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CARLOS ROBERTO SOLÓRZANO GARAVITO

Magistrado Ponente

STP7947-2023
Radicación N.° 132110
Acta 150

Bogotá D. C., ocho (8) de agosto de dos mil veintitrés


(2023).

VISTOS

1. Se pronuncia la Sala sobre la impugnación


instaurada por el apoderado de ANA MARÍA HERNÁNDEZ
ROJAS frente al fallo de tutela proferido el 7 de julio de 2023
por la Sala Penal del Tribunal Superior de Pasto, mediante el
cual negó el amparo solicitado en contra del Juzgado 4° Penal
del Circuito de Pasto.

Al trámite constitucional fueron vinculados los


Juzgados 1° Penal Municipal Ambulante con Funciones de
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Número Interno 132110
Tutela 2ª Instancia

Control de Garantías, 6° Penal Municipal con Funciones de


Control de Garantías y la Fiscalía 15 Seccional CAIVAS,
todos de Pasto.

ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS

2. Así los expuso la Sala Penal del Tribunal Superior de


Pasto:

“Comentó el accionante que en el mes de enero de 2023, su


poderdante tuvo conocimiento de la existencia de un proceso penal
que existía en su contra, el cual estaba siendo seguido por la
Fiscalía 60 Seccional de la ciudad de Pasto (N), razón por la cual
y debido a que ella reside fuera del país en la ciudad de Barcelona
(España), contrató los servicios de un abogado y radicó ante la
Fiscalía General un memorial poder y su voluntad de presentarse
de manera voluntaria al proceso, el cual se identifica bajo el SPOA
520016000485201403399.

Relató que la Fiscalía realizó solicitud de audiencia de formulación


de imputación y solicitud de medida de aseguramiento, la cual
correspondió al Juzgado Sexto Penal Municipal con Función de
Control de Garantías de Pasto; audiencias que se llevaron a cabo
los días 15 de marzo y 10 de abril del 2023.

Manifestó que, el citado Juzgado de control de garantías negó


dicha solicitud por no encontrar acreditada la inferencia razonable
de autoría o participación de los delitos imputados en su contra;
decisión frente a la cual, la Fiscalía General de la Nación presentó
y sustentó recurso de apelación, el cual una vez realizado el
correspondiente reparto correspondió al Juzgado 04 Penal del
Circuito de la ciudad de Pasto.

Acto seguido, el día 21 de abril de 2023, se realizó audiencia de


adición y aclaración a la imputación, ante el Juzgado 01 Penal
Ambulante con Función de Control de Garantías de Pasto (N);
audiencia en la cual la Fiscalía modificó y aclaró los hechos
imputados; razón por la cual, a través de correo electrónico se
informó de la modificación a la imputación realizada por el ente
acusador al Juzgado 04 Penal del Circuito de Pasto, esto en razón
a que los fundamentos de hecho y de derecho que sustentaron el
recurso habían sido modificados.

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Afirmó que el Juzgado accionado desató el recurso de apelación y


resolvió revocar la decisión de primera instancia, decretando la
medida de aseguramiento privativa de la libertad, por encontrar
acreditada la inferencia razonable de autoría y participación en
los hechos materia de investigación; sin embargo, considera que
los argumentos utilizados por el Juzgado nunca tuvieron en
cuenta en primera medida la modificación y adición realizada por
la Fiscalía a la imputación, como tampoco analizó los requisitos
exigidos por el legislador en su artículo 308 del C.P.P., esto en
cuanto solo se analizó la inferencia razonable de autoría o
participación, mas no los fines constitucionales establecidos.

Aunado a lo anterior, esgrimió que el Juzgado de Segunda


Instancia nunca valoró de manera expresa las pruebas aportadas
por la defensa, las cuales no solamente se sustentaron como no
recurrente dentro de la apelación, sino que también fueron
verbalizadas y aportadas dentro de la audiencia de imposición de
medida de aseguramiento, lo que imposibilita volver a
presentarlas en otra audiencia.”.

EL FALLO IMPUGNADO

3. El 7 de julio de 2023, la Sala Penal del Tribunal


Superior de Pasto negó la solicitud de amparo promovida por
el accionante. Para efectos de adoptar dicha decisión,
planteó como problema jurídico el siguiente:

“¿Resulta procedente la acción de tutela presentada por la señora


ANA MARÍA HERNÁNDEZ, a través de apoderado judicial, en
contra del JUZGADO CUARTO PENAL DEL CIRCUITO DE PASTO,
a través de la cual busca dejar sin efectos el auto fechado el 29
de mayo del año que corre, que resolvió revocar la determinación
adoptada el 10 de abril del 2023 e imponer en su contra medida
de aseguramiento intracarcelaria, dentro del asunto penal No
520016000485201403399?”

Con fundamento en lo anterior, efectuó la verificación


del cumplimiento de los requisitos generales de
procedibilidad de la acción de tutela, determinando que
estos se concretaban en su integridad.

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Posteriormente, desarrolló el concepto de “vías de


hecho” y se pronunció frente a la posibilidad con la que se
cuenta para interponer acciones de tutela contra
providencias judiciales.

Por tanto, al resolver de fondo el asunto señaló que:

“[E]n efecto el JUZGADO 4 PENAL DEL CIRCUITO DE PASTO,


desató el recurso de alzada interpuesto por la Fiscalía 15
Seccional de Pasto en contra del auto del 10 de abril pasado,
proferido por el Juzgado Sexto Penal Municipal con funciones de
control de garantías de Pasto, que resolvió abstenerse de imponer
medida de aseguramiento en contra de ANA MARÍA HERNÁNDEZ
ROJAS, resolviendo revocar dicha terminación e imponiéndole
medida privativa de la libertad, pues -en síntesis- precisó que el
punto de discusión se centraba en establecer si se hallaba o no
acreditada la inferencia razonable de autoría y participación de la
citada ciudadana en los hechos materia de investigación y,
contrario a lo advertido por la primera instancia, encontró que de
los elementos materiales probatorios, tales como, la entrevista de
la menor, sí lograba arribarse a dicha inferencia, considerando
procedente la medida intracarcelaria al tratarse además de una
menor de 14 años para la fecha de los hechos, víctima de delitos
contra la libertad, integridad y formación sexuales.

Como se ve, emerge nítido que ninguna actividad irregular ha


sucedido en la adopción de la determinación que resolvió imponer
en contra de la ahora ciudadana actora, medida de
aseguramiento intramural, toda vez que para arribar a dicha
conclusión se efectuó un estudio de los requisitos normativos y
jurisprudenciales que rigen la materia, de tal manera que no se
avizora que la misma haya sido fruto del capricho o la
arbitrariedad del funcionario judicial demandado.”.

Así pues, se refirió a los argumentos esbozados por el


juzgado accionado al momento de resolver el recurso de
apelación interpuesto contra el auto de fecha 10 de abril de
2023, indicando que:

“[N]o se avizora la existencia de un defecto fáctico ni probatorio –


como lacónicamente lo indica el accionante- porque, de un lado, la
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autoridad accionada aplicó el contenido normativo dispuesto en


los artículos 306 y siguientes de la Ley 906 del 2004, en
concordancia con lo establecido en el artículo 199 de la Ley 1098
del 2006; así como también tuvo en cuenta los elementos
materiales de prueba que fueron debidamente allegados a la
actuación, efectuando la valoración correspondiente de las
pruebas que se allegaron al expediente penal.”

Como consecuencia de lo anterior, expresó el tribunal


de primera instancia que:

“[L]o que se presenta aquí es una simple y llana disparidad de


criterios, entre lo que según la actora debió fallar el Juzgado
accionado y los argumentos jurídicos y probatorios bajo los cuales
se fundó la providencia arriba reseñada, lo cual no constituye un
fundamento válido para pretender el amparo de los derechos
fundamentales mediante este trámite constitucional, pues ya la
jurisprudencia constitucional ha precisado que aquella no se
estructura con la simple diferencia de razonamientos respecto a la
interpretación o aplicación normativa, o frente a la ponderación
probatoria que efectúen los funcionarios judiciales dentro de los
lineamientos de la sana crítica. Además, no puede perderse de
vista que el Juez Constitucional NO puede intervenir en la
autonomía que ostenta el Juez ordinario en el proceso de
valoración de las evidencias o elementos de prueba allegados en
el caso concreto, argumento adicional para denegar la pretensión
elevada dentro de este trámite constitucional.” (Subraya
incluida en el texto original).

Por tanto, dado que no advirtió vulneración a los


derechos fundamentales de la actora, negó la solicitud de
amparo presentada.

LA IMPUGNACIÓN

4. Fue propuesta por el apoderado de ANA MARÍA


HERNÁNDEZ ROJAS, quien sostuvo que el a quo se
encontraba errado por cuanto:

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“NUNCA se entró tan si quiera a analizar o fueron objeto de


pronunciamiento las pruebas aportadas por la defensa en
audiencia de solicitud de medida de aseguramiento, las cuales
claramente iban encaminadas tanto a atacar la inferencia
razonable planteada en esa oportunidad por la misma fiscalía,
como los fines constitucionales de la medida.

Es por esta falta de motivación y pronunciamiento sobre las


pruebas presentadas por la defensa en el momento procesal
oportuno y que hacen parte dentro del expediente digital enviado
al juzgado de segunda instancia para su conocimiento, que se
insiste en que existe una vulneración grave al derecho de defensa,
por cuanto en la decisión adoptada en sede de garantías por el ad
quem, solo se analizaron y tuvieron en cuenta las pruebas
presentadas por fiscalía.”

Señaló, además, que lo que busca con la acción de


tutela no es generar una instancia adicional, sino que por el
contrario:

“[L]o que se pretende es la plena garantía de los derechos que le


asisten a mi clienta, a fin de que se manifieste y se motive el por
qué se apartaron de los argumentos como no recurrentes o no se
consideraron las pruebas presentadas por defensa al momento de
tomar la decisión, esto recalcando que todas estas pruebas
presentadas estaban encaminadas a este fin de no afectar con
una medida de aseguramiento a mi prohijada mientras el proceso
tiene su desarrollo, ya que, al no saber los argumentos o razones,
no se nos sería factible atacarlos en una posible revocatoria de la
medida de aseguramiento, ya que como se precisó, solo se
pronunció y analizo sobre las pruebas presentadas por fiscalía.”

Asimismo, advirtió que al interior del proceso penal “no


hubo tan si quiera un análisis y motivación fundada sobre el
fin constitucional que se tenía en cuenta para decretar la
medida de aseguramiento.”. Y por tanto, “al no manifestar
cual es el fin constitucional que se pretende proteger con la
medida de aseguramiento presentaría un defecto
procedimental en la decisión emitida y más aún afectaría a mi
clienta en el entendido de que no tendríamos como defensa

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argumento para controvertir en una posible revocatoria de la


medida de aseguramiento”.

5. Con fundamento en lo antes expuesto, solicita:

“SE REVOQUE en su integridad el fallo del día 07 de julio de 2023


emitido por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pasto –
Sala Penal, con ponencia del Magistrado ponente Dr. SILVIO
CASTRILLON PAZ y, se tengan en cuenta los argumentos
presentados en este escrito como los esbozados en la tutela inicial
y las pruebas allegadas a este proceso, para que se tutelen los
derechos fundamentales y se accedan a las pretensiones
entabladas por mi representada en búsqueda de su protección de
sus derechos fundamentales”.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

1. De conformidad con lo establecido en el artículo 32


del Decreto 2591 de 1991, la Sala es competente para
resolver la impugnación instaurada por el promotor de la
acción, contra el fallo de tutela que emitió la Sala Penal del
Tribunal Superior de Pasto.

2. El artículo 86 de la Constitución Política establece


que toda persona tiene derecho a promover acción de tutela
ante los jueces, con miras a obtener la protección inmediata
de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando,
por acción u omisión sean vulnerados o amenazados por
cualquier autoridad o por particulares en los casos previstos
de manera expresa en la ley, siempre que no exista otro medio
de defensa judicial o, existiendo, cuando la tutela se utilice
como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio de
carácter irremediable.
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3. En el presente asunto se observa lo siguiente:

3.1 El apoderado de HERNÁNDEZ ROJAS cuestiona


que el Juzgado 4° Penal del Circuito de Pasto vulneró los
derechos fundamentales de su poderdante por cuanto a
través del auto de 29 de mayo de 2023, mediante el cual
resolvió el recurso de apelación interpuesto por la Fiscalía
15 Seccional de esa ciudad, contra el proveído de 10 de abril
de los corrientes proferido por el Juzgado Sexto Penal
Municipal con Función de Control de Garantías del mismo
municipio, le impuso una medida de aseguramiento en
centro de reclusión y libró orden de captura para su
cumplimiento.

3.2 Con fundamento en lo anterior, esta Sala de Tutelas


verificará si es procedente el amparo invocado por el
accionante o si la decisión de primera instancia se encuentra
ajustada a derecho.

3.3 Dicho esto, como lo que se cuestiona a través de la


acción constitucional de tutela es una providencia judicial,
pues el eje central de la solicitud de amparo es el auto
proferido por el juzgado accionado, es preciso recordar que,
en múltiples pronunciamientos, esta Corporación ha hecho
mención a los requisitos generales y específicos de
procedencia de la tutela contra tales decisiones.

En relación con los primeros, estos corresponden a que:

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(i) la cuestión que se discuta resulte de evidente relevancia


constitucional; (ii) se hayan agotado todos los medios –
ordinarios y extraordinarios– de defensa judicial, salvo que
se trate de evitar la consumación de un perjuicio
irremediable; (iii) se cumpla el requisito de la inmediatez; (iv)
cuando se trate de una irregularidad procesal, debe quedar
claro que la misma tiene un efecto decisivo o determinante
en la sentencia que se impugna y que afecta los derechos
fundamentales de la parte actora; (v) el accionante identifique
de manera razonable tanto los hechos que generaron la
vulneración como los derechos vulnerados y que hubiere
alegado tal vulneración en el proceso judicial siempre que
esto hubiere sido posible; y, (vi) no se trate de sentencias de
tutela.

De igual manera, los segundos, es decir, los específicos,


han sido reiterados en pacífica jurisprudencia a partir de la
sentencia C-590 de 2005 proferida por la Corte
Constitucional.

La procedencia del amparo se encuentra ligada a que el


accionante demuestre que la providencia judicial presenta al
menos uno de los siguientes yerros: (i) defecto orgánico; (ii)
defecto procedimental absoluto; (iii) defecto fáctico; (iv)
defecto material o sustantivo; (v) error inducido; (vi) decisión
sin motivación; (vii) desconocimiento del precedente; y, (viii)
violación directa de la Constitución.

A partir de la precitada decisión de constitucionalidad,

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la procedencia de la tutela contra una providencia emitida


por un juez de la República se habilita, únicamente, cuando
superado el filtro de verificación de los requisitos generales
(relevancia constitucional, inmediatez, subsidiariedad y que
no se trate de sentencias emitidas en trámites de igual
naturaleza), se presente al menos uno de los defectos
específicos.

3.4 Dicho esto, corresponde verificar en primera medida


el cumplimiento de los requisitos antes mencionados.

En primer lugar, la cuestión que se discute tiene


relevancia constitucional, dado que, el accionante pone de
presente la presunta vulneración de garantías
constitucionales, por errores que considera, existieron en la
decisión fundamento de la acción de amparo.

Se cumple el requisito de la inmediatez, dado que, la


providencia emitida por el Juzgado 4° Penal del Circuito de
Pasto, data del 29 de mayo del año en curso.

Se evidencia igualmente que el actor identificó de


manera razonable tanto los hechos que generaron la
vulneración como los derechos vulnerados y que no se
cuestiona una sentencia de tutela.

Ahora bien, podría pensarse que el requisito de la


subsidiariedad no se cumple por cuanto según lo dispuesto
en el artículo 318 de la Ley 906 de 2004 es factible solicitar

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la revocatoria de la medida de aseguramiento, sin embargo,


para efectos de invocar la solicitud contenida en el artículo
318 ejusdem deben existir medios de prueba que permitan
inferir razonablemente que han desaparecido los requisitos
del artículo 308 y esto en principio, no comporta nada
distinto a la distribución de la carga probatoria que ha
desarrollado el legislador.

Con esto, advierte la Sala satisfecho el mencionado


requisito, pues no puede exigirse la presentación de la
solicitud de revocatoria de la medida de aseguramiento para
habilitar la intervención del juez constitucional, cuando lo
que se discute es la razonabilidad de la decisión que impuso
la medida restrictiva de la libertad, pues justamente la
finalidad de la revocatoria, es alegar la desaparición de los
requisitos del artículo 308 antes mencionado, pero no
pueden ponderarse en aquel caso las razones que justificaron
la imposición, en un primer momento, de la medida.

Por lo anterior, se entiende superada la barrera de la


subsidiariedad y con esta, la de los requisitos generales, por
lo que se continuará con el análisis de los requisitos
específicos de procedencia de la acción de tutela contra
providencia judicial.

Para ello, la Corte recordará, en primer término, su


postura frente a las reglas que el juez de control de garantías
ha de aplicar en la imposición de la medida y, acto seguido,
verificara si estas se satisfacen, o no, en el caso concreto, a

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partir de su contrastación contra la providencia emitida por


el Juzgado 4º Penal del Circuito de Pasto.

3.5 Las medidas de aseguramiento, ha decantado la


jurisprudencia tanto de la Sala Penal de la Corte Suprema de
Justicia como de la Corte Constitucional, que tienen una
naturaleza eminentemente procesal y están dirigidas a
preservar la prueba, proteger a la víctima y asegurar la
comparecencia del imputado al proceso.

Además, el artículo 307 del Código de Procedimiento


Penal, contempla como medidas de aseguramiento privativas
de la libertad la «detención preventiva en establecimiento
penitenciario» y la «detención preventiva en la residencia
señalada por el imputado».

En fallo CSJ STP7721 – 2019, reiterado en la decisión


CSJ STP16280-2019, la Corte delimitó las competencias del
juez de control de garantías en punto de la imposición de
medidas de aseguramiento dentro del proceso penal, de la
siguiente manera:

“Los arts. 306 a 316 del Código de Procedimiento Penal regulan


las medidas de aseguramiento. En la audiencia que debe surtirse
para decretarlas, la Fiscalía y la representación de víctimas tienen
la carga de motivar su postulación para solicitarlas y el juez de
control de garantías emitir su decisión, ambos, teniendo en cuenta
los siguientes aspectos:

i) La inferencia razonable de participación del imputado en la


conducta. Para tales efectos, deben presentarse y explicarse las
evidencias físicas y otra información legalmente obtenida, con la
que se acredite, en el nivel de conocimiento establecido en la ley,
que el delito ocurrió y que el imputado es autor o partícipe.

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ii) La necesidad de la medida contra el imputado. Para ello, tanto


el solicitante al formular la petición, como el juez al resolverla,
deben evaluar los siguientes factores:

a. Factores no procesales, que desarrollan los arts. 310 y 311 del


Código de Procedimiento Penal, que disponen la imposición de la
medida restrictiva de la libertad cuando el imputado represente un
peligro para la seguridad de la comunidad (posibilidad de
reiteración de la conducta o comisión de otras), o pueda inferirse
razonablemente que atentará contra la víctima, sus familiares o
sus bienes.

b. Factores procesales, previstos en los cánones 309 y 312, que


disponen la procedencia de la restricción de la libertad cuando
existan «motivos graves y fundados» que den cuenta de que el
imputado podría no comparecer al proceso y/o afectar la actividad
probatoria.

iii) La elección del tipo de medida a imponer. En esta etapa, es


carga de los involucrados en la diligencia indicar cuál de las
medidas de aseguramiento previstas en el art. 307 del Código de
Procedimiento Penal se habrá de imponer (privativa o no privativa
de la libertad), y luego exponer los motivos por los que dicha
medida es la procedente.

Para ello, deberán tenerse en cuenta: (i) las previsiones normativas


aplicables, esto es, las que permiten la imposición de medida de
detención en establecimiento carcelario (como el art. 313); (ii) las
que prohíben el decreto de una medida distinta a la de privación
de la libertad intramuros (v. gr. el art. 199 de la Ley 1098 de 2006);
y (iii) si resulta procedente una medida no privativa de la libertad,
cuando la misma pueda ser suficiente para alcanzar el fin
perseguido (parágrafo 2º del art. 307 y art. 308).

En este proceso, es necesario llevar a cabo el juicio de


proporcionalidad, orientado a que se evalúe si la medida solicitada
resulta adecuada, necesaria y proporcional en sentido estricto, a
través de un balance de los intereses que se confrontan, esto es,
el derecho fundamental que se afecta con la imposición de la
medida y el fin constitucional que se busca proteger al decretarla
(Art. 295 y 296 de la Ley 906 de 2004).

Como tercer aspecto, habrán de evaluarse los problemas jurídicos


atinentes a las particularidades del caso como, por ejemplo, la
posibilidad de imponer una medida más o menos grave que la
solicitada por la Fiscalía o la víctima.”

3.6 Para el caso que nos ocupa, en la audiencia de


solicitud de medida de aseguramiento celebrada el 10 de

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abril de 2023 ante el Juzgado 6° Penal Municipal con


Función de Control de Garantías de Pasto, la titular del
despacho, después de referirse a los medios de prueba
aportados, y señalar que existen algunas inconsistencias en
el relato de la menor involucrada, resolvió negar la petición
de imposición de medida de aseguramiento intramuros
postulada por la fiscalía por cuanto, en su criterio, no se
cumplía con el presupuesto de inferencia razonable de
autoría o participación. Así pues, se extrae del audio de la
audiencia1 lo siguiente:

“Hay una duda sobre la ocurrencia de los hechos en la forma en


cómo se dieron, inclusive la misma participación de la señora Ana
María Hernández y en esos términos, pues hablando de la
concurrencia de un presupuesto fáctico que debe ser material en
cuanto a la realización de la conducta delictiva y que debe ser
también particular en punto al compromiso que tenga la señora
Ana María Hernández respecto de la concurrencia o comisión de la
conducta o conductas delictivas endilgadas no hay claridad. Si no
hay claridad, esa duda se resuelve en favor de la señora Ana
María Hernández y en este momento, pues el despacho procedería
a indicar que ese presupuesto de inferencia razonable de autoría
o participación no se encuentra cumplido por parte de la fiscalía y
con los elementos que presenta de soporte. (…)

Esto entonces, haría inocuo hacer otro tipo de valoraciones


respecto a la gravedad, peligrosidad de la conducta delictiva, falta
de arraigo u otros presupuestos de orden también en ponderación
constitucional que no vendrían al caso a atenderse dado que la
estimación que hace el despacho y frente a la valoración aquí
indicada frente al no cumplimiento del primero de los presupuestos
se le negaría la imposición de una medida de aseguramiento. ”

1 Ver https://etbcsj-
my.sharepoint.com/personal/j06pmgpas_cendoj_ramajudicial_gov_co/_layouts/15/
stream.aspx?id=%2Fpersonal%2Fj06pmgpas%5Fcendoj%5Framajudicial%5Fgov%5
Fco%2FDocuments%2FCARPETA%20AUDIENCIAS%20VIRTUALES%2FAUDIENCIA
S%20VIRTUALES%2FCARPETAS%20AUDIENCIAS%20A%C3%91O%202023%2FNI
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La fiscalía apeló esa decisión. Fundó su disenso en que


sí se encontraba probada la inferencia razonable de autoría
o participación y tal recurso fue resuelto por el juzgado 4°
accionado, quien mediante auto del 29 de mayo de 2023
expuso lo siguiente:

“El despacho de instancia fue desprevenido en el análisis de la


entrevista de la menor, cuando ella informa llegar a la ciudad de
Pasto por solicitud de su profesora, la hacen dormir junto con los
adultos, es la misma profesora quien en una oportunidad le
muestra un video de pornografía para luego enviarla a la tina y
proceda hacerle lo mismo a su novio, la menor presentaba un
cuadro de inseguridad emocional, se auto responsabilizaba o
culpa de los hechos, comportamiento asumido en muchas
ocasiones por los menores víctimas, incluso llegó a un estado de
aceptación o normalización de la conducta, notemos cuando es
llamada por el agresor mediante amenazas acude a la ciudad de
Pasto para hospedarse en un hotel donde acata la orden de su
victimario de despojarse de su ropa y quedar desnuda, este no es
un relato oscuro o confuso como lo entiende la primera instancia
antes al contrario es un hecho vivido por la menor, como así lo deja
ver el funcionario de psicología de ICBF cuando la entrevista para
el restablecimiento de los hechos. (…)

Como se observa con los elementos materiales probatorios se


encuentra acreditada la inferencia razonable de autoría y
participación se demuestran los hechos y la participación de ANA
MARÍA ROJAS HERNÁNDEZ, en esta etapa procesal no se necesita
de un conocimiento más allá de toda duda razonable, sólo es
inferencial, es cierto pueden presentarse dudas y resolverse en
favor de la imputada, en el caso las dudas no tienen entidad
suficiente para derruir la inferencia razonable de los elementos
materiales probatorios aportados por la fiscalía.

ANA MARÍA ROJAS HERNÁNDEZ, como docente tiene


conocimiento del deber de protección hacia los menores, de
manera injustificada, convence a una menor de condiciones
vulnerables, de una zona rural del municipio de Linares para
trasladarla a un lugar diferente de su domicilio a cumplir con una
labor de una persona adulta, para luego entregarla a su
compañero para la satisfacción de su libido sexual, de donde
resulta proporcional y necesario imponer la medida de
aseguramiento, conforme el Código de Infancia y Adolescencia
cuando proceda la medida de aseguramiento debe imponerse la
detención preventiva.

En consecuencia, se revocará la decisión de primera instancia y


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en su lugar se impondrá medida de aseguramiento en centro de


reclusión carcelaria, gírese orden de captura para su
cumplimiento.”

3.7 Teniendo en cuenta lo anterior, esta Sala advierte


que le asiste razón al impugnante al señalar que existe un
yerro por parte del juzgado accionado tal y como se pasa a
desarrollar.

(i) Desconocimiento del precedente

La Corte Constitucional2 ha señalado que el


desconocimiento del precedente constitucional puede
originarse en razón de “la inaplicación de las decisiones
emitidas por esta Corporación en el marco del control abstracto
de constitucionalidad o concreto de revisión de tutelas. Dichos
fallos hacen tránsito a cosa juzgada y tienen fuerza
vinculante, tanto en su parte resolutiva (erga ommes
tratándose de los fallos de control de constitucionalidad e inter
partes para los fallos de tutela) y, en ambos casos, las
consideraciones de la ratio decidendi son obligatorias para
todas las autoridades públicas”

Todo ello “en razón de la jerarquía del sistema de fuentes


formales de derecho y el principio de supremacía
constitucional, que obligan a la aplicación preferente de las
disposiciones de la Carta Política y, en consecuencia, de los
contenidos normativos identificados por la jurisprudencia

2 CC SU-380 de 2021
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constitucional, en ejercicio de su labor de intérprete autorizado


del Texto Superior.3”.

Ahora bien, como se indicó en líneas anteriores, la Corte


Suprema de Justicia en sentencias CSJ STP7721 – 2019 y
CSJ STP16280-2019, determinó con total claridad cuáles
eran los presupuestos de motivación necesarios para que el
Juez de Garantías acceda a imponer una medida de
aseguramiento.

Dentro de ellos, se recuerda, además de la inferencia


razonable de autoría o participación, deben concurrir: (i) la
necesidad de la medida contra el imputado, en donde deben
analizarse: (a) factores no procesales; y, (b) factores
procesales; (ii) la elección del tipo de medida a imponer,
momento en el que es imperioso tener en cuenta las
previsiones normativas aplicables al caso, adelantar un juicio
de proporcionalidad en el que se evalúe si la medida es
adecuada, necesaria, y proporcional en estricto sentido y; (iii)
evaluar los problemas jurídicos atinentes a las
particularidades del caso.

Con esto, es claro que al resolver el recurso de alzada,


el juzgado accionado se apartó completamente de lo
dispuesto, no solo en la jurisprudencia acabada de citar sino
que, además, impuso la medida de aseguramiento sin
verificar si se acreditaron o no los demás requisitos del
artículo 308 del Código de Procedimiento Penal. Ello porque,

3 CC SU-574 de 2019, siguiendo a la Sentencia C-634 de 2011.


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como se trajo a colación de los extractos de las decisiones de


primera y segunda instancia (i) el Juzgado 6º Penal Municipal
con función de control de garantías de Pasto no halló
acreditada la inferencia razonable de autoría y por ende,
prescindió de verificar el cumplimiento de los restantes
requisitos previstos en el art. 308 ejusdem, pero (ii) el
Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Pasto se limitó a
analizar, únicamente, ese específico presupuesto y no indicó
si se habían demostrado o no las restantes exigencias del
canon citado, en los términos desarrollados por la
jurisprudencia de la Sala.

En ese sentido, aun cuando el recurso de apelación se


interpuso con la finalidad de acreditar la existencia de la
inferencia razonable de autoría o participación en los delitos
imputados, el estatuto procesal penal impone ciertas
condiciones para que una medida de aseguramiento sea
impuesta, los cuales, se reitera, no fueron tenidos en cuenta
al momento de adoptar la decisión de segunda instancia.

(ii) Decisión sin motivación

En el presente asunto, además del desconocimiento del


precedente, también se profirió una providencia que no
cumple con las exigencias legales de motivación como se
desarrolla a continuación.

El artículo 29 de la Constitución Política establece que


el debido proceso debe ser aplicado en todas las actuaciones

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administrativas y judiciales, en esa medida, nadie podrá ser


juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le
imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia
de la plenitud de las formas propias de cada juicio.

Por tanto, es fundamental que todas las decisiones sean


judiciales o administrativas se encuentren debidamente
motivadas, pues es a partir de dicho ejercicio que se puede
evidenciar que la conclusión a la que se arribó no es producto
de la arbitrariedad del juez4 sino que responde a un análisis
fáctico, normativo, y probatorio de cada caso en concreto.

Es así, como la motivación se torna en un derecho


constitucional derivado del derecho fundamental al debido
proceso, pues sólo mediante ella pueden excluirse decisiones
arbitrarias por parte de los poderes públicos, y además, se
permite a la persona conocer las razones de una decisión
para que pueda, cuando resulte procedente, controvertirla y
ejercer así su derecho de defensa.

Teniendo en cuenta lo anterior, no puede perderse de


vista que de conformidad con lo señalado en el artículo 1° de
la norma de normas, Colombia es un estado social de
derecho. Y ello, trae consigo la obligatoriedad de cumplir
ciertos mandatos de orden constitucional y legal, por
ejemplo, el consignado en el artículo 230 superior, según el
cual, las decisiones judiciales se encuentran sometidas al
imperio de la ley.

4 CC C-145 de 1998.
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Por tanto, sólo mediante la motivación de una decisión


judicial, se permite verificar que efectivamente lo resuelto se
encuentra completamente supeditado al marco legal.

La falta de motivación, como causal de procedencia de


la acción de tutela en contra de providencias judiciales, tiene
como finalidad “proteger los derechos de los ciudadanos de
obtener respuestas razonadas de la administración de
justicia, permitiendo de esta manera, ejercer efectivamente el
derecho de contradicción. Por lo tanto, el juez de tutela debe
tener en cuenta, que la falta de motivación de una decisión
judicial, supone una clara vulneración al derecho del debido
proceso ya que existe un deber en cabeza de los funcionarios
judiciales, el cual tiene que presentar las razones fácticas y
jurídicas que sustentan el fallo, acción que se genera en virtud
de un principio base de la función judicial5”.

Así pues, para que se materialice este yerro, es


necesario que la argumentación realizada por el juez, resulte
defectuosa, abiertamente insuficiente o inexistente6. Ello
cobra sentido en la medida que, lo que se pretende evitar es
que las decisiones de los administradores de justicia sean
absolutamente discrecionales.

Para el caso que aquí nos ocupa, mediante auto del 29


de mayo de 2023 el juzgado accionado determinó que era
procedente imponer la medida de aseguramiento a la señora

5 CC SU-635 de 2015.
6 CC T233 de 2007.
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HERNÁNDEZ ROJAS, pues en su criterio, si existe una


inferencia razonable de autoría o participación en los delitos
que le fueron imputados. A esta decisión arribó haciendo un
análisis de los medios de prueba que obran en el expediente,
según se desprende de la providencia proferida.

Sin embargo, no puede esta Sala pasar por alto que en


la decisión antes mencionada no se efectuó ningún análisis
sobre la concreción de al menos una de las tres causales
previstas en el artículo 308 de la Ley 906 de 2004, sin las
cuales, las imposición de la medida de aseguramiento resulta
improcedente.

Dicho de otro modo, el juzgado accionado sólo se


manifestó en su providencia frente a uno de los requisitos de
orden legal para imponer una medida de aseguramiento y
omitió motivar su decisión frente a los demás aspectos
necesarios para que esta pueda decretarse, incumpliendo así
su deber de dar cuenta de los fundamentos jurídicos en los
que sustentó la decisión, razón suficiente para que
intervenga el juez de tutela en el caso concreto.

Bajo ese entendido, se impone revocar el fallo dictado


por la Sala Penal del Tribunal Superior de Pasto para
amparar el derecho fundamental al debido proceso de ANA
MARÍA HERNÁNDEZ ROJAS. Se dispondrá, en
consecuencia, dejar sin efectos el auto emitido por el
Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Pasto el 29 de mayo de
2023, para que en el término de setenta y dos (72) horas

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contadas a partir de la notificación de esta providencia, se


pronuncie de nuevo sobre el recurso de apelación
interpuesto, atendiendo a las pautas expuestas en este fallo.

Se aclara, sin embargo, que es de la esfera exclusiva del


Juez accionado decidir en torno a la procedencia o no tanto
del recurso de apelación como de la medida de
aseguramiento que por ese cauce se discute, en estricta
observancia de los principios de autonomía e independencia
de la administración judicial.

En mérito de lo expuesto, LA SALA DE DECISIÓN DE


ACCIONES DE TUTELA No. 1, DE LA SALA DE CASACIÓN
PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA,
administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley,

RESUELVE

1. REVOCAR el fallo impugnado de conformidad con lo


dispuesto en la parte motiva de esta providencia.

2. TUTELAR el derecho fundamental al debido proceso


de ANA MARÍA HERNÁNDEZ ROJAS

3. DEJAR SIN EFECTO el auto emitido el 29 de mayo


de 2023, por las razones expuestas en la parte motiva.

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4. ORDENAR al referido funcionario que, en el plazo de


setenta y dos (72) horas contadas a partir de la notificación
de esta providencia, emita un nuevo pronunciamiento sobre
la resolución del recurso de apelación interpuesto por la
Fiscalía 15 Seccional de Pasto e imparta el trámite que en
derecho corresponda, atendiendo a las consideraciones
expuestas en esta providencia.

5. ACLARAR, que es de la esfera exclusiva del Juez


accionado decidir en torno a la procedencia o no tanto del
recurso de apelación como de la medida de aseguramiento
que por ese cauce se discute, en estricta observancia de los
principios de autonomía e independencia de la
administración judicial.

6. NOTIFICAR esta providencia de conformidad con el


artículo 30 del Decreto 2591 de 1991.

7. REMITIR el expediente a la Corte Constitucional


para su eventual revisión, una vez en firme.

CÚMPLASE

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NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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