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La filosofía se define como el amor a la sabiduría y no solo se relaciona con temas intelectuales o científicos, sino también con el arte, la ética y la religión. Vivir con una mentalidad filosófica significa continuar descubriendo y evaluando información nueva, lo que hace de la búsqueda constante de verdades un estilo de vida. La filosofía busca estudiar y comprender el conocimiento de manera objetiva y vincular las ideas lógicamente para desarrollar la capacidad crítica de los individuos.
La filosofía se define como el amor a la sabiduría y no solo se relaciona con temas intelectuales o científicos, sino también con el arte, la ética y la religión. Vivir con una mentalidad filosófica significa continuar descubriendo y evaluando información nueva, lo que hace de la búsqueda constante de verdades un estilo de vida. La filosofía busca estudiar y comprender el conocimiento de manera objetiva y vincular las ideas lógicamente para desarrollar la capacidad crítica de los individuos.
La filosofía se define como el amor a la sabiduría y no solo se relaciona con temas intelectuales o científicos, sino también con el arte, la ética y la religión. Vivir con una mentalidad filosófica significa continuar descubriendo y evaluando información nueva, lo que hace de la búsqueda constante de verdades un estilo de vida. La filosofía busca estudiar y comprender el conocimiento de manera objetiva y vincular las ideas lógicamente para desarrollar la capacidad crítica de los individuos.
La filosofía nace desde culturas muy antiguas cuando el hombre empieza a
interrogarse sobre su origen y el sentido de la vida y aunque con el paso del
tiempo su definición se ha encasillado como un pensamiento meramente intelectual o científico, lo que verdaderamente la define es “amor a la sabiduría” es decir, no solo conecta con las matemáticas, o la física si no también con el arte, la ética, la religión o el lenguaje. Cuando vivimos con filosofía ya no nos conformamos con lo que ya sabemos, continuamos descubriendo, evaluamos la nueva información y crece nuestra curiosidad, somos practicantes de la filosofía en el transcurso de nuestra vida y esa constante búsqueda de nuevas verdades en lo que nos rodea la hace un estilo de vida. El objetivo de la filosofía es estudiar lo que compone un conocimiento, entenderlo objetivamente y enlazar lógicamente las ideas que surgen de este para así desarrollarnos como individuos críticos y cuestionadores. En la actualidad, con los cambios de la sociedad y la cultura surge la necesitad de innovar estos conocimientos y adaptarlos a lo que nos exige el mundo actual, por ejemplo, en el caso de la educación es donde más se aprecia el impacto de la filosofía, porque se busca mejorar el ejercicio docente independientemente del nivel o modalidad pues son etapas en las que se abordan cuestiones fundamentales para el desarrollo humano y su formación como ciudadanos. La educación ilumina la acción humana, por eso es importante incluir temas filosóficos que ayuden a comprender lo que el educador enseña, su tarea es proporcionar los medios y herramientas que nos hagan pensar. Mario Bunge, un filósofo argentino nos dice que la educación es una subdivisión de la filosofía que trata de la indagación científica y su producto, el saber científico. La palabra educar deriva de la raíz latina “ducere” que significa guiar o conducir conocimientos y es una acción que se inicia en el hogar, se fortalece en la escuela y los aprendizajes que se obtienen formarán un ciudadano con facultades intelectuales y morales que le servirán para desenvolverse y vivir en sociedad. Es un proceso de construcción personal que se extiende a lo largo de la vida y que conlleva cambios significativos.