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EL DESPOTISMO ILUSTRADO
El despotismo ilustrado es la corriente política reformista de la segunda mitad del XVIII
que pretende utilizar el poder absoluto de los reyes para llevar a cabo algunas de las reformas
propugnadas por la Ilustración. Para el despotismo ilustrado el papel de un gobernante debe ser
el de un gran benefactor para su pueblo y el de impulsor de las reformas necesarias para el
progreso. En ningún caso debe considerarse esta corriente política como un movimiento
revolucionario ya que no estaban dispuestos a cuestionar las bases políticas y sociales del
Antiguo Régimen, la monarquía absoluta y la sociedad estamental. Su lema es muy significativo:
"todo para el pueblo, pero sin el pueblo".
Carlos III es el mejor representante de esta corriente en España cuya voluntad
reformadora chocó con el conservadurismo de las élites dominantes y al Iglesia. Se rodeó de una
activa minoría ilustrada de gobernantes, entre los que destacarían Campomanes, Aranda y
Floridablanca. Su reinado se caracterizó por la preocupación por mejorar la economía y el
bienestar de los súbditos, por reformar la organización y por la racionalización del Estado bajo
la premisa de la centralización administrativa y la profesionalización de sus servidores:
funcionarios y militares.
Las reformas que se emprendieron abarcaron todas las áreas:
• En relación con la Iglesia, el despotismo ilustrado deseaba reducir su poder. El regalismo,
siempre presente en la historia española, se acentuó con Carlos III.
• En lo económico se adoptaron muchas medidas. Algunas pretendían aumentar la
recaudación fiscal: creación de la Lotería Nacional o del Banco Nacional de San Carlos. La
constatación de que la principal actividad económica era la agricultura y de que muchos
de sus problemas derivaban de la estructura de la propiedad de la tierra, llevó a la
necesidad de emprender una reforma agraria propuesta por Jovellanos.
• Las reformas en el plano institucional se centraron en los municipios con el fin de
controlar a las oligarquías locales.
• El despotismo ilustrado dio un paso muy importante en relación a la dignificación del
trabajo con una real cédula de 1783 que declaraba que los oficios no eran deshonrosos,
fomentando un cambio de mentalidad en España. También, intentó el control de los
grupos marginados, como los vagabundos y los gitanos, desde una perspectiva utilitarista
pero muy poco respetuosa con la realidad de los segundos.
• En este terreno social fue importante la labor del despotismo ilustrado a favor de la
educación, las instituciones culturales y científicas. Fue la época dorada de las Sociedades
Económicas de Amigos del País.
CONCLUSIÓN
A pesar de la amplitud del programa reformista y de las indudables mejoras que se
introdujeron en muchos ámbitos, el despotismo ilustrado estuvo muy limitado, ya que cuando
esas reformas pretendían cambiar puntos vitales de la sociedad estamental y de las estructuras
económicas que la sustentaban se paralizaban o se quedaban en lo epidérmico, ya que los
privilegiados se oponían y ni la propia monarquía quería ir hasta las últimas consecuencias