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Chárbel, loco de Dios
Chárbel, loco de Dios, es el título del primer libro escrito sobre el Santo del
Líbano, Chárbel Majluf, y que habla de su relación con Dios y sus hermanos, los
monjes, de su vida ascética y de las mortificaciones que ha vivido.
Chárbel, loco de Dios, es el título que se podría poner al libro del “Padre
Hanna Skandar”, intitulado “San Chárbel, según los testimonios de sus
contemporáneos”. Es que la vida que ha llevado nuestro gran Santo no es
normal, en el sentido propio de la palabra, porque su conducta, lo que hizo,
y toda su vida fueron contradictorios con la lógica de los hombres. Las
contradicciones radicales que rigieron su vida, suscitan en nosotros el
asombro, el interrogante y la perplejidad. ¿Es que es normal que un
hombre se despoje, a ese punto, de su humanidad y de sus emociones
para vivir como si estuvieran en otro mundo? ¿Es que es normal que
renuncie tanto a su afectividad, hasta el punto de rehusar el encuentro con
su madre y sus hermanos, cuando vienen a verle, y enviarlos sin
recibirlos? ¿Es que, por el voto de obediencia, que consiste en despojarse
de su propia voluntad para obedecer a sus superiores, que representan a
Dios, le obligue, también, a someterse a los monjes más jóvenes, todavía
en período de formación, y aún a los mismos empleados, a los sirvientes y
a los obreros que trabajan con él en el campo? En fin, ¿Es que es normal
que él se abstenga de comer, cuando tiene hambre, aguardando la orden
formal de hacerlo, sabiendo que las horas de comida en los conventos y
eremitorios son fijas, y que la obediencia a la campana que llama a los
monjes, ya a la oración, ya al trabajo, o ya sea a comer, es lo mismo que
las órdenes dadas por los superiores?
Ése era el estado de Chárbel, para quien Dios significaba todo y, más
tarde, era para él una necesidad devolverle ese todo, dado que Dios
representaba su único ideal al cual tender, después de haber confiado su
suerte a Dios que vino a ser su único objetivo. Chárbel, en adelante, podía
hacer milagros en nombre de Dios. Los obraba como intermediario y su
intercesión. Por la oración alejaba las langostas de los campos del
convento, curaba las enfermedades que los superiores encomendaban a
sus oraciones, y alumbraba la lámpara llena de agua y no de aceite.
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Puede ser que así sea, si se mira la vida actual que llevan esas gentes;
pero cuando se restablece el curso del tiempo, se descubre que su manera
de ver las cosas no es nada correcta.
¡Quién hubiera podido conocer una pequeña aldea llamada Annaya, sin
San Chárbel! Gracias a él ha venido a ser un lugar importante de
peregrinación al que fluyen turistas de todos los países, no sólo para orar,
sino por los restaurantes y hoteles que atraen su atención.
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así, a la construcción de un mundo mejor, donde nuestra única meta sigue
siendo Dios.
Líbano 5/ 1 / 2008
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Introducción
Este libro está sacado, principalmente, de seis libros precedentes 1,
inéditos a causa de la repetición fastidiosa y el desorden de los
acontecimientos. Es por eso por lo que me he decididoo a poner en orden
53 testimonios que, aproximadamente, ocupan 600 páginas de formato
A4, transcribiéndolos todos con absoluta fidelidad, y reuniéndolos en una
historia común, según los testimonios repetitivos de los testigos, y apoyado
en otras fuentes y referencias 2, para llenar el vacío y aclarar un punto
cualquiera. Prefiero contar los sucesos valiéndome de diversas fuentes, sin
criticarlos, ni analizarlos ni comentarlos, dejando, así, campo abierto a los
estudiosos para que lo hagan en el futuro.
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Finalmente, he querido publicar, en un anexo, la correspondencia de
San Chárbel con el Señor Raimundo Nader, titulada “Palabras de San
Chárbel”, hasta donde se ajuste a sus ideas conocidas, en forma y fondo,
al simbolismo. Además ello va bien con su lectura espiritual y sus
oraciones3 con las que ha vivido en su medio, de una manera admirable.
También, el lector encontrará un gozo en leerlas, y hallará que se adaptan
perfectamente con las enseñanzas de la Iglesia, sin que tenga ninguna
intención de adelantarme a su juicio.
Menjez-Aqqar- Líbano
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Capítulo I: Comienzo del viaje
A: José Antonio: en Bqaakafra
1-Una familia santa
“En aquella época, el ejército del príncipe del Líbano6, obligaba a los
dueños de bestias de carga a trabajos forzados, para transportar las
rentas del príncipe, toda clase de granos a Beit-Eddine. En el curso del
año 1831, Antonio Zaarur tenía una mula y trabajaba en la localidad de
Magdlaya7. Fue requerido para el trabajo forzado a transportar el producto
de dicha aldea a Biblos, para enviarla, después, a Beit–Eddine. En el
camino de regreso de Biblos hacia Bqaakafra, llegó a la aldea de Guerfin,
donde cayó enfermo, murió y fue sepultado” 8. “Esto sucedía el 8 de agosto
de ese mismo año9, cuando Antonio Zaarur entregaba su alma a Creador,
en la aldea de Guerfin, en la ciudad de Biblos, cuando efectuaba su trabajo
forzado de transportar los productos dese Magdlaya a Beit-Eddine” 10.
Entonces, su viuda se ocupó de los niños, ayudada por su cuñado Antonio
Zaarur”11
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3- Nacimiento y bautismo de Chárbel
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pero no se encargó de la parroquia de Bqaakafra, sino, más bien, de una
parroquia en la zona de Baalbek26. Brígida lo acompañó a Chlifa y a Btedii,
donde él tenía algunas tierras28.
“El Padre Chárbel aprendió a leer y a escribir con los curas de la aldea,
sus contemporáneos: Jorge, Benedicto, Antonio, Juan y José, de la familia
Majluf34, en la escuela del convento de San Hochab, en ése, entonces 35.
“Mi abuelo me contó: “cuando él era muy joven, llevaba siempre en la
mano el libro de oraciones”. Oí hablar a mi abuelo de su buen humor, de
su obediencia a sus padres y su cariño por sus hermanos” 36. “José crecía
en edad y en conocimiento, en fervor y en bondad. Era un ejemplo
viviente, en palabras y en obras, entre los chicos de su aldea. Oraba
mucho, se confesaba y comulgaba con frecuencia” 37
“José era sagaz e inteligente por naturaleza, rayana en chanza” 38, por
supuesto en el campo político”39. “El lunes, 12 de septiembre de 184240,
llovía abundantemente, y los torrentes se precipitaban sobre Achagura 41,
en Bcharri. Él describió la escena en unos versos populares 42, con sus
amigos, cuando apenas era un niño43:
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vecinos del riachuelo Al Qadib:
Dios hará que cese tanta lluvia
y a nosotros se digne bendecir.
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De Bqarqacha los aterrados pobladores,
junto con sus niños, jóvenes y doncellas,
a Salomón50 Aarida elevaron corazones,
y por él prometían hacer obras buenas.
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¡Dios Santo qué gran escena!
Cuando el torrente pasó por Yura.
Arrastró los árboles más grandes
que había en la región de Kura.
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9-El santo y la gruta
10-Las desgracias
-Muerte de la “segunda madre”
-El cólera
“Antonio Elías murió atacado del cólera 80, en Aïn Majal”, en una finca
perteneciente a Mender, el 10 de enero de 1847” 81.|
-Poesía82
“Brotad lágrimas de mis ojos,
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al llegar el ocaso de mi vida.
Súbita la muerte me golpea,
y mis párpados cierra con sevicia.
Los míos me rechazaron con enojo.
Para mis funerales trajeron sacerdotes,
e, inerte, de tierra cubrieron mis despojos.
Oh pecador, en el piélago sumergido,
no eres más que una triste sombra
que pasajera pasa por la vida.
A tus puertas llamó ya la muerte.
¿De qué te sirvió la juventud vivida?”83
11-Las alegrías
-Matrimonio de su hermana Kauna
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B: Chárbel, el monje
-Los dos tíos maternos de Chárbel
“San Chárbel tenía dos tíos maternos: José y Antonio, hijos de Elías Al-
Chidiac, que no tuvo más que hijos. Ambos entraron en la Orden. El
primero tomó el nombre de Agustín y, el segundo, se llamó Daniel. Ambos
fueron ermitaños en San Pablo, en Kozhaya. Yo, personalmente, visité el
eremitorio para ver al Padre Daniel, que era el más joven, habiendo
tomado el hábito primero que su hermano, el mayor, que se había quedado
para cuidar de su padre, ya anciano y solo, en la casa. A la muerte de su
padre, se juntó con el más joven, cumpliendo, así, dos obligaciones
santas. Ambos fueron ermitaños virtuosos. En San Chárbel se cumplió el
proverbio: “aunque el niño cambie, a su tío materno se parece” 88.
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perteneciente al convento. Y el 8 de febrero de 1875 105, lo siguió su
hermano Agustín.
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“Un día, el Padre Daniel Al Chidiac fue a Bqaakafra. De regreso al
convento de Nuestra Señora de Maifuq, llevó consigo a José, su sobrino,
quien entró en el noviciado” 111. “Es de saber que, en aquella época, el
noviciado era de tres años, y debía hacerse en un convento lejos de la
región”112. “Nuestro joven entró en la Orden el 8 de agosto de 1851 113,
cambiando del nombre de José de Bqaakafra por el de Chárbel, después
de haber pasado ocho días vestido de civil.
“El primero que lo alcanzó fue su tío y tutor, Antonio; después, su mamá
y, más tarde, sus hermanos Juan y Asunción, pues todos habían ido para
impedir que entrara en la Orden, y devolverlo a casa. Él rehusó volver con
ellos. Después fue su madre, Brígida, acompañada de su cuñado, Antonio
Zaarur, quienes se presentaron en Maifuq, donde él hacía su noviciado,
para suplicarle que volviera a la aldea. Su madre acechaba la salida de los
novicios, cuando se dirigían al campo. Cuando lo vio entre ellos, corrió y le
agarró la sotana. Mientras tanto, él miraba hacia el suelo. Ella le
dijo:”vuelve conmigo a casa”. Él aprovechó un descuido de su mamá, se
zafó de ella y se reunió con sus hermanos, los novicios. Como unas doce
veces, ella y el tío Antonio, intentaron devolverlo a Bqaakafra” 119
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“Sucedió que, una vez, un hombre de Maifuq fue a Bqaakafra. Mi
abuelo le preguntó, delante de mí: “¿Has visto a nuestro monje en el
convento de San Marón?” Él respondió: “¿A quién?”. Mi abuelo le dijo: “Al
Padre Chárbel”. El hombre le contestó:” ¡Bienaventurado, bienaventurado!
Cuando era todavía novicio en Maifuq, era para nosotros un regalo del
Espíritu Santo. Cuando usaba la pica detrás del arador, sus ojos estaban
clavados en tierra. No miraba a nadie, ni con ninguno hablaba” 120.
“Una vez, mientras los novicios salían del convento de San Marón para
el trabajo del campo, su madre lo vio, pues acechaba su paso, se precipitó
sobre él, lo agarró por la sotana, le insistió volver con ella a casa, creyendo
que no tenía vocación para monje. Pero cuando se dio cuenta que sí la
tenía, le dijo: “o te quedas y permaneces en la Orden para ser un buen
monje, o vienes inmediatamente conmigo a casa” 137. Chárbel le respondió:
“tu deseo será cumplido”138.
“No hablaba con la gente, así fueran parientes u otros. Si eran mujeres
las que querían verlo, él se las arreglaba ante el superior u otros para que
no lo obligaran a recibirlas. Pero si lo obligaban a hacerlo, se guardaba
muy bien de mirarlas a la cara, y siendo muy breve con ellas” 144, pues “se
han de evitar las mujeres, aun si son de la familia” 145, dicen las
Constituciones.
“Fue elegido para abrazar el santo estado sacerdotal” 155. Sus superiores
lo enviaron al instituto de teología de San Cipriano, en Kfifane, para hacer
los estudios necesarios del sacerdocio. Por ése, entonces, el Padre
Naamtallah Al Kafri156, hombre de bondad y de ciencia, era el encargado
del instituto. En ese ambiente de ciencia y de santidad, el hermano
Chárbel encontró lo que anhelaba: desplegar sus esfuerzos y su asiduidad
por asimilar, lo mejor posible, el estudio de la teología moral y dogmática,
como también las lenguas árabe y siríaca, pero adquiriendo otra ciencia
mejor: las virtudes monásticas y la perfección cristiana” 157. “Cuando el
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Padre Al Kafri tenía que ausentarse, era el Padre Naamtallah Al Hardini
quien ocupaba su lugar”158.
“Era uno de los mejores alumnos” 159 “y de los más brillantes
estudiantes”160, “inteligente y excelente en teología moral” 161, lo mismo que
en teología dogmática. Supe esto en mis charlas con alguien que elogiaba
sus virtudes, durante la “Positio” de la causa de canonización del Padre
Chárbel. Y cuando yo le objetaba, diciendo:”puede ser que pareciera
virtuoso a causa de su simplicidad y de su educación pueblerina”, me
respondía, con firmeza, que Chárbel nunca fue un bobalicón, sino un
muchacho de viva inteligencia, superando a otros en ciencia y
conocimientos teológicos, en cuanto lo permitían las circunstancias de la
época”162.
“Sus superiores y profesores testimonian plena satisfacción con
respecto a él, alabando sus virtudes y su perfecto comportamiento
monástico”163, “de tal manera que jamás recibió amonestación alguna o
castigo. Pasaba por ser un buen ejemplo para todos” 164. “Se arrodillaba
siempre en el mismo lugar. En la iglesia no había bancos ni reclinatorios.
Su genuflexión sola hablaba perfectamente de su recogimiento, hasta el
punto que los otros estudiantes también se recogían al ver semejante
actitud”165. Todo eso los incitaba a llamarlo el “santo” 166. “Al Hardini dijo de
él: “tengo un estudiante santo. Es el hermano Chárbel de
Bqakafra”167.”Chárbel estaba presente cuando acaeció la muerte de Al
Hardini”168.
15-Madre piadosa169
“Algunas mujeres de Bqaakafra trabajaban con los capullos de gusanos
de seda y en la rueca, para confeccionar camisas. Cuando Brígida, la
mamá de Chárbel, escuchaba la campana que invitaba a la oración, la
víspera del domingo, abandonaba su trabajo para participar en la oración;
y no volvía a su trabajo hasta el lunes siguiente. Tenía la costumbre,
diariamente, de no probar alimento alguno hasta el medio día, hábito que
mantuvo hasta el fin de su vida. Y, por un voto que había hecho, se
abstenía, también, de producto de animal. De vez en cuando, iba al
convento de los carmelitas de Bcharri a confesarse. Comunicó a su
confesor sobre su voto de ayunar diariamente y de abstenerse de comida
proveniente de animal, durante toda su vida. Su padre espiritual le autorizó
el ayuno, pero no la abstención de carne, diciéndole: “tú estás obligada a
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comer de la carne que preparas para tu familia, pues no puedes hacer dos
clases de alimentos. Oblígate a comer. Más bien, reza, todos los días, un
rosario”170.
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El Padre Daniel Al Hadassi183, hombre de Dios, vivía en ese convento,
del que llegó a ser superior entre los años 1845-1847, y el período 1853-
1856184. Fue él quien comenzó la construcción de la iglesia 185, en la cual,
probablemente, colaboraría Chárbel.
C: Chárbel, ermitaño
1-La entronización de Chárbel en el eremitorio
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En 1798, los hijos de Abu Ramia, Pedro y sus hermanos, de Ehmej, se
posesionaron de su propiedad, llamada “Al Muruy (los prados), de los
dignatarios de la familia Melhem, según un título de venta que le dio el
convento de la Transfiguración, situado en el Monte Tabor, y que los chiítas
llaman “Nabi Rass” (cabeza de profeta). Los hijos de Abu Ramia ofrecieron
los susodichos terrenos, a su vez, a su hermano José 200, y, con la gente de
la aldea, le ayudaron a construir la iglesia de San Pedro y San Pablo. José
había dejado el mundo para vestir el hábito monacal de la Orden de los
Adoradores, de mano del Patriarca Juan Al Helu. Cuatro años después,
David entra en esa misma Orden, y es ordenado sacerdote. En 1814,
ambos entran en la Orden Libanesa Maronita, y donan las propiedades a
su nueva Orden”201.Inmediatamente, el convento de San Pero y San Pablo
se convirtió en eremitorio, el año 1828”202.
El eremitorio está situado en una colina, a la altura de 1378 metros,
sobre el nivel del mar. Edificado de un solo piso con dos pabellones, a
oriente y a occidente. Cada uno comprende tres celdas, techadas con
listones de madera. El techo de la iglesia es de piedra, de forma
abovedada. Hay dos hornacinas, a derecha e izquierda del altar. Hay otra
hornacina en la pared occidental y, al sur, una ventana con vidrieras. El
altar está levantado adyacente a la pared oriental, consagrado a los
patronos del eremitorio, los santos Pedro y Pablo, cuya imagen se
suspende en lo más alto del vértice. El piso de la iglesia está embaldosado
de piedras sencillas. El coro, elevado unos 25 centímetros, está cubierto
de losas de piedra de la montaña. El altar es de madera sencilla. Cuando
uno entra, se puede ver, a la izquierda, un nicho, practicado en el muro,
donde está el vaso de aceite encendido del Santísimo Sacramento. En la
pared occidental, la puerta común de acceso a la iglesia, exterior al
eremitorio, por donde pueden entrar los visitantes.
“El corredor, que separa la iglesia de las celdas, termina en un pórtico
que da al norte, abierto por una arcada. Al oriente, se encuentra el acceso
a la cocina del eremitorio. Un muro la separa de una pieza oscura y triste,
que sirve de depósito de leña para el invierno. Hay, también, un pozo que
recoge las aguas de la lluvia. La iglesia está construida con piedras
talladas, mientras que las del eremitorio son toscas, rodeada de una
muralla que se eleva a una altura desigual de dos a tres metros. Está
expuesta a tempestades y rayos. Raros son los eremitorios que se le
asemejan, sobre las cimas de montañas habitadas del Líbano” 203.
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2-Su primer anacoreta
El primer ermitaño de nuestra Orden fue el padre Eliseo Al Hardini, un
hombre de Dios. Obtuvo el permiso del padre Ignacio Blaibel, entonces
superior general, el 29 de noviembre de 1829. Al comienzo, vivió en el
eremitorio de Kozhaya, durante unos seis meses. Después, por orden de
los superiores, fue trasladado al de San Marón, en Annaya, donde
permaneció 44 años y medio”204.”Amaba el trabajo manual. Fue él quien
embaldosó el eremitorio, trayendo, él mismo, al hombro, las losas, desde
un lugar lejano. Fue él quien, también, plantó el viñedo, al oriente del
eremitorio, después de haber cortado los árboles, limpiado y arado la
tierra.205. Dios hizo milagros por su intercesión”206.
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iguales: quien para la oración, quien para la vida de comunidad” 217. En
cuanto a mí, ésta es la vocación que yo abracé, desde hace mucho
tiempo”218.
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terrenos vendidos después de su muerte 230.Después de 1870, fecha en
que compró el último terreno, estalló un disputa entre él y el padre Roque
de Mechmeche, superior del convento de Annaya, malentendido que debió
continuar con el nuevo superior, el padre Abdel Massih 231, apoyado por los
padres Roque y Antonio de Mechmeche. Ellos enviaron una pandilla que
golpearon e hirieron al hermano Abdallah Al Bany 232que ayudaba al
ermitaño. Después de este incidente, el superior general intervino,
pidiéndole al ermitaño que dejara la administración de las propiedades.
Pero los monjes, queriendo acapararlo todo, enviaron al padre Antonio de
Mechmeche a que arrebatara, a la fuerza, las cabras al pastor. El ermitaño
envió una carta al patriarca, pidiéndole que, por las entrañas de Cristo, lo
socorriera233.
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cuando un grupo de segadores voluntarios comían en el convento. Los
sirvientes se afanaban en poner las mesas, y el encargado de la despensa
en servir a los segadores”239. Fue en ese momento cuando vino el padre
Chárbel a pedirle, delante de todo el mundo, que le llenara de aceite la
lámpara. El dispensario gruñó, diciéndole: “¿Por qué no vino durante el
día?” Él le respondió: “Porque estaba en el campo”. El dispensario
rearguyó: “como penitencia, no te daré aceite esta noche. Vete de aquí”. Él
obedeció y se fue a su celda”240. Pero los sirvientes le obstruyeron el paso,
atravesando un enorme banco. El padre Chárbel tropezó y cayó por tierra,
sin quejarse”241. “Sebastián, trabajador del convento, que apenas tenía 13
años242, lo alcanzó y le pidió la lámpara so pretexto de llenársela de aceite.
Pero, en realidad”243, le echó agua de una caneca de lata donde
mezclaban ceniza con agua”244. “El padre Chárbel tomó la lámpara, la
encendió, y alumbró”245. “En ausencia del padre Chárbel, habían prohibido
gastar aceite”246, orden dada por el padre superior, en privado, al
encargado de la despensa”247. Los monjes no debían utilizar sus lámparas
después del toque de la campana para dormir. Durante la noche, el
superior se levantó, por alguna necesidad. Al salir, vio una luz” 248, y se
dirigió hacia la celda del padre Chárbel, que estaba iluminada. Le dijo:
“¿Fue que no oyó la campana? ¿Acaso no hizo voto de pobreza?” Al
instante, el padre Chárbel se arrodilló, y le pidió perdón, diciéndoles: “volví
del campo, y tenía que cumplir con mis oraciones” 249.”Además, yo no
estaba al tanto de esta prohibición”. Sebastián, que estaba junto a la
celda”250, dijo al padre superior: “Yo quise llenarle de aceite la lámpara al
padre Chárbel, pero el encargado de la despensa no quiso dármelo. Al
volver, vi la caneca del agua y la ceniza, y se la llené de esa agua”. “El
superior la abrió, la vació, y comprobó que, efectivamente, era agua.
Entonces no pudo ocultar su emoción y se puso a contar lo sucedido,
hecho que se difundió en todo el convento” 251.
“Por la mañana, el superior llamó al padre Chárbel, y le dijo: “Si quiere ir
al eremitorio para ayudar a los ermitaños, no hay ningún inconveniente”.
“El padre Chárbel le respondió: “Hay una gran diferencia entre mi deseo
y una orden del superior. Si usted me lo manda, obedezco y voy”. “El
superior le dijo: “Vaya”. El padre Chárbel se arrodilló y le pidió su
bendición. El superior recitó una oración y lo bendijo. Se levantó,
expresándole su gratitud, recogió sus libros de espiritualidad y los del oficio
divino, los envolvió en un colchón, ató todo con una cuerda, se echó el
bulto a la espalda, entró a la iglesia para visitar al Santísimo, y se dirigió
hacia el eremitorio”252.
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9-¿Por qué lo enviaron al eremitorio?
“El padre Chárbel sentía un vivo deseo de retirarse del mundo. Esta
tendencia se hizo más clarividente después de su ordenación sacerdotal.
Su demanda no fue en el sentido de que lo dispensaran del trabajo
manual, cosa que hacía ya desde antes de ser sacerdote. Su presencia en
este convento campestre, lejos de todo poblado, no fue porque él lo
pidiera, sino por orden de los superiores. Él cumplía la misma disciplina de
todos los monjes que, después del oficio divino, en el coro, y la meditación,
se iban a trabajar al campo, como lo hacían los antiguos monjes.
Pero, puesto que, en esos últimos tiempos, era menos frecuente ver
trabajar a los monjes en el campo, por la necesidad de su presencia en las
parroquias, la asiduidad del padre Chárbel de permanecer, ya en el
convento, ya en el campo, era una cosa rara que reflejaba su convicción
de vivir esta clase de vida. Yo creo que su amor por el silencio y su
preferencia por evitar el trato, no sólo con la gente, sino, también, con sus
hermanos, sin él pedirlo, decidió a los superiores a satisfacer sus deseos,
pues ellos realizaban su pasión por la pobreza absoluta y las raras y duras
mortificaciones a las que se sometía. Lo dejaban en el convento, sin
confiarle ministerios parroquiales”253, “para no distraerlo en sus reflexiones
sublimes, y quedar, así, sosegado, en el convento, para dar el buen
ejemplo en la oración, en la misa, en el trabajo, en las charlas teológicas y,
algunas veces, oír confesiones de hombres” 254. “Lo enviaron al eremitorio
cuando vieron que él vivía como ermitaño, antes de entrar en él” 255. Su vida
como anacoreta, en el eremitorio, no fue sino la prolongación de su vida
comunitaria en el convento, después de su noviciado. No había ninguna
diferencia. Con razón lo han llamado “milagro de anacoretas” 256.
“En el convento llevó una vida de ermitaño. Nunca le oí decir: “estoy
cansado; tengo hambre; tengo sed” 257. “Después de su ingreso en la
Orden, vivió como ermitaño”258, “pues su vida en el convento era la de un
ermitaño”259. “Cuando se enroló como anacoreta, lo hizo por obediencia a
sus superiores, y no porque él lo pidiera, pues no tenía preferencias
particulares. Ya llevaba vida eremítica dentro del convento. Sus méritos
como ermitaño no eran mayores de los que tenía en el convento” 260.
Por otra parte, sus cohermanos no podían soportar su santidad, “pues,
por su ejemplo, monjes y ermitaños, tradicionalistas o no, sentían como un
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reproche. Así, si alguno de ellos tenía ganas de comerse una uva, con sólo
ver al padre Chárbel se sentía avergonzado, y la volvía a tirar” 261.
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13-Chárbel transgrede las preocupaciones económicas del Padre
Eliseo
“Según la costumbre de los ermitaños, antes de él, no era permitido
cortar leña en los bosques del eremitorio, cercanos al convento, prefiriendo
ir más lejos, en los lugares abandonados. El padre Chárbel violó esta
costumbre de sus antecesores, dejando el asunto al buen saber y
prudencia del superior. Durante toda su vida se sometió a una obediencia
ciega. Y lo mismo pasaba con la cuestión de recoger las donaciones y las
cosas por el estilo, para comprar terrenos en provecho del convento. El
padre Chárbel las entregaba al trabajador para que éste las llevara al
superior. Él dispondría de ellas como lo creyera conveniente, sin dar razón,
convencido de que su decisión sería, por excelencia, la mejror” 275.
17-Regrea al eremitorio
“El padre Chárbel estaba encargado de vigilar el huerto, sembrado de
pepino cohombro, y protegerlo de los chacales. Un día, por la mañana, el
padre Macario vio que el huerto había sido arrasado. Regañó al padre
Chárbel por su negligencia, a lo que él respondió: “Vi que los chacales
chiquitos tenían hambre. Me dio lástima, y los dejé comer”. El padre
Macario, exasperado, le dijo: “váyase a dormir al convento” 295. Llegó
tarde”296, “entró en su celda, todavía desocupada. La lámpara, no utilizada
desde hacía años, estaba, también, vacía” 297. “Fue donde el cocinero para
que se la llenara de aceite. Éste le respondió: “El despensero se fue, y no
tengo aceite”. Le suplicó que le diera, aunque fuera un poquito, nada más.
El cocinero cogió la lámpara, la llenó de agua y se la devolvió” 298. “Y,
¡toma!, la lámpara alumbró, y por más largo rato que si fuera aceite. Yo me
aseguré después con los que la habían llenado 299 de agua”300.”Después de
ausentarse por dos horas, el despensero, el hermano Francisco, entró a la
celda del padre Chárbel, al observar la lámpara encendida. Se acercó, la
examinó, y encontró agua en ella. El hermano se asustó, sin atreverse a
decirle nada”301. “Delante de mí, le contó al padre Elías de Mechmeche:
“Se encontró agua, en lugar de aceite, en la lámpara del padre Chárbel, y
la lámpara alumbró. Yo mismo la examiné, y encontré agua” 302. Después
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del milagro de la lámpara, el superior ordenó al padre Chárbel que
regresara al eremitorio, del que lo había echado el padre Macario” 303.
II Relatos y acontecimientos
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1- Muy pálido
“En mi primera visita al eremitorio, llamé a los ermitaños. El padre
Chárbel entró y se sentó frente a mí, sus ojos bajos y las manos cruzadas
sobre sus rodillas. No levantaba los ojos para mirarnos, a mí y al hermano
que me acompañaba. No hablaba, no hacía ninguna pregunta. A nosotros
nos respondía breve y dulcemente. Seis años después, volví, por segunda
vez. Estuvo igual en su comportamiento, en su actitud, en la manera de
sentarse y de hablar. No observé ningún cambio; sólo una palidez de cara
aterradora. Si uno, al hablarle, no se diera cuenta de que movía los
párpados, creería que estaba muerto”336. “De tal manera su cuerpo se
derretía, como una vela, en el amor de Dios, hasta volverse delgado y
pálido. Su tez, a fuerza de trabajar bajo un sol ardiente, estaba
bronceada”337.
2-Su jornada
“Cuando, muy temprano, en la mañana, sonaba la campana para
levantarse, yo venía a la iglesia para asistir a la misa con los monjes. Veía
al padre Chárbel arrodillado, erguido, junto a la puerta, detrás de todos.
Así, en esta actitud, permanecía, con su libro en la mano, la otra sobre el
pecho y su mirada clavada hacia el suelo. Después se tiraba al campo,
armado de una cuerda y de un pico, hasta la puesta del sol. Caminaba
hacia su trabajo, rosario en mano, desgranando avemarías, sin mirar a
derecha o a izquierda y sin hablar con nadie. A veces, yo salía al campo
para darme un paseo, respirar un poco de aire y desaburrirme del trabajo
de la zapatería. Encontraba al padre Chárbel trabajando en el campo,
usando, a veces, su pico, sin levantar la cabeza, golpeando la tierra, con
todas sus fuerzas, a tal punto que el sudor le chorreaba de su frente,
empapando su sotana. Otras veces, construía muros para encerrar los
campos. Portaba las piedras, arrancaba la maleza y preparaba la tierra
para la siembra. Al medio día, al sonar la campana para la oración, se
retiraba a uno lugar escondido, se arrodillaba sobre el cascajo y extendía
las manos para orar. Después de una pausa, volvía a su trabajo, siempre
en silencio perfecto. A su alrededor no se escuchaba sino el golpe de la
pica chocando contra las piedras, o el eco de las piedras que levantaba del
suelo para la construcción de los muros, y que él mismo amontonaba en la
cantera. El silencio era su amigo íntimo y su compañía. A la tarde juntaba
la maleza, hacía una gran carga con la leña que llevaba a la espalda, y
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regresaba, curvado bajo el peso, al convento, siempre rezando, rosario en
mano. Durante todo el tiempo que viví en el convento, nunca lo vi en el
comedor, pues yo me ausentaba los domingos. Y durante la semana, yo no
entraba al comedor de los monjes. Cuando nevaba o llovía, lo mismo que
los domingos o días festivos, en verano, él no salía de la iglesia sino para
la celda”338.
- 39 -
4-El recibimiento de visitas
“Conocí al padre Chárbel el año de 1897, cuando yo tenía 24 años. En
aquella época, uno iba, cada verano, a visitar amigos y lugares en altas
montañas, por entonces carentes de grandes hoteles, de automóviles y de
carreteras asfaltadas. Para ir allí, uno se servía de caballos o de mulas.
Aquel año, mi amigo Chikri Beik Arqach, regresó de París, después de
graduarse en Derecho. Con él, decidí hacer una excursión a Mayruba,
donde el dignatario Asunción Al Jasen. Nos fuimos por Al Aakura y Al
Laqluq, atravesando la montaña. Estando ya cerca del eremitorio, nos
llegamos hasta allí para ver al ermitaño, que ya era célebre por su virtud y
su santidad, en toda la región. Descendimos a Uwaini, y de allí nos
dirigimos al eremitorio de San Pedro y San Pablo. Paramos para
descansar debajo de un roble, lleno de gente, desde hacía algunos días,
aprovechando su sombra, para obtener la bendición del anacoreta.
Mientras nuestro guía nos preparaba la comida, venía del campo un monje
alto y flaco, portando una hoz y una carga de hierba en las manos. Nos
saludó sin levantar la cabeza. Le pedimos permiso para descansar y
comer. Nos lo permitió, de buena gana y contento. Después, se puso a
servirnos, a ofrecernos agua y uvas, pero sin acompañarnos. Lo invitamos
a comer, pero se excusó con delicadeza y decencia, diciendo: “gracias, yo
ya comí en el convento”. De su conversación con Chikri Beik, me acuerdo
lo siguiente: “Es Dios quien nos ha creado. Es Él quien cuida de nosotros.
Dios es el todopoderoso. Nosotros no tenemos ningún mérito. Que Dios te
acompañe”. Y, cuando le describimos, prolijamente, la belleza de los
paisajes que se extendían ante nuestra vista, de la montaña al mar, el
ermitaño nos respondió: “Es un regalo de Dios al Líbano. Es un regalo del
cielo para glorificar aquí su santo nombre. Todo lo que poseemos, a Él le
pertenece”. No nos aceptó regalos o presentes. El ermitaño escuchó lo
que decía el licenciado Arqach sobre la labor de los ermitaños y la gente
piadosa de Francia, y respondió: “Francia es la hija mayor de la Iglesia”,
En ese momento sonó la campana del convento de San Marón,
anunciando el Ángelus. Le pedí que lo rezara, como él lo acostumbraba,
seguido de las letanías de la Virgen y el culto de veneración a María. Muy
recogidos, y de rodillas, repetimos, tras él, la oración. Él cantó en voz baja,
cubierta la cabeza con su capucha, mirando hacia el suelo, los ojos
cerrados, como si fuera un ángel transportado por el Espíritu al cielo. Al
momento de marcharnos, el ermitaño se puso de pie, con modestia y
delicadeza sin par, irradiando una mirada más allá del espacio, las manos
cruzadas sobre el pecho, y pronunciando las palabras “que Dios os
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acompañe”. Me acuerdo que Chikri no paraba de hablar del ermitaño,
diciendo:”Estos piadosos ermitaños, en las cimas de las montañas,
construyen el secreto de la existencia del Líbano con su pureza y
bondad”341.
2-Las misas
“Si el superior le mandaba celebrar la misa a los arrendatarios
asociados, los domingos y días de fiesta, él obedecía, y regresaba al
convento sin hablar con nadie”347.
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3-Ministerio (Ac.26, 17-18)
“El padre Chárbel no era cura párroco ni misionero. Pero cada vez que
se presentaba la ocasión para el servicio de las almas, él respondía con
gozo. Algunas veces confesaba a los que se lo pedían, de entre los
cohermanos, monjes, sacerdotes y hombres, según me han contado
algunos. Sus consejos eran estimados como útiles y extraordinariamente
santificadores. Cuando lo llamaban para visitar enfermos y afligidos, se
esforzaba, lo mejor posible, para consolar a los padres, y los invitaba a
abandonarse en las manos de Dios”348, “orando por ellos y por los
enfermos”349, “rogando, igualmente, por los bienhechores y los pecadores,
recordándolos a todos en sus misas. No predicaba, pero prodigaba sus
consejos y sus directrices a quienes se lo pedían” 350.
II Relatos y acontecimientos
1-Feliz y contenta
“Un día, el otro ermitaño, el padre Macario, me llamó. Por aquel,
entonces, yo era todavía un simple laico que vivía en Al Uwaini, cerca del
eremitorio. Cuando llegué, vi un hombre de Bqaakafra, el hermano del
padre Chárbel, acompañado de su esposa, que habían venido para visitar
la ermita y para bautizar su niño. El padre Chárbel conversó solamente
tres minutos con su hermano, rehusando, por sistema, hablar con su
cuñada. Pero ella estaba muy contenta, a pesar de que el ermitaño no la
recibiera. Era que toda la familia del padre Chárbel, igual que toda la suya,
era una familia santa y, a su ejemplo, buscaba la santidad. El hijo, del que
yo fui padrino, fue bautizado por el padre Macario, sin la presencia del
padre Chárbel. Después de largo tiempo, su cuñada volvió a visitar el
eremitorio. Al pasar por la ruta de Uwaini, me vio, cuando yo ya era
sacerdote, y me dijo: “Tu ahijado murió. Antes de morir me decía: “Llévame
donde mi tío, el padre Chárbel, para verlo”. Me entristecí, y lloré. Entonces,
ella me dijo:”feliz él que está en el cielo”. Lo dijo sin derramar una
lágrima”351.
2-Rehusó bautizar
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“Una vez, mi madre llevó a mi hermano Pedro para que su tío, el
ermitaño Chárbel, lo bautizara. No quiso recibirla, dirigiéndole algunas
palabras desde el otro lado de la puerta, cerrada, sin que ella lo pudiera
ver. No quiso, tampoco, bautizar al niño. Fue el otro ermitaño quien lo hizo.
Además, no permitió a mi mamá y a su prima hermana entrar en la iglesia
para participar en su misa, sino que tuvieron que seguirla, desde fuera, por
la pequeña mirilla, practicada en la puerta de la iglesia” 352.
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9-Mi alimento, vosotros lo desconocéis (Jn.4, 32)
“Una vez, acompañó a los monjes para participar en unos funerales en
la aldea de Mechmeche. Después del entierro, los padres del difunto
invitaron a los sacerdotes a almorzar, menos al padre Chárbel porque ellos
sabían cómo era de reacio, y, más bien, él prefería dar la media vuelta
hacia el convento”365.
- 45 -
“Una vez, mi tío, el médico Nayib Beik Al Juri, atacado de tifoidea, se
moría. Mi abuelo, que también era médico, creyó que la situación de mi tío
era desesperada e incurable. Mi abuelo, entonces, envió a alguien por el
padre Chárbel para rogarle que viniera a bendecirlo, con la esperanza de
que sanara. El padre Chárbel respondió al mensajero que iría por la
noche. El mensajero le explicó que el enfermo estaba en un punto tan
grave, que no se podría tardar. Respondió: “Vamos inmediatamente,
pero no quiero que nadie me vea”374. “El no quería llamar a atención de
las gentes, por humildad”375. “Cuando llegó, la fiebre estaba ya tan alta que
había perdido el conocimiento. Después de que el padre Chárbel oró, tomó
un pañuelo, lo empapó de agua, y le frotó la frente. Al momento, abrió los
ojos”376, después de días de haber perdido el conocimiento, y pronunció
dos palabras: “padre Chárbel”377. Su madre le dijo: “Bésale la mano” 378. El
padre Chárbel se dirigió a todos los presentes, diciendo: “Dad gloria a
Dios. El enfermo se ha curado”379. “Dadle de comer”. Titubearon,
puesto que el niño estaba atacado de tifoidea, y las gentes creían que la
comida podría causarle la muerte al enfermo. Pero el padre Chárbel
insistió para que le dieran de comer. Después se regresó. Entonces le
dieron el almuerzo. Comió, y se recuperó, poco después. Su padre, que es
mi abuelo, volvió a la casa, y le contaron lo que el Padre Chárbel había
hecho. Él respondió: “Ya no hay posibilidad. Si le dieron de comer, ya no
hay esperanzas”. Pero el niño se curó, creció, y se hizo médico. Vivió
hasta los 85 años. Trató muchas veces al padre Chárbel en su vida” 380.
- 46 -
una casa, atacados de fiebre tífica. Le pidieron al padre Chárbel que
viniera a bendecirlos. Respondió que no podía hacerlo sin la autorización
del cuidandero a quien el superior le había confiado. El guardián
respondió:”¿Cómo puedo yo ordenarle eso, puesto que usted es monje?”.
El padre Chárbel le dijo: “El superior me ha confiado a ti. Yo te
obedezco. Yo voy a donde tú me mandes”. Entonces el guardián le
mandó ir con él para orar por los enfermos”382.
- 47 -
con gran unción. Y, sacudido por una emoción sin par, le rogó,
repetidamente, que siguieran el camino, después de haberse fijado en la
hora en que él le dijo las anteriores palabras. El padre Marón le dijo al
padre Chárbel: “Continuemos nuestra marcha, por obediencia al superior”.
Después de vacilar un poco, el padre Chárbel aceptó, cuando mi padre le
hizo comprender las dificultades que podrían encontrar si se devolvieran, a
hora tan tarde de la noche. Entonces continuaron caminando, a pasos
lentos e indecisos, como reza el proverbio popular libanés: “Un paso
adelante y otro atrás”. Pero él repetía: “Es inútil ir allí. No hay necesidad
de continuar el camino, pues la misión por la que el superior nos dio
la orden de llevar a cabo, ha terminado, ya que el enfermo ha
muerto”. Pero, en vista de que mi abuelo había pedido, insistentemente,
la presencia del padre Chárbel, por una parte, y, por la otra, la incredulidad
de mi padre concerniente al deceso del enfermo, insistió en que el
ermitaño continuara la marcha. Y, he aquí que, llegados a unos 500 metros
de la casa del enfermo, se escuchaban los gritos y los llantos. De verdad,
el enfermo había muerto. En ese momento, mi padre comenzó a
preguntarle al padre Chárbel cómo había sabido la muerte del enfermo, si
ellos estaban a una hora y media de distancia 384 de Amchit, desde donde
no se podía escuchar nada ni ver el pueblo. Pero el padre Chárbel nada
respondió. Seguía orando. Llegados a la casa, mi padre se enteró que la
hora del deceso coincidía con el momento en que el padre Chárbel se paró
en el camino y dijo: “Dicen que ya murió”. Entonces mi padre les contó lo
que había pasado por el camino. Se asombraron y se lamentaron de no
haber llamado más temprano al ermitaño. Esta noticia se desparramó por
todo Amchit y sus alrededores. Mi padre contó esta historia una veintena
de veces, delante de mí y delante de otros, entre los cuales había
sacerdotes y autoridades. A raíz de estos acontecimientos, los habitantes
de Huyula, de Bachtilda y de Almat, todos musulmanes chiítas, venían
donde el padre Chárbel para que los bendijera; y le traían sus enfermos,
pidiendo para ellos la salud. En cuanto al padre Chárbel, jamás oí decir de
él, a nadie, que él hablara de estos sucesos y de otros que se cumplieron
por su intercesión. Eran cosas que las gentes se transmitían” 385.
16-Murió el enfermo
“José, hijo de Elías Antonio, de la aldea de Mechmeche, fue atacado de
una grave enfermedad. Los padres del enfermo pidieron al superior que
les enviara al padre Chárbel para orar por él. Fue, por obediencia.
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Habiendo llegado a la mitad del camino, se paró, estupefacto y en silencio,
como unos cinco minutos. Después dijo al mensajero: “Me devuelvo al
monasterio386.¿Para qué ir a Mechmeche, si el enfermo acaba de dar
el último suspiro?”387. Pues, bien, el enfermo había fallecido a la misma
hora en que el padre Chárbel se regresó del camino” 388.
18-No hay más que el padre Chárbel, capaz de atajar esta calamidad
“Uno de mis parientes, en Ehmej, Sassine Al Juri, me contó que
miríadas de langostas invadieron la región, en el tiempo en que el padre
Chárbel estaba en el eremitorio, y devastaron, al mismo tiempo, árboles y
sembrados de Almat, aldea cercana a Ehmej. Todo el mundo repetía: “No
hay más que el padre Chárbel, capaz de atajar esta calamidad”. Gabriel
Sassine se apresuró a ir donde él. Bien, bendijo el agua, salió del
eremitorio y roció agua en dirección de Ehmej. Al regresar Gabriel a
Ehmej, encontró que las langostas habían tomado otra dirección. Sus
plantaciones fueron asperjadas”390. Me acuerdo, también que, una vez, las
langostas invadieron la región, entre otros lugares, Ehmej. Sus vigilantes
pidieron al superior que autorizara al padre Chárbel para que los
acompañara, a fin de espantar las langostas. Bendijo el agua, asperjó los
lugares, y las langostas se alejaron de sus tierras” 391.
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C: Trabajo y oración
I-Introducción
“El novicio debe ser silencioso, calmado y dinámico en su trabajo. No
se escoge el trabajo fácil ni las cosas buenas, para dejar las malas a los
demás. Debe escoger para él lo peor, y dejar los buenos a los demás. Esto
debe hacerse con humildad, aceptando los ministerios y trabajos más
bajos del convento, para librarse de su amor propio, sin lo cual no
hubiera existido el infierno”392. Es por eso por lo que Chárbel no tenía
otro ministerio en el convento, más que la misa, la oración y el trabajo en
el campo. Se dedicaba, en especial, a amontonar las piedras para la
construcción de muros de sostén en las parcelas donde preparar los
cultivos”393. Antes de entrar a su eremitorio, ayudaba al pastor de cabras a
cuidar el rebaño, llevar a pastar las cabras y a ocuparse de ellas” 394. No
conocía la ociosidad. Andaba siempre activo en sus oraciones y actos de
piedad. Silencioso, no hablaba nada” 395, “detestaba el descanso, le huía al
sueño, y su pasión era la mortificación y el trabajo” 396. Toda su vida
monástica, unos 50 años, se resume en oración, trabajo y silencio” 397.
Trabajaba con los hermanos y los obreros en el campo y en los viñedos.
Era virtuoso y respetuoso, asiduo en el trabajo hasta que sonara la
campana para la oración. Entonces pedía permiso al hermano responsable
del trabajo, o bien, a un simple trabajador, en ausencia del hermano,
esperando que le permitiera ir a la iglesia para el oficio divino” 398. “Se
arrodillaba en el suelo durante el rezo de las oraciones” 399.
“Trabajaba arduamente y con amor, sin reposo y sin mirar a su
alrededor. Perseveraba en su trabajo hasta que su compañero lo invitaba a
parar. Sus manos eran un solo callo, a fuerza de trabajo” 400. Y cuando
deseaba una bocanada de aire, se iba a recoger el cascajo en el
viñedo401.Yo no le veía sino trabajando en el viñedo del eremitorio o en el
campo”402, “como si estuviera condenado a trabajos forzados” 403, “como
una máquina que nunca para. En ello ponía toda el alma. Si paraba, era
para hacer la señal de la cruz, para volver, después, con renovadas
fuerzas, rezando sin interrupción, mientras trabajaba” 404. “Cuando un
obrero del convento le pedía desplazar la máquina del arado a otra parte,
inmediatamente él la cargaba” 405. “No se excusaba para ir al trabajo, así
hiciera frío o calor. Y cuando lo mandaban transportar una carga de
arbustos espinosos u otros objetos, se alzaba todo lo que podía, y aún
más, sin decir que está pesado o liviano”406.
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II Relatos y acontecimientos
1-¿Cómo pasaba el día?
“Celebraba su misa temprano, en la mañana, y se dirigía, sin tardar, al
trabajo, una vez recibida la orden del superior o del responsable del
trabajo. Se iba a un campo cercano o lejano o, bien, al viñedo, sin hablar
con nadie en el camino, y sin mirar para ningún lado. Si alguien lo
saludaba, diciendo: “gloria a Dios” (como era la costumbre), él respondía:
“que Dios te bendiga”. Una vez llegado al lugar del trabajo, cogía su pica
y comenzaba la tarea con entusiasmo y amor, como si fuera un trabajador
bien pagado que buscaba aumentar su salario. No importaba si el
responsable del trabajo fuera sacerdote, hermano o trabajador. Todos
representaban para él la autoridad establecida por Dios. Si los otros se
sentaban para descansar, tomar agua fresca y distraerse cambiando
palabras, él se apartaba, sin hablar o beber, atento sólo a la reanudación
de su trabajo, con dedicación. Si no lo obligaban a descansar, no lo hacía.
Los monjes y los obreros lo veneraban, respetaban sus virtudes y evitaban
palabras ociosas delante de él. Si el responsable del trabajo se quedaba
en el campo hasta más tarde, el padre Chárbel seguía, a su lado,
continuando su tarea con el mismo entusiasmo del principio, y aún
aumentaba su esfuerzo a lo largo del trabajo, sin advertirle al responsable
que ya era tarde. Como ya dije, nunca ponía objeción a nada. Si el
responsable tardaba en llamar al padre Chárbel y a los otros monjes a
comer, él no se preocupaba ni decía jamás que tenía hambre o que estaba
cansado. Esos términos no le pasaban por la cabeza. Si hacía calor
durante la siega, o frío en el invierno, jamás se quitaba la capucha. No le
interesaban las conversaciones profanas y las cosas a propósito de la
actualidad, ni se preocupaba por lo que sucediera en el país o en la Orden,
ni lo que se refiriera a la administración. Su sólo interés se concentraba en
su deber por cumplir la obediencia. Lo demás lo dejaba al cuidado de la
Providencia divina. Por eso digo que se diferenciaba de los otros monjes.
Como él evitaba el trato con mujeres y lo relacionado con el mundo, los
demás, sabedores de su temperamento, no lo abordaban, apartándose de
él, por respeto a sus virtudes”407.
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“El padre Elías de Mechmeche me llamó, de eso hace ya como 40 o 50
años408, para que le construyera un horno para el convento de San Marón,
en Annaya. Le pedí obreros que me ayudaran en la construcción. Entre
otros, estaba el padre Chárbel. Trabajó conmigo seis días, durante los
cuales fue un ejemplo de perfección. Desde que comenzó el trabajo, me
dijo: “¿Qué quiere usted, maestro?”. Y yo le respondí: “Piedras y
pedazos de ladrillos”. Me los traía con entusiasmo y energía, levantando
sobre su pecho las piedras pesadas para ponerlas sobre el andamio. Y las
pequeñas, afiladas, en brazadas sobre la mano, de tal suerte que la
sangre le corría debajo de las uñas. Yo le decía: “¡No, no, maestro, tenga
cuidado, no se fatigue de esa manera, vaya con calma!”. No respondía y
continuaba con su pesado trabajo. Así pasó conmigo una semana,
trabajando a ese ritmo, sin pronunciar una sola palabra y sin hacer ninguna
pregunta, sino: “¿Qué quiere usted?”. Me daba lástima de él. Entonces
yo hacía lo posible por aligerarle el trabajo. Y mientras nosotros
descansábamos para fumar un cigarrillo, él corría a la iglesia para orar” 409.
3-Derecho a la iglesia
“Como el pan se hacía en el convento, en la noche, por turno, el padre
Chárbel, también, como el resto de los hermanos, venía al convento, a la
tarde, y se dirigía, directamente, a la iglesia para permanecer allí hasta
media noche, esperando que la masa fermentara. Entonces lo llamaba el
hermano despensero para que ayudara a los demás cohermanos, hasta
que hubieren terminado la elaboración del pan. Entonces, él volvía al
eremitorio para celebrar la misa”410.
4-No perdía la menor oportunidad
“Antes de entrar en el eremitorio, él trabajaba con los monjes en el
campo. Cuando venía al convento para llevar el almuerzo a los
trabajadores, dejaba los recipientes en la cocina, y se iba a la iglesia para
vacar allí, delante del Santísimo Sacramento, aprovechando la menor
ocasión, antes de ir al trabajo”411.
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comienzo, de brazos cruzados, delante del responsable del trabajo, la
cabeza inclinada y los ojos bajos”417. “Cuando era el momento de la
oración, se arrodillaba en el mismo lugar donde se encontraba. No cedió,
en toda su vida, a la distracción y al descanso!418.
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alguno para comprarle un hábito nuevo, porque él lo pidiera. Sus hábitos
eran siempre usados, no poniéndose más que lo que sus hermanos ya no
utilizaran”428. Era pobre como un mendigo. Y aún, un pobre no aceptaría su
comida, su cama y sus vestidos”429. Las riquezas del mundo las
consideraba como polvo que pisan las gentes” 430.
2-Pobreza interior
“Vivía la pobreza externa”431, “superando en eso aún a las personas
más pobres. Efectivamente, su apariencia era de una pobreza sin igual.
Pero su verdadera pobreza residía en su apariencia de tonto perezoso, a
pesar de su riqueza en dones divinos y sus excelsas virtudes” 432. Estaba
desapegado a su familia, a la que jamás hizo una visita, en toda su vida, ni
habló ni pidió noticias de ella. Cuando su hermano lo visitaba, una o dos
veces al año, lo recibía por poco rato, y eso, con el permiso de su
compañero. Había renunciado a su voluntad, no sólo en lo concerniente a
lo que mandaba la Regla, sino en todas las cosas. Así estaba él despojado
de su propia voluntad. Aunque gozaba de inteligencia, no mostraba su
sabiduría, ni en palabras ni en escritos. Nunca pronunció uno de esto
términos: “Esto es mío, eso es nuestro o del convento”. Yo comparo al
padre Chárbel con un fantasma humano que lo empuja a la iglesia, al
trabajo, a comer o a cualquier otro quehacer del convento; fantasma que
no deja rastro alguno. Mientras trabajaba, con todas sus fuerzas, no
importaba qué clase de trabajo, o mientras oraba elevándose con
fervoroso ardor, en la iglesia, interrumpía todo eso cuando su compañero
se lo pedía para cumplir con el nuevo trabajo que le pidieran, como una
sombra que camina al lado de su dueño. Era ermitaño, pero su voluntad y
su entendimiento estaban al arbitrio de su compañero. Era la indigencia
absoluta”433. “Su sola riqueza era el amor a Dios” 434. Fuera de esto, “no
había huella alguna que demostrara que vivía en este mundo” 435.
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el trabajo se nos ha dado para santificarnos” 438. Cuando no tenía un trabajo
que cumplir, se entregaba a la oración y la meditación” 439, libre el corazón
de toda atadura a las cosas del mundo”440.
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celda, y se olvidó de ella. Después de algún tiempo, la vio, por azar. La
devolvió al superior, diciéndole: “Padre, tome este maldito demonio,
lejos de mí”444.
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4-Al amanecer
“Una vez, vino hacia mí, al amanecer. Yo era, por entonces, el superior.
Y me contó que unos visitantes que habían pasado por el eremitorio, le
había dado cuatro piastras otomanas, diciéndole: “Cómprese con esto lo
que necesite para usted, personalmente”, y me contó cómo había pasado
toda la noche, víctima de una tentación por el enemigo del bien, para que
guardara consigo el dinero. Pero que, por la gracia de Dios, él había
vencido. Yo le dije: “¿Necesita usted algo?”. Me respondió: “Si gusta,
facilíteme algunos pañuelos para enjugarme el sudor, y que me sirvan
como toallas”. Le di cuatro pañuelos negros”452.
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“Nuestra segunda visita fue a causa de la muerte de mi abuelo, Juan
Antonio Zaarur Majluf, hermano del ermitaño, el padre Chárbel. Su deceso
ocurrió el 25 de enero de 1897455. El difunto no tuvo hijos varones. Así que
su hija no podía heredar sino la mitad de su padre. Entonces los familiares
de su padre intervinieron, pretendiendo que la otra mitad les tocaría a
ellos, ya que el hermano del difunto era monje y ermitaño, no teniendo
derecho a herencia, según la Regla de la Orden. Pero mi madre les
respondió: “Mi tío, el padre Chárbel, me legará”. Y se fue directo al
eremitorio para ponerlo al tanto de la muerte de su padre y pedirle que le
escribiera un testamento, cediéndole, voluntariamente, su parte de la
herencia de su hermano. Yo la acompañé al convento de San Marón, en
Annaya, un día de primavera. Llegados al eremitorio, no pudimos
entrevistarnos con él, cara a cara, sino que nosotros nos quedamos, de
pie, al lado de la puerta de la iglesia, y él se quedó dentro. Le preguntó qué
quería de él. Ella le avisó la muerte de su hermano y le pidió un testamento
escrito de sucesión voluntaria, explicándole que los familiares de su padre
reclamaban la mitad de la herencia. Yo oí que le contestó: “Sobrina, mi
hermano murió hace apenas unos meses, mientras que yo morí para
el mundo el día que tomé el hábito y pronuncié mis votos solemnes,
en el convento de San Marón, en Annaya, hace 44 años. El que ha
muerto, ni hereda ni puede legar. Por lo tanto, tu solicitud no cae bajo
mi competencia. Yo no puedo hacer cesión de algo que no poseo”.
Así que nos regresamos con las manos vacías” 456. “Estas expresiones
llegaron a ser, más tarde, un lema que las gentes se transmitían para
indicar el despojo del padre Chárbel, su justicia y su verdadero espíritu
monástico”457. Su sobrina, queriendo poner fin a la igualdad de derechos
que pretendían sus familiares, y asegurarse para ella toda la herencia,
insistió en que él escribiera la cesión voluntaria a su favor. El padre
Chárbel tomó un pedacito de papel, sobre el que escribió algo, y se lo
entregó. Cuando llegó a Bqaakafra, abrió el papel, en el que leyó: “Yo no
heredo ni lego”458. Por lo que se refiere a sus familiares, no se acercó, ni
de cuerpo ni de corazón”459.
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vine a visitarlo en el eremitorio, me dijo el padre Chárbel: “Mis dos
hermanos vinieron a visitarme y han dejado ese dinero para el
eremitorio. Está sobre el estante. Cójalo”. Yo lo cogí, y encontré que
eran ocho piastras otomanas”460.
E: Indumentaria de Chárbel
I.Introducción
“La indumentaria, el colchón y las cobijas del monje, deben
corresponder a la pobreza”462. “A este respecto, él se vestía como el último
de los pobres”463 y de los novicios”464. “Nunca portó un hábito nuevo” 465,
“prefiriendo, humildemnte”466, “usar los hábitos abandonados de sus
cohermanos”467, “uno de esos hábitos remendados” 468, “y desechados que
dejan ver sus hilos”469, hecho de lana libanesa, gruesa, desteñido” 470,
“rojizo”471, pero “siempre limpio”472. “Él mismo lo lavaba”472 y “lo remendaba,
sin mucho cuidado”473, “como cosiendo costales474 con hilos de plantas” 475,
“haciendo puntadas de cinco centímetros” 476. “No tenía hábitos apropiados
para verano o invierno, sino uno sólo de lana, y una camisa tosca” 477 “que
utilizaba hasta que le dieran otra, ya usada, de algún cohermano” 478.
“Su cinturón, como el de los otros monjes, era de cuero” 479, “todo rayado
por las piedras y arbustos que cargaba” 480. “Portaba un pantalón
bombacho, negro”481, “una camisa burda”482, “chaleco, cortado de una
sotana vieja, y encima, el hábito monacal” 483. “A pesar del frío glacial,
jamás usó medias”484. “Se ponía la capa sólo en la iglesia y cuando salía
del eremitorio; nunca para trabajar. La capucha la llevaba siempre, en
invierno y en verano, de día y de noche. Únicamente se la quitaba en la
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misa, conforme mandaba la liturgia”485. “La capucha le cubría la cabeza, los
ojos, las orejas, parte de las mejillas y el cuello” 486. “No se recogía la
sotana sobre el cinturón, para no dejar ver los pantalones, como hacían los
demás monjes en el trabajo”487.
“Sus gruesos zapatos eran usados y remendados” 488, “terminados en
una lengüeta detrás, arriba” 489. “Sus pequeñas toallas para las manos eran
de tela tosca490. Su indumentaria era pobre pero limpia, roída, desde los
gruesos zapatos hasta el solideo” 491. “No pedía nada, ni aun lo necesario.
En caso muy apurado, lo pedía con toda sencillez, con humildad y
sumisión”492.
“Odiaba la suciedad493. Sin embargo, no lavaba los vestidos sino
cuando el superior se lo ordenaba, llevándolos puestos, incluso, todo un
año”494. “No se lavaba la cara”495 sino una vez por semana o, en ocasiones
excepcionales, y eso, pidiendo permiso al superior” 496.
II Relatos y acontecimientos
1-Sin rayas rojas
“El padre Chárbel le pidió al hermano zapatero, quien añadía rayas
rojas a los gruesos zapatos, según una costumbre monástica de su
tiempo, que a él no se las pusiera”497.
2-Para remendar
“Me confiaron la ropería, por cierto tiempo, del convento de San Marón,
durante el tiempo del padre Ignacio de Mechmeche. Me mandó ir al
eremitorio para revisar la ropa de los ermitaños, y ver qué hacía falta.
Entré en la celda del padre Chárbel, y no encontré nada servible. Le
mandé quitarse esos trapos. Él, viendo que yo los iba a rasgar, me suplicó
que se los dejara para remendarlos y ponérselos, a fin de observar la
pobreza. Después, el superior me mandó hacerle dos hábitos nuevos. No
los quiso recibir, excusándose de no poder llevar un hábito nuevo, y
pidiéndome que le expusiera al superior su deseo de que le enviara un
hábito usado, conveniente para su clase de trabajo, y sin que le mandara
las camisas, pues que él portaba el cilicio y, encima, una especie de
chaleco, cortado de un hábito raído, para ocultar el cilicio” 498.
- 61 -
3-Lo extiendo en el suelo, debajo de mi cama
“recién profeso, fui, un día, a visitarlo. Lo encontré lavando su ropa,
frotándola con los pies. Viendo el cilicio entre la ropa lavada, le pregunté:”
¿Qué es eso”. Me respondió: “Lo extiendo en el suelo, debajo de mi
cama”, bregando a ocultarme su virtud”499.
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recubierto con losas de piedra. Su puerta, al oriente, tenía una altura de un
metro con 75 centímetros, por 80 centímetros de ancho. La puerta daba
hacia la ventana y puerta de la iglesia, frente al altar mayor” 502.
3-Su cama
“Su jergón estaba relleno”514 “de hojas de arbustos de agalla y de roble
y de cortezas de árboles, que cubría con una especie de tapiz, una tela de
pelaje de cabra, y todo eso cubierto con una tela vieja de fieltro flexible. Un
tronco de madera, envuelto en un trapo negro, sacado de una sotana vieja,
le servía de almohada. Sobre este lecho áspero, sin colchón y sin cobijas,
dormía, lo mismo en verano que en invierno”515. “Gastado el jergón sobre el
que dormía”516, “se acostaba sobre una tela burda puesta sobre dos
tablas”517, elevadas dos cuartas del piso”518, “amarradas con una tira,
arrancada de una tela basta”519. “A menudo, dormía sobre tierra”520.
4-Su sueño
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“No se quedaba con los demás monjes hasta tarde, pues él vivía en el
convento como ermitaño. Odiaba el descanso; no le apetecía el sueño; era
enemigo del ocio y del reposo; le fascinaba la mortificación y el trabajo” 521.
Se iba a dormir hacia las ocho y media, después de rezar las Completas y
otras oraciones”522. “Se levantaba a media noche, como mandaba la Regla
de los ermitaños”523, para rezar el oficio divino, costumbre que practicó
toda su vida”524. “Después, no volvía a dormir más” 525, salvo algunas
ocasiones para descansar sólo una hora más, y volver a la meditación y a
la oración. Sus noches en vela no eran sino una oración a Dios y la
práctica de sus deberes espirituales”526, “en la iglesia”527.
“Se levantaba muy temprano”528, “antes del alba”529, para ir a orar a la
iglesia y celebrar la misa. Jamás se tardaba. Era el primero de todos en
llegar a la iglesia”530. “Durante el día, no conocía el descanso” 531,
ocupándose siempre en el trabajo y la oración” 532. “La mayor parte del
tiempo lo pasaba en la iglesia, delante del Santísimo Sacramento” 533. “Y
durante la noche, en la lectura de libros de teología, la meditación y sus
oraciones vocales”534. “Nunca conoció las diversiones”535. “Más bien
prolongaba sus vigilias, vacando en la oración” 536.
II Relatos y acontecimientos
1-Agotado de sueño (Mc.4, 38)
“Noté que estaba agotado de sueño, a causa de sus prolongadas y
continuas vigilias. Mientras permanecía de rodillas, todo erguido, algunas
veces lo dominaba el sueño, inclinando la cabeza y doblando, poco a
poco, su cuerpo, hasta casi tocar el suelo. Cuando se daba cuenta,
entonces se volvía a enderezar, venciendo su debilidad física, elevando los
ojos al cielo y suspirando desde lo más hondo de su corazón. Nadie lo vio
jamás descansar o cerrar los ojos a la sombra de cualquier árbol” 537.
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mientras el padre Chárbel trabajaba en el campo, el hermano Pedro Al
Fradisi538 aprovechó, entró en su celda, cogió el leño, lo botó y lo
reemplazó por una almohada de lana. De regreso a su celda, se dio cuenta
del cambio; se fue donde el hermano, suplicándole que le devolviera el
tronco de madera, y le insistió hasta que su reclamo tuvo éxito” 539.
G: La comida de Chárbel
I.Introducción
1-En el convento
“La comida del monje debe ser sencilla en el uso de los ingredientes, y
sólo dos veces al día: el almuerzo y la cena” 540. “En el convento, el padre
Chárbel comía las dos veces con sus cohermanos, en el comedor” 541. “Se
contentaba con los pedazos de pan quemado o mal cocido. Cuando
estaba en el campo, se alimentaba de lo que dejaban sus cohermanos y
los peones que trabajaban con él” 542. “Muchas veces llegaron a olvidarse
de llamarlo para almorzar. Entonces, él continuaba en el trabajo” 543.
“Durante el tiempo que permaneció en el convento, y se me ocurría ir a
ayudarles a los monjes en el campo, donde también trabajaba el padre
Chárbel, me di cuenta que él no comía hasta que se lo mandara el
responsable. Aguardaba a que el responsable le diera su porción.
Entonces se retiraba a un rincón. No comía nada fuera de las comidas” 544,
“siempre frugales”545. “Fuera de esto, no se permitía comer ni manjares, ni
bebidas ni frutas”546. “No cogía sino las migajas de pan o el pegado de la
olla”547.
“Cuando se tardaban en servir la comida, no se quejaba. No le
repugnaba ninguna comida, ni pedía cosas especiales al cocinero o al
despensero. Al contrario, pedía que a él le reservaran las sobras de la
comida, para humillarse más. Se limitaba a sólo lo necesario” 548. “No se
aficionaba ni al tabaco ni al alcohol” 549, “ni tampoco llevaba comida a la
celda”550.
“Jamás dijo: “No como de eso porque me sienta mal”. Nunca habló de
si la comida tenía buen o mal sabor. No comía fuera del convento, a no ser
que estuviera en el campo trabajando. Cuando recogía uvas o higos, no
probaba ninguna fruta. Durante la comida, comía tranquilamente y con
- 65 -
cuidado”551, “como si estuviera en la iglesia”552. “No hablaba con nadie, baja
la mirada, como si estuviera meditando, sin decir: esto está salado, eso
está simple, aquello está quemado. No tomaba bebidas alcohólicas 553 ni
café”554. En fin, no comía sino por necesidad; no por placer” 555. “A menudo,
después de lavar los platos, se tomaba el agua de fregar. Lo hacía con
gozo”556. “Sus platos eran de barro y las cucharas, de palo” 557
“Algunas veces estuvimos juntos en el trabajo, y él nos ayudaba. A
pesar del mucho calor, él no apagaba la sed; en tanto que nosotros
bebíamos demasiado, por la fatiga y el calor” 558. “Él, habitualmente, no se
preocupaba ni por comer ni por beber. Estaba en este mundo como si no
fuera de él, desapegado de todo lo que existe. Todos sus anhelos, sus
predilecciones y sus sentimientos estaban dirigidos a Dios” 559.
2-En el eremitorio
“Allí no comía sino una sola vez al día, a las tres de la tarde, después
del oficio divino de esa hora. Era una comida frugal: ensalada, aceitunas y
las cáscaras de las papas que recogía en el convento. Las lavaba, las
cocinaba y se las comía. Así era su vida, marcada por el recogimiento y la
piedad. Durante las comidas no pedía nada hablando, sino que indicaba
con la vista”560. “Nunca, allí, comió carne. Sus platos eran siempre
preparados con aceite, salvo en las grandes solemnidades, como:
Navidad, Pascua, San Antonio y San Pedro y San Pablo, patronos del
eremitorio, en que la cocción se preparaba con mantequilla” 561. “Por otra
parte, no iba a comer si su compañero del eremitorio no lo llamaba, así se
quedara todo el día en ayunas” 562. “No se preocupaba por la comida, y ni
sabía dónde la ponían”563. “Comía modesta y austeramente, sin
disfrutarla”564. “Si a su compañero se le olvidaba llamarlo, era capaz de
quedarse sin comer hasta el otro día. Era célebre por este hecho” 565.
“Cuando iba al convento para recoger las provisiones, comenzaba por
escoger, para él, el pan mohoso” 566 que se echaba a los perros” 567, y los
sobrados de las comidas anteriores” 568. “A su compañero le llevaba el buen
pan y la buena comida. Y cuando llenaba la jarra de agua para su
compañero, lo hacía del manantial de Annaya, a una media hora, a pie;
mientras que él tomaba el agua del pozo del eremitorio” 569
“El eremitorio estaba rodeado de huertos, viñedos, higueras, perales…,
que le tomaban gran parte de su trabajo, del que recogía frutas que
enviaba al convento, y de las que él se privaba” 570, no comiendo sino unas
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pocas. En el almuerzo, sólo las comía si el padre Macario se las daba” 571.
“No bebía agua sino durante la comida, y absteniéndose de bebidas
refrescantes”572. “Nosotros, los monjes, nos admirábamos de su tren de
vida, llevado hasta el ascetismo extremo” 573. “Cuando oraba, trabajaba o
comía, se sumía en un éxtasis profundo, hasta que su compañero lo
llamaba a la realidad”574.
II Relatos y acontecimientos
1-El pan está sobre la ventana (Jn.4, 31-34)
“Cuando regresábamos tarde del trabajo del campo, el hermano
Francisco le daba por comida, solamente, cuatro panes duros y pequeños.
Los metía debajo del brazo, entraba a la iglesia y los ponía sobre la
ventana. Después se arrodillaba para orar. Allí se quedaba largo rato,
hasta una hora y media, y terminaba por dormirse. Y cuando el hermano
Francisco entraba a la iglesia para tocar la campana que anunciaba el
oficio de media noche, encontraba que los panes estaban todavía sobre la
ventana, y los llevaba a la despensa. Era que Chárbel olvidaba el hambre
cuando se ponía delante de Dios. No me atrevería a afirmar que dejaba el
pan, a propósito, o por olvido. A menudo, él había llegado a tomar una sola
comida al día, a pesar del trabajo extenuante. No lo dejaban ni un minuto
sin imponerle un trabajo. Lo sacaban de la iglesia, contrariamente a su
deseo, donde querría quedarse para orar, para confiarle otro servicio” 575.
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una sola vez al día. Tomaba tres panes pequeños que desmenuzaba sobre
la sopa578, y comía, sirviéndose de la cuchara, con delicadeza y
moderación, absteniéndose de mirar a derecha o izquierda. Cuando su
vecino terminaba de comer, él cogía su plato para lavarlo. Vertía el agua
de fregar en su propio plato y la tomaba por mortificación y para vencer su
amor propio. Mientras nosotros hacíamos la siesta, después del almuerzo,
el padre Chárbel se iba para la iglesia para adorar el Santísimo
Sacramento. Esto mismo hacía mientras tomábamos el desayuno, pues él
no comía más que una sola vez al día”579.
5-Sin aceite
“Una vez, lo vi regresar al convento, después del trabajo, llevando
conjuntamente legumbres y yerbas para comer. Yo intervine, haciéndole
saber: “Maestro, esas hierbas no son comestibles”. Él me respondió: “No
importa”. Después las picó todas juntas, rociándoles un poco de sal. En
ésas llegó el padre Macario y, como de costumbre, empezó a preparar la
comida. Viendo al padre Chárbel ocupado en las legumbres, le dijo: “¿Les
echó aceite? Él respondió: “No, eso no importa; se pueden comer sin
aceite”. Era en tiempo de Cuaresma. Así, él comió de la hierba que come
el ganado”581.
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“¿Y es que él no sabe comer solo, hasta tal punto que usted tiene que
llamarlo, cada vez, para ir a comer?” Me contestó: “No es posible que él
coma si yo mismo no lo llamo y le pongo la comida con mis propias manos.
Si uno lo deja dos días sin llamarlo a comer, no reclama ni se acerca para
comer por su propia iniciativa”583.
8-¿Cómo comía?
“Lo vi cuatro o cinco veces, cuando llegaba, después de llamarlo su
compañero, el padre Macario, para su única comida en 24 horas. Nada
que no sea por obediencia. Él le obedecía como si fuera su superior. Lo vi
llegar, a paso lento, por su comida, los brazos cruzados, la mirada baja,
con recogimiento, quedándose de pie, a distancia, esperando que su
compañero le ordenara sentarse. Después, oraba y se sentaba en tierra,
cruzando los pies y cubriéndolos con el hábito, sin comer hasta que su
compañero se lo ordenara. En su plato no vi sino tallos marchitos de
verdolaga, llenos de granos de semilla, y apenas unas cuantas hojas. Y no
comenzaba a comer otro pan, hasta que no recogiera de su plato todas las
migajas quemadas. Otra vez, lo vi comer solamente la ensalada. Una
tercera vez, el trigo machacado, cocinado con tomate. En verano, cuando
terminaba su comida, su compañero le mandaba comer uvas; entonces no
se comía sino tres o cuatro, nada más”586.
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los tallos. El padre Chárbel se agachó para recogerlos, después los picó,
los revolvió con aceite, los salpicó con sal, y se puso a comerlos” 587.
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“Cuando el superior del convento de San Marón, el padre Ignacio
Attanury591, me mandó coger las uvas del viñedo del eremitorio, allá, el
padre Macario ordenó al padre Chárbel que me ayudara, sin que él se
comiera una sola uva. Cuando lo encontré solo en el eremitorio, le pedí
que me acompañara a coger uvas. No me respondió. Esperaba la orden
de su compañero”592.
14-Nadie me lo ordenó
“Reunidos todos para almorzar, en los viñedos, monjes y obreros, se
olvidaron llamar al padre Chárbel. Lo mismo pasó al día siguiente: él no
comió. Habiéndose dado cuenta el superior de semejante olvido, llamó al
padre Chárbel, y le dijo: “¿Ha comido hoy?” Respondió: “No” El superior
continuó: “Y ayer, ¿comió usted?” Contestó: “Tampoco” “¿Por qué?”, le
preguntó el superior. Y él respondió: “Nadie me lo ordenó”.
Inmediatamente, el superior mandó que le dieran de comer” 593.
16-Váyase a rezar
“Un día que yo estaba presente, a la hora de comer, habiendo
terminado, el padre Chárbel se cruzó de brazos, se inclinó ante su
compañero, y le preguntó: “¿Y ahora qué quiere que yo haga, padre?” Y
él le respondió: “Váyase a rezar”. Así se comportaba en todo lo que
hacía”595.
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“Le oí contar a mi abuelo que, un día, faltaron las provisiones en el
convento. Uno de los monjes puso al corriente al superior, de ese asunto.
Entonces llamó al padre Chárbel, le pidió que asperjara con agua bendita
el granero, y que rezara. Él obedeció y, he aquí, que el granero abundó de
trigo”596.
“Entre otro de sus milagros, fue aquel en que vinieron a faltar las
provisiones del convento. El superior llamó al padre Chárbel, el ermitaño,
que oró y bendijo el granero, y las provisiones se multiplicaron. Este
prodigio se repitió varias veces, según el testimonio de muchas personas,
entre las cuales está el de algunas que todavía viven, como el padre
Ignacio de Mechmeche, el padre Nehemtallah de Mechmeche, el hermano
Pablo Nassif de Maifuq y otros” 597. “También sucedió lo mismo cuando el
superior supo que los tanques de aceite estaban vacíos, y que se llenaron,
gracias a las oraciones del Padre Chárbel”598.
H: Sobriedad de Chárbel
I.Introducción
“Vivía con sobriedad en cualquier situación en que se encontrara, sin
buscar jamás cambiarla, deseando sólo la complacencia de Dios. Allí
donde la obediencia lo enviara, encontraba su descanso y su gozo, sea
barriendo, cocinando o cavando. Veía en todos los trabajos un signo de la
voluntad de Dios”599.
“Su compañero velaba, solícitamente, por él, pidiéndole al superior todo
lo que él necesitaba”600. “Se privaba aun de las cosas ordinarias y
necesarias de la vida cuotidiana, y aceptaba las menos buenas y las más
difíciles”601. “Era calmado, dócil, de una amabilidad fascinante, dominando
sus tendencias y caprichos”602.
“Puro, como un niño, huía del esnobismo, del desprecio y la adulación.
Con sus cohermanos era indulgente, y severo consigo mismo” 603. “La
rectitud era lo más importante de su conducta. Nunca era injusto cuando
se trataba de los demás; empero, consigo mismo, su ascetismo era cada
vez mayor. Jamás hablaba de sí mismo y nada hacía por su propia
iniciativa: ni el trabajo, ni la oración comunitaria, ni siquiera el oficio divino.
Todo lo sometía a la obediencia. Una vez que le ordenaran algo, lo cumplía
con gozo”604. Su alegría era permanente, y asiduas sus mortificaciones. Y
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así continuó hasta el último suspiro. Durante toda su vida, nunca se
quejó”605.”Llevó una sencillez extrema en el comer, en el beber y en el
vestir. No se juntaba con nadie, pues nada entendía de la relación con los
demás, sino sólo lo que la obediencia le mandara hacer” 606.
- 73 -
superior le dijo, entonces: “Pues escoja el que quiera” 609. Y escogió uno
azul, el más feo de todos”610.
I: La inteligencia de Chárbel
I.Introducción
“Aparentaba estupidez”611 “e ingenuidad. Pero, en realidad, era
perspicaz e inteligente. Cuando uno le preguntaba, él respondía con
claridad y precisión, aparentando poquedad e indolencia” 612. Si él debía
hablar, no decía más que lo estrictamente necesario, que edificara al
prójimo y lo llevara a la salvación de su alma. Sus conversaciones giraban
siempre sobre temas religiosos, orientando todas sus obras a su salvación
eterna y a la del prójimo” 613. “En sus respuestas teológicas, su punto de
vista se comprobaba auténtico, lo que testimoniaba la presencia de
espíritu, a pesar de su absoluto silencio” 614. “En cuanto a su sagacidad, se
demostraba en sus trabajos, poniendo cada cosa en su lugar” 615. “A pesar
de la superioridad de su juicio y la fuerza de su experiencia, se hacía
esclavo de todos. Alcanzó un grado, en su mortificación, del dominio de
sus instintos, a un punto donde ha confirmado lo que el profeta David dice
en sus salmos: “Como un animal ante ti, pero siempre estaré contigo” 616.
“Era sencillo de corazón y de intención, no teniendo más que una meta:
Dios. Sólo me falta añadir una sola cosa: no crea que él fuera tonto y
apático, sino que estaba dotado de la ciencia de los santos: es por eso por
lo que no cometió ninguna falta de la que pudieran reprocharle los
superiores o sus cohermanos”617. “Fue que él no dio a los superiores y a
los demás ninguna ocasión de encontrar la más mínima laguna en su
comportamiento. Nunca oí decir que el superior lo haya reprendido, un día,
por una falta, la más mínima que fuera. Su observancia al reglamento era
de una exactitud asombrosa, lo que demostraba que lo entendía
perfectamente”618. “Su palabra en el Espíritu se elevaba sublime, porque él
caminaba hacia la perfección, por el camino ideal, del que no se alejaba un
paso. En su tren de vida, él ponía cada cosa en su lugar, sin proferir
ninguna palabra inadecuada. Su prudencia lo protegió contra la
superstición y las exageraciones odiosas, incitando a su imitación a
superiores y monjes”619.
“No crean que por romper con la gente y con los asuntos del mundo,
era por eso indolente y apocado. Más bien, era un hombre inteligente y
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perspicaz. Su simplicidad tenía raíces en su cristianismo, su piedad,
alimentada en la sabiduría; exento de escrúpulos y desórdenes; sin la
menor anomalía en su trabajo o en su comportamiento. Por otra parte,
aquel que ha gozado de la plena satisfacción de sus superiores, de sus
compañeros, de los empleados, de los vecinos y de los visitantes, sin que
suscitara una queja hacia su persona, debió haber tenido, sin duda alguna,
una sabiduría extraordinaria. Más aún, yo manifestaba, con mucha
veneración, cierto temor hacia él, evitando la broma excesiva” 620. “Él se
destacaba en su relación con Dios, hasta el punto que, en la iglesia, no
miraba ni a derecha ni a izquierda, así lo amenazaran con cortarle la
cabeza. En cuanto al acatamiento a la autoridad, hacía de ello un objeto
extremo. Era puntual cuando se trataba de la liturgia y sus ritos santos.
Celebraba, en el eremitorio, con su compañero, a tiempo, diariamente,
todas las ceremonias religiosas” 621.”Bajo las falsas apariencias de un
hombre ingenuo, era inteligente cuando estudiaba en Kfifane” 622. “En
cuanto a sus mortificaciones y el dominio de su cuerpo, eran rigurosos,
continuos y perpetuos. No le causaron enfermedad alguna, lo que
demuestra que él lo hacía en su momento oportuno” 623. “Sin ser artificial en
la práctica de las virtudes, se entregaba a ellas con sencillez, sinceridad y
fidelidad”624.
“Era serio y discreto, de un comportamiento equilibrado, infundiendo su
respeto y su estima a todos los que lo conocían. Jamás fue piedra de
escándalo para nadie, ni fue persona que se burlara de los otros. Todo el
mundo lo tenía por santo, a quien le pedían su bendición” 625. Era sabio,
pero lejos de la sabiduría del mundo, y sí, de una sabiduría
sobrenatural”626.
II Relatos y acontecimientos
1-Pidan y se les dará
“El padre Chárbel tenía una voluntad de hierro muy elevada, que le
permitía doblegar sus inclinaciones y emociones. Él me decía: “Hermano,
el mundo es una trampa. Dios conoce todo nuestro interior. El que le
pide esa gracia con confianza, no quedará frustrado. Pida lo que
usted necesite”.
“Durante todo el tiempo que yo pasé en el convento de San Marón, ni
yo, ni los superiores ni persona alguna, le conocimos algún fallo. Le
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gustaba que le pidieran un servicio, y no solamente de parte de los
superiores y de los cohermanos, sino, también, de los trabajadores del
convento. Un obrero le pidió llevar, una vez, los utensilios de trabajo a otra
parte. Y él los llevó al campo. Yo mismo soy testigo de las muchas órdenes
que le dieron. Nunca oí decir que alguien se haya quejado de él o, bien, lo
hubiera acusado ante el superior. Tanto los superiores como los
cohermanos lo respetaban y le pedían oraciones en casos de enfermedad
o angustia. Su piedad influenciaba mucho en todos” 627.
- 76 -
motivo de que le reprocharan el más pequeño escrúpulo o alucinación; y
por medio de la transparencia de su conciencia, que alcanzaba la
culminación de la sublimidad de sus virtudes, no dejaba ningún resquicio a
los demás de tacharlo de ideas fijas o la menor fobia. Todas las cosas
emanaban de él según las normas de la sabiduría. Pero ¡qué prudencia
humana podría igualar la del abandonar el mundo! Es verdad que él no
hizo estudios especializados, pero fue un maestro ingenioso en las cosas
espirituales, más allá de monjes de la orden, los más insignes por su
ciencia y experiencia”629.
2-Su cultura
“El padre Chárbel era un hombre de pura santidad, que uno tomaba por
ingenuo, pero, a nivel espiritual, era erudito” 638. “Yo, personalmente, sabía
que era sagaz e inteligente” 639, “versado en teología mística, en siríaco,
que él traducía al árabe, además de sus conocimientos del árabe. Sus
respuestas eran acertadas y convincentes” 640, pues en la teología moral y
en la mística él era discípulo del famoso padre Al Kafri” 641. En sus diálogos
teológicos con los padres, hablaba con agrado” 642 de cuestiones sobre
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teología ascética, tratando asuntos sobre las almas y el misterio de la
reconciliación”643, o hablaba de la abundancia de su corazón, inflamado de
cosas espirituales y divinas”644.
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casto, semejante al corazón de un niño. Nos sentamos sobre dos piedras
labradas, bajo un arco de piedra”657. Una vez picada la cebolla, llamó al
padre Chárbel”658, y lo saludamos. Nos respondió en voz baja, apenas
perceptible, mirando hacia el piso, pronunciando una sola palabra: “Paz”.
Entonces el padre Macario le dio una sartén metálica en la que había
puesto un poco de aceite y la cebolla picada, diciéndole: “Tenga y fría esta
cebolla”659. “Él la tomó sin mirarnos. Volvió el padre Macario trayendo una
canasta”660 “de mimbre”661 “en la que había puesto dos platos, un poco de
pan y verdolaga”662, “perejil, unos panecillos conocidos con el nombre de
“hogaza de monjes”, algunos en pedazos, otros quemados. Le dijo al
padre Chárbel: “Deshoje esta verdolaga”. Tomó la sartén con el frito, vació
el contenido en la marmita de barro, después llenó dos escudillas de barro
mientras el padre Chárbel deshojaba la verdolaga, poniendo en un plato
los tallos, al lado de la canasta.
“El padre Macario nos invitó a comer. Le agradecimos, pero no
compartimos con ellos. Él se dirigió al padre Chárbel, diciéndole: “Coma”.
Él oró y, después, comenzó a comer con cuidado, sentado en el suelo, las
piernas cruzadas, silencioso y mirando en frente de sí. Se comió los tallos
de verdolaga que el otro no comía. No probó las hojas de verdolaga,
sazonadas con sólo aceite. El padre Macario salió al viñedo y nos trajo
racimos de uva, de la mejor calidad. Entre tanto, el padre Chárbel ya había
acabado su comida. Se quedó en la misma posición, los brazos cruzados,
la cabeza inclinada, en silencio, esperando alguna orden. Su compañero le
dijo: “Vaya a visitar el Santísimo Sacramento, y vuelva, después, a lavar
los platos”. Al anochecer, nos dijimos adiós, conmovidos y muy
emocionados. Regresamos al convento, estupefactos por lo que habíamos
presenciado.
“En el verano de 1898, pasé mis vacaciones en el convento de Annaya,
en compañía de los hermanos escolásticos. Un día, hacia las seis de la
tarde, nos fuimos a visitar al ermitaño. Encontramos al padre Chárbel en la
capilla, arrodilladlo, completamente erguido, sobre una estera redonda de
mimbre, en el mismo lugar como lo había visto la primera vez, el año
anterior, delante del Santísimo Sacramento. Lo miraba, y lo veía inmóvil,
como una estatua, su rosario en la mano, mirando fijamente hacia el altar.
Tuve la impresión de que estaba en éxtasis 663. Él no nos miró. Nosotros
rezábamos, mirándolo, esperando a que él nos viera. Pero no hizo el más
mínimo movimiento para voltearse y mirarnos” 664. Entonces, salimos al
patio, del lado occidental, hablando y haciendo bulla. El padre Chárbel
abrió la puerta, y se paró, en silencio, mirándonos” 665, con los brazos
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cruzados y una resplandeciente sonrisa en la cara” 666, como diciéndonos:
“No hagan bulla, pues me distraen en mi oración y en mi soledad”.
Nosotros, llenos de veneración”667, nos acercamos a él para pedirle la
bendición y besarle la mano”668. Cuando cada uno se iba acercando para
saludarlo, él doblaba la rodilla derecha, inclinaba ligeramente su cuerpo,
tocando rápidamente, con la punta de los dedos, a cada uno de nosotros,
impidiéndonos que le besáramos la mamo. Nos saludó sonriente,
repitiendo una sola palabra, en voz baja, como si balbuciera” 669: “Paz”.
“Recibidos un minuto por él, lo vimos cerrar la puerta para volver a la
oración, en tanto que nosotros nos fuimos al bosque” 670, al occidente,
caminando sobre la punta de los pies, intercambiando nuestras
impresiones, en un cuchicheo, para no estorbar su oración en su soledad.
Nos sobrecogió el recogimiento y el gozo de haberlo visto. Después, yo me
separé de mis cohermanos y volví solo al eremitorio, a la capilla” 671, “con
deseos de verlo y hablarle. Abrí la puerta de la capilla, y ya no estaba; fui
al corredor, y tampoco672; le di la vuelta al eremitorio, y no lo encontré” 673.
Entonces me monté a la terraza y, he aquí, que lo vi sentado sobre una
piedra cilíndrica674, cerca del muro de la iglesia, como si huyera de
nosotros675. Tenía en la mano la biografía de San Antonio, el Grande.
Cuando me acerqué a él, me alargó el libro, diciendo: “Lea este capítulo”.
Yo lo leí676, de pie, delante de él677, que escuchaba. Apenas terminé la
lectura, tomó el libro y se fue sin decir nada 678, a la iglesia. Yo pensaba que
me había hecho hacer la lectura para comentarla 679. Era la manera de
recibir a los monjes”680.
K: La confesión de Chárbel
I.Introducción
1-Revelación de los pensamientos
“Fuera de la confesión, el novicio debe revelar sus pensamientos al
superior o al maestro de novicios, cada noche, si es posible. Chárbel se
arrodillaba delante del director espiritual, humilde y devotamente, la
cabeza descubierta, besaba la tierra, y decía con todo respeto: “Padre, mi
corazón está lejos de Dios. Soy del todo imperfecto y lleno de faltas
ante Dios”. Después exteriorizaba sus pensamientos, los buenos y los
malos, pidiendo a su director espiritual los consejos pertinentes que él
debía cumplir”681.
- 80 -
2-Confesión semanal
“Aborrecía el pecado y huía de las ocasiones que a ello lo llevaran” 682.
“Aun le molestaba recordarlos. Todos los que lo conocieron dan testimonio
de que no cometió ningún pecado leve, voluntario.” 683. “Lo que todo mundo
decía era que, durante su vida, jamás transgredió los diez mandamientos,
y los de la Iglesia. Más aún, sufría cuando alguien los cometía” 684. “Hacía,
también, a diario, un examen de conciencia sobre todos los actos del día,
como lo hace el comerciante prudente para saber si ha ganado o perdido.
En el primer caso, daba gracias al Señor, pidiéndole más gracias, a fin de
hacer más esfuerzos en el trabajo para incrementar, así, su salario y su
recompensa. En el segundo caso, cualquier mínima falta le hacía tomar la
resolución eficaz para remediarla y repararla” 685. “Sus confesiones eran
frecuentes, tanto cuando estaba en el mundo, como cuando se hizo monje
y sacerdote”686. “Se confesaba una vez por semana” 687. “Él se confesaba
semanalmente”688. “Pero los monjes lo hacían los domingos y los días de
fiesta”689. “Era de sabiduría y prudencia, sin escrúpulos, dotado de la
verdadera ciencia llamada “discernimiento de espíritus” ( que consiste en un
690
conocimiento sobrenatural de los secretos del corazón. Nota del traductor)” . “No rechazó
ningún buen consejo en toda su vida”691.
“Durante su permanencia en el convento de Kfifane, tenía dos
directores espirituales: el padre Naamtallah Al Kafri, elegido, más tarde,
superior general, y a San Naamtallah Al Hardini” 692. “Al principio de su vida
anacorética, el padre Eliseo fue su director espiritual. Muerto éste, lo fue el
padre Libaos Al Ramaty, trasladado, más tarde, al eremitorio del convento
de Qattara. Y, en fin, hasta su deceso, fue el padre Macario quien tomó el
cargo de su director espiritual”693.
2-Sólo un monje
“El hermano Sergio de Ehmej falleció de muerte natural, habiendo
recibido los últimos sacramentos, en presencia del cura párroco, José Issa
y el padre Chárbel de Bqaakafra, el 14 de marzo de 1874” 716.
- 83 -
penitencia que le imponía” 719. “Reunía todas las cualidades de un
confesor:
- Muy atinado en sus consejos, sus preguntas y amonestaciones.
- Un juez versado en teología ascética y mística.
- Un excelente médico que aplica el tratamiento adecuado.
- Un padre cariñoso que abre los brazos al pecador, convirtiéndolo en
un apasionado por la conversión y la confesión” 720.
6-Muy conmovedoras
“Escuchaba las confesiones de los hombres, estrictamente de los que
le pedían que fuera con él. Ordinariamente los mandaba donde su
compañero del eremitorio. Sus orientaciones eran muy conmovedoras para
aquellos que lo escuchaban en el confesonario. Así me lo contó mi papá
que se confesó con él unas siete veces. Tenía, entonces, 25 años” 721.
“Comprobó que sus consejos eran muy eficaces para la salvación de las
almas”722.
L: Al servicio de todos
I.Introducción
“Que algunos detalles y obras de los monjes sean considerados bajos
y envilecedores por sus cohermanos, es por lo que algunos de ellos se
burlaban de su ingenuidad” 724, “cuando él personificaba el ejemplo cristiano
por su humildad, esforzándose en ocultar su virtud y esconder sus buenas
acciones. Le disgustaba y temía los elogios que de él hacían los demás” 725.
“Él representaba la modestia, alejándose de la gente y de sus
cohermanos, prefiriendo esconderse, aislarse en el silencio, humano en
apariencia, pero, en realidad, viviendo en el cielo. Cuando las gentes le
pedían su intercesión, él les decía, alejándose: “Confíen en Dios. Es Él el
que dispone”726.
“Cuando se le hacía la advertencia de alguna cosa, aun si él no tuviera
la culpa, se arrodillaba con los brazos cruzados, pidiendo perdón, la
cabeza clavada hacia tierra, y no se levantaba hasta que no recibiera la
orden de pararse”727. “Cuando lo amonestaban, se arrodillaba, de
inmediato, en silencio, los brazos cruzados, sin pretender justificarse; y no
- 84 -
se levantaba hasta recibir la orden y la bendición del superior para ir al
trabajo”728. “Si alguno le decía: “Usted es santo”, él sonreía, movía la
cabeza y fruncía el ceño”729. “Se consideraba como el último de los
hombres y el más grande de los pecadores. Cuando uno le pedía sus
oraciones, respondía” “Yo soy un pecador”730.
“Él llegó a ser la “humildad personificada, cuidándose de hablar jamás
de sí mismo. Era, por tanto, como un muerto en el mundo” 731. “Cuando
algunos de sus cohermanos se burlaban de él y del rigor de su ascetismo,
entre otros, el despensero que le echó agua a la lámpara en vez de
aceite”732. “Había gente que lo despreciaba por su vestimenta miserable” 733.
“Se dejaba humillar hasta el anonadamiento, y hubiera deseado el
aniquilamiento total, mostrándose como sin voluntad, sin cerebro, tonto,
despreciable por su vestido, por su comer, por su sueño, por su modo de
arrodillarse, por su cama, por su celda y por su trabajo extenueante” 735. “Se
olvidaba de sí mismo”73
“Aceptaba con agrado los desprecios de los demás y gozaba cuando lo
insultaban”736. “No hizo nada que atentara contra el pudor. No obstante ser
sacerdote, conocedor de la teología mística, viejo en la orden y modelo de
virtudes, se dedicaba a trabajos manuales duros y, sobre todo, a los más
bajos. No reclamaba ni funciones ni actividades misioneras que podrían
convenir a su estado sacerdotal, sino trabajos” 737. “Ni tampoco pidió para sí
puestos que lo encumbraran honoríficamente ante los demás. Él escogía
siempre la parte más pequeña y el puesto más bajo. Se le oyó decir: “No
merezco estar entre mis cohermanos, ni obtener sus
consideraciones, pues soy el último de todo el mundo” 738. “Se
consideraba el más bajo de todos los monjes, en la esencia y en la forma,
atribuyéndose toda ruindad”739. “Cuando trabajábamos juntos en el campo,
se comportaba como si fuera el siervo de cada uno de nosotros” 740,
escogiendo los servicios y trabajos más despreciables, como barrer, lavar
los platos, servicios que no solían mandarle a sacerdotes” 741, y él los hacía
al instante y con gusto”742. “Cuando los monjes intentaban besarle la mano
y obtener su bendición, se esforzaba para no permitirlo” 743.
- 85 -
“El padre Chárbel era un extraño en el convento. Originario del norte del
Líbano, de la región de Yebbe, y no de la región de Biblos, como era el
caso de todos los otros monjes. Sin embargo, él estaba sometido a una
obediencia especial a la de los que se encontraban con él en el
convento. Monjes y laicos le daban órdenes, sea para burlarse o a
manera de diversión. Pero él nunca incumplía una orden. Nadie lo
defendía ni lo respetaba, fuera del superior que se enfurecía contra los que
lo hacían sufrir o se burlaban de él. Él no hacía sino dedicarse al trabajo, a
la oración y a la obediencia, sin indignarse contra los burleteros. No
hablaba sino raramente, y casi nada, y eso para responder a sus
interlocutores”744.
“Jordania, qué de desprecios aquí.
¿No los has soportado por mí?
De la fierra quisiera desaparecer
y por ti, Jesús, la última de todos ser”.
(Poesía de Santa Teresita)
6-No lo molesten
“Le oí al padre Elías de Mechmeche advertir a todos los empleados del
convento que no molestaran al padre Chárbel, ni de palabra ni de otro
modo, diciéndoles: “Es un hombre de Dios. Él tiene consigo el espíritu de
Dios. Respétenlo”. El padre Elías lo amaba y lo apreciaba mucho por sus
extraordinarias virtudes. Una vez dijo, estando yo presente: “He bregado
mucho por evitarle el trabajo tan duro que el padre Chárbel hace en el
campo, y por darle una ocupación más suave en el convento, para que
descanse. Pero es que apenas acaba el trabajo del convento que le doy,
se va, inmediatamente, para el campo”754.
- 88 -
llegué, amarré la cuerda al asa de la jarra. Con el afán, la tiré,
descuidadamente, al pozo, sin darme cuenta que el padre Chárbel estaba
detrás de mí mirando, y me dijo: “Hermano, San Antonio escogió el
discernimiento. En tanto que usted arriesga quebrar la jarra tirándola
con fuerza al pozo. Y eso va contra la pobreza”. Yo le contesté con
dureza: “¡Váyase a su iglesia. Usted vive en el eremitorio dándoselas de
santo!”. Él me respondió, gentil y dulcemente, con la cabeza baja:
“Perdóneme, hermano, por el amor de Cristo”. Y cada uno nos
retiramos por nuestro lado; él, a la iglesia y yo, al viñedo” 759. “Cada vez que
un incidente llevaba a protestas, era él quien se adelantaba al hermano
para decirle: “Perdóneme”760.
-Así persiguieron a los profetas que vinieron antes que ustedes (Mt.5,
12)
“Un día, mientras yo trabajaba en la viña del eremitorio con algunos
obreros del convento, vi al padre Chárbel arrancando las cepas de la viña,
del camino de las vacas. En ésas, pasó una vaca y pisoteó una, y la
quebró. Intervino el padre Macario diciéndole: “He ahí una cepa quebrada
a causa de su negligencia” 761.”¿Qué fue lo que hizo? ¿Por qué las dejó a
los pies de las vacas?”762. Inmediatamente se arrodilló, los brazos
cruzados, diciendo”763: “Perdóneme, por el amor de Cristo”764.
Silencioso, rogaba y pedía perdón por su mala acción” 765.
“Me contó el padre Macario, también, que, un día, el padre Chárbel le
respondió: “¡Si yo soy un burro, padre. Téngame paciencia y
sopórteme, por el amor de Cristo!”766.
- 89 -
conversaba con nadie”771. “No se distraía, preocupado por las noticias de la
gente o de alguna persona en particular. Si alguien le preguntaba algo,
respondía amable, calmada y brevemente” 772.
“Pasaba en silencio las reuniones de regocijo, por mortificación. Pero
estaba dispuesto a hablar cuando le preguntaban asuntos espirituales o
teológicos. Entonces sí, allí se explayaba con agrado en sus respuestas!
773
. “Si no, su vida sería semejante a la de los enclaustrados que viven en
silencio”774. “Su lengua no estaba dedicada más que para vacar en la
oración con Dios y meditar en Él” 775. “Era un monje contemplativo: sólo
trabajo, oración y silencio”776. “Sus palabras eran una lección de humildad
profunda”777, de tal suerte, que se tomaban como palabras venidas del
cielo, como de un hombre que vivía en otro mundo” 778. “Fuera de sus
conversaciones con los superiores”779, “no se permitía hablar con los
demás, sino de asuntos espirituales”780.
“En la capilla, como en el eremitorio, se asemejaba a un ángel. No se
sentía”781 “sino en la misa”782. “Silencioso en el trabajo” 783, “de un mutismo
asombroso”784. “Yo me extrañaba cómo podría vivir así, en el silencio, la
austeridad, la oración y el trabajo. Yo no comprendía el significado y los
detalles de todo eso, como lo entiendo hoy. Terminé por comprender que
era santo. Es la palabra que repiten todos aquellos que lo conocieron” 785.
“La renuncia a hablar era para nosotros un fenómeno extraño. Y el padre
Chárbel vivió así cincuenta años, entre el convento y el eremitorio, en el
silencio, en el trabajo y en la oración. Austero en el vestir y en el comer, sin
conocer el descanso y los gozos humanos”786.
- 90 -
2-Una mecha que nunca se extingue (Mt. 12, 19)
“Si alguno de los novicios infringía la Regla, él no lo acusaba ante el
superior. Se hacía el sordomudo, sin meterse en nada, ciñéndose,
solamente, a las órdenes que le daban” 788.
- 92 -
8-A la escucha del amado (Lc. 10, 39)
“No obstante que el padre Chárbel no era tonto ni malhumorado, y de
temperamento taciturno, punto débil de los que odian el trato con la gente,
hay que decir que él habría decidido que su lengua no hablara sino para
alabar a Dios, contestar a los superiores, por obediencia, y la
disponibilidad para cumplir alguna misión de caridad al prójimo, en asuntos
espirituales. Es por eso por lo que hablaba tan poco, no tomando la
iniciativa en el hablar, sino raramente. Más que todo, no lo hacía sino para
responder a una pregunta. Así, que él se distinguía de entre los ermitaños,
no solamente por la observancia del reglamento del eremitorio, sino
también por su silencio perpetuo y su trabajo continuo. Su vida era una
cadena ininterrumpida que constaba de tres eslabones: la observancia a la
Regla, la oración y el trabajo, a lo que añadía el silencio. Se parecía a los
monjes contemplativos silenciosos, más que a un monje libanés. Todos los
otros ermitaños se asombraban de su perpetuo gran silencio” 796.
9-No me contestaba
“Cuando yo le ayudaba a arrancar los arbustos espinosos y los troncos
de árbol, no abría la boca ni me dirigía la palabra. Y cuando yo me aburría
con tanto silencio, le hablaba, pero él no me contestaba” 797.
10-Nada lo distraía
“Frecuenté a los monjes y a los ermitaños, todos venerables, pero
ninguno se parecía al padre Chárbel. Los otros ermitaños, los que ya han
fallecido, hablaban con nosotros; y los que aún viven, tampoco dejan de
dialogar con la gente, cuando los visitan, gustando de tener noticias. En
tanto que el padre Chárbel no conversaba con nadie, ni se distraía con
nada, ni le miraba la cara a nadie”798.
- 93 -
creía mudo”799, como un niñito en brazos de su madre; con la sola
diferencia de que no se le escuchaba su voz” 800.
12-Escasamente hablaba
“Durante el tiempo que pasé en el convento de San Marón, en vida del
padre Chárbel, no pude ver en él sino al hombre silencioso, aislado, no
solamente de la gente, sino también de los monjes. No se movía sino por
orden de obediencia, como si fuera un robot. No me hablaba, por lo que no
les puedo contar anécdotas de su vida. No se interesaba por nada, como
para poder contarles su trato con la gente” 801. “Trabajaba cuatro o cinco
horas con los novicios, que charlaban a su alrededor, mientras él
permanecía en silencio. No hablaba sino raramente” 802.
13-No me conversaba
“Nunca conversó conmigo, a diferencia de los otros ermitaños que sí
me hablaban. Jamás lo vi mezclándose con los visitantes o con otros. Y
cuando alguno le pedía que lo bendijera, él lo hacía, asperjándolos
primero”803.
- 95 -
que dejara el trabajo. Él no quiso dejarlo, perseverando todo el día en la
labor con aplicación constante, como si gozara de buena salud” 819.
2-Bañado en lágrimas
“Acerca de esto, ustedes pueden notar que toda su vida fue una
continuación de sufrimientos, hasta el punto que su cuerpo se adaptó a su
alma y allí encontró reposo, de tal suerte que sometió completamente sus
sentidos al dominio de su espíritu. La negación de sí mismo se volvió en él
algo natural, como una escapatoria donde él encontraba satisfacción, tras
largos años de practicar la mortificación. Yo me recuerdo que, en mayo de
1897, nosotros estábamos trabajando en el viñedo del eremitorio. Llegó la
hora del desayuno. Pero el padre Chárbel continuó en la construcción de
los muros que rodeaban el viñedo. Le pedí a su compañero, el padre
Macario, que lo llamara para desayunar. Me respondió: “Él sólo come
después de medio día”. A la hora del almuerzo, continuaba su trabajo de
los muros. Volví a pedirle al padre Macario que le ordenara venir a comer
con nosotros, por piedad a su fragilidad. Pero me respondió, diciendo: “Él
comerá después”. En la tarde llevamos los bueyes a pastar al bosque. Un
momento después volví al eremitorio para tomar agua. Entonces vi al
padre Chárbel comiéndose los tallos de verdolaga que había recogido y
picado. Ante esta escena, los ojos se me llenaron de lágrimas. Le achaqué
al padre Macario la responsabilidad sobre el padre Chárbel, diciéndole:
“Tenga compasión del ermitaño. Usted le deja comer los tallos de
verdolaga después de un trabajo extenuante, su enfermedad y sus
dolores. Me respondió “Él es feliz comiéndose eso; déjelo”. Después me
dije a mí mismo: “¿A qué distancia de su virtud estamos nosotros?”
Verdaderamente él ha hecho suyas todas las penitencias de los padres del
desierto (del alto Egipto). Él superó, y con mucho, todo aquello que leímos
en el libro “Jardín de los monjes” y en el de “La perfección cristiana” 820.
- 96 -
4-Arroz y mantequilla en el eremitorio
“Una vez, el padre Macario le dijo: “Usted sufre de los riñones. Déjeme
prepararle una sopa de arroz en mantequilla. Él respondió con una voz
muy baja: “¿De arroz en mantequilla en el eremitorio? No”822.
8-Medias de lana
“Una vez, el superior le mandó ponerse medias, hechas caseramente
con hilos gruesos de lana, para protegerse los pies de la humedad, pues él
sufría de cólicos estomacales. Las llevó una sola vez, por obediencia, y no
volvió a ponérselas en toda la vida”826.
- 97 -
“Cuando hacía mucho frio, en invierno, el padre Macario lo llamaba a la
cocina para que se calentara. Por obediencia, él lo hacía por breves
momentos. Después, se retiraba para irse a dormir a su celda, mientras su
compañero dormía al lado del fuego, dado el frío cortante que hacía en el
interior del eremitorio”827.
10-Me burlé de él
“Una vez, cuando él arrancaba los arbustos espinosos del campo para
plantar un seto del viñedo, lo vi que se retiró a un lugar aislado, creyendo
que nadie la veía. Se quitó el hábito para sacarle las pulgas y los piojos. La
curiosidad me llevó a acercarme más para mirarlo sin hábito. Y vi que
llevaba el cilicio debajo, sin franela. Comencé a reírme de él, sin
comprender el sentido de su austeridad, hasta después de su muerte y las
manifestaciones de sus milagros”828.
12-La hemiplejía
“Le oí contar a mi tía, Rosa, que, cuatro años antes de la muerte del
padre Chárbel, fue atacado de hemiplejía, de la que se curó” 831.
O: Eterna paz
- 98 -
I.Introducción
“Su fortaleza era excepcional, pues le venía del cielo y no de la tierra.
Uno lo veía siempre sonriente y amable como si todo caminara sobre
rosas”832. “Jamás oí decir que irrespetara a alguien, discutir o quejarse de
algún trabajo, en verano o en invierno” 833. “Cuando los rayos se
precipitaban sobre el pararrayos del eremitorio, no se movía un ápice en la
capilla, donde rezaba”834. “Soportaba todas las dificultades, a pesar las
tribulaciones que le causaban, convirtiéndolas en dones sobrenaturales.
Se sometía a mortificaciones que no eran obligatorias, como: ayuno
continuo, largas vigilias, vivir sin calefacción, no obstante el frío
glacial”835.”Soportaba los cólicos que, a veces, lo atacaban durante las
horas de trabajo. Su compañero, el padre Macario, le decía: “Váyase a
descansar y a orar delante del Santísimo Sacramente”. Él obedecía. No se
fastidiaba ni se quejaba de sus dolencias” 836. “Realizaba su trabajo bajo el
efecto del dolor, en silencio” 837, “sin intentar atenuarlo”838, repitiendo: “¡Oh
Jesús; oh María!”839.
3-En todo
- 99 -
“Vivía en la presencia de Dios. Exterior e interiormente testimoniaba
que él no se preocupaba sino de Dios. En su oración, su misa y su trabajo,
estaba con Dios. Que lo alabaran o lo insultaran, que los monjes
estuvieran contentos o no con él, le importaba poco. Él permanecía
imperturbable, absteniéndose ante las seducciones del mundo y sus
vanidades, atenido a su comprtamiento” 847. “Lo único que le interesaba era
cumplir sus obligaciones, sin la menor intención de granjearse la alabanza
de los demás, y no permitiéndose halagar a nadie. Si demostraba el
interés por algún cohermano, lo hacía solamente en cumplimiento del
mandato de la caridad. Revelaba la simplicidad monástica en sus palabras,
sus trabajos y su vestido. No acusaba a ninguno de sus cohermanos o
trabajadores ante los superiores, ni se metía con nadie” 848.
- 100 -
riquezas para el convento, como la posesión de tierras. No manifestaba
gozo ante una abultada colecta, o su buena salud o cualquier otro
acontecimiento divertido. Su rostro llevaba siempre el cariz del abandono
a la voluntad divina. No hablaba ni de la familia, ni de parientes, ni se
atribuía algún trabajo digno de agradecimiento ni de ninguno esperaba
ayuda alguna. Nunca anduvo en búsqueda de la satisfacción de un
superior llevando a cabo un servicio que le hubiere pedido. En una
palabra, su corazón y su mente estaban orientados al cielo. Para él todo
aquello que dependiera de lo humano, lo consideraba como un
desecho”851.
4-Recen por él
“Manifestaba una inmensa confianza en Dios. Es por eso por lo que,
cuando los padres de un enfermo venían a suplicarle, pidiéndole que
rezara por la curación de su enfermedad, él respondía, a veces: “Su hijo
enfermo goza de salud. Recen por él”, como si la voluntad de Dios le
hubiera inspirado que les comunicara eso. Otras veces les replicaba:
“Imploren, recen por él”. Al decir esto, él se unía a su oración y les
recomendaba confiar en Dios. En otras ocasiones, los consolaba con el
consejo de armarse de paciencia y abandonarse en las manos de Dios.
Esto que acabo de relatar, lo dije para resaltar el cumplimiento de sus
obligaciones, de su observancia a la Regla y su extraordinaria ascesis,
para mostrarles la virtud de su esperanza en sus más bellas
manifestaciones. No se regocijaba si a alguno de los sacerdotes lo
ascendían, ni tampoco se entristecía por la muerte de algunos de sus
cohermanos, ni se preocupaba de la pobreza o la riqueza de sus
familiares. En definitiva, vivía la ecuanimidad interior, tanto en el gozo
como en la tristeza y en la tribulación como en el bienestar” 852.
- 101 -
obedecía sin vacilar. Supe que, una vez, vinieron sus familiares para
visitarlo, y él ni los miró”853.
- 102 -
los otros trabajadores hasta cumplida enteramente la misión confiada, y
siendo que él estaba en ayuno” 857. “A cualquiera que le pedía un servicio,
le respondía: “A sus órdenes, hermano”858.
- 104 -
para predicarte unos retiros? En fin, estoy a su disposición en lo que
usted desea”. Hubiera querido que esos retiros hubieran durado más de
una semana. Al escuchar sus palabras, tenía la impresión de estar
saboreando el maná895 con miel, porque sus palabras taladraban las rocas.
Para su oyente, eran la delicia misma. Por eso me prometí pasar todas mis
vacaciones con él, en el eremitorio, él tiempo que él viviera. Después de
haber tomado esta resolución, pasé con él mis vacaciones durante cuatro
años seguidos. Cada vez él me recibía con una amabilidad angélica” 896.
2-Respondió sonriendo
“Muy a menudo, nos acompañó para sembrar el trigo con nosotros, al
pedírselo el responsable del trabajo, y con el permiso del superior del
convento. Un día, todos, novicios y trabajadores, después de haber
terminado la siembra de un campo, más arriba de la fuente, pasamos a
otro campo y transportamos inmediatamente todas las herramientas y las
cosas necesarias. Unos trabajadores y yo nos encargamos de los bueyes
y del arado, mientras que los otros, novicios, el padre Chárbel y el resto de
los trabajadores, debían transportar todo lo que se necesitara” 897.
“Nosotros sabíamos hasta qué punto el padre Chárbel profesaba la
obediencia. Por curiosidad, quisimos ponerle a prueba esa virtud” 898. “En
honor a la verdad, debo decir que el siguiente hecho sucedió delante de
mí”899. “Juntamos los picos, la jarra del agua, el botijo, la canasta grande
con las semillas y el cubo de la comida” 900. “A manera de diversión, le pedí
que llevara todas esas cosas. Él respondió: “A sus órdenes”901.
“Comenzamos a cargarle todo eso, pieza por pieza, cosa que él aceptó
gustosamente. Se terció los picos al hombro, y sobre el otro se puso la
canasta; la jarra en una mano y el cubo por el brazo hacia el codo” 902. “Le
dijimos: “lleve, también el botijo”. Nos respondió: “¿Y cómo lo llevo?”. Le
replicamos: “Tómelo con el dedo meñique”. Él obedeció” 903. “Quedaron por
tierra algunas cosas que ya no podía llevar. Y nos comenzamos a reír. Él
nos miró y nos dijo, sonriendo: “¡Ay de aquellos que cargan fardos
pesados sobre los demás, y ellos mismos no están dispuestos a
moverlos con un dedo”, y partió satisfecho y contento con su carga.
Nosotros llevamos el resto”904.
- 105 -
“el padre Chárbel no sólo renunció a los bienes y a los honores del
mundo, sino que también inmoló su voluntad, que es lo que más le cuesta
al hombre. La repudió con menosprecio, siguiendo el mandato e Cristo,
que dijo: “El que no renuncia a todas las cosas y aun a sí mismo, es decir,
a su propia voluntad, no puede ser mi discípulo”. De allí, su ciega sumisión
al superior, como la de un niñito a sus padres. Él se sometió a los
cohermanos, aun al más joven de ellos, y no solamente en lo que fuera
agradable y útil, sino también, en aquello que contradecía su opinión. Se
prestaba a realizar las órdenes sin preguntar ni rechazar. Más aún, con
gozo y alegría. Todo el mundo sabía que cuando terminaba el trabajo
confiado por su compañero o por un trabajador del eremitorio, se paraba,
los brazos cruzados, y decía: “Padre, o hermano, ya terminé el trabajo.
¿Qué quiere que haga, ahora?”905.
- 106 -
interesó por ganar la admiración del superior o la amistad de algún
cohermano”911, “ni tener noticias de su familia, ni de los demás ni de los
propios monjes”912. “Nunca se dejó arrastrar por una conversación con los
que lo rodeaban”913, “ni tampoco se afanó en algún trabajo por complacer a
alguien o complacerse a sí mismo. Lo realizaba por obediencia” 914. “No
existía para sí mismo sino, enteramente, para Dios” 915. “En su amor a Dios
alcanzó un grado de sublimación tan elevado, que nos será muy difícil
comprenderlo. No tenía voluntad sino para vivir siempre en la presencia de
Dios, en la capilla, todo el tiempo que la autoridad le permitiera, para estar
en meditación con Jesús, su amado”916.
2-¿Quiere almorzar?
“El reverendo padre Benito Masaad, de Aachkut, me contó que, una
vez, vino al eremitorio a la hora del almuerzo de los ermitaños. Los dos le
preguntaron si quería almorzar. Él aceptó. Pero sólo había comida para
dos personas. Discretamente, el padre Chárbel se retiró, dejando su parte
al visitante, y contentándose, después, con el raspado de la olla. Los
ermitaños sólo comen una vez al día”936.
- 108 -
“Una vez, cuando yo era un niño, acompañé a mi mamá, en noviembre,
para participar en su misa del eremitorio. Ya de camino, nos cogió un
diluvio y nos empapamos todo. Entré a la capilla y comencé a preparar las
cosas para la misa del padre Chárbel. Me vio todo empapado de agua, de
pies a cabeza. Me mandó ir a la cocina para secarme la ropa. Como yo no
quise, él se compadeció de mí y me trajo un par de zapatos que me
quedaron muy grandes. Al comienzo de la misa él dio la vuelta para
incensar, y vio a mi mamá, de pie, al otro lado de la puerta, participando en
la misa, bañada en agua de la lluvia. Él se compadeció de ella y me mandó
que la hiciera entrar a la capilla para que siguiera la misa, desde el fondo.
Fue un caso raro, pues él no permitía que las mujeres entraran en la
capilla. El frío glacial y el viento impetuoso lo hicieron compadecerse, y la
mandó entrar”938.
- 109 -
cohermanos, sirvientes y colonos asociados. Les ayudaba en sus
trabajos”940.
- 110 -
llena de Dios. Cuando alguien le dirigía la palabra, era como si lo
despertara de un profundo sueño. Durante su trabajo, él estaba siempre
inmerso en meditación con Dios. Yo no pienso que se haya apegado a algo
de este mundo, o que hubiera dicho: “esto es mío, quiero aquello”. Su
corazón jamás se inclinó por alguien. Cuando el amor de Dios alcanza su
máxima intensidad, el cuerpo languidece y se derrite de pasión por el
amado. Así, el padre Chárbel se gastó hasta quedar en sólo huesos con
piel”946.
11-Amor ilimitado
- 111 -
“A mí y a los novicios que éramos de su mismo pueblo, no nos
mostraba afecto especial. Por el contrario, se abstenía de hablar con
nosotros. Una vez, el superior del convento, el padre Elías de Mechmeche,
le dijo: “Padre Chárbel ¿es que usted no se inclina, en especial, hacia los
novicios que son de su mismo pueblo, más que hacia los otros? Es una
propensión natural del hombre”. Como de costumbre, respondió: “No; ni
interior ni exteriormente. Todos los cohermanos son iguales para
mí”949. “Sobre todo, se aplicaba a los trabajadores del convento, a los que
jamás les daba órdenes. Al contrario, les obedecía cuando le mandaban
hacer un trabajo”950.
- 112 -
Cogen las serpientes con las manos (Mc. 16, 18)
“Durante el tiempo de la poda de las vides, subí a la viña del eremitorio
para trabajar allí con todo el personal del convento, monjes y obreros.
Vimos una tremenda serpiente moteada. Todos nos precipitamos para
matarla. No pudimos, a pesar de nuestros esfuerzos, pues la víbora
serpeaba por la parcela, dando unos silbidos odiosos y asustadores. A
veces levantaba la cabeza y otras, la cola. Sin poder hacer nada, y muerto
del miedo, grité: “¿Dónde está el padre Chárbel? Llámenle. No lo veíamos
porque él estaba trabajando en la ladera de otro campo. Cuando oyó, vino
y se plantó, justo delante de la serpiente. Nos dijo: “No se acerquen a
ella”, pues todos estábamos armados: uno, de una piedra; otro, de un
pico; un tercero, de una picana. Él se volvió hacia la serpiente, y le dijo,
tendiendo la mano: “Vete de aquí”. Ella se deslizó delante de él que
seguía haciéndole señas con la mano, hasta que desapareció. Después, él
volvió a su trabajo. Le dimos gracias a Dios de habernos librado de ese
peligro. Según su costumbre, el padre Chárbel no mataba ni animales, ni
insectos venenosos, ni hormigas ni escorpiones. Era muy sensible. Yo he
leído biografías de santos que, algunos de ellos, no mataban insectos o
animales, convencidos de que si Dios los había credo, los utilizaba por
algo”955.
- 113 -
“Cuando yo era estudiante, pasé, una vez, mis vacaciones en el
convento de Nuestra Señora de Maifuq. Yo compartía mi cuarto con el
hermano Bartolomeo de Áitu. Vi chinches sobre el colchón y la cama,
delgados y flacos. Caminaban por mi cara y mis manos, sin picarme.
Admirado, pregunté a Bartolomeo sobre cosa tan extraña. Me respondió:
“¿No ves agua bendita en la botella, bendecida por el padre Chárbel?
Cuando asperjo mi cuarto con esta agua, los chinches enflaquecen y se
vuelven impotentes para picar”959.
-¡La pobrecita!
“Había una colmena de abejas cerca del eremitorio. Tres abejas
cayeron en el cubo de agua para beber. El padre Chárbel comenzó a
sacarlas del agua, una por una, en la punta del dedo, poniéndolas al sol
para que se secaran. Una de ellas lo picó. Él se quitó el aguijón del dedo, y
puso la abeja al sol para que secara sus alas y pudiera volar. Le dije:
“Maestro, la abeja morirá sin el aguijón”. Me respondió: “Es verdad,
¡pobrecita!” Y entró a la capilla”960.
- 114 -
si viviera solamente un exilio sobre la tierra, seguro de que su patria era el
cielo”965.
- 115 -
de esos problemas”972. “Entre tanto, el padre Chárbel guardaba su silencio
habitual, atento al diálogo. Sus manos, ocupadas en el trabajo y en el
silencio, daban consejos y predicaban más elocuentemente. De repente,
todo mundo se volvió hacia él, que tomó la palabra, contrario a su
costumbre. Lanzando furtivas miradas al sacerdote Juan, dijo con una
ligera sonrisa “Y a usted ¿por dónde le puede penetrar el pecado en el
alma?”974.”Con ese vestido de piel gruesa que usted lleva puesto, no
puede atravesarlo”. Todos rieron cambiando sus miradas y recogiendo
como filigrana la lección que daba el padre Chárbel a dicho sacerdote. Por
otra parte, este suceso fue una prueba de que el padre Chárbel, en su
aislamiento del mundo, en su silencio y su abstención de todo lo que
pasaba fuera de la Orden, comprendía, al vuelo, a partir de una palabra
escuchada, lo que pasaba entre sus contemporáneos y lo que hacían. Se
colige su desagrado por las comodidades del sacerdote” 975.
- 116 -
profundamente justa. A raíz de eso, suspendió sus medidas tomadas de
hacer trabajar a los novicios y a los empleados los domingos y días de
fiesta. Todo el personal consideró ese aviso como portador de la voz de
Dios, y se alegró.”976.
S: Un adorador justo
I.Introducción
1-Vuelto hacia su Señor
“Estaba capacitado para practicar a la perfección los actos de adoración
que la creatura debe al Creador” 978. “Estaba atado a sus leyes y
mandamientos”979 “con un corazón siempre elevado y las manos
extendidas hacia Él, dando testimonio de la veneración que le es
debida”980, “con perseverancia hasta la muerte”981.
2-Hacia el prójimo
“A nadie ha perjudicado”982, “ni faltado a la justicia con nadie, ni a nadie
molestado. Más aún, se consideraba el servidor de todos y de su fiel
Señor”983. “Observaba minuciosamente sus votos, por lo que imponía un
respeto a todos los cohermanos, respeto que le manifestaban con
devoción, cuando venía al convento. Se reunían a su alrededor y le
saludaban besándole la mano. Por su parte” 984, él los trataba de la mejor
manera”985, “prodigándoles una amabilidad extrema” 986. “A nadie hacía mal,
ni de frente ni a sus espaldas, ni en sus bienes ni en su reputación” 987.
- 117 -
1-En la capilla, hasta que todos salieran
Después del oficio divino de Completas, él se iba para su celda, y no sé
si dormía o pasaba el tiempo en oración. Al sonar la campana a media
noche, se apresuraba, antes que todos los demás monjes, para ir a la
capilla”988. “Después del oficio de media noche, los monjes se volvían
acostar, hasta que sonara la campana para el oficio divino de Laudes,
mientras que él prolongaba su vigilia, a la luz de la lámpara del Santísimo
Sacramento, sumergido en la meditación hasta el amanecer, en que
volvían los monjes para el oficio de Laudes. Y después, era el último en
salir”989.
2-Vigilia de rodillas
“El padre Chárbel aparentaba dormir, mientras los otros monjes lo
hacían realmente. Se levantaba a la misma hora de los demás. La verdad
era que dormía muy poco, pasando las noches en oración. Se los digo
porque, a menudo, uno lo veía en la capilla, mientras los otros monjes
dormían. Casi todo el tiempo él era el encargado de tocar la campana a
media noche”990. “De hecho, él no dormía en la noche. Cada vez que yo
me despertaba, en la noche, veía su celda iluminada, y él, sentado o
arrodillado, rezando en sus libros”991. “Nunca se acostaba después del
oficio divino de la media noche. Se quedaba de rodillas, sobre una estera
de mimbre, para más mortificación, el resto de la noche” 992.
- 119 -
T: Por fidelidad al amado
I.Introducción
“Todo el que mira con malos deseos a una mujer, ya ha cometido
adulterio con ella en su corazón” (Mt. 5, 28). “La gente tiene la tendencia
de buscar la felicidad en el pecado (el adulterio). Pero el pecado no les da
sino pesadumbre, tristeza, miseria y vacío. Sólo Jesucristo puede darle la
verdadera felicidad”996. En eso “el padre Chárbel ha observado una
castidad angélica que practicó en sus mortificaciones, su desinterés con
respecto a la comida, la bebida y el vestido. Su hábito gastado era claro
testimonio que hablaba de su castidad” 997, “de su desprecio por la vida
confortable”998. “Que yo sepa, jamás se lavó los pies 999. Su capucha le
cubría los ojos. Practicó de tal manera la mortificación, que se convirtió en
una sombra, débil y enclenque. Con muchos otros podemos decir: “No era
ya una figura humana, sino un ángel terrestre: de tal manera mortificaba
sus pasiones1000 humanas”1001. “No miraba a nadie, quien quiera que él
fuese”1002. “Su mirada era siempre baja, hacia la tierra, evitando frecuentar
la gente para consagrarse enteramente al Creador” 1003. “Si tenía que hablar
con los hombres, era por pocos minutos” 1004, sin mirarlo. En la capilla
bajaba los ojos y se quedaba en una actitud meditabunda” 1005. “A las
mujeres no las miraba en absoluto” 1006. “El monje debe eliminar
absolutamente sus sentidos”1007.
“Uno nunca veía mujeres en el eremitorio y sus alrededores. Él las
ahuyentaba aunque vinieran decentemente y con la simplicidad de su
vestido de la época y del lugar” 1008. “Muy a menudo, encontraba mujeres en
la ruta principal o en el camino que conduce al viñedo, o cuando iba por
agua potable a la fuente. Entonces, cambiaba inmediatamente de camino.
Pero, para su bien, por respeto a él, eran ellas las que se quitaban del
camino cuando lo veían”1009. “Todas sabíamos que allí se encontraba un
ermitaño llamado padre Chárbel, que eludía encontrarse con una mujer,
quien quiera que fuera”1010. “Si me acuerdo bien, nunca recibió a una mujer
que visitara el eremitorio”1011, “quitando, así, toda causa capaz de herir su
pureza”1012.
- 120 -
“Nunca permitía entrar a las mujeres al eremitorio. Si no había más
remedio, cuando sabía que ellas no habían podido participar en la misa del
domingo, en ninguna parte, las dejaba entrar al corredor adyacente, al lado
de la puerta de la capilla. Y cuando los visitantes venían acompañados de
sus mujeres, él se retiraba a su celda, y no salía hasta que se hubieren
ido”1013.
3-Levánteme el canasto
“Una vez, durante la vendimia, el padre Chárbel transportaba, a las
espaldas, los canastos llenos de uvas, desde el viñedo hasta el lagar,
mientras hombres, mujeres y niños cogían los racimos. Volvió el padre
Chárbel por otro canasto lleno, colocado lejos del muro. No habiendo
hombres para ayudarle a cargarlo sobre las espaldas, se quedó de pie, los
ojos bajos, esperando la llegada de un hombre para que le ayudara.
Habiendo esperado buen rato, volvió la espalda, cuerda en mano, y habló
con una voz apenas oíble: “Levánteme1018 el canasto”. Una mujer se
acercó y le ayudó. Mis compañeros y yo (éramos todavía unos niños) nos
extrañamos de que el padre Chárbel se dirigiera a las mujeres usando el
género masculino, como si fueran hombres”1019.
- 121 -
4-¿Dónde está la hija del Señor Beik?
“Mi mamá, hija del Señor Rachid Beik Al Juri, prefecto de la región, me
contó que, una vez, fue con sus amigas, parientes nuestras, de visita al
eremitorio. Después de visitarlo, salimos al patio, frente a la ermita, para
descansar y almorzar. Poco después, escucharon que tocaban la puerta
desde el interior, y gritaban: “¿Dónde está la hija del Señor Beik?” “Soy
yo, respondió mi mamá, ¿qué desea?” Entonces se abrió la ventanilla
practicada en medio de la puerta, sacó la mano al exterior, sin mirar, y le
dio un plato de miel. Para mi mamá, fue la única vez que oyó la voz del
padre Chárbel, a pesar de sus visitas frecuentes al eremitorio” 1020.
5-Las bendijo
“Una vez que yo estaba en el eremitorio, había un grupo de hombres y
mujeres en la capilla. Vino el padre Macario a decirles a las mujeres que
se salieran, pues el padre Chárbel iba a celebrar la misa. Al salir, ellas
pidieron la bendición al padre Chárbel. Se colocaron debajo de la
ventanilla, baja la cabeza y cubiertas con mantillas. El ermitaño sacó la
mano por la ventanilla y las bendijo”1021.
- 122 -
8-Quédese afuera
“Cuando las mujeres traían sus niños para que el padre Chárbel los
bendijera, él le pedía al otro ermitaño que lo acompañara, y les decía a las
mujeres: “Quédense afuera”. Después, él rezaba y bendecía a los
pequeños. Cuando un niñito no quería desprenderse de los brazos de su
mamá, él enviaba a su compañero, diciéndole a la mamá que se
alejara”1024.
- 123 -
11-¿Por qué esta manía?
“Su amor por Dios aniquiló cualquier otro amor terreno en su corazón,
aun el amor a su familia. Le pertenecía al Altísimo para ocuparse
enteramente de su amor. Purificó su corazón del amor a los suyos. Como
yo pasaba el verano en el convento de San Marón, en Annaya, me fui a
hacerles una visita a los ermitaños. Estando cerca del eremitorio, encontré
cierto número de mujeres que esperaban. Me saludaron y me dijeron:
Estamos aquí desde hace mucho rato. Venimos de Bqaakafra, a un día de
marcha, para ver al padre Chárbel que no quiere recibirnos”. Les pregunté:
“¿Quiénes son ustedes”. Me dijeron: “Ésta es su hermana, y nosotros la
acompañamos. Le rogamos, padre, que lo convenza para que sólo le
permita a su hermana besarle la mano. Lo echa de menos, pues hace
mucho tiempo que no lo ve”. Me conmoví y me apresuré a ver al padre
Chárbel que estaba en la capilla. Le supliqué que atendiera a su pobre
hermana, venida desde tan lejos, para satisfacer su cariño, aunque sólo
fuera un guiño. Me respondió: “No salgo”. Después volví a pedirle: “Su
hermana le suplica que saque la mano por la ventanilla para besársela y
se volverá a su casa. Me lo ha prometido”. Me contestó: “No sacaré la
mano por la ventanilla”. Por tercera vez le supliqué, diciendo: “Su
hermana le ruega, entonces, que coja su pañuelo, toque con él las
imágenes de San Pedro y San Pablo”. Me respondió: “Hágalo usted
mismo, y dele su pañuelo”. Yo proseguí: “¿Y por qué esta manía?”. No
me respondió. Entonces tomé mi pañuelo en la punta de un largo bastón,
lo pasé por las imágenes, colocadas muy alto, y se lo di a su hermana que
partió triste, con lágrimas en los ojos. Yo me quedé estupefacto de tal
comportamiento tan cruel, sin poderle encontrar sentido. Cuando el padre
Chárbel salió de la capilla, me puse a discutir con él. Le dije: “Usted no
debió hacer regresar a su pobre hermana toda desolada. ¿Dónde está el
cariño por los suyos? ¿Dónde está su piedad?” No respondió nada. Es
ahora cuando comprendo el por qué de su silencio. Y es que en su
corazón no había lugar para amores terrenos. En el suyo sólo latía el amor
a Dios”1032.
U: Prisionero1035 de su amado
I.Introducción
“No hacía nada por su propia iniciativa, sino por obediencia a la
autoridad, que representaba a Dios, y por merecer el premio que se da al
que obedece”1036. “El monje debe ver a Cristo en su superior” 1037. Por eso
era extrañamente asombrosa su obediencia, tomando por costumbre no
comenzar un trabajo sino después de haber recibido la orden de
trabajar”1038. “Era una obediencia ciega, proverbial. Cuando el superior lo
llamaba para no importa cuál oficio, abandonaba, al instante, lo que
estuviere haciendo, para obedecer”1039, sin tardar un segundo. No recuerdo
jamás haber visto al padre Chárbel enfadarse o entristecerse al recibir una
orden, o que lo contrariara. No. Era un instrumento mudo en las manos de
sus superiores”1040.
“Cuando estaba en oración, se quedaba orando hasta que su
compañero le ordenara ir a trabajar. Y allí se quedaba hasta que venía a
decirle: “Basta ya”. No empezaba a comer hasta que no le dijeran:
“Coma”1041. “Y le obedecía al más joven y a un obrero” 1042. “En resumen,
toda su vida se puede expresar en esta frase: “Se le mandaba, y él
obedecía”1043. “En el convento, se sometía al superior; en el campo, al
capataz del trabajo, cualquiera que fuese, así fuera un peón; en el
eremitorio, a su compañero o a su reemplazante. Si un obrero le decía
“haz esto”, él lo hacía. Nadie sabía qué le gustaba o qué le repugnaba.
Cuando se le pedía abandonar la oración para realizar una misión fuera
del eremitorio, lo hacía de la misma manera que si le mandaran ir a orar o
efectuar una actividad espiritual en la que se gozaba. Nunca hizo nada por
propia iniciativa”1044.
- 125 -
“su sometimiento no era porque fuera tonto o por simple costumbre,
sino por devoción y virtud”1045, y hasta hubiera deseado someter a la
obediencia sus pulsaciones arteriales”1046.
- 126 -
para atender la orden. Cuando su compañero le dijo que viniera a comer,
de una, dejó la herramienta, y vino”1050.
4-Nadie me lo ha mandado
“Recuerdo haber escuchado a los que trabajaban con él que, una vez,
los monjes y los obreros suspendieron el trabajo para ir a almorzar,
olvidándose de él. Él continuó trabajando. Por azar, pasó por allí el
superior del convento y le preguntó si ya había comido. Los otros estaban
cerca. Él respondió: “No, todavía no he comido”. “¿Y por qué?, continuó
el superior. “Porque nadie me lo ha mandado”, respondió. Entonces el
superior preguntó a sus compañeros: “¿Por qué no lo han invitado a
comer? “Se nos olvidó”, respondieron”1051.
- 127 -
Mahal, como usted me lo mandó”. El padre Macario le dijo: “Pero por
qué ha ido hasta allá, teniéndola aquí, alrededor del eremitorio?” Y
Contestó: “¿No me mandó usted ir a Al-Mahal? Usted me lo ordenó, y
yo obedecí”1059. “El padre Macario se asombró de ese tormento que debió
haber soportado”1060.
- 128 -
cercanos a él ocupaban cargos importantes, para contar con ellos.
No se disgustaba tampoco por los cambios de categoría de los
responsables y de los empleados, o la destitución de aquellos por
los cuales él tenía cierto interés” 1064. “Cualquiera que fuera el
acontecimiento que sucediera en la Orden, no influía en su vida
espiritual o en su trabajo”1065. “No se interesaba por los asuntos
del convento, sino sólo lo que la obediencia le mandara hacer.
Cuando veía algún fallo en algo que la autoridad no le hubiere
encargado, no intervenía para nada. No manifestaba gozo por el
progreso material del convento, ni tampoco tristeza por
pérdidas”1066. “No hablaba de compras de terrenos, ni de asuntos
políticos que interesaran a la Orden. En el eremitorio y en el
convento vivía como si no existiera” 1067. Todos sus pensamientos
estaban dirigidos a Dios. Nadie le oyó hablar de asuntos de la
vida, o de sus deseos, o de algún cohermano, ni tampoco de sus
parientes, ni de una alegría por algún hecho ni de nada del
mundo. No le paraba mientes a nada, pasara lo que pasara” 1068.
“Toda su preocupación iba dirigida a la salvación de su alma y la
de los demás. Su única inquietud era complacer a Dios. Por este
anhelo de la salvación de su alma, soportó tribulaciones y
dificultades y se impuso un rigor extremo”1069.
- 129 -
lo impulsaba a despreciar las cosas de esta vida perecedera y a
practicar las mortificaciones y la austeridad” 1072. “Me repetía
siempre esta frase: “Esta vida es perecedera. Nada nos puede
dar”1073.
5-Dios proveerá
- 131 -
y cumplía la orden en silencio”1094, como era su costumbre. Oraba
por la salud de su cuerpo y, en especial, le daba más importancia
a su alma. En estos casos rechazaba cualquier ofrenda monetaria
o regalos. Estos servicios los prestaba por amor a Dios” 1095. “El
mayor servicio que él prestaba al prójimo era su oración perpetua,
para obtener la gracia de la salvación de su alma. A nadie que
vino a él a pedirle auxilio espiritual, lo devolvió sin atenderlo. Todo
visitante que entraba en el eremitorio, salía de él dando testimonio
de la santidad del ermitaño, feliz de haberlo encontrado y
fascinado de su visita”1097.
3-Regalaba su comida
- 132 -
“Se compadecía de los pobres, en la medida de sus
posibilidades. Cuando recibía a un pobre en el eremitorio, le pedía
a su compañero que le diera su comida. En invierno, cuando
hacía frío, entraba a los hombres al eremitorio para que se
calentaran al fuego”1100.
4-Soy un pecador
6-Confía en Dios
- 134 -
“Jamás faltaba al oficio de la media noche, que lo hacía con su
compañero. Prolongaba sus vigilias en la oración” 1131. “Cuando yo
ayudaba las misas y después fui monje, lo veía, muchas veces,
de rodillas, todo erguido, orando en la capilla” 1132, “durante gran
parte de la noche”1133, “según el reglamento del eremitorio.
Después se iba a reposar, algunas veces, durante una hora, para
volver a la meditación, la oración y la lectura” 1134. “Su estado llegó
a ser tan sublime, que se hizo íntimo de Dios y confidente de los
ángeles, pasando la mayor parte de la noche en oeración” 1135.
“Según la costumbre, los monjes se levantaban a media noche
para el oficio divino. Después, algunos volvían a dormir. En tanto
que otros, como el padre Naamtallah el Hardini y el padre
Chárbel, no se acostaban, ocupando su tiempo en la oración,
hasta la hora de celebrar la misa. Después, cada uno se iba a sus
ocupaciones. En seguida, se iban al trabajo” 1136. “Él pasó su vida
en la meditación, la oración y demás deberes religiosos” 1137. “Era
cosa de todos los días, no de manera ocasional. Su oración
estaba cimentada sobre un intenso amor a Dios que le robaba el
pensamiento y el corazón, de tal manera que Dios vivía presente
en su mente, durante la oración, en el trabajo, a la hora de comer
y durante el sueño. Para resumir, él no vivía ya para sí mismo,
sino para Dios”1138, “no hablando de cosas de la tierra, no dejando
entrar en su alma más que las cosas espirituales” 1139. Vivía en el
convento como si estuviera en retiros espirituales” 1140. “Parecía un
hombre, pero vivía en el cielo”1141.
- 135 -
“meditando”1144, “con la mirada fija en el tabernáculo, durante
horas, sin moverse, como una estatua”1145.
- 136 -
Sacramento y de la Virgen María”1160. “Yo lo acompañaba al rezo
del rosario”1161.
- 137 -
una botella de agua bendecida por el ermitaño. De regreso, el
hombre me dijo: “Le entregué los escapularios, y aquí tiene el
agua bendecida por él. La cogí y me fui a mi cuarto, la destapé
para asperjarme con ella, pues yo sufría de reumatismo. Antes de
asperjarme, una idea se me vino a la cabeza. Me dije: “El
mensajero no entregó los escapularios al ermitaño, ni esta botella
viene de él”, como si la duda fuera inspirada.
5-Semana Santa
6-Entréguese a Dios
7-Ya no es necesario
Y: La fe de Chárbel
I.Introducción
- 140 -
“La fe de Chárbel se reflejaba en su misa” 1173, que celebraba
como si viera a Cristo detrás de las formas, hablándole de
corazón a corazón”1174, celebrándola con mesura, recogimiento y
respeto extremos, como si Dios estuviera delante de él” 1175.
“Derramaba abundantes lágrimas durante la misa” 1176, “para la
que se preparaba largo rato con la meditación y la oración,
arrodillado y bien erguido, delante del Santísimo Sacramento” 1177.
“Cuan larga era su preparación, así era su acción de gracias,
después”1178. “Cuando pronunciaba las palabras de la
1179
consagración y el “oh Padre de verdad” , se llenaba de respeto
profundo y reverencia extrema” 1180. “Cuando celebraba la misa, se
presentaba con hábitos limpios, signo evidente de su creencia en
la Encarnación del Hijo de Dios y su presencia sobre el altar. No
se lavaba las manos sino sólo para celebrar su misa 1181.
- 142 -
derrumbando piedras de los muros de contención de un trozo del
viñedo. Después penetró en la capilla, quemando los manteles del
altar y las casullas que allí estaban, arrojando el cáliz a otro sitio,
dañando las imágenes, abriendo las puertas y derramando un olor
que mareaba a los dos compañeros del padre Chárbel, a los que
encontramos en la cocina, casi desmayados. Se estaban
calentando al lado del fuego. Vueltos en sí, creyeron que el padre
Chárbel se encontraba muerto. Corrieron a la capilla, donde él
rezaba, como si nada hubiera pasado. Entonces el superior le
dijo: “Al menos, padre Chárbel, ¿no podía apagar el fuego sobre
los manteles y las casullas?” Él respondió:”Mi padre, ¿apagar
qué? Tan pronto como comenzó, tan pronto acabó”. Es decir,
que todo se realizó por la velocidad del relámpago, no pudiendo
hacer nada. Y siguió su oración”1198.
- 143 -
4-No se lo diga a nadie (Mt. 1, 44)
“Una vez, la mula del convento tuvo un cólico. Se tiró por tierra,
los ojos desorbitados, a punto de morir. Los monjes y el mulero
ensayaron muchos remedios para salvarla, pero en vano. Al fin,
llamaron al padre Chárbel que se colocó al lado de su cabeza y
oró. Apenas terminó su oración, la mula, de un salto, se puso de
pie!1204.
- 144 -
“Me recuerdo bien que, a la edad de doce años 1205, las
langostas invadieron el país; entre otras zonas, la población de
Ehmej. El prefecto de la región1206, en aquél, entonces, el señor
Rachid Al-Juri, fue donde el superior del convento de San Marón,
en Annaya, para pedirle que les enviara al padre Chárbel a Ehmej
para alejar las langostas por medio de su bendición. El ermitaño
obedeció. Los habitantes habían ya llenado los jarros de agua. En
mi presencia, él bendijo el agua que los habitantes llevaron, y se
pusieron a asperjar sus viñedos y sus campos. Las langostas
cesaron de dañar sus tierras. Eso lo vi yo con mis propios
ojos”1207.
- 146 -
Z: Su misa, el grado máximo de su amor
I.Introducción
1-En el convento
- 147 -
2-En el eremitorio
3-Cara a cara
“Cuando yo era casi una niña, venía de Ehmej con mis padres
al eremitorio para participar en la misa de los domingos y días de
fiesta. Muy a menudo participábamos en la misa del padre
Chárbel. Yo no lo veía sino en la misa. Nuestra familia cuenta que
los cimientos del eremitorio fueron puestos por un miembro de
nuestra familia, y por eso era por lo que nosotros le teníamos una
predilección especial. Más aún, una pasión, pues nos recordaba
a nuestro tío. Una razón más era que nosotros vivíamos en
Uwaini, cerca al eremitorio, aldea donde no había iglesia. Y, por
otra parte, la santidad del padre Chárbel atraía las almas como un
imán. Era también frecuentado por numerosos visitantes, todos
los domingos y días festivos. Todos los que participaban en la
misa del padre Chárbel, salían emocionados, no queriendo salir
de la iglesia. Sobre todo cuando pronunciaba las palabras de la
consagración, uno se sentía abrasado por su recogimiento y su
triste voz. El fervor, el cuidado y la manera reverencial, le daban
ritmo a todos sus movimientos. Después de la misa, él se
arrodillaba sobre el mero suelo, todo erguido y la cabeza baja,
- 149 -
como una estatua. Cuando incensaba la asamblea, no miraba a
nadie”1238.
3-Comulgue
- 151 -
“Cuando mi hermana cortaba hierbas de lo alto de una
pendiente rocosa, llamada “Pendiente de la iglesia”, en Ehmej, dio
un paso en falso, y cayó desde lo alto de la roca, a una altura de
unos veinte metros. Al dar contra el suelo, perdió el conocimiento,
se quedó sin movimiento, muda, su cuerpo lleno de contusiones,
la cara repleta de heridas, fría y amarillenta y nulo el pulso. Los
habitantes del pueblo la pusieron sobre un jergón y la llevaron a
casa, creyéndola ya muerta. Cuando supe del accidente, todo
perturbado, me fui corriendo al eremitorio para contarle nuestra
desgracia al padre Chárbel y rogarle que intercediera ante Dios
por ella. Me dio agua bendita. Pero como me vio tan apenado, me
dijo: “Su hermana está todavía viva y va a sanar. Tome esta
agua bendita y aspérjela”. De regreso a la casa, la encontré
todavía sin sentido, y la gente se amontonaba alrededor de ella,
llorando. La asperjé con el agua bendita y su cuerpo entró en
calor, abrió los ojos y habló. Dos días después se levantó de la
cama, completamente sana”1247.
4-Otro mudo
“Mi mamá me contó que mi papá, Noé, fue una vez a donde su
hermano, el padre Chárbel, al eremitorio de Annaya. El ermitaño
le dio un escapulario de San Antonio para colgarlo en el cuello.
Pero su primo, Abraham Juan Abraham, de Bqaakafra, se lo pidió
para mi papá para que se lo pusiera en el cuello de su hijo
Nehemtallah, pues, maltrecho por el deceso de de tres hijos que
murieron apenas nacidos, estaba temeroso de una eventual
muerte de su hijo Nehemtallah, y se lo colgó al cuello. El niño
sobrevivió y está actualmente en América. Abraham guardó el
escapulario que pasaba de un niño al otro, y todos éstos han
sobrevivido”1251.
B: Su última misa
- 156 -
“Un domingo, fui con un grupo de personas para participar de
la Eucaristía, en el eremitorio de San Pedro y San Pablo, del
convento de San Marón, en Annaya. El padre Chárbel comenzó la
misa. Pero, una vez terminadas las palabras de la consagración,
lo atacó una enfermedad súbita. El padre Macario, su compañero,
se apresuró, le quitó los ornamentos y le ayudó a arrodillarse en la
capilla1164. “Por fin, continuó la misa. Pero apenas elevó los santos
sacramentos, se quedó rígido. Su compañero notó que el padre
Chárbel prolongaba el tiempo más de lo habitual. Entonces fue
hacia él y lo encontró con muchos dolores. Le quitó suavemente
lo hostia de la mano, la puso sobre la patena y, ayudado por el
hermano Pedro, ayudante del eremitorio, lo hizo sentar en una
silla, cerca del altar. Después de una media hora le pasó la crisis y
terminó el sacrificio de la misa”1265, “a pesar de su enfermedad”1266.
2-No se vayan
- 157 -
qué niño tan bello!”. Su tía la hizo callar, poniéndole la mano en la
boca, para no hacer bulla y molestar al ermitaño” 1270.
7-Quiero celebrar
- 159 -
respondía: “No tenga cuidado; yo soy su hermano”. Él guardaba
silencio, y me dejaba hacer”1287.
- 160 -
“Si se prolonga la enfermedad de un ermitaño, puede regresar
al convento o, bien, abstenerse de comer carne y afrontar la
muerte como un verdadero anacoreta” 1296. “Su enfermedad
empeoró. Llamaron al doctor Nayib Al-Juri quien pidió que le
dieran una sopa con carne para fortalecer su debilidad física.
Cuando él sintió el olor, refunfuñó y discutió, negándose a comer.
Pero cuando le hicieron saber que era una orden del superior,
Padre Antonio de Mechmeche, obedeció y comió un poco” 1297.
10-Una hemiplejía
D: Hacia la tumba
- 163 -
que quede bien fija a la cabeza, no existía ya, por el mucho
tiempo de uso y a causa del sudor. La reemplazó por otra tela
doble, sacada de un hábito viejo, que aparecía abultada y pesada.
Pensamos que contenía el dinero del ermitaño. La descosimos y
lo que encontramos fue cascajo para sostener con su peso la
capucha en la cabeza, lo que le causaría dolor en las espaldas,
cuando dormía o hacía movimientos. Estábamos conmovidos. Su
cuerpo estaba endeble”1326. “Tenía una cicatriz causada por el
cinturón con púas de hierro con que se ceñía” 1327, de un espesor
de tres dedos”1328. “El hermano Pedro Jawad de Mechmeche le
quitó del cuello una cadena que llevaba una cruz y un
medallón”1329.
3-Navidad de 1898
- 164 -
“La nieve se había acumulado un metro de altura, y en algunos
lugares hasta metro y medio, cerrando todos los caminos. Los
monjes, perplejos, decían: “¿Es que podremos llevar mañana el
cuerpo a la tumba del convento con este clima hostil y con nieve
tan densa? ¿Podremos llevar la noticia de su fallecimiento a los
pueblos de alrededor?”.
“Y, como los ángeles de Dios que anunciaron aquella noche el
nacimiento del Salvador a los pastores de Belén, ellos mismos
anunciaron por los pueblos vecinos de Annaya el nacimiento para
el cielo del padre Chárbel”1335. “Los monjes del convento de San
Marón, los colonos asociados, los habitantes de los pueblos
vecinos, todos, madrugaron, a pesar de la nieve que seguía
cayendo. Creyeron que no podrían llegar al eremitorio para
transportar el cuerpo del padre Chárbel al convento de San
Marón, y que, por tanto, los que estaban en el eremitorio se verían
obligados a enterrarlo en el patio, junto a la capilla. Algunos
colonos asociados se envolvieron con sus vestidos de invierno,
cubrieron sus cabezas con turbantes, no dejando ver más que los
ojos y se calzaron las botas que les llegaban hasta las rodillas.
Con las palas en la mano comenzaron a desmontar la nieve del
camino, con un raro coraje, para llegar al eremitorio y transportar
a su santo al convento. A las ocho de la mañana, un grupo de
jóvenes se arremolinó en el eremitorio. Buscaron unas angarillas
provistas de un paño de piel de cabra” 1336. “En eso sería
transportado el cuerpo del padre Chárbel” 1337. “El padre Macario
llegó llorando con los hermanos y monjes, llevando el cuerpo que
depositaron sobre las angarillas. Los jóvenes lo levantaron sobre
sus hombros”1338. “Yo también ayudé a portarlo con los demás. Mi
tío Chehade ayudó, también, a llevar las angarillas” 1339. “Yo estaba
entre ellos llevando el cuerpo hasta el convento” 1340. “Todo el
mundo estaba listo para descender desde el eremitorio hasta el
convento de San Marón, por un sendero escabroso que los
jóvenes habían despejado de la nieve que aún continuaba
cayendo, con gran riesgo de volver a cubrir el camino. Todos
temían una eventual caída de las angarillas; de tal manera era
difícil transitar por el sendero, con peligro de despeñarse a causa
de la nieve. El padre Macario dijo: “Confiemos en Dios y no
tengamos miedo. El padre Chárbel nos facilitará el camino” 1341.
- 165 -
4-Traspaso el cuerpo al convento
5-Las exequias
6-El cementerio
7-El entierro
10-Lágrimas amargas
- 168 -
“El padre Macario lloró amargamente. Con su partida perdió un
padre clemente, un hermano, un compañero compasivo y un
servidor obediente. Junto a él, gozaba de su intimidad. Lejos de
él, todo se había vuelto soledad. Estaba afligido por la ausencia
de ese ángel celestial. Se acuerda de él y lo invade la nostalgia,
apoderándose de él la tristeza. Lo vio en un sueño circundado de
felicidad en el cielo”1381. “Este venerable padre, Macario, decía:
“Yo no soy digno de estar en este eremitorio donde el santo padre
Chárbel ha vivido”1382. “Contó: “Yo vi a mi mamá llorar
amargamente. Al preguntarle la razón, ella respondió: “Mi tío, el
padre Chárbel, murió durante el ayuno de Navidad por el frío y la
nieve”1383. “Cuán grande fue mi aflicción cuando recibí el papel
donde me avisaban su muerte. He derramado abundantes
lágrimas durante mucho tiempo”1384.
E: Luz de resurrección
- 169 -
convento a contarle a los monjes este fenómeno, y no nos
creyeron”1388. “Nadie quería darles importancia a los colonos
asociados”1389. “Le informaron al superior quien, manifestando su
incredulidad, les dijo: “Cuando vuelva a aparecer la luz, que
alguien venga y me lo diga. O, bien, envíenme una señal”. La
señal concertada fue un tiro de fusil. A cada rato, el superior, el
padre Antonio de Mechmeche, salía del convento con los monjes,
pero pocos fueron los que vieron algo” 1390. “Entonces, el superior
fue a nuestra casa, frente al convento, por el lado sur, y vio
perfectamente la luz”1391 “con los colonos asociados, Antonio
Chehade, Elías Abi Salomón y Mgamés de Kfun” 1392.
“Cada vez que íbamos a la casa de nuestros amigos, que
quedaba frente al cementerio, veíamos la luz maravillosa. Otro
testificó que todos los que pasaban allí parte de la noche, la
veían”1393. “Un tercero garantizó, diciendo: “Yo también la he
visto”1394. “Estos decires se multiplicaron, según los testimonios de
los colonos asociados quienes afirmaron que el fenómenos se
repitió todas las noches, durante un mes y medio” 1395. “La
describieron, al principio, como una luz ordinaria. Después, que se
alargaba y se agrandaba, a medida que se elevaba” 1396. “Una vez
que la noticia se regó por todos los alrededores, los habitantes de
Mechmeche, de Ehmej, de Kfarbaal, del pueblo de los chiítas,
como Heyula, Ras Osta, Mazraat Al-Ain y otros, fueron muchos
los que vinieron para ver la luz. La contemplaron y contaron a los
monjes esta visión”1397. “Raya de Mechmeche vio la luz, pues su
casa estaba situada sobre una colina que daba al convento de
San Marón, en Annaya”1398.
- 171 -
4-El padre Chárbel me deslumbró
- 174 -
cuerpo de su servidor, el padre Chárbel, a pesar de los gusanos
que lo cubrían”1446. “Parecía un monje acostado de espaldas, sus
manos cruzadas al pecho y su cuerpo en buen estado” 1447. Pero el
goteo continuo caía sobre su cara”1448, “proveniente del techo de
la tumba”1449, “de la alcantarilla de la iglesia” 1450 “y del techo del
convento”1451, “lo que afectó su barba, deteriorando una parte,
dañando su nariz y sus labios abiertos” 1452 y blanqueando
ligeramente su ojo derecho”1453, “hundido en comparación con el
otro ojo”1454. “Según el padre Damián de Mechmeche, fue eso lo
que deterioró el ojo derecho” 1455. “Sebastián Al-Uwaini cogió un
pedazo de madera con la que quitó de la sotana los gusanos.
Después, uno lo cogió de las manos, otro de los pies, y lo
sacudieron para verificar si la contextura del cuerpo era firme. Lo
volvieron a poner como estaba, y cerraron la puerta con las
piedras. El asistente mandó decir al superior lo que ellos habían
hecho y lo que hizo el chiíta que avisó de la luz que vio la noche
en el convento con sus hombres” 1456. “Según el padre Elías de
Ehmej, fue digno de aplauso que nosotros hubiéramos abierto la
tumba esa noche”1457.
2-Tentativas de robo
“El superior nos dijo: “Agarren el cuerpo por los dedos de los
pies; si se desprenden del cuerpo, déjenlo en su puesto. Yo entré
con otros: el hermano Gabriel de Mechmeche 1460, Sebastián
Antonio Moisés, el hermano Pedro de Maifuq 1461, el hermano
Gabriel de Maifuq1462 y muchos otros que no me acuerdo” 1463.
“Para entrar, tuve que agacharme porque la puerta era baja. Mis
pies se enterraron en el lodo como unos cinco centímetros. Sobre
la cornisa no había ni lodo ni agua. Encontré el cuerpo del padre
Chárbel tal como lo habíamos depositado el día de su entierro. Su
hábito estaba seco. Examiné su cuerpo, cubierto de moho de un
color azulado. Las plantas de los pies estaban callosas a causa
del trabajo y la falta de cuidado. Se desprendieron los callos, y en
su lugar apareció una piel muy suave y flexible. El hermano Elías
Al-Mahrini, que pidió permiso para entra después de mí, recogió
los dos callos. El cuerpo del padre Chárbel y sus músculos
guardaban flexibilidad, igual que cuando estaba vivo. Me acuerdo
bien de la mano que yo le levanté para mostrársela al superior.
Sus dedos pulgar e índice no tenían moho, contrario del resto del
cuerpo. Entonces el superior nos mandó salir y cerrar la
tumba”1464.
4-Me extrañé
6-Aplanamiento de la terraza
7-¿Qué hago?
- 177 -
“El superior del convento de Annaya le escribió al patriarca
para decirle: “El 24 de diciembre del año pasado, vuestro hijo, el
padre Chárbel de Bqaakafra, ermitaño del eremitorio de nuestro
convento de Annaya, ha muerto. Después, una luz no cesa de
aparecer sobre su tumba todas las noches. Son muchos los que
la ven brillar, como un faro. Se ilumina de este lado; en cambio, el
otro, queda oscuro. Aunque proviniere de un fenómeno natural, no
hay ninguna duda de una intervención divina, dada la bondad que
animó la vida del fallecido, y los milagros que realizó en vida. En
realidad, la verificación hecha, hace cuatro días, de que el cuerpo
está incorrupto, mientras los otros estás descompuestos, y como
el lugar es húmedo, propongo poner su cuerpo en un ataúd
revestido de asfalto, si Vuestra Beatitud lo permite, y de ponerlo
en el muro de la iglesia donde no hay humedad. Eso sería más
conveniente para su conservación. De todas maneras, la decisión
es de Vuestra Beatitud”1470.
- 178 -
2-Una luz alrededor del cuerpo
“El cuerpo del padre Chárbel fue expuesto al sol para que se
secara, antes de ponerlo en el desván. Sebastián Antonio Moisés,
habiéndolo visto desnudo, le pinchó la cadera con una pluma y, al
momento, salió sangre roja y limpia. Entonces cogió un frasco y lo
llenó”1494 y lo conservó para él. Cada vez que encontraba algún
objeto del que se hubiere servido el padre Chárbel, se lo
llevaba”1495. “Los monjes reprendieron a Sebastián, y secaron la
sangre con un algodón y le curaron la herida. Se estancó la
sangre”1496.
H: En un pequeño cuarto
1-Al sol
- 181 -
terraza del convento, pero, en ese tiempo, yo era un niño, vaquero
del convento. No sabía por qué lo ponían en el techo. Por mi poca
edad, no me interesaba ese asunto”1507.
4-Desapareció la luz
- 182 -
“Después que el cuerpo del padre Chárbel fue sacado de la
tumba, desapareció la luz”1516, para no aparecer más”1517. “El
cuerpo quedó en esa piececita, como un año” 1518. “Por orden de
Su Beatitud, fue trasladado a otro cuarto aislado, cerca de la
puerta del convento, durante mi ausencia”1519.
- 183 -
noche”1523, al viento seco del este, que secaba la tierra y hasta los
árboles, sin que pudiera afectar el cuerpo, que se quedaba
igual”1524. Los monjes se contrariaban, algunas veces, y se
asustaban”1525. Todo eso yo lo hacía de mi propia iniciativa, pues
el superior tenía trabajo en las propiedades del convento, situadas
entre las montañas y la costa. Comprobando que la supuración de
sangre continuaba abundantemente de su pecho, y que cuatro
meses, de primavera hasta finales del verano, no se acababa este
fenómeno que me ocupaba, diariamente, en cambiar dos
sábanas, pensé sacarle el estómago. Así yo creía parar la
supuración, por una parte. Por la otra, le pondría fin a la idea de
que el estómago había absorbido mucha agua cuando el cuerpo
estuvo enterrado en la tumba”1526.
2-Nuevo enterramiento
- 184 -
no supurara más ni hubiera mal olor. Creo que me dijo: “Haga lo
que le plazaca”15341.
“En el trienio del padre Miguel Al-Tannuri 1547, como superior del
convento de Annaya, las langostas invadieron, de repente, todos
los terrenos del convento, dos horas antes del ocaso. No obstante
los esfuerzos de los monjes y los colonos asociados, cubrieron las
sementeras y los árboles. El superior llamó al padre Macario, el
ermitaño, y le dijo: “El padre Chárbel, cuando vivía, expulsaba las
langostas. Usted va a coger un recipiente lleno de agua, lavará
sus manos, asperjará las sementeras, las moreras y los árboles
del convento, en cuanto sea posible. El padre Macario obedeció. A
la mañana, las langostas se habían ido. Un hecho llamó nuestra
atención mientras el ermitaño asperjaba las sementeras. Un
terreno cultivado por un colono asociado del convento, Sebastián
Zahra, dijo al ermitaño: “Yo mismo lo defenderé. No entre usted
para que no pise las semillas”. Mientras las langostas partieron,
una parte cayó sobre el terreno en cuestión y acabó con todo. En
vano se afanó el colono por hacer tiros de fusil y de quemar
arbustos espinosos en todo su campo. Los demás terrenos se
salvaron. Sólo devoraron las hierbas y las cortezas de los
arbustos silvestres. Al hacer eso, las langostas fueron útiles para
las propiedades del convento”1548.
6-Ratones en el ataúd
- 188 -
“Algunos monjes me dijeron que su mano y sus pies
presentaban deterioros, causados por los ratones. El costado
opuesto a sus manos fue cubierto, entonces, con una lata de zinc,
en lugar de la malla que mostraba que por ahí habían entrado los
ratones al ataúd1550.
7-Continúa manando
- 189 -
“El examen médico mostró que el cráneo fue abierto por el
occipital. El hueco fue cortado con un instrumento muy afilado y
fue extraído el cerebro. Yo creo que este acto fue hecho por uno
de los visitantes para tenerlo como una reliquia, durante el
período de dos años y ocho meses en que yo asumí la
responsabilidad del cuerpo. Sin el grande interés que yo tomé
para conservarlo, los visitantes se lo hubieran disputado a
pedazos para obtener una reliquia, en especial, después de la
supuración de la sangre y el agua, y del milagro de Tabarya. La
mayoría de los visitantes sabía de sus milagros durante su vida, y
por eso trataban de tener cualquier cosa de él, para pedir su
intercesión. Se me antoja pensar que Sebastián Antonio Abi
Moisés estuvo tras el hecho, vista su firme creencia en la santidad
del padre Chárbel, para utilizar lo que él cogía como medicina
para curar sus enfermos”1555. “Yo baso mi hipótesis por el apego
de Sebastián al padre Chárbel. Veneraba mucho sus virtudes, y
habiéndole verdaderamente conocido muy bien, creía en su
posibilidad de hacer milagros. Cuando vivía el padre Chárbel, él le
pedía agua bendita para mezclarla con el remedio que daba a los
enfermos, los cuales se beneficiaban de ella. Él atribuía la
sanación al gua que bendecía el ermitaño. Después de la muerte
del siervo de Dios, Sebastián se dirigía a él con un “Padre
Nuestro” y un “Ave María”, antes de preparar el medicamento,
pidiendo su intercesión por la salud del enfermo. También me
pidió él, pasar algunos trapos por el cuerpo del padre Chárbel,
para guardárselos. De donde yo deduzco que, después de mi
partida del convento, Sebastián extrajo el cerebro” 1556 “o, bien, los
médicos, clandestinamente, por incredulidad, lo hubieren
extraído”1557.
10-Una imprudencia
“Los monjes no depositaron el cuerpo sino en lugares que
favorecían su corrupción, ya en la tumba, ya en la planta baja. Yo
mismo, que me considero de los que entienden, ayudé a su
deformación, con imprudencia e ingenuidad, tanto con mi
proceder de exponer el cuerpo durante cuatro meses sobre la
terraza, al viento nocturno, como con la extracción de las
vísceras”1559.
J: Casa de huéspedes
1-Las mujeres, afuera
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2-Insistencia de los visitantes
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“Vine para verlo muerto. Me llevaron a su celda donde se
encontraba su ataúd, que era de madera, apoyado sobre el muro.
Su cuerpo estaba allí, parado sobre sus dos pies. Su cuerpo
parecía el de un ser vivo, sus ojos cerrados, vestido con un alba
blanca, empapada por el sudor y la sangre. Le cogí la mano para
besarla, y la encontré más suave que la mía. Su piel era tierna, de
un color natural, pálido por la muerte”1581.
K: En la capilla
2-Sanación de un riñón
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operación, me extrajeron un cálculo renal. Un año después, me
volvió el mismo mal, en el mismo sitio de la operación. Mi mamá y
mi hermana Galia fueron a visitar la tumba del padre Chárbel,
donde oraron con fervor, solicitando mi sanación. Mi mamá le
pidió a uno de los monjes que le diera una reliquia que hubiera
tocado el cuerpo del padre Chárbel, para colgármela al cuello. El
monje le respondió que le daría algo más precioso. Y le dio una
tela que se ponía el padre Chárbel debajo del cuello. Después
lavó su mano, puso el aguan en una botella, y se la dio. Al regreso
de mi mamá, me colgué la tela al cuello y bebí el agua. Tres días
después, soñé que fui transportado a la casa del padre Chárbel,
donde vivía un monje que no me dirigía ni una palabra. A la
mañana, evacué un cálculo del tamaño de un fríjol y, después, no
he vuelto a sentir nada”1602.
4-Visita a la sepultura
- 198 -
L: Curó todas las enfermedades (Mt. 8, 6)
- 199 -
“Yo, personalmente, fui atacado por un reumatismo en la
rodilla. La enfermedad se agravó hasta llegar a convertirse en
parálisis. Me vieron muchos médicos. Entre otros, el doctor Al-
Unaisi de Jaj, Nayem de Lehfed, pero sin ningún resultado.
Entonces recurrí a la intercesión del padre Chárbel. Cogí un poco
de agua bendita y una tela tocada a su cuerpo; bebí el agua y
pasé la tela por mi rodilla. Y Dios me sanó”1611.
- 200 -
“Hacía más de tres años tenía un dolor en la garganta. Seguí
los tratamientos médicos de los doctores Jorge Chokrallah,
Nayib Beik Al-Juri y Gabriel Al-Twaily. A veces, gozaba de un alivio
provisional. Después, el mal me atacaba, de nuevo. Un día cogí
un pedacito del hábito del padre Chárbel, y me lo colgué al cuello.
Y, ahora, después de tres años, no siento nada más. La tela sigue
siempre colgada a mi cuello”1613.
8-Sanación de un hemipléjico
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“Tuve una crisis espasmódica1617 en los hombros, hasta el
punto que no podía mover las manos. Fui a la tumba del hombre
de Dios, el padre Chárbel, abrí el ataúd, pasé un pedazo de tela
por su santa mano, me froté con ella los hombros, y no volví a
sentir el dolor”1618.
- 202 -
no pienso que sea mejor tratada”1622. “No se encuentra ningún
recuerdo suyo, ninguna mención, ningún nombre, ningún hábito
suyo: ni en el convento ni en el eremitorio. Nadie puede saber si
vivió en el convento y en el eremitorio, salvo los monjes
contemporáneos suyos, o los que oyeron hablar de él. Su nombre
no aparece allí. Su nombre, que se ha conservado, se ha
menospreciado, menos entre los que lo conocieron mientras vivía
o cuando murió”1623.
3-Reliquias
“Lo que yo sé fue que pedí a los monjes una reliquia del santo,
ya que era grande mi admiración por él. Y todo lo que me dieron
fue un pedacito del hábito con que lo revistieron, con las huellas
del sudor que manaba. Y todos los visitantes recibían lo mismo:
un pedacito de tela del hábito que cubrió su cuerpo en el ataúd,
pues los monjes se vieron obligados a cambiárselos, al menos,
cada semana”1627. “Los visitantes, después de mucho insistir,
reciben un pedacito de tela tocada a sucuerpo” 1628.
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4-Los visitantes
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los libros de medicina de una cosa parecida. Lo examiné,
empujado, personalmente, por una curiosidad científica, bregando
a descubrir dónde radicaba el secreto de este cuerpo. Después de
un examen general, lo encontré incorrupto. Algunos de sus
miembros se mostraban flexibles, lo mismo que sus
articulaciones. Todavía tenía algo de sus cabellos y de su barba, a
pesar de que los visitantes se los arrancaban para tenerlos como
reliquia. El resto de sus órganos no habían sufrido deterioro, a
excepción de un ojo dañado por el agua que le caía cuando
estuvo enterrado en la tumba del cementerio. Su estómago lo
encontré como el de los demás cadáveres, pero sin daño
aparente. Ni siquiera me di cuenta que lo habían abierto. Estaba
ligeramente disecado por el paso del tiempo” 16.
“La cosa más extraña que me dejó perplejo fue lo que vi con
mis propios ojos: unas manchas sobre las vestimentas blancas,
causadas por una materia viscosa que salía por los poros de su
cuerpo, cuyo color y densidad correspondían a la del plasma
normal, que sale de cuerpos vivos cuando tienen heridas. El olor
es el mismo del plasma que sale de los cuerpos en caso de
enfermedad”1637.
5-Imposible
O: Otros exámenes
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concienzudo en el interior, le volvieron a poner los hábitos.
Cuando salieron, los oí hablar del tema, en secreto. El doctor
Chokrallah, dijo: “Doy 50 libras otomanas al que me explique qué
es esta materia que supura y su causa”.”El doctor Nayib Beik Al-
Juri, dijo: “Yo no lo sé”. Lo mismo dijo el armenio” 1665. A mi
pregunta, respondieron que no podían dar una respuesta médica.
El médico Jorge Chokrallah, dijo: “No nos pregunte por cosas del
cielo, que no existen en la medicina de la tierra” 1646.
- 209 -
“Después de que salieron todos los testigos, la comisión de
jueces se quedó sola para examinar el cuerpo. El color del cuerpo
parecía ser rojo-amarillento; la piel estaba seca en la mayor parte
del cuerpo, suave en las manos y en la espalda; los músculos
estaban secos, notoriamente visibles bajo la piel que, endurecida
como estaba, seguía manando por los poros invisibles, una
sustancia sólida del color del plasma, cuyo olor era el del plasma
en descomposición. Esta sustancia, parece, se corrompía
después de su secreción por los poros invisibles. Una parte de los
cabellos y pelos, no depreciable, existen todavía en los lugares
cabelludos de su cuerpo, como: el pecho, la barba, la cabeza y
aún en las manos, firmemente arraigados, como en un cuerpo
vivo. Se veía el cuello con sus huesos, un cartílago y su piel,
como en los seres muertos. Los ojos y la nariz han sufrido una
deformación, a causa del goteo del techo de la tumba. Los huesos
estaban bien conservados y aún las uñas. Las articulaciones,
móviles y flexibles; el pecho y la espalda tenían el aspecto de un
cuerpo acabado de morir; el estómago, hundido; se le veía una
cicatriz que va de la base del esternón hacia el muslo izquierdo,
de una longitud del diez centímetros. Fue hecha por mano de
hombre. En el estómago aparecen las huellas de un cinturón de
hierro, de un color más destacado que el de la piel. Puede ser el
indicio de que el padre Chárbel llevara un cinturón de hierro con
púas; El órgano sexual, todavía aparente; las rodillas guardan las
huellas de callosidad, que demuestran largas horas de estar
arrodillado; las plantas de los pies y las manos, sobre todo la
izquierda, los miembros más expuestos a la vista y a ser tocados,
presentan rasguños causados, como es de suponer, por manos
humanas; la carne aparente debajo de las heridas es de color
blanco rojizo; en la parte inferior del occipucio, debajo del cráneo,
se encuentra una abertura de cuatro centímetros de largo por uno
de ancho, practicada con un cuchillo; todas las deformaciones que
ha sufrido el cuerpo, han sido practicadas por mano de hombre,
menos los ojos y la nariz, debido al goteo del agua. El médico
Jorge Chokrallah abrió el estómago, de izquierda a derecha, y de
la mitad hacia el pecho. Se observaron pocas entrañas. Los
intestinos, el estómago y el hígado habían sido extraídos. En
cuanto a la piel, los diferentes tejidos siguen flexibles y
conservados. Se abrió la piel, y la comisión observó que las capas
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cutáneas estaban sanas, como las de un animal sacrificado hacía
dos días, sin corrupción”1649.
2-Supuración en la pared
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saber la procedencia del agua, temiendo que se infiltrara de
afuera y deteriorara el cuerpo”1654.
“El padre general mandó, aquel día, abrir una puerta que diera
a la iglesia para que las mujeres pudieran entrar, pues les estaba
prohibido el acceso allí. El padre superior, Pedro Abi Yunes, me
pidió, a principios de febrero de 1950, que empezara los trabajos
de excavación para cumplir la orden. Le pregunté: “¿Puedo
excava debajo de la tumba para ver qué pasa allí?” Me respondió
que hiciera como yo quisiera.
4-Reabren la tumba
- 212 -
“Por entonces, se le pidió al patriarca que se formara una
comisión de médicos para examinar el cuerpo. Nombraron a los
doctores: José Hitti, Chikri Milane y Teófilo Marón. Se reunieron el
22 de abril del mismo año 1950, la comisión, el superior general y
el obispo José Agl, vicario patriarcal. Un gentío innumerable se
aglomeró, no sabiendo cómo pudieron conocer la noticia. Se
presentó, también el postulador de la causa, el padre Vicente
Awad. Se abrió la tumba”1658, “estando yo presente”1659. “El ataúd
lo pusieron en la iglesia, y los médicos lo abrieron delante de
todos los arriba mencionados. Encontraron empapados los
hábitos, el colchón, la almohada y la casulla. Algunos estaban
podridos. Todo eso se conserva en el convento de San Marón.
Los médicos certificaron que el agua no provenía del exterior sino
del cuerpo del padre Chárbel. Sacaron del cuerpo un pedazo
pequeño para examinarlo en el laboratorio. Dejaron un informe
minucioso de todo lo que observaron. No me acuerdo si el informe
lo hicieron inmediatamente después del este examen o después
del segundo examen que se llevó a cabo en agosto de 1950” 1660.
Q: La imagen de Chárbel
- 215 -
había un árbol adyacente al eremitorio; a su derecha, el hermano
Pablo Azbek de Qartaba; sentado, delante de él, el padre Elías
Abi Ramia de Ehmej, responsable del eremitorio. La foto fue
tomada con una cámara “Kodak Broni”. El 9 de mayo hicimos
desarrollar la película… y, he aquí, que delante de José Challita,
apareció la imagen de un monje venerable, al que se le veía la
cabeza, la barba blanca, calada su capucha, su mano derecha
con los dedos ennegrecidos, como los de una momia. Tenía como
un cuerpo transparente, vestido con el hábito monacal, negro,
como los monjes libaneses. Detrás de él, las piedras y la hierba
de la tierra se veían a través de su cuerpo, como si el monje
colocado delante de esos objetos fuera de vidrio. Se podía ver al
lado de José Challita, debajo de la barba del monje, hasta la
rodilla. El monje, por su tamaño parecía arrodillado. En un primer
plano, adelante, estaban los dos jóvenes. Detrás, de pie, en un
segundo plano, su capucha y su cuerpo transparente” 1667.
- 217 -
Chárbel, le preguntaron si había traído alguna reliquia. Él les dio
el sombrero que había pasado sobre el muro. Frotaron con él a la
paralítica, y se sanó y caminó”1672.
Conclusión
- 219 -
práctica de sus virtudes, pero no deja de atraernos fuertemente al
amor de Dios y del prójimo, en la medida de la posibilidad de cada
uno de nosotros, y según la vocación particular a la que Dios nos
haya llamado, repitiendo con fe y devoción: “¡Oh Dios, tú eres
maravilloso en tus santos”!1677.
Los testigos
- 220 -
3. Efrén Nakad, sacerdote. Pronunció sus votos en el convento de
Annaya, en 1874. Fue ordenado sacerdote en 1880 1688. “Soy
ermitaño en el eremitorio de Kozhaya. Tengo 76 años 1689. Cuando
entré de monje, en el convento de San Marón, en Annaya, el padre
Chárbel era ya sacerdote y miembro de la comunidad. Allí pasé dos
años y medio. Después tomé el hábito” 1690. Murió en el eremitorio de
San Pablo-Guebta1691.
- 221 -
7. Antonio de Hsarat, sacerdote. “Soy ermitaño en el eremitorio
de Annaya. Tengo1709 unos 60 años”1710. Fue ordenado sacerdote el 4
de mayo de 1896. Después de la autorización del superior, entró en
el eremitorio de Annaya, donde pasó 26 años. Avisó a su superior de
su muerte, tres días antes. Antes de entregar su alma al Creador,
dijo: “Ha llegado la hora”. Murió el 12 de febrero de 1946 1711.
27. Hawchab Tedros Challita Naakad: “Mi mamá, Rosa, era hija
de Hawchab Majluf. Su mamá, Galia, era hija de Juan, que era
hermano del padre Chárbel de Bqaakafra, aldea natal del padre
Chárbel. Soy maronita, de 66 años 1771. No lo conocí,
personalmente, pero sí por el lado de su hermano Juan, abuelo de
mi mamá. También conocí al padre Rafael Challita Naakad, al
padre Efrén Naakad, de la Orden Libanesa Maronita y al
sacerdote Pablo Majluf, pues todos ellos conocieron al padre
Chárbel, y me han hablado de él”1772.
- 227 -
33. Aziz Juan Al-Chidiaq. Nació en 1919, registro No. 33 de
Bcharri, residente en Jalidie (durante el invierno). Era encargado
de los venían de la iglesia de Nuestra Señora de Jalidie 1789.
- 229 -
44. Moisés Antonio Moisés: “Soy de Ehmej, maronita, de 78
años1817. Viví siempre en el convento, trabajando en sus
propiedades, con los monjes. Conocí al padre Chárbel en el
convento, antes de entrar en el eremitorio. Después, él fue
ermitaño”1818.
47. Rosa Hawchab Antonia Majluf: “Mi mamá era Galia Juana
Zaarur Majluf. Tengo 87 años 1825. El padre Chárbel era tío de mi
mamá; es decir, él era hermano de su papá1826.
- 230 -
50. José Abi Yunes de Ehmej, sacerdote. “Pronunció los votos en
1893 y fue ordenado sacerdote en 1905” 1833. “Tengo 54 años1834.
Conocí al padre Chárbel antes de yo entrar a la Orden. Lo
frecuenté alrededor de diez años. Después fui monje en la
comunidad de San Marón, cuando él era ya ermitaño en el
eremitorio de San Pedro y San Pablo”1835. “Falleció el
30/8/1962”1836.
- 231 -
Referencias
1 Ver Fuentes
2 Ver Fuentes y Referencias
3 En los libros del tiempo litúrgico, es decir, el breviario, libro de fiestas, Tiempo de
Navidad, del Bautismo, de la Semana Santa, la Resurrección, los Cultos y la visita al
Santísimo Sacramento.
4 P. Antonio Chibli, Causa de canonización de Chárbel, 1955. Pag.228.
5 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p.288.
6 Bachir II Alchehabi, el Grande.
7 Una aldea situada en Zgarta y Trípoli.
8 Ermitaño de Annaya, p.10.
9 Era la costumbre de los párrocos de Bqaakafra de inscribir en un registro, señalando el
año una sola vez, y para no repetirlo, decían:”En el mismo año”. De donde Chibli dedujo
que la muerte tuvo lugar en 1831, refiriéndose a la fecha del año siguiente de 1832;
pero puede ser que el deceso haya tenido lugar entre 1831 y 1833, antes del
matrimonio de su madre, pues la confusión de fechas en el registro de Bqaakafra era
una cosa habitual.
10 Registro No. 1, Bqaakafra, antes de la numeración, primera página rasgada.
11 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.288.
12 Testimonio de Ida, Aziz Chidiac y Habib Aarida.
13 Ebrio de Dios, p. 44
14 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 121.
15 Ver registro No. 1, Bqaakafra comienzo del registro de matrimonios y decesos.
16 Chibli dio su testimonio después de unos 35 años de averiguaciones. En su libro
Ermitaño de Annaya, no menciona las fechas de bautismo de sus hermanos. No
obstante, tuvo en cuenta el deceso de su padre y el nuevo matrimonio de su madre
porque los encontró. Pero a propósito de las fechas de bautismo de sus hermanos, es
imposible, pues el registro comenzó en 1830. Por otra parte, según Chibli, José, que es
el quinto hijo, nació en 1828. Entonces, ¿cómo podría encontrar la fecha de su
bautismo? Sólo queda pensar que Chibli lo olvidó.
17 Padre Antonio Chibli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 228.
18 Ebrio de Dios, p. 44.
19 Diario de Annaya, p. 8; Al Tannuri, p. 1; Rosa Majluf, Causa de la canonización de
Chárbel, 1955, p. 256.
20 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 8.
21 Registro No. 1 Bqaakafra, p. 2.
22 Ermitaño de Annaya, p11.
23 Registro No. 1, Bqaakafra, matrimonios y decesos.
24 Hasta el 25/10/1845, registro No.1, Bqaakafra, p.25S, se llamó siempre Lahud
Abraham; el 23/4/1851, Antonio (que era el hijo mayor de Lahud), tomó el nombre de
Antonio Al-Juri Abdel Ahad, registro No. 1, Bqaakafra, p. 28, lo que quiere decir que su
ordenación tuvo lugar entre las dos fechas.
25 Ermitaño de Annaya, p. 11.
26 No se menciona para nada al padre Abdel Ahad en el registro de Bqaakafra,, ni en el
de los bautismos, matrimonios y decesos, a excepción de tres decesos en la localidad
de Baalbek que él no presidió (registro No.1,Bqaakafra, matrimonios y decesos, p.113;
- 232 -
parece que fue nombrado cura párroco de los habitantes originarios de Bqaakafra,
resientes de Baalbek, es decir, Deil Ahmar y aldeas vecinas.
27 Puede ser que su nuevo marido haya trabajado en Baalbek antes de su ordenación
sacerdotal, al menos en invierno. Así se explica que el bautismo de dos hijos haya sido
en Bqaakafra y por lo que no se haya mencionado el de su hija. Lo que llama la
atención es que no haya estado presente cuando la muerte de su esposo.
28 Testimonio de Artemio Nakad, de 96 años, manifestado a nosotros, en junio de 2006, en
Bqaakafra. Hasta nuestros días, la familia Zaaëter vive en Deir Al Aahmar, localidad que
limita con Chlifa. Son de la familia Majluf, de Bqaakafra.
29 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.
30 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 116.
31 Para más información sobre el ambiente de la aldea, en general: costumbres, trabajos,
habitación y problemas, ver a Adib Al Kassis, La aldea libanesa en el pensamiento de
Chicri Juri y Antonio Jayat, Líbano, 2001; y Anis Fraïha, La aldea libanesa, una
civilización en vía de desaparición, Líbano, Imprenta Jarrous, sin fecha.
32 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 288.
33 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 288
34 Ver registro No. 1, Bqaakafra.
35 Ver Guía de la gruta de San Chárbel.
36 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 288.
37 Al Tannuri, p. 2.
38 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119
39 Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 85.
40 Durante quince horas se desbordó el río de Abu Alí, cuyas aguas cubrieron el puente,
destruyeron la puerta de hierro (Bab Al Hadid) Asswaïqa, el matadero, el mercado Haraj,
Al Mahalla; atacó con rabia el barrio cristiano. Los comercios y los almacenes quedaron
sepultados; en todos los lugares llegó hasta el techo. Las casas, por la fuerza del oleaje,
se derrumbaron sobre los habitantes y sobre todo lo que contenían; las bestias, los
caballos, los asnos y los camellos se desbocaron; los sicomoros y los álamos fueron
arrancados de cuajo. Cada árbol tenía una cuarta de espesor. Hombres, mujeres y
niños encontraron la muerte en su fuga; los almacenes, con su contenido, fueron
averiados: muebles, objetos de cuero, colchones, cobijas, provisiones, oro, plata. La
pérdida se estimó en 3.000 sacos de oro (el saco equivalía a 500 piastras); las pérdidas
de los huertos, en comida, en los molinos y en árboles frutales pasaron de 2.000 sacos
de plata. Más de 100 mujeres murieron a causa del terror, cosa rara en nuestros días. El
agua se desbordó por encima del puente. Todo duró una media hora. Si Dios no hubiera
cuidado sus criaturas, todos hubieran perecido en el agua que arrastraba un barro muy
pesado y negro. Si la inundación hubiera durado todavía un cuarto de hora más, hubiera
afectado las dos terceras partes de la región; y si hubiera sucedido de noche, hubiera
aumentado las pérdidas. Sin la ayuda de Dios, el Omnipotente, nuestros cuerpos
hubieran perecido con los de los que encontraron la muerte. A Él la alabanza en todo
tiempo, ahora y por los siglos de los siglos. Amén (José Abraham Yasbek, Papeles
libaneses, vol. II, Casa editora Araëd Al Líbano, Beirut, 1983, p. 52-53, en un
documento encontrado entre las hojas de papel de Paz Khaïrallah). Maaluf continúa en
la revista La Grace, vol. I, p. 329, diciendo: “Cuando el agua se calmó, el Bajá, por su
propia cuenta, trajo buzos que sacaron los tesoros, arrastrados por la inundación, con lo
que ganó mucho dinero (del P. Pierre Saadé, Convento del oro, Kfifane, libro III,
Líbano 2004, p. 321).
41 Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 84.
42 Juan Al Jaisi, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.
43 Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p. 85.
- 233 -
44 Chárbel empleó, en árabe, el diminutivo de “torrente”, pues las gentes, al comienzo, no
le dieron ninguna importancia.
45 Tum Al Mezrab y Dahr Al Qadib son dos cumbres de la montaña más alta del Líbano, a
una altura de 3080 metros.
46 Son pastores beduinos.
47 Es decir, al comienzo del torrente estaban tranquilos, sin prever lo que podría pasar.
48 “Vamos donde cualquiera”: una expresión en el norte del Líbano que significa devolver
una visita, ir a tomar un café.
49 Para impedir que el agua inunde sus casas y propiedades.
50 Se llama Salomón Aarida de Bqarqacha, desaparecido en la inundación. Una operación
de salvamento se llevó a cabo en su búsqueda. Juan Al Jaisi, Ermitaño de Annaya, p.
85, rúbrica 2.
51 En el texto árabe, por pudor, usó el eufemismo.
52 Era el hábito que llevaban los habitantes de la Bekaa, y no el pantalón.
53 A causa de la subida de las aguas utilizaron la barca y los animales; camello, caballo,
mula, asno.
54 El convento de Hammatura está situado en frente de la aldea de Kosba. Está construido
en las rocas.
55 Antiguamente los habitantes, descendientes de la línea de príncipes, eran dominantes;
toda recién casada debía pasar su primera noche de boda allí.
56 El río Kadicha, en el lugar donde desemboca en el mar, se llama Abu Alí.
57 Según los papeles que poseía el doctor, padre Gabriel Abi Samra, Positio de la causa
de canonización de Chárbel, 1926, p. 118-119. Un torrente tuvo lugar el 23 de mayo
de 1882; causó daños agrícolas y pérdidas en el ganado; nunca hubo cosa parecida:
duró 48 horas. Diario de Annaya, p. 1.
58 Padre Efrén Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 122.
59 Chárbel respondió a una pregunta que le hiciera el padre Juan Al Jajy: “¿Qué trabajas
en casa de tu padre?”. P. Juan Al Jajy, Positio de la causa de canonización de
Chárbel, 1926, p. 46.
60 Id Nakad, Camino de la santidad, año I, p. 208.
61 Rosa Majluf, Causa para la canonización de Chárbel, 1955, p. 188.
62 Id Nakad, Camino de la santidad, año I, p. 208.
63 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel,1926, p. 114.
64 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119.
65 Id Nakad, Positio de la cusa de canonización de Chárbel, 1926, p. 114
66 P. Efrén Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.
67 Juan Al Jaisi, Positio de la cusa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119
68 P. Benedicto Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 11.
69 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel,1955, p. 255.
70 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 37
71 Guía de la gruta de San Chárbel en Bqaakafra.
72 Al Tannuri, p. 2.
73 Guía de la gruta de San Chárbel, en Bqaakafra.
74 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119.
75 Padre Pablo Majluf, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 120.
76 Juan Al Jaisi, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 119.
77 Tío y tutor del padre Chárbel.
78 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 108.
79 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 108.
80 Una enfermedad contagiosa. Para impedir el contagio se aislaba al enfermo de la gente,
vista la falta de medicina. Ver Viaje al Líbano y a Siria, de Monseñor Misseline,
- 234 -
canciller del emperador de Austria y jefe de la corte papal, del papa Pío IX, traducido y
comentado al árabe por el padre Ignacio Al Juri, monje libanés.
81 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 112.
82 Traducción en verso.
83 De los papeles en posición de Monseñor Antonio Zaarur.
84 Registro No. 1, Bqaakafra, matrimonios y decesos, p. 7.
85 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 7.
86 Galia, hija de Juan Zaarur, nació el 1º de enero de 1864. Es una prueba que la hija
murió. Registro No. 1, Bqaakafra, p. 54.
87 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 24.
88 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 115.
89 Diario de Hub, p. 29.
90 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-593
91 Monjes de nuestra aldea, p. 50.
92 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, T-661.
93 Ermitaño de Annaya, p. 82.
94 El antiguo Diario de Kfifane, p. 9.
95 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-495
96 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-481; K-536; T-219.
97 Monjes de nuestra aldea, p. 51.
98 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-547; el 31/11/1841.
99 Monjes de nuestra aldea, p. 50.
100 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, T-481, el 1/11/1847.
101 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-504.
102 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-481; K-536;T-219.
103 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-613.
104 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-553.
105 Archivos de Bkerke, cajón 1875.
106 Diario de Kozhaya, p. 119, No. 232.
107 Diario de Kozhaya, p. 119, No.213.
108 Revelación de lo escondido, p. 60.
109 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p.288.
110Id Nakad, Camino de la santidad, p. 208-209
111Ermitaño de Annaya, p. 82.
112Una carta enviada el 30/8/1848, cuya copia ha sido enviada al convento de San
José Elburye, Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-113 y Y-598.
113Diario de Maifuq, p. 5.
114El superior y Maestro de novicios.
115Reglas del novicio, p. 92-93.
116Padre Pablo Damián de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de
Chárbel, 1955, p. 89.
117Reglas del novicio, p. 98.
118P. Elías de Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 157.
119Id Nakad, en Camino de la santidad, año I. p. 250.
120 Id Nakad en Camino de la santidad, año I. p. 250.
121 Ver el martirologio maronita, según el rito de la Iglesia maronita de Antioquía,
preparado y ordenado por el P. Pablo Daher, publicado por el Instituto litúrgico de la
Universidad del Espíritu Santo, 23, Kaslik, Líbano, 1996, p. 243.
122 Monjes de nuestro Pueblo, p. 198.
123 Esta iglesia se ha señalado en el registro de compra de terrenos del convento de
Kozhaya, entre los años 1822 y 1825; dos terrenos en Bqufa, uno en la vecindad de la
- 235 -
iglesia de San Chárbel, p. 178, que se cambió por otro en Wata Al Ramatt, pp. 183, 214,
215.
124 Afligirse tanto, es decir, tristeza con la que el afligido se abstiene de la alegría en
las visitas, en las comidas preferidas del difunto, sujeto de la aflicción.
125 Ermitaño de Annaya, p. 75.
126 Registro No. 1, Bqaakafra, los difuntos, p. 112.
127 Id Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 116;
Ermitaño de Annaya, p. 73.
128 Una carta enviada el 30/8/1848, cuyo destinatario era la comunidad del convento
de San José Elburye, Archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-113 y Y-598.
129 P. Antonio Chibli, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1955, p.
230. Eso quiere decir que cambió de convento en la época del trabajo con los gusanos
de seda, es decir, en mayo, lo más probable del año 1852, y no en 1853 (porque se
encuentra la expresión: terminó el segundo año de noviciado; ¡El año no son cinco
meses! Estuvo en Maifuq nueve meses y 17 en Annaya, como novicio.
130 P. José Jachane, Los cuatro astros, p. 40.
131 Esta expresión quiere decir: abandonó el convento por su propia voluntad.
Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 296; Anales de Maifuq, p. 5.
132 P. Antonio Chibli, Causa de canonización de Chárbel,1955, p. 230.
133 Eremitorio de Annaya, p, 82.
134 Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 289.
135 Pronunció sus votos el 1/11/1833, en el convento de Hub. Se ordenó el
20/8/1838. Murió en septiembre de 1871. Fue superior de Annaya entre 1848 y 1850.
Monjes de nuestra aldea, p. 54 y 251.
136 P. Emanuel Al Hach, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 296.
137 Camino de santidad, año I, p. 251
138 Id Nakad, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 294.
139 Muerto como hermano lego, en Kfifane, en 1896, Monjes de nuestra aldea,
página 126.
140 Anales de Annaya, p. 8.
141 Naamtallah Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 201.
142 Camino de la santidad, año I, p. 251.
143 P. Simón de Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926,
página 41.
144 Reglas del novicio, p. 101, la castidad.
145 Constituciones 1732, castidad. Qarali habla de esta ley, diciendo: “Nadie ignora
que son muchos los padres y ermitaños que han decepcionado a sus madres y a sus
parientes próximos cuando se abstienen de hablar con ellos, de mirarlos o
frecuentarlos. Lo leemos en la biografía de San Simeón, el estilita, P. Bimine y sus
hermanos y muchos otros”. (La lámpara monástica p. 72).
146 Pedro Hawad de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de
Chárbel, 1926, p. 36.
147 Juan Al Jaji, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p.45.
148 José Jalife, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 282.
149 Lo oculto desvelado, p. 135.
150 P. Francisco Saliba Sabrini, Positio de la causa de canonización de Chárbel,
página 22.
151 Pedro Moisés, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926, p. 158.
152 P. Elías Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 158.
153 ¡5 años! Eso quiere decir que estuvo durante un largo período, pero no 5 años.
Máximo, 3 años. Rosa Majluf, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 289.
- 236 -
154 Lo que confirma la hipótesis es que los hermanos profesos que fueron
ordenados sacerdotes con Chárbel, hayan, también, pronunciado sus votos con él, el
mismo año: Atanasio Tula de Jebbe, el 27/3/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 75;
Eklimos Al-Danuri, el 27/4/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 95; José Al-Danuri, el
25/12/1853, Monjes de nuestra aldea, p. 95; esto muestra que ellos fueron hermanos
conversos, y puede ser, vista su buena conducta, que hayan decidido ordenarlos
sacerdotes; de ordinario, los estudiantes de teología hacían sus estudios solamente
durante 3 años.
155 Al-Tannuri, p. 2
156 El padre Esteban pronunció sus votos en el convento de Kozhaya, el 17/6/1855.
Murió el 8/9/1908, Monjes de nuestra aldea, p. 158; fue una prueba que el Santo
tardase en juntarse al escolasticado de Kfifane. No entró, como quiere la tradición, en
1853.
157 Al-Tannuri, p. 2.
158 P. Antonio Chibli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.229.
159 Padre Juan Andari, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 36.
160 P. Antonio Chibli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 230.
161 P.Naamtallah Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 201.
162 Es el sustituto de Aley, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 257.
163 P. Naamtallah Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 201.
164 P. Elías Ehmej, causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 157.
165 P. Simón Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926,
página 41.
166 Antonio Alwan, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 126.
167 P. José Jachan, Los cuatro astros, p. 41-42.
168 Diario del padre Naamtallah Al-Kafri, de la obra del padre Pierre Saade,
Convento del oro, Kfifane, libro I, Líbano, 2001, p. 191.
169 Quise hablar aquí de la piedad de la madre por la influencia que ella ejerció
sobre su hijo.
170 Id. Naakad, Camino de la santidad, año I, p. 255.
171 Archivos de Bkerke, registro de ordenaciones, p. 7.
172 Diario de Kfifane, p.21.
173 Hauchab Nakad, Positio de la causa de canonización de Chárbel, 1926
p.182.
174 Camino de la santidad,, año I, p.249.
175 Padre Simón Ehmej, Positio de la causa de canonización de Chárbel 1926,
página 41.
176 Rosa Majluf, Causa de la santidad, 1955, p. 291.
177 Cerca de Bcheele y Duma.
178 Pedro Damián de Mechmeche, Causa de la santidad de Chárbel, 1955 p. 89;
Al Tannuri, p. 2; Lo oculto desvelado, p. 120.
179 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-501.
180 Al Tannuri, p. 2; y Testimonio del hermano Antonio Al-Qadi relatado ante
nosotros, “hace algunos meses”.
181 Testimonio del hermano Antonio Al-Qadi, relatado ante nosotros.
182 Donde puede ser tres años, pues es el período del Capítulo de 1859 a 1862. El
documento del consejo de Santiago, realizado en 1862, no existe; de donde no se sabe
si el Padre Chárbel estuvo en el convento, o no. Su nombre no figura entre los
participantes del consejo del convento de Annaya por ese mismo año (archivos de
Nuestra Señora del Socorro, R-482); puede ser que haya un índice que se encuentre
aún en el convento de Santiago. Por otra parte, su nombre no figura más en los dos
- 237 -
consejos, tenidos en 1865, respectivamente en Santiago (archivos de Nuestra Señora
del Socorro, K-542) y en Anaya (archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-537). Yo
creo que esto se colige por dos razones: El padre Naamtallah Tubia llamó a San
Chárbel para decirle: vaya a cuidar el viñedo contra los chacales y envíenos al padre
Antonio de Mechmeche, su guardián (pronunció sus votos en 1850, ordenado sacerdote
en 1859 y muerto en 1906; Monjes de nuestra aldea, p. 180-181), pues él debe
participar en el consejo local. Y el padre Chárbel fue directamente. Esta versión es
conforme al consejo de 1865, por dos razones: 1- La presencia del padre Antonio de
Mechmeche por la primera vez en el convento de Annaya; anteriormente, era miembro
de la comunidad de Nuestra Señora de Machnaqa (archivos de Nuestra Señora del
Socorro, R-468). 2-El consejo tuvo lugar el 20 de septiembre, época de madurez de las
uvas.
183 Pronunció sus votos en el convento de Hub, en 1835, fue ordenado sacerdote en
1838 y muerto, en olor de santidad, el 26/1/1884,Monjes de nuestra aldea, p.83
184 Monjes de nuestra aldea, p. 252.
185 Ver archivos del convento de Santiago Al Hosson
186 Luces monásticas, vol. II, tomo II, centro de publicaciones artísticas, de la
Universidad del Espíritu Santo, Kaslik, Líbano, p.32.
187 Lo oculto desvelado, p. 107.
188 Padre Emanuel, de Qartaba, muerto el 15/11/1841, de viruela, Diario del
convento de Annaya, p. 49; Hermano Germán Amchite, muerto el 15/12/1841, de
viruela, Diario del convento de Annaya, p. 49; Hermano Samuel Tannurine, muerto el
8/1/1841, de viruela, Diario del convento de Annya, p.49; Hermano Alejando Tartej,
muerto el 23/9/1842, fusilado por los chiítas, Diario del convento de Annaya, p. 49. En
cuanto a las vejaciones de los chiítas contra el convento de Qartaba, el superior del
convento escribió al patriarca para informarle: “…Por precaución, después de las
vejaciones perpetradas contra nosotros, le planteamos nuestra necesidad de
proveernos de municiones de guerra para cualquier caso imprevisto” Archivos de
Bkerke, el 3/1/1841, cajón del patriarca José Hubech, según el padre Pierre Saade,
convento del oro Kfifane, libro III, Líbano. 2004, p.501.
189 Es decir, el actual convento; inscripción en lo alto de la puerta antigua del
convento de Annaya.
190 Al Tannuri, p.2.
191 Padre Chárbel de Bqaakafra, como era conocido entre los monjes, firmó.
192 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, T-232.
193 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-612
194 Archivos de Nuestra Señora del Socorro, K-580.
195 Al Tannuri, p. 2.
196 Vida y correspondencia del obispo José Prefer, obispo honorífico de
Laodicea, sede de San Juan Marón. Faraya, 1818-1889; Personalidades en la historia
del Líbano, Miguel Abi Fadel, D. Juan Najud, 2005, p. 110.
197 Rosa Majluf, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 292
198 Pronunció sus votos en el convento de Annaya en 1837, fue ordenado sacerdote
en 1841, y muerto de Maifuq en 1886 (Monjes de nuestra aldea, p. 251; expulsado de
la Orden por el patriarca Pablo Masaad, archivos de Nuestra Señora del Socorro, R-
1476
199 Ignacio de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de Chárbel,
1926, p. 66
200 Fue él quien fundó la Orden de los adoradores en el convento de la
Transfiguración, después de que se encargó de la Orden Libanesa Maronita
201 Archivos de Annaya, p.5-6
- 238 -
202 Lo oculto develado, p. 107.
203 Positio de prohibición de veneración, p. 37.
204 Lo oculto develado, p. 107.
205 Lo oculto develado, p. 111.
206 Lo oculto develado, p. 112-113.
207 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85.
208 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90.
209 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85.
210 Padre José Abraham Hasruni,Positio Al-, p. 100.
211Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90
212 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85.
213 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90.
214 Padre José Abraham Hasruni, Positio Al-Hardini, p. 100.
215 El viñedo del eremitorio. Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 85-86.
216 Padre José Abraham Hasruni, Positio Al-Hardini, p. 100.
217 Padre Miguel Jalife, Positio Al-Hardini, p. 86.
218 Padre Simón de Ehmej, Positio Al-Hardini, p. 90.
219 Era caritativo con los pobres. Dios ha realizado, gracias a su intercesión,
muchos milagros, durante su vida y después de muerto; fallecido en 1864, Diario de
Saintsassine-Baskinta, p. 14.
220 De los clanes adheridos a personas, en particular a los padres: Ignacio Blaibel,
Emanuel Al-Achqar, Al-Matni y Arsenio Al Nihaui.
221 Ver los consejos locales, archivos de Nuestra Señora del Socorro; en Hub:
todos los monjes eran de Tanurín; en Qartaba, todos eran de Qartaba; en Annaya (la
mayoría de Mechmech; esta tendencia en la designación de monjes tuvo lugar durante
los mandatos de los padres Emanuel Paz Al Matni y Emanuel Al Achkar Al-Chababi que
llegaron, respectivamente, a ser superiores generales de la Orden; fueron ellos los que
llevaron a cabo la intervención de Roma que designó tres veces a Al-Hardini como
consejero general. Fue la primera intervención de Roma.
222 Puede ser que él se oponía a la actitud del patriarca que contrariaba a José
Karam; (Ver José Karam, su memorándum al gobernador y a los pueblos
europeos). Según el padre Marón Karam, Bkerke habría luchado contra tres
personalidades del norte: José que fue exilado, el obispo José Al-Debes acusado de
relaciones con una mujer, Efrén Geagea, destituido de su cargo y expulsado de la
Orden. Por otra parte, por oposición a los superiores generales: Emanuel Al-Matni,
Emanuel Al-Chabai y Arsenio Al-Nihawi.
223 Ver archivos de Nuestra Señora del Socoro, los capítulos generales de 1865 a
1874.
224 Monjes de nuestra aldea, p. 201.
225 Ver las cartas, archivos de Nuestra Señora del Socorro, entre los años 1862 a
1874, pues todas están dirigidas al padre Lorenzo Al-Chabai y no a él. Demuestran su
presencia en el norte y no en Tamich
226 Ver archivos de Nuestra Señora del Socorro, consejos del convento de Annaya
en los años del anacoretismo de Alichaa; la mayoría eran de Mechmech; Ver visita
canónica de 1897; Bkerke, el patriarca Juan El Hajj, Actas 18, No 227, p. 23; Ver Efrén
Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
227 Capítulo de Al-Chawadih, conocido por este nombre en la Orden.
228 Ver los capítulos generales de la Orden, padre D. Elías Aaazzi.
229 Ver archivos de Annaya, p.18-24 y 31.
230 Ver el Padre Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 42, la causa de la venta, parece,
fue un problema causado por el padre Roque de Mechmeche que había firmado una
- 239 -
letra de cambio, en 1871, a nombre de Jairallah Chehade que, a su vez, la vendió a
William Vicente de Beirut; éste último pudo apropiarse de los bienes del convento,
después de una sentencia judicial pronunciada por el tribunal de Beirut; reclamó ser
recompensado en dinero contante, o si no, obtener su valor con las propiedades del
convento. El padre Elías de Mechmeche (superior del convento de Annaya entre los
años 1875-1884 y 1895-1897, Monjes de nuestra aldea, 251), envió una carta al
patriarca maronita, Bkerke No. 181, solicitando su ayuda, diciéndole: “El padre Roque
no recibió dinero, aunque firmó la letra de cambio; este problema surgió a raíz de la
persecución del padre Roque contra Alichaa que quería por este medio compensar sus
pérdidas ante el tribunal para cogerse el dinero…
231 Designado superior entre 1871-1875, Monjes de nuestra aldea, p. 251.
232 Pronunció sus votos el 9/2/1859, en el convento de Kozhaya, fallecido el
2/1/1912, en el convento arriba mencionado (Monjes de nuestra aldea, p. 42); era de
los partidarios del norte. Fue expulsado de la Orden (archivos de Nuestra Señora del
Socorro D-580).
233 Ponemos a su buen cuidado los asuntos que ya le hemos mencionado a su
Beatitud, después de los cuales ha ordenado que se examinaran las acusaciones
llevadas por el padre Abdel Massih, superior del convento, contra nuestro servidor, hijo
de su Beatitud, el hermano Abdallah Al-Baaini; el superior y sus partidarios no cesan de
oponerse a nosotros; eso viene del enemigo del bien para turbar nuestra conciencia en
medio de estos adversarios que creen poder sacarnos del eremitorio, pues el padre
Roque está contra nosotros. No encontramos ninguna razón para este ataque. Nos
parece que lo que hemos hecho en el eremitorio no contraría la Regla (han sacado
como pretexto las limosnas ofrecidas al eremitorio para la compra de tierras), ni
tampoco los mandamientos de Dios; los arriba mencionados, no contentos con
maltratarnos, han incitado a personas abyectas para que nos ataquen de noche, en el
eremitorio, golpeando a nuestro servidor, un monje, hiriéndolo. Le hemos escrito al
superior general a raíz de los acontecimientos, y él nos ordenó abandonar lo relativo a
las tierras. Por su bondad, nos dejó el cuidado de los olivares de Aain Kfaa, sólo para
nuestras necesidades urgentes, y también las cabras para hacernos una alfombra o un
cilicio para portar y para ofrecer hospitalidad a los visitantes del eremitorio. Todo el
tiempo nos maltratan, atribuyéndose la autoridad patriarcal. Tenemos conciencia de que
somos hijos muy cercanos de su Beatitud, por lo que le pedimos su preciosa bondad de
protegernos de ellos. Uno de los susodichos, el padre Antonio de Mechmeche, fue
donde el encargado de las cabras, lo amenazó, profirió injurias contra nosotros y
arrebató las cabras. Rogamos a su Beatitud, por las entrañas de Cristo, acoger nuestra
solicitud, y devolvernos el monje a nuestro servicio, pues estamos contentos de él.
Todas estas cosas son causadas por los celos del demonio. Nos ponemos en sus
manos, listos a obrar todo lo que nos mande, pues es inspirado por el Espíritu Santo; y,
obedientes, besamos el suelo que pise su beatitud. Que Dios proteja su pureza. 21 de
diciembre de 1872. El hijo de su Beatitud, Eliseo Al-Hardini, servidor del eremitorio de
Annaya, libanés (Archivos de Bkerke, cajón 1872).
234 Ya, el fundador de nuestra Orden, Abdallah Karaaly, nos había puesto en
guardia, en su libro La lámpara monástica, tomándolo de San Basilio: “No es justo que
haya hermanos en el convento, manejados por acuerdos de cuatro, de tres y de dos;
pues el que ama a uno más que al otro, muestra que su amor es imperfecto”. p. 150.
235 El padre Marón Karam explica esta realidad, diciendo: “El primer conflicto en la
Orden comenzó en 1832, destituyendo a Blaibel de superior general, movimiento al que
se le mezcló la autoridad civil, de donde comenzó a progresar la fuerza “motriz” cuyo fin
primordial era desembocar en un puesto para realizar sus objetivos y sus intereses
particulares, armándose de “la pertenencia a la región” para aspirar a superior general;
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una vez conseguido eso, el superior general se debía a sus partidarios, en detrimento
del bien y del interés general de la Orden; conjugar sus esfuerzos para fortificar la
posición de los monjes de su región, gastar el dinero de la Orden a su cuenta y
distribuirlo a sus partidarios en las otras regiones para ganarlos a su propia causa y
asegurar sus votos en los próximos escrutinios, y así por el estilo…” Nehemtallah
Kassab Al-Hardini, el Santo de Kfifane, 1810-1858, tratado de estudio histórico global,
Padre Marón Karam, publicado por los padres José Aazzi y José Mukarzel, (La Iglesia
en oriente, 5) Nisbay, Líbano, 1998, p. 153-154.
236 En el momento del milagro, Sebastián Al Uwaini tenía 13 años (el sustituto de
Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 274) recibió la confirmación el
19/6/1867, (registro de Ehmej, p. 30) tenía entonces 10 años; certifica que entró al
convento de Annaya a los 12 años para estar al servicio del tío de su padre; el padre
falleció (ver Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4) el
4/3/1869 (Monjes de nuestra aldea, p. 181); se quedó en el convento al servicio del
despensario, el hermano Francisco de Mechmeche, alrededor de dos años (Ver
Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4). En ese tiempo,
Chárbel estaba al servicio del ermitaño, el Padre Eliseo, donde permaneció seis años
(Padre Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124) todas sus pruebas
indican la probabilidad que el milagro de la lámpara se realizaría en julio (mes de las
cosechas), de 1869.
237 Padre Ignacio de Mechmeche, Positio de la causa de canonización de
Chárbel, 1926, p. 63.
238 Lo culto develado, p. 139.
239 Hermano Elías Mahrini, en Camino de la santidad, año 2, p. 468.
240 Sebastián Al Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
241 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
242 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 274.
243 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
244 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 258, palabra
libanesa tomada del dialecto, que quiere decir la ceniza que se recogía en recipientes y
se la mojaba con agua; se volvía rica en potasio y servía como lejía, pues en ese tiempo
no había todavía detergentes..
245 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
246 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 258.
247 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955 p. 259.
248 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
249 Sebastián Al Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
250 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
251 El sustituto de Aley, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 259.
252 Hermano Elías Mahrini, en Camino de la santidad, año 1 p. 469.
253 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Ch´rbel, 1926, p. 80.
254 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
255 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 80.
256 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 141.
257 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 80.
258 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
259 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
260 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
261 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.
262 Padre Ignacio de Mechmeche, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 63.
Estas palabras no se ajustan a la realidad, pues Chárbel nunca fue considerado como
- 241 -
sirviente del eremitorio, sino como ermitaño y compañero de los ermitaños. Por
humildad, él hacía el servicio a los ermitaños trabajando en el eremitorio (el ermitaño
padre Juan Jawand).
263 El 17/1/1874, Monjes de nuestra aldea, p. 38.
264 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 30.
265 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.
266 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 67.
267 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
268 Alrededor o antes de 1871.
269 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
270 Diario de Annya, p. 52.
271 El 15 de febrero, fecha conocida por la tradición como la entronización de
Chárbel en el eremitorio.
272 No hemos podido encontrar un documento oficial que autorice al padre Chárbel
la entrada al eremitorio, como fue el caso del ermitaño Eliseo y de los otros. Queda,
pues, siempre abierta la pregunta a los procedimientos seguidos en cuanto a la entrada
de Chárbel al eremitorio, no como sirviente de los ermitaños, sino en calidad de
ermitaño y compañero de ellos. (Padre ermitaño Juan Jawand).
273 Pronunció sus votos en 1855, entró en el eremitorio de San Pedro y San Pablo
del convento de San Marón, donde estaba el padre Eliseo y se quedó allí 5 años; con el
padre Chárbel vivió 18 años, y murió en el eremitorio de Qattara el 7/8/1914 (Lo oculto
develado, p. 115-117; diario de Qattara, p. 174).
274 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
275 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 108.
276 Hemos señalado aquí la muerte pues ella falleció al principio de la vida
monástica de Chárbel.
277 Registro No. 1, Bqaakafra, p. 108.
278 Hermano Elía Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
279 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
280 Padre Simón de Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
281 ¿O el permiso?
282 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
283 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
284 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
285 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
286 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
287 Padre Simón de Ehmej, Ermitaño de Annaya, 1926, p. 30.
288 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
289 Pronunció sus votos en 1871, fue ordenado sacerdote el 25/2/1875, murió el 10
de octubre de 1914, Diario de Annaya, p. 60. Su cuerpo se encontró incorrupto (Lo
oculto develado p. 145).
290 Lo oculto develado, p. 144.
291 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 66.
292 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 189.
293 Padre José Ehmej, Causa dela santidad de Chárbel, 1955, p. 66.
294 Padre Antonio Nehme, Positio de la foto de San Chárbel, p. 8.
295 Eso no quería decir que el padre Macario tuviera la potestad de echarlo. sino,
más bien, que la obediencia proverbial de Chárbel lo indujera a hacerlo. (Padre
ermitaño Juan Jawand).
296 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 85.
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297 Tal como lo contó Marón Karam delante de nosotros, según el testimonio del
padre José Abraham Al-Hasruni.
298 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 85.
299 El plural puede ser para mostrar que más de una persona estaba presente
cuando le llenaron de agua la lámpara.
300 El cura párroco Miguel Ramia, Lo oculto develado, p. 139.
301 Ermitaño de Annaya, p. 31.
302 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 136.
303 Tal como el padre Marón Karam lo contó delante de nosotros, según el
testimonio del padre José Abraham Al-Hasruni.
304 Al-Tannuri, p. 4.
305 Al-Tannuri, p. 6.
306 Según los papeles que tomé del padre Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, p.
110, aparecidos en el periódico “-Taillar”, testimonio de Al-Hasruni.
307 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.
308 Según los papeles que tomé de Pedro Abi Yunes, escritos a máquina, p. 110,
aparecidos en el periódico “Al- Taillar”, testimonio de Al-Hasruni.
309 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
310 Sebastián Al Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4
311Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, p. 2.
312 Según los papeles que tomé de Pedro Abi Yunes, escritos a máquina,
aparecidos en el periódico “Al-Taillar”, testimonio de Al-Hasruni.
313 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 2.
314 Padre Juan Andari, testimonio 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Pierre
Saade, t. 2, 2001, p. 204.
315 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.
316 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
317 Camino de la santidad, año 1, p. 208.
318 Hermano Elías Mahrini, Ebrio de Dios, p. 148.
319 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 34-35.
320 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
321 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
322 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
323 David David, Positio de la santidad de Chárbel,, 1826, p. 67.
324 Es decir, que camina rápido.
325 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p.35.
326 Sebastián Al-Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 4.
327 David David, Positio de la santidad de Chárbel, p.67.
328 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
329 Padre Efén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p.124.
330 Antes de la muerte de su tío, el hermano Eqlimos de Ehmej, el 4/3/1869, Monjes
de nuestra aldea, p. 180-181.
331 Sebastián Al-Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
332 Alrededor de 1880.
333 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.
334 Positio de prohibición de veneración, p. 18.
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335 Comentario del doctor Geffray, profesor de la facultad de medicina de Beirut.
336 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 139-140.
337 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
338 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.
339 Tomaba el agua de enjuagar los platos por amor a Jesús. Es como la mamá que
se come los sobrados de su niño. Algo así como dos amantes, el uno de la boca del
otro. La época del padre Chárbel era un tiempo señalado de pobreza y de ignorancia,
comparado con nuestro tiempo. La casa era construida de tierra, sin baños, ni
conductos de agua, ni electricidad ni cocina. Los utensilios de la cocina eran de barro;
los platos, las ollas y las cucharas eran de madera. No había detergentes para lavar. El
agua y la ceniza eran su jabón. Se enjuagaban los platos con agua pura, pues las
comidas solían ser de cereales cocinados con aceite de oliva. Se utilizaba un caldero y
todo se cocinaba con leña.
340 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, p. 87-88.
341 Según los papeles de Pedro Abi Yunes, p. 103-105, aparecidos en el periódico
“Al-Bairaq”, 1950, como conocí al monje Chárbel, en su eremitorio, memorias Najle
Chaker Kanaan, hace 53 años.
342 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
343 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 80.
344 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 105.
345 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 228.
346 Padre Roque Mechmech, Positio de la saantidad de Chárbel, 1926, p. 105.
347 Padre Efén Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
348 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 236.
349 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955,
página 203.
350 José Jalife, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 280.
351 El cura párroco Miguel Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 45.
352 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117; Ermitaño de
Annaya, p. 68-69.
353 Registro No. 1 bautismos, Annaya, 1843-1904, p. 33.
354 Registro No. 2 bautismos, Annaya, 1871-1944, p. 2, No. 2.
355 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
356 Monje de la Orden Libanesa Maronita, Muerto vivo, Líbano 1987, p. 68 rúbrica.
357 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23. Esta
visita se efectuó después de los votos del hermano Pedro Hawad de Mechmech en el
convento de Kozhaya, el 7/11/1896, Monjes de nuestra aldea, p. 181.
358 Monje de la Orden Libanesa Maronita, Muerto vivo, Líbano, 1987, p. 68, rúbrica.
El padre José Aún, hijo de Abdallah José Aún, nacido en 1927, registro 18 Gadras, me
contó: “Desde su tierna edad, mi padre era activo. Esta cualidad permitieron al dirigente
Paz Al-Dahdah y a su hermano, el obispo Nehemtallah Al-Dahdah y al conde Rachid Al-
Dahdah confiarle la misión de ir a pedir al padre general la autorización para que el
padre Chárbel viviera un mes en el palacio del prefecto de la región de Kesruwan;
estadía que fue seguida de una segunda vez en otra ocasión. Mi padre lo acompañaba
día y noche. Él decía la misa en la capilla del palacio, como era la costumbre los
domingos y días de fiesta. Algunas veces, y con la autorización de Monseñor Paz Al-
Dahdah, el hermano del prefecto, celebraba la misa en las casas”.
359 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
360 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
361 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
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362 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
363 Padre José Jalife, Positio de la santidad de Chárbel, p.276.
364 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 29.
365 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 35-36.
366 José Abi Yunes, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 149.
367 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.
368 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 71.
369 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.
370 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
371 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.
372 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
373 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 168.
374 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.
375 Padre Antonio Chebli. Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 245.
376 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.
377 Juan Jater, Ermitaño de Annaya, p. 108.
378 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.
379 Juan Jater, Ermitaño de Annaya, p. 108.
380 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 264.
381 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 68.
382 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p.
206.
383 El padre del sustituto de Aley.
384 El tiempo para recorrer la distancia a pie.
385 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 268-270. Padre José
Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 68 y Positio de la santidad de
Chárbel, 1926, p.53. Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
p. 22. Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p50-51. Padre
Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43. Padre Juan Jaji, Positio
de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45. Hermano Pedro Mechmech, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p.39. El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la
santidad de Chárbel, 1955, p. 205.
386 Al-Tannuri, p. 10.
387 Hermano Pedro Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 39.
388 Al-Tannuri, p. 10.
389 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 196.
390 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 270.
391 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 205
392 Regla de los novicios, p. 100, 102 y 103.
393 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
394 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
395 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
396 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de chparbel, 1926, p. 57.
397 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
398 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
399 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
400 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
401 Padre Juan Jai, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45
402 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
403 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 136.
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404 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.126.
405 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 68.
406 Padre José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
407 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.
408 Hacia el año 1880,
409 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.2.
410 Padre Nehemtallah Nehmeh, Ermitaño de Anaya, p.54.
411Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 37.
412 Pronunció sus votos en 1853 (Monjes de nuestra aldea, p. 180); muerto el
13/3/1903 (Diario de Annaya. 56).
413 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 125.
414 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 125.
415 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
416 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
417 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
418 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
419 Reglas de los novicios, p.110.
420 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.
421 “Palabras de San Chárbel”
422 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 238.
423 Constituciones 1732, la pobreza.
424 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.
425 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
426 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.
427 Hermano Elías Mahrini, Positio de la Santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
428 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 91.
429 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.78.
430 Padre Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 36.
431 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.140.
432 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.78.
433 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926. p. 77.
434 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
435 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de veneración, p. 24.
436 Reglas de los novicios, p. 105.
437 Al-Tannuri, p. 5.
438 Lo oculto develado, p. 132-133.
439 Padre Elás Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 163.
440 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
441 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.
442 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 134.
443 Eso significa que Chárbel entró al eremitorio antes del trienio del padre Roque
de Mechmeche, 2n 1871.
444 Lo oculto develado, p. 123.
445 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 113.
446 Todavía no se había ordenando sacerdote.
447 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 133.
448 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 113.
449 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 109.
450 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
451 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.
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452 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 66.
453 Hawchab Nakad. Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 182.
454 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 71.
455 Su muerte no se registra en los libros de Bqaakafra. Se señala otra fecha del
fallecimiento, el mismo día, pero en 1898, y no en 1897. Rosa Majluf, Causa de la
santidad de Chárbel, 1955, p. 292.
456 Eliseo Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, p. 3.
457 Fuad Juri, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, 262-263.
458 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 71.
459 Constituciones 1732, pobreza.
460 Padre Nehemtallah Nehme, Ermitaño de Annaya, p. 52.
461 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23-24.
462 Constituciones 1732, el hábito de los monjes.
463 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
464 Ermitaño de Annaya, p. 30.
465 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 7.
466 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,p. 18.
467 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
468 Padre Pedro Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
469 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1026,
página 35.
470 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
471 Moisés Moisés. Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 69.
472 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 112.
473 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 18.
474 Sacos enormes; el más grande contenía 130 kilos de trigo.
475 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
476 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.44.
477 Constituciones 1732, hábito de los monjes.
478 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.
75.
479 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
480 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
481 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
482 Ermitaño de Annaya, p. 36.
483 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
484 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 19.
485 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18-19.
486 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
487 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
488 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 19.
489 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30
490 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
491 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
492 Ermitaño de Annaya. p. 30.
493 Ermitaño de Annaya, p. 39.
494 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
495 Negligencia y falta de cuidado de su cuerpo, ocupémonos del alma…es un
pensamiento monástico del tiempo de Chárbel.
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496 Reglas de los novicios, p. 104.
497 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.
498 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
499 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.44.
500 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
501 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 70.
502 Positio de prohibición de veneración, p. 36.
503 Positio de prohibición de veneración, p. 36-37.
504 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
505 Positio de prohibición de veneración, p. 37.
506 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
507 Positio de prohibición de veneración, p. 37.
508 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
509 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 238.
510 Padre Benito Tabet, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 7.
511Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
512 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
513 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
514 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p.105.
515 Al-Tannuri. p. 3.
516 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109.
517 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
518 José Jalife, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 281.
519 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 50.
520 Al-Tannuri. p. 5.
521 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
522 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
523 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.
524 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
525 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 18.
526 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.
527 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
528 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
529 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
530 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
531 Hacer la siesta.
532 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
533 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
534 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, 49-50.
535 Como los juegos de cartas.
536 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
537 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
538 Pronunció sus votos en Maifuq en 1868, muerto en el convento de Bsurma en
1919; Monjes de nuestra aldea, p. 146.
539 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123 y
Ermitaño de Annaya, p. 80-81.
540 Constituciones 1732, comedor.
541 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 232.
542 Camino de la santidad, año 2, p. 466.
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543 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
544 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
545 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
546 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 120.
547 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.
548 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 17.
549 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 192.
550 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 238.
551 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
552 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
553 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
554 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 112.
555 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
556 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
557 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 164.
558 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
559 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 74.
560 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
561 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 17.
562 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
563 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
564 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
565 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
566 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 30.
567 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 242.
568 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
569 Ermitaño de Annaya, p. 30.
570 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
571 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
572 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
573 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 44.
574 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
575 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.
576 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.
577 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 191-192.
578 Una mezcla de garbanzos, lentejas y trigo machacado.
579 Simón Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 2.
580 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.
581 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
582 Regla de las novicios, p. 96.
583 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29. Y
hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
584 Padre Antoni Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 128.
585 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 191.
586 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
587 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 127. Y
Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
588 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
589 Padre Pedro Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29-30-
590 Padre Simón Anunciación, Ermitaño de Annaya, p. 86.
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591 Fue designado superior del convento entre 1891-1893, Monjes de nuestra
aldea, p. 251; fallecido en el convento de Hub en 1899, Monjes de nuestra aldea, p.
73.
592 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
593 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 243.
594 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
595 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
596 José Jalife, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 283.
597 Padre José Hasruni, Camino de la santidad, año 2, p. 11.
598 Testimonio de Sofía, la nuera del padre Ramia.
599 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
600 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.
601 Al-Tannuri, p. 75.
602 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 132.
603 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
604 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p. 76.
605 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 283.
606 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
607 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955; y padre Antonio
Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 232.
608 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1855, p. 193.
609 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.
610 Chebli Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 193.
611Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
612 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
613 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p.
204.
614 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
615 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
616 Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Jebbeh, notas,
página 417.
617 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 42.
618 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.
619 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
620 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
621 Al-Tannuri, p. 5
622 Ermitaño de Annaya, p. 64.
623 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 44.
624 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 74.
625 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 130.
626 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 162.
627 Padre José Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955. p. 68.
628 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30-31.
629 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.
630 Padre Antonio Nehme, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 214-215.
631 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 231.
632 Ermitaño de Annaya, p. 33.
633 Al-Tannuri, p. 3.
634 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
635 Padre Juan Al-Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 35.
636 Padre Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
- 250 -
637 Para todos los detalles sobre esta biblioteca, ver el artículo del superior general
Elías Jalife, “Fuentes de la espiritualidad en la Orden Libanesa Maronita en Hojas
monásticas, año 26, número 77, 2004, p. 5-12.
638 El cura párroco Miguel Ramia, Ermitaño de Annaya, p. 44.
639 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 105.
640 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
641 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
642 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
643 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 145.
644 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
645 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 129.
646 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 129.
647 Visitó los enfermos de viruela, muy extendida, para consolarlos y administrarles
los sacramentos; Los monjes en el Líbano, p. 78.
648 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 33.
649 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de ordo Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
650 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
651 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t, 2, 2001, p. 204.
652 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
653 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t, 2, 2001, p. 204.
654 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
655 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
656 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
657 Paddre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
658 Padrw Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
659 Padre Juan Andari, testimonio eo 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
660 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
661 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
662 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
663 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de orp Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
664 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
665 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
666 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
667 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
668 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
669 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
670 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
671 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
672 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p 34.
- 251 -
673 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
674 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1055, p. 34..
675 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
676 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
677 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, 2001, p. 204.
678 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 34.
679 Padre Juan Andari, testimonio el 18/6/1951, Convento de oro Kfifane, Padre
Pierre Saade, t. 2, p. 204.
680 Ebrio de Dios, p. 137.
681 Reglas de los novicios, p. 137.
682 Padre Antonio Alwan, Causa de la santidad de Chárbel, p. 105.
683 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 42.
684 Al-Tannuri. p. 4.
685 Lo oculto develado, p. 133
686 Al-Tannuri, p. 3.
687 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
688 Constituciones 1732, confesión.
689 Archivo Bkerke, Patriarca Juan Hage, fol. 17, No. 5227, p. 24.
690 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
691 Al-Tannuri, p. 4-5-
692 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 105.
693 Padre Elías Ehmej, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 158.
694 Lo oculto desvelado, p. 120.
695 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 228.
696 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 43.
697 Padre Juan Andari, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 44.
698 Padre Antonio Nehme, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 217.
699 Al-Tannuri, p 5.
700 Padre Benito Tabet, Causa de la santidad de Chárbel, 1955. p. 12.
701 Padre Elías Ehmej, Causa de santidad de Chárbel, 1955, p. 159.
702 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
703 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p.
203.
704 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 234.
705 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 73-74.
706 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
707 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel,. 1926, p. 105.
708 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 231.
709 Padre Simón Ehmej, Camino de la santidad, año 2, p. 467.
710 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 235.
711Ermitaño de Annaya, p. 31.
712 Padre Simón Ehmej, en Camino de la santidad, año 2, p. 467.
713 Padre Antonio Chebli, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 235.
714 Ermitaño de Annaya, p. 31.
715 Padre José Hasruni, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 111.
716 Diario de Annaya, p. 50.
717 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.
- 252 -
718 Padre Benito Tabet, Causa de la santidad de Chárbel, 1955, p. 105.
719 Ermitaño de Annaya, p. 43.
720 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
721 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 262.
722 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161.
723 Constituciones 1732, Humildad.
724 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 17.
725 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 7.
726 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.
727 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
728 Reglas de los novicios, p. 99.
729 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
730 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43.
731 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
732 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
733 Lo oculto develado, p. 131.
734 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 91.
735 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
736 Lo oculto develado, p. 131.
737 Padre Nehemtallah Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 161.
738 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 20-21.
739 Padre Juan Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.
740 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 135.
741 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 243.
742 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 167.
743 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 193.
744 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137.
745 Obras completas, Teresa de Lisieux, cerf y ddb, 1992, p. 713.
746 Según el parecer del ermitaño, el Padre Juan Jawand: “la expresión significa que
eso es imposible. Los monjes la utilizan cuando se les pide una cosa imposible”.
747 Entre 1871-1875, Monjes de nuestra Aldea, p. 250.
748 Es decir, los monjes y los obreros trabajaban en el horno.
749 Designado consejero general los dos años 1876 y 1878, Monjes de nuestra
aldea, p. 209.
750 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137; y padre
Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 78.
751 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.
752 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 131.
753 Ordenado sacerdote en 1891, muerto En Nuestra Señora del Socorro en 1944,
Monjes de nuestra aldea, p. 181.
754 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
755 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 137 y padre
Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 136.
756 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
757 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955. 48.
758 Lo oculto develado, p. 130.
759 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
760 Constituciones 1736, Humildad.
- 253 -
761 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 39
762 Ebrio de Dios, p. 138.
763 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 39.
764 Ebrio de Dios, p. 138.
765 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 39.
766 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
767 Constituciones 1732, Silencio.
768 Pedro Moisés, Ermitaño de Annaya, p. 56.
769 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
770 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
771 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
772 Hermano Pedro Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
773 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p. 74.
774 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
775 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
776 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
777 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 128-129.
778 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 57.
779 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.
780 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 235.
781 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
782 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95.
783 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
784 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123.
785 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 133.
786 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
787 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
788 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
789 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.
790 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 131.
791 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 6.
792 Constituciones 1732, Silencio.
793 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 6.
794 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 31.
795 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
796 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63
797 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926p. 70.
798 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 70.
799 Padre Elías Mahrini, en Camino de la santidad, año 2 p. 466.
800 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 76.
801 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
802 Padre Bernardo Ejmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132.
803 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
804 Constituciones 1732, Enfermos.
805 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 30.
806 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, p. 78.
807 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87-88.
808 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.
809 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.231-232.
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810 Padre Francisco Sabrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 18.
811Padre Juan Jai, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
812 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.
813 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
814 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 192.
815 San Ignacio de Antioquía, Carta a los romanos, 6-7.
816 Puede ser que fuera el cólico renal.
817 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbe, 1826, p. 109.
818 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 106-107.
819 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109.
820 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109-110.
821 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
822 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132.
823 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
824 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
825 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
826 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
827 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 78.
828 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
829 Carta del padre José Abraham Al-Hasruni al periódico “Al-Tayyar”, según los
papeles que estaban en posesión del padre Pedro Abi Yunes, p. 110.
830 Obras completas, Teresa de Lisieux, p. 684.
831 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 290.
832 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 57.
833 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.
834 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.
835 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 47.
836 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 133.
837 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 165.
838 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 238.
839 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.
840 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91.
841 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
842 Ermitaño de Annaya, p. 34.
843 Padre Salomón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
844 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 236.
845 Ermitaño de Annaya, p. 35.
846 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
847 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98-99.
848 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
849 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
850 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
851 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
852 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
853 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
854 El padre Simón Ehmej cuenta una historia semejante que nos ha dejado antes
Chebli, publicada en su libro, Ermitaño de Annaya, p. 32-33.
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855 Eso demuestra que el padre Simón de Ehmej fue ermitaño de Annaya, durante
un cierto tiempo, antes de ir a Maifuq.
856 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 35.
857 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
858 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 76.
859 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1855, p. 243.
860 Ermitaño de Annaya, p. 39.
861 Al-Tannuri, p. 5; Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel,
1955, p. 46.
862 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.
863 Ermitaño de Annaya, p. 39.
864 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
865 Al-Tannuri, p. 5.
866 Elías Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 165.
867 Padre José Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 75.
868 Padre José Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 77.
869 Chebli Chebli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 194.
870 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 219.
871 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 136.
872 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 117.
873 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 105-106.
874 Ermitaño de Annaya, p. 30.
875 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 204.
876 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 268.
877 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 219.
878 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68; Padre
Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, p. 20; Hermano Elías Mahrini,
Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
879 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 75-76.
880 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 42-43.
881 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
882 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
883 Reglas de los novicios, p. 102.
884 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
885 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
886 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
887 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
888 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
889 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
890 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
891 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57-58.
892 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
893 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.
894 Hace alusión a propósito de Jesús con Nicodemo, (Jn. 3,9).
895 Algunas cosas deliciosas.
896 Al-Tannuri, en Camino de la santidad, No. 10, 1957, p. 666-667.
897 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
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898 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
899 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
900 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
901 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
902 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 135.
903 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 112.
904 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
905 Al-Tannuri, p. 5.
906 “Palabras de San Chárbel”.
907 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
908 Lo oculto develado, p. 135.
909 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 42.
910 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
911Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
912 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
913 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
914 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 36.
915 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 235.
916 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
917 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
918 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
919 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
920 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
921 Padre Elías Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
922 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161.
923 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 43.
924 Reglas de los novicios, p. 106-107.
925 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161.
926 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 160-161.
927 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 216.
928 Padre Elías Ehmej, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 160.
929 Lo oculto develado, p. 138.
930 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.
931 Lo oculto develado, p. 138.
932 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.
933 Lo oculto develado, p. 138.
934 Oficio divino, tiempo de Navidad, oración de la tarde (vísperas), de la mañana
(laudes), USEK, Líbano, 1977, p. 131.
935 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 22.
936 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 236.
937 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 73.
938 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 161; y
Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
939 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
940 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 215.
941 Pronunció u votos en Hub en 1822, murió en 1881 en el convento de Annaya,
Monjes de nuestra aldea, p. 38-39; diario de Annaya, p. 54.
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942 Pronunció sus votos en Hub en 1819, a la edad de 21 años, muerto en 1877 en
el convento de Annaya, Monjes de nuestra aldea, p. 38-39; diario de Annaya, p. 53.
943 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 125.
944 Obras completas, Teresa de Lisieux, p. 714.
945 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
946 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58-59.
947 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
948 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64-65.
949 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 123; Ermitaño
de Annaya, p. 80.
950 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 12.
951 Es el padre Rafael Nakad el que cuenta.
952 Padre Antonio Nehme, Ermitaño de Annaya, p. 53.
953 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 111.
954 Padre Pedro Yunes quien da testimonio delante de nosotros.
955 Ermitaño de Annaya, p. 53-54.
956 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
957 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
958 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
959 Padre Simón Asunción, Ermitaño de Annaya, p. 85-86.
960 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
961 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
962 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
963 Camino de la santidad, año 2, p. 467.
964 Al-Tannuri, p. 6.
965 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 35.
966 El padre Nehemtallah Nehme.
967 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
968 Padre Nehemtallah, Nehme, en Camino de la santidad, año, 1, p. p. 507-508.
969 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
970 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 112.
971 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
972 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 112.
973 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
974 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 112.
975 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
976 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90; y padre
Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124-125; y padre Antonio
Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 237.
977 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
978 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 131.
979 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 204.
980 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 191.
981 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 112.
982 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 131.
983 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 164.
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984 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 191.
985 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página p. 204.
986 Padre Antonio Nehme, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 217.
987 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 45.
988 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
989 Hermano Elías Mahrini, Ermitaño de Annaya, p. 36.
990 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 63.
991 Ermitaño de Annaya, p. 36.
992 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.
993 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 140.
994 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.
995 Hermano Elías Mahrini, en Positio de prohibición de veneración, año 2,
página 466.
996 “Positio de prohibición de veneración”.
997 Sebastián Uwaini, Positio de prohibición de veneración, p. 7.
998 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de veneración, p. 51-52.
999 La falta de aseo muestra la negligencia para con su cuerpo, a fin de evitar
tentaciones sexuales.
1000 La tendencia sexual.
1001 Padre Pablo Sibrini, Positio de prohibición de veneración, p. 31.
1002 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de prohibición de veneración, p. 71.
1003 Positio de prohibición de veneración, p. 35.
1004 Padre Benito Tabet, Positio de prohibición de veneración, p. 20.
1005 Padre Antonio Alwan, Positio de prohibición de veneración, p. 129.
1006 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de prohibición de veneración, p. 71.
1007 Positio de prohibición de veneración, Castidad.
1008 Padre Juan Jaji, Positio de prohibición de veneración, p. 46.
1009 Padre Ignacio Mechmech, Positio de prohibición de veneración, p. 65; y José
Salomón, Positio de prohibición de veneración, p. 100.
1010 Natividad Chadi, Positio de prohibición de veneración, p. 23.
1011 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95.
1012 Constituciones 1732, Castidad.
1013 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
1014 El “tu”, en árabe, es diferente para el masculino y el femenino. Chárbel,
dirigiéndose a las mujeres, usaba el masculino.
1015 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 99.
1016 Emplea el género masculino.
1017 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96.
1018 Utiliza un imperativo masculino, en árabe.
1019 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 96-97.
1020 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 264.
1021 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 205.
1022 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1023 Padre elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91.
1024 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 192.
1025 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 113.
1026 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 166.
1027 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 113-114.
1028 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 32.
- 259 -
1029 Ebrio de Dios, p. 96.
1030 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 32.
1031 Ebrio de Dios, p. 96.
1032 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88; y Causa de
la canonización de Chárbel, 1955, p. 160.
1033 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 116.
1034 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 71.
1035 El móvil primordial, en la vida de Chárbel, es el amor. Él obedece a su
amadísimo Jesús y a aquellos que lo representan. Él fue su prisionero. Cerró los ojos
para este mundo e hizo callar su lengua para escuchar al Amado. Vivió castamente y se
abstuvo de mujeres y de la belleza para serle fiel a Él.
1036 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1037 Constituciones 1732, Obediencia.
1038 Ermitaño de Annaya, p.54.
1039 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
1040 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 60.
1041 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
1042 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46.
1043 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.
1044 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 77.
1045 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 149.
1046 Al-Tannuri, p. 6.
1047 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
1048 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 78.
1049 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1050 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 219.
1051 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 91; Causa de
la canonización de Chárbel, 1955, p. 166; y cf. Lo oculto develado, 124.
1052 Padre Antonio Chebli, Causa de canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1053 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
1054 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1055 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
1056 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1057 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p 114.
1058 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1059 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 114.
1060 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 242.
1061 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 51.
1062 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 99.
1063 Padre Francisco Sabrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1064 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1065 Padre Francisco Sabrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1066 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1067 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1068 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
1069 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 159.
1070 El consejero de la región de Biblos.
1071 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1072 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
1073 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 276.
1074 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 42.
- 260 -
1075 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1076 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1077 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 203.
1078 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
1079 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
1080 Chebli Chebli , Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 190.
1081 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
1082 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 160.
1083 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 231.
1084 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
1085 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
1086 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
1087 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43.
1088 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página. 37.
1089 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95.
1090 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.
1091 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
1092 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 231.
1093 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 59.
1094 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
1095 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 231.
1096 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
1097 Lo oculto develado, 138.
1098 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.101.
1099 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
1100 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 280.
1101 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 65.
1102 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 46; y padre Simón
Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 43.
1103 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 78.
1104 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 90.
1105 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.
1106 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 24.
1107 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
1108 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68.
1109 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 196.
1110 Ermitaño de Annaya, p. 97.
1111 El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 462.
1112 Padre Nehemtallah Nehme, Ermitaño de Ennaya, p. 52.
1113 Reglas de los novicios, p. 95.
1114 Ermitaño de Annaya, p. 64.
1115 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 126.
1116 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1117 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 159.
1118 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1119 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1120 Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Biblos, nota
de la página467.
- 261 -
1121 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1122 Durante las 24 horas hay 7 tiempos para el oficio divino. El oficio de media
noche comprendía cuatro partes. Se rezaban en el breviario, el libro de fiestas, el de
cuaresma y el de la Semana Santa.
1123 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1124 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1125 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
1126 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1127 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1128 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1129 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
1130 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 204.
1131 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 34.
1132 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1133 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
1134 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
1135 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p. 110.
1136 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.46.
1137 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1138 Lo oculto develado, p. 133-134.
1139 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44; y padre José
Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
1140 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1141 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 31.
1142 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1143 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
1144 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
1145 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
1146 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
1147 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
1148 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1149 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 6.
1150 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
1151 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
1152 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 105.
1153 Reglas de los novicios, p. 110-111.
1154 Obras completas, p. 713.
1155 Juan Jaisi, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.
1156 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 56.
1157 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
1158 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 76.
1159 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1160 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 109.
1161 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1162 Era una costumbre de las hermanas de nuestra Orden, la rama femenina, de
confeccionar estos escapularios para distribuirlos entre los fieles; Ermitaño de Annaya,
página 87, nota 1.
- 262 -
1163 Los monjes son apodados, los monjes de Kozhaya, por pertenecer a este
famoso convento. Es, en efecto, uno de nuestros más grandes conventos en el Líbano;
Ermitaño de Annaya, p. 87, nota 2.
1164 Hermana Muyahida Al Jayassi, Ermitaño de Annaya, p. 87-88; pronunció su
votos el 20 de octubre de 1889; Diario de Áitu, p. 14; muerta el 2 de enero de 1945;
Diario de Áitu, p. 166, No. 44.
1165 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1166 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39-40.
1167 Al Tannuri, en Camino de la santidad, 1957, No. 10, p. 665-666.
1168 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 108.
1169 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 37.
1170 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 277; y Fuad Juri,
Causa de la canonización de Chárbel 1955, p. 268-271.
1171 Antonio Moisés se casó el 24 de febrero de 1889, Registro de Ehmej, p. 67, No.
98; tuvo una niña el 7 de diciembre de 1889, Registro de Ehmej, p. 39, No. 144.
1172 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14; Y padre José
Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 78.
1173 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
1174 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1175 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
1176 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 202.
1177 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 234.
1178 Al-Tannuri, p. 3.
1179 En el texto original figuran las palabras siríacas “Oh Padre de la verdad”.
1180 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1181 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1182 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1183 Al-Tannuri, p. 3.
1184 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 159.
1185 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 234; y
Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 261.
1186 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1187 Padre Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1188 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1189 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
1190 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 89.
1191 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 58.
1192 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 75.
1193 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64.
1194 Al-Tannuri, p. 4.
1195 Paddre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 50.
1196 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 129.
1197 Al-Tannuri, p. 3.
1198 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.p. 215; y
Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 190; padre Juan Andari,
p. 41; y padre Antonio Nehme, en Camino de la santidad, año 1, p. 507-508.
1199 Padre Antonio Nehme, en Camino de la santidad, año 1, p. 507-508.
1200 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 97.
- 263 -
1201 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 97.
1202 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 57.
1203 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
1204 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 124.
1205 Según la edad del padre José, en los Monjes de nuestra aldea, p. 39, la
desbandada de las langostas tendría lugar en 1886.
1206 Reparticiones administrativas en los distritos del tiempo del gobierno otomano,
en la época de Mutasarrifia.
1207 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68.
1208 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 52.
1209 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 68; y padre
Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132.
1210 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1211 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.
1212 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 108.
1213 Reglas de los novicios, p. 111-117.
1214 Padre Simón Ehmej, Ermitaño de Annaya, p. 29.
1215 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.
1216 Pedro Moisés, Ermitaño de Annaya, p. 56.
1217 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1218 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.
1219 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1026, p. 85.
1220 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
1221 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 85.
1222 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
1223 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 132-133.
1224 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1225 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
1226 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.
1227 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88.
1228 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129.
1229 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 110.
1230 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 30.
1231 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 45.
1232 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 75.
1233 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 64;
padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 88; y padre José
Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
1234 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1235 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
1236 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 127.
1237 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
1238 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1239 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página, 34.
1240 Eliseo Nakad, Positio de la foto de Chárbel, p. 3.
1241 Al-Tannuri, p. 4.
1242 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 42.
- 264 -
1243 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4-5.
1244 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.
1245 No habiendo podido fijar las fechas, bien determinadamente, he preferido
reunirlas en el capítulo como preludio al paso de Chárbel hacia el Padre.
1246 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página p. 39.
1247 José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 96.
1248 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1249 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69-70.
1250 Camino de la santidad, año 1, p. 511; padre José Ehmej, Positio de la
santidad de Chárbel, 1926, p. 286; Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.
77; Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. p. 86; Al-Tannuri, p. 9,
su matrimonio no ha sido señalado en el registro de Ehmej, puede ser a causa del
desacuerdo con sus padres políticos; sobra decir que se casó después de haber
anulado su matrimonio, muy a pesar de sus padres, y así se podría celebrar la
ceremonia de su matrimonio en otra parroquia; el bautismo de su hijo, Sebastián, tuvo
lugar el 6/1/1885, 25 días después de su nacimiento, registro de Ehmej, p 9, No.
51;eso quiere decir que más probablemente su sanación tuvo lugar en 1884.
1251 El cura párroco Pablo Majluf, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 121.
1252 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 53.
1253 Puede ser que otro compañero estuviera con el padre del enfermo.
1254 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 167.
1255 Nehme Mdawar, Ermitaño de Annaya, p. 109.
1256 Sebastián Uwaini, Camino de la santidad, año 2, p. 3-4.
1257 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 205.
1258 Este testimonio se sitúa, entre los milagros de Chárbel, en sus últimos días
sobre la tierra.
1259 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 287.
1260 Su hermano, el padre Chárbel, Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 72.
1261 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 72.
1262 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 292.
1263 Ermitaño de Annaya, p. 11.
1264 Qafa, la esposa de Uwaini, en Camino de la santidad, año 2, p. 5.
1265 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 69.
1266 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 5.
1267 Qafa, Camino de la santidad, año 2. p. 6.
1268 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 6.
1269 Nacido el 25/10/1886, su edad, en el tiempo del milagro, 12 años y dos meses;
Registro de Ehmej, p. 15, No. 92.
1270 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70; Al-
Tannuri, p. 11.
1271 Al-Tannuri, p. 11.
1272 Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 6.
1273 Al-Tannuri, p. 6.
1274 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.
1275 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70.
1276 Al-Tannuri, p. 11.
1277 Qafa, la esposa de Uwaini.
1278 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70.
- 265 -
1279 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página. 37.
1280 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1281 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
1282 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la Santidad de Chárbel, 1926,
página 35.
1283 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1284 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 74.
1285 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1286 Las palabras pronunciadas fueron en siríaco, que el hermano testigo ignoraba.
1287 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1288 Hermano Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel,
1955, p. 113.
1289 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 113.
1290 Lo oculto develado, p. 136.
1291 Al-Tannuri, p. 7.
1292 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1293 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1294 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1295 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1296 Regla de los ermitaños, canon 12.
1297 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1298 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1299 Al-Tannuri, p. 7.
1300 Regla de los ermitaños, canon 5..
1301 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 41.
1302 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72
1303 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 41.
1304 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1305 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 41.
1306 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 36.
1307 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.
1308 El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 461.
1309 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.
1310 El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 461.
1311 El padre Marón Nun pronunció sus votos en 1868 en el convento de Maifuq, a la
edad de 19 años; fue ordenado sacerdote en 1874, y muerto en el convento de Nuestra
Señora del Socorro en 1911, Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1312 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1313 Lo oculto develado, p. 136.
1314 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.
1315 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1316 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.
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1317 Según la computadora, el 25/12/1898 era un sábado, y deducimos que los
últimos días que San Chárbel estuvo enfermo fueron seis días, del domingo, la última
misa, el 18/12/ al 24/12, sábado, la fecha de su muerte.
1318 Al-Tannuri, p. 7.
1319 Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.
1320 Tenemos en nuestro poder la carta del médico.
1321 Su nombre no fue señalado en el libro, Monjes de nuestra aldea, sino citado
como: hermano en visita canónica, archivos de Bkerke, 1898, (Bkerke, el patriarca Juan
Al Haij, página 18, No. 5227), con el el hermano Roque de Mechmech, ordenado
sacerdote en 1900; también puede ser, al mismo tiempo, el hermano Miguel, cuyo
nombre no está citado en el diario; a no ser que haya sido mencionado sacerdote
solamente en el testimonio del hermano Francisco.
1322 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
1323 En tiempo de Chárbel no se usaba la ducha… si acaso una vez al año, o nunca.
En la casa, la familia vivía en un solo cuarto, con el burro (que era el vehículo de la
familia), la vaca y las gallinas (que eran el ganapán de la familia); de donde se
desprende cómo podría contagiarse una peste en la Edad media, junto con otras
enfermedades, en particular las epidemias, pulgas, chinches y piojos que atacaban a los
hombres y las bestias, en ausencia de los cuidados higiénicos.
1324 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.
37. A este respecto la cosa parece incierta, pues Chárbel lavaba su cilicio; cf., Padre
Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44. Otra referencia: el hombre
de Dios, Daniel Al Hadase: “Sufría cuando tenía que quitarse el cilicio para lavarlo.
Algunas veces acudía a su asistente o a algún otro, cercano suyo, para que le ayudara
a quitárselo, pues se encontraba pegado a la piel. Cuando se le levantaba con un poco
de fuerza, sangraba. A la hora de su muerte, los monjes destrozaron el cilicio con un
cuchillo para poder cambiarle el vestido” (Padre José Hasruni, Historia de los
conventos de la región de Biblos, p. 358).
1325 Padre Nehemtallah Mechmech, Oisitio de la santidad de Chárbel, 1926,, p. 75.
1326 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.
1327 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1328 Ermitaño de Annaya, p. 26.
1329 Jorge Chokrallah, Positio de la prohibición de culto, p. 6.
1330 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 37.
1331 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 39.
1332 Positio de prohibición de culto, p. 43-45..
1333 Padre Pedro Damián Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 97.
1334 Positio de prohibición de culto, p. 46.
1335 Positio de prohibición de culto, p. 47-48.
1336 Positio de prohibición de culto, p. 50-51.
1337 Padre Antonio Chebli, Positio de prohibición de culto, p. 247.
1338 Positio de prohibición de culto, p. 48-51.
1339 Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 27.
1340 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1341 Reliquia de la tumba de San Chárbel, p. 51.
1342 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 97.
1343 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 51.
1344 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel,
página 97.
- 267 -
1345 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1346 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
pagina 97.
1347 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p.57.
1348 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 247.
1349 Positio de prohibición de culto, Jorge Sassine, p. 10; Natividad Chehade, p.
22; Padre Nehemtallah Mechmech, p. 29.
1350 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 9.
1351 Al-Tannuri, p. 7.
1352 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 57.
1353 Positio de la prohibición de culto, p. 33.
1354 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1355 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1356 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1357 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926 p. 25.
1358 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1359 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1360 Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 28.
1361 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1362 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de culto, p. 24.
1363 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p.11.
1364 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1365 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1366 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1367 Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 28.
1368 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1369 Jorge Sassine, Positio de la prohibición de culto, p.11.
1370 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1371 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1372 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1373 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1374 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 38.
1375 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.
1376 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 41.
1377 Constituciones 1732, p. 58,
1378 Padre José Andari, Positio de prohibición de culto, p. 14.
1379 Padre Antonio Hsarat, Positio de prohibición de culto, p. 13.
1380 Registro de misas, Annaya, 1898-1907.
1381 Ermitaño de Annaya, p. 26.
1382 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 30.
1383 Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 73.
1384 Al-Tannuri, en Camino de la santidad, 1957, p. 667.
1385 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 36.
1386 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1387 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.
1388 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1389 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1390 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
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1391 Natividad Chehade, Positio de prohibición de culto, p. 23.
1392 Ermitaño de Annaya, p. 37.
1393 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1394 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.
1395 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.
1396 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1397 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1398 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 249.
1399 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.
1400 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 47-49.
1401 Diario de Annaya, p. 56.
1402 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 66.
1403 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 79.
1404 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92.
1405 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1406 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129-130.
1407 Padre José Ehmej, Positio de prohibición de culto, p. 24.
1408 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1409 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137.
1410 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1411 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1412 Puede ser cultivar las cebollas en febrero.
1413 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.
1414 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1415 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1416 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, 27.
1417 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.
1418 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1419 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1420 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1421 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.
1422 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 14.
1423 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1424 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1425 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1426 Lugar próximo al convento.
1427 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1428 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1429 Jorge Chokrallah, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
1430 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1431 Jorge Chokrallah, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.
1432 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1433 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1434 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1435 Jorge Sassine, Positio de la prohibición de culto, p. 11.
1436 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1437 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1438 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 80.
1439 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, p. 138.
1440 Padre elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.
- 269 -
1441 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.
1442 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.
1443 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.
1444 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.
1445 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 138.
1446 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.
1447 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.
1448 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955. p. 173.
1449 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 98.
1450 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 213.
1451 Ermitaño de Annaya, p. 27.
1452 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1453 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
1454 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1455 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 98.
1456 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 137.
1457 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.
1458 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1459 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1460 Pronunció sus votos en 1891; murió en el convento de Annaya en 1939, Monjes
de nuestra aldea, p. 181.
1461 Pronunció sus votos en 1893; murió en 1952 en el convento de Annaya, Monjes
de nuestra aldea, p. 186-187.
1462 Pronunció sus votos en 1898; murió en 1951 en el convento de Qattara, Monjes
de nuestra aldea, p. 186-187.
1463 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1464 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.
1465 Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.
1466 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página38-39.
1467 Padre Antonio Hsarat, Positio de prohibición de culto, p. 14.
1468 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.
1469 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1470 Archivos Bkerke, fol. 13/2/1899.
1471 Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11
1472 En el encabezamiento de la carta del superior del convento de Annaya, dirigida
al patriarca, está escrito: respuesta recibida,
1473 Fallecido el 26 de diciembre de 1929, Diario de Annaya, p. 60.
1474 Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, muerto en el
convento de Nuestra Señora del Socorro en 1959, Monjes de nuestra aldea, p. 181-
182,
1475 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 11.
1476 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p, 26.
1477 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1478 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1925, p. 11; y orge
Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11.
1479 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 52.
- 270 -
1480 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1481 Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.
1482 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1483 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 52.
1484 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1485 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1486 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1487 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1925, p, 52.
1488 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.
1489 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.
1490 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 53.
1491 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.
1492 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130; y padre
José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 52.
1493 El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 73.
1494 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1495 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.
1496 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 27.
1497 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1498 Lo oculto develado, p. 137.
1499 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1500 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1501 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 11-12.
1502 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1503 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1504 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 26.
1505 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 139.
1506 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 99.
1507 Hermano Pablo Lehfed, Positio de prohibición de culto, p. 31.
1508 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1509 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.
1510 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 139.
1511 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1512 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 273.
1513 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1514 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.
1515 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1516 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.
1517 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1518 Jorge Chokrallah, Positio de prohibición de culto, p. 4.
1519 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.
1520 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 36.
1521 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 157.
1522 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 36.
1523 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 14-15.
1524 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.
1525 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 89.
1526 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1527 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.
1528 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.
- 271 -
1529 Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, fallecido en 1959;
Monjes de nuestra aldea. 181-182.
1530 Padre [Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.
1531 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.
1532 Padre José Andari, Positio prohibición de cuilto, p. 15.
1533 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1534 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1535 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 12.
1536 Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.
1537 El postulador de la causa tachó la siguiente línea: El susodicho padre José le
tocó una mano, llevando un pañuelo en la otra para empaparla en la sangre que brotaba
de su cadera, durante la noche.
1538 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1539 Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.
1540 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1541 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.
1542 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1543 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.
1544 El patriarca Elías Howayek, que pidió consultas médicas a Sebastián Moisés
Uwaini, decía: “nadie muere entre sus manos”. Los auditores interpretaron lo dicho
como que Sebastián Uwaini trataba a los enfermos con las supuraciones del padre
Chárbel; Bendición de la tumba del Santo, p. 100.
1545 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1546 Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.
1547 Fue designado superior del convento de Annaya entre 1899-1901; Monjes de
nuestra aldea, p. 251.
1548 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.
1549 María Zwain, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 81-82.
1550 Hermano Pedro Elian Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1551 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.
1552 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 21.
1553 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.
1554 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.
1555 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 142.
1556 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 143.
1557 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 219.
1558 Padre José Andari, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 143.
1559 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.
1560 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.95-96.
1561 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 104.
1562 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1563 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117.
1564 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 192-195.
1565 Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 195.
1566 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 195-196.
1567 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 196, 197.
1568 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.
1569 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1570 Natividad Chehade, Positio prohibición de culto, p. 23.
1571 Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 28.
- 272 -
1572 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 294.
1573 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,p. 12.
1574 Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39.
1575 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p.
222.
1576 Hermano Pedro Elian Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1577 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 39,
1578 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 47.
1579 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 197.
1580 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173-174.
1581 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 7.
1582 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 198
1583 Practicó la medicina sin haberla estudiado.
1584 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1585 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92-93.
1586 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1587 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92-93.
1588 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p. 94.
1589 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93.
1590 María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1591 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93.
1592 María Chamún, Positio de santidad de Chárbel, 1926, p. 94.
1593 Padre Luis Wehbeh, Los monjes en el Líbano, p. 78.
1594 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 28.
1595 Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 28.
1596 Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 129
1597 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 4.
1598 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173
1599 Positio prohibición de culto, p. 33.
1600 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 98-99.
1601 Hawchab, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, 1926, p. 184-185.
1602 Hawchab, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, 1926, p. 185.
1603 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.
1604 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1605 Jorge Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.
1606 Pronunció sus votos en 1898, murió en 1932, Monjes de nuestra aldea, p 187.
1607 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1608 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93; y Causa de
la canonización de Chárbel, 1955, p. 175-177.
1609 Pronunció sus votos en 1865, murió en 1914, Monjes de nuestra Aldea, página
40-41.
1610 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.
1611 Chebli Chebli, Causa dela canonización de Chárbel, 1955, p. 199.
1612 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14-15.
1613 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1614 La legaña causada por la oftalmía.
1615 José Nassif, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 68-69.
1616 Moisés Moisés, Positio prohibition de culto, p. 70.
- 273 -
1617 El que habla es el hermano Pedro Jawad Mechmech.
1618 Positio prohibición de culto. 10.
1619 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 54.
1620 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 41-42.
1621 Iid Nakad, Positio prohibición de culto, p. 117.
1622 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1623 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.
1624 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 79.
1625 Padre Francisco Sibrini, Positio prohibición de culto, p. 27.
1626 Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 10.
1627 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 6.
1628 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.
1629 Los padres: Galliador, Galalin y Francisco María, encargados de una visita
apostólica en nuestra Orden.
1630 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1631 Hermano Pedro Elián Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1632 Hermano Pedro Elían Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1633 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1634 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1635 Sebastián Uwaini, Positio de l santidad de Chárbel, 1926, p. 12.
1636 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.
1637 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.
1638 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 38-39.
1639 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.
1640 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.
1641 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5-6.
1642 A contar de la muerte de Chárbel, en 1898, hasta 1926, fecha del testimonio del
médico Chokrallah.
1643 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 7.
1644 Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 7.
1645 Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.
1646 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 81.
1647 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.
1648 Ermitaño de Annaya, p. 28.
1649 Examen del médico, Positio prohibición de culto, p. 19.
1650 Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 82.
1651 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54.
1652 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54.
1653 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54-55.
1654 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
1655 Donde el superior y el padre Vicente Awad para informarle acerca de los
acontecimientos, ya que la apertura de la tumba se hizo sin ninguna autorización, lo que
podría repercutir negativamente en la causa de canonización de San Chárbel.
1656 Crimen que ha reanimado su víctima, Señor Salomón José Abraham, revista
Chárbel- Rebeca- Nehemtallah, No. 279, año 2003, p. 16-23.
1657 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 54 y 99.
1658 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 55.
1659 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 37.
- 274 -
1660 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 55.
1661 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 174.
1662 Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 119.
1663 Padre Antonio Aalún, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.248-249.
1664 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 142.
1665 El primer ministro Riad Beik Solh: “El padre Chárbel es para todo el Líbano y
para todas las confesiones libanesas, no solamente para los maronitas”.
1666 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de canonización de Chárbel, 1955,
página 100.
1667 Hermano Nuhra Eddeh, Positio de la foto de San Chárbel, p. 5-6.
1668 José Antonio, museo de la casa de San Chárbel, Bqaakafra.
1669 Cf. Positio de la foto de San Chárbel.
1670 Testimonio delante de nosotros, principios de febrero de 2007.
1671 Camino de la santidad, 1957, p. 664-665.
1672 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 58-59.
1673 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 59.
1674 Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 62-63.
1675 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 224.
1676 Padre Vaillaume, en Ebrio de Dios, p. 38.
1677 Ermitaño Padre Juan Jawand, el 4/4/2006..
1678 Monjes de nuestra aldea, p. 73.
1679 Monjes de nuestra aldea, p. 71.
1680 Monjes de nuestra Aldea, p. 203.
1681 Cf. Padre Tannuri, Padre Libaos Daher.
1682 Al-Tannuri, p. 7.
1683 Monjes de nuestra aldea, p. 74.
1684 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1685 El día en que él testificó.
1686 Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 62.
1687 Diario de Annaya, p. 60.
1688 Monjes de nuestra aldea, p. 54.
1689 El día en que él testimonió.
1690 Padre Efrén Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 122.
1691 Monjes de nuestra aldea, p. 54.
1692 Monjes de nuestra aldea, p. 38-39.
1693 El día en que él testimonió, en 1926.
1694 Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 156-157.
1695 Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 87.
1696 Diario de Annaya, p. 70.
1697 Monjes de nuestra aldea, p. 185.
1698 El día en que él testimonió.
1699 Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 55.
1700 Diario de Kfifane, No, 11.
1701 Monjes de nuestra aldea, p. 41.
1702 El día en que dio testimonio en 1926.
1703 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 128.
1704 En el norte del Líbano.
1705 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 144-145.
1706 Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 128.
1707 Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 125.
1708 Monjes de nuestra aldea, p. 185.
- 275 -
1709 El día en que dio su testimonio.
1710 Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición d culto, p. 13.
1711 Diario de Annaya 65.
1712 Monjes de nuestra aldea, p. 187.
1713 El día en que dio su testimonio.
1714 Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 226-228.
1715 Monjes de nuestra aldea. p. 187.
1716 El día en que dio su testimonio.
1717 Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 211-
212.
1718 Monjes de nuestra aldea, p. 171.
1719 Monjes de nuestra aldea, p. 38-39.
1720 El día en que dio su testimonio.
1721 Padre Bernardo Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 131.
1722 Diario de Maifuq, p. 328.
1723 Al-Tannuri, p. 9.
1724 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1725 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 33.
1726 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 23.
1727 El día en que dio su testimonio.
1728 Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,
página 33-34.
1729 Ermitaño de Annaya, p. 39.
1730 Diario de Annaya, p. 62.
1731 El día en que dio su testimonio.
1732 Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
pagina 87-88.
1733 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1734 El día en que dio su testimonio.
1735 Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel,
1955, página 112.
1736 Monjes de nuestra aldea, p. 182.
1737 Registro de Ehmej, p. 63, No. 75.
1738 El día en que dio su testimonio.
1739 Pronunció sus votos en Hub en 1853; murió en el convento de Annaya en 1885;
Monjes de nuestra aldea, p. 93.
1740 Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 84.
1741 Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 27
1742 Monjes de nuestra aldea, p. 181-182..
1743 El día en que dio su testimonio.
1744 Hermano Pedro Elián Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.
1745 Monjes de nuestra aldea, p. 181-182.
1746 El día en que dio su testimonio.
1747 Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.
1748 Monjes de nuestra aldea, p. 113.
1749 El día en que dio su testimonio.
1750 Padre Pablo Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.
1751 Monjes de nuestra aldea, p. 113.
1752 Hermano Pablo Lehfed, Positio prohibición de culto, p. 31.
1753 El día en que dio su testimonio.
- 276 -
1754 El cura párroco Pablo Majluf, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 118.
1755 El día en que dio su testimonio.
1756 David David, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 67.
1757 El día en que dio su testimonio.
1758 El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955,
página 200.
1759 El día en que dio su testimonio.
1760 Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11.
1761 Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 95-97.
1762 El día en que dio su testimonio.
1763 Juan Jaisi, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117.
1764 El día en que dio su testimonio.
1765 Juan Hussaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 135-136.
1766 Monjes de nuestra aldea, p. 77.
1767 El día en que dio su testimonio.
1768 Fue nombrado superior entre 1886-1890, Monjes de nuestra aldea, p. 251.
1769 Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44.
1770 Monjes de nuestra aldea, p. 77.
1771 El día en que dio su testimonio.
1772 Hauchab Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 1778-179.
1773 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1774 El día en que dio su testimonio.
1775 Padre Roque Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 104.
1776 Monjes de nuestra aldea, p. 181.
1777 Registro de Ehmej, p. 30.
1778 Registro de Ehmej, p. 67, No. 98.
1779 El día en que dio su testimonio.
1780 Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 3-4.
1781 Monjes de nuestra aldea, p. 38-39.
1782 El día en que dio su testimonio.
1783 Padre Simón Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 41.
1784 Diario de Maifuq, p. 324-327.
1785 El día en que dio su testimonio.
1786 Simón Jorge Gata, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 1; conoció al
padre Chárbel cuando le ayudó en la construcción del horno (Ver Simón Jorge Gata).
1787 El día en que dio su testimonio.
1788 Chebli Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 188-189.
1789 Dio su testimonio delante de nosotros, el 8/3/2006, en Jalidie.
1790 Dio su testimonio delante de nosotros, el 8/3/2006, en Jalidie.
1791 El día en que dio su testimonio.
1792 Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 115.
1793 El día en que dio su testimonio.
1794 Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 256.
1795 Monjes de nuestra aldea, p. 152.
1796 El día en que dio su testimonio.
1797 Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página
101-102.
1798 Monjes de nuestra aldea, p. 152.
1799 Monjes de nuestra aldea, p. 113.
1800 El día en que dio su testimonio.
1801 Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 16.
- 277 -
1802 Monjes de nuestra aldea, p. 113.
1803 Monjes de nuestra aldea, p. 45.
1804 Rl día en que dio su testimonio.
1805 Padre Luis Blaibel, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 139.
1806 Monjes de nuestra aldea, p.45.
1807 El día en que dio su testimonio.
1808 Marón Abbud, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 98.
1809 El día en que dio su testimonio.
1810 Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 5-6.
1811 Monjes de nuestra aldea, p. 102.
1812 El día en que dio su testimonio.
1813 El cura párroco Miguel Ramia. Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 71.
1814 El día en que dio su testimonio.
1815 María Chamún, p. 94.
1816 María Chamún, p. 95.
1817 El día en que dio su testimonio.
1818 Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69.
1819 El sía en que dio su testimonio.
1820 Natividad Chehade, Positio prohibición de culto, p. 22.
1821 Monjes de nuestra aldea, p. 181.
1822 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 74.
1823 Padre Nehemtallah Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 29.
1824 Monjes de nuestra aldea, p. 181.
1825 El día en que dio su testimonio en 1926.
1826 Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1855, p. 286-287.
1827 Monjes de nuestra aldea, p. 85-86.
1828 El día en que dio su testimonio en 1926.
1829 Padre José Hasruni, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 107-108.
1830 Monjes de nuestra Aldea, p. 86.
1831 El día en que dio su testimonio.
1832 José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 100.
1833 Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.
1834 El día en que dio su testimonio en 1926.
1835 Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 49.
1836 Diario de Annaya, p. 67.
1837 El día en que dio su testimonio.
1838 José Jalife, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 276.
1839 Monjes de nuestra aldea, p. 167.
1840 El día en que dio su testimonio.
1841 Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 14.
1842 Monjes de nuestra aldea, p. 167.
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Apéndice: “Palabras de San Chárbel”
No sabría decir si estaba de pie, sentado o en otra posición. Lo que sí sé era que
estaba en presencia de un ser supremo, irradiado de luz. Me sentí envuelto en un
amor de inmensa ternura y, a la vez, en contacto con todo el universo, como si yo
fuera uno solo con el cosmos.
Me sentí empeñado en una especie de diálogo extraordinario con esta persona
luminosa, de una manera extraña, pues me hablaba sin palabras, sin sonidos, pero
más elocuente que toda lengua. Se dirigía directamente a mi alma y a mi corazón,
sin que los oídos oyeran ni captaran mis sentidos, como si fueran palabras vanas.
Me dije: “Estoy soñando”. La persona me respondió haciéndome comprender, sin
equívocos, que yo no soñaba. Pensé que yo estaba inconsciente. De la misma
manera, precisa y maravillosa, me explicó que yo estaba, en este momento, en el
punto culminante de vigilia, como jamás lo estuviera en toda mi existencia.
Yo me preguntaba dónde estaba, qué era esa luz, quién era el que me hablaba.
Era presa de un sentimiento de plenitud y de quietud, de una intensidad tal que mi
felicidad no tenía límites.
Mi serenidad era perfecta, bañada por un amor transparente que superaba
millones de veces todo lo que se encuentra en los corazones de todos los humanos:
un amor fuerte y grandioso, que no se puede comparar con el de los hombres. Esto
era otra cosa: un amor divino que sólo esta luz podría comunicar.
- 279 -
Cuando se apoderó de mí este sentimiento maravilloso y que yo me fundí en él,
oí que me dijo: “Soy yo”. Tuve la impresión de conocerlo siempre, desde mi
nacimiento o, tal vez, desde antes. Me pareció que él me conocía perfectamente,
desde que me formé en el seno de mi madre, y aún antes de que fuera formado,
como si conociera mejor que yo mismo todas las partículas de mi cuerpo, las que se
encuentran en las células de mi cerebro, los pensamientos de mi alma y las
emociones de mi corazón. Sentí que estaba desnudo ante esa luz y que me
transportaba de una parte a la otra. Nada se le escapaba de mí. Sentía que se
infiltraba por todos los poros de mi ser.
Me preguntaba cómo podría hacer para que esta luz se quedara en mí para
siempre y que yo me fundiera en ella. Y si ella desapareciera, pues que me llevara
consigo. La luz me contestó, a su manera, como diciéndome: “Yo estoy siempre
aquí y en todo lugar: No voy a ninguna parte. Estoy siempre en el tiempo y fuera del
tiempo, en el espacio y fuera de él”.
Esta experiencia se repitió 22 veces hasta el día de hoy. Y cada vez, el Señor
Raimundo Nader recibía un mensaje del que gran parte publicamos aquí. Faltan
seis mensajes que aún quedan inéditos:
1. Cristo es la verdad del amor encarnado
“Desde antes de los tiempo existía el amor. Por él todo fue creado desde toda
la eternidad. Sin él nada existiría. Desde el principio, el amor es el fundamento
del universo, la ley y el término de toda cosa. Nada subsiste, todo perece sin el
amor. Dios es amor y verdad. Dios es el verdadero amor. El mundo de Dios es el
Amor, el de la verdad. No hay verdad fuera del amor. El hombre no se realiza
sino a través del amor. No conocerá la verdad sino en Dios. Le pertenece a Dios
porque es hijo del amor, hijo de Dios, y su verdadera patria es Dios.
Hay un camino que conduce al mundo de Dios. Cristo es el camino. Él es la
verdad encarnada. Él es la manifestación de la verdad, de la vida. Todo hombre
está llamado a transitar por ese camino mientras dure su viaje desde este
mundo al del más allá. Igual que por el viaje por este mundo, el hombre debe
proveerse. Pero la provisión y el arma serán sólo el amor. Pero este amor tiene
que abarcar gratuitamente a todos los hombres, sin condiciones y sin límites. Es
así como Dios lo ama. Ámense, pues, mutuamente en este amor que es el amor
de Dios.
Olvidado de sí mismo, el hombre no puede ofrecer este amor. Lo obtiene de
Dios en Jesucristo por el Espíritu. Para esto tiene que orar. Sólo por la oración
se adquiere el amor de Dios Padre, fuente del amor; del Dios Hijo, Jesucristo,
amor encarnado; de Dios Espíritu, Espíritu de amor. Oren, pues, para alcanzar
este amor, a fin de amar gratuitamente a todos los hombres, sin límites ni
condiciones, como Dios los amó a ustedes. Serán, entonces, los hijos de Dios.
El hombre nació del corazón de Dios y tornará a ese corazón.
- 280 -
2. Cumplan el propósito para e quel fueron creados
¿Por qué descienden los hombres siendo que el amor del Señor es un
ascenso?
Las gentes soportan fardos pesados que les curvan las espaldas hasta hacer
que sus frentes toquen el suelo. Les impiden enderezarse y elevar la cabeza
para ver la faz de Dios. Tratan de liberarse. Cada uno se deshace de ella para
cargar otras por el mismo estilo que, a la postre, lo sujetan con cargas más
pesadas aún.
El Señor sufre de ver las gentes, pues por ellas se hizo hombre, murió y
resucitó, a fin de darles vida y la felicidad eterna. Encadenados, buscan la
felicidad allí donde no se encuentra.
Su felicidad no reside en la materia, pues ésta no la puede dar. ¿Por qué los
hombres corren en busca del oreo? ¡Bien vale más el hombre que el oro! Es hijo
de Dios y su valor está en sí mismo. El oro no libera al hombre de sus cadenas;
sólo lo hace brillar un poco más.
Solamente Jesús puede dar la verdadera felicidad. Los hombres sólo viven
entre el asfalto y el cemento. Sus almas se han vuelto como el asfalto, y sus
corazones endurecidos como el cemento. De sus mentes no manan sino ideas
de sombras, y sus almas están vacías de todo amor. Los hombres están hechos
a la imagen de una materia inerte y sin vida; algunos se parecen a las rocas que
se mueven emanando olores a pecado. Altivos como son, se empeñan en
- 281 -
procurar la felicidad en el pecado que, a la postre, no les da más que angustia,
tristeza y miseria de la vida. Se han vuelto orgullosos frente a ellos mismos,
unos contra otros y en contra del Señor. ¿Es que no saben que el Señor puede
pulverizarlos al guiño de un ojo? Pero grande es el amor de nuestro Dios. Él
ama a los hombres con amor infinito porque ellos son sus hijos e hijas. Él ha
querido que sean luz del mundo, a imagen suya.
Todo hombre es una luz creada por nuestro Señor para iluminar el mundo. Es
una lámpara hecha para alumbrar y dar luz. El que sostiene una lámpara es
para esclarecer la oscuridad. La lámpara está hecha para alumbrar en la
oscuridad. Pero las lámparas, los hombres, no se interesan sino por las
apariencias: pintan sus vasos y los llenan de adornos, siendo que Dios los creó
transparentes y delgados para propagar la luz. Pero se volvieron gruesos y
oscuros para disimular la luz; y el mundo quedó sumergido en las tinieblas. Las
lámparas que nuestro Señor hizo para portar la luz al mundo se transformaron
en obras de arte, adornadas y coloreadas, pero sin luz. ¿Para qué sirve una
lámpara que no alumbra la oscuridad? Una lámpara en la oscuridad no se ve si
no ilumina.
No importa cuán hermosa sea una lámpara, pues su luz es mucho más bella.
El mundo se pierde en la oscuridad. Sean ustedes su luz. Vuelvan delgados y
transparentes sus vasos a fin de alumbrar al mundo y realizar la meta para la
que Dios los Creó.
Nuestro Señor ha reservado una meta que cada criatura debe realizar en la
vida: contemplen todas las criaturas de la tierra, y cuiden porque cada una haga
con precisión y honestidad su trabajo. No hay ninguna miserable. La menos
estimada de todas es, ciertamente, más feliz que un hombre que peca. El
hombre pecador, a la hora de la cuenta, se avergonzará ante la grandeza del
amor de Dios. Este amor que creó el universo y que dio la vida es el único tesoro
acumulado que permanecerá para acompañarle en la otra vida. Todos los
tesoros de ustedes, todo su dinero y realizaciones que pensaron serían sus
posesiones en este mundo, y aun sus huesos, no les pertenecerán más. Todo
aquel que comparezca vacío de amor ante el Señor, morirá de vergüenza. Ésa
es su muerte verdadera, y no la que aconteció al entregar su alma.
- 282 -
y ésta los hará libres. Cristo quiere que sean libres. No tengan miedo; tengan
valor. Sepan que Cristo ha vencido el mundo.
No teman golpear la roca, pues los brazos son suyos. Pero ni la tierra ni el
hacha son suyos. No protesten, no se quejen, no se agiten. Las espigas que se
están trillando para quitarles la paja no se quejan bajo el peso del rastrillo que
golpea porque se está preparando para hacerse alimento y pan.
1- Los hay muy hermosos, lujosos y confortables. Son los que siguen la
indicación del viento, y su proa se deja gobernar al juguete de las olas.
No afrontan ni los vientos ni las olas, pues no tienen dirección fija ni
meta que alcanzar. Estos barcos atraen la mayor parte de las gentes
que no van lejos, pues no les interesa llegar a buen destino. Ninguna
travesía del mar del mundo es eterna. Se acaba el viaje, y con él
terminan los pasajeros de este barco en el fondo de las aguas, no lejos
de la orilla de donde zarparon
2- Una especie de segundo barco cuyas velas son delgadas y endeble el
maderaje, se hace trizas en alta mar cuando arrecien las olas y la
tormenta. Así terminan sus pasajeros que van a dar en algún lugar del
mar profundo.
3- Y hay un tercer barco de maderas fuertes y de resistentes velas, de
seductoras y bellas formas, pero su piloto ladino conduce a los
- 283 -
pasajeros a las orillas de la muerte. Y todos encuentran la muerte sobre
estas riberas letales, sin retorno.
4- Y también existe el navío del Señor, de maderas finas, de velas muy
sólidas, cuyo piloto está lleno de sabiduría, de valor y de mucho amor.
Este bajel atraviesa los mares profundos, afronta los vientos y las
tempestades por violentaos que ellos sean y atraviesa la alta mar en su
largura. No será un cómodo viaje, pero su arribo será seguro.
Permanezcan firmes en el barco del Señor. No teman las tempestades ni las mareas
altas. No se dejen seducir por los barcos de lujo, ni menos subir a bordo de ellos
porque perderán la meta. Mejor que por el viaje mismo, preocúpense por llegar al fin.
No dejen que la profundidad del mar los seduzca con mágicos encantos. Estos mares
les sirven sólo de travesía, no para vivir en ellos. No pueden, al mismo tiempo, estar a
bordo del buque y en la profundidad del agua. No se puede estar, a la vez, a bordo de
dos navíos.
Sean firmes a bordo del barco del Señor y fortalezcan a sus hermanos en cada
puerto donde arriben. Llamen a las gentes que los acompañan en el viaje y compartan
con ellos cuando lleguen a la meta. Háblenles del piloto y de las riberas de luz. Pero
miren que no sean sus palabras las que inciten a subir a bordo del buque del Señor,
sino, más bien, su confianza, su fe en el piloto y el gozo que transforma todos sus
rostros.
Asegúrense de que el viaje a bordo de este barco los lleve a obtener un rostro
luminoso para continuar viviendo de esa luz y por ella, pues el hombre es una criatura
universal cuyos límites son los de la luz y no una criatura terrena en los límites de la
tierra y el agua. El hombre fue creado de tierra y de luz. El que viva en la tierra, a la
tierra tornará y morirá; pero el que viva en la luz, a la luz volverá y vivirá. No dejen que
la tierra los limite, pues los linderos de su patria en este mundo se extienden hacia los
lugares donde el mar termina y comienza el cielo, No se dejen esclavizar de la tierra;
permanezcan libres. La libertad consiste en zafarse del pecado; si se liberan del
pecado, no hay nada que los esclavice; pero si son esclavos del pecado, considérense
ustedes mismos como esclavos, aunque porten en la mano el poder real. Permanezcan
en gracia y humildad. Sean verdaderos testigos de Cristo. Devuelvan bien por mal,
pero no tomen el amor como pretexto para huir del enfrentamiento contra el mal. El
labrador no para su trabajo al encontrar las piedras, como una excusa para no trabajar.
No tengan miedo: el mal se destruye a sí mismo.
Comprométanse totalmente con la Iglesia y adhiéranse a sus enseñanzas. Oren sin
cesar. Honren a su madre, la Virgen María, armados de de su rosario, pues su nombre
disipa las tinieblas y erradica el mal. Sean monjes de corazón en este mundo, aun si no
portan el hábito monacal. Llenen la tierra de incienso y de oración. Sean santos para
que santifiquen la tierra. Es largo el camino de la santidad. No duden de que si el
pensamiento de Dios está en sus mentes y su amor en sus corazones, su fuerza
fortalece sus brazos y llegarán a la meta final. Estén seguros de que cada vez que
oren, yo rezo por su santificación. Así, el nombre del Señor será glorificado.
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4. Hay que vencer la debilidad
A cada cerradura, su propia llave. A cada puerta, una cerradura que no abre con otra
llave. La muerte cerró la puerta y el pecado la bloqueó. La cruz es la llave que libera la
cerradura del pecado y el cerrojo de la muerte. La cruz abre la puerta del cielo y no hay
otra llave para ello.
La puerta del cielo se encuentra allí donde se unen el cielo y la tierra, en la cima del
calvario. Es conocida la puerta, palpable y visible. El que tenga sus dos ojos, la puede
ver. Algunos piensan que no tiene cerradura y que se abre con sólo empujarla. Pero
cuando uno se acerca a ella, se da cuenta que tiene una cerradura que no abre sino
con su llave.
La propia llave no la podemos conocer sino cuando la introducimos en el cerrojo. No
más que una sola llave: la cruz de Cristo. No se fatiguen ensayando otras llaves para
abrir las puertas del cielo o querer fabricarla. Muchos son los que pasan su vida
concibiendo sus propias llaves, esperando poder abrir la puerta. Otros muchos,
también, se burlan de la cruz de Cristo. Ante esta puerta, brilla la claridad y se
comprueba cuán falsas son todas las llaves.
Toda su vida es un viaje encaminado hacia esta puerta. Allí se llegará al final de la
peregrinación, con la propia llave en la mano para abrir y entrar. Si no, se quedarán
fuera, sin poder entrar, pues otras llaves son de fabricación. Quedarán decepcionados.
Lleven la cruz de Cristo que ésa es la llave del cielo.
Lleven la cruz de Cristo con gozo, ardor y coraje. No lloren, no se lamenten cada
vez que les vaya mal. Los lloros y los lamentos no van con la historia de la salvación, lo
mismo que la puerta del cielo no se franquea con golpes de pecho y empujándola con
gritos y lamentaciones. Son las lágrimas de conversión las que hacen la historia de la
salvación. Una sola lágrima basta para abrir la puerta del cielo, la lágrima del
arrepentimiento que humedece la mejilla del que cree con fervor.
Lleven la cruz de Cristo y sigan sus pasos. La Virgen caminará a su lado como lo
hizo con su Hijo. Cuando se sientan heridos, digan: “Por los padecimientos de Cristo”.
Cuando los persigan, los maltraten y los ofendan, digan: “Gloria al Señor”.
Es preciso vencer su debilidad y no tomarla como pretexto para dejarse llevar. Si
llevan la cruz de Cristo, ningún sufrimiento los doblega, ni abate ninguna fatiga.
Caminen con firmeza, con paciencia y en silencio. Cuando lleguen a la puerta,
comprobarán que el gozo del arribo supera, con mucho, los sufrimientos y las fatigas
del camino.
La felicidad de su llegada a la meta superará el cansancio del camino. El camino del
calvario en este rincón del mundo es largo, y la cruz de Cristo en este Oriente la llevan
ustedes a la espalda. Sus enemigos son numerosos porque ellos lo son de la cruz. No
los tomen como enemigos. Háblenles siempre el lenguaje de la cruz, aun si se vuelven
hostiles por eso. Los meses y los años futuros serán muy difíciles, muy duros, amargos
- 285 -
y tan pesados como la cruz. Sopórtenlos orando. Que su oración emane de su fe; que
su paciencia dé cauce libre a la esperanza y que la cruz engrandezca su amor.
La violencia regirá toda la tierra. El planeta se herirá con puñales de odio y de
ignorancia. Todos los pueblos que lo habitan se tambalearán bajo el peso del dolor. El
pavor se abatirá sobre la tierra como las grandes tempestades. La tristeza desbordará
en el corazón de cada hombre. Hombres ignorantes y hostiles llevarán el destino de
todos los pueblos, y los precipitarán en el desespero, en la miseria y en la muerte, a
causa del rencor ciego que ellos llaman “justicia”, y a causa de una lúgubre ignorancia
que la llaman “fe”. El rencor y la ignorancia dominarán los cuatro puntos cardinales.
Resistan y permanezcan firmes en la fe y en el amor. Cambiará la faz de la tierra pero
ustedes conservarán la faz de Cristo. Fronteras, comunidades y regímenes serán
borrados y escritos de nuevo, y pueblos serán exterminados bajo el poder del hierro y
del fuego. Pero ustedes manténganse en un amor sin límites. Salvaguarden su
comunidad eclesial y que su régimen sea el evangelio. Sean el ancla que salva los
barcos de navegar a la deriva. Sea su corazón el puerto de salvación de todo hombre
perdido, desamparado, que pide protección. Por sus oraciones ustedes pueden hacer
llover la misericordia e irrigar la tierra con su amor. Oren para ablandar los corazones
endurecidos, para abrir los que caminan entre sombras, para olvidar las catástrofes y
los horrores. En fin de cuentas, no tengan miedo: la luz de Cristo se elevará
resplandeciente; la cruz y la Iglesia se iluminarán. Resistan con su fe en Cristo; no
tengan miedo; confíen en el Dios de la resurrección y de la vida. A Él sea la gloria, por
siempre.
- 286 -
pregunta quién lo quiere comer. El hombre bueno es el buen pan. Sin la Cruz, la
historia del hombre se vuelve vacía, efímera. Con la cruz, estará firme y duradera. Es
ella la que los santifica en el tiempo.
Para Dios, el comienzo de la creación y el fin del universo se desarrollan juntos, en
el presente. Si santifican el momento presente de su vida por el amor, realizarán el
misterio de la eternidad. Por el amor, el hombre permanece eternamente en Dios.
Santifiquen el tiempo. Santifiquen su vida por el amor, santifiquen cada momento de su
vida. No dejen que el tiempo los distraiga, pues ustedes no pueden parar. Sólo pueden
estar preparados cuando les llegue su hora. Quien aleja a Dios de su vida, de su mente
y de su corazón, el tiempo lo apabullará y lo hundirá en la muerte. Eso no significa que
Dios no exista. Como la luz muestra a los ojos que sí existe, así Cristo revela su
existencia a la mente y el corazón.
Sin la luz, el ojo del hombre no ve que existe. Sin Cristo, el hombre no ve la
existencia. Dios creó la materia y estableció el orden de las cosas. Él creó la mente,
puso el espíritu y le dio la vida. Y como está allí por el espíritu que comprende el orden
establecido y realiza la materia por la lógica y el análisis, está allí lo mismo por el
espíritu que realiza el amor de Dios, el misterio del universo. Vive de la fe de la oración
y de la verdadera adoración.
Hay flores que se recogen en primavera para adornar; otras envejecen para dar
nuevas semillas en otoño; y las hay cuyos pétalos son diseminados por el viento y cuyo
perfume se percibe desde lejos hasta llenar la tierra. En cada movimiento Dios ha
manifestado su sabiduría. Rueguen, pues, para comprenderla y vivirla según su
voluntad, no para cambiarla. La voluntad el Padre busca siempre su bien.
Perfúmense del olor del roble y del tomillo. No lleven los colores de este mundo ni
se embriaguen de sus perfumes. Las caricias de los dedos de Dios en ustedes son más
importantes que todo aquello que brindarles pueda ese mundo efímero. Caminen con
paso firme por el camino de la santidad. Dejen que Cristo viva en ustedes; entonces
vivirán en el corazón del misterio del mundo, en la fuente de la luz.
- 287 -
El hombre es parte de un todo. Esta parte debe escuchar el todo, como una gota de
agua en el río. La gota no puede ser un río aun si contiene todo lo que comprende el
río. Éste está formado de tantas gotas de agua en que todas siguen el mismo
movimiento. La gota de agua en un conjunto forma un río; pero fuera del conjunto no es
más que una gota. Presten oído a este proceso del universo del que ustedes hacen
parte. Verán que es un peregrinaje hacia el corazón del Padre, como la corriente del río
hacia el mar. No se permitan estar fuera de este movimiento. La gota de agua que se
sale de su curso no podrá nunca desembocar en el mar.
Escuchen y entiendan la verdad. Déjenla penetrar hasta el fondo del alma. Rompan
todas las capas de cortezas y pulvericen todo el resto en donde el mundo los envolvió,
hasta el punto de ocultarlos y robarlos a la faz de Dios. Sean humildes y alejen todo
pensamiento que les impida escuchar su voz, aun aquella que hayan concebido y
querido. Escuchen con humildad. Que su corazón sea maleable y libre de mente.
Escuchar sin humildad es como el eco que se pierde por los valles. Por más que sea
potente, la montaña se queda montaña, el valle no deja de ser valle, ni la piedra deja
de ser piedra. Escuchen humildemente, entiendan la verdad con profundidad y den
testimonio con sencillez. Escuchen de tal modo que entiendan y comprendan. Vivan la
luz de la verdad que ella los embriagará. No basta conocer el camino para poder llegar.
Hay que caminar por él. Dios les ha iluminado las páginas; pero ustedes son los que
han de leer. Dios les alumbra el camino, pero son ustedes los que han de caminar por
él. El que trepa, sube a pie; y el que baja, a pie baja; y a donde lleguen, son los pies los
que los llevan. Estén siempre vigilantes y atentos a escuchar. Examínense a cada
instante, cambien su vida y renuévenla. Si escuchan humildemente, comprenderán la
verdad, y ella los hará libres. Libérense de las cuerdas que los atan. Sus pensamientos,
sus propias creencias y sus ilusiones los encadenan como las coyundas que
inmovilizan los barcos en el muelle y los aseguran, sin permitirles navegar. Dejen que la
palabra de Dios los desate y rompa, una por una, las cuerdas, aunque tengan que
sufrir. No se estanquen en sus ilusiones y en sus pensamientos aunque les den
descanso y seguridad. Toda seguridad es ilusión si no está cimentada en la paz de
Cristo; y un engaño el descanso lejos del corazón de Cristo. No teman zafarse del
muelle y partir del puerto; abandónense en Dios para libertarse de sus cadenas. Es su
palabra la que los orienta, y su espíritu el que infla las velas. Así llegarán a la ribera de
la luz. El destino del barco es atravesar los mares; no para quedarse estancado en el
puerto. Está hecho para navegar lejos, en alta mar. Es menester, pues, desatar las
amarras; una sola cuerda que lo amarre, le impide navegar. Vigilen sólo las cuerdas
que enderezan los mástiles, las cuerdas del amor y de la comunión con sus hermanos,
los hombres. Su viaje por este mundo es un camino hacia la santidad que es una
transformación continua de lo material hacia aquello que ilumina.
Rece para escuchar; rece para comprender y rece para vivir su fe, practicándola y
dando testimonio de ella. Oren para transformarse en luz. Escuchen orando,
comprendan la verdad amando, y rezando den testimonio de ella. Que toda su vida sea
oración y servicio. Si oran sin servir, reducirán la cruz de Cristo a un tronco de leña en
sus vidas; si sirven sin orar, a los que han servido es a ustedes mismos. Oren en su
alcoba, con su familia, con la comunidad eclesial. Oren en la intimidad de su alcoba al
Señor para salvaguardar su alma, y abran sus mentes al misterio de Dios. Oren en
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familia para protegerla y encerrarla en el corazón de la Augusta Trinidad. Recen con la
comunidad eclesial para preservar su Iglesia y acercarse al reino de Dios. Su oración
particular los meterá en el corazón de Dios; su oración en el seno de la familia los
lanzará a los brazos de la Santa Trinidad; y las de la comunidad los portará al corazón
de la Iglesia y los reafirmará en el cuerpo de Cristo. Oren. El hombre que ora vive el
misterio de la existencia, mientras que el que no ora, apenas si existe.
Ejercítense en el silencio que es una escuela viviente, y no la tranquilidad de lo
inexistente. Ejercítense en el silencio, practiquen la caridad, déjense fermentar en la
santidad. Escuchen para entender. Humíllense para comprender. Tengan valor y fe
para testimoniar. Amen para que se santifiquen.
Introducción 6
Capítulo I: Comienzo del viaje 8
A: José Antonio: en Bqaakafra 8
B: Chárbel, el monje 16
C: Chárbel, ermitaño 28
Capítulo II: Los trabajos del la vida 36
A: Descripción del padre Chárbel 36
B: Chárbel, el apóstol (Mc.4, 18; Mt.10) 41
C: Trabajo y oración 50
D: La pobreza de Chárbel (Mc.10, 21) 54
E: Indumentaria de Chárbel 60
F: Su colchón, su sueño y el nobiliario de su celda 62
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G: La comida de Chárbel 65
H: Sobriedad de Chárbel 72
I: La inteligencia de Chárbel 74
J: La biblioteca y la cultura de Chárbel 77
K: La confesión de Chárbel 80
L: Al servicio de todos 84
M: No se oirá en las plazas su voz (Mt. 12, 19) 89
N: Voy completando lo que aún falta al total de los
sufrimientos de Cristo (Col, 1, 24) 94
O: Eterna paz 99
P: Nadie les podrá arrebatar la alegría (Jn. 16, 22) 103
Q: Un amor asombroso (Jn. 1, 13) 106
R: Libertad y audacia de Chárbel 114
S: Un adorador justo 117
T: Por fidelidad al amado 120
U: Prisionero1035 de su amado 125
V: Su esperanza, sedienta del amado 128
W: Refugio de fieles y pobres 131
X: Su pasión por la oración 134
Y: La fe de Chárbel 140
Z: Su misa, el grado máximo de su amor 147
Capítulo III: hacia el cielo 151
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A: Él cargó con nuestras enfermedades1245 (Mt. 8,17; Is.
53,4) 151
B: Su última misa 156
C: Sus últimos días 159
D: Hacia la tumba 163
E: Luz de resurrección 169
F: Tu justo no verá la corrupción (Act. 2, 27) 174
G: Fuera del cementerio 178
H: En un pequeño cuarto 181
I: Bajo el cuidado del padre José Al-Kfuri 185
J: Casa de huéspedes 192
K: En la capilla 197
L: Curó todas las enfermedades (Mt. 8, 6) 198
M: Los objetos de Chárbel 202
N: El doctor Jorge Chokrallah 204
O: Otros exámenes 208
P: Hasta el año cincuenta 210
Q: La imagen de Chárbel 215
R: Derramaré mi espíritu (Act. 2, 17) 217
Conclusión 219
Referencias 232
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