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EDJ 2023/512562 STSJ ILLES BALEARS ﴾CIVIL Y PENAL﴿ DE 2 FEBRERO DE 2023

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO .-

SEGUNDO. -

TERCERO.-

CUARTO. -

QUINTO. -

SEXTO.-

OCTAVO. -

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO .-

SEGUNDO .-

TERCERO-.

CUARTO .-

QUINTO .-

FALLO

TSJ Illes Balears (Civil y Penal), sec. 1ª, S 02-02-2023, nº 11/2023, rec. 50/2022 

Procedimiento: Recurso de apelación


Sentido del fallo: Desestimación
PTE.: Terrasa García, Antonio José

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO .-

Identificación del proceso

La presente causa incoó en virtud de las Diligencias Previas del Juzgado de Instrucción nº 8 de Palma. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial se
declaró competente para el conocimiento y fallo de la causa en el Procedimiento abreviado 86/2021.

SEGUNDO. -

Sentencia de primera instancia

En el mencionado procedimiento recayó sentencia de fecha 4 de abril de 2022, donde constan los siguientes hechos probados:

«La acusada Florinda, mayor de edad y sin antecedentes penales, siendo Regidora del área de Función Pública y Gobierno Interior del Ayuntamiento de
Palma de Mallorca, firmó el Decreto de 21 de marzo de 2017 por el que se revocaba la licencia de publicidad dinámica de los locales de ocio que la tenían
autorizada por Decreto de 27 de octubre de 2016 para el ejercicio 2017.

La firma del Decreto de 21 de marzo de 2017 se realizó a sabiendas de que carecía de justificación legal para ello y que perjudicaba a determinados
locales regentados por el denominado Grupo Cursach, entre las cuales está la entidad NIGHT LIFE OCIO, S.L.

La revocación de la licencia se realizó sin respeto al procedimiento administrativo previsto para la declaración de lesividad de actos anulables en el
artículo 107 y concordantes de la Ley 39/2015, sobre procedimiento administrativo (EDL 2015/166690) y el artículo 13 de la Ordenanza Municipal de
Publicidad Dinámica de 25 de septiembre de 2013 en que se basaba.

La licencia había sido solicitada por la Asociación de Empresarios de Salas de Fiesta, Discotecas y similares, la cual era la concesionaria de la licencia
sectorial concedida para dicha actividad y funcionaba como intermediadora y coordinadora.

A los efecto de revocar la licencia a través del indicado Decreto, Florinda el 21 de marzo de 2017 remitió un correo electrónico a los funcionarios del
área, D. Luis Enrique, Jefe del Departamento, D. Jose Augusto, Jefe de Servicio y Dña. Vanesa, Directora General, para que los dos primeros,

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funcionarios de carrera del Ayuntamiento, redactaran en su nombre un escrito y que debía estar dirigido a la Asociación de Empresarios de Salas de
Fiesta, Discotecas y similares.

La acusada dio órdenes verbales para no tramitar las licencias individuales que se solicitasen con posterioridad.»

El fallo de la sentencia dice:

«DEBEMOS CONDENAR Y CONDENAMOS a la acusada Florinda como autora de un delito de prevaricación administrativa cometido por autoridad,
previsto y penado en el artículo 404 del Código Penal (EDL 1995/16398), sin concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad
criminal, a la pena de nueve años de inhabilitación especial para empleo o cargo público y para el derecho de sufragio pasivo.

Se declara la nulidad de pleno derecho del Decreto de 21 de marzo de 2017 de la Sección del Gobierno Interior del Ayuntamiento de Palma de Mallorca.

Se impone a la condenada el pago de las costas procesales, incluidas en ellas las de la acusación particular.

Notifíquese la presente resolución a la condenada, al Ministerio Fiscal y a las demás partes.

Contra la presente resolución cabe interponer recurso de apelación en el plazo de los diez días siguientes a la última notificación ante el Tribunal
Superior de Justicia de las Islas Baleares, conforme a lo ordenado en el artículo 846 ter de la LECrim. (EDL 1882/1)

Así por esta nuestra sentencia, definitivamente juzgado, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.»

TERCERO.-

Recurso de apelación

Por el procurador Don Luis Enríquez de Navarra Muriedas, en nombre y representación de Doña Florinda, se presentó recurso de apelación en el que
termina suplicando:

«SUPLICO A LA ILMA. SALA que tenga por presentado el presente RECURSO DE APELACIÓN contra la sentencia dictada en el presente procedimiento
y, tras los trámites legalmente previstos, eleve los autos a la Excma. Sala de lo Civil y Penal de las Islas Baleares y SUPLICO A LA EXCMA. SALA DE LO
CIVIL Y PENAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE LAS ISLAS BALEARES que admita el presente Recurso de Apelación y, conforme a lo
expuesto en el mismo, revoque la sentencia dictada y absuelva a Dña. Florinda de la acusación que le viene siendo formulada.»

CUARTO. -

Traslado del recurso

El día 16 de mayo de 2022 se dio traslado de los escritos de interposición del recurso de apelación a las partes y al Ministerio Fiscal.

QUINTO. -

Impugnación del Ministerio Fiscal

Dado traslado del escrito de interposición del recurso de apelación al Ministerio Fiscal, este presentó dictamen por el cual impugnaba dicho recurso,
interesando la confirmación de la sentencia.

SEXTO.-

Impugnación de la acusación particular

La procuradora Doña Concepción Alemany Morey, en nombre y representación de NIGHT LIFE OCIO S.L, impugnó el recurso de apelación, con el
siguiente suplico:

«Que, teniendo por presentado este escrito con sus copias, se sirva admitirlo y tener por impugnado el recurso de apelación frente a la sentencia nº
178/2022 de fecha 4 de abril de 2022 planteado por la representación doña Florinda con expresa solicitud de la imposición a la recurrente de las costas
derivadas del recurso.»

SEPTIEMO.- Admisión del recurso

Remitidas a esta Sala, y recibidos el 9 de diciembre de 2022, se admitió a trámite el recurso.

OCTAVO. -

Señalamiento para deliberación y votación

Por providencia dictada el 12 de enero de 2023 se señaló para deliberación y votación el día 2 de febrero de 2023 a las 11:30 horas.

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FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO .-

Como único motivo del recurso, planteado contra la sentencia condenatoria recaída durante la primera instancia, se esgrime la aplicación indebida del
art. 404 CP. (EDL 1995/16398)

Son razones de la disconformidad:

a) qu e la figura penal aplicada exige la concurrencia de dos conductas: <<el conocimiento de la injusticia y una acción posterior>>, lo que deja al margen
de su tipología tanto las acciones que no puedan calificarse de injustas, como las acciones que pudieran ser injustas pero que se hubieren cometido por
quien no fue consciente de la injusticia.

b) qu e para deslindar la conducta penalmente típica -frente a la mera nulidad administrativa-, se ha de acudir al concepto de arbitrariedad, que ha sido
jurisprudencialmente delimitado, siendo no solo necesario que la resolución sea injusta, sino que sea arbitraria, ajena a cualquier opción defendible
jurídicamente, obedezca a intereses lejanos a la norma y al procedimiento administrativo.

Asimismo, en el escrito de recurso se afirma la inexistencia de una resolución injusta, con apoyo en que existían motivos de fondo para revocar la licencia
de publicidad dinámica, y que la orden remitida en fecha 21 de marzo de 2017 por correo electrónico a los funcionarios del área correspondiente, para
que en su nombre redactaran el documento, obedecía a tales razones:

«no solo la ciudad estaba en un proceso de elaboración de la ordenanza de ocupación de vía pública sino que, además, constaban reiterados
incumplimientos por parte de las empresas del Grupo Cursach. Los destinatarios no solo no se sorprendieron con la orden, actuaron en consecuencia y
el Sr. Luis Enrique dio fe pública del mismo sin emitir ningún informe desfavorable (opción que debía haber ejecutado en caso de no estar de acuerdo con
la resolución, en virtud de lo dispuesto en Decret de Batlia 3000/14 -Boib 30, de 4 de marzo-).»

Además, en el escrito de recurso se alega que el reiterado incumplimiento de las licencias quedó acreditado con el listado de sanciones a las empresas del
Grupo Cursach durante los dos primeros años en que la recurrente fue concejal, y ello proporcionaba un motivo de fondo para la revocación de la
licencia, lo que se traduce en una opción razonable y defendible, pese a que no se expresase en el Decreto.

En el escrito de recurso también se rechaza que la declaración de lesividad fuese requisito necesario para la revocación de la licencia, sino que la
legislación la exige para anular un acto administrativo que vulnera el ordenamiento jurídico, mientras que el art. 16 Reglamento de Servicios de las
Corporaciones Locales, y el art. 13 de la Ordenanza de Publicidad Dinámica, regulan la revocación de las licencias sin exigencia de una previa declaración
de lesividad.

Y añade la parte recurrente que, en función de lo dispuesto en el art. 12 de la mencionada ordenanza, la Asociación de Ocio Nocturno de las Islas
Baleares (ABONE) gestionaba la licencia sectorial que fue revocada, careciendo de toda lógica que el destinatario de las licencias sea el mismo que las
controla, lo que podría conformar otro elemento de convicción para revocar la licencia sectorial.

Respecto de la inobservancia del procedimiento administrativo, se destaca que la orden fue dirigida a tres personas, una de las cuales le dio publicidad y
se encargó de redactar y firmar la resolución, sin informe desfavorable, pero la recurrente nunca manifestó la forma en que debían proceder.

Y por lo que se refiere al Decreto, la parte recurrente remarca que no hubo informe desfavorable ni contrario a la resolución, que el recurso de reposición
nunca fue resuelto por la misma persona que se encargó de toda esta tramitación, y que ante el silencio administrativo la parte afectada no interpuso
recurso contencioso-administrativo, dentro de cuyo plazo se presentó la querella.

SEGUNDO .-

El Ministerio Fiscal ha impugnado el recurso, basándose en que el art. 404 CP (EDL 1995/16398) ha sido correctamente aplicado en atención a que la
recurrente:

«...siendo Regidora del área de Función Pública y Gobierno Interior del Ayuntamiento de Palma de Mallorca, firmó el Decreto de 21 de marzo de 2017
por el que se revocaba la licencia de publicidad dinámica de los locales de ocio que la tenían autorizada por Decreto de 27 de octubre de 2016 para el
ejercicio 2017, realizándose la firma del Decreto de 21 de marzo de 2017 a sabiendas de carecer de justificación legal para ello y a sabiendas de
perjudicar a determinados locales regentados por el denominado Grupo Cursach, entre las cuales está la entidad NIGHT LIFE OCIO, S.L., realizándose la
revocación de la licencia sin respeto al procedimiento administrativo previsto para la declaración de lesividad de actos anulables en el artículo 107 y
concordantes de la Ley 39/2015, sobre procedimiento administrativo (EDL 2015/166690) y el artículo 13 de la Ordenanza Municipal de Publicidad
Dinámica de 25 de septiembre de 2013 en que se basaba»

Añade que, a partir de dichos presupuestos, la acción era injusta y hubo conciencia de su injusticia, traspasándose el ámbito de una irregularidad
meramente administrativa porque se trató de un ejercicio arbitrario de poder y sin respeto alguno para el procedimiento administrativo.

TERCERO-.

El recurso también ha sido impugnado por la Acusación particular, en primer lugar por falta de respeto a los hechos probados, ya que se altera el factum
mediante valoraciones subjetivas para poder derivar el pretendido error jurídico.

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En el escrito de impugnación también se afirma que, de los hechos probados, se sigue que concurren los requisitos imprescindibles para la subsunción,
porque la recurrente era funcionaria/autoridad (elemento objetivo), quien encargó y firmó una resolución administrativa (elemento objetivo del injusto)
a sabiendas de que carecía de apoyatura legal (elemento subjetivo del injusto) y conociendo que con ello perjudicaba a determinadas empresas, dando -
además- instrucciones verbales para no tramitar futuras solicitudes.

Sobre los alegados motivos de fondo, al impugnar el recurso se esgrime que esta cuestión no fue planteada como argumento, ni se recoge en los hechos
probados, aunque sí se pronuncia la sentencia recurrida al mencionar que las disposiciones aplicables no recogen las causas por las cuales se adoptó la
controvertida resolución, y al mencionar que los testigos sostuvieron una versión diferente de la acusada.

Sobre la exigencia de una previa declaración de lesividad se invoca el art. 107.1 de la Ley de Procedimiento Administrativo (EDL 2015/166690), y sobre
la falta de informe desfavorable se aduce que el funcionario aseguró haber manifestado a la recurrente no estar conforme, porque a su entender la
ordenanza se estaba aplicando, pero que no se había iniciado procedimiento para dejarla sin efecto.

Y en cuanto a la falta de recurso contencioso-administrativo se alega que, aunque esta cuestión resulta irrelevante, fue interpuso recurso de reposición,
pero no el contencioso-administrativo porque los plazos de tramitación lo hacían ineficaz (la revocación data de marzo 2017, inmediatamente antes de
la temporada turística).

CUARTO .-

A la naturaleza del único motivo de recurso, planteado por infracción de norma, le es inherente la exigencia de una sujeción taxativa a los hechos que
figuran como probados en la sentencia apelada.

En ellos se aprecia que la Asociación de Empresarios de Salas de Fiesta, Discotecas y similares, como concesionaria de la licencia de publicidad dinámica
(obtenida por Decreto de 27 de octubre de 2016 para el ejercicio 2017), fue la entidad destinataria del efecto jurídico derivado de la resolución
controvertida (Decreto de 21 de marzo de 2017), y que dicha asociación destinataria estaba integrada, entre otras, por la mercantil NIGHT LIFE OCIO,
S.L., por lo que se afectaba perjudicialmente a «determinados locales regentados por el denominado Grupo Cursach».

De ello se sigue que la recurrente produjo un acto administrativo de carácter definitivo sobre el fondo de la cuestión, y de carácter ejecutivo, lo que
colma las exigencias jurisprudenciales sobre el concepto de resolución en el ámbito típico de la prevaricación, según recuerda la STS 2ª 14 Oct. 2019:

«Señala a estos efectos el Tribunal Supremo, Sala Segunda, de lo Penal, Sentencia 196/2018 de 25 Abr. 2018, Rec. 1386/2017 que: "La jurisprudencia
viene estableciendo que por "resolución" se entiende todo acto de contenido decisorio, que resuelve sobre el fondo de un asunto, con eficacia ejecutiva.
Ciertamente también se dice por aquélla, que debe entenderse cualquier acto administrativo que suponga una declaración de voluntad de contenido
decisorio, que afecte a los derechos de los administrados o a la colectividad en general, bien sea de forma expresa o tácita, escrita u oral, con exclusión de
los actos políticos o de gobierno. Conviene recordar lo dicho en la STS de 1 de julio de 2008 : "...La acción propia del tipo se enuncia con los términos de
dictar una resolución arbitraria en un asunto administrativo. Nos encontramos con un elemento normativo del tipo en el sentido de que su significado
está suministrado por una norma jurídica y no por su uso en el lenguaje común, que se refleja en un diccionario. Para un sector doctrinal, el sentido
propio del término resolución es el que se manifiesta en el artículo 89 de la Ley 30/92 de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común (EDL 1992/17271), según el cual es el acto "que pone fin al procedimiento administrativo, decidiendo todas las
cuestiones planteadas por los interesados y aquellas otras derivadas del mismo». Así, la resolución es una especie dentro del concepto más amplio de
acto administrativo que, conforme a los artículos 54 y 55 del mismo texto, serán generalmente escritos y motivados, con sucinta referencia de hechos y
fundamentos de derecho cuando limiten derechos subjetivos o intereses legítimos. En cambio para otro sector, es resolución cualquier acto
administrativo que suponga una declaración de voluntad de contenido decisorio, que afecte a los derechos de los administrados, bien sea de forma
expresa o tácita, escrita u oral". La diferencia entre los actos resolutorios y los de trámite es contemplada, para la determinación del alcance del
concepto de resolución, en la STS de 9 de abril de 2007: Dentro de los actos administrativos concretos los resolutorios han de diferenciarse de los de
trámite, en que aquéllos dan definitivamente forma a la voluntad administrativa. El Tribunal Supremo precisa que la resolución es un acto de contenido
decisorio que resuelve sobre el fondo del asunto con eficacia ejecutiva y que para determinar tal carácter ha de atenderse a la normativa que regula el
sector de la actividad pública de que se trate; sentencias de 27.6.2003 y 12.2.1999, la STS de 27 de junio de 2003 había dicho ya que: «Según el
Diccionario de la Real Academia Española, resolver es 'tomar determinación fija y decisiva'. Y en el ámbito de la doctrina administrativa, la resolución
entraña una declaración de voluntad, dirigida, en última instancia, a un administrado para definir en términos ejecutivos una situación jurídica que le
afecta. Así entendida, la resolución tiene carácter final, en el sentido de que decide sobre el fondo del asunto en cuestión».

También consta probado que la recurrente, a fin de revocar aquella licencia, mandó -a los funcionarios responsables del área municipal correspondiente-
un correo electrónico para que se redactara en su nombre el documento destinado a la mencionada asociación de empresarios, y -además- dio órdenes
verbales para que no se tramitaran las licencias individuales que se solicitasen con posterioridad.

Sobre la razón que movió a la recurrente para actuar de la manera que ha quedado acreditada, consta que evitó expresar el motivo de su decisión en el
referido correo electrónico, limitándose a consignar que era «obvio», aparte de que el funcionario que tramitó las actuaciones administrativas
dispuestas por la recurrente aseguró, durante el juicio, no haber hablado nunca de estos motivos.

Las razones aducidas, desde el escrito de recurso, en orden a justificar la comisión de los hechos probados, se apoyan sustancialmente en la constancia
de los «reiterados incumplimientos por parte de las empresas del Grupo Cursach» que se dicen plasmados en la certificación incorporada al
acontecimiento 54.

Sin embargo, y aunque no es ello lo verdaderamente importante, tal certificación resulta por sí misma insuficiente, al ser inexpresiva de las razones

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concretas por las que se impusieron las múltiples sanciones allí reflejadas, con lo que ni siquiera puede conocerse si hubo transgresiones
específicamente contraventoras de la ordenanza en cuestión.

Aun así, lo decisivo es que la recurrente actuó de manera sistemáticamente ajena a la posible concurrencia de cualesquiera razones eventualmente
justificantes de la revocación, que acordó sin encomendarse a motivo ni motivación alguna, pues en el punto crítico (cuando se trataba o era el momento
de consignar tales razones para confeccionar la resolución), las obvió explícitamente, lo que trasluce una conciencia y voluntad abiertamente
confirmadas por la orden simultánea de que no se tramitasen las licencias individuales que en adelante fuesen solicitadas, es decir que prohibió la
realización de cualquier trámite, actual ni futuro..

Dicho comportamiento pugna con las más mínimas exigencias de formalización que son propias de una resolución administrativa, y revela con especial
claridad que la dictada fue producto de una decidida voluntad de actuar al margen de cualquier adecuación a los trámites más elementales para
conformarla de acuerdo con el Derecho, lo que entraña una expresión acabada de arbitrariedad, pues como señala la STS 2ª :

«La STS. 259/2015, de 30 abril (EDJ 2015/68322), recuerda cómo el Código Penal de 1995 ha clarificado el tipo objetivo del delito, recogiendo lo que ya
expresaba la doctrina jurisprudencial, al calificar como "arbitrarias" las resoluciones que integran el delito de prevaricación , es decir aquellos actos
contrarios a la Justicia, la razón y las leyes, dictados sólo por la voluntad o el capricho ( Sentencias 61/1998, de 27 de enero, 487/1998, de 6 de abril o
674/1998 de 9 de junio y STS 1590/2003, de 22 de abril de 2004 (EDJ 2004/238787))»

La tesis formulada en el escrito de recurso, basada en la ausencia de injusticia, en la falta de conocimiento de la injusticia, y en la carencia de
arbitrariedad por concurrencia de razones justificantes, se opone frontalmente a una consolidada línea jurisprudencial que, al delimitar los contornos
de la prevaricación administrativa, incluye como tal la falta de respeto a las exigencias que posean carácter básico para producir la resolución en el
correspondiente ámbito administrativo, ya que -en tales casos- la injusticia deriva netamente de orillar los trámites siquiera elementales exigidos por el
Derecho para la formación de la voluntad, sin cuyo respeto y cumplimiento no puede generarse una resolución intrínsecamente justa, puesto -al actuar
con ese desprecio- se ignoran o se infringen los derechos y garantías proporcionados por el procedimiento establecido para alcanzarla, sin lo cual
tampoco cabe hablar de resolución justa.

Dicho lo cual, no se trata propiamente de que el decreto en cuestión silenciase sus razones (lo que podría incidir en defecto de motivación con meras
repercusiones en el ámbito administrativo), sino que la resolución se tomó eludiendo por completo el procedimiento previsto para adoptarla, lo que le
priva de toda posible conformidad con el Derecho y la sitúa en el terreno de la arbitrariedad.

En tal sentido puede verse la STS 2ª 10 Jul. 1998, donde se citan abundantes precedentes:

«Concretamente como ha declarado esta Sala en Sentencia de 14 noviembre 1995 la «injusticia» que tal actuación administrativa proclama «puede venir
referida en la absoluta falta de competencia del inculpado, en la inobservancia de las más elementales normas del procedimiento o en el propio
contenido sustancial de la resolución de modo que ésta implique un torcimiento del Derecho ( Sentencia de 20 abril 1995). La omisión de los trámites
procedimentales o formales, custodia y salvaguarda de las adecuadas garantías y a cuyo través se ha de plasmar necesariamente la resolución de la
Autoridad o del funcionario público genera este delito ( Sentencias de 25 abril 1988, 17 septiembre 1990, 10 abril y 10 diciembre 1992 y 21 febrero
1994)».

Línea jurisprudencial que aparece mantenida en los más recientes pronunciamientos, entre los que incluir los de la STS 2ª 17 Mar. 2022:

«Es ta Sala ha declarado que el bien jurídico protegido en el delito de prevaricación administrativa es el correcto ejercicio de la función pública de
acuerdo con los parámetros constitucionales que orientan su actuación, garantizándose el debido respeto en el ámbito de la función pública del
principio de legalidad como fundamento básico de un Estado social y democrático de Derecho, frente a ilegalidades severas y dolosas, respetando
coetáneamente el principio de intervención mínima del ordenamiento penal. Por ello hemos indicado también que la acción en este delito consiste en
dictar una resolución injusta en un asunto administrativo, lo que implica una contradicción con el derecho por carecer el actuante de la competencia
legalmente exigida, o por no haber respetado las normas esenciales de procedimiento, o por contravenir lo dispuesto en la legislación vigente, pero
siendo necesario además que la desviación jurídica se proyecte en resoluciones dictadas en un asunto administrativo, en concreto en actos decisorios
adoptados sobre el fondo de un asunto y que vengan por ello revestidos de fuerza ejecutiva»

No obsta a las anteriores consideraciones la ausencia de informes desfavorables, puesto que -independientemente de la opinión sustentada por el
funcionario al que la parte recurrente le reprocha no haberlos emitido- no se inició la tramitación de algún procedimiento administrativo donde
evacuarlos; y -en cualquier caso- la decidida actuación de la recurrente, al disponer la directa emisión de la resolución sin más trámites y prohibir -
además- que se iniciase cualquier otro posterior, evidencia su voluntad de proceder arbitrariamente, es decir, al margen o por encima de cualquier
sujeción al Derecho.

Y ello incluye los trámites imprescindibles para que los informes pudieran efectuarse, por lo que carece de sentido escudarse en su ausencia para eludir
la responsabilidad inherente a un comportamiento que directamente bloqueó la posibilidad de cualquier otro trámite diferente de la resolución
arbitraria, apoyada en el aire.

Dicho lo cual, y por la misma razón, tampoco es asumible la alegación de que la recurrente no llegó a dar instrucciones sobre la forma de proceder, pues
claramente consta en los hechos probados que cursó las indicaciones concretas sobre la forma de hacerlo, especificando en ellas que se firmase en su
nombre directamente la resolución, lo que irremisiblemente implica prescindir de cualquier otro trámite previo.

Y presentar la discrepancia de la recurrente con el art. 12 de la Ordenanza de Publicidad Dinámica (por la facultad o capacidad de control que atribuye
esta norma al destinatario o concesionario de las licencias), no hace más que confirmar el carácter arbitrario de la revocación descrita en los hechos

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probados, porque la recurrente venía obligada a respetar y dar cumplimiento a las disposiciones reguladoras de la actividad concedida, cuya
contravención frontal por su disconformidad personal con la regulación vigente, ahora esgrimida como factor de impulso para el comportamiento
enjuiciado, solo ahonda en el carácter redundantemente arbitrario de su proceder, porque se apartó absolutamente del Derecho para impedir,
precisamente, la prosecución de una actividad amparada por él, lo que encaja netamente en la esfera de la arbitrariedad propia de la prevaricación.

En consecuencia, se desestimará el motivo, y con ello el recurso.

QUINTO .-

En materia de costas, de conformidad con los arts. 239 y 240 LECrim., y el art. 123 CP (EDL 1995/16398), procede imponer a la parte recurrente las
causadas en esta segunda instancia.

Vistos los artículos citados, sus concordantes, y los demás de general y pertinente aplicación.

FALLO

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey y por la autoridad que le confiere la Constitución, la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de
las Islas Baleares, ha decidido:

1.- Desestimar íntegramente el recurso de apelación interpuesto por el Procurador Don Luis Enrique de Navarra Muriedas, actuando en nombre y
representación de Doña Florinda bajo la dirección letrada de Don Eduardo Morey Soriano, contra la sentencia de fecha 4 de abril de 2022 dictada por la
Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Palma.

2.- Confirmar por completo los pronunciamientos de la sentencia apelada.

3.- Imponer a la parte recurrente las costas procesales causadas.

Notifíquese la presente resolución a las partes.

INFORMACION SOBRE RECURSOS:

RECURSO : Según los artículos 847 a 861 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (Lecrim ) contra esta resolución cabe interponer Recurso de Casación.

Órgano competente : Ante la Sala de lo Civil y Penal para ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo.

Plazo y forma: El recurso se preparará solicitando ante el Tribunal que haya dictado la resolución definitiva, un testimonio de la misma, manifestando la
clase o clases de recurso que trate de utilizar, y haciendo las designaciones expresadas en el art. 855 LECrim. (EDL 1882/1), mediante escrito autorizado
por Abogado y Procurador, dentro de los cinco días siguientes al de la última notificación de la sentencia o auto contra que se intente entablar el recurso
( art. 856 LEcrim.).

Remítas e testimonio de la presente resolución a la Audiencia Provincial de Baleares, para su conocimiento y efectos, especialmente en cuanto a las
correspondientes piezas separadas de situación personal.

Así, por la presente, nuestra sentencia, lo acordamos y firmamos.

Fuente de suministro: Centro de Documentación Judicial. IdCendoj: 07040310012023100011

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