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TEMA
ASIGNATURA:
● Fisiología Humana
DOCENTE:
INTEGRANTES:
CUSCO – PERÚ
2022-I
PRESENTACIÓN
Atentamente.
El grupo
INTRODUCCIÓN
La importancia del hierro (Fe) en la salud humana es conocida desde la antigüedad. Los
primeros reportes de su uso medicinal datan de las antiguas civilizaciones egipcia, hindú,
griega y romana. En el siglo XVII fue usado para el tratamiento de la clorosis, enfermedad
resultante de su deficiencia; pero no fue hasta 1932 que la importancia del Fe fue
demostrada al probarse que el hierro inorgánico es imprescindible para la síntesis de la
hemoglobina.
La existencia humana está indisolublemente unida al hierro, que es parte de una amplia
variedad de enzimas claves como catalasas, aconitasas, ribonucleótido reductasa,
peroxidasas y citocromos, que explotan la flexibilidad de su química redox para ejecutar un
elevado número de reacciones esenciales para la vida. El cuerpo humano ha evolucionado
para conservar el hierro en diferentes formas, incluido su reciclaje después de la ruptura de
los eritrocitos y la retención en ausencia de un mecanismo de excreción. El metabolismo
del hierro está balanceado por dos sistemas regulatorios: uno sistémico basado en la
hormona hepcidina y la proteína exportadora ferroportina, y el otro que controla el
metabolismo celular través de las proteínas reguladoras de hierro (IRP) que se unen a los
elementos de respuesta al hierro (IRE) de los ARNm regulados. Estos sistemas funcionan
de modo coordinado lo que evita, tanto la deficiencia como el exceso del mineral.
MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO I
DEFINICIONES PREVIAS
1.1 METABOLISMO
El metabolismo es el conjunto de reacciones químicas que tienen lugar en las células del
cuerpo para convertir los alimentos en energía. Nuestro cuerpo necesita esta energía para
todo lo que hacemos, desde movernos hasta pensar o crecer. Hay unas proteínas específicas
en el cuerpo que controlan las reacciones químicas del metabolismo. Miles de reacciones
metabólicas ocurren al mismo tiempo, todas ellas reguladas por el cuerpo, para que nuestras
células se mantengan sanas y funcionen bien. Después de ingerir alimentos, nuestro sistema
digestivo utiliza enzimas para:
1.1.1 ANABOLISMO
1.1.2 CATABOLISMO
El metabolismo destructivo, es el proceso que produce la energía necesaria para toda la
actividad que tiene lugar en las células. Las células descomponen moléculas grandes (en su
mayor parte, hidratos de carbono y grasas) para liberar energía. Esto proporciona
combustible para el anabolismo, calienta el cuerpo y permite que los músculos se
contraigan y que el cuerpo se mueva.
1.2 HIERRO
muchos procesos bioquímicos, en especial para la producción del grupo hemo y de los
vitales. Los últimos años se han caracterizado por la intensa actividad de investigación en el
campo del metabolismo férrico. Como resultado, se han producido importantes avances en
mineral.
El metabolismo del hierro incluye una serie de importantes procesos, como la regulación
del hierro, la incorporación de hierro a las proteínas y el reciclado del hierro tras la
excreción del hierro activo, la homeostasis del hierro se controla estrictamente a nivel de
absorción intestinal.
macrófagos del sistema reticuloendotelial, hígado, médula ósea, músculos y otros tejidos.
los eritrocitos senescentes, alrededor de 20-25 mg/día, se reutiliza, y sólo se pierden 1-2 mg
Una dieta equilibrada normal contiene 5-6 mg de hierro por cada 1.000 Kcal,
correspondientes a una ingesta diaria de 12-18 mg de hierro total/día, de los cuales se
absorben 1-2 mg. Pese a que sólo se absorbe una pequeña proporción del hierro de la
alimentación, observándose considerables diferencias inter e intra-individuales, una
alimentación equilibrada proporcionará suficiente hierro al organismo en circunstancias
normales. El incremento de las demandas de hierro lleva a un aumento de la absorción,
pero apenas supera los 3-5 mg de hierro al día.
El hierro puede clasificarse como hierro hemo y no hemo. El hierro hemo, que se
encuentra en la carne, el pescado y las aves, muestra una alta biodisponibilidad y, pese a
que normalmente sólo representa una pequeña fracción del contenido de hierro total en los
alimentos, contribuye a una cantidad considerable del hierro absorbido. Hasta el 20-30%
del hierro hemo de la alimentación se absorbe y su captación no se ve afectada por otros
componentes de la alimentación. El hierro no hemo está disponible en cantidades variables
en todos los alimentos de origen vegetal y constituye la mayor parte del hierro de la
alimentación (con frecuencia más del 90 %). Su biodisponibilidad se ve fuertemente
afectada por la presencia de factores de inhibición o potenciación. Los fitatos, oxalatos,
polifenoles, calcio, diferentes proteínas lácteas, huevo, soja y ciertos fármacos inhiben la
absorción del hierro no hemo, mientras que el tejido muscular y la vitamina C tienen un
efecto potenciador.
Por tanto, se calcula que la biodisponibilidad del hierro es del 15 % en las dietas ricas en
vitamina C y proteínas animales, del 10% en las dietas ricas en cereales y vitamina C, pero
bajas en proteínas animales, y del 5% en las dietas pobres en vitamina C y proteínas
animales.
2.2 ABSORCIÓN DE HIERRO
En un individuo normal, las necesidades diarias de hierro son muy bajas en comparación
con el hierro circulante, por lo que sólo se absorbe una pequeña proporción del total
ingerido. Esta proporción varía de acuerdo con la cantidad y el tipo de hierro presente en
los alimentos, el estado de los depósitos corporales del mineral, las necesidades, la
actividad eritropoyética y una serie de factores luminales e intraluminales que interfieren o
facilitan la absorción.
El hierro inorgánico por acción del ácido clorhídrico del estómago pasa a su forma
reducida, hierro ferroso (Fe2+), que es la forma química soluble capaz de atravesar la
membrana de la mucosa intestinal. Algunas sustancias como el ácido ascórbico, ciertos
aminoácidos y azúcares pueden formar quelatos de hierro de bajo peso molecular que
facilitan la absorción intestinal de este.
Este tipo de hierro atraviesa la membrana celular como una metaloporfirina intacta, una
vez que las proteasas endoluminales o de la membrana del enterocito hidrolizan la globina.
Los productos de esta degradación son importantes para el mantenimiento del hemo en
estado soluble, con lo cual garantiza su disponibilidad para la absorción. En el citosol la
hemoxigenasa libera el hierro de la estructura tetrapirrólica y pasa a la sangre como hierro
inorgánico, aunque una pequeña parte del hemo puede ser transferido directamente a la
sangre portal.
Aunque el hierro hemínico representa una pequeña proporción del hierro total de la
dieta, su absorción es mucho mayor (20-30 %) y está menos afectada por los componentes
de ésta. Aunque el hierro hemínico representa una pequeña proporción del hierro total de la
dieta, su absorción es mucho mayor (20-30 %) y está menos afectada por los componentes
de ésta. Sin embargo, el ácido ascórbico tiene poco efecto sobre la absorción del hemo,
producto de la menor disponibilidad de enlaces de coordinación de este tipo de hierro. Por
su parte el calcio disminuye la absorción de ambos tipos de hierro por interferir en la
transferencia del metal a partir de la célula mucosa, no así en su entrada a esta.
Todos los tejidos y células poseen un receptor específico para la transferrina, a través de
cuya expresión en la superficie celular, regulan la captación del hierro de acuerdo con sus
necesidades. La concentración de estos receptores es máxima en los eritroblastos (80 % del
total de los receptores del cuerpo), donde el hierro es captado por las mitocondrias para ser
incluido en las moléculas de protoporfirina durante la síntesis del grupo hemo. A medida
que se produce la maduración del glóbulo rojo, la cantidad de receptores va disminuyendo,
debido a que las necesidades de hierro para la síntesis de la hemoglobina son cada vez
menores.
CAPÍTULO III
RECICLADO DEL HIERRO
Aproximadamente el 44% del volumen de sangre total está compuesto por eritrocitos.
Un litro de sangre contiene 4–6 x 10 eritrocitos y alrededor de 0,5 g de hierro. La vida de
un eritrocito oscila entre 75 y 150 días, con un promedio de 120 días. El principal
componente de los eritrocitos es la Hb, una proteína globular que contiene hierro y está
formada por cuatro cadenas polipeptídicas. Cada una de las cuatro cadenas contiene un
hemo (es decir, un hierro) que se une a una molécula de dioxígeno (O2).
3.2 ERITROPOYESIS
El desarrollo de las células eritroides de las células madre hematopoyéticas tiene lugar a
través de la unidad formadora de brotes eritroides (BFU–E) y distintos tipos de
eritroblastos. El desarrollo desde las BFU–E a los eritroblastos perfectamente
hemoglobinizados tarda unos 12-15 días. Tras la extrusión del núcleo, los eritroblastos se
denominan reticulocitos. Los reticulocitos permanecen en la médula ósea durante 1-2 días
antes de liberarse a la circulación y luego maduran a eritrocitos con su característica forma
bicóncava.
4.1 UTILIZACIÓN
En las personas sanas, alrededor del 25% del hierro total del organismo (800-1.000 mg)
representa el hierro de los depósitos, principalmente en forma de ferritina en el hígado,
bazo y músculo esquelético. La ferritina está presente en casi todos los tipos de células y las
pequeñas cantidades de ferritina que están presentes en el suero están relacionadas con la
cantidad de ferritina hepática. Como tal, la ferritina sérica es un indicador de los depósitos
de hierro. La ferritina es una proteína citosólica formada por 24 cadenas polipeptídicas
dispuestas circularmente alrededor de un núcleo de hierro (III)-oxihidróxidofosfato
polinuclear. El núcleo está formado por un máximo de ocho sub-unidades con una gran
superficie que permite un rápido recambio del hierro. El hierro secuestrado es una forma no
tóxica e inactiva de redox y está disponible de forma inmediata para satisfacer las
necesidades de las células.
En los pacientes con trastornos inflamatorios crónicos, los niveles elevados de hepcidina
pueden afectar al índice de movilización del hierro, no pudiendo satisfacer la mayor
demanda de hierro. Esto provoca un déficit funcional de hierro (DFH), que se desarrolla en
condiciones en las que la demanda supera a la disponibilidad de hierro.
4.2 DEPÓSITOS DE HIERRO
Se han observado diferencias entre la velocidad de captación de hierro por las diferentes
isoferritinas; así las isoferritinas ricas en cadenas H tienen una mayor velocidad de
captación y se ha demostrado que ésta es precisamente la función de este tipo de subunidad.
No obstante, las cadenas H y L cooperan en la captación del hierro, las subunidades H
promueven la oxidación del hierro y las L, la formación del núcleo. Tanto el depósito de
hierro como su liberación a la circulación son muy rápidos, e interviene en este último
proceso el flav inmononucleótido. El hierro es liberado en forma ferrosa y convertido en
férrico por la ceruloplasmina plasmática, para que sea captado por la transferrina que lo
transporta y distribuye al resto del organismo.
La homeostasis del hierro se regula por los niveles sistémicos e intracelulares de hierro.
El suministro de hierro sistémico y la homeostasis se basa en el hierro plasmático, que debe
mantenerse a niveles suficientes para estar disponible para su uso. A nivel sistémico, se
mantiene el equilibrio a través de la regulación de la captación de hierro del aparato
intestinal, el reciclado de hierro de los macrófagos y el intercambio con los depósitos de
hierro en el hígado. El principal regulador de estos mecanismos es la hormona hepcidina,
que ejerce su función desencadenando la degradación de la proteína de exportación de
hierro ferroportina.
La capacidad de excreción de hierro del organismo es muy limitada. Las pérdidas diarias de
hierro son de 0,9-1,5 mg/día (0,013 mg/kg/día) en los hombres adultos. De éstos, 0,35 mg
se pierden en la materia fecal, 0,10 mg a través de la mucosa intestinal (ferritina), 0,20 mg
en la bilis, 0,08 mg por vía urinaria y 0,20 mg por decamación cutánea.
Las mujeres en edad fértil están expuestas a una depleción adicional de hierro a través de
las pérdidas menstruales que incrementan los niveles de excreción diarios a 1,6 mg/día
como mínimo.
Los cambios en los depósitos de hierro del organismo provocan variaciones limitadas en la
excreción de hierro, que van desde 0,5 mg/día en la deficiencia de hierro a 1,5 mg/día en
individuos con sobrecarga de hierro. Aunque hay pocos estudios en lactantes y niños, se
plantea que en éstos las pérdidas gastrointestinales pueden ser mayores que en los adultos.
Algunos investigadores plantean que las pérdidas promedio son de aproximadamente 2
mg/día en los lactantes y de 5 mg/día en los niños de 6 a 11 años de edad. Otras causas
importantes de pérdidas son las donaciones de sangre y la infestación por parásitos.
CAPÍTULO VII
Los grupos que poseen una mayor probabilidad de sufrir deficiencia de hierro,
corresponden a aquellos grupos poblacionales en los que existe un inadecuado consumo o
asimilación de hierro de la dieta, asociado a un aumento de su demanda. Entre estos se
encuentran los lactantes, niños pequeños, adolescentes, embarazadas y mujeres en edad
reproductiva. De todas formas la deficiencia de hierro en este grupo poblacional es
principalmente como consecuencia de dietas escasas en hierro absorbible, situación que en
términos generales está asociada a la situación socioeconómica de la región.
Resulta sorprendente que, siendo el hierro uno de los elementos más abundantes del
planeta, la deficiencia del mismo representa uno de los problemas nutricionales más
relevantes. Sin embargo la explicación la podemos hallar teniendo en cuenta que la mayor
parte del hierro que ingerimos con los alimentos corresponde a formas poco solubles del
metal y en consecuencia, de baja biodisponibilidad.
También hay que considerar los cambios en los hábitos alimentarios ocurridos durante los
últimos años. Con el fin de disminuir la ingesta calórica y evitar así la obesidad, es probable
que la disminución de la ingesta energética, haya llevado concomitantemente a una
disminución en la ingesta de hierro, de forma que se llegue a provocar la aparición de
anemia en alguno de los grupos de riesgo. La principal causa de la deficiencia nutricional
de hierro y de anemia ferropénica, es una incorporación insuficiente del hierro al organismo
de acuerdo a los requerimientos fisiológicos del mismo.
Los principales factores que determinan una adecuada incorporación del hierro al
organismo son: la cantidad de hierro total ingerido con la dieta, la proporción de hierro
hémico y no hémico de la misma, la presencia de activadores e inhibidores de la absorción
de hierro no hémico contenido en el alimento y el estado nutricional de la persona para este
elemento.
CAPÍTULO VIII
La absorción de hierro puede ser ajustada dentro de ciertos límites para cubrir los
requerimientos de este metal. De este modo, condiciones como la deficiencia de hierro, la
anemia, la hipoxia, conllevan un aumento en la absorción y capacidad de transporte, aunque
es bueno destacar que el incremento en la absorción de hierro hemo es de menor
proporción, debido posiblemente a que la superficie absortiva de la célula intestinal no
reconoce al hemo como hierro, por lo que el incremento de su absorción se deberá
solamente a la pérdida de la saturación de los receptores dentro de la célula y en las
membranas basolaterales.
La absorción del hierro puede ser también afectada por una serie de factores
intraluminales como la quilia gástrica, el tiempo de tránsito acelerado y los síndromes de
malabsorción. Además de estos factores, existen sustancias que pueden favorecer o inhibir
la absorción. Así por ejemplo, el hierro hemo proveniente de las carnes y los pescados es
más fácil de absorber que el hierro inorgánico de los vegetales, los que en muchos casos,
contienen concentraciones más elevadas del metal. Sin embargo, la adición de pequeñas
porciones de carnes o pescados puede aumentar la absorción del hierro presente en los
vegetales, fundamentalmente por su contenido de aminoácidos. Existen además otras
sustancias que favorecen la absorción de hierro, como son los agentes reductores,
especialmente el ácido ascórbico.
Por su parte los fitatos que se localizan en la fibra del arroz, el trigo y el maíz, y la
lignina de las paredes de las células vegetales, constituyen potentes inhibidores de la
absorción de hierro, debido a la formación de quelatos insolubles. En este sentido, se ha
calculado que de 5 a 10 mg de fitatos pueden reducir la absorción del hierro no hemo a la
mitad, lo que puede ser evitado por el consumo de pequeñas cantidades de carne y vitamina
C que impiden la formación de estos quelatos, lo que provoca un aumento de la absorción
aún en presencia de los inhibidores de ésta. El contenido de sustancias favorecedoras e
inhibidoras de la absorción va a determinar la biodisponibilidad del hierro presente en la
dieta.