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La Biblia afirma que los seres humanos fuimos creados a imagen de Dios.

Génesis 1:26 presenta a


Dios diciendo: “Hagamos al hombre (adám, “la humanidad”) a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza” (Génesis 5:1).

Otros pasajes de las Escrituras muestran claramente que los seres humanos, aunque descendemos
de un Adán y una Eva caídos, seguimos siendo portadores de la imagen Divina (Génesis 9:6, 1
Corintios 11:7, Santiago 3:9). Sin embargo la imagen de Dios se vio distorsionada a consecuencia
de la desobediencia de nuestros primeros padres.

Los términos hebreos de Génesis 1:26 son tsélem (imagen) y demút (semejanza). La palabra
tsélem, usada dieciséis veces en el Antiguo Testamento, se refiere básicamente a una imagen o
modelo de trabajo. La palabra demút, usada veintiséis veces, se refiere de manera diversa a
similitudes visuales, auditivas y estructurales en un modelo, patrón o formato.

El Nuevo Testamento usa las palabras eikón: imagen (1 Corintios 11:7) y homoíosis: semejanza
(Santiago 3:9). La palabra eikón significa generalmente “imagen”, “semejanza”, “forma”,
“apariencia”, a lo largo de toda su variedad de usos. La palabra homoíosis significa “parecido”,
“semblanza”, “correspondencia”.
1. La imagen de Dios no es una semejanza física, al estilo del punto de vista de los mormones. La
Biblia dice claramente que Dios es Espíritu y no se puede limitar a un cuerpo físico (Juan 4:24,
Colosenses 1:15, 1 Timoteo 6:16). Es cierto que el Antiguo Testamento usa expresiones como “el
dedo” o “el brazo de Dios” para hablar de su poder, pero estos términos son antropomorfismos;
figuras del lenguaje utilizadas para presentar una imagen de algún aspecto de la naturaleza o del
carácter de Dios.

Dios le advirtió a Israel que no hiciera una imagen para adorarla, porque cuando le habló
al pueblo en Horeb (el monte Sinaí), no vieron “ninguna figura” (Deuteronomio 4:15). Es
decir, toda forma física sería contraria a lo que Dios es realmente.

2. Basándose en el Salmo 82:6y en Juan 10:34 algunos han llegado a la conclusión que la imagen
de Dios, hace de los seres humanos “pequeños dioses” (Jehová Jr.).La Biblia claramente enseña
que solo hay un Dios (Deuteronomio 6:4) y que los seres humanos somos criaturas hechas a su
imagen. El término dioses utilizado en el Salmo 82 (elohim) se pude traducir como “Dios”, “dioses”
y en el contexto de este salmo como “poderosos” o “magistrados”. En Isaías 42:8 Dios declara
enfáticamente: Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a
esculturas.
Dios es persona: Diseña, planea, comunica, tiene voluntad y siente (es complacido y desagradado).
La personalidad humana está constituida por el intelecto, las emociones y la voluntad. Génesis
1:26–31 atribuye estos componentes de la personalidad a Dios: intelecto en las palabras, “entonces
dijo Dios”; voluntad y propósitos en la declaración, “Hagamos”; y sentimiento o emoción en la
frase, “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.” El Dios
Creador es presentado en las Escrituras como un Ser con personalidad definida.

Si Dios tenía el propósito de crear al ser humano, debe haber deseado comunicarse con su creación
para revelar algo de su voluntad y propósito. El Dios que dijo “hagamos”, también dijo: “venid”
(Isaías 1:18). El ser humano es la única criatura terrestre capaz de razonar abstractamente, de
crear, de innovar, de elegir como un agente libre de comunicarse con Dios y adorarle. Las
actividades de los animales, por otro lado, son instintivas, no libres.
El hombre es un ser moral. Fue creado con un sentido de responsabilidad hacia su hacedor. Cuando
hace el bien, su corazón lo aprueba; cuando hace el mal, su corazón lo condena (1 Juan 3:20-21).
Como ser moral, el ser humano tiene una conciencia (puede distinguir entre el bien y el mal). Los
animales se guían sólo por instintos. La conciencia le fue dada al ser humano en el principio; porque
tan pronto como pecó, el hombre se escondió. Sin duda, la conciencia interactúa con el intelecto, la
emoción y la voluntad.

La palabra conciencia no se encuentra en el Antiguo Testamento, sin embargo su obra es descrita


en Levítico 5:3. En el Nuevo Testamento la palabra conciencia aparece 31 veces. El texto bíblico
afirma que la conciencia que puede ser buena, débil, pura, insensible, corrompida, maligna,
purificada.

Dios es amor. El es amor en su naturaleza esencial, porque el amor es la expresión del Dios trino:
Padre, Hijo y Espíritu Santo. El ser humano fue creado como una criatura social que debe amar. Al
varón, le fue dada inmediatamente una esposa: tomada de su costado para ser su igual, cerca de
su corazón para ser amada y debajo de su brazo para ser protegida por él. De los diez
mandamientos, seis tienen que ver con la relación del hombre con sus semejantes. El ser humano
fue creado para tener comunión con Dios, con su familia y con sus vecinos.
Cuando el ser humano perdió la comunión con Dios, sus relaciones interpersonales se vieron
seriamente afectadas. El primer hijo de Adán y Eva se convirtió en el asesino de su propio hermano,
reflejando ya no la naturaleza de Dios sino la de Satanás (Juan 8:44). El amor de Dios debe ser la
característica por excelencia del ser humano redimido por la obra de Cristo (Juan 13:34-35, 1 Juan
4:7-8). El cristiano no es un ser aislado, sino que es miembro de un cuerpo, el cuerpo de Cristo (la
Iglesia): “Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de
los otros (Romanos 12:5).

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