Está en la página 1de 26

“Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”

UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO


FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
ESCUELA PROFESIONAL DE OBSTETRICIA

TEMA

Metabolismo del hierro

ASIGNATURA:

● Fisiología Humana

DOCENTE:

● MG. OBSTA. HUACASI HERRERA, María

INTEGRANTES:

● ACUÑA AQUINO, Yessenia


● CARRIÓN FLOREZ, Aransha
● CCALLUCO FLORES, Karen America
● CHINCHERO MAMANI, Estefany
● GONZALES TINCO, Fiorella Franshesca
● URQUIZO PAREDES, Claudia Jimena

CUSCO – PERÚ

2022-I
PRESENTACIÓN

Tenemos el agrado de dirigirnos a la docente para presentar la monografía sobre:


“METABOLISMO DEL HIERRO”. El hierro es un elemento esencial para la vida, puesto
que participa prácticamente en todos los procesos de oxidación-reducción. Lo podemos
hallar formando parte esencial de las enzimas del ciclo de Krebs, en la respiración celular y
como transportador de electrones en los citocromos. Está presente en numerosas enzimas
involucradas en el mantenimiento de la integridad celular, tales como las catalasas,
peroxidasas y oxigenasas. Su elevado potencial redox, junto a su facilidad para promover la
formación de compuestos tóxicos altamente reactivos, determina que el metabolismo de
hierro sea controlado por un potente sistema regulador.

Las fuentes bibliográficas de nuestro trabajo monográfico fueron adquiridas de artículos y


revistas especializadas.

Atentamente.

El grupo
INTRODUCCIÓN

La importancia del hierro (Fe) en la salud humana es conocida desde la antigüedad. Los
primeros reportes de su uso medicinal datan de las antiguas civilizaciones egipcia, hindú,
griega y romana. En el siglo XVII fue usado para el tratamiento de la clorosis, enfermedad
resultante de su deficiencia; pero no fue hasta 1932 que la importancia del Fe fue
demostrada al probarse que el hierro inorgánico es imprescindible para la síntesis de la
hemoglobina.
La existencia humana está indisolublemente unida al hierro, que es parte de una amplia
variedad de enzimas claves como catalasas, aconitasas, ribonucleótido reductasa,
peroxidasas y citocromos, que explotan la flexibilidad de su química redox para ejecutar un
elevado número de reacciones esenciales para la vida. El cuerpo humano ha evolucionado
para conservar el hierro en diferentes formas, incluido su reciclaje después de la ruptura de
los eritrocitos y la retención en ausencia de un mecanismo de excreción. El metabolismo
del hierro está balanceado por dos sistemas regulatorios: uno sistémico basado en la
hormona hepcidina y la proteína exportadora ferroportina, y el otro que controla el
metabolismo celular través de las proteínas reguladoras de hierro (IRP) que se unen a los
elementos de respuesta al hierro (IRE) de los ARNm regulados. Estos sistemas funcionan
de modo coordinado lo que evita, tanto la deficiencia como el exceso del mineral.
MARCO TEÓRICO

CAPÍTULO I

DEFINICIONES PREVIAS

1.1 METABOLISMO

El metabolismo es el conjunto de reacciones químicas que tienen lugar en las células del
cuerpo para convertir los alimentos en energía. Nuestro cuerpo necesita esta energía para
todo lo que hacemos, desde movernos hasta pensar o crecer. Hay unas proteínas específicas
en el cuerpo que controlan las reacciones químicas del metabolismo. Miles de reacciones
metabólicas ocurren al mismo tiempo, todas ellas reguladas por el cuerpo, para que nuestras
células se mantengan sanas y funcionen bien. Después de ingerir alimentos, nuestro sistema
digestivo utiliza enzimas para:

● Degradar las proteínas en aminoácidos


● Convertir las grasas en ácidos grasos
● Transformar los hidratos de carbono en azúcares simples

1.1.1 ANABOLISMO

También llamado metabolismo constructivo, consiste fundamentalmente en fabricar y


almacenar. Contribuye al crecimiento de células nuevas, el mantenimiento de los tejidos
corporales y el almacenamiento de energía para utilizarla más adelante. En el anabolismo,
moléculas pequeñas se transforman en moléculas más grandes y complejas de hidratos de
carbono, proteínas y grasas.

1.1.2 CATABOLISMO
El metabolismo destructivo, es el proceso que produce la energía necesaria para toda la
actividad que tiene lugar en las células. Las células descomponen moléculas grandes (en su
mayor parte, hidratos de carbono y grasas) para liberar energía. Esto proporciona
combustible para el anabolismo, calienta el cuerpo y permite que los músculos se
contraigan y que el cuerpo se mueva.

1.1.3 ¿QUÉ ES LO QUE CONTROLA EL METABOLISMO?

Una serie de hormonas del sistema endocrino ayudan a controlar la velocidad y la


dirección del metabolismo. La tiroxina, una hormona fabricada y liberada por la glándula
tiroidea, desempeña un papel clave en determinar con qué rapidez o lentitud se producen
las reacciones químicas del metabolismo en el cuerpo de una persona. Otra glándula, el
páncreas, segrega hormonas que ayudan a determinar si la principal actividad metabólica
del cuerpo en un momento dado es anabólica o catabólica. Por ejemplo, suele haber más
actividad anabólica después de comer. Esto se debe a que ingerir alimentos aumenta la
concentración en sangre de la glucosa, el combustible más importante del cuerpo. El
páncreas percibe esta mayor concentración de glucosa y libera la hormona insulina, que
indica a las células que aumenten su actividad anabólica.

1.2 HIERRO

El hierro es un mineral necesario para el crecimiento y desarrollo del cuerpo. Es el


oligoelemento más abundante del organismo, es un componente de la hemoglobina
responsable del transporte del oxígeno de los pulmones a las distintas partes del cuerpo. El
cuerpo utiliza el hierro para fabricar la hemoglobina, una proteína de los glóbulos rojos que
transporta el oxígeno de los pulmones a distintas partes del cuerpo, y la mioglobina, una
proteína que provee oxígeno a los músculos. El cuerpo también requiere hierro para
elaborar hormonas y tejido conectivo.

1.2.1 CANTIDADES NECESARIAS DE HIERRO


La cantidad de hierro diaria que necesita varía según la edad, el sexo, y si consume una
dieta principalmente vegetal. A continuación se indican las cantidades promedio de hierro
recomendadas por día en miligramos (mg). Los vegetarianos que no consumen carne, aves
ni mariscos necesitan casi el doble de hierro listado a continuación porque el cuerpo
absorbe mejor el hierro “hemo” de origen animal que el hierro “no hemo” de vegetales y
alimentos fortificados con hierro.

*Tabla 1: Cantidad de hierro necesaria según edad y estado de la persona

Fuente: National Institutes of Health

1.2.2 CONSUMO INSUFICIENTE DE HIERRO

A corto plazo, el consumo insuficiente de hierro no muestra síntomas evidentes. El


cuerpo utiliza el hierro almacenado en los músculos, el hígado, el bazo y la médula ósea.
Pero cuando los niveles de hierro almacenados en el cuerpo disminuyen, se produce la
anemia por deficiencia de hierro. Los glóbulos rojos se achican y contienen menos
hemoglobina. Como resultado, la sangre transporta menos oxígeno de los pulmones al resto
del cuerpo.
Los síntomas de anemia por deficiencia de hierro incluyen el cansancio y la falta de
energía, trastornos intestinales, falta de memoria y concentración, y disminución de la
habilidad de combatir gérmenes e infecciones o de controlar la temperatura del cuerpo. Los
bebés y los niños con anemia ferropénica pueden desarrollar dificultades de aprendizaje.

1.2.3 PARADOJA DEL HIERRO

El hierro es un elemento que resulta paradójico. Aunque es un mineral muy abundante


y un componente esencial para los organismos vivos, frecuentemente resulta un factor
limitante en el medio, debido a que al entrar en contacto con el oxígeno forma óxidos
insolubles que limitan su disponibilidad para ser utilizado por los organismos. Es por ello
que evolutivamente se han desarrollado varios mecanismos celulares para captarlo en su
forma biológicamente activa.

La clave de la utilidad biológica del hierro es su habilidad de existir e interconvertirse


en dos estados de oxidación: ferroso (Fe2+) y férrico (Fe3+). Esta característica le permite
actuar como un agente catalítico redox al aceptar y donar electrones reversiblemente; un
excelente ejemplo son las proteínas que componen la cadena transportadora de electrones.
Sin embargo, esta misma propiedad lo convierte en un elemento peligroso, pues es la base
de su toxicidad, que puede reaccionar con las especies reactivas del oxígeno formadas
como resultado de la respiración celular y provocar la peroxidación de proteínas, del ADN
y de los lípidos de membrana; estos efectos deletéreos se exacerban cuando hay sobrecarga
del mineral pues solo se producen cuando el hierro está “libre” o en una forma anormal
dentro de la célula.
1.3 METABOLISMO DEL HIERRO

Durante años, el interés nutricional en este mineral se focalizó en su importancia para la

síntesis de hemoglobina y el transporte de oxígeno. Hoy se conoce que es esencial para

muchos procesos bioquímicos, en especial para la producción del grupo hemo y de los

centros Fe/S presentes en un sinnúmero de proteínas y enzimas vinculadas a procesos

vitales. Los últimos años se han caracterizado por la intensa actividad de investigación en el

campo del metabolismo férrico. Como resultado, se han producido importantes avances en

el esclarecimiento de los mecanismos de control de la homeostasis, sistémica y celular, del

mineral.

El metabolismo del hierro incluye una serie de importantes procesos, como la regulación

de la absorción del hierro intestinal, el transporte de hierro a las células, el almacenamiento

del hierro, la incorporación de hierro a las proteínas y el reciclado del hierro tras la

degradación de los eritrocitos. En condiciones normales, al no haber un mecanismo de

excreción del hierro activo, la homeostasis del hierro se controla estrictamente a nivel de

absorción intestinal.

El contenido medio de hierro en el organismo es de 3-4 g, distribuido en eritrocitos,

macrófagos del sistema reticuloendotelial, hígado, médula ósea, músculos y otros tejidos.

Se mantiene un equilibrio dinámico por el hierro en la circulación entre los distintos

compartimentos: casi todo el hierro liberado por la descomposición de la hemoglobina de

los eritrocitos senescentes, alrededor de 20-25 mg/día, se reutiliza, y sólo se pierden 1-2 mg

de hierro al día, que deben reponerse en la alimentación.


CAPÍTULO II

PROCESO DEL METABOLISMO DEL HIERRO

2.1 CAPTACIÓN DEL HIERRO

Una dieta equilibrada normal contiene 5-6 mg de hierro por cada 1.000 Kcal,
correspondientes a una ingesta diaria de 12-18 mg de hierro total/día, de los cuales se
absorben 1-2 mg. Pese a que sólo se absorbe una pequeña proporción del hierro de la
alimentación, observándose considerables diferencias inter e intra-individuales, una
alimentación equilibrada proporcionará suficiente hierro al organismo en circunstancias
normales. El incremento de las demandas de hierro lleva a un aumento de la absorción,
pero apenas supera los 3-5 mg de hierro al día.

El hierro puede clasificarse como hierro hemo y no hemo. El hierro hemo, que se
encuentra en la carne, el pescado y las aves, muestra una alta biodisponibilidad y, pese a
que normalmente sólo representa una pequeña fracción del contenido de hierro total en los
alimentos, contribuye a una cantidad considerable del hierro absorbido. Hasta el 20-30%
del hierro hemo de la alimentación se absorbe y su captación no se ve afectada por otros
componentes de la alimentación. El hierro no hemo está disponible en cantidades variables
en todos los alimentos de origen vegetal y constituye la mayor parte del hierro de la
alimentación (con frecuencia más del 90 %). Su biodisponibilidad se ve fuertemente
afectada por la presencia de factores de inhibición o potenciación. Los fitatos, oxalatos,
polifenoles, calcio, diferentes proteínas lácteas, huevo, soja y ciertos fármacos inhiben la
absorción del hierro no hemo, mientras que el tejido muscular y la vitamina C tienen un
efecto potenciador.

Por tanto, se calcula que la biodisponibilidad del hierro es del 15 % en las dietas ricas en
vitamina C y proteínas animales, del 10% en las dietas ricas en cereales y vitamina C, pero
bajas en proteínas animales, y del 5% en las dietas pobres en vitamina C y proteínas
animales.
2.2 ABSORCIÓN DE HIERRO

En un individuo normal, las necesidades diarias de hierro son muy bajas en comparación
con el hierro circulante, por lo que sólo se absorbe una pequeña proporción del total
ingerido. Esta proporción varía de acuerdo con la cantidad y el tipo de hierro presente en
los alimentos, el estado de los depósitos corporales del mineral, las necesidades, la
actividad eritropoyética y una serie de factores luminales e intraluminales que interfieren o
facilitan la absorción.

2.2.1 ABSORCIÓN DE HIERRO INORGÁNICO

El hierro inorgánico por acción del ácido clorhídrico del estómago pasa a su forma
reducida, hierro ferroso (Fe2+), que es la forma química soluble capaz de atravesar la
membrana de la mucosa intestinal. Algunas sustancias como el ácido ascórbico, ciertos
aminoácidos y azúcares pueden formar quelatos de hierro de bajo peso molecular que
facilitan la absorción intestinal de este.

Aunque el hierro puede absorberse a lo largo de todo el intestino, su absorción es más


eficiente en el duodeno y la parte alta del yeyuno. La membrana de la mucosa intestinal
tiene la facilidad de atrapar el hierro y permitir su paso al interior de la célula, debido a la
existencia de un receptor específico en la membrana del borde en cepillo. La
apotransferrina del citosol contribuye a aumentar la velocidad y eficiencia de la absorción
de hierro. En el interior del citosol, la ceruloplasmina oxida el hierro ferroso a férrico para
que sea captado por la apotransferrina que se transforma en transferrina. El hierro que
excede la capacidad de transporte intracelular es depositado como ferritina, de la cual una
parte puede ser posteriormente liberada a la circulación.
2.2.2 ABSORCIÓN DE HIERRO HEMO

Este tipo de hierro atraviesa la membrana celular como una metaloporfirina intacta, una
vez que las proteasas endoluminales o de la membrana del enterocito hidrolizan la globina.
Los productos de esta degradación son importantes para el mantenimiento del hemo en
estado soluble, con lo cual garantiza su disponibilidad para la absorción. En el citosol la
hemoxigenasa libera el hierro de la estructura tetrapirrólica y pasa a la sangre como hierro
inorgánico, aunque una pequeña parte del hemo puede ser transferido directamente a la
sangre portal.

Aunque el hierro hemínico representa una pequeña proporción del hierro total de la
dieta, su absorción es mucho mayor (20-30 %) y está menos afectada por los componentes
de ésta. Aunque el hierro hemínico representa una pequeña proporción del hierro total de la
dieta, su absorción es mucho mayor (20-30 %) y está menos afectada por los componentes
de ésta. Sin embargo, el ácido ascórbico tiene poco efecto sobre la absorción del hemo,
producto de la menor disponibilidad de enlaces de coordinación de este tipo de hierro. Por
su parte el calcio disminuye la absorción de ambos tipos de hierro por interferir en la
transferencia del metal a partir de la célula mucosa, no así en su entrada a esta.

2.3 TRANSPORTE DEL HIERRO

El hierro es transportado por la transferrina, que es una glicoproteína de


aproximadamente 80 kDa de peso molecular, sintetizada en el hígado, que posee 2
dominios homólogos de unión para el hierro férrico (Fe3+). Esta proteína toma el hierro
liberado por los macrófagos producto de la destrucción de los glóbulos rojos o el
procedente de la mucosa intestinal, se ocupa de transportarlo y hacerlo disponible a todos
los tejidos que lo requieren.

Se le denomina apotransferrina a la proteína que no contiene hierro, transferrina


monoférrica cuando contiene un átomo de hierro y diférrica cuando contiene 2 átomos.
Cuando todos los sitios de transporte están ocupados se habla de tranferrina saturada y se
corresponde con alrededor de 1,41 µg/mg de transferrina. En condiciones fisiológicas, la
concentración de transferrina excede la capacidad de unión necesaria, por lo que alrededor
de dos tercios de los sitios de unión están desocupados. En el caso de que toda la
transferrina esté saturada, el hierro que se absorbe no es fijado y se deposita en el hígado.

La vida media normal de la molécula de transferrina es de 8 a 10 días, aunque el hierro


que transporta tiene un ciclo más rápido, con un recambio de 60 a 90 minutos como
promedio. Del total de hierro transportado por la transferrina, entre el 70 y el 90 % es
captado por las células eritropoyéticas y el resto es captado por los tejidos para la síntesis
de citocromos, mioglobina, peroxidasas y otras enzimas y proteínas que lo requieren como
cofactor.

2.4 CAPTACIÓN CELULAR

Todos los tejidos y células poseen un receptor específico para la transferrina, a través de
cuya expresión en la superficie celular, regulan la captación del hierro de acuerdo con sus
necesidades. La concentración de estos receptores es máxima en los eritroblastos (80 % del
total de los receptores del cuerpo), donde el hierro es captado por las mitocondrias para ser
incluido en las moléculas de protoporfirina durante la síntesis del grupo hemo. A medida
que se produce la maduración del glóbulo rojo, la cantidad de receptores va disminuyendo,
debido a que las necesidades de hierro para la síntesis de la hemoglobina son cada vez
menores.

El receptor de la transferrina es una glicoproteína constituida por 2 subunidades, cada


una de 90 kDa de peso molecular, unidas por un puente disulfuro. Cada subunidad posee un
sitio de unión para la transferrina. Estos receptores se encuentran anclados en la membrana
a través de un dominio transmembrana, que actúa como péptido señal interno, y poseen
además un dominio citosólico de aproximadamente 5 kDa.18 Se ha observado la presencia
de moléculas de receptor circulando en el plasma sanguíneo, que son incapaces de unir
transferrina, puesto que carecen de sus porciones transmembranosa y citosólica; a estos
receptores se les conoce como receptor soluble. No obstante su incapacidad de unir
transferrina, se ha encontrado una relación directa entre la concentración de receptor
circulante y el grado de eritropoyesis, así en la deficiencia de hierro hay un aumento de la
concentración de receptores solubles.

El receptor de transferrina desempeña un papel fundamental en el suministro de hierro a


la célula, puesto que la afinidad del receptor por el complejo hierro-transferrina al pH
ligeramente alcalino de la sangre, depende de la carga de hierro de la proteína. La afinidad
máxima se alcanza cuando la transferrina está en su forma diférrica.

El complejo hierro-transferrina-receptor es internalizado en la célula a través de un


proceso de endocitosis. El cambio del pH ligeramente alcalino al pH ácido del endosoma
provoca un cambio en la estabilidad del complejo que ocasiona la disociación espontánea
de los átomos de hierro; por su parte, la transferrina se mantiene unida al receptor hasta que
un nuevo cambio de pH, en sentido contrario, al nivel de la membrana, provoca la ruptura
del complejo y la consiguiente liberación de la transferrina que queda nuevamente
disponible para la captación y transporte del hierro circulante.

La liberación dentro de la célula del hierro unida a la transferrina es secuencial. La


primera molécula es liberada por el pH ácido del citosol, mientras la segunda requiere ATP
para su liberación.

CAPÍTULO III
RECICLADO DEL HIERRO

3.1 ERITROCITOS Y HEMOGLOBINA

Aproximadamente el 44% del volumen de sangre total está compuesto por eritrocitos.
Un litro de sangre contiene 4–6 x 10 eritrocitos y alrededor de 0,5 g de hierro. La vida de
un eritrocito oscila entre 75 y 150 días, con un promedio de 120 días. El principal
componente de los eritrocitos es la Hb, una proteína globular que contiene hierro y está
formada por cuatro cadenas polipeptídicas. Cada una de las cuatro cadenas contiene un
hemo (es decir, un hierro) que se une a una molécula de dioxígeno (O2).

3.2 ERITROPOYESIS

En condiciones fisiológicas normales, se producen 2 millones de eritrocitos por segundo,


o 2x10 eritrocitos al día, para lo que se requieren alrededor de 20-25 mg de hierro al día. La
mayoría del hierro necesario se deriva de la Hb degradada de los eritrocitos senescentes
fagocitados. Los lugares principales de eritropoyesis en adultos son las islas de eritroblastos
en la médula ósea. Estas islas también se observan en la pulpa roja del bazo, el lugar
secundario de eritropoyesis.

El desarrollo de las células eritroides de las células madre hematopoyéticas tiene lugar a
través de la unidad formadora de brotes eritroides (BFU–E) y distintos tipos de
eritroblastos. El desarrollo desde las BFU–E a los eritroblastos perfectamente
hemoglobinizados tarda unos 12-15 días. Tras la extrusión del núcleo, los eritroblastos se
denominan reticulocitos. Los reticulocitos permanecen en la médula ósea durante 1-2 días
antes de liberarse a la circulación y luego maduran a eritrocitos con su característica forma
bicóncava.

El principal regulador de la eritropoyesis es la eritropoyetina (EPO), hormona producida


en los riñones que, aparte de otros factores como las interleucinas, estimula la
transformación de las células madre mieloides en células eritroides precursoras. La síntesis
de EPO aumenta en respuesta a la hipoxia de los tejidos (concentración de oxígeno
anormalmente baja).

3.3 DEGRADACIÓN DE LOS ERITROCITOS

Al final de su vida, los eritrocitos muestran una serie de modificaciones bioquímicas en


su membrana celular, que desencadenan su fagocitosis por los macrófagos en el SRE,
principalmente en el bazo.

Tras la fagocitosis de un eritrocito, la Hb se degrada y el hierro (II) se libera del hemo


con la oxidación del ligando orgánico (porfirina) por la oxigenasa hemo. Existen dos
posibles mecanismos para la degradación del hemo. El hemo puede exportarse al citosol y
sufrir degradación por la hemo oxigenasa, o puede degradarse dentro del fagolisosoma
seguido de exportación de hierro (II) al citosol a través de DMT1 o proteína 1 del
macrófago asociada a resistencia natural 1 (Nramp1), homólogo de DMT1 que se expresa
exclusivamente en los macrófagos y los neutrófilos. El hierro es entonces transportado al
plasma por la ferroportina, oxidado por la ceruloplasmina, se une a la transferrina, y se
reutiliza para la síntesis de Hb. Alternativamente, si no hay una necesidad inminente, el
hierro se incorpora temporalmente a la ferritina retículo–endotelial, la forma fácilmente
disponible del hierro almacenado.
CAPÍTULO IV

ALMACENAMIENTO DEL HIERRO

4.1 UTILIZACIÓN

En las personas sanas, alrededor del 25% del hierro total del organismo (800-1.000 mg)
representa el hierro de los depósitos, principalmente en forma de ferritina en el hígado,
bazo y músculo esquelético. La ferritina está presente en casi todos los tipos de células y las
pequeñas cantidades de ferritina que están presentes en el suero están relacionadas con la
cantidad de ferritina hepática. Como tal, la ferritina sérica es un indicador de los depósitos
de hierro. La ferritina es una proteína citosólica formada por 24 cadenas polipeptídicas
dispuestas circularmente alrededor de un núcleo de hierro (III)-oxihidróxidofosfato
polinuclear. El núcleo está formado por un máximo de ocho sub-unidades con una gran
superficie que permite un rápido recambio del hierro. El hierro secuestrado es una forma no
tóxica e inactiva de redox y está disponible de forma inmediata para satisfacer las
necesidades de las células.

Otra proteína de almacenamiento, la hemosiderina, parece derivarse de la ferritina. Su


estructura todavía no se ha definido bien y la disponibilidad del hierro es menor que la de
ferritina. En condiciones fisiológicas, la ferritina es la principal proteína de almacenamiento
de hierro, mientras que la hemosiderina se acumula sólo en pequeñas cantidades en el bazo
y las células del SRE. En condiciones de sobrecarga de hierro, especialmente
hemocromatosis hereditaria y talasemia, la proporción de hierro almacenado en forma de
hemosiderina aumenta.

En los pacientes con trastornos inflamatorios crónicos, los niveles elevados de hepcidina
pueden afectar al índice de movilización del hierro, no pudiendo satisfacer la mayor
demanda de hierro. Esto provoca un déficit funcional de hierro (DFH), que se desarrolla en
condiciones en las que la demanda supera a la disponibilidad de hierro.
4.2 DEPÓSITOS DE HIERRO

El exceso de hierro se deposita intracelularmente como ferritina y hemosiderina,


fundamentalmente en el SRE del bazo, el hígado y la médula ósea. Cada molécula de
ferritina puede contener hasta 4500 átomos de hierro, aunque normalmente tiene alrededor
de 2500, almacenados como cristales de hidróxido fosfato férrico.

La molécula de apoferritina es un heteropolímero de 24 subunidades de 2 tipos


diferentes: L y H, con un peso molecular de 20 kDa cada una, formadas por 4 cadenas
helicoidales. Las variaciones en el contenido de subunidades que componen la molécula
determinan la existencia de diferentes isoferritinas, las que se dividen en 2 grandes grupos:
isoferritinas ácidas (ricas en cadenas H) localizadas en el corazón, los glóbulos rojos, los
linfocitos y los monocitos, y las isoferritinas básicas (ricas en cadenas L) predominantes en
el hígado, el bazo, la placenta y los granulocitos.

Se han observado diferencias entre la velocidad de captación de hierro por las diferentes
isoferritinas; así las isoferritinas ricas en cadenas H tienen una mayor velocidad de
captación y se ha demostrado que ésta es precisamente la función de este tipo de subunidad.
No obstante, las cadenas H y L cooperan en la captación del hierro, las subunidades H
promueven la oxidación del hierro y las L, la formación del núcleo. Tanto el depósito de
hierro como su liberación a la circulación son muy rápidos, e interviene en este último
proceso el flav inmononucleótido. El hierro es liberado en forma ferrosa y convertido en
férrico por la ceruloplasmina plasmática, para que sea captado por la transferrina que lo
transporta y distribuye al resto del organismo.

El volumen de las reservas de hierro es muy variable, pero generalmente se considera


que un hombre adulto normal tiene entre 500 y 1 500 mg y una mujer entre 300 y 1 000
mg, aunque estos valores dependen grandemente del estado nutricional del individuo.
CAPÍTULO V

REGULACIÓN DE LA HOMEOSTASIS DEL HIERRO

La homeostasis del hierro se regula por los niveles sistémicos e intracelulares de hierro.
El suministro de hierro sistémico y la homeostasis se basa en el hierro plasmático, que debe
mantenerse a niveles suficientes para estar disponible para su uso. A nivel sistémico, se
mantiene el equilibrio a través de la regulación de la captación de hierro del aparato
intestinal, el reciclado de hierro de los macrófagos y el intercambio con los depósitos de
hierro en el hígado. El principal regulador de estos mecanismos es la hormona hepcidina,
que ejerce su función desencadenando la degradación de la proteína de exportación de
hierro ferroportina.

4.1 HOMEOSTASIS SISTÉMICA DEL HIERRO: HEPCIDINA

La hepcidina se considera actualmente el principal regulador del equilibrio del hierro


sistémico, que incluye la absorción de hierro intestinal y el reciclado del hierro en el SRE.
La forma bioactiva es una proteína de 25 aminoácidos que se produce principalmente en el
hígado. La hepcidina actúa uniéndose a la ferroportina, desencadenando su internalización
y posterior degradación lisosómica. Puesto que la ferroportina es la proteína conocida que
exporta el hierro celular, la hepcidina provoca el atrapamiento de hierro en los enterocitos
así como en los macrófagos y hepatocitos.

La hepcidina provoca la degradación de ferroportina y por tanto evita la exportación de


hierro de los enterocitos y macrófagos a la circulación. La expresión de hepcidina en
respuesta a la disponibilidad de hierro está regulada por los niveles de transferrina diférrica.
Las concentraciones elevadas de transferrina diférrica (reflejo de niveles elevados de
hierro) aumentan la expresión de la hepcidina y, por tanto, reducen la captación de hierro.

La eritropoyesis requiere cantidades considerables de hierro y, por tanto, la inhibición de


la expresión de la hepcidina por la actividad eritropoyética desempeña un papel fisiológico
fundamental. No se conoce bien el mecanismo de base de esta regulación, pero puede
incluir el factor de diferenciación del crecimiento 15 (GDF15) o gastrulación por
invaginación 1 (TWSG 1) liberado por los precursores eritroides. El aumento de la
expresión de la hepcidina bajo condiciones inflamatorias está desencadenado por la
interleucina-6 (IL6). La consecuencia del aumento de los niveles de hepcidina es la
reducción de la saturación de transferrina (SATT), pero también la reducción de la
disponibilidad del hierro para la síntesis de Hb y otras enzimas en el huésped, pese a que
los niveles de hierro sean suficientes.
CAPÍTULO VI

EXCRECIÓN DEL HIERRO

La capacidad de excreción de hierro del organismo es muy limitada. Las pérdidas diarias de
hierro son de 0,9-1,5 mg/día (0,013 mg/kg/día) en los hombres adultos. De éstos, 0,35 mg
se pierden en la materia fecal, 0,10 mg a través de la mucosa intestinal (ferritina), 0,20 mg
en la bilis, 0,08 mg por vía urinaria y 0,20 mg por decamación cutánea.

Las mujeres en edad fértil están expuestas a una depleción adicional de hierro a través de
las pérdidas menstruales que incrementan los niveles de excreción diarios a 1,6 mg/día
como mínimo.

Los cambios en los depósitos de hierro del organismo provocan variaciones limitadas en la
excreción de hierro, que van desde 0,5 mg/día en la deficiencia de hierro a 1,5 mg/día en
individuos con sobrecarga de hierro. Aunque hay pocos estudios en lactantes y niños, se
plantea que en éstos las pérdidas gastrointestinales pueden ser mayores que en los adultos.
Algunos investigadores plantean que las pérdidas promedio son de aproximadamente 2
mg/día en los lactantes y de 5 mg/día en los niños de 6 a 11 años de edad. Otras causas
importantes de pérdidas son las donaciones de sangre y la infestación por parásitos.
CAPÍTULO VII

NECESIDADES DE HIERRO EN LOS PRINCIPALES GRUPOS DE


RIESGO

Los grupos que poseen una mayor probabilidad de sufrir deficiencia de hierro,
corresponden a aquellos grupos poblacionales en los que existe un inadecuado consumo o
asimilación de hierro de la dieta, asociado a un aumento de su demanda. Entre estos se
encuentran los lactantes, niños pequeños, adolescentes, embarazadas y mujeres en edad
reproductiva. De todas formas la deficiencia de hierro en este grupo poblacional es
principalmente como consecuencia de dietas escasas en hierro absorbible, situación que en
términos generales está asociada a la situación socioeconómica de la región.

Resulta sorprendente que, siendo el hierro uno de los elementos más abundantes del
planeta, la deficiencia del mismo representa uno de los problemas nutricionales más
relevantes. Sin embargo la explicación la podemos hallar teniendo en cuenta que la mayor
parte del hierro que ingerimos con los alimentos corresponde a formas poco solubles del
metal y en consecuencia, de baja biodisponibilidad.

También hay que considerar los cambios en los hábitos alimentarios ocurridos durante los
últimos años. Con el fin de disminuir la ingesta calórica y evitar así la obesidad, es probable
que la disminución de la ingesta energética, haya llevado concomitantemente a una
disminución en la ingesta de hierro, de forma que se llegue a provocar la aparición de
anemia en alguno de los grupos de riesgo. La principal causa de la deficiencia nutricional
de hierro y de anemia ferropénica, es una incorporación insuficiente del hierro al organismo
de acuerdo a los requerimientos fisiológicos del mismo.

Los principales factores que determinan una adecuada incorporación del hierro al
organismo son: la cantidad de hierro total ingerido con la dieta, la proporción de hierro
hémico y no hémico de la misma, la presencia de activadores e inhibidores de la absorción
de hierro no hémico contenido en el alimento y el estado nutricional de la persona para este
elemento.
CAPÍTULO VIII

FACTORES QUE AFECTAN LA ABSORCIÓN DEL HIERRO

El hierro es un mineral fundamental en el organismo porque participa en la oxigenación


de la sangre al formar parte de la hemoglobina. Su ingesta con los alimentos resulta muy
importante pero más relevante aún es su disponibilidad, es decir, la cantidad de hierro que
se absorbe del total que ingerimos.

En condiciones normales el intestino se encarga de regular la absorción del hierro y


también influye en ésta el estado de los depósitos. Sin embargo, hay algunos factores que
pueden facilitar o inhibir la disponibilidad del mineral.

*Tabla 2: Factores facilitadores e inhibidores de la absorción de hierro


Fuente: Vitónica

El enterocito desempeña un papel central en la regulación de la absorción de hierro,


debido a que los niveles intracelulares adquiridos durante su formación determinan la
cantidad del mineral que entra a la célula. El hierro del enterocito ingresa a la circulación
de acuerdo con las necesidades, y el resto permanece en su interior hasta su decamación.
De este modo, las células mucosas protegen al organismo contra la sobrecarga de hierro
proveniente de los alimentos, al almacenar el exceso del mineral como ferritina, que es
posteriormente excretada durante el recambio celular normal.

La absorción de hierro puede ser ajustada dentro de ciertos límites para cubrir los
requerimientos de este metal. De este modo, condiciones como la deficiencia de hierro, la
anemia, la hipoxia, conllevan un aumento en la absorción y capacidad de transporte, aunque
es bueno destacar que el incremento en la absorción de hierro hemo es de menor
proporción, debido posiblemente a que la superficie absortiva de la célula intestinal no
reconoce al hemo como hierro, por lo que el incremento de su absorción se deberá
solamente a la pérdida de la saturación de los receptores dentro de la célula y en las
membranas basolaterales.

La absorción del hierro puede ser también afectada por una serie de factores
intraluminales como la quilia gástrica, el tiempo de tránsito acelerado y los síndromes de
malabsorción. Además de estos factores, existen sustancias que pueden favorecer o inhibir
la absorción. Así por ejemplo, el hierro hemo proveniente de las carnes y los pescados es
más fácil de absorber que el hierro inorgánico de los vegetales, los que en muchos casos,
contienen concentraciones más elevadas del metal. Sin embargo, la adición de pequeñas
porciones de carnes o pescados puede aumentar la absorción del hierro presente en los
vegetales, fundamentalmente por su contenido de aminoácidos. Existen además otras
sustancias que favorecen la absorción de hierro, como son los agentes reductores,
especialmente el ácido ascórbico.

Entre los inhibidores de la absorción de hierro tenemos la ingesta crónica de alcalinos,


fosfatos, fitatos y taninos. La absorción disminuye proporcionalmente con el volumen de té
o café consumidos, así se ha determinado que en presencia de té la absorción de este
mineral disminuye hasta el 60 % mientras que en la de café la absorción se reduce hasta el
40 %.

Por su parte los fitatos que se localizan en la fibra del arroz, el trigo y el maíz, y la
lignina de las paredes de las células vegetales, constituyen potentes inhibidores de la
absorción de hierro, debido a la formación de quelatos insolubles. En este sentido, se ha
calculado que de 5 a 10 mg de fitatos pueden reducir la absorción del hierro no hemo a la
mitad, lo que puede ser evitado por el consumo de pequeñas cantidades de carne y vitamina
C que impiden la formación de estos quelatos, lo que provoca un aumento de la absorción
aún en presencia de los inhibidores de ésta. El contenido de sustancias favorecedoras e
inhibidoras de la absorción va a determinar la biodisponibilidad del hierro presente en la
dieta.

El conocimiento de los mecanismos que regulan la absorción de hierro permite


determinar el valor nutricional de los alimentos y la forma de mejorar su biodisponibilidad,
pero también permite seleccionar apropiadamente los compuestos de hierro mejores y más
seguros que respeten el papel regulador de la mucosa intestinal.
CONCLUSIONES
El hierro es un elemento esencial para la vida: participa en procesos vitales como la
síntesis del grupo hem, constituyente de la molécula de hemoglobina que se encarga del
transporte de oxígeno por el organismo; además interviene en todas las reacciones con
transferencias de electrones, especialmente la fosforilación oxidativa y contribuye en otros
procesos de biosíntesis, incluyendo el de los ácidos nucleicos. No obstante, el hierro
también es potencialmente muy tóxico, por lo que nunca se encuentra en su estado de ion
libre circulando por el organismo: a través de todo el proceso de absorción, utilización y
almacenamiento el hierro siempre se encuentra ligado a proteínas, especialmente en su
forma ferrosa; de lo contrario podría desencadenar la producción de radicales superóxidos
muy dañinos, tanto para las proteínas como para los ácidos nucleicos. El hierro circula
unido a su transportador, la transferrina; entra a la célula a través de los receptores de
transferrina; sale desde los endosomas lisosomales en un proceso mediado por la proteína
DMT1, que es una proteína transportadora de metales bivalentes; se almacena por medio de
la ferritina y finalmente sale de las células gracias a la mediación de otra proteína de
membrana, la ferroportina, que es una exportadora de membrana también llamada IREG 1
u OMTP. Todo el proceso está conducido por alguna proteína, sea transportadora o de
depósito.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
● Gottau G. Factores alimentarios que afectan la absorción de hierro [Internet].
Vitonica.com. Vitónica; 2011 [citado el 2 de marzo de 2022]. Disponible en:
https://www.vitonica.com/minerales/factores-alimentarios-que-afectan-la-absorcion-de-hier
ro
● Araos H. D. Anemia ferropriva I: metabolismo del hierro, diagnóstico de anemia
ferropriva. Medwave [Internet]. 2009 [citado el 2 de marzo de 2022];9(9). Disponible en:
https://www.medwave.cl/link.cgi/Medwave/Reuniones/4154
● Muñoz Gómez M. , Campos Garríguez A. Fisiopatología del metabolismo del
hierro: implicaciones diagnósticas y terapéuticas [PDF]. 2005 [citado el 2 de marzo de
2022]; 25(1).
● Sermini C. G., Acevedo M. J., Arredondo M. Biomarcadores del metabolismo y
nutrición de hierro. Rev. Perú. med. exp. salud pública [Internet]. 2017 Oct [citado 2022
Mar 02] ; 34( 4 ): 690-698. Disponible en:
http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-46342017000400017&l
ng=es. http://dx.doi.org/10.17843/rpmesp.2017.344.3182.

También podría gustarte