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Cobre
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Contenido

Resumen Resumen
El cobre es un cofactor esencial para las reacciones de
Función
oxidación y reducción que implican oxidasas que contienen
Producción de energía
cobre. Las enzimas de cobre regulan varias vías siológicas,
Formación del tejido conjuntivo como la producción de energía, el metabolismo del hierro,
Metabolismo del hierro maduración del tejido conjuntivo, y la neurotransmisión. (Más
información)
Sistema nervioso central Done al MIC
La de ciencia de cobre puede resultar de la malnutrición,
Formación de la melanina
malabsorción, o una ingesta excesiva de zinc y puede ser
Funciones de antioxidantes adquirida o heredada. Síntomas incluyen de ciencias en las
células sanguíneas, anormalidades en el tejido óseo y
Regulación de la expresión de genes
conjuntivo, y desórdenes neurológicos. (Más información)
Interacción con nutrientes
Un desequilibrio del cobre marginal ha sido ligado a una
De ciencia alteración de la función inmune, desmineralización de los
Individuos en riesgo huesos, y un riesgo incrementado de enfermedades
De ciencia de adquirida cardiovasculares y neurodegenerativas. Sin embargo el uso de
indicadores más precisos del estado nutricional del cobre
De ciencia de hereditaria
necesitan ser considerados para investigaciones futuras. (Más [Descargar PDF]
La IDR información)

Prevención de Enfermedades Viseras, mariscos, frutos secos, semillas, cereales de salvado de


Enfermedad cardiovascular trigo, y productos de grano entero son buenas fuentes de
cobre. (Más información)
Función del sistema inmune
La toxicidad del cobre es rara y la mayoría de las veces es
Osteoporosis
asociada con defectos genéticos de metabolismo del cobre.
Enfermedades neurodegenerativas (Más información)
Fuentes El cobre (Cu) es un elemento traza esencial para los seres
Alimenticias humanos y animales. En el cuerpo, el cobre se desplaza entre
Suplementos sus formas cuproso (Cu1+) y cúprico (Cu2+), aunque la mayoría
del cobre en el organismo se encuentra en forma (Cu2+). La
Seguridad
habilidad del cobre para aceptar y donar electrones fácilmente
Toxicidad
explica la importancia de este mismo en las reacciones de
Interacción con drogas oxidación y reducción (redox) y la actividad de barrido de
radicales libres (1). Aunque se dice que Hipócrates prescribía
Recomendación del LPI
compuestos de cobre para tratar enfermedades desde
Autores y Críticos principios del 400 A.C. (2), cientí cos están aun descubriendo
Referencias nueva información acerca de las funciones del cobre en el
cuerpo humano (3).

Función
El cobre es un componente crítico funcional de varias enzimas esenciales conocidas como cuproenzimas (4).
Algunas de las funciones siológicas conocidas por ser cobre-dependientes son explicadas a continuación.

Producción de energía
La enzima cobre-dependiente, llamada citocromo C oxidasa, juega un papel crítico en la producción de energía
celular. Al catalizar la reducción del oxigeno molecular (O2) a agua (H2O), la citocromo c oxidasa genera un
gradiente eléctrico usado por la mitocondria para crear la molécula de almacenaje energético vital, el ATP (5).

Formación del tejido conjuntivo


Otra cuproenzima, la lisil oxidasa, es necesaria para el entrecruzamiento del colágeno y la elastina, los cuales son
esenciales para la formación de un tejido conjuntivo fuerte y exible. La acción de la lisil oxidasa ayuda a
mantener la integridad del tejido conjuntivo en el corazón y los vasos sanguíneos, y también participa en la
formación ósea (2).

Metabolismo del hierro


Cuatro enzimas que contienen cobre, conocidas como oxidasas multicobre o ferroxidasas tienen la capacidad de
oxidar el hierro ferroso (Fe2+) en hierro férrico (Fe3+), la forma del hierro que puede ser cargada en la proteína
transferrina para su transporte al sitio de formación de glóbulos rojos. La familia de oxidasas multicobre
comprende la ceruloplasmina circulante (la cual representa ~90% del cobre en el plasma), la ceruloplasmina
unida a la membrana (llamada ceruloplasmina GPI) y dos proteínas llamadas Hefaestina y Zyklopen encontradas
en los intestinos y la placenta respectivamente (6). Interesantemente, ratones que no expresan ceruloplasmina
(Cp-/-) tienen un metabolismo normal del cobre pero una acumulación anormal de hierro en el hígado (7, 8).
Similarmente, individuos que necesitan ceruloplasmina muestran una sobrecarga de hierro en ciertos tejidos,
incluyendo el hígado, cerebro, y la retina (9). Esto apoya la idea de que la actividad ferroxidasa de la
ceruloplasmina es esencial para el ujo de hierro en el cuerpo. Por otra parte, el hecho de que la movilización del
hierro de los lugares de almacenamiento se altera en la de ciencia de cobre apoya el papel de las oxidasas
multicobre en el metabolismo del hierro (10).

Sistema nervioso central


Una serie de reacciones esenciales para el funcionamiento normal del cerebro y el sistema nervioso son
catalizadas por cuproenzimas.

Síntesis de neurotransmisores
La dopamina β hidroxilasa cataliza la conversión de la dopamina para el neurotransmisor norepinefrina (11).

Formación y mantenimiento de la mielina


La envoltura de la mielina está hecha de fosfolípidos cuyas síntesis dependen de la actividad de la citocromo c
oxidasa (2).

Formación de la melanina
La cuproenzima, tirosinasa, es requerida para la formación del pigmento melanina. La melanina se forma en
células llamadas melanocitos y juega un papel en la pigmentación del cabello, la piel y los ojos (2).

Funciones de antioxidantes
Superóxido dismutasa
La enzima superóxido dismutasa (SOD) funciona como un antioxidante al catalizar la conversión de radicales
superóxido (radicales libres) a peróxido de hidrógeno, el cual subsecuentemente puede ser reducido a agua por
otras enzimas antioxidantes (12). Dos formas de la SOD contienen cobre: (1) la SOD con cobre/zinc se encuentra
dentro de la mayoría de las células del cuerpo, incluyendo eritrocitos; y (2) la SOD extracelular que es una enzima
contenedora de cobre encontrada en altos niveles en los pulmones y en bajos niveles de plasma sanguíneo (2).

Ceruloplasmina
La ceruloplasmina puede funcionar como un antioxidante de dos diferentes maneras. Iones libres de cobre y
hierro son poderosos catalizadores del daño por radicales libres. Al unir el cobre, la ceruloplasmina previene que
los iones libres de cobre catalicen el daño oxidativo. La actividad ferroxidasa de la ceruloplasmina (oxidación del
hierro ferroso) facilita la carga del hierro en su proteína transportadora, la transferrina, y puede prevenir que los
iones libres de hierro (Fe2+) participen en las reacciones dañinas que producen radicales libres (12).

Regulación de la expresión de genes


Los niveles celulares del cobre pueden afectar la síntesis de las proteínas al potenciar o inhibir la transcripción de
genes especí cos. El cobre puede regular la expresión de los genes incrementando el nivel de estrés oxidativo
intracelular. Un cierto número de vías de transducción de señales son activadas en respuesta al estrés oxidativo
y pueden conducir al incremento en la expresión de genes envueltos en la desintoxicación de especies reactivas
de oxigeno (13).

Interacción con nutrientes


Hierro
Un adecuado estatus nutricional del cobre es necesario para un metabolismo normal del hierro y para la
formación de glóbulos rojos. La anemia es una señal clínica de la de ciencia del cobre, y el hierro ha sido
encontrado acumulado en los hígados de animales con una de ciencia de cobre, indicando que el cobre (a través
de la ceruloplasmina) es requerido para el transporte del hierro a la medula ósea para la formación de glóbulos
rojos (ver Metabolismo del hierro) (2). La conexión entre la disponibilidad del cobre y el metabolismo del hierro
ha sido también establecida en humanos; una de ciencia de cobre puede llevar a una de ciencia secundaria de
ceruloplasmina y una sobrecarga de hierro hepático y/o cirrosis (10). La suplementación oral de cobre restauro
los niveles de normales de ceruloplasmina y la actividad plasmática ferroxidasa y corrigió el desorden del
metabolismo del hierro en un sujeto con de ciencia de cobre (14). Por otra parte, infantes alimentados con
fórmulas altas en hierro absorbieron menos cobre que los infantes alimentados con fórmulas con bajos niveles
de hierro, sugiriendo que altas ingestas de hierro en infantes pueden interferir con la absorción de cobre (15).

Zinc
Altas ingestas suplementarias de zinc de 50 mg/día o más por periodos extensos de tiempo puede resultar en
una de ciencia de cobre. Una alta ingesta dietaría de zinc incrementa la síntesis de una proteína celular llamada
metalotioneína, la cual se une a ciertos metales y previene su absorción atrapándolos en las células intestinales.
La metalotioneína tiene una a nidad superior al cobre que al zinc, es por ello que altos niveles of metalotioneína
inducidos por un exceso de zinc causan un descenso en la absorción del cobre. En contraste, altas ingestas de
cobre no se ha encontrado que afecten el estatus nutricional del zinc (2, 15). La suplementación con zinc (10
mg/día por 8 semanas) fue capaz de restaurar las proporciones normales de cobre/zinc del plasma en 65 sujetos
con hemodiálisis a largo plazo que inicialmente exhibieron bajos niveles de zinc y elevados niveles de cobre. Si
una mejora del estatus del zinc y el cobre en los pacientes de hemodiálisis puede impactar sus resultados clínicos
aún necesita ser evaluada (16).

Fructosa
Dietas altas en fructosa han exacerbado la de ciencia de cobre en ratas pero no en cerdos los cuales poseen un
sistema gastrointestinal más parecido al de los seres humanos. Muy altos niveles de fructuosa dietaría (20% del
total de las calorías) no resultaron en una reducción de cobre en humanos, sugiriendo que la ingesta de fructosa
no resulta en una reducción del cobre en niveles relevantes de dietas normales (2, 15).

Vitamina C
Aunque los suplementos de vitamina C han producido de ciencia de cobre en conejillos de indias (17), el efecto
de los suplementos de vitamina C en el estado nutricional del cobre en seres humanos es menos claro. Dos
estudios menores en hombres adultos jóvenes sanos indican que la actividad oxidasa de la ceruloplasmina
puede verse deteriorada por dosis relativamente altas de vitamina C suplementaria. En un estudio, la
suplementación con vitamina C de 1,500 mg/día por dos meses resultó en una disminución signi cativa de la
actividad oxidasa de la ceruloplasmina (18). En el otro estudio, los suplementos de 605 mg de vitamina C/día por
tres semanas provocaron una disminución en la actividad oxidasa de la ceruloplasmina, aunque la absorción de
cobre no disminuyo (19). Ninguno de estos estudios encontró que la suplementación de vitamina C afectara
adversamente el estatus nutricional del cobre.

Deficiencia
La de ciencia franca del cobre dietario o clínicamente evidente es relativamente poco común. Los niveles del
cobre en el suero y la ceruloplasmina pueden caer hasta un 30% de lo normal en casos de severa de ciencia del
cobre. La hipocupremia (bajo contenido de cobre en la sangre) es también observada en desordenes genéticos
debido al metabolismo del cobre como la aceruloplasminemia y paradójicamente en la enfermedad de Wilson,
los cuales no están ligados a una de ciencia dietaría del cobre. Uno de los signos clínicos más comunes de la
de ciencia del cobre es una anemia que no responde a la terapia con hierro pero es corregida con una
suplementación de cobre. Aunque se piensa que la anemia es el resultado defectuoso de la movilización del
hierro debido a la disminución de la actividad de la ceruloplasmina, la ausencia de ceruloplasmina en individuos
con aceruloplasminemia hereditaria no está siempre asociada con la anemia mani esta (20). La de ciencia del
cobre puede conducir también a anormales bajos números de glóbulos blancos conocidos con neutró los
(neutropenia), una condición que puede ser acompañada por un incremento en la susceptibilidad a infecciones.
Estudios de repleción de cobre han sugerido que la reducción en la disponibilidad del cobre puede afectar el
linaje de las células eritroides y mieloides, apoyando el papel del cobre en la regulación de la renovación de
células sanguíneas (21, 22). Más investigación es claramente necesaria para descubrir los mecanismos
subyacentes de la de ciencia inducida del cobre en la anemia y neutropenia (4, 23). La osteoporosis y otras
anormalidades del desarrollo óseo relacionados con la de ciencia del cobre son los más comunes en lactantes
de bajo peso al nacer con de ciencia de cobre y niños pequeños. Características menos comunes de la
de ciencia de cobre puede incluir perdida de la pigmentación, síntomas neurológicos, y problemas de
crecimiento (2, 5).

Individuos en riesgo de de ciencia


La leche de vaca es relativamente baja en cobre, y se han reportado casos de de ciencia de cobre de alto riesgo
en infantes y niños alimentados sólo con fórmula de leche de vaca (24). Individuos de alto riesgo incluyen
infantes prematuros (especialmente aquellos con bajo peso al nacer), infantes con diarrea prolongada, infantes y
niños en recuperación de malnutrición, e individuos con síndromes de malabsorción, incluyendo enfermedad
celiaca, esprúe, y síndrome del intestino corto debido a una remoción quirúrgica de una gran porción del
intestino. Los individuos que reciben nutrición parenteral total intravenosa carente de cobre u otras dietas
restringidas, pueden también necesitar de la suplementación con cobre y otros elementos trazas (2, 5). La
de ciencia de cobre en infantes con colestasis (reducida excreción biliar del cobre) ha sido ligada a la nutrición
parental a largo plazo carente de cobre (25). Reportes de casos indican que los pacientes con brosis quística
pueden también estar en mayor riesgo de una de ciencia de cobre (26). Finalmente, una ingesta excesiva de zinc
ha llevado a una de ciencia de cobre secundaria en individuos al usar suplementos de zinc o cremas dentales
enriquecidas con zinc (27, 28).

De ciencia de cobre adquirida


Un síndrome neurológico ha sido descrito en adultos con una de ciencia de cobre adquirida (29). Los síntomas
incluyen desmielinización, mielopatía, y polineuropatia del sistema nervioso central y una in amación del nervio
óptico. La etiología es desconocida en ausencia de factores de riesgo prominentes (vea factores de riesgo en la
siguiente sección: Individuos en riesgo de de ciencia); reportes de casos describen un incremento del contenido
de cobre en los intestinos sugiriendo un síndrome de mal absorción como la enfermedad de Menkes, pero las
mutaciones en el gen ATP7 no estuvieron ligadas a la condición (vea De ciencia de cobre hereditaria en la parte
de abajo) (30). El remplazo oral de cobre (2 mg/día de cobre elemental) normaliza las concentraciones de cobre y
ceruloplasmina en el suero, estabiliza la condición y mejora signi cativamente la calidad de vida de los sujetos
afectados. Sin embargo, la duración de la suplementación con cobre no ha sido establecida aun, y la
incrementación de la dosis puede ser requerida en caso de una recaída (29).

De ciencia de cobre hereditaria


El tra co del cobre dentro de la mayoría de la células excepto por los hepatocitos (células del hígado) esta
facilitado por el transporte de Cu1+- y ATPasa llamada ATP7A. Mutaciones en el gen ATP7A perjudican el
transporte de cobre intracelular, el cual se acumula en el citosol de los enterocitos y las células endoteliales
vasculares (31). Esto resulta en una de ciencia sistémica de cobre y disminuye la actividad de las cuproenzimas.
El transporte del cobre en el cerebro es también afectado, llevando a una acumulación de cobre en la barrera
hematoencefálica del cerebro y a una disminución de la actividad de las cuproenzimas en las neuronas. Los
individuos afectados son diagnosticados con la enfermedad de Menkes o con una forma más leve de la
enfermedad llamada síndrome del cuerno occipital (OHS por sus siglas en Inglés). Las características clínicas de la
enfermedad de Menkes (MD) incluyen convulsiones intratables, desordenes del tejido conjuntivo, hemorragia
subdural, y anormalidades del cabello ("cabello ensortijado"). Los pacientes con OHS exhiben hipotonía muscular
y anormalidades del tejido conjuntivo, incluyendo exostosis en los huesos occipitales. Inyecciones subcutáneas
de cobre-histidina son usadas para evitar la absorción intestinal defectuosa y mejorar las funciones metabólicas
del cobre en los pacientes. Sin embargo, la entrada de cobre en el cerebro sigue siendo limitada (revisado en 32).

La Ingesta Diaria Recomendada (IDR)


Una variedad de indicadores fue usada para establecer la IDR para el cobre, incluyendo la concentración de
cobre en el plasma, la actividad de ceruloplasmina plasmática, la actividad de la superóxido dismutasa en los
eritrocitos, y las concentraciones de cobre plaquetario (15). La IDR de cobre re eja los resultados de estudios de
eliminación y reposición, y está basada en la prevención de una de ciencia.

Ingesta Diaria Recomendada (IDR) para Cobre

Etapa de la Vida Edad Machos (μg/día) Hembras (μg/día)

Infantes 0-6 meses 200 (IA) 200 (IA)

Infantes 7-12 meses 220 (IA) 220 (IA)

Niños 1-3 años 340 340

Niños 4-8 años 440 440

Niños 9-13 años 700 700

Adolescentes 14-18 años 890 890

Adultos 19 años y más 900 900

Embarazo Todas las edades - 1,000

Período de lactancia Todas las edades - 1,300

Prevención de Enfermedades
Enfermedad cardiovascular
Mientras está claro que la severa de ciencia de cobre resulta en anormalidades y daño cardíaco (cardiomiopatía)
en algunas especies de animales, la patología di ere de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica que
prevalece en seres humanos (15). Estudios en humanos han producido resultados inconsistentes, y su
interpretación se di culta por la falta de un marcador con able del estado nutricional del cobre. Fuera del
cuerpo, el cobre que se encuentra libre es conocido por ser un pro-oxidante y es frecuentemente usado para
producir la oxidación de lipoproteínas de baja densidad (LDL) en tubos de ensayos. Se ha encontrado que la
proteína contenedora de cobre, la ceruloplasmina estimula la oxidación de proteínas de baja densidad en tubos
de ensayo (33), llevando a algunos cientí cos a proponer que el incremento en los niveles de cobre podría
incrementar el riesgo de aterosclerosis al promover la oxidación de LDL. Sin embargo, hay poca evidencia de que
el cobre o la ceruloplasmina promuevan la oxidación de LDL en el cuerpo humano. Además, las cuproenzimas
superóxido dismutasa y ceruloplasmina, son conocidas por tener propiedades antioxidantes, llevando a que
algunos expertos propongan que más bien es la de ciencia de cobre en vez del exceso la que incrementa el
riesgo de enfermedades cardiovasculares (34).

Estudios epidemiológicos
Varios estudios epidemiológicos han encontrado que el incremento en los niveles de cobre en el plasma se
asocia con un incremento del riesgo de padecer de enfermedades cardiovasculares. Un estudio de cohorte
prospectivo en los EE. UU. examinó los niveles de cobre en el plasma en más de 4,500 hombres y mujeres de
entre 30 o más años de edad (35). Durante 16 años de seguimiento, 151 participantes murieron de enfermedad
coronaria. Después del ajuste por otros factores de riesgo de enfermedades cardíacas, aquellos con niveles de
cobre plasmático en los dos cuartiles más altos tuvieron un riesgo signi cativamente mayor de morir de una
enfermedad coronaria. Otros tres estudios de caso y control llevados a cabo en Europa tuvieron hallazgos
similares. Un estudio menor en 60 pacientes con falla cardíaca crónica o enfermedad cardíaca isquémica reportó
que el cobre del suero era un predictor de resultados a corto plazo (36). Otro estudio de cohorte prospectivo en
4,035 hombres de mediana edad reportó que altos niveles de cobre en el suero estaban signi cativamente
relacionados con un incremento del 50% en la mortalidad general; sin embargo, el cobre plasmático no estuvo
asociado signi cativamente con la mortalidad cardiovascular en este estudio (37). Adicionalmente, se ha
encontrado que el cobre en el suero es elevado en pacientes con cardiopatía reumática (38).

Es importante notar que el cobre en el suero re eja en gran medida la ceruloplasmina y no es un indicador
sensible del estado nutricional del cobre (39). Los niveles de ceruloplasmina plasmática son conocidos por
incrementar en un 50% o más, bajo ciertas condiciones de estrés físico, como traumas, in amación o
enfermedades. Debido a que más del 90% del cobre plasmático es llevado en la ceruloplasmina, la cual se
incrementa en condiciones in amatorias, el cobre plasmático elevado puede ser simplemente un marcador de la
in amación que acompaña la aterosclerosis. En contraste a los hallazgos epidemiológicos que vinculan el
incremento de los niveles de cobre en el suero con la enfermedad cardíaca, dos estudios de autopsias
encontraron que los niveles de cobre en el músculo cardíaco eran en realidad más bajos en pacientes que
murieron de enfermedad coronaria que en aquellos que murieron por otras causas (40). Además, el contenido
de cobre en los glóbulos blancos ha sido positivamente correlacionado con el grado de permeabilidad de las
arterias coronarias en pacientes con enfermedad coronaria (41, 42). Aún más, los pacientes con historia de
infarto al miocardio (IM) tuvieron concentraciones de superóxido dismutasa extracelular más bajas que aquellos
sin un historial de IM (43). Así, debido a la carencia de un biomarcador con able del estado nutricional del cobre,
no es claro si el cobre está o no relacionado con las enfermedades cardiovasculares.

Estudios de intervención/experimentales
Mientras que algunos estudios en un número muy reducido de adultos, alimentados con dietas experimentales
bajas en cobre, han demostrado cambios adversos en los niveles de colesterol sanguíneo, incluyendo un
incremento total en los niveles de colesterol LDL, y una disminución en los niveles de colesterol HDL (44), otros
estudios no han con rmado estos resultados (45). La suplementación de cobre de 2-3 mg/día por cuatro u ocho
semanas no resulto en cambios clínicos signi cantes en los niveles de colesterol (34, 46, 47). Además, la
investigación ha fallado en encontrar evidencia que el incremento en la ingesta de cobre incremente el estrés
oxidativo. En una prueba multicéntrica controlada con placebo, la suplementación con cobre de 3 y 6 mg/día por
seis semanas no resultó en un incremento de la susceptibilidad a la oxidación de LDL, inducida fuera del cuerpo
(ex vivo) por cobre o peroxinitrito (una especie reactiva del nitrógeno) (48). Más aún, la suplementación con 3 y 6
mg/día de cobre disminuyó la oxidabilidad in vitro de glóbulos rojos (49), indicando que las ingestas de cobre
relativamente altas no incrementan la susceptibilidad a de LDL o de glóbulos rojos a la oxidación.

Resumen
Aunque el cobre libre y la ceruloplasmina pueden promover la oxidación de LDL en tubos de ensayo, hay poca
evidencia de que un incremento de cobre dietario aumente el estrés oxidativo en el cuerpo humano. El
incremento en los niveles de cobre en el suero han sido asociados con un incremento del riesgo de
enfermedades cardiovasculares, pero la importancia de estos hallazgos no está clara debido a la asociación entre
los niveles de ceruloplasmina en la sangre y las condiciones in amatorias. La aclaración de las relaciones entre el
estado nutricional del cobre, los niveles de ceruloplasmina y el riesgo de enfermedades cardiovasculares,
requiere de más investigación.

Notablemente, se sugirió que las concentraciones elevadas de cobre en el plasma pudieran estar ligadas a
niveles altos de homocisteína en individuos con enfermedades vasculares (50, 51). Los niveles incrementados de
homocisteína están asociados con lesiones de la pared arterial y un incremento en el riesgo de padecer
enfermedades cardiovasculares (52). La interacción entre la homocisteína y el cobre fue ligada a una alteración
en la función endotelial vascular en modelos animales (53, 54). Sin embargo, aunque la restricción de cobre en
animales ha mostrados algunos efectos bené cos en los niveles de homocisteína y lesiones aterogénicas (55, 56),
aun no se conoce si el desequilibrio del cobre contribuye al efecto aterogénico de la homocisteína en seres
humanos.

Función del sistema inmune


Se sabe que el cobre juega un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de la función del sistema
inmune, pero el mecanismo exacto de su acción aún se desconoce. La neutropenia (cantidad anormalmente baja
de los glóbulos blancos conocidos como neutró los) es un signo clínico de la de ciencia de cobre en seres
humanos. Los efectos adversos por insu ciencia de cobre en el sistema inmune parecen ser más pronunciados
en infantes. Infantes con síndrome de Menkes, un desorden genético que resulta en una de ciencia de cobre
severa, sufren de frecuentes infecciones severas (57, 58). En un estudio de 11 niños malnutridos con evidente
de ciencia de cobre, la habilidad de ciertos glóbulos blancos de fagocitar patógenos incrementó
signi cativamente después de un mes de suplementación con cobre (59). Por otra parte, 11 hombres con una
dieta baja en cobre (0.66 mg de cobre/día por 24 días y 0.38 mg de cobre/día por otros 40 días) mostraron una
disminución de la respuesta proliferaría cuando glóbulos blancos denominados monocitos fueron aislados de su
sangre, y presentados con un reto inmunológico en cultivo celular (60). Recientes estudios mecanicistas apoyan
el papel del cobre en la innata respuesta inmune contra infecciones bacterianas (examinado en 61). Mientras que
una severa de ciencia de cobre tiene efectos adversos en la función inmune, los efectos de la insu ciencia de
cobre marginal en seres humanos no están todavía claros.

Osteoporosis
La pérdida progresiva de la densidad mineral ósea (DMO) llevando a una osteopenia (pre-osteoporosis) y
osteoporosis es comúnmente observada en la población de adultos mayores. Las mujeres son más afectadas por
la osteoporosis que los hombres (ej. una razón de 5:1 en blancos no hispánicos) (62), principalmente debido a la
reducción de la producción de estrógeno en la postmenopausia que es esencial para el mantener la fuerza en
músculos, huesos, y tejido conectivo (63). La osteoporosis está asociada con un incremento del riesgo de caídas,
fracturas de huesos, y mortalidad en individuos mayores de 65 años de edad (64). La osteoporosis también ha
sido reportada en infantes con una severa de ciencia de cobre (65, 66) pero no está completamente claro si la
de ciencia de cobre marginal durante la adultez contribuye a desarrollar osteoporosis. Mientras que un
incremento en la resorción ósea fue observada en 11 adultos masculinos sanos con una ingesta de cobre
marginal de 0.7 mg/día por 6 semanas (67), la suplementación de 3 a 6 mg/día de cobre por seis semanas no
tuvo efecto en los marcadores bioquímicos de la resorción ósea o formación ósea en dos estudios en hombres y
mujeres adultos sanos (68, 69). Sin embargo, es posible que una reducción de la ingesta de cobre y absorción en
adultos mayores reduzca la actividad de la enzima cobre-dependiente lisil oxidasa, la cual es requerida en la
maduración del colágeno — un elemento clave en la matriz orgánica del hueso.

En general, la investigación con respecto al papel del estado nutricional del cobre en la osteoporosis senil es
limitada. Un estudio temprano encontró que los niveles de cobre en el suero en 46 pacientes mayores con
fracturas en la cadera fueron signi cativamente más bajos que aquellos de control emparejado (70). Sin
embargo, otro estudio no encontró diferencias en los niveles de cobre en el suero entre mujeres
postmenopáusicas con una DMO normal (N=40), osteopenia (N=40) u osteoporosis (N=40) (71). Un pequeño
estudio en mujeres perimenopáusicas, que consumieron diariamente un promedio de 1 mg de cobre dietario,
reportó una disminución en la pérdida de densidad mineral ósea (DMO) de la columna lumbar luego de la
suplementación con cobre de 3 mg/día por dos años (72). Adicionalmente, un ensayo doble ciego controlado con
placebo de dos años, en 59 mujeres postmenopáusicas, encontró que la combinación de calcio suplementario y
minerales trazas, incluyendo 2.5 mg diarios de cobre, resultó en la mantención de la densidad ósea de la
columna dorsal, mientras que el calcio suplementario o los minerales trazas por sí solos, no fueron efectivos en
la prevención de la pérdida de la densidad ósea (73). Sin embargo, un estudio aleatorio, doble ciego controlado
con placebo más reciente el cual inicialmente se llevó a cabo en 224 mujeres postmenopáusicas sanas de entre
51 a 80 años de edad encontró que la suplementación diaria de 600 mg de calcio, 2 mg de cobre, y 12 mg de zinc
por 2 años disminuyo la densidad mineral ósea (DMO) de todo el cuerpo comparada con la suplementación de
calcio solo. Más aun, aunque la DMO fue claramente reducida en sujetos con ingestas dietarías de cobre debajo
de la IDR (0.9 mg/día), el cobre suplementario no previno la pérdida progresiva de la DMO así como el régimen
de calcio solo (74). Finalmente varios estudios han sugerido que la perdida de dientes puede estar relacionada a
un DMO sistémico pobre (75, 76). Cuando se comparó con 20 controles sanos emparejados, 50 pacientes (con un
promedio de 47.5 años) con una DMO baja en la espina dorsal y un desgate dental avanzado fueron encontrados
con un signi cativo contenido bajo de cobre en el esmalte de los dientes. Sin embargo, a pesar de que evidencia
sugiere una desmineralización ósea, los niveles de cobre en el suero en esta población fueron similares a
aquellos del grupo sano (77). Más investigación es requerida para llegar a una conclusión con respecto a los
efectos de la de ciencia de cobre marginal, y la suplementación de cobre en el metabolismo óseo y la
osteoporosis senil.

Enfermedades neurodegenerativas
Enfermedad de Alzheimer
El deterioro cognitivo en individuos con la enfermedad de Alzheimer está ligado a la presencia de placas de β-
amiloide y agregados anormales de proteínas formadoras de Tau. La posibilidad de que el desequilibrio del
cobre está envuelto en el comienzo del Alzheimer está actualmente siendo investigado. En primer lugar parece
que la fracción de cobre libre (no unido a la ceruloplasmina) esta aumentada en trastornos de la homeostasis de
cobre, como también en los individuos con Alzheimer (78, 79). Más aun, pacientes con Alzheimer parecen tener
altos niveles de cobre plasmático comparados con los que tiene un control sano (80). Entre las muchas hipótesis
que apoyan el papel del cobre en el comienzo o progresión del Alzheimer, se sugirió que el cobre podía estar
involucrado en la formación de placas seniles a través de la hipermetilación de los péptidos β-amiloides
posiblemente llevando a una depleción del zinc, un mayor estrés oxidativo e incluso daño cerebral (81, 82).
Investigaciones recientes han identi cado también variaciones genéticas (polimor smo) en el gen ATP7B que
puede modi car el riesgo de desarrollar Alzheimer (83). La proteína, ATP7B, es responsable por la excreción de
cobre hepático en el tracto biliar, y su deterioro en la enfermedad de Wilson resulta en un incremento en el nivel
de cobre “libre” en la sangre y la acumulación de cobre en el cerebro y el hígado.

Más investigaciones son necesarias para indagar si las variantes genéticas pudieran in uenciar la susceptibilidad
de una exposición ambiental a altos niveles de cobre. La adición de cobre al agua potable ha sido asociada con
características patológicas mejoradas en modelos animales con Alzheimer (84, 85). Un estudio en un conejo
reporto que combinando una alta dieta de alto colesterol y cobre (0.12 mg/L en agua bebible) pudo poner en
peligro la cognición (84). Un estudio de cohorte prospectivo en 3,718 participantes de edad avanzada del Chicago
Health and Aging Project, con un seguimiento de 5.5 años, evaluó el impacto de las ingestas de ácidos grasos y
cobre usando cuestionarios de frecuencia alimentaria y varias evaluaciones cognitivas. Para los individuos un
consumo alto de ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans el deterioro cognitivo fue mayor para aquellos en
el quintil más elevado del total del consumo de cobre comparado con aquellos en el quintil más bajo (ingesta
promedio de 2.75 vs 0.88 mg/día) (86).

Aunque un metabolismo de cobre disfuncional es sugerido como un factor de riesgo para el Alzheimer, podría
ser también un síntoma de la enfermedad. Por otra parte, no es claro aun si la suplementación o restricción del
cobre podría retrasar la progresión del Alzheimer. Una pequeña prueba contralada doble ciega con placebo en
68 individuos con Alzheimer en un estado leve encontró que la suplementación de 8 mg/día de cobre por un año
retrasó la disminución del péptido β-amiloide Aβ42 en el uido cerebroespinal; una disminución en Aβ42 ha sido
ligado a un deterioro cognitivo (87). Sin embargo, este retraso no estuvo asociado con una mejora en el
rendimiento cognitivo (88). Basado en el utilización de agentes quelantes de cobre en la enfermedad de Wilson,
el reciente uso de acetato de zinc de liberación lenta (150 mg/día por 6 meses) en un estudio aleatorio
controlado con placebo en 60 pacientes con leve y Alzheimer moderado resulto en una disminución de cobre
libre en el suero y la estabilización de los dé cits de la cognición (81). Estudios adicionales en humanos son
necesarios para clari car el papel del cobre en el comienzo y progresión del Alzheimer, y evaluar si el cobre
dietario puede ayudar a prevenir Alzheimer en individuos con alto riesgo o controlar la enfermedad en pacientes
con Alzheimer.

La enfermedad de Parkinson
Tanto la aparición neurológica de la enfermedad de Wilson y la aceruloplasminemia hereditaria ambas están
caracterizadas por la acumulación de cobre en el cerebro, resultando en síntomas neurológicos (distonía y
deterioro cognitivo) que se parecen a la enfermedad de Parkinson (89). El nivel de cobre es disminuido en
regiones cerebrales de perdida neuronal en pacientes con Parkinson (90). Sim embargo, el reciente metaánalisis
de estudios que midieron los niveles de cobre en el suero, plasma y liquido cefalorraquídeo no encontraron
ninguna diferencia entre pacientes con Parkinson y sujetos de edad avanzada sanos (91).

Fuentes
Fuentes alimenticias
El cobre se encuentra en una amplia variedad de alimentos y es más abundante en vísceras, mariscos, frutos
secos, y semillas. Los cereales de salvado de trigo y los productos de grano entero son también buenas fuentes
de cobre. De acuerdo a encuestas nacionales, la ingesta dietética de cobre promedio en los EE.UU. es
aproximadamente de 1.0 a 1.1 mg (1,000 a 1,100 μg)/día para mujeres adultas y de 1.2 a 1.6 mg (1,200 a 1,600
μg)/día para hombres adultos (15). El contenido de cobre de algunos alimentos que son relativamente ricos en
cobre se muestra en microgramos (μg) en la tabla a continuación. Para mayor información sobre el contenido de
nutrientes de los alimentos, revise base de datos de composición de los alimentos de la USDA.

Alimento Porción Cobre (μg)

Hígado (res), cocido, frito 1 onza 4,128

Moluscos, ostras, cocidas 6 ostras medianas 2,397

Carne de cangrejo, cocida 3 onzas 1,005

Carne de cangrejo, azul, cocida,


3 onzas 692
asada

Moluscos, almejas, especies


3 onzas 585
mixtas, cocidas, asadas

Castaña de cajú 1 onza 622

Semillas de girasol, secas, tostadas 1 onza 519

Avellanas, secas tostadas 1 onza 496

Almendras 1 onza 292

Mantequilla de maní, sin sal 2 cucharadas 185

Lentejas, semillas maduras,


1 taza 497
cocidas, hervidas, sin sal

Champiñones, blancos, crudos 1 taza (rebanados) 223

Cereal de trigo molido 2 galletas 167

Chocolate (semidulce) 1 onza 198

Suplementos
Suplementos de cobre están disponibles como oxido cúprico, gluconato de cobre, sulfato de cobre, quelatos
aminoácidos de cobre (92).

Seguridad
Toxicidad
La toxicidad del cobre es poco común en la población general. El envenenamiento agudo con cobre ha ocurrido a
través de la contaminación de bebidas que son almacenadas en contenedores con contenido de cobre, así como
de suministros de agua contaminada (93). En los EE.UU. la pauta sanitaria para la máxima concentración de
cobre en el agua potable es impuesta por la Agencia de Protección Medioambiental Estadounidense (1.3 mg/litro)
y por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2 mg/litro) (94). Los síntomas de toxicidad aguda por cobre
incluyen dolor abdominal, nauseas, vómitos y diarrea, los cuales ayudan a prevenir una ingesta y absorción
adicional de cobre. Signos más graves de toxicidad aguda por cobre incluyen daño hepático severo, falla renal,
coma, y muerte. Más preocupante desde un punto de vista nutricional, es la posibilidad de un daño hepático
como resultado de una exposición a largo plazo a dosis de cobre más bajas. En individuos generalmente sanos,
las dosis de hasta 10,000 μg (10 mg) diarios no han resultado en un daño hepático. Por esta razón, la Junta de
Nutrición y Alimentos de los EE.UU. estableció el nivel máximo de ingesta tolerable (NM) de cobre de alimentos y
suplementos en 10 mg/día (15). Se debe destacar que los individuos con desórdenes genéticos que afectan al
metabolismo del cobre (ej., enfermedad de Wilson, cirrosis infantil de la India, y toxicosis por cobre idiopática)
pueden estar en riesgo de efectos adversos de la toxicidad crónica por cobre a niveles de ingesta
signi cativamente más bajos. Existe un poco de preocupación de que la NM de 10 mg/día pueda ser muy alta. En
particular, en un estudio hombres consumieron 7.8 mg/día de cobre por 147 días. Ellos acumularon cobre
durante ese lapso de tiempo, y algunos índices de la función inmune y antioxidante sugieren que esas funciones
fueron adversamente afectadas por las altas ingestas de cobre (95, 96). Sin embargo, otro estudio no reporto
algún efecto adverso en individuos suplementados con 8 mg/día de cobre por 6 meses (88).

Nivel Máximo de Ingesta Tolerable (NM) para Cobre

Grupo Etario NM (μg/día)

Infantes 0-12 meses Imposible de establecer*

Niños 1-3 años 1,000

Niños 4-8 años 3,000

Niños 9-13 años 5,000

Adolescentes 14-18 años 8,000

Adultos 19 años y más 10,000

*La fuente de la ingesta debiera ser sólo de alimentos y fórmula.

Interacción con drogas


Relativamente poco es lo que se conoce acerca de la interacción del cobre con drogas. La penicilamina se utiliza
para unir cobre y aumentar su eliminación en la enfermedad de Wilson, un desorden genético que provoca una
sobrecarga de cobre hepático. Debido a que la penicilamina incrementa dramáticamente la excreción urinaria de
cobre, los individuos que toman este medicamento por razones distintas a la sobrecarga de cobre, pueden tener
un incremento del requerimiento de cobre. Adicionalmente, los antiácidos pueden intervenir con la absorción del
cobre cuando se utilizan en muy altas cantidades (2).

Recomendación del Instituto Linus Pauling


La IDR del cobre (900 μg/día en adultos) es su ciente para prevenir una de ciencia, pero la falta de indicadores
claros del estado nutricional del cobre en seres humanos, hace difícil determinar el nivel de ingesta de cobre más
adecuado para promover una salud óptima o prevenir enfermedades crónicas. Una dieta variada debería aportar
su ciente cobre a la mayoría de las personas. Para aquellos preocupados de que su dieta pueda no aportar el
cobre su ciente, un suplemento multivitamínico/mineral generalmente aportará, al menos, la IDR de cobre.

Adultos mayores (>50 años)


Debido a que el envejecimiento no se ha asociado con cambios signi cativos en los requerimientos de cobre,
nuestra recomendación para los adultos mayores es la misma que para los adultos de 50 años o menos (97).

Autores y Críticos
Escrito en Abril de 2003 por:
Jane Higdon, Ph.D.
Instituto Linus Pauling
Universidad Estatal de Oregon

Actualizado en Julio de 2007 by:


Victoria J. Drake, Ph.D.
Instituto Linus Pauling
Universidad Estatal de Oregon

Actualizado en Diciembre de 2013 por:


Barbara Delage, Ph.D.
Instituto Linus Pauling
Universidad Estatal de Oregon

Revisado en Enero de 2014 por:


Joseph R. Prohaska, Ph.D.
Profesor de Bioquímica, Emérito
Universidad de Minnesota Escuela de Medicina Duluth

Traducido al Español en 2015 por:


Silvia Vazquez Lima
Instituto Linus Pauling
Universidad Estatal de Oregon

Originalmente traducido al español en 2012 por Guillermo Sandoval y editado por Andrew Quest (Ph.D.) y Lisette
Leyton (Ph.D.), todos provenientes de la Universidad de Chile. Estos esfuerzos fueron patrocinados por
el projecto Anillo #ACT1111, CONICYT-Chile, programa PIA.

Derechos de autoría 2001-2021 Instituto Linus Pauling

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