,
hasta el punto de ocultarlos y robarlos a la faz de Dios. Sean humildes y alejen todo
pensamiento que les impida escuchar su voz, aun aquella que hayan concebido y
querido. Escuchen con humildad. Que su corazón sea maleable y libre de mente.
Escuchar sin humildad es como el eco que se pierde por los valles. Por más que sea
potente, la montaña se queda montaña, el valle no deja de ser valle, ni la piedra deja
de ser piedra. Escuchen humildemente, entiendan la verdad con profundidad y den
testimonio con sencillez. Escuchen de tal modo que entiendan y comprendan. Vivan la
luz de la verdad que ella los embriagará. No basta conocer el camino para poder llegar.
Hay que caminar por él. Dios les ha iluminado las páginas; pero ustedes son los que
han de leer. Dios les alumbra el camino, pero son ustedes los que han de caminar por
él. El que trepa, sube a pie; y el que baja, a pie baja; y a donde lleguen, son los pies los
que los llevan. Estén siempre vigilantes y atentos a escuchar. Examínense a cada
instante, cambien su vida y renuévenla. Si escuchan humildemente, comprenderán la
verdad, y ella los hará libres. Libérense de las cuerdas que los atan. Sus pensamientos,
sus propias creencias y sus ilusiones los encadenan como las coyundas que
inmovilizan los barcos en el muelle y los aseguran, sin permitirles navegar. Dejen que la
palabra de Dios los desate y rompa, una por una, las cuerdas, aunque tengan que
sufrir. No se estanquen en sus ilusiones y en sus pensamientos aunque les den
descanso y seguridad. Toda seguridad es ilusión si no está cimentada en la paz de
Cristo; y un engaño el descanso lejos del corazón de Cristo. No teman zafarse del
muelle y partir del puerto; abandónense en Dios para libertarse de sus cadenas. Es su
palabra la que los orienta, y su espíritu el que infla las velas. Así llegarán a la ribera de
la luz. El destino del barco es atravesar los mares; no para quedarse estancado en el
puerto. Está hecho para navegar lejos, en alta mar. Es menester, pues, desatar las
amarras; una sola cuerda que lo amarre, le impide navegar. Vigilen sólo las cuerdas
que enderezan los mástiles, las cuerdas del amor y de la comunión con sus hermanos,
los hombres. Su viaje por este mundo es un camino hacia la santidad que es una
transformación continua de lo material hacia aquello que ilumina.
Rece para escuchar; rece para comprender y rece para vivir su fe, practicándola y
dando testimonio de ella. Oren para transformarse en luz. Escuchen orando,
comprendan la verdad amando, y rezando den testimonio de ella. Que toda su vida sea
oración y servicio. Si oran sin servir, reducirán la cruz de Cristo a un tronco de leña en
sus vidas; si sirven sin orar, a los que han servido es a ustedes mismos. Oren en su
alcoba, con su familia, con la comunidad eclesial. Oren en la intimidad de su alcoba al
Señor para salvaguardar su alma, y abran sus mentes al misterio de Dios. Oren en

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familia para protegerla y encerrarla en el corazón de la Augusta Trinidad. Recen con la
comunidad eclesial para preservar su Iglesia y acercarse al reino de Dios. Su oración
particular los meterá en el corazón de Dios; su oración en el seno de la familia los
lanzará a los brazos de la Santa Trinidad; y las de la comunidad los portará al corazón
de la Iglesia y los reafirmará en el cuerpo de Cristo. Oren. El hombre que ora vive el
misterio de la existencia, mientras que el que no ora, apenas si existe.
Ejercítense en el silencio que es una escuela viviente, y no la tranquilidad de lo
inexistente. Ejercítense en el silencio, practiquen la caridad, déjense fermentar en la
santidad. Escuchen para entender. Humíllense para comprender. Tengan valor y fe
para testimoniar. Amen para que se santifiquen.

Chárbel, loco de Dios 2

Introducción 6
Capítulo I: Comienzo del viaje 8
A: José Antonio: en Bqaakafra 8
B: Chárbel, el monje 16
C: Chárbel, ermitaño 28
Capítulo II: Los trabajos del la vida 36
A: Descripción del padre Chárbel 36
B: Chárbel, el apóstol (Mc.4, 18; Mt.10) 41
C: Trabajo y oración 50
D: La pobreza de Chárbel (Mc.10, 21) 54
E: Indumentaria de Chárbel 60
F: Su colchón, su sueño y el nobiliario de su celda 62

- 289 -
G: La comida de Chárbel 65
H: Sobriedad de Chárbel 72
I: La inteligencia de Chárbel 74
J: La biblioteca y la cultura de Chárbel 77
K: La confesión de Chárbel 80
L: Al servicio de todos 84
M: No se oirá en las plazas su voz (Mt. 12, 19) 89
N: Voy completando lo que aún falta al total de los
sufrimientos de Cristo (Col, 1, 24) 94
O: Eterna paz 99
P: Nadie les podrá arrebatar la alegría (Jn. 16, 22) 103
Q: Un amor asombroso (Jn. 1, 13) 106
R: Libertad y audacia de Chárbel 114
S: Un adorador justo 117
T: Por fidelidad al amado 120
U: Prisionero1035 de su amado 125
V: Su esperanza, sedienta del amado 128
W: Refugio de fieles y pobres 131
X: Su pasión por la oración 134
Y: La fe de Chárbel 140
Z: Su misa, el grado máximo de su amor 147
Capítulo III: hacia el cielo 151

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A: Él cargó con nuestras enfermedades1245 (Mt. 8,17; Is.
53,4) 151
B: Su última misa 156
C: Sus últimos días 159
D: Hacia la tumba 163
E: Luz de resurrección 169
F: Tu justo no verá la corrupción (Act. 2, 27) 174
G: Fuera del cementerio 178
H: En un pequeño cuarto 181
I: Bajo el cuidado del padre José Al-Kfuri 185
J: Casa de huéspedes 192
K: En la capilla 197
L: Curó todas las enfermedades (Mt. 8, 6) 198
M: Los objetos de Chárbel 202
N: El doctor Jorge Chokrallah 204
O: Otros exámenes 208
P: Hasta el año cincuenta 210
Q: La imagen de Chárbel 215
R: Derramaré mi espíritu (Act. 2, 17) 217
Conclusión 219

Los testigos 220

Referencias 232

Apéndice: “Palabras de San Chárbel” 278

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