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Lección 22ª. La revisión de los actos administrativos


tributarios
Derecho Financiero y Tributario (Parte general) (Universidad de Salamanca)

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Descargado por Laura Queipo (lauraperdy@gmail.com)
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LECCIÓN 22ª. LA REVISIÓN DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS


TRIBUTARIOS.
1. Presunción de legalidad versus tutela judicial efectiva. Configuración de
la potestad de revisión. Crítica y alternativas. 2. Procedimientos ordinarios
de revisión. A. El recurso de reposición. La suspensión. B. Las
reclamaciones económico-administrativas. a. Órganos competentes. b.
Actos impugnables. c. Legitimación activa. d. Interposición. La suspensión.
e. Tramitación. f. Terminación. g. Recursos de alzada. h. Procedimientos
especiales en la vía económico-administrativa: actuaciones tributarias
reclamables, procedimiento abreviado, recurso extraordinario de revisión.
3. Procedimientos especiales de revisión. A. La nulidad de pleno derecho.
B. La revocación. C. La rectificación de errores de hecho. D. La devolución
de ingresos indebidos. 4. El acceso a la vía contencioso-administrativa:
Declaración de lesividad y/o recurso.

1. Presunción de legalidad versus tutela judicial efectiva. Configuración


de la potestad de revisión. Crítica y alternativas.

La presunción de legalidad de que disfrutan los actos


administrativos tributarios admite prueba en contrario.

El ejercicio de la potestad reglamentaria y los actos de gestión en


materia tributaria son materia reglada, impugnables en la vía
administrativa y jurisdiccional en los términos que vamos a ver enseguida.

La presunción de legalidad traslada al destinatario del acto la carga


de accionar en su contra, la carga de poner en marcha el procedimiento revisor
oportuno. En nuestro ordenamiento jurídico administrativo, de inspiración
francesa, antes de solicitar la tutela judicial es preciso ofrecer a la
Administración la posibilidad de reconsiderar su posición rectificando el
acto en un procedimiento revisor administrativo. Además, ésta tiene la
opción de revisar de oficio, mediante procedimientos especiales, sus propios
actos en supuestos concretos, algunos de los cuales se abren a la iniciativa de los
particulares. Nos ocupamos de unos y otros comenzando por el camino ordinario
que se le ofrece al destinatario de un acto administrativo tributario, disconforme
con el mismo, para revisarlo.

2.- Procedimientos ordinarios de revisión.

Como regla general, el administrado que discrepa de un acto de


aplicación de los tributos puede impugnarlo mediante el recurso de
reposición ante el órgano que dictó el acto y/o mediante reclamación ante
los tribunales económico-administrativos, órganos revisores incardinados en
la Administración, especializados en la materia tributaria. Tiene que agotar la
vía administrativa, de consumo previo necesario para poder acudir a los
tribunales de justicia, órganos de la jurisdicción contenciosa incardinados ya en el
Poder Judicial.

Mediante cualquiera de estos recursos puede obtener la anulación del


acto con efectos ex tunc -nulidad radical, retroactiva- o ex nunc –anulabilidad
desde ahora, pro futuro-, total o parcial. Obviamente, la desestimación también
puede serlo total o parcial. Debe quedar claro desde ahora que en nuestro
derecho público impera con fuerza el principio de conservación del acto

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administrativo, que lleva a convalidar, por el transcurso del tiempo, los vicios
que padezca y que no hayan sido denunciados/corregidos; vicios que, como regla
general, acarrean solo la anulabilidad, y no la nulidad, del acto en cuestión; vicios
que, con frecuencia, no son más que irregularidades no invalidantes, subsanables
sin necesidad de anular al acto. El principio de seguridad jurídica invita a
mantener en su estado las situaciones consentidas por los administrados.

A- El recurso de reposición. La suspensión. Los artículos 222 a 225


L.G.T. desarrollados por los artículos 22 a 25 REGALMENTO DE REVISIÓN,
disciplinan este recurso como administrativo y previo a la vía económico-
administrativa, respecto de la que es potestativo. Pero lo cierto es que en
ocasiones no hay vía económico-administrativa que consumir: cuando el acto es
local y no hay constituido órgano económico-administrativo local (TEAL), el
recurso de reposición es previo y obligatorio, antes de acudir al juzgado
de lo contencioso-administrativo.

Este recurso se asienta en un privilegio rancio: que la Administración autora


del acto conozca antes que los jueces la existencia de la discrepancia. Los
defensores de la figura entienden que con ella se ofrece a la Administración la
oportunidad de rectificar el acto evitando un pleito. Lo cierto es que en la práctica
la Administración no suele cambiar de criterio fácilmente de una semana para
otra. Salvo para corregir errores de bulto, y para instar ya la suspensión de la
ejecución del acto, el recurso tiene una utilidad escasa.

Pueden impugnarse en reposición todos los actos que son


impugnables en la posterior y preceptiva vía económico-administrativa:
los actos declarativos de derechos y obligaciones, sean provisionales o definitivos,
versen o no sobre el fondo del asunto; los actos de trámite cualificados, que
predeterminan el contenido de resoluciones posteriores, ponen fin al
procedimiento o impiden su continuación; todo acto, en suma, que innove la
situación jurídica del administrado, que no tenga solo efectos internos.

Es competente para conocerlo el órgano autor del acto. Y pueden


interponerlo los interesados en el más amplio sentido: todas aquellas
personas a las que el mantenimiento del acto, su supresión o su rectificación, les
procure algún efecto jurídico. Obviamente suelen ser sujetos pasivos de las
obligaciones y deberes tributarios los principales y primeros interesados.

El plazo para interponerlo es de un mes, contado desde la notificación del


acto que se impugna. En ese mismo mes puede examinarse el expediente. No se
puede simultanear con la reclamación económico-administrativa, interponible, en
su caso, tras la resolución de la reposición. Si se interpuso aquélla primero, se
sustanciaría sin tramitarse la reposición. La forma es libre y no es preceptivo
abogado ni procurador: un escrito identificando los hechos, el derecho
aplicable, y aportando las pruebas, habitualmente documentales, amén de un
suplico que comprenda lo que se pide –anulación, sustitución del acto por otro,
suspensión-, basta y sobra para interponerlo.

El recurso no es per se suspensivo. Los actos administrativos, que


se benefician de la presunción de legalidad hasta que ésta es desvirtuada, son
ejecutivos y ejecutorios, hay que cumplirlos aunque se encuentren
recurridos. Ello no obstante, esta severa regla general admite
atenuaciones. El recurrente puede solicitar y obtener la suspensión de la
eficacia del acto si garantiza suficiente y convenientemente su cumplimiento –
mediante aval, depósito o fianza de dos contribuyentes de la localidad sólo para
deudas inferiores a 1.500 euros-. Se suspenden sin necesidad de garantía las
sanciones. Multas aparte, la suspensión sin la garantía reglada citada es posible,

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ofreciendo otra garantía alternativa –hipoteca, prenda, otra fianza- pero


discrecional concederla para la Administración Tributaria.
Excepcional es la suspensión sin garantía, posible sólo en supuestos muy
concretos y acreditados –inexistencia de la deuda, inexigibilidad, indeterminación
de la misma, error de hecho, carencia de bienes y perjuicios irreparables,
tercerías, o cifra inferior a la determinante de aplazamiento sin garantía, supuesto
éste último que se resiste a aceptar la Administración Tributaria-. La suspensión
puede pedirse y obtenerse sólo para la reposición, o también para la vía
económico-administrativa, abarcando incluso hasta el momento en que la
jurisdicción contenciosa se pronuncie sobre el particular.

La tramitación es muy sencilla. En el plazo de un mes el órgano debe


instruir, estudiar y resolver motivadamente. Sólo si tuviere que recabar informes
o dictámenes, o dar audiencia a otros interesados que existieren, el plazo se
amplía en dos meses más. En la resolución a notificar a los interesados puede
pronunciarse sobre todas las cuestiones que ofrezca el expediente, hayan sido o
no planteadas por los interesados, sean de hecho o de derecho, regladas o
discrecionales, con el único límite de la reformatio in peius. Si la resolución
expresa no se notificare en el plazo establecido, el interesado tiene el derecho de
considerar desestimada presuntamente, por silencio, su reposición, a los solos
efectos de interponer el siguiente recurso que sea procedente. Ello no libera a la
Administración de su obligación de resolver expresamente. Ni permite comenzar a
contar los plazos para la interposición del siguiente recurso a partir de la
desestimación presunta, acto ficto que no debería ser apremiado, pero que lo es
en la práctica, ni determinante de firmeza alguna: el sujeto pasivo puede esperar
a la resolución expresa obligatoria, o interponer el recurso contra la
desestimación presunta en cualquier momento, según ha declarado unánime
jurisprudencia de nuestros más altos tribunales, correctora del rigor literal de los
preceptos y de la práctica habitual perversa, nada compatible con el artículo 24
C.E., pues la Administración tiene el deber de resolver expresamente y el
administrado el derecho de esperar esa resolución expresa… y de hartarse en la
espera e interponer ya el recurso correspondiente.

B.- Las reclamaciones económico administrativas. (PROCEDIMIENTO


ESTRELLA)

Los llamados tribunales económico-administrativos son órganos


administrativos, no judiciales, especializados en la materia tributaria, de la
que conocen con carácter previo y obligatorio a la vía contenciosa,
jurisdiccional. Son órganos servidos por funcionarios de las Administraciones
Tributarias, de las que dependen, lo que ocasiona severas dudas acerca de su
independencia de criterio. La doctrina postula su reconversión en tribunales
arbitrales, de composición mixta –abogados, funcionarios, jueces, profesores- y/o
su intervención potestativa y no obligatoria como lo es en la actualidad. Esta vía
revisora está regulada en los artículos 226 a 248 L.G.T. desarrollados por los
artículos 25 a 69 REGLAMENTO DE REVISIÓN.

El Tribunal Económico-Administrativo Central conoce de los recursos


contra los actos de los órganos centrales de la A.E.A.T., actos de los
órganos superiores de las C.C.A.A., actos en que se haya oído al Consejo de
Estado, segunda instancia, recursos de alzada ordinario (contra
resoluciones de tribunales regionales o locales), extraordinarios de
revisión y de unificación de doctrina.

Los Tribunales Económico-Administrativos Regionales conocen, cada


uno en el ámbito territorial de una Comunidad Autónoma, de los recursos contra
los actos de los órganos periféricos de la A.E.A.T., órganos territoriales de

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las C.C.A.A. y actos de los particulares –autoliquidaciones, retenciones,


repercusiones, sustituciones y facturaciones-, todos ellos en única instancia si no
cabe alzada ordinaria –cuantía inferior a 150.253,03 euros de cuota, o 1.803.036
euros de base o valor-, o en primera instancia opcional si cupiere alzada
ordinarias las cuantías anteriores. cuando se supera. Las C.C.A.A. pueden constituir
órganos propios de revisión económico-administrativa para los actos de aplicación
de sus tributos propios.

Los Tribunales Económico-Administrativos Locales sólo se han


constituido en algunos grandes municipios –capitales de provincia o mayores de
175.000 habitantes, y no en todos-. Allí donde estén constituidos, su intervención
es obligatoria como paso previo a la jurisdicción contenciosa, tornando el recurso
de reposición potestativo. Allí donde no se han constituido, la reposición obligatoria
da pie a la vía contenciosa.

Son actos impugnables todos los que lo son en reposición y a los que ya
nos hemos referido: actos resolutorios (por ejemplo, liquidaciones, sanciones,
declaraciones de responsabilidad, aplicación de exenciones o regímenes especiales,
comunicaciones que imponen deberes de hacer, no hacer o soportar), actos que no
sean de mero trámite y no pueden impugnarse más tarde (los que fijan el régimen
aplicable a un sujeto, a un bien, a una actividad, determinante de futuras
obligaciones), actuaciones de los particulares ya indicadas.

Tienen legitimación para recurrir los interesados en el más amplio sentido


ya expuesto para la reposición: sujetos de obligaciones y deberes afectados por el
acto, que tengan una relación con él que no sea lejana o indirecta; también algunas
autoridades administrativas en algunos supuestos (directores generales, interventor
general, los representantes de las C.C.A.A. para los tributos cedidos) e incluso los
que asumieren obligaciones tributarias por pacto o contrato.

El plazo para interponer el recurso es de un mes desde la notificación del


acto. En el escrito de interposición, de forma libre, no es necesario hacer
alegaciones ni acompañar pruebas pues hay otro momento procedimental posterior
habilitado para ello. Pero si se hacen alegaciones, y no se expresa el derecho a
realizarlas después, se tienen por realizadas y no se dará trámite posterior para
ello. No es menester abogado ni procurador, lo que abarata costes, según
dicen cínicamente los defensores de la vía, conocedores de que poco lejos se llega
sin un abogado, a ser posible especializado, en una batalla contra la Administración
Tributaria. En el escrito de interposición debe identificarse claramente cuál
es el acto recurrido y qué es lo que se pretende : su anulación, total o parcial,
con sustitución por otro o sin ella, con indemnización o no de los daños causados, y
suspensión de la eficacia del acto. Lógicamente hay que pedir también que, previa
admisión del escrito se ponga de manifiesto el expediente para ser examinado y
formuladas a su vista las alegaciones que procedan acompañadas de las pruebas
oportunas.

Como decimos, en el escrito de interposición, que ha de presentarse en la


sede del órgano que dictó el acto, y este emitirá copia para el tribunal,
puede solicitarse la suspensión de la eficacia del acto impugnado . Rigen
para ello las mismas reglas que ya hemos expuesto para la reposición.
Si se pidió, y obtuvo ya la suspensión en reposición con efectos para la vía
económico-administrativa, es evidente que no hace falta pedirla de nuevo. Si no se
pide y obtiene la suspensión, el acto es ejecutivo y desplegará sus efectos. Las
reglas de juego de las garantías son las mismas que ya hemos expuesto para la
reposición: garantía reglada ofrecida al órgano de recaudación como regla general
necesaria para obtenerla; garantía alternativa ofrecida al T.E.A. como posibilidad a

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valorar discrecionalmente por éste; sin garantía para sanciones y para supuestos
excepcionales.

Desde que se recibe el escrito de interposición, el órgano que dictó el


acto tiene un mes para remitir el expediente al tribunal acompañando un
informe optativo sobre la viabilidad de la reclamación. Si no hubo reposición y el
escrito trae alegaciones, en el plazo de ese mes el órgano puede anular total o
parcialmente el acto, como si se tratare de un recurso de reposición, en cuyo caso
lo notificará al interesado, para que éste, si lo desea, desista de la reclamación, o
bien exprese su pretensión de continuarla contra el acto sustitutivo (artículo 52
Reglamento Revisión).

Si la reclamación continúa adelante, el expediente debe ser puesto de


manifiesto para examen, formulación de alegaciones y proposición de pruebas
durante un mes, lo que deberá ser notificado al interesado. Éste puede detectar
insuficiencias o ausencias documentales y pedir por escrito que se complete, a lo
que accederá o no el tribunal, dando o no nuevo plazo para examen. El tribunal
determinará si la reclamación puede continuar sin los documentos que faltan,
advirtiéndoselo al interesado para que formule alegaciones a la vista del material
disponible. El escrito de alegaciones es fiel al asunto de la demanda del proceso
contencioso: debe contener relato de hechos, argumentos jurídicos, aportación o
proposición de pruebas y suplico: que se admita el escrito y la prueba, y se dicte
resolución anulando el acto, ordenando dictar otro, en su caso, indemnizando los
daños, expresando con claridad cuál es la pretensión del recurrente.

No es frecuente, aunque prevista está, la fase probatoria en este


procedimiento, fundamentalmente escrito, en el que caben teóricamente todas las
pruebas admisibles en derecho, que en la práctica se reconducen al expediente y
los documentos que deben integrarlo, aportados por la Administración o por el
administrado. El tribunal, no obstante, es libre de acordar o denegar la práctica de
pruebas, sin que quepa recurso contra la decisión, si bien cabrá replantear la
cuestión en sucesivos recursos contra el fondo del asunto.

La resolución es el modo normal de terminación del procedimiento . Adopta la


forma de una sentencia: hechos, fundamentos de derecho y fallo, en el que
se podrá declarar la inadmisión de la reclamación por falta de
cumplimiento de los requisitos procedimentales (artículo 239.4 L.G.T.); la
estimación total o parcial, con anulación total o parcial del acto recurrido e
indicación de las medidas a adoptar, en su caso; la desestimación; o el archivo, que
tendrá lugar si se hubiere dado satisfacción fuera del procedimiento a las
pretensiones del recurrente, si éste hubiera desistido o renunciado o si hubiera
mediado causa de prescripción o caducidad. Los tribunales económico-
administrativos pueden resolver sobre cuantas cuestiones de hecho y de derecho
ofrezca el expediente, hayan sido o no planteadas por los interesados en la
reclamación y/o en la reposición, sean cuestiones regladas o discrecionales,
siempre con el límite de la vedada reformatio in peius. Tampoco pueden estos
órganos administrativos enjuiciar la legalidad de los reglamentos ni la
constitucionalidad de las leyes. La resolución ha de notificarse a los interesados y a
la Dirección General competente.

Si transcurriere un año desde la interposición de la reclamación sin haber


recibido notificación de la resolución de la misma, el interesado tendrá derecho
a considerarla desestimada presuntamente, a los solos efectos de interponer el
siguiente recurso que sea procedente. Es un derecho del administrado que no
libera al tribunal de su deber de resolver la reclamación expresamente, aunque
sea fuera del plazo del año, que es lo que suele ocurrir vista la carga de trabajo de
estos órganos. El administrado puede, pues, sin perjuicio alguno para él, esperar a

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la resolución expresa, o incluso a la prescripción, por transcurso de 4 años de


inactividad; o cansarse de esperar e interponer el siguiente recurso o reclamación
contra la desestimación presunta, como han advertido reiteradamente T.C. y T.S.,
correctores de la práctica administrativa perversa en sentido contrario.

La carga de trabajo atosigante que padecen estos órganos ha llevado a introducir


recientemente un procedimiento abreviado en los artículos 245 a 248 L.G.T. Un
vocal unipersonal tramitará y resolverá las reclamaciones de cuantía
inferior a 6.000 euros de cuota o 72.000 euros de base, así como las que
versen sobre cuestiones de ilegalidad o inconstitucionalidad, defectos en las
notificaciones, motivaciones, congruencia, valoraciones…y las que se determinen
reglamentariamente. El interesado debe interponerlo con escrito único
comprensivo de alegaciones y pruebas, y el órgano deberá resolverlo
expresamente en el plazo de 6 meses, generando en su defecto una
desestimación presunta por silencio que deja abierta, como regla general,
la vía contencioso administrativa porque no cabe recurso de alzada al
T.E.A.C.

Contra la resolución económico-administrativa de un procedimiento ordinario o


abreviado cabe recurso de anulación ante el mismo tribunal en muy pocos
supuestos (inadmisión, incongruencia, archivo, artículo 239.6 L.G.T.), recurso
potestativo y previo al recurso ordinario de alzada. Éste cabe contra
resoluciones de los tribunales económico-administrativos regionales cuya
pretensión sea de cuantía inferior a 150.253,03 euros de cuota, o
1.803.036 euros de base o valor. Se sustancia con las mismas reglas que el
procedimiento en única o primera instancia. Además de los interesados, están
legitimados para interponer este recurso los Directores Generales que lo sean
competentes por razón de la materia, amén de la Intervención General del Estado
(previsión endogámica absurda donde las haya: órganos de la Administración
recurriendo contra órganos de la Administración, la Administración contra sí
misma). Se interpone en el plazo de un mes ante el tribunal regional que
dictó el acto, mediante escrito que deberá contener ya las alegaciones y pruebas,
pues no hay trámite posterior, como regla general, para realizarlas. En el plazo de
otro mes el tribunal regional remitirá el expediente al Tribunal Económico-
Administrativo Central. No hay fase probatoria salvo que el tribunal considere
que debe practicarse alguna prueba denegada antes, o que no se hubiera podido
practicar, en cuyo caso sí debe ofrecer la posibilidad de realizar alegaciones tras la
prueba. La resolución del T.E.A.C. agota la vía económico-administrativa y
deja expedito el camino a la jurisdicción contencioso-administrativa.

(NO ESTUDIAR) La L.G.T. prevé otros anómalos o poco habituales


recursos en la vía económico-administrativa: un recurso extraordinario de
alzada para que, cuando no cabe alzada, puedan, no obstante, interponerla los
directores generales disconformes con la resolución “gravemente dañosa y
errónea” (artículo 242 L.G.T., regulador de este disparate endogámico, que busca
una unidad de criterio administrativo difícil de alcanzar con tan torpes
instrumentos: no está claro que la resolución vincule a la D.G.T., que no se
considera parte de la Administración Tributaria, y es quien interpreta las normas y
promueve las reformas). La resolución que recayere respeta la situación jurídica
del interesado, no la altera.

Aún más endogámico y absurdo es el recurso extraordinario para la


unificación de doctrina que el artículo 243 L.G.T. permite interponer al
Director General de Tributos disconforme con una resolución del T.E.A.C.
Habrá de resolverlo una sala especial de prebostes de la Administración Tributaria
y del T.E.A.C., que pretende una unidad de criterio inalcanzable por la misma razón
recién expuesta. Estos preceptos olvidan que son los tribunales de justicia,

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singularmente el Tribunal Supremo, quienes fijan y unifican los criterios a seguir


por la Administración en la aplicación del ordenamiento jurídico. La Administración
no debe perder el tiempo en aclararse consigo misma en sus seudotribunales.

Existe otro procedimiento especial en la vía económico-administrativa, el recurso


extraordinario de revisión ideado para combatir actos firmes o resoluciones
económico-administrativas firmes, irrecurribles por los caminos ordinarios,
que, sin embargo incurran en alguno de los excepcionales supuestos del artículo
244 L.G.T. (aparición de documentos nuevos, declaración como falsos de
documentos o testimonios que influyeron en la resolución, prevaricación, cohecho,
violencia o maquinación fraudulenta declaradas por sentencia firme).

(IMPORTANTE) El recurso contencioso administrativo. Las resoluciones


que pongan fin a la vía económico-administrativa, así como las resoluciones
de los recursos de reposición contra actos tributarios locales, cuando no
haya órgano económico-administrativo local, son susceptibles de recurso
contencioso administrativo ante los órganos competentes de esa jurisdicción,
dentro del plazo de dos meses (ESTE ES PRIMER CONTROL JUDICIAL DE LA
ADMINISTRACIÓN). No es materia específica de este módulo el estudio de esta
jurisdicción, de la que se ocupan con rigor administrativistas y procesalistas,
estudiosos de la L.J.C.A. Ello, no obstante, como se trata de la jurisdicción que se
ocupa de la materia tributaria, es obligado indicar, si quiera sea, cuáles son los
órganos que la sirven y de qué actos tributarios conocen. Legitimación todos
los afectados por el acto que se reclama.

Los Juzgados provinciales de lo contencioso-administrativo conocen de las


resoluciones de los recursos de reposición interpuestos contra los actos
tributarios locales allí donde no existe órgano económico-administrativo
local. Allí donde sí existe éste, el Juzgado de lo Contencioso conocerá los
recursos que se interpongan contra sus resoluciones económico-
administrativas locales.

Los Tribunales Superiores de Justicia de las C.C.A.A. conocen de las


apelaciones contra las sentencias de los Juzgados de lo Contencioso,
posibles cuando la cuantía de la pretensión excede de 30.000 euros o
cuando se trata de cuestiones de legalidad de reglamentos tributarios,
ordenanzas fiscales en el ámbito local. Así mismo conocen de los recursos
de casación para unificación de doctrina e interés de ley de carácter
autonómico (artículos 99 y 101 L.J.C.A.). También conocen los T.S.J.C.A. de los
recursos que se interpongan contra las resoluciones de los T.E.A.R. no
susceptibles de alzada. Por último, contra las resoluciones de los órganos
económico-administrativos regionales propios, cuya última vía suele
detentar la Consejería de Hacienda.

La Audiencia Nacional conoce los recursos que se interpongan contra las


resoluciones del T.E.A.C. o del Ministro de Hacienda.

El Tribunal Supremo conoce los recursos de casación que se interpongan


contra las sentencias de los T.S.J.C.A. o de la A.N. (para la ordinaria, abierta a
partir de 600.000 euros de cuantía de la pretensión; para la unificación de doctrina,
30.000 euros; en interés de ley y contra reglamentos, sin limitación
cuantitativa), así como del recurso extraordinario de revisión contra
sentencias firmes, del artículo 102 L.J.C.A.

Se trata en cualquier caso de una jurisdicción revisora de la legalidad del acto en


todas sus facetas posibles: es el primer control judicial de la Administración,
en el que cabe plantear cuestiones de hecho y de derecho, regladas y

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discrecionales, planteadas ya antes en vía administrativa, eso sí, aunque fuera con
distintos motivos y argumentos. La pretensión puede serlo de anulación total o
parcial y de reconocimiento de una situación jurídica (incluyendo, en su caso, la
condena a la Administración a realizar una conducta, sustituir el acto anulado por
otro, indemnizar el daño), abarcando, incluso, a la declaración de ilegalidad de una
norma reglamentaria. Tienen legitimación todos los interesados/afectados por el
acto que se combate.

3. Procedimientos especiales de revisión. Se llaman así en la L.G.T., artículos


216 a 221, a los procedimientos que escapan del régimen impugnatorio
ordinario que acabamos de describir, por más que algunos de ellos no pretendan
en rigor revisar acto administrativo alguno. Todos ellos se caracterizan porque se
pueden activar en tanto no haya prescrito la acción administrativa para
comprobar y corregir, plazo de 4 años mucho más generoso que los restrictivos
plazos de impugnación de un mes o dos meses propios de los recursos ordinarios
recién tratados, cuyo transcurso hace irrecurribles, por firmes, los actos
consentidos.

A.- Nulidad. Es el vicio más grave que puede padecer un acto administrativo,
razón por la cual el ordenamiento jurídico abre un procedimiento especial que
permite revisar el acto aun cuando haya ganado firmeza (pudo ser atacado a
través del recurso ordinario y no lo fue). La gravedad del vicio es radical, ab
origine, no se convalida por el transcurso del tiempo. Los artículos 217 L.G.T. y 62
L.R.J.A.P. la circunscriben a unos pocos supuestos, que la jurisprudencia se ocupa
de interpretar restrictivamente (para que no se cuelen por este camino
impugnaciones de actos sencillamente ilegales, que debieron ser atacados por los
recursos ordinarios y no lo fueron): lesión de derechos fundamentales,
incompetencia manifiesta del órgano, acto de contenido imposible, acto constitutivo
de delito, infracción absoluta del procedimiento, adquisición de derechos faltando
requisitos esenciales. (cualquier otro motivo señalado en una disposición de rango
legal)

Puede instar la acción de nulidad el interesado, el órgano que dictó el


acto o su superior jerárquico. Se podrán inadmitir motivadamente sin más
trámite las solicitudes respecto de actos no firmes, o ya revisados judicialmente, o
carentes de fundamento, o cuando hayan sido desestimados en cuanto al fondo
solicitudes semejantes. Pero como regla general en el procedimiento hay de dar
audiencia a todos los interesados y pedir dictamen, preceptivo y vinculante, al
Consejo de Estado, u órgano consultivo análogo de la Comunidad Autónoma.
Resuelve el ministro de hacienda, en el ámbito estatal, el Consejero de Hacienda en
el ámbito autonómico, el Pleno de la Corporación en el ámbito local, en el plazo de
un año. El transcurso de este plazo sin resolución significa desestimación, si el
procedimiento lo inició el interesado, o acarrea caducidad, si se inició de oficio.
La resolución expresa o presunta finaliza la vía administrativa y es
recurrible ante la jurisdicción contencioso-administrativa.

B.- Revocación. Tradicionalmente pensada en el derecho público para los actos


discrecionales, revisables por razones de oportunidad, la nueva L.G.T. la incorpora
en el artículo 219 para actos que infrinjan manifiestamente la ley (antigua
anulabilidad), se hayan dictado en un procedimiento productor de
indefensión o hayan aparecido circunstancias sobrevenidas que pongan de
manifiesto la improcedencia del acto (nueva jurisprudencia en sentido
contrario, nuevas pruebas). Sólo la Administración de oficio puede iniciarlo y
resolverlo. Al interesado le cabe pedirla, si lo desea, más no por ello tiene derecho
a que se tramite el procedimiento.

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La revocación solo se autoriza en beneficio del interesado. Como


contrapartida, la ley prohíbe taxativamente lo que siempre se ha temido y por lo
que ha estado vedada en el ámbito fiscal: que albergue dispensas o exenciones
contrarias al ordenamiento jurídico, que viole el principio de igualdad, que turbe el
interés público, el principio de legalidad…Puede tramitarse y acordarse aun estando
recurrido el acto, con el fin de zanjar un pleito en marcha. Pero también siendo
firme el acto, ya irrecurrible. No tiene sentido ponerla en marcha, sin embargo,
cuando el acto aún puede ser impugnado, o cuando ya ha sido revisado
judicialmente.

Dentro del ámbito temporal del plazo de prescripción, cualquier órgano


administrativo puede proponerla (el Consejo de Defensa del Contribuyente fue
pionero en esto), debiendo iniciar el procedimiento el superior jerárquico del
órgano que dictó el acto (artículo 10 R.R.). La tramita el Subdirector general
competente que establece para cada caso la Resolución de 3 de julio de 2006 del
Presidente de la A.E.A.T. Deberá dar audiencia a los interesados y pedir
informe de la asesoría jurídica (abogacía del Estado u órgano equivalente
autonómico o local). Ha de resolver en el plazo de 6 meses el Director
General competente por razón de la materia (artículo 12 R.R.), acordando la
revocación o denegándola, con el consiguiente archivo. El transcurso del plazo
acarrea caducidad. La resolución agota la vía administrativa por lo que es
recurrible en vía contencioso administrativa.

C.- Rectificación de errores de hecho. La levedad del defecto que padece el


acto inclina al legislador a abrir la posibilidad de corregirlo aunque haya
ganado firmeza, y sin necesidad de recurrirlo, mediante un sencillo
procedimiento en el que se evidencia el error fáctico: aquél que tiene una
realidad independiente de toda opinión o criterio, aquél que no versa sobre
cuestiones de fondo o concepto, aquél que se aprecia sin necesidad de
interpretar la ley, sin necesidad de realizar calificaciones jurídicas, aquél que no
exige procedimientos demostrativos dilatados por ser ostensible, notorio,
manifiesto, indiscutible. De todas estas maneras lo delimita la jurisprudencia para
evitar que por este conducto se inste la revisión de otros actos, sencillamente
ilegales, que debieron recorrer el camino de la impugnación y no lo hicieron…El
paradigma del error de hecho es el error aritmético, pero también lo es el
error en la ejecución –cuando se exterioriza una voluntad y se ejecuta otra
distinta-.

Con este procedimiento no se pretende anular el acto, ni revisarlo en rigor.


El acto que se revisa subsiste corregido en su aspecto fáctico. Puede instarlo el
interesado o el órgano autor del acto, dentro del plazo de prescripción.
Debe darse audiencia al interesado –salvo que sólo sus alegaciones ya
expuestas vayan a ser tenidas en cuenta-, cabe obtener la suspensión sin garantía
mientras dure la tramitación, y ha de resolverlo el órgano autor del acto en el
plazo de 6 meses. Si transcurriere este plazo sin mediar resolución, se
producirá la caducidad, si se inició de oficio, o se tendrá por desestimado
presuntamente, si lo inició el interesado. La resolución es recurrible en
reposición y en la vía económico-administrativa (artículo 220 L.G.T., artículo
13 R.R.).

D.- Devolución de ingresos indebidos. “Cuando se recibe alguna cosa que


no había derecho a cobrar, y que por error ha sido indebidamente
entregada, surge la obligación de restituirla”, como bien señala el artículo
1895 C.C., que hace suyo el artículo 221 L.G.T. Los artículos 14 a 20 R.R. regulan,
pero no sistematizan el concepto y los supuestos de ingresos indebidos que dan
derecho a devolución para evitar un enriquecimiento injusto de la
Administración Tributaria. Podemos distinguir de un lado ingresos en exceso que

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lo fueron ya en su día bien por error de hecho, material o aritmético, o bien por
realizarse habiendo mediado prescripción. De otra parte, tenemos los ingresos
que eran debidos cuando se realizaron pero que por circunstancias
posteriores han devenido indebidos, como pueden ser los realizados por
causa de autoliquidación, liquidación o sanción luego rectificadas por
resoluciones administrativas o judiciales firmes. No lo es el ingreso a
cuenta de retenciones o pagos fraccionados que superaren luego a la cuota
líquida, ingresos excesivos, pero no indebidos, que serán devueltos en
aplicación de la mecánica ordinaria aplicativa del tributo que los genera, y no por
este procedimiento.

Este procedimiento pretende que se reconozca la existencia del ingreso


indebido y que se ejecute su devolución, o bien sólo esto último, si lo
primero es evidente. No pretende revisar ningún acto administrativo. No es
un procedimiento de revisión/rectificación de actos administrativos. La
incorrecta incardinación de este procedimiento entre los de revisión confunde a los
operadores, haciéndoles creer que por esta vía se puede instar la corrección de un
acto, algo absolutamente inviable, que habría que intentar, en su caso, por alguno
de los otros procedimientos ante expuestos. Éste debería iniciarlo la
Administración siempre de oficio, en cuanto se percatara de la existencia del
ingreso indebido. Ello, no obstante, con buen criterio, la norma permite ponerlo
en marcha también al interesado, siempre que no haya transcurrido el plazo de
prescripción, mediante simple escrito identificativo de los datos, acompañado en su
caso de los documentos justificativos de los ingresos. Instruye el órgano de
recaudación que lo fuera, y propondrá la devolución o la denegación, que debe ser
fiscalizada por el Interventor. La resolución compete al Director General del Tesoro
o al de la A.E.A.T., según los casos, y debe dictarse en el plazo de 6 meses,
devengándose intereses de demora desde la fecha del ingreso hasta la
fecha de la ordenación. Se entiende desestimada la petición por silencio si
transcurre ese plazo sin respuesta notificada al interesado.

El artículo 15.1 R.R. regula impropiamente la devolución de ingresos indebidos


como consecuencia de la rectificación de autoliquidaciones del interesado, en
aplicación de los artículos 120 y 122 L.G.T., muy frecuente en la práctica pero nada
singular en cuanto a procedimiento de devolución; y el artículo 14 R.R. se dedica
específicamente a la devolución de ingresos por retenciones o repercusiones
indebidas, procedimientos especiales de devolución de escasa operatividad práctica.
Mayor repercusión teórica y práctica tiene la difícil devolución de ingresos
realizados mediante actos firmes o consentidos en aplicación de normas luego
declaradas nulas, sea por inconstitucionalidad, sea por ilegalidad o sea por
contravención del derecho comunitario. La doctrina mayoritaria de los tribunales es
prospectiva, pro-futuro, y se opone a las devoluciones, no obstante lo cual,
mediante la vía de la responsabilidad patrimonial por enriquecimiento injusto de la
Administración se obtiene, en ocasiones, reparación indemnizatoria del tributo
indebidamente satisfecho.

5.- Lesividad y acceso a la vía contencioso administrativa. La Administración


autora de un acto no debe desdecirse del mismo, como regla general, de tal
manera que una vez dictado, si ha reconocido derechos u obligaciones a un
administrado, para corregirlo debe acudir a los tribunales de lo contencioso-
administrativo, previa declaración de que el acto es lesivo para el interés
público viola el ordenamiento jurídico. La declaración de lesividad es pues,
el procedimiento administrativo previo, y necesario, a la impugnación en
vía contencioso administrativa. Es el procedimiento ordinario para que la
Administración autora de un acto resolutorio se desdiga del mismo. Es un
procedimiento pensado para actos firmes –mientras el acto no lo es, hay que
esperar a la posible revisión judicial ordinaria-, no susceptibles de revocación ni

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incursos en causa de nulidad –si fueran anulables o revocables, cabría acudir a


estos procedimientos especiales, menos engorrosos que la lesividad y el
contencioso, aunque éste sigue siendo el camino ordinario-. El artículo 218 L.G.T.,
desarrollado por los artículos 7, 8 y 9 R.R., hace suya la regulación tradicional de la
figura en el Derecho Administrativo –hoy artículos 19.2, 43, 44 y 45 L.J.C.A., 103
L.R.J.A.P. y 13.11 L.O.F.A.G.E.-.

La declaración de lesividad ha de proponerla, dentro del plazo de


prescripción, el órgano autor del acto, o su superior jerárquico, que inicia así
la tramitación, siendo los Subdirectores Generales competentes en materia de
gestión, inspección, recaudación o aduanas quienes instruyen el expediente, dando
audiencia a los interesados y solicitando los informes que estimen
pertinentes, entre los que ha de constar necesariamente el de la Abogacía
del Estado (u órgano análogo con funciones de asesoramiento jurídico en el
ámbito estatal o local) para, a la vista de ellos, elaborar una propuesta de
declaración. La resolución declarativa compete al Ministro de Hacienda en el ámbito
estatal, al Consejero de Hacienda en el ámbito autonómico y al Pleno de la
Corporación en el ámbito local. Ha de dictarse en el plazo de 3 meses de
caducidad, contados desde la iniciación. No tiene efectos suspensivos, pero el
abogado de la administración autora del acto deberá formalizar demanda en el
recurso contencioso, acompañando el expediente, en el plazo de dos meses y en él
podrá instar la suspensión de los efectos del acto, siendo el órgano judicial el único
competente para acordarla. La tramitación en la vía contenciosa es la común para
todos los recursos, cuya explicación dejamos al correspondiente del Derecho
Administrativo.

A PARTIR DE AQUÍ NO ENTRA


MODIFICACIONES INTRODUCIDAS A LA LGT POR LA LEY 34/2015, DE 21
DE SEPTIEMBRE
MODIFICACIONES DEL CAPÍTULO IV SOBRE RECLAMACIONES ECONÓMICO-
ADMINITRATIVAS

1.- Competencias de los órganos económico-administrativos (Art. 229 de la


LGT)

- Con respecto a las reclamaciones interpuestas contra actuaciones de los


particulares en materia tributaria susceptibles de reclamación económico-
administrativa, se atribuye al Tribunal Económico-Administrativo Central la
competencia para conocer de las mismas cuando el domicilio fiscal del
reclamante se halle fuera de España, cualquiera que sea su cuantía, según
artículo 229.5 de la LGT.

- Se refuerza el sistema de unificación de doctrina, ampliando, en este


sentido, las competencias del Tribunal Económico-Administrativo Central y de los
Tribunales económico-administrativos Regionales, de forma tal que:

Cuando existan resoluciones de los TEA Regionales o Locales que apliquen


criterios distintos a los contenidos en resoluciones de otros Tribunales económico-
administrativos, o que revistan especial transcendencia: compete al TEAC dictar
resolución en unificación de criterio, resolución que tendrá los mismos efectos que
la resolución del recurso extraordinario de alzada para la unificación de criterio
recogido en el artículo 242 de la LGT.

Cuando existan resoluciones de una Sala desconcentrada de un Tribunal


Económico-Administrativo Regional que no se adecuen a los criterios del Tribunal o
que sean contrarios a los de otra Sala desconcentrada del mismo TEAR: compete al

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Pleno, o a una Sala convocada a tal fin, del TEAR en cuestión dictar resolución de
fijación de criterio. Contra dicha resolución podrá interponerse recurso
extraordinario de alzada para unificación de criterio ante el TEAC.
La resolución de fijación de criterio adoptada por el TEAR no afectará a la situación
jurídica particular derivada de las resoluciones previas. Los criterios adoptados en
la misma serán vinculantes para las Salas y órganos unipersonales del
correspondiente Tribunal.

- Respecto al recurso de alzada ordinario, se establece que, cuando la resolución


de la reclamación económico-administrativa sea susceptible de recurso de alzada
ordinario ante el Tribunal Económico-Administrativo Central, la reclamación podrá
interponerse directamente ante este órgano, correspondiendo su tramitación a la
Secretaría del Tribunal Económico-Administrativo Regional o Local o del órgano
económico administrativo de la Comunidad Autónoma, salvo que el interesado
solicite que la puesta de manifiesto sea ante el TEAC, en cuyo caso, la tramitación
seguirá en este órgano. Esto último será de aplicación para las reclamaciones y
recursos interpuestos desde la entrada en vigor de la Ley de modificación de la
LGT.

2.- Acumulación de reclamaciones económico-administrativas (Art. 230 de


la LGT)

- En materia de acumulación se simplifican las reglas de acumulación


obligatoria, recogidas en el apartado 1 del artículo 230 de la LGT, con el propósito
de eliminar los problemas que surgen al acumular reclamaciones bajo el
procedimiento general y reclamaciones bajo el procedimiento abreviado.

- Asimismo se introduce un nuevo supuesto de acumulación obligatoria de


aplicación ante reclamaciones interpuestas por varios interesados contra un mismo
acto administrativo o contra una misma actuación tributaria de los particulares.

- Como novedad, y al margen de los supuestos de acumulación obligatoria, el


Tribunal, de oficio o a instancia de parte, podrá determinar motivadamente
la acumulación de aquellas reclamaciones que considere que deben ser objeto de
resolución unitaria, aun cuando afecten al mismo o a distintos tributos, siempre que
exista conexión entre ellas.

- En el caso de que se trate de distintos reclamantes y no se haya solicitado por


ellos mismos, se les concederá un plazo de 5 días para que manifiesten lo que
estimen oportuno en relación con el proceso de acumulación.

- En la línea de la simplificación, se clarifica la competencia para resolver ante


la acumulación de recursos y reclamaciones económico-administrativas.

- La nueva redacción del artículo 230 de la LGT será de aplicación a las


reclamaciones y recursos interpuestos desde la entrada en vigor de la Ley de
modificación.

3.- Procedimiento general económico-administrativo (Art. 234-244 de la


LGT)

Normas generales (Art. 234 de la LGT)

– Se establece una presunción de representación voluntaria cuando la


representación hubiera sido admitida por la Administración tributaria en el
procedimiento en el que se dictó el acto impugnado. En estos casos, no será
necesario aportar alguno de los medios establecidos en el artículo 46.2 de la LGT.

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Esta modificación será de aplicación a las reclamaciones y recursos interpuestos


desde la entrada en vigor de la Ley de modificación.

– De acuerdo con el impulso que se quiere dar a los medios electrónicos en las
relaciones con la Administración tributaria, se reconoce la posibilidad de notificar
por medios electrónicos todos los actos y resoluciones que afecten a los interesados
o pongan término a una reclamación económico-administrativa.

La notificación se hará de forma electrónica obligatoriamente para los


interesados, y en los términos que reglamentariamente se establezcan, en los
supuestos en que sea obligatoria la interposición electrónica de la reclamación
(para aquellos interesados que estén obligados a recibir por medios electrónicos las
comunicaciones y notificaciones).

Se destaca que la interposición electrónica de la reclamación será obligatoria desde


la entrada en vigor de la presente Ley de Modificación de la LGT, mientras que para
la notificación electrónica obligatoria será necesario el previo desarrollo
reglamentario.

– En materia de costas, se recoge la posibilidad de exigir costas ante la


inadmisión del recurso o reclamación, no sólo ante la desestimación del mismo
como estaba previsto hasta ahora. En todo caso, las costas del procedimiento serán
exigidas a la persona a la que resulte imputable la temeridad y mala fe que motivó
la condena en costas.

La condena en costas se impondrá en la resolución que se dicte. Si posteriormente


es interpuesto recurso de alzada ordinario, la eficacia de la condena dictada en
primera instancia queda supeditada a su posterior confirmación en el recurso de
alzada ordinario.

Iniciación, tramitación y extensión (Art. 235, 236 y 237 de la LGT)

– En los supuestos de silencio administrativo, podrá interponerse la


reclamación desde el día siguiente a aquél en que produzca sus efectos, eliminando
así el plazo de un mes existente en la redacción actual. Asimismo, se recoge que si
con posterioridad a la interposición de la reclamación económico-administrativa, y
antes de su resolución, se dictara resolución expresa, ésta será remitida al Tribunal
y notificada al interesado, debiéndole conceder un plazo de un mes para que pueda
formular ante el Tribunal las alegaciones que estime convenientes.

En la notificación se le comunicará al interesado que la resolución expresa, de


acuerdo con su contenido, se considerará impugnada en vía económico-
administrativa, o que causará la terminación del procedimiento por satisfacción
extraprocesal que será declarada por el órgano económico-administrativo que esté
conociendo el procedimiento.

El interesado, en sus alegaciones, podrá pronunciarse sobre estas consecuencias si


no estuviera conforme, para lo cual dispondrá de un plazo de un mes.

Todo lo anterior, previsto en el artículo 235.1 de la LGT, será de aplicación a las


resoluciones expresas que se dicten desde la entrada en vigor de la Ley de
modificación de la LGT.

– La interposición de la reclamación se realizará obligatoriamente a través


de la sede electrónica del órgano que haya dictado el acto reclamable cuando los
reclamantes estén obligados a recibir por medios electrónicos las comunicaciones y
notificaciones (artículo 235.5 de la LGT). Esta modificación será de aplicación a las

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reclamaciones y recursos interpuestos desde la entrada en vigor de la Ley de


modificación.

La puesta de manifiesto del expediente electrónico podrá tener lugar por


medios electrónicos, informáticos o telemáticos, pudiéndose presentar por estos
medios las alegaciones y pruebas.

Los obligados a interponer la reclamación de forma electrónica, habrán de


presentar las alegaciones, pruebas y cualquier otro escrito por esta mismo medio.

En caso de deficiencia técnica imputable a la Administración tributaria que


imposibilite la realización del trámite por esta vía, el Tribunal adoptará las medidas
oportunas para evitar perjuicios al interesado, pudiendo, conceder un nuevo plazo,
prorrogar el anterior o autorizar que se realice este trámite por otros medios.

La Ley de modificación de la LGT, en su Disposición transitoria única, establece que


la puesta de manifiesto electrónica entrará en vigor cuando así se disponga por
Orden Ministerial.

– Se recoge de forma expresa la posibilidad de plantear por el Tribunal


cuestiones prejudiciales ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Aunque reglamentariamente se desarrollará el procedimiento a seguir, el precepto
legal establece que, cuando se hubiese planteado una cuestión prejudicial ante el
TJUE, se suspenderá el procedimiento económico-administrativo hasta que se
reciba la resolución que resuelva la cuestión prejudicial planteada. Asimismo, se
suspenderá el curso de aquellos procedimientos económicos-administrativos para
cuya resolución sea preciso conocer el resultado de la cuestión prejudicial
planteada.
El Tribunal concederá un plazo de 15 días para que formulen alegaciones el
interesado, cuando el planteamiento de la cuestión prejudicial no haya solicitado
por éste, y la Administración tributaria autora del acto.

Resolución (Art. 239 de la LGT)


– Con excepción del supuesto en el que la resolución aprecia defectos formales
(supuesto en el que se ordena la retroacción de las actuaciones al momento en que
se produjo el defecto formal), los actos de ejecución no formarán parte del
procedimiento en el que tuviese su origen el acto objeto de impugnación. Se
produce una disgregación entre el procedimiento de ejecución y el procedimiento de
aplicación de tributos del que emanaron los actos recurridos y anulados.

Estos actos resultantes de la ejecución de la resolución deberán ser notificados en


el plazo de un mes desde que dicha resolución tenga entrada en el registro del
órgano competente para su ejecución, estableciéndose de forma expresa, en norma
con rango de ley, el plazo del que dispone la Administración para ejecutar la
resolución dictada por el TEA en supuestos distintos de la retroacción.

Por último, se indica que no se exigirán intereses de demora desde que la


Administración incumpla con dicho plazo.

– Respecto a las resoluciones de los TEA dictadas en las reclamaciones relativas a


actuaciones u omisiones de los particulares, artículo 227.4 de la LGT, se establece
su carácter vinculante, una vez hayan adquirido firmeza, para la Administración
tributaria en cuanto a la calificación jurídica de los hechos tenidos en cuenta para
resolver. Por ello, estas resoluciones serán comunicadas a la Administración
competente.

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– Se establece, en el apartado 6º del artículo 239 de la LGT, la posibilidad de


expedir factura por parte del reclamante y destinatario de la operación cuando no la
hubiera expedido el obligado a ello, en el plazo legalmente establecido, por la
resolución del Tribunal. Esta actuación será posible para las resoluciones que se
dicten desde la entrada en vigor de la Ley de modificación de la LGT.

Recursos en vía económico-administrativa (Art. 241-244 de la LGT)

– Recurso de alzada ordinario (art. 241 de la LGT)

Se reconoce la posibilidad de solicitar, con la interposición del recurso de alzada


ordinario, la suspensión de la ejecución de la resolución impugnada por los órganos
de la Administración. En consecuencia, la propia Administración podrá detener sus
propios actos en contra del principio de ejecutividad de los actos administrativos.

La propia solicitud suspenderá la ejecución de la resolución recurrida en tanto en


cuanto no se decida sobre la misma, siendo competencia del TEAC su resolución.

La suspensión se fundamentará en que “existen indicios racionales de que el cobro


de la deuda que finalmente pudiese resultar exigible se podría ver frustrado o
gravemente dificultado”. No se requerirá aportación alguna de garantía.

La suspensión, cautelar o definitiva, impedirá de que se devuelvan las cantidades


que se hubieran ingresado y que se liberen las garantías que se hubieran
constituido por el interesado en la reclamación económico-administrativa en
primera instancia para obtener la suspensión del acto recurrido.

Todo lo introducido por la Ley de modificación referido a la suspensión de la


ejecución de la resolución recurrida, en su artículo 241.3, será de aplicación a las
solicitudes de suspensión que se formulen desde la entrada en vigor de la Ley.

En el trámite parlamentario se limitaron los efectos de la suspensión, al establecer


que, cuando la ejecución de la resolución impugnada pudiese determinar el
reconocimiento del derecho a una devolución tributaria, procedería la ejecución de
la resolución previa prestación por parte del obligado tributario de la garantía
correspondiente (art. 224.2 de la LGT)

– Recurso de anulación (art. 241 bis de la LGT)


El presente recurso pasa a ser regulado de forma independiente en un nuevo
artículo, art. 241.bis de la LGT, en el que se clarifica el ámbito objetivo del recurso,
indicando que no procederá el mismo frente a su resolución y frente a la resolución
del recurso extraordinario de revisión.

La interposición del recurso de anulación suspenderá el plazo para la interposición


del recurso de alzada ordinario que, en su caso, proceda contra la resolución
impugnada.

Si la resolución del recurso de anulación desestimase el mismo, el recurso de


alzada ordinario que se interponga posteriormente servirá para impugnar tanto la
resolución del recurso de anulación como la resolución inicialmente impugnada.

– Recurso contra la ejecución (art. 241 ter de la LGT)

Se crea un nuevo recurso, el de ejecución, llamado hasta ahora “incidente de


ejecución”, a interponer por el interesado cuando esté disconforme con los actos

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dictados como consecuencia de la ejecución de una resolución económico-


administrativa estimatoria. Se caracteriza por:

- Será competente para conocer de este recurso el órgano del Tribunal que hubiera
dictado la resolución que se ejecuta.

- El plazo de interposición será de 1 mes a contar desde el día siguiente al de la


notificación del acto de ejecución impugnado.

- La tramitación de este recurso se efectuará a través del procedimiento abreviado,


salvo que la resolución económico-administrativa hubiera ordenado la retroacción
de las actuaciones (ver art. 239.3 de la LGT), en cuyo caso se seguirá por el
procedimiento abreviado o general que proceda según la cuantía de la reclamación
inicial. El procedimiento aplicable determinará el plazo en el que haya de ser
resuelto el recurso.

- No cabe recurso de reposición con carácter previo al recurso contra la ejecución.

- Este nuevo precepto será de aplicación a las reclamaciones y recursos


interpuestos desde la entrada en vigor de la Ley de modificación.

– Recurso extraordinario de alzada para la unificación de criterio (art. 242


de la LGT)

Se reduce de 6 a 3 meses el plazo de resolución del presente recurso. Nuevamente,


esta modificación será de aplicación para las reclamaciones y recursos interpuestos
desde la entrada en vigor de la Ley de modificación.

– Recurso extraordinario de revisión (art. 244 de la LGT)

Se reduce de 1 año a 6 meses el plazo para dictar resolución, transcurrido este


plazo sin haberse notificado resolución expresa, el interesado podrá entender
desestimado el recurso.

4.- Procedimiento abreviado (Art. 245-248 de la LGT)

Todas las novedades introducidas por la Ley de modificación de la LGT relativas al


procedimiento abreviado, previstas en los artículos 245, 246 y 247 de la LGT, será
de aplicación a las reclamaciones y recursos interpuestos desde su entrada en
vigor.

Ámbito de aplicación (Art. 245 de la LGT)


– Se reduce el ámbito de aplicación del procedimiento abreviado a un único
supuesto de reclamación unipersonal: reclamaciones económico-administrativas de
cuantía inferior a la determinada reglamentariamente.
– Se elimina la vinculación exclusiva a órganos unipersonales.

Iniciación (Art. 246 de la LGT)


– Se recoge de forma expresa la posible puesta de manifiesto del expediente al
interesado, previa interposición de la reclamación, para la formulación de sus
alegaciones, debiendo comparecer ante el órgano que dictó el acto impugnado
durante el plazo de interposición de la reclamación.

Tramitación y resolución (Art. 247 de la LGT)


– Se elimina la referencia a la posibilidad de que el órgano económico-
administrativo convocara la celebración de una vista oral en la que el interesado
pudiera fundamentar sus alegaciones.

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5.- Procedimiento para la devolución de ingresos indebidos (Art. 221 de la


LGT)
Tras la reforma, no procederá la devolución de ingresos indebidos de aquellas
cantidades que se hubieran ingresado como consecuencia de la regularización
voluntaria efectuada por el contribuyente que le exime del delito fiscal.

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