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de dinero
Quien da el 20% (o un quinto de los ingresos) cumple la mitzvá en su
máxima expresión. Quien da el 10% (el diezmo, llamado “maaser”) de su
dinero para tzedaká está en el promedio del cumplimiento (midá beinonit).
Quien da menos del 10%, se lo considera avaro (ain raá).
“La H’ ha-aretz umloá…” dice el Rey David en Tehilim 24: de D’s es la Tierra y todo lo
que está en ella. Este versículo que tantas veces hemos leído encierra la concepción
profunda que nada de lo que tenemos o nos rodea nos pertenece realmente, sino que
solamente es un regalo derivado de la voluntad de H’. Salud, familia, posesiones
materiales, todo nos llega por el solo hecho de que D’s es inmensamente generoso. Y
qué nos pide a cambio? Realmente muy poco: que nos ocupemos de su Torá y
cumplamos con sus mitzvot.
Pero, porqué cuesta tanto cumplir con esta mitzvá? En qué se diferencia de otras? Porqué
buscamos atajos en su cumplimiento o “formas de compensar” lo que nos exige la Torá?
Porqué si la sociedad “D-s – hombre” enuncia en su estatuto que a pesar que El es el
socio mayoritario y deja que nos quedemos con el 90% de las ganancias a cambio que le
demos a quien El indique el 10%, nos cuesta “tanto” desprendernos de esa mínima
porción?
Se cuenta que una vez Rabí Iojanán se encontró con su sobrino, el hijo de Resh Lakish,
cuando salía de la ieshibá donde estudiaba.
“Para enseñar que quien separa Maaser no pierde. Todo lo contrario, D’s lo
enriquecerá. Lee la segunda palabra como Titasher (te harás rico)”, respondió Rabí
Iojanán.
“Cómo puedo saber que esa es la correcta interpretación del versículo?” preguntó su
sobrino.
El joven comentó “Si hubiera llegado a ese versículo en mi estudio, habría comprendido
la idea sin tu explicación ni la de mi Rab”.
Como siempre, cualquier duda o caso particular, deberá ser consultada con el Rab.
1. Introducción
El Shulján Aruj nos cuenta que existen tres categorías en la observancia de
la mitzvá de Tzedaká (entendida esta como “Caridad” o más apropiadamente “Justicia
Social”):
Iaakob: luego del sueño de la escalera en la cual “vio” ángeles que subían y
bajaban del cielo, se comprometió a apartar el maaser (Bereshit 28:22).
Además la Torá continuó enumerando las obligaciones que tenemos para con los pobres
y necesitados, diciendo: “Y cuando segareis las mieses de vuestra tierra, no acabarás de
segar el rincón de tu campo, ni espigarás tu tierra segada… para el pobre y el
extranjero lo dejarás, Yo soy H’ vuestro D´s”. (Parashat Kedoshim, en Sefer
Vaikrá 19:9-10).
De aquí aprendemos que la persona que trabaja su campo debe dejar una parte del
producido para la gente pobre. Estas porciones para los pobres se conocen como[1]:
Leket: dejar uno o dos tallos. Si el que cosecha deja caer por descuido uno o
dos tallos de grano, no debe recogerlos, debe dejarlos en el suelo para que los
pobres lo recojan.
Asimismo, encontramos que uno debe dar el Maaser Ani (el diezmo para los pobres) de
su producción. Cuando una persona cosecha de su campo, antes de que le sea permitido
consumir de sus productos debe separar[2]:
Luego de separada la porción del Kohen, una porción para el Levi (10%
del cultivo). A esto se denomina Maaser Rishón (Primer diezmo).
El Jafetz Jaim en su libro “Ahavat Jesed”, capítulo 18, menciona que el separar
el maaser, no es solamente el diezmo de la cosecha sino que también hace alusión a los
ingresos propios.
3. Prueba y recompensa
El Profeta Malají señaló la importancia de apartar y ser meticulosos con
el maaser destacando lo que H’ le transmitiera:
“Traigan todos los diezmos del granero… y pruébenme ahora en esto… verás que les
abriré las ventanas del cielo y lloverán sobre ustedes bendiciones…” (Malají 3:10).
Es decir H’ “pide” ser probado por la persona a través de su compromiso con el maaser:
si la persona es cumplidora en separar y asignar correctamente el maaser (demuestra ser
un buen administrador de los bienes que H’ mismo le da) éste se hace merecedor que
Boré Olam le asigné mucho más en una medida sin límites.
“El hecho de que justamente en el cumplimiento del precepto de maaser esté permitido
poner en prueba a D’s, es decir, esperar una recompensa por cumplir esta mitzvá, se
explica de la siguiente manera: Del mismo modo que aquel que da maaser al pobre no
investiga ni prueba si éste es realmente digno de recibirlo –así también (el dador) puede
esperar que D’s le conceda bendición material “midá kenegued midá”, sin comprobar
exactamente si es merecedor de esta”.[4]
Aun niños pequeños que ya comprenden el sentido de esta mitzvá, deben apartar
el maaser de sus mensualidades o cualquier regalo en dinero que hayan recibido.
Los hallazgos,
Otros
Quien haya obtenido una cantidad de dinero debe separar el 10% de dicho ingreso (aun
cuando la persona de la cual lo recibió ya hubiera separado maaser).
Cuando una persona separó maaser sobre sus ingresos, no debe volver a
dar maaser sobre ese dinero, sino sobre el incremento que se genere sobre el mismo, en
caso que lo haya invertido.
Resumiendo: una persona debe separar primero el maaser del ingreso principal
(capital inicial) y a partir de allí sobre las ganancias que se generen.
6. Mínimos y Máximos
Como se señalara en el Punto 1, la halajá estableció límites mínimos y máximos para el
cumplimento de la mitzvá de maaser:
Máximo: el 20% de los ingresos (es decir, dos veces la décima parte).
De todas formas, existen excepciones a esta última regla, pudiendo separarse más
del 20% de los ingresos. A modo de ejemplo tenemos:
aquel que es tan rico que incluso si dona más del 20% de sus
ingresos, no existe riesgo que empobrezca;
Leemos en Pirkei Abot 3:3, “Los diezmos son un cerco protector de la fortuna”.
Apoyar a aquellos que estudian Tora (en particular a quienes dedican todo su
tiempo al estudio) y que se encuentran en estado de necesidad o apremio.
Por eso, las ieshibot, las instituciones educacionales judías y los fondos que
se reúnen para difundir la Torá merecen prioridad en cuanto a la
distribución de los fondos del maaser.[6]
“Es mejor no tener todo lo que uno necesita para Shabat, antes que tenerlo
dependiendo de la generosidad de los otros “ (Pesajim 112, A).