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Charles Simpson
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La Sangre del Pacto
Charles Simpson
El pacto de Dios dio a Abraham un hijo, y su pacto de amor proveyó un sustituto para el
sacrificio.
Isaac nació de Abraham y Sara como resultado de la promesa del pacto (Gn 17:1). El
mandato divino de Abraham de sacrificar a Isaac fue la prueba suprema que demostraría
tanto la reverencia de Abraham como su confianza en la fidelidad divina a la promesa del
pacto. Preparó a Isaac para ser ofrecido con la certeza de que Dios lo levantaría de la
muerte misma (Heb 11:19). Dios intervino a tiempo y proveyó un cordero para ser
sacrificado en lugar de Isaac. Esta es una dramática prefiguración de la ofrenda que Dios
habría de dar mediante su Hijo unigénito para que muriera en lugar nuestro (Jn 3:16). El
pacto de amor de Dios le dio un hijo a Abraham y el amor del pacto proveyó un sacrificio
sustituto para salvar a ese hijo. Siglos después, el amor del pacto haría que Dios entregar
su propio Hijo como sacrificio de sangre por los hijos del hombre.
4. El significado de la circuncisión
Génesis 17:10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia
después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros.
La circuncisión habla de extirpar la dependencia de la carne y sitúa en Dios toda
esperanza de prosperidad humana.
El acto de la circuncisión se requirió como señal del pacto previamente establecido con
Abraham. Este no fue un nuevo pacto sino una señal externa que Abraham y sus
descendientes habrían de adoptar para mostrar que ellos eran el pueblo del pacto divino. El
hecho de que este acto se realizar en el órgano reproductivo masculino tiene, a lo menos,
un doble significado:
1) Cortar el prepucio significaba apartarse de la dependencia de la carne
2) Su esperanza de futura prosperidad no debería descansar en su habilidad propia.
La circuncisión era una aseveración de que la confianza descansaba en la promesa y
fidelidad de Dios, más que en su propia sangre.
5. El primer pacto con un sacrificio de Sangre
Génesis 15:10 Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una
enfrente de la otra; mas no partió las aves.
Dios originó el vínculo representado por el punto; se ofrecen sacrificios según lo
ordenado, y Dios asume la administración soberana de su juramento.
El requisito de un sacrificio de sangre como medio de establecer un pacto aparece por
vez primera en este episodio (Gn 15:1-21, junto a las instrucciones de Dios a Abraham.
Los animales que habrían de ser ofrecidos eran seleccionados, cortados en mitades y
ordenadamente colocados frente a frente. Los participantes del pacto pasaban ente los
animales indicando que estaban irrevocablemente unidos por la sangre. El cortar el animal
sacrificado en mitades indicaba el fin de la vida presente a fin de establecer una nueva
unión o un nuevo pacto. La naturaleza sagrada de esta unión era atestiguada por
derramamiento de la sangre. En esta ocasión sólo Dios pasó entre las mitades, indicando
así que era su pacto y que asumiría responsabilidades por su administración. En este relato
de la realización del pacto hay tres ingredientes esenciales:
1) La unión que se origina en la iniciativa divina
2) La ofrenda de un sacrificio de sangre como requisito del pacto
3) La administración soberana de Dios para garantizar el cumplimiento del juramento.
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La Sangre del Pacto
Charles Simpson
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La Sangre del Pacto
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Estar bien ante un Dios hacedor de pactos es una cuestión de vida o muerte, no
meramente el fruto de nuestras buenas intenciones.
El asunto de los sacrificios de sangre, como parte esencial de nuestra posición ante
Dios, se presenta por medio de las ofrendas de Caín y Abel. De acuerdo con la lección
fundamental que ofreció Dios en relación el pecado de Adán y Eva (Gn 3:21). La ofrenda
vegetal de Caín, fruto de sus propios esfuerzos, era una ofrenda para justificarse a sí
mismo y una negativa a vivir bajo el pacto revelado de Dios. La ofrenda de Caín fue
rechazada, de la misma forma que lo fue el intento de Adán de usar hojas de higuera para
cubrirse. Pero la ofrenda de Abel, un sacrificio de sangre, agradó a Dios. El sacrificio de
animales en el huerto por parte de Dios había sentado el principio de la sangre como la vía
para acercársele. Quedó en evidencia que adoptar una actitud adecuada ante un Dios
hacedor de pactos era asunto de vida o muerte, y no algo que dependía meramente de los
esfuerzos humanos.
9. El sacrificio de sangre depende de una buena relación
Isaías 1:11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios?
Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre
de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
La santidad de Dios requiere de la sangre para limpiar el pecado, pero una relación
correcta es el supremo objetivo de su pacto.
Lo supremo en los sacrificios de sangres es la actitud del corazón. Par ser aceptable, el
sacrificio debía representar una devoción sincera. Isaías declaró que Dios estaba harto de
animales ofrecidos hipócritamente. Es cierto que la santidad de Dios requería sangre para
la purificación, pero la meta de su pacto era una relación correcta con su pueblo. David
reflejó este entendimiento en el Salmo 51, cuando dijo que el deleite de Dios no estribaba
en los sacrificios de animales, sino en un corazón contrito y humillado. La meta de Dios al
hacer pactos es una relación correcta, no meras ceremonias y sacrificios. Po lo tanto, los
sacrificios sin el sincero deseo de establecer una relación con Dios pervierten el verdadero
propósito del sistema de sacrificios, y estos son inaceptables al Señor.
10. El sacrificio de Cristo ayuda permanentemente
Hebreos 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia
sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna
redención.
La sangre de Cristo se derramó sobre un altar celestial, donde se proyecto redención de
una vez por todas.
La epístola a los hebreos contrata los pactos de Dios a través de Moisés y Cristo. Pacto
mosaico habilitó sacrificios de animalesque trajeron alivio temporal a la culpa de hombre, y
ofrecieron lecciones sobre la justicia de Dios. El pacto de Moisés proveyó un vínculo con
Dios por medio de l sangre de los animales. Estos sacrificios, sin embargo, tenían que
repetirse anualmente en el tabernáculo, el cual constituía solamente un símbolo del altar
eterno y celestial de Dios. Pero Jesucristo entró en la historia como un sacerdote eterno
para ofrecer un sacrificio eterno por el pecado. El derramamiento de su sangre proveyó de
un sacrificio de un vínculo permanentes entre Dios y los seres humanos. Su sangre fue
derramada no solamente en un altar terrenal, sino ante el verdadero altar de Dios en el
cielo, donde obtuvo redención para el pecado de todos aquellos que le reciban como su
Señor y Salvador. El inmutable vínculo establecido a través del nuevo pacto en la sangre de
Cristo la realización definitiva de la promesa del Dios justo y a la vez misericordioso.
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La Sangre del Pacto
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La Sangre del Pacto
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Efesios 2:13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos,
habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
Los gentiles se hallan ahora injertados entre los patriarcas y los pactos sagrados, y
participan como herederos de todas las promesas de Dios.
Antes del nuevo pacto, los gentiles estaban excluidos de la nación de Israel, y se les
consideraba ajenos a las promesas del pacto de Dios. No había esperanza para ellos en
esta vida, ni tampoco podían reconocer la presencia de Dios en el mundo. La sangre del
sacrificio del pacto de Cristo unió a los gentiles creyentes, quienes estaba alejados de Dios,
junto con los judíos, en el nuevo pacto. Los gentiles fueron incorporados para que gozaran
de la promesa por medio del nuevo pacto, e incluidos como herederos, junto a los
patriarcas, de todas las promesas de Dios.
15. Rescatados por la sangre
1 Pedro 1:18-19 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la
cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con
la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
La sangre de Cristo es el precio que se paga por nosotros, por nuestra redención.
“Redimidos” significa “rescatados”. El redentor paga un precio para reclamar algo que
previamente le había pertenecido. La humanidad cuando fue creada pertenecía a Dios, pero
por el pecado se perdió. La sangre de Cristo es el precio de nuestro rescate, o redención,
Dios nos ofrece la sangre de Cristo como el sacrificio de sustitución y lo acepta cuando
nosotros se lo ofrecemos a Él. Nuestra transacción con Dios no es, por lo consiguiente, una
cuestión de oro y plata; sino que se trata de vida y muerte. Cristo dio su sangre para
rescatarnos del pecado y la muerte. Su sangre es un precio digno y provee un lazo de
unión indestructible entre Dios y el hombre.
16. Partícipes de la sangre
Juan 6:53-54 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del
Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y
bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Participar en el pacto de la sangre de Cristo significa unirse a Dios y recibir los
beneficios de su vida.
Participar -o beber, en este caso – de la sangre del pacto de Cristo es el medio de estar
unidos a Dios y recibir los beneficios de la vida de su Hijo. Cristo es el sacrificio del pacto y
la provisión de Dios para nuestro sustento. Cuando “comemos de Él” venimos a ser
participantes de la naturaleza divina (1 Pedro 1:4), la cual es la vida eterna. A través de la
obra del Espíritu Santo, recibimos su vida y participamos de sus promesas (Jn 6:63).
Aquellos que participan de esta misteriosa relación con Cristo están seguros de ser
resucitados, en aquel día a vida eterna.
17.La sangre de Cristo satisface la santidad y por lo tanto, trae la paz
Colosenses 1:20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que
están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de
su cruz.
Jesucristo derramó vida divina en su sangre como pago de la deuda por los pecados de
la humanidad y por la restauración de la paz del pacto.
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