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Superando los miedos se rinde más

(Extraído del libro En la línea de batalla de Freddy Liendo)

“Es duro fracasar, pero es todavía peor no haber intentado


nunca triunfar”. Theodore Roosevelt

Un joven e impetuoso forastero se encontró con un aldeano de


75 años de edad al pie de una montaña y le preguntó:
— ¿Cómo hago para llegar a la cima?
El aldeano le respondió: —No lo sé, al igual que tú acabo de
llegar. Pero fíjate bien, pues aquí existen dos caminos. Cada uno de
nosotros escojamos uno de ellos y subamos—.
El forastero, al estar ubicado frente a los dos caminos tenía que
tomar una decisión y se llenó de incertidumbres luego de estar
pensando cuál camino tomar. El aldeano a manera de motivarlo le dijo:
—Escoge uno y yo subiré por el otro…Veremos quién llega
primero. ¡Vamos, anímate!
El forastero escogió uno de ellos y luego el aldeano el otro. En
ese instante empezaron a subir cada uno por el camino escogido. El
forastero, luego de una hora escalando, descansando y pensando que
había escogido de repente el camino más largo y peligroso, llegó.
Pero… ¡Oh, sorpresa! En la cima ya estaba el aldeano.
El forastero le preguntó: — ¿Cómo llegaste primero? Seguro
te toco escalar por el camino más corto.
El aldeano le respondió: —Estos caminos tienen la misma
distancia y condiciones. Todos los caminos que suben te llevarán a la
cima; yo simplemente decidí subir sin distraerme y sin pensar en lo
desconocido, ya que son los temores los que nos generan trabas,
retrasos y desánimos. Pero no te preocupes casi siempre pasa esto con
muchas personas que intentan subir.
El forastero, se dijo: —Que pena: si hubiese estado más seguro
de lo que hacía y dejado de lado los temores y distracciones, y
aceleraba el paso, hubiera llegado primero o al mismo tiempo que el
aldeano. ¡Ya entendí!
No perdamos el enfoque real de nuestro objetivo, la
inseguridad y las distracciones nos alejan de nuestras metas. Lo
importante no es solo pensar en las cosas, sino tomar las decisiones y
avanzar: ¡Dar el primer paso! Así se alcanzan los objetivos y se rinde
más, superando los miedos y confiando en uno mismo y en lo que se
hace.
La confianza debe ser utilizada como la habilidad para poder
ejecutar acciones sin temor alguno, con la plena seguridad de
desempeñarse bien en cualquier circunstancia. Esto impulsará el deseo
de asumir cada vez más roles que permitan escalar posiciones
competitivas y exigentes.
En una de mis primeras presentaciones ante el público debo
confesar que estuve nervioso y con temores. Lo bueno de todo es que
siempre llevo a alguien a los eventos a los que asisto. En esa
oportunidad era mi compañero Manolo Loyola: un muchacho
optimista, gracioso, emprendedor. Un hombre feliz y bromista como
ninguno, moralmente estable. Me dijo: —No te preocupes; el expositor
siempre sabe más que los asistentes. Solo es cuestión de prepararse y
dejar de lado cualquier temor—. En verdad, tenía razón. Un expositor
es tan bueno como tan buena es su preparación. Mientras más
preparado estés, más seguro te sentirás: rendirás mejor. La seguridad y
la decisión tienen también una gran contribución.
La gente debe confiar en sí misma. Hay que quitar el miedo a
los trabajadores. En el mercado cada vez hay más competencia y con
ellos llegan algunos mercenarios. No hablo de enfrentarlos, hablo de
superarlos. Las ventas cada vez son más complejas. El temor o el
miedo ya no caben en los negocios. Se requiere creer más en uno
mismo y en lo que se hace, enfrentando con valor y constancia los
retos que se nos presentan. Necesitamos gente aguerrida, fuerte y
segura. Gente que suba firme la cima.
¡Los negocios necesitan gente con coraje!
El coraje es una fuerza interior que te permite alcanzar tus
ideales y objetivos. Todo ser humano cuenta con ella en menor o
mayor grado. Hay que hacer que fluya, que se exteriorice para que se
pueda apreciar la grandeza de las aspiraciones.
Los temores son producto de la inseguridad y estos te conducen
a errores. Tenemos que cuidar al cliente interno para poder cuidar, a
su vez, al externo. Los vínculos se fortalecen al interior de las
empresas y se perfeccionan en el exterior, con el trato al cliente.
Se tiene que construir vínculos entre el trabajador y los
clientes. Se debe crear relaciones duraderas con amplio sentido
participativo que provoquen intereses similares, que a su vez combatan
los miedos que es en donde se cultivan los desánimos. Hay que
mantener el control y combatir el descontrol. Hablamos de nexos o
lazos vigorosos que permitan superar debilidades.
Existen tres debilidades a superar: el dolor, el temor y los
prejuicios.
1. Superar el dolor.- El dolor no es permanente; solo estará
presente si tú lo permites. El dolor, como cualquier obstáculo, se
supera con firmeza y serenidad.
Era la mañana del 14 de marzo de del año 2010, cuando
ingresé de emergencia al Hospital de Cutervo. Aquejado por un dolor
que empezaba en el estómago, se trasladaba hacia la cintura y
terminaba sintiéndolo por todo el cuerpo. Luego de unos análisis, el
médico de turno me indicó que se trataba de una obstrucción intestinal.
Me dijo que ya habían atendido estos casos y que no me preocupara,
con una operación se solucionaba.
Ya caída la tarde se apersonó otro médico de turno. Al
conversar con él —y de acuerdo a su experiencia— me indicó que se
trataba de una adherencia producto de la operación que tuve hace años.
En suma se me presentaban dos opciones:
1.- Si me intervenían quirúrgicamente se generaba un riesgo
porque la operación anterior del apéndice se complicó con una
peritonitis que me ocasionó 14 puntos en el estómago (alguien se
olvidó un algodón dentro de él). Con el transcurrir del tiempo esto
había generado estrías internas —según el médico. Otra operación más
las incrementaría. En conclusión la solución era cuestión de tiempo
bajo el riesgo de un retorno de nuevas adherencias.
2.- Que me levantará de la cama con el dolor que tenía y me
pusiera a caminar hasta conseguir, con los movimientos, que las
adherencias se vayan desprendiendo. Opté por esta segunda
alternativa. La ayuda de los sedantes hacía que no perciba el dolor.
Estuve caminando durante un día y nada. El dolor empezó a
crecer: ya los calmantes no tenían efecto. No avise al médico. Sabía
que me llevarían inmediatamente a la sala de operaciones.
Luego de una rápida y profunda reflexión decidí seguir
caminando con el dolor y el pedestal en donde tenía el suero con una
sonda hasta la vena en la mano y otra sonda que habían ingresado por
mi nariz hasta el estómago. Caminaba con el dolor cada vez más
intenso, pero seguía firme y sereno.
Y así fue. Durante tres días y tres noches deambulé por los
pasadizos de la zona de emergencia del hospital, totalmente doblegado
por el dolor, pero por ratos firme; tenía esperanza de que este agudo
dolor desaparezca, pero regresaba nuevamente.
El primer día, el dolor fue insoportable; el segundo día
empezaba a convivir con él y el tercer día sabía que el dolor estaba
allí, pero ya no lo sentía tanto. Al cuarto día el dolor disminuyó y
empezaron a desprenderse las adherencias, poco a poco, hasta mi total
recuperación. Caminé y caminé —como les dije—: firme y sereno.
¿Qué se aprende de esta experiencia dolorosa? No importa que
tanto camines con el dolor o lo que cueste llegar a un objetivo, lo
importante es que tengas la voluntad, la serenidad y la firmeza para
hacerlo.
Día a día la competencia es más fuerte y despiadada. Tenemos
que lidiar con esta realidad. No estamos solamente en una carrera de
velocidad, sino también de resistencia.
2. Superar el temor.- Existen barreras en donde no invertimos
el suficiente esfuerzo y tiempo para derribarlas, dejando de construir
puentes con nuestras habilidades y destrezas.
Las destrezas, con una dosis de coraje, son un componente
para que continúe su secuencia la cadena de valor que haga
desaparecer cualquier temor. Muchos vendedores dicen: ¡No, ese
cliente tienen el negocio surtido; ya no desea más dinero! ¡No, ya lo
visité hace un mes!, ¡No, no es mi cliente objetivo! Suena como si la
palabra NO estuviera adherida a sus mentes. Quien piensa y actúa así
está muriendo: es un vendedor acabado, ya que está lleno de temores.
Pero no todo está perdido… Existe lo que los científicos
denominan la “atracción negativa” y otros, la “atracción de los
opuestos”. Un claro ejemplo son los imanes. La experiencia demuestra
que polos del mismo tipo se repelen y polos opuestos, se atraen.
Los temores son opuestos a tu tranquilidad, pero muchas veces
están cerca de ti cada vez que te acercas a un peligro o amenaza.
Tienes que convivir con ello buscando evitarlos como una acción para
alejarlos.
Arroja las cosas negativas que conviven contigo. Es una lucha
interna que muchas veces no enfrentamos y esto nos genera malestar.
En el plano laboral se manifiestan a través de sentimientos de
frustración, exceso de trabajo, sentimientos de inferioridad, presión,
etc. Muchos declinan en la lucha y se repliegan a su zona de confort
para no comprometerse con mayores retos o responsabilidades.
Por eso es muy necesario dominar las emociones, para poder
evitar cualquier tipo de dependencia. ¡Prepárate para esa lucha interna!
Recomendaciones para poder desprender el imán que te ata
a cosas negativas
-Lucha por superar cualquier debilidad
-Sé feliz por sobre todas las cosas
-Honra a tu trabajo como a ti mismo
-Remplaza pensamientos negativos por positivos
-No te sientas ni más ni menos que nadie, pero sin perder el
norte.

-Piensa que todo es posible y que eres un hacedor de cosas.


-Utiliza la fuerza necesaria para romper cualquier barrera; la
resiliencia es una cualidad que todos los seres humanos poseen como
fuerza interior.
-Cree en ti y en lo que haces.
-Ama.
3. Superar los prejuicios.- Se tiene que aprender a romper los
límites del status quo. No se puede vivir con las trabas de los demás.
Los cambios traen consigo dolor, temor y prejuicios. Lo
sabemos. Entonces hay que levantar el pie y avanzar. Hay gente que
han superado muchas cosas y trabas en el camino y se ha sobrepuesto
a situaciones adversas. La experiencia de Richard Branson con Virgin
Group, Jef Bezzos de Amazon, Lorenzo Servitje de Bimbo, Howar
Shulz de Starbucks, Gastón Acurio con sus restaurantes, es un claro
ejemplo de que ¡SÍ SE PUEDE!
La gente tiene que encontrar algo atractivo, algo diferente que los acerque
como el imán: puede ser un buen liderazgo, una acertada motivación, una adecuada
retribución. Algo que los movilice.

CINCO Tareas básicas que impulsan a la acción:

1. Asignación de labores importantes que hagan que se sientan


importantes.
2. Empoderamiento. Que sientan que confías en ellos.
3. Reconocer sus iniciativas e incentivarlos a seguir haciéndolo.
4. Entregarles herramientas que les sean útiles.
5. Hacer que la gente se sienta parte de la empresa.

Se habla de motivar, pero extendiendo la mano. Así el equipo avanza sin


que claudique ninguno de sus miembros. Recordemos que los equipos avanzan en
función al más débil.
La gente debe encontrar espacios donde desarrollar sus habilidades y
destrezas, las que, a su vez, les ayuden a concretar sus aspiraciones. No es una
tarea fácil en razón a que se encuentra en la línea delgada que divide el éxito con
el fracaso. Los límites no llegan con la gente, llegan con sus creencias y sus
actitudes. Somos los seres humanos los que creamos los prejuicios y somos
quienes también podemos destruirlos.

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