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1, 27)
1.- Textos Bíblicos: (Génesis 1,26-28; Gén. 5,1-2; Gén. 9,6) “Creó, pues, Dios al
hombre/ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer
los creó” (varón y hembra/macho y hembra) (Gén. 1,27)
“El día en que Dios creó al hombre, le hizo a imagen de Dios. Los creó varón y
mujer, los bendijo, y los llamó “hombre” en el día de su creación”. (Gén. 5,1-2)
Estas palabras del Génesis, sobre las que queremos reflexionar al inicio del
Simposio “La Familia el mayor tesoro de la humanidad”, recogen dos verdades
fundamentales sobre la persona humana: (1) es creada “a imagen de Dios”; (2) es
creada como “hombre y mujer”. Dios crea al hombre y a la mujer a su imagen y
semejanza, iguales en su humanidad, con idéntica dignidad personal, y al mismo
tiempo en esencial y profunda relación de hombre y mujer.
Según resulta de Gén. 1,27 “Dios creó al hombre a imagen suya”; Gén. 5,1-2 “El
día en que Dios creó al hombre, le hizo a imagen de Dios. Los creó varón y
hembra, los bendijo y los llamó “hombre” en el día de su creación” y de Gén. 9,6
“porque a imagen de Dios hizo Él al hombre”; donde no se encuentra más que
imagen (selem), es evidente que “imagen” (selem) y “semejanza” (demut)
significan lo mismo: la naturaleza “elohimica” o casi divina del hombre, sin que
se deba en manera alguna, espiritualizar demasiado tal concepción. Por tanto el
hombre ha sido hecho a imagen de Dios, es decir persona.
Por esta razón, la vida del hombre es como un “Elohim” de segunda categoría,
coronado de esplendor y de honor (e.d. de poderío y de gloria, que le circundan
visiblemente); es un rey al que Dios ha colocado entre los demás seres vivos para
que señoree sobre ellos (Gén. 1.28; Sal 8,7ss Eclo. 17,3).
Esta relación con Dios separa al hombre de los animales. Supone una semejanza
general de naturaleza: inteligencia, voluntad, poder y capacidad de amar; el
hombre es una persona. Pero no es igual a Dios sino semejante, porque Dios es
persona divina y el hombre persona humana. Así prepara una revelación más
profunda: participación, por gracia, de la naturaleza divina que hace Cristo por su
encarnación, muerte y resurrección.
Cuando Pablo describe al hombre como imagen y gloria de Dios (1Cor. 11,7), se
funda en Gén. 1,27; puesto que el hombre fue creado directamente por Dios, es el
representante y la gloria de su creador. Sin embargo, el hombre primero nace de
un hombre terreno (Adán; Gén. 2,7) y es imagen de lo terreno, es terreno como
Adán, y no celeste como el segundo hombre (Cristo; 1Cor. 15,45ss).
El cristiano, predestinado como está a ser conforme a la imagen del Hijo de Dios
(Rom. 8, 29 “pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a
reproducir la imagen de su Hijo…”, e. d., a asemejarse al Cristo glorioso; debe
ostentar “la imagen de lo celeste” (1Cor.15, 49), representar e incluso a actualizar
en cuerpo y alma al Cristo glorificado.
1.2.Mensaje del Libro del Génesis (Mulieris dignitatem 6)
Por lo tanto ambos son seres humanos en el mismo grado tanto el hombre como
la mujer; ambos fueron creados a imagen de Dios.
+ Esta imagen y semejanza con Dios, esencial al ser humano, es trasmitida a sus
descendientes por el hombre y la mujer, como esposos y padres: “sed fecundos y
multiplicaos y henchid la tierra y sometedla….” (Gén. 1, 28).
Por eso la persona humana es un ser religioso que puede relacionarse con Dios de
manera personal a través de diversas maneras. El documento de Aparecida nos
presenta como lugares de encuentro con Jesucristo a la Sagrada Escritura, la
Sagrada Liturgia, la Sagrada Eucaristía, el Sacramento de Reconciliación, la
oración personal y comunitaria y la misma piedad popular.
Cuando el Génesis afirma que no puede existir “solo” (Gén. 2,18) resalta que es
un ser interdependiente con los demás.
3) La persona humana tiene una relación profunda con el cosmos: “Sed fecundos
y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla: mandad en los peces del mar y en
las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra…” (Gén. 1,28)
“Vio Dios cuanto había hecho y todo estaba muy bien” (Gén. 1,31). Dios le
participa de señorío sobre la creación y le da la potestad de ser administrador de
la creación material. “El hombre puso nombre a todos los ganados, a las aves del
cielo y a todos los animales del campo…” Dios lo hace corresponsable del
cuidado del cosmos y de su hábitat de toda la humanidad.
2. Hombre y Mujer.
“Dijo luego Yahveh Dios: no es bueno que el hombre esté sólo. Voy a hacerle
una ayuda adecuada… De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre
formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: Esta vez sí
que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer (issah)
porque del hombre/ varón (is) ha sido tomada...” (Gén. 2, 18. 22-23).
2.1.Persona-Comunión.
Leemos, además, que el hombre no puede existir “solo” (cfr. Gén. 2,18); puede
existir solamente como “unidad de dos” y, por consiguiente, en relación con otra
persona humana. Se trata de una relación recíproca, del hombre con la mujer y de
la mujer con el hombre. Ser persona e imagen y semejanza de Dios comporta
también existir en relación al otro “yo”. Esto es preludio de la definitiva
autorrevelación de Dios, Uno y Trino: unidad viviente en la comunión del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.
2.2.Diferencia Sexual.
Cada uno de nosotros, hasta lo más profundo del corazón, es hombre o es mujer.
«La sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino
también en el psicológico y espiritual (…) es un elemento básico de la
personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los
otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano».
Cuando la sexualidad se reduce a mero dato biológico, se corre el riesgo de
“cosificarla” y “des-personalizarla”, convirtiéndola en un mero añadido exterior.
A partir de ese supuesto equivocado, se habla entonces de “orientación sexual”,
que cada uno podría determinar libremente. Una concepción de la persona
humana que tenga en cuenta su verdad y todas las dimensiones de su ser, pone de
manifiesto que no se puede elegir ser hombre o mujer, sino que la diferencia
sexual nos es dada en nuestra naturaleza personal con todas sus consecuencias.
Conclusión:
El texto del Génesis, 1,1-2,4, describe la potencia creadora de Dios que obra
realizando distinciones en el caos primigenio (luz, tinieblas, mar, tierra, plantas,
animales) creando en fin al ser humano 'a imagen de Dios le creó, hombre y
mujer los creó'.
SIMPOSIO
Secretario Ejecutivo
CELAM
Cuando a Jesús le preguntaron acerca del divorcio, como leemos en Mateo 19:4-
5: “¿puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?”, inmediatamente
se refirió al origen de la base del matrimonio. Dijo, "¿No habéis leído que el
Creador, desde el comienzo los hizo varón y mujer, y que dijo: "Por eso el
hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer; y los dos serán una
sola carne?". ¿De dónde citó esto? ¡Del Génesis! En realidad, citó capítulos 1 y 2
de Génesis en el mismo versículo.
Dios que ha creado al hombre por amor lo ha llamado también al amor, vocación
fundamental e innata de todo ser humano por ser persona capaz de amar y ser
amado. Porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Gén. 1,27),
que es Amor (cfr. 1 Jn. 4, 8.16). Habiéndolos creado Dios hombre y mujer, el
amor mutuo entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible
con que Dios ama al hombre. Este amor es bueno, muy bueno, a los ojos del
Creador (cfr. Gén. 1,31). Y este amor que Dios bendice es destinado a ser
fecundo y a realizarse en la obra común del cuidado de la creación. "Y los
bendijo Dios y les dijo: "Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y
sometedla'" (Gén. 1,28).
Bajo esta luz aparecen claramente las notas y las exigencias del amor conyugal:
-Es un amor único, es decir, entre un solo hombre y una sola mujer, a semejanza
del amor filial, del hijo a su madre es único.
-Es un amor total, esto es, una forma singular de amistad personal, con la cual los
esposos comparten generosamente todo, sin reservas indebidas o cálculos
egoístas.
-Es, por fin, un amor fecundo que no se agota en la comunión entre los esposos,
sino que está destinado a prolongarse en los hijos suscitando nuevas vidas. “El
matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la
procreación y educación de la prole. Los hijos son, sin duda, el don más
excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios
padres” (GS n.509).
La alianza matrimonial
"La íntima comunidad de vida y amor conyugal, fundada por el Creador y
provista de leyes propias, se establece sobre la alianza del matrimonio... un
vínculo sagrado... no depende del arbitrio humano. El mismo Dios es el autor del
matrimonio" (GS 48,1).
La Sagrada escritura afirma que el hombre y la mujer fueron creados el uno para
el otro: "No es bueno que el hombre esté solo". La mujer, "carne de su carne", su
igual, la criatura más semejante al hombre mismo, le es dada por Dios como una
"auxilio", representando así a Dios que es nuestro "auxilio" (cfr. Sal 121,2). "Por
eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una
sola carne" (cfr. Gén. 2,18-25). Que esto significa una unión indefectible de sus
dos vidas, el Señor mismo lo muestra recordando cuál fue "en el principio", el
plan del Creador: "De manera que ya no son dos sino una sola carne" (Mt 19,6;
Gén.2, 24).
El matrimonio en el Señor
Conclusión:
Los textos bíblicos ofrecen tres importantes indicaciones. El ser humano es una
persona, de igual manera el hombre y la mujer. Están en relación recíproca.
Que una vez casados, lleguen a ser una sola carne, uniéndose a través de una
relación sexual, y que no se avergüencen de esa desnudez.
Gebel---Una mujer necesita a un hombre que camine a su lado, tomados de la mano, no detrás de ella porque llegara un
momento que lo perderá de vista, no delante de ella porque no lo podrá alcanzar, ni encima de ella porque se convertirá en
un peso. Una mujer necesita alguien que esté a su lado, siempre, todo el tiempo, incondicional.
Una verdadera mujer se merece que la traten como a una princesa, que la protejan como a una niña y la amen como a una
dama.
La mujer tiene cualidades que sorprenden al hombre: Sonríe cuando quiere gritar, canta cuando quiere llorar. Llora
cuando está feliz, ríe cuando esta nerviosa, ama incondicionalmente, sabe que con un beso y un abrazo puede ayudar a
curar un corazón roto. Sin embargo tiene un defecto: A veces se olvida de lo mucho que vale.
Ser mujer es llorar callada los dolores de la vida y sonreír en apenas un segundo, es tropezar, caer y volver a caminar, ser
mujer es ser elegida para traer vida al mundo. Ser mujer es ser princesa a los 15, bella a los 20, pasional a los 30,
inolvidable y única a los 40, dama a los 60 y hermosa toda la vida. La belleza de una mujer no está en la ropa que lleve, la
figura que tenga, o la manera en que se peine. La belleza de una mujer siempre se ve en sus ojos, porque esa es la puerta a
su corazón, el lugar donde el amor reside y muy pocos hombres tienen el don de llegar hasta allí, hasta las profundidades
del océano de sus sentimientos.
Por eso ella se enamora del hombre que se quedaría despierto sólo para verla dormir. Del que besa su frente. Del que
acaricia su mejilla con ternura. De ese hombre que quiera enseñarla al mundo aún cuando ella está desarreglada y que
siempre le parece que está bonita. De aquel que se queda mirándola fijo, como no pudiendo creer que sea tan bella.
Y si, aunque ustedes no lo quieran creer, hay hombres que también sufren por amor, algunos son muy sensibles, aunque lo
disimulen muy bien. No todos son unos cavernícolas que sólo piensan en sexo, hay hombres que piensan en "ella", hay
hombres que se pasan horas esperando que ella se conecte por el simple hecho de querer saber cómo estuvo su día, si le
pasó algo, que necesita, cómo está. Hay hombres que sufren cuando creen que están fallando, cuando creen que hacen las
cosas mal y no se perdonarían lastimar el corazón de una dama.
Hay hombres que lloran con el hecho de pensar en que ella se pueda ir.
Me he ocupado personalmente de recolectar algunas frases de esos pocos hombres que saben comprender a una mujer y
quiero transcribírselas aquí:
“Aunque no sepa quererte de la forma que a ti te gustaría, siempre te querré con todo mi corazón de la mejor forma que
sepa. Solo me lamento de no haberte conocido desde el primer día que empezaste a ser mujer; me pregunto: ¿Dónde
estuviste metida durante toda mi vida?”
“Tardé una hora en conocerte y solo un día en enamorarme. Pero me llevará toda una vida lograr olvidarte. Soy la persona
más feliz del mundo cuando me dices “hola” o me sonríes, porque se que, aunque haya sido para solo un segundo, has
pensado solamente en mi”
“Si sumas todas las estrellas del cielo, todos los granitos de arena en los océanos, todas las rosas en el mundo y todas las
sonrisas que haya habido en la historia del mundo, empezarás a tener una idea de cuánto te quiero. Mientras no hagas esa
suma, no te das una mínima idea de cuanto te amo”
“Si pudiese ser una parte de ti, elegiría ser tus lágrimas. Porque tus lagrimas son concebidas en tu corazón, nacen en tus
ojos, viven en tus mejillas, y se mueren en tus labios. Te quiero no solo por como eres, sino por como soy yo cuando estoy
contigo”
“Al conocerte cada vez más, me doy cuenta que realmente te amo, porque lo único que quiero para ti es tu felicidad,
incluso cuando yo no te la puedo dar”
“Te quiero de una forma tan especial que no me hace falta tenerte ni verte para que mi amor crezca, solo me hace falta
cerrar los ojos y saber que existes!”
“Si te veo llorar te haré reír; si caes te ayudaré a levantarte; si te duermes te dejaré soñar; si ríes reiremos juntos; si callas
escucharé tus gestos; si me miras observaré tu alma; si te falta un abrazo te abrazaré antes de lo que pidas; si necesitas
algo, lo descubriré antes que hables; si me descubres me alegraré; si no tienes fuerzas te las daré; si no me escuchas te
escucharé; si no ves la luz te acercaré a las estrellas; si me necesitas, ahí estaré, siempre; esa es mi palabra de honor, mi
pacto de caballero”.
“Únicamente dejaré de amarte cuando tenga evidencias claras de que alguien te ama tan sólo un poquito más que yo. Por
mi parte, te abrí mi corazón, te dejé pasar. Comencé por extrañarte cuando no te veía, luego empecé a necesitarte, te he
explorado y he comprobado que eres perfecta, que encajas a la perfección con lo que desde toda la eternidad he amado.
Imposible despertar juntos cada día, pero estoy seguro que despertamos pensándonos. Ese beso que nunca te di, es el que
mas extraño. ¿Cómo es posible que pueda extrañar tanto a alguien que hasta hace tan poco no conocía?”
“Apareciste sin avisar, mi vida se completó y ahora finalmente todo tiene sentido. No podría vivir sin ti. Gracias por
existir, de no haberte conocido, te inventaría tal como eres. Es difícil creer que no te ame toda la gente sólo con verte, ¿O
solo es algo que me pasa a mi?
“Eres todo para mi: amiga, compañera, confidente, cómplice, comprensiva, leal, tierna, amante, femenina, infinita y
humana. Tú y yo no necesitamos palabras, con mirarnos sabemos todo el uno del otro; cada vez que miras, desnudas mi
alma. Cuando te veo, sueño, y, cuando sueño, te veo”
"Te quiero. Te quise desde el primer momento en que te vi. Te quise incluso antes de verte por primera vez."
Si, no pongas esa cara. Los hombres que dicen este tipo de frases si existen. No abundan, es cierto, pero… ¿Te cuento
algo y que no salga de aquí? Aún quedan algunos pocos hombres que saben como amar de verdad a una buena mujer. Lo
bueno es que no tienes que esforzarte por encontrarlo, ese tipo de hombre un buen día aparece de la nada…y te enamora
hasta el alma.
Por alguna razón hay toda una generación que cree que la mejor forma de conquistar a una mujer es mostrándose
“espiritualoides”. Y no hay peor cosa para una dama que un hombre le salga con versículos bíblicos o le diga cosas como:
“Siento cosas por ti…pero por ahora lo estoy orando” o “¿Por qué no tomamos un tiempo para orar para confirmar si lo
nuestro ha nacido en el corazón del Señor?”, esta última frase suele ser muy trillada, pero a mi siempre me costó
entenderla.
Se supone que si la amas, la amas y punto; o ya oraste antes, u orarás durante el tiempo que te tarde en conquistarla, pero
no creo que a ella la enamore porque le digas la frase “te estoy considerando en oración”; porque suenas a un beduino que
no está seguro si finalmente va a comprarse el camello o no. No debe haber algo que mate la pasión mas que eso. Insisto:
ora todo lo que necesites orar, pero no trates de conquistarla diciéndoselo! Suena a: “No te ilusiones mucho…aún lo estoy
orando, no quiero meter la pata”. Esa inseguridad es la que espanta las pocas posibilidades que una mujer se enamore. O
la amas o no la amas, no existe la zona gris. Si la amas, pelea hasta la muerte por ella, si no la amas…no tienes de que
preocuparte.
Que quede claro que no estoy en contra de la oración, pero me enferma escuchar a esos tipos que “le dejan el trabajo a
Dios” y me dicen cosas como: “Si es ella es para mi, yo se que tarde o temprano Dios me la va a dar” (¿?) O sea que
según su teoría, una de estas noches la va a agarrar el Espíritu Santo por la fuerza y se la va a tirar a sus pies…solo porque
el está orando! Que haga lo mismo con el estudio (que ore y el profesor le diga que no hace falta rendir examen, que ya
“sintió” de Dios que el estudió), que tampoco busque empleo (que ore y que los empleadores lo vengan a buscar a su
casa). No señor, Dios bendice al varón valiente y esforzado, no al cobarde y afeminado.
Por otra parte, ¿Quién les metió esa idea cobarde y pusilánime en la cabeza que si parecen mas espirituales, ellas se van a
enamorar? Si realmente eres espiritual, tarde o temprano ella lo va a notar, cuando la respetes, la valores, la dignifiques y
por sobre todo, cuando la conquistes como un hombre, tal como Dios te creó para que fueras. Ella necesita tener un
hombre al lado, si quisiera saber mas de la Biblia, se compraría una concordancia.
Muchachos, a las mujeres se las conquista por el oído, ese es el verdadero “punto G”, quien busque más abajo, solo está
perdiendo el tiempo. Palabras, detalles, conversación, encanto, sensibilidad. No hay nada que seduzca mas a una mujer
que un caballero a la antigua: gentil, amable, varonil (no macho retrógado, dije varonil), alegre, refinado, comunicativo,
sencillo, interesante, romántico, prudente, temerario, previsible, detallista (recordar cada palabra que ella te dice es vital)
misterioso, seguro, que siempre huela bien (determinante) y cierto toque de “niño desprotegido” (no te confundas, dije
“cierto toque” que despierte su instinto maternal de cuidarte, no un niño para criar). Que la haga reír, pero que también la
haga sentir segura.
Y no me salgas con: “¿Y si me rechaza, cómo hago para soportarlo?”; se hombre, che! Si te rechaza, lo soportas a lo
hombre, a lo macho. Tienes dos opciones únicas: O sigues insistiendo hasta que se enamore perdidamente de ti, y si no lo
logras, te la quitas de la cabeza y del corazón, pero por lo menos vas a bajar a la tumba sabiendo que le dijiste todo lo que
sentías y que si no pudo ser, fue porque ella no te amó, y no porque fuiste un cobarde. No puede ser que haya tantos tipos
que le tengan miedo al rechazo o a un “no”. La mayoría de las mujeres se sienten halagadas cuando alguien les declara su
amor, y si no sienten lo mismo que el, no se quedan pensando: “Qué tipo idiota”, todo lo contrario, lo primero que piensan
es: “Cómo quisiera estar enamorada de un hombre así!”.
Ellas sucumben y se derriten por alguien que endulce sus oídos, y los amigos que te digan que eso es cursi, es porque son
unos energúmenos que se van a morir solos como una ameba sino aprenden el secreto para derretir el corazón de una
mujer. (Y no me importa que alguno de esos “espiritualoides” aparezca en este perfil comentando: “¿Y dónde queda la
Palabra de Dios?”; porque al fin y al cabo, la Palabra de Dios se ve reflejada en lo que somos, y a juzgar por como hablan
o escriben algunos, parecen que leyeran el manual del cavernícola, en vez de la Biblia, porque cuando de verdad lees la
Biblia, el libro de Cantares, por ejemplo, una de las tantas cosas que aprendes es a ser un caballero y un romántico
empedernido).
Y también están los otros, esos que ya están casados y como en el fondo les importa un cuerno tus sentimientos, te
aconsejan desde un púlpito: “Deje de andar regalándose y espere la voluntad de Dios!”, total ellos ya tienen la vida
resuelta (o lo que es peor, tal vez están resignados a estar casados con alguien a quien no aman).
Volviendo al tema, olvídate de los versículos bíblicos (por lo menos al intentar decirle que la amas) y descarta de plano las
frases que empiecen con: “Dios me mostró…” “Dios me dijo que tu y yo…” o “Siento de parte de Dios que nosotros…”.
Cuando ella te corresponda, ya vas a tener suficiente tiempo de contarle que tu sueño es ser misionero entre los
reducidores de cabezas en algún continente perdido o que tu clímax en la vida es grabar un disco con Jesús Adrián; lo que
ahora tienes que hacer, es lograr construir un puente que te lleve directo a su corazón.
Entre nosotros, Dios ya te equipó desde que naciste y El no va a hacer TU trabajo. Somos varones de nacimiento, pero
caballeros por opción. Hazla sentir especial, deseada, única…y todo lo demás (como caer enamorada y rendida en tus
brazos) llegará solo.
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Alex Martinez
Umm si caval ellaas son espectaculares y yo se los digo q tenga cuatro hermosas mujeres en mi familia tres hermanas y mi
madre maravillosa
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o 6 años
Queta Garcia
No todas las mujeres meresemos un hombre así. Sabemos mujeres que también fallamos y nos olvidamos que ellos
también nesecitan de un te quiero y todos esos detalles que nosotras pedimos y no solo tenerles la comida y la ropa listas.
El amor y el cariño debe de ser mutuo.
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o 6 años
Valora a tu esposa
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o 8 años
Mayte H Menéndez
Lindas palabras, sólo aquella que vive o vivió no le parece ajena realidad, después de todo en la vida tenemos lo que nos
merecemos, siembra y cosecha!!! Sólo quisiera acotar algo, desde mi humilde percepción todo empieza por la admiración
a…
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o 6 años
Valeria Garcia
bravo me encanto muy de acuerdo contigo porque existen honbres flojos inconpetentes esperando que una profeta les diga
con quien casarse no tienen personalidad quien quiere un honbre asi que no sabe luchar por lo que quiere nunca sabran si
no lo in…
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o 6 años
Kristopher Carpio
Mi pequeña Aalyha, mientras Dios me de vida caminaré contigo mostrandote que todavia hay hombres como papá.
Hombres que estén dispuestos a amarte completamente buscando tocar tu corazón en vez de tu piel. Hombres que no sólo
pueden amarte a ti como cre…
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o 8 años
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2 respuestas
Escribe un comentario…
.
Para la autora, el primer relato de la creación habla de la diferenciación entre
hombre y mujer. A ambos se les plantea ser imagen de Dios, generar descendencia y
dominar la tierra
16
.
Edith se apoya de traducciones que hablan de una auxiliar semejante a él y de
complemento, de manera que ambas partes se correspondan: así como se complementa
una mano respecto de la otra
19
. Es el
sentido que recoge la afirmación “Dios es amor”
23
. Allí los dos colaboran en armonía de fuerzas, y a esto apunta ponderar el sentido
y el espíritu de una relación “justa sin posibilidad de discordia”
26
. Es de advertir la
ausencia de un deseo desordenado de uno hacia otro
27
: “Estaban desnudos y no se
avergonzaban” (Gn 2,25).
No obstante, para la filósofa, la llamada de Dios y la auténtica vocación humana
aparecen esencialmente perturbadas después de la caída. Eva ha sido enredada por el
tentador y a la vez ha inducido al hombre al pecado. Adán da cuenta de ello trasla
dando la culpa: “…la mujer que me diste por compañera me dio del árbol y yo comí”
(Gn 3,12). Empero, su excusa no ha sido aceptada y Dios dice: “…por cuanto
obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te dije que no comieras
de él, maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de
tu vida” (Gn 3,17).
Entonces la fractura entre el hombre y Dios acontece a partir de dolorosas
connotaciones: “Ella, la tierra, te traerá cardos y espinas, y tú comerás plantas del
campo”. Es más, “con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra, de la cual fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás”. Con ello, Edith
Stein intenta comprender que el castigo de la desobediencia es la pérdida del dominio
indiscutido sobre la tierra, la rebelión de las criaturas inferiores, la dura lucha contra
ellas, la fatiga y escasez del trabajo
28
. Edith afirma que, para la mujer, la consecuencia del pecado es la dificultad del parto, y para el
hombre,
la lucha por la vida. A eso se añade la sumisión a su dominio, y que el hombre no será
un buen dueño queda demostrado en el intento de descargar sobre ella la responsa
bilidad del pecado
30
.
Posteriormente, ambos intentan cubrir su desnudez, y lo harán avergonzados.
Sin embargo, Dios cuida de ellos vistiéndolos con túnicas de piel
31
. La autora es
depositaria de la idea de concupiscencia, comprendida en la línea de San Pablo, en
Rm 1,24, en cuanto inclinación al mal. Previamente ha hecho referencia al “deseo
desordenado” del cual la pareja humana debe protegerse.
Desde la aproximación antropológica bíblica de Gn 3, Stein subraya la intro
misión del mal, pues todo lo que antes había sido fraterno y más humano, ahora,
por el pecado, incluso las relaciones más profundas –entre el hombre y la mujer–,
quedan rotas; así también la tierra y la descendencia resultan alteradas
32
. Es decir, el
pecado irrumpe, ensombreciendo todo a su alcance, y lo que antes era bello ahora
queda oscurecido por su presencia. Empero, para la filósofa quedan algunas preguntas
de difícil acceso: ¿Por qué estaba prohibido comer del árbol del conocimiento? ¿Qué
clase de fruto era aquel que comió la mujer y dio de comer al hombre? Y ¿por qué el
tentador se acercó primero a ella?
33
A partir de un trabajo exegético sin prejuicios, Edith Stein establece ciertas dife
renciaciones en el texto. Distingue algunos estadios para dar respuestas a las preguntas
planteadas, por lo que llega a inferir que el ser humano no carecía de conocimiento
antes de la caída: tanto el hombre como la mujer tenían un conocimiento perfecto
de Dios y por ende debían guardarse de aquel conocimiento del mal que se adquiere
mientras se hace
34
.
Por otra parte, la secuela inmediata del pecado es distante de una desobediencia
puramente formal contra Dios, sino “debe haber sido algo determinado en cuanto a
su contenido, esto es, una especie de unión que contradecía el orden originario”
35
. Es
interesante este análisis de la autora: el punto de partida es mirar el resultado del primer
pecado y desde allí establecer en qué ha podido consistir, y explica: “…la consecuencia
fue que el hombre y la mujer se contemplaron con ojos distintos a como lo hicieron
antes, ya que habían perdido la inocencia en el trato recíproco”
36
.
Por ende, lo que estaba prohibido es presentado por la serpiente a la mujer, y
esta lo presenta al hombre. ¿Por qué la mujer? No porque ella se inclina fácilmente
al mal, sino porque lo propuesto era de mayor importancia en sí
37
. Entonces, su vida
quedaría fuertemente marcada por lo que está relacionado con la generación y la
instrucción de la prole; como el hombre en relación con la diversidad de castigos.
Para resumir, la reflexión bíblica permite considerar la unidad y singularidad
de ser hombre y mujer en la semejanza divina. Esta semejanza transita a relaciones
de apertura, amicales y corporativas, en las que el varón no se percibe en completud
en ausencia de la mujer, y viceversa, de la manera como ambos no sostienen su ser
lejos de Dios.