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SILVIA BLEICHMAR

Propuesta
En “sostener los paradigmas desprendiéndose del lastre” Bleichmar dirá que lo que se juega no es sólo la
práctica clínica, sino que lo que corre riesgo son los enunciados teóricos del psicoanálisis. “Corre el riesgo
de sucumbir a una ideología”. No es lo mismo una ideología que una posición teórica. El psicoanálisis no
es la ideología porque la dirección de un tratamiento no es desde el ideal como lo fue durante muchos
tiempos para la APA. En este punto coinciden Aulagnier como Bleichmar. “El psicoanálisis corre el riesgo
de sucumbir no por las fuerzas de sus oponentes ni por la racionalidad de sus enunciados, sino por el
riesgo del psicoanálisis de implosionar por las contradicciones internas que encierra el psicoanálisis
(implosionar es explotar para adentro) ante la imposibilidad de abandonar puntos de vista obsoletos y la
recomposición de la verdad de sus enunciados”. En psicoanálisis el obstáculo que impide actuar con
libertad es el dogma. No hay LA clínica, EL psicoanálisis, como si fuese la biblia. Bleichmar va a decir que
es importante liberarse del lastre psicoanalítico y sostener los paradigmas del psicoanálisis, los conceptos
prínceps. va a ser necesario tomar los paradigmas del psicoanálisis (transferencia, sexualidad infantil, icc),
darles vuelta y sacudirlos un poco, para dar una recomposición de los enunciados del psicoanálisis. Va a
decir que es importante trabajar la obra de Freud, sus contradicciones, sus callejones sin salida,
separando la teoría de los elementos mistificados de la teoría. Trabaja su texto en relación a tres ejes:

- Posicionamiento respecto a la obra freudiana: cada escuela fue tomando aquellos postulados que
coincidían con su planteo y dejando de lado aquellos que no le eran sintónicos. Desde una posición crítica
deben conjugarse ambos aspectos.

- Sexualidad infantil: la autora plantea dos sexualidades diferentes, una implantada por el adulto y otra con
primacía genital. El edipo debe ser concebido como la prohibición con la cual cada cultura pauta y
restringe, a partir de la preeminencia de la sexualidad del adulto sobre el niño, la apropiación gozosa del
cuerpo del niño por parte del adulto.

- Estatuto del icc y las consecuencias respecto al método: el icc no surge de la ausencia del objeto, sino de
su exceso. Para Bleichmar el icc no existe desde los inicios, sino que se debe constituir con otro. Por lo
tanto, la autora se posiciona desde una propuesta exogenista, que concibe al icc efecto de la presencia
sexualizante del otro humano. Este icc, resultado de la intervención de un agente privilegiado, no será un
reflejo homotécico del deseo del Otro. Es decir, el sujeto es activo en este trabajo. Una vez que se
constituye el icc por represión originaria, el sentido del síntoma no podrá ser buscado en otro lugar que en
las construcciones significantes que el mismo sujeto produzca.

Bleichmar dirá que la clínica con niños y adolescentes es un espacio singular en el campo terapéutico en
la medida que integra los tiempos de la constitución (instauración de la sexualidad humana) donde se
elabora un trabajo de reintegración del marco conceptual (Freud) en función de la singularidad del caso. El
psiquismo infantil como un psiquismo en constitución, por eso es necesario definir primero el
objeto para poder pensar el método.
Bleichmar tiene orientación kleiniana en un primer momento, y luego se ve influenciada por el pensamiento
Lacaniano, quien cuestiona el paradigma kleiniano. Ninguno de los dos marcos teóricos termina de darles
respuesta por lo que trabajaría con Laplanche. Propone cuestionar y redefinir los fundamentos del
psicoanálisis: someter las premisas de la clínica a un reordenamiento metapsicológico; y redefinir la teoría
en articulación con la práctica (primero cercar el objeto, luego elegir el método).
Es importante pensar que Bleichmar concebía la importancia de un “diagnóstico” para poder pensar en
que momento de constitución psíquica se halla el niño (¿es un síntoma o un trastorno? ¿se instaló la
RO?). Esto coincide con lo que veníamos pensando acerca de definir primero el objeto (el niño) para luego
pensar el método (las intervenciones, las estrategias clínicas) y también con el motivo de consulta y la
razón de análisis.
En cuanto a su concepción del psiquismo es muy preciso decir que Bleichmar define al psiquismo como un
psiquismo en constitución. La clínica con niños apunta al abordaje de los tiempos previos a la constitución
del psiquismo. Lo psíquico estaría constituido por una producción de subjetividad histórico-social y también
por el trabajo psíquico que hace el propio sujeto (sujeto activo). El inconsciente no existe desde los
orígenes, sino que se funda a través de la interrelación con otro humano (inscribe la pulsión y la
representación).
La infancia será el tiempo de estructuración del aparato psíquico. Es el tiempo de la vida en que se va a
instalar lo pulsional, la represión, los destinos de la sexualidad y la constitución de la tópica psíquica.
Concibe a la infancia como un tiempo estructurante (tiempo lógico) y no como un tiempo cronológico. Por
eso también dirá que los tiempos de la infancia son irrecuperables (en este tiempo se implantan las
acciones productoras del inconsciente y las intervenciones o no que puedan producir neogénesis; habla de
lo irrecuperable en el sentido de que por ejemplo un niño que en su tratamiento tuvo intervenciones
infecundas como la medicación o el trabajo con un fonoaudiólogo). Por eso pensará la idea de un
diagnóstico metapsicológico estructural para poder precisar en que momento de la constitución psíquica
está.
Represión originaria: operatoria real que tiene como consecuencias; la fundación del aparato psíquico (la
división entre instancias y clivaje psíquico de los sistemas inconsciente y preconsciente-consciente);
permite la organización yoica; y el sepultamiento del autoerotismo en el inconsciente. Se produce en dos
tiempos: pasivo (implantación) y activo (tentativa por ligar, simbolizar lo que ingresa y reprimir el resto
indomeñable). No es sólo una opción teórica que sustenta la práctica en la posibilidad no sólo de fundarse
sino también de recomponerse ante situaciones graves. Si operó (síntoma): encontraremos signos de los
diques anímicos (asco, vergüenza, pudor), renuncia al autoerotismo (control de esfínteres), habría
organización yoica; si no operó (trastorno): descarga pulsional directa, masturbación compulsiva,
desorganización yoica, indiferenciación interno-externo. Se constituye a partir del contra investimiento
proveniente del otro y del equilibramiento psíquico capaz de impedir el ingreso de cantidades excitantes
que puedan desestructurar el aparato. Provoca un reordenamiento representacional en el inconsciente, por
ende, las condiciones dadas para la emergencia del yo.
Doble conmutador: por un lado, el aspecto pulsante/sexualizante (se implanta la pulsión desde su
inconsciente) y, por otro lado, su capacidad de trasvasamiento narcisistico (necesidad de que la
sexualidad ingrese coligada en el psiquismo del niño, es por esto, que es pre requisito la capacidad
materna de reprimir su propia sexualidad pulsional para luego producir vías colaterales).
Narcisismo trasvasante: es un acto psíquico materno que se puede ver de manera real en los primeros
tiempos de la vida psíquica, en los cuidados precoces. Refiere a la función narcisisante del doble
conmutador: la implantación de las vías colaterales de descarga del remanente excitatorio. Pasaje del
narcicismo secundario del adulto al narcisismo primario del niño. Es importante delimitar si el hijo es
reconocido por el adulto como un pedazo de sí mismo (objeto parcial) o si puede ser investido (objeto
total).
Implantación: modo de inscripción de lo pulsional que conlleva un movimiento constitutivo del aparato
psíquico de origen traumático, pero que es un traumatismo estructurante. Hay un exceso de energía que
el aparato psíquico no puede ligar, por eso es trauma, y allí encontrará vías de descarga (colaterales) para
el drenaje de ese plus excitatorio. Refiere a la función sexualizante del doble conmutador: implantación de
la pulsión. “El ingreso a la sexualidad es traumático”.
Intromisión: modo de inscripción de lo pulsional que supone un traumatismo desestructurante. Frente al
ingreso de la sexualidad del otro, el aparato psíquico no tendría herramientas para elaborar ese monto de
excitación. No encontraría, ese monto excitatorio, vías de ligazón.
Vías colaterales: parte de la función materna que oferta al niño para lograr que ese aparato psíquico no
quede en un más acá del principio de placer. Es algo que va por fuera, por ejemplo, si un bebé llora no es
necesario que la madre lo acune, sino que puede hacerle holding o handling. Forman luego una
red/sistema de ligazones que permitirá la constitución del yo. Pre requisito para la instalación de la RO.
Metábola: noción para pensar que el inconsciente del niño no es directamente el discurso del otro (Lacan).
No hay continuidad ni tampoco pura y simple interiorización, el niño no interioriza el deseo de la madre,
sino que entre estos dos fenómenos de sentido (el comportamiento significativo del adulto y el
inconsciente en vías de constitución del niño) está el momento en el cual se concibe al inconsciente como
el resultado de un metabolismo extraño que implica descomposición y recomposición. Se diferencia de la
postura de la homotecia estructuralista que plantea que algo del psiquismo del adulto se inscribe tal cual
en el psiquismo del niño.
Constitución del yo: la identificación primaria (narcisismo primario) constitutiva del yo, instauradora del
narcisismo residual del semejante, es entonces el modo mediante el cual el sujeto se precipita en la
diferenciación tópica correlativa al abandono del autoerotismo.
Neogénesis: apunta a entender al análisis ya no limitado a encontrar algo existente sino como un
dispositivo que conduce a producir algo inédito. Alude a la posibilidad de inauguración de las estructuras
inéditas. Existen ocasiones en las cuales el trabajo no se trata de analizar los fantasmas inconscientes
sino de establecer un verdadero proceso de neogénesis que pusiera en marcha un funcionamiento
estructural distinto. Es entonces que decimos que se vinculan con las intervenciones simbolizantes
ligadoras que apunten a fundar lo que no estaba previamente hecho, intervenciones que apunten a
complejizar el aparato psíquico.
Síntoma: conflicto entre instancias, solución de compromiso. En el síntoma la intervención adecuada sería
la interpretación (para que haga efecto, debe haber algo reprimido). Significa que operó la RO.
Trastorno: emergencias patológicas, que suponen una satisfacción directa de la pulsión, y que se
producen en tiempos anteriores a la diferenciación entre los sistemas psíquicos, a la instalación de la RO.
No son abordables mediante el acceso a su contenido inconsciente por asociación libre sino por múltiples
intervenciones tendientes a un reordenamiento psíquico; proponer que la RO puede caer conlleva la idea
de que puede reinstalarse (neogénesis). El tipo de intervención adecuado son, entonces, las
intervenciones simbolizantes ligadoras (simbolizantes porque ligan afecto con representación). Significa
que no operó o hay fallas en la RO.
Dominancia estructural: a diferencia del determinismo estructuralista (estructura homogénea) este término
abre la posibilidad de que uno pueda leer dentro de, por ejemplo, una neurosis, fenómenos
psicopatológicos que no son neuróticos en sentido estricto, es decir, que puedan coexistir síntomas y
trastornos. Se piensa la idea de una dominancia a nivel de la instalación de la tópica, pero esto, a
diferencia del determinismo estructuralista, no descarta que ciertos aspectos del funcionamiento psíquico
puedan no estar normatizados según la dominancia de la estructura (ej.: trastornos con síntomas).
Analizabilidad: en primer lugar, resulta fundamental partir de la premisa principal de que el inconsciente no
esta fundado desde los orígenes, es entonces, que las intervenciones serán acordes a los tiempos de
constitución de los aparatos psíquicos (síntomas: interpretación; trastornos: intervenciones simbolizantes
ligadoras). En segundo lugar, es importante poder delimitar las condiciones o pre requisitos para hablar de
análisis clásico: 1) el conflicto debe ser intersistémico e intrasubjetivo; 2) debe haber un sujeto capaz de
posicionarse frente al inconsciente; alguien que pueda hacer el trabajo de volver consciente lo
inconsciente; 3) debe haberse constituido y estar en funcionamiento la represión (de todas formas,
aunque no estén dadas las condiciones de analizabilidad, las intervenciones simbolizantes ligadoras en
trastornos siguen siendo psicoanálisis). Esto será fundamental para hablar del pasaje del motivo de
consulta (por lo que el paciente decide ir a consulta o deciden llevarlo) a la razón de análisis (poder
constituir un funcionamiento estructural, del aparato psíquico, que no produzca tanto sufrimiento:
neogénesis). Vinculado con la estrategia de la cura.
Entrevistas preliminares: es fundamental sostener la premisa de que primero es menester cercar el objeto
para luego poder establecer un método. Se debe poder pasar del motivo de consulta a la razón de análisis.
Esto supone reposicionar el motivo de consulta en el marco de las determinaciones que lo constituyen, lo
cual implica la construcción a partir de la metapsicología de un modelo lo más cercano a la realidad del
objeto que abordamos para poder proponer el método a seguir y las formas que asumiera la prescripción
analítica.
Estrategia de la cura: el primer paso es definir el tipo de tópica en juego y desde ahí poder diferenciar
entre trastorno y síntoma; el segundo paso es explorar aquellos indicadores fundamentales como la
instalación o no del proceso primario o secundario o la cuestión del lenguaje; el tercer paso expone la
importancia del planteamiento de hipótesis y su exploración (hacer biopsia).
Entrevista de binomio: este espacio sería de suma importancia, ya que, en conformidad con una
concepción exógena de la psique, adquiere fundamental importancia las entrevistas de “binomio madre-
hijo”, “padre-hijo” que propone Silvia Bleichmar. Estas entrevistas están destinadas a conocer las
vicisitudes históricas de la vida psíquica del niño, el objetivo consiste en hallar aquellos momentos
significativos que dan cuenta de los modos con los cuales se van produciendo los intercambios libidinales
entre el adulto y el infans que, en función de la metabolización que realizará este último, irán incidiendo en
la constitución de la tópica psíquica. Por ello, se diferencia, por un lado, de la “anamnesis” que reduce la
historia a la historia de la enfermedad y no del sujeto psíquico; y, por el otro lado, de lo que el
estructuralismo ha denominado “la primera entrevista con el psicoanalista” cuyo centro está en la
búsqueda de la significación del síntoma en el deseo parental. Por el contrario, desde la perspectiva que
propone Bleichmar, la significación del síntoma debe buscarse en los vericuetos del inconsciente del niño.
De esta manera, es necesario indagar con la madre por separado, como fueron esos primeros encuentros.
Ya que nos brindaría nuevos elementos para comprender el modo de funcionamiento de este psiquismo y
en caso de ofertar un espacio analítico, contar con herramientas para poder trabajar con el niño y con sus
padres. Se administra a lo último para que su conocimiento no produzca excesos de sentido ni obstaculice
la observación de los espacios carentes de sentido en la entrevista con el niño.
Juego
1. Bleichmar piensa al juego como producción simbólica que favorece la simbolización.
2. Lo define como una producción subjetiva situada en un campo de intermediación entre el espacio
de la realidad y el de las creaciones fantasmáticas singulares.
3. Posee una doble dimensión: del placer y la articulación creencia-realidad.
4. Por medio de él se puede acceder al inconsciente, pero no se interpreta el juego sino la presencia
del inconsciente en él.
5. Diferencia entre juego y pseudo juego (implica una certeza delirante y descarga pulsional directa).
6. Es indicador de crecimiento psíquico.
PIERA AULAGNIER
Propuesta: concibe la idea de la fundación del psiquismo en el encuentro con el otro. No trabajó con niños,
pero fue su experiencia clínica con sujetos psicóticos la que la confrontó con una insuficiencia de la teoría
y la llevo a la reformulación de la metapsicología arribando a un modelo teórico-clínico propio. Identificó
una escisión entre teoría y práctica. Su propuesta está marcada por la teorización flotante que implica
justamente recuestionarse el analista todo el tiempo la teoría, es decir, la escucha lleva a redefinir todo el
tiempo a la teoría. La teorización flotante apunta a interrogar el marco conceptual, a cómo el analista
recurre a la teoría para dar cuenta de cómo funciona el aparato psíquico, pero es necesario el encuentro
con la singularidad. Debemos situarnos permanentemente en una posición de interrogante a diferencia de
dogma. Articulación universal-singular.
El texto de Aulagnier, “sociedades en psicoanálisis”, no es diferente al de Bleichmar, es decir que ambas
van a tomar la interrelación teoría-clínica. Aulagnier lo tomará desde otra metapsicología; ella problematiza
la clínica a través de la teoría. Apuesta a la construcción conjunta del paciente y el analista, de la creación
compartida del análisis y no el dogmatismo. Dirá que el porvenir del psicoanálisis permite también cierta
imprevisibilidad de su futuro. Porque es imposible formular un pronóstico a largo plazo porque la tarea del
clínico es romper el dogmatismo, no transformar el psicoanálisis en una ideología y romper con la
repetición y la estereotipia. Cuando habla de la imprevisibilidad de su futuro (del psicoanálisis) Aulagnier
va a rescatar tres puntos y va a tomar la idea de paradigma de Kuhn y va a decir que, como todo
paradigma, atraviesa periodos de anomalías. Lo que hay que tomar son esas anomalías para que no se
convierta en un dogma. El riesgo del dogmatismo está cuando se transforma en algo estereotipado. Estas
anomalías son: la trivialización de los conceptos freudianos, la interpretación aplicada y el a priori de la
certeza. Dice Aulagnier que es importante la cuestionabilidad periódica y el recuestionamiento de la
relación del analista con el saber. La cuestionabilidad significa leer, releer, supervisar, supervisarse,
autorizarse a cuestionar un autor. Porque si no dice Piera que la teoría está al servicio del dogma, y lo
importante es que la teoría esté al abrigo del dogma. Porque ahí es donde está en riesgo la fetichización
de los conceptos (cualquier concepto para todo uso, todo es goce, todo es síntoma…). Piera adscribe a un
modelo teórico-clínico, que ella se basa en la teorización flotante, que implica justamente recuestionarse el
analista todo el tiempo la teoría.
Psiquismo: fundación del psiquismo en el encuentro con el otro. El inconsciente no se encuentra
estructurado desde los orígenes, sino que se da a partir del encuentro con el otro.
Violencia primaria: designa lo que en el campo psíquico se impone desde el exterior a expensar de una
primera violación de un espacio y de una actividad que obedece a leyes heterogéneas al yo. Es una acción
mediante la cual se impone a la psique del otro una elección, un pensamiento o una acción motivados en
el deseo del que lo impone pero que se apoyan en un objeto que corresponde para el otro a la categoría
de lo necesario. Se impone desde el exterior a expensar de una primera violación de un espacio. Conlleva
un riesgo de exceso (pone en peligro el derecho a un pensamiento autónomo) que no es necesario para el
yo. Opera en dos tiempos: discurso anticipatorio que le habla al infans; y los tiempos de apropiación del
infans de los enunciados identificatorios. Estos dos tiempos darán lugar al lenguaje fundamental.
Lenguaje fundamental: concepto de Piera mediante el cual le pone nombre a los términos del lenguaje que
sirven para poner nombre a dos temas: a los afectos (permite nominarlos como sentimientos); y los
términos que designan los elementos del sistema de parentesco.
Violencia secundaria: se ejerce contra el yo, se abre camino a través de la primera y representa un exceso
perjudicial para el funcionamiento del yo. Implica pensar únicamente lo que ya fue pensado y autorizado
por el otro, ese anhelo de que “nada cambie”. Implica la exclusión del infans del orden de la temporalidad,
es decir, la imposibilidad de pensar una representación que no haya sido pensada por la psique del otro.
Situación de encuentro: el ser viviente está en constante situaciones de encuentro con el medio que lo
rodea. Estos encuentros serán generadores de tres tipos de producciones, lugares de inscripción y
procesos: originario, primario y secundario. Cada uno de estos tendrá un modo particular de actividad de
representación.
Proceso originario: comienza a funcionar en el recién nacido a partir de la necesidad de la psique de
reconocer la cualidad placentera o displacentera de los estímulos. Se rige por el auto engendramiento que
es la propia actividad de representación la que crea el estado de placer y la que engendra el objeto
causante del mismo. La actividad que representa este proceso es el pictograma: implica que no hay
diferenciación entre zona-objeto, si las marcas se instauran bajo el signo del placer y zona-objeto (boca-
pecho) se fusionan será pictograma de fusión; si prevalece el displacer será pictograma de rechazo.
Proceso primario: se caracteriza por la relajación imaginaria de deseos para evitar el sufrimiento producido
por la ausencia del vínculo inicial constituyente. Comienza a funcionar a partir de la necesidad de la psique
de reconocer la existencia de un espacio separado del propio. La actividad preponderante es la fantasía.
Proceso secundario: se caracteriza por la aproximación del niño a una diversidad de acontecimientos
sociales como el contacto con pares, escolares, etc. La actividad preponderante es el enunciado. Se
origina el yo.
Espacio al que el yo puede advenir: es un espacio hablante. Todo sujeto nace en un espacio hablante.
Microambiente: para que el yo advenga serán necesarias ciertas condiciones ofrecidas por un espacio
particular al que Piera llama “microambiente familiar”. Este microambiente está regulado y organizado por
dos elementos esenciales: el discurso y el deseo de la pareja parental. Ambos elementos brindarán
elementos psíquicos a una psique que está constituyéndose y organizarán el espacio al que tal psique
advendrá.
Portavoz: función reservada al discurso de la madre en la estructuración de la psique. Refiere a un
discurso que comenta, predice a las manifestaciones del infans. Porta una voz que el infans no tiene y
también es el representante del orden exterior.
Sombra hablada: discurso pre existente que le concierne al niño, precede a su nacimiento. Es hablado por
la madre y está constituido por una serie de enunciados testigos del anhelo de la madre referente al niño.
Existe la posibilidad de la diferencia.
Función de prótesis: marca de la actividad de la psique materna sobre el objeto. Anticipa un moldeamiento
de la psique, es decir, que lo que la madre ofrece allí será luego demandado por el niño.
Contrato narcisista: es un contrato que tiene como signatarios al niño y al grupo. El grupo inviste
libidinalmente al niño (catectiza al infans como voz futura) a la que se le solicitará que repita los
enunciados y emblemas familiares que garanticen una continuidad de la historia del grupo familiar. En
cuanto al niño, demandará que se le asegure el derecho a ocupar un lugar independiente del exclusivo
veredicto parental, que se le ofrezca un modelo ideal y conservar la ilusión de una persistencia atemporal,
el discurso del conjunto le ofrece al sujeto una certeza sobre el origen, un acceso a una historicidad. La
relación de la pareja con el niño lleva la marca de las relaciones de la pareja con el grupo.
Proceso identificatorio: saber del yo por el yo, polo estable de las identificaciones. No se cierra nunca y
ofrece al sujeto puntos de reparo que le asignan un orden de parentesco y marcan un punto de partida, un
punto fijo, que posibilitará mantener el hilo de continuidad de la historia.
Proyecto identificatorio: autoconstrucción continua del yo por el yo.
Yo: comprende el conjunto de las posiciones y enunciados en los que se ha reconocido. Estos podrán ser
mantenidos o rechazados. El yo entonces está constituido por una historia representada por el conjunto de
los enunciados identificatorios de los que guarda recuerdo. Tiene dos componentes: identificado (parte del
yo compuesta por enunciados identificatorios acerca del yo); identificante (función mental que trabaja
sobre los identificados apropiándolos o rechazándolos a los enunciados identificatorios que recibe del otro;
a mayor patología, mayor falla de la función que lleva a una menor posibilidad de cuestionar los EI de los
otros). Neurosis: identificante e identificado están en conflicto, pero esto no produce una ruptura en el Yo,
se conserva la indisociabilidad del yo. Potencialidad psicótica: identificante e identificado están en conflicto
y esto puede producir un resquebrajamiento del yo. Psicosis manifiesta: identificante e identificado están
en conflicto y se ha producido un resquebrajamiento del Yo.
Fondo de memoria: conjunto de representaciones que operan como referencias identitarias. Garantiza la
mismidad del Yo. Representaciones y afectos provenientes de lo vivencial de T0 a T1. Gracias a este
fondo podrá tejerse la tela de fondo de sus concepciones biográficas. El fondo de memoria se diferencia
del fondo representativo. Tiene como función, entre otras, garantizar el registro de las identificaciones esos
puntos de certidumbre que asignan al sujeto un lugar, en el sistema de parentesco en el orden
genealógico, y, por ende, temporal y, por otro lado, asegurarle a la disposición de un capital fantasmático,
al que debe poder recurrir porque es el único que puede aportar la palabra apta al afecto, introduciéndose
allí la noción de lenguaje fundamental. Articulación entre lo que permanece y lo que cambia. El fondo de
memoria tiene un rol preponderante y determinante respecto a la relación que el sujeto podrá tener o no
con su propio pasado, con su infancia. Es importante que exista el fondo de memoria por dos condiciones:
primero el fondo de memoria sirve como garante de las identificaciones del sujeto, es decir puntos de
certidumbre que le aseguran un lugar en la genealogía, ¿qué soy para el otro? Es decir, garantizan lo que
sería la permanencia; sobre la permanencia viene el cambio sería. Y en segundo lugar es importante
porque justamente el fondo de memoria es el que va a asegurar la disposición, dice Aulagnier, del capital
fantasmático que servirá como reserva. Es decir, queda como en estado de reserva, al que el sujeto puede
recurrir frente a alguna embestida. Para afrontar la embestida puberal el sujeto debe recurrir al fondo de
memoria, ir a buscar esos emblemas identificatorios.
Fondo representativo: conjunto de representaciones pictográficas del proceso originario.
Matriz relacional: los primeros momentos donde se engarzan las primeras identificaciones, esos
significantes primordiales del sujeto en relación al otro. Retoma la autora de la violencia de la
interpretación, para decir que la matriz relacional es aquello que se construye en los primeros años de la
vida psíquica que tiene la función de ser depositario y garante del yo (posibilita el fondo de memoria)
Potencialidad
Entonces, el concepto de potencialidad:
1. Marca los posibles del funcionamiento del yo y de las defensas una vez concluida la infancia.
2. Se vincula también con la posibilidad de constitución de un pensamiento autónomo en relación a la
diferencia respecto al pensamiento del otro (potencialidad neurótica: puede cuestionar los EI de los
otros, hay pensamiento autónomo; en la potencialidad psicótica hay un PDP). El tipo de
potencialidad supondrá la articulación con la posición que el niño va a asumir como investigador en
T1 (teorías sexuales infantiles) en relación a T0.
3. Se vincula con las posibilidades del yo para realizar el trabajo de historización (principal actividad
del psiquismo yoico), el trabajo de revisión de los enunciados identificatorios.
Se construye en el trayecto de T1 a T2, y T2 es el momento de la adolescencia y donde más se tensionan
estos enunciados identificatorios y se produce una revisión de esos enunciados y en principio propiciarían,
a través del principio de permanencia y de cambio, que se pueda producir algo nuevo.
Potencialidad neurótica
Ese trabajo de historización va de la mano con la conservación de algunos elementos y la modificación de
otros, pero siempre de la mano con una cierta inscripción en una novela familiar, el contrato narcisista, la
posibilidad de un proyecto a futuro, la vía exogámica, la inserción en la cultura, etc. En el caso de esta
potencialidad neurótica esto se puede producir sin que se produzca un quiebre.
Siempre hay un intento por parte del yo de tener cierta autonomía del pensamiento.
Potencialidad psicótica
A la pregunta por el origen (yo como investigador) no hay una respuesta (falla en la función de portavoz) o
hay una respuesta enigmática o innelaborable por el yo, se responde con la construcción de un
pensamiento delirante primario que rompe con la lógica del conjunto y que constituye, es el núcleo de la
potencialidad psicótica. Puede pasar que eso quede enquistado porque en T2 no se produce una
contradicción entre la historia que se construyó el yo y la revisión de la historia, no va a parar ese T2 en
esas zonas siniestradas en torno al propio trayecto identificatorio.
Psicosis manifiesta
Si ese trabajo de revisión de T2 si va a parar a la zona siniestrada, donde no hubo respuestas a la
pregunta por el origen y donde se constituyó ese PDP, se puede producir un quiebre y la ruptura de eso
enquistado y producirse una psicosis manifiesta, un delirio sistematizado
En la psicosis manifiesta, identificante e identificado están en conflicto y se ha producido un desgarro entre
ambos componentes del Yo. La prohibición recae sobre toda la postura deseante que no ha sido
legitimada por el otro. En la psicosis hay una imposibilidad de constituir y catectizar ideales, porque no
puede catectizar ninguna potencialidad en su Yo que le asegure un futuro posible. Hay una prohibición
sobre toda postura deseante que no ha sido impuesta por el deseo de una instancia exterior. Al no poder
historizar, no puede proyectarse a futuro. Entonces nos preguntamos… ¿por qué en la psicosis no hay
posibilidad de historización? No hay una puesta en lugar de los posibles relacionales, es decir, hay una
zona siniestrada (concepto para nombrar la ausencia de ciertos enunciados identificatorios; que el sujeto
no ha recibido por parte del otro) donde se tratará de nombrar la ausencia de determinados EI que no ha
recibido del otro ya que el relato sobre el origen no puede quedar en blanco. Pero ¿cómo se nombran
estos EI ausentes? En un momento, será necesaria la construcción de un suplemento que suplante
aquello que ya no está. Teoría de los orígenes que suplanta lo que no está, trata de llenar esa zona
siniestrada: pensamiento delirante primario (es un enunciado o una teoría que el niño se ve obligado a
construir, cuando al interrogarse sobre el origen en este tiempo que es investigador, se encuentra con un
vacío, no hay un anclaje en el cual sostenerse. El yo se va a pensar como auto engendrado: si se ve
obligado a construir una versión que dé cuenta de su origen) ¿Por qué el delirio sería el espacio de
autonomía que se puede encontrar en la psicosis? El delirio no se va a ajustar al discurso del otro, se
presenta como una diferencia respecto del pensamiento del otro, el delirio supone un psiquismo activo,
trabajando. No es la repetición del discurso del otro. Espacio de autonomía, aunque tiene el costo de la
locura, supone sufrimiento.
¿Qué características deben darse para el pasaje de una potencialidad psicótica a una psicosis manifiesta?
1. El relato sobre el origen ha quedado en blanco (P.D.P.). Catástrofe que ya tuvo lugar. Zona
siniestrada.
2. Prohibición sobre toda postura deseante que no ha sido impuesta por el deseo de una instancia
exterior. Alienación del pensamiento. Constitución de la potencialidad psicótica. Automutilación de
la actividad de pensar. Puede mantenerse como un collage superficial.
3. Develamiento o telescopage: situación o acontecimiento que confronta al Yo con una
autorrepresentación que se le impone con carácter de certeza. Imagen de sí mismo que le devela
"el horror de una imagen ignorada".
Autonomía del pensamiento: En la adquisición de la autonomía del pensamiento podemos pensar el papel
de las teorías sexuales infantiles (T1) ya que cobra una enorme importancia la respuesta frente a la
pregunta por el origen (el descubrimiento de la mentira). La actividad de pensar es el logro más grande e
importante para la economía psíquica del Yo, es un instrumento fundamental para ocultar, mentir, engañar.
Se sitúa entre T1 y T2 donde ya advino el yo. Es una condición vital para el funcionamiento del yo que
implica que pueda dejar de ser coautor y devenga autor de su propia historia. Cuando hablamos de riesgo
de exceso, hablamos de alienación del pensamiento. Lo vinculamos a la adolescencia porque es el
momento en donde se cuestiona la omnipotencia del discurso parental.
Primeros encuentros: el análisis se caracteriza por una situación de encuentro que se da entre alguien que
pide querer hablar de sus sentimientos (analizante) y, por otro lado, alguien a quien se le supone un saber
sobre el deseo inconsciente (analista). Debe preservarse una relación de intercambio.
Entrevistas preliminares: tienen la función de iniciar al paciente en análisis. Es un momento preparatorio.
Habla de encuadre del dispositivo, duración de las entrevistas, honorarios, etc. El analista acá deberá
decidir: resolver si es necesario o no un tratamiento; si se va a hacer cargo o no del mismo; los
movimientos de apertura.
Movimientos de apertura: refiere al encuadre y a los modos en que el analista entablará el diálogo. El
objetivo es reducir los movimientos de resistencia. Refiere a las manifestaciones que pueden ser tomadas
por el paciente como positivas, en tanto invitación a investir al analista y al espacio. En psicosis implica
posicionarse desde un lugar que no obture las posibilidades de análisis (un SSS que genere clausura). En
el neurótico se trata de reencontrar una historia que había construido en su infancia y permitirle
modificarla. En la psicosis se trata de construir por primera vez ciertos blancos que habían existido en su
historia.
Transferencia: entiende la situación analítica como una situación de encuentro organizada a partir del
intercambio de sentido y afecto. Establece una analogía entre el analista y analizado con la relación
portavoz e infans; la ilusión transferencial con la violencia primaria y la ilusión mortífera con la violencia
secundaria.
Riesgo de exceso: es la no modificación del statu quo original, es decir, como la reproducción de ese
anhelo de que nada cambie de la relación transferencial. Se vincula con el abuso de la transferencia que
marca a toda práctica que amenace confirmar la legitimidad de la ilusión que hace sostener que el analista
no puede esperar oír nada nuevo.
Ilusión mortífera: creer que el análisis se extenderá para toda la vida y por eso esta destinado a caer esta
idea de perpetuar el análisis. Preservar el anhelo de que la experiencia analítica tiene un fin es condición
de inicio. Puede afectar la autonomía del pensamiento.
ADOLESCENCIA (ALAUGNIER; DE TEORICOS)
Aulagnier concibe a la adolescencia como un tiempo de transición, un tiempo de “tareas reorganizadoras”
entre las que destaca particularmente un trabajo determinante del éxito o fracaso de dicha transición
adolescente en su conjunto. Ese trabajo consiste en esencialmente “poner en memoria y poner en
historia” (para que un tiempo pasado pueda seguir existiendo psíquicamente en y por esta autobiografía;
es necesario un mínimo de anclajes estables que permitan la permanencia). Esta continuidad psíquica se
da en una autobiografía que es obra del yo. Ese yo que solo puede ser y devenir prosiguiendo su trabajo
de historiador desde el principio al fin de su existencia en una escritura autobiográfica interminable en la
que todos los capítulos anteriores acabados pueden estar sujetos a modificaciones parciales en un
permanente trabajo de construcción y reconstrucción del pasado vivido. Este trabajo, dirá Piera, es
necesario para orientarnos e investir ese momento temporal inasible que definimos como presente. Para
poder sostenerse todo sujeto necesita un conjunto mínimo de anclajes (certezas) garantizados por la
memoria. Dos de esas certezas son: ser autor de su historia y que las modificaciones a la que dicha
historia está sujetan, no pondrán en peligro esa parte permanente y singular que debe transmitirse de
capitulo a capitulo.
Este tiempo se vincula también con que en la infancia el niño deberá seleccionar y apropiarse de aquellos
elementos que constituirán un fondo de memoria, material que será soporte de sus composiciones
biográficas. Este fondo aporta el tejido que le asegura que lo modificable y lo ya modificado de sí mismo,
en su devenir, no lo transformen en un extraño, garantiza su mismidad. Asegura dos exigencias
indispensables para el funcionamiento del yo: garantizarle en el registro de las identificaciones esos puntos
de certidumbre que asignan al sujeto un lugar en el sistema de parentesco; y asegurarle la disposición de
un capital fantasmático que aporte la palabra apta al afecto.
Durante la adolescencia se reformula la pregunta acerca de la posición identificatoria del yo. Una crisis de
adolescencia puede transformarse en una crisis psicótica cuando alguna experiencia devela al yo una
catástrofe identificatoria que ya tuvo lugar (develamiento o telescopage).
La adolescencia es el momento en el que el yo podrá reconocerse como historiador de su propia historia,
subrayando que el trabajo de historización del tiempo vivido, cuya cara oculta es el proceso identificatorio
que supone un investimiento del tiempo pasado, es la condición para la instalación de una investidura del
tiempo futuro (proyecto). La adolescencia entonces en tanto giro y encrucijada identificatoria da cuenta de
la necesidad del yo de modificar la dependencia con el pensamiento parental en vinculación con el pasaje
de un “yo hablado” a un “yo hablo” de modo tal que el grupo social se emplaza como referente
identificatorio que oferta una versión sobre el origen, escenario para el investimiento del tiempo futuro.
El campo del psicoanálisis con niños y adolescentes nos confronta con los problemas específicos del
trabajo con sujetos en procesos de estructuración psíquica. La adolescencia alude al tiempo en el cual se
despliegan los modos de definición que llevan a la asunción de la identidad sexual mas o menos estable y
a la recomposición de las formas de la identificación, las cuales se desanudan de las propuestas de los
adultos significativos de la primera infancia, para abrirse a modelos intergeneracionales. Estos procesos
psíquicos que forman parte de la adolescencia se ponen en marcha a partir de la entrada en la pubertad
con los concomitantes cambios físicos, incidiendo en la recomposición y reensamblaje de la instancia
yoica. Esta etapa pone a prueba el yo en tanto en su función defensiva como en la capacidad para
procesar, ligar y simbolizar las representaciones traumáticas que comienzan con el embate puberal, pero
que se continúan con las identificaciones, des identificaciones, salidas exogámicas, el consecuente
hallazgo de objeto con la reformulación de las instancias ideales, el desasimiento de la autoridad parental,
como grandes tareas a elaborar por parte del yo.
A su vez la adolescencia es el tiempo de conquista del pensamiento autónomo. Vinculamos a la
adolescencia con la autonomía del pensamiento porque justamente es un momento que viene a cuestionar
la omnipotencia del discurso parental. El adolescente cuestiona esa omnipotencia, pero para cuestionar la
omnipotencia del discurso parental debe encontrar fuera otros enunciados identificatorios que le sirvan de
referente. Estos lo son, por ejemplo, un ideal, un grupo de música, un equipo deportivo. Parecen
alternativas donde el sujeto apoya identificaciones secundarias sobre la base de las primarias. Aparece el
conflicto identificatorio entre el yo y los ideales. Es una salida que no es sin conflicto.
Es sobre la base de los objetos del pasado que enviste el presente. La libido va hacia atrás y hacia
adelante. Por eso va a decir que el yo (esto es muy importante) tiene la tarea de construir(se) un pasado.
Cuando la apuesta causal fracasa (de construirse un pasado) algo se detiene (puede ser un momento de
inhibición, etc.). Lo importante es ayudar al adolescente en ese pasaje de “construye tu futuro” (que sería
el mandato social, el ideal) a “construye tu pasado”, hace esa sustitución, y con ese pasado investirás tu
futuro. Si caemos en el mandato “construye tu futuro” estaríamos respondiendo a la demanda parental. O
respondemos al ideal parental o se labura con el adolescente en la puesta de su propio deseo; la dirección
de un tratamiento va en esa línea. El deseo es lo que se singulariza de un sujeto, lo propio de cada quien.
trabajo de historización está a cargo en la adolescencia, pero desde la infancia. Para tomar las
identificaciones que ocurren en la adolescencia deben servirse de aquellos puntos que se dieron en la
infancia: el cuerpo sexuado, la identificación sexuada, la elección de objeto. Hay sujetos que responden
porque hay un capital previo fantasmático, simbólico, imaginario, que posibilita sortear la envestida puberal
(los cambios del cuerpo) y hay sujetos que responden de otro modo frente a ese envestida puberal.
La encrucijada en este T2 para un sujeto es poder hacer esa verificación del relato de los orígenes con el
discurso compartido y también hacer la propia elección, ahí aparece el cuestionamiento en el discurso
parental, la autonomía de pensamiento.
Winnicott
Winnicott decía que no había que descalificar la “rebeldía adolescente”, sino que, frente a eso, hay que
acompañarla. La idea no es que haya cárcel, sino carceleros, es decir, alguien que acompañe ese
proceso. La función tiene que ver con los padres y también el grupo sociocultural, el contexto, la salida
exogámica.
Hay diferentes dificultades que se plantean en la adolescencia. Por un lado, para el joven, para encontrar
un espacio propio. Y por el otro lado, para los adultos, para dar respuestas apropiadas frente a este
movimiento de cambio
MELANIE KLEIN
Es la representante de la escuela inglesa. Desarrolla una concepción endogenista acerca del psiquismo: el
psiquismo está presente desde los orígenes (no habla de otro en la constitución psíquica). Además,
homologa el psiquismo del niño al del adulto. La única diferencia entre estos es en relación a la técnica: en
el niño será el juego y el dibujo la vía de acceso a lo inconsciente del niño como sustituto de la asociación
libre en el adulto.
Busca la inclusión de niños pequeños en el dispositivo analítico a partir de la concepción endógena del
psiquismo y, por lo tanto, de la idea de la existencia del inconsciente desde los orígenes. El análisis del
juego les permitirá entonces el acceso a las experiencias más profundamente reprimidas del niño
(interpretarlo produce el alivio de la angustia). Dirá además que existe en el niño la conciencia de
enfermedad.
Transferencia: hay transferencia negativa y positiva, ambas se instalan de inmediato y es la negativa la
que hay que usar para trabajar además de la positiva. Se instala una verdadera neurosis de transferencia.
Además, postula la idea de un superyó temprano. En el dispositivo reduce al mínimo la participación de los
padres (pueden ser un obstáculo).
Educación (diferencia con Anna Freud): Klein cree que la tarea analítica y educativa se anulan entre sí.
Expone que el analista no puede adoptar un papel de educador porque estaría al servicio de la represión .
Lo importante es que el analista no represente un agente educativo que diga lo que el niño tiene que hacer
(esto es una fantasía que muchas veces los padres tienen). Critica el período preparatorio de Anna Freud.
Juego: considera al juego como la técnica privilegiada para acceder al inconsciente del niño (asociación
libre en el adulto). El niño por tener la capacidad de simbolización tempranamente puede expresar
fantasmas, deseos, ansiedades, mecanismos de defensa, relaciones de objeto a través del juego (juego
como interpretable). Además, expone que el juego tiene efectos terapéuticos y que es un indicador que el
niño no juegue. Le atribuye importancia al contenido del juego (diferencia con Winnicott).
ANNA FREUD
Anna Freud es la representante de la escuela de Viena. Ella dirá que no hay transferencia en la clínica con
niños (sólo la positiva en forma de confianza indispensable porque para ella se trabaja con los padres
vivos, reales y concretos). Otra idea importante de Anna Freud es la relación que establece entre
psicoanálisis y educación (con el fin de “educar la pulsión”).
Entonces postula que el trabajo con niños supone la incumbencia de los padres, educadores o analistas.
Toda intervención conlleva una dimensión pedagógica ya que el niño es visto como inmaduro y
dependiente con un yo débil y endeble. El analista debe encarnar frecuentemente al superyó.
Transferencia: requiere de un vínculo cariñoso previo (alianza configurada por métodos pedagógicos)
mediante el cual la transferencia positiva, en forma de confianza, pasa a ser indispensable, mientras que la
transferencia negativa debe ser eliminada. El analista se coloca como guía para que el niño aprenda a
dominar su vida instintiva. No se establece una neurosis de transferencia (los padres son aún objeto de
amor real del niño). Para Anna, el análisis del niño conlleva influencias educativas. A su vez propone que
en el niño no hay conciencia de enfermedad, la idea de analizarse, la confianza en el analista y la voluntad
de curarse, lo que no permite un verdadero análisis.
Juego: medio auxiliar utilizado en el análisis.
MAUD MANNONI
Mannoni es una autora de corte lacaniano. Su premisa principal es la idea del psiquismo del niño como
réplica del deseo del otro. A su vez, le da importancia al contexto que rodea al niño. Dirá que todo sujeto
está marcado por la relación real que tiene con sus padres y, por lo tanto, toda demanda de análisis debe
ser situada en el plano fantasmático de los padres para luego ser comprendida en el nivel del niño.
Dirá que en el análisis no podemos apartar a los padres del tratamiento en tanto el niño esta inmerso en
un discurso colectivo. Lo central del análisis es poder situar si el niño es capaz de asumir su propia
historia. Es importante que el niño pueda diferenciarse y asumir esa trama de engaños en la cual está
inserto. Los padres siempre están implicados en el síntoma que trae el niño a consulta.
Transferencia: desarrolla la idea de transferencias múltiples ya que el discurso que se dice es siempre un
discurso colectivo. La idea de las transferencias múltiples responde a la idea de que en el síntoma del niño
interfieren múltiples problemáticas: con los padres, con la escuela, con otras instituciones que atraviesan al
niño.
Síntoma: Mannoni expone que el niño es síntoma de la pareja parental; el síntoma es la manifestación de
un conflicto entre los padres. El niño se desarrolla como soporte de la pareja parental y es en la medida en
que el niño porta y soporta que con su síntoma da cuenta de aquello que “no marcha” en el ambiente en el
cual se haya inserto. El niño se haya inscripto en un discurso colectivo que abarca los padres, el analista,
las instituciones (relación con contrato narcisista).
Entrevista con el psicoanalista: dirá que la función del analista es la de restituir al sujeto, como don, su
verdad. El analista no es ni director de conciencia ni educador, su rol es permitir que la palabra sea. El
objetivo es el surgimiento de niño como ser autónomo, no alienado con los padres. Una consulta
psicoanalítica solo tiene sentido si los padres están dispuestos a despojarse de las máscaras, a reconocer
la inadecuación de su demanda y a cuestionarse en cierta forma.
Juego: es entendido como simbolismo a descifrar sobre el que se puede intervenir.
DONALD WINNICOTT
Donald Winnicott tiene una posición teórica respecto al surgimiento del psiquismo en la cual expone una
teoría del desarrollo: el pasaje de la dependencia (pasando por una dependencia relativa) a la
independencia.
Transferencia: en la consulta, el consultor debe ofrecer un encuadre humano desde un lugar afectivo que
le permita al niño expresar su sufrimiento. El terapeuta no debe deformar el curso de los acontecimientos.
Utiliza la confianza que el paciente tiene o tuvo con los padres para la mejoría de los mismos. La piensa
desde la regresión, lo cual supone, en el marco de un análisis, un retorno al estado de dependencia para
luego trabajar y sostener un espacio de independencia. La regresión es un fenómeno normal a partir del
cual se protege al self. La regresión (esta regresión al narcisismo primario) le permitiría poder sobrellevar
los progresos a partir de las nuevas posiciones que va tomando.
Juego
Para Winnicott el inconsciente NO está presente desde los orígenes.
Entiende al juego como constitutivo (a diferencia de Klein que plantea la tópica ya instalada). Así, el juego
corresponde al campo de la salud y de lo universal. A su vez, propone que el juego es el heredero del
objeto transicional, ocupa el lugar que este anteriormente ocupaba ya que: tiene un lugar y un tiempo
(lugar potencial); ocupa un lugar fundamental en la constitución psíquica; posibilita el pasaje de un estado
de dependencia absoluta a un estado de dependencia relativa; y corresponde al campo de lo universal.
Entonces, el juego será una actividad creadora, una situación donde se utilizan símbolos, una actividad
que genera placer. Dirá que NO importa el contenido, sino que lo que importa es el jugar, el hacer, habitar
este espacio de juego. El juego del garabato es una técnica útil para establecer contacto con un paciente
niño, es un juego espontaneo.
El interés de Winnicott recae en dar cuenta de cómo se organiza el desarrollo emocional del niño a lo largo
de un estado de dependencia absoluta a un estado de independencia relativa. Ocupará un lugar esencial
la figura de otro que posibilitará la organización y desarrollo psíquico del sujeto en tanto ejerza una función
materna.
Define a la psicoterapia como la superposición de dos zonas de juego: la del paciente y la del terapeuta.
Dos personas que juegan juntas. El tratamiento entonces debe encauzarse en posibilitarle al niño jugar. La
condición de la cura: generar un espacio de juego allí donde inicialmente no se lo encuentra.
El analista se coloca como madre suficientemente buena que implica que el analista deberá desarrollar la
paciencia, tolerancia y confianza propia de una madre, ofreciéndole la posibilidad al niño de atender todas
sus necesidades; no dejarlo caer, sostener su confianza porque justamente el juego se sostiene en la
confianza que el paciente deposita sobre el analista.
Semejanzas con Klein:
1. Utilizan el juego en el análisis y coinciden en que tiene efectos terapéuticos.
2. Juego como actividad privilegiada en niños.
3. Que el niño no juegue es un indicador importante.
ARMINDA ABERASTURY
Pionera del movimiento psicoanalítico argentino. Se diferencia del marco teórico de Aulagnier (está mas
vinculada a Klein), esta diferencia podemos verla en la postura de Piera acerca de la teorización flotante
mientras que Aberastury propone una serie de datos que no deben faltar en la entrevista principal y nos
dan una idea prínceps. Es decir, la diferencia está en que Aberastury de alguna manera habla de una
entrevista estructurada, no darle libertad al paciente, pero recopilar datos que no puede faltar, a diferencia
de Piera que habla de no estructurar las entrevistas.
Entrevista inicial con los padres
En esta entrevista se propone un primer encuentro con los padres, sin el hijo por el que se consulta, pero
que debe estar informado del mismo. Se propone evitar caer en un interrogatorio que haga sentir a los
padres enjuiciados sino por el contrario se trata de aliviarles la angustia y la culpa que les despierta la
problemática del hijo (debemos hacernos cargo del problema o síntoma). Con la ilustración de varias
consultas, da cuenta del sentido de la indagación de los elementos que propone indagar.
Datos básicos a obtener:
1. Motivo de consulta: el escollo inicial más difícil para los padres es hablar de lo que no anda bien
en y con el hijo. Tenemos que tratar de disminuir el monto de angustia inicial y se logra
haciéndonos cargo del conflicto. Estos datos luego serán comparados con los obtenidos durante el
análisis con el niño.

2. Historia del niño: acá es importante recaudar varios datos acerca de la historia del niño, como por
ejemplo…

● Como la madre sobrellevo el embarazo.

● El parto.

● La lactancia (reflejo de succión, como fue el ritmo de alimentación).

● Su concepto acerca de la maternidad.

● Cómo lo calmaba cuando el niño lloraba y como reaccionaba cuando el rechazaba el


alimento.
● Cómo aceptó el bebe el cambio del pecho a la mamadera y luego a otros alimentos.

● Su primera palabra.

● A qué edad caminó por primera vez (si se caía mucho).

● Aparición de las primeras piezas dentales.

● Enfermedades, operaciones o traumas.

● Juegos predilectos del niño.

● A qué edad comenzó la escolarización y los motivos.

3. Un día de su vida: la reconstrucción de un día de la vida del niño debe hacerse mediante
preguntas concretas que nos oriente sobre experiencias básicas de dependencia e independencia.
Podemos preguntar: quién lo despierta y a qué hora, si se viste solo, quien lo viste, quien lo lleva a
la escuela, etc.

4. Relaciones familiares: consignar la edad, la ubicación dentro de la constelación familiar, si los


padres viven, profesión de los mismos, que hacen en sus días, la sociabilidad de ellos.
EL ESPACIO AL QUE LA PSICOSIS PUEDE ADVENIR
La conducta y el discurso materno marcan como ella se revela ante el infans. Puede haber: un no deseo
de un hijo o un parto que no dio ningún tipo de placer.
La falta de un deseo de hijo podemos verla en relación a cinco puntos:
1. Fracaso de la represión en el discurso materno
2. Exceso de violencia que ella origina.
3. La prohibición de pensar.
4. El pasaje del pensamiento delirante primario a una teoría delirante primaria sobre el origen.
5. Referente que ese pensamiento debe encontrar en lo real para que la potencialidad psicótica no se
manifieste.
TRANSFERENCIAS
Definición general: vía de acceso al inconsciente. Reediciones de mociones y fantasías que afloran
inevitablemente en el curso del análisis y que presentan como rasgo esencial la sustitución de la persona
por el médico.
La cuestión acerca de la transferencia plantea poder dar cuenta de distintos abordajes:
1. Debate Klein-Anna Freud
Melanie Klein sostenía la posibilidad de sostener una verdadera neurosis de transferencia ya que creía
que el inconsciente estaba presente desde los orígenes. Homologaba el psiquismo infantil al del adulto
donde la diferencia radicaba únicamente en la técnica (juego en el niño; asociación libre en el adulto).
Anna Freud, por otro lado, no creía que el psiquismo infantil era igual al del adulto y sostenía que no era
posible la transferencia en el análisis (tendría una tarea pedagógica). A su vez, evita la transferencia
negativa y dirá que tampoco es posible implantar una neurosis de transferencia ya que los objetos aún
están presentes en la realidad.
2. Winnicott
Hablara de la regresión en relación a la transferencia. Plantea que el analista se postula como madre
suficientemente buena a disposición del lugar que necesita darle el paciente.
La regresión como una vuelta al momento en el que el sujeto no pudo beneficiarse de la situación (poder
ofertarle en el análisis las condiciones favorables). La familia también se pone a disposición del analizado
ya que el ambiente impacta en el psiquismo en constitución.
Propone una clínica activa donde hay transferencia con el niño (depende de la confianza del paciente en el
encuadre y en la técnica analítica). La transferencia se ubica en una zona de superposición (paciente-
analista).
3. Mannoni
Como ya hemos visto, Mannoni plantea al niño como síntoma de la pareja parental (aquello que no marcha
en el ambiente). Habla también de un discurso colectivo en el cual el niño se ve inmerso y plantea que el
psicoanálisis de niños involucra el establecimiento en el espacio clínico de transferencias múltiples. Lo
central es situar al niño en asumir su propia historia diferenciándose de la trama de engaños de la pareja
parental.
MOVIMIENTOS DE APERTURA

La iniciación de una experiencia acogida benevolente del analista, la posibilidad de la instalación de la


transferencia y posibilidad de construcción de la demanda en el sentido de construcción de la razón de
análisis, pero queda claro en Bleichmar que la constitución de la razón de análisis es un trabajo
compartido, no es algo que el sujeto trae, él trae una consulta/sufrimiento, pero las entrevistas preliminares
apuntan a construir una razón de análisis, que eso sea ocasión para la instalación de un enigma que
motorice el trabajo investigativo que el analista implica, y esto no puede hacerse sino es gracias a la
intervención del analista y la instalación de ese enigma es indisociable de la instalación de algo del orden
de la transferencia.

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