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Es el cuadro clínico que resulta de una exposición excesiva y prolongada a la acción de las
hormonas glucocorticoideas. En las formas endógenas puede haber un aumento en la secreción de
mineralocorticoides, andrógenos o estrógenos suprarrenales. El síndrome de Cushing exógeno se
debe a la administración de glucocorticoides naturales o sintéticos, o de ACTH.
Frecuencia
Los tumores suprarrenales productores de cortisol representan el 15 % de los casos. En los niños
menores de 7 años, el carcinoma suprarrenal constituye la primera causa; en los adultos, los
adenomas y carcinomas tienen una incidencia similar. Alrededor del 95 % de los carcinomas
suprarrenales son funcionantes;
Fisiopatología
La causa hipotalámica está avalada por la pérdida del ritmo de secreción diario de ACTH y de otros
péptidos derivados de la propiomelanocortina, y por la relativa resistencia de la hipersecreción de
ACTH al retrocontrol del cortisol. Existiría una alteración en la secreción de CRH, la cual sería
responsable de los tumores hipofisarios y del aumento de secreción de ACTH.
La teoría de que una alteración del SNC inicia el proceso, está sostenida por la depleción
dopaminérgica, o el aumento de la serotonina, o ambos, fenómenos que a través de un
incremento en la secreción de CRH ocasionarían los hechos que se desarrollan en forma de
cascada. Esta teoría encuentra su mejor apoyo en el buen rendimiento obtenido por
medicamentos como la ciproheptadina o la bromocriptina sobre la liberación de ACTH
Cushing yatrogénico Aparece relacionado con el uso de corticoides fluorados, pero también se ha
descrito con esteroides tópicos y con los inhalados. Determinadas circunstancias favorecen su
aparición, tales como dosis superiores a 20 mg/m2 de superficie corporal, administración
prolongada y cierto grado de susceptibilidad
Cuadro clínico
Dado el desarrollo alcanzado por el Sistema Nacional de Salud, la observación del cuadro clínico
completo de este síndrome es infrecuente. Una obesidad central, algunas estrías purpúricas,
hipertensión arterial, hiperglicemia, y trastornos menstruales, pudieran ser los síntomas iniciales.
Es habitual la distribución central de la grasa, que abarca el tronco, el abdomen, la cara y el cuello.
La cara de estos pacientes es redondeada (“cara de luna llena”), con las mejillas pronunciadas y
rubicundas. El cuello es más ancho y corto por acumulación de grasa en las regiones
supraclaviculares y dorsocervicales (“cuello de búfalo”
En general coexisten aumentos del apetito y de peso, pero otras veces este último se mantiene o
disminuye al cursar la afección con inapetencia; su incremento podría estar relacionado con una
mayor cantidad de insulina, que estimularía la lipogénesis. La debilidad muscular es común,
generalmente atribuible a una miopatía esteroidea proximal de las extremidades, a veces con
toma adicional de los glúteos
La piel es fina por pérdida del tejido graso subcutáneo y enrojecida por transparencia de los vasos
subcutáneos y por la policitemia. Las vergetures y estrías purpúricas del abdomen (Fig. 33.3),
muslos, caderas, mamas y la parte alta de los brazos, forman surcos profundos en la piel que se
palpan con los dedos. Son más intensas y frecuentes en los pacientes jóvenes. Igualmente, las
equimosis y hematomas que aparecen con traumatismos mínimos, son también frecuentes. Las
heridas curan con dificultad y es característica su evolución tórpida, con lenta cicatrización.
Exámenes complementarios
Si el cuadro clínico es intenso, las altas concentraciones de cortisol son adecuadas para el
diagnóstico; si es ligero, la excreción de cortisol libre en la orina debe estar por encima de los
valores que se encuentran en los casos de causas “fisiológicas” de activación suprarrenal, como el
stress y la depresión. Por lo general, este nivel se considera de 250 mg/día.
Hemograma. Hay poliglobulia, neutrofilia, descenso relativo de los linfocitos y disminución de los
eosinófilos.
Glicemia. Se obtiene una curva de glicemia de intolerancia o de diabetes mellitus.
Determinación del cortisol libre en la orina y en el plasma. Están aumentados (normales: > 140
mmol/L en el plasma; muy variable en la orina). Determinación de la dihidroepiando
Evolución y complicaciones
Si bien se han descrito remisiones espontáneas o inducidas con tratamiento médico, la evolución
del síndrome de Cushing es progresiva sin tratamiento; con el tiempo se produce una
exacerbación de todas sus manifestaciones clínicas que conducen a la muerte, en general, por
enfermedades cardiovasculares. Sus formas intensas suelen producir rápidamente osteoporosis
grave con fracturas y deformaciones óseas, que excepto en individuos jóvenes, mejora al curar la
enfermedad, pero no siempre desaparece
Está bien demostrado que estos pacientes tienen una frecuencia elevada de complicaciones:
diabetes mellitus de difícil control con resistencia a la insulina, hipertensión arterial intensa y
trastornos electrolíticos graves, que ponen en peligro sus vidas.
Tratamiento
Dada la mejoría de los pacientes con enfermedad de Cushing que tienen un microadenoma
hipofisario intraselar, el tratamiento de elección es la adenomectomía selectiva transesfenoidal
(70 a 80 % de curaciones).
Tumor adrenal (adenoma o carcinoma) En los adenomas se procede a su extirpación por medio de
la suprarrenalectomía unilateral por vía abdominal, y aunque el adenoma bilateral es raro, se
explora la glándula contralateral. En los carcinomas se realiza extirpación quirúrgica, siempre que
sea posible. En los pacientes con metástasis, por lo general en hígado y pulmón y estado general
muy afectado, se aconseja recurrir a los anticortisólicos de síntesis
Tratamiento medicamentoso
Tratamiento preoperatorio
Debe ser manejado por el endocrinólogo con el uso de enantato de testosterona de acción
prolongada, 3 o 4 semanas antes de la intervención para contrarrestar la acción catabólica del
exceso de cortisol, así como acetato de cortisona en las 12 y 2 horas previas. Además, hay que
suministrar potasio 3 o 4 semanas antes del tratamiento quirúrgico.
Tratamiento transoperatorio