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Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos,
para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Hechos 20:28
Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi
todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Heb
9:21-22
En Isaías 53:4 al 7 leemos que el Señor Jesucristo, como el Cordero de Dios, fue llevado al matadero y
sacrificado por nosotros para salvarnos, redimirnos del pecado y comprarnos con su sangre.
En el Antiguo Testamento Israel esperaba al Cordero de Dios, el Mesías que habría de manifestarse para
borrar sus pecados, y mientras el Mesías llegaba la ley les permitía ofrecer sacrificios de animales para
que por medio de la sangre de éstos, cubrieran sus pecados; pero ahora nosotros, el Israel de Dios,
tenemos la gran bendición de que ese Cordero vino hace casi dos mil años derramó su sangre y se
ofreció una vez y para siempre por el pecado del mundo (He. 7:27). Por ello debemos hacer nuestras las
bendiciones que Jesucristo ya pagó para nosotros con su sangre.
El Señor Jesucristo derramó su sangre en varias oportunidades para darnos libertad. El Señor Jesús no
derramó su sangre solamente en la cruz, sino que, según lo indica la Biblia, empezó desde su infancia.
Tomando como base las veces en que Jesús derramó sangre, encontramos que cada parte de su cuerpo
que derramó sangre representa la liberación y victoria que Dios quiere que tengamos sobre diferentes
áreas de nuestro ser; esa liberación ya fue pagada por Cristo, por medio de su sangre llevando sobre sí
todas nuestras dolencias.
Veamos las enseñanzas de cada uno de los derramamientos:
Las Escrituras nos enseñan que el primer derramamiento de la sangre de Jesús fue cuando, a los ocho
días de nacido, lo circuncidaron, cortándole el prepucio.
Una de las áreas más problemáticas en la persona es la sexual, como lo vemos a lo largo de la Biblia,
pues incluso hasta los hijos de Dios abandonaron sus cuerpos para tomar mujer (Gn. 6:12).
El Señor derramó su sangre para que podamos sojuzgar el área sexual, para vencer tentaciones,
receptores de concupiscencia y romper con herencias ancestrales dañinas en nuestra genética. Cuando
Jesús fue circuncidado expuso su vergüenza para que nosotros podamos superar la propia cuando somos
tentados en el área sexual, buscando el poder de Dios para vencer las tentaciones.
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Sangre de su fidelidad.
Lucas 22.43, 44 dice que se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle, y estando en agonía, oraba
más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Estas gotas de sangre son el primer derramamiento de sangre que Jesús tuvo en aquél día.
Completamente solo, agonizando, se mantuvo absolutamente fiel en lo que tenía que hacer: sufrir hasta
la muerte por ti y por mí.
Por eso a este derramamiento podemos titularlo “La sangre de la fidelidad”. Jesús se mantuvo obediente
al Padre, fiel a su llamado, hasta la peor muerte, la de la cruz.
Por el pecado del hombre ante la mentira de Satanás. Eva le creyó y le dio lugar al diablo. Lo
escuchó y se rebeló. Y Adán participó también de aquella rebeldía. Y por el pecado fueron
maldecidos ellos y toda la raza humana.
Aplicación
- La sangre derramada por Jesús en el Getsemaní nos libera por haber dado lugar a las mentiras del
diablo en nuestras vidas.
- Dar lugar al diablo te trajo maldición.
- Por su sangre tenemos la posibilidad de tener la mente de Dios y no los pensamientos y mentiras
del diablo. Ezequiel 11.19, 20.
- Esta sangre nos libera de las palabras de maldición y mentiras que otros han dicho a tu vida
- Esta sangre te libera de las maldiciones y mentiras que tu mismo dijiste a otros.
- Esta sangre nos libera de las traiciones y engaños sufridos por aquellas personas en quienes
confiabas.
- Quiénes son las personas que te han engañado y traicionado y quienes las personas a quienes has
dañado, para perdonar a unas y pedirles perdón a las otras?
3. Derramamiento para quitar la rebeldía, Mateo 27:26; Juan 19:1; Isaías 50:6a; Salmos 22:17
Antiguamente había varias formas de azotar a las personas. Según el castigo romano la persona era
desvestida y atada en postura doblada a un pilar, o tensada sobre una armazón. El azote estaba hecho de
tiras de cuero, con trozos aguzados de hueso o de plomo, que desgarraban la carne de la espalda y del
torso. Según el castigo judío eran con tres tiras de cuero, recibiendo el reo trece azotes en el torso
desnudo y trece sobre cada hombro.
Se le ataban las manos a una columna a ambos lados, luego el servidor de la sinagoga le agarraba los
vestidos hasta que le quedaba el pecho descubierto. Tras él había colocada una piedra y sobre ella se
subía el servidor
¿De la sinagoga teniendo en su mano una correa de ternero. Esta estaba primeramente doblada en dos y
las dos en cuatro; otras dos correas subían y bajaban en ella. Su empuñadura tenía un palmo de largo y
otro palmo de ancho; el extremo llegaba hasta la mitad del vientre. Se le azotaba un tercio por la parte
delantera y dos por la trasera.
Bíblicamente el número trece significa “rebelión” (Dt. 13; Nm. 13; Ap. 13).
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Esto nos habla de que cuando el Señor derramó de su sangre por los azotes, pagó por nuestras
rebeliones. Su sangre derramada nos da poder para vencer la rebeldía que quiera originarse en nosotros y
para que ésta no afecte a nuestra descendencia (He. 7:9-10; Is 53:5).
la sangre de la redención.
Cuando Adán y Eva pecaron, Dios cubrió su desnudez sacrificando animales inocentes. Este fue el
primer derramamiento de sangre del que nos hablan las Escrituras (Génesis 3.21).
Este derramamiento nos estaba señalando el verdadero y necesario sacrificio de Jesús para cubrir a todos
los hombres.
Romanos 3.24 dice que hemos sido justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que
es en Cristo Jesús.
Cuenta una historia verídica que cuando un amo estaba queriendo comprar a una mujer negra, ella lo
escupió en la cara. En realidad, lo que estaba tratando de hacer aquel buen hombre era comprarla para
darle la libertad, y así lo hizo. La mujer quedó sorprendida a tal punto que le dijo a aquel hombre:
“Desde ahora tomo la decisión de servirte incondicionalmente”.
Esto es lo que significa la palabra “redención”: pagar un precio para que un esclavo sea libre.
“De gracia recibiste, da de gracia”. Qué bueno que como aquella mujer, también vos decidas entregarte
a Jesús incondicionalmente.
“Por la fe Abel ofreció a Dios un más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de
que era justo dando Dios testimonio de sus ofrendas.” Hebreos 11.4.
Jesús es el cordero de Dios que quita el pecado del hombre. Juan 1.29. Él es la ofrenda perfecta. El
supremo sacrificio.
Y como Abel, tenemos que responder a la gracia, al sacrificio de Jesús, dando nuestras mejores
ofrendas.
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Cuando una persona está “cubierta” por la sangre de Jesús, no tiene que tener ninguna duda que ella lo
protege, tiene que saber que por el precio de esa sangre se convierte en un cristiano victorioso.
4) Para sanarnos
La enfermedad no es obra de Dios. El pecado fue la puerta para que entre la enfermedad, la muerte, la
opresión y todo lo que mortifica al hombre.
Cuando Jesús vino, su misión era recuperar todo lo que el hombre perdió por su pecado.
Mucha gente se “amolda”, se acostumbra a la enfermedad. Otros hasta con su actitud “atraen” a las
enfermedades. Pero Cristo vino para llevarse nuestras enfermedades y dolores. Isaías 53.4.
Aplicación
- Es el momento de que por la sangre de Jesús recibas una completa redención, una total libertad.
- En respuesta a esa libertad, desde ahora entrégate completamente a Jesucristo.
- Como Abel, da siempre tu mejor ofrenda a Dios. Dios mismo dará testimonio de tu ofrenda y te
mantendrás siempre en la bendición.
- Siéntete protegido, cubierto de toda maldición por la sangre de Jesús.
- Piensa, habla, actúa como una persona sana. No aceptes las enfermedades ni en tu vida ni en la
de tu familia.
4. Derramamiento para tener gozo, Juan 16:20; Isaías 50:6b-7; Lamentaciones 1:2
Cuando al Señor Jesucristo le arrancaron la barba y lo golpearon, derramó de la sangre que salió de sus
mejillas. La amargura, la falta de consuelo, la traición y situaciones similares pueden hacer llorar a las
personas, y al llorar las lágrimas derramadas corren por las mejillas.
La sangre que el Señor derramó de sus mejillas fue para pagar por nuestras tristezas y cambiar nuestro
lamento en baile (Sal. 30:11). Esa sangre es bálsamo para sanarnos de las tristezas, para que en medio de
las tribulaciones podamos regocijarnos y dejar que Él cambie la ceniza por gloria, el luto por aceite de
alegría, el espíritu angustiado por manto de alegría (Is. 61:1-3).
El consuelo de Dios va a producir que le elevemos nuestro canto, alabanza y adoración, y no estemos
callados sino que expresemos las maravillas que Él ha hecho en nosotros; tal como ocurrió con muchas
personas, como el cojo que recibió la sanidad de sus piernas por medio del apóstol Pedro (Sal. 30:12;
Hch. 3:1-9).
la sangre de la identidad.
La mayoría de la gente tiene problemas con su auto imagen. Se ven a sí mismos derrotados, feos, torpes,
incapaces, pobres, culpables, avergonzados, etc.
Para un hombre que le corten la barba en tiempos bíblicos era una vergüenza (2 Samuel 10.4). Jesús
pasó esta vergüenza, perdió su dignidad, para que vos la recuperes.
La sangre que brotó del rostro de Jesús, la injuria y la vergüenza que pasó, fue para lograr tu propia
aceptación, para que seas sanado de las afrentas que tu mismo sufriste.
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Jesús puso su mejilla para que tú alcances la aceptación, su respaldo, sientas su fuerza, adquieras valor.
A partir del momento en que recibíes el sacrificio de Jesús, desde el momento en que te das cuenta que
tu vida fue rescatada por un alto precio: Su preciosa sangre, tu vida tiene que adquirir un nuevo valor.
Eres valioso. Vales la sangre de Jesús.
Nueva Identidad:
Ahora eres un hijo de Dios, recreado a Su Imagen, parecido a Él. Aceptado y amado por el Señor. Tus
fracasos, tus vergüenzas, tus pecados, han sido cubiertos por su sangre.
Aplicación:
La sangre de la conquista.
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La pobreza, la escasez, en cualquiera de sus dimensiones: espiritual, emocional, física, financiera, es una
maldición.
Esta herencia fue derrotada por la sangre que derramó Jesús cuando le colocaron la corona de espinas en
su cabeza.
Antes lo había tentado para darle el reinado de todas las naciones. Mateo 4.8, 9.
Pero Jesús fue puesto sobre todo por su absoluta obediencia al Padre. Filipenses 2.9.
Esa sangre que Jesús derramó por la corona, al caer en la tierra, rompen esa maldición. Ahora la tierra
puede producir “bendición”.
Esta libertad es para que seas productivo en todas las áreas de tu vida: en tu familia, en tus finanzas, en
tus estudios, en tu ministerio. Somos libre para conquistar.
Aplicación
- No somos esclavo de la tierra por el pecado. Ahora podemos gobernar, podemos señorear. No
más esclavo.
- No somos más esclavo de tu trabajo. No somos más esclavo del dinero. Desde ahora tenemos
unción para que la tierra “produzca”. Desde ahora tenemos la libertad para hacer negocios.
- ¿Cuáles son las áreas de tu vida en las que no pudiste avanzar o conquistar?
- Es el momento que te pongas metas de fe y que comiences a conquistarlas.
Las manos también están relacionadas con la alabanza al Señor, por ello debemos hacer uso de la sangre
de Jesús, para levantarlas con santidad, sin ira ni contiendas (1 Ti. 2:8; Ef. 2:22-13; 1 Co. 12:15).
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Las manos pueden crear, amar (con caricias, abrazos), bendecir, transmitir el poder de Dios.
Lamentablemente las obras de nuestras manos cayeron bajo maldición producto del pecado.
Desarrollo
Miren mis manos y mis pies, yo mismo soy. Tóquenme y vean. Lucas 24.39. Las manos de Jesús fueron
traspasadas por gruesos clavos. Su sangre brotó por ellas.
Propósito: Evidentemente que Jesús quería redimir tus propias manos, para que recuperes:
1) La creatividad y productividad que has perdido. Desde ahora estás libre para comenzar
actividades nuevas, para avanzar, para conquistar. Tienes habilidades, talentos para comenzar a
utilizar.
2) Eres libre para amar, para tocar a tus seres queridos, para expresarte.
3) Estás libre a bendecir a otros, con tus palabras, con tus dones. La unción del Espíritu puede
comenzar a fluir a través de tu vida. Puedes sanar a los enfermos, darle ánimo a los que están
derrotados, liberar al que está atormentado, darle buenas noticias al que está empobrecido.
Todos hemos recibido algo de Dios. Habilidades, bienes. Mucho o poco, todos tenemos algo.
Si quieres tener más, tienes que usar lo que has recibido.
Todo el que siembra lo que tiene, recibe más. El que guarda la semilla, no solamente no va a multiplicar
nada sino que terminará perdiendo lo poco que tiene.
Tienes que estar dispuesto a esforzarte, prepararte, tener perseverancia, disposición, disciplina.
Aplicación:
- Renuncia a ser una persona fracasada, improductiva, incapaz de amar, de ser útil para los demás.
- Dale gracias al Señor porque te escogió y te dio habilidades.
- Determínate a ser una persona altamente productiva en todas las áreas
- Permite que tus habilidades comiencen a florecer.
- Decide a ponerte metas y a trabajar con disciplina y perseverancia para alcanzarlas.
Asimismo la sangre derramada de los pies del Señor Jesús fue para que podamos agradar al Padre en
nuestro caminar; es decir, para que vivamos agradándole por la fe. Debemos buscar la limpieza de
nuestros pies y hacer uso de las sandalias del evangelio de la paz para predicar las buenas nuevas del
Evangelio (He. 11:6; Jn. 13:5-8; Ro. 10:15).
Bíblicamente los pies necesitan un tratamiento especial; por ejemplo en el Evangelio de Juan vemos que
cuando Lázaro resucitó fue necesario desatarlo de las manos y pies para que pudiera caminar (Jn. 11:44).
También vemos que hubo personas que después de haber sido liberados de demonios por Jesucristo se
sentaban a sus pies, lo que nos enseña que el Señor también derramó de su sangre para liberarnos y que
podamos estar rendidos a sus pies (Lc. 8:35).
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EL PROPÓSITO
El Común de la gente camina para cualquier lado, deja que sus pies la lleven por cualquier senda,
lentamente van desperdiciando su vida, porque no saben que fueron creados por Dios con un claro
propósito.
Los pies de Jesús fueron traspasados para que nuestros propios pies sean libres de la esclavitud de
caminar por una senda que termina en perdición, maldición, enfermedad, pobreza, vicios, infelicidad y
muerte eterna.
Desarrollo
Miren mis manos y mis pies, yo mismo soy. Tóquenme y vean. Lucas 24.39. Los pies de Jesús fueron
traspasados por gruesos clavos. Su sangre brotó por ellos para que tu vida cambie de rumbo:
1) Para que tengas relación con el creador. El hombre se la pasa buscando a Dios sin encontrarlo.
Por eso existen tantas religiones. En Jesús Dios te busca porque quiere volver a tener relación
con vos.
2) Para que hagas producir la tierra. El propósito original no fue que trabajes para la tierra o el
negocio de otro, sino que Él quiso darte una tierra propia, un negocio propio, para que lo
“labres”, para que lo hagas producir.
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3) Para guardar lo que recibes. Somos mayordomos, administradores de las riquezas del Señor.
Tienes la responsabilidad de cuidar tu persona, tu tiempo, desarrollar tu intelecto, hacer crecer a
tu familia, prosperar tus finanzas, multiplicar tu ministerio.
Para andar en el propósito de Dios tendrás que:
Hay lugares donde el ambiente espiritual es de tinieblas, de pecado, de ocultismo, idolatría, desenfreno.
Evita tales lugares y busca ambientes donde haya una atmósfera de bendición como la iglesia, la célula.
Hay momento para todo. Para ponerse de novio, para comenzar un negocio, para iniciar una familia.
Hay personas que se apresuran y dañan sentimentalmente a otros, pierden su dinero. Hay quienes nunca
se deciden y se quedan solos o nunca acceden a la prosperidad económica.
Busca el tiempo de Dios. Ora preguntando al Señor si ya estás maduro para emprender una nueva etapa
en tu vida. No te quedes. No te detengas. No te apresures.
La gente te influencia. Es como que el espíritu que hay en ellos comienza a “fluir” a través de tu vida.
En lugar de que el Espíritu Santo sea el que “fluya” el que te influencie, terminan siendo los demás. Tus
formas de pensar, de hablar, de actuar, son afectadas por las personas con las cuales te rodeas.
Si te juntas con personas negativas, sin fe, sin ánimo, te contagiarás de tal espíritu y seguramente no
tendrás metas ni las alcanzarás. Júntate con gente de fe, de acción, de propósito, que busque a Dios.
Aplicación
8. Derramamiento para ser esposa del Cordero, Juan 19:34; Apocalipsis 22:17
Cuando el soldado le abrió el costado a Jesucristo se derramó sangre y agua de su cuerpo.
Esa sangre fue derramada para que los cristianos podamos llegar a ser parte de la novia del Señor (Ap.
21:9; Ef. 5:25-27).
Así como al primer Adán le formaron a su esposa de la costilla que le sacaron del costado, también al
postrer Adán, es decir Jesucristo, cuando derramó la sangre de su costado, fue para que le formaran a su
esposa (Gn. 2:21-22).
Este último derramamiento nos habla de que solamente el grupo de los más que vencedores serán los
que formarán parte de la esposa del Cordero para estar para siempre con Él. Así como no todo el cuerpo
de Adán fue utilizado para formar a Eva; tampoco toda la Iglesia será parte de la esposa del Cordero (2
Co. 11:2).
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Dios nos compró, no con oro ni plata, ni con cosas corruptibles sino con la preciosa sangre de Cristo,
para salvarnos, romper maldiciones, para limpiarnos, liberarnos, restaurarnos y transformarnos, por ello
constantemente debemos hacer uso de esa sangre para hacer efectivas las bendiciones de Dios en nuestra
vida y poder acercarnos y agradar al Padre.
La sangre de la consagración
Jesús quiere caminar a tu lado. Por eso derramó la sangre de su costado, para que te unas a Él en su
camino.
Desarrollo
Cuando llegaron los soldados a Jesús le vieron ya muerto. Uno de los soldados le abrió el costado con
una lanza, y al instante salió sangre y agua. Juan 19.33, 34
Esta es una oportunidad para que te apartes del pecado y comiences a vivir consagrado a Jesús.
Este dolor del corazón de Jesús, esta sangre derramada de su costado, tuvo un claro propósito de Dios:
Si no lo has sentido es porque tú te alejaste de Él. Dios siempre quiso estar a tu lado.
Aplicación
- Es el momento de que te acerques a Jesús, que camines a su lado, que apliques la sangre de su
costado a tu vida.
- Es el momento de que la sangre del corazón de Jesús absorba tu viejo y duro corazón y recibas
un corazón nuevo, de acuerdo al corazón de Jesús.
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- Es el momento en que la sangre del corazón de Jesús absorba tus sufrimientos, tus experiencias
negativas, tus dolores, tu rechazo.
- Es el momento de decidas vivir para Jesús, para alabarle, hablar bien de Él a otras personas.
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