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Maaser Kesafim – Diezmo de entradas

de dinero
Quien da el 20% (o un quinto de los ingresos) cumple la mitzvá en su
máxima expresión. Quien da el 10% (el diezmo, llamado “maaser”) de su
dinero para tzedaká está en el promedio del cumplimiento (midá beinonit).
Quien da menos del 10%, se lo considera avaro (ain raá).

Ajdut Informa Nº681

(Estas próximas 5 ediciones de Ajdut, serán dedicadas al importante precepto de “Maaser


Kesafim”. Agradezco al CP Daniel Feierman, la recopilación de este material para su edición)

“La H’ ha-aretz umloá…” dice el Rey David en Tehilim 24: de D’s es la Tierra y todo lo
que está en ella. Este versículo que tantas veces hemos leído encierra la concepción
profunda que nada de lo que tenemos o nos rodea nos pertenece realmente, sino que
solamente es un regalo derivado de la voluntad de H’. Salud, familia, posesiones
materiales, todo nos llega por el solo hecho de que D’s es inmensamente generoso. Y
qué nos pide a cambio? Realmente muy poco: que nos ocupemos de su Torá y
cumplamos con sus mitzvot.

Una de ellas es el de separar el maaser (diezmo) y darlo a la gente necesitada.

Pero, porqué cuesta tanto cumplir con esta mitzvá? En qué se diferencia de otras? Porqué
buscamos atajos en su cumplimiento o “formas de compensar” lo que nos exige la Torá?
Porqué si la sociedad “D-s – hombre” enuncia en su estatuto que a pesar que El es el
socio mayoritario y deja que nos quedemos con el 90% de las ganancias a cambio que le
demos a quien El indique el 10%, nos cuesta “tanto” desprendernos de esa mínima
porción?

Se cuenta que una vez Rabí Iojanán se encontró con su sobrino, el hijo de Resh Lakish,
cuando salía de la ieshibá donde estudiaba.

“Qué pasuk estudiaste hoy?” le preguntó Rabí Iojanan.

“Hoy aprendimos ‘Aser Teaser’” (apartar el diezmo y el diezmo – Debarim 14:22),


contestó el muchacho, y repreguntó a su tío: “Porqué la Torá utiliza la doble expresión
para dar el diezmo?”

“Para enseñar que quien separa Maaser no pierde. Todo lo contrario, D’s lo
enriquecerá. Lee la segunda palabra como Titasher (te harás rico)”, respondió Rabí
Iojanán.

“Cómo puedo saber que esa es la correcta interpretación del versículo?” preguntó su
sobrino.

“Muy simple. Pruébalo y verás que tengo razón”, contestó su tío.


“Pero está prohibido cumplir las mitzvot con la intención de probar si D’s concede o no
la recompensa prometida”, objetó el muchacho.

“Maaser es una excepción” contestó el Rab. “Está permitido al dar el Maaser, el


probar a D’s. Aprendí esto de mi Rab, Rabí Hoshea, quien citaba el versículo (Malají
3:10): “Lleven todos los diezmos a los depósitos para que haya comida en Mi Casa y
sométeme a una prueba, dice H’. Verás que abriré las ventanas del cielo y lloverán
bendiciones incontables”.

El joven comentó “Si hubiera llegado a ese versículo en mi estudio, habría comprendido
la idea sin tu explicación ni la de mi Rab”.

Entonces, basándonos en este maasé, mucho de nuestra falta de carácter a la hora de


separar el maaser pasa porque no se conoce o estudia acabadamente su mensaje ni las
leyes relativas. Vamos a tratar de transmitir, beezratH’, y sin pretender ser una
fuente halájica (para eso hay grandes Rabanim que han escrito en forma pormenorizada
todos los ribetes legales relativos al maaser) las principales nociones del tema,
ejemplificando de la forma más simple y clara posible para que todo el mundo, grandes
y pequeños, puedan acercarse en forma llana al cumplimiento de esta mitzvá.

Como siempre, cualquier duda o caso particular, deberá ser consultada con el Rab.

1. Introducción
El Shulján Aruj nos cuenta que existen tres categorías en la observancia de
la mitzvá de Tzedaká (entendida esta como “Caridad” o más apropiadamente “Justicia
Social”):

 Dar el 20% de los ingresos personales a pobres y necesitados,

 Dar un 10% a estos,

 Dar menos del 10%.

Quien da el 20% (o un quinto de los ingresos) cumple la mitzvá en su máxima expresión.


Quien da el 10% (el diezmo, llamado “maaser”) de su dinero para tzedaká está en el
promedio del cumplimiento (midá beinonit). Quien da menos del 10%, se lo considera
avaro (ain raá).

2. Origen – Maasé Abot simán labanim


El maaser (palabra derivada del término asará, que en hebreo significa diez), o diezmo,
se refiere a la separación del 10% de los ingresos netos de un persona judía.

Su origen se remonta a la Torá, donde podemos encontrar el ejemplo de Abraham, Itzjak


y Iaakob, quienes dieron testimonio de esta obligación, en los siguientes episodios:

Abraham: luego de luchar y vencer a ciertos reyes que habían capturado a su


sobrino Lot, se encontró con Malkitzedek (Bereshit 14:21) a quien le dio la
décima parte de todo el botín que había capturado.

Itzjak: el midrash cuenta que él hacía un inventario detallado de todas sus


posesiones a fin de separar el maaser.

Iaakob: luego del sueño de la escalera en la cual “vio” ángeles que subían y
bajaban del cielo, se comprometió a apartar el maaser (Bereshit 28:22).

Además la Torá continuó enumerando las obligaciones que tenemos para con los pobres
y necesitados, diciendo: “Y cuando segareis las mieses de vuestra tierra, no acabarás de
segar el rincón de tu campo, ni espigarás tu tierra segada… para el pobre y el
extranjero lo dejarás, Yo soy H’ vuestro D´s”. (Parashat Kedoshim, en Sefer
Vaikrá 19:9-10).

De aquí aprendemos que la persona que trabaja su campo debe dejar una parte del
producido para la gente pobre. Estas porciones para los pobres se conocen como[1]:

Leket: dejar uno o dos tallos. Si el que cosecha deja caer por descuido uno o
dos tallos de grano, no debe recogerlos, debe dejarlos en el suelo para que los
pobres lo recojan.

Shijejá: no recoger las gavillas olvidadas. Si durante la cosecha, se olvida una


o dos gavillas, deben quedar para el pobre.

Peá: separar lo producido de las esquinas del campo. La Torá no especifica la


cantidad que el propietario debe dejar sin cosechar para que la recojan los
pobres, pero los Jajamim establecieron que se debe dejar por lo menos
1/60avo. de los cultivos.

Asimismo, encontramos que uno debe dar el Maaser Ani (el diezmo para los pobres) de
su producción. Cuando una persona cosecha de su campo, antes de que le sea permitido
consumir de sus productos debe separar[2]:

 Primero, una porción para el Kohen (2% del cultivo).

 Luego de separada la porción del Kohen, una porción para el Levi (10%
del cultivo). A esto se denomina Maaser Rishón (Primer diezmo).

 Luego, otro 10% de la cosecha para ser consumida en Yerushalaim. Se


denomina Maaser Sheiní (Segundo diezmo).

Al 3er. y 6to. Año (dentro de un período de 7 años que culminaba con


la Shemitá), en lugar de separar el Maaser Sheiní, este 10% del cultivo era
separado como Maaser Ani, el cual era entregado a la gente pobre.

El Jafetz Jaim en su libro “Ahavat Jesed”, capítulo 18, menciona que el separar
el maaser, no es solamente el diezmo de la cosecha sino que también hace alusión a los
ingresos propios.

En consecuencia, la obligación de apartar y dar en carácter de caridad una décima


parte (Maaser) de entradas de dinero (Kesafim) es una derivación de la obligación
de la Torá enunciada anteriormente[3].

3. Prueba y recompensa
El Profeta Malají señaló la importancia de apartar y ser meticulosos con
el maaser destacando lo que H’ le transmitiera:

“Traigan todos los diezmos del granero… y pruébenme ahora en esto… verás que les
abriré las ventanas del cielo y lloverán sobre ustedes bendiciones…” (Malají 3:10).

Es decir H’ “pide” ser probado por la persona a través de su compromiso con el maaser:
si la persona es cumplidora en separar y asignar correctamente el maaser (demuestra ser
un buen administrador de los bienes que H’ mismo le da) éste se hace merecedor que
Boré Olam le asigné mucho más en una medida sin límites.

De acuerdo a lo que señalara el Rab. Dr. I. Oppenheimer z”l en su libro “Leyes de


Ma’aser”:

“El hecho de que justamente en el cumplimiento del precepto de maaser esté permitido
poner en prueba a D’s, es decir, esperar una recompensa por cumplir esta mitzvá, se
explica de la siguiente manera: Del mismo modo que aquel que da maaser al pobre no
investiga ni prueba si éste es realmente digno de recibirlo –así también (el dador) puede
esperar que D’s le conceda bendición material “midá kenegued midá”, sin comprobar
exactamente si es merecedor de esta”.[4]

4. Sobre quién recae la obligación de Maaser Kesafim?


La obligación de apartar y dar en caridad una décima parte de los ingresos recae tanto
para hombres como para mujeres judíos, pobres o ricos[5].

Aun niños pequeños que ya comprenden el sentido de esta mitzvá, deben apartar
el maaser de sus mensualidades o cualquier regalo en dinero que hayan recibido.

5. Sobre qué y cómo debemos separar el Maaser? -


Aspectos Generales
En líneas generales, las leyes de Maaser Kesafim se aplican para los ingresos
monetarios:

 Generados en el comercio, profesión o desempeño de algún trabajo,

 Los recibidos en carácter de regalo, dote, herencia,

 Los hallazgos,

 Otros

Quien haya obtenido una cantidad de dinero debe separar el 10% de dicho ingreso (aun
cuando la persona de la cual lo recibió ya hubiera separado maaser).

 Ejemplo: si Shimón ganó $1.000, debe separar $100 como maaser. Le


quedará para sí los $900 restantes.

Cuando una persona separó maaser sobre sus ingresos, no debe volver a
dar maaser sobre ese dinero, sino sobre el incremento que se genere sobre el mismo, en
caso que lo haya invertido.

 Ejemplo: continuando con el caso anterior, si Shimón (quien había ganado


$1.000 y separó $100 como maaser) decide invertir los $900 restantes y
producto de la operación obtiene $1.400, sólo deberá separar maaser de las
ganancias (ya que él ya había separado el maaser del capital, es decir los
$900). En consecuencia, el maaser que debe separar es de $50, el cual se
obtiene del siguiente cálculo:

$1.400 - $900 = $500 (ganancia de la operación) x 10% = $50 (maaser a separar)

Resumiendo: una persona debe separar primero el maaser del ingreso principal
(capital inicial) y a partir de allí sobre las ganancias que se generen.
6. Mínimos y Máximos
Como se señalara en el Punto 1, la halajá estableció límites mínimos y máximos para el
cumplimento de la mitzvá de maaser:

 Mínimo: el 10% de los ingresos.

 Máximo: el 20% de los ingresos (es decir, dos veces la décima parte).

Este límite máximo fue establecido en el Talmud en virtud a una decisión


acordada en Usha (en la región del Galil, al norte de Israel) que establece que
“nadie puede donar más del doble de la cantidad fijada para el diezmo”.
(Ketubot 50:1).

De todas formas, existen excepciones a esta última regla, pudiendo separarse más
del 20% de los ingresos. A modo de ejemplo tenemos:

 aquel que es tan rico que incluso si dona más del 20% de sus
ingresos, no existe riesgo que empobrezca;

 cuando se trata de salvar la vida de una persona;

 cuando se trata de fomentar el estudio de la Torá.

Leemos en Pirkei Abot 3:3, “Los diezmos son un cerco protector de la fortuna”.

7. Principales destinatarios de los fondos de maaser


El propósito y destino principal del maaser es:

Ayudar a los pobres

Apoyar a aquellos que estudian Tora (en particular a quienes dedican todo su
tiempo al estudio) y que se encuentran en estado de necesidad o apremio.

Por eso, las ieshibot, las instituciones educacionales judías y los fondos que
se reúnen para difundir la Torá merecen prioridad en cuanto a la
distribución de los fondos del maaser.[6]

“Es mejor no tener todo lo que uno necesita para Shabat, antes que tenerlo
dependiendo de la generosidad de los otros “ (Pesajim 112, A).

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