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Los Guaraníes eran de estatura más baja que mediana, torso robusto
en proporción a las piernas y brazos, cara redonda, piel morena, sin vello y
barba escasa, cabellos tupidos, gruesos, largos negros y lacios, dientes
blancos y parejos, pies y manos pequeños.
Sus hábitos de vida se inclinaban a ser sedentarios, lo que quiere decir
que sus poblaciones, compuestas por grandes ranchos de paredes de estanteo
(armazones de cañas
tacuara revocadas con
barro) y techo de paja,
tenían cierta
permanencia,
instalándose en
proximidades de
montes y cursos de
agua. Navegaban los
ríos y arroyos con
primitivas piraguas
hechas de troncos. Aldea Guaraní (Grabado antiguo)
1 Otro “Adelantado”, Pedro de Mendoza, intenta fundar una ciudad en el actual asiento de Buenos Aires, sin éxito.
Esa ciudad sólo nace realmente a la vida con Juan de Garay, en 1580.
En síntesis, el Adelantazgo fue un sistema político – administrativo desarrollado por la corona española, consistente
en “privatizar”, a manos de particulares muy ricos, una determinada operación de conquista; para suplir la falta de
dinero. En el Adelantado se concentraban la autoridad civil, militar y judicial, y sus derechos y obligaciones con la
corona se establecían en base a un contrato denominado “Capitulación”. El objeto de la institución fue lograr la
ocupación física de todos los territorios que los reyes de España reclamaban como propios. En América, fue
empleada en el siglo XVI para hacer frente a las penetraciones portuguesas, espoleadas por las noticias de la
expedición de Caboto en 1528. Así, toda América del Sur fue dividida en tres regiones, Norte – Centro y Sur, que
abarcaban un área situada de océano a océano entre los 25° y los 36° de latitud sur. En ella estaba conprendida
Corrientes. Algunos de los principales Adelantados fueron Pedro de Mendoza (1534), Juan Ortiz de Zárate (1567) u
el propio fundador de Corrientes, Juan Torres de Vera y Aragón (1587).
Es la última de las grandes fundaciones de la llamada “Corriente del Este”, una de
las tres que pueblan el actual territorio de nuestro país.
Los antecedentes que rodean la fundación en sí, son realmente novelescos.
Ortiz de Zárate
2 Breve cronología de Juan de Garay: En 1568. Llega a Asunción con Felipe de Cáceres, en 1571 es nombrado
Alguacil Mayor de la ciudad de Asunción, en 1573. Funda la ciudad de Santa Fe. Paga la fundación de su bolsillo.
En el año 1576. Juan Ortiz de Zárate lo nombra Albacea de su fabulosa herencia.Al año siguiente, en 1577, como
Albacea, casa a la heredera de Ortiz de Zárate, su hija Juana, con Juan Torres de Vera y Aragón. En 1578, como
nuevo Adelantado, Juan Torres de Vera y Aragón designa a Garay Teniente de Gobernador y Capitán General de
todas las provincias del Río de la Plata, de esa forma, en 1580 funda definitivamente la ciudad de Buenos Aires.
Finalmente, en 1583 es muerto por los charrúas mientras duerme, de camino entre Buenos Aires y Santa Fe.
y Aragón, un oidor3 en la Audiencia de Charcas.
Sin embargo, la gigantesca herencia despierta la
ambición del Virrey del Perú, Francisco de
Toledo, y de uno de los principales oidores,
que quieren casarla con parientes suyos. Se
inicia así el más ruidoso de los pleitos de la
época, porque Garay, rápidamente y obrando Toledo
Vera y Aragón
como albacea, la une en matrimonio con su elegido. Al respecto, dice Paul
Groussac:
“La heroína inocente del enredo – que mejor se llamaría mosca de aquella telaraña – tenía…diez y
seis años…de la verdadera madre…no hace mención ninguno de los innumerables instrumentos
judiciales o notariales que acerca de Zárate y los suyos nos han quedado. Nada sabemos de la
persona física y moral de doña Juana. Nacida de un gallardo hidalgo vizcaíno y de una…cuzqueña, -
que el compañero…escogería…por su especial belleza entre muchas…Doña Juana, salvo tal cual
peculiaridad debida a su situación de huérfana excepcionalmente rica y mimada, se parecería por lo
análogo de la educación, gustos y hábitos a sus compañeras del diminuto “grupo social”platense o
potosino, el cual, por otra parte difería muy poco de…Lima, y aún de Sevilla o Madrid. Salvo
rarísimas excepciones, era la mujer colonial una planta destinada a crecer, fructificar y secarse en la
huerta casera, sin más perspectiva ni horizonte que los del inmediato vecindario. Ninguna iniciación
ni estímulo intelectual: la niña noble no escribía sino para firmar tal o cual auto legal; ninguna lectura,
fuera de un devocionario o Vida de Santos. Como emoción artística, algún rasgueo de guitarra…Tal
debió ser la ñustita cuzqueña en cuya endeble cabeza venía a asentarse…aquella enorme
herencia…de encomiendas y minas, de estancias y chacras, complicada con tres o cuatro pleitos en
España y el Perú, fuera del pleito mayor, que era el de la gobernación rioplatense...”.
3 Un oidor ocupaba un cargo equivalente al de un abogado actual, que se desempeñaba como Juez en la llamada
“Audiencia”, que era algo así como el actual Superior Tribunal de la Provincia.
Además de las ventajas del sitio en sí mismo, éste se halla ubicado prácticamente a
mitad de camino entre Asunción y Santa Fe.
Puede decirse que los momentos significativos para la fundación, se dan
a partir de diciembre de 1587 cuando, habiendo llegado en Junio a Nuestra
Señora de la Asunción, Juan Torres de Vera y Aragón es reconocido como
Adelantado, y como tal y comprometiendo su participación personal, llama a
fundar logrando reclutar aproximadamente 190 “mancebos de la tierra” 4.
Al mes siguiente, en enero de 1588, parte desde Asunción una
expedición por tierra al mando de Alonso de Vera al que apodan
“el Tupí”, sobrino del Adelantado, secundado por
Hernando Arias de Saavedra, “Hernandarias”.
Firma de El Tupí Marchan arreando 1500 vacas y bueyes y otros
tantos caballos y yeguas, para uso y alimento de la población a
5 Nombre dado por el fundador. El lugar físico de la fundación sigue siendo discutido por los historiadores, algunos
de los cuales sostienen que fue el que pauta la tradición, la Punta Arasatí, en tanto otros se inclinan por la actual
Plaza 25 de Mayo, y algunos considera que en Arasatí solamente estuvo el primitivo fondeadero. Del mismo modo,
se discuten los incidentes que rodearon al “Milagro de la Cruz”.
6 Al respecto, Manuel Florencio Mantilla sostiene que Juan Torres de Vera y Aragón, llamó “Ciudad de Vera” a la
nueva localidad, el 3 de abril de 1588. Afirma asimismo que en el siglo XVII, se le antepuso el nombre de San Juan,
pasando a ser llamada “San Juan de Vera”, y que el documento más antiguo que lo usa, es un acta del Cabildo, del
30 de mayo de 1633. También sostiene que después, con el tiempo, sin resoluciones oficiales, el uso le agregó el
nombre primitivo del paraje: “las siete corrientes”, y pasó a ser conocida con el “falso nombre San Juan de Vera de
las Siete Corrientes·”. Luego expresa que “el tiempo y el buen gusto modificaron tan largo título (pero) en vez de
mantener el verdadero, quedó definitivamente adoptada la última palabra del falso “Corrientes”. Finalmente, rescata
que de la ciudad, tomó el mismo nombre la provincia. En las Actas Capitulares aparece designada de diferentes
maneras, como “Ciudad de las Corrientes”, Ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes”
arroyos Empedrado y San Lorenzo y en la barra del río Santa Lucía.7 Hacia el
año 1631, autorizan el establecimiento de encomiendas en la actual zona de
Santa Ana.
Al mismo tiempo, desde el Este, sobre la cuenca del río Uruguay, se
viene desarrollando otro esfuerzo poblador, por parte de los jesuitas, que
retroceden ante los ataques de los “mamelucos” o “bandeirantes” portugueses,
y, a partir de 1626, se instalan en Yapeyú, La Cruz, San Carlos y Santo Tomé.
Fundaciones en Corrientes durante el Siglo XVII (1600 – 1700)
Tipo de
Fecha Origen Nombre Fundación Fundador Pobladores
Capitán Antón
7.12.1615 Orden religiosa Pura y Limpia Reducción de Figueroa y Indios Guaraníes
franciscana Concepción de franciscana Fray Luis Gámez
Itatí
7Se llama “barra” a un banco o bajo que se forma en la desembocadura de los ríos por depósito de los sedimentos
que las aguas arrastran.
Estos esfuerzos de expansión territorial, desarrollados principalmente
como consecuencia de actividades económicas esencialmente ganaderas, por
medio de estancias, alcanzada la llamada “frontera del río Santa Lucía”, se
estancan por más de un siglo.
En la segunda mitad del siglo XVIII, la ciudad de Corrientes va a
desarrollar su mayor esfuerzo poblador, buscando revindicar la jurisdicción
otorgada por su fundador8.
“Por el Acta de fundación, origen de su incontestable dominio territorial, (Juan Torres de
Vera y Aragón), le asignó los límites y términos siguientes: “ de las ciudades de la
Asunción, Concepción de la Buena Esperanza, Santa Fe de la Vera Cruz y San Salvador,
Ciudad Real, Villa Rica del Espíritu Santo, San Francisco y Viaza en la costa del Mar del
Norte” (Océano Atlántico).
Manuel Vicente Figuerero.
Este segundo período de poblamiento, se inicia hacia 1750 fundando en los actuales
territorio del Chaco y de la República del Paraguay, en la zona del Pay Ubre, en lo que es hoy
nuestro departamento de Curuzú Cuatiá, y asentando una densa y extendida línea de guardias y
presidios 9hacia el Sureste, como barrera y cordón defensivo contra el avance de las estancias
de los jesuitas. El río Corriente y las enormes extensiones anegadizas de su cuenca, se
constituyen, por su misma naturaleza, en la frontera o límite de hecho entre los correntinos y los
guaraníes misioneros de las reducciones jesuíticas.
San Antonio de
8 Se especula aún sobre el error o acierto o las razones que movieron al fundador para asignar una jurisdicción tan
extensa a la ciudad. Personalmente, adhiero a la hipótesis del Doctor Ernesto Maeder quien sostuvo que en realidad
Vera y Aragón, al dar esos límites a Corrientes, más que otorgar a la ciudad una extensión desmesurada, lo que
hizo fue dejar documentada la magnitud de su propio Adelantazgo.
9
Guardia: Grupo de soldados o gente armada, que asegura o defiende un punto. Presidio: Cuartel. Guarnición
militar muy fuerte. Fortín en nuestra época colonial.
Orden religiosa Itatí .Ex estancia Pueblo Fray Bernardo Guaraníes
franciscana de Itatí. Hoy Sánchez
Berón de Astrada.
Guardia y presidio Milicias
1764 Cabildo Mburucuyá correntinas
San Fernando de Abipones de la ex
Autoridades Garzas (Cerca de Teniente de Reducción de San
1770 locales la actual Bella Reducción Gobernador Juan Fernando del Río
Vista). García de Cossio Negro.
Teniente de
11.10.1773 Autoridades San Roque Pueblo Gobernador Criollos e indios
locales Juan García de
Cossio.
Juez Comisionado Españoles, criollos
1779 Cabildo Nuestra Señora del Pueblo José Sambrana e indios
Pilar de Curuzú inicia las gestiones
Cuatiá
Maestre de Campo y
1779 Autoridades Pueblo Alcalde de 1er voto Milicias
locales Ñeembucú Juan Benítez de de
Arriola Corrientes
Milicias
1780 Cabildo Yatebú. Hoy Guardia correntinas
Loreto.
Milicias
1780 Cabildo Arerunguá Guardia correntinas
1780 Cabildo Caá Caraí Guardia Milicias
correntinas
Yaguareté Corá. Guardia y presidio Milicias
1780 Cabildo Hoy Concepción. correntinas
En síntesis:
El proceso de poblamiento sólo comienza bien entrado el siglo XVII.
A partir de allí, la ciudad de Corrientes realiza dos grandes esfuerzos pobladores
que:
Duran aproximadamente lo mismo.
Abarcan el 1er tercio del siglo XVII y el 2º del siglo XVIII.
Están separados entre sí, en forma efectiva, por más de un siglo.
La primera expansión es obra de las autoridades locales y sus principales
causas son económicas (vinculadas a la ganadería) y de seguridad (para
protegerse de las agresiones de los pobladores primitivos).
La segunda etapa pobladora, tiene al Cabildo correntino como actor
principal y obedece, entre otras razones parecidas a las anteriores, a una
política de reivindicación de la jurisdicción inicial, frente al Cabildo de
Asunción, al de Santa Fe y, en especial, al creciente enfrentamiento con
los jesuitas.
En ambas etapas, intervienen activamente las órdenes religiosas.
S. Roque González
10 Reconocido como “Prodigio” por la Iglesia Católica, el hecho histórico en sí, que cabe presumir verídico, (un
enfrentamiento armado entre un grupo reducido de españoles atrincherados en una fortificación rudimentaria, y gran
número de aborígenes que abandonan la lucha en proximidades de una gran Cruz de Urundai, al caer muerto quien
los encabeza fulminado por un rayo), presenta ribetes imprecisos sobre todo en lo cronológico. No obstante, el valor
simbólico del suceso es inmenso, al punto de ser esa Cruz la pieza heráldica central de la Bandera y el Escudo de la
Provincia.
Por razones que aún hoy los historiadores analizan, el fundador, Juan Torres de Vera y
Aragón, otorga a Corrientes un territorio tan extenso como mal definido. Esto tiene como una de
sus consecuencias, diversas disputas entre el Cabildo de la ciudad y los de Asunción y Santa Fe,
que se van a prolongar incluso más allá de la etapa colonial.
En el caso de Asunción, durante el mandato del Teniente de Gobernador Juan García de
Cossio, Corrientes ocupa efectivamente, un área ubicada en la cuenca del río Tebicuary (actual
República del Paraguay), fundando con sus milicias el pueblo de Ñeembucú, en el paraje
Laureles, con lo que hace pie en suelo que el Cabildo asunceño considera propio, dando inicio
así a las controversias.
Con Santa Fe, el conflicto tiene como base el trazado real del límite SO entre las
jurisdicciones de ambas ciudades. El Cabildo de Santa Fe, lo ubica primero en la
desembocadura del río Corriente y luego, pretende situarlo mucho más al Norte, en la barra del
río Santa Lucía.
A la larga, estos pleitos, que se inician como una “guerra de papeles”, donde las
protestas y los reclamos de las partes se acumulan sobre los escritorios de las autoridades
reales, van a dar lugar incluso a diversas invasiones y enfrentamientos armados durante nuestra
vida independiente.
El odio contra los Jesuitas.
En la ciudad de Corrientes, “...el nombre
de jesuita era sinónimo de maldad”.
Manuel Florencio Mantilla
de géneros.
Otro elemento de esta simple enunciación, es el referido a la plata, en
una provincia que no extrae un gramo, pero que históricamente ha dado y
sigue dando grandes plateros. El modo como circulaba el metal con que
aprendieron a labrar sus piezas es otro posible objeto de estudio.
Finalmente, los estudios de la doctora Fátima Valenzuela sobre la
esclavitud en Corrientes, a través de extensos diálogos en el Archivo de la
Provincia, si bien aún no publica su Tesis doctoral, me han presentado otro
posible objeto para los estudiosos, porque al parecer en su mayoría, los
esclavos en época colonial provenían del Brasil, lo que dados los caracteres
oficiales del intercambio entre ambas coronas, deja abierta la necesidad de
pesquisar esa esclavatura en relación con el contrabando.
11 Hernando Arias de Saavedra, “Hernandarias”, fue uno de los principales actores en la fundación de
Corrientes, como segundo de Alonso de Vera, El Tupí”, en el arreo de l ganado para consumo y uso de la
nueva población, haciendo la difícil travesía del Ñeembucú. Fue el primer español nacido en suelo
americano que ocupó el cargo de gobernador, en tres oportunidades. La primera escogido por los
habitantes de Asunción, que ejercieron el derecho otorgado por el Rey, las otras dos, fue designado por
el monarca mismo. Además, fue quien propuso la división del territorio de la gobernación, en dos
gobernaciones más manejables, y también sugirió el traslado de la capital, desde Asunción a Buenos
Aires, porque esa ciudad se había convertido en la más importante debido a su desarrollo económico, el
aumento de su número de habitantes, y las posibilidades que brindaba de hacer frente a los portugueses,
que invadían el territorio y estimulaban el contrabando, del cual Hernandarias fue gran enemigo, desde la
Colonia de Sacramento, al otro lado del río, y demasiado cerca de Buenos Aires. Asimismo, realizó
numerosas “entradas” o expediciones al interior del Chaco Gualamba contra los aborigenes.
1632. Un “auto de buen gobierno” del gobernador, obliga a los correntinos a comprar
armas – 100 “arcabuces” y 50 “picas”, necesarias, pero que por su costo,
especialmente los primeros, empobrecen al vecindario.
1634. Por primera vez desde la fundación, los habitantes de Corrientes son
obligados a pagar impuestos, lo que los hace aún más pobres de lo que son.
1643. El portugués Manuel Cabral de Melo y Alpoín, como consecuencia de la
separación de Portugal de la corona española, luego de varias décadas de unión,
deja de ser el hombre más poderoso de Corrientes. No obstante, conserva gran
influencia. Todos los portugueses son registrados y desarmados. La mayoría de los
portugueses restantes, abandonan poco a poco la ciudad.
1665 –1673. En función de las “Instrucciones” del gobernador José Martínez de
Salazar, aumentan en gran medida las atribuciones del teniente de gobernador, en
perjuicio del Cabildo correntino.12
1676. El Teniente de Gobernador Capitán Baltasar Maciel, levanta un inventario de
encomiendas. De las 121 originales sólo quedaban 30. El resto había desaparecido
por muerte o fuga de los indios encomendados.
1680. Por orden del Gobernador José de Garro, 80 correntinos al mando del Capitán
Alejandro de Aguirre, participan en la toma de la Colonia de Sacramento, en la
actual República Oriental del Uruguay.
12Manuel Florencio Mantilla asevera al respecto que Zalazar, “...a título de favorecer a las viudas o a los
pobres... (el teniente de gobernador)...les facilitaba indios de las encomiendas o de las doctrinas, sin
admitir observación a los encomenderos o doctrinantes. De la misma suerte procedía para la construcción
de una obra pública o cuando las embarcaciones...necesitaban tripulantes...invocaba los intereses
generales...en justificación de esos actos que sacrificaban el derecho privado...Salazar...creó así un
poder...terrible para actos que, de ser punibles, correspondían a la justicia desempeñada por los alcaldes.
13 “La voz del pueblo es la voz de Dios”. Antiguo aforismo gritado por los sublevados del siglo XVIII.
ambos lugares, en última instancia, se trata de una disputa por el poder como
fuente de ingresos, a través del dominio y ejercicio de los cargos públicos. De
un lado están los empobrecidos habitantes locales, descendientes de los
primitivos conquistadores y pobladores – los comuneros-, que si bien
conservan poder en los Cabildos, han perdido, con el tiempo, toda influencia
en la corte de España. Del otro lado, se encuentran los comparativamente
prósperos americanos recientes, los europeos que, con fuertes conexiones en
España, llegan y se hacen cargo del poder con sus nombramientos de
funcionarios reales. Sus principales aliados, que despiertan odio profundo tanto
en Asunción como en Corrientes, son los jesuitas.
Tras casi 200 y 250 años de fundadas Asunción y Corrientes,
respectivamente, los habitantes de Asunción y Corrientes viven la siguiente
situación:
Los Antiguos Pobladores (Españoles americanos o criollos, y mestizos).
Ven como relativamente lejano y ajeno a sus intereses lo que pasa en Europa y en
España.
Tienen poca o ninguna participación directa en ellos, y cuando la tienen – como el
servicio militar contra la Colonia portuguesa de Sacramento – la ven como una carga
impuesta que perjudica sus intereses.
Han perdido su participación dominante en el manejo del poder y los negocios públicos,
que, durante largo tiempo, les permitió incluso elegir localmente a sus propias
autoridades.
El fracaso de las encomiendas los ha empobrecido.
Los Españoles Europeos y los Jesuitas.
Por el contrario, en un medio donde el verdadero poder está en manos de quien maneja
los cargos públicos y no quien es dueño de la tierra, por su proximidad al trono (los
jesuitas son incluso los confesores de los reyes), ocupan puestos de mayor prestigio y
son atendidos y escuchados en Madrid, y, como consecuencia, mucho más aún en
Buenos Aires.
“...En Corrientes, como en la capital, se formaron idénticos bandos: el de los antiguos comuneros,
con los frailes dominicos y franciscanos y el elemento popular, seguía las inspiraciones del General
Don Pedro Bautista de Casajús, el de los “ajesuitados”, compuesto de los vecinos ,más calificados,
en su mayoría europeos, apoyaba al teniente de Gobernador Don Nicolás Patrón...”. Raúl de
Labougle
1732. Una milicia correntina enviada hacia Asunción, para combatir junto a los jesuitas contra los
comuneros, se subleva al grito de ¡Viva el común!, depone y encarcela al Teniente de Gobernador que la
manda y, negándose a marchar, retorna a Corrientes. En la ciudad, la
mayoría se pronuncia a su favor y nombra nuevas autoridades. Envían al
Gobernador del Río de la Plata, en Buenos Aires, un documento donde
reclaman el derecho a elegir localmente a las autoridades en lo sucesivo. Al
mismo tiempo, los vecinos de Saladas se alzan y marchan sobre Corrientes
reclamando la expulsión de los jesuitas, en una Asamblea que se realiza en la
plaza (hoy Plaza 25 de Mayo). Finalmente, con la mediación del Obispo de
Buenos Aires, Monseñor Juan de Arregui, el movimiento finaliza con una
solución de compromiso: Amnistía general y la elección de un nuevo Teniente
de Gobernador, por los locales, pero entre dos candidatos propuestos por el
Gobernador. No obstante, continúa subyacente el rencor de los correntinos
contra los jesuitas.
1765. El conflicto latente entre los partidarios de los Jesuitas o “ajesuitados”,
encabezados por el Teniente de Gobernador y los principales “vecinos”
españoles europeos, y el “común” local de antiguos encomenderos y masa,
capitaneados por la familia Casajús, estalla una vez más. La causa,
nuevamente, son los servicios militares a prestar a los jesuitas por las milicias correntinas. La disputa,
enfrenta a los correntinos con la más grande figura española de la época colonial: Don Pedro de
Cevallos, entonces Gobernador del Río de la Plata, quien se forma una pésima opinión de los habitantes
de Corrientes. El temor a la indudable represión –Cevallos es conocido por lo férreo de su conducta –
lleva a los “comuneros”a escribir a Asunción pidiendo unirse al Paraguay. Incluso corren rumores de que
podrían intentar entregarse a la corona de Portugal. En definitiva, los durísimos procesos y sentencias de
muerte fulminados por Cevallos, quedan sin efecto al hacerse cargo un nuevo Gobernador, Francisco
Bucarelli y Ursúa, enemigo jurado de los Jesuitas.
1767. Para hacer efectiva la expulsión de los Jesuítas, Bucarelli recurre, como a su gente de confianza, a
los antiguos “comuneros”.
Los Negros.
“Me costó un negro
con pito y todo”.
Dicho popular rioplatense.14
Recién a partir del siglo XVIII disponemos de datos sobre los negros en
Corrientes, habiendo “libertos”, o sea ex esclavos, y “esclavos”, tanto
domésticos (cocineras, mucamas, criados), como otros empleados en las
faenas rurales y actividades industriales.
Unos y otros eran tratados, en general, con el esmero que caracterizó a
todo el Río de la Plata para con las llamadas “piezas de Indias”, dado su alto
costo, las costumbres españolas y la siempre alerta vigilancia de la Iglesia.
Al parecer, su número en nuestro actual territorio, nunca llegó a exceder
los dos millares y sus dueños, para quienes constituían una suerte de valioso
“ganado”, cuidaban de multiplicarlos en su propio beneficio.
La cuestión interracial.
Manuel Florencio Mantilla asevera que:
“Los tres tipos étnicos de la población no se mezclaron a punto de confundirse en uno solo,
resultante de la cruza de razas. El español, superior y de dominio, cuidó de conservar la
pureza de su sangre en las familias principales, procedentes de 56 mujeres avecindadas de
1591 a 1598. Los matrimonios eran muy tramitados, privando sobre todas las cualidades de
los futuros esposos la igualdad de condición social y de origen. Los de esa clase formaban
una especie de patriciado, pobre de bienes de fortuna, pero respetable y realmente
aristocrático por la honestidad del hogar, las costumbres severas, la moral religiosa, la
educación privada, el método de la vida. La cruza de razas se operó en lo restante, y creó
un tipo medio que con el tiempo desalojó a los de su origen, formando el característico de
la población general. El factor negro se mezcló poco con el indio libre o de encomienda, por
la pérdida que el hecho implicaba”.
14Según el Académico Hialmar Edmundo Gammalson, los esclavos para el servicio en el interior de las residencias,
se vendían acompañados de un pito y una cadena de plata para que su ama pudiera llamarlos.
Sin embargo, sus expresiones no deben tomarse al pie de la letra,
porque como dice Lucio Mansilla, en el Río de la Plata no existían las puertas,
y la exégesis de los libros de bautismo, separados los “españoles” del resto , a
criterio de algunos historiadores ha evidenciado que apellidos que hoy se
presumen castizos, en algún momento han tenido vinculaciones mestizas o
afroides.
Estas relaciones entre europeos, naturales y africanos, son muy
diferentes de las que se desarrollan entre los portugueses y los naturales y
africanos de sus colonias en el Brasil. Si bien el trato de indios y esclavos fue
infinitamente más duro, al final del proceso
“Vencedores en el sentido militar y técnico de las poblaciones indígenas, dominadores
absolutos de los negros...los europeos y sus descendientes tuvieron sin embargo que
transigir con indios y africanos en lo que respecta a las relaciones genéticas y sociales...La
india y la negra...en un principio, luego la mulata...la cuarterona, la octavona, volviéndose
caseras, concubinas y hasta esposas legítimas de los amos blancos, actuaron
poderosamente en el sentido de la democratización social del Brasil...”.
Gilberto Freyre
15Magnus Mörner cita, entre otros episodios, lo que podríamos denominar relaciones carnales entre españoles y
mamelucos los siguientes: 1629:“...El nuevo gobernador de Paraguay, Luis de Céspedes...en viaje a su provincia,
había hecho un alto en el Brasil, donde contrajo enlace con la hija de un alto oficial y, según los jesuítas, compró
una importante plantación de azúcar. En San Pablo presenció la movilización de cuatro bandeiras, integradas por no
menos de 900 paulistas y 2.000 indios tupíes... tras de lo cual partió hacia Guairá –en compañía de las bandeiras...”.
1630: La esposa de Céspedes, sobrina del gobernador de Río de Janeiro, Martim de Sá, llegó a Asunción en 1630,
con Salvador Correia de Sá, hijo del gobernador, y una partida de paulistas....únicamente para guardar las
apariencias, los guaireños emprendieron una acción armada contra los paulistas...”. 1639: “...A pedido del Superior
Diego de Alfaro...(hijo del célebre visitador) -, Pedro de Lugo, gobernador de Asunción , marchó a las reducciones
con una compañía de milicias: los españoles sin embargo permanecieron inactivos mientras los indios de las
reducciones rechazaban a los paulistas...”.
Actividad económica %
Comerciantes 36%
Encomenderos, hacendados y chacareros 29%
Peones y pajes 21%
Navegantes 14%
El patriciado urbano.
A la cabeza de la sociedad, sigue el clero, con una gran influencia social
y considerado como el estamento intelectual del medio. Muy conservador y
constituido en base a la contribución de las familias más prestigiosas, debido a
16Como la Gregoria Olivera de la que derivaría el nombre de Goya, cuya acta de matrimonio halló Arturo de
Carranza en Saladas.
la costumbre de entregar por lo menos un hijo a la Iglesia, ya que ello
aumentaba su consideración social.
Al clero, lo siguen los funcionarios reales, con cargos de menor
importancia y bajos ingresos, pero muy pagados de sí mismos por sus
funciones.
Luego, nos encontramos con los comerciantes y estancieros, muchos de
ellos descendientes de los primeros encomenderos. Es entre ellos, sobre todo,
que se escogen los regidores del Cabildo.17 Están orgullosos de su sangre
blanca y de sus antepasados. Son muy conservadores en sus costumbres y
mantienen una severa disciplina en sus hogares.
“...intransigentes en sus alianzas legítimas aunque no tanto en las de mano izquierda,
severos en el continente y en las minucias de la honestidad y recato de las esposas e hijas,
ignorantes, de un catolicismo intransigente, hogareños, prolíficos...”.
Justo Díaz de Vivar
17Vale aclarar que los funcionarios, los mercaderes y los estancieros, no deben ser vistos como estamentos
separados, toda vez que en la mayoría de los casos tenían cabida en los tres roles.
En síntesis, como puntualiza el autor que seguimos, los correntinos de
fines del siglo XVIII eran
“Apegados a los hábitos familiares de sus mayores, religiosos, ignorantes, leales al “Rey
nuestro señor”, satisfechas sus aspiraciones políticas con la tradicional libertad comunal; ya
un poco liberados de la prestación del servicio de milicias que tanto agobió su pasado...”.
Justo Díaz de Vivar
LAS REDUCCIONES.
En el año 1615, Hernando Arias de Saavedra, “Hernandarias”, es
designado Gobernador del Río de la Plata por cuarta vez. Una de sus primeras
acciones es ejecutar una gran “entrada” (campaña militar) contra los indios del
Nordeste mesopotámico. Su triunfo, le permite imponerles – como una
condición indispensable para acordar la paz – la fe católica. De ese modo, los
franciscanos se establecen en reducciones organizadas por los tenientes de
Hernandarias. Las reducciones, son en última instancia pueblos severamente
vigilados por los conquistadores, donde los indios están obligados a residir. En
la zona de influencia de la ciudad de Corrientes, se establecen como
principales tres de esos pueblos.
Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción de Itatí.
La primera reducción correntina, es producto de la acción personal de
Hernandarias. Durante una estadía suya en Corrientes, envía al Capitán Antón
de Figueroa hacia el Norte, a Itatí, y éste logra atraer a los indios instalándolos
con su primer Cura Doctrinero Fray Luis Gámez, en un sitio conocido luego
como Tabacué. Posteriormente, los reducidos se trasladan a la ubicación
actual de la localidad.
Esta será la más rica y populosa de las reducciones correntinas. Contará
incluso con una gran estancia para la comunidad –San Antonio de Itatí- (hoy
Berón de Astrada), y también para la Virgen del Santuario.
La próspera comunidad guaranítica itateña, vivirá una larga y fecunda
historia, en la que sus productos y servicios son prácticamente imprescindibles
para los pobladores de la ciudad de Corrientes, hasta que, luego de la
Revolución de Mayo, la disuelve el gobernador Pedro Ferré.
El gran historiador del momento reduccional itateño es el Presbítero
Esteban Bajac, que subsume el proceso histórico en aras del culto, que ha
convertido a Itatí en uno de los principales santuarios marianos del continente
valiéndole el mote de “Pueblo de la Virgen”.
Bajac asevera que ninguna otra etnia que los guaraníes, reunía iguales
condiciones para ser evangelizada, y destaca que Bolaños, además de ser el
poblador de Itatí, haya desarrollado una intensísima labor sacerdotal, habiendo
sido el traductor del Catecismo mínimo limense a la lengua guaraní, el primero
de tal género.
En el proceso histórico de aquella reducción, se asientan los nombres de
sacerdotes como Fray Luis de Gamarra, párroco durante el siglo XVII, las
luchas de las milicias itateñas contra los guaraníes no evangelizados,
capitaneados por los hechiceros - “payés” - del Guayrá, como asimismo los
guaycurúes, abipones y payaguáes, que acaban con fundaciones como La
Candelaria de Ohoma y Santiago Sánchez, y también contra los portugueses, a
los que las milicias indígenas debelan en reiteradas ocasiones, destacándose
los asaltos a la Colonia del Sacramento.
La reducción, encabezada por sus párrocos, batalla también duros
enfrentamientos contra encomenderos y funcionarios abusivos, como la pugna
de Fray Jerónimo de Aguilera con Jacinto de Lariz y su paniaguado local, Juan
de Vargas Machuca en 1648, un mandatario venal que se aprovecha de los
bienes y los servicios de la comunidad itateña hasta que, con el respaldo del
Cabildo, es exonerado en 1651. Del mismo modo, el Oidor Juan Blásquez de
Valverde, reclama en 1656 al Cabildo, por intermedio de Fray Juan de
Baquedano, que se ponga límite a las arbitrariedades del Teniente de
Gobernador Juan de Arias Saavedra, que contraviene las Ordenanzas de
Alfaro arrastrando a los indios a sus vaquerías y servicios de remo sin pago
alguno y sin darles de comer. Nuevamente, el accionar de un sacerdote
franciscano acaba con los abusos, porque intimidado Saavedra renuncia al
cargo.
El Cabildo de la Doctrina también se enfrenta con el de Corrientes, entre
otras razones porque con gran frecuencia, contingentes de guaraníes itateños
eran llamados para el mantenimiento de la ermita de la Cruz del Milagro y del
fuerte, amurallado en 1634, y para cumplir exigencias peculiares de los
correntinos, que reclamaban “indios pescadores” itateños a fin de poder cumplir
con la Cuaresma.
Itatí también hubo de ser escenario de un levantamiento comunero,
respecto del cual Bajac, difiere de lo aseverado por el común de los
historiadores, y en especial los historiadores correntinos, porque abomina de
Antequera, de quien afirma que “…era pobrísimo, y a toda costa quería ser
rico…” merced al trabajo de los indios, y también de Fernando Mompó de
Zayas “…intrigante si los hubo…”, a quien acusa de ser “…el creador y doctor
de las ridículas doctrinas de los comuneros…”, que pretendían esclavizar a los
indios en beneficio de una “…masa popular ignorante bajo la ambición
desmedida y tiránica de unos pocos”. Así, también exalta a Nicolás Rojas y
Patrón como gobernador, y reniega del carácter levantisco y las conductas
insurreccionales del célebre clan Casajús, tan elogiado por Wenceslao Néstor
Domínguez y Raúl de Labougle, objetando la asonada mediante la cual se
depone y destierra al gobernador José Rivera Miranda, en 1763, quien es
amparado por el Cabildo de Itatí que conduce el Comandante Juan Antonio
Güerí.
Santa Lucía de los Astos.
Al Sur de Corrientes, el mismo Hernandarias asienta otra reducción, en
la margen del río Santa Lucía, donde éste desemboca en el Paraná, en un
punto que actualmente ha desaparecido debido a la erosión fluvial.
Los primeros indios de la reducción fueron Astos, habitantes de la zona.
Luego fueron transportados a ella otros guaycurúes del Chaco. Asaltada por los
Caingangs o “Caracarás” en 1638, fue trasladada hacia el interior para
protegerla, al sitio de la localidad de hoy. La vida y actividades de esta
comunidad fueron decreciendo, hasta que el gobierno de Pedro Ferré la
disolvió.
Una escueta cronología de su momento colonial nos expone:
1615. Se funda Santa Lucía de los Astos.
1622. Visita Santa Lucía el gobernador del Río de la Plata Don Diego de Góngora. Hay
pocos indios, cazadores y pescadores, muy pobres. Llevados allí por Hernandarias. 55
hombres, 37 mujeres, 41 muchachos. Publica las Ordenanzas de Alfaro. Indios de diferentes
etnias. Astos, y distintas ramas guaycurúes. Estos últimos desnudos viviendo según sus
pautas culturales.
La reducción se estabiliza con un Cura Doctrinero, un Administrador español, un Corregidor
y Cabildo indios, una estancia comunitaria y parcelas y animales individuales.
1638. La reducción es atacada y destruida por los Caracarás. Los indios reducidos son
trasladados a Santiago Sánchez.
1639. El gobernador Mendo de la Cueva y Benavídez encabeza una expedición de castigo
contra los abipones y ordena a los reducidos retornar a Santa Lucía, lo que se demora por
oposición del Cabildo de Corrientes. Ordena asimismo que se los asista en sus trabajos y
sementeras, tratándolos con equidad y no como esclavos.
1640. Cumplimentado el retorno, el Teniente de Gobernador correntino hace erigir un fuerte
en Santa Lucía, con una guarnición de 20 soldados españoles a renovarse anualmente.
1649. Dadas las vaquerías clandestinas de los indios de Santa Lucía, el Cabildo de
Corrientes ordena que no lo hagan sin permiso, so pena de los castigos pertinentes.
1652. La peste hace estragos en la reducción.
1653. Un nuevo ataque abipón es rechazado.
1654. El gobernador Pedro de Baygorri Ruiz, ordena una nueva entrada al Chaco a las
milicias de Santa Fe y Corrientes.
1655. Como resultado de esa campaña de 6 meses, se agregan a la reducción indios
guaycurúes, para ser evangelizados por el doctrinero Fray Agustín Pinto.
1686. Indios Charrúas instalan sus tolderías en proximidades de la reducción con la
intención de atacarla. Con ayuda de Corrientes se los rechaza sin pérdidas.
1691. Aumenta la población, por la conversión de charrúas lograda por el doctrinero Fray
Francisco de Sandoval y aprobada por el Cabildo de Corrientes.
La buena administración franciscana y el asiento de estancieros españoles dan importancia
al puerto en el tráfico de cueros y mercancías . Santa Lucía se convierte en cuartel y punto
de partida de las tropas que cruzan al Chaco a luchar
contra los indios, aprovechando la abundancia de
ganado para abastecerlas.
1716. La reducción se traslada dos leguas tierra adentro
por razones de seguridad.
1753. Fray Pedro José de Parras, visitante, describe
Santa Lucía como un recinto amurallado en el que
habitan unas 40 familias de charrúas y guaycurues, que
“siendo dos naciones muy distintas, se han unido
lindamente”.
1770. El Juez Comisionado Antonio Insaurralde, el 3 de
abril empadrona 59 indios de armas, 58 mujeres
casadas, 17 muchachas de doctrina, 30 muchachos de
escuela, 38 criaturas de ambos sexos, en total 202
habitantes.
1774. Los indios se sublevan contra el Doctrinero. Duro Santa Lucía. Imagen de madera policromada
escarmiento en ellos.
1779. El Corregidos y el Sargento Mayor indígenas, protestan ante el Virrey Vértiz, por la
invasión de vecinos de la ciudad que se instalan en tierras que tradicionalmente fueran de la
reducción.
1788. Fray Juan José Pereyra, muy querido por los indios, solicita su relevo por razones de
salud, pero los reducidos piden que no los deje.
1789. El Padre Pereyra, que ha alzado el Templo, trae del Paraguay al carpintero Gaspar
Bogarín.
1790. Muere el Padre Pereyra. Finaliza la gestión franciscana de la reducción.
1793. Muere Bogarín, después de haber completado el retablo, púlpito, barandilla del
comulgatorio, la escalera del campanario y algunas puertas, incluso la de la escuela. No ha
concluido las ventanas, los escaños y la cajonería, pero la Iglesia es la mejor de toda la
jurisdicción, Misiones y el Paraguay.
1803. Los incidentes con las autoridades de la ciudad , los administradores laicos tienen
enfrentamientos recurrentes con los reducidos.
1805. El Teniente de Gobernador de Corrientes solicita al Virrey Sobremonte la supresión
del régimen de comunidad, dada la afluencia de españoles que han tomado posesión de
tierras en los terrenos comunitarios.
1827. Se suprime el régimen de comunidad.
Con estas cifras, podemos generalizar que, a comienzos del siglo XVIII,
todavía hay casi 3 indios por cada español. Cien años más tarde, hay poco
menos que un español por cada indio. En las postrimerías del siglo, en el último
18Estas “visitas” a todos los pueblos y lugares de su jurisdicción, eran obligatorias, a modo de inspecciones, y no
casuales.
tercio, los términos se han invertido definitivamente, y hay más de 3 españoles
por cada aborigen.19
El servicio de milicias como conflicto social en Corrientes.
“...y por cuanto esta ciudad, desde su fundación,
siempre ha sido frontera de guerra...”.
El Cabildo de Corrientes
A lo largo de toda su vida colonial, por su carácter de zona de frontera
“caliente”, como diríamos hoy, los habitantes de la ciudad de Corrientes se ven
recargados con servicios militares que afectan a todos los varones en edad
activa, tanto para proteger a la jurisdicción de los ataques de los indios no
reducidos, como para participar de las acciones gubernamentales contra los
portugueses.
Este último servicio, llevaba a las milicias correntinas, que debían
aportar no sólo su persona, sino también sus armas, caballos y equipo, a pasar
largas temporadas en la zona del río Pardo (hoy territorio del Brasil), sufriendo
toda clase de privaciones y dejando abandonadas sus familias e intereses.
Con respecto a los indios, el servicio militar, además de las luchas
habituales para contenerlos, a partir de fines del siglo XVII exigía cumplir una
vez al año con la política oficial de realizar una expedición al interior del Chaco
contra los abipones, los más peligrosos y agresivos enemigos de la ciudad. Esa
campaña, también se pagaba mediante un prorrateo que hacía el Cabildo entre
todos los vecinos con capacidad para contribuir.
Además, era necesario cubrir las guarniciones de los fortines o
“presidios” próximos a las reducciones en el Norte y Sur, y vigilar el río,
mediante el empleo de balsas. Todos ellos, duros servicios militares solo
interrumpidos, y no siempre, por la necesidad de levantar las cosechas.
En estas largas y agotadoras luchas, se perdió, por parte de los
correntinos, no sólo hasta el recuerdo del servicio militar como retribución a la
concesión de encomiendas, por otra parte casi extinguidas, sino casi todo
sentido de la obligación militar a cumplir, viviéndosela siempre como un abuso
injustificado, en contra de sus legítimos intereses, perpetrado, como ya hemos
visto, por los funcionarios reales y los jesuitas.
19Recuérdese que en estos datos, se omite diferenciar los mestizos, muchos de los cuales, es posible hayan sido
registrados como “españoles”.
De esa forma, ya en el año 1671, cuando se organiza una expedición
para socorrer a Buenos Aires, amenazada por piratas franceses e ingleses, las
autoridades, para conseguir los 150 vecinos entre la “gente moza y ligera” de la
ciudad, deben amenazar con graves castigos a los que se excusen sin causa
suficiente, como, por ejemplo, pretextando que el servicio militar sólo le
corresponde a los encomenderos.
Hacia 1759 la situación se ha agravado, y el Teniente de Gobernador
Bernardo López de Luján, puntualiza el carácter de conflicto social encarnado
por el servicio militar para los correntinos, en una carta al Gobernador Pedro de
Cevallos, donde sostiene que es muy difícil conseguir que los soldados
correntinos obedezcan las órdenes, afirmando que, a su juicio, eso sucede
porque nunca se los ha castigado “por sus motines y sediciones”.
Raúl de Labougle, otro de nuestros grandes historiadores, caracteriza a
esos correntinos del siglo XVIII como:
“...turbulentos, amigos de novedades, altaneros y rebeldes siempre a acatar la autoridad de quien no
fuera su convecino..la mayor parte de la culpa de su situación era de los mismos correntinos...del
excesivo localismo a que les condujo la circunstancia de vivir en frontera de guerra que les hizo
preferir por sobre todas las cosas al solar nativo...sus intereses locales, para ellos, primaban sobre
cualquier otro...repetíase en América el drama de las comunidades de Castilla: lo nacional contra lo
universal...".
20 Véase una breve cronología de los principales episodios vinculados a deserciones y alzamientos de las milicias
correntinas: 1762. En guerra España y Portugal, la masa de los soldados correntinos destacados en el río Pardo
consuma deserción. El Jefe español del sector, Antonio Catani, no confiando en ellos, despoja a los restantes de
sus caballos y armas y los devuelve a Corrientes con un pasaporte donde los trata de “infames”. 1763. Un
destacamento, donde forman varios de los desertores del río Pardo, se subleva en Areguá (en proximidades de
Itatí), depone al Capitán a Guerra, que los conduce, y se vuelve a Corrientes reclamando apoyo al Cabildo, que
cede al temor de sus armas y se lo concede enviando una comunicación al Gobernador Pedro de Cevallos. 1764.
Una nueva sublevación depone y encarcela al Teniente de Gobernador enviado por Pedro de Cevallos para
investigar los sucesos de 1762 / 63. Los sublevados proclaman el gobierno “del común”. 1765. Septiembre: Se
profundiza el alzamiento comunero con el nombramiento de Gaspar de Ayala, seguidor de la familia Casajús, como
Maestre de Campo. Ayala destierra de la ciudad a todos los habitantes forasteros. A fines del mismo mes,
temerosos de Cevallos, los comuneros mandan un pedido a Asunción, solicitando unirse a la Provincia de la
Guayra. El Cabildo asunceño acepta, con la condición de que sea el Rey quien lo autorice. Ante esto, corren
rumores de que los comuneros piensan entregarse a los portugueses. 1766. Febrero: Las persecuciones de los
Comuneros, llevan al Cabildo a cesar en sus reuniones semanales. Abril: A fines del mes, 360 comuneros se rinden
LA RELIGIOSIDAD
Como hecho social y cultural, la religión ocupa un lugar de privilegio en
la vida colonial de los correntinos.
Esta visión histórica, por debajo de lo confesional, resalta tres
cuestiones:
La relación colonial con la Contra reforma Católica.
La presencia material del catolicismo en el espacio geográfico.
A través de la toponimia.
Con santuarios como lugares clave de la fe, y, especialmente, de
peregrinación.
La acción misional de los jesuitas.21
con sus armas en El Sombrerito (unos 22 km de Corrientes) a una expedición enviada por Cevallos para reprimirlos.
Finaliza así el alzamiento comunero.
21Además de los Jesuítas, en Corrientes actúan los franciscanos y mercedarios, y en menor medida los dominicos.
Los franciscanos en especial, lograron insertarse profundamente en la sociedad correntina. Franciscanos y
Dominicos actuaron contra los Jesuítas en apoyo de los Comuneros, en 1747 y 1764.
Desde el mismo nombre de San Juan, que a poco andar santifica el de
la primera fundación, en nuestro espacio geográfico son innumerables los
topónimos asociados a la iconografía y el dogma católicos.
Los santuarios.
Durante la época colonial, dos son los santuarios principales en
Corrientes:
El de la Santísima Cruz del Milagro.
El de la Virgen Taumaturga en la Pura y Limpia Concepción de Itatí.
Estos casi dos siglos que aquel lejano visitante caracteriza de modo tan
incoloro, nos ofrecen los siguientes caracteres:
La casa guaranítica de Galería.
Empleo de materiales autóctonos: madera, paja y barro.
Construcción de paredes de
- ”Estanteo” (un armazón de cañas relleno con tierra y revocado con barro).
- “Tapia” (tierra apisonada entre maderas – encofrado – hasta darle consistencia.
- “Adobe” (Barro y paja amasados y secados al sol).
Paredes muy gruesas, de hasta 2,5mts de ancho, como protección contra el calor.
Techos a dos aguas, de tejas de palma o paja, sostenidos por “horcones” hechos con troncos de
maderas duras.
Cielos rasos de cañas tacuara, atados con tientos de cuero.
Habitaciones reducidas por la naturaleza de los materiales empleados.
Puertas y ventanas pequeñas, acordes al clima, para mantener las habitaciones siempre en
semipenumbra.
Galerías externas techadas con tejas o paja. En especial al frente de la casa. Esta última es un
verdadero espacio comunitario, prolongación de la calle donde los transeúntes se protegen del
sol y la lluvia, y se entabla toda una vida de relación.
Rejas de madera torneada.
Mobiliario muy sencillo y escaso.
Las casas en su conjunto, no siguen una línea de frente.
22 El inventario de los bienes de una persona muy acaudalada de la época, el Doctor Martínez de Ibarra, arroja lo
siguiente: Una vivienda con gran número de habitaciones (5 piezas, sala y aposento), numerosos asientos (18
taburetes “nuevos”), varias mesas (Una redonda con cajones, una mesa cuadrada, una mesa chica), varios cuadros
(14 con imágenes religiosas) y 6 de distintos países), un reloj de cajón (de pie), un “calorín”! a carbón o leña, una
caja guadarropas con cerradura, un escritorio con 9 gavetas y la biblioteca más grande de Corrientes, con 41
ejemplares.
En el año 1686, el Cabildo realiza las gestiones tendientes a lograr la
instalación de un Colegio Jesuítico en Corrientes.
(Es grande la fama de los jesuitas como
educadores). En 1690 llegan los primeros
sacerdotes y se inician las construcciones, y en
1693 el establecimiento comienza a funcionar. El
Ventana del Antiguo Colegio según V. F. López
Cabildo ordena que, a la enseñanza de la
doctrina cristiana, concurran no sólo los hijos de los vecinos, sino también los
indios y mulatos.
La gestión por las escuelas públicas para la zona rural.
En 1750, un regidor del Cabildo se traslada a Buenos Aires para
gestionar la creación de escuelas públicas en el área rural. El Gobernador del
Río de la Plata, concede lo pedido. En los hechos, sin embargo, estos
establecimientos no llegan a funcionar salvo en Saladas, donde una escuela
abre sus puertas en 1758,por primera vez, y luego las reabre en el año 1775.
La expulsión de los Jesuitas. El “Concurso” del Cabildo.
Expulsados los jesuitas en 1767, se produce una gran crisis educativa.
Intentando superarla, el Cabildo organiza en el año 1771 un concurso de
oposiciones para nombrar maestros. En 1772, se hacen cargo y entran en
funciones los ganadores, los hermanos Gregorio y Urbano de Araujo. No
obstante, el problema persiste, y a fines de siglo el Cabildo se ve obligado a
reasumir sus funciones educativas.
En definitiva, en líneas generales podemos concluir señalando que
durante el lapso en que está vigente esa enseñanza capitular:
Por lo general, el Cabildo y los padres compartían los gastos.
Cada alumno pagaba un peso en moneda o en especies.
Se educaban sólo los hijos de españoles y criollos que habitaban en poblaciones
de alguna importancia.
La educación estaba
prohibida para negros y
mulatos.
Legalmente, los indios
podían recibir educación,
pero en la práctica, salvo
en algunas reducciones y
en las misiones, su
situación era la misma de
negros y mulatos.
La educación femenina prácticamente no existía.
Se empleaban con mucha frecuencia los Lacastigos físicos
Escuela San Francisco como
a mediados una
del Siglo XIX técnica de
enseñanza.
La enseñanza era estrictamente memorística.
El Plan de Estudios comprendía:
Las cuatro operaciones aritméticas.
Lectura y escritura.
Nociones de gramática.
Moral y doctrina cristiana.
La Escuela de Fray José de la Quintana.
En el año 1797 se produce el hecho educativo más trascendente de
nuestra historia colonial: se funda la escuela del Convento de San Francisco.
Allí, en un aula de adobe con techo de paja, enseña por más de medio siglo,
pagado con donaciones y colectas, Fray José de la Quintana. El más
legendario personaje de la educación
provincial.
Según Hernán Gómez, apoyado en
un escrito fragmentario de un profesor
Conrado Romero, la “verdadera historia” de
la Escuela de San Francisco, comienza en
1797 “con el advenimiento del pestalozziano
Fray José de la Quintana”.23
Según Hernán Gómez, los conceptos
que él toma del autor citado “son exactos y
coinciden con la tradición local”, y en ese
terreno, el fraile habría incorporado a su
enseñanza hacia 1801, la geografía,
latinidad y gramática castellana, ganándose
el favor de la comunidad a tal punto que
cuando en 1804 fue requerido desde
23 Lo expuesto deja planteado un interrogante, porque si el fraile era pestalozziano, todas las versiones que nos han
llegado respecto a su enseñanza de cuño jesuítico, con los alumnos demostrando su sapiencia divididos en
Monumento en la Iglesia San Francisco
“Romanos” y “Cartagineses” identificados con los colores rojo y gualda, y respondiendo a un mecanismo de
preguntas y respuestas cortado del catecismo, coincidente con la repetición memorística que caracterizará a las
aulas correntinas en épocas posteriores bien registradas, y con los castigos físicos tipo palmeta, zurriago y demás
que pautaban las normas disciplinarias. Lo expuesto, sería parte constitutiva de la leyenda que rodea a De la
Quintana.
Buenos Aires para regentear otra escuela, el Cabildo interpuso sus buenos
oficios logrando su permanencia.
Aquella escuela, habíala formado Quintana “mediante sus diligencias y
relaciones, sin gravar al Convento, ni al Estado”, circunstancia que permitió a
este último desentenderse de la educación pública, que, salvo para los
pudientes capaces de pagarse los estudios en Córdoba o Buenos Aires,
adquirió un carácter “doméstico”. Así, a partir de 1799 pudo la autoridad civil
desprenderse de la última escuela capitular, a cambio de subvencionar “muy
modestamente” a la San Francisco, aduciendo que la juventud correntina
estaba “suficientemente socorrida con las escuelas de primeras letras que han
abierto los religiosos de la observancia en aquella ciudad...”.
La Universidad.
En época colonial, menos de una veintena de correntinos cursaron
estudios en la Universidad de Córdoba, con los resultados que quedan
expuestos en el siguiente listado.24
1. 1696 - 1701. Miguel Escalante.
2. 1699. 1701. José Sánchez Negrete.
3. 1699 – 1701. Juan Fernández.
4. 1706 – 1714. Bartolomé del Prado.
5. 1708 – 1710. Tomás de Villanueva.
6. 1710 – 1714. José de Soto.
7. 1737 – 1743. Antonio José Martínez. Egresado como Maestro en Artes.
8. 1738 – 1743. José Antonio González de Alderete. Egresado como Maestro en Artes.
9. 1704 – 1706. Sebastián Núñez.
10. 1741 – 1743. Juan Nieto. Egresado como Maestro en Artes.
11. 1760 – 1767. Francisco Javier de Zamudio. Egresado como Doctor en Teología.
12. 1782 – 1783. Jacinto Silva. Egresado como Doctor en Teología.
13. 1790 – 1793. José Ignacio García de Zúñiga.
14. 1791. José Francisco Cabral. Egresado como Doctor en Teología.
15. 1794 – 1797. José Luis Cabral. Egresado como Maestro en Artes.
16. 1800. José Paulino Cabral. Egresado como Maestro en Artes.
17. 1801. José Francisco Bedoya Lagraña.
18. 1804 – 1805. Felipe Díaz Colodrero. Egresado como Doctor en Teología.
19. 1810. Angel Escobar. Egresado como Maestro en Artes.
24
Datos suministrados por el Doctor Benito Moya de la Universidad Nacional de Córdoba.
COLOFÓN.
Sin lugar a dudas, Corrientes tiene un ayer colonial por todo lo alto si los
hay, compartido ¿qué duda cabe? Con las otras posesiones españolas en el
litoral rioplatense, pero con sus propias características, porque no disfrutó de la
capitalidad asuncena, ni del puerto preciso santafesino, y a la persistente
amenaza del ataque aborigen hubo de sumar la búsqueda de un complejo
equilibrio con las posesiones portuguesas.
Con Asunción, compartió las fobias y las luchas comuneras contra los
jesuitas. Con Santa Fe, logró predominar a la larga en las pujas limítrofes. Con
las reducciones occidentales, hubo de aguardar hasta bien avanzada la etapa
emancipadora para alcanzar la expansión anhelada.
Enquistada entre parcialidades belicosas, sus comienzos fueron únicos y
han quedado inmortalizados en sus símbolos y en su primer monumento. Su
Cabildo ofició como mente de esa “ciudad cerebro” cuyos pobladores
avanzaron hacia las líneas representadas por los cursos de agua asentando
estancias y capillas en torno de las cuales se organizaron las poblaciones. En
momentos cruciales, un desastre regional la nutrió con pobladores que se le
hacían imprescindibles, y la unión de los dos reinos permitió imperar a un
portugués adinerado que entretejió las redes posteriores capaces de sobrevivir
a la separación definitiva. El virreinato, sobre todo le representó afiatar las
relaciones de sus mercaderes con el puerto. Una inversión a futuro.
Más allá de toda leyenda devanada a posteriori, los coloniales fueron
para la ciudad siglos traspasados sino de miseria de orgullosa pobreza, que la
obligaron incluso a consagrarse a la divinidad para que intercediera por el cese
de pestes y hambrunas. A pesar de sus deseos de dar educación a los hijos de
su “parte mejor y más sana”, menos de una veintena de correntinos lograron
marchar a la Universidad en Córdoba, y sólo unos pocos terminaron
togándose. La milicia fue un servicio que los correntinos prestaron siempre
experimentándolo como una corvea, desertando toda vez que se les hizo
insoportable y fue posible.
Por sobre todo, el aislamiento y la necesidad ineludible de bastarse a sí
mismos, exacerbó el orgullo de los correntinos y los dotó de una identidad que
hasta hoy constituye una de sus cualidades más notables.
Bibliografía sugerida.