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Ximena Olachea Pablos

Teoría y técnica de la psicoterapia psicoanalítica


de Coderch
La terapia psicoanalítica a pesar de haber sufrido críticas y cuestionamientos a lo
largo del tiempo, se sostiene fuertemente, ya que su valor radica en su capacidad
para explorar y comprender los procesos mentales inconscientes que influyen en el
comportamiento humano.

Es por eso que es importante integrar tanto la teoría, como la técnica en la práctica
clínica, ya que la primera proporciona los fundamentos conceptuales necesarios
para comprender la mente humana y los procesos psicopatológicos, mientras que la
técnica representa la forma en que se aplica esta comprensión en la relación
terapéutica.

Coderch en este libro, plantea la relevancia de entender y aplicar los principios del
psicoanálisis de manera integrada y contextualizada, y establece las bases para
explorar más a fondo estos conceptos a lo largo del libro.

1. Relaciones objetales y mundo interno

1.1.1 Desarrollo de las relaciones objetales


La vida psíquica humana está determinada por las relaciones objetales que se
tienen a partir del momento del nacimiento, es decir, la interacción que se tiene con
esas primeras personas que han estado al pendiente de los cuidados y necesidades
vitales.

Entonces, el efecto terapéutico del método psicoanalítico tiene una influencia


primordial en las primeras relaciones objetales donde se revive a través de la
transferencia. A través de esta reproducción, se logra superar los conflictos
generados por las distorsiones en el desarrollo de la personalidad.

Se debe aclarar que el término de relaciones de objeto se refiere a una estructura


intrapsíquica y no a las relaciones interpersonales, que al final ayudan a la
configuración del self y a su vez, modula de forma decisiva el trato del sujeto con los
otros (mundo externo).

El yo, constituye la parte organizadora de la personalidad que experimenta las


pulsiones, controlandolas y dirigienxolas, a la vez que coordina las actividades
sensoriales y motrices. Por su parte, el self es la parte de la personalidad que
incluye al yo y el conjunto de las pulsiones (ello), en contraposición al superyó.
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El papel de las pulsiones según la escuela kleiniana es decisivo para la constitución


del self. Supone que un fallo en el control de las pulsiones formará parte de un fallo
en la formación del yo y del self. Pero si existe un desarrollo sano entre las
estructuras psíquicas de la relación del self y la representación de objetos, serán
flexibles lo que ayudará a la adaptación en distintas circunstancias futuras de la vida
de la persona.
En este sentido, las relaciones que el sujeto mantiene con los otros es solo una
expresión de sus fantasías, sus ansiedad, mostrando así la estructura de la
personalidad, pautas de adaptación y formas de enfrentar los conflictos. En las
perturbaciones psíquicas, las proyecciones mudan la realidad en un orbe privado
poblado por las imagos del sujeto.
Es decir, cuanto mayor es la deformación sufrida por el objeto a causa de las
proyecciones que se le dirigen, mayor será la dificultad de tolerar, por el sujeto la
proximidad con este objeto, por lo que se esforzará por tener mayor lejanía con el.

1.1.2. Fijación y regresión


La evolución de la psicosexualidad transcurre por diversas fases del desarrollo
hasta llegar a su conclusión. Al pasar, no desaparecen totalmente una de la otra,
sino que cada una asume la precedente, encontrando entonces nuevas formas de
descargar las pulsiones.
Con esto, hay posibilidad que ciertas etapas se mantengan fijas, es decir que cierto
monto de pulsiones libidinales y pulsiones agresivas se retengan en alguno de los
estadios, perturbando la forma de descarga durante el desarrollo.
Por lo tanto, la fijación es consecuencia de una defensa contra la ansiedad
provocada en el niño por los componentes sádicos de las etapas oral y anal. Solo el
impulso erótico o líbido, será el encargado de anular estas pulsiones agresivas y
sádicas en estas fases, a lo cual se le ve sumado la ansiedad de castración.

En otro punto, pero igualmente relacionado al concepto anterior, está el término de


regresión, el cual se produce como si se dirigiera a una fase anterior del desarrollo
encontrando en su trayecto estos estadíos que se mantuvieron fijados. Esto se ve
ligado con la falta de satisfacción adecuada de la líbido.

1.1.3. La identificación
La que define la adquisición de pensamiento, de símbolos y de comunicación es el
mecanismo de identificación. Esto surge a partir de la primera etapa de vida, ya que
como el niño es incapaz de valerse por sí mismo, necesita a través del llanto que su
madre se identifique con él para así ella satisfaga sus necesidades.
Esto es esencial para la conformación de pensamiento, símbolos y comunicación.
Esta identificación con el objeto es narcisista, donde la elección de objeto es aquella
en la que el sujeto elige el objeto de amor según el modelo de su propia persona,
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La identificación está relacionada con la incorporación, ya que en esta primera etapa


el yo desea incorporar al otro devorándolo a través de esta fase oral, a modo
canibalístico y por tanto, el objeto se ve aniquilado (amor/odio). Esto refuerza la
teoría de Edipo, donde existe una rivalidad del niño con el padre a consecuencia de
la investidura sexual dirigida hacia la madre.
Es entonces que la identificación es la forma primera de la relación de objeto,
pudiendo suceder que a partir de la intervención de ciertos mecanismos
inconscientes (represión, regresión), se sustituya la elección libidinal de objeto por la
introyección de éste en el yo. Es decir que el yo toma las propiedades del objeto y
éste es abandonado.

La identificación permite al yo apoderarse de la energía del ello, ya que al


identificarse con el objeto atrae sobre sí las pulsiones libidinales que se dirigen
hacia éste.

La formación del superyo supone una identificación con la función parental

1.2.1. El concepto del mundo interno


El mundo interno refiere a una realidad psíquica que emana principalmente del
inconsciente, por lo que se muestra resistente a los intentos de modificación.
Esta consistencia y fijeza es debido a que las relaciones del yo con los objetos
internos sólo son imaginarios desde un punto de vista externo, es así que a través
de la internalización de objetos totales y parciales, van quedando incluídos dentro
de un espacio interior.

Las fantasías refiere al contenido mental inconsciente que puede hacerse


consciente o no. Es el representante psíquico de las pulsiones que forman los
primeros procesos mentales, sin embargo, entran algunas defensas en contra de
estas fantasías,

Al yo le pertenece la función de crear fantasías, y estas son producidas desde la


temprana infancia, especialmente enlazadas con la introyección de los primeros
objetos parciales (pecho bueno / pecho malo).

Según Hanna Segal el orden en relación a como se conforma el yo y como obtiene


sus características sería el siguiente:
1. introyección de objetos parciales → pecho y despues el pene
2. introyección de objetos totales → madre, padre, pareja parental
3. identificación introyectiva: el yo se identifica con alguno de estos objetos

Es así que la estructura de la personalidad estará determinada por las fantasías


más permanentes del yo sobre sí mismo y sobre los objetos que contiene.
Freud agrega a esto diciendo que la identificación primaria, la introyección y la
proyección son la base de la vida de la fantasía, cumpliendo lo que él llama
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“realización alucinatoria de deseos”, donde mediante la fantasía se satisface la


necesidad que ha puesto en marcha el deseo. Como esa primera fantasia por el
pecho materno, en una necesidad de alimentarse.

Susan Isaacs menciona la necesidad de distinguir entre fantasías y mecanismos, los


cuales son fundamentales para el funcionamiento de la vida mental. ejemplo:
- fantasía oral de incorporar el pecho materno→ mecanismo de la introyección
- fantasía de sufrimiento, dolor y frustración → mecanismo de proyección

1.2.2. Internalización, incorporación e introyección


Internalización: traslado de un objeto o parte del mundo externo al interior del sujeto.
Comprende las fantasías y los mecanismos mentales. incorporación, asimilación,
imitación, introyección, identificación introyectiva.
Es promovida por el amor y el deseo de guardar algo bueno dentro de sí, o por el
contrario, por el deseo de devorar agresivamente.
El objeto internalizado puede ocupar dos distintos espacios mentales:
1. objeto introyectado orbital: se encuentra en la zona periférica del self
2. objeto introyectado nuclear: se integra en la estructura yoica pues forma parte
del núcleo.

En la introyección se pone en marcha una relación intrapsíquica mientras que en la


identificación se produce un cambio estructural en el yo.

Melanie Klein aporta un concepto llamado “identificación introyectiva”, el cual se


puede decir que es la consecuencia de la introyección que se ubica en el núcleo del
self. Actúan como puntos centrales y sólidos alrededor de los cuales se van
constituyendo las funciones y capacidades propias de la función yoica, dando lugar
al sentimiento de identidad.
Es así que el primer objeto introyectado es el pecho de la madre (función nutritiva de
la madre).

1.2.3 Externalización, proyección e identificación proyectiva


Externalización: procesos que expulsan al exterior una parte del self o de los objetos
internos. incorporación, extroyección, proyección, identificación proyectiva,
identificación imitativa.
Cuando una expulsión no se dirige a ninguna localización específica se hable de
“excorporación”.

Proyección: percepción interna que es rechazada fuera de la conciencia y después


de sufrir una deformación será experimentada por el sujeto como producida por un
estímulo externo. Aparece como un mecanismo de defensa del yo, procurando librar
al organismo de las tensiones dolorosas, atribuyendo las condiciones psicológicas
que las originan a quienes rodean al sujeto.
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También tiene una finalidad comunicativa, haciendo a otro sujeto partícipe de sus
sentimientos, deseos, estados de ánimo, etc.

Identificación proyectiva: finalidad de controlar y dominar el objeto al introducir en él


aspectos del self que, desde el interior, están destinados a sojuzgar.

1.2.4. Interacción entre mundo interno y mundo externo


El recuerdo de nuestros sueños nos muestra de manera gráfica como sentimientos,
relaciones de objeto, representaciones del self, etc. continúan viviendo en el mundo
interior.
Las imágenes han penetrado en la mente y forman parte de su estructura, pero con
una distancia de las emociones y pensamientos conscientes.

Se puede decir que el humano viven en dos mundos:


- uno puramente psíquico y privado. inconsciente, permean las experiencias
infantiles.
- el otro, material y compartido. es consciente, vive en el presente.

En nuestras fantasías nos relacionamos con los objetos internos a través del yo.

1.3.1. Represión pulsional y ansiedad


La líbido no descargada se transforma en ansiedad, sin importar cual sea la causa
de insatisfacción.
Es entonces que la ansiedad trabaja como una advertencia para yo de un posible
sufrimiento. Por lo tanto, la ansiedad es un peligro desconocido, no real, es decir
intrapsíquico.

Existen cuatro formas productoras de ansiedad de alarma:


1. cuando el objeto que satisface las necesidades del bebé no se halla
presente. Al principio puede que no haya sufrimiento, pero si se presenta
cualquier necesidad en él, lo tendrá.
2. Falta de “amor” por parte del objeto. Si el objeto muestra su enojo,
agresividad, etc. hacia el bebé, es posible que sus necesidades tampoco
sean satisfechas.
3. Temer a una agresión por parte del objeto, aún cuando éste no se haya
producido todavía. Esto también forma parte de la situación edípica →
ansiedad de castración.
4. Una vez que los objetos han sido internalizados, sus aspectos prohibitivos,
censurados y punitivos, sean reales o imaginados, continuarán en el interior
de la mente del sujeto. Aquí también se incluyen las críticas, acusaciones y
amenazas del superyó.

Estas situaciones aunque refieren principalmente al bebé y al niño, seguirán


persistiendo estos mismos conflictos en la adultez en un área inconsciente.
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1.3.2. Ansiedad persecutoria


La primera situación de ansiedad se manifiesta en los comienzos de la vida a causa
del peligro que para el organismo representa la pulsión de muerte, es decir, se
presenta un peligro de aniquilación del organismo.
En el bebé al sentir este peligro, para defenderse de ello, desvía la pulsión y la
proyecta en sus primeros objetos (aspectos parciales de madre). Es por ello que al
proyectar esta pulsión destructiva al exterior, el mundo se tornará hostil y
persecutorio, pero a la vez, esto se ve internalizado y con esto la situación de
peligro se acrecienta y con ella la ansiedad. Es decir que los peligros externos son
introyectados y se sienten como actuando en el interior, al tiempo que la agresividad
es proyectada y se experimenta como proveniente de los objetos externos.

Así como el objeto queda disociado en un objeto malo, del cual proviene el
sufrimiento, también se presenta como un objeto bueno, el cual satisface las
necesidades, al que se ama y se espera protección. Esto es introyectado en el
núcleo del yo, dando cohesión y firmeza.

La escisión del objeto en bueno y malo siempre va acompañada de una disociación


del yo, así como de los sentimientos al quedar éstos vinculados con una y otra parte
del objeto.

Melanie Klein denominó “posición esquizo-paranoide” al conjunto de fantasías


agresivas dirigidas al objeto, temores de persecución y castigo por parte de éste.
Predomina durante los cuatro o cinco primeros meses de vida. Sirve para
caracterizar un conjunto de sentimientos y actividades mentales que se presentan
agrupados.

1.3.3. Ansiedad depresiva. La reparación


Después de los cuatro o cinco primeros meses de vida de los que habla Melanie
Klein, el bebé comenzará a reconocer la diferencia entre el objeto bueno y el objeto
malo. Esto da lugar a la preocupación por el objeto, con el temor de haber
lastimado y deteriorado con la propia destructividad al objeto amado, lo que da lugar
al concepto llamado “ansiedad depresiva”.

La diferencia entre ansiedad paranoide y ansiedad depresiva, es que en el primero


el sujeto siente temor por sí mismo, por el menoscabo, aniquilación y detrimento que
sufre a causa de los ataques por parte del objeto, y en el segundo, la preocupación
por el daño que puede haber sufrido el objeto a causa de los ataques que se le han
inferido. Se refiere al objeto amado como más doloroso y difícil de combatir que por
lo externo.
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Gracias al interrumpido proceso de introyección y proyección, las imagos van


perdiendo sus primitivas rasgos amenazadores y terroríficos, asimilando cada vez
más a las imágenes reales de los padres.
Estos sentimientos propios de la ansiedad depresiva, estimulan la tendencia a
reparar al objeto, devolviendo el amor que de él se ha recibido, así como reconstruir
el deterioro originado del objeto externo e interno.
Es así que la posición depresiva es la que corresponde a una buena relación con los
objetos.

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